El que puede matar la muerte

Muy buenas tardes, amados amigos y hermanos reunidos aquí en Matamoros, República Mexicana; es para mí una bendición y privilegio grande estar con ustedes en esta ocasión, para compartir con ustedes unos momentos de compañerismo alrededor del Programa Divino correspondiente a nuestro tiempo. Para lo cual quiero leer en Oseas, capítulo 13, versos 13 al 14 (versos 13 al 14), donde dice:

Dolores de mujer que da a luz le vendrán; es un hijo no sabio, porque ya hace tiempo que no debiera detenerse al punto mismo de nacer.

De la mano del Seol los redimiré, los libraré de la muerte. Oh muerte, yo seré tu muerte; y seré tu destrucción, oh Seol; la compasión será escondida de mi vista.”

Que Dios bendiga nuestras almas con Su Palabra y nos permita entenderla.

EL QUE PUEDE MATAR LA MUERTE.” Ese es nuestro tema para esta ocasión.

EL QUE PUEDE MATAR LA MUERTE.”

Para poder comprender el misterio de la muerte y también comprender el misterio de la vida, tenemos que saber que la muerte personificada es el diablo, y la vida es Dios.

Y ahora, cuando el diablo se rebeló en contra de Dios, encontramos que el diablo se manifestó como la muerte, y todos los ángeles que le seguían, al ser ese ejército de ese arcángel llamado lucero, cayeron de la Vida Eterna. Dice el Rvdo. William Branham que lucero (ese arcángel) y los ángeles que le seguían, tenían libre albedrío como los seres humanos, dice en la página 20 de este folleto que contiene extractos, este folleto se titula: “Angeles,” es un compendio de diferentes citas del Rvdo. William Branham, de mensajes del Rvdo. William Branham. Dice en la página 20, dice:

“Recuerden, el pecado no comenzó aquí en la Tierra. El pecado comenzó en el Cielo, cuando lucero (lucifer) llevó y se hizo… El dijo: ‘Yo quiero una denominación, y hacer una cosa tremenda.’ Y se fue al lado Norte y se edificó algo más grande de lo que tenía Miguel. Y fue echado del Cielo (se edificó algo más grande que lo que tenía el arcángel Miguel).

Y aquellos Angeles allá, aquellos espíritus. Por eso es “Porque sabemos que si nuestra morada terrestre, este tabernáculo, se deshiciere, tenemos una que nos espera.” [Primera de Corintios 5:1] Y también por eso fue que nuestros nombres fueron escritos en el Libro de la Vida del Cordero desde antes de la fundación del mundo. [Apocalipsis 13, verso 8; y Apocalipsis 17, verso 8] “Todo lo que el Padre me da, vendrá a mí.” [San Juan, capítulo 6, verso 37].’

El pecado no comenzó aquí en la Tierra. El pecado comenzó en el Cielo, lucero (lucifer), el mismo diablo, ya era una criatura condenada por razón de su desobediencia antes de llegar a la Tierra. El pecado comenzó en el Cielo, donde Dios colocó a los Angeles y demás sobre la misma base como hizo con los humanos. La ciencia, el árbol de la ciencia. El Arbol de la Vida, y el árbol de la ciencia, de donde el hombre podía escoger. Y cuando a lucero le fue dado la preeminencia para poder escoger, él deseaba algo mejor que lo que Dios tenía. Allí comenzó el problema.”

Y ahora lucero, ese arcángel lucero o lucifer, tenía libre albedrío, pero escogió él en forma incorrecta y entonces cayó.

Y todo ser humano por cuanto tiene libre albedrío le toca escoger, le toca escoger o el Arbol de la Vida que es Cristo, o el árbol de ciencia del bien y del mal que es el diablo. Si no sirve a Cristo por consiguiente estará sirviendo al diablo; solamente se sirve a dos personas: a Cristo que es Dios, o al diablo.

Ahora, la muerte y la vida. El árbol de ciencia del bien y del mal es el diablo y produce la muerte; por eso cuando el ser humano comió del árbol de ciencia del bien y del mal le vino la muerte.

El ser humano no fue creado para morir, pero Dios le dijo: “El día que comas de ese árbol de ciencia del bien y del mal, morirás.” Por lo tanto en el árbol de ciencia del bien y del mal que es el diablo, está la muerte; en el Arbol de la Vida que es Cristo está la Vida Eterna.

Y ahora, en el Huerto del Edén la muerte que es el diablo se personificó en la serpiente, se hizo carne en aquel animal, la serpiente que era el animal más astuto de todos, y por medio de la serpiente engañó a Eva y así trajo la muerte a la raza humana. Encontramos que la Escritura dice que la muerte entró por un hombre (o sea, por Adán) allá en el Huerto del Edén, cuando Eva pecó y también pecó Adán.

Y ahora, la raza humana ha tenido un problema muy grande en medio de ella y es la muerte, ese es el problema mayor que ha tenido la raza humana, y le ha traído ese problema, ¿quién? El diablo que es la muerte.

Ahora, tenemos la promesa de que Dios destruirá la muerte. La muerte de la muerte es Cristo, Cristo destruirá la muerte con la Vida Eterna, pues cuando Cristo le da Vida Eterna a la persona, destruyó la muerte en la persona.

