Muy buenas noches, amados amigos y hermanos presentes aquí en Monterrey, República Mexicana; es para mí una bendición grande estar con ustedes en esta ocasión, para compartir con ustedes unos momentos de compañerismo alrededor de la Palabra de Dios y Su Programa correspondiente a este tiempo final para con nosotros.
Leemos en Hebreos, capítulo 12, verso 18 en adelante, donde nos dice:
“Porque no os habéis acercado al monte que se podía palpar (o sea, al Monte Sinaí), y que ardía en fuego, a la oscuridad, a las tinieblas y a la tempestad,
al sonido de la trompeta, y a la voz que hablaba, la cual los que la oyeron rogaron que no se les hablase más,
porque no podían soportar lo que se ordenaba: Si aun una bestia tocare el monte, será apedreada, o pasada con dardo;
y tan terrible era lo que se veía, que Moisés dijo: Estoy espantado y temblando;
sino que os habéis acercado al monte de Sion, a la ciudad del Dios vivo, Jerusalén la celestial, a la compañía de muchos millares de ángeles,
a la congregación de los primogénitos que están inscritos en los cielos, a Dios el Juez de todos, a los espíritus de los justos hechos perfectos,
a Jesús el Mediador del nuevo pacto, y a la sangre rociada que habla mejor que la de Abel.”
Que Dios bendiga nuestras almas con Su Palabra y nos permita entenderla.
Nuestro tema es: “EL MONTE DEL REY.”
A través de la Escritura, tenemos tres montes muy sobresalientes mencionados en la Escritura que son: el monte Sinaí, el monte Carmelo, el monte de la transfiguración, y ahora el monte de Sion. También tenemos en la Escritura diferentes lugares donde Dios se manifestó grandemente.
Ahora, tenemos también el monte donde está el templo, acá en el libro de Primera de Reyes, lugar que el rey David compró para ahí fabricar, construir, el templo para Dios, porque ese fue el lugar donde el Angel de Jehová se detuvo cuando estaba hiriendo a los ciudadanos de Jerusalén.
Ahora, siendo que monte en la Biblia representa reino o reinos, cuando hablamos del Monte donde Dios se ha manifestado, está ese Monte representando el Reino de Dios, y por consiguiente ese Monte es tipo y figura de la Iglesia del Señor Jesucristo.
Ahora, en el monte Sinaí, dice la Escritura que Dios descendió y allí hubo fuego, hubo oscuridad, tinieblas, y tempestad, y sonido de trompeta, y la Voz de Dios hablando allí; y luego encontramos que también la Escritura dice que la Ley fue dada por comisión de ángeles; por lo tanto ese monte estaba lleno de ángeles de Dios, y allí estaba Dios en Su cuerpo teofánico conocido como el Angel de Jehová.
Luego encontramos en Deuteronomio, capítulo 33, más detalles con relación a lo que allí estuvo sucediendo. Dice capítulo 33, verso 1 en adelante, cuando Moisés bendijo las tribus; o sea, cuando él fue a traer la bendición sobre las tribus; así como hizo Jacob cuando bendijo a sus hijos, los cuales son los patriarcas. Ahora Moisés va a bendecir a las tribus que son los descendientes de esos patriarcas. Dice capítulo 33, verso 1 en adelante de Deuteronomio:
“Esta es la bendición con la cual bendijo Moisés varón de Dios a los hijos de Israel, antes que muriese.
Dijo:
Jehová vino de Sinaí,
Y de Seir les esclareció;
Resplandeció desde el monte de Parán,
Y vino de entre diez millares de santos (o sea, que hubo muchos santos allí, ángeles de Dios).
Con la ley de fuego de su mano derecha (la ley de fuego en su mano derecha).
Aun amó a su pueblo;
Todos los consagrados a él estaban en su mano (y en su mano estaba la ley de fuego);
Por tanto, ellos siguieron en tus pasos,
Recibiendo dirección de ti,
Cuando Moisés nos ordenó una ley,
Como heredad a la congregación de Jacob.
Y fue rey en Jesurún,
Cuando se congregaron los jefes del pueblo
Con las tribus de Israel.”
Y ahí comienza a bendecir a las tribus. Y aquí cuando da la bendición a José, miren las cosas que habla, en ese mismo capítulo 33, verso 3 en adelante, dice:
“A José dijo:
Bendita de Jehová sea tu tierra,
Con lo mejor de los cielos, con el rocío,
Y con el abismo que está abajo.
Con los más escogidos frutos del sol,
Con el rico producto de la luna,
Con el fruto más fino de los montes antiguos,
Con la abundancia de los collados eternos,
Y con las mejores dádivas de la tierra y su plenitud;
Y la gracia del que habitó en la zarza
Venga sobre la cabeza de José,
Y sobre la frente de aquel que es príncipe entre sus hermanos.
Como el primogénito de su toro es su gloria,
Y sus astas como astas de búfalo;
Con ellas acorneará a los pueblos juntos hasta los fines de la tierra;
Ellos son los diez millares de Efraín,
Y ellos son los millares de Manasés.”
Ahora vean qué bendición tan grande colocó Moisés sobre José y por consiguiente sobre Efraín y Manasés. Aquí también encontramos que coloca a Moisés, a Efraín primero, dice:
“Ellos son los diez millares de Efraín,
Y ellos son los millares de Manasés.”
Ahora podemos ver que Moisés coloca a Efraín primero que Manasés, como también colocó Jacob a Efraín primero que a Manasés. También tenemos la bendición que echó sobre Judá, donde dice: “Y esta bendición…” En el verso 7 del mismo capítulo 33, dice:
“Y esta bendición profirió para Judá. Dijo así:
Oye, oh Jehová, la voz de Judá,
Y llévalo a su pueblo;
Sus manos le basten,
Y tú seas su ayuda contra sus enemigos.”
Ahora podemos ver que Dios colocó en el corazón y en la boca de Jacob una bendición grande para José, y bendijo a los hijos de José que vinieron a formar parte de las tribus de Israel; con esa bendición tan grande que Dios dio a José, por cuanto José es el primogénito; aunque Rubén nació primero, pero José es el primogénito, porque José es el hijo de Jacob por la mujer amada, *Raquel, con la cual se casó Jacob; aunque le dieron luego la que no era, pero con la que se casó fue con Raquel. Por lo tanto el primer hijo que tuvo con su esposa Raquel, es el primogénito; aunque aparentemente era Rubén, pero vean, Dios no puede ser burlado. “Lo que el hombre sembrare eso cosechará.” {Gálatas 6:7 —Editor} Labán cosechó lo que sembró, pero Jacob por cuanto temió a Dios, cosechó bendición de parte de Dios.
Y ahora, lo que parecía ser una derrota para Jacob y para el primer hijo que tendría por medio de Raquel, vino a ser más bien una bendición más grande. Rubén no pudo obtener la Bendición de la Primogenitura, hubo problemas con Rubén (problemas tuvo Rubén), por lo cual no pudo obtener la Bendición de la Primogenitura, fue desechado como primogénito, la Bendición de la Primogenitura perteneció a José; así fue delante de Dios y así Dios obró para que se cumpliera aquí en la Tierra.
Y esa Bendición de la Primogenitura pasó a Efraín y a Manases (parte de esa bendición); pero la bendición principal corresponde a Efraín como hijo de José. Y así es como José, el patriarca de esa tribu, tiene una doble porción; porque el primogénito siempre tenía, le tocaba una doble porción.
Y ahora, a José como patriarca le toca una doble porción de tribu, y por eso es que las 12 tribus de Israel, cuando se mencionan en la Escritura, aparece josé como la cabeza de una tribu; pero luego cuando se toman las palabras de Jacob, el cual dijo que los dos hijos de José vendrían a ser como sus otros hijos: como Rubén y como los demás hijos, que vendrían a ser entonces cabezas de tribus, porque si vendrían a ser hijos como los demás hijos de Jacob, entonces vendrían a ser colocados como patriarcas en medio del pueblo hebreo.
Por lo tanto, Efraín tendría una tribu, sería cabeza de una tribu, y Manasés sería cabeza de otra tribu; y esas dos tribus unidas son la tribu de José. O sea, la tribu de José tiene una doble porción de bendición. Siempre el primogénito recibía una doble porción en la heredad.
Y ahora, la heredad de cada patriarca es su tribu. Eso es muy importante entenderlo, porque esos patriarcas son las cabezas de esas tribus, y por eso es que tienen una posición muy importante en el Reino de Dios.
Encontramos que en la Escritura nos habla de 24 tronos. En Apocalipsis, capítulo 4, verso 4 en adelante, dice:
“Y alrededor del trono había veinticuatro tronos; y vi sentados en los tronos a veinticuatro ancianos, vestidos de ropas blancas, con coronas de oro en sus cabezas.”
