Muy buenas noches, amados amigos y hermanos presentes en esta noche, en esta actividad; es para mí una bendición grande estar con ustedes para compartir unos momentos de compañerismo alrededor de la Palabra de Dios y Su Programa correspondiente a este tiempo final. Para lo cual quiero leer en San Lucas, capítulo 8, versos 40 al 56, donde leyó nuestro Hno. Bermúdez. Dice:
“Cuando volvió Jesús, le recibió la multitud con gozo; porque todos le esperaban.
Entonces vino un varón llamado Jairo, que era principal de la sinagoga, y postrándose a los pies de Jesús, le rogaba que entrase en su casa;
porque tenía una hija única, como de doce años, que se estaba muriendo. Y mientras iba, la multitud le oprimía.
Pero una mujer que padecía de flujo de sangre desde hacia doce años, y que había gastado en médicos todo cuanto tenía, y por ninguno había podido ser curada,
se le acercó por detrás y tocó el borde de su manto; y al instante se detuvo el flujo de su sangre.
Entonces Jesús dijo: ¿Quién es el que me ha tocado? Y negando todos, dijo Pedro y los que con él estaban: Maestro, la multitud te aprieta y oprime, y dices: ¿Quién es el que me ha tocado?
Pero Jesús dijo: Alguien me ha tocado; porque yo he conocido que ha salido poder de mí.
Entonces, cuando la mujer vio que no había quedado oculta, vino temblando, y postrándose a sus pies, le declaró delante de todo el pueblo por qué causa le había tocado, y cómo al instante había sido sanada.
Y él le dijo: Hija, tu fe te ha salvado; vé en paz.
Estaba hablando aún, cuando vino uno de casa del principal de la sinagoga a decirle: Tu hija ha muerto; no molestes más al Maestro.
Oyéndolo Jesús, le respondió: No temas; cree solamente, y será salva.
Entrando en la casa, no dejó entrar a nadie consigo, sino a Pedro, a Jacobo, a Juan, y al padre y a la madre de la niña.
Y lloraban todos y hacían lamentación por ella. Pero él dijo: No lloréis; no está muerta, sino que duerme.
Y se burlaban de él, sabiendo que estaba muerta.
Mas él, tomándola de la mano, clamó diciendo: Muchacha, levántate.
Entonces su espíritu volvió, e inmediatamente se levantó; y él mandó que se le diese de comer.
Y sus padres estaban atónitos; pero Jesús les mandó que a nadie dijesen lo que había sucedido.”
Que Dios bendiga nuestras almas con Su Palabra y nos permita entenderla.
Nuestro tema para esta ocasión es: “SOLO CREED.”
Hay un misterio muy grande en creer. Para poder comprender este misterio necesitamos saber que el ser humano es cuerpo, espíritu y alma. Y su cuerpo tiene cinco sentidos que son vista, oído, gusto, olfato y tacto. Y el espíritu también tiene cinco sentidos que son imaginación, conciencia, razón, memoria y afecto. Y el alma solamente tiene un sentido que es el libre albedrío para creer o dudar, para ser un creyente o ser un incrédulo.
Y ahora, se cree en el alma y con el alma, y con ese sentido del alma es que la persona o cree o duda, por ese sentido entra ahí la Palabra de Dios y la persona o la cree o la duda; porque la fe viene por el oír la Palabra de Dios.
Y ahora, toda persona para obtener lo que desea de parte de Dios, para obtener las promesas que Dios ha hecho en Su Palabra, necesita creer en su alma; porque la fe está allá en el alma de la persona.
Y ahora, en lo profundo allá de nuestra alma es que usted cree, y no importa el tiempo que transcurra para materializarse lo que usted creyó, tarde o temprano se materializará lo que usted creyó.
