Muy buenos días, amados amigos y hermanos presentes en este día de resurrección de Cristo; es para mí una bendición grande estar con ustedes en esta ocasión para compartir con ustedes unos momentos de compañerismo alrededor del Programa Divino correspondiente a este tiempo final, para lo cual Dios nos ha enviado a vivir en este tiempo final.
Hoy domingo de resurrección se recuerda y conmemora la resurrección de Jesucristo nuestro Salvador, alrededor del cual gira toda la Dispensación de la Gracia, alrededor del cual gira nuestra salvación en Su Obra de Redención llevada a cabo en la Cruz del Calvario.
Y ahora, siendo que Cristo resucitó de entre los muertos, veamos todo este Gran Evento el cual estaba profetizado; pues el salmista, profeta y rey David, dijo que Dios no dejaría su alma en el infierno ni dejaría que Su Santo viera corrupción —hablando de la resurrección de Cristo.—
Y ahora, en el capítulo 28 de San Mateo, versos 1 en adelante, dice:
“Pasado el día de reposo, al amanecer del primer día de la semana, vinieron María Magdalena y la otra María, a ver el sepulcro.
Y hubo un gran terremoto; porque un ángel del Señor, descendiendo del cielo y llegando, removió la piedra, y se sentó sobre ella.
Su aspecto era como un relámpago, y su vestido blanco como la nieve.
Y de miedo de él los guardas temblaron y se quedaron como muertos.
Mas el ángel, respondiendo, dijo a las mujeres: No temáis vosotras; porque yo sé que buscáis a Jesús, el que fue crucificado.
No está aquí, pues ha resucitado, como dijo. Venid, ved el lugar donde fue puesto el Señor.
E id pronto y decid a sus discípulos que ha resucitado de los muertos, y he aquí va delante de vosotros a Galilea; allí le veréis. He aquí, os lo he dicho.”
Que Dios bendiga nuestras almas con Su Palabra y nos permita entenderla.
Nuestro tema es: “RESUCITADOS CON JESUCRISTO.”
Nos dice el apóstol San Pablo en su carta a los Colosenses, capítulo 3, verso 1 al 4:
“Si, pues, habéis resucitado con Cristo, buscad las cosas de arriba, donde está Cristo sentado a la diestra de Dios.
Poned la mira en las cosas de arriba, no en las de la tierra.
Porque habéis muerto, y vuestra vida está escondida con Cristo en Dios.
Cuando Cristo, vuestra vida, se manifieste, entonces vosotros también seréis manifestados con él en gloria.”
Aquí San Pablo nos muestra que hemos resucitado con Cristo, así como Abraham cuando diezmó a Melquisedec en el libro del Génesis. Y San Pablo en el capítulo 7 nos dice que allí cuando (en el capítulo 14 del Génesis) Abraham diezmó a Melquisedec, estaba Leví también diezmando a Melquisedec; y todavía no había nacido Isaac, ni había nacido Jacob, ni había nacido Leví que era hijo de Jacob; y cuando Abraham está diezmando y todavía no había tenido hijos por medio de Sara, ya Leví está diezmando a Melquisedec porque estaba en los lomos de Abraham. En los lomos de Abraham estaba Isaac, estaba Jacob y estaba Leví también, y toda la descendencia de Abraham.
Y ahora, todos los hijos e hijas de Dios estaban en Jesucristo nuestro Salvador desde antes de la fundación del mundo; y cuando Cristo se hizo carne, allí estábamos nosotros con El; y cuando Cristo tuvo Su Ministerio de tres años y medio, allí estábamos nosotros con El también; cuando subió al Monte de la Transfiguración, allí estábamos nosotros con El y en El.
Es como cuando usted toma —digamos— un grano de trigo o un aguacate, usted puede decir: “Aquí está un árbol de aguacate con muchos aguacates.” Y cualquier persona dice: “Yo lo que veo es un solo aguacate.” Pero usted conociendo la ley de siembra y cosecha, sabiendo que allí en ese aguacate está la vida de ese aguacate, en esa semilla está esa vida que se puede reproducir, usted siembra ese aguacate y luego tiene un árbol de aguacate con muchos aguacates.
Y así en Cristo siendo la Simiente de Dios, en esa Semilla de Dios, Simiente de Dios, estaban todas las demás simientes de Dios, estaban todos los hijos e hijas de Dios. Por eso Cristo dijo en San Juan, capítulo 12, verso 24: “Si el grano de trigo no cae en tierra y muere, él solo queda; pero si cae en tierra y muere, mucho fruto lleva (o sea, muchos granos de trigo, muchos hijos e hijas de Dios).”
Y ahora, para eso El tiene que llevar a cabo el Programa correspondiente a la reproducción: tiene que caer en Tierra, tiene que morir, para poder reproducirse.
Y ahora, cuando Cristo murió en la Cruz del Calvario, estábamos nosotros también con El allí, siendo parte de El, siendo simientes, simiente de Dios, cada uno de nosotros; estábamos en El que es el principio de la creación de Dios. Siempre en el principio, en la primera semilla están todas las demás semillas, en el primer hijo están todos los demás hijos.
Y ahora, en Cristo estábamos nosotros. Por eso cuando El murió, estábamos nosotros muriendo con El; cuando El fue al infierno, estábamos nosotros yendo con El al infierno también; cuando El pasó por el Paraíso, estábamos nosotros pasando con El por el Paraíso; cuando El resucitó, resucitamos también nosotros ese día de resurrección, y fue en la mañana, o sea, en la cuarta vigilia.
