Las dos simientes en la Tierra

Muy buenos días, amados amigos y hermanos presentes; es para mí una bendición grande estar con ustedes en esta ocasión, para compartir con ustedes unos momentos de compañerismo alrededor de la Palabra de Dios y Su Programa correspondiente a este tiempo final. Para lo cual quiero leer en San Mateo, capítulo 13, versos 36 al 43, y también el verso 30 al final, dice:

Entonces, despedida la gente, entró Jesús en la casa; y acercándose a él sus discípulos, le dijeron: Explícanos la parábola de la cizaña del campo.

Respondiendo él, les dijo: El que siembra la buena semilla es el Hijo del Hombre.

El campo es el mundo; la buena semilla son los hijos del reino, y la cizaña son los hijos del malo.

El enemigo que la sembró es el diablo; la siega es el fin del siglo; y los segadores son los ángeles.

De manera que como se arranca la cizaña, y se quema en el fuego, así será en el fin de este siglo.

Enviará el Hijo del Hombre a sus ángeles, y recogerán de su reino a todos los que sirven de tropiezo, y a los que hacen iniquidad,

y los echarán en el horno de fuego; allí será el lloro y el crujir de dientes.

Entonces los justos resplandecerán como el sol en el reino de su Padre. El que tiene oídos para oír, oiga.”

Que Dios bendiga nuestras almas con Su Palabra y nos permita entenderla.

Nuestro tema para esta ocasión es: “LAS DOS SIMIENTES EN LA TIERRA.”

Cuando hablamos de estas dos simientes en la Tierra: trigo y cizaña, Cristo dijo que el trigo son los hijos del Reino y la cizaña son los hijos del malo. Por lo tanto, estas dos simientes a las cuales nos referimos en nuestro tema de esta ocasión, son seres humanos, unos conforme a esta parábola: “Hijos del Reino, hijos de Dios,” y otros: “Hijos del maligno, hijos del diablo (representados en la cizaña).”

Tenemos que aceptar las Palabras de Cristo dichas por El, donde nos muestra que hay hijos del diablo y hay hijos de Dios en este planeta Tierra.

En este mismo capítulo 13 de San Mateo, verso 30, donde El primeramente dio la parábola, al final dijo:

Dejad crecer juntamente lo uno y lo otro hasta la siega; y al tiempo de la siega yo diré a los segadores: Recoged primero la cizaña, y atadla en manojos para quemarla; pero recoged el trigo en mi granero.”

Y ahora, los segadores, conforme a las Palabras de Cristo, dice:

La siega es el fin del siglo; y los segadores son los ángeles.”

Y ahora, el trigo y la cizaña, los hijos de Dios y los hijos del diablo estarían viviendo en este planeta Tierra, porque este mundo es el campo, donde están sembrados hijos de Dios e hijos del diablo, trigo y cizaña, lo cual comenzó allá en el Génesis, cuando nacieron Caín y Abel; y allí nacieron los frutos, aparecieron los frutos del árbol de ciencia del bien y del mal, y ese fruto fue Caín.

Ahora, todo allá comenzó en el Huerto del Edén donde Dios colocó al ser humano, el cual primeramente lo había creado dándole un cuerpo teofánico de la sexta dimensión, y Adán fue creado varón y hembra (o sea, en él estaban los dos espíritus, los dos cuerpos teofánicos); por lo tanto, varón y hembra fue creado el hombre, conforme al Génesis, capítulo 1, dice: “Y creó Dios…” Vamos a ver, capítulo 1, versos 26 al 27, dice:

Entonces dijo Dios: Hagamos al hombre a nuestra imagen, conforme a nuestra semejanza; y señoree en los peces del mar, en las aves de los cielos, en las bestias, en toda la tierra, y en todo animal que se arrastra sobre la tierra.

Y creó Dios al hombre a su imagen, a imagen de Dios lo creó; varón y hembra los creó.”

Y así fue como Dios colocó el alma de Adán en un cuerpo espiritual, cuerpo teofánico; en él estaba su compañera. Y luego más adelante encontramos que en el Programa de Dios estaba vestir al ser humano de un cuerpo físico, de un cuerpo terrenal; pero antes de Dios darle al ser humano el cuerpo de carne, miren, dice:

Y los bendijo Dios, y les dijo: Fructificad y multiplicaos; llenad la tierra, y sojuzgadla, y señoread en los peces del mar, en las aves de los cielos, y en todas las bestias que se mueven sobre la tierra.”

Así como el Espíritu Santo guía a todos los hijos de Dios, guiaba Adán a los animales del campo, porque Dios colocó a Adán sobre toda la creación que estaba aquí en la Tierra. Por lo tanto Adán en su cuerpo teofánico se movía en medio del Huerto del Edén, pero no podía labrar la Tierra, hasta recibir de parte de Dios un cuerpo físico, para así llevar a cabo las labores terrenales. Así como usted puede trabajar en la Tierra, porque tiene un cuerpo de carne; pero cuando terminan sus días aquí en la Tierra, ya no puede ni manejar un automóvil ni tomar herramientas para trabajar en el campo ni tampoco puede ir a la oficina (si trabaja en una oficina), para continuar trabajando allí en su oficina, porque ya no tiene su cuerpo físico, su cuerpo de carne.

Ahora, Adán fue colocado en este planeta Tierra en un cuerpo teofánico allí en el Huerto del Edén, pero luego más adelante Dios le dio un cuerpo de carne.

En el capítulo 2 del Génesis, verso 7 en adelante, dice:

Entonces Jehová Dios formó al hombre del polvo de la tierra, y sopló en su nariz aliento de vida, y fue el hombre un ser viviente.

Y Jehová Dios plantó un huerto en Edén, al oriente; y puso allí al hombre que había formado.

Y Jehová Dios hizo nacer de la tierra todo árbol delicioso a la vista, y bueno para comer; también el árbol de vida en medio del huerto, y el árbol de la ciencia del bien y del mal.

Y salía de Edén un río para regar el huerto, y de allí se repartía en cuatro brazos (ese lugar en la actualidad es el lugar de Kuwait).”

Y ahora vean, Dios ha colocado al ser humano en un cuerpo de carne para labrar la Tierra, y luego no sabemos cuánto tiempo transcurrió. Luego dice Dios en este mismo pasaje:

Tomó, pues, Jehová Dios al hombre, y lo puso en el huerto de Edén, para que lo labrara y lo guardase.

Y mandó Jehová Dios al hombre, diciendo: De todo árbol del huerto podrás comer;

mas del árbol de la ciencia del bien y del mal no comerás; porque el día que de él comieres, ciertamente morirás.

Y dijo Jehová Dios: No es bueno que el hombre esté solo; le haré ayuda idónea para él.

Jehová Dios formó, pues, de la tierra toda bestia del campo, y toda ave de los cielos, y las trajo a Adán para que viese cómo las había de llamar; y todo lo que Adán llamó a los animales vivientes, ese es su nombre.

Y puso Adán nombre a toda bestia y ave de los cielos y a todo ganado del campo; mas para Adán no se halló ayuda idónea para él.

Entonces Jehová Dios hizo caer sueño profundo sobre Adán, y mientras éste dormía, tomó una de sus costillas, y cerró la carne en su lugar.

Y de la costilla que Jehová Dios tomó del hombre, hizo una mujer, y la trajo al hombre.

Dijo entonces Adán: Esto es ahora hueso de mis huesos y carne de mi carne; ésta será llamada Varona, porque del varón fue tomada.