Estos 24 ancianos en 24 tronos aparecen de nuevo en el mismo capítulo 4, verso 9 en adelante, donde dice:
“Y siempre que aquellos seres vivientes dan gloria y honra y acción de gracias al que está sentado en el trono, al que vive por los siglos de los siglos,
los veinticuatro ancianos se postran delante del que está sentado en el trono, y adoran al que vive por los siglos de los siglos, y echan sus coronas delante del trono, diciendo:
Señor, digno eres de recibir la gloria y la honra y el poder; porque tú creaste todas las cosas, y por tu voluntad existen y fueron creadas.”
Luego pasamos al capítulo 5 del Apocalipsis, versos 8 en adelante, donde dice:
“Y cuando hubo tomado el libro (o sea, cuando Cristo, el Cordero, hubo tomado el Libro), los cuatro seres vivientes y los veinticuatro ancianos se postraron delante del Cordero; todos tenían arpas, y copas de oro llenas de incienso, que son las oraciones de los santos;
y cantaban un nuevo cántico, diciendo: Digno eres de tomar el libro y de abrir sus sellos; porque tú fuiste inmolado, y con tu sangre nos has redimido para Dios, de todo linaje y lengua y pueblo y nación;
y nos has hecho para nuestro Dios reyes y sacerdotes, y reinaremos sobre la tierra.”
Aquí podemos ver los 24 ancianos delante del Trono.
Y ahora, ¿quiénes son esos 24 ancianos delante del Trono? 12 de ellos son los 12 patriarcas hijos de Jacob, y los otros 12 tronos con 12 personas allí como Reyes —pues si tienen coronas son reyes—, sentados sobre 12 tronos, son estas personas de las cuales Cristo habla en San Mateo 19, versos 27 al 30, donde dice:
“Entonces respondiendo Pedro, le dijo: He aquí, nosotros lo hemos dejado todo, y te hemos seguido; ¿qué, pues, tendremos?
Y Jesús les dijo: De cierto os digo que en la regeneración, cuando el Hijo del Hombre se siente en el trono de su gloria, vosotros que me habéis seguido también os sentaréis sobre doce tronos, para juzgar a las doce tribus de Israel.
Y cualquiera que haya dejado casas, o hermanos, o hermanas, o padre, o madre, o mujer, o hijos, o tierras, por mi nombre, recibirá cien veces más, y heredará la vida eterna.
Pero muchos primeros serán postreros, y postreros, primeros.”
Ahora vean que es muy importante seguir a Cristo; y toda cosa que le impida seguir a Cristo hay que echarla a un lado, eso es lo que nos enseña aquí Cristo:
“Y cualquiera que haya dejado casas, o hermanos, o hermanas, o padre, o madre, o mujer, o hijos, o tierras, por mi nombre, recibirá cien veces más, y heredará la vida eterna.”
Usted no debe dejar que cosas de esta Tierra le impidan seguir a Cristo. Jesucristo es Primero. Primero es Dios y Su Programa para cada uno de nosotros.
Ahora vean ustedes, los apóstoles aquí dicen: “Nosotros lo hemos dejado todo.” Y ellos no habían dejado a sus padres y a sus esposas y a sus hijos en forma de contienda, no era que ellos habían peleado con su familia y se habían ido, sino que ellos dejaron en donde vivían, a sus familiares, y se fueron con Jesús para seguir a Cristo, escuchar Su Palabra y trabajar con Cristo en Su Obra. Y Cristo dijo: “Venid en pos de mí y Yo os haré pescadores de hombres.” O sea, que habían dejado todo por Cristo y la Obra de Cristo para trabajar con Cristo.
Y ahora ellos preguntan: “Bueno, ¿y nosotros qué? Nosotros lo hemos dejado todo, ¿qué hemos de tener nosotros en la regeneración? Y ahora, cuando Dios restaure la raza humana, ¿qué hemos de tener nosotros, cuando Dios restaure el Reino de Dios en Israel, qué hemos de tener nosotros, cuando el Reino de Dios esté aquí en la Tierra y esté gobernando la humanidad, Dios con Su Reino, y el Mesías como Rey en ese Reino, qué hemos de tener nosotros?” Cristo les dijo: “Pues ustedes se sentarán en 12 tronos y juzgarán a las 12 tribus de Israel.”
Y ahora miren la posición tan importante en que Cristo ha colocado a Sus apóstoles así como Dios ha colocado a los 12 patriarcas hijos de Jacob; son las posiciones que corresponden a esos 12 tronos ocupados por los 12 apóstoles, así como los otros 12 tronos ocupados por los 12 patriarcas.
Y ahora, todo esto corresponde a los 24 ancianos sentados en 24 tronos delante del Trono de Dios; esto tiene que ver con un gobierno teocrático; porque la teocracia opera como en el Antiguo Testamento Dios lo mostró por medio de los jueces que juzgaban al pueblo hebreo y que Dios usaba para también defender al pueblo hebreo, entre los cuales tenemos a Sansón y otros hombres de Dios, y como último de los jueces a Samuel, el cual fue también profeta.
Ahora, podemos ver que el Reino de Jesucristo será la Teocracia en medio del pueblo hebreo, un Reino Teocrático del cual Cristo nuestro Salvador es la Cabeza, es el Rey.
Y ahora, siendo el Heredero del Trono de David, como descendiente del rey David, se sentará en el Trono de David.
Y ahora, todo esto se cumplirá en medio del pueblo hebreo, y en Jerusalén estará el Trono del Mesías. Por eso Jerusalén es tan importante para Dios, y todo eso es desde antes de la fundación del mundo.
Melquisedec, el cual le apareció a Abraham, dice que es el Rey de Salem, y Salem es Jerusalén. Por eso es que Jesucristo, el Mesías, murió en Jerusalén donde también fue tomado preso y juzgado, donde también en el monte de los Olivos orando sudó como gotas de sangre, El allí aceptó los pecados de la humanidad y se hizo mortal y entonces luego lo tomaron preso, lo juzgaron, lo condenaron a muerte, el sumo sacerdote y el concilio del sanedrín —digamos— el 90 por ciento (%) ó más de ellos dieron su aprobación.
Luego fueron a Pilato y pidieron la muerte de Jesús, pidieron que fuese crucificado; la muerte peor que a una persona le podían aplicar, porque la Escritura dice: “Maldito todo aquel que es colgado en madera.” {Deuteronomio 21:23 y Gálatas 3:13 —Editor} Por lo tanto la maldición vino sobre Jesús a causa de los pecados nuestros y de toda la humanidad, porque se hizo pecado por nosotros al tomar nuestros pecados.
El fue crucificado en Jerusalén, la ciudad de Dios, la ciudad de Melquisedec, la ciudad del Gran Rey. Melquisedec hecho carne es Jesucristo nuestro Salvador, y crucificaron allí a Melquisedec en Su cuerpo de carne, en la misma ciudad de Melquisedec, la misma ciudad del Rey de Salem, de Jerusalén; y allí mismo pagó el precio de la Redención para el ser humano ser restaurado a la vida eterna con un cuerpo teofánico eterno, y con un cuerpo físico, inmortal y glorificado eterno.
El pagó el precio allí de la Redención. Lo que nosotros teníamos que recibir como juicio divino, lo recibió El; y teníamos que ir al inferno y El por causa de nuestros pecados fue al infierno, pero allá los dejó y luego se levantó victorioso el domingo de resurrección allá en Jerusalén.
Vean todas las cosas que sucedieron a Melquisedec hecho carne, hecho hombre, conocido por el nombre de Jesús, allí en Su Ciudad, la Ciudad del Gran Rey; vean, había sido recibido por Sus discípulos allí en Jerusalén como el hijo de David, como el Rey de Jerusalén y de todo el pueblo hebreo. Aun el escrito colocado en la cruz sobre Jesús, fue: “Jesús el Rey de los Judíos”; porque tenían que colocar la causa por la cual era crucificada cada persona por el Imperio romano, y colocaron la causa, Su causa fue que era el Rey de los Judíos. “Jesús el Rey de los Judíos.” Y como lo habían rechazado como Rey, entonces pidieron Su muerte en la Cruz del Calvario, y el Impero Romano por medio de Pilato y el ejército cumplió la petición del pueblo hebreo crucificando a su propio Rey. Esa es una situación muy dura para una nación que tiene la visita de su rey y no lo reconocen y lo crucifican.
Ahora, siendo que el pueblo hebreo fue libertado por Dios de la esclavitud en Egipto, y dice el mismo Dios a Moisés y Moisés al pueblo en el capítulo 19 del Exodo, dice: “Y Moisés…” le dice al pueblo, o subió al Monte… dice:
“Y Moisés subió a Dios; y Jehová lo llamó desde el monte, diciendo: Así dirás a la casa de Jacob, y anunciarás a los hijos de Israel:
Vosotros visteis lo que hice a los egipcios, y cómo os tomé sobre alas de águilas, y os he traído a mí (y los trajo allí al monte Sinaí, donde Dios estaba y donde Dios se manifestó).
Ahora, pues, si diereis oído a mi voz, y guardareis mi pacto, vosotros seréis mi especial tesoro sobre todos los pueblos; porque mía es toda la tierra.
Y vosotros me seréis un reino de sacerdotes, y gente santa. Estas son las palabras que dirás a los hijos de Israel.”