Y ahora, toda persona necesita creer para salvación, para obtener el perdón de sus pecados, para ser bautizado en agua (porque no va a ser bautizado si no cree), para recibir el bautismo del Espíritu Santo y obtener así el nuevo nacimiento y obtener el cuerpo teofánico de la sexta dimensión; también necesita creer para tomar la Santa Cena y el Lavatorio de Pies; necesita también creer para asistir a la Iglesia, a los cultos, necesita creer también para cantar alabanzas a Dios y para adorar en espíritu y en verdad a nuestro Dios, necesita creer para llevar el Mensaje del Evangelio por todos los lugares y así estar evangelizando, necesita creer para perseverar sirviendo a nuestro amado Señor Jesucristo.
O sea, que en todas las cosas de Dios, vean ustedes, usted las cree y usted las recibe, y usted persevera creyendo, y todo lo que ha recibido de Dios continua en usted.
Y ahora, sin fe es imposible agradar a Dios. Es necesario creer. Por eso es que Jesús cuando venían a El, les decía: “Solamente cree.” Como a este hombre que era el principal de la sinagoga que estaba allí en el lugar donde Jesús estaba, aún en esta situación en que su hija de doce años —aproximadamente— se enfermó de muerte; y luego encontramos que una mujer de doce años ya, llevaba doce años con un problema, una enfermedad…. vean, ambos tenían un problema.
Y ahora la mujer obtuvo la solución a su problema, su problema tenía doce años, pero obtuvo la solución en Cristo.
Y ahora, la niña de doce años que había muerto tenía la solución en Cristo también.
Y ahora, la resurrección de esta niña dependía solamente de nuestro amado Señor Jesucristo. Y cuando le traen la noticia al sacerdote, al principal de la sinagoga (Jairo) y le dicen: “Tu hija ya ha muerto, no molestes más al Maestro.” En vez de decirle: “Tu hija ha muerto, pero pídele a Jesús que vaya para que esté con nosotros y consuele a todas las personas y te consuele a ti también; porque será de consuelo para todos la presencia de Jesús allí. ¿Y qué si Jesús desea resucitar a la niña? Pues ha resucitado a otras personas.” Pero le traen esa noticia en esa forma, pero Jesús lo consoló.
Porque el único consuelo está en nuestro amado Señor Jesucristo y en Sus palabras.
Y NOSOTROS PODEMOS SER DE CONSUELO A OTRAS PERSONAS CUANDO LE TRAEMOS LA PALABRA DE CRISTO Y LE DAMOS A CONOCER LAS PROMESAS DE JESUCRISTO, AUN EN ESTOS CASOS EN QUE NUESTROS FAMILIARES PARTEN DE ESTA DIMENSION TERRENAL.
Ahora, vean ustedes, Cristo le dice: “Solo creed, solo creed.”
Y ahora, cuando nuestros familiares parten, sabemos que Jesucristo ha dicho para los creyentes en El: “Y yo le resucitaré en el Día Postrero.” Por lo tanto, así como resucitó a esta niña de doce años que es tipo y figura de los creyentes en Cristo, resucitará a todos los creyentes en el Día Postrero. Por lo tanto el consuelo nuestro en cuanto a la partida de nuestros familiares amados es que Cristo en Su Segunda Venida cuando termine Su Obra de Intercesión en el Cielo resucitará a nuestros amados primero y después nos transformará a todos nosotros.
Ahora, hablando de la resurrección, ya que este es un caso de resurrección, para lo cual Cristo le dice a Jairo, el sacerdote, el principal de la sinagoga allí donde El estaba, le dice: “Solo creed.”
Y ahora, para la resurrección de los muertos en Cristo, de nuestros familiares SOLO CREED, Cristo los resucitará en el Día Postrero y volverán a estar con nosotros pero en cuerpos glorificados. Aun a los santos del Antiguo Testamento cuando Cristo resucitó resucitaron con Cristo.
Ahora, Cristo no tenía que ir al lugar donde ellos estaban sepultados en esa ocasión en que resucitó, porque ya esa era otra etapa de Su vida y ministerio, era la resurrección para todos los santos del Antiguo Testamento; pero para la resurrección de esta joven de doce años, El tenía que ir al lugar donde ella estaba.
