El misterio de la revelación de Dios

Muy buenos días, amados hermanos y amigos presentes aquí en Quito, Ecuador, en la dedicación de este hermoso lugar para la adoración a nuestro amado Señor Jesucristo. En esta mañana se ha dedicado este lugar para adorar a nuestro amado Señor Jesucristo y escuchar Su Palabra.

Cuando le tocó al reverendo William Branham predicar acerca de los Siete Sellos, se dedicaba en la primera actividad de esa serie, se dedicaba el nuevo “Tabernáculo Branham”, que fue construido. Y luego de dedicarlo en esa ocasión, en esa mañana, predicó el reverendo William Branham el mensaje “Dios ocultado y revelado en simplicidad”. Con ese mensaje de introducción comenzó el reverendo William Branham a predicar acerca de los Siete Sellos, los cuales le fueron revelados por los ángeles que fueron enviados por Dios, a quienes les acompañaba la Columna de Fuego.

Esos ángeles de las siete edades estuvieron acompañados en cada edad por la Columna de Fuego. Aunque las personas no vieran la Columna de Fuego, la Columna de Fuego —que es Jesucristo— les acompañó, porque Él ha estado en Su Iglesia de edad en edad.

Ahora, pueden ver por qué también en esta mañana quise que nuestro hermano Bermúdez dedicara primeramente el lugar para luego pasar para la conferencia de esta mañana (la cual, dentro de unos momentos les daré el tema).

Tomaremos Isaías, capítulo 53, verso 1, y San Mateo, capítulo 11, verso 25 al 27, para la lectura que hemos de tener en estos momentos. Isaías, capítulo 53, verso 1, dice:

¿Quién ha creído a nuestro anuncio? ¿y sobre quién se ha manifestado el brazo de Jehová?”.

Y luego en San Mateo, capítulo 11, versos 25 al 27, dice:

En aquel tiempo, respondiendo Jesús, dijo: Te alabo, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque escondiste estas cosas de los sabios y de los entendidos, y las revelaste a los niños.

Sí, Padre, porque así te agradó.

Todas las cosas me fueron entregadas por mi Padre; y nadie conoce al Hijo, sino el Padre, ni al Padre conoce alguno, sino el Hijo, y aquel a quien el Hijo lo quiera revelar”.

Nuestro tema para esta ocasión es: “EL MISTERIO DE LA REVELACIÓN DE DIOS”.

Es tan importante la revelación de Dios para el pueblo, que en ningún tiempo el pueblo ha podido servir a Dios correctamente sin tener la revelación de Dios.

Cuando el pueblo no ha tenido la revelación de Dios para el tiempo en que vive, el pueblo se ha desviado del Programa de Dios. Y los grandes líderes que han desviado el pueblo de Dios del Programa de Dios, serán culpables delante de Jesucristo cuando Él los juzgue, porque con sus propios conocimientos humanos e interpretaciones humanas han tratado de guiar al pueblo de Dios. Y al pueblo de Dios no se puede guiar con ideas e interpretaciones humanas, sino con la Palabra revelada de Dios para el tiempo en que el pueblo está viviendo.

Y ahora, vean lo importante que es la revelación de Dios para el pueblo, que en una ocasión Jesucristo hace la pregunta a Sus discípulos de: quién es el Hijo del Hombre. San Mateo, capítulo 16, verso 13 en adelante, dice:

Viniendo Jesús a la región de Cesarea de Filipo, preguntó a sus discípulos, diciendo: ¿Quién dicen los hombres que es el Hijo del Hombre?

Ellos dijeron: Unos, Juan el Bautista; otros, Elías; y otros, Jeremías, o alguno de los profetas.

Él les dijo: Y vosotros, ¿quién decís que soy yo?

Respondiendo Simón Pedro, dijo: Tú eres el Cristo, el Hijo del Dios viviente (respondiendo Pedro da a conocer lo que él sabía acerca de Jesucristo)”.

Ese conocimiento que tenía San Pedro no lo tenía porque era un teólogo, no lo tenía porque el sumo sacerdote le había dicho que Jesús era el Cristo; porque el sumo sacerdote y los sacerdotes de aquel tiempo —en su mayoría— decían que Jesús era samaritano y que tenía demonios1, y que era Beelzebú, y que por el dedo de Beelzebú echaba fuera los demonios2, y así por el estilo. O sea que acerca de Jesús tenían una mala opinión los grandes líderes religiosos de la religión hebrea.

Por lo tanto, Pedro no pudo recibir, esa revelación (de quién era Jesús y decir que era el Cristo, el Hijo del Dios viviente), no la pudo recibir de los grandes líderes religiosos de aquel tiempo; porque ellos no pensaban que Jesús era el Hijo de Dios, sino que era un falso profeta, un impostor que había venido y que engañaba al pueblo.

Por eso cuando lo crucificaron y luego fue sepultado, los líderes religiosos, el sumo sacerdote y los ancianos (los sacerdotes principales), le dijeron a Pilato que colocara allí una guardia de soldados y sellaran la tumba, porque decían: “Ese engañador, ese impostor, dijo que se iba a levantar, que iba a resucitar al tercer día”3.

Vean, aun estando ya muerto el cuerpo de Jesús, ellos estaban temblando de miedo, porque ellos decían: “Al tercer día Él dijo que se iba a levantar de entre los muertos, dijo así ese engañador”, le decían a Jesús, porque decían que Jesús era un engañador; sin embargo era el que tenía la verdad para el pueblo.

Más bien los engañadores eran los que estaban en contra de Jesús; que porque predicaban la Palabra, la Biblia, creían que ellos eran los que tenían la Palabra de Dios; pero el que tenía la Palabra de Dios era Jesucristo, porque Él era la Palabra de Dios revelada para el pueblo para aquel tiempo; ellos (los grandes líderes religiosos) lo que tenían era solamente la letra; y la letra mata, mas el espíritu vivifica4.

Y ahora, Dios había escondido de los sabios y entendidos, de los teólogos, del sumo sacerdote y del Concilio del Sanedrín, y de todos aquellos ancianos teólogos del pueblo hebreo, había escondido el misterio de la Primera Venida de Cristo: “Escondiste estas cosas de los sabios y entendidos, y las revelaste a los niños, porque así te agradó”5.

Ahora, ¿por qué Dios dice “a los niños”? Eran niños en cuanto al conocimiento humano, porque eran pescadores y otros eran agricultores, pero no eran teólogos, no eran grandes sabios, sino que eran niños en ese sentido.

Ahora, luego que Pedro le dice a Jesús: “Tú eres el Cristo, el Hijo del Dios viviente”, vean lo que contesta Jesús:

[San Mateo 16:17] Entonces le respondió Jesús: Bienaventurado eres, Simón, hijo de Jonás, porque no te lo reveló carne ni sangre, sino mi Padre que está en los cielos”.

Una revelación del Cielo vino a Pedro para poder comprender que Jesús era el Cristo, o sea, el Ungido con el Espíritu Santo, el Hijo del Dios viviente.

Y yo también te digo, que tú eres Pedro, y sobre esta roca edificaré mi iglesia; y las puertas del Hades (o sea, del infierno) no prevalecerán contra ella”.

Y la Iglesia del Señor Jesucristo sería edificada sobre revelación; ella tendría siempre, de etapa en etapa, de edad en edad, la revelación de Jesucristo para la edad en que estaría viviendo a través de sus diferentes etapas por las cuales pasaría la Iglesia del Señor Jesucristo.

… y las puertas (del infierno) del Hades, no prevalecerán contra ella”.

Por lo tanto, ningún sectarismo ni religiones contrarias a Cristo y Su Iglesia, prevalecerán contra la Iglesia del Señor Jesucristo.

Todas las religiones y sectas religiosas son puertas; porque la gente entran a ellas para y pensando que van al Cielo. Pero, ahora, la única Puerta es Cristo, la Puerta para entrar los hijos e hijas de Dios, las ovejas de Dios, a la vida eterna, para entrar al Redil del Señor Jesucristo.

A la Iglesia del Señor Jesucristo, que es un Templo espiritual, se entra por una Puerta, como entramos por esa puerta a este lugar. Pues a la Iglesia del Señor Jesucristo, que es el Templo espiritual de Dios, se entra por la Puerta, que es Jesucristo nuestro Salvador, recibiéndolo como nuestro Salvador, lavando nuestros pecados en Su Sangre, siendo bautizados en Su Nombre y recibiendo el don del Espíritu Santo; y así entramos al Templo espiritual de Cristo, a la Iglesia de Jesucristo; y así es como nacemos en la Iglesia del Señor Jesucristo.

Y ahora, Jesucristo le sigue diciendo a Pedro [16:19]:

Y a ti te daré las llaves del reino de los cielos; y todo lo que atares en la tierra será atado en los cielos; y todo lo que desatares en la tierra será desatado en los cielos.

Entonces mandó a sus discípulos que a nadie dijesen que él era Jesús el Cristo (que Él era Jesús el Ungido, el Hijo de Dios ungido con el Espíritu Santo en toda Su plenitud)”.

Y ahora, Pedro recibe las llaves del Reino de los Cielos para atar o desatar, recibe las llaves del Reino los Cielos para abrir la Puerta en el tiempo correspondiente. Y cuando recibieron el Espíritu Santo el Día Pentecostés, Pedro predicó el primer mensaje hablando acerca de Cristo, revelando a Cristo, revelando quién era Jesús de Nazaret, y revelando que era el Hijo de Dios, el Mesías, el Ungido que había venido para quitar los pecados del pueblo.

Y así Pedro con la llave de la revelación divina abrió la Puerta a los hebreos: la Puerta de la Gracia, para que entraran a la Dispensación de la Gracia, y así por consiguiente entraran al Templo espiritual de Cristo; abrió esa Puerta (que es Cristo) con la llave de la revelación divina, y entraron en ese día tres mil personas, y días posteriores entraron unos cinco mil, luego que Pedro predicó allá mismo en Jerusalén.

Ahora, encontramos que Pedro era el que tenía las llaves para abrir la puerta; o sea, tres mil personas la primera ocasión y cinco mil personas la segunda ocasión. La segunda ocasión está en el capítulo 4, verso 4 del libro de los Hechos, donde dice:

Pero muchos de los que habían oído la palabra, creyeron; y el número de los varones era como cinco mil (o sea, más o menos)”.

