Pescando mar adentro

Muy buenas noches, amados amigos y hermanos presentes; es para mí una bendición grande estar aquí con ustedes en Talcahuano, Chile, para compartir con ustedes unos momentos de compañerismo alrededor de la Palabra de Dios y Su Programa correspondiente a este tiempo final. Para lo cual quiero leer en San Lucas, capítulo 5, verso 1 al 10, donde dice de la siguiente manera:

“Aconteció que estando Jesús junto al lago de Genesaret, el gentío se agolpaba sobre él para oír la palabra de Dios.

Y vio dos barcas que estaban cerca de la orilla del lago; y los pescadores, habiendo descendido de ellas, lavaban sus redes.

Y entrando en una de aquellas barcas, la cual era de Simón, le rogó que la apartase de tierra un poco; y sentándose, enseñaba desde la barca a la multitud.

Cuando terminó de hablar, dijo a Simón: Boga mar adentro, y echad vuestras redes para pescar.

Respondiendo Simón, le dijo: Maestro, toda la noche hemos estado trabajando, y nada hemos pescado; mas en tu palabra echaré la red.

Y habiéndolo hecho, encerraron gran cantidad de peces, y su red se rompía.

Entonces hicieron señas a los compañeros que estaban en la otra barca, para que viniesen a ayudarles; y vinieron, y llenaron ambas barcas, de tal manera que se hundían.

Viendo esto Simón Pedro, cayó de rodillas ante Jesús, diciendo: Apártate de mí, Señor, porque soy hombre pecador.

Porque por la pesca que habían hecho, el temor se había apoderado de él, y de todos los que estaban con él,

y asimismo de Jacobo y Juan, hijos de Zebedeo, que eran compañeros de Simón. Pero Jesús dijo a Simón: No temas; desde ahora serás pescador de hombres. Y cuando trajeron a tierra las barcas, dejándolo todo, le siguieron”.

Que Dios bendiga nuestras almas con Su Palabra y nos permita entenderla.

Nuestro tema es: “PESCANDO MAR ADENTRO”.

Los misterios del Reino de los Cielos son representados en las cosas comunes y corrientes que los seres humanos conocemos. Cristo, para mostrar los misterios del Reino de los Cielos, ha usado el trigo y ha usado los obreros que trabajan en la siembra y cosecha del trigo; y así por el estilo ha usado también el campo, donde se lleva a cabo la siembra, para mostrar los misterios del Reino de los Cielos y mostrar así las cosas que sucederían en el Reino de los Cielos, en el cristianismo.

Ahora, en esta ocasión, Cristo en esta pesca milagrosa está mostrando los misterios del Reino de los Cielos, de cómo se lleva a cabo la pesca de seres humanos con la Red del Evangelio, para recoger a todos los peces buenos, los escogidos de Dios, y colocarlos en el Reino de Dios.

Por eso, luego de esta pesca milagrosa Cristo dice a Pedro: “No temas; desde ahora serás pescador de hombres”. También en otros pasajes encontramos que Cristo dice… por ejemplo en Mateo, capítulo 4, verso 19, y también Marcos, capítulo 1, verso 17, dice:

“Venid en pos de mí, y os haré pescadores de hombres”.

Ahora, vean ustedes, así como Pedro, Santiago y Juan, y los otros pescadores, salían a pescar y recogían con sus redes los peces; así también encontramos que es en el Reino de los Cielos para recoger los peces, los hijos e hijas de Dios que estarán viviendo en este planeta Tierra y colocarlos en el Reino de Dios.

Cristo envía pescadores de hombres, que son los apóstoles, luego los ángeles mensajeros de las siete edades, y para el Día Postrero: a Su Ángel Mensajero, con el doble ministerio de Moisés y Elías, en donde se cumplirá que en el fin del siglo, Cristo, el Hijo del Hombre, enviará Sus Ángeles; eso será en el fin del siglo, en donde la Red, luego de ser tirada en el mar y recoger los peces, luego es sacada a la orilla y recogen lo bueno en cestas, en canastas, en grupos, y lo malo echan fuera.

