Muy buenas noches, amados amigos y hermanos presentes aquí en Guatemala; para mí es un privilegio muy grande estar con ustedes en esta ocasión, para compartir con ustedes unos momentos de compañerismo alrededor de la Palabra de Dios y Su Programa correspondiente a este tiempo final. Reciban también saludos de Erica mi esposa, y también los cachorritos del León de la Tribu de Judá reciban saludos de América quien les ama grandemente, y algún día espera estar con ustedes “Cachorritos del León de la Tribu de Judá,” aquí en Guatemala.
Para esta noche quiero leer en Hebreos, capítulo 11, verso 1 en adelante, donde nos dice:
“Es, pues, la fe la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve.
Porque por ella alcanzaron buen testimonio los antiguos.
Por la fe entendemos haber sido constituido el universo por la palabra de Dios, de modo que lo que se ve fue hecho de lo que no se veía.
Por la fe Abel ofreció a Dios más excelente sacrificio que Caín, por lo cual alcanzó testimonio de que era justo, dando Dios testimonio de sus ofrendas; y muerto, aún habla por ella.
Por la fe Enoc fue traspuesto para no ver muerte, y no fue hallado, porque lo traspuso Dios; y antes que fuese traspuesto, tuvo testimonio de haber agradado a Dios.
Pero sin fe es imposible agradar a Dios; porque es necesario que el que se acerca a Dios crea que le hay, y que es galardonador de los que le buscan.”
Que Dios bendiga nuestras almas con Su Palabra y nos permita entenderla.
Nuestro tema en esta ocasión es: “LAS OBRAS DE LA FE.”
Dios ve la fe en el alma de la persona, pero los seres humanos ven las obras de la fe que tiene esa persona. Por eso San Pablo dice que Abraham creyó a Dios y fue justificado, fue un hombre justo ante Dios, porque Dios vio la fe de Abraham allá en su alma; luego el sacrificio que ofreció a Dios de su hijo, cuando lo trajo sobre el altar para sacrificarlo; en el alma, en el corazón, de Abraham todo eso ocurrió, pero iba a materializarlo. Pero Dios le dijo: “Detente,” porque Dios vio la fe de Abraham.
Ahora, los seres humanos ven las obras que hacen las personas, y esas obras, unas son identificadas como obras de fe de esa persona, de la fe que está en el alma de la persona; pero hay otras obras que los seres humanos hacen que de lo que dan testimonio es de la incredulidad que hay en el alma de ellos.
Y ahora, nosotros lo que queremos es las obras de la fe; eso es lo que cada cristiano debe expresar; porque las obras es la fe expresada.
Y ahora, ¿cómo podemos expresar nuestra fe? Vean ustedes, llevando a cabo las obras de nuestra fe, obras de fe.
Ahora, por cuanto fe es revelación, la persona tiene que tener una revelación de parte de Dios para obrar conforme al Programa Divino correspondiente al tiempo en que está viviendo.
Ahora, tenemos a Abel que por la fe ofreció a Dios un sacrificio más excelente que el de Caín; Abel tenía la revelación divina del sacrificio correcto por el pecado. Encontramos que cuando el ser humano pecó, Dios luego de juzgarlo le dio túnicas de pieles, y para dar túnicas de pieles un animalito pues tiene que morir.
Y ahora, Abel tenía la revelación del sacrificio por el pecado, que era un animalito; ya que Abel tomando un cordero como sacrificio por el pecado está tipificando ahí a Cristo y Su Sacrificio en la Cruz del Calvario, allí está el tipo y figura de lo que el Cordero de Dios ha de hacer cuando aparezca en este planeta Tierra, y cuando apareció se llamó Jesús y llevó a cabo El Su Sacrificio por el pecado en la Cruz del Calvario.
Ahora lo que Caín trajo a Dios, la ofrenda que trajo a Dios, frutos del campo: manzanas, peras y todo tipo de fruto del campo, no tipifica en ningún momento el Sacrificio de Cristo; por lo tanto, en el Antiguo Testamento el tipo y figura tenía que ser correcto.
Y ahora, el tipo y figura está en esos animalitos que eran ofrecidos por el pecado, la sangre de esos animalitos cubría el pecado, aunque no lo quitaba, pero ellos esperaban hasta que el Cordero Perfecto apareciera en la Tierra (el cual sería el Mesías) y llevara a cabo el Sacrificio por el pecado, para el pecado de ellos que estaba cubierto con la sangre de esos animalitos ser quitado.
Cuando Cristo murió en la Cruz del Calvario, el pecado de los que estaban en el Paraíso los cuales habían ofrecido a Dios esos sacrificios por el pecado, fue quitado; y entonces cuando Cristo resucitó, resucitaron con Cristo el día domingo de resurrección en la cuarta vigilia (o sea, en la mañana).
Ahora vean ustedes el porqué Dios aceptó el sacrificio de Abel y rechazó el sacrificio u ofrenda de Caín; y así sigue siendo; solamente Dios acepta a la persona que viene con el Sacrificio de Cristo, cualquier persona que venga sin el Sacrificio de Cristo, que venga a Dios, no es aceptada, tiene que venir con el Sacrificio de Jesucristo el cual fue hecho en la Cruz del Calvario y con Su Sangre El nos limpió de todo pecado.