Vean, aquí nos enseña que Dios sacó de Egipto a Su pueblo sobre alas de águila. Los profetas son en tipo y figura águilas de Dios, y el mismo Dios se representa, se tipifica en un Aguila también.
Y ahora, Dios libertó al pueblo hebreo por medio del Profeta Moisés a través del cual el mismo Dios en Su cuerpo teofánico se veló y reveló, hizo al Profeta Moisés. Era Dios por medio del profeta Moisés el que obró todas aquellas maravillas y señales, y colocó esa Palabra en la boca del Profeta Moisés, y el Profeta Moisés anunciaba lo que Dios iba hacer, fue la Voz de Dios.
Y ahora, Dios le dice que si el pueblo oye Su Voz (la Voz de Dios) y guarda Su Pacto, el pueblo será el especial Tesoro de Dios, y será también un Reino de Sacerdotes.
Ahora, siendo que el pueblo hebreo conforme a las enseñanzas de San Pablo en la carta a los Gálatas, capítulo 4, versos 20 al 31, corresponde el pueblo hebreo a un Pacto y está bajo un Pacto. Veamos ese Pacto bajo el cual está el pueblo hebreo, para que podamos comprender lo que es el pueblo hebreo ante la Presencia de Dios (como pueblo) conforme a las enseñanzas de Dios, de Cristo a través de San Pablo. Gálatas, capítulo 4, versos 22 en adelante, dice:
“Porque está escrito que Abraham tuvo dos hijos; uno de la esclava (o sea, de Agar), el otro de la libre (o sea, el otro de Sara).
Pero el de la esclava nació según la carne; mas el de la libre, por la promesa…”
O sea, por lo que Dios le había prometido, porque Sara y Abraham, siendo ya ancianos; Abraham de 99 años y Sara de 89, no podían concebir, ella no podía concebir; pero Dios cuando visitó a Abraham con Sus arcángeles Gabriel y Miguel el día antes de la destrucción de Sodoma y Gomorra, le reconfirmó la promesa de que tendría un hijo.
Y de ahí en adelante se fueron rejuveneciendo Abraham y Sara, se fueron a Gerar, donde Abimelec era el rey, y ya allá estaban rejuvenecidos y el rey se enamoró de Sara; una mujer de 89 años, ¿qué rey se va a enamorar de una señora de 89 años? Tenía que estar bien rejuvenecida, bien hermosa para que causara esa impresión en ese rey de Gerar. Es que había ocurrido un milagro con la visita de Elohím a Abraham el día antes de la destrucción de Sodoma y de Gomorra.
Y la destrucción de Sodoma y de Gomorra es tipo y figura de la destrucción del reino de los gentiles, del reino de la bestia, destrucción que vendrá durante la gran tribulación; pero antes de eso la Iglesia del Señor Jesucristo y cada miembro de la Iglesia de Jesucristo que estará viviendo en este tiempo final, será rejuvenecido, será transformado, y entonces tendremos un cuerpo joven que representará de 18 a 21 años de edad. Y eso sucederá con los niños también, porque los niños recibirán el cuerpo glorificado y entonces tendrán un cuerpo jovencito que representará de 18 a 21 años de edad, como también los jóvenes recibirán el nuevo cuerpo que será jovencito también, pero inmortal y glorificado, y los adultos también recibirán ese cuerpo jovencito y glorificado y los ancianos también.
¿Y los que partieron qué será de ellos? Los que partieron, pero que son miembros del Cuerpo Místico de Cristo, serán resucitados en cuerpos glorificados, cuerpos incorruptibles, cuerpos eternos, jovencitos para toda la eternidad; y entonces todos estaremos en la flor de la juventud.
Y ahora vean ustedes lo que sucedió con Abraham y Sara siendo rejuvenecidos con la visita de Elohím, encontramos que es lo que sucederá con todos los escogidos de Dios. Antes de que venga la destrucción del reino de los gentiles, seremos transformados.
Y ahora, continuamos leyendo, dice:
“Pero el de la esclava nació según la carne; mas el de la libre, por la promesa.
Lo cual es una alegoría (o sea, que es en sí algo simbólico, es como una parábola), pues estas mujeres son los dos pactos; el uno proviene del monte Sinaí, el cual da hijos para esclavitud; éste es Agar.”
Y ahora, los que están bajo el pacto de la Ley dado en el monte Sinaí, están bajo ese primer pacto, y corresponde a Agar (o sea, que los que están bajo el primer pacto dado en el monte Sinaí, están representados en Agar y su hijo Ismael). Y esto que dice aquí el apóstol San Pablo de seguro no le gustó mucho a los hebreos, con razón perseguían siempre a San Pablo, y en una ocasión los judíos apedrearon a Pablo en tal forma que lo dejaron por muerto, pero Dios lo resucitó; de seguro ahí fue donde San Pablo fue al tercer Cielo y vio cosas que ojo no ha visto y escuchó cosas que oídos no han escuchado, y que no le son permitidas a él darlas a conocer.
Y ahora, vean ustedes, bajo qué tipo y figura, bajo qué simbolismos están los que están bajo la Ley.
“Porque Agar es el monte Sinaí en Arabia, y corresponde a la Jerusalén actual, pues ésta, junto con sus hijos, está en esclavitud.”
De seguro no le gusto ni siquiera a los demás apóstoles que estaban en Jerusalén, que San Pablo estuviera hablando en esa forma, pero era la verdad siendo revelada, por lo tanto no se podía hacer otra cosa, sino decir: “Esa es la verdad.”
“Mas la Jerusalén de arriba, la cual es madre de todos nosotros, es libre.”
Y los que pertenecen a la Jerusalén de arriba, la Jerusalén Celestial, la Ciudad de nuestro Dios Celestial, están bajo un Nuevo Pacto, bajo el Nuevo Pacto, bajo la Sangre de Jesucristo, bajo la Sangre del Nuevo Pacto esos están representados en Sara y su hijo Isaac, los cuales vienen por la promesa divina; por lo tanto vienen a formar la Jerusalén Celestial por medio de escuchar la predicación del Evangelio y recibir a Cristo como su Salvador y ser bautizados en Su Nombre y recibir el Espíritu Santo y así obtener el nuevo nacimiento, y así vienen a ser ciudadanos de la Ciudad Celestial, de la Nueva Jerusalén: la Ciudad de Dios, la Ciudad Celestial.
¿Y sus nombres, o nuestros nombres están escritos dónde? En la Ciudad Celestial. Así como los nombres de ustedes están escritos en la ciudad donde usted nació, pues están en el registro de nacimientos de esa ciudad.
Y por medio del nuevo nacimiento, nuestro nombre celestial es confirmado en la Ciudad de nuestro Dios. Así como los padres nuestros y ustedes como padres, cuando la esposa está embarazada una de las cosas que hacen la mayor parte de los matrimonios es pensar: “¿Qué nombre le pondremos?” Algunas veces dice el hombre o la mujer dice: “Bueno, si es niña (le dice al hombre) tu le pondrás el nombre; pero si es varón yo le pondré el nombre.”
Otras veces dicen: “No, vamos a ver, vamos a buscar algún libro de nombres para hombres y para mujeres y escogeremos ahí. Si es niña le pondremos por nombre este nombre que significa tal cosa.” Porque es bueno saber el significado de los nombres que le colocamos a nuestros niños, porque de acuerdo a ese nombre nuestros niños van a actuar. O sea, que el nombre tiene una influencia en la persona.
Ustedes encontrarán en la Biblia que en algunas ocasiones el mismo Dios le cambió el nombre a algunas personas; como Abram por Abraham, le añadió ahí letras —una o dos letras—; a Sarai le quitó la “i,” en español, en otro idioma entonces le añadió la “H” —si es en otro idioma.—
Luego, encontramos que también así sucedió con Jacob, Jacob significa “Suplantador”; suplantó a su hermano Esaú y obtuvo la Bendición de la Primogenitura. Delante de Dios el primero era Jacob (el primogénito era Jacob), aunque Esaú nació primero.
Luego encontramos que cuando está de regreso a la tierra de Israel, lo cual significa ser restaurado a su tierra, eso nos habla de Redención, ser redimido, ser colocado de nuevo en su tierra; se encontró con el Angel de Jehová en el capítulo 32 del Génesis, verso 24 en adelante y luchó con el ángel toda la noche, lo cual es tipo y figura para el pueblo hebreo y también para la Iglesia del Señor Jesucristo.
La Iglesia del Señor Jesucristo ha estado toda la noche agarrada (la Iglesia de Jesucristo) del Angel de Jehová que es Jesucristo, el Angel del Pacto, Cristo en Espíritu Santo de edad en edad durante estas siete etapas de la Iglesia, durante las siete edades que corresponden a la noche.