Lo malo echan fuera. Dice que eso malo que echan fuera… vamos a ver en San Mateo, capítulo 13, versos 47 al 50, para que tengan el cuadro claro, dice:

“Asimismo el reino de los cielos es semejante a una red, que echada en el mar, recoge de toda clase de peces;

y una vez llena, la sacan a la orilla; y sentados, recogen lo bueno en cestas, y lo malo echan fuera.

Así será al fin del siglo: saldrán los ángeles, y apartarán a los malos de entre los justos, y los echarán en el horno de fuego; allí será el lloro y el crujir de dientes”.

El horno de fuego es para los malos; y los buenos son recogidos y colocados en el Reino de Dios, en el Cuerpo Místico del Señor Jesucristo, para ser transformados en el Día Postrero, en el tiempo final, y ser llevados con Cristo a la Cena de las Bodas del Cordero.

Ahora, podemos ver cómo en esta forma tan sencilla, Dios, Cristo, usando pescadores, usando redes, la red, y usando peces y usando el mar o las aguas, nos muestra un gran misterio del Reino de los Cielos, de cómo se lleva a cabo el recogimiento de los escogidos de Dios para el tiempo final, como también se llevó a cabo el recogimiento de los escogidos de Dios de cada edad, de cada etapa de la Iglesia del Señor Jesucristo, desde que comenzó hasta este tiempo final.

Y ahora, en la lectura que tuvimos, encontramos que Cristo dice a Pedro:

“Boga mar adentro, y echad vuestras redes para pescar”.

Siendo que ellos habían trabajado toda la noche, dice Pedro:

“Respondiendo Simón, le dijo: Maestro, toda la noche hemos estado trabajando, y nada hemos pescado; mas en tu palabra echaré la red”.

Toda la noche habían estado pescando, trabajando, y nada habían pescado; trabajo en vano, sin obtener fruto de sus trabajos. Pero ahora ya no se está en la noche sino que se está en la mañana, pues habían pescado toda la noche, pero ahora es de día.

Los pescadores acostumbran normalmente a pescar durante la noche, por ciertas causas, porque los peces de noche salen a comer más a la superficie, están más accesibles, y es más cómodo para los pescadores.

Y ahora, ya habían pescado de noche, habían trabajado de noche y nada habían pescado, pero ahora estaban de día, en la mañana; y ya Jesús había entrado a la barca de Pedro, y había predicado desde la barca de Pedro. La barca de Pedro representa la Iglesia del Señor Jesucristo.

Y ahora, estando Cristo en la barca de Pedro, encontramos que predica a las personas que se habían reunido para escuchar a Cristo; pero eran tantas personas que querían escuchar la Palabra, que apretaban allí a Cristo, o sea, que estaban muy cerca o encima de Cristo; entonces Cristo subió a la barca de Pedro, que había llegado de trabajar, Pedro con los otros compañeros de trabajo, y estaban lavando las redes; y ahora Cristo sube a la barca de Pedro y le dice a Pedro que la retire un poco de la orilla, y entonces desde ahí les predica a las personas.

Santiago y Juan tenían otra barca, pues su padre se dedicaba a la pesca con sus hijos. Santiago y Juan eran hijos de Salomé, Salomé es hermana de la virgen María; por lo tanto, Santiago y Juan son primos-hermanos de Jesús por parte de Salomé y María. Ahora, podemos ver que se conocían ya.

Y ahora Cristo va a tomar personas comunes para ser los instrumentos en el Reino de los Cielos, para llevar a cabo la pesca de Sus días, el recogimiento de escogidos en el Reino de Dios. Y ahora, todo va a estar tipificado en la labor que ellos hacían como pescadores.

Y ahora, le dice a Pedro, luego de predicar a las personas, le dice: “Ahora boga mar adentro, y tira la red para pescar”. Había predicado en la orilla, pero ahora tenía que ir mar adentro, Pedro con su barca, para pescar peces.

Y ahora esto nos muestra que la pesca milagrosa es durante la mañana y se lleva a cabo mar adentro; así es en esta pesca milagrosa y también en la pesca milagrosa después que resucitó Jesús, en San Juan, capítulo 21, la cual también es una pesca milagrosa que es tipo y figura de lo que Cristo hará en este tiempo final; también representa lo que Cristo ha hecho durante todas estas etapas por las cuales ha pasado la Iglesia del Señor Jesucristo.