Ahora, muchas personas pueden decir: “Yo voy a ir al Cielo porque soy bueno, no le hago daño a nadie.” Eso está muy bien, pero no tiene el Sacrificio por el pecado. Puede decir: “Yo pertenezco a una religión.” Muy bueno. Pero si no tiene el Sacrificio de Cristo la persona y no ha recibido a Cristo como su Salvador, lavado sus pecados en Su Sangre, bautizado en Su Nombre y recibido el Espíritu Santo, no ha nacido de nuevo; por lo tanto el Sacrificio de Cristo no se ha hecho una realidad en la vida de esa persona.
La promesa del Espíritu Santo es para aquellos que reciben ese Sacrificio y que lavan sus pecados en la Sangre de ese Sacrificio, para lo cual se requiere tener la fe, fe que es revelación. Por eso se predica el Evangelio de la Gracia, para que toda persona pueda tener la fe, la revelación de la Primera Venida de Cristo y Su Obra de Redención en la Cruz del Calvario, y así comprender el propósito de Su Primera Venida que es la salvación para nuestras almas.
Su Primera Venida fue para morir en la Cruz del Calvario para darnos salvación a nuestra alma. Ninguna persona puede recibir a Cristo como su Salvador, lavar sus pecados en Su Sangre, ser bautizado en Su Nombre y recibir el Espíritu Santo si no tiene esa revelación.
Y ahora, la revelación de la Primera Venida de Cristo y Su Obra de Redención en el Calvario, encontramos que es dada a conocer a través de la predicación del Evangelio de la Gracia. Pedro el día de pentecostés comenzó a dar la revelación de la Primera Venida de Cristo y Su Obra de Redención en la Cruz del Calvario para la salvación de nuestras almas, para recibir el Espíritu de Cristo y así obtener el nuevo nacimiento.
Esa revelación ha estado siendo predicada desde el día de pentecostés hasta este tiempo final, y son millones de seres humanos los que han recibido esa revelación en sus almas y por consiguiente han tomado el Sacrificio del Cordero, tienen el Sacrificio del Cordero que es el Sacrificio de Cristo en la Cruz del Calvario; por lo tanto, nuestra ofrenda a Dios, nuestro sacrificio a Dios, encontramos que es el Sacrificio de Cristo en la Cruz del Calvario, el Sacrificio por nuestro pecado.
Y ahora, así como fue aceptada la ofrenda o sacrificio de Abel, el Sacrificio nuestro que es el Sacrificio de Cristo ha sido aceptado ante Dios, y Dios no acepta otro sacrificio; ningún otro sacrificio es aceptable ante Dios por nuestro pecado.
Y ahora, cualquier persona puede buscar cualquier otra cosa, cualquier otro sacrificio, pero no lo hay; delante de Dios el único que El acepta es el Sacrificio de Cristo en la Cruz del Calvario. En el Antiguo Testamento tenemos todos los tipos y figuras de ese Sacrificio que sería llevado a cabo por el Mesías en Su Primera Venida.
Y ahora se requiere en nuestro tiempo tener la revelación de la Primera Venida de Cristo y Su Obra de Redención en la Cruz del Calvario, tener así la fe para salvación; y luego para ser transformados tener la fe, la revelación, de la Segunda Venida de Cristo como el León de la Tribu de Judá, como Rey de reyes y Señor de señores en Su Obra de Reclamo.
Así como gira alrededor de la Primera Venida de Cristo la fe para obtener el perdón de nuestros pecados, ser lavados nuestros pecados y ser perdonados, ser bautizados en Su Nombre y recibir el Espíritu Santo y obtener el nuevo nacimiento. Para obtener nuestra transformación física se requiere tener la fe, la revelación, de la Segunda Venida de Cristo como el León de la Tribu de Judá, como Rey de reyes y Señor de Señores en Su Obra de Reclamo; y esa es la fe de Rapto, porque es la fe, la revelación, que nos prepara para ser transformados y llevados con Cristo a la Cena de las Bodas del Cordero.
Y esa revelación solamente puede ser dada por medio de la predicación del Evangelio del Reino que gira alrededor de la Segunda Venida de Cristo como el León de la Tribu de Judá, como Rey de reyes y Señor de señores en Su Obra de Reclamo.
Y ahora, veamos por unos momentos la fe, la revelación en el Antiguo Testamento de las personas que tenían la revelación para llevar a cabo los sacrificios por el pecado, aunque en tipos y figuras, tenemos a Adán, Abel, a Set —digamos—, también a Enoc —para no hablar de todos— Enoc, Noé, todas esas personas eran justas ante la Presencia de Dios, porque ofrecían a Dios esos sacrificios por el pecado; también tenemos a Abraham, tenemos a Moisés también, también tenemos a los diferentes profetas como el profeta Samuel, el profeta Elías, el profeta Eliseo y demás profetas; también tenemos a Josué; todos ellos ofrecían a Dios los sacrificios o el sacrificio por el pecado y llevaban a cabo esas fiestas que Dios le ordenó al Profeta Moisés para ser guardadas por el pueblo hebreo.
