Muy buenos días, amados hermanos y amigos presentes, y también los que están a través de Internet y otros medios de comunicación.
Que las bendiciones de Jesucristo, el Angel del Pacto, sean sobre todos ustedes en este nuevo año 2001, y Cristo nos abra Su Palabra, nos abra Sus misterios correspondientes a este tiempo final, y nos prepare para ser transformados y llevados con Cristo a la Cena de las Bodas del Cordero. En el Nombre Eterno del Señor Jesucristo. Amén y amén.
Es para mí una bendición grande estar con ustedes en esta segunda actividad en que estoy con ustedes, de este año 2001. La primera fue el domingo pasado, en donde despedimos el año y comenzamos el nuevo año, y ya para hoy (7 de enero) estoy nuevamente con ustedes, para compartir con ustedes unos momentos de compañerismo alrededor de la Palabra de Dios y Su Programa correspondiente a este tiempo para con nosotros.
En esta ocasión quiero leer en Génesis, capítulo 1, verso 1 en adelante, donde dice:
“En el principio creó Dios los cielos y la tierra.
Y la tierra estaba desordenada y vacía, y las tinieblas estaban sobre la faz del abismo, y el Espíritu de Dios se movía sobre la faz de las aguas.
Y dijo Dios: Sea la luz; y fue la luz.
Y vio Dios que la luz era buena; y separó Dios la luz de las tinieblas.
Y llamó Dios a la luz Día, y a las tinieblas llamó Noche. Y fue la tarde y la mañana un día.”
Que Dios bendiga nuestras almas con Su Palabra y nos permita entenderla.
Nuestro tema es: “DIOS Y SU CREACION.”
“DIOS Y SU CREACION.” Toda la Creación gira alrededor de Dios, por lo tanto necesitamos saber quién es Dios; y para saber quién es Dios, entonces buscamos lo más que se parezca a Dios, algo o alguien igual a Dios para poder conocer a Dios. Dice la Escritura en el mismo capítulo 1, verso 26 al 27:
“Entonces dijo Dios: Hagamos al hombre a nuestra imagen conforme a nuestra semejanza; y señoree en los peces del mar, en las aves de los cielos, en las bestias, en toda la tierra, y en todo animal que se arrastra sobre la tierra.
Y creó Dios al hombre a su imagen, a imagen de Dios lo creó; varón y hembra los creó.
Y los bendijo Dios, y les dijo: Fructificad y multiplicaos; llenad la tierra, y sojuzgadla, y señoread en los peces del mar, en las aves de los cielos, y en todas las bestias que se mueven sobre la tierra.”
Aquí tenemos la Palabra de Dios, en donde Dios dice: “Hagamos al hombre a nuestra imagen conforme a nuestra semejanza.” Y luego creó Dios al hombre, hizo Dios al hombre conforme a Su imagen y semejanza: “A imagen de Dios lo creó.”
Luego, la parte de la semejanza física la encontramos en el capítulo 2, verso 7, donde dice:
“Entonces Jehová Dios formó al hombre del polvo de la tierra, y sopló en su nariz aliento de vida, y fue el hombre un ser viviente.
Y Jehová Dios plantó un huerto en Edén, al oriente; y puso allí al hombre que había formado.”
Encontramos en estas Escrituras que hemos leído, que primeramente Dios pensó hacer un ser como El, a Su imagen y a Su semejanza, y luego lo llevó a cabo, Su Programa, Su Pensamiento, creando al hombre a Su imagen (eso es cuerpo teofánico), y luego a Su semejanza, creando del polvo de la Tierra un cuerpo físico, en el cual colocó al hombre, el cual estaba, antes de estar en carne humana, estaba en cuerpo teofánico (o sea, cuerpo angelical).
Ese es el orden de Creación Divina con Vida eterna, ese es el mismo orden que Dios ha seguido, ese es el orden que Cristo ha seguido.
Antes de Jesucristo venir a la Tierra en carne humana, antes de nacer a través de la virgen María allá en Belén de Judea, Jesucristo existía. El dijo en San Juan, capítulo 8… en San Juan, capítulo 8, verso 56 al 58, dijo de la siguiente manera:
“Abraham vuestro padre se gozó de que había de ver mi día; y lo vio, y se gozó.
Entonces le dijeron los judíos: Aún no tienes cincuenta años, ¿y has visto a Abraham?
Jesús les dijo: De cierto, de cierto os digo: Antes que Abraham fuese, yo soy.”
¿Y cómo era Jesucristo antes que Abraham, y aun cuando Abraham lo vio? Cuando Abraham lo vio fue cuando el día antes de la destrucción de Sodoma y Gomorra apareció Elohím, Dios con dos varones más, los cuales eran Miguel y Gabriel, los Arcángeles Gabriel y Miguel, los principales Arcángeles de Dios.
Y apareció Dios con Sus Arcángeles Gabriel y Miguel; y cuando aparecieron a Abraham, aparecieron como tres hombres, ¿por qué? Porque Dios creó del polvo de la Tierra un cuerpo para el Arcángel Miguel, otro para el Arcángel Gabriel, y otro para Sí mismo, y aparecieron allí tres hombres, tres personas visitando a Abraham; y Abraham los invitó a comer, y comieron con Abraham. Al comer con Abraham eso muestra que estaban en cuerpos físicos, porque en cuerpos teofánicos, cuerpos angelicales no se come.
Por eso es que cuando Jesús resucitó pensaban que era un espíritu, y El les dijo: “¿Tienen ustedes algo de comer?” Le dieron un pedazo de pescado y un panal de miel, y comió, y así les mostró que era El, que no era un espíritu, porque un espíritu ni tiene carne ni tiene huesos como ellos veían que Jesús tenía, porque un espíritu es un cuerpo espiritual de otra dimensión.
Y ahora, vemos también la ocasión en que el Rvdo. William Branham visitó a los cristianos creyentes nacidos de nuevo que habían muerto, los visitó en el Paraíso, y allí lo recibieron muy bien, lo colocaron en alto y él preguntó porqué hacían eso, y él les dijo… porque él en la Tierra había sido un líder.
Ese grupo de personas que él vio allá eran los creyentes convertidos bajo su ministerio. Por lo tanto era el grupo perteneciente a su edad. Y ellos muy felices estaban teniendo a su Mensajero con ellos allí en el Paraíso; y así sería, iba a ser cuando realmente él partiera de esta Tierra; porque encontramos que cuando Abraham, Isaac, Jacob y los patriarcas partieron de esta Tierra, la Escritura dice: “Y fue reunido con Su Pueblo.” Y así sucede con cada Angel Mensajero cuando parte de esta Tierra: es reunido con su pueblo que ha partido a la sexta dimensión.
Y el Rvdo. William Branham estaba muy maravillado de todo lo que veía allí, allí no se veían ancianos ni se veían niños, porque allí todos son jóvenes que representan de 18 a 21 años de edad, porque en el cuerpo teofánico no hay niños, los niños en el cuerpo teofánico se encuentran en cuerpos que representan de 18 a 21 años de edad; en esa clase de cuerpo fue que también el Rvdo. William Branham vio a su niña, su hija que había partido, y cuando partió no tenía todavía dos años de edad, pero ella luego se encontraba en su cuerpo teofánico y era una jovencita que representaba de 18 a 21 años de edad.
Y ahora, cuando él visita en esta ocasión a los santos, los creyentes que habían partido, los creyentes de su tiempo, ellos muy contentos allí teniéndolo, le decían: “Nuestro precioso, amado, Hno. Branham.” Y todos eran jóvenes, lo abrazaban hombres jóvenes (o sea, jóvenes varones y jóvenes mujeres también). El vio una joven muy hermosa y el Angel le dice: “¿La conoces?” Y él dice: “No, no la conozco.” El Angel le dice: “Ella tenía unos 90 años, 90 años cuando fue convertida a Cristo bajo tu ministerio. Por eso dice: ‘nuestro precioso Hno. Branham, si tu no hubieras ido, no estaríamos aquí.”
O sea, que para ir al Paraíso, las personas tienen que recibir el Mensaje correspondiente a su tiempo, en la edad que les toca vivir, para luego estar en el Paraíso con el Mensajero correspondiente a su tiempo. Ese Mensaje se extiende por todos los lugares, y los que reciben esa Palabra correspondiente a ese tiempo de parte de Cristo, son colocados en el Cuerpo Místico de Cristo.
Los que recibieron el Mensaje de San Pablo en el tiempo de San Pablo, encontramos que entraron al Cuerpo Místico de Cristo, así como sucedió en el tiempo de los Apóstoles anteriores a San Pablo.
Y ahora, el Rvdo. William Branham les dice: “Yo quiero ver a Jesús, El fue mi Salvador en la Tierra.” Ellos le dicen: “No puedes ahora, El está más arriba.” Ellos allí estaban en la sexta dimensión que es el Paraíso, pero Jesús estaba más arriba en la séptima dimensión, que es la dimensión de Dios, y está sentado en el Trono de Dios en el Cielo, haciendo Intercesión por todos los que están escritos en el Cielo, en el Libro de la Vida del Cordero.