Y ahora, siendo que hemos pasado por esas etapas en la vida de la Simiente Original, de Jesucristo, el Hijo de Dios, nosotros en nuestra vida como individuos pasaríamos también por esas etapas. Y miren ustedes: vendríamos a la Tierra, estaríamos perdidos aquí en la Tierra, pero Cristo nos resucitaría, Cristo nos salvaría, Cristo llevaría a cabo una resurrección espiritual al recibirlo como nuestro Salvador, lavar nuestros pecados en Su Sangre, ser bautizados en Su Nombre y recibir el Espíritu Santo; y eso es una resurrección, hemos pasado de muerte a vida, hemos resucitado con El, y se ha materializado en nosotros la resurrección de Jesucristo (en nosotros espiritualmente, en nuestro interior), y hemos obtenido esa resurrección espiritual en donde hemos obtenido un cuerpo teofánico de la sexta dimensión llamado el Angel de Jehová que acampa en rededor de los que le temen y los defiende.
Y ahora, ya tenemos una resurrección espiritual en donde hemos resucitado a una nueva vida espiritual, a una nueva vida: una vida con Dios; y ahora ya espiritualmente no morimos, tenemos vida eterna. “El que oye mí Palabra y cree al que me ha enviado, tiene vida eterna.” Y Cristo nos dice ahí en San Juan, de donde les cité, en el capítulo 6: “Y yo le resucitaré en el Día Postrero.”
Y ahora, esa es la resurrección física para todos los que han recibido la resurrección espiritual. La resurrección espiritual es cuando la persona obtiene el nuevo nacimiento; cuando la persona obtiene el nuevo nacimiento ha recibido una resurrección espiritual, ha sido resucitado a una vida eterna, a la vida eterna con Dios. Por lo tanto, esas personas tienen la promesa que para el Día Postrero, si han muerto físicamente, tendrán una resurrección física en un cuerpo eterno, inmortal, incorruptible y glorificado, y así todos tendremos un cuerpo glorificado igual al cuerpo glorificado de nuestro amado Señor Jesucristo.
Cuando Cristo resucitó, resucitó en un cuerpo glorificado, resucitó Su cuerpo en forma glorificada y así también todos los escogidos de Dios resucitarán en cuerpos glorificados, si sus cuerpos físicos han muerto. Pero si permanecemos vivos hasta que ocurra la resurrección de los muertos en Cristo, pues seremos transformados y entonces tendremos el nuevo cuerpo, el cuerpo glorificado; y así todos seremos a imagen y semejanza de Jesucristo, con ambas resurrecciones: La resurrección espiritual que es la que obtenemos al recibir a Cristo como nuestro Salvador, lavar nuestros pecados en Su Sangre, ser bautizados en Su Nombre, recibir Su Espíritu Santo y así obtener el nuevo nacimiento y obtener el cuerpo teofánico; esa es la primera resurrección para cada uno de nosotros interiormente. Y la segunda resurrección es la resurrección física en el cuerpo eterno. Pero si permanecemos vivos hasta esa resurrección de los muertos en Cristo, entonces seremos transformados sin ver muerte, y estaremos como los muertos en Cristo que resucitarán en cuerpos eternos: estaremos también nosotros en el cuerpo eterno, inmortal, incorruptible que El ha prometido para cada uno de nosotros. Y entonces tendremos las dos resurrecciones: La espiritual y la física. Tendremos ambos cuerpos: el cuerpo espiritual (el cuerpo teofánico) y el cuerpo físico, eterno, inmortal, incorruptible y glorificado. ¿Por qué? Porque nosotros resucitamos con Cristo cuando El resucitó el domingo de resurrección.
Ahora, vean el porqué es que tenemos la promesa de una resurrección para el Día Postrero, y el Día Postrero es el séptimo milenio. Los demás, pues tendrán la promesa de una resurrección después del séptimo milenio para ser juzgados en el juicio final.
Ahora, todos los que estaban con Cristo y en Cristo desde antes de la fundación del mundo, vinieron con Cristo en Su Primera Venida, y estaban allí, esos atributos estaban en Cristo nuestro Salvador, estábamos con El allí, y aún más, antes de El venir a la Tierra, cuando El estaba creando el universo, estábamos con El también.
Siempre hemos estado con Dios. Por eso es que el Programa de Redención es para nosotros, porque redimir es volver al lugar original; y volvemos a Dios por medio del Programa de Redención, somos reconciliados con Dios y somos restaurados a Dios, somos restaurados a la vida eterna.
Y ahora, resucitados con El cuando El resucitó, significa que somos los escogidos de Dios desde antes de la fundación del mundo.
Y ahora, Cristo para manifestar a todas esas personas que estaban con El allí cuando El fue crucificado, cuando fue sepultado y cuando fue resucitado, El siendo el Grano de trigo que cayó en Tierra y murió, el día de pentecostés vino y se manifestó en 120 creyentes en El que estaban esperando Su Venida en Espíritu Santo.
Y ahora, Cristo aparece en medio de esos 120 y se manifiesta en ellos y allí nace la Iglesia de Jesucristo, la Planta de Trigo. Una planta de trigo, pues nace porque un grano de trigo es sembrado en Tierra, muere y entonces aparece en la forma de una planta de trigo, para poder reproducirse en muchos granos de trigo.