Luego de la resurrección de Cristo se ha estado llevando a cabo una gran pesca milagrosa de almas para el Reino de Dios, y se ha tirado la Red del Evangelio para realizarse esa pesca. Siempre, en la red son tomados los peces buenos, representados en peces grandes.

Ahora, en esta pesca milagrosa de San Lucas (la cual ocurrió antes de Jesucristo morir y resucitar luego glorificado), en esta pesca, la cual fue de día también, en la mañana, encontramos que está el tipo y figura de la pesca de almas escogidas de Dios escritas en el Cielo, en el Libro de la Vida del Cordero, siendo pescadas con la Red del Evangelio, y colocadas en el Reino de Dios.

Ahora, para el Día Postrero Dios ha prometido llevar a cabo una gran pesca, por lo cual dice que enviará Sus Ángeles, los cuales se encargarán de llevar a cabo esa pesca milagrosa. Así como hemos leído en San Mateo, capítulo 13, versos 47 en adelante:

“Asimismo el reino de los cielos es semejante a una red, que echada en el mar (el mar representa pueblos, naciones y lenguas; y los peces representan seres humanos), recoge de toda clase de peces;

y una vez llena, la sacan a la orilla; y sentados, recogen lo bueno en cestas, y lo malo echan fuera.

Así será al fin del siglo: saldrán los ángeles, y apartarán a los malos de entre los justos”.

La separación de los malos y los buenos la harán los Ángeles del Hijo del Hombre, y esto será Cristo, el Ángel del Pacto, en Su manifestación final, en esta gran pesca milagrosa; los malos serán apartados, la cizaña será atada en manojos para ser quemada en el fuego, en la gran tribulación, donde será el lloro y el crujir de dientes, en donde los malos pasarán por esa etapa en la cual la radioactividad será desatada en la Tierra y quemará a los malos, conforme a Malaquías, capítulo 4, donde nos dice… capítulo 4, verso 1 en adelante, dice:

“Porque he aquí, viene el día ardiente como un horno, y todos los soberbios y todos los que hacen maldad serán estopa; aquel día que vendrá los abrasará, ha dicho Jehová de los ejércitos, y no les dejará ni raíz ni rama”.

Eso es lo que sucede con los peces malos, los cuales son echados en el horno de fuego. Dice, acá en la parábola, dice:

“Así será al fin del siglo: saldrán los ángeles, y apartarán a los malos de entre los justos,

y los echarán en el horno de fuego; allí será el lloro y el crujir de dientes”.

Serán echados en la gran tribulación; pero los peces buenos son colocados en el Reino de Dios, en el Cuerpo Místico de Cristo, para ser transformados y llevados con Cristo a la Cena de las Bodas del Cordero.

En Malaquías sigue diciendo:

“Mas a vosotros los que teméis mi nombre, nacerá el Sol de justicia, y en sus alas traerá salvación; y saldréis, y saltaréis como becerros de la manada”.

Esa es la bendición que hay para los que temen el Nombre del Señor: la manifestación de la Venida del Sol de Justicia, “nacerá el Sol de Justicia”; eso es la Segunda Venida de Cristo prometida para los escogidos de Dios, para los que temen el Nombre del Señor, para obtener la fe para ser transformados y raptados. Es la bendición de la Venida del Hijo del Hombre con Sus Ángeles, la Venida del Sol de Justicia en la mañana de un nuevo día dispensacional y en la mañana de un nuevo día milenial; porque la promesa es que para todos los creyentes en Cristo que han muerto físicamente, Cristo ha dicho: “Y yo le resucitaré en el Día Postrero”. San Juan, capítulo 6, verso 39 al 58, donde encontramos cuatro versos bíblicos donde nos dice: “Y yo le resucitaré en el Día Postrero”. Leemos uno de ellos o dos de ellos: San Juan, capítulo 6, verso 39 al 40, donde dice:

“Y esta es la voluntad del Padre, el que me envió: Que de todo lo que me diere, no pierda yo nada, sino que lo resucite en el día postrero (y el Día Postrero es el séptimo milenio de Adán hacia acá, o tercer milenio de Cristo hacia acá).

