Edificando sobre el fundamento de Dios

Muy buenas noches, amados amigos y hermanos presentes aquí en Monterrey, República Mexicana; es para mí una bendición grande estar con ustedes en esta ocasión para compartir con ustedes unos momentos de compañerismo alrededor de la Palabra de Dios y Su Programa correspondiente a este tiempo final. Para lo cual quiero leer en Primera de Corintios, capítulo 3, verso 5 en adelante, donde nos dice:

“¿Qué, pues, es Pablo, y qué es Apolos? Servidores por medio de los cuales habéis creído; y eso según lo que a cada uno concedió el Señor.

Yo planté, Apolos regó; pero el crecimiento lo ha dado Dios.

Así que ni el que planta es algo, ni el que riega, sino Dios, que da el crecimiento.

Y el que planta y el que riega son una misma cosa; aunque cada uno recibirá su recompensa conforme a su labor.

Porque nosotros somos colaboradores de Dios, y vosotros sois labranza de Dios, edificio de Dios.

Conforme a la gracia de Dios que me ha sido dada, yo como perito arquitecto puse el fundamento, y otro edifica encima; pero cada uno mire cómo sobreedifica.

Porque nadie puede poner otro fundamento que el que está puesto, el cual es Jesucristo.

Y si sobre este fundamento alguno edificare oro, plata, piedras preciosas, madera, heno, hojarasca,

la obra de cada uno se hará manifiesta; porque el día la declarará, pues por el fuego será revelada; y la obra de cada uno cuál sea, el fuego la probará.

Si permaneciere la obra de alguno que sobreedificó, recibirá recompensa.

Si la obra de alguno se quemare, él sufrirá pérdida, si bien él mismo será salvo, aunque así como por fuego.

¿No sabéis que sois templo de Dios, y que el Espíritu de Dios mora en vosotros?

Si alguno destruyere el templo de Dios, Dios le destruirá a él; porque el templo de Dios, el cual sois vosotros, santo es.”

Que Dios bendiga nuestras almas con Su Palabra y nos permita entenderla.

Nuestro tema en esta ocasión es: “EDIFICANDO SOBRE EL FUNDAMENTO DE DIOS.”

San Pablo nos enseña que Dios está edificando un Templo el cual está compuesto por seres humanos, ese Templo es la Iglesia del Señor Jesucristo la cual fue reflejada, representada, en el tabernáculo que construyó el Profeta Moisés y el templo que construyó el rey Salomón; pues Moisés vio en el Cielo todas las cosas, y conforme a lo que le fue mostrado él construyó el tabernáculo, el cual representa las cosas que están en el Cielo.

Por consiguiente todos ustedes y yo también estamos representados en este tabernáculo que construyó el Profeta Moisés y en el templo que construyó el rey Salomón; y es muy importante saber qué parte del tabernáculo que construyó Moisés y el templo que construyó el rey Salomón estamos nosotros.

Ahora, ¿cuántos saben dónde estamos representados en aquel tabernáculo que construyó Moisés y el templo que construyó el rey Salomón? Todos ya sabemos dónde estamos representados.

Y ahora, conforme a lo que Moisés vio en el Cielo, construyó el tabernáculo aquí en la Tierra; y ahora conforme a como es en el Cielo, una Persona ha estado construyendo un Templo, un Tabernáculo, ¿y saben cómo se llama esa persona? Nuestro amado Señor Jesucristo.

Y ahora, no será el tabernáculo que construyó Moisés ni el templo que construyó Salomón el que el pueblo hebreo necesita

que sea levantado, y que Dios entre en toda Su plenitud y se manifieste en él. Se necesita y el pueblo hebreo necesita que Dios entre en toda Su plenitud en el Templo Nuevo, en el Templo que Jesucristo está construyendo, y El entrará en toda Su plenitud cuando se complete el número de los escogidos de Dios. Cuando se complete ese número, entonces Cristo entrará a ese Templo espiritual. No puede entrar en toda Su plenitud, mientras tanto ha estado en las primicias que es el bautismo del Espíritu Santo, en donde las personas que creen en Jesucristo como su Salvador, al recibirlo como Su Salvador y lavar sus pecados en la Sangre de Cristo arrepentidos de sus pecados, son bautizados en el Nombre del Señor Jesucristo en agua y luego el Espíritu de Cristo viene a esas personas; porque la promesa de la Venida del Espíritu Santo para las personas, es para aquellos que creen en Jesucristo como su Salvador, lavan sus pecados en Su Sangre y son bautizados en Su Nombre, donde es invocado el Nombre del Señor Jesucristo sobre las personas. “Y todo aquel que invocare el Nombre del Señor, será salvo.” Es para salvación que es invocado el Nombre del Señor sobre las personas en el bautismo.