Pero para la resurrección de los santos del Antiguo Testamento cuando Cristo resucitó, por cuanto todos los pecados de ellos fueron quitados con la Sangre de Cristo, Cristo los resucitó estando en Jerusalén, y allí aparecieron en Jerusalén. No importa que algunos murieron y fueron sepultados en otros lugares, cuando ocurrió la resurrección fue en Jerusalén, Dios les dio un nuevo cuerpo inmortal; no iba a resucitarlos en el cuerpo que ellos tenían cuando murieron porque volverían a morir.
Para la resurrección de una persona en el cuerpo en que murió, encontramos que entonces Jesús iba al lugar donde estaba la persona. Pero cuando resucitó a los santos del Antiguo Testamento no tuvo que ir a los lugares donde estaban las personas. Aun hubo ocasiones en que Jesús solamente habló la Palabra estando en un lugar, y la sanidad de personas estando en otros lugares se realizó, como la del siervo, ¿del centurión era? Del centurión de ese oficial del ejército romano.
Y también de la hija de la mujer sirofenicia que vino a Jesús diciéndole: “Hijo de David.” Pero Jesús no le daba importancia. Y Jesús le dijo a esta mujer gentil que el pan de los hijos no se podía dar, no era lícito, no era permitido, darlo a los perrillos, porque los gentiles eran los perrillos.
Y ahora, esta mujer con tanta fe creyó en Jesucristo, y dijo: “Si Señor, pero los perrillos comen de las migajas que caen de sus señores.” {San Mateo 15:25-28 y Marcos 7:26-29 – Editor} Y no encontrando tanta fe en Jerusalén como la que había, y en toda Israel, como la que encontró en esta mujer, como también encontró en ese oficial romano; en dos gentiles encontró más fe que (dice) en toda Jerusalén o en toda la tierra de Israel.
Ahora, le concede a ambos la petición del corazón de ellos. Al oficial romano le concede la salud, la sanidad, de su siervo; y a la mujer sirofenicia le concede la sanidad de su hija, sin tener necesidad de ir al lugar donde estas personas estaban. Porque Jesús es tan poderoso presentándose en el mimo lugar como hablando la Palabra para personas que están en otros lugares.
Y ahora, la resurrección de los santos del Antiguo Testamento, vean ustedes, se efectúo en Jerusalén. Encontramos que José cuando murió en Egipto o cuando iba a morir, dijo que sus huesos fueran llevados a la tierra de Israel, él sabía que la resurrección iba a ser llevada a cabo en la tierra de Israel; y ahora muchos de ellos sabían que iba a ser en Jerusalén, ¿por qué? Porque ahí sería que el Mesías tendría Sus últimos días de Su ministerio, sería el lugar donde el Sacrificio por el pecado sería efectuado por el Mesías, y donde la Sangre del Mesías sería derramada y limpiaría de todo pecado, no solamente a los que estaban allí presentes, los apóstoles y demás personas y los que vendrían después, sino los del pasado también; ellos tenían sus pecados cubiertos con la Sangre de los animalitos, de sacrificios que ellos habían sacrificado para Dios. Pero ahora con la Sangre de Cristo derramada en la Cruz del Calvario el pecado de ellos fue quitado, y cuando pasó por el Paraíso se los trajo a todos en la resurrección.
Por eso es que los santos del Nuevo Testamento también resucitarán en el Día Postrero, y cuando el Rvdo. William Branham los visitó, a los de su tiempo, los de su edad, los convertidos bajo el ministerio del Rvdo. William Branham, cuando los vistió le dijeron a él que ellos estaban allí y no comían, ni bebían ni dormían.
Y cuando el Rvdo. William Branham también quiso ver a Jesús, El dijo: “Yo quiero ver a Jesús, El es mi Salvador.” Le dijeron: “El está más arriba.” O sea, ellos estaban allí en la sexta dimensión y Jesús está en la séptima dimensión en el Trono del Padre haciendo Intercesión hasta que entre hasta el último de los que tienen sus nombres escritos en el Cielo, en el Libro de la Vida del Cordero.