Y ahora, estas personas tenían unas obras, eran las obras de la fe, de la revelación que ellos tenían; esos sacrificios que ellos efectuaban eran obras de fe, de la fe, de la revelación, que ellos tenían; como la obra de fe de Abel fue el sacrificio del corderito que ofreció por sus pecados.
Y ahora, en el Nuevo Testamento tenemos las obras de fe, las obras de fe como cristianos (o sea, para recibir salvación) que son: el creer en nuestro amado Señor Jesucristo, lavar nuestros pecados en Su Sangre, ser bautizados en Su Nombre para poder recibir el Espíritu Santo y así obtener el nuevo nacimiento; esas son obras de la fe, de la revelación, que tenemos, la revelación de la Primera Venida de Cristo como el Cordero de Dios quitando el pecado del mundo en la Cruz del Calvario.
Sin esa revelación las personas no pueden ser bautizadas, porque no saben que se requiere creer en nuestro amado Señor Jesucristo como nuestro Salvador, lavar nuestros pecados en Su Sangre, ser bautizados en Su Nombre y así al ser colocados dentro del agua, ser sumergidos; estamos ahí simbolizando nuestra sepultura, porque al recibir a Cristo hemos muerto con El, así como Cristo murió; cuando El murió estábamos con El muriendo; y cuando somos levantados de las aguas así como Cristo resucitó, nosotros estamos simbolizando que hemos resucitado con Cristo.
Y ahora, todo esto es un símbolo claro de lo que ha sucedido en nuestra vida, y es un testimonio y una obra de fe; y eso prepara a toda persona para recibir el Espíritu Santo y así obtener el nuevo nacimiento y ser colocado en el Cuerpo Místico de Cristo en la edad que le toca vivir.
Y ahora, hemos visto las obras de fe en cuanto a nuestro comienzo con Cristo; pero luego que estamos en el Cuerpo Místico de Cristo, trabajamos en Su Obra llevando el Mensaje, llevando el Evangelio, trabajamos en la predicación y en la impresión de la Palabra en folletos y en cintas magnetofónicas y en videos, para que llegue el Mensaje a otras personas; toda esa labor es una obra de fe.
Y vean ustedes, tenemos la fe, la revelación, de lo que Cristo dijo: “Id por todo el mundo y predicad el Evangelio, el que creyere y fuere bautizado será salvo, más el que no creyere será condenado.” Eso está en el evangelio según San Marcos, ahí nos da testimonio de lo que sucederá con los que crean y lo que sucederá con los que no creerán. San Marcos, capítulo 16, verso 15 al 16:
“Y les dijo: Id por todo el mundo y predicad el evangelio a toda criatura.
El que creyere y fuere bautizado, será salvo; mas el que no creyere, será condenado.”
Ahora podemos ver que es un asunto de fe, de fe en Cristo nuestra salvación, creyendo en Su Venida y Su Sacrificio en la Cruz del Calvario.
San Juan, capítulo 3, versos 12 en adelante, dice:
“Si os he dicho cosas terrenales, y no creéis, ¿cómo creeréis si os dijere las celestiales?
Nadie subió al cielo, sino el que descendió del cielo; el Hijo del Hombre, que está en el cielo.
Y como Moisés levantó la serpiente en el desierto, así es necesario que el Hijo del Hombre sea levantado,
para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna.
Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna.
Porque no envió Dios a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por él.
El que en él cree, no es condenado; pero el que no cree, ya ha sido condenado, porque no ha creído en el nombre del unigénito Hijo de Dios.”
¿Ven que es un asunto de creer o no creer? Y para creer, pues se requiere tener la fe, la revelación; la revelación de Su Primera Venida y Su Obra de Redención en la Cruz del Calvario, y esa fe viene por el oír, porque la fe viene por el oír de la Palabra de Dios, el oír de la Palabra de Dios siendo predicada y dando a conocer el misterio de la Primera Venida de Cristo y Su Obra de Redención en la Cruz del Calvario. Todo esto es para la salvación de nuestra alma, todo esto es para ser quitados nuestros pecados siendo perdonados y lavados con la Sangre de Jesucristo.
Y ahora, eso nos prepara para recibir el Espíritu Santo y así obtener el nuevo nacimiento y obtener un cuerpo teofánico de la sexta dimensión, pues Dios lo que está es llevando a cabo una Nueva Creación, creando una Nueva Raza.
Y ahora, lo primero que obtenemos en esta Nueva Creación luego de haber creído en Cristo como nuestro Salvador, haber lavado nuestros pecados en Su Sangre y haber sido bautizados en Su Nombre, luego recibimos el Espíritu Santo y así obtenemos un cuerpo teofánico de la sexta dimensión; o sea, que lo primero que obtenemos es el cuerpo teofánico de la sexta dimensión y eso es la imagen de Dios, ese cuerpo teofánico, ese cuerpo angelical de la sexta dimensión, un cuerpo angelical como el cuerpo del Angel Jehová que apareció a Moisés en el Antiguo Testamento; esa clase de cuerpo, ese Angel de Jehová que le apareció a Moisés y que le dijo: “Yo soy el Dios de Abraham, de Isaac y de Jacob,” de esa misma clase de cuerpo es que nosotros obtenemos cuando recibimos el Espíritu Santo y obtenemos un cuerpo teofánico de la sexta dimensión, y de esa misma clase de cuerpo teofánico es que todos los hijos de Dios obtienen al nacer de nuevo, y esa es la misma clase de cuerpo teofánico del Angel del Señor Jesucristo que aparece en el libro del Apocalipsis dándole la revelación apocalíptica al apóstol San Juan.