Y ahora, la muerte siendo el problema de la raza humana la cual le ha cortado la vida, le ha quitado la Vida Eterna al ser humano, y le ha ido acortando los años de vida terrenales al ser humano, después que el hombre cayó y entró la muerte a la raza humana, vean ustedes: Adán pudo vivir muchos años, como también los que vivieron cerca del tiempo de Adán, los cuales también vivieron una cantidad muy grande de años, pero con todo y eso no llegaron a mil años de edad.

Ahora, Adán vivió… vamos a ver… Adán vivió casi mil años, pero no llegó a los mil años de edad, ¿por qué? Porque ya la sentencia de la muerte estaba dictada sobre la raza humana; por lo tanto el ser humano no podía vivir mil años. El día que el ser humano comiera del árbol de ciencia del bien y del mal, ese día moriría. Murió espiritualmente, perdió la Vida Eterna, eso es una muerte mayor que perder la vida física, y luego la vida de su cuerpo físico tenía que morir, esa vida del cuerpo físico no podía llegar a mil años. “Un día delante del Señor es como mil años para el ser humano,” o sea, es un milenio; por lo tanto, en el milenio en que comiera Adán y Eva del árbol de ciencia del bien y del mal, en ese milenio tenía que morir; y por eso es que el ser humano ha sido victima de la muerte: por causa de que la muerte entró a la raza humana allá en el Huerto del Edén.

Adán pudo vivir bastantes años, pero no llegó a mil años luego que había pecado ante de Dios, Adán sabía el problema en el cual se iba a meter si escuchaba la voz de Eva, y comía él también del árbol de ciencia del bien y del mal.

Ahora, podemos ver que luego de la caída, los primeros hombres lograron vivir hasta 969 años como Matusalén, pero no podían llegar a mil años por causa de la sentencia divina.

Ahora, a medida que han ido pasando los milenios la vida del ser humano se ha ido acortando, vean ustedes, luego que fueron viviendo en la Tierra los seres humanos. Encontramos que Set vivió 912 años, *Enós vivió 905 años, Adán vivió 930 años; eso está en el Génesis, capítulo 5, verso 5 en adelante, ahí está toda esa información.

Vean, Adán vivió 930 años, Set vivió 912 años, Enós vivió 905 años, y así sigue enumerando la vida de cada una de estas personas; Cainán vivió 910 años, Mahalaleel vivió 895 años, Enoc vivió 365 años y se lo llevó Dios, si no hubiese vivido mucho más; luego Matusalén que fue el hijo de Enoc sobre el cual cayó la bendición, esa bendición que venía de uno al otro, Matusalén vivió 969 años, fue la persona que más vivió.

Por eso cuando encontramos un ancianito o una anciana ya bien viejito, algunos dicen: “Tú eres más viejo que Matusalén”; porque fue el hombre que vivió más tiempo en la Tierra. Luego encontramos a Noé, el cual vivió también muchos años sobre la Tierra, cuando vino el diluvio ya él tenía unos 600 años, y cuando murió ya tenía mucho más de 600 años.

Encontramos que a medida que ha ido transcurriendo el tiempo, las edades, las dispensaciones, los siglos y los milenios, la vida del ser humano se ha ido acortando.

Ahora miren los años que vivió Noé (o sea, que vivió muchos años), en el capítulo 9 del Génesis, verso 28 al 29, dice:

Y vivió Noé después del diluvio trescientos cincuenta años (y el diluvio ocurrió cuando Noé tenía 600 años, 600 y 350 son 950, dice:)

Y fueron todos los días de Noé novecientos cincuenta años; y murió (o sea, que por más que el ser humano haya podido vivir en la Tierra, la última palabra es: “Y vivió tantos años y murió).”

Luego, tenemos toda esa descendencia que apareció después, nos habla de Sem, de Cam y de Jafet, y dice, acerca de Sem dice [Génesis 11:11 —Editor]:

Y vivió Sem, después que engendró a Arfaxad, quinientos años, y engendró hijos e hijas (por lo tanto Sem vivió 600 años).”

Y luego, Arfaxad después que engendró a Sala, vivió cuatrocientos tres años, y engendró hijos e hijas; pero vean ustedes vivió después que engendró a Sala, vivió 403 años, y cuando había engendrado a Sala tenía 35 años, 35 y 403 son 438 años.

Y sigue ahí marcando en sus edades en las cuales engendraron hijos y luego la edad en que murieron; y vean, Sem vivió 600 años y murió, luego su hijo Arfaxad vivió *438 años y murió, luego el hijo de Arfaxad que fue Sala vivió 433 años y murió (vean cómo va bajando ahí el tiempo de la vida), Sala había engendrado a Heber, y luego Heber vivió 464 años y murió, y Heber había engendrado a Peleg, y Peleg vivió 239 años y engendró hijas e hijos; 30 años y 209 años son 239 años, o sea, que ahí la vida se acortó a la mitad.