Entonces le dicen: “Pero El vendrá primero a ti y te juzgará.” O sea, que habrá un juicio para los mensajeros de Dios, y él no sabía que iba a haber un juicio, y él pregunta: “¿Y San Pablo también será juzgado?” Le dicen: “Si, él también será juzgado por lo que él predicó, y tu también serás juzgado por lo que tu has predicado. Y si tu entras nosotros también entraremos contigo y regresaremos a la Tierra y tomaremos cuerpos y entonces comeremos, y seremos tus súbditos.” Así que cada mensajero es el líder de su grupo de cada edad.
Y ahora, así como los apóstoles tienen la promesa de que se sentarán sobre doce tronos y juzgarán a las doce tribus de Israel, los mensajeros de cada edad tienen una bendición muy grande: en el Reino Milenial serán Reyes muy importantes, y el gobierno entre los gentiles estará llevado a cabo por los mensajeros de Dios de las siete edades de la Iglesia del Señor Jesucristo. Y Cristo se sentará en Su Trono, el Trono de David, y con El el Vencedor. Y habrá un glorioso Reino Milenial que será un Reino Teocrático, y el Reino Teocrático se lleva a cabo por medio de Jueces, y por eso es que Cristo le dice a los apóstoles: “Ustedes se sentarán sobre doce tronos y juzgarán a las doce tribus de Israel.”
Y para los mensajeros de la Iglesia entre los gentiles durante las siete edades, la posición será de ser reyes también y serán los líderes de ese Reino entre los gentiles; o sea, que tendrán una posición muy grande. Y en la parte del reino entre los gentiles tendrá que ver y ser dirigida por los mensajeros de la Iglesia de Jesucristo entre los gentiles.
Y ahora, hablando de la resurrección de los santos de las diferentes edades de la Iglesia y también del tiempo de los apóstoles, la promesa es que en el Día Postrero Cristo los resucitará; ellos murieron creyendo con toda su alma que serán resucitados en el Día Postrero conforme a la promesa de Cristo. Y nosotros creemos que ellos van a ser resucitados conforme a la promesa de Cristo que dice: “Y yo le resucitaré en el Día Postrero.” Y nosotros sabemos que si alguno de nosotros muere físicamente será resucitado en el Día Postrero que es el séptimo milenio, y será resucitado en un cuerpo eterno, inmortal e incorruptible, glorificado y jovencito para toda la eternidad.
Y nosotros los que vivimos pues seremos transformados y tendremos también un cuerpo glorificado, eterno, inmortal, incorruptible y jovencito para toda la eternidad, y sin defectos; eso significa que en todo lo que fallaron nuestro padres terrenales en cuanto a nuestro cuerpo, Cristo no fallará. Ese será el cuerpo perfecto que nosotros necesitamos, y El desde antes de la fundación del mundo lo diseñó para cada uno de ustedes y para mí también.
Y ahora, ¿cómo será nuestro cuerpo eterno que hemos de recibir? Esperemos que lo recibamos y vamos a ver cómo será. No le encontraremos ninguna imperfección.
¿Y cómo será si vamos a la tierra de Israel? No se preocupen, todos los idiomas los hemos de saber. No solamente los terrenales sino los celestiales también.
Así que no se preocupen en esa parte en cuando a los idiomas, y tendremos todo el poder que perdió Adán y Eva, restaurado a cada uno de nosotros. A tal grado que lo que hablemos se cumplirá.
Y ahora, para obtener el nuevo cuerpo SOLO CREED, cree que lo vas a recibir, porque Cristo lo ha prometido en Su Palabra. Así como para salvación tenemos que creer. Para recibir el cumplimiento de todas las promesas de Dios tenemos que creer.
Y ahora, nos dice San Pablo en Efesios, capítulo 1 o capítulo 2, verso 8:
“Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios (es un don de Dios la fe),
no por obras, para que nadie se gloríe.
Porque somos hechura suya, creados en Cristo Jesús para buenas obras, las cuales Dios preparó de antemano para que anduviésemos en ellas.”
Hemos sido creados en Cristo Jesús para buenas obras, somos hechura Suya.