Y ahora, todos los hijos de Dios tienen la promesa de que obtendrán un cuerpo teofánico como el cuerpo teofánico del Señor Jesucristo (esa es la imagen de Dios, la imagen angelical o teofánica de Dios de la sexta dimensión), y también tenemos la promesa de la semejanza de Dios que es el cuerpo físico de nuestro Señor Jesucristo.
Y ahora, tenemos la promesa de que hemos de tener un cuerpo igual al cuerpo físico de nuestro amado Señor Jesucristo, y por cuanto El tiene un cuerpo glorificado, nosotros también tendremos un cuerpo glorificado como el de nuestro amado Señor Jesucristo.
Y ahora, para el Día Postrero en el entrelace dispensacional, en ese entronque dispensacional, en esa intersección como la intersección del tránsito de autos, así también en el Programa Divino hay diferentes intersecciones en diferentes dispensaciones, donde se entrelaza una dispensación con otra dispensación, y en esas dispensaciones cuando llegan a su final Dios envía un Profeta dispensacional para hablar acerca del final de esa dispensación y las cosas que han de venir, y luego habla también de una nueva dispensación y de las cosas que han de suceder en esa nueva dispensación.
Así como hubo profetas en diferentes edades, en las diferentes dispensaciones también hay profetas dispensacionales que es la clase de Profeta mayor que Dios tiene, y son tan grandes que solamente Dios tiene siete profetas dispensacionales: el primero fue Adán, el segundo fue Set. Adán para la dispensación primera que fue la Dispensación de la Inocencia; luego la segunda dispensación fue la Dispensación de la Conciencia, para la cual Abel fue el mensajero; la tercera dispensación fue la Dispensación del Gobierno Humano, para la cual Noé fue el mensajero; para la cuarta dispensación, la Dispensación de la Promesa, Abraham fue ese Profeta dispensacional para la cuarta dispensación; para la quinta dispensación de la ley, que fue la Dispensación de la Ley, el Profeta fue Moisés; para la sexta dispensación, la Dispensación de la Gracia, el Profeta Dispensacional fue Jesús; y para la séptima dispensación, la Dispensación del Reino, el Profeta Dispensacional es el Angel del Señor Jesucristo.
Pero en todos Dios ha estado manifestado, ha sido el Espíritu de Dios en cada uno de esos profetas dispensacionales, esos profetas dispensacionales llegan al final de una dispensación para comenzar una nueva dispensación.
Y ahora, nosotros estamos al final de una dispensación donde se está entrelazando una nueva dispensación, la Dispensación del Reino con la Dispensación de la Gracia; por lo tanto para este entrelace dispensacional Dios tendrá un Profeta dispensacional que es el Angel del Señor Jesucristo, por lo cual dice:
“Yo Jesús he enviado mi ángel para daros testimonio de estas cosas en las iglesias.” (Apocalipsis 22, verso 16). Y en Apocalipsis, capítulo 4, verso 1, Cristo con esa Voz de Trompeta nos dice:
“Sube acá, y yo te mostraré las cosas que sucederán después de estas.”
Las cosas que sucederán después de las que han sucedido en las siete edades de la Iglesia, que son las cosas que sucederán en ese entrelace dispensacional y las que sucederán en esa nueva dispensación; y para dar a conocer estas cosas, así como para dar a conocer las cosas en cada edad, El envió un mensajero, y para dar a conocer las cosas que tienen que suceder en una nueva dispensación, pues Dios ha enviado un Profeta dispensacional.
Y ahora, ¿cómo dará a conocer estas cosas que deben suceder pronto? Apocalipsis 22, verso 6, dice cómo será:
“Y me dijo: Estas palabras son fieles y verdaderas. Y el Señor, el Dios de los espíritus de los profetas, ha enviado su ángel, para manifestar a sus siervos las cosas que han de suceder pronto.”
Vean la forma en que serían dadas a conocer estas cosas que deben suceder pronto: es por medio del Angel del Señor Jesucristo.
Y ahora, esto es para este tiempo final, es enviado a la Iglesia del Señor Jesucristo, y es la primera ocasión en que Jesucristo envía a Su Iglesia un Profeta dispensacional. San Pablo fue un profeta pero no fue un Profeta dispensacional, San Pedro fue apóstol y profeta también, y encontramos que Ireneo y otros mensajeros y el Rvdo. William Branham también; pero el Angel del Señor Jesucristo es un Profeta dispensacional. Ninguno de los siete ángeles mensajeros fueron Profetas dispensacionales, solamente el Angel del Señor Jesucristo al final de la Dispensación de la Gracia y comienzo de la Dispensación del Reino.
Y ahora, así como las obras de fe son las obras de la revelación divina que tiene la persona, y de acuerdo a esa revelación divina es que obra, porque obra de acuerdo a la Palabra de Dios correspondiente a su tiempo y eso es agradable a Dios, Dios acepta esas obras, son reconocidas por Dios como obras de fe, pues la fe sin obras es muerta.
