Muy buenas noches, amados amigos y hermanos presentes aquí en Ciudad Victoria, República Mexicana; es para mí una bendición grande estar con ustedes en esta noche, para compartir con ustedes unos momentos de compañerismo alrededor de la Palabra de Dios y Su Programa correspondiente a este tiempo final.
Me acompañan también mi esposa Erica y mi hija América, quienes pueden darles un saludito. También nos acompaña en este recorrido nuestra hermana, la doctora Nelly Fuentes de Lima, Perú; y también nos acompañan el joven José Benjamín Pérez de Puerto Rico y nuestro hermano Miguel Bermúdez Marín. Es realmente una bendición grande estar en estos recorridos por toda la América Latina y el Caribe, territorio donde Dios tiene Su simiente correspondiente a este tiempo final para completar Su Iglesia, Su Cuerpo Místico de creyentes.
¿Quién iba a imaginarse que el Cuerpo Místico de creyentes iba a ser completado con latinoamericanos y caribeños? Nadie se había imaginado eso, no pasó por la mente de ninguna persona, excepto de Una, de Dios. Eso estaba en la mente de Dios, y lo reflejó en el tabernáculo que construyó Moisés y el templo que construyó Salomón, templos que son tipo y figura del Templo Celestial y son tipo y figura de la Iglesia del Señor Jesucristo.
¿Y dónde estaba el lugar santísimo del tabernáculo que construyó Moisés y el templo que construyó el rey Salomón? Pues en el occidente. Por lo tanto en el Templo Espiritual que Jesucristo estaría construyendo, el Lugar Santísimo sería construido con piedras vivas del occidente; así como el Lugar Santo ha sido construido con piedras vivas, seres humanos, que comenzaron allá del territorio de Israel a Asia Menor, Europa, y luego Norteamérica, y luego pasa de Norteamérica a la América Latina y el Caribe para la construcción del Lugar Santísimo de Su Templo Espirital.
Por eso estos recorridos en la América Latina y el Caribe son gloriosos, porque Dios está cumpliendo Su Programa correspondiente al Lugar Santísimo del Templo Espiritual de Cristo en el cual se va materializando el Lugar Santísimo del Templo Celestial. Por lo tanto la representación del Templo Celestial, la representación del Templo Celestial en la Tierra es en la Iglesia del Señor Jesucristo. Ya no está la representación del tabernáculo que construyó Moisés o el templo que construyó Salomón, ya el pueblo hebreo no tiene templo que represente el Templo Celestial de Dios; pero Jesucristo si tiene Templo, un Templo que está construyendo. Por lo tanto el Israel Celestial, la Iglesia de Jesucristo tiene un Templo: es la misma Iglesia de Jesucristo, y ese Templo está siendo construido.
Y ahora, nos encontramos en la etapa más gloriosa de ese Templo Espiritual. Por lo tanto en la Tierra hay una representación del Templo Celestial y es la Iglesia de Jesucristo. Y en este tiempo final hay una representación como la hubo en las siete edades, hubo una representación del Lugar Santo, del Templo Celestial. Y ahora, en el tiempo final en el cual vivimos, en la América Latina y el Caribe, está la representación del Lugar Santísimo del Templo Celestial.
¿Ven el por qué es tan importante y tan glorioso estar en estos recorridos en la América Latina y el Caribe? Porque Dios está materializando el Lugar Santísimo del Templo Celestial en Su Iglesia, Su Templo Espiritual. Y está construyendo ese Lugar Santísimo, y cuando complete esa labor entonces será dedicado a Dios para Dios morar en toda Su plenitud en Su Iglesia, Su Templo Espiritual.