Y ahora, vean ustedes, se reciben las primicias que es el bautismo del Espíritu Santo en donde se obtiene el nuevo nacimiento y se obtiene el cuerpo teofánico de la sexta dimensión, y así obtenemos un cuerpo teofánico angelical como el de nuestro amado Señor Jesucristo en el cual apareció El en el Antiguo Testamento.

Por eso es que Jesucristo en San Juan, capítulo 8, verso 56 en adelante dice a aquellos judíos que estaban allí, los cuales, pues como podemos ver a través de los evangelios molestaban mucho a Jesús, pues no podían comprender a Jesús en las cosas que Jesús hablaba, porque El estaba hablando la Sabiduría y con la Sabiduría Celestial, porque Jesucristo es la Sabiduría de Dios hecha carne, hecha hombre en medio de la raza humana; porque Dios lo ha hecho sabiduría, El es la Sabiduría de Dios.

Y ahora, en el capítulo 8, verso 56 en adelante de San Juan, dice:

“Abraham vuestro padre se gozó de que había de ver mi día; y lo vio, y se gozó.

Entonces le dijeron los judíos: Aún no tienes cincuenta años, ¿y has visto a Abraham?

Jesús les dijo: De cierto, de cierto os digo: Antes que Abraham fuese, yo soy.”

¿Y cómo era antes que Abraham? ¿Y cómo era antes que los demás profetas? ¿Y cómo era antes que Abraham y que Isaac y que Adán también? Pues era en Su cuerpo teofánico llamado el Verbo de Dios, llamado también el Angel de Jehová. Era Jesucristo en Su cuerpo angelical, cuerpo teofánico viniendo en ese cuerpo teofánico; y desde ese cuerpo teofánico fue que Jesucristo llevó a cabo toda la creación; porque Jesucristo en Su cuerpo teofánico es el Dios Creador de los Cielos y de la Tierra, es el mismo Dios.

“En el principio era el Verbo (o sea, el cuerpo teofánico) y el Verbo era con Dios y el Verbo era Dios.” Era Dios en Su cuerpo teofánico. Y Dios en Su Cuerpo teofánico es Jesucristo en la sexta dimensión, es Jesucristo en Su cuerpo angelical; porque Jesucristo es el mismo Dios que se hizo hombre y habitó en medio de la raza humana. Por eso el profeta Isaías en el capítulo 7, verso 14, dice que la virgen concebirá y dará a luz un hijo y se llamará Su nombre Emanuel —que traducido es Dios con nosotros.—

También cuando nos habla en el capítulo 3 de Malaquías, nos dice que Dios enviará Su Mensajero delante de El, el cual le preparará el camino y luego vendrá a Su Templo el Señor, el Angel del Pacto. ¿Quién vendrá a Su templo? El Señor, el Angel del Pacto, el Dios de Abraham, de Isaac y de Jacob. ¿Y cómo vendrá? Vendrá hecho hombre, hecho carne. Y cuando vino fue conocido por el nombre de Jesús, era el Verbo que se hizo carne y habitó en medio de la raza humana, en medio del pueblo hebreo, era Dios haciéndose hombre en medio de la raza humana; y fue la primera ocasión en que Dios se hizo, se creó, un cuerpo de carne en el vientre de una mujer virgen conforme a la promesa del Génesis, capítulo 3, verso 15, para cumplir así la promesa de la simiente de la mujer.