Luego es en la mañana cuando está rayando el alba que el ángel se tiene que ir, y el ángel le dice: “Suéltame que ya raya el alba.” Hirió el encaje ahí en la cadera de Jacob y descoyuntó ahí el muslo de Jacob, por lo cual después caminaba cojo. Pero miren, antes caminaba, ¿cómo Jacob? Bien. Pero no tenía la plena bendición de Dios y estaba todo temeroso. Pero ahora quedó cojo al luchar con el Angel de Jehová, pero no soltó al Angel de Jehová, aunque fue herido en su cadera, y le dijo a Jacob, el ángel: “Suéltame que raya el alba.” O sea, tenía que irse el ángel de Jehová.
Como también en este tiempo final el Angel de Jehová que es Cristo, el Angel del Pacto, Cristo en Espíritu Santo, el cual ha estado en medio de Su Iglesia en Espíritu Santo de edad en edad, de edad en edad en el mensajero de cada edad, tiene que irse de entre los gentiles, porque tiene que irse a la Cena de las Bodas del Cordero; y también tiene que ir al pueblo hebreo.
Pero la Iglesia del Señor Jesucristo no ha soltado, ni soltará al Angel de Jehová que es Jesucristo en Espíritu Santo en medio de ella. No lo soltó en el tiempo del primer ángel mensajero, segundo, tercero, cuarto, quinto, sexto ó séptimo; y no soltará al Angel de Jehová en ete tiempo final en la Edad de la Piedra Angular en Su manifestación final, estará bien agarrada la Iglesia de Jesucristo, la Iglesia Novia de Jesucristo, estará bien agarrada de Cristo en Su manifestación final hasta que reciba su transformación.
Y ahora, Jacob cuando le dice: “No te soltaré hasta que me bendigas.” El ángel le dice, le pregunta: “¿Cómo te llamas?” El le dice: “Me llamo Jacob.” El sabía que ese ángel era el Angel de Jehová, el cual lo había acompañado en toda su trayectoria, él conocía Su Voz y sabía que ese Angel era el único que lo podía bendecir antes de encontrarse con su hermano Esaú. Esaú ahí representa en tipo y figura al anticristo para el Día Postrero. Y tanto el Israel Celestial, que es la Iglesia de Jesucristo, tendrá que enfrentarse al anticristo antes de irse de aquí, porque el anticristo levantará una apretura en contra de la Iglesia del Señor Jesucristo y luego en contra del pueblo hebreo.
Por lo tanto, tanto el Israel Celestial como el Israel terrenal tendrán que enfrentarse a Esaú que representa al anticristo, la bestia, para el Día Postrero.
Esaú fue reprobado y el anticristo es reprobado; no recibe la Bendición de la Primogenitura, por lo tanto no recibirá la transformación (el anticristo). Pero Jacob que representa tanto al pueblo hebreo y sobre todo los 144 mil hebreos, y también representa al Israel Celestial los escogidos de Dios, la Iglesia del Señor Jesucristo; el Israel Celestial recibirá una transformación física como también el pueblo hebreo recibirá una transformación como pueblo, nacerá como pueblo una nación en un día, Israel para el Día Postrero, entrará en el Espíritu de Dios en la nación de Israel como nación, 144 mil hebreos lo recibirán (12 mil de cada tribu).
Ahora, viendo que hay una bendición grande para Jacob, y con la bendición viene el cambio de nombre. Hemos visto cómo el Angel de Jehová le dice a Jacob cuando le dice Jacob, le pregunta: “¿Cuál es tu nombre?” Y Jacob le dice: “Jacob.” “El ángel le dice: “No se dirá más tu nombre Jacob, sino Israel, porque has luchado con Dios y con los hombres y has vencido.”
RECUERDEN QUE CUANDO SE LUCHA Y SE OBTIENE LA VICTORIA, SE RECIBE UNA BENDICION DE PARTE DE DIOS, Y AQUI UN NOMBRE ES CAMBIADO AL RECIBIR LA VICTORIA.
Esta bendición, vean ustedes, vino sobre Jacob, y vino a ser Israel; por eso la nación hebrea se llama Israel, es señalada por el nombre nuevo que recibió Jacob.
Encontramos también que Cristo en el libro del Apocalipsis promete un Nombre Nuevo para el Vencedor, y El promete una Piedrecita Blanca para el Vencedor con un Nombre Nuevo. La Piedrecita Blanca es la Segunda Venida de Cristo con un Nombre Nuevo, y el Vencedor será el Mensajero que esté en el Día Postrero y que recibirá a Cristo en Su Segunda Venida, le dará la bienvenida a Cristo en Su Segunda Venida el cual viene con un Nombre Nuevo.
También tenemos la promesa de que Cristo escribirá sobre el Vencedor. Les cité capítulo 2, verso 17 de Apocalipsis, y ahora les cito Apocalipsis, capítulo 3, verso 12, dice:
“Al que venciere, yo lo haré columna en el templo de mi Dios, y nunca más saldrá de allí; y escribiré sobre él el nombre de mi Dios, y el nombre de la ciudad de mi Dios, la nueva Jerusalén, la cual desciende del cielo, de mi Dios, y mi nombre nuevo.”
El Nombre Nuevo del Señor Jesucristo y Nombre de la Ciudad de nuestro Dios, es el Nombre Eterno de Dios, y ese Nombre será escrito sobre el Vencedor; es una promesa divina contenida en el libro del Apocalipsis; también esta promesa se cumplirá en el Cuerpo Místico de Cristo por completo como la Iglesia del Señor Jesucristo, será señalada por el Nombre Nuevo del Señor Jesucristo, y durante el Reino Milenial tendrá el Nombre Nuevo del Señor Jesucristo, así como el Mensajero que en el Día Postrero estará viniendo y obtendrá la victoria, y obtendrá la bendición de recibir a Cristo en Su Segunda Venida con un Nombre Nuevo. Es un misterio prometido para ser cumplido en el tiempo final.
Ahora, para el tiempo final esta promesa será cumplida, siendo que la Iglesia del Señor Jesucristo es el Reino de los Cielos, el Reino de Dios donde nacen los hijos e hijas de Dios, por lo cual Cristo dijo: “Buscad primeramente el Reino de Dios y su justicia, las demás cosas serán añadidas.” {San Mateo 6:33 —Editor}.
Cristo también dijo a Nicodemo que era necesario nacer de nuevo. “Porque el que no nazca de nuevo no puede ver el Reino de Dios o Reino de los Cielos.” Nicodemo pensó en un nuevo nacimiento a través de su madre, que de seguro estaba anciana o había muerto, y le pregunta a Jesús: “¿Cómo puede hacerse eso, puede acaso el hombre ya siendo viejo entrar en el vientre de su madre y nacer?”
San Juan, capítulo 3, verso 1 en adelante:
“Jesús le dice: De cierto, de cierto te digo, que el que no nazca del agua y del Espíritu, no puede entrar en el reino de Dios.”
Y toda persona quiere entrar al Reino de Dios, para formar parte de ese Glorioso Reino de Dios en donde todos los pertenecientes a ese Reino, han sido lavados con la Sangre de Jesucristo y han sido hechos Reyes y Sacerdotes, porque ése es un Reino de Reyes y de Sacerdotes.
Y ahora, lo que Dios le dijo a través del Profeta Moisés al pueblo hebreo en Exodo, capítulo 19, verso 1 al 6, se cumple en toda su plenitud en su Iglesia, son Reyes y Sacerdotes del Glorioso Reino de Dios, Reino que será establecido en este planeta Tierra, y por eso es que los pertenecientes a ese Reino, reinarán con Cristo por el Milenio y luego por toda la eternidad.
Por eso es que Cristo dice a los creyentes en El: “No temáis manada pequeña porque al Padre ha placido darles el Reino.” {Lucas 12:32 —Editor}
Y por eso es que Cristo también dijo, que el Reino de Dios sería quitado de en medio del pueblo hebreo y sería dado a gente que hiciera los frutos del Reino.
Y ahora, el Reino de Dios es la Iglesia del Señor Jesucristo donde nacen por medio de creer en Cristo como nuestro Salvador, lavar nuestros pecados en Su Sangre, ser bautizados en Su Nombre y recibir el Espíritu Santo y así obtener el nuevo nacimiento, y así nacemos en el Reino de Dios; así es como somos trasladados al Reino del amado Hijo de Dios.
Y ahora, por medio de un espíritu es que entramos a ese Reino, entramos a ese Cuerpo Místico de creyentes que es la Iglesia del Señor Jesucristo, el Redil del Señor para Sus ovejas.
Y ahora, ése es el Monte de Dios, la Iglesia del Señor Jesucristo; porque un monte representa un reino.
En Daniel, capítulo 2, versos 34 al 45, nos dice que la piedra no cortada de manos que vio el rey Nabucodonosor y luego vio y le interpretó el profeta Daniel, dice que vino e hirió a la imagen, aquella estatua que había visto Nabucodonosor en sueños, hirió a la imagen en los pies de hierro y de barro cocido y los desmenuzó. Esa imagen representa el reino de los gentiles, el cual comenzó con la cabeza de oro en el tiempo del rey Nabucodonosor, continuó con el pecho y los brazos de plata en el tiempo del imperio medopersa, y luego continuó hacia adelante —pero siempre bajando—, continuó otra etapa en esa estatua, etapa representada en el vientre y los muslos de bronce.