Y la primera ocasión fue en el capítulo 2 del libro de los Hechos, verso 41, donde dice así… vamos a leerlo completo, verso 37 al 41:

Al oír esto, se compungieron de corazón, y dijeron a Pedro y a los otros apóstoles: Varones hermanos, ¿qué haremos?

Pedro les dijo: Arrepentíos, y bautícese cada uno de vosotros en el nombre de Jesucristo para perdón de los pecados; y recibiréis el don del Espíritu Santo.

Porque para vosotros es la promesa, y para vuestros hijos, y para todos los que están lejos; para cuantos el Señor nuestro Dios llamare.

Y con otras muchas palabras testificaba y les exhortaba, diciendo: Sed salvos de esta perversa generación.

Así que los que recibieron su palabra fueron bautizados; y se añadieron aquel día como tres mil personas”.

Es que Pedro tenía las llaves del Reino de los Cielos; por lo tanto, a Pedro era al que le tocaba predicar el primer mensaje a los judíos y también el primer mensaje a los gentiles.

El primer mensaje a los gentiles lo predicó Pedro en la casa de Cornelio, y abrió la Puerta del Reino de los Cielos a los gentiles, y Cristo es la Puerta; o sea, abrió el misterio de la Primera Venida de Cristo como Cordero de Dios en la Cruz del Calvario quitando el pecado del ser humano, y así abrió ese misterio de la Primera Venida de Cristo con la llave de la revelación divina que le había sido dada por Dios a Pedro.

Cristo dijo: “A ti daré las llaves del Reino de los Cielos”. Le fueron dadas las llaves, la revelación del Reino de los Cielos. Y la revelación es la revelación de la Primera Venida de Cristo. Por eso comenzaron a entrar al Reino de los Cielos, al Reino de Dios, al Cuerpo Místico de Cristo, por grandes cantidades, cuando Pedro predicaba, porque Pedro tenía las llaves, la revelación de la Primera Venida de Cristo.

Y ahora, sobre revelación es que está edificada la Iglesia del Señor Jesucristo; por lo tanto, la Iglesia del Señor Jesucristo tendrá siempre, de etapa en etapa, la revelación de Jesucristo para la edad que le toca vivir.

La revelación de Dios para Su Iglesia viene de edad en edad, cuando Dios envía Su mensajero correspondiente a cada edad. Cuando llega ese tiempo el pueblo está lleno de interpretaciones humanas, interpretaciones que le han dado los grandes teólogos, las cuales son interpretaciones humanas. Pero cuando llega el momento para comenzar una nueva edad, Cristo envía un ángel mensajero, y a ese ángel mensajero le da la revelación Suya, correspondiente a esa edad, y viene el Espíritu Santo, Jesucristo en Espíritu Santo, velado y revelado en ese ángel mensajero correspondiente a esa edad.

Ese mensajero es la Palabra viviente para esa edad. Por lo tanto, ese mensajero comienza a predicar esa revelación divina que recibió de parte de Cristo, y comienza Jesucristo a llevar a cabo Su Obra correspondiente a esa edad; y comienzan las personas a venir a Cristo en esa edad, y así comienza a juntarse el grupo de escogidos de esa edad. ¿Dónde? En la Casa de Dios, que es la Iglesia del Señor Jesucristo; comienzan a nacer de nuevo miles de personas en el Reino de los Cielos, o sea, en la Iglesia del Señor Jesucristo.

La Iglesia del Señor Jesucristo, de edad en edad ha tenido la revelación de Dios para cada etapa de su trayectoria; revelación que ha venido de parte de Dios por medio del mensajero de cada edad. “Porque no hará nada el Señor Jehová, sin que antes revele Sus secretos a Sus siervos Sus profetas”6.

No puede venir la revelación de Dios para una edad fuera del mensajero correspondiente a esa edad; por lo tanto, para cada etapa de la Iglesia de Jesucristo el pueblo ha estado esperando la revelación de Dios; y esa revelación ha venido en su tiempo señalado por Dios, y los escogidos de cada edad han captado y han recibido esa revelación de parte de Dios.

Ahora, podemos ver la forma sencilla en que siempre Dios ha obrado. “Porque no hará nada el Señor Jehová, sin que antes revele Sus secretos a Sus siervos Sus profetas”. Ese es el orden divino para Él traer a Su pueblo toda revelación divina.

Y ahora, podemos ver la forma de Dios obrar en el Antiguo Testamento y en el Nuevo Testamento.

Hemos visto que es un misterio la revelación de Dios, pero hemos visto que este misterio es abierto de edad en edad cuando viene el Espíritu Santo velado en carne humana en el mensajero de cada edad, y revelado a través de ese mensajero.

Encontramos en Deuteronomio, capítulo 18, el orden divino para la Palabra de Dios venir al pueblo. Capítulo 18, verso 15 al 19, dice:

“Profeta de en medio de ti, de tus hermanos, como yo, te levantará Jehová tu Dios; a él oiréis…”.

¿A quién dice Dios que hay que escuchar, y dice Moisés (porque esto es lo que Dios le dijo a Moisés)? Al profeta que Dios envía: “… a él oiréis”.

Por eso en el Monte de la Transfiguración, cuando Jesús fue transfigurado, Su rostro resplandeció como el sol, Su cabello blanco como blanca lana y Sus vestiduras como la luz resplandeciendo, la Voz del Cielo dijo: “Este es mi Hijo amado, en quien tengo complacencia, a Él oíd”. Allí estaba Jesucristo, el profeta mayor de todos los profetas de Dios, en el cual estaba Dios en toda Su plenitud manifestado, Dios velado en carne humana en Jesús de Nazaret. Y donde Dios está velado en carne humana, ahí es donde está la Palabra de Dios revelada para el pueblo, ahí es donde está la revelación de Dios para el pueblo de Dios. Dice:

“… conforme a todo lo que pediste a Jehová tu Dios en Horeb el día de la asamblea, diciendo: No vuelva yo a oír la voz de Jehová mi Dios, ni vea yo más este gran fuego, para que no muera”.

Eso fue en el monte Sinaí, donde el pueblo estaba temblando, y también Moisés; y le pidió a Moisés que le dijera a Dios que no hablara más Dios así directamente con el pueblo, sino que le hablara a Moisés, y Moisés le hablara al pueblo.

“Y Jehová me dijo: Han hablado bien en lo que han dicho.

Profeta les levantaré de en medio de sus hermanos, como tú (o sea como Moisés); y pondré mis palabras en su boca…”.

¿Dónde Dios coloca Sus Palabras para cada edad y para cada dispensación? En la boca del profeta que Él envía.

… y pondré mis palabras en su boca, y él les hablará todo lo que yo le mandare…”.

La Palabra de Dios para cada edad y para cada dispensación viene en la boca del profeta mensajero que Él envía para cada edad o para cada dispensación.

“… y él les hablará todo lo que yo le mandare (por lo tanto, las personas estarán escuchando la Voz de Dios por medio de un hombre, de un mensajero).

Mas a cualquiera que no oyere mis palabras que él hablare en mi nombre, yo le pediré cuenta”.

Muchas personas quieren escuchar a Dios, y vean ustedes la forma sencilla en que Dios habla: por medio del mensajero de cada edad; así es como viene la revelación de Dios para el pueblo de Dios, para la Iglesia del Señor Jesucristo, como vino para el pueblo hebreo en el Antiguo Testamento.

Algunas personas, cuando Dios envía un mensajero, dicen: “Pero yo no estoy interesado en escuchar a un hombre; yo lo que quiero escuchar es a Dios”. Pues eso está muy bueno. Busque al mensajero de ese tiempo y escúchelo, y así estará escuchando a Dios, porque él tiene la Palabra de Dios para ese tiempo.

En el tiempo de los profetas del Antiguo Testamento y en el tiempo de Jesús, muchos predicadores, muchos ministros, muchos sacerdotes, y el mismo sumo sacerdote podía decir que era un mensajero de Dios, y que hablaban la Palabra de Dios, porque les leían la Biblia y les hablaban acerca de la Biblia al pueblo; pero el verdadero mensajero de Dios, primero fue Juan el Bautista, y después de Juan: nuestro amado Señor Jesucristo; ellos tenían la Palabra viviente para el día en que ellos fueron enviados.

Los demás, lo que tenían era la letra, la letra de la Biblia, de la Palabra, y se la repetían al pueblo y le daban sus propias interpretaciones; pero Jesús tenía la Palabra revelada para el pueblo. Él mismo era la revelación de Dios para el pueblo; porque Él era el Verbo, la Palabra, que se había hecho carne en ese velo de carne llamado Jesús.

Cuando viene la Palabra de Dios para cada tiempo, viene en un mensajero; así es como viene; y cuando él la habla, esa Palabra llega a todo aquel que es de Dios. “Y el que es de Dios, la Voz de Dios oye”7. Y entran así al Redil del Señor.

Vean, en San Mateo y en San Juan, Cristo habla mucho acerca de Su Palabra. Y ahora, en San Juan, veamos, aquí nos dice la forma en que Él estará haciendo o utilizando para llamar y juntar Sus ovejas. San Juan, capítulo 10, verso 14 al 16, dice:

Yo soy el buen pastor; y conozco mis ovejas, y las mías me conocen,

así como el Padre me conoce, y yo conozco al Padre; y pongo mi vida por las ovejas.

También tengo otras ovejas que no son de este redil (o sea, que no son del pueblo hebreo, sino de entre los gentiles); aquellas también debo traer, y oirán mi voz; y habrá un rebaño, y un pastor”.

¿Y cómo van a escuchar la Voz de Cristo si Cristo murió, fue sepultado, resucitó y luego ascendió al Cielo y se sentó en el Trono de Dios? ¿Cómo van a escuchar la Voz de Cristo? ¿Cómo las va a llamar si Él está en el Cielo, en el Trono de Dios sentado? Él en Espíritu Santo, que es el Ángel del Pacto, ha estado en medio de Su Iglesia de etapa en etapa, y se ha velado y se ha revelado por medio de cada ángel mensajero, y por medio de esos ángeles mensajeros ha llamado y ha juntado a Sus ovejas, a Sus hijos; y los ha colocado, ¿dónde? En Su Redil, que es Su Iglesia.