La simiente de la mujer es Cristo a través de la cual vino Cristo – la mujer, la virgen María la cual fue la mujer más bienaventurada de todas las mujeres que han vivido sobre el planeta Tierra, porque fue la mujer en la cual Dios creó una célula de vida la cual se multiplicó célula sobre célula y así fue creado el cuerpo de Jesús, en el cual Dios moró en toda Su plenitud; fue la manifestación de la Divinidad en carne humana, fue la manifestación de Dios en la forma de un hombre en medio del pueblo hebreo y por consiguiente en medio de la raza humana, para llevar a cabo la Obra de Redención y restaurar al ser humano a la vida eterna; y así es reconciliado el ser humano con Dios.

Y ahora Dios, vean ustedes, nos ha reconciliado Consigo mismo por medio de esa manifestación en carne humana a través de la cual El llevó a cabo Su Obra de Redención en la Cruz del Calvario; por cuanto los hijos participaron de carne y sangre, El participó de lo mismo. ¿Ven? Se hizo carne y sangre al hacerse un cuerpo, al crearse un cuerpo. Pero ese cuerpo vino sin pecado para poder dar Su vida y redimir a todos los hijos e hijas de Dios.

Solamente Dios haciéndose hombre podía llevar a cabo la Obra de Redención, El tomó nuestros pecados para morir físicamente en Su cuerpo físico y luego resucitar en Su cuerpo físico, resucitar en forma glorificada.

Y ahora, podemos ver porqué San Pablo dice: “Reconciliaos hoy con Dios.” Es por medio de Jesucristo la reconciliación para todos nosotros, somos reconciliados con Dios y somos restaurados a la vida eterna. Redimir significa volver al principio, volver al lugar de origen. Y volvemos a vida eterna por medio de Jesucristo nuestro Salvador. Cuando lo recibimos como nuestro Salvador y lavamos nuestros pecados en Su Sangre y somos bautizados en Su Nombre y recibimos Su Espíritu Santo, obtenemos vida eterna, somos restaurados a la vida eterna y por eso es que obtenemos el cuerpo teofánico de la sexta dimensión, un cuerpo con vida eterna.

Y para el Día Postrero en adición obtendremos el cuerpo físico, eterno, inmortal y glorificado igual al cuerpo glorificado de Jesucristo nuestro Salvador, y así seremos restaurados también físicamente a la vida eterna, y entonces tendremos un cuerpo eterno, jovencito para toda la eternidad que representará de 18 a 21 años de edad.

Ahora podemos ver que por medio de creer en Cristo como nuestro Salvador, lavar nuestros pecados en Su Sangre y ser bautizado en Su Nombre y recibir Su Espíritu Santo, somos restaurados a la vida eterna y obtenemos el cuerpo teofánico de la sexta dimensión, un cuerpo teofánico como el cuerpo teofánico de Jesucristo, en el cual Cristo vivió en el Antiguo Testamento y aun antes que Adán, eso es un cuerpo angelical, un cuerpo como el de los ángeles, un cuerpo de la sexta dimensión. Estando en ese cuerpo fue que Jesucristo creó el universo completo, toda la creación, y ese es nada menos que Dios en Su cuerpo, ése es Jesucristo en Su cuerpo teofánico. “En el principio era el Verbo y el Verbo era con Dios y el Verbo (¿era quién?) era Dios, por El fueron hechas, creadas todas las cosas.”

Lo que dice Génesis, capítulo 1, verso 1: “En el principio creó Dios los cielos y la tierra.” Fue Dios en Su cuerpo teofánico, el Verbo que era con Dios y era Dios fue el que creó todas las cosas, o sea, Dios en Su cuerpo teofánico es Jesucristo en Su cuerpo teofánico, Creador de los Cielos y de la Tierra. Por eso es que San Pablo cuando nos habla acerca de Jesucristo en el capítulo 1 de su carta a los Hebreos, nos dice:

“Dios, habiendo hablado muchas veces y de muchas maneras en otro tiempo a los padres por los profetas,

en estos postreros días nos ha hablado por el Hijo, a quien constituyó heredero de todo, y por quien asimismo hizo el universo.”