Y de ahí en adelante, pues, ya no tendremos los problemas que tenemos en la actualidad, porque ya entonces tendremos un cuerpo eterno, inmortal, incorruptible y glorificado, seremos a imagen y semejanza de nuestro amado Señor Jesucristo. Por eso en Primera de Corintios, capítulo 15, nos dice el apóstol San Pablo, el cual era un conocedor grande del misterio del Templo Espiritual de Cristo, nos dice en el capítulo 15 de Primera de Corintios, versos 42 en adelante, dice:
“Así también es la resurrección de los muertos.
Se siembra en corrupción, resucitará en incorrupción.
Se siembra en deshonra, resucitará en gloria; se siembra en debilidad, resucitará en poder.
Se siembra cuerpo animal, resucitará cuerpo espiritual. Hay cuerpo animal, y hay cuerpo espiritual.
Así también está escrito: Fue hecho el primer hombre Adán alma viviente; el postrer Adán, espíritu vivificante.
Mas lo espiritual no es primero, sino lo animal; luego lo espiritual.
El primer hombre es de la tierra, terrenal; el segundo hombre, que es el Señor, es del cielo.
Cual el terrenal, tales también los terrenales; y cual el celestial, tales también los celestiales.
Y así como hemos traído la imagen del terrenal, traeremos también la imagen del celestial.
Pero esto digo, hermanos: que la carne y la sangre no pueden heredar el reino de Dios, ni la corrupción hereda la incorrupción.
He aquí, os digo un misterio: No todos dormiremos; pero todos seremos transformados,
en un momento, en un abrir y cerrar de ojos, a la final trompeta; porque se tocará la trompeta, y los muertos serán resucitados incorruptibles, y nosotros seremos transformados.
Porque es necesario que esto corruptible se vista de incorrupción, y esto mortal se vista de inmortalidad.
Y cuando esto corruptible se haya vestido de incorrupción, y esto mortal se haya vestido de inmortalidad, entonces se cumplirá la palabra que está escrita: Sorbida es la muerte en victoria.
¿Dónde está, oh muerte, tu aguijón? ¿Dónde, oh sepulcro, tu victoria?
Ya que el aguijón de la muerte es el pecado, y el poder del pecado, la ley.
Mas gracias sean dadas a Dios, que nos da la victoria por medio de nuestro Señor Jesucristo.
Así que, hermanos míos amados, estad firmes y constantes, creciendo en la obra del Señor siempre, sabiendo que vuestro trabajo en el Señor no es en vano.”
Que Dios bendiga nuestras almas con Su Palabra y nos permita entenderla.
Nuestro tema es: “CRISTO NUESTRA VICTORIA.”
“CRISTO NUESTRA VICTORIA.”
La victoria nuestra es Cristo, y es en Cristo y a través de Cristo que nosotros obtenemos la victoria. Así como el pueblo hebreo obtuvo la victoria cuando estaba esclavizado en Egipto, ¿cuándo obtuvo la victoria? Cuando Dios envió al Profeta Moisés y usó al Profeta Moisés.
En la víspera de la pascua encontramos que se sacrificó el cordero pascual, la sangre del cordero pascual fue aplicada sobre el dintel y los postes de los hogares y el cuerpo del cordero pascual fue asado y fue colocado dentro de los hogares de los hebreos y fue comido durante la noche por los hebreos, y estaban allí seguros los primogénitos del pueblo hebreo, cada uno en su hogar con su familia.
Fue para la preservación de la vida de los primogénitos que estaban en esos hogares; porque en la noche de la pascua, Dios visitaría a los egipcios y moriría todo primogénito, comenzando desde el primogénito del faraón hasta el primogénito de los que estaban en la cárcel; y también los primogénitos de los animales.
Los egipcios no tenían la revelación del cordero pascual siendo sacrificado y su sangre aplicada en el dintel y los postes de los hogares, y el cuerpo siendo asado y comido dentro de los hogares durante la noche de la pascua; pero esa revelación la tenía el pueblo hebreo ¿por qué? Porque Dios se la había dado al Profeta Moisés.