Y ahora, vean ustedes cómo dice también en San Juan, capítulo 10, verso 25 en adelante, para aquellos que no querían escuchar la Voz de Cristo y no querían seguir a Cristo, dice Jesús… vamos a ver, capítulo 10… Vamos a comenzar un poquito antes para que tengan el cuadro claro: capítulo 10, verso 22 en adelante, de San Juan, dice:

Celebrábase en Jerusalén la fiesta de la dedicación. Era invierno,

y Jesús andaba en el templo por el pórtico de Salomón.

Y le rodearon los judíos y le dijeron: ¿Hasta cuándo nos turbarás el alma? Si tú eres el Cristo, dínoslo abiertamente.

Jesús les respondió: Os lo he dicho, y no creéis; las obras que yo hago en nombre de mi Padre, ellas dan testimonio de mí;

pero vosotros no creéis, porque no sois de mis ovejas, como os he dicho”.

Y esas son Palabras duras, pero es la verdad.

Y ahora, ¿cómo se conocen las ovejas de Cristo?

Mis ovejas oyen mi voz, y yo las conozco, y me siguen…”.

Esa es la identificación de las ovejas del Señor: que escuchan la Voz del Señor Jesucristo de edad en edad, cuando Jesucristo en Espíritu Santo se vela y se revela en el mensajero, y le habla por medio del mensajero de cada edad a Su pueblo; y así llama y junta a Sus ovejas. Porque las ovejas del Señor oyen la Voz del Señor: “Mis ovejas oyen mi Voz”. También en otro lugar Él dijo: “El que es de Dios, la Voz de Dios oye”. Ahora:

Mis ovejas oyen mi voz, y yo las conozco, y me siguen,

y yo les doy vida eterna; y no perecerán jamás, ni nadie las arrebatará de mi mano.

Mi Padre que me las dio, es mayor que todos, y nadie las puede arrebatar de la mano de mi Padre.

Yo y el Padre uno somos (porque el Padre estaba dentro de Jesús)”.

“Nadie conoció al Hijo, sino el Padre, y nadie conoció al Padre, sino el Hijo, y aquel a quien el Hijo lo quiera revelar”8.

También en San Juan, capítulo 14, vean lo que Cristo dice, verso 6 en adelante:

Jesús le dijo: Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí. Si me conocieseis, también a mi Padre conoceríais; y desde ahora le conocéis, y le habéis visto.

Felipe le dijo: Señor, muéstranos el Padre, y nos basta.

Jesús le dijo: ¿Tanto tiempo hace que estoy con vosotros, y no me has conocido, Felipe? El que me ha visto a mí, ha visto al Padre; ¿cómo, pues, dices tú: Muéstranos el Padre?

¿No crees que yo soy en el Padre, y el Padre en mí? Las palabras que yo os hablo, no las hablo por mi propia cuenta, sino que el Padre que mora en mí, él hace las obras.

Creedme que yo soy en el Padre, y el Padre en mí; de otra manera, creedme por las mismas obras”.

Y así como el Padre estaba en Jesús y era el que obraba, y era el que hablaba por medio de Jesús, Jesucristo en Espíritu Santo ha estado en cada ángel mensajero de edad en edad, velado en la porción correspondiente a cada edad, hablando la Palabra Divina correspondiente a cada edad, y llevando a cabo las obras correspondientes a cada edad.

Ha sido Jesucristo en Espíritu Santo velado y revelado en el ángel mensajero de cada edad. Esa ha sido la revelación de Jesucristo para cada edad: ha sido Jesucristo, el Ángel del Pacto, en Su cuerpo teofánico, en Espíritu Santo, velado y revelado en cada edad en el ángel de cada edad, llevando a cabo la Obra de cada edad; pero el mensajero de cada edad no ha sido el Señor Jesucristo, solamente ha sido el instrumento del Señor Jesucristo.

Esa es la forma en que ha venido la revelación de Jesucristo a la Iglesia de Jesucristo en cada edad, y con esa revelación han sido llamados y juntados los escogidos de cada edad.

Ya han transcurrido siete etapas o siete edades de la Iglesia del Señor Jesucristo, en donde Cristo ha enviado siete ángeles mensajeros en los diferentes territorios en donde se han cumplido estas siete etapas o siete edades.

El reverendo William Branham, cuando predicó el mensaje “La estatura de un hombre perfecto” (y también en otros mensajes), hizo referencia a este diagrama en forma de pirámide, con estos escalones o etapas.

Por ejemplo, esta parte aquí más pequeña, representa el tiempo de los apóstoles; luego tenemos esta otra parte más ancha: representa la etapa del apóstol San Pablo. O sea que representan, estas etapas, a la Iglesia de Jesucristo pasando por diferentes fases entre los gentiles; y la primera etapa o edad de la Iglesia de Jesucristo entre los gentiles, fue representada en la iglesia de Éfeso, allá en Asia Menor, y San Pablo fue el mensajero, el cual fue tipificado o representado en el pastor de la iglesia de Éfeso.

O sea que estas siete iglesias de Asía Menor mencionadas en el libro del Apocalipsis, en realidad existieron; y contenían o tenían las características que estarían manifestadas en las diferentes etapas de la Iglesia del Señor Jesucristo; por eso fueron escogidas para representar a la Iglesia de Jesucristo pasando por sus diferentes edades.

Así que en el aspecto profético aquellas siete edades representan – aquellas siete iglesias representan las siete edades de la Iglesia de Jesucristo entre los gentiles; y los pastores de esas iglesias representan los siete ángeles mensajeros de las siete edades.

• Ahora, la primera edad, representada en Éfeso, existió en Asia Menor y representó la primera etapa de la Iglesia de Jesucristo entre los gentiles allá en Asia Menor; y su mensajero fue el apóstol San Pablo, el cual fue escogido por Dios para ser el mensajero a los gentiles.

• Luego, la segunda etapa o edad de la Iglesia de Jesucristo entre los gentiles fue representada en la iglesia de Esmirna; iglesia que existió en Asia Menor, y representó la segunda etapa de la Iglesia de Jesucristo entre los gentiles, la cual se cumplió en Francia, y su mensajero fue Ireneo.

• La tercera edad fue representada en la iglesia de Pérgamo, y representó la tercera etapa de la Iglesia de Jesucristo; y se cumplió en Francia y en Hungría, y su mensajero fue Martín.

• Luego, la cuarta etapa de la Iglesia de Jesucristo fue representada en la iglesia de Tiatira allá en Asia Menor; y esa etapa cuarta de la Iglesia se cumplió en Irlanda y en Escocia, y su mensajero fue Colombo.

• Luego, la quinta etapa o edad de la Iglesia de Jesucristo fue representada en la iglesia de Sardis allá en Asia Menor; y esa edad luego se cumplió en Alemania, y su mensajero fue el doctor Martín Lutero.

• Luego, la sexta edad de la Iglesia del Señor Jesucristo fue representada en la iglesia de Filadelfia; y esa etapa sexta de la Iglesia de Jesucristo, representada en Filadelfia, se cumplió en Inglaterra, y su mensajero fue Juan Wesley o Jhon Wesley, allá en Inglaterra.

• Luego viene la séptima edad de la Iglesia del Señor Jesucristo o séptima etapa de la Iglesia de Jesucristo, representada en la iglesia de Laodicea allá en Asia Menor; y esa etapa se cumplió en Norteamérica, y su mensajero fue el reverendo William Branham, el cual vino con el espíritu y virtud de Elías en su cuarta manifestación, y fue el precursor de la Segunda Venida de Cristo.

De los siete ángeles mensajeros, el mayor fue el reverendo William Branham, porque fue el precursor de la Segunda Venida de Cristo, con el espíritu y virtud de Elías en su cuarta manifestación. Si ustedes lo quieren recibir: él fue aquel Elías que había de venir precursando la Segunda Venida de Cristo, preparándole el camino al Señor para tener un pueblo bien apercibido, bien preparado, para recibir a Cristo en Su Segunda Venida.

En todos estos ángeles mensajeros estuvo Jesucristo en Espíritu Santo velado en carne humana, y revelado a través de carne humana, llevando a cabo la Obra correspondiente a cada edad, y llamando y juntando a los escogidos de cada edad.

Veamos lo que dice el reverendo William Branham acerca de estos mensajeros en el mensaje de Las Siete Edades de la Iglesia, página 265 en español, dice esto en el penúltimo párrafo:

“96. Como ya hemos mencionado, Jesús se identifica con el mensajero de cada edad. Ellos reciben de Él la revelación de la Palabra para cada edad. Esta revelación de la Palabra saca del mundo a los escogidos de Dios y los coloca en unión completa con Cristo Jesús”.

Vean cómo son llamados y juntados en el Cuerpo Místico de Cristo los escogidos de Dios correspondientes a cada etapa de la Iglesia de Jesucristo: por medio del ángel mensajero que Dios envía para cada edad ungido con el Espíritu Santo, donde está Jesucristo en Espíritu Santo velado en un hombre y revelado a través de ese hombre; y por medio de ese hombre viene la revelación de Jesucristo para esa etapa, para llamar y juntar los escogidos de ese tiempo en el Cuerpo Místico del Señor Jesucristo; o sea, en el Redil del Señor son llamadas y juntadas las ovejas del Buen Pastor, de Jesucristo.

Estos mensajeros son llamados estrellas porque brillan con una Luz prestada o reflejada, la Luz del Hijo, Jesús. También son llamados estrellas porque son ‘portadores de luz’ en la noche. Así que en la oscuridad del pecado, ellos traen la Luz de Dios a Su pueblo”.

A través de las siete edades la Iglesia del Señor Jesucristo ha estado viviendo en un tiempo en que la humanidad ha estado en la etapa de la noche. Por lo tanto, la Iglesia del Señor Jesucristo ha estado pasando por esa etapa de la noche, pero ha tenido “estrellas”, que son los ángeles mensajeros, que han reflejado la Luz de Cristo a la Iglesia y al mundo entero.

El mismo Jesucristo se identifica en Apocalipsis, capítulo 22, verso 16, como la Estrella resplandeciente de la Mañana; y en Apocalipsis, capítulo 2, verso 28, Él dice: “Le daré la Estrella resplandeciente, la Estrella de la Mañana”, que es la Estrella resplandeciente de la Mañana. ¿A quién? Al vencedor.