Vamos a ver, de la generación de Noé que vivió 950 años, a Sem su hijo que vivió 600 años, se acortó la vida ahí 350 años; pero de Sem a su hijo Arfaxad se acortó la vida casi 200 años; y luego vamos a ver de Noé a Peleg… cinco generaciones que vinieron después de Noé: la generación de Sem, la generación de Arfaxad, la generación de Sala, la generación de Hebel, la generación de Peleg, vean ustedes, la quinta generación de Noé sin contar a Noé; si contamos a Noé, contando a Noé sería la sexta generación, vean, ya en la quinta generación sin contar a Noé, la quinta generación de Noé sin contar a Noé, ya estaba en 239 años, y Noé vivió 950 años; sea, que aquí, unos 711 años menos que Noé vivió aquí, vivió Peleg.

Ahora miren ustedes: uno mira estos números así, y si no sabe lo que significa eso en la vida del ser humano no le ve mucha importancia, pero si se da cuenta de que la vida del ser humano se ha ido acortando en grandes cantidades de años; miren, en la sexta generación de la descendencia de Noé, la generación sexta de descendientes de Noé, se les acortó la vida por 711 años, y miren, ahora luchamos por vivir 100 años y nos da trabajo, ya cuando se pasan de los 70 años es porque la Escritura dice que son 70 años, pero en los más fuertes 80 años.

Vean, cuando ya se pasa de los 70 años, si uno no ha llevado una vida cuidadosa, sin desarreglos en la vida de todos los desarreglos que el ser humano hace, puede vivir muchos años más después de los 70 años; pero si la vida de la persona ha sido una vida desordenada, ya tiene muchas consecuencias de salud el cuerpo de esa persona, él mismo ha estado dándole mal trato a su propio cuerpo y por eso le vienen muchos problemas.

Ahora, hay algunos que viven 80 años, 90 años, 100 años, y algunos pasan más allá de los 100 años; pero eso es un éxito para la persona; pero miren, Noé vivió 950 años, Matusalén 969 años, y así por el estilo encontramos lo mucho que vivieron estas personas,

Y Adán, pues encontramos que vivió también muchos años, y vivió todos esos años sirviéndole a Dios; cometió un error grave, y ese error para la descendencia de Adán trajo la muerte; por eso el ser humano al nacer en esta Tierra, nace ya condenado a la muerte, no puede el ser humano quitarse esa maldición, pero Cristo se hizo maldición por nosotros, se hizo pecado por nosotros y tomó la muerte.

Y ahora, El ha tomado la muerte y nos ha dado Vida Eterna, ha sacado a la luz la Vida Eterna para el ser humano, y aunque nuestro cuerpo físico muera, no importa, pues tenemos Vida Eterna, esta vida está escondida en Jesucristo, y al morir el cristiano, por cuanto tiene un cuerpo teofánico de la sexta dimensión, sigue viviendo en ese cuerpo teofánico que es un cuerpo de la sexta dimensión, un cuerpo angelical, y allí ya no tiene los trabajos y luchas que se tienen aquí, es un paraíso en donde descansa de los trabajos y luchas terrenales.

Y para el Día Postrero tiene la promesa de que Cristo lo resucitará, pero no en el cuerpo que tuvo sino en un nuevo cuerpo eterno, inmortal, incorruptible y glorificado, y cuando tenga ese cuerpo nuevo no habrá muerte en ese cuerpo; porque Dios, Cristo, habrá destruido la muerte física también al darnos el cuerpo nuevo, el cuerpo glorificado.

Y nosotros los que vivimos y que hayamos quedado hasta ver la Venida del Señor, hasta ver cuando Cristo se levante del Trono de Intercesión en el Cielo y tome el Título de Propiedad, y reclame todo lo que El ha redimido con Su Sangre Preciosa y resucite a los muertos en Cristo, cuando los veamos resucitados, entonces seremos transformados, y entonces destruirá así la muerte física en nosotros dándonos un cuerpo con Vida Eterna.

Cristo con la vida destruye la muerte; o sea, que el enemigo de la muerte es la vida; si la persona tiene la vida, pues la muerte no lo puede tener. Mientras la persona en lo físico tenga vida, pues no tiene la muerte física todavía aunque está en la persona, pero no se puede apoderar de la persona y llevárselo al sepulcro.

Y ahora, Cristo es el que le da muerte a la muerte; porque Cristo es la Vida el cual destruirá la muerte; así como lo que destruye las tinieblas, la oscuridad, ¿qué es? La luz, la luz es lo que mata o destruye la oscuridad, las tinieblas. Y ahora, las tinieblas no pueden destruir la luz, pero la luz si puede destruir las tinieblas.

Y ahora nosotros hemos venido a este planeta Tierra el cual es un lugar de tinieblas y de sombra de muerte, pero Cristo es nuestra Luz. “Y aunque ande en tinieblas y valles de sombra de muerte (dice el Salmo 23, y verso 4), no temeré mal alguno porque Jehová, Tú estarás conmigo.”

Y ahora, Cristo es el que nos conduce a ríos de agua de vida, aunque andamos en esta Tierra en un valle de tinieblas y de sombra de muerte; pero Cristo cuando vino en Su Primera Venida dijo: “Yo Soy la Luz del mundo, y el que me sigue no andará en tinieblas, mas tendrá la Luz de la vida (la Luz de la Vida Eterna que es Cristo).”

[Salmo 109:105 —Editor] “Lámpara es a mis pies Tu Palabra, y lumbrera a mi camino (y ese es Cristo).”