Por tanto, dejará el hombre a su padre y a su madre, y se unirá a su mujer, y serán una sola carne.

Y estaban ambos desnudos, Adán y su mujer, y no se avergonzaban.”

Aquí tenemos el relato de cómo Dios trajo a existencia en este planeta Tierra al ser humano: formándole un cuerpo del polvo de la Tierra. Y luego de Dios darle a Adán el Huerto del Edén para labrarlo, y darle todo los animales y aves para que los llamara por el nombre que él quisiera llamarlos, y no se halló ayuda idónea para el hombre; luego fue que Dios le dio una compañera tomando de Adán mismo (una parte de Adán), y formándole una compañera.

Aquí tenemos a Dios colocando sueño sobre Adán; por lo tanto, tenemos a Dios como el primer Médico y primer Anestesiólogo y primer Cirujano, llevando a cabo la operación más importante que se haya llevado a cabo en un cuerpo humano; para de Adán, El tomar una parte de Adán y formar una persona, una compañera, una mujer, que fuese una compañera idónea y ayuda idónea para Adán. Y cuando Adán despertó, vio una persona diferente a los demás animales, una persona que se parecía a él, y dijo: “Esto es hueso de mis huesos y carne de mi carne.”

Y le puso también nombre a ella, vean, porque Adán tenía la comisión de ponerle nombre a todo lo que Dios había creado aquí en la Tierra, y le puso nombre a su compañera que Dios le dio. Por cuanto Dios la sacó de su costado, Adán, vean ustedes, vio que era parte de él, aunque no estaba en la creación original, cuando Dios había llevado a cabo la creación del ser humano, y había llevado a cabo también antes la creación de los animales; en esas etapas Eva no apareció, pero estaba en Adán, y el espíritu femenino que estaba en Adán fue colocado en aquel cuerpo que Dios formó, para que fuese la compañera idónea de Adán.

Luego encontramos que hubo allí problemas en el Huerto del Edén: Adán había recibido la enseñanza de parte de Dios de todo lo que podía comer, y también le fue dicho: “Del árbol de ciencia del bien y del mal no comerás, porque el día que de él comas, morirás.”

En estos pasajes encontramos un misterio escondido, en donde encontramos dos árboles: el Arbol de la Vida y el árbol de ciencia del bien y del mal. El Arbol de la vida toda persona sabe que es Cristo. En el mismo libro del Apocalipsis aparece el Arbol de la Vida, así como aparece en el libro del Génesis. En el primer libro de la Biblia: el Génesis, aparece tres veces; y en el Apocalipsis también aparece tres veces.

Y ahora, el que come del Arbol de la Vida, vive eternamente.

Y ahora, están estos dos árboles allí, uno es Cristo en Su cuerpo teofánico y el otro, el árbol de ciencia del bien y del mal, es el diablo en su cuerpo espiritual. O sea, que hay dos personajes muy importantes allí: uno es Cristo y el otro es el diablo, y están en cuerpos espirituales, cuerpos teofánicos, que son cuerpos parecidos a nuestros cuerpos pero de otra dimensión, son cuerpos angelicales.

Y ahora, el ser humano no podía comer del árbol de ciencia del bien y del mal, porque moriría; y para comer del Arbol de la Vida tenía que esperar cierto tiempo.

Siendo que estos dos árboles representan, uno a Cristo (el de la Vida) y el otro al diablo (el árbol de ciencia del bien y del mal), tenían que hacerse carne estos árboles, para poder comer de esos árboles.

Y ahora, Dios es Creador, por lo tanto El podía crear un cuerpo para Sí mismo, para entonces que el ser humano pudiera comer del Arbol de la Vida.

El diablo por cuanto no es un creador, entonces para hacerse carne utilizó, tomó a la serpiente, o sea, a la serpiente varón de aquella raza animal, que era el eslabón perdido que en la actualidad la ciencia está buscando; era el animal más cercano al ser humano, era parecido al hombre, caminaba erecto como el hombre, pero no tenía alma (aunque tenía lugar para el alma).

Dice la Escritura que la serpiente era el animal más astuto de todos los animales; si hubiera tenido alma, entonces era un hombre, pero por cuanto no tenía alma era un animal, porque los animales no tienen alma. Pero ese animal, la serpiente, tenía lugar para el alma, y en ese lugar se metió el diablo, el diablo con su cuerpo espiritual, que es un cuerpo parecido a los cuerpos terrenales, pero es un cuerpo de otra dimensión, un cuerpo angelical; porque el diablo era un ángel, un arcángel poderoso que se rebeló en contra de Dios, y se metió dentro de la serpiente, y a través de la serpiente fue que habló con Eva y engañó a Eva. Dice:

Pero la serpiente era astuta, más que todos los animales del campo que Jehová Dios había hecho; la cual dijo a la mujer: ¿Conque Dios os ha dicho: No comáis de todo árbol del huerto?

Y la mujer respondió a la serpiente: Del fruto de los árboles del huerto podemos comer;

pero del fruto del árbol que está en medio del huerto dijo Dios: No comeréis de él, ni le tocaréis, para que no muráis.

Entonces la serpiente dijo a la mujer: No moriréis;

sino que sabe Dios que el día que comáis de él, serán abiertos vuestros ojos, y seréis como Dios, sabiendo el bien y el mal.

Y vio la mujer que el árbol era bueno para comer, y que era agradable a los ojos, y árbol codiciable para alcanzar la sabiduría; y tomó de su fruto, y comió; y dio también a su marido, el cual comió así como ella.

Entonces fueron abiertos los ojos de ambos, y conocieron que estaban desnudos; entonces cosieron hojas de higuera, y se hicieron delantales.”

Este pasaje nos narra la caída del ser humano en el Huerto del Edén, en donde el diablo engañó a Eva. La Escritura nos habla que el diablo, la serpiente, sedujo a la mujer; y cuando se habla de una mujer ser seducida o un hombre seducir a una mujer, es que un hombre ha logrado engañar a una mujer.

Y ahora, nos enseña la Escritura que la serpiente sedujo a Eva. Por lo tanto la serpiente fue culpable del pecado en el Huerto del Edén; pero por cuanto era el diablo el que estaba en la serpiente, el diablo es responsable de la caída del Huerto del Edén, de la caída del ser humano en el Huerto del Edén. Pero por cuanto el ser humano tenía libre albedrío, el ser humano también tiene una responsabilidad ante Dios, y el ser humano ha recibido los frutos de su pecado allá en el Huerto del Edén.

Dice San Pablo en Romanos, capítulo 3, verso 23:

Por cuanto todos pecaron, y están destituídos de la gloria de Dios (por cuanto todos pecaron, todos están destituídos de la Gloria de Dios).”

En Adán y Eva está representada la raza humana; por lo tanto, cuando ellos pecaron en el Huerto del Edén, por representación en ellos, la raza humana pecó, y la raza humana quedó destituida de la Gloria de Dios, la raza humana quedó destituida de esa Gloria divina, quedó destituida de la imagen de Dios. Por lo tanto, el ser humano al nacer en esta Tierra obtiene un cuerpo mortal, corruptible y temporal, y un espíritu del mundo.

Ahora, allí el pecado en el Huerto del Edén trajo frutos físicos también, fue el fruto físico de: Caín y Abel. La Escritura dice: “No como Caín que era del maligno (que era el diablo) y mató a su hermano Abel.”