Luego de las siete etapas o edades de la Iglesia, en donde ha tenido Cristo siete ángeles mensajeros, que son siete estrellas reflejando la Luz de Cristo, Cristo tendrá para el Día Postrero un Ángel Mensajero en la Edad de la Piedra Angular, al cual le dará la Estrella resplandeciente de la Mañana.

El mismo Cristo, que es la Estrella resplandeciente de la Mañana, estará en él resplandeciendo como la Estrella resplandeciente de la Mañana, y dándole a Su Iglesia el Mensaje de la mañana, anunciándole a la Iglesia del Señor Jesucristo que está rayando el alba, que ya está la Luz de un nuevo día dispensacional alumbrando. Aunque no vean el Sol, ven la claridad, la Luz de Cristo, dándonos a conocer todas estas cosas que deben suceder pronto; y así alumbrándonos el alma y el entendimiento para poder comprender todas estas cosas profetizadas para ser cumplidas en este tiempo final.

Y ahora, cuando ya han transcurrido las siete etapas o edades de la Iglesia del Señor Jesucristo, y enviado Sus siete ángeles mensajeros, tenemos la Edad de la Piedra Angular, que es la Edad del Amor Divino. En las otras edades tuvieron la manifestación de diferentes virtudes: fe, virtud, ciencia, templanza, paciencia, temor de Dios y amor fraternal; pero luego la Edad de la Piedra Angular tiene amor divino, y en el amor divino están todas las demás virtudes, porque Dios es Amor, y Él es el que tiene todas las virtudes.

Y para la Edad de la Piedra Angular estará Cristo en medio de Su Iglesia en esa edad perfecta, en donde todos llegaremos a la perfección, en donde Cristo completará el número de Sus escogidos, llamará y juntará con el Mensaje de la Gran Voz de Trompeta del Evangelio del Reino a todos los escogidos de Dios del Día Postrero. ¿Dónde los juntará? En la Edad de la Piedra Angular, porque ya las demás edades terminaron.

Y ahora, hemos visto que para cada edad hubo un mensajero y hubo un territorio donde Dios envió ese mensajero, y donde se cumplió cada una de esas edades: en Asia Menor una edad y en Europa cinco edades, y en Norteamérica una edad.

Y ahora, para la Edad de la Piedra Angular, ¿cuál es el territorio? La América Latina y el Caribe. ¿Y cuál es el mensajero para la Edad de la Piedra Angular? El Ángel del Señor Jesucristo. Así como envió para cada edad un ángel mensajero, miren ustedes lo que Cristo dice en Apocalipsis, capítulo 22, verso 16:

Yo Jesús he enviado mi ángel para daros testimonio de estas cosas en las iglesias”.

¿A quién dice que ha enviado? A Su Ángel Mensajero, ¿para qué? Para dar testimonio de estas cosas en las iglesias; ese es el que viene ungido con el Espíritu Santo, ese es el instrumento en donde Jesucristo en Espíritu Santo estará velado y revelado dándonos a conocer todas estas cosas que deben suceder pronto, en este tiempo final.

En Apocalipsis, capítulo 4, verso 1, Cristo con esa Voz de Trompeta, dice: “Sube acá…”. Y ahora, ¿dónde vamos a subir? A la Edad de la Piedra Angular; así como los escogidos de cada edad subieron a la edad donde estaba Jesucristo en Espíritu Santo velado y revelado en el ángel mensajero correspondiente a cada edad.

Y ahora nos llama a subir más arriba: a la Edad de la Piedra Angular, donde estará Cristo velado y revelado en el Ángel Mensajero de la Edad de la Piedra Angular, para darnos a conocer todas estas cosas que deben suceder pronto. Por eso dice: “Sube acá, y yo te mostraré las cosas que han de suceder después de estas (o sea, después de las que ya han sucedido en estas siete edades de la Iglesia)”. Hay cosas ahora que tienen que suceder en la Edad de la Piedra Angular.

Y ahora, Él dice: “Sube acá, y yo te mostraré las cosas que sucederán después de estas”. (Apocalipsis, capítulo 4, verso 1).

Y ahora, ¿cómo va a darnos a conocer todas estas cosas que deben suceder pronto? Que lo diga el mismo Señor Jesucristo. Apocalipsis 22, verso 6:

Y me dijo: Estas palabras son fieles y verdaderas. Y el Señor, el Dios de los espíritus de los profetas, ha enviado su ángel, para mostrar a sus siervos las cosas que deben suceder pronto”.

¿A quién ha enviado? A Su Ángel Mensajero. ¿Para qué? Para mostrar a Sus siervos las cosas que deben suceder pronto. ¿Y no era el mismo Señor Jesucristo el que nos daría a conocer estas cosas? ¡Claro que sí! Pero tendría que estar velado en carne humana en un hombre, para hablarnos a través de ese hombre todas estas cosas que deben suceder pronto; y así estaría Cristo velado y revelado en y a través de carne humana en medio de Su Iglesia, hablándonos, revelándonos todas estas cosas que deben suceder pronto, en este tiempo final.

Y tener la revelación de Dios, de quién es el ángel mensajero en cada edad, el pueblo que tuvo la revelación de Dios del mensajero que Dios les envió, y lo recibieron y recibieron su Mensaje, fueron llamados, juntados y sellados en el Reino de Dios, fueron colocados en unión con Cristo en la edad que les tocó vivir.

Y los que tendrán la revelación de quién es ese Ángel Mensajero en el Día Postrero, escucharán la Voz de Cristo a través de ese Ángel Mensajero, y verán a Cristo velado y revelado en ese Ángel Mensajero dándonos a conocer todas estas cosas que deben suceder pronto, en este tiempo final; y así estarán escuchando la Voz de nuestro amado Señor Jesucristo por medio de Su Ángel Mensajero, y estarán obteniendo la revelación de todas estas cosas que deben suceder pronto, en este tiempo final.

Cualquier persona puede decir: “No, pero yo quiero escuchar directamente y personalmente a Jesucristo, el que murió, resucitó y ascendió al Cielo”. Pues mire, es mejor que se ponga a aprender hebreo, y del hebreo del tiempo en que Jesús vivió, porque si Él apareciera personalmente en Su cuerpo en que Él ascendió al Cielo, ese es un cuerpo glorificado, y si Él llega a hablar a Su pueblo estando en ese cuerpo, como le habló a los discípulos, que le habló en hebreo, entonces la gente tendrían todas que ponerse a aprender hebreo.

Pero miren, por cuanto Jesucristo sabe todas las cosas, Él sabe todos los idiomas, por lo tanto Él habló en hebreo cuando estuvo en carne humana en el cuerpo llamado Jesús; pero luego habló por San Pablo en hebreo, y también habló en romano o latín, porque San Pablo sabía latín también; y también habló en francés por Ireneo, y también habló en húngaro y francés por Martín, y también habló en irlandés y escoses por Colombo, y también habló en alemán por Lutero, y también habló en inglés del de Inglaterra por Wesley, y también habló en el inglés de Norteamérica por el reverendo William Branham.

Y ahora, el reverendo William Branham cuando nos habla del misterio del Séptimo Sello, nos dice que los Truenos de Apocalipsis, capítulo 10, verso 1 al 11, que es la Voz de Cristo, el Ángel Fuerte que desciende del Cielo clamando como cuando un león ruge y siete truenos emiten sus voces, es Cristo hablando en el Día Postrero y dándole la revelación contenida en los Siete Truenos, que es la revelación del misterio del Séptimo Sello.

El reverendo William Branham cuando escuchó esos Siete Truenos dijo que pasaron tan rápido que él no pudo captar lo que ellos decían, pero él dice que esos Siete Truenos contienen el misterio por el cual hubo silencio en el Cielo; dice que los Siete Truenos contienen el misterio del Séptimo Sello, la revelación del Séptimo Sello.

Por lo tanto, si una persona escucha los Siete Truenos hablando en su idioma, estarán escuchando la revelación del Séptimo Sello, la revelación de la Segunda Venida de Cristo como el León de la tribu de Judá, como Rey de reyes y Señor de señores en Su Obra de Reclamo.

Y ahora, para la Iglesia del Señor Jesucristo en el Día Postrero, la cosa más grande que podrá estar escuchando es los Siete Truenos. ¿Por qué? Porque es la Voz de nuestro amado Señor Jesucristo clamando como cuando un león ruge, y siete truenos emitiendo sus voces. A Juan le fue prohibido escribir lo que los Truenos hablaron, para que no se interrumpiera el Programa del Séptimo Sello, que es el Programa de la Segunda Venida de Cristo como el León de la tribu de Judá.

Y ahora, es necesario que la Iglesia del Señor Jesucristo en el Día Postrero escuche y conozca el contenido de esos Siete Truenos. ¿Por qué? Veamos lo que dijo el reverendo William Branham en la página 128 del libro de Los Sellos en español:

“121. Ahora, los Siete Truenos de Apocalipsis permitirán que Él muestre a la Novia cómo preparase para obtener esa gran fe de traslación”.

Para obtener la fe de rapto se necesita escuchar la Voz de los Siete Truenos, que es la Voz de Cristo en el Día Postrero clamando como un León (como cuando ruge un león) y Siete Truenos emitiendo sus voces; porque Jesucristo, el Cordero de Dios en Su Primera Venida, en Su Obra de Redención en la Cruz del Calvario, encontramos que vino en y bajo el símbolo del Cordero; pero para Su Segunda Venida Él viene en el símbolo del León de la tribu de Judá.

Y ahora, ese es el misterio del Séptimo Sello que Cristo, el Ángel Fuerte que descendió del Cielo con el Librito abierto en Su mano, y rodeado de una nube y del arco iris, envuelto en una nube con el arco iris alrededor de Su cabeza, vean ustedes, Él es el que tiene que hablar esos Siete Truenos, o sea, hablar eso, el contenido de esos Truenos; y el contenido es la revelación divina del Séptimo Sello, la revelación divina de la Segunda Venida de Cristo como el León de la tribu de Judá, como Rey de reyes y Señor de señores en Su Obra de Reclamo.

Y ahora, veamos lo que nos dice el reverendo William Branham en la página 117 del libro de Los Sellos, dice:

“[78]. Entonces Juan se acercó para ver lo que era; en otras palabras, se acercó para ver lo que dijo el trueno. Entonces es cuando esta criatura le dijo a Juan: ‘Ven y ve el misterio debajo del Primer Sello; lo que el trueno, la Voz del Creador, ha pronunciado’. Ahora, él debió haber conocido lo que estaba allí.