Por eso el Rvdo. William Branham que había partido y estaba en el Paraíso, no podía subir a la séptima dimensión donde estaba Jesucristo, y Jesucristo no podía bajar a la sexta dimensión. Hasta que completase el número de Sus escogidos, se puede levantar del Trono de Intercesión para visitar a los santos en el Paraíso y juzgar a los Mensajeros y resucitar a los Mensajeros con sus grupos, y luego venir a la Tierra para la transformación de nosotros los que vivimos.
Ahora, ellos también le dicen: “Pero El vendrá a ti primero y te juzgará, y si tu entras, nosotros entraremos también, y regresaremos a la Tierra contigo, y seremos tus súbditos.” Cuando se identifica un pueblo como un pueblo que es súbdito de una persona, esa persona entonces es su líder, es su rey. Y cada Angel Mensajero es un rey, y el grupo de su edad es su gabinete para el glorioso Reino Milenial, y todos juntos son el Gabinete de Cristo para ese glorioso Reino Milenial.
Y ahora, veamos, Cristo también les habló a Sus discípulos en el capítulo 19 de San Mateo, versos 28 al 30, y también en el capítulo 22 de San Lucas, versos 28 al 30 también, acerca de ese glorioso Reino que Cristo tendrá en la Tierra, y dijo a ellos en San Mateo, capítulo 19, versos 28 en adelante… ó 27 en adelante, dice:
“Entonces respondiendo Pedro, le dijo: He aquí, nosotros lo hemos dejado todo, y te hemos seguido; ¿qué, pues, tendremos?
Y Jesús les dijo: De cierto os digo que en la regeneración (o sea, eso es para el Reino Milenial), cuando el Hijo del Hombre se siente en el trono de su gloria, vosotros que me habéis seguido también os sentaréis sobre doce tronos, para juzgar a las doce tribus de Israel.”
Esos doce Apóstoles, exceptuando a Judas Iscariote, pues el trono que le tocaba a Judas Iscariote, luego al vender a Cristo y perder su posición, ese lugar le toca a otra persona, otro es colocado como Apóstol en lugar de Judas Iscariote. O sea, que Dios tiene, Cristo tiene en Su Reino posiciones; y si una persona pierde esa posición, la posición queda vacante para otra persona. Por eso es que también dice que vigilemos para que otro no tome nuestra corona.
Y ahora, aquí dice que les dará que se sienten en doce tronos en Su Reino, en la regeneración, y esto nos habla de un Reino; pues si van a estar sentados en doce tronos para reinar con Cristo y para juzgar a las doce tribus de Israel, son también Jueces en el glorioso Reino Milenial de Cristo, en donde Cristo estará sentado sobre el Trono de David; y siendo que van a juzgar estos Apóstoles a las doce tribus de Israel, esto nos habla de un reino teocrático como sucedía en el tiempo de los jueces, en donde Dios por medio de los jueces en el Antiguo Testamento, juzgaba al pueblo hebreo y también gobernaba sobre el pueblo hebreo.
Vean ustedes cómo gobernó a través del Profeta Samuel, y también juzgó por medio del Profeta Samuel, porque el Profeta Samuel fue el último de los jueces.
Y ahora, el ejemplo de cómo será ese glorioso Reino Milenial de Cristo lo tenemos en el Antiguo Testamento en el tiempo de los jueces, y luego cuando se introdujo también el reino, en donde el rey David gobernó sobre el pueblo hebreo y luego el rey Salomón, el pueblo hebreo recibió la monarquía.
Ahora, cuando pidió rey, no era todavía el tiempo, porque todavía David estaba muy pequeño y… o no había nacido. Y por cuanto ellos pidieron rey antes de tiempo, Dios había hablado de que tendrían rey pero en el tiempo asignado por Dios. Pero al pedir rey antes de tiempo, entonces en la permisiva voluntad de Dios le fue dado a Saúl como rey; pero por cuanto fue en la permisiva voluntad de Dios le trajo problemas al pueblo hebreo y se trajo problemas el mismo Saúl. Fue un rey pedido por el pueblo hebreo, por lo tanto fue conforme a la voluntad del pueblo hebreo.
Siempre, vean ustedes, por cuanto fue en la permisiva voluntad de Dios, siempre en la permisiva voluntad de Dios… ¿Qué es la permisiva voluntad de Dios? La permisiva voluntad de Dios es la voluntad de la persona, la voluntad de la persona cuando Dios ha dado Su Palabra, y la persona quiere hacer algo que sabe que está en contra de la Palabra de Dios, sabe que no es así como debe hacerlo.
Por ejemplo el pueblo hebreo: los varones casándose con mujeres que no eran del pueblo hebreo, vean ustedes, esa no era la voluntad de Dios; pero fue la voluntad de muchas personas, he hicieron esas cosas. Y siempre en la permisiva voluntad de Dios hay problemas. Conforme a la voluntad de Dios era que los hebreos se casaran con mujeres hebreas.
Como también para los miembros del Cuerpo Místico de Cristo, la voluntad de Cristo es que los jóvenes se casen con jóvenes cristianas, creyentes como ellos, no muchachas inconversas; y las muchachas creyentes, pues no casarse con muchachos inconversos. La voluntad de Dios es que los creyentes se casen con creyentes, esa es la perfecta voluntad de Cristo.
Ahora, en la permisiva voluntad de Dios, vean ustedes, el pueblo hebreo pidió un rey conforme al corazón, no de Dios sino de ellos, y le fue dado el rey Saúl; pero tuvieron muchos problemas ellos, y el mismo rey Saúl también tuvo muchos problemas. Y vean ustedes, después se llenó de celo cuando supo que Dios tenía un rey conforme a Su corazón, al cual había escogido en lugar de Saúl.
Ahora, siempre debemos nosotros caminar en la perfecta voluntad de Dios.
Ahora, para que veamos lo que es la permisiva voluntad de Dios, en la permisiva voluntad de Dios usted tiene el cuerpo físico, mortal, corruptible y temporal. ¿Ven? Por cuanto es en la permisiva voluntad de Dios, es un cuerpo mortal, corruptible y temporal. Y también la persona al nacer recibe un espíritu del mundo, el cual es temporal, no es eterno, es un espíritu de la quinta dimensión.
Pero la perfecta voluntad de Dios es que el ser humano tenga un espíritu de la sexta dimensión, un espíritu de la sexta dimensión recuerden que es un cuerpo angelical. Y en cuanto a lo físico, la perfecta voluntad de Dios, es que los hijos de Dios tengan un cuerpo físico, eterno, inmortal y glorificado, igual al cuerpo glorificado de nuestro amado Señor Jesucristo.
Ahora, podemos ver el porqué en estos cuerpos somos mortales: porque estamos en un cuerpo en la permisiva voluntad de Dios; pero estamos aquí en la Tierra para hacer contacto con Cristo y entrar a la perfecta voluntad de Dios, para en ese Programa que El tiene en Su perfecta voluntad, obtener el perdón de nuestros pecados, obtener nuestra salvación, nuestros pecados ser perdonados por Cristo, ser bautizados en agua en Su Nombre y recibir el Don del Espíritu Santo, y así recibir el nuevo nacimiento y obtener el cuerpo teofánico de la sexta dimensión, el cuerpo angelical de la sexta dimensión, que es el cuerpo espiritual teofánico, perfecto, en la perfecta voluntad de Dios, y así tener un espíritu teofánico como el cuerpo teofánico, como el espíritu teofánico de nuestro amado Señor Jesucristo. Ahora… y para el Día Postrero, en adición, recibir el cuerpo físico, eterno, inmortal, incorruptible y glorificado.
Los santos que están en el Paraíso, cuando regresen en la resurrección, la resurrección de ellos será en un cuerpo perfecto, inmortal, incorruptible y glorificado; porque estarán entonces en la perfecta voluntad de Dios en un cuerpo perfecto, y en ese cuerpo ellos comerán también, pueden comer. Por eso le dijeron al Rvdo. William Branham: “Nosotros, si tú sales bien, o sea, en el juicio que te va a ser llevado a cabo (allá en la sexta dimensión será llevado a cabo ese juicio para ellos), entonces si tú sales bien, entonces nosotros regresaremos a la Tierra contigo y seremos tus súbditos, y entonces comeremos.” Porque en el nuevo cuerpo glorificado se puede comer, Cristo resucitó en cuerpo glorificado y pudo comer.
Y ahora, para el tiempo en que los muertos en Cristo resuciten, luego nosotros seremos transformados, y entonces tendremos un cuerpo glorificado, como el cuerpo glorificado de nuestro amado Señor Jesucristo.