Por eso la Iglesia del Señor Jesucristo es el mismo Cristo en la forma de Su Iglesia. La Iglesia de Jesucristo es el Cuerpo Místico de Jesucristo, es la Planta de Trigo a través de la cual Jesucristo va a manifestar a todas esas personas que estaban con El cuando El vino en Su Primera Venida y cuando murió, y cuando fue sepultado y cuando fue resucitado.
Y ahora, la Planta de Trigo pasará por esas mismas etapas por las cuales pasó Jesucristo, el Grano de Trigo; y también cada persona como individuo que estaba en Cristo pasará por esas mismas etapas.
Y ahora, es en la Iglesia del Señor Jesucristo donde nacen los hijos e hijas de Dios, porque es ahí donde Cristo en Espíritu Santo se manifiesta y llama y junta a Sus escogidos de edad en edad y produce el nuevo nacimiento en ellos y ahí nacen en la Planta de Trigo, nacen en la Iglesia del Señor Jesucristo, entran a esa Planta de Trigo, a ese Cuerpo Místico de creyentes, que es el Cuerpo Místico de Cristo, por medio del nuevo nacimiento; por un Espíritu todos entramos a ese Cuerpo Místico de creyentes, y así somos hijos de Dios manifestados espiritualmente en esa Planta de Trigo.
Pero luego falta la manifestación física de los hijos e hijas de Dios, que es cuando los muertos en Cristo resuciten en cuerpos eternos, y nosotros los que vivimos seamos transformados; y esa es la manifestación plena de los hijos e hijas de Dios con cuerpos eternos, inmortales, incorruptibles y glorificados; eso es la Adopción de los hijos e hijas de Dios, o sea, la Redención del cuerpo.
Y ahora, todo esto tiene que ocurrir conforme a como está en la Escritura, ¿por qué? Porque estábamos con Jesucristo, y fuimos crucificados con El, fuimos sepultados con El y fuimos resucitados con El. Todo es sencillo.
Miren: antes de usted estar en el cuerpo que tiene, usted estaba en su papá, y dondequiera que iba su papá allí estaba usted; como Isaac, Jacob y Leví, dondequiera que iba Abraham, allí iban Isaac, Jacob, Leví y todos los demás descendientes de Jacob.
Y ahora, dondequiera que Cristo ha estado en el pasado, estábamos con El nosotros.
Y ahora podemos ver que es un Programa de Dios que El tuvo en Su Mente, y está manifestado. Nosotros pertenecemos a la Realeza Celestial. Más grande que los hijos e hijas de Dios no hay; ni ángeles, ni querubines, nada es más grande que los hijos e hijas de Dios.
Y ahora, podemos ver que es Dios y Sus hijos lo más grande. Por lo tanto esa es la Familia de Dios, Dios con Sus hijos.
Y ahora, los hijos de Dios son manifestados en esta Tierra conforme al Programa Divino, y ellos se identifican con Su Padre (con Jesucristo) en la edad que les toca vivir, y ocupan su lugar en el Reino, ocupan su lugar en el Cuerpo Místico de Cristo, escuchan la Voz de Cristo y ahí se identifican con Cristo, y ahí esos escogidos de Dios conforme al propósito divino ocupan su posición en el Reino de Dios.
A través del tiempo, cada hijo de Dios que ha aparecido en la Tierra ha tomado su lugar; y nosotros hemos tenido una razón por la cual hemos aparecido en esta Tierra en este tiempo final: es que siendo parte de Dios, siendo parte de Cristo, hemos aparecido acá en la Tierra para confirmar nuestro lugar en la vida eterna, y hemos dicho: “Presente.” En este tiempo en el cual Cristo está llamando y juntando a Sus escogidos. El está llamando y juntando a Sus escogidos, los está llamando por sus nombres; así ha sido de edad en edad.
En el capítulo 10 de San Juan, verso 1 al 16, El dijo que El llamaba Sus ovejas por su nombre, y que Sus ovejas escucharían Su Voz, y que El tenía otras ovejas que no eran de aquel redil (del redil, del pueblo hebreo) las cuales también le convenía traer, y escucharían Su Voz, y dice: “Y habrá un rebaño y un pastor.” El Rebaño es la Iglesia del Señor Jesucristo y el Pastor es Cristo.
Y ahora, podemos ver que todas esas ovejas estaban con El cuando El fue crucificado, cuando fue sepultado y cuando resucitó. Si El no resucitaba nosotros no podíamos estar aquí en esta ocasión.
También hay algo muy importante: si El no moría, El dice: “Si el grano de trigo no cae en tierra y muere el solo queda.” Ahora, ¿qué pasaría con nosotros? Pues permanecíamos en El sin ser manifestados en cuerpos de carne, pero permanecíamos en El; como permanece la simiente de un grano de trigo o de un aguacate, todas las simientes, todos los demás aguacates que están ahí en esa semilla no podían ser manifestados si no era sembrado ese aguacate, esa semilla de aguacate para reproducirse. Por lo tanto permanecíamos con El siempre, pero sin ser manifestados en cuerpos de carne aquí en la Tierra.
Pero en el Programa Divino estaba Dios tener una Familia completa de hijos e hijas para Su Gloria.
Y ahora, esa Familia siendo la Familia Real de los Cielos y de la Tierra, siendo la descendencia de Dios, siendo que Dios es el Rey de los Cielos y de la Tierra, esa Familia es la Realeza Celestial, por lo tanto son Reyes y son Sacerdotes y son también Jueces. Por eso los santos juzgarán al mundo y también a los ángeles, y los santos reinarán con Cristo como Reyes y Sacerdotes, y los santos también estarán llevando a cabo las labores sacerdotales durante el Reino Milenial y por toda la eternidad.