79. Ahora, piense bien, Juan escribió esto que tenemos, pero cuando empezó a escribir los otros siete truenos, le dijeron: ‘No lo escribas’. Ahora, Juan tenía comisión de escribir todo lo que viera, pero cuando tronaron estos siete truenos de Apocalipsis 10, entonces le fue dicho: ‘No escribas nada de esto’. Estos son misterios que todavía no conocemos; pero la opinión mía es que serán revelados ya muy pronto, y esto impartirá fe y gracia a la Novia para ser raptada (fe y gracia a la Novia de Jesucristo, a la Iglesia de Jesucristo para ser raptados; o sea, para ser transformados y raptados, y llevados con Cristo a la Cena de las Bodas del Cordero) (…), hemos visto todas estas cosas; hemos visto los misterios de Dios, y hemos visto la gran reunión de la Novia en los últimos días; sin embargo hay algo allí todavía a lo cual no podemos llegar. Hay algo allí. Pero me imagino que cuando esos misterios empiecen a manifestarse… Dios dijo: ‘Detengamos esto. Yo revelaré esto en aquel día. Juan, no escribas esto porque tropezarán con ello”.

O sea que es algo donde la gente puede tropezar. ¿Por qué? Porque lo que revelan es el misterio de la Segunda Venida de Cristo; y Él es la Piedra que los edificadores desecharon, la Piedra de tropiezo para los edificadores religiosos del pueblo hebreo; por lo tanto, en Su Segunda Venida Él sigue siendo la Piedra de tropiezo para los que tropezarán en la Segunda Venida de Cristo, con la Segunda Venida de Cristo. Sigue diciendo:

“[79]. Yo lo revelaré en aquel día. Juan, no escribas esto porque tropezarán en ello; déjalo pasar; pero Yo lo revelaré en aquel día cuando tengan necesidad de saberlo”.

¿Y cuándo la Iglesia de Jesucristo tiene la necesidad de saber lo que los Truenos hablaron? En este tiempo; porque es para recibir la fe para ser transformados y raptados y llevados con Cristo a la Cena de las Bodas del Cordero. Este es el tiempo en que la Iglesia del Señor Jesucristo está esperando la resurrección de los muertos en Cristo y la transformación de nosotros los que vivimos, ¿para qué? Para ir con Cristo a la Cena de las Bodas del Cordero, antes que comience la gran tribulación. Sigue diciendo (más abajo, dice):

[80]. ‘No digas completamente lo que esto es. No vayas a decir: ‘Esto es así, esto es lo que está bajo el Séptimo Sello (o sea, no vayas a decir: ‘Tal y tal y tal cosa es el misterio que está bajo el Séptimo Sello. No vayas a dar explicación’. ¿Por qué?)’. No lo digas así, porque si yo te digo esto, entonces todo el plan a través de las edades se echaría a perder. Esto más bien es un secreto’. (…) Como por ejemplo Su Venida, Él dijo: ‘Ahora nadie sabrá cuándo vengo; simplemente vendré’. Eso es todo. No es negocio mío saber cuándo; solamente me toca estar preparado. ¿Ve usted?”.

Y ahora, vamos a ver un poquito acerca del misterio del Séptimo Sello, porque ese es el misterio que le da la fe, la revelación, a la Iglesia de Jesucristo, y a cada miembro de la Iglesia de Jesucristo para ser transformado y llevado con Cristo a la Cena de las Bodas del Cordero. En la página 472 del libro de Los Sellos, dice:

“[163]. Esto muestra que viene de Dios, porque vemos que cuadra perfectamente con las promesas de Dios para el Mensaje del tiempo del fin (recuerden que el Mensaje del tiempo del fin es el Mensaje del Séptimo Sello, es el Mensaje de la Segunda Venida de Cristo).

Noten bien el mensaje del tiempo del fin (este Sello) (o sea, el Séptimo Sello) Él nos ha revelado seis Sellos, pero no dice nada del séptimo. El Sello del tiempo del fin, cuando empiece será algo completamente secreto, según la Biblia (entonces el Sello del tiempo del fin: el Séptimo Sello, tendrá un comienzo, también tendrá un final)”.

Vean, en la página (después continuaremos eso)… Página 464, dice:

“[138]. Debemos recordar que este Séptimo Sello es el fin del tiempo de todas las cosas. Correcto. Las cosas escritas en el Libro de la Redención, sellado desde antes de la fundación del mundo con siete sellos, todo termina. Es el fin de este mundo agitado, es el fin de la naturaleza agitada y es el fin de todo. En eso también encontramos el fin de las Trompetas, de las Copas, de la Tierra; y es aun el fin del tiempo. El tiempo termina, así nos lo dice la Biblia en Apocalipsis 10:1-7, donde el Ángel dijo: ‘El tiempo no será más’. Y eso será en el día cuando este gran evento suceda. Allí todo termina (cuando suceda el gran evento del Séptimo Sello).

139. Al final de este Séptimo Sello (¿Ven? Al final. Tiene un comienzo, pero ‘al final de este Séptimo Sello’) es el fin de la edad de la iglesia; es el fin del séptimo Sello; es el fin de las Trompetas; es el fin de las Copas y aun es el fin de la entrada al Milenio. Todo eso está contenido en el Séptimo Sello”.

Y más abajo, en la página 465, dice:

“[140]. Así es el Séptimo Sello. Allí termina el tiempo para el mundo. Es el fin del tiempo para esto y aquello y todas las cosas. Todo termina con el Séptimo Sello. Ahora, ¿cómo lo va a hacer Dios? Eso es lo que no sabemos, no lo sabemos. En esto será el tiempo para todas estas cosas y la entrada del Milenio.

141. Ahora, noten que la apertura de este Sello fue tan tremenda que hasta los Cielos mismos fueron silenciados por este evento, por el tiempo de media hora. Ahora, ¿es tremendo? ¿Qué es? No hubo nada que se moviera por ese tiempo. Una media hora puede que no sea mucho tiempo si usted se está divirtiendo, pero estando en suspenso entre la vida y la muerte, puede ser como un milenio”.

Ahora, hemos visto que bajo ese Séptimo Sello vendrá el fin de la Iglesia, de las edades, vendrá el fin de las copas, el fin del mundo, el fin del tiempo, el fin para todo; y también es el fin para el Séptimo Sello (al final del Séptimo Sello). Pero ahora veamos, continuamos en la página 472, porque hicimos una pausa:

“164. Noten bien el Mensaje del tiempo del fin (este Sello)… Él nos ha revelado los seis Sellos, pero no dice nada del séptimo. El Sello del tiempo del fin, cuando empiece será algo completamente secreto, según la Biblia (o sea, que se estará cumpliendo el Séptimo Sello en medio de la raza humana, y la gente no sabrá que el Séptimo Sello ya comenzó a cumplirse en medio de la raza humana). Pero antes de conocer eso… Recuerden Apocalipsis 10:1-7: que al fin del Mensaje del séptimo ángel, TODOS los misterios de Dios, serían conocidos. Estamos en el tiempo del fin —la apertura del Séptimo Sello”.

Y ahora, el tiempo del fin es marcado por el Séptimo Sello y su apertura.

“165. El domingo pasado, hace una semana hoy, cuando estaba predicando sobre: ‘Sed humildes, sed humildes, recuerden que Dios obra en cosas pequeñas’, en verdad no me daba cuenta de lo que estaba hablando, pero ahora lo veo bien. Será de una manera humilde. Uno pensaría que una cosa tan tremenda sería revelada allá en el Vaticano, pero mas bien viene como vino Juan el Bautista, viene como el nacimiento de nuestro Señor, ¡allá en un establo! ¡GLORIA A DIOS! ¡La hora está a la mano! ¡Aquí estamos! ¡Oh hermano!”.

Ahora, el Séptimo Sello viene como vino Juan el Bautista y como el nacimiento de nuestro amado Señor Jesucristo en un establo allá en Belén de Judea.

Juan el Bautista vino con el espíritu y virtud de Elías en su tercera manifestación; y el Séptimo Sello viene como Juan el Bautista: con la manifestación de Elías en su quinta manifestación. “Porque el Hijo del Hombre viene con Sus Ángeles”. El Hijo del Hombre viene con Sus Ángeles, por lo tanto viene con Moisés y Elías, que son Sus Ángeles, esos son los Dos Olivos.

“Porque el Hijo del Hombre vendrá en la gloria de su Padre con sus ángeles; y entonces pagará a cada uno conforme a sus obras”. (San Mateo, capítulo 16, versos 26 al 28).

Por eso en el capítulo 17 de San Mateo, verso 1 al 9, Jesús subió con Pedro, Jacobo y Juan a un monte alto, se transfiguró delante de ellos, Su rostro resplandeció como el sol, Sus vestidos se hicieron resplandecientes como la luz, y aparecieron a cada lado de Jesús: a un lado Moisés y al otro lado Elías. ¿Por qué? Porque así está señalada la Venida del Hijo del Hombre con Sus Ángeles, con Moisés y Elías. Esos son los Dos Olivos para la Venida del Hijo del Hombre. El Hijo del Hombre con Sus Ángeles son los ministerios de Moisés y Elías repitiéndose en el Día Postrero.

Cuando le preguntaron al reverendo William Branham acerca de Elías para predicar a los hebreos, que es el quinto Elías o la quinta manifestación del ministerio de Elías: en la página 399 del libro de Los Sellos, pregunta número 11, le preguntan:

11. El Elías que viene a predicar a los judíos, ¿es el verdadero Elías que estuvo en los días de Achab, o será solamente el espíritu de Elías en otro hombre?

(Ahora, la contestación fue:)

[94]. Yo he pensado…, déjenme decirlo de esta manera (ojalá los hermanos que oirán esta cinta, lo entiendan bien): Yo he pensado que será un hombre de este tiempo ungido con ese espíritu; porque allá, cuando Elías ya había subido y Eliseo se encontró con los hijos de los profetas, ellos dijeron: ‘El espíritu de Elías reposó sobre Eliseo’. Es que Eliseo obró igual a Elías”.