Ahora, todo eso está en un Programa: el Programa de Redención que Dios lleva a cabo por medio de Jesucristo, ese es el Programa de la Nueva Creación, una Nueva Creación que por medio de Cristo, Dios está llevando a cabo; porque la primera Creación que comenzó con Adán, cayó; y ahora Cristo está llevando a cabo una Nueva Creación. Por eso San Pablo nos dice en Gálatas, capítulo 6 (dice San Pablo), verso 15:
“Porque en Cristo Jesús ni la circuncisión vale nada, ni la incircuncisión, sino una nueva creación.”
No es asunto de las personas ser circuncidadas, como en el Antiguo Testamento en medio del pueblo hebreo, ahora ni la circuncisión vale nada, ni la incircuncisión, lo que vale es la Nueva Creación; para lo cual hay que escuchar la predicación del Evangelio, en donde se proclama a Cristo como el Cordero de Dios muriendo en la Cruz del Calvario y quitando el pecado del mundo, llevando nuestros pecados, y resucitando al tercer día y luego ascendiendo al Cielo.
Creyendo en Cristo como nuestro Salvador, nuestros pecados son quitados y entonces somos limpios de todo pecado, somos bautizados en Su Nombre, somos llenos del Espíritu Santo y obtenemos el nuevo nacimiento, y entonces somos una nueva criatura pertenecientes a una Nueva Creación, de la cual Jesucristo es el Primero, y por eso El es la Cabeza de esa Nueva Creación, El es la Cabeza de Su Iglesia.
La Iglesia del Señor Jesucristo es la Nueva Creación compuesta por los nacidos de nuevo, los miembros de esa Nueva Creación son los nacidos de nuevo, creyentes en Cristo.
Y ahora, una Nueva Creación se está llevando a cabo, y de etapa en etapa, de edad en edad han estado naciendo millones de hijos e hijas de Dios, al creer en Cristo como nuestro Salvador, lavar los pecados en la Sangre de Cristo, ser bautizados en Su Nombre y recibir Su Espíritu Santo, y así nacen en el Reino de Dios, en la Iglesia del Señor Jesucristo.
Y ahora, encontramos que esta Nueva Creación es a imagen y semejanza de nuestro amado Señor Jesucristo, porque nuestro amado Señor Jesucristo es nada menos que el Verbo que era con Dios y era Dios, y se hizo carne y habitó entre nosotros.
Una persona ser hecha a imagen y semejanza de nuestro amado Señor Jesucristo, es ser hecha a imagen y semejanza de Dios, porque la imagen de Dios es Cristo en Su cuerpo teofánico, y la semejanza física de Dios es Jesucristo en Su cuerpo de carne.
Y ahora, la semejanza física de Dios ha sido glorificada, Cristo resucitó glorificado; por lo tanto ahora la semejanza física de Dios es el cuerpo glorificado de nuestro amado Señor Jesucristo; y por eso nosotros también tendremos la semejanza física glorificada: porque tendremos un cuerpo glorificado.
Y ahora, vean ustedes cómo “Dios y Su Creación,” tiene el aspecto más elevado de la Creación de Dios, que es la nueva Creación, de hijos e hijas de Dios, de los cuales Cristo es el Primero, Jesucristo, el Hijo de Dios.
Ahora miren, siendo que Cristo dijo que antes que Abraham fuese El era, y dijo también que Abraham lo vio, deseó ver Su día, lo vio y se gozó; eso fue cuando Elohím le apareció con Sus Arcángeles a Abraham el día antes de la destrucción de Sodoma y Gomorra y comió con Abraham, encontramos que era Cristo en Su cuerpo teofánico tomando un cuerpo de carne formado del polvo de la tierra, y visitando a Abraham y comiendo con Abraham.
¿Quién es Jesucristo entonces, nuestro amado Salvador? Jesucristo es nada menos que el Angel de Jehová o Angel del Pacto que libertó al pueblo hebreo, en el cual estaba Dios en toda Su plenitud.
Por eso es que en diferentes ocasiones el Angel de Jehová o el Angel del Pacto fue visto en la forma de una Columna de Fuego o en la forma de un hombre, de un Angel, y por eso era llamado el Angel de Jehová o Angel del Pacto. El Verbo que era con Dios y era Dios, es esa Columna de Fuego que salió de Dios, y es visto también en la forma de un hombre de la sexta dimensión.
Por eso Moisés cuando quiso ver la Gloria de Dios, Dios le dijo que no podía ver Su rostro y vivir, pero que El pasaría delante de El (eso está en Números, capítulo 33, y Números, capítulo 34); pero Dios le dijo: “Yo voy a pasar delante de ti, tú estarás en la hendidura de la roca, de la peña, y yo pondré mi mano sobre ti; y cuando yo haya pasado, porque pasaré delante de ti proclamando el Nombre de Jehová, y luego que haya pasado yo quitaré mi mano de sobre ti, y verás mis espaldas cuando yo haya pasado.” O sea, que iba a ver un hombre pasando, las espaldas de un hombre, ¿por qué? Porque iba a ver el cuerpo teofánico de Dios; y pasó y lo vio.
También Manoa… en el Antiguo Testamento encontramos a Manoa en el libro de los Jueces, en el capítulo 13… capítulo 13, verso 15 en adelante, dice:
“Entonces Manoa dijo al ángel de Jehová: Te ruego nos permitas detenerte, y te prepararemos un cabrito (recuerden que aquí el Angel de Jehová está en cuerpo teofánico, por lo tanto no puede comer).
Y el ángel de Jehová respondió a Manoa: Aunque me detengas, no comeré de tu pan; mas si quieres hacer holocausto, ofrécelo a Jehová. Y no sabía Manoa que aquél fuese ángel de Jehová (no sabía que era el Angel de Jehová, no sabía que era el cuerpo teofánico de Dios).
Entonces dijo Manoa al Angel de Jehová: ¿Cuál es tu nombre, para que cuando se cumpla tu palabra te honremos?
Y el ángel de Jehová respondió: ¿Por qué preguntas por mi nombre, que es admirable?
Y Manoa tomó un cabrito y una ofrenda, y los ofreció sobre una peña a Jehová; y el ángel hizo milagro ante los ojos de Manoa y de su mujer.
Porque aconteció que cuando la llama subía del altar hacia el cielo, el ángel de Jehová subió en la llama del altar ante los ojos de Manoa y de su mujer, los cuales se postraron en tierra.
Y el ángel de Jehová no volvió a aparecer a Manoa ni a su mujer. Entonces conoció Manoa que era el ángel de Jehová.
Y dijo Manoa a su mujer: Ciertamente moriremos, porque a Dios hemos visto.
Y su mujer le respondió: Si Jehová nos quisiera matar, no aceptaría de nuestras manos el holocausto y la ofrenda, ni nos hubiera mostrado todas estas cosas, ni ahora nos habría anunciado esto (o sea, que habrían de tener un niño, el cual se llamaría ‘Sansón.’).”
Para la venida de ese niño Sansón, vean ustedes, el Angel de Jehová le apareció a Manoa. Ese Angel de Jehová es Jesucristo en Su cuerpo teofánico, Su cuerpo angelical, fue el mismo que libertó al pueblo hebreo, fue el mismo que le apareció a Moisés en la zarza ardiente o ardiendo y le habló a Moisés; esa fue la forma en que descendió Dios del Cielo: descendió en Su cuerpo teofánico para libertar al pueblo hebreo; pero vean, aparecía en la forma de una Columna de Fuego, porque Dios hace a Sus Angeles espíritus, y a Sus ministros llama de fuego.
Y ahora, ya estamos viendo que nuestro amado Señor Jesucristo es el Personaje más grande de toda la Biblia y de toda la historia de la raza humana y de toda la historia del universo, porque es nada menos que el Verbo que era con Dios y era Dios, y creó todas las cosas, y es la Luz de los hombres, la Luz de todo hombre que viene a este mundo, y aquella Luz verdadera que alumbra a todo hombre venía a este mundo.
¿Y cómo venía a este mundo el Verbo que era con Dios y era Dios? Venía haciéndose carne, que el Verbo se hizo carne y habitó entre nosotros y lo conocimos por el nombre de Jesús. Muchas personas lo vieron como un hombre común, pero era nada menos que el Angel de Jehová, el Angel del Pacto, hecho hombre en esta dimensión terrenal, para llevar a cabo la Obra de Redención en la Cruz del Calvario, y reconciliar consigo mismo al ser humano; y así llevar a cabo una Nueva Creación, crear hijos e hijas de Dios nacidos de nuevo en el Reino de Dios.
Y ahora, hemos estado viendo quién es Dios.
San Pablo en Primera de Timoteo, capítulo 3, hablándonos de Dios, nos dice quién es Dios y lo que Dios hizo. Dice, primera de Timoteo, capítulo 3, verso 16:
“E indiscutiblemente, grande es el misterio de la piedad:
Dios fue manifestado en carne,
Justificado en el Espíritu,
Visto de los ángeles,
Predicado a los gentiles,
Creído en el mundo,
Recibido arriba en gloria.”