Vean cómo va perdiendo su valor, ese reino de los gentiles representado en esa estatua. La cabeza de oro, una cabeza de oro vale muchísimo y es muy apreciada. Pero unos pechos de plata y unos brazos de plata valen mucho menos. Luego, unos vientres y muslos de bronce valen mucho menos que la plata y mucho menos que el oro; luego encontramos que esa etapa del vientre y los muslos de bronce fue el Imperio de Grecia con Alejandro el Grande. Y luego las piernas y los pies, las piernas de hierro y los pies de hierro y de barro cocido, ese el imperio romano, las piernas de hierro; el imperio romano en los días de Jesucristo, estaba gobernando, y fue el imperio romano representado en Jerusalén y en la tierra de Israel por Pilato, el cual ordenó la muerte de Jesús.
También el imperio romano, el cual gobernaba sobre Israel, estaba representado también por algunos reyes descendientes de reyes anteriores que habían gobernado sobre el pueblo hebreo, aunque no eran hebreos descendientes de Herodes; encontramos que siendo que estaban bajo el gobierno Romano, eran representantes del gobierno Romano, por lo tanto lo que hacían, lo hacían en nombre del imperio romano; por consiguiente son responsables, fue responsable el imperio romano de la muerte también de Juan el Bautista.
Y ahora, viendo que el imperio romano, representado en las piernas de hierro, es responsable de la muerte de Juan el Bautista, de Jesús y de los apóstoles también, porque el sumo sacerdote y el concilio del sanedrín, pedían al imperio romano que actuara en contra de los apóstoles (luego de Jesucristo), que actuara en contra de los apóstoles y de todos los creyentes en el Señor Jesucristo.
Y por consiguiente el imperio romano es responsable de la sangre, derramada por los santos del Señor Jesucristo, derramada por la Iglesia de Jesucristo; como también el pueblo hebreo tiene responsabilidad en la muerte de Jesucristo, y la muerte de los apóstoles y de muchos cristianos de aquellos tiempos, por lo cual vino sobre el pueblo hebreo el juicio divino: destruyeron la ciudad de Jerusalén, el templo también y fueron esparcidos por todas las naciones, y Hitler, Mussolini y Stalín por poco exterminan al pueblo hebreo, ha sido que la Sangre de Cristo ha estado siendo demandada del pueblo hebreo, de las manos del pueblo hebreo.
Para que la Sangre de Cristo no sea demandada de las manos de las personas, las personas tienen que colocar la Sangre de Cristo en sus almas, en sus corazones, y entonces la Sangre de Cristo nos limpia de todo pecado; pero mientras está la Sangre de Cristo en las manos de las personas, son responsables de la muerte de Cristo y por consiguiente el juicio divino está contra esas personas.
Y ahora, vean ustedes cómo el imperio romano, representado en las piernas de hierro, estuvo presente en los días de la Primera Venida de Cristo, y Cristo, la Piedra del Angulo, la Piedra no cortada de manos que vio el profeta Daniel cuando le interpretó el sueño al rey Nabucodonosor, no hirió al reino de los gentiles, al imperio romano, no lo hirió en las piernas de hierro; porque conforme a la profecía de Daniel, el imperio romano que es el imperio del anticristo, el cual en este tiempo final estará en los pies de hierro y de barro cocido, será herido por Cristo, la Piedra del Angulo o Piedra Angular, en Su Segunda Venida.
Ahora vean porqué en aquel tiempo el imperio romano crucificó a Cristo, pero para el Día Postrero, la Segunda Venida de Cristo herirá en los pies de hierro y de barro cocido a la estatua que vio el rey Nabucodonosor y que representa el reino o imperio de los gentiles, el cual en el tiempo final estará en la etapa de los pies de hierro y de barro cocido, y por consiguiente ésa es la etapa del reino del anticristo.
Y los juicios divinos señalados en el libro del Apocalipsis para caer durante la gran tribulación sobre el reino del anticristo, caerán como cayeron los juicios divinos sobre Egipto, lo cual es tipo y figura allá cuando Dios hirió a Egipto con 10 plagas.
Ahora, podemos ver que aquello fue tipo y figura de lo que Dios hará sobre el reino del anticristo para el Día Postrero.
Y ahora, veamos lo que dice que sucederá con esa Piedra en el Día Postrero. Capítulo 2, verso 34 al 35, dice {Daniel —Editor}:
“Estabas mirando, hasta que una piedra fue cortada, no con mano, e hirió a la imagen en sus pies de hierro y de barro cocido, y los desmenuzó.
Entonces fueron desmenuzados también el hierro, el barro cocido, el bronce, la plata y el oro, y fueron como tamo de las eras del verano, y se los llevó el viento sin que de ellos quedara rastro alguno. Mas la piedra que hirió a la imagen fue hecha un gran monte que llenó toda la tierra.”
Este Monte es el Reino de Dios, este Monte es la Iglesia del Señor Jesucristo, la cual estará en esta Tierra con Cristo durante el Reino Milenial reinando con Cristo, y Cristo con Su Iglesia tendrán este glorioso Reino Milenial.
Y ahora vean, para que se establezca en la Tierra durante el Reino Milenial o durante el séptimo milenio, se establezca este Reino y gobierne literalmente; porque en lo espiritual ya está y está en nuestras almas; pero en lo literal estará durante el Reino Milenial, durante el séptimo milenio después de la gran tribulación.
Y ahora, para que sea establecido y comience ese Reino Milenial de Cristo, tiene que ser quitado el reino de la bestia, el reino del anticristo que será quitado con los juicios divinos que caerán durante la gran tribulación; y mientras esos juicios divinos caigan, la Iglesia del Señor Jesucristo estará en la Cena de las Bodas del Cordero por tres años y medio en la Casa de nuestro Padre Celestial.
Ahora, hemos visto cuál es el Monte de Dios: es este Monte que surge, que nace y crece; Cristo en Su Primera Venida murió, resucitó y ascendió al Cielo, y vean ustedes, ha estado en lo espiritual y en otra dimensión esa Piedra creciendo y formándose así ese Monte en lo espiritual, en otra dimensión se ha estado formando ese Reino que es la Iglesia de Jesucristo, en la sexta dimensión; pero en esta dimensión terrenal cuando nosotros obtengamos el cuerpo eterno, pues estará totalmente el Reino de Dios aquí en la Tierra, la Iglesia de Jesucristo, pero luego comenzará el Reino después de la gran tribulación.
Y ahora, esa Piedra ha ido creciendo a medida que han estado siendo llamados y juntados los escogidos de edad en edad, y piedra sobre piedra se ha ido formando ese Gran Monte que es la Iglesia del Señor Jesucristo, ése es el Monte de Dios, ése es el Monte de Sion espiritual representado en el monte de Sion de Israel.
El Rvdo. William Branham nos habla de Jerusalén y del Monte de Sion y dice, en la página 52 del mensaje “El Futuro hogar del Novio Celestial y la Novia terrenal,” página 52 párrafo 280, dice:
“En aquel tiempo el renuevo del Señor será para hermosura y gloria, y el fruto de la Tierra para grandeza y honra, a los librados de Israel (como ustedes se libraron de toda esa condenación, vean,)
… acontecerá que el que quedare en Sion y el que es remanente en Jerusalén, será (vamos a ver) en Jerusalén, será llamada santo; todos los que en Jerusalén estén – registrados entre los vivientes;
En lo cual Señor el lave las inmundicias de las hijas de Sion… (Recuerden esa siempre es la Novia (Sion, y las hijas de Sion son la Novia, y Dios, Cristo, lava nuestros pecados con Su Sangre las inmundicias de las hijas de Sion) ¿Ven?)
…y purifique la sangre de Jerusalén… (Ese es el remanente de los Judíos (o sea, los 144 mil hebreos)… es el remanente de los judíos, más la Novia, ¿ven?)… y en medio de ella con espíritu de devastación… (¡Fuego! – ese siempre es el juicio de Dios. Cuando El haga Su juicio final, te llame, te santifique, y te traiga redención; entonces Sus juicios irrumpen sobre ti, y el Espíritu Santo y Fuego purifica quitando el pecado. Entonces eres Suyo. Las mismas cosas hace El con la tierra, cuando El purgue con fuego y por el espíritu de ardimiento. Ahora fíjense, atiendan, ¿están listos?)
Y creará el Señor sobre toda la montaña del Monte de Sion (¿y Sion siempre es quién? La Iglesia Novia)…
Y creará sobre toda la morada del Monte de Sion, y sobre los lugares de sus convocaciones, nube y oscuridad de día, y de noche, resplandor de fuego que eche llamas: porque sobre toda gloria habrá un dosel.’
El Señor en aquel día, sobre la cima de ella, creará fuego de luz para arder sobre el día.”
Luego, en la página 54, dice:
“Los reyes de la tierra, entrando en la ciudad, vienen delante del juez apostólico, según Jesús prometió.