O sea, que el Reino Milenial y luego el Reino en la eternidad siendo el Reino de Dios, pues está a cargo de la Familia, ¿de quién? De Dios, los cuales han estado en Cristo. Siendo que Jesucristo es el Principio de la Creación de Dios, ahí estábamos con El, y en dondequiera que El estaba estábamos con El, y dondequiera que El está estamos con El, y dondequiera que El estará en el futuro estaremos con El; y reinaremos con El por el milenio y por toda la eternidad.
Y ahora podemos entender las palabras de San Pablo que nos dice: “Nadie nos apartará del Amor de Dios que es en Cristo Jesús Señor nuestro.” Nadie. Porque nadie nos podrá apartar de Jesucristo nuestro Salvador. Estábamos con El eternamente. Por lo tanto, ahora Dios nos ha dado la oportunidad de ser manifestados en cuerpos mortales, corruptibles y temporales, para en este tiempo tomar nuestro lugar en el Reino de Dios, y para el milenio y la eternidad estar en cuerpos glorificados y eternos y estar como nuestro amado Señor Jesucristo y reinar con El por el milenio y por toda la eternidad.
Y ahora, podemos ver que nada podrá impedir la resurrección física de todos los que estaban con Cristo cuando Cristo resucitó, y la transformación de nosotros los que vivimos si permanecemos hasta que los muertos en Cristo resuciten; como tampoco nadie ha podido impedir la resurrección espiritual de todos los que estaban con Cristo cuando Cristo resucitó.
Primero ocurre la resurrección espiritual, lo cual sucede cuando recibimos a Cristo como nuestro Salvador, lavamos nuestros pecados en Su Sangre y somos bautizados en Su Nombre y recibimos Su Espíritu Santo, y así recibimos el nuevo nacimiento y recibimos el cuerpo teofánico de la sexta dimensión; y así un nuevo espíritu es dado a nosotros. Dios dijo en el Antiguo Testamento que nos daría un nuevo espíritu.
Y ahora, vean ustedes el porqué se necesita el nuevo nacimiento, vean todas las cosas que ocurren en el nuevo nacimiento. Nuevo nacimiento nos habla de un nuevo cuerpo que recibimos, ese es el cuerpo teofánico de la sexta dimensión; porque cuando nacimos a través de nuestros padres terrenales obtuvimos un cuerpo mortal, corruptible y temporal en la permisiva voluntad de Dios, y obtuvimos también un espíritu del mundo, un espíritu del mundo perteneciente a la quinta dimensión. Por eso la persona que muere sin Cristo, pues va a la quinta dimensión que es el infierno.
Pero la persona que muere habiendo recibido a Cristo como su Salvador y habiendo nacido de nuevo, va a la sexta dimensión, porque tiene un cuerpo teofánico de la sexta dimensión, el cual Cristo le da; ese es un templo espiritual, una casa, ese es un lugar de morada, para morar en ese cuerpo hasta que ocurra la resurrección física y venga la persona a ese cuerpo eterno que Cristo le dará, en donde entrará con su cuerpo teofánico y entonces vivirá y tendrá dos cuerpos: cuerpo físico, glorificado, y cuerpo teofánico de la sexta dimensión.
Ahora, todo ser humano, vean ustedes, tiene un cuerpo físico y tiene un cuerpo espiritual. Si no ha nacido de nuevo, pues tiene un cuerpo espiritual, un espíritu del mundo, de la quinta dimensión; si ha nacido de nuevo, pues ha recibido un cuerpo teofánico, un espíritu teofánico de la sexta dimensión, y recibirá un cuerpo glorificado en la resurrección de los muertos y transformación de nosotros los que vivimos.
Y ahora, podemos ver que todo ese misterio de la predicación del Evangelio que gira alrededor de la Primera Venida de Cristo y Su Obra de Redención en la Cruz del Calvario, es un Programa Científico, pero no de la ciencia terrenal, Científico de la Ciencia de Dios, la cual los hombres no pueden comprender. Pero en la Ciencia de Dios, el Programa es Dios tener hijos e hijas a su imagen y semejanza.
La imagen de Dios y la semejanza de Dios es Jesucristo. Jesucristo en Su cuerpo teofánico es la imagen de Dios, y Jesucristo en Su cuerpo físico y glorificado es la semejanza de Dios; y nosotros seremos a imagen y semejanza de Jesucristo, y eso es ser a imagen y semejanza de Dios.
Por eso es que Cristo dice: “Anunciaré a mis hermanos Tu Nombre.” Porque miren ustedes: Dios al hacerse hombre, se ha hecho hermano de nosotros, o nos ha hecho a nosotros Sus hermanos.
Y ahora, también dice: “He aquí Yo y los hijos que Dios me dio.”
Y ahora, por medio de Jesucristo nacen los hijos e hijas de Dios en el Reino de Dios por medio del nuevo nacimiento, y luego en el Día Postrero en adición obtendrán el nacimiento en el cuerpo eterno que será la resurrección de los muertos en Cristo y la transformación de nosotros los que vivimos. Todo esto es así y nadie lo podrá evitar, porque estábamos con Jesucristo cuando El resucitó.