¿Ven? ¿Qué será el Elías que le predicará a los hebreos, y llamará y juntará 144.000 hebreos? Será el espíritu ministerial de Elías, el ministerio de Elías en otro hombre, en un hombre de este tiempo final: un hombre ungido por el Espíritu Santo operando el ministerio de Elías por quinta ocasión. Como fue también el ministerio del cuarto Elías: fue el Espíritu Santo ungiendo un hombre con el ministerio de Elías, el cual fue el reverendo William Branham, ungido con el ministerio de Elías por cuarta ocasión, fue la cuarta manifestación del ministerio de Elías.

Es el Espíritu Santo el que tiene ministerios, y es el Espíritu Santo el que unge estos profetas mensajeros con el espíritu de Elías, de etapa en etapa, para tener el ministerio de Elías repitiéndose de etapa en etapa. Antes del cuarto Elías, que fue el reverendo William Branham, le tocó la tercera manifestación del ministerio de Elías, y esa le tocó a Juan el Bautista.

Vean, cuando Dios envía a Elías después del primer Elías, son otros hombres ungidos por el Espíritu Santo operando el ministerio de Elías en esas personas. El primer Elías fue Elías Tisbita, el segundo Elías fue Eliseo, el tercer Elías fue Juan el Bautista, del cual Cristo dijo, cuando le dicen los discípulos en el capítulo 17, verso 10 al 13, de San Mateo: “¿No dicen los escribas que es necesario que Elías venga primero y restaure todas las cosas?”. Jesús les dice: “A la verdad Elías ya vino y no lo conocieron, e hicieron de él todo lo que quisieron”. Y entonces los discípulos entendieron que les hablaba de Juan el Bautista.

Y en el capítulo 11, verso 14 de San Mateo, Cristo dice a Sus discípulos: “Si ustedes lo quieren recibir (o sea, si ustedes quieren recibir a Juan el Bautista), él es aquel Elías que había de venir”. Lo identificó en dos ocasiones como el Elías prometido para venir delante del Señor preparándole el camino al Señor.

En Malaquías, capítulo 3, dice [verso 1]:

“He aquí, yo envío mi mensajero, el cual preparará el camino delante de mí; y vendrá súbitamente a su templo el Señor a quien vosotros buscáis, y el ángel del pacto, a quien deseáis vosotros”.

Después de ese tercer Elías, que fue precursor de la Primera Venida de Cristo, vendría Aquel que vendría después de Juan el Bautista, del cual Juan dijo: “Después de mí viene un varón, un hombre, del cual yo no soy digno de desatar la correa de su calzado, Él les bautizará con Espíritu Santo y Fuego”9.

¿Para quiénes era la promesa de ser bautizados con Espíritu Santo y Fuego? Para aquellos que seguirían al que vendría después de Juan el Bautista. O sea, aquellos que seguirían a Jesús serían bautizados con Espíritu Santo y Fuego. Los que siguieron a Juan el Bautista y que no siguieron a Jesús, no fueron bautizados con Espíritu Santo y Fuego; pero los que siguieron a Juan y después siguieron a Jesús, fueron bautizados con Espíritu Santo y Fuego, y obtuvieron el nuevo nacimiento.

Y ahora, podemos ver que no basta con recibir y seguir al precursor de la Venida del Señor, sino que hay que seguir luego al que viene después del precursor, para poder recibir la bendición que trae el precursado.

Con seguir al precursor, Juan el Bautista, la gente era bautizada en agua por Juan el Bautista; pero los que recibieron a Jesucristo, luego fueron bautizados con Espíritu Santo y Fuego el Día de Pentecostés; y luego todos los demás que continuaron recibiendo a Cristo fueron bautizados en agua en el Nombre del Señor Jesucristo y después recibieron el don del Espíritu Santo: fueron bautizados en Espíritu Santo y Fuego, y obtuvieron el nuevo nacimiento, y nacieron como niños en el Reino de Dios.

Cristo había dicho: “El que no nazca de nuevo, no puede ver el Reino de Dios, el que no nazca del Agua y del Espíritu no puede entrar al Reino de Dios”. (San Juan, capítulo 3, verso 1 al 6). Por eso Cristo dijo en otra ocasión: “Si no fueseis como uno de estos niños (si no fueseis como niños), no entraréis al Reino de los Cielos”10. Porque para ser como niños las personas tienen que nacer.

Por medio del nuevo nacimiento nacemos como niños, como bebés, en el Reino de Dios, para ir creciendo a medida que vamos comiendo el alimento espiritual de la Palabra de Dios para el tiempo que nos toca vivir; así ha sido de edad en edad. Y esos son los niños a quienes al Padre le ha placido darles la revelación divina.

Cristo conmovido en Espíritu, en San Lucas… San Lucas, pues nos narra ese mismo pasaje que habíamos leído en San Mateo, capítulo 11, verso 25. Ahora vamos a leerlo en San Lucas para ver cómo lo narra: San Lucas, capítulo 10… versos 20 en adelante, dice:

Pero no os regocijéis de que los espíritus se os sujetan, sino regocijaos de que vuestros nombres están escritos en los cielos”.

Eso es motivo de regocijo: saber que nuestro nombre está escrito en el Cielo, en el Libro de la Vida del Cordero, y por consiguiente Cristo nos redimió con Su Sacrificio realizado en la Cruz del Calvario:

En aquella misma hora Jesús se regocijó en el Espíritu, y dijo: Yo te alabo, oh Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque escondiste estas cosas de los sabios y entendidos, y las has revelado a los niños. Sí, Padre, porque así te agradó.

Todas las cosas me fueron entregadas por mi Padre; y nadie conoce quién es el Hijo sino el Padre; ni quién es el Padre, sino el Hijo, y aquel a quien el Hijo lo quiera revelar”.

Y ahora, vean que estos niños de los cuales habla Cristo aquí, no son literalmente niños, sino que son Sus discípulos, entre los cuales hubo niños pero también hubo jóvenes.

Juan el apóstol era un joven, el amado del Señor Jesucristo; y hubo personas adultas, como Jacobo y como San Pedro y como Andrés y los demás apóstoles, y también hubo ancianos. Pero en sentido espiritual eran niños, porque no eran personas con doctorados en teología, no eran personas con títulos como de sumo sacerdote o títulos de sacerdotes, sino que eran pescadores, otros agricultores y así por el estilo; eran niños en cuanto a conocimiento teológico; pero eran bienaventurados porque tenían la revelación de Jesucristo. Y Él dijo:

Todas las cosas me fueron entregadas por mi Padre; y nadie conoce quién es el Hijo sino el Padre; ni quién es el Padre, sino el Hijo, y aquel a quien el Hijo lo quiera revelar”.

La revelación de Dios era para aquellos a los cuales Jesucristo se estaba revelando, y les estaba revelando el Programa de Dios.

Y de etapa en etapa, de edad en edad, nadie ha conocido a Jesucristo, sino el ángel mensajero de cada edad, y aquellos a quienes el ángel mensajero de cada edad lo ha revelado; fue la revelación de Cristo por medio del ángel mensajero de cada edad para los niños del Reino de Dios.

Y ahora, para este tiempo final nadie conocerá quién es el Ángel del Señor Jesucristo, sino Jesucristo, el que dijo11: Yo Jesús he enviado mi ángel para daros testimonio de estas cosas en las iglesias”.

Y nadie conocerá quién es Jesucristo velado y revelado en el Día Postrero, sino Su Ángel, y aquel a quien Su Ángel lo quiera revelar.

¿Y a quién el Ángel del Señor Jesucristo estará revelando a Jesucristo, estará dándole la revelación de Jesucristo del Día Postrero? A los que subirán a la Edad de la Piedra Angular, para en la Edad de la Piedra Angular recibir la revelación de Jesucristo correspondiente a este tiempo final; porque Jesucristo estará velado y revelado a través de Su Ángel Mensajero dándonos a conocer todas estas cosas que deben suceder pronto, en este tiempo final.

Así como Cristo ha estado en cada edad velado y revelado en el ángel mensajero de cada edad, así estará en la Edad de la Piedra Angular en este tiempo final. Es ahí donde recibimos la revelación de Jesucristo para este tiempo final y en donde Él nos muestra todas estas cosas que deben suceder pronto, en este tiempo final.

Es el mismo Jesucristo en Espíritu Santo velado y revelado en Su Ángel Mensajero, dándonos a conocer todas estas cosas que deben suceder pronto. Es por medio del Ángel Mensajero que viene esta revelación para la Iglesia del Señor Jesucristo en la Edad de la Piedra Angular. No es para otras edades porque ya esas edades terminaron, es para la Edad de la Piedra Angular.

Y el que desea recibir la revelación de Cristo para el Día Postrero tiene que subir a la Edad de la Piedra Angular, a la etapa correspondiente a este tiempo final. Y así es como se obtiene el misterio de la revelación de Dios para este tiempo final y como Dios estará revelándose a Su pueblo en este tiempo final.

Y cuando todos los escogidos hayan subido a la Edad de la Piedra Angular y hayan sido sellados en el Reino de Dios, en el Cuerpo Místico de Cristo por el Espíritu Santo —porque ese es el Sello de Dios: el Espíritu Santo—, luego Cristo terminará Su Obra de Intercesión en el Cielo, vendrá, reclamará, tomará el Título de Propiedad, el Libro de los Sellos en el Cielo, reclamará a todos los que Él ha redimido con Su Sangre preciosa, y resucitará a los muertos en Cristo, y a nosotros nos transformará.

Y cuando estemos transformados, entonces veremos literalmente a nuestro amado Señor Jesucristo en Su cuerpo glorificado. Pero primero tenemos que recibir la revelación del misterio de Dios para el tiempo final, y así recibir la fe para ser transformados y raptados.

La fe para ser transformados interiormente, espiritualmente, es la fe, la revelación de la Primera Venida de Cristo como el Cordero de Dios en Su Obra de Redención, muriendo en la Cruz del Calvario, y para recibir así el perdón de pecados, y recibir el bautismo del Espíritu Santo, y así recibir un cuerpo teofánico, cuerpo angelical de la sexta dimensión.

Y para recibir el cuerpo físico, inmortal, incorruptible y glorificado, tenemos que tener la revelación de la Segunda Venida de Cristo como el León de la tribu de Judá, como Rey de reyes y Señor de señores en Su Obra de Reclamo; porque la resurrección de los muertos en Cristo y la transformación de nosotros los que vivimos es una Obra de Reclamo.