Toda revelación tiene que venir al pueblo por medio de un profeta, tiene que venir esa revelación primero al profeta que Dios tiene para ese tiempo y luego ese profeta tiene que comunicarla al pueblo de Dios.
Y por causa de esa revelación divina que recibió Moisés y la dio al pueblo he hicieron de acuerdo a eso que Dios le reveló al profeta Moisés, la vida de los primogénitos fue preservada, no murieron en la noche de la pascua los primogénitos; por lo tanto todos los Primogénitos son de Dios, pertenecen a Dios.
Y ahora, eso sucedió en medio del Israel terrenal, y los primogénitos del Israel terrenal representan los Primogénitos del Israel Celestial, representan a la Iglesia del Señor Jesucristo, los miembros de la Iglesia de Jesucristo son los Primogénitos del Cielo.
Y ahora, para la preservación de la vida de los primogénitos del Cielo para obtener la victoria (como la obtuvo el pueblo hebreo en ese tiempo y salieron libres durante la mañana de la pascua), encontramos que por medio de Jesucristo, el Cordero de Dios, el Cordero Pascual, porque Cristo es nuestra Pascua, obtenemos la gran victoria en el Amor Divino.
“Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna.” San Juan, capítulo 3, verso 14 al 19.
Todo aquel que en El cree tiene vida eterna y no vendrá a condenación sino que pasó de muerte a vida.
“El que oye mi palabra, y cree al que me envió, tiene vida eterna; y no vendrá a condenación, mas ha pasado de muerte a vida.” San Juan, capítulo 5, verso 24.
Y ahora, podemos ver que el misterio para obtener la victoria está en Jesucristo, porque El es nuestra victoria, y El es el Cordero Pascual para la preservación de la vida de los Primogénitos escritos en el Cielo en el Libro de la Vida del Cordero, como nos habla San Pablo en su carta a los hebreos, en el capítulo 12, versos 22 al 23, dice:
“Sino que os habéis acercado al monte de Sion, a la ciudad del Dios vivo, Jerusalén la celestial, a la compañía de muchos millares de ángeles,
a la congregación de los primogénitos que están inscritos en los cielos, a Dios el Juez de todos, a los espíritus de los justos hechos perfectos,
a Jesús el Mediador del nuevo pacto, y a la sangre rociada que habla mejor que la de Abel.”
Y ahora, ya no se necesita la sangre de un cordero pascual literal, sino que tenemos la Sangre del Cordero de Dios, Jesucristo nuestro Salvador.
Juan el Bautista cuando vio a Jesús en el Evangelio según San Juan, capítulo 2, vean ustedes lo que dijo ese gran profeta Juan el Bautista. Vamos a ver capítulo 1, versos 25 en adelante, dice:
“Y le preguntaron (a Juan), y le dijeron: ¿Por qué, pues, bautizas, si tú no eres el Cristo, ni Elías, ni el profeta?
Juan les respondió diciendo: Yo bautizo con agua; mas en medio de vosotros está uno a quien vosotros no conocéis.
Este es el que viene después de mí, el que es antes de mí, del cual yo no soy digno de desatar la correa del calzado.
Estas cosas sucedieron en Betábara, al otro lado del Jordán, donde Juan estaba bautizando.
El siguiente día vio Juan a Jesús que venía a él, y dijo: He aquí el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo.”
Vean cómo Juan identificó a Cristo como el Cordero Pascual que quita el pecado del mundo, el Cordero de Dios, lo identificó como el Sacrificio por el pecado, lo identificó como el Cordero de Dios. El precursor de la Primera Venida de Cristo identificó a Cristo en Su Primera Venida como el Cordero de Dios. El precursor de la Segunda Venida de Cristo en su mensaje y con su mensaje identifica la Segunda Venida de Cristo como el León de la Tribu de Judá en Su Obra de Reclamo.
“Este es aquel de quien yo dije: Después de mí viene un varón, el cual es antes de mí; porque era primero que yo.”