Cristo, el Verbo personificado es nuestra Luz a nuestro camino, a nuestra alma, y a todo nuestro ser, El es el que nos alumbra el camino a la Vida Eterna: “Yo Soy el Camino, la Verdad y la Vida, y nadie viene al Padre sino por mí (dijo nuestro amado Señor Jesucristo).”

Por eso cuando Cristo estuvo aquí en la Tierra dos mil años atrás, Cristo la Vida, la Vida personificada, la Vida Eterna personificada; pues la Vida se hizo carne y se manifestó en medio de los seres humanos, aquella Luz verdadera que alumbra a todo hombre venía a este mundo, y vino a este mundo hecho carne, hecho hombre; por cuanto los hijos participaron de carne y sangre, El también participó de lo mismo, así nos dice San Pablo en su carta a los Hebreos.

Y ahora veamos lo que sucedió en la Primera Venida de Cristo, capítulo 4 de San Mateo, verso 12 al 17, dice:

Cuando Jesús oyó que Juan estaba preso, volvió a Galilea;

y dejando a Nazaret, vino y habitó en Capernaum, ciudad marítima, en la región de Zabulón y de Neftalí,

para que se cumpliese lo dicho por el profeta Isaías, cuando dijo:

Tierra de Zabulón y tierra de Neftalí,

Camino del mar, al otro lado del Jordán,

Galilea de los gentiles;

El pueblo asentado en tinieblas vio gran luz;

Y a los asentados en región de sombra de muerte,

Luz les resplandeció.

Desde entonces comenzó Jesús a predicar, y a decir: Arrepentíos, porque el reino de los cielos se ha acercado.”

Ese territorio que estaba en tinieblas y sombra de muerte (territorio en tiniebla y sombra de muerte), luz les resplandeció cuando Jesús llegó a ese territorio, porque Jesucristo es la Luz del mundo, Jesucristo es aquella Luz verdadera que alumbra a todo hombre.

Y ahora, Cristo allí predicando en Zabulón y Neftalí, es la Luz que está resplandeciendo y alumbrando el alma y el entendimiento de los seres humanos que viven en ese territorio, le está alumbrando el camino al alma de los seres humanos, el camino de la Vida Eterna, pues el camino de la muerte es hacia abajo, pero el camino de la vida es hacia arriba; y Cristo, el Camino, la Verdad y la Vida Eterna ¿de dónde vino? De arriba.

Y ahora El dice: “Voy pues a preparar lugar para vosotros, y si me fuere y os preparare lugar, vendré otra vez y os tomaré a mí mismo para que donde yo estoy, vosotros también estéis.” Y eso conlleva un cuerpo teofánico para nosotros y un cuerpo físico y glorificado para estar como El está en cuerpo glorificado y con cuerpo teofánico, y para así ir a la Casa de nuestro Padre Celestial. El dijo que el que le sirve será colocado donde El está, para que donde El está nosotros también estemos con El.

Y ahora, la Vida personificada, la Vida en la forma de un ser humano es Jesucristo nuestro Salvador, por eso El podía decir: “Yo Soy la Luz del mundo,” y podía decir también que El es la Vida, “Yo Soy el Camino, la Verdad y la Vida.” La Vida Eterna es Jesucristo, el Camino es Jesucristo, y la única Verdad es Jesucristo. “Y nadie viene al Padre sino por mí (dijo Jesucristo nuestro Salvador).”

Ahora, podemos ver que hay una solución, una salida, para el problema de la muerte del ser humano, y no se puede obtener el conocimiento de esa salida que hay, de esa Puerta abierta que hay para escapar de la muerte, no se puede obtener ese conocimiento por medio de la ciencia, sino por medio de Jesucristo que es la Ciencia y la Sabiduría de Dios, El es la Sabiduría encarnada, El es la Vida hecha carne, El es el Arbol de la Vida.

Ahora el árbol de ciencia del bien y del mal es el diablo, el cual se hizo carne en la serpiente y engañó a Eva; por eso al diablo se le conoce como la serpiente antigua que es el diablo y satanás.

Y ahora, veamos otra ocasión en que el diablo, la muerte, se hizo carne: fue en Judas Iscariote para vender a Jesús y traer así la muerte sobre Jesús. Jesús tomó los pecados del ser humano, se hizo pecado por nosotros aunque de Sí mismo El no tenía pecado, pero al tomar nuestros pecados se hizo mortal, porque la paga del pecado es la muerte.

Por cuanto todos han pecado, todos han sido destituídos de la Gloria de Dios, y por consiguiente la paga del pecado es la muerte, y al ser la paga del pecado la muerte como dice San Pablo en Romanos, capítulo 6, verso 23:

Porque la paga del pecado es muerte, mas la dádiva de Dios es vida eterna en Cristo Jesús Señor nuestro.”

En Romanos, capítulo 3, verso 23, dice:

Por cuanto todos pecaron, y están destituidos de la gloria de Dios.”