¿Por medio de quién Dios hizo el universo? Por medio de Jesucristo, por medio de Jesucristo en Su cuerpo teofánico. Porque Jesucristo en Su cuerpo teofánico es el mismo Dios en Su cuerpo teofánico. Vean quién es nuestro amado Señor Jesucristo: es el mismo Dios. Por eso Primera de Timoteo, capítulo 3, verso 15 al 16 San Pablo hablando, dice:

“Sin contradicción, grande es el misterio de la piedad (o sea, de Dios, de la divinidad): Dios ha sido manifestado en carne (es el mismo Dios: nuestro amado Señor Jesucristo).”

Y ahora podemos ver el porqué le decían a Jesús: “Tu siendo hombre te haces Dios.” Ellos no comprendieron. Era que siendo Dios se hizo hombre y habitó en medio del pueblo Hebreo.

Y ahora, —disculpen, todavía estoy un poquito afectado, pero ya pues… y bastante recuperado— podemos ver quién es Jesucristo nuestro amado Salvador: es el mismo Dios que se hizo hombre para con Su cuerpo de carne (pero perfecto y sin pecado) tomar nuestros pecados y morir por todos nosotros, para que nosotros podamos vivir eternamente. Sigue diciendo:

“…el cual, siendo el resplandor de su gloria, y la imagen misma de su sustancia, y quien sustenta todas las cosas con la palabra de su poder, habiendo efectuado la purificación de nuestros pecados por medio de sí mismo.” [Hebreos 1: 3 – Editor].

¿Ve?Jesucristo por medio de Sí mismo, Dios por medio de Su cuerpo físico llevó a cabo la purificación de nuestros pecados, se sentó a la Diestra de la majestad en las alturas.

Y ahora, el cuerpo físico resucitado y glorificado de Jesucristo fue colocado en el Trono de Dios en el Cielo, en donde está el Espíritu de Dios en el Trono allá en el Cielo; donde está el Padre Celestial en el Trono, ahí fue colocado el cuerpo glorificado del Señor Jesucristo, se sentó en el Trono de Dios, a la Diestra de Dios.

Esto lo dice también Cristo mismo en Apocalipsis, capítulo 13, verso 21, cuando hace la promesa para el Vencedor, donde dice:

“Al que venciere, le daré que se siente conmigo en mi trono (el Trono de Jesucristo es el Trono de David), así como yo he vencido, y me he sentado con mi Padre en su trono.”

El Trono del Padre es el Trono que está en el Cielo, y en ese Trono Jesucristo con Su cuerpo glorificado se sentó. La primera ocasión que se sienta y única ocasión que se sienta en el Trono del Padre una Persona, un cuerpo, pero ese cuerpo fue glorificado.

Y ahora, para el Día Postrero el Trono de David será restaurado y Cristo se sentará en el Trono de David y con El el Vencedor; después de tantos miles de años que ese Trono ha estado vacío.

Y ahora podemos ver quién es nuestro amado Señor Jesucristo y también podemos ver quiénes somos nosotros en Su Programa.

Ahora, miren a Jesucristo también en el Antiguo Testamento, siendo que es Jesucristo el Verbo que era con Dios y era Dios, Cristo el Angel del Pacto, Cristo en Su cuerpo teofánico, el que creó el universo completo, toda la creación, porque El es Dios en Su cuerpo teofánico.

Ahora miren en el capítulo… o Proverbios, capítulo… Proverbios 8, vean lo que nos dice… capítulo 8, verso 22 en adelante, dice:

“Jehová me poseía en el principio,

Ya de antiguo, antes de sus obras (o sea, antes de la Creación).

Eternamente tuve el principado, desde el principio,

Antes de la tierra (¿Y quién era el principio? Jesucristo. El es el Principio de la Creación de Dios).

Antes de los abismos fui engendrada (está hablando de la sabiduría, pero la Sabiduría personificada es Jesucristo nuestro Salvador);

Antes que fuesen las fuentes de las muchas aguas.

Antes que los montes fuesen formados,

Antes de los collados, ya había sido yo engendrada;

No había aún hecho la tierra, ni los campos,

Ni el principio del polvo del mundo.

Cuando formaba los cielos, allí estaba yo;

Cuando trazaba el círculo sobre la faz del abismo;

Cuando afirmaba los cielos arriba,

Cuando afirmaba las fuentes del abismo;

Cuando ponía al mar sus estatutos,

Para que las aguas no traspasasen su mandamiento;

Cuando establecía los fundamentos de la tierra,

Con él estaba yo ordenándolo todo,

Y era su delicia de día en día,

Teniendo solaz delante de él en todo tiempo.