Y ahora, el que viene después es primero; porque los primeros son postreros y los postreros son primeros. Dice:
“Y yo no le conocía; mas para que fuese manifestado a Israel, por esto vine yo bautizando con agua.
También dio Juan testimonio, diciendo: Vi al Espíritu que descendía del cielo como paloma, y permaneció sobre él.
Y yo no le conocía; pero el que me envió a bautizar con agua, aquél me dijo: Sobre quien veas descender el Espíritu y que permanece sobre él, ése es el que bautiza con el Espíritu Santo.
Y yo le vi, y he dado testimonio de que éste es el Hijo de Dios.
El siguiente día otra vez estaba Juan, y dos de sus discípulos.
Y mirando a Jesús que andaba por allí, dijo: He aquí el Cordero de Dios.
Le oyeron hablar los dos discípulos, y siguieron a Jesús.”
Andrés y Juan (el hermano de Jacobo o de Santiago) fueron estos dos discípulos, pues fueron discípulos de Juan primero, fueron discípulos del precursor de la Primera Venida de Cristo y después cuando supieron quién era el Precursado, quien era Aquel al cual Juan le estaba preparando el camino, pues Juan Lo identificó como el Cordero de Dios, entonces, dejaron a Juan, pero no enojados con Juan, sino agradecidos a Juan que les dijo quién era el Hombre que vendría después de El; y se los señaló, les dijo: “Este es.” Y era nada menos que pariente de Juan el Bautista, era primo de Juan el Bautista y era también primo de Santiago (o sea, de Jacobo) y de Juan el apóstol; porque Salomé, la madre de Juan y Santiago era hermana de la virgen María; y Juan el Bautista era primo de Jesús porque María y Elisabet la madre de Juan el Bautista eran parientes también. O sea, que algo en esta familia grande descendientes del rey David estaba sucediendo, ¿qué era? Que Dios estaba cumpliendo Sus promesas.
Y ahora vean ustedes cómo de esa misma descendencia del rey David viene el precursor y luego viene el Precursado y luego también vienen algunos apóstoles que siguieron al precursor y luego siguieron al Precursado.
Y ahora, para el Día Postrero de la misma Familia de Dios, de la misma descendencia de Dios, encontramos que han venido los apóstoles, los siete ángeles mensajeros, el precursor de la Segunda Venida de Cristo y tiene que la Segunda Venida de Cristo como el León de la Tribu de Judá ser manifestada en medio de la Iglesia del Señor Jesucristo antes de manifestarse a Israel, y tiene todo que ser en la Familia de Dios que es la descendencia de Dios, la Iglesia del Señor Jesucristo.
El precursor de la Segunda Venida de Cristo en la página 474 y 475 del mensaje de “Los Sellos,” dijo: “Yo no sé quién será, yo no sé quién será”; hablando de Aquel al cual él le está preparando el camino. Pero en la página 256, él dice:
“Cuando nuestro Señor aparezca sobre la tierra, El vendrá sobre un caballo blanco como la nieve, y será completamente Emmanuel —la Palabra de Dios encarnada en un hombre.—”
Es la Venida del Verbo en carne en el Día Postrero, eso fue lo que precursó Juan el Bautista en la Primera Venida de Cristo y eso es lo que precursó el Rvdo. William Branham para ser la Segunda Venida de Cristo, siendo cumplida.
Y eso es lo que muestra el Libro del Apocalipsis en el capítulo 19: la Venida del Verbo, la Palabra, el Angel del Pacto, en carne humana para el Día Postrero, en donde todos esos símbolos de Su rostro como el sol, Sus cabellos como blanca lana, Sus ojos como llama de fuego, una espada saliendo de Su boca que es la Palabra, y una túnica desde el cuello hasta los pies, y Sus pies como columnas de fuego, como bronce bruñido, bronce ardiente; el bronce representa el juicio divino.