Y ahora, podemos ver que una Nueva Creación Cristo ha estado creando, llevando a cabo, y esa Nueva Creación está compuesta por los creyentes en nuestro amado Señor Jesucristo que han lavados sus pecados en Su Sangre, han sido bautizados en Su Nombre y han recibido Su Espíritu Santo y así han nacido de nuevo y han recibido un cuerpo teofánico de la sexta dimensión, ya son una Nueva Creación, han nacido como una Nueva Creación, ¿en qué? En una Nueva Creación de la cual Jesucristo es el Primero.
Y ahora, podemos ver que así como hemos nacido a través de nuestros padres terrenales en una creación caída, la creación caída de Adán. Ahora, por medio de Jesucristo, el Segundo Adán hemos obtenido el nuevo nacimiento y hemos nacido en una Nueva Creación, una Nueva Creación, la cual comienza con Cristo, para todos ser a imagen y semejanza de Jesucristo nuestro Salvador, recibimos Su imagen primero que es el cuerpo teofánico al nacer de nuevo y en el Día Postrero en adición recibiremos Su semejanza que es el cuerpo físico, eterno, inmortal e incorruptible y glorificado y jovencito, igual al cuerpo de Jesucristo para toda la eternidad.
Y ahora, para obtener todas esas bendiciones SOLO CREED, porque es por la fe en Cristo que obtenemos la salvación y obtenemos todas las bendiciones que El ha prometido para todos los creyentes en El.
Hemos visto que para todas las cosas que Cristo ha prometido en Su Palabra hay que creer, para sanidad divina también hay que creer. SOLO CREED.
Cuando creemos acá en el alma, lo que creemos es nuestro; el próximo paso es esperar que se materialice en nuestra vida, ya sea al minuto o a los cinco minutos, o la hora, o las 24 horas, a o la semana o al mes o al año o a los dos años; no importa cuánto tiempo transcurra, usted lo creyó y eso se tiene que materializar en su vida.
Miren, cuando Dios le prometió a Abraham tener un hijo, Abraham lo creyó en su alma, y pasaron los años y Abraham continuaba creyendo, y continuaban pasando los años y Abraham continuaba creyendo. Tenía 75 años cuando recibió la promesa, y luego cuando se materializó la promesa tenía 100 años, a los 100 años nació el hijo prometido.
Así que vean ustedes, no importa el tiempo que transcurra, cuando usted lo cree en su alma ya es suyo; y está ahí en su alma y se tiene que materializar; así como encontramos en las diferentes esferas de la vida del ser humano ese proceso. Miren ustedes, antes de usted materializarse físicamente, usted estuvo en el vientre de su madre por nueve meses —la mayoría de ustedes— algunos siete meses —pero son pocos—, pero normalmente son nueve meses.
Y vean ustedes las diferentes etapas por las cuales el cuerpo suyo pasó en el vientre de su madre primero era en forma microscópica, pero estaba allí, estaba allí y su madre decía: “Tengo un bebe.” Y podía cualquiera mirar su barriga y decir: “No, no tienes nada, estás normal.” Pero ella sabía que tenía un bebe allí. Luego va creciendo el bebe célula sobre célula y ya se va viendo que hay algo allá adentro, es un bebe; pero ella lo sabía antes de las demás personas saberlo.
Y ahora, antes de cualquier persona saber que usted va a recibir una bendición que está prometida en la Escritura, usted lo sabe, porque usted lo ha creído en su alma y eso se tiene que materializar en la vida suya.
Cada cosa que hacemos en la vida cristiana en el Programa Divino es porque creemos, lo creemos; y por cuanto lo creemos entonces actuamos. La fe viene por el oír de la Palabra de Dios. Por lo tanto lo que creemos es lo que dice la Palabra de Dios.
Y luego la Escritura dice (que dice): “Creí y hablé.” Porque primero se cree y luego se habla palabra de fe. “Creí, por lo cual también hablé.” {Salmo 116 -10 – Editor}.
Y ahora, también nos dice que con el corazón se cree pero con la boca se hace confesión, o sea, se da testimonio de lo que uno cree en su alma, y así se materializa porque usted ha hablado esa palabra, ha salido de su alma esa palabra de fe, ha salido de su alma eso que usted ha creído, por lo tanto se tiene que materializar porque usted lo ha hablado.