Por lo tanto, así como Cristo resucitó en cuerpo glorificado, nosotros los que vivimos cuando los muertos en Cristo resuciten en cuerpos glorificados, nosotros seremos transformados; y así como Cristo estuvo unos 40 días aquí en la Tierra después que resucitó, los muertos en Cristo cuando resuciten estarán alrededor de 30 a 40 días aquí en la Tierra en el cuerpo glorificado, y nosotros estaremos con ellos también transformados. Por lo tanto será una manifestación plena de los hijos e hijas de Dios, será la Adopción, la manifestación, de los hijos e hijas de Dios en cuerpos eternos; y eso será la segunda ocasión en que hijos de Dios estarán manifestados en cuerpos eternos; la primera fue en Jesús y la segunda será en todos los que estaban con Jesucristo y que en este tiempo final serán manifestados en cuerpos eternos.
Y ahora, Dios está preparándolo todo para esa gran manifestación de los hijos e hijas de Dios. ¿En qué día resucitó Jesucristo? El domingo que es el día primero de la semana, también llamado el octavo día; porque después del séptimo día, después del sábado, viene el domingo; y el séptimo día es el sábado y el domingo sería el día número ocho; pero como no hay día número ocho, entonces se le llama el día primero de la semana.
Por eso la Iglesia del Señor Jesucristo allá en los tiempos de la iglesia primitiva se reunían todos los días domingos, o sea, el primer día de la semana, tenían un culto y el partimiento del pan, la santa cena, y así por el estilo.
Y ahora, el primer día de la semana que también es el domingo, fue que Jesucristo resucitó, y resucitó en la mañana, o sea, en la cuarta vigilia. Por eso es que después del séptimo día de la semana… en el campo espiritual los siete días de la semana representan las siete edades de la Iglesia; y después del séptimo día, que es el día sábado, que representa la séptima edad de la Iglesia, la Edad de Laodicea, viene el primer día de la semana, viene el domingo, que representa la Edad de la Piedra Angular, ahí es donde la Iglesia de Jesucristo obtiene como Cuerpo Místico de creyentes una resurrección; ya no es como estaba en las siete edades, sino una Iglesia nueva, un Cuerpo Místico de creyentes nuevo que obtendrá todas las bendiciones que Cristo ha prometido para este tiempo final.
Y todos los que estaban con Cristo, el domingo de la resurrección cuando Cristo resucitó, estarán en ese domingo, en ese primer día de la semana (la Edad de la Piedra Angular como edad en el Cuerpo Místico de Cristo), para obtener la transformación de sus cuerpos, nosotros los que vivimos, y para los muertos en Cristo recibir la resurrección en cuerpos eternos.
Y ahora miren a dónde nos lleva el primer día de la semana, el domingo, en el cual Cristo resucitó.
Y ahora la Iglesia como Cuerpo Místico de Cristo, Cuerpo Místico de creyentes que estaba en Cristo, pasa por ese Día de resurrección en la Edad de la Piedra Angular, se levanta una Iglesia nueva y jovencita; porque en la resurrección el cuerpo que tendrán los muertos en Cristo será eterno, inmortal, incorruptible y glorificado y jovencito para toda la eternidad, que representará siempre de 18 a 21 años de edad.
Y ahora la Iglesia de Jesucristo se levanta el domingo de resurrección, en la Edad de la Piedra Angular se levanta una Iglesia joven, un Cuerpo Místico Espiritual; y esa Iglesia de Jesucristo en la Edad de la Piedra Angular es la que tendrá a todas las personas que serán transformadas en el Día Postrero estando vivas y que recibirán también a los muertos en Cristo que han de resucitar.
Con Cristo resucitaron los santos del Antiguo Testamento; y ahora Cristo en el Día Postrero, en la Edad de la Piedra Angular resucitará espiritualmente a Su Iglesia y luego resucitará a los muertos en Cristo, y nos transformará a nosotros los que vivimos; y todo eso será en la cuarta vigilia del primer día de la semana, o sea, del domingo de resurrección que corresponde a la Edad de la Piedra Angular.
Y ahora por cuanto un día delante del Señor es como mil años y mil años como un día, encontramos que una hora son 41 años con 8 meses; y siendo que cada vigilia tiene tres horas (está compuesta por tres horas), la cuarta vigilia también está compuesta por tres horas y es la única vigilia que es de día. La cuarta vigilia es de 6:00 a 9:00 de la mañana; las vigilias anteriores: la primera vigilia es de 9:00 a 12:00 de la noche, la segunda vigilia es de 12:00 a 3:00 de la mañana, la tercera vigilia es de 3:00 a 6:00 de la mañana y la cuarta vigilia es de 6:00 a 9:00 de la mañana.
Fue en la cuarta vigilia que Jesucristo resucitó, es en la cuarta vigilia que la Iglesia de Jesucristo resucita como Cuerpo Místico de creyentes el domingo espiritual de resurrección que es la Edad de la Piedra Angular. Y siendo que una hora delante del Señor son 41 años con ocho meses; tres horas que es una vigilia completa son 125 años. En los primeros 125 años del Día Postrero. El Día Postrero es el séptimo milenio. “Un día delante del Señor es como mil años,” dice Segunda de Pedro capítulo 3, verso 8, y el Profeta Moisés en el Salmo 90, verso 4.
Y ahora, el Día Postrero es el séptimo milenio. Los días postreros son: quinto milenio, sexto milenio y séptimo milenio.