Vean, Dios fue manifestado en carne, Dios fue hecho carne, hecho hombre en medio de la raza humana, y fue conocido por el nombre de Jesús; y así es como vemos la semejanza humana de Dios. La semejanza humana de Dios se llama Jesucristo. La imagen de Dios visible en la sexta dimensión, se llama Jesucristo en Su cuerpo teofánico, es el Angel de Jehová o Angel del Pacto conocido en el Antiguo Testamento, y en la séptima dimensión: Dios.
Así que, El es Rey de reyes y Señor de señores, El es Dios en la séptima dimensión, El es Rey en la séptima dimensión, El es Rey en la sexta dimensión, y El es Rey en esta dimensión terrenal para el glorioso Reino Milenial. El es Rey de reyes y Señor de señores, Rey-Dios, Rey-Teofanía, Rey-Jesús en carne humana.
Y ahora, estamos viendo quién es Dios y estamos viendo también Su Creación.
Ahora, El creó los Cielos y la Tierra. Toda la Creación Divina le pertenece a Dios, El es Su Dueño.
Ahora, ¿cómo comenzó la Creación? ¿Cuál es el Principio de la Creación? El Principio de la Creación es un hombre llamado el Verbo que era con Dios y era Dios, este era en el principio con Dios, por El fueron hechas todas las cosas.
Y ahora, en Apocalipsis, capítulo 3, verso 14, dice: “El principio de la Creación de Dios.” Y ese es Jesucristo nuestro Salvador, El es el principio de la Creación de Dios. Antes de Dios crear, lo primero fue Jesucristo, vino a creación, El salió de Dios y vino a ser esa Columna de Fuego en donde y de donde surge el cuerpo teofánico o angelical de Dios. Para comenzar la Creación de Dios surgió una Luz, esa Luz, y de ahí surgió un cuerpo teofánico, y así comienza la Creación de Dios; por eso El es el Principio de la Creación de Dios.
La ciencia está buscando el principio de la Creación, qué fue lo primero, y lo primero fue un hombre llamado el Angel de Jehová o Angel del Pacto, que es Jesucristo en Su cuerpo teofánico, ese es el Principio de la Creación de Dios; y luego de ahí vino el resto de la Creación, desde ahí Dios manifestado creó los Cielos y la Tierra. Ahí tenemos el origen de la Creación.
Ahora, Dios le ha dado libre albedrío al ser humano, porque el ser humano fue creado a imagen y semejanza de Dios, es lo más grande de la Creación. Por eso Jesucristo es lo más grande que hay: porque El es el Principio, el comienzo de la Creación de Dios. El Dios Todopoderoso que tuvo Su Programa de Creación, El mismo estaba incluido en Su propia Creación; El no se quedó fuera de ese Programa, sino que El se incluyó en ese Programa para El tener un cuerpo teofánico y tener un cuerpo físico glorificado; y también todos los hijos que El tendría, El los crearía a Su imagen (cuerpo teofánico, cuerpo angelical) y a Su semejanza (cuerpo glorificado).
Por eso es que en el Programa de Jesucristo está llevar al ser humano a la perfección, llevar nuestras almas a la perfección, colocándonos en un cuerpo perfecto teofánico y un cuerpo perfecto, físico y glorificado, para todos ser iguales a Dios, iguales a Dios, Dios con Su cuerpo teofánico, el cual es el Angel del Pacto, el Angel de Jehová, el cual es Cristo en Su cuerpo teofánico, cuerpo angelical, y ser a semejanza de Dios el cual es Cristo en Su cuerpo de carne, pero glorificado. Así es que serán todos los hijos e hijas de Dios.
Y todos cuando estemos con el cuerpo físico glorificado y veamos a Jesucristo en Su cuerpo glorificado, estaremos viendo a Dios en Su cuerpo glorificado, y Dios estará viendo a Sus hijos en cuerpos glorificados también.
¿Que vamos a tener un cuerpo como el cuerpo glorificado de Dios? Claro que sí. ¿No es eso lo mismo que ocurre en la familia, cuando se casa una pareja y se reproduce? ¿En la reproducción qué obtiene? Pues hijos e hijas a la semejanza de esa pareja que se casó, a imagen y semejanza, con espíritu y cuerpo, espíritu que es cuerpo espiritual, y cuerpo físico también. No se casa una pareja para reproducirse en vacas o en caballos, en animales, sino en seres humanos.
Y Dios no está reproduciéndose para tener hijos animales, sino hijos a Su imagen y semejanza. En la reproducción de Dios por medio de Jesucristo, Dios obtiene hijos e hijas a Su imagen y a Su semejanza; a Su imagen con cuerpos teofánicos angelicales, y a Su semejanza cuerpos físicos glorificados; primero recibimos la imagen, o sea, el cuerpo teofánico al nacer de nuevo y obtener el espíritu teofánico, cuerpo teofánico de la sexta dimensión, y luego obtendremos el cuerpo físico y glorificado, cuando Cristo resucite a los muertos creyentes en El en cuerpos glorificados y nos transforme a nosotros, entonces tendremos un cuerpo glorificado jovencito, representando de 18 a 21 años de edad. También los niños serán transformados (los niños creyentes) y tendrán el cuerpo glorificado también.
Ahora, podemos ver a Dios y Su Creación desde el aspecto de Dios y Sus hijos e hijas. También toda la Creación le pertenece a Dios; pero lo más grande de toda la Creación es Dios y Sus hijos, es Jesucristo y Sus hijos, eso es lo más grande de toda la Creación de Dios.
Ahora, Dios le ha dado libre albedrío al ser humano, ¿por qué? Porque creó al ser humano a Su imagen y a Su semejanza. Adán no esperó la Adopción; el Segundo Adán si esperó la Adopción, y fue adoptado y fue glorificado.
Con la Adopción viene la glorificación, y entonces ya no hay lugar a pecado, ni enfermedades ni a problemas en la vida. Pero Adán y Eva no esperaron, por lo tanto no fueron adoptados, cayeron de la bendición de Dios y vinieron a ser mortales.
Ahora, con la Adopción que hemos de recibir, seremos inmortales físicamente también; porque la Adopción del cuerpo, la Redención del cuerpo es nuestra transformación, donde obtendremos el cuerpo eterno, inmortal, incorruptible y glorificado, y entonces en ese cuerpo seremos inmortales. Pero mientras llega ese cuerpo, tenemos este temporal, corruptible y mortal.
Cuidemos nuestro cuerpo físico, no lo dañemos con cosas que afectan al cuerpo físico o a la mente humana. Mantengamos alimentando nuestra alma y nuestro espíritu y nuestro cuerpo correctamente, sin colocar cosas nocivas al cuerpo físico, o al alma o al espíritu.
Demos siempre la Palabra a nuestra alma y a nuestro espíritu, y demos el alimento físico correcto a nuestro cuerpo también, para que nos dure hasta que seamos transformados; porque El no nos dará otro cuerpo físico mortal; el que El ha prometido, el próximo, es inmortal. Por lo tanto cuide bien ese cuerpo que usted tiene, yo también cuidaré el mío, para que nos dure hasta que venga el nuevo cuerpo.
Pablo decía: “Yo quiero estar ante la presencia de Dios, de Cristo, pero prefiero permanecer aquí, y no partir, no ser desvestido.” Recuerden que el cuerpo teofánico, el cuerpo espiritual (que es el espíritu) y el cuerpo físico son dos cuerpos; uno de otra dimensión (el espíritu), y este de esta dimensión; y estos dos cuerpos son dos vestiduras que tenemos. Así como tenemos – como yo tengo esta vestidura aquí y tengo esta otra acá [Nota – El Hno. William toca primero su traje y luego su camisa], tenemos dos vestiduras también: el espíritu es una vestidura, un cuerpo, y el cuerpo físico es otra vestidura.
Y ahora, nuestra alma es la que está vestida con esas dos vestiduras. Pero la promesa es que para los escogidos de Dios, Cristo le da una nueva vestidura blanca, que es el cuerpo teofánico, y le da otra vestidura que es el cuerpo físico, eterno, inmortal, incorruptible que El ha prometido para nosotros. Por eso es que la Escritura nos enseña a lavar nuestras vestiduras ¿dónde? En la Sangre del Cordero, para tener una vestidura blanca, un cuerpo teofánico y un cuerpo glorificado eterno.
Y ahora, encontramos que Dios y Su Creación es lo más importante que hay. No hay nada más importante que Dios y Su Creación, y de la Creación de Dios lo más importante es Cristo y Su Iglesia. No hay nada más importante de toda la Creación de Dios: Cristo y Su Iglesia; y Cristo y Su Iglesia es Dios en Cristo con Sus hijos, es nuestro Padre Celestial con todos Sus hijos, Dios y Su Familia, hijos e hijas de Dios con Su Padre Celestial.