Así como Dios lo que El pensó pues es lo que El cree. Por lo tanto son los pensamientos del corazón de Dios, y cuando El los ha hablado se tienen que materializar.
Y ahora, cuando usted ha hablado lo que ha creído se tiene que materializar en usted. Porque con el corazón se cree pero con la boca se hace confesión para justicia. Con el corazón se cree para salvación y con la boca se hace confesión. Es bueno que Miguel nos consiga ese pasaje. ¿Cuál es? En Romanos, capítulo 10, del verso 9 en adelante, dice: “que si confesares…” Un poquito antes, dice:
“Mas ¿qué dice? Cerca de ti está la palabra, en tu boca y en tu corazón.
Esta es la palabra de fe que predicamos:
que si confesares con tu boca que Jesús es el Señor, y creyeres en tu corazón que Dios le levantó de los muertos, serás salvo.
Porque con el corazón se cree para justicia, pero con la boca se confiesa para salvación.
Pues la Escritura dice: Todo aquel que en él creyere, no será avergonzado.
Porque no hay diferencia entre judío y griego, pues el mismo que es Señor de todos, es rico para con todos los que le invocan;
porque todo aquel que invocare el nombre del Señor, será salvo.
¿Cómo, pues, invocaremos a aquel en el cual no hemos creído? ¿Y cómo creeremos en aquel de quien no hemos oído? ¿Y cómo oirán sin haber quién les predique?
¿Y cómo predicarán si no fueren enviados? Como está escrito: ¡Cuán hermosos son los pies de los que anuncian la paz, de los que anuncian buenas nuevas!”
Aquí podemos ver que se requiere creer con el corazón, ¿y qué vamos a creer? La predicación del Evangelio, la predicación de la Palabra de Dios, lo que Dios ha hablado, y con el corazón creemos para justicia pero con la boca hacemos confesión para salvación.
Así como se requiere que una pareja que se va a casar o se está casando haga confesión con su boca de lo que siente en el corazón.
Y ahora, podemos ver que se requiere creer, y ese es un don de Dios, y eso está en el alma de la persona. Por medio del canal o sentido del libre albedrío que es el único sentido que tiene el alma, la persona expresa o fe o incredulidad, o cree o no cree, cuando escucha la Palabra de Dios. Y luego con la boca hace confesión si creyó o no creyó.
Por eso ustedes escuchan algunos que no han creído en alma cuando han escuchado la predicación de la Palabra y dicen: “Yo no puedo creer o yo no creo.” ¿Por qué? Porque están haciendo confesión de lo que han sentido en su alma, por medio del libre albedrío, del canal o sentido del libre albedrío han expresado incredulidad. Por lo tanto los convierte en incrédulos. Y para los incrédulos hay solamente una promesa. ¿Saben cuál es? Que nunca sentirán fríos, que nunca sentirán frío todo el tiempo que les va a tocar vivir —que no será muy largo.— ¿Saben por qué? Porque serán echados en el lago de fuego y ahí no van a sentir frío. Como fue llevado al infierno el hombre rico que después quería una oportunidad para sus hermanos, pero Abraham le dijo, el Padre de la fe le dijo: “A Moisés y a los profetas tienen, si no escuchan a Moisés y a los profetas, tampoco escucharan ni creerán a alguno que se levante de entre los muertos.”
Y ahora, cuando la persona no ha creído, vean todos los problemas que tendrá esa persona en su vida; quizás en su vida terrenal tenga una buena posición, pero cuando terminen sus días aquí en la Tierra no serán tan buenos como él pensaba; él ni siquiera cree que hay una vida después de esta terrenal.
Y ahora, miren lo que nos dice Jesucristo en San Juan, capítulo 3, verso 14 en adelante, dice:
“Y como Moisés levantó la serpiente en el desierto, así es necesario que el Hijo del Hombre sea levantado,
para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna.”
¿Ven que necesitamos creer para salvación? ¿Pero creer en quién? Creer en nuestro amado Señor Jesucristo como nuestro Salvador.
“Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna.
Porque no envió Dios a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por él.
El que en él cree, no es condenado; pero el que no cree, ya ha sido condenado.”
O sea, que ya desde antes de irse de esta Tierra si no es creyente, si no cree ya está condenado; lo que le falta luego es que se materialice toda esa condenación en su vida; y comienza yendo al infierno que es una cárcel, en lo que llega el tiempo del juicio final.
“… pero el que no cree, ya ha sido condenado, porque no ha creído en el nombre del unigénito Hijo de Dios.”
¿Ven la importancia de creer? Y ahora la salvación viene por medio de Jesucristo, y creyendo en El como nuestro Salvador obtenemos la salvación, y lavamos nuestros pecados en Su Sangre, El nos limpia de todo pecado, somos bautizados en Su Nombre y El nos da Su Espíritu Santo. El dice que si un padre, que si a un padre – un hijo le pide a un padre un pez o un pescado, no le va a dar una piedra o una serpiente. El dice: “Y si vosotros siendo malos sabéis dar buenas dádivas a vuestros hijos. Cuando más vuestro Padre Celestial dará el Espíritu Santo a los que lo pidieren.” {San Lucas 11:11-13 – Editor}.
Y ahora, cada persona que ha creído en Cristo como su Salvador, y ha lavado sus pecados en la Sangre de Cristo y ha sido bautizado en Su Nombre tiene que pedir a vuestro Padre Celestial el Espíritu Santo y El lo dará. ¡Cuanto más nuestro Padre Celestial dará el Espíritu Santo a los que lo pidieren! Es para todos aquellos que lo piden.
San Pedro en el libro de los Hechos, capítulo 2, versos 37 en adelante, dice:
“Al oír esto, se compungieron de corazón, y dijeron a Pedro y a los otros apóstoles: Varones hermanos, ¿qué haremos?
Pedro les dijo: Arrepentíos, y bautícese cada uno de vosotros en el nombre de Jesucristo para perdón de los pecados; y recibiréis el don del Espíritu Santo.
Porque para vosotros es la promesa, y para vuestros hijos, y para todos los que están lejos; y para cuantos el Señor nuestro Dios llamare.”
Es para todos los que el Señor nuestro Dios llamaré.
Así que es para todos los que lo reciben como su Salvador, lavan sus pecados en la Sangre de Cristo y son bautizados en Su Nombre, para ellos es la promesa del Espíritu Santo. Por lo tanto toda persona que ha recibido a Cristo como su Salvador y ha sido bautizado en Su Nombre tiene el derecho a pedirle a nuestro Padre Celestial el don del Espíritu Santo para obtener el nuevo nacimiento y obtener el cuerpo teofánico de la sexta dimensión. Y así nacer en una nueva creación, pertenecer a una nueva creación y ser por consiguiente descendiente del Segundo Adán que es nuestro amado Señor Jesucristo.
Vean como somos descendientes del Segundo Adán; así como hemos sido descendientes del primer Adán por medio de nuestro nacimiento natural a través de nuestros padres terrenales, por medio del nuevo nacimiento somos descendientes del Segundo Adán, de nuestro amado Señor Jesucristo. Y por consiguiente lo que El es, lo somos nosotros.
Y ahora pertenecemos al Israel Celestial, a la descendencia Celestial de Abraham. Por eso es que San Pablo dice que los que son de la fe en Jesucristo son hijos de Abraham.
Y ahora, podemos ver dos simientes, una terrenal y una celestial, la terrenal es la descendencia de los siervos de Dios, y la celestial es la descendencia de los hijos de Dios. ¿Vieron lo sencillo que es todo?
Y ahora, en el Israel Celestial es que se cumplen las grandes profecías correspondientes a cada edad hasta llegar a la Edad de la Piedra Angular. Es con el Israel Celestial que Cristo ha estado tratando por aproximadamente dos mil años y Cristo ha estado en Espíritu Santo en medio de ese Israel Celestial.