Y ahora, en la mañana del Día Postrero, en la mañana del séptimo milenio, en la cuarta vigilia, o sea, en las primeras tres horas del Día Postrero que son los primeros 125 años del Día Postrero, la resurrección espiritual de la Iglesia de Jesucristo tiene que ser una realidad; y luego vendrá la resurrección de los muertos en Cristo y la transformación de nosotros los que vivimos, para tener el cuerpo eterno, inmortal, incorruptible y glorificado, y así se materializará todo lo que ocurrió en la resurrección de Jesucristo, se materializará en la Iglesia de Jesucristo como Cuerpo Místico de creyentes y en cada uno de nosotros como individuos, porque estábamos con El cuando El resucitó.
Por lo tanto todo lo que estará sucediendo en este tiempo final en la resurrección de los muertos en Cristo y transformación nuestra, ya ocurrió cuando Cristo resucitó y tuvo allí una victoria; esa misma victoria se materializará en la Iglesia de Jesucristo como Cuerpo Místico de creyentes y en cada uno de nosotros como individuos.
O sea, que es una cosa segura. Ya Cristo obtuvo la victoria allá. Por lo tanto El es el que nos dará la victoria, materializando todo lo que El cumplió allá, materializándolo en nosotros en este tiempo final.
Y ahora podemos ver todo lo que está contenido en la resurrección de Jesucristo, para El darnos una resurrección espiritual primero con el nuevo nacimiento, y luego una resurrección física dándonos un cuerpo eterno, inmortal, incorruptible y glorificado.
Ahora, hemos visto EL MISTERIO DE LA RESURRECCION DE CRISTO y nosotros resucitando con El allá dos mil años atrás —aproximadamente.—
Ahora, nuestro cuerpo físico solamente tiene una cantidad de tiempo muy corto desde que nació aquí en la Tierra, pero nuestra alma, nuestra alma estaba en Dios eternamente. Así que hemos venido de la eternidad para pasar una temporada aquí en esta dimensión de tiempo, pero somos restaurados a la eternidad, a la vida eterna. Todos somos esas ovejas que el Padre le dio a Jesucristo para que nos diera vida eterna.
Ahora, saber que somos hijos e hijas de Dios, que estábamos con Cristo cuando El resucitó, es la noticia más grande y gloriosa que es dada a todos nosotros.
Hay personas que no saben de dónde han venido, no saben ni dónde están, ni porqué están aquí, y no saben qué será de ellos después que terminen sus días aquí en la Tierra. Pero no es así para ustedes y para mí. Hemos venido de Dios, estamos aquí por un propósito divino, para ocupar nuestro lugar en la vida eterna, ser redimidos, ser restaurados, a la vida eterna; y nuestro futuro será reinar con Cristo por toda la eternidad como Reyes y Sacerdotes.
Hay personas que en esta Tierra son personas muy ricas pero no saben qué serán después que terminen sus días aquí en la Tierra; otros tienen grandes profesiones, buenas posiciones sociales y políticas también, pero no saben qué será después que terminen sus días aquí en la Tierra. Pero nosotros sabemos qué será después que terminen nuestros días en estos cuerpos terrenales: nuestra posición será de Reyes y de Sacerdotes y de Jueces en el Glorioso Reino de Jesucristo nuestro Salvador.
Así como Jesucristo siendo un joven carpintero de Nazaret, estando en el cuerpo con el cual llevaría a cabo la Redención, luego El sabía que se sentaría en el Trono de Dios y El lo anunció. El lo anunció, vean ustedes, un joven carpintero diciendo que se va a sentar en el Trono de Dios en el Cielo.
Y ahora gentes sencillas diciendo que van a estar sentados en el Reino de Jesucristo en tronos; para muchas personas eso es algo inconcebible pero es en la misma forma que era con Jesús; es que Jesucristo es el que ha hecho la promesa; por lo tanto será como El lo ha prometido.
Y ahora miren, El hablando acerca de Sí mismo, cuando el sumo sacerdote en el capítulo 26 de San Mateo, verso 62 en adelante, se levanta el sumo sacerdote y dice:
“Y levantándose el sumo sacerdote, le dijo: ¿No respondes nada? ¿Qué testifican éstos contra ti?
Mas Jesús callaba. Entonces el sumo sacerdote le dijo: Te conjuro por el Dios viviente, que nos digas si eres tú el Cristo, el Hijo de Dios.
Jesús le dijo: Tú lo has dicho; y además os digo, que desde ahora veréis al Hijo del Hombre sentado a la diestra del poder de Dios, y viniendo en las nubes del cielo.”
¿Ven? Jesucristo sabía lo que sería para El después que terminara Su vida terrenal en Su cuerpo terrenal, y llevara a cabo el Sacrificio por el pecado; El sabía que luego El resucitaría, ascendería al Cielo y se sentaría en el Trono de Dios.
Y ahora, en el libro del Apocalipsis, en el capítulo 3, verso 21, dice:
“Al que venciere, le daré que se siente conmigo en mi trono, así como yo he vencido, y me he sentado con mi Padre en su trono.”
¿Ven que se sentó con el Padre en Su Trono? El Trono de Dios en el Cielo. Estando sentado en el Trono de Dios en el Cielo, pues ha estado gobernando el universo completo y todas las dimensiones. Por eso El es la Cabeza de todo principado, de toda potestad, El es el Rey de toda la creación y de todas las dimensiones, a El está sujeto todo, porque El es el Rey de los Cielos y de la Tierra.
Y ahora, para el Reino Milenial, El dice:
“Al que venciere, yo le daré que se siente conmigo en mi trono, así como yo he vencido, y me he sentado con mi Padre en su trono.”