Me regocijo en la parte habitable de su tierra;

Y mis delicias son con los hijos de los hombres.

Ahora, pues, hijos, oídme,

Y bienaventurados los que guardan mis caminos.

Atended el consejo y sed sabios,

Y no los menospreciéis.

Bienaventurado el hombre que me escucha,

Velando a mis puertas cada día,

Aguardando a los postes de mis puertas.

Porque el que me halle, hallará la vida (¿Y quién es la vida? Jesucristo nuestro Salvador).”

San Juan, capítulo 14, verso 6, dice: “Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; y nadie viene al Padre, sino por mí.

Y el que halla a Jesucristo, halló la vida eterna.

“y alcanzará el favor de Jehová (o sea, obtendrá la Misericordia de Dios y la bendición de Dios):

Mas el que peca contra mí, defrauda su alma;

Todos los que me aborrecen aman la muerte.”

Y ahora vean ustedes: esto es la Sabiduría, Jesucristo personificado. Fue El el que creó todas las cosas, fue Dios en Su cuerpo teofánico el que creó todas las cosas y después se hizo hombre y habitó en medio del pueblo hebreo para llevar a cabo la Obra de Redención con Su propio cuerpo de carne.

Y ahora, El en Su Programa de Redención está restaurando a la vida eterna a todas esas almas que estaban en Dios, y por consiguiente estaban en Cristo antes de la fundación del mundo; y cuando Dios estaba creando todas las cosas era Dios en Su cuerpo teofánico, y Dios en Su cuerpo teofánico es el Angel de Jehová, el Angel del Pacto, el cual es Jesucristo nuestro Salvador en Su cuerpo angelical o cuerpo teofánico.

Y así como Leví y también Jacob y también Isaac estaban en Abraham cuando Abraham diezmó a Melquisedec; pero todavía ellos no habían nacido, solamente estaba Abraham, pero estaban en los lomos de Abraham (Isaac, Jacob y Leví también y todos los patriarcas estaban en Abraham).

Y ahora, cuando Dios estaba creando el universo, nosotros estábamos allí también, estábamos en Cristo, porque Cristo en la creación del universo era nada menos que el mismo Dios en Su cuerpo teofánico, y por consiguiente nosotros estábamos en El.

Y por eso es que toda la creación estaba en Cristo, el Angel del Pacto, que es Dios en Su cuerpo teofánico; de El fue que vino toda la Creación. O sea, que todo lo que sería y será creado estaba antes de la creación en Dios en Su cuerpo teofánico; o sea, de Dios pasó a Su cuerpo teofánico y de ahí se manifiesta y comienza la creación de todas las cosas.

Por eso es que leemos en el capítulo 38 de Job de la siguente manera y vamos a leerlo para que ustedes vean dónde estábamos y cómo estábamos allá cuando Dios estaba llevando a cabo la Creación. E mismo Dios preguntándole a Job, dice, capítulo 38, verso 1 en adelante:

“Entonces respondió Jehová a Job desde un torbellino, y dijo:

¿Quién es ése que oscurece el consejo

Con palabras sin sabiduría?

Ahora ciñe como varón tus lomos;

Yo te preguntaré, y tú me contestarás.

¿Dónde estabas tú cuando yo fundaba la tierra?

Házmelo saber, si tienes inteligencia.

¿Quién ordenó sus medidas, si lo sabes?

¿O quién extendió sobre ella cordel?

¿Sobre qué están fundadas sus bases?

¿O quién puso su piedra angular,

Cuando alababan todas las estrellas del alba,

Y se regocijaban todos los hijos de Dios?”

¿Ven? Nosotros estábamos allí, estábamos allí con Cristo, estábamos allí en Dios, en Su cuerpo teofánico cuando El estaba creando todas las cosas, porque somos parte de El.

Y ahora, todos esos hijos e hijas de Dios que estában con El allá, ahora son manifestados en la Tierra de etapa en etapa, de edad en edad, y son manifestados en carne humana para hacer contacto con la vida eterna y venir a formar la Iglesia del Señor Jesucristo, el Templo Espiritual de Jesucristo y así ocupar nuestra posición en ese Templo Espiritual, o sea, estar en la edad, en la etapa, que nos corresponde.