En Dios está el misterio más grande, pero el misterio de Dios es conocido por medio de la manifestación de Dios. Para conocer el misterio de Dios, pues hay que conocer el misterio de Cristo y de Su Iglesia, por cuanto los miembros de la Iglesia de Jesucristo son a imagen de Jesucristo, y pronto en lo físico serán a Su semejanza también, con cuerpos físicos, eternos, inmortales y glorificados; y entonces Cristo con Su Iglesia, con esos redimidos gobernará, sentado sobre el Trono de David gobernará sobre el pueblo hebreo y sobre todas las naciones.
Los redimidos por Cristo son Su Gabinete; y así como en un gobierno hay un gabinete y en ese gabinete hay personas que tienen diferentes posiciones, así también es en el Reino de nuestro amado Señor Jesucristo. Y para ese Reino Cristo tiene posiciones muy importantes para ciertas personas que estarían en Su Iglesia, en diferentes etapas de Su Iglesia: para los Apóstoles tiene las posiciones de doce tronos, donde se sentarán para juzgar a las doce tribus de Israel, y doce tronos más (porque son veinticuatro tronos), los otros doce tronos pertenecen a los doce patriarcas.
Y también dice en Apocalipsis, capítulo 20, verso 4 en adelante (y esto es para el Reino Milenial):
“Y vi tronos, y se sentaron sobre ellos los que recibieron facultad de juzgar (vean, desde esos tronos va a dictarse juicio. Dice San Pablo: ‘¿No saben ustedes que los santos juzgarán al mundo, y aun a los ángeles?’); y vi las almas de los decapitados por causa del testimonio de Jesús y por la palabra de Dios, los que no habían adorado a la bestia ni a su imagen, y que no recibieron la marca en sus frentes ni en sus manos; y vivieron y reinaron con Cristo mil años.
Pero los otros muertos no volvieron a vivir hasta que se cumplieron mil años. Esta es la primera resurrección.
Bienaventurado y santo el que tiene parte en la primera resurrección; la segunda muerte no tiene potestad sobre éstos, sino que serán sacerdotes de Dios y de Cristo, y reinarán con él mil años.”
Ahora, serán Sacerdotes de Cristo y reinarán con El, porque son Reyes y Sacerdotes y Jueces también; es un pueblo de Reyes, Sacerdotes y Jueces, lo cual se reflejó en medio del pueblo hebreo, cuando Dios le dijo a Moisés, para que se lo comunicara al pueblo hebreo, le dijo en el capítulo 19, verso 4 al 6 del Exodo:
“Vosotros visteis lo que hice a los egipcios, y cómo os tomé sobre alas de águilas, y os he traído a mí.
Ahora, pues, si diereis oído a mi voz, y guardareis mi pacto, vosotros seréis mi especial tesoro sobre todos los pueblos; porque mía es toda la tierra.
Y vosotros me seréis un reino de sacerdotes, y gente santa. Estas son las palabras que dirás a los hijos de Israel.”
Y ahora, en el Apocalipsis dice de estas personas, que son bienaventurados. “Bienaventurado y santo.” ¿Por qué? Porque pertenece a este pueblo santo redimido por la Sangre de nuestro amado Señor Jesucristo. Es el pueblo Celestial de Dios, el Israel Celestial de Dios redimido por la Sangre de Cristo, es un pueblo santo:
“Bienaventurado y santo el que tiene parte en la primera resurrección (porque en la primera resurrección obtiene el cuerpo inmortal, incorruptible y glorificado, igual al cuerpo glorificado de Cristo nuestro Salvador); la segunda muerte no tiene potestad sobre éstos, sino que serán sacerdotes de Dios y de Cristo, y reinarán con él mil años.”
Ahora, podemos ver que hay una posición importante en el Reino de Dios, para estar en el Reino Milenial de Cristo, reinando con El como Reyes, Sacerdotes y Jueces. Y en esas posiciones habrán unas más altas que otras; como en medio del pueblo hebreo, vean ustedes, Dios dijo que sería un pueblo de sacerdotes. Pero estaban los levitas que ministraban, estaba el pueblo que recibía los beneficios, estaban los sacerdotes, que ya eran de una posición más alta que los levitas, que el resto de los levitas, y luego estaba la posición del sumo sacerdote.
Y en el Reino de Cristo hay posiciones muy importantes, las cuales corresponden a los Apóstoles que se sentarán sobre doce tronos, a los patriarcas que se sentarán sobre los otros doce tronos, y a los Angeles Mensajeros que también se sentarán sobre tronos, y al que se sentará con Cristo en Su Trono, que tendrá la mejor parte en ese Reino. Y todos los escogidos de Dios como Reyes y Sacerdotes en el Gabinete de Cristo, ese Gabinete de Gobierno de Cristo, estaremos disfrutando las bendiciones más grandes de ese Reino; porque le pertenecen las bendiciones más grandes a Cristo y a Su Iglesia, a Cristo y Su Gabinete, al Rey de reyes con los Reyes, Sacerdotes y Jueces.
Por lo tanto Cristo con Su Iglesia juzgará, reinará y también ministrará, o sea, que tenemos ahí los tres poderes que corresponden a un reino: el poder gubernamental, el poder jurídico, y también ahí tenemos el poder religioso, el poder sacerdotal. Y Cristo gobernará por mil años y tendrá un Reino de bendición, de amor, de paz, de armonía, de felicidad y de prosperidad, para la raza humana que vivirá en ese Reino Milenial; pues entrarán millones de seres humanos que están viviendo en la actualidad, e hijos también de gente que están viviendo en la actualidad, porque ya está muy cerca el comienzo de ese Reino en este planeta Tierra.
Luego de la gran tribulación vendrá ese Reino, antes de la gran tribulación se habrá completado el número de los escogidos de Dios en el Reino de Dios, y seremos transformados y llevados con Cristo a la Cena de las Bodas del Cordero.
Mientras la Tierra estará pasando por la gran tribulación nosotros estaremos en el Cielo, en la Casa de nuestro Padre Celestial, en la séptima dimensión, disfrutando de esa Gran fiesta llamada la Cena de las Bodas del Cordero, y estaremos en cuerpos eternos y glorificados e inmortales, y por eso podremos ir con Cristo a la Cena de las Bodas del Cordero: porque estaremos con las vestiduras de boda: la espiritual (cuerpo teofánico) y la física (el cuerpo glorificado).
Por lo tanto tendremos un cuerpo glorificado que será inter-dimencional, podremos pasar de esta dimensión a cualquier otra dimensión sin necesidad de equipos humanos, sin necesidad de la tecnología electrónica, la tecnología mecánica, la tecnología científica; ninguna de esas tecnologías será usada, porque nuestro cuerpo será glorificado, igual al cuerpo de nuestro amado Señor Jesucristo. Por lo tanto podremos viajar a la velocidad del pensamiento o aun más rápido.
El mismo tiempo que usted tarda en pensar en venir de donde usted está hasta donde yo estoy, es el mismo tiempo que usted tarda en pensar en ir de aquí a Júpiter o a Saturno. ¿Ven? Porque no hay, no hay limitaciones, y ya está fuera de tiempo y ya está en eternidad.
Ahora, ese es el Programa de Dios y Su Creación.
Hemos visto quién es Dios: es nuestro amado Señor Jesucristo en el cual estaba Dios en toda Su plenitud manifestado. Jesús era el velo de carne donde estaba Dios, por eso El decía: “El Padre que mora en mí.” Así como usted está en su velo de carne, y por eso usted dice que usted y su cuerpo son la misma persona, es que en usted está su alma; su alma es lo que en realidad es usted.
Y ahora, el Verbo que era con Dios y era Dios se hizo hombre y habitó en medio de la raza humana y lo conocimos por el nombre de Jesús. Ese es nuestro amado Salvador, es nada menos que el Verbo hecho carne. “Y el Verbo era con Dios y era Dios.”
En palabras más claras: el Verbo (el cuerpo teofánico de Dios) que era con Dios y era Dios, porque Dios estaba en ese cuerpo teofánico, se hizo carne, se vistió de un cuerpo de carne y habitó en medio de la raza humana para llevar a cabo la Obra de Redención, y reconciliar al ser humano consigo mismo.
Dios por medio de Cristo, por medio de esa manifestación en Su cuerpo de carne, ha realizado la Obra de Reconciliación para el ser humano, para que la bendición de Dios venga al ser humano y el juicio de Dios sea quitado, y así estar en la Casa de Dios, en la Nueva Creación como hijos e hijas de Dios.
El misterio grande, vean ustedes, es Dios y Su Creación.
Y ahora, en la Escritura nos dice en Apocalipsis, capítulo 10, verso 7:
“Sino que en los días de la voz del séptimo ángel, cuando él comience a tocar la trompeta, el misterio de Dios se consumará, como él lo anunció a sus siervos los profetas.”