El ser humano al pecar perdió la Vida Eterna, perdió el derecho a la Vida Eterna, por consiguiente perdió el derecho a recibir un espíritu teofánico de la sexta dimensión al nacer en la Tierra, y perdió el derecho a recibir un cuerpo eterno al nacer en la Tierra; por eso todo ser humano que nace en esta Tierra nace en un cuerpo mortal, corruptible y temporal que obtiene por medio de sus padres terrenales; y obtiene también un espíritu del mundo, un espíritu de la quinta dimensión, y por eso es que se requiere el nuevo nacimiento, del cual le habló Cristo a Nicodemo en el capítulo 3 de San Juan, cuando le dijo: “De cierto, de cierto te digo, que el que no nazca de nuevo, no puede ver el reino de Dios (no lo puede entender).”

Nicodemo pensó en un nacimiento por medio de una mujer, y pensó en su madre la cual ya estaba anciana —si no había muerto todavía—, ahora no se sabe si estaba ya muerta; si estaba muerta pues, ya era imposible para Nicodemo el nuevo nacimiento en la forma que él pensaba que podía ser el nuevo nacimiento, pero si estaba ancianita, ¿cómo podía entrar en el vientre de su madre anciana y nacer de nuevo? Era un problema grande el que tenía frente a sí Nicodemo, cuando Jesús le dice que es necesario nacer de nuevo.

Y por cuanto no hay eso de reencarnación, ¿entonces cómo Nicodemo va a nacer de nuevo? Cristo le dice: “El que no nazca del agua y del espíritu no puede entrar en el Reino de Dios.”

Y ahora, para nacer de nuevo, nacer y entrar así al Reino de Dios, nacer del agua y del espíritu, la persona al escuchar la predicación del Evangelio que gira alrededor de la Primera Venida de Cristo y Su Obra de Redención en la Cruz del Calvario, reconoce la persona que es un pecador destituido de la Gloria de Dios, y por consiguiente destituido de la Vida Eterna, y necesita un Salvador, un Redentor que lo restaure a la Vida Eterna.

Y solamente hay un Redentor que restaura al ser humano a la Vida Eterna y Su Nombre es nuestro amado Señor Jesucristo; y la persona cuando reconoce esta verdad, y reconoce que Su Primera Venida de Cristo fue para redimir al ser humano y restaurarlo a la Vida Eterna y restaurarlo a la comunión con Dios, reconciliar al ser humano con Dios, la persona entonces al recibir esta revelación de la Primera Venida de Cristo y Su Obra de Redención, recibe a Cristo como su Salvador.

Señor Jesucristo Tú eres el único que me puede salvar, Tú eres el único que puede salvar mi alma de la muerte; por lo tanto, ¡Sálvame Señor que perezco, salvame! (como dijo Pedro: ¡Señor salvame que perezco!). Y si la persona no recibe la mano extendida de Jesucristo para salvarlo, la persona perecerá, el alma de esa persona perecerá. Pero la persona que ve la mano extendida de Cristo para salvarlo y se agarra de Cristo, la persona ahí recibe la salvación que Cristo realizó en la Cruz del Calvario por todos nosotros; o sea, se materializa en nosotros esa salvación que Cristo realizó en la Cruz del Calvario, y entonces ya nuestra alma no morirá, no será destruida en el lago de fuego.

“El que oye mi Palabra y cree al que me envió, tiene Vida Eterna, y no vendrá a condenación (o sea, no será juzgado y condenado), mas pasó de muerte a vida.”

Y ahora, pasamos de muerte a vida al recibir a Cristo como nuestro Salvador, lavar nuestros pecados en Su Sangre, ser bautizados en Su Nombre y recibir el Espíritu Santo, y así nacemos del agua y del espíritu en el Reino de Dios, en la Iglesia del Señor Jesucristo; por eso Cristo dijo que era muy importante buscar primeramente el Reino de Dios y Su Justicia.

Es necesario buscar el Reino de Dios y Su Justicia para obtener el perdón de nuestros pecados y recibir el don del Espíritu Santo, y así obtener el nuevo nacimiento en donde obtenemos un cuerpo teofánico de la sexta dimensión, un espíritu teofánico de la sexta dimensión el cual no podía recibir el ser humano al nacer por medio de sus padres terrenales.

Pero ahora por medio del nuevo nacimiento, el cual es producido por Dios, por Cristo, los que son nacidos de Dios, nacen en el Reino de Dios, obtienen un cuerpo teofánico de la sexta dimensión; ese es el orden para la persona tener Vida Eterna: nacer primeramente de nuevo, nacer en la sexta dimensión, obtener un cuerpo teofánico de la sexta dimensión primero, y para el Día Postrero obtendremos el cuerpo físico eterno, inmortal y glorificado, igual al cuerpo de nuestro amado Señor Jesucristo.

Y ahora, hemos visto no solamente el misterio de la muerte, sino el misterio de la vida (de la Vida Eterna). La Vida Eterna es Jesucristo nuestro Salvador, la Vida personificada es Jesucristo nuestro Salvador, la Vida se hizo carne y habitó en medio de la raza humana y lo conocimos por el Nombre de nuestro amado Señor Jesucristo.

Y la muerte personificada en el Huerto del Edén, cuando se personificó en carne humana, fue la serpiente, en quien estaba el diablo metido y hecho carne, y engañó a Eva, habló por medio de la serpiente la cual hablaba; y esa serpiente, ese hombre-serpiente era muy parecido al ser humano pero no tenía alma, pero tenía lugar para el alma en el cual se metió el diablo, y el alma de la serpiente vino a ser el diablo; esa fue la primera manifestación en carne del diablo en el planeta Tierra, pues él estaba en espíritu en este planeta Tierra antes de la Creación; estar en espíritu el diablo, es estar en un cuerpo espiritual pero de otra dimensión: de la quinta dimensión.