Y esta es la voluntad del que me ha enviado: Que todo aquel que ve al Hijo, y cree en él, tenga vida eterna; y yo le resucitaré en el día postrero”.

Ya tenemos dos versos bíblicos donde nos dice acerca de los muertos creyentes en Cristo: “Y yo le resucitaré en el día postrero”.

Será una resurrección en cuerpo glorificado, cuerpo eterno y jovencito, para vivir a imagen y semejanza de nuestro amado Señor Jesucristo, con un cuerpo glorificado como el cuerpo glorificado de Jesucristo nuestro Salvador; y cuando los muertos en Cristo resuciten, nosotros los veremos, y entonces nosotros seremos transformados; y tendremos también un cuerpo glorificado como el cuerpo glorificado de nuestro amado Señor Jesucristo, y entonces es que veremos a Jesucristo en Su cuerpo glorificado.

Y ahora, todo esto está prometido para el Día Postrero, que es el séptimo milenio de Adán hacia acá, o tercer milenio de Cristo hacia acá.

Y ahora, para este tiempo final tenemos la promesa que los Ángeles del Hijo del Hombre llevarán a cabo la pesca milagrosa; en donde, luego de tirar la Red del Evangelio, la sacarán llena y recogerán lo bueno. También esta pesca milagrosa para el Día Postrero está tipificada en la pesca que llevaron a cabo los discípulos cuando Cristo ya había resucitado, donde pescaron 153 peces grandes.

Ahora, en la pesca de San Lucas, capítulo 5, verso 10, la cual fue también en la mañana (como la pesca donde pescaron 153 peces grandes, fue también en la mañana)…; encontramos que es en la mañana de un nuevo día dispensacional, y en la mañana de un nuevo día milenial, que se realiza plenamente la gran pesca milagrosa, donde se recogen los escogidos de Dios, que son los peces grandes. Esos peces grandes (153 peces grandes) representa a los escogidos de Dios, que son pescados, recogidos, por la Red del Evangelio, y colocados en el Reino de Dios.

Y esa pesca milagrosa la realiza ¿quién? Cristo, el Ángel del Pacto, por medio de los ministerios de los Ángeles del Hijo del Hombre, que son los ministerios de Moisés y Elías, manifestados en el Ángel del Señor Jesucristo.

De etapa en etapa encontramos los pescadores que Cristo ha enviado, los apóstoles y luego los siete ángeles mensajeros; y con ellos, colaboradores que han trabajado en esa gran labor de la pesca de los escogidos de cada edad. Pero el líder de cada una de estas etapas ha sido: en el tiempo de los apóstoles, pues los apóstoles; y luego en cada edad: los ángeles mensajeros de cada edad; y para el Día Postrero: el Ángel del Señor Jesucristo con el doble ministerio de Moisés y Elías, para llevar a cabo la pesca milagrosa de los escogidos del Día Postrero de entre los gentiles primeramente, para completar el Cuerpo Místico de Cristo, y después de los escogidos del pueblo hebreo, que son 144.000 hebreos, 12.000 de cada tribu.

Y ahora, en esta pesca milagrosa de San Lucas, capítulo 5, verso 1 al 10, la cual se llevó a cabo mar adentro…; recuerden que los peces aquí, que son tomados en esta red, representan tanto a los escogidos de cada edad (que fueron recogidos por la Red del Evangelio bajo el ministerio de los mensajeros de Dios, los apóstoles y luego los siete ángeles mensajeros), y para el Día Postrero la pesca milagrosa correspondiente al Día Postrero, de los escogidos bajo el ministerio de los Ángeles del Hijo del Hombre que con Gran Voz de Trompeta llaman y juntan a todos los escogidos de Dios, conforme a San Mateo 24, verso 31, donde dice Jesús: “Y enviará Sus Ángeles con Gran Voz de Trompeta, y juntarán a Sus escogidos, desde un cabo del Cielo hasta el otro, o de un extremo del Cielo hasta el otro, o desde los cuatro ángulos de la Tierra (depende en cuál de los Evangelios usted lo lea)”.