Si Caín es del maligno, del diablo; vean ustedes, el diablo estando en la serpiente y engañando a Eva, trajo como resultado, con ese pecado trajo un hijo, y vino a ser el hijo de Satanás, del diablo a través de la serpiente. Por eso encontramos que Caín fue un asesino, mató a Abel.

Y ahora, Caín es el primer asesino en este planeta Tierra, ¿por qué? Porque es simiente del maligno, del diablo. Y la parábola del trigo y de la cizaña, vean ustedes, cuando la llevamos al Génesis, nos muestra que el hijo del maligno allá es Caín, por lo tanto es una cizaña; y el maligno allá es la serpiente en el cual estaba el diablo hecho carne, el diablo se hizo carne en la serpiente.

Por cuanto el diablo no es creador, tuvo que usar un animal, la serpiente, para manifestarse y hablarle a Eva y engañar a Eva, y traer un hijo por medio de ella, llamado Caín; y así el diablo comenzar un programa de reproducción. Pero por cuanto el diablo no es creador, entonces el diablo no puede crear cuerpos para todos esos espíritus del maligno que estarán aquí en la Tierra de etapa en etapa, manifestándose en cuerpos de carne.

Por lo tanto, el diablo teniendo conocimiento de todas esas cosas, vean ustedes, llevó a cabo ese plan; y desde la caída en adelante encontramos que los seres humanos obtienen un cuerpo mortal, corruptible y temporal, y obtienen un espíritu del mundo, un espíritu de esa dimensión del maligno, de la quinta dimensión, y así se van haciendo carne esos espíritus de esa quinta dimensión. Pero el alma de las personas por cuanto tiene libre albedrío, tienen la oportunidad de clamar a Dios por Redención.

Ahora, la creación terrenal comenzada en Adán, encontramos que cayó en las manos del maligno, el diablo; por lo tanto, el diablo estaría gobernando la raza humana, y estarían recibiendo un espíritu del mundo y un cuerpo mortal, corruptible y temporal, y el diablo estaría dirigiendo así la raza humana. Por eso cuando Abel nació de Adán por medio de Eva, allá en el Huerto del Edén cuando pecaron, encontramos que Caín luego mató a Abel, porque el diablo no quería descendencia de Adán en la Tierra, porque descendencia de Adán en la Tierra significaba hijos de Dios, descendientes de Adán, ese hijo de Dios que había pecado.

El diablo lo que quería era gobernar todo el planeta Tierra y que solamente la simiente suya (del maligno) estuviera en este planeta Tierra, para luego tratar de conquistar el universo completo.

Ahora, el maligno lo que ha deseado es ser adorado, tener su trono, ser adorado como Dios y dar un golpe de estado a Dios, para destronar a Dios y el diablo quedarse como rey, no solamente de la Tierra sino del universo completo, de toda la Creación.

Ahora, encontramos que aún con el ser humano haber caído, Dios no abandonó al ser humano, Dios se presentó en el Huerto del Edén llamando al ser humano y le dio un Programa de Redención, y le dio la promesa también de Redención, dándole la promesa de la simiente de la mujer que heriría en la cabeza a la serpiente, aunque la serpiente heriría en el calcañar a la simiente de la mujer. Ahí también Dios dijo que pondría enemistad entre la serpiente y la mujer, y entre su simiente y la simiente de ella; por lo tanto, habría enemistad entre la simiente de la mujer y la simiente de la serpiente.

Y cuando se habla de simiente, se habla de seres humanos, cuando se está hablando de simiente de una mujer y simiente de la serpiente; porque la simiente de la serpiente, vean ustedes, vino a ser Caín, y luego en términos proféticos la simiente de la mujer vendría a ser el Mesías, Cristo, que vendría para llevar a cabo la Obra de Redención. Pero por medio de la mujer vino simiente de la serpiente y simiente de Adán: Caín simiente de la serpiente y Abel simiente de Adán.

Luego, Dios le muestra cómo cubrir su desnudez (porque estaban desnudos) y les da pieles; por lo tanto, un animalito tuvo que morir, lo cual es tipo y figura del Sacrificio de Cristo para cubrirnos a nosotros, cubrir nuestra desnudez.

Y ahora, Dios le lleva a cabo un juicio al ser humano, a Eva, Adán, y a la serpiente también. De ahí en adelante ya el ser humano no tendrá los privilegios que antes tenía; el Título de Propiedad ya Adán lo perdió y regresó a Dios, que es el Dueño original; y ese Título de Propiedad es el Libro sellado con siete sellos, que aparece en el libro del Apocalipsis en el capítulo 5, en la diestra del que está sentado en el Trono. El diablo no podía tomar ese Título de Propiedad, porque Dios lo tomó y lo ha mantenido en el Cielo, en Su diestra.

Ahora, la raza humana estaría mezclada con dos simientes, o sea, estaría en medio de la raza humana dos simientes; y a través del tiempo esas simientes se irían moviendo de edad en edad y de dispensación en dispensación.

Encontramos que esas dos simientes allá en el Huerto del Edén: Caín y Abel, eran religiosos, adoraron a Dios; pero la adoración de Abel fue aceptada porque trajo a Dios un animalito, un cordero de las primicias, de los más gordos y de los primeros frutos, o sea, primogénitos, de entre los primogénitos tomó un cordero y lo trajo a Dios sacrificado sobre el altar, y Dios aceptó ese sacrificio, ¿por qué? Porque ese sacrificio tipificaba a Cristo y Su Sacrificio en la Cruz del Calvario para quitar nuestros pecados.

Por lo tanto, con esos sacrificios que se realizaban en el Antiguo Testamento, los cuales comenzó Dios cuando le dio pieles a Adán, para lo cual tuvo que sacrificar un animalito; esos sacrificios, esos animalitos sacrificados representaban a Cristo y Su Sacrificio en la Cruz del Calvario, la sangre de esos animalitos derramada representaba la Sangre de Cristo. Por lo tanto, por la fe de esas personas en esos sacrificios, quedaban cubiertos con la sangre de esos sacrificios, pero no quitado el pecado, solamente cubierto el pecado con la sangre de esos animalitos, hasta que llegara el Cordero Perfecto, el Mesías, para quitar el pecado del mundo; derramando Su Sangre en la Cruz del Calvario nos limpió de todo pecado; ya no se necesitan sacrificios de animalitos.

Y ahora, toda simiente de Dios va a tener en el Nuevo Testamento una bendición muy grande. En el Antiguo Testamento tenían la bendición de esos sacrificios por el pecado, los cuales eran efectuados con fe y por fe para obtener el resultado de cubrir sus pecados. Pero ahora en el Nuevo Testamento van a tener la oportunidad de quitar los pecados los seres humanos, que son simiente de Dios, que son almas de Dios; porque el Hijo del Hombre, ¿para qué dice el mismo Cristo que ha venido?…

Recuerden que Su Primera Venida tuvo un propósito muy importante. Vamos a ver cuál ha sido el propósito de la Primera Venida de Cristo: Porque el Hijo del Hombre no vino… vamos a ver, San Lucas, capítulo 19, verso 9 al 10:

Jesús le dijo: Hoy ha venido la salvación a esta casa; por cuanto él también es hijo de Abraham (esto es cuando fue a visitar a Zaqueo, cuando fue a quedarse en la casa de Zaqueo).

Porque el Hijo del Hombre vino a buscar y a salvar lo que se había perdido.”