Porque el espíritu de toda persona, el espíritu del ser humano, es un cuerpo de otra dimensión, y así es el espíritu de los ángeles también, es un cuerpo de otra dimensión parecido a nuestro cuerpo.

Y ahora, tenemos ya la primera manifestación vista en la Tierra del diablo en carne en la serpiente, en ese eslabón perdido que la ciencia está buscando, pero que por la maldición que Dios le echó perdió sus piernas, sus brazos, y también perdió su habla; aunque todavía encontramos que está en este planeta Tierra la descendencia, la simiente de la serpiente que son seres humanos en los cuales el espíritu que ha sido colocado es el espíritu o espíritu del maligno; por eso Jesús llamó a muchas personas de su tiempo “serpientes,” y les dijo que eran generación de víboras, eran generación, hijos de la serpiente antigua que es el diablo y satanás.

En la parábola del trigo y de la cizaña Cristo establece que en la Tierra hay trigo que representa los hijos del Reino, los hijos de Dios; y hay cizaña que son los hijos del malo, los hijos del diablo, nadie puede negar esta verdad divina; aunque algunas veces nos encontramos con personas que dicen: “Todos los seres humanos son hijos de Dios,” pero Cristo dice que hay hijos del diablo y hay hijos de Dios también.

Y ahora, todo esto es un misterio, y Cristo colocó en parábolas estos misterios, pero estos misterios colocados en parábolas tienen un significado.

Y ahora, a través de la historia de la raza humana hemos visto las manifestaciones de estas dos simientes: la Simiente de Dios y la simiente del maligno, y por cuanto todo ser humano tiene libre albedrío, toda persona tiene la oportunidad de escoger el Arbol de la Vida que es Cristo, o escoger el árbol de ciencia del bien y del mal que es el maligno. Al no recibir a Cristo como nuestro Salvador, la persona por consiguiente ha escogido el árbol de ciencia del bien y del mal que produce la muerte.

La raza humana por cuanto comió del árbol de la ciencia del bien y del mal (la raza humana representada en Adán y Eva) por eso ha estado bajo la muerte, esclavizada en el reino del príncipe de las tinieblas que es el diablo, satanás, la serpiente antigua el cual también ha sido conocido como lucero o lucifer.

Siempre lucero, lucifer, ha luchado en contra de Dios para destruir la Obra de Dios, pero Cristo siempre ha tenido éxito en la Obra que ha estado llevando a cabo en diferentes etapas de Su manifestación.

Ahora veamos, el Arbol de la Vida y el árbol de ciencia del bien y del mal tuvieron una manifestación dos mil años atrás aquí en la Tierra; el árbol de ciencia del bien y del mal (que es el diablo) se hizo carne en Judas Iscariote para traer la muerte de Jesús, para entregarlo para que mataran a Jesús, pero el Arbol de la Vida tuvo Su manifestación también en carne humana y fue Jesucristo nuestro Salvador, para darnos a comer de Su fruto y darnos así Vida Eterna.

Luego de etapa en etapa, y de edad en edad, hemos tenido al Arbol de la Vida y al árbol de ciencia del bien y del mal en medio del cristianismo, y hemos visto que lo que sucedió en el Antiguo Testamento se ha estado repitiendo en el Nuevo Testamento, pero las gentes, la gente, no han comprendido esas etapas por las cuales ha estado pasando la raza humana.

Cristo, el Arbol de la Vida, ha estado manifestado en medio de Su Iglesia a través de los apóstoles y a través de los siete ángeles mensajeros, y para el Día postrero estará manifestado a través de Su Angel Mensajero, y ha estado Cristo dándole a Su pueblo a comer del Arbol de la Vida, ha estado dándoles Vida Eterna, han estado comiendo del Arbol de la Vida porque “no sólo de pan vivirá el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios (dice Deuteronomio, capítulo 8, verso 1 al 10; y San mateo, capítulo 4, verso 4).”

Y ahora cuando recibimos la Palabra del Evangelio para la edad y dispensación que le toca vivir a la persona, la persona está comiendo el Alimento Espiritual para su alma, para vivir eternamente.

Para este tiempo final la Vida se manifestará de nuevo, el Verbo, conforme a Apocalipsis, capítulo 19, el cual viene en un Caballo Blanco como la nieve, y dice el Rvdo. William Branham:

Y será la Palabra, el Verbo, la Palabra encarnada en un hombre.” (El libro de “Los Sellos,” página 256).”

Pero también la muerte que es el diablo, el cual es el árbol de ciencia del bien y del mal, también se encarnará en otro hombre aquí en la Tierra; en el anticristo, en el hombre de pecado estará la muerte, el diablo hecho carne en el tiempo final. Y vean, al Jinete del Caballo Blanco de Apocalipsis que es el Verbo, la Vida, le seguirá la vida y los que tienen Vida Eterna; pero al diablo que es la muerte y que es el árbol de ciencia del bien y del mal, le seguirá la muerte y el infierno, y el diablo se encarnará en el hombre de pecado, en el anticristo y le seguirá la muerte y el infierno.