Así que todos esos símbolos que fueron vistos en el Hijo del Hombre, pues Cristo, le dio a Juan el apóstol la revelación apocalíptica a través de Su Angel Mensajero, el cual fue enviado a Juan en espíritu, y le mostró en símbolos todo ese Programa que encontramos en el libro del Apocalipsis.
Vean ustedes en Malaquías, capítulo 4, verso 2, dice:
“Mas a vosotros los que teméis mi nombre, nacerá el Sol de justicia, y en sus alas traerá salvación.”
A los que temen el Nombre del Señor nacerá el sol de justicia. Por eso en el monte de la transfiguración Cristo se transfiguró delante de Sus discípulos y Su rostro resplandeció como el sol; porque allí está mostrando Cristo Su Segunda Venida y Su rostro como el sol; vean ustedes, por cuanto el sol es el astro rey y Cristo es el Rey de reyes y Señor de señores Su rostro resplandeció como el sol, porque está resplandeciendo como Rey de reyes y Señor de señores. Viene como Rey, viene con Su rostro como el Sol.
En el sol está tipificada la Segunda Venida de Cristo como Rey, como también en el León. En Su Primera Venida fue representado en el Cordero para llevar a cabo el Sacrificio en la Cruz del Calvario. Y Juan precursó la Primera Venida de Cristo como Cordero de Dios para quitar el pecado del mundo, y el Rvdo. William precursó la Segunda Venida de Cristo como el León de la Tribu de Judá, para llevar a cabo la Obra de Reclamo de todo lo que El ha redimido con Su Sangre Preciosa, y resucitar a los muertos en Cristo y transformarnos a todos nosotros.
Y ahora, como León es que El clama y Siete Truenos emiten Sus voces y revela a Su Iglesia el misterio del Séptimo Sello, el misterio de Su Venida, el misterio de la Venida del Angel fuerte del Angel del Pacto. Así como el misterio de la Venida del Angel del Pacto dos mil años atrás fue el Verbo viniendo en carne humana en el velo de carne llamado Jesús, era Emanuel —Dios con nosotros.—
Y para el Día Postrero vendrá el Espíritu Santo, el Angel del Pacto, en carne humana como el León de la Tribu de Judá. Eso fue lo que precursó el Rvdo. William Branham, siendo el precursor de la Segunda Venida de Cristo con el espíritu y virtud de Elías en su cuarta manifestación.
Y así como Cristo nos ha dado la Gran Victoria en el Amor Divino en Su Primera Venida, llevando a cabo Su Obra de Redención en la Cruz del Calvario y tomando nuestro pecados y lavándonos con Su Sangre Preciosa, y así llevando a cabo Su Obra de Redención para libertar a cada persona que tiene su nombre escrito en el Cielo en el Libro de la Vida del Cordero; esa liberación fue representada en la liberación del pueblo hebreo.
Y para el Día Postrero con la Venida del Verbo, la Palabra, El nos dará la liberación física también, en donde nos libertará físicamente transformando nuestros cuerpos y resucitando los muertos creyentes en Cristo que ya han partido. Eso será una liberación como fue realizada la liberación del pueblo hebreo en Egipto, una liberación física para ser libertados físicamente también, y ya no pertenecer físicamente a este reino terrenal, sino totalmente al Reino de Dios, con un cuerpo perteneciente al Reino de Dios, un cuerpo eterno, inmortal, incorruptible y glorificado. Y Cristo nos dará la Gran Victoria en el Amor Divino en este tiempo final.
Ahora, es en Cristo que obtuvimos la victoria para obtener el perdón de nuestros pecados y obtener el nuevo nacimiento y recibir así el Espíritu Santo y recibir el cuerpo teofánico de la sexta dimensión. Y es en Cristo, en Su Primera Venida que toda esa victoria y liberación fue llevada a cabo.