¡Oh, vaya! En este trono, sobre él, 1,500 millas de alto; el mundo completo verá la Luz del mundo – Jesús – sentado sobre el Trono encima del mundo, encima de la Iglesia, encima del Monte de Sion, el cual es 1,500 millas (la mitad del tamaño de los Estados Unidos) y se levanta directamente hacia arriba hasta que puedes verlo a El alrededor del mundo – 1,500 millas de alto. Y los redimidos estarán para arriba y para abajo de toda la tierra.”
Cuando nos habla de esta Ciudad, para después del Reino Milenial y después del juicio final, en la Tierra nueva, pues este planeta Tierra después del juicio final, después del Reino Milenial y el juicio final será pasada por un bautismo de fuego ardiente, físico y espiritual que quemará todo; pero nosotros estaremos en otra dimensión, seremos llevados a otro lugar mientras el planeta Tierra pasará por esa purificación total, y después encontraremos que la Tierra habrá cambiado su forma también; porque la Tierra durante ese tiempo, por medio de los volcanes y todo ese fuego que estará quemando todo en la Tierra, por medio de los volcanes, allá en Jerusalén levantará una gran montaña, un gran Monte y entonces la Tierra será en la forma de un trompo, y la parte más alta será ese Monte sobre el cual estarán Cristo con toda Su Iglesia, los apóstoles, y también allá encontraremos a los patriarcas; esa será la Nueva Jerusalén.
La Nueva Jerusalén en el Cielo es la Iglesia del Señor Jesucristo, y Cristo con Su Iglesia viniendo a la Tierra después del juicio final, estarán sobre esa montaña que será gigante, de 1500 millas de ancho (de ancha esa ciudad), por 1500 millas de largo y 1500 millas de alto. Dice el Rvdo. William Branham que es como la mitad de los Estados Unidos de Norteamérica.
En la actualidad la ciudad de Jerusalén tiene muy pocas millas de ancho y de largo, y de altura también; pero para después del Reino Milenial y después del juicio final, la Tierra pasará por ese bautismo de fuego, y luego en ese mismo territorio donde está Jerusalén, allí surgirá, nacerá por medio de los volcanes una gran montaña, un Monte que crecerá y llegará a tal altura que pasará de las nubes que vemos en la actualidad.
Y esa será la Nueva Jerusalén, con los habitantes de esa Nueva Jerusalén y ahí estará el Trono de Jesucristo en la parte alta de esa Ciudad, y ahí estará la Luz para toda esa Ciudad; de ahí resplandecerá Cristo en la Columna de Fuego y alumbrará toda esa Ciudad; por eso en esa Ciudad no habrá puerta cerrada ¿por qué? Porque no habrá noche, las puertas se cierran en la noche en las ciudades que usan puertas, pero en esta Ciudad no se cerraran las 12 puertas; en las 12 puertas estarán los nombres de los 12 patriarcas, de las 12 tribus, y en cada una de las puertas estará un apóstol, un juez apostólico en un trono, y juzgarán a las 12 tribus de Israel las cuales estarán fuera de esa Ciudad.
En esa Ciudad solamente entrarán las personas que están señaladas aquí: Apocalipsis, 21, verso 27, dice:
“No entrará en ella ninguna cosa inmunda, o que hace abominación y mentira, sino solamente los que están inscritos en el libro de la vida del Cordero.”
Esos serán los habitantes de esa Ciudad. Esa es la Ciudad que en la Tierra tendrá el Nombre Eterno de Dios, y esa será la Ciudad que tendrá el Trono de Jesucristo en la Tierra, el Trono de Dios en la Tierra, porque en esa Ciudad estará Dios; por consiguiente la séptima dimensión estará en esa Ciudad; y la sexta dimensión también, y la dimensión en la cual los ángeles se mueven, será tan sencilla para todos nosotros que la veremos como nos vemos en la actualidad todos nosotros.
Eso será porque todos cuando tengamos el nuevo cuerpo tendremos las dos conciencias juntas, y con las dos conciencias juntas no hay dimensión que no podamos ver; por lo tanto, la dimensión de los ángeles será algo tan común para nosotros en ese tiempo y aún en el Reino Milenial también será algo sencillo para nosotros, porque ya tendremos el nuevo cuerpo; y aún cuando recibamos el nuevo cuerpo y todavía estemos aquí de 30 a 40 días, será algo que para nosotros se volverá algo sencillo, porque veremos en otras dimensiones también.
Ahora, la Ciudad de nuestro Dios Celestial es la Iglesia del Señor Jesucristo, ése es el Monte de Sion Celestial al cual nos hemos acercado, a la multitud de millares de ángeles, a la multitud de los inscritos en el Cielo en el Libro de la Vida del Cordero, la multitud de los Primogénitos de Dios que son los hijos e hijas de Dios que vienen a esta Tierra, para confirmar su lugar en el Reino de Dios.
Para poder reinar con Cristo durante el Reino Milenial, todos los que han de reinar con Cristo confirman su lugar en el Reino de Dios y en la vida eterna al venir a esta Tierra y recibir a Cristo como su Salvador, lavar sus pecados en la Sangre de Cristo, ser bautizados en Su Nombre y recibir el Espíritu Santo, y así obtenemos el nuevo nacimiento. Y así somos parte de este Monte de Dios, de este Monte del Rey de reyes y Señor de señores.
Dice, Daniel interpretándole este sueño al rey Nabucodonosor en el capítulo 2, verso 44 y 45, dice:
“Y en los días de estos reyes el Dios del cielo levantará un reino que no será jamás destruido, ni será el reino dejado a otro pueblo; desmenuzará y consumirá a todos estos reinos, pero él permanecerá para siempre,
de la manera que viste que del monte fue cortada una piedra, no con mano, la cual desmenuzó el hierro, el bronce, el barro , la plata y el oro. El gran Dios ha mostrado al rey lo que ha de acontecer en lo por venir; y el sueño es verdadero, y fiel su interpretación.”
Hemos visto que este Monte es la Iglesia del Señor Jesucristo en el sentido espiritual; en cuanto a lo literal, un monte literal, eso será allá en el Monte que surge de la Tierra, será ese Monte donde estará la Iglesia de Jesucristo con Cristo para el Reino en la eternidad.
Pero durante el Reino Milenial, estaremos en la Jerusalén actual, reinando con Cristo por mil años, El se sentará en el Trono de David y con El, el Vencedor, y con El (con Cristo) reinaremos como Reyes y Sacerdotes, porque somos el Monte del Rey, el Monte de Dios, el Monte de Sion actualizado en la Iglesia del Señor Jesucristo, ése es el Monte del Rey Melquisedec, ésa es la Jerusalén Celestial, y Jesucristo es Melquisedec, Rey de Salem, Rey de Su Iglesia, El es nuestro Rey y El es nuestro Señor.
Así como una novia tiene su nombre, cuando se casa, entonces obtiene el nombre de su esposo; y por eso es que es llamada por el nombre de su esposo, se usa el apellido del esposo cuando la muchacha, la joven, la novia, se casa con ese joven.
Y la Iglesia del Señor Jesucristo ha sido desposada, comprometida, con Cristo, y la Iglesia del Señor Jesucristo recibirá un Nombre Nuevo, ella es “La Señorita Jesús,” desde el día de pentecostés hacia acá, porque ha sido desposada, comprometida con Cristo, el Hijo de Dios para matrimonio; pero en el libro del Apocalipsis nos habla de un tiempo en que se llevarán a cabo las Bodas del Cordero.
Vea, aun en la misma parábola del capítulo 25 de San Mateo, versos 1 al 13, nos habla de las vírgenes prudentes y de las vírgenes fatuas, y del verso 10 al 13 de San Mateo, 25. Dice que las vírgenes insensatas fueron a comprar aceite y mientras ellas iban, vino el esposo (Cristo) y las que estaban preparadas entraron con El a las bodas, y se cerró la puerta.
Las Bodas de Cristo, el Cordero, son para este tiempo final.
¿Qué son las bodas de dos personas que se aman, de unos novios? Son nada menos que la unión de dos seres que se aman y que se han comprometido para casarse en algún día.
Encontramos que la virgen María estaba desposada, o sea, comprometida con José; eso es estar desposada. San Pablo dice: “Yo os he desposado a Cristo, a ustedes los he desposado con Cristo como una Novia, como una Virgen Pura para su Marido (si es virgen, pues no se ha casado, está comprometida).” La Iglesia de Jesucristo está comprometida con Cristo. Pero en Apocalipsis, capítulo 19, dice, versos 7 en adelante, dice:
“Gocémonos y alegrémonos y démosle gloria; porque han llegado las bodas del Cordero, y su esposa se ha preparado.
Y a ella se le ha concedido que se vista de lino fino, limpio y resplandeciente; porque el lino fino es las acciones justas de los santos.
Y el ángel me dijo: Escribe: Bienaventurados los que son llamados a la cena de las bodas del Cordero.”
Son bienaventurados los que son llamados a la Cena de las Bodas del Cordero, son bienaventurados los que son llamados a la Recepción. La Cena de las Bodas del Cordero es la Recepción, la cual será en la Casa de nuestro Padre Celestial, a donde iremos con Cristo para esa gran Fiesta Celestial.