Apocalipsis, capítulo 6, verso 7 al 8, dice:

Cuando abrió el cuarto sello, oí la voz del cuarto ser viviente, que decía: Ven y mira.

Miré, y he aquí un caballo amarillo, y el que lo montaba tenía por nombre Muerte, y el Hades le seguía (o sea, el infierno); y le fue dada potestad sobre la cuarta parte de la tierra, para matar con espada, con hambre, con mortandad, y con las fieras de la tierra.” Y eso será el diablo encarnado en el anticristo, en el hombre de pecado.

Y ahora veamos lo que dice el Rvdo. William Branham, de cómo será que el diablo se encarnará y se manifestará en la Tierra. Página 146 del mensaje de “Los Siete Sellos,” predicado por el Rvdo. William Branham, dice:

Y al mismo tiempo que el diablo cae del Cielo y se encarna en un hombre, el Espíritu Santo sube y viene encarnado en un hombre.”

Y entonces tendremos aquí en la Tierra la Palabra hecha carne, el Verbo hecho carne, el Espíritu Santo, el Angel del Pacto, manifestado en carne humana en Su Angel Mensajero en el Día Postrero.

Cuando Cristo termine Su obra de Intercesión en el Cielo, se manifestará en toda Su plenitud en Su Angel Mensajero y eso será el Verbo, la Palabra, hecha carne en un hombre en el tiempo final, y el diablo es echado del Cielo y se encarnará en un hombre que es el anticristo, el hombre de pecado.

Y ahí tendremos entonces al diablo encarnado en el anticristo, eso será la muerte personificada en carne humana. Y por otro lado tendremos el Verbo, la Palabra, hecha carne en un hombre, eso será la Vida personificada en un hombre.

Veamos lo que dijo el Rvdo. William Branham en la página 270 del libro de “Los Sellos:”

Aquí vemos la Vida y la Muerte llegando a su último encuentro. El Caballo Blanco de Vida Verdadera (ese es el Caballo Blanco de Apocalipsis 19, donde viene el Verbo, el Jinete del Caballo Blanco de Apocalipsis 19 que es Cristo, el Angel del Pacto, dice:). Aquí vemos la Vida y la muerte llegando a su último encuentro. El Caballo Blanco de Vida verdadera y el caballo amarillo de credos mezclados. La cosa está llegando a su verdadero reto.”

Miren lo que será el verdadero reto del Día Postrero: será el enfrentamiento de la Vida y la muerte, en donde la Vida obtendrá la gran victoria en el amor divino en favor de todos nosotros; y Cristo, la Vida, el Verbo, nos dará un cuerpo eterno, inmortal, incorruptible y glorificado, y a los muertos en Cristo los resucitará en el Día Postrero como El lo ha prometido; todo eso corresponde a la Obra de Reclamo que Cristo estará haciendo en este tiempo final cuando termine Su Obra de Intercesión en el Cielo.

Y ahora, hemos visto la muerte ahí en el caballo amarillo de Apocalipsis, capítulo 6, verso 7 al 8, pero también hemos visto la Vida en el Jinete del Caballo Blanco de Apocalipsis 19, para el enfrentamiento del Día Postrero, para el reto del Día Postrero, y Cristo obtendrá la gran victoria en el amor divino.

En Tesalonicenses también nos habla de este misterio, y nos dice en el capítulo 2 de Segunda de Tesalonicenses, hablándonos acerca del anticristo, del hombre de pecado, dice [Segunda de Tesalonicenses 2:3 —Editor]:

Nadie os engañe en ninguna manera; porque no vendrá sin que antes venga la apostasía, y se manifieste el hombre de pecado, el hijo de perdición,

el cual se opone y se levanta contra todo lo que se llama Dios o es objeto de culto; tanto que se sienta en el templo de Dios como Dios, haciéndose pasar por Dios. ¿No os acordáis que cuando yo estaba todavía con vosotros, os decía esto?

Y ahora vosotros sabéis lo que lo detiene, a fin de que a su debido tiempo se manifieste.

Porque ya está en acción el misterio de la iniquidad; sólo que hay quien al presente lo detiene, hasta que él a su vez sea quitado de en medio.

Y entonces se manifestará aquel inicuo, a quien el Señor matará con el espíritu de su boca, y destruirá con el resplandor de su venida;

inicuo cuyo advenimiento es por obra de Satanás, con gran poder y señales y prodigios mentirosos,

y con todo engaño de iniquidad para los que se pierden, por cuanto no recibieron el amor de la verdad para ser salvos.

Por esto Dios les envía un poder engañoso, para que crean la mentira,

a fin de que sean condenados todos los que no creyeron a la verdad, sino que se complacieron en la injusticia.”

Aquí tenemos un cuadro claro de este enfrentamiento entre la Vida y la muerte, entre Cristo y el anticristo, el hombre de pecado. El diablo estará encarnado en el anticristo, el hombre de pecado; pero Cristo, el Verbo, la Palabra, el Espíritu Santo, vendrá en carne humana en este tiempo final, y a través de carne humana estará manifestado llevando a cabo la Obra de este tiempo final. Ahí podemos ver que hay un misterio grande de la Vida y de la muerte.