El misterio de Dios en Cristo ha sido abierto, ha sido revelado y sabemos que es Dios hecho carne, hecho hombre en la persona de Jesús, Dios visitando a Su pueblo Israel, el cual le rechazó, ese es Emanuel —Dios con nosotros.— Y luego del Día de Pentecostés en adelante es Cristo en Su Iglesia. El misterio de Dios es Jesucristo, es Cristo, Dios en Cristo.
Y ahora, el misterio de Cristo, es Cristo en Su Iglesia de edad en edad manifestado a través del Mensajero de cada edad, a través del Siervo fiel y prudente que El ha colocado en Su Iglesia, para darles el Alimento a tiempo en la edad en que Cristo ha enviado a cada uno de esos Mensajeros. Y para el Día Postrero Cristo en Su Iglesia, en medio de Su Iglesia manifestado en Su Angel Mensajero.
Ese es el misterio de Cristo en Su Iglesia de etapa en etapa: Jesucristo en Espíritu Santo manifestado por medio del Mensajero de cada edad.
Y el misterio de Cristo en cada creyente, es el bautismo del Espíritu Santo, en donde la persona obtiene el nuevo nacimiento y obtiene el cuerpo teofánico de la sexta dimensión.
Vean ustedes cómo el mismo Programa que Dios lleva a cabo consigo mismo, es el mismo Programa que lleva a cabo con Su Iglesia y lleva a cabo con cada persona que tiene su nombre escrito en el Cielo, en el Libro de la Vida del Cordero, y es el mismo Programa que lleva a cabo con el planeta Tierra y con el universo completo.
Ahora, en el misterio de Dios hay cosas que todavía no han sido abiertas pero que pronto serán abiertas. Por ejemplo tenemos en el misterio de Dios: cómo surgió Lucero, el diablo. Ya hemos visto cómo surgió Jesús, pero algún día veremos cómo surgió el maligno y porqué todavía no ha sido destruido, porqué todavía está molestando a los hijos e hijas de Dios y al mundo entero.
Eso es un misterio, así como el misterio – como Cristo es un misterio, también Lucero, el diablo, es un misterio; pero algún día les estaré hablando más abiertamente de ese misterio del diablo, de Lucero, y los estaré llevando hasta el tiempo en donde surgió Lucero; así como viajamos al tiempo en donde surgió Cristo en Su cuerpo teofánico.
Ese misterio de Cristo es el misterio del mismo Dios, del cual sale una Luz, la Columna de Fuego, el Logos que salió de Dios, y de ahí es que aparece el cuerpo teofánico, cuerpo angelical de Dios, llamado el Angel de Jehová o Angel del Pacto, y en El está toda la Creación, en Cristo está toda la Creación. Dice San Pablo en Colosenses capítulo 1, versos 12 en adelante:
“Con gozo dando gracias al Padre que nos hizo aptos para participar de la herencia de los santos en luz;
el cual nos ha librado de la potestad de las tinieblas, y trasladado al reino de su amado Hijo,
en quien tenemos redención por su sangre, el perdón de pecados.
El (o sea, Cristo). El es la imagen del Dios invisible.”
Cristo es la imagen del Dios invisible en la sexta dimensión, y esa imagen del Dios invisible en la sexta dimensión es el Angel del Pacto o Angel de Jehová; y la imagen o semejanza del Dios invisible en esta dimensión terrenal, es Jesucristo en Su cuerpo físico nacido en Belén de Judea; pero ahora tiene el cuerpo glorificado, ese cuerpo glorificado es la semejanza visible de Dios, el cual está sentado en el Trono de Dios en el Cielo.
“Porque en él fueron creadas todas las cosas, las que hay en los cielos y las que hay en la tierra, visibles e invisibles; sean tronos, sean dominios, sean principados, sean potestades; todo fue creado por medio de él y para él.
Y él es antes de todas las cosas (antes de todas las cosas es El, Jesucristo), y todas las cosas en él subsisten;
y él es la cabeza del cuerpo que es la iglesia, él que es el principio, el primogénito de entre los muertos, para que en todo tenga la preeminencia;
por cuanto agradó al Padre que en él habitase toda plenitud,
y por medio de él reconciliar consigo todas las cosas, así las que están en la tierra como las que están en los cielos, haciendo la paz mediante la sangre de su cruz.”
Vean: “porque en El fueron creadas todas la cosas.”
Es como el cuerpo suyo y el mío, ¿dónde estaba? En nuestro padre terrenal y en nuestra madre; con la unión de nuestros padres terrenales, se unió un espermatozoide y un óvulo, y se formó nuestro cuerpo terrenal; porque ahí, en eso tan microscópico, estaban nuestras orejas, nuestros ojos, nuestro cabello, nuestra nariz, nuestra boca, nuestros dientes, nuestros brazos, nuestros píes, todo nuestro ser, todo nuestro ser físico por dentro y por fuera; todo estaba allí en nuestros padres en forma microscópica.
Y en Cristo estaba toda la Creación; antes de ser llevada a cabo la Creación, todo estaba en Cristo, en Cristo en Su cuerpo teofánico estaba toda la Creación, por eso por medio de El fueron creadas todas las cosas, ¿y para quién? Para El.
Lucero, el diablo ha tratado de apoderarse de lo que no es de él, ha tratado de apoderarse de la Creación de Dios.
Hablaremos en otra ocasión de ese misterio de Lucero, el diablo, y de su comienzo y de su final, y de lo que hay entre su comienzo y su final, que es lo que ha estado viviendo la Creación desde que él surgió hasta que él llegue a su final y desaparezca en el lago de fuego.
Ahora, viendo a Dios y Su Creación, nos llenamos de fe y de esperanza, sabiendo que estábamos en Jesucristo nuestro Salvador; por lo tanto estamos, nuestra alma está en la Creación original, y la Creación original es Jesucristo nuestro Salvador. El es el Principio de la Creación de Dios, El es el Principio de la Creación de Dios, que es Su Iglesia, esa Nueva Creación, El es el Principio de la Creación de Dios en la sexta dimensión, y es el Principio de la Creación de Dios en esta dimensión.
El Principio de la Creación de Dios, lo cual es en la sexta dimensión el cuerpo teofánico, y el Principio de la Creación de Dios en esta dimensión lo cual es el cuerpo físico de Jesucristo, el cual ya está glorificado. Esta Creación de Dios es para ser glorificada; así como Cristo fue glorificado nosotros seremos glorificados también, porque Romanos, capítulo 8, nos dice:
“Porque todos los que son guiados por el espíritu de Dios, éstos son hijos de Dios.
Pues no habéis recibido el espíritu de esclavitud para estar otra vez en temor, sino que habéis recibido el espíritu de adopción, por el cual clamamos: ¡Abba, Padre! (Abba significa: ‘Padre.’).
El Espíritu mismo da testimonio a nuestro espíritu, de que somos hijos de Dios.
Y si hijos, también herederos; herederos de Dios y coherederos con Cristo, si es que padecemos juntamente con él, para que juntamente con él seamos glorificados (¿ven?, seremos glorificados juntamente con Jesucristo).” [Romanos 8:14 – Editor]
Ahora, en la mente de Dios conforme al Programa de Dios, ya todo esto está programado por Dios, y El lo que está haciendo es materializando todo Su Programa; eso nos hace sentir seguros al estar conscientes de que somos hijos e hijas de Dios, y que estamos en un Programa, el cual está en proceso, hasta que lleguemos a la perfección, hasta que lleguemos a ser inmortales físicamente.
“Pues tengo por cierto que las aflicciones del tiempo presente no son comparables con la gloria venidera que en nosotros ha de manifestarse.”
Lo que sufrimos estando en estos cuerpos mortales, no es comparable con la gloria venidera que tendremos en el cuerpo glorificado que hemos de recibir.
“Porque el anhelo ardiente de la creación es el aguardar la manifestación de los hijos de Dios.”
Esa manifestación de los hijos de Dios en cuerpos eternos, inmortales y glorificados; y cuando estemos manifestados, ya no en cuerpos mortales sino en cuerpos inmortales, entonces estaremos libertados físicamente también, y luego la Creación entrará a esa etapa más adelante, de Su liberación física también.
“Porque la creación fue sujetada a vanidad, no por su propia voluntad, sino por causa del que la sujetó en esperanza;
porque también la creación misma será libertada de la esclavitud de corrupción, a la libertad gloriosa de los hijos de Dios (o sea, que la Creación será libertada, y no habrá muerte ni para los animales ni para los árboles, sino que vivirán eternamente).
Porque sabemos que toda la creación gime a una, y a una está con dolores de parto hasta ahora;
y no sólo ella, sino que también nosotros mismos, que tenemos las primicias del Espíritu (o sea, que tenemos el bautismo del Espíritu Santo, que tenemos el cuerpo teofánico de la sexta dimensión), nosotros también gemimos dentro de nosotros mismos, esperando la adopción, la redención de nuestro cuerpo.”