Para algo perderse, primero no puede estar perdido; para que a usted se le pierda algo, primero usted lo tiene que tener. Y por cuanto Cristo ha venido para salvar lo que se había perdido, lo que se había perdido es todo aquel que tiene su nombre escrito en el Cielo. Con la caída del ser humano en el Huerto del Edén, se perdió toda persona que tiene su nombre escrito en el Cielo, en el Libro de la Vida del Cordero; y toda persona que tiene su nombre en la otra sección, también se perdió.

En San Juan, capítulo 3, verso 13 en adelante, dice… ó 12 en adelante, dice:

Si os he dicho cosas terrenales, y no creéis, ¿cómo creeréis si os dijere las celestiales?

Nadie subió al cielo, sino el que descendió del cielo; el Hijo del Hombre, que está en el cielo.

Y como Moisés levantó la serpiente en el desierto, así es necesario que el Hijo del Hombre sea levantado,

para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna.

Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna.

Porque no envió Dios a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por él.

El que en él cree, no es condenado; pero el que no cree, ya ha sido condenado, porque no ha creído en el nombre del unigénito Hijo de Dios.

Y esta es la condenación: que la luz vino al mundo, y los hombres amaron más las tinieblas que la luz, porque sus obras eran malas.”

Aquí nos muestra el propósito de la Primera Venida de Cristo: vino para salvar, para que así no se pierda eternamente el ser humano, para que así el ser humano no vaya a ser juzgado en el juicio final, vaya a ser condenado y vaya a ser echado en cuerpo, espíritu y alma en el lago de fuego, que es la muerte segunda. Ahí es donde se llega a la perdición total o a la perdición en donde ya no habrá oportunidad de salvación.

Ahora, por cuanto Cristo vino a salvar lo que se había perdido, vean ustedes, el ser humano cayó de la Vida eterna, y por consiguiente el ser humano cayó en las manos del maligno y cayó en el reino del maligno, o sea, que cayó en un reino malo; y por eso el ser humano al nacer en esta Tierra, nace en el reino del maligno y se encuentra como se encontró el pueblo hebreo en Egipto: esclavizado en el reino del faraón.

Y así como Dios libertó a Israel, que es la descendencia de Abraham, de Isaac y de Jacob, los libertó por medio de un Profeta, los llevó al Monte Sinaí donde les dio Sus leyes, y luego los llevó rumbo a la tierra prometida, y luego los colocó dentro de la tierra prometida por medio de Josué. Pero fue el mismo Dios a través, primero de Moisés y después de Josué.

Y así como Dios llevó a cabo esa liberación del pueblo hebreo, del Israel terrenal, y con ellos creó una nación, la primera nación creada por Dios aquí en la Tierra, y por eso es la nación primogénita de Dios, por eso Israel es llamado el primogénito de Dios, el hijo primogénito de Dios. Dice la Escritura: “Jacob es mi primogénito.”

Y ahora, en esta misma forma es que Dios obra con todas las personas que tienen sus nombres escritos en el Cielo, en el Libro de la Vida del Cordero. Venimos a esta Tierra en cuerpos mortales, corruptibles y temporales, y despertamos a la realidad de que nos encontramos en un reino terrenal gobernado por el maligno, y por más bonito que quiera parecer el reino terrenal o los reinos terrenales, Cristo dice en San Juan, capítulo 12, verso 31 al 32:

Ahora es el juicio de este mundo; ahora el príncipe de este mundo será echado fuera (aquí Cristo nos muestra quién es el príncipe de este mundo: el diablo. Y sigue diciendo Cristo):

Y yo, si fuere levantado de la tierra, a todos atraeré a mí mismo.”

Por lo tanto, esto es una promesa de liberación, en donde Cristo sacará del reino de este mundo y del dominio del príncipe de este mundo, libertará a las personas que tienen sus nombres escritos en el Cielo, y los atraerá Cristo a Sí mismo, y los colocará en Su Reino.

En San Juan sigue diciéndonos Cristo (San Juan, capítulo 14, verso 30):

No hablaré ya mucho con vosotros; porque viene el príncipe de este mundo, y él nada tiene en mí (aquí nuevamente Cristo muestra que el príncipe de este mundo es el diablo).”

Recuerden que así como hay gobiernos en la Tierra, y se dice: “Tal persona es el presidente de esta nación.” O sea, la persona principal, porque es el presidente o es el rey. Y en el mundo espiritual hay principados, hay potestades, hay dominios, y así por el estilo, o sea, que hay reinos; y esta Tierra ha estado siendo gobernada por el príncipe de las tinieblas, porque esta Tierra quedó como —digamos— una colonia del reino del diablo, que es Lucero, ese arcángel que se rebeló en contra de Dios, y quedó esta Tierra como lugar donde ese reino del maligno se materializaría. Por eso ustedes encuentran que espíritus malos se meten en personas, y por eso también cuando la persona nace lo que recibe es un espíritu del mundo, de esa dimensión mala, que lo inclina al mal, al pecado.

Ahora, vamos a leer otro pasaje: San Juan 16:11, donde Cristo dice… vamos a ver 16:7 al 11, dice:

Pero yo os digo la verdad: Os conviene que yo me vaya; porque si no me fuese, el Consolador no vendría a vosotros; mas si me fuere, os lo enviaré.

Y cuando él venga, convencerá al mundo de pecado, de justicia y de juicio.

De pecado, por cuanto no creen en mí;

de justicia, por cuanto voy al Padre, y no me veréis más;

y de juicio, por cuanto el príncipe de este mundo ha sido ya juzgado (y el príncipe de este mundo es el diablo).”

Y ahora, podemos ver cómo Cristo muestra al diablo como el príncipe de este mundo.

En San Lucas, capítulo 10, verso 18, dice el mismo Cristo:

Y les dijo (a Sus discípulos): Yo veía a Satanás caer del cielo como un rayo.

He aquí os doy potestad de hollar serpientes y escorpiones, y sobre toda fuerza del enemigo, y nada os dañará.

Pero no os regocijéis de que los espíritus se os sujetan, sino regocijaos de que vuestros nombres están escritos en los cielos.”

Y el regocijo grande es saber que nuestro nombre está escrito en el Cielo, y que está en la sección del Libro de la Vida del Cordero, lo cual significa que somos escogidos de Dios, Primogénitos de Dios, escogidos para estar aquí en la Tierra y hacer contacto con Cristo, la Vida eterna.

En San Mateo, capítulo 25, Cristo nos muestra lo que será el final de la trayectoria terrenal de cada persona que pertenece a una de estas dos simientes. En el capítulo 25, verso 31 en adelante dice (de San Mateo):

Cuando el Hijo del Hombre venga en su gloria, y todos los santos ángeles con él, entonces se sentará en su trono de gloria,

y serán reunidas delante de él todas las naciones; y apartará los unos de los otros, como aparta el pastor las ovejas de los cabritos.

Y pondrá las ovejas a su derecha, y los cabritos a su izquierda.

Entonces el Rey dirá a los de su derecha: Venid, benditos de mi Padre, heredad el reino preparado para vosotros desde la fundación del mundo.”

Ese Reino preparado por Dios desde de la fundación del mundo ha tenido una interrupción de unos seis mil años, desde la caída del ser humano en el Huerto del Edén; pero será restaurado el Reino de Dios en esta Tierra, y se cumplirá la oración que enseñó Cristo a Sus discípulos en la parte que dice: “Venga Tu Reino, hágase Tu voluntad, como en el Cielo aquí en la Tierra.” Y se hará la voluntad de Dios en la Tierra, cuando el Reino de Dios sea establecido en la Tierra por Cristo, y sea así establecido el glorioso Reino Milenial de Cristo. El Reino de Cristo está establecido en nuestra alma, pero va a ser establecido en este planeta Tierra literalmente también.