Y ahora, el Israel Celestial tiene la promesa de que los santos que han partido serán resucitados, El no necesita estar en cada nación donde se cumplió cada edad para resucitar e ir a los sepulcros y resucitar a cada uno de los santos. ¿Cuántos años tomaría eso? ¿Yendo tumba por tumba y buscar el nombre de cada uno de los que murieron? Muchas de esas tumbas ya han desaparecido. ¿Y qué de los que han muerto en el mar? Pero…
Miren ustedes, la resurrección de los santos del Antiguo Testamento sucedió, ¿dónde? En Jerusalén. En un sitio se llevó a cabo la resurrección de muchos santos que habían muerto en diferentes lugares y habían sido sepultados en diferentes lugares.
Y ahora, ¿qué de los que del Nuevo Testamento que fueron echados a los leones y se los comieron los leones o los que fueron quemados en hogueras o en diferentes formas? ¿Ven? Pero habrá una resurrección y donde El ha determinado llevar a cabo esa resurrección ahí se levantarán los muertos en Cristo en cuerpos eternos.
Y vamos a dejar eso quietecito ahí, porque si continuamos hablando, siendo que Dios creará del polvo de la Tierra, entonces tendríamos que ver de qué territorio será el polvo de la Tierra que Dios usará para la creación del cuerpo de cada uno de Sus escogidos. Lo dejaremos quietecito.
Pero miren ustedes, para nosotros los que vivimos si permanecemos vivos hasta que los muertos en Cristo resuciten, ¿saben de dónde será el polvo de la Tierra que El tomará para el nuevo cuerpo, o sea, para El crear un nuevo cuerpo? Pues será del polvo de la Tierra que tenemos nosotros en forma de carne.
Ahora, ¿vieron ustedes cómo Dios no necesita, Cristo no necesita, ir por cada territorio para ir a resucitar en cada territorio la gente? Sino que El así como lo hizo dos mil años atrás, resucitó los santos que estaban en el Paraíso, se los trajo del Paraíso, y cuando salió pues les dio un cuerpo nuevo y aparecieron en medio del pueblo hebreo y le aparecieron a sus familiares. No podían ser conocidos completamente porque estando en un cuerpo nuevo y joven, porque no los va a resucitar ancianitos a los que ya tienen muchos años, sino que la resurrección es en cuerpos jóvenes y eternos.
Ahora, pronto ocurrirá la resurrección de los muertos en Cristo. No sabemos en qué año, pero sabemos que está muy cerca el tiempo, el momento en que esa promesa será cumplida, SOLO CREED. Solo creed que ellos van a ser resucitados y que nosotros vamos a ser transformados. SOLO CREED, porque para el que cree todo es posible. Abraham creyó y aunque estaba ya anciano fue transformado (y Sara también) para tener el hijo prometido.
Así que para nosotros es la promesa, y por consiguiente nosotros nos mantendremos creyendo. SOLO CREED. Para ser transformados SOLO CREED, para los muertos en Cristo ser resucitados nosotros creemos que van a ser resucitados en el Día Postrero, y ellos también lo creen, porque ellos están en el Paraíso y le dijeron al Rvdo. William Branham: “Nosotros vamos a regresar a la Tierra y vamos a tomar cuerpos, o sea, van a ser resucitados en cuerpos eternos.” Y entonces la fiesta para nosotros será mayor, porque van a estar con nosotros todos los santos del Nuevo Testamento que han partido y los de nuestro tiempo que han partido también. Y nosotros cuando los veamos seremos transformados dice el Rvdo. William Branham.
Así que para nosotros es esa promesa: “SOLO CREED.”
Ha sido para mí una bendición grande estar con ustedes en esta noche dándoles testimonio de cómo hacer para recibir esa bendición tan grande de nuestra transformación.
“SOLO CREED.”
Mientras tenemos el cántico de Erica y América que nos habla del hombre que nos transformó, que nos transformó interiormente, el cual también transformará nuestro cuerpo físico, nuestro Hno. Bermúdez pasará para continuar la actividad de esta noche.
Que Dios les bendiga a todos y les guarde, y con nosotros el cántico y luego Miguel Bermúdez Marín mientras escuchamos ese cántico.
“SOLO CREED.”