Esperando la Adopción, o sea, la Redención de nuestro cuerpo, que es la transformación de nuestro cuerpo, en donde obtendremos el cuerpo glorificado; y los muertos en Cristo están esperando su Adopción, que será la resurrección de ellos en cuerpos eternos, inmortales y glorificados, y jovencitos para toda la eternidad.
“Porque en esperanza fuimos salvos; pero la esperanza que se ve, no es esperanza; porque lo que alguno ve, ¿a qué esperarlo?
Pero si esperamos lo que no vemos, con paciencia lo aguardamos.
Y de igual manera el Espíritu nos ayuda en nuestra debilidad; pues qué hemos de pedir como conviene, no lo sabemos, pero el Espíritu mismo intercede por nosotros con gemidos indecibles.
Mas el que escudriña los corazones sabe cuál es la intención del Espíritu, porque conforme a la voluntad de Dios intercede por los santos.
Y sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien, esto es, a los que conforme a su propósito son llamados.”
El propósito divino de salvación para obtener el cuerpo teofánico de la sexta dimensión, y el cuerpo glorificado, inmortal, incorruptible que El ha prometido para todos nosotros, para ser a imagen y semejanza de Jesucristo nuestro Salvador.
“Porque a los que antes conoció, también los predestinó (o sea, que no es una cosa que Dios está haciendo para ver si sale bien o no sale bien, es una cosa que ya Dios planificó y lo predestinó en esa forma; por lo tanto a los que antes conoció, también los predestinó) para que fuesen hechos conformes a la imagen de su Hijo (¿para qué hemos sido predestinados? Para ser conforme a la imagen de Jesucristo), para que él sea el primogénito entre muchos hermanos (para El ser el mayor de todos, nuestro hermano mayor).
Y a los que predestinó, a éstos también llamó…”
Vean, lo que Dios desde antes de la fundación del mundo programó, predestinó, luego lo pone en acción para materializarlo, y entonces llama a esas personas que están predestinadas desde antes de la fundación del mundo para ser a imagen y semejanza del Señor Jesucristo. Esas personas tienen sus nombres escritos en el Cielo, en el Libro de la Vida del Cordero, que es el Libro sellado con Siete Sellos en la diestra de Dios, la diestra del que está sentado en el Trono en Apocalipsis, capítulo 5, verso 1 en adelante:
“…y a los que llamó, a éstos también justificó…”
Cuando una persona es justificada, queda como si nunca en la vida hubiese pecado, queda justificada ante Dios como si nunca hubiese pecado; porque Cristo por medio de Su Obra de Redención en la Cruz del Calvario, lleva a cabo nuestra Redención, y El nos llama, nos justifica, nos santifica y nos llena de Su Espíritu Santo, y produce así el nuevo nacimiento en nosotros.
“…y a los que justificó, a éstos también glorificó.”
Vean que es un Programa ya determinado por Dios. En nuestro cuerpo teofánico hemos recibido glorificación, porque es un cuerpo teofánico glorificado; pero tendremos también una glorificación física, cuando recibamos el cuerpo físico, inmortal, incorruptible y glorificado, igual al cuerpo de Jesucristo nuestro Salvador, y ahí entonces seremos glorificados; eso es la transformación para nosotros, en donde obtendremos el cuerpo eterno y glorificado.
“¿Qué, pues, diremos a esto? Si Dios es por nosotros, ¿quién contra nosotros?”
Nadie podrá impedir que Dios cumpla este Programa en favor de cada uno de ustedes y también de mí. El nos predestinó, por lo tanto El nos ha llamado para entrar a Su Programa de la Nueva Creación en donde seremos transformados físicamente, pero primero somos transformados interiormente. Con el nuevo nacimiento se obtiene esa transformación interior, en donde obtenemos el Espíritu Santo y obtenemos el cuerpo teofánico de la sexta dimensión; y estamos esperando la glorificación física que será nuestra transformación, en donde obtendremos, recibiremos el cuerpo eterno, inmortal, incorruptible y glorificado que Dios pensó y diseñó para cada uno de ustedes y para mí también.
Esta estadía en esta Tierra en estos cuerpos mortales, es una experiencia única por la cual estamos pasando, para que sirvamos a Dios, para que nosotros nos hagamos presentes en el Programa de Cristo, de Redención, y en donde nosotros confirmemos nuestro lugar en la Vida eterna.
Así como se confirma un boleto para viajar, nosotros confirmamos nuestro lugar en la Vida eterna, nuestro boleto en la Vida eterna, para vivir y viajar en la eternidad con Cristo nuestro Salvador. Nuestro viaje es a la eternidad con Cristo nuestro amado Salvador.
Así que, nadie podrá impedir que todo este Programa se lleve a cabo: “Si Dios con nosotros, ¿quién contra nosotros?” Si Dios, que es el Gigante del universo completo, está con nosotros, Lucero, el diablo es un enanito tan pequeño, que aunque trate de impedir ese Programa Divino, no podrá; él siempre ha tratado, pero no podrá impedir que nosotros lleguemos a ser a imagen y semejanza de nuestro amado Señor Jesucristo, ya eso está pensado, programado y predestinado por Dios para que sea en esa forma.
Por lo tanto nosotros estamos del lado victorioso, estamos del lado de Dios y en el Programa de Dios, para obtener la gran victoria en el Amor Divino, y obtener nuestra transformación en este tiempo final. Cristo prometió la resurrección de los muertos en Cristo para el Día Postrero, y el Día Postrero delante de Dios es el Tercer Milenio de Cristo hacia acá o Séptimo Milenio de Adán hacia acá.
Y ya desde el primero de enero, conforme al calendario gregoriano que se usa entre los gentiles (en la mayor parte de los países gentiles), entramos en enero primero de este año 2001, entramos al primer año del Tercer Milenio de Cristo hacia acá y del Séptimo Milenio de Adán hacia acá.
Por lo tanto, en algún año de este nuevo milenio, Cristo resucitará a los muertos creyentes en El y nos transformará a nosotros los que vivimos. No sabemos en qué año, pero sabemos que será en alguno de los años de este nuevo milenio, y por consiguiente tiene que ser en el primer siglo del milenio que ha comenzado.
Así como todo el Programa de Redención que Cristo llevó a cabo en Su Primera Venida, se realizó en el primer siglo del milenio quinto, el cual comenzó cuando Jesús tenía de cuatro a diez años de edad, y se llevó a cabo en la primera mitad del primer siglo.
Y en la primera mitad del siglo que hemos comenzado, debe llevarse a cabo todo ese Programa que falta por llevarse a cabo, en donde los muertos en Cristo resucitarán en cuerpos eternos y nosotros seremos transformados.
Así que, yo no espero la muerte sino la transformación de mi cuerpo; y si después que esté transformado sucede algo, resucitaré. Así que no hay ningún problema.
Ahora, estamos esperando nuestra Adopción, que es la transformación de nuestro cuerpo físico. Yo estoy esperando mi Adopción, y estoy esperando la Adopción de la Edad nuestra, la Edad de la Piedra Angular, y estoy esperando la Adopción de cada miembro de nuestra edad.
Ahora, si alguno se va antes, no hay ningún problema, va al Paraíso a vivir en Su cuerpo teofánico, y tendrá la experiencia de vivir en el cuerpo teofánico antes de vivir en el cuerpo físico y eterno; pero eso será un grupo pequeño de nuestra edad, para ser testigos luego de la resurrección.
En estos días partió una de nuestras hermanas también, pero ella regresará en el cuerpo nuevo y glorificado, y algunas hermanas y hermanos nuestros han partido, pero ellos regresarán jovencitos; por lo tanto no estamos esperando que nuestros familiares que han partido regresen ancianitos, sino jovencitos, más jovencitos que sus hijos; pero cuando los veamos seremos transformados.
Así que la muerte para nosotros es solamente un cambio de dimensión, de esta dimensión a otra dimensión, para vivir en el cuerpo teofánico una temporada, en lo que ocurre la resurrección y la transformación de los que están vivos, y en lo que Cristo termina Su Obra de Intercesión en el Cielo.
Así que la muerte para nosotros, no es un monstruo o un terror para nosotros, sino que es la terminación de los días en el cuerpo terrenal, pero la vida continúa en el cuerpo teofánico; pero la mayoría de los escogidos de Dios de nuestro tiempo, permanecerán vivos para obtener la transformación.
Que Dios nos ayude y nos fortalezca para que todos (o casi todos) los que aquí están presentes y los que están a través de Internet, permanezcan vivos hasta nuestra transformación. Pero si Dios ha determinado que algunos deben irse antes para ser testigos, pues que sea Dios el que determine y que obre con los que El haya escogido para ese propósito. No le diremos a Dios que no lo haga, sino que nos consuele en nuestras almas, dándonos claridad para entender que ellos regresarán para estar con nosotros nuevamente.