Y ahora, encontramos que en los días de los apóstoles y de Jesús, se comenzó allá la pesca, pero luego hubo que estar yendo mar adentro, de etapa en etapa, entre las naciones, tirando la Red no solamente en medio del pueblo hebreo sino entre las demás naciones, de etapa en etapa, de edad en edad; y lo más lejos que se puede tirar la Red mar adentro es en el occidente.

Se tiró la Red en la tierra de Israel, la Red del Evangelio, para pescar peces, hijos e hijas de Dios, y colocarlos en el Reino de Dios. Luego se tiró la Red en Asia Menor por San Pablo, donde se recogieron los peces, los escogidos de la primera edad.

Luego se tiró la Red más mar adentro: allá en Europa; primeramente en Francia, y fue Ireneo el mensajero líder para la pesca de la segunda edad de la Iglesia entre los gentiles; y con él Dios colocó muchos colaboradores, pescadores también, que colaboraron con él y trabajaron en esa pesca milagrosa; pero el que tenía la revelación de dónde tirar la Red fue Ireneo; y la tiró en el lugar correcto, en el territorio donde estaban los peces de Cristo, los escogidos de Dios.

Luego la Red fue tirada en Hungría y también parte en Francia; y el mensajero para la tercera edad fue Martín, donde se llevó a cabo una pesca milagrosa también.

Luego, para la cuarta edad, la Red se tiró en Irlanda y Escocia, y el mensajero fue Colombo; junto a él, Dios colocó muchos pescadores, colaboradores maravillosos, que trabajaron con él para tirar la Red; y luego sacar la Red llena de peces, de hijos e hijas de Dios.

Luego, para la quinta edad, la Red la tiró Lutero en Alemania; y con él hubo colaboradores maravillosos, pescadores que trabajaron con él en esa labor de esa pesca milagrosa de hijos e hijas de Dios; y cada vez van tirando la Red mar adentro, un poco más adentro.

Y ahí están tirando la Red, vean, por cinco edades en Europa. La sexta edad y para la sexta edad, la Red se tiró en Inglaterra, la Red del Evangelio, y Wesley fue el mensajero que tuvo la Red para tirarla; y con él, Dios envió colaboradores maravillosos, pescadores maravillosos, que trabajaron con él en esa pesca milagrosa de esa sexta edad.

Luego, para la séptima edad de la Iglesia o séptima etapa de la Iglesia entre los gentiles, la Red del Evangelio se tiró en Norteamérica, y la tuvo en su mano el reverendo William Branham, que fue el precursor de la Segunda Venida de Cristo, con el espíritu y virtud de Elías en su cuarta manifestación; y con él hubo colaboradores, pescadores maravillosos, que Dios colocó a su lado.

Luego de esas siete etapas donde la Red del Evangelio fue tirada y recogida, y pescó gran cantidad de peces, de hijos e hijas de Dios, y fueron colocados en el Reino de Dios, en el Cuerpo Místico de Cristo, para este tiempo final la Red tenía que ser tirada mar adentro, en la parte más adentro del mar.

Y ahora, siendo que la Iglesia del Señor Jesucristo está representada en el templo que construyó Salomón y el tabernáculo que construyó Moisés, la parte de las siete edades está representada en el lugar santo de ese templo; y vean, la Red fue tirada, de edad en edad, en esa etapa, para colocar en esa etapa del lugar santo a los escogidos de Dios.

Pero ahora la parte más adentro del Templo es el Lugar Santísimo; y hay que tirar la Red, tirar la Red para pescar a los escogidos que serán colocados en el Lugar Santísimo del Templo espiritual de Cristo. El Lugar Santísimo está en el oeste; por lo tanto, es en el oeste donde se tira la Red para pescar los escogidos del Día Postrero, que son colocados en el oeste del Templo espiritual de Cristo, o sea, en el Lugar Santísimo del Templo espiritual de Cristo.

La parte más adentro del occidente es la América Latina y el Caribe, ese es el territorio más adentro del mar, de pueblos, naciones y lenguas, donde están los peces, los escogidos de Dios, para ser pescados con la Red del Evangelio, bajo el ministerio del Espíritu Santo a través de Su Ángel Mensajero, en donde Él opera los ministerios de Moisés y Elías, los ministerios de los Ángeles del Hijo del Hombre, que son los que llevan a cabo la pesca milagrosa del Día Postrero, la pesca milagrosa del fin del siglo, la cual es encomendada a los Ángeles del Hijo del Hombre.