Y ahora, los que están representados en las ovejas, que son los que aquí serán juzgados; los escogidos, pues no van a ser juzgados porque ellos ya han recibido a Cristo, han lavado sus pecados con la Sangre de Cristo, han sido bautizados en Su Nombre y han recibido Su Espíritu, y han nacido de nuevo; por lo tanto, ellos no serán juzgados, pero el resto del mundo será juzgado en el juicio final en el Trono Blanco (por Cristo), y ahí saldrán a Vida eterna los que le han hecho bien a los escogidos de Dios, que son esos hermanos de Cristo más pequeños. Dice:

Porque tuve hambre, y me disteis de comer; tuve sed, y me disteis de beber; fui forastero, y me recogisteis;

estuve desnudo, y me cubristeis; enfermo, y me visitasteis; en la cárcel, y vinisteis a mí.

Entonces los justos le responderán diciendo: Señor, ¿cuándo te vimos hambriento, y te sustentamos, o sediento, y te dimos de beber?

¿Y cuándo te vimos forastero, y te recogimos, o desnudo, y te cubrimos?

¿O cuándo te vimos enfermo, o en la cárcel, y vinimos a ti?

Y respondiendo el Rey, les dirá: De cierto os digo que en cuanto lo hicisteis a uno de estos mis hermanos más pequeños, a mí lo hicisteis.”

Los hermanos más pequeños de Cristo, son los redimidos por la Sangre de Cristo, los miembros de Su Iglesia, y esos son los que han nacido de nuevo, por lo tanto han nacido a imagen de Dios (la imagen de Dios es el cuerpo teofánico), han recibido un cuerpo teofánico espiritual de la sexta dimensión como el cuerpo teofánico de Jesucristo. Y para el Día Postrero recibiremos un cuerpo físico, inmortal, incorruptible y glorificado, como el cuerpo glorificado de Cristo; eso será la transformación que está prometida en Primera de Tesalonicenses, capítulo 4, verso 12 al 17, y Primera de Corintios, capítulo 15, versos 49 al 58, en donde todos seremos transformados y entonces la muerte ya no podrá tocar nuestro cuerpo físico, porque será un cuerpo glorificado; y así estaremos restaurados físicamente a la Vida eterna, porque tendremos un nuevo cuerpo con Vida eterna.

Y ahora, a los malos, ¿qué dirá? ¿A la simiente del maligno qué dirá Cristo? Dice:

Entonces dirá también a los de la izquierda: Apartaos de mí, malditos, al fuego eterno preparado para el diablo y sus ángeles.”

¿El infierno fue preparado para quién? ¿El fuego eterno, ese fuego, el lago de fuego fue preparado para quién? Para el diablo y sus ángeles. Y ese mismo lugar es el lugar donde irán los descendientes del maligno, los hijos del maligno, los hijos del diablo representados en la cizaña.

Ahora, antes de que esto se lleve a cabo con los seres humanos como individuos en el juicio final, para naciones que están existiendo en la actualidad, vendrá un juicio, en el cual Cristo las juzgará, y El determinará cuáles entrarán al glorioso Reino Milenial de Cristo, y cuáles no entrarán. Con los juicios de la gran tribulación serán quitadas muchas naciones del planeta Tierra, o sea, dejarán de existir.

Porque he aquí, viene el día ardiente como un horno, y todos los soberbios y todos los que hacen maldad serán estopa.” [Nota – Malaquías 4:1].

¿Ven? La simiente del maligno, del diablo, los hijos del maligno serán quemados. Así fue que dijo Cristo también en la parábola del trigo y de la cizaña: que la cizaña, que son los hijos del diablo, los hijos del malo serán quemados, la cizaña será recogida y atada en manojos para ser quemada.

Y durante la gran tribulación vendrá una tercera guerra mundial, donde el fuego atómico se manifestará, donde el fuego atómico, la radioactividad será desatada por una tercera guerra mundial atómica, y quemará millones de seres humanos y hará desaparecer naciones completas. También vendrán terremotos y maremotos, y volcanes en erupción, que complementarán todas esas profecías, o sea, harán que se cumplan todas esas profecías. Y este planeta Tierra se encontrará en una situación muy difícil para los que estarán viviendo aquí en la Tierra en esos días.

Pero los escogidos de Dios, los hermanos pequeños de Jesucristo, que son los miembros de Su Iglesia, serán llevados por Cristo en cuerpos glorificados, porque serán transformados, y tendremos todos un cuerpo glorificado y seremos llevados con Cristo a la Cena de las Bodas del Cordero. Estaremos en la Casa de nuestro Padre Celestial, en esa Gran Fiesta de la unión de Cristo y Su Iglesia, mientras la humanidad estará pasando por los juicios divinos de la gran tribulación.

Si con una tormenta que entre a una nación, es difícil la situación para esa nación, o con un terremoto grande que azote una nación, la situación es difícil para esa nación, ¿cómo será con estos juicios apocalípticos cayendo consecutivamente sobre la raza humana, por un lapso de tiempo de tres años y medio? Será tan difícil la vida en el planeta Tierra que algunos buscarán la muerte.

Ahora, esos juicios divinos estarán cayendo sobre una de las dos simientes: la simiente del maligno, y por consiguiente estará cayendo sobre el reino de esa simiente, que es el reino de los gentiles que en este tiempo final estaría en los pies de hierro y de barro cocido, en donde el anticristo, el hombre de pecado, estará gobernando ese reino de los gentiles en la etapa de los pies de hierro y de barro cocido.

Y por cuanto viene un Nuevo Reino: el Reino de Jesucristo para este planeta Tierra, para ser establecido, entonces el reino del maligno tiene que ser quitado; por eso los juicios divinos vendrán sobre el reino de los gentiles en esta etapa de los pies de hierro y de barro cocido, de esa estatua que vio el rey Nabucodonosor que tenía la cabeza de oro, el pecho y los brazos de plata, el vientre y los muslos de bronce, y las piernas de hierro y los pies de hierro y de barro cocido. Esa estatua representa el reino de los gentiles que comenzó con Nabucodonosor y luego continuó con el reino medo-persa, y luego continuó con el reino de Grecia en la tercera etapa, y luego en la cuarta etapa continuó con el reino romano, el imperio romano; que son las piernas de hierro y los pies de hierro y de barro cocido: el mismo imperio romano, pero ya en otro aspecto o con otro enfoque, pero es el mismo imperio romano, cubierto sus pies de hierro, de barro cocido.

Y ese es el reino del anticristo, el cual en este tiempo final será destruido por Cristo, la Piedra no cortada de manos en Su Segunda Venida, y traerá los juicios divinos de la gran tribulación para ese reino; y luego de finalizada la gran tribulación, entonces quedará establecido en el planeta Tierra el Reino de Jesucristo nuestro Salvador, donde estaremos todos nosotros con Cristo reinando por el Milenio, y luego en la eternidad también estaremos con El. Todo esto nos muestra las dos simientes y que una de las dos simientes será quitada.

El tiempo de la simiente del maligno representada en la cizaña, se está acabando. Ha tenido unos seis mil años la simiente del maligno aquí en la Tierra, y ha estado gobernando en esta Tierra; pero la Simiente de Dios va a tener su Reino con Cristo, y gobernará en este planeta Tierra.