Los que seguirán al jinete del caballo amarillo estarán siguiendo la muerte y el infierno les seguirá; ahí los llevará el jinete del caballo amarillo; pero los que estarán siguiendo al Verbo, la Palabra en el Día Postrero, estarán siguiendo la Vida, y los llevará al Cielo en el Rapto, el arrebatamiento de Su Iglesia para ir a la Casa de nuestro Padre Celestial, a la Cena de las Bodas del Cordero.

Hemos visto que es Cristo el que puede matar la muerte, y la muerte y la Vida en este tiempo final estarán personificados, la muerte y la Vida se personificarán en carne humana; la muerte se personificará en el anticristo, el hombre de pecado, y la Vida se personificará en carne humana en el Día Postrero, en el Angel Mensajero del Señor Jesucristo.

Yo Jesús he enviado mi ángel para daros testimonio de estas cosas en las iglesias.” (Apocalipsis 22, verso 16).

Y el Señor, el Dios de los espíritus de los profetas, ha enviado su ángel, para manifestar a sus siervos las cosas que deben suceder pronto (Apocalipsis 22, verso 6)… para manifestar a sus siervos las cosas que deben suceder pronto.”

Y Apocalipsis, capítulo 4, verso 1 dice:

Sube acá, y yo te mostraré las cosas que sucederán después de estas”; las cuales son dadas a conocer, reveladas, mostradas por Cristo, el Angel del Pacto, en Espíritu Santo a través de Su Angel Mensajero, para eso envía Su Angel Mensajero: para velarse y revelarse a través de Su Angel Mensajero, y darnos a conocer todas estas cosas que deben suceder pronto en este tiempo final; y así tener nosotros la Vida manifestada que es Cristo, el Angel del Pacto, el Espíritu Santo, manifestado en medio de Su Iglesia en el Día Postrero a través de Su Angel Mensajero, como se manifestó por medio de los siete ángeles mensajeros en cada una de las siete edades de Su Iglesia.

Y ahora, podemos ver que estará con nosotros Jesucristo, el Angel del Pacto, el Espíritu Santo, el cual puede matar la muerte; y El es el que destruirá la muerte de nuestro cuerpo dándonos un cuerpo nuevo, un cuerpo eterno, inmortal, incorruptible y glorificado. En Su Primera Venida quitó la muerte de nuestro interior, y en Su Segunda Venida quitará la muerte física de nuestros cuerpos dándonos un nuevo cuerpo, eterno, inmortal e incorruptible y glorificado.

Ha sido para mí un privilegio grande estar con ustedes en esta ocasión, dándoles testimonio de: “EL QUE PUEDE MATAR LA MUERTE.” O sea, dándoles testimonio de nuestro amado Señor Jesucristo, el Angel del Pacto, el Angel de Jehová, nuestro Salvador, el cual se hizo carne dos mil años atrás para matar, quitar la muerte de todos los que tienen sus nombres escritos en el Cielo, en el Libro de la Vida del Cordero; y El es el que en este tiempo final estaría con nosotros dándonos Su Palabra, para así darnos la fe para ser transformados y llevados con Cristo a la Cena de las Bodas del Cordero, para que la muerte física también sea quitada de todos nosotros.

Que las bendiciones de Jesucristo, el Angel del Pacto, sean sobre todos ustedes y sobre mí también, y pronto se complete el número de los escogidos de Dios, y pronto todos los muertos en Cristo sean resucitados en cuerpos eternos y glorificados, y nosotros los que vivimos seamos transformados; y obtengamos así el cuerpo glorificado y eterno que El ha prometido para todos nosotros, y luego seamos llevados con Cristo y por Cristo a la Cena de las Bodas del Cordero en el Cielo. En el Nombre Eterno del Señor Jesucristo. Amén y amén.

Muchas gracias por vuestra amable atención amados amigos y hermanos presentes. Dejo nuevamente con nosotros al Rvdo. Miguel Bermúdez Marín para continuar. No recuerdo si Miguel había hecho mención. Como Miguel todavía no había hecho mención de las personas que nos acompañan en este recorrido; las personas que acompañamos a nuestro Hno. Miguel en este recorrido son: José Benjamín Pérez (de Puerto Rico) quien les está saludando, la doctora Nelly Fuentes (del Perú, de Lima Perú) quien está por aquí saludándoles, mi esposa Erica y mi niña (mi hija) América, quien saluda a todos ustedes y a todos Los Cachorritos del León de la tribu de Judá, y este su servidor; estamos acompañando en este recorrido a nuestro Hno. Miguel Bermúdez Marín, para así compartir con todos ustedes aquí presentes y los que están en otros lugares a donde hemos de llegar, compartir momentos hermosos alrededor de la Palabra de Dios y Su Programa correspondiente a este tiempo final.

Que las bendiciones de Jesucristo nuestro Salvador sean y continúen sobre todos ustedes.

Mientras tenemos el cántico que nos habla del Hombre que nos transformó pasará nuestro hermano y amigo Miguel Bermúdez Marín para finalizar nuestra parte en esta ocasión.

Que Dios les bendiga y les guarde a todos.

EL QUE PUEDE MATAR LA MUERTE.”

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