Y ahora, para la liberación física, libertados, de lo mortal, corruptible y temporal, la Segunda Venida de Cristo como León de la Tribu de Judá producirá esa Gran Victoria en el Amor Divino, para ser transformados y llevados con Cristo a la Cena de las Bodas del Cordero; y así salir de esta dimensión terrenal y salir así de este reino terrenal, del príncipe de las tinieblas, y ser llevados a la Casa de nuestro Padre Celestial.
Así como el pueblo hebreo celebraba la pascua en memoria de aquella primera pascua que se llevó a cabo allá en Egipto, encontramos que siendo Cristo nuestra Pascua, se lleva a cabo la Santa Cena en memoria de Cristo, nuestra Pascua, que fue sacrificado en la Cruz del Calvario. Por eso San Pablo dice:
“Todas las veces que comiereis este pan, y bebiereis esta copa, la muerte del Señor anunciáis hasta que él venga.” {Primera de Corintios 11:26 —Editor}.
Y anunciando la muerte del Señor Jesucristo en la Cruz del Calvario y esa Obra de Redención que llevó a cabo por todos nosotros, recordamos que El nos limpió de todo pecado con Su Sangre, y nos salvó, nos redimió y nos colocó reconciliados con Dios en el Reino de Dios.
“La muerte del Señor anunciáis hasta que venga.” En cada ocasión en que tomamos la Santa Cena anunciamos esa gran victoria obtenida en la Cruz del Calvario por nuestro amado Señor Jesucristo para nuestra liberación. Y anunciamos la muerte del Señor hasta que El venga. Cuando El se levante del Trono del Padre en el Cielo donde está haciendo Intercesión como Sumo Sacerdote del Templo Celestial allá en el Lugar Santísimo, entonces El vendrá en toda Su plenitud manifestado en el Día Postrero en el Séptimo Milenio y ya entonces se cerrará la Puerta de la Misericordia, porque ya el Padre de Familia que es nuestro amado Señor Jesucristo se habrá levantado del Trono del Padre.
También en Daniel, capítulo 12, dice: “En aquel tiempo se levantará Miguel, el gran príncipe que está de parte de los hijos de Israel.”
Y ahora, ¿de dónde se levantará Cristo? Pues del Trono del Padre, para dar por concluida Su Obra de Intercesión en el Cielo, tomar el Titulo de Propiedad que es el Libro de los Siete Sellos, abrirlo en el Cielo y reclamar todo lo que El ha redimido con Su Sangre Preciosa y resucitar a los muertos en Cristo y transformarnos a nosotros los que vivimos, lo cual ocurrirá cuando se haya completado el número de los escogidos de Dios en la Casa de Dios, cuando haya nacido hasta el último de los escogidos de Dios en la Casa de Dios, cuando haya recibido hasta el último escogido de Dios el nuevo nacimiento; entonces el Padre de Familia que es Cristo se levantará del Trono del Padre.
San Lucas, capítulo 13, versos 22 en adelante, dice:
“Pasaba Jesús por ciudades y aldeas, enseñando, y encaminándose a Jerusalén.
Y alguien le dijo: Señor, ¿son pocos los que se salvan? Y él les dijo:
Esforzaos a entrar por la puerta angosta; porque os digo que muchos procurarán entrar, y no podrán.
Después que el padre de familia se haya levantado y cerrado la puerta, y estando fuera empecéis a llamar a la puerta, diciendo: Señor, Señor, ábrenos, él respondiendo os dirá: No sé de dónde sois.”
Pronto se va a cerrar esa Puerta, la Puerta de la Misericordia de Dios, y Cristo es esa Puerta como el Cordero de Dios, y como el Buen Pastor. El dijo que El es la Puerta de las ovejas.