Y ahora, para este tiempo final la Iglesia estaría recibiendo un Mensaje que la tomaría y la colocaría más arriba, la colocaría en una Nueva Edad y por consiguiente en una Nueva Dispensación o en un entrelace dispensacional, en donde será la Iglesia del Señor Jesucristo pasada gradualmente de una dispensación a otra dispensación.
La Dispensación del Reino cubre todo el Reino Milenial. Y si la Iglesia del Señor Jesucristo va a estar en el Reino Milenial, por consiguiente tiene que entrar a una nueva dispensación: La Dispensación del Reino, que es la Dispensación que cubre todo ese Reino Milenial.
Y ahora, ese Mensaje que tomará a la Iglesia de Jesucristo, la Iglesia Novia, es el Mensaje del Evangelio del Reino; y si hay un Mensaje, tiene que haber un Mensajero, ese es el Angel de Jesucristo; y si hay un Mensaje y un Mensajero tiene que haber un pueblo al cual es enviado ese Mensajero con ese Mensaje, y ese pueblo tiene que estar en un territorio.
Para la primera edad Dios envió a San Pablo a Asia Menor, allí estaba el pueblo, y Pablo fue con el Mensaje; luego el segundo ángel mensajero Irenio fue enviado con el Mensaje y estuvo en Francia, allí estaba el pueblo para la segunda edad y de ahí se extendió el Mensaje; y así ha sido con cada ángel mensajero que Dios ha enviado, lo ha enviado con un Mensaje, él ha captado ese Mensaje, esa revelación divina y ha predicado ese Mensaje y los que son de Dios han escuchado la Voz de Dios. Cristo dijo:
“También tengo otras ovejas que no son de este redil (o sea, que no son del redil hebreo); las cuales también debo traer, y oirán mi Voz; y habrá un rebaño, y un Pastor.” (San Juan, capítulo 10, verso 14 al 16, nos habla Cristo estas cosas).
Y ahora, ¿cómo es que Cristo habiendo ascendido al Cielo va estar llamando Sus ovejas y van a estar escuchando Su Voz? Porque Jesucristo en Espíritu Santo estaría en medio de Su pueblo, en medio de Su Iglesia y estaría enviando cada ángel mensajero, que son los siete ojos de Dios que recorren toda la Tierra y también las siete lámparas que están delante de Dios y también los siete ojos de Dios; son esos los siete ángeles mensajeros enviados cada uno en su edad, a través de los cuales Cristo en Espíritu Santo ha estado manifestado, a ungido esos mensajeros, se ha velado en ellos y se ha revelado a través de ellos en cada edad y ha hablado la Palabra, el Mensaje, correspondiente a cada edad y así ha llamado y a juntado a Sus ovejas en cada edad.
Y ahora en el Día Postrero, en la Edad de la Piedra Angular ¿cómo llamará y juntará Sus ovejas del Día Postrero? “Yo Jesús he enviado mi ángel para daros testimonio de estas cosas en las iglesias.” Y ese Angel siendo enviado con ese Mensaje dando testimonio de todas estas cosas que deben suceder pronto, con ése Mensaje serán llamadas las ovejas del Señor, los escogidos del Señor. De esto habla también Jesús en San Mateo, capítulo 24, verso 31 cuando dijo:
“Y enviará sus ángeles con gran voz de trompeta, y juntarán a sus escogidos.”
Esa Gran Voz de Trompeta es la predicación del Evangelio del Reino revelando el misterio de la Segunda Venida de Cristo, y esos ángeles son los Ministerios de Moisés y Elías en el Angel de Jesucristo, siendo operados por el Espíritu Santo, y ese mismo Angel es el mismo Angel de Apocalipsis, capítulo 7, verso 2 en adelante, el Angel que sube de donde nace el sol y viene con el Sello del Dios Vivo (el Sello del Dios Vivo es el Espíritu Santo). Viene ese Angel con el Espíritu Santo en el Día Postrero para llamar y juntar 144 mil hebreos; pero antes tiene que estar en medio de la Iglesia de Jesucristo llamando y juntando a los escogidos con la Gran Voz de Trompeta, los escogidos finales de la Iglesia de Jesucristo, y cuando se complete ese número, entonces Cristo terminará Su Obra de Intercesión, resucitará los muertos creyentes en El, nos transformará a nosotros los que vivimos, y entonces estaremos de 30 a 40 días aquí en la Tierra y Dios estará manifestándose en Su Iglesia en todos nosotros en toda Su Plenitud; será de 30 a 40 días que estaremos aquí, Dios también antes de irnos habrá llamado y juntado a los escogidos del pueblo hebreo, ellos dirán: “¡éste es al que nosotros estamos esperando!.”
Por lo tanto ellos verán las obras de fe de la Iglesia de Jesucristo como Cuerpo Místico de creyentes en la Edad de la Piedra Angular, y verán las obras de fe del Angel del Señor Jesucristo, las obras de fe que están prometidas que serán realizadas en este tiempo final; y mientras llega ese momento en donde ya los muertos en Cristo estarán resucitados y nosotros transformados, pues estaremos viendo las obras de fe que corresponden a esta etapa en la cual nosotros nos encontramos.