Ahora, mientras vivimos en este cuerpo, servimos a Cristo con toda nuestra alma, trabajamos en Su Reino; porque cualquier persona puede tener el mejor trabajo en este mundo, pero con todo y eso, ese trabajo no será un trabajo donde almacene tesoros en el Cielo; pero si usa de lo que le provee ese trabajo para trabajar en la Obra y contribuir, pues está almacenando tesoros en el Cielo, le sirve de instrumento su trabajo o su profesión.
Pero cuando una persona, aunque sea pobre, trabaja en el Reino de Cristo, en el Reino de los Cielos, trabaja en Su Iglesia, no importa lo insignificante de lo que haga, está trabajando en el Reino de los Cielos y por consiguiente está almacenando tesoros en el Cielo. O sea, que para almacenar tesoros en el Cielo no hay que ser ricos en esta Tierra, lo que hay es que trabajar en la Obra de Cristo con lo que Cristo nos ha dado: talentos y cosas físicas también, que El nos haya dado, y bendiciones que El nos haya dado.
Así que, en el Reino de Cristo podemos ver que todos tenemos la misma oportunidad de trabajar, para hacer tesoros en el Reino de Cristo nuestro Salvador.
Todo esto está en el Programa de Dios y Su Creación, y cada uno de ustedes están en este Programa de Dios y Su Creación. Por eso estamos nosotros en esta ocasión aquí presentes, escuchando la Palabra de nuestro amado Señor Jesucristo para nuestro tiempo.
En el Programa de Dios y Su Creación, nos encontramos en la Edad de la Piedra Angular, en donde se está entrelazando una nueva dispensación: la Dispensación del Reino con la Dispensación de la Gracia, y donde se está entrelazando el Mensaje de la Dispensación del Reino con el Mensaje de la Dispensación de la Gracia, y donde se está entrelazando el Mensaje de la Edad de la Piedra Angular con el Mensaje de la séptima edad de la Iglesia.
El Mensaje del séptimo Angel Mensajero… vean, se está entrelazando el Mensaje de la Edad de la Piedra Angular y del Mensajero de la Edad de la Piedra Angular, con el Mensaje del séptimo Angel Mensajero de la séptima edad de la Iglesia gentil, el cual fue el Rvdo. William Branham.
Por eso ustedes encontrarán que en el Mensaje para la Edad de la Piedra Angular, ustedes encontrarán que se da a conocer lo que Dios dijo por medio del Rvdo. William Branham, como también se da a conocer lo que Dios dijo por medio de San Pablo, de San Pedro, de los demás Apóstoles, y por medio de nuestro amado Señor Jesucristo también, y también lo que Dios dijo por medio de los profetas del Antiguo Testamento; pero que se da a conocer que una nueva dispensación se está entrelazando, con un nuevo Mensaje dispensacional, que es el Mensaje del Evangelio del Reino.
Así que, en el Programa de Dios y Su Creación, podemos ver claramente dónde nos encontramos, y la Edad de la Piedra Angular corresponde al Oeste, que es el continente americano; la séptima edad corresponde al Oeste también, al continente Americano, a la parte Norte del continente Americano, y la Edad de la Piedra Angular corresponde al continente Americano también, a la parte de Centroamérica, Suramérica y el Caribe, y de ahí se extiende para el mundo entero y para el pueblo hebreo.
Ahí es el llamado: en la Edad de la Piedra Angular, en el Oeste del planeta Tierra, es el llamado de Cristo para entrar al Cuerpo Místico de nuestro amado Señor Jesucristo, y Su Voz se extiende para muchas otras naciones y continentes, hasta el pueblo hebreo, donde serán llamados ciento cuarenta y cuatro mil hebreos; ellos también están en el Programa de Dios y Su Creación.
Ahora, hemos visto a DIOS Y SU CREACION.
Nosotros somos la parte de la Creación de Dios más importante con nuestro amado Señor Jesucristo, creados en Cristo Jesús, Señor nuestro; y eso es lo que vale, no la circuncisión o la incircuncisión sino la Nueva Creación, que es la nueva criatura en Cristo Jesús, Señor nuestro. Y eso es Dios y Su Creación.
Hemos visto a Dios y Su Creación en la fase o nivel más alto en que pueda ser vista. Se habla de los Angeles, ese es un nivel muy alto, pero el nivel más alto es el nivel de Cristo y Su Iglesia.
Ahora, podemos ver a Dios y Su Creación, y el misterio que está envuelto en Dios y Su Creación; podemos ver entonces porqué Dios se hizo hombre en la persona de Jesús, habitó en medio del pueblo hebreo y murió en la Cruz del Calvario. Para muchas personas y para el pueblo hebreo no tuvo sentido la muerte de Cristo, pero para los creyentes en Cristo si tuvo sentido: fue para reconciliarnos con El en Su Programa de la Nueva Creación.
Que las bendiciones del Dios Creador de los Cielos y de la Tierra, en Su Programa de la Nueva Creación por medio de Jesucristo, sean sobre todos ustedes y sobre mí también, y pronto se complete el número de los escogidos de Dios, y pronto los muertos en Cristo sean resucitados y nosotros los que vivimos seamos transformados, y llevados con Cristo a la Cena de las Bodas del Cordero en el Cielo. En el Nombre Eterno del Señor Jesucristo. Amén y amén.
Estaré nuevamente con ustedes dentro de 1:30 (una hora y media), o sea, a las 3:00 de la tarde estaré con ustedes nuevamente, para continuar viendo este misterio de Dios y Su Creación.
Todavía no he podido decirles todo el misterio de Dios, del cual les he estado anunciando hace algún tiempito que algún día les diré, en donde veremos un sinnúmero de misterios que todavía no han sido abiertos para los hijos de Dios; pero algún día Dios me dará un poquito más de material, de revelación, para que les hable más claramente a ustedes.
Todavía le he estado pidiendo un poco más de revelación para dársela a ustedes, con relación al misterio de Dio, en donde el misterio de Cristo, y también del diablo, quedará abierto completamente.
Pero ya sobre el misterio de Cristo hemos hablado mucho, pues Dios nos ha dado mucha revelación con relación al misterio de Dios en Cristo, y ya hemos comprendido bastante bien este misterio de Dios en Cristo, y de cómo Cristo ha estado en Su Iglesia de etapa en etapa.
Y pronto Cristo nos permitirá ver mucho más, ver muchas otras cosas que no hemos visto todavía claramente pero que en la Biblia las vemos, las leemos, pero nuestra mente humana, finita, no ha podido llegar a comprender todo el significado de eso que está escrito en la Biblia, pero algún día El nos permitirá entender todas las cosas.
Ahora, en estos días que estaré con ustedes, estaré esperando de parte de Cristo muchas cosas que quiero darle a conocer a ustedes, pero que todavía necesito que El me muestre más cosas y más claras, para que cuando sean dadas a conocer, ustedes las entiendan sin tener que hacer esfuerzo, y que nadie se las tenga después que explicar, sino que ustedes mismos las puedan comprender, para que nadie les vaya añadir o a quitar.
El misterio de Cristo desde el comienzo hasta el final, lo hemos estado viendo, y hemos estado viendo Su Obra que El ha estado llevando a cabo de etapa en etapa, y hemos estado viendo la Obra correspondiente a nuestro tiempo, de la cual nosotros somos los que estamos recibiendo el beneficio.
Bueno, en la tarde continuaremos viendo un poco más, y si Dios me da más acerca de cosas que estoy apuntando para darles a ustedes a conocer, pues si me da esta tarde un poco más, les daré también a ustedes un poco más de lo que les he dado en esta ocasión.
En este año yo espero grandes revelaciones de parte de Dios. Yo espero que El nos abra completamente todos los misterios de la Biblia, todo lo que falta por ser abierto de esos misterios, que nos los abra en este año.
Así que, oren mucho por mí, para que cuando yo esté estudiando El me dé la revelación plena de todos esos misterios, porque yo quiero irme pronto a la Cena de las Bodas del Cordero. ¿Y quién más quiere irse pronto para la Cena de las Bodas del Cordero? Pues todos nosotros, todos ustedes también, y los que están a través de Internet, todos queremos irnos pronto a la Cena de las Bodas del Cordero.
Por lo tanto, yo estaré haciendo lo que Cristo me muestre que haga y lo que debo hacer, para pronto ser adoptado, para pronto ser transformado; y cada uno de ustedes haga la parte que les corresponde a cada uno de ustedes.
La parte de ustedes yo no la puedo hacer, la parte mía ustedes no la pueden hacer. Pero yo puedo orar por ustedes, estoy orando por ustedes y estaré orando por ustedes; y ustedes pueden orar por mí, y ustedes, pues, están orando por mí para que pronto yo sea transformado, y yo estoy orando por ustedes para que pronto ustedes también sean transformados, y podamos irnos a la Cena de las Bodas del Cordero, a la Casa de nuestro Padre Celestial, donde nos están esperando.
Bueno, que Cristo les continúe bendiciendo a todos y les guarde, y hasta la próxima actividad a las 3:00 de la tarde.
Dios les bendiga y les guarde a todos.
“DIOS Y SU CREACION.”