Ambas simientes no pueden gobernar el planeta Tierra a la vez; por lo tanto, seis mil años Dios le ha dado a la simiente del maligno, y al maligno como el príncipe de este mundo, para gobernar, y miren, lo que ha hecho es destruir el planeta Tierra y la raza humana, ¿por qué? Porque el maligno, el diablo es el árbol de ciencia del bien y del mal; y es más mal el que ha traído, que el bien que ha traído a la raza humana. Pero Cristo, el Arbol de la Vida, traerá vida para el planeta Tierra en Su Reino Milenial; y vida es lo que ha traído para nuestras almas durante todos estos tiempos, desde que El ha llevado a cabo la Obra de Redención en la Cruz del Calvario.

Cristo, el Arbol de la Vida ha estado dándonos Vida eterna; cuando la persona recibe a Cristo como su Salvador, está comiendo del Arbol de la Vida y recibe Vida eterna.

Vean, para comer del Arbol de la Vida, Cristo, el Arbol de la Vida, en Su cuerpo teofánico allá en el Huerto del Edén, tenía que hacerse carne para poder el ser humano comer del Arbol de la Vida y vivir eternamente. Y en Su Primera Venida, Cristo, el Arbol de la Vida se hizo carne, ¿para qué? Para darnos Vida eterna. Por eso El decía: “Yo Soy el Pan vivo que he descendido del Cielo, y el que come de este Pan vivirá eternamente;” porque El es el Arbol de la Vida.

Y ahora, podemos ver que no eran allá en el Huerto del Edén, dos árboles literales, sino Cristo, el Arbol de la Vida, y el diablo, el árbol de ciencia del bien y del mal.

Ahora, podemos ver que el Arbol de la Vida se ha hecho carne en Su Primera Venida, llevó a cabo Su Obra de Redención en la Cruz del Calvario, ¿para qué? Para que Lo recibamos como nuestro Salvador y así comamos de El, y tengamos Vida eterna, seamos restaurados a la Vida eterna. Ese es el Programa de Redención para todas las personas que tienen sus nombres escritos en el Cielo, en el Libro de la Vida del Cordero, y para todas las demás personas que tienen sus nombres escritos en el Cielo, en la otra sección del Libro de la Vida. Tanto para hebreos como para gentiles.

Y ahora, en el Apocalipsis, capítulo 2, verso 7 dice:

El que tiene oído, oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias. Al que venciere, le daré a comer del árbol de la vida, el cual está en medio del paraíso de Dios.”

Este Arbol de la Vida es Cristo. Y ahora, el Paraíso de Dios es Su Iglesia, que es la Nueva Jerusalén. Por eso en el capítulo 22 del Apocalipsis, encontramos también al Arbol de la Vida. Capítulo 22, dice… verso 12 en adelante, dice:

He aquí yo vengo pronto, y mi galardón conmigo, para recompensar a cada uno según sea su obra.

Yo soy el Alfa y la Omega, el principio y el fin, el primero y el último.

Bienaventurados los que lavan sus ropas, para tener derecho al árbol de la vida, y para entrar por las puertas en la ciudad.”

Los que lavan sus ropas en la Sangre de Cristo, tienen derecho a comer del Arbol de la Vida y vivir eternamente. En Apocalipsis, capítulo 22, verso 1 en adelante, dice:

Después me mostró un río limpio de agua de vida, resplandeciente como cristal, que salía del trono de Dios y del Cordero.

En medio de la calle de la ciudad, y a uno y otro lado del río, estaba el árbol de la vida, que produce doce frutos, dando cada mes su fruto; y las hojas del árbol eran para la sanidad de las naciones.

Y no habrá más maldición; y el trono de Dios y del Cordero estará en ella, y sus siervos le servirán,

y verán su rostro, y su nombre estará en sus frentes.”

Así será en la Nueva Jerusalén después del Reino Milenial y después del juicio final. Y cada cosa que vemos en esta Nueva Jerusalén, encontramos que ha sido materializado eso en la Iglesia del Señor Jesucristo; porque la Nueva Jerusalén es la Iglesia del Señor Jesucristo.

Y cuando en la eternidad estemos en la Nueva Jerusalén como ciudad aquí en la Tierra, será un Monte alto en la forma de pirámide que formará ese territorio de la Nueva Jerusalén, en donde estarán habitando los miembros de la Iglesia del Señor Jesucristo. Y cada parte de esa ciudad corresponde a los escogidos de Dios del tiempo que les tocó vivir; o sea, que cada parte de esa ciudad corresponde a la representación de los escogidos de Dios de cada tiempo.

Y de acuerdo al tiempo que les tocó vivir, en la etapa que les tocó vivir, estarán colocados en esa ciudad. Por eso usted encuentra a los Apóstoles allá en doce tronos, sentados para juzgar a las tribus de Israel. ¿Y en medio del pueblo hebreo los jueces se sentaban, dónde? A la puerta de entrada de la ciudad. Y eso es donde está el muro de la ciudad con doce puertas; ahí estará cada Apóstol para juzgar a las tribus de Israel.

Podemos ver que esa ciudad, todo lo que estará en esa ciudad representará también lo que se ha cumplido a través de la historia de los hijos e hijas de Dios. O sea, que cada parte de esa ciudad es un monumento a la Obra de Dios llevada a cabo en cada edad con los hijos de Dios de cada etapa. Cuando veamos cada una de esas etapas podemos decir: “Esta parte de la ciudad representa lo que sucedió allá tantos cientos o miles de años atrás.”

Así como cuando una persona está en una ciudad y consigue la historia de esa ciudad, puede ver cómo se fundó esa cuidad, quién la fundó y todas esas cosas; por lo tanto esas personas que viven ahí están viviendo en el lugar donde un hombre, una persona, fundó ese lugar, esa ciudad; por lo tanto hay historia en esa ciudad. Y así también en la Nueva Jerusalén, la Nueva Jerusalén tiene su historia, que es la historia de la Buena Semilla, de la Buena Simiente de Dios a través del tiempo.

Así que, podemos ver lo que será para la eternidad el futuro de la Simiente de Dios, los hijos e hijas de Dios, pero también vimos lo que será el futuro de la simiente del maligno representado en la cizaña: serán quemados, y luego, la parte final para ellos será el juicio final, donde luego serán echados al lago de fuego que es la muerte segunda, conforme a Apocalipsis, capítulo 20, verso 11 en adelante, donde dice:

Y vi un gran trono blanco y al que estaba sentado en él, de delante del cual huyeron la tierra y el cielo, y ningún lugar se encontró para ellos.

Y vi a los muertos, grandes y pequeños, de pie ante Dios; y los libros fueron abiertos, y otro libro fue abierto, el cual es el libro de la vida; y fueron juzgados los muertos por las cosas que estaban escritas en los libros, según sus obras.”

¿Por qué? Porque todo lo que toda persona hace en este planeta Tierra queda registrado en estos Libros que están en el Cielo; todo queda grabado, y en el juicio final se le pasará la película de su vida a cada persona, y serán juzgados conforme a sus obras.

Y el mar entregó los muertos que había en él; y la muerte y el Hades entregaron los muertos que había en ellos; y fueron juzgados cada uno según sus obras.

Y la muerte y el Hades fueron lanzados al lago de fuego. Esta es la muerte segunda.