Y ahora, vean ustedes cómo las obras de fe en medio de la Iglesia de Jesucristo, así como han estado siendo vistas en edades pasadas, tanto en el ángel mensajero como en el grupo de los escogidos de cada edad, también para este tiempo estarían siendo vistas en el Angel del Señor Jesucristo y en los escogidos de este tiempo final, en la Edad de la Piedra Angular.
Y ahora, las labores que llevamos a cabo en la Obra de Jesucristo son la fe que está en nuestra alma, la revelación que está en nuestra alma, siendo expresada en obras, en trabajos, en manifestaciones externas, porque las obras son la expresión de la fe. Obras es fe expresada.
Si alguno tiene fe y no tiene obras, la fe del tal es una fe muerta, está muerta, está dormida; tiene que ser resucitada esa fe, tiene que venir esa fe a la persona para poder estar trabajando en la Obra de Cristo conforme a como está prometida que la Iglesia de Jesucristo estará trabajando en este tiempo final; para el Cuerpo Místico de Cristo así es.
Y para el Mensajero del Día Postrero, si tiene fe viva, pues tiene que bajo el Ministerio que él tenga, tiene que estar dando a conocer todas estas cosas que deben suceder pronto, porque esas son las cosas que Dios dijo por medio del Rvdo. William Branham que serían dadas a conocer en este tiempo final, tiene que estar dando a conocer el secreto, el misterio del Séptimo Sello que es el misterio de la Segunda Venida de Cristo como el León de la Tribu de Judá, como Rey de reyes y Señor de señores en Su Obra de Reclamo, y así por el estilo; y tiene que estar trabajando en la Obra de Cristo, en la edad que corresponde a este tiempo que es la Edad de la Piedra Angular y tiene que estar en ese entrelace dispensacional hablando que el final de la Dispensación de la Gracia ha llegado, y el comienzo de la Dispensación del Reino está siendo manifestado.
Estamos en un entrelace, está llevándose a cabo la introducción de una nueva dispensación, la cual se entrelaza con la Dispensación de la Gracia. Así como en la Primera Venida de Cristo hubo un entrelace dispensacional y la Dispensación de la Gracia se estaba entrelazando con la Dispensación de la Ley; por eso todavía Jesucristo y los apóstoles tenían cosas de la Dispensación de la Gracia, pero también Cristo hablaba acerca de cosas para una nueva dispensación, hablaba de un Nuevo Pacto, hablaba de la Sangre que sería derramada y bajo la cual estaría el Nuevo Pacto; y todas estas cosas, vean ustedes, Jesús las hablaba en ese entrelace dispensacional.
Y ahora, nosotros tenemos el privilegio de vivir en un entrelace dispensacional, es el tiempo más difícil para los seres humanos, pero es el tiempo más glorioso para los hijos e hijas de Dios; porque cada hijo e hija de Dios sabe que para cada entrelace o empalme o encrucijada dispensacional Dios envía un Profeta dispensacional, la clase de Profeta más grande que Dios tiene; y por consiguiente trae la revelación divina para esa nueva dispensación; y todos los que oyen la Voz de Cristo, la Voz de Dios, a través de este Mensajero no serán confundidos, tendrán la revelación divina correspondiente a ese tiempo, tendrán la fe para que las obras de fe correspondientes a ese tiempo sean manifestadas, expresadas a través de los creyentes de ese tiempo, y así todos tener las obras de la fe correspondientes al tiempo que nos toca vivir.
Cristo en San Lucas, capítulo 18, verso 8, hizo una pregunta muy importante: “¿Cuándo el Hijo del Hombre venga hallará fe en la Tierra?.” Fe es revelación.
Y ahora, se requiere para ser transformados la fe de Rapto, la fe de transformación, esa es la fe, la revelación de la Segunda Venida de Cristo como el León de la Tribu de Judá, como Rey de reyes y Señor de señores en Su Obra de Reclamo.
Sin esa revelación ninguna persona puede ser transformada estando vivo; pero con esa revelación divina todos seremos transformados en este tiempo final, cuando los muertos en Cristo resuciten y nosotros los que vivimos seamos transformados, entonces nosotros seremos transformados, cuando eso ocurra ustedes encontrarán que tendrán un nuevo cuerpo eterno, inmortal y glorificado.
Esa fe viene por medio de la predicación de la Palabra, del Evangelio del Reino; y esa predicación del Evangelio del Reino es la Gran Voz de Trompeta o Trompeta Final, la Gran Voz de Trompeta o Trompeta Final llamando y juntando los escogidos y revelándoles el misterio de la Segunda Venida de Cristo como el León de la Tribu de Judá, como Rey de reyes y Señor de señores en Su Obra de Reclamo.
Y ahora, esa fe no la tendrían, pero sería dada por Cristo, esa revelación sería dada por Cristo a través de Su Angel Mensajero dándonos a conocer todas estas cosas que deben suceder pronto en este tiempo final. Por eso es que esa Gran Voz de Trompeta todos los escogidos de Dios del Día Postrero la estarían escuchando. Y cuando se complete todo lo que tiene que ser hablado por esa Gran Voz de Trompeta y se complete el número de los escogidos de Dios, entonces Cristo habrá terminado Su Obra de Intercesión, estarán todos los escogidos en el Reino de Dios que es la Iglesia de Jesucristo, y los muertos en Cristo serán resucitados en cuerpos eternos y nosotros los que vivimos seremos transformados.