Y es en la América Latina y el Caribe donde los Ángeles del Hijo del Hombre, en el fin del siglo, tiran la Red del Evangelio para pescar los buenos peces, los peces grandes, los escogidos de Dios del Reino de Dios, los hijos e hijas de Dios del Cuerpo Místico de Cristo, para ser colocados ahí en el Cuerpo Místico de Cristo, en la Edad de la Piedra Angular, que es el Lugar Santísimo del Templo espiritual de Cristo.

Y luego se tirará la Red para pescar los 144.000 hebreos, 12.000 de cada tribu. Es el mismo Ángel del Señor Jesucristo con los ministerios de Moisés y Elías, que tienen la Red del Evangelio del Reino para tirarla y pescar a los escogidos de Dios del Día Postrero.

Y ahora, pescar mar adentro en este tiempo final es pescar con la Red del Evangelio, hijos e hijas de Dios, en y para el Reino de Dios, para colocarlos en el Reino de Dios, en la Iglesia del Señor Jesucristo, en la Edad de la Piedra Angular; y por esa causa, bajo el ministerio de los Ángeles del Hijo del Hombre, la Red es tirada, la Red del Evangelio es tirada en la América Latina y el Caribe: para pescar a los escogidos de Dios del Día Postrero.

Es ahí, mar adentro, la parte más adentro de la humanidad, el oeste, en la América Latina y el Caribe, donde Dios tiene los escogidos del Día Postrero; y aunque algunos han viajado a otras naciones, también son captados, pescados, por la Red del Evangelio, por medio de los ministerios de los Ángeles del Hijo del Hombre; junto a los cuales Dios tiene grandes y maravillosos colaboradores trabajando con esos ministerios.

O sea que junto al Ángel del Señor Jesucristo, donde Cristo opera los ministerios de Moisés y Elías, que son los Ángeles del Hijo del Hombre, Cristo ha colocado maravillosos colaboradores para trabajar en la pesca del Día Postrero; esa pesca milagrosa que recoge con la Red del Evangelio, recogen los escogidos del Día Postrero, y los coloca en el Cuerpo Místico del Señor Jesucristo.

Y ahora, la pesca milagrosa del Día Postrero, entre los gentiles ¿dónde se lleva a cabo? En la América Latina y el Caribe; es una pesca de latinoamericanos y caribeños siendo pescados y colocados dentro del Reino de Dios, en la Edad de la Piedra Angular.

Y ahora, es un privilegio ser peces buenos colocados en el Reino de Dios en este tiempo final, pescados por la Red del Evangelio en este tiempo final, bajo los ministerios de los Ángeles del Hijo del Hombre.

Y ahora, hemos visto lo que es pescar mar adentro en este tiempo final: es pescar en la América Latina y el Caribe.

Dios le dio al reverendo William Branham un sueño o visión, en donde él lo colocó en un lago, donde el reverendo William Branham estaba pescando, en un lago con agua clara como cristal, y vio muchas truchas y peces grandes allí; y él quería pescar peces grandes. Y el Ángel le dijo que le iba a enseñar a pescar, le dijo que tenía que tirar él su línea con el anzuelo, bien adentro; o sea, tenía que tirar bien lejos su línea con el anzuelo, y tirarla bien adentro; eso significaba tirarlo en el área más profunda del lago, y ahí estaban los peces grandes, porque es en la parte más profunda donde están los peces grandes; y el Ángel le iba a enseñar a pescar.

La pesca para lograr pescar los peces grandes sería por etapas: en la primera etapa aparecerían peces pequeños; luego en la segunda etapa, con el halón o jalón que le daría, los peces pequeños seguirían la carnada que estaba en el anzuelo; y luego los peces grandes verían a los peces pequeños siguiendo algo, y seguirían detrás de los peces pequeños los peces grandes.

Pero él hizo algo en donde solamente se quedó en la segunda etapa y no pudo pescar los peces grandes.