Y el que no se halló inscrito en el libro de la vida fue lanzado al lago de fuego.”

Las personas que no tienen sus nombres escritos en el Libro de la Vida, o las personas que lo tenían escrito pero les fue borrado su nombre por alguna causa, vean ustedes, serán lanzados en el lago de fuego, que es la muerte segunda, donde serán quemados en cuerpo, espíritu y alma también, y dejarán de existir.

En San Mateo, capítulo 15, el mismo Cristo hablando (capítulo 15, verso 13 al 14), dice:

Entonces acercándose sus discípulos, le dijeron: ¿Sabes que los fariseos se ofendieron cuando oyeron esta palabra?

Pero respondiendo él (Jesús), dijo: Toda planta que no plantó mi Padre celestial, será desarraigada.”

Y el Padre Celestial no plantó cizaña, por lo tanto, será desarraigada la cizaña. El Padre Celestial no plantó a los hijos del malo, los hijos del diablo, sino que los plantó ¿quién? El diablo, pues el diablo fue el que plantó la cizaña, el que sembró la cizaña en este planeta Tierra. Cristo sigue diciendo:

Dejadlos; son ciegos guías de ciegos; y si el ciego guiare al ciego, ambos caerán en el hoyo.”

Podemos ver lo que pasará a toda planta que no sembró nuestro Padre Celestial: serán desarraigados, serán echados al lago de fuego y dejarán de existir.

En San Mateo, capítulo 3, verso 10 en adelante, dice Juan el Bautista predicando:

Y ya también el hacha está puesta a la raíz de los árboles; por tanto, todo árbol que no da buen fruto es cortado y echado en el fuego (y aquí está hablando de seres humanos).

Yo a la verdad os bautizo en agua para arrepentimiento; pero el que viene tras mí, cuyo calzado yo no soy digno de llevar, es más poderoso que yo; él os bautizará en Espíritu Santo y fuego.

Su aventador está en su mano, y limpiará su era; y recogerá su trigo en el granero, y quemará la paja en fuego que nunca se apagará.”

Ahí podemos ver también lo que será el final del trigo: ser recogido en el Granero de Dios, la paja será quemada, y así los hijos de Dios vivirán en este planeta Tierra sin los problemas que han tenido en estos seis mil años de vida de la raza humana en este planeta Tierra.

Ahora, podemos ver que estas son cosas reales a las cuales nosotros tenemos que enfrentarnos con sinceridad, sabiendo que estas cosas son así, y viendo la parte que nos ha tocado en todo el Programa de Dios, para poder decir: “Las cuerdas nos han caído en lugares deleitosos y grande es la heredad que nos ha tocado.” [Nota – Salmo 16:6]. Porque hemos descubierto que somos Simiente de Dios, que somos Trigo de Dios, que nuestros nombres están escritos en el Cielo, en el Libro de la Vida del Cordero desde antes de la fundación del mundo.

Hemos tenido que pasar por esta Tierra para confirmar nuestro lugar en la Vida eterna. No fue que nosotros escogimos pasar por esta Tierra en estos cuerpos mortales, sino que así Dios lo determinó. Pero con la promesa de un Redentor: Cristo, para redimir a cada escogido de Dios, escrito en el Cielo, en el Libro de la Vida del Cordero. En Primera de Pedro tenemos unas palabras muy importantes, las cuales dan testimonio de que el Programa de Redención Dios lo tenía preparado desde antes de la fundación del mundo. Dice Primera de Pedro, capítulo 1, verso 18 en adelante, dice:

Sabiendo que fuisteis rescatados de vuestra vana manera de vivir, la cual recibisteis de vuestros padres, no con cosas corruptibles, como oro o plata,

sino con la sangre preciosa de Cristo.”

Con la Sangre Preciosa de Cristo es que hemos sido rescatados, hemos sido rescatados de la manera vana de vivir, hemos sido rescatados del reino del maligno, del diablo, hemos sido rescatados del reino de las tinieblas; como fue rescatado el pueblo hebreo, rescatado del faraón y de su reino, fue rescatado cada escogido de Dios por medio de Cristo y Su Sacrificio realizado en la Cruz del Calvario, derramando Su Sangre con la cual nos ha limpiado de todo pecado.

…sino con la sangre preciosa de Cristo, como de un cordero sin mancha y sin contaminación,

ya destinado desde antes de la fundación del mundo.”

Antes de que este mundo fuese fundado, antes de que este planeta fuese creado por Dios, ya Dios había destinado a Cristo, el Cordero de Dios, para morir en la Cruz del Calvario, y rescatarnos con Su Sangre Preciosa, que es la Sangre del Nuevo Pacto, bajo el cual nos encontramos con Vida eterna, restaurados a la Vida eterna; aunque todavía nuestro cuerpo es temporal, es mortal, ya en nuestro interior tenemos Vida eterna, ya hemos sido restaurados a la Vida eterna.

Y cuando sea restaurado a la Vida eterna interiormente cada persona que tiene su nombre escrito en el Cielo, en el Libro de la Vida del Cordero (lo cual ocurrirá cuando haya entrado hasta el último de los escogidos al Cuerpo Místico de Cristo), entonces Cristo habrá terminado Su Obra de Intercesión en el Cielo, se levantará del Trono del Padre, tomará el Libro de los Siete Sellos, el Libro sellado con Siete Sellos, que es el Título de Propiedad, y reclamará a todos los que El ha redimido con Su Sangre, y a los que ya han partido los resucitará en cuerpos eternos y glorificados, y a nosotros los que vivimos si permanecemos vivos hasta ese momento nos transformará, y así nos dará el nuevo cuerpo, eterno, inmortal, incorruptible y glorificado; y entonces estaremos en el Reino de Cristo, no solamente con cuerpo teofánico, sino con el cuerpo físico, glorificado.

Ahora, en la actualidad estamos en un Reino espiritual, el Reino de Cristo, y tenemos un cuerpo teofánico, porque El nos ha trasladado a Su Reino. Y pronto ese Reino de Jesucristo se materializará en carne, pero cuerpo glorificado; y tendremos al poderoso Ejército de Jesucristo, el Angel del Pacto, materializado en cuerpos inmortales, para estar con Cristo por el Milenio y por toda la eternidad. Así es como el Reino de Jesucristo se materializará en cuerpos inmortales en el Día Postrero, y ese será el poderoso Ejército de nuestro amado Señor Jesucristo: son los miembros de Su Iglesia redimidos por Su Sangre Preciosa, que recibirán en el Día Postrero el cuerpo eterno, inmortal, incorruptible y glorificado.

Y cuando tengamos el nuevo cuerpo, ya el diablo no podrá perseguir (como persiguió a la Iglesia de Jesucristo en edades pasadas), y no podrá destruirlos como los destruyó en edades pasadas, por medio de esas persecuciones que levantaron en contra de la Iglesia del Señor Jesucristo, tanto los judíos o hebreos, bajo el Judaísmo, y también el imperio romano, el imperio romano en las piernas de hierro; y ese mismo imperio romano con pies de hierro y de barro cocido, que es la etapa que le siguió luego que la bestia fue herida de muerte en una de sus cabezas; el imperio romano fue herido de muerte, pero luego encontramos que pasó a la etapa de los pies de hierro y de barro cocido.