Y la Obra de Reclamo Cristo la hace como el León de la tribu de Judá cuando ya haya redimido todos los que están escritos en el Libro de la Vida del Cordero. Cuando ya haya hecho intercesión hasta por el último de los escogidos de Dios, entonces llevará a cabo la Obra de Reclamo, donde resucitará los muertos en Cristo y a nosotros nos transformará; luego estaremos aquí, ya transformados, 30 a 40 días, como Jesucristo estuvo ya resucitado, y los santos también que resucitaron con Él, los santos del Antiguo Testamento, conforme a San Mateo, capítulo 27. Vean, capítulo 27, verso 51 al 53, dice:

Y he aquí, el velo del templo se rasgó en dos, de arriba abajo; y la tierra tembló, y las rocas se partieron;

y se abrieron los sepulcros, y muchos cuerpos de santos que habían dormido, se levantaron;

y saliendo de los sepulcros, después de la resurrección de él (o sea, después de la resurrección de Cristo salieron de los sepulcros), vinieron a la santa ciudad, y aparecieron a muchos”.

Abraham, Isaac, Jacob, los patriarcas y todos los profetas del Antiguo Testamento, y todos esos santos del Antiguo Testamento, resucitaron cuando Cristo resucitó, aparecieron en la ciudad de Jerusalén; y también Cristo apareció a Sus discípulos. Y estuvo Cristo apareciendo a Sus discípulos en diferentes ocasiones, en un lapso de tiempo de 40 días; y después ascendió al Cielo victorioso y se sentó en el Trono de Dios, a la diestra de Dios, y allí ha estado haciendo intercesión hasta que entre hasta el último de los escogidos de Dios, escritos en el Cielo, en el Libro de la Vida del Cordero.

Así como luego de resucitado Cristo y los santos del Antiguo Testamento (estuvieron unos 40 días en la Tierra apareciendo en diferentes ocasiones), estarán los santos del Nuevo Testamento cuando resuciten: estarán de 30 a 40 días aquí en la Tierra apareciéndoles a los miembros de la Iglesia de Jesucristo que estarán vivos; y nosotros los que vivimos seremos transformados cuando los veamos a ellos; y estaremos en el cuerpo eterno, inmortal y glorificado, con ellos aquí en la Tierra, 30 a 40 días, en donde habrá una manifestación plena del poder de Dios.

Recuerden que cuando Cristo resucitó y les apareció a Sus discípulos, les predicaba el Reino de Dios y llevó a cabo muchas maravillas y señales también. Por lo tanto, en la resurrección de los muertos en Cristo y transformación nuestra habrá grandes maravillas y predicación del Evangelio del Reino.

Para venir la resurrección de los muertos en Cristo habrá un terremoto muy grande, como hubo un terremoto cuando los santos del Antiguo Testamento resucitaron; habrá un terremoto muy grande como fue en los días de la resurrección de Cristo. Por lo tanto, estemos preparados, para que cuando ocurra ese terremoto sea de bendición para todos nosotros, porque ese será el tiempo para la resurrección de los muertos en Cristo y transformación de nosotros los que vivimos.

Ahora, podemos ver que cuando ya estemos transformados estaremos jovencitos para toda la eternidad, representando de 18 a 21 años de edad, y los santos que resucitarán estarán en cuerpos jovencitos también.

Así que si tienen familiares cristianos que han partido, cuando resuciten no estén ustedes esperando…, si eran sus abuelitos o sus padres que eran ancianos, no estén esperando ver un anciano o una ancianita; estén esperando ver un joven de 18 a 21 años que le diga: “Yo soy tu papá, o yo soy tu mamá, o yo soy tu abuelito, o yo soy tu abuelita, que he resucitado como Dios lo había prometido; y ahora estoy aquí de nuevo, pero en un cuerpo inmortal, incorruptible y glorificado”. Y cuando los veamos resucitados, seremos transformados nosotros; y obtendremos el cuerpo glorificado nosotros también. Y después estaremos de 30 a 40 días aquí, donde Dios llevará a cabo maravillas, milagros y señales, a tal grado que estremecerá a la humanidad. Será un tiempo en donde la tercera etapa estará en toda su plenitud.

Para que tengan una idea: en esa etapa serán resucitados muertos, serán sanadas personas; por ejemplo, que les falte parte del brazo, les será restaurado el brazo completo; y también si mueren, habrá milagros en donde serán resucitados personas que han muerto. Así que será un tiempo de grandes señales y milagros de parte de Dios.

Para ese tiempo Dios hará cosas tan grandes que personas paralíticas serán sanadas, personas que estarán en camillas serán sanadas y serán levantadas de las camillas; y ellas mismas llevarán la camilla en donde estaban postrados. Y personas con muletas, después llevarán sus muletas no debajo del brazo, sino encima del brazo. Y personas ciegas, serán sanadas y recibirán la vista; y aun aunque no tengan visión porque hayan nacido ciegos, les será dada vista para que vean.

Grandes milagros serán realizados, los cuales ya están profetizados para ser cumplidos en este tiempo final.

Ahora, necesitamos estar listos y preparados para pronto ser transformados, como Cristo lo ha prometido. No sabemos si en este año o en el año que viene, o el otro año arriba; no sabemos en qué año, pero va a ser en algún año del Día Postrero, porque Cristo dijo: “Y yo le resucitaré en el Día Postrero”12. Y el Día Postrero es el séptimo milenio de Adán hacia acá, o tercer milenio de Cristo hacia acá; porque un día delante del Señor, para los seres humanos es como mil años (o sea, un milenio)13.

Y los días postreros son: quinto milenio, sexto milenio y séptimo milenio para los seres humanos. “Porque un día delante del Señor es como mil años”.

Por eso San Pablo en Hebreos, capítulo 1, verso 1 al 3, y San Pedro también, en el capítulo 1, versos 17 al 21, nos hablan acerca de Cristo y nos dicen que fue Su Venida en los días postreros. Dice Pablo que Dios habló por medio de los profetas a los padres, y dice: “Y en estos postreros días nos ha hablado por el Hijo, a quien constituyó heredero de todo, y por quien asimismo hizo el universo (hizo todas las cosas)”.

Pablo y Pedro diciendo que aquellos eran los días postreros, para algunas personas puede sonar raro, porque han pasado ya alrededor de dos mil años. Es que son los días postreros delante de Dios, que para los seres humanos son los milenios postreros; y los milenios postreros son: quinto milenio, sexto milenio y séptimo milenio. Y cuando Cristo tenía de 4 a 7 años de edad, comenzó el quinto milenio; por consiguiente, comenzaron los días postreros.

Por eso la promesa de Dios derramar de Su Espíritu Santo sobre toda carne es para los días postreros, que son: el quinto milenio, sexto milenio y séptimo milenio; por eso comenzó a derramar del Espíritu Santo en los días de los apóstoles allá el Día de Pentecostés, y todavía está derramando de Su Espíritu Santo; esos son misterios del Reino de Dios, que no son comprendidos por sabiduría humana sino por la revelación divina.

Y cuando la persona recibe el don del Espíritu Santo: ha recibido el nuevo nacimiento, ha nacido de nuevo, ha nacido en el Reino de Dios; y por consiguiente ha recibido un cuerpo teofánico angelical, parecido a nuestro cuerpo pero de la sexta dimensión; y la sexta dimensión es el Paraíso. ¿Ven? Son misterios del Reino de los Cielos.

Y ahora, el misterio de la revelación de Dios para cada edad ha sido el misterio de Cristo en Espíritu Santo, el Ángel del Pacto velado y revelado en cada ángel mensajero de cada edad, así como el misterio de Dios en Cristo fue Dios velado y revelado en carne humana en Jesús de Nazaret, Dios hecho carne en Jesús.

Y ahora, a través de las edades es Jesucristo hecho carne en el mensajero de cada edad, en la porción correspondiente a cada edad; y para el Día Postrero el misterio de Jesucristo en medio de Su Iglesia es Jesucristo en Espíritu Santo hecho carne en Su Ángel Mensajero en la Edad de la Piedra Angular, velado y revelado a través de Su Ángel Mensajero dándonos a conocer todas estas cosas que deben suceder pronto, en este tiempo final.

Hemos visto el por qué es que Cristo dijo:

Yo Jesús he enviado mi ángel para daros testimonio de estas cosas en las iglesias”. Apocalipsis 22, verso 16.

Y Apocalipsis 22, verso 6, dice: Y el Señor, el Dios de los espíritus de los profetas, ha enviado su ángel, para mostrar a sus siervos las cosas que deben suceder pronto”.

Es que toda la revelación de Dios para Su Iglesia en el Día Postrero vendrá a través del Ángel del Señor Jesucristo; porque en él estará Jesucristo en Espíritu Santo velado y revelado en medio de Su Iglesia, abriéndonos el misterio de la revelación de Dios para el Día Postrero. Y nadie conocerá este misterio; y nadie conocerá al Ángel de Jesucristo, sino Jesucristo; y nadie conocerá a Jesucristo, sino Su Ángel, y aquel a quien Su Ángel lo quiera revelar.

¿Y a quiénes lo estará revelando? A los que estarán en el Cuerpo Místico de Cristo en la Edad de la Piedra Angular. Ahí es donde viene la revelación de Jesucristo por medio de Su Ángel para toda la Iglesia del Señor Jesucristo. Esa es la única edad que está vigente; las demás ya no están vigentes, porque se les pasó su tiempo; por consiguiente, ya los otros ángeles mensajeros no estarán ministrando porque ya partieron, por lo tanto sus ministerios no estarán vigentes.

El único ministerio que estará vigente será el del Ángel del Señor Jesucristo, donde estará Cristo velado y revelado en el Día Postrero, en la Edad de la Piedra Angular, en medio de Su Iglesia.

Y el territorio para la Edad de la Piedra Angular es la América Latina y el Caribe; o sea que en medio de un pueblo latinoamericano y caribeño estará Jesucristo, el Ángel del Pacto, en Su Ángel Mensajero velado y revelado; y así estará dándonos a conocer el misterio de la revelación de Dios para el Día Postrero.

Pero el Ángel de Jesucristo no es Jesucristo; por eso Juan, cuando quiso adorarlo, el Ángel le dijo que no lo hiciera, porque él no es Jesucristo; él solamente es el instrumento de nuestro amado Señor Jesucristo.