Y ahora, nosotros estamos viviendo en el tiempo más glorioso de todos, porque este es el tiempo para que todas estas cosas estén sucediendo, y esté todo en proceso para la resurrección de los muertos en Cristo y la transformación de nosotros los que vivimos.
SIN FE ES IMPOSIBLE AGRADAR A DIOS. SE REQUIERE QUE CADA PERSONA COMO INDIVIDUO TENGA LA FE EN SU EDAD Y DE SU EDAD, LA REVELACION DE DIOS PARA LA EDAD QUE LE HA TOCADO VIVIR.
Para este tiempo final tenemos la promesa que a la Iglesia Novia del Señor Jesucristo le será confirmada la Palabra. Y vamos a ver cómo nos dice Dios acerca de esa confirmación o vindicación de la Palabra. En el mensaje: “Shalom,” pagina 50, dice el Rvdo. William Branham:
“El fue la paz en aquel nuevo año, comenzando nuevo día de Dios, porque El era la Luz vindicada de aquel día.”
Vean que la luz de cada edad y de cada dispensación es el mensajero que Dios envía, porque él es la Palabra hecha realidad, hecha carne, correspondiente a ese tiempo, y en él está Dios en Espíritu Santo manifestado.
¿Ven? Pero hay más Palabra para ser vindicada. El tiene que vindicar más Palabra, y cuando la última Palabra es vindicada, cuando sea vindicada —mejor dicho— entonces la muerte será sorbida en victoria, y los muertos en Cristo se levantaran, el Milenio será establecido y será una gran paz.¡Shalom! Vamos a colocarnos para ese día.”
Hay más Palabra que tiene que ser vindicada.
¿Y cuál es esa Palabra que tiene que ser vindicada a la Iglesia Novia de Jesucristo? Lo que precursó el Rvdo. William Branham. El Rvdo. William Branham vino precursando la Palabra que vendría después del ministerio de él, él vino preparándole el camino a esa Palabra que será vindicada en este tiempo final, y esa Palabra que será vindicada es el mismo Cristo en Su manifestación final, será Cristo manifestándose en el Día Postrero por medio de un hombre, y esa manifestación de Cristo a través de Su Angel Mensajero es la Palabra prometida para la Iglesia de Jesucristo.
“Yo Jesús he enviado mi ángel para daros testimonio de estas cosas en las iglesias.”
Y cuando Dios cumple esa promesa, Dios ha vindicado esa promesa, esa Palabra prometida, y cuando dice:
“Y el Señor, el Dios de los espíritus de los profetas, ha enviado su ángel, para manifestar a sus siervos las cosas que deben suceder pronto.”
Cuando lo envía y él aparece dando a conocer todas esas cosas que deben suceder pronto, ahí tenemos esa promesa vindicada; y así por el estilo cada promesa divina que El ha hecho para este tiempo final es vindicada al ser cumplida, y eso es para este tiempo, en este entrelace dispensacional. Y así podemos ver que cuando sea vindicado todo lo que El ha prometido, sea cumplido todo lo que El ha prometido a Su Iglesia para este tiempo final, y así tengamos la fe, la revelación, de esa Palabra vindicada, entonces los muertos en Cristo resucitarán en cuerpos eternos y nosotros los que vivimos seremos transformados.
Tenemos algo más en el mensaje: “El Dios de esta perversa generación,” dice… dice, hablando a la Iglesia Novia dice:
“Cree la Palabra de Dios, obediente, esperando en amor para que la promesa de la edad sea confirmada (ser confirmada es ser cumplida). Ella espera por eso. Ella es parte de esa Palabra (o sea, que la Iglesia Novia es parte de esa Palabra). Hermanos, ¿no pueden ver eso? Yo espero que eso no les haya pasado sobre ustedes (o sea, no les haya pasado sobre las cabezas). El cuerpo está esperando, el cual es la Palabra (o sea, el Cuerpo Místico de Cristo), está esperando por la Vida la cual es el Espíritu para confirmarlo o hacerlo vivir. Eso es lo que ella espera, ninguna otra vida obrará en ella.”
Ninguna otra vida obrará, sino esa Palabra siendo traída a vida es la que podrá obrar en la Iglesia de Jesucristo, esa Palabra siendo cumplida a la Iglesia es la que podrá obrar en la Iglesia de Jesucristo, ser llamados y juntados los escogidos, ser preparados y ser transformados en este tiempo final.
La Iglesia del Señor Jesucristo en este tiempo final tendrá la fe, la revelación, correspondiente a este tiempo final, tendrá la revelación divina de la Palabra de Dios prometida para este tiempo siendo vindicada, siendo cumplida, a la Iglesia de Jesucristo, tendrá las promesas correspondientes a este tiempo, tendrá la promesa: “Yo Jesús he enviado mi ángel para daros testimonio de estas cosas en las iglesias.” Por lo tanto tendrá al Angel de Jesucristo dando testimonio de estas cosas en las iglesias, y así recibirá la fe de la Segunda Venida de Cristo.