“Y me dijo: Estas son palabras verdaderas de Dios.
Yo me postré a sus pies para adorarle. Y él me dijo: Mira, no lo hagas; yo soy consiervo tuyo, y de tus hermanos que retienen el testimonio de Jesús. Adora a Dios; porque el testimonio de Jesús es el espíritu de la profecía.”
¿Y quién es el que da el anuncio de las Bodas del Cordero? ¿Y quién es el que da el anuncio de la bienaventuranza para los que son llamados a la Cena de las Bodas del Cordero? El Angel del Señor Jesucristo, él es el que señala el tiempo para las bodas del Cordero y para la Cena de las Bodas del Cordero, él es el que da el Mensaje de este misterio a los hijos e hijas de Dios en el Monte de Sión, que es el Monte de Dios, el Monte del Rey.
Y ahora, hemos visto cuál es el Monte del Rey, ese Monte siendo la Iglesia de Jesucristo tendrá el Nombre de Su esposo, de Cristo, con la unión de Cristo y Su Iglesia, en donde todos seremos transformados y entonces la Iglesia de Jesucristo, tendrá también plenamente el Nombre Nuevo del Señor Jesucristo que es el Nombre de Dios, y podrá obrar en ese Nombre; como la esposa puede en el nombre de su esposo llevar a cabo algunas cosas que el esposo le da para que lleve a cabo.
Y ahora, podemos ver que todo esto es un misterio que Jesucristo ha enviado a Su Iglesia al darlo a Juan el apóstol, y lo ha enviado por medio de Su Angel Mensajero, que es un espíritu de profeta, un espíritu teofánico de la sexta dimensión, un hombre de la sexta dimensión el cual es llamado el Angel del Señor Jesucristo, y el cual le da a Juan el apóstol toda esta revelación de todas estas cosas que deben suceder, pero se las da con símbolos, pero esos símbolos tienen un significado, y esos símbolos deben ser cumplidos de etapa en etapa.
Este Angel, así como Dios ha enviado los otros ángeles de las siete edades, ese Angel estará en medio de la Iglesia de Jesucristo en el Día Postrero enviado por Cristo, como dice Apocalipsis, 22, verso 16:
“Yo Jesús he enviado mi ángel para daros testimonio de estas cosas en las iglesias.”
Ese es el Angel Mensajero que en el Día Postrero estará dando testimonio de todas estas cosas que deben suceder en este tiempo final, porque ése es el mismo Angel que le dio a Juan el apóstol la revelación apocalíptica en símbolos, y que a nosotros en el tiempo final nos dará a conocer estos símbolos correspondientes a este tiempo final, y nos dará a conocer el cumplimiento de ellos a medida que van siendo cumplidos en este tiempo final.
Y ese será el Angel Mensajero de Jesucristo para Su Iglesia, para el Día Postrero en la etapa de la Edad de la Piedra Angular y Dispensación del Reino, ese será el Angel mensajero a través del cual Cristo se velará y se revelará en Su Monte: el Monte del Rey, en la cima del Monte de Dios que es la Edad de la Piedra Angular.
Cristo estará velado y revelado a través de Su Angel Mensajero dándonos a conocer todas estas cosas que deben suceder pronto en este tiempo final, y Cristo en Su Monte, el Monte de Dios, el Monte del Rey que es Su Iglesia, estará en este tiempo final; así como estuvo en ese Monte de etapa en etapa velado y revelado en el Angel Mensajero de cada edad.
Ahora, hemos visto cuál es EL MONTE DEL REY. Ese Monte formado, creado por Cristo con piedras vivas, que son los creyentes en nuestro amado Señor Jesucristo. Vean cómo ha ido creciendo ese Monte que comenzó con una Piedra, el cual es Cristo en Su Primera Venida, y seguirá creciendo.
Y ahora, hemos visto este misterio del Monte del Rey, y en ese Monte y ese Monte será llamado por el Nombre de nuestro Rey, por el Nombre Eterno de Dios y Nombre Nuevo del Señor Jesucristo; ése es el Nombre de la Ciudad de nuestro Dios, ése es el Nombre de la Ciudad en la cual y a la cual nosotros pertenecemos, porque somos Ciudadanos Celestiales, pertenecemos a la Ciudad Celestial; a la Nueva Jerusalén, la Ciudad de nuestro Dios, a la Jerusalén Celestial. Somos hijos de la Jerusalén Celestial.
Hemos visto esta Gran Ciudad representada en un Monte: el Monte del Rey, el Monte de Melquisedec, el Monte de Jesucristo, el Rey de reyes y Señor de señores; en lo espiritual es Su Iglesia, en el sentido del Reino que ha de surgir en el Reino Milenial, es el Reino de Cristo con Su Iglesia sobre el pueblo hebreo y sobre todas las naciones.
Y para la eternidad después del juicio final, sigue siendo la Iglesia de Jesucristo habitando en ese Gran Monte literal que formará el territorio de esa gran Ciudad. Para ese tiempo la Tierra será en forma de un trompo, y esa gran Ciudad que estará establecida en la Tierra, será la capital del mundo entero; y no solamente del mundo entero, sino del sistema solar completo; y no solamente del sistema solar completo, sino del universo completo; vean dónde estará la capital del universo completo.
¿Y a cuántos les gustaría estar viviendo en la capital? Porque es que, recuerden que todo el mundo dice: “Yo quiero ser capitalino, yo quiero ser de la capital.” Porque tienen el concepto siempre que los de la capital son las gentes más finas; y algunas veces tratan a los que no son de la capital como personas que no están bien preparadas, o que no son muy cultos, y les dicen: “Ustedes son provincianos.” ó “Ustedes son del campo”; o cosas así, cuando quieren darles de codo.
Pero no se preocupen, si nos dan de codo en este reino de los gentiles, en el Reino Milenial y en el Reino en la eternidad todos seremos capitalinos, porque todos viviremos en la capital (durante el Reino Milenial), en la capital de este planeta que será Jerusalén; y después del Reino Milenial en la eternidad, todos viviremos en la capital de este planeta y del universo completo que será la Nueva Jerusalén aquí en el planeta Tierra que será renovado.
Y ahora vean ustedes cómo los capitalinos, en cuanto a este cuerpo terrenal, hemos nacido en diferentes ciudades y diferentes comunidades y diferentes naciones; pero en el Reino de Dios hemos nacido en la Capital, en la Nueva Jerusalén, la Jerusalén Celestial; somos capitalinos al nacer de nuevo por medio de creer en Cristo como nuestro Salvador, lavar nuestros pecados en Su Sangre, ser bautizados en Su Nombre y recibir el Espíritu Santo, somos capitalinos celestiales, somos capitalinos del universo completo. O sea, que hemos nacido en la capital del universo: la Jerusalén Celestial; por eso es que somos herederos de Dios y coherederos con Cristo Jesús Señor nuestro.
Y ahora, nos damos cuenta que somos y pertenecemos al Monte de Dios, y en lo espiritual somos el Monte de Dios, el Monte de Jesucristo, el Reino de Jesucristo, Su Iglesia.
“EL MONTE DEL REY.”
Y el Monte del Rey, pues lleva el Nombre del Rey. Lo cual fue tipificado cuando Dios le mostró al Rvdo. William Branham un monte o una cordillera formada por siete montes, y le dijo: “Tu nombre está escrito en esa montaña.”
Y luego hemos visto que también acá en Monterrey, sobre el monte de las mitras, una señal apareció, lo que es señal, tipo y figura de que el Monte del Rey, el Monte de Dios, la Iglesia de Jesucristo tendrá un Nombre: el Nombre Nuevo de nuestro amado Señor Jesucristo.
Y luego la Nueva Jerusalén literal tendrá un Nuevo Nombre como está prometido; y el pueblo hebreo tiene la promesa de que Dios le dará un Nombre Nuevo también, que la boca de Jehová mencionará, hablará; y también la Nueva Jerusalén que estará después del Reino Milenial en la Tierra, tendrá un Nombre, pues Cristo dice: “Escribiré sobre El, el Nombre de mi Dios y el Nombre de la ciudad de mi Dios.” O sea, que la Ciudad de nuestro Dios, la Nueva Jerusalén, tendrá un Nombre, y ése es el Nombre Eterno de Dios; porque no hay otro Nombre mejor para la Ciudad de nuestro Dios, y Dios no permitiría otro Nombre para Su Ciudad.
Y ahora, podemos ver que este misterio será cumplido en el Monte del Rey, en el Monte del Rey que es la Iglesia de Jesucristo, tiene que ser cumplido, para luego ser cumplido también en la Tierra literalmente en la nueva Jerusalén, en el Monte que surgirá de la Tierra, donde el Monte Espiritual que es la Iglesia, vendrá y vivirá con Cristo por toda la eternidad.