Tenemos que saber hacer la separación, la diferencia entre el Ángel del Señor Jesucristo y nuestro amado Señor Jesucristo, para que así no seamos fanáticos sino que seamos personas realistas, conocedoras del misterio de la revelación de Dios para este tiempo final.

El fanatismo no ayuda en nada a la Obra de Dios, pero la verdad revelada y el conocimiento de la verdad revelada sí ayuda a toda la Iglesia de Jesucristo.

Y ahora, lo que la Iglesia de Jesucristo para el tiempo final necesita es conocer el misterio de la revelación de Dios para el tiempo final.

La Iglesia de Jesucristo está fundada sobre revelación. Por lo tanto, la revelación de Dios para Su Iglesia para este tiempo final es lo que necesita la Iglesia para obtener la fe, la revelación, para ser transformados y llevados con Cristo a la Cena de las Bodas del Cordero; para lo cual envía Su Ángel, para dar testimonio de estas cosas que deben suceder pronto, y darnos así la revelación del misterio de Dios correspondiente a este tiempo final, darnos así la revelación, la fe, del Séptimo Sello, la revelación para ser transformados y llevados con Cristo a la Cena de las Bodas del Cordero.

EL MISTERIO DE LA REVELACIÓN DE DIOS”.

El misterio de la revelación de Dios en Cristo, era Dios hecho carne en Cristo. El misterio de la revelación de Jesucristo para el Día Postrero, es el misterio de Cristo velado y revelado en Su Ángel Mensajero, ese es el misterio de Cristo para el Día Postrero; así como el misterio de Cristo para cada edad fue Cristo en cada ángel mensajero velado y revelado, llamando y juntando a Sus escogidos en cada edad.

EL MISTERIO DE LA REVELACIÓN DE DIOS”.

Y ahora, podemos decir nuevamente, podemos citar nuevamente las palabras de Jesús14:

Te alabo, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque escondiste estas cosas de los sabios y de los entendidos, y las revelaste a los niños.

Sí, Padre, porque así te agradó.

Todas las cosas me fueron entregadas por mi Padre; y nadie conoce al Hijo, sino el Padre, ni al Padre conoce alguno, sino el Hijo, y aquel a quien el Hijo lo quiera revelar”.

Y ahora podemos decir: “Te alabo, Señor Jesucristo, Rey de los Cielos y de la Tierra, que escondiste estas cosas de los sabios y entendidos, los teólogos de nuestro tiempo, y las revelaste a los niños; porque así te agradó. Y nadie sabe, nadie conoce, quién sea el Hijo, sino Jesucristo, nadie conoce quién sea el Ángel de Jesucristo, sino Jesucristo; y nadie conoce a Jesucristo, sino Su Ángel, y aquel a quien Su Ángel lo quiera revelar.

¿A quiénes lo quiere revelar el Ángel de Jesucristo? ¡A todos nosotros en este tiempo final! ¡Somos bienaventurados!

Hemos visto que en la misma forma que el Padre hizo con Su Hijo Jesús, Jesucristo hace con Su Ángel. Por eso también en Apocalipsis, capítulo 2, verso 26 al 27, dice:

Al que venciere y guardare mis obras hasta el fin, yo le daré autoridad sobre las naciones,

y las regirá con vara de hierro (las gobernará con vara de hierro), y serán quebrantadas como vaso de alfarero; como yo también la he recibido de mi Padre”.

Vean, en la misma forma que recibió esa autoridad de parte del Padre, ahora Jesucristo la otorga al vencedor, que será Su Ángel en el Día Postrero.

Y en Apocalipsis, capítulo 3, verso 21, dice:

Al que venciere, le daré que se siente conmigo en mi trono, así como yo he vencido, y me he sentado con mi Padre en su trono”.

En la misma forma que Él recibió del Padre, en la misma forma que el Padre lo sentó en Su Trono en el Cielo, ahora Cristo dice que al vencedor Él le dará que se siente en Su Trono, en el Trono de Jesucristo; no en el Trono del Padre en el Cielo (en el Trono del Padre en el Cielo se sentó Jesucristo, Jesucristo con Su cuerpo glorificado).

Y ahora, en el Trono de Jesucristo, que es el Trono de David en medio del pueblo hebreo, es que Jesucristo le dará al vencedor que se siente con Él. Por lo tanto, el Trono de David tendrá por primera vez un Vencedor, un descendiente de la Simiente Real, con un cuerpo glorificado, que se sentará en el Trono de David con Cristo nuestro Salvador. Será la primera ocasión. Y se quedará allí con Cristo, en el Trono de Jesucristo, que es el Trono de David.

En la misma forma que hizo el Padre con Jesucristo en el Cielo, y lo sentó en el Trono celestial, ahora Cristo hará en Su Trono terrenal, que es el Trono de David, con el vencedor, que será Su Ángel. Y así como fue la primera ocasión en que se sentó en el Trono de Dios en el Cielo un cuerpo físico pero glorificado, será la primera ocasión que se sentará un hombre con un cuerpo glorificado y eterno en el Trono de David.

Podemos ver el paralelo de lo que Dios hizo con Jesús, y lo que Jesús hará con Su Ángel; es un paralelo. Todo lo que Dios hizo con Jesús, ahora Jesús lo hace con Su Ángel. Dice: “Así como yo he recibido de mi Padre”, así le dará autoridad al vencedor.

Ninguno de los siete ángeles mensajeros tuvo autoridad sobre las naciones en el tiempo de su ministerio; pero el Ángel del Señor Jesucristo, en el Día Postrero será transformado y tendrá autoridad sobre todas las naciones, como Cristo lo ha prometido, y se sentará con Cristo en Su Trono; será Cristo el que lo sentará en Su Trono. Los apóstoles tienen cada uno un trono, y los patriarcas también, son 24 tronos; pero hay otro, que es el Trono de David, que controlará los demás tronos.

Bueno, como que nos salimos un poquito, pero esto es parte de la revelación de Dios, es parte de EL MISTERIO DE LA REVELACIÓN DE DIOS PARA SU IGLESIA.

El misterio de la revelación de Dios para Su Iglesia en este tiempo final, contiene la revelación de los grandes misterios correspondientes a este tiempo final, en donde Jesucristo enviará a Su Iglesia el mismo Ángel Mensajero que le envió a Juan el apóstol, el cual lo vio en cuerpo teofánico; para el Día Postrero Cristo lo enviará a Su Iglesia en un cuerpo de carne. Y entonces recibiremos, por medio de él, la revelación de Jesucristo nuestro Salvador; y lo conoceremos por su nombre.

Juan no escribió el nombre de ese Ángel, pero la Iglesia de Jesucristo del Día Postrero lo conocerá por su nombre; porque Cristo lo enviará a Su Iglesia en carne humana.

Es un espíritu ministrador enviado a los herederos de salvación, que son los miembros de la Iglesia del Señor Jesucristo, para ministrarles la Palabra de Dios para este Día Postrero, la revelación divina del Día Postrero, que es la revelación del Séptimo Sello; dada esa revelación por medio de la Voz de Cristo a través de Su Ángel Mensajero, clamando como cuando un león ruge y los Siete Truenos emitiendo Sus voces.

Los escogidos de Dios al estar en la Edad de la Piedra Angular escuchando la Voz de Cristo a través de Su Ángel Mensajero, estarán escuchando la Voz de Cristo como León de la tribu de Judá clamando, y Siete Truenos emitiendo Sus voces.

Así es como la Iglesia de Jesucristo estará escuchando esos Siete Truenos en el Día Postrero revelándonos el misterio del Séptimo Sello, el misterio de la Segunda Venida de Cristo como el León de la tribu de Judá, como Rey de reyes y Señor de señores en Su Obra de Reclamo. Y así todos estaremos conociendo el misterio de la revelación de Dios para este tiempo final, para ser transformados y llevados con Cristo a la Cena de las Bodas del Cordero en el Cielo; evento glorioso que se llevará a cabo en el Cielo: esa gran Cena de las Bodas del Cordero, donde estarán todos los redimidos por la Sangre de Jesucristo, nacidos de nuevo.

¿Quiénes estarán allí en esa gran Cena de las Bodas del Cordero? ¡Pues todos nosotros! Porque en este tiempo final estaríamos escuchando la Voz de Cristo revelándonos todas estas cosas que deben suceder pronto; y así estaríamos recibiendo la fe, la revelación, para ser transformados y raptados, y llevados con Cristo a la Cena de las Bodas del Cordero en el Cielo.

Que las bendiciones de Jesucristo nuestro Salvador, el Ángel del Pacto, sean sobre todos ustedes y sobre mí también; y pronto Jesucristo complete el número de Sus escogidos en Su Cuerpo Místico de creyentes en la Edad de la Piedra Angular, y se levante del Trono del Padre, tome el Título de Propiedad, lo abra en el Cielo, reclame todos los que Él ha redimido con Su Sangre preciosa, y resucite a los muertos en Cristo en cuerpos eternos, y a nosotros nos transforme, y nos lleve con Él a la Cena de las Bodas del Cordero en el Cielo. En el Nombre Eterno del Señor Jesucristo. Amén y amén.

Ha sido para mí una bendición grande estar con ustedes en esta ocasión, dándoles testimonio del misterio de la revelación de Dios para este tiempo final.

Muchas gracias por vuestra amable atención, y dejo nuevamente con ustedes al reverendo Miguel Bermúdez Marín para continuar y finalizar nuestra parte en esta ocasión.

Con nosotros el reverendo Miguel Bermúdez Marín para finalizar.

Que Dios les bendiga y les guarde a todos.

EL MISTERIO DE LA REVELACIÓN DE DIOS”.

[Revisión octubre 2020]

1 San Juan 8:48

2 San Marcos 3:22

3 San Mateo 27:62-66

4 2 Corintios 3:6

5 San Mateo 11:25-26

6 Amós 3:7

7 San Juan 8:47

8 San Mateo 11:27

9 San Mateo 3:11, San Lucas 3:16, San Juan 1:26-34

10 San Mateo 18:3

11 Apocalipsis 22:16

12 San Juan 6:40, 6:44, 6:54

13 Salmo 90:4, 2 Pedro 3:8

14 San Mateo 11:25-27

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