Por medio de Cristo que es la Puerta entramos por esa Puerta, la Puerta de Salvación, la Puerta de Misericordia, mientras El está en el Trono del Padre haciendo Intercesión. Pero cuando termine esa Obra ya esa Puerta será cerrada y ya no habrá más Misericordia en el Trono del Padre para ninguna persona.. Por lo tanto Dios verá los pecados de las personas, porque ya no habrá Sangre allá en el Cielo en el Trono de Dios, y entonces desde el Trono del Padre será hablado el juicio divino sobre los seres humanos; y por consiguiente vienen los juicios de la gran tribulación sobre la raza humana, como vinieron los juicios divinos sobre los egipcios en el tiempo del ministerio de Moisés estando en Egipto.
Ahora, hemos visto lo que estará sucediendo en este tiempo final.
Pero nosotros no tenemos que tener ningún miedo, porque nuestra victoria es y está en Jesucristo nuestro Salvador.
Cuando la Puerta de la Misericordia se cierre, ya todos los escogidos de Dios escritos en el Cielo habrán alcanzado la Misericordia de Dios y serán transformados y habrán obtenido la gran victoria en el Amor Divino, y estaremos en cuerpos inmortales, cuerpos incorruptibles y glorificados igual al cuerpo de nuestro amado Señor Jesucristo, seremos iguales a nuestro amado Señor Jesucristo.
Y por consiguiente perteneceremos físicamente también a una Nueva Raza con cuerpos eternos: la Nueva Raza de los inmortales que son el Israel Celestial, la Iglesia del Señor Jesucristo, porque hemos recibido vida eterna de parte de Jesucristo nuestro Salvador, y hemos sido reconciliados con Dios por medio de Jesucristo nuestro Salvador y Sumo Sacerdote del Templo Celestial. El es el Sumo Sacerdote Intercesor en el Cielo en el Templo Celestial.
En Hebreos, capítulo *13, verso 20, dice:
“Y el Dios de paz que resucitó de los muertos a nuestro Señor Jesucristo, el gran pastor de las ovejas, por la sangre del pacto eterno.”
Y ahora, por la Sangre del Pacto Eterno, por la Sangre del Nuevo Pacto, la Sangre de Jesucristo representada en el vino, nosotros estamos bajo el Nuevo Pacto del cual tanto habló Dios por medio del profeta Isaías, Jeremías y Ezequiel.
Y luego Cristo dice, cuando da a comer el pan y beber el vino, dando a beber la copa de vino a Sus discípulos, dice, dando el pan dice: “Este pan es mi Cuerpo que por vosotros es partido, comed esto en memoria de mi.” Y cuando da la copa, dice: “Esta copa es la Sangre del Nuevo Pacto que por vosotros es derramada.” La Sangre del Nuevo Pacto que estaba en el Cuerpo de Jesús fue derramada para que así todos los que tienen sus nombres escritos en el Cielo, en el Libro de la Vida del Cordero, entraran al Nuevo Pacto, bajo la Sangre del Nuevo Pacto que es la Sangre de nuestro amado Señor Jesucristo, la Sangre que nos limpia de todo pecado. La Sangre de Jesucristo nos limpia de todo pecado.
Y así por la Sangre Preciosa de Jesucristo, la Sangre del Nuevo Pacto, nosotros obtenemos la victoria en contra del diablo.
Vean, en Apocalipsis, capítulo 12, versos 10 al 12, dice:
“Entonces oí una gran voz en el cielo, que decía: Ahora ha venido la salvación, el poder, y el reino de nuestro Dios, y la autoridad de su Cristo; porque ha sido lanzado fuera el acusador de nuestros hermanos, el que los acusaba delante de nuestro Dios día y noche.
Y ellos le han vencido por medio de la sangre del Cordero y de la palabra del testimonio de ellos, y menospreciaron sus vidas hasta la muerte.
Por lo cual alegraos, cielos, y los que moráis en ellos. ¡Ay de los moradores de la tierra y del mar! porque el diablo ha descendido a vosotros con gran ira, sabiendo que tiene poco tiempo.”