Luego pasó a otras visiones que tenían que ver también con esa pesca milagrosa de los peces grandes, y Dios le mostró en otras visiones y en otras formas lo que será la pesca de los peces grandes bajo la Tercera Etapa; y tiene que ver con la apertura del Título de Propiedad, tiene que ver con la revelación de los Siete Sellos, tiene que ver con todo ese Programa Divino que Dios llevará a cabo en este tiempo final.

Y por cuanto el reverendo William Branham ya partió y lo que él vio en la Visión de la Carpa no se cumplió en el tiempo en que él vivió, entonces todo eso corresponde a nuestro tiempo, a la Edad de la Piedra Angular; donde, luego de Cristo terminar con las siete etapas o edades de la Iglesia, llama y junta a Sus escogidos del Día Postrero y los coloca en la Edad de la Piedra Angular, que es la Edad del Lugar Santísimo de Su Templo espiritual. Todo eso corresponde a Tercera Etapa.

Y luego para el llamado de los escogidos del pueblo hebreo, la Visión de la Carpa, en donde grandes maravillas, en donde grandes señales, grandes milagros se estarán llevando a cabo, corresponde al tiempo en que el Ángel del Señor Jesucristo será adoptado; y a través del Ángel del Señor Jesucristo, Cristo estará llevando a cabo la pesca milagrosa de los escogidos del pueblo hebreo, que son 144.000 hebreos, 12.000 de cada tribu.

Esa Tercera Etapa tendrá bendiciones para la Iglesia-Novia del Señor Jesucristo, también para las vírgenes insensatas (que no tenían aceite en sus lámparas), y también para los 144.000 hebreos; y también en esa manifestación de la Tercera Etapa el mundo entero la verá llevándose a cabo, y verá grandes maravillas, prodigios y milagros siendo realizados; y eso estremecerá al mundo entero; pero para el mundo será un testimonio, pero no habrá ya oportunidad de salvación para el mundo, ya la Puerta de la Misericordia estará cerrada.

Así que para los gentiles la Puerta ya estará cerrada, y Dios estará preparando todo para retornar al pueblo hebreo, y tratar con el pueblo hebreo la última mitad de la semana setenta de la profecía de Daniel, del capítulo 9 del libro del profeta Daniel, donde encontramos que a la mitad de esa semana setenta la vida le fue quitada al Mesías.

Cada semana tiene siete años; la mitad de la semana setenta encontramos que es a la mitad de los siete años de esa semana setenta, la vida le fue quitada al Mesías; y le quedan al pueblo hebreo tres años y medio de esa semana número setenta, donde Dios volverá a tratar con el pueblo hebreo; y ahí se revelará Dios al pueblo hebreo, el Espíritu de Dios retornará al pueblo hebreo para darle vida al pueblo hebreo.

Porque así como el cuerpo sin el espíritu está muerto, Israel sin el Espíritu de Dios manifestado en medio de Israel en un profeta, Israel está muerto. Hasta que el Espíritu de Dios regrese a Israel velado en carne humana en el profeta que viene con el Sello del Dios vivo, el Ángel que viene con el Sello del Dios vivo, para llamar y juntar 144.000 hebreos, y sellarlos en sus frentes… conforme a Apocalipsis, capítulo 7, verso 2 en adelante; y en Apocalipsis, capítulo 14, los encontramos ya llamados, juntados y colocados sobre el Monte de Sion, con el Cordero allí, y con el Nombre de su Padre y el Nombre del Cordero escrito en sus frentes, o sea, sellados.

Todo eso lo hace Cristo, el Ángel del Pacto, por medio del ministerio de los Ángeles del Hijo del Hombre manifestados en ese Ángel Mensajero que viene con el Sello del Dios vivo, o sea, en el Ángel del Señor Jesucristo. Y para el pueblo hebreo eso será la pesca milagrosa de los peces grandes, los escogidos del pueblo hebreo, que son 144.000 hebreos.

El mismo instrumento que Cristo usa para la pesca milagrosa de los escogidos del Día Postrero de entre los gentiles, para completar Su Iglesia, que es el Ángel del Señor Jesucristo el instrumento de Cristo, es el mismo Ángel del Señor Jesucristo que usa para llamar y juntar los 144.000 escogidos del pueblo hebreo.