Y ahora ya hemos visto el tiempo del Atrio, que fue de Adán hasta Jesús; y luego hemos visto el tiempo del Lugar Santo que fue del tiempo de los apóstoles hasta el septimo ángel mensajero de la séptima edad de la Iglesia Gentil, donde Dios fue llamando y juntando esas piedras vivas y colocándolas en Su Iglesia, y así formando ese Templo Espiritual el cual es la Casa de Dios; Templo que ha estado siendo edificado sobre el fundamento de Dios que es Jesucristo.

Y ahora, después de las siete etapas o edades donde se construyó el lugar santo del Templo Espiritual de Cristo, solamente faltaba el Lugar Santísimo de ese Templo; porque no puede haber un Templo para Dios sin Lugar Santísimo, porque el Lugar Santísimo es donde Dios entra en toda Su Plenitud cuando es construido por completo ese Templo y se manifiesta en toda Su Plenitud y habita en ese Templo.

Y ahora, para este tiempo final está siendo construido el Lugar Santísimo de ese Templo Espiritual, conocido como el lugar de la Edad de la Piedra Angular. La Edad de la Piedra Angular es el Lugar Santísimo de ese Templo Espiritual siendo construido con piedras vivas latinoamericanas y caribeñas, como fue construida cada parte del Templo Espiritual de Cristo con piedras vivas de diferentes naciones donde se cumplieron esas etapas, y donde Dios envió a cada uno de esos mensajeros a través de los cuales el Espíritu Santo, Cristo, estuvo manifestado llamando y juntando Sus ovejas de cada edad.

Y ahora, con la Gran Voz de Trompeta del Evangelio del Reino llama y junta a Sus ovejas de este tiempo final, esas piedras vivas, y las coloca en Su Templo Espiritual, en la Edad de la Piedra Angular que es el Lugar Santísimo de ese Templo, y son ahí colocadas esas piedras vivas y son ahí edificados sobre el Fundamento de Dios que es Jesucristo, porque no hay otro fundamento.

No puede una etapa de la Iglesia y edad de la Iglesia poner otro fundamento; como por ejemplo: colocar en una edad el llamado para una edad y entonces colocar el budismo u otra religión; tiene que continuar sobre el Fundamento de Jesucristo.

Y ahora vean ustedes cómo se va entrelazando cada una de las edades hasta llegar a la Edad de la Piedra Angular, al Lugar Santísimo del Templo Espiritual de Jesucristo donde así como todo lo que está en el lugar santo del tabernáculo que construyó Moisés y del templo que construyó Salomón, lo cual es lo que está en el Cielo en el lugar santo, fue materializado en cada edad.

Por eso los siete Espíritus de Dios que aparecen en el Cielo en el Templo de Dios, estaban representados en el candelabro con siete lámparas encendidas, cada lámpara es cada edad y la luz, la mecha encendida, es el mensajero de cada edad. Todo eso se materializó en las edades de la Iglesia. Pero ahora se tiene que materializar todo lo que está en el Lugar Santísimo del Templo Celestial de  Dios, lo cual estaba representado en el lugar santísimo del tabernáculo que construyó Moisés y templo que construyó el rey Salomón.

Y ahora, en la profecía de Zacarías, capítulo 4, encontramos ahí la Iglesia del Señor Jesucristo siendo presentada proféticamente, y encontramos todo lo que estará ahí siendo materializado en la Iglesia de Jesucristo, porque Cristo representado en el rey Sorobabel, príncipe, rey, príncipe de la tribu de Judá, representa a Cristo; y así como Sorobabel construyó el templo o restauró el templo, Cristo restaura el Templo de Dios, y el Templo de Dios está compuesto por seres humanos; Templo que fue afectado con la caída del ser humano, pero que es restaurado por Jesucristo, es construido en esta restauración de la raza humana, del ser humano como Templo de Dios.

Y el ser humano como Templo de Dios es colocado en el Cuerpo Místico de Jesucristo, que es el Templo espiritual de Cristo.

Y ahora, en lo que vio el profeta Zacarías está todo representado.