El Trono del Padre es el que está en el Cielo; el Trono de Jesucristo es el Trono de David, y en ese Trono es que estaremos con El reinando como Reyes y Sacerdotes, y ese Trono es el que gobernará sobre este planeta Tierra; y el Vencedor El le dará que se siente con El en Su Trono. Por lo tanto el Vencedor tendrá una posición muy importante en ese Reino de Jesucristo, es la promesa hecha en Apocalipsis 21, capítulo 6 al 7, donde dice:
“Y me dijo: Hecho está. Yo soy el Alfa y la Omega, el principio y el fin. Al que tuviere sed, yo le daré gratuitamente de la fuente del agua de la vida.
El que venciere heredará todas las cosas, y yo seré su Dios, y él será mi hijo.”
Ahora vean ustedes: la herencia es para los hijos.
Y ahora Jesucristo es el que ha hecho esta promesa. Por eso es que cada uno de ustedes sabe que en el Reino Milenial estarán como Reyes y Sacerdotes y yo también. Por eso es que estaremos gobernando con Cristo por el milenio y por toda la eternidad.
Por eso es que en este tiempo somos llamados, juntados y restaurados a la vida eterna, nuestros pecados son borrados por la Sangre de Jesucristo, echados en el mar del olvido y somos restaurados a la vida eterna; y así es como Cristo se reproduce en el Arbol Novia que es el Arbol o Planta de Trigo, en la planta de trigo es que nace el trigo que es la reproducción del grano de trigo que fue sembrado en Tierra, para todos ser en este tiempo final cosechados, para todos llegar a la perfección, llegar a ser a imagen y semejanza de Jesucristo nuestro Salvador.
Y todo esto es porque nosotros resucitamos con El, porque estábamos con El cuando El estuvo aquí en la Tierra, y pasamos por todas las etapas que El pasó. Por eso es que seremos adoptados también: porque El fue adoptado en el monte de la transfiguración. ¿Ven? Todas las etapas por las cuales Jesucristo pasó, nosotros las pasamos también con El; y se tienen que materializar en nuestra vida, y también en la Iglesia de Jesucristo como Cuerpo Místico de creyentes.
Hemos visto este misterio de la resurrección de Cristo, y hemos visto que estábamos con El cuando El resucitó. Siempre hemos estado con El. Por eso es que estamos con El en lugares celestiales en Cristo Jesús Señor nuestro. Y por eso es que El ha hecho Intercesión por nosotros en el Trono del Padre que es el Lugar o Asiento de Intercesión, y nuestros nombres están escritos en el Cielo en el Libro de la Vida del Cordero, que es el Libro de los Siete Sellos.
Con esta noticia de que estábamos con El cuando El resucitó y que hemos resucitado con El, todo miedo se va de nosotros. Sabemos que nuestro futuro está seguro con Dios, con Cristo. Si alguien tiene futuro son los que estaban con Cristo cuando El resucitó, ¿y quiénes son esas personas? Pues somos todos nosotros.
Hemos visto cuál será nuestro futuro: es el futuro más glorioso que persona alguna puede tener, estábamos con El cuando El resucitó y estaremos con El por toda la eternidad.
“RESUCITADOS CON JESUCRISTO.”
Y ahora, los que faltan en esta tarde de pasar por el bautismo en agua en el Nombre del Señor Jesucristo y están en la lista para ser bautizados, podrán pasar por esa etapa también. Vean, Cristo fue bautizado también, y ahora los que estaban con El cuando fue El bautizado, cuando aparecen en la Tierra son bautizados también [la congregación dice: Amén – Editor]. Los que estaban con El cuando Jesucristo se levantó de las aguas y recibió el Espíritu Santo, son bautizados y el Espíritu Santo viene sobre esas personas también. ¿Ven? Lo mismo que sucedió con Jesucristo, por cuanto estábamos con El, entonces se materializa en nosotros, en nuestra vida, estando nosotros aquí en la Tierra; y se materializa también en la Iglesia de Jesucristo como Cuerpo Místico de creyentes, de lo cual hablaremos en otra ocasión en donde veremos cómo es que la Iglesia de Jesucristo recibe esas bendiciones siendo materializadas en Ella.
Bueno, viendo que hemos resucitado con Jesucristo, entonces vivamos esa vida nueva, la vida del nuevo hombre conforme a la Palabra de Jesucristo, siendo Jesucristo el Rey sentado en el trono de nuestro corazón, de nuestra alma, reinando ahí, reinando en nuestra vida, guiando nuestra vida y nosotros sirviéndole con toda nuestra alma. Y aunque en este planeta Tierra Cristo todavía no está reinado sobre el Trono de David en la tierra de Israel, podemos decir: “Pero Cristo reina en mí, en mi alma, en el trono de mi corazón.”
QUE EL REINE EN VUESTRO CORAZON, DESDE EL TRONO DE VUESTRO CORAZON, GOBERNANDO TODOS LOS ASPECTOS DE VUESTRA VIDA; Y TAMBIEN EN MI CORAZON GOBERNANDO TODOS LOS ASPECTOS DE MI VIDA.
“RESUCITADOS CON JESUCRISTO.”
Este ha sido nuestro tema para esta ocasión.
Y ya viendo cómo hemos resucitado con Jesucristo y cómo se materializó allá toda esa resurrección y cómo se materializa en cada hijo de Dios esa resurrección de Jesucristo, sirvamos a Cristo con toda nuestra alma, sabiendo que estábamos con El y estamos con El y estaremos con El por toda la eternidad.