Y cuando se le acabe al diablo el tiempo de estar acusando a los hijos e hijas de Dios, entonces será echado por Tierra y el diablo se encarnará en toda su plenitud en el anticristo, el hombre de pecado, la bestia, y estará con gran ira y tratará de destruir tanto a los hebreos; y principalmente a los hebreos que recibirán la Palabra de Dios, 144 mil hebreos, y también a las vírgenes insensatas.
También el diablo tratará de destruir a las vírgenes prudentes, pero las vírgenes prudentes serán transformadas las que estarán vivas y las que partieron resucitarán en cuerpos eternos; por lo tanto no podrán matar a las vírgenes prudentes que estarán en la Tierra cuando ya estén transformadas las vírgenes prudentes; y por consiguiente el diablo se tornará en contra de las vírgenes insensatas y en contra de los 144 mil hebreos, quienes pasarán por la gran tribulación.
Pero los escogidos, las vírgenes prudentes, no pasarán por la gran tribulación, serán raptados, arrebatados al Cielo, y serán llevados a la Casa de nuestro Padre Celestial, para estar allí en la Cena de las Bodas del Cordero con Cristo; esa Fiesta Celestial que Dios ha preparado para todos aquellos que habrán obtenido la gran Victoria en el Amor Divino, y Cristo es nuestra Victoria; y es por medio de Cristo que obtenemos esa gran Victoria, como la obtuvo el pueblo cuando fue libertado allá en Egipto al sacrificar el cordero pascual; tipo y figura del Sacrificio de Cristo en la Cruz del Calvario para darnos la victoria.
Cristo es entonces nuestra Victoria, y por medio de Cristo obtenemos la Gran Victoria en el Amor Divino.
“CRISTO NUESTRA VICTORIA.”
Sin Cristo no hay victoria para ninguna persona. Nadie puede redimirse a sí mismo, nadie puede reconciliarse con Dios por sí mismo, solamente por medio de Jesucristo nuestro Salvador, que es tanto el Sacrificio por el pecado, como también el Sumo Sacerdote que hace la Obra de Reconciliación por medio de Su propio Sacrificio de Redención, para ser redimidos. Redimir significa volver al lugar de origen.
Por lo tanto, la Obra de Redención es la Obra de Cristo: colocarnos nuevamente con Dios, reconciliarnos con Dios como hijos e hijas de Dios.
Y ahora, la victoria es por medio de Jesucristo nuestro Salvador. CRISTO ES NUESTRA VICTORIA.
“CRISTO NUESTRA VICTORIA.”
Ha sido para mi un privilegio grande estar con ustedes en esta noche dándoles testimonio de: “CRISTO NUESTRA VICTORIA.”
Que las bendiciones de Jesucristo, nuestra Victoria, sean sobre todos ustedes y sobre mi también y pronto se complete el número de los escogidos de Dios en el Cuerpo Místico de Cristo y pronto Cristo se levante del Trono del Padre y reclame todo lo que El ha redimido con Su Sangre Preciosa y resucite a los muertos en Cristo y a nosotros nos transforme y nos lleve con El a la Cena de las Bodas del Cordero en el Cielo. En el Nombre Eterno del Señor Jesucristo. Amén y amén.
Muchas gracias por vuestra amable atención amados amigos y hermanos presentes en esta noche, aquí en la ciudad de Victoria, en Ciudad Victoria, República Mexicana.
Continúen pasando una noche llena de las bendiciones de Jesucristo.
Dejo con nosotros nuevamente al Rvdo. Miguel Bermúdez Marín para continuar y finalizar nuestra parte en esta ocasión aquí bajo esta carpa; y luego si tienen programado tener la Santa Cena, entonces el Rvdo. Miguel Bermúdez Marín y vuestro pastor, el Rvdo. Francisco, estarán preparando todo para que así se lleve a cabo la Santa Cena si así lo tienen programado para esta ocasión.
Dejo nuevamente con nosotros al Rvdo. Miguel Bermúdez Marín para continuar.
Que Dios les bendiga y les guarde a todos.
“CRISTO NUESTRA VICTORIA.”