Y ahora, ¿dónde vio el profeta Zacarías los Dos Olivos? Los vio ahí. Y en Apocalipsis, capítulo 11 aparecen también. Por lo tanto en el Cuerpo Místico de Cristo tienen que aparecer los Dos Olivos. ¿Dónde los colocó el rey Salomón? El colocó dos olivos, dos querubines gigantes de olivo, cubiertos de oro en el lugar santísimo; por lo tanto en el Lugar Santísimo del Templo Espiritual de Cristo tienen que aparecer los Dos Olivos de Apocalipsis, capítulo 11, y Zacarías, capítulo 4.

Y los Dos Olivos le dice el ángel al profeta Zacarías, y dice también el ángel a Juan el apóstol: “Estos son los Dos Ungidos que están delante de la Presencia de Dios.” Son los que están delante de la Presencia de Dios ahí en el Lugar Santísimo, ¿y tienen que materializarse dónde? En la Iglesia de Jesucristo, en el Lugar Santísimo de ese Templo Espiritual, en la edificación de la Iglesia de Jesucristo sobre el Fundamento de Dios que es Jesucristo.

Y ahora, Jesucristo es el que está edificando Su Iglesia —edificando—; y siendo que somos colaboradores de Dios, estamos edificando en este tiempo; así como cada ángel mensajero con sus colaboradores maravillosos que Dios le dio, estaban edificando en su edad, la edad que les tocó vivir, estaban construyendo, edificando, en la Casa de Dios, el Templo de Dios, estaban edificando con piedras vivas esa parte de la Casa de Dios.

Y ahora en nuestro tiempo estamos edificando en y la Casa de Dios con piedras vivas que son ustedes latinoamericanos y caribeños, y yo también. ESTAMOS EDIFICANDO SOBRE EL FUNDAMENTO DE DIOS QUE ES JESUCRISTO.

Así que la Iglesia del Señor Jesucristo en cada edad ha estado bien edificada, y en este tiempo la parte del Lugar Santísimo está siendo bien edificada, porque está siendo edificada sobre el Fundamento de Dios que es Jesucristo.

Ha sido para mí un privilegio grande estar con ustedes en esta noche dándoles testimonio de esta edificación que está siendo llevada a cabo por Jesucristo nuestro Salvador, del cual nosotros somos colaboradores en este tiempo final, y ustedes piedras vivas colocadas en la Casa de Dios, en la parte más importante de la Casa de Dios; lo cual es un privilegio para todos nosotros estar en la Casa de Dios. El salmista decía que su deseo era estar en la Casa de Dios; y preguntaba: “¿Quién subirá al Monte de Dios?” Y dijo: “El limpio de manos y puro de corazón.”

¿Y cómo vamos a ser limpios de manos y puros de corazón? Con la Sangre de Jesucristo que nos limpia de todo pecado. Y nos coloca en la Casa de Dios, el Templo de Dios nos edifica como Casa de Dios.

Y ahora somos edificados sobre el Fundamento de Dios en la Casa de Dios, en la parte más importante de la Casa de Dios, y esa bendición le ha tocado a todos ustedes y a mí también.

Que las bendiciones de Jesucristo, el Angel del Pacto, sean sobre Su Casa, sobre el Lugar Santísimo, en este tiempo final, sobre cada uno de ustedes y sobre mí también; y pronto se complete el número de los escogidos de Dios en la Casa de Dios y se complete la construcción, la edificación, de la Casa de Dios y seamos todos transformados y los muertos en Cristo resucitados y todos llevados con Cristo a la Cena de las Bodas del Cordero en el Cielo. En el Nombre Eterno del Señor Jesucristo. Amén y amén.

Muchas gracias por vuestra amable atención amados amigos y hermanos presentes, y dejo nuevamente con ustedes al Rvdo. Miguel Bermúdez Marín. En lo que llega Miguel, reciban saludos de Erica mi esposa y también de América mi hija. Mientras llega Miguel escucharemos el cántico de Erica y América, que nos habla del Hombre que nos transformó, el Hombre que nos edifica en Su Casa sobre el Fundamento de Dios.

“EDIFICANDO SOBRE EL FUNDAMENTO DE DIOS.”

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