Muchas gracias por vuestra amable atención y vamos a tener el cántico, y luego tendremos a Miguel; y si Miguel tiene algún anuncio de las actividades de la tarde, también lo podrá dar a conocer. Y también les pido que oren mucho por mí, ya que tenemos mucho trabajo todo este mes y el próximo también; ya pues estoy recuperándome; pero todavía necesito, necesito recuperarme más, para todas las labores que nos restan en este mes y todo el mes próximo y todas las labores de este año.
Esperamos que ya en este año, todos los que han recibido la Palabra, hayan pasado por esa etapa de bautismo en agua. Mi deseo es que estemos dentro todos antes de que se acabe este año 2000 y así, pues, estaré yo más tranquilo y yo creo que ustedes también estarán más tranquilos.
Bueno, que Dios les continúe bendiciendo a todos, que Dios les guarde, y dejo el cántico con todos nosotros, el cántico que nos habla del Hombre que nos transformó, el Hombre que nos resucitó espiritualmente, produciendo el nuevo nacimiento y el Hombre que nos resucitará en este tiempo final. Ese es nuestro amado Señor Jesucristo.
Bueno, con nosotros aquí el cántico ya, y luego nuestro amado hermano y amigo Miguel.
[El Hno. Miguel Bermúdez hace una oración luego de cantado el “Salmo 121,” – Editor].
Gracias a Dios por esta bendición que nos ha dado en esta mañana a través de Su Palabra: “RESUCITADOS CON EL SEÑOR JESUCRISTO.”
Queremos preguntar si hay alguna persona que todavía no ha entregado su corazón al Señor Jesucristo, debe hacerlo ahora mismo, no debe esperar más tiempo, entregue su corazón a Dios; porque recibir a Jesucristo es recibir la resurrección, recibir a Jesucristo es recibir la vida, la vida eterna.
Queremos hacer una oración por todos aquellos hermanos, personas, amigos también, que nos visitan, que quieren ser recordados en esta oración; estaremos pidiendo que Dios les liberte de todo peligro, que los liberte de todo espíritu contrario al Espíritu de Jesucristo, y usted si desea, necesita, del Señor y quiere ahora recibir, estar incluido en esa oración, usted va a levantar su mano cuando le digamos, si usted desea ser incluido en esta oración que vamos hacer.
Estaremos orando para que Dios les liberte de toda cosa contraria a la Palabra de Dios y de todo lo que sea contrario al Espíritu de Jesucristo, que Dios le liberte del pecado, que Dios le liberte de todo vicio, que Dios le liberte de todo mal, que Dios haga una completa liberación en su vida.
Y si hay algún familiar suyo que usted quiere recordar, que no está aquí y necesita la liberación, también levante su mano y estaremos orando por él, pidiéndole al Señor (no importa dónde esté) que El obre con Su Obra de liberación; porque Cristo es el Gran Libertador. “Si el Hijo del Hombre os libertare, seréis verdaderamente libres,” y donde está el Espíritu del Señor allí hay libertad.
Así que estaremos recordando a toda persona que tiene necesidad en esta hora, o algún familiar con necesidad de ser libertado de toda atadura diabólica, de toda atadura satánica, de todo barrote de hierro, de toda cadena; Cristo rompa toda cadena y pueda en esta mañana haber liberación completa en todas nuestras almas y en nuestros familiares y en nuestros vecinos.
—Señor Jesucristo, te damos gracias por esta Obra que Tu hiciste en la Cruz del Calvario. Tu dijiste Señor y así es: “El enemigo no viene sino para hurtar, matar, destruir, atar, encarcelar.” Pero Tu has dicho: “Pero yo he venido para que tengan vida y vida en abundancia.” Para eso fue Tu Obra allí en la Cruz del Calvario y para eso fue Tu resurrección.
Y este Hecho, este Acto, que sucedió hace dos mil años, Señor, es tan fresco en el día de hoy y tan poderoso hoy como lo fue en aquel día cuando Tu lo hiciste, hoy tiene el mismo poder. Por eso te ruego Señor completa liberación en nuestras vidas de toda atadura maligna, de toda enfermedad, de todo pecado, de toda obra del diablo, que sea destruida en el Nombre Eterno del Señor Jesucristo.
Y te ruego Señor por algún alma aquí que esté atada en esta hora el Poder de Jesucristo, el Poder de la Sangre de Jesucristo y el Espíritu del Señor le liberte, le desate y pueda comenzar desde el día de hoy a caminar contigo Señor.
Y algún hermano con algún familiar por el cual está clamando no importa dónde esté, allí dónde está Señor pon Tu Mano gloriosa, Tu Mano omnipotente, y libertalo para que también venga y te sirva y pueda Señor regocijarse en la vida eterna y en la felicidad que Jesucristo nos da.
Te ruego Señor que en esta hora sea un día de liberación, de salvación, de vida eterna para los aquí presentes y para todos nuestros hermanos, familiares, vecinos por los cuales estamos clamando, Tu derrames Tu Poder maravilloso, Tu envíes Tu Palabra, Tu Espíritu y los libertes Señor. En el Nombre Eterno de nuestro Señor Jesucristo. Amén y amén.
Lo creemos de todo corazón porque El lo ha prometido. El dice que El ha venido para que tengamos vida y vida en abundancia, y yo lo creo y usted también, y El dice que El ha venido para libertarnos de toda atadura del diablo, romper nuestras cadenas. Cristo rompió las cadenas y nos dio liberación.
Que Dios nos bendiga grandemente.
“RESUCITADOS CON JESUCRISTO.”