Y ahora, hemos visto este misterio de estar pescando mar adentro. Estamos pescando mar adentro al estar tirando la Red del Evangelio en la América latina y el Caribe; y luego se tirará la red a Israel, donde se pescarán 144.000 peces grandes, los 144.000 escogidos del pueblo hebreo, 12.000 de cada tribu.

Hemos visto el misterio de esta pesca milagrosa; y fue en la mañana, esta pesca fue en la mañana; así como también la pesca de los 153 peces grandes después que Cristo resucitó, también fue en la mañana.

Ahora, estas dos pescas milagrosas representan la pesca de los escogidos de Dios de entre los gentiles para formar a la Iglesia de Jesucristo, y luego también la pesca de los 144.000 hebreos en el Día Postrero, donde envía Sus Ángeles para tirar la Red y sacarla llena con los peces grandes y buenos, de los escogidos de entre los gentiles primeramente, y después los escogidos del pueblo hebreo; y todo esto es pescando mar adentro.

“PESCANDO MAR ADENTRO”.

Y ahora, ¿dónde están los peces buenos que entre los gentiles han sido pescados y colocados en el Reino de Jesucristo, en Su Iglesia? Pues aquí estamos.

¿Y dónde están los colaboradores que han estado trabajando con Cristo, el Ángel del Pacto, a través de Su Ángel Mensajero en este tiempo final para esta pesca milagrosa? Aquí también están un grupo de colaboradores maravillosos, y también en todos los países latinoamericanos.

¿Y dónde y cuál es el ministerio para esta pesca milagrosa? El ministerio del Ángel del Señor Jesucristo, donde el Espíritu Santo estará manifestado llevando a cabo esa gran pesca milagrosa.

Ha sido para mí un privilegio grande estar con ustedes en esta ocasión, dándoles testimonio de esta pesca milagrosa, y cómo se está pescando mar adentro la pesca milagrosa del Día Postrero, donde nadie se imaginaba que Dios tenía escogidos.

Dios tiene escogidos que están siendo pescados y colocados en el Reino de Dios, en la Edad de la Piedra Angular; esos son peces buenos que están siendo pescados milagrosamente por medio de tirar la Red en la Palabra del Señor correspondiente a este tiempo final.

Por la Palabra del Señor correspondiente a este tiempo final se está llevando a cabo la pesca milagrosa del Día Postrero, mar adentro, en la América Latina y el Caribe; y luego será con el pueblo hebreo.

Que las bendiciones de Jesucristo, el Ángel del Pacto, sean sobre todos ustedes y sobre mí también; y siga la pesca milagrosa recogiendo los escogidos de este tiempo final, en el Reino de los Cielos, en el Cuerpo Místico del Señor Jesucristo; y pronto se complete esa pesca milagrosa, pronto se complete el número de los escogidos en el Cuerpo Místico de Cristo; y Cristo se levante del Trono del Padre, resucite a los muertos en Cristo, nos transforme a nosotros, y nos lleve con Él a la Cena de las Bodas del Cordero en el Cielo. En el Nombre Eterno del Señor Jesucristo. Amén y amén.

Que Dios les continúe bendiciendo a todos, y continúen pasando una noche llena de las bendiciones de nuestro amado Señor Jesucristo. Mientras escuchamos y cantamos el cántico que nos habla del Hombre que nos transformó, pasará nuestro amigo y hermano, el reverendo y misionero Miguel Bermúdez Marín, para finalizar nuestra parte en esta ocasión.

Mañana estaremos ¿en Chiguayante? No, en Lota Baja y Lota Alta; Lota Alta primero, en la mañana, y Lota Baja en la tarde; y después, pasado mañana, en Concepción, en la mañana, y Chiguayante en la tarde.

Y así pues estaremos teniendo compañerismo alrededor de la Palabra de Dios y Su Programa correspondiente a este tiempo final; porque no podemos ignorar el Programa de Dios correspondiente a nuestro tiempo, porque ese es el que tiene que ver con nosotros los que vivimos en este tiempo final; y Su Programa pues está ligado a nosotros en la América Latina y el Caribe; eso es uno de los misterios del Reino de los Cielos para este tiempo final.

Que Dios les bendiga y pasen todos muy buenas noches.

“PESCANDO MAR ADENTRO”.

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