Y esos serán los cuarteles generales de Jesucristo, los cuarteles generales de Dios, ahí estarán la séptima dimensión y la sexta dimensión manifestadas, y desde ahí se gobernará sobre el planeta Tierra, sobre el sistema solar nuestro y sobre todos los sistemas solares del universo, sobre toda la Creación.
Vean, un planeta que aparentemente es insignificante, en la mente de Dios es el más importante.
Y ahora podemos ver el porqué Dios ha colocado a Sus hijos en este planeta Tierra.
Bueno, hemos visto este gran misterio de: EL MONTE DEL REY, que es la Iglesia del Señor Jesucristo en el campo espiritual.
Ha sido para mí un privilegio grande estar con ustedes en esta ocasión, dándoles testimonio de “EL MONTE DEL REY.” El cual y del cual forman parte cada uno de ustedes.
La Nueva Jerusalén cuando esté en la Tierra después del Reino Milenial, toda esa Nueva Jerusalén y todo lo que contenga, será representación de todos los que habitarán allí; o sea, que usted podrá ver en las puertas los nombres de las 12 tribus de Israel, porque esas puertas allí representarán esas 12 tribus de Israel, podrán ver también a los 12 apóstoles sentados allí en 12 tronos en ese muro que tiene 12 fundamentos, y los 12 nombres de los 12 apóstoles del Señor.
¿Ven? Cada cosa que es vista en esa Ciudad, está representando a alguien allí, está representando tanto personas del Antiguo Testamento, como los patriarcas, como las tribus de Israel y también encontramos que representa personajes del Nuevo Testamento, están representados allí los apóstoles juntamente con los patriarcas; y ellos están allá en la parte del muro y de las puertas, ¿por qué? Porque ellos pertenecen a esa etapa.
En la misma forma en que Dios está construyendo Su Iglesia, será allá en la Nueva Jerusalén, y la posición que cada persona ocupa en su tiempo, en ese Monte Espiritual, será el lugar que ocupará en esa Ciudad: la Nueva Jerusalén.
Y ahora, ¿cuántos de ustedes estarán en la parte de abajo en el muro y en esa primera parte? Como que saben cuál es la posición de ustedes. Luego los ángeles mensajeros con sus grupos, estarán viviendo en la parte que les corresponde y van… vean ustedes, comienza con los patriarcas y los apóstoles, los santos del Antiguo Testamento y después los apóstoles, y sigue subiendo, después el primer ángel mensajero con su grupo, y después el segundo ángel mensajero con su grupo.
Y recuerden que siempre cuando en un territorio las personas van a vivir, y están – hay una urbanización —digamos— y hay hermosas casas, casi todos quieren vivir en la parte alta de esa ciudad para ver todas las cosas, y en la parte alta, pues todos dicen: “Si hay una inundación, aquí no me llegará el agua, si llega por aquí cerca, es porque ya todo el mundo se ahogó; así que prefiero vivir en la parte más alta, y aquí es donde está el fresco, la tranquilidad, y hasta acá no llega todo el mundo, solamente llegan los que viven acá arriba”; y si le colocan un portón, y que solamente pueden entrar a esa parte los que habitan allá arriba, entonces nadie puede visitar esa parte alta.
Ahora, en esa Ciudad, unos vivirán en la parte de abajo, otros más arriba, otros más arriba hasta que se llegue a la parte más alta de la Ciudad.
Y ahora, ¿cuántos vivirán y quiénes vivirán en la parte más alta de la Ciudad? Pues todos nosotros {La congregación responde: ¡Amén! —Editor}. Porque nos ha tocado en el Cuerpo Místico de Cristo la parte más alta de ese Monte Espiritual, la Edad de la Piedra Angular.
Ahora vean quiénes serán lo que estarán más cerca del Señor Jesucristo en esa Gran Ciudad; por eso los más cerca y los que estarán en donde estará Cristo en Su Trono, vean ustedes, quiénes son los que estarán en la parte alta.
Y los que estarán en el Día Postrero en la parte alta del Monte de Dios, la Iglesia de Jesucristo serán los que estarán viendo en el Día Postrero la Segunda Venida de Cristo como Rey de reyes y Señor de señores, y estarán viendo cuando Cristo se siente en Su Trono en ese Monte del Rey, y estarán viendo cuando Cristo cambie de Sumo Sacerdote a Rey y a Juez, estarán viendo todo eso que Cristo estará realizando, estarán viendo el cambio de Cordero a León, de Intercesor, de Sacerdote a Juez y así por el estilo.
Siempre todo lo que estará en aquel Reino y en aquella Gran Ciudad, es tipo y figura de lo que estaría en la Iglesia del Señor Jesucristo; por lo tanto todas las piedras que formaran aquella Gran Ciudad, aquel Gran Monte, representarán a todos los escogidos de Dios. Y cada parte de esa ciudad, representará a los escogidos de Dios en las edades en que ellos vivieron.
Y ahora, aun hasta esa parte alta estará representada en la Edad de la Piedra Angular, y todo lo que estará allá, estará representado en la Edad de la Piedra Angular.
Y ahí nos tenemos que detener porque entonces tendríamos que entrar a hablar acerca de esa parte alta que corresponde en el Templo al Lugar Santísimo; todo lo que está allí tiene que materializarse en la Iglesia de Jesucristo en la Edad de la Piedra Angular, y todo lo que estará allá en la parte alta de esta Ciudad, se tiene que materializar en la Iglesia del Señor Jesucristo, porque todo lo que estará allá manifestado, tiene que haber estado manifestado en la Iglesia de Jesucristo de edad en edad.
Y lo que estará en la parte alta tiene que haber sido manifestado en la parte alta de la Iglesia de Jesucristo, en la Edad de la Piedra Angular.
Y ahora, podemos ver que las cuerdas nos han caído en lugares deleitosos y grande es la heredad que nos ha tocado, nos ha tocado la mejor parte de la Ciudad del Rey, la Ciudad de nuestro Dios, nos ha tocado la mejor parte del Cuerpo Místico de Cristo, de la Iglesia de Jesucristo, el Monte de Jesucristo, y por consiguiente nos ha tocado ya, aunque no se ha materializado todavía esa Gran Ciudad en la Tierra literalmente, ese Monte, nos ha tocado ya ese lugar alto de esa Ciudad.
O sea, que ya sobre el plano, ya tenemos el lugar que hemos de ocupar allá, ya ese lugar está comprometido en el Programa de Dios con nosotros, como está comprometido también cada uno de esos 24 tronos: está comprometido con los 12 patriarcas y los 12 apóstoles de Cristo. Judas perdió esa bendición, pero la tomó otro apóstol.
Ahora podemos ver que antes de aparecer esa Gran Ciudad después del Reino Milenial, ya en la eternidad, ya todo está sobre el plano comprometido. Como cuando hacen un edificio o una urbanización, la gente va comprando las cosas de acuerdo al plano, dicen “Yo quiero aquí”; están señalando el plano, colocan el pronto pago. El pronto pago ha sido el bautismo del Espíritu Santo para nosotros.
Hemos recibido el pronto pago, El nos ha dado el pronto pago, tenemos el pronto pago, y luego tendremos la plenitud cuando seamos transformados y ya entonces tendremos todo; pero luego heredaremos en esa Ciudad la parte que nos corresponde, y heredaremos con Cristo todo lo que nos corresponde como hijos de Dios y herederos de Dios, y coherederos con Cristo Jesús Señor nuestro.
Si nos ponemos a hablar de la herencia, nos tomaría mucho tiempo; pero no se preocupen, vamos a tener mucho tiempo durante el Reino Milenial y durante la eternidad para examinar bien toda la herencia que El nos dará. Por eso lo que ha de manifestarse en nosotros cuando seamos transformados, la Gloria venidera que en nosotros se va a manifestar, no se puede comparar los sufrimientos que tenemos aquí con esa Gloria venidera que en nosotros se va a manifestar.
Así que nuestro trabajo en el Señor no es vano, y nuestros sufrimientos no son en vano y son muy pequeñitos comparados con la Gloria venidera que en nosotros se manifestará cuando estemos transformados; y todo esto porque pertenecemos a un Monte, a un Reino: EL MONTE DEL REY.
Ha sido para mí un privilegio darles testimonio de: “EL MONTE DEL REY.”
Muchas gracias por vuestra amable atención, y nos veremos mañana Dios mediante en este mismo lugar en la mañana, donde tendremos el tema correspondiente a mañana, el cual es: “LA TRAYECTORIA DEL REY DE GLORIA.” Y vamos a ver ahí la trayectoria del Rey de Gloria.
Pasen todos muy buenas noches, y que Dios les continúe bendiciendo a todos. Dejo nuevamente con nosotros al Rvdo. Miguel Bermúdez Marín mientras escuchamos el cántico del Hombre que nos transformó, El es el que transforma todo en favor de Su Programa, por eso nos ha transformado a nosotros, y todo El lo hace por y con Amor.
Mientras ponemos el cántico, pasará nuestro amado, amigo y hermano, el Rvdo. Miguel Bermúdez Marín para finalizar nuestra parte en esta noche.
Que Dios les bendiga y les guarde a todos.
“EL MONTE DEL REY.”