Cuando el Hijo del Hombre venga ¿hallará fe en la Tierra? Para que tenga fe la Iglesia de Jesucristo, tenga fe, la revelación de la Segunda Venida de Cristo, Jesús envía Su Angel para dar testimonio de estas cosas en las iglesias, y así la Iglesia de Jesucristo tenga esa fe, esa revelación divina correspondiente a este tiempo final y esté haciendo las obras de fe, las obras que corresponden a este tiempo final para la Iglesia de Jesucristo, creyendo en la revelación divina correspondiente al tiempo final y trabajando en la Obra de Jesucristo correspondiente a este tiempo final y a esta Edad, la Edad de la Piedra Angular.
Y así toda la labor que estará haciendo la Iglesia Novia de Jesucristo en la Edad de la Piedra Angular será una obra que agradará a Dios, porque es una obra de fe; son las obras de fe de la Iglesia de Jesucristo en la Edad de la Piedra Angular, así como las obras de fe de la Iglesia de Jesucristo en cada edad fueron hechas y fueron agradables a Dios, así es para la Iglesia de Jesucristo, y así es para cada uno como individuos, y así es para el Angel del Señor Jesucristo en este tiempo final.
Por lo tanto las obras de fe estarán siendo manifestadas, expresadas en cada uno de nosotros y en el Angel del Señor Jesucristo, y en el Cuerpo Místico de Cristo, en la Edad de la Piedra Angular como Cuerpo Místico de creyentes.
Ahora, hemos visto dónde serían halladas las obras de fe: en la Edad de la Piedra Angular como Edad, en el Cuerpo Místico de Cristo como Iglesia y en este entrelace dispensacional, donde se entrelaza la Dispensación del Reino con la Dispensación de la Gracia, en donde estará un Angel Mensajero dispensacional, y el territorio así como hubo un territorio para cada edad, el territorio para la manifestación de las obras de Dios del Día Postrero en la Iglesia de Jesucristo es la América Latina y el Caribe, son los latinoamericanos y caribeños; aun aunque se hayan ido a otras naciones hasta allá les llega el Mensaje si es un hijo de Dios.
Y ahora hemos visto tres o cuatro cosas muy importantes: la Edad, la Dispensación, el Mensajero, el territorio y el pueblo. Y ahí Dios ha enmarcado a Su Iglesia, Sus escogidos del Día Postrero, en la Edad de la Piedra Angular, en ese entrelace dispensacional donde la Dispensación del Reino se entrelaza con la Dispensación de la Gracia, y en el territorio latinoamericano y caribeño (latinoamericanos y caribeños, aunque hayan ido a otras naciones). Hemos visto también el Mensaje del Evangelio del Reino que es la Gran Voz de Trompeta, y hemos visto quién es el Mensajero señalado en la Escritura: El Angel del Señor Jesucristo.
Esas cosas tienen que estar en la Iglesia de Jesucristo en este tiempo final, tiene que estar en las personas que estarán haciendo las obras de fe correspondientes al tiempo final.
Y ahora las obras de fe estarán identificando a ese grupo de escogidos del Día Postrero, estarán identificando al Mensajero, estarán identificando la edad, la Edad de la Piedra Angular, estarán identificando el Mensaje del Evangelio del Reino, y estarán identificando al pueblo.
Así que vean ustedes, en la América Latina y el Caribe es que las obras de fe de los escogidos del Día Postrero estarían siendo llevadas a cabo, y Dios estaría obrando en medio de esas personas que estarían manifestando las obras de fe, porque fe u obra es la fe de la persona siendo expresada; como también es la fe del Cuerpo Místico de Cristo como Cuerpo Místico siendo expresada esa fe, esa revelación; y también para el Angel del Señor Jesucristo las obras que estará haciendo en el Cuerpo Místico de Cristo serán la fe, la revelación, que El recibe de parte de Dios siendo expresada esa fe que recibe de Dios.
“LAS OBRAS DE FE.”
El bautismo en el Nombre del Señor Jesucristo son obras de fe de la Iglesia de Jesucristo como Cuerpo Místico, y son obras de fe de los ministros que bautizan en el Nombre de Jesucristo nuestro amado Salvador, y son obras de fe del Angel del Señor Jesucristo, y son obras de fe de las personas que creen en Cristo como nuestro Salvador, lavan sus pecados en la Sangre de Cristo, y son bautizados en Su Nombre para recibir el Don del Espíritu Santo.
Hemos visto diferentes fases de las obras de fe, de las obras de la revelación divina que la persona tiene en su alma; y de la revelación divina que la Iglesia de Jesucristo tiene en su alma, su alma, ahí es la Edad de la Piedra Angular, ese es el corazón de la Iglesia de Jesucristo.
Ha sido para mí un privilegio grande estar con ustedes en esta noche, dándoles testimonio de: “LAS OBRAS DE LA FE.”
Que las bendiciones de Jesucristo, el Angel del Pacto, sean sobre todos ustedes y sobre mí también. Dejo nuevamente al Rvdo. Miguel Bermúdez Marín para continuar mientras escuchamos el cántico de Erica y América que nos habla de Jesucristo, el Hombre que nos transformó.
Que Dios les bendiga, y pasen todos muy buenas noches. Hasta mañana Dios mediante.
“LAS OBRAS DE LA FE.”