Ese imperio romano ha estado, ha continuado, pero en la etapa de hierro y de barro cocido, y ha estado gobernando en este planeta Tierra. Pero en este tiempo final es que la promesa de Dios se cumplirá, y será descubierta toda la trayectoria del imperio de los gentiles en la etapa de los pies de hierro y de barro cocido. ¿Y quién es el rey, ese emperador de ese reino de los gentiles, que se sienta en el Templo de Dios como Dios, haciéndose parecer Dios, al cual Cristo destruirá con el resplandor de Su Venida y con el Espíritu de Su boca?; el Espíritu de Su boca es Su Palabra, es la Espada que sale de Su boca, de la boca de Cristo.

Para este tiempo final habrá un enfrentamiento de y entre las dos simientes que habitan y están poblando este planeta Tierra. Y por consiguiente habrá un enfrentamiento entre Cristo y el diablo, entre Cristo y el diablo habrá un enfrentamiento porque Cristo estará presente en medio de Su Iglesia, en el cumplimiento de Sus promesas correspondientes a este tiempo final; y el diablo estará presente en medio de su simiente, en medio de su descendencia; estará presente en un cuerpo de carne, que será el cuerpo de carne del anticristo, del hombre de pecado.

Por lo tanto las dos simientes tendrán sus representaciones, sus cabezas. El diablo a través del anticristo es la cabeza de la cizaña, de los hijos del malo; y Cristo es la Cabeza de los hijos e hijas de Dios, porque Cristo es la Cabeza de Su Iglesia, y Cristo estará manifestado en Su Iglesia en este tiempo final. Por lo tanto, habrá un enfrentamiento entre el Arbol de la Vida y el árbol de ciencia del bien y del mal, habrá un enfrentamiento entre el bien y el mal, entre la vida y la muerte.

En Apocalipsis, capítulo 6, versos 7 al 8, encontramos a la muerte (al diablo), viniendo en un caballo amarillo, dice:

Cuando abrió el cuarto sello, oí la voz del cuarto ser viviente, que decía: Ven y mira.

Miré, y he aquí un caballo amarillo, y el que lo montaba tenía por nombre Muerte, y el Hades le seguía; y le fue dada potestad sobre la cuarta parte de la tierra, para matar con espada, con hambre, con mortandad, y con las fieras de la tierra.”

Ese jinete es el anticristo, el hombre de pecado, en el cual el diablo viene encarnado en este tiempo final. Y ese es el último recorrido del diablo en esta Tierra, el cual finalizará al final de la gran tribulación. El diablo en el anticristo, el hombre de pecado, estará consolidando el reino de los gentiles, el reino representado en los pies de hierro y de barro cocido, el cual es gobernado por el diablo a través del anticristo, a través del hombre de pecado. Pero Cristo viene en Apocalipsis 19, verso 11 en adelante, donde dice:

Entonces vi el cielo abierto; y he aquí un caballo blanco, y el que lo montaba se llamaba Fiel y Verdadero, y con justicia juzga y pelea.”

Ese es Cristo, el Angel del Pacto viniendo en el Día Postrero, el Arbol de la Vida.

Y ahora, veamos lo que dijo el Rvdo. William Branham acerca de este Jinete del Caballo Blanco de Apocalipsis 19, para que tengamos un cuadro claro. En la página 131 del libro de “Los Sellos,” dice el Rvdo. William Branham… Citamos lo que dijo el Rvdo. William Branham, porque el Rvdo. William Branham es el Profeta que precursaría la Segunda Venida de Cristo, el cual vino con el espíritu y virtud de Elías en la cuarta manifestación del ministerio de Elías. Por eso citamos las palabras del Rvdo. William Branham, en el Mensaje de “Los Siete Sellos,” página 131, en español, donde dice:

Y ahora Jesús: Su Nombre sobre la tierra fue Jesús el Redentor, porque fue el Redentor cuando estuvo sobre la tierra; pero cuando conquistó el infierno y la muerte; los venció y ascendió, entonces recibió un nuevo Nombre. Por esa razón es que gritan y hacen tanto ruido y no reciben nada. Será revelado en los Truenos.”

¿Cuándo y cómo será revelado el misterio del Nombre Nuevo del Señor? En los Truenos, los Truenos es la Voz de Cristo en Su Venida como el León de la Tribu de Judá, como Rey de reyes y Señor de señores. “Ahora noten…” Sigue diciendo:

Fíjense en el misterio. El viene cabalgando. Tiene que haber algo para cambiar esta iglesia. Uds. saben eso. ¡Tiene que venir algo!

Ahora noten: Nadie entendía ese nombre, sino El mismo.”

Tiene que venir algo. ¿Y qué es lo que viene para cambiar, para transformar Su Iglesia, y resucitar a los muertos en Cristo? Es el mismo Cristo como el Jinete del Caballo Blanco de Apocalipsis 19; y viene con un Nombre Nuevo.

Con un Nombre Nuevo está establecida la Segunda Venida de Cristo; es con un Nombre Nuevo, por lo tanto, las personas que estarán esperando la Segunda Venida de Cristo con el Nombre Jesús, no verán el cumplimiento de Su Segunda Venida, porque viene con un Nombre que ninguno entiende, sino El mismo; y ese Nombre es el Nombre Nuevo del Señor Jesucristo, y ese es el Nombre del Padre y es el Nombre de la Nueva Jerusalén.

¿Que Cristo tiene un Nombre Nuevo? Pues si eso está en la Biblia. En Apocalipsis, capítulo 3, verso 12, dice:

Al que venciere, yo lo haré columna en el templo de mi Dios, y nunca más saldrá de allí; y escribiré sobre él el nombre de mi Dios, y el nombre de la ciudad de mi Dios, la nueva Jerusalén, la cual desciende del cielo, de mi Dios, y mi nombre nuevo.”

¿Quién es el que dice que Cristo tiene un Nombre Nuevo? El mismo Cristo; y si El lo dice así es.

En Apocalipsis, capítulo 2, verso 17, dice:

El que tiene oído, oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias. Al que venciere, daré a comer del maná escondido, y le daré una piedrecita blanca, y en la piedrecita escrito un nombre nuevo, el cual ninguno conoce sino aquel que lo recibe.”

La Piedrecita Blanca es Cristo en Su Segunda Venida, es la misma Piedra no cortada de manos que vio el Profeta Daniel y le interpretó al rey Nabucodonosor en el capítulo 2, del libro de Daniel, la Piedra no cortada de manos que al venir hirió a la imagen en los pies de hierro y de barro cocido. La Segunda Venida de Cristo hiere el reino del anticristo en esa etapa de los pies de hierro y de barro cocido, o sea, que hiere el reino de los gentiles en su etapa final. Y será desmenuzado el reino de los gentiles y la Piedra no cortada de manos crecerá y se formará un Gran Monte, lo cual es un Gran Reino: el glorioso Reino Milenial de Cristo.

Y ahora, hemos visto que Cristo tiene un Nombre Nuevo, y Cristo es la Piedra no cortada de manos, y es la Piedrecita Blanca con un Nombre Nuevo.

Y sigo leyendo en la página 131 del “Libro de los Sellos,” del Rvdo. William Branham, sigue diciendo:

Y estaba vestido de una ropa teñida en sangre: y su nombre es llamado El Verbo de Dios.

Y los ejércitos que están en el cielo le seguían en caballos, vestidos de lino finísimo, blanco y limpio.

Y de su boca sale una espada aguda, para herir con ella las gentes; y él los regirá con vara de hierro; y él pisa el lagar del vino del furor, y de la ira del Dios Todopoderoso.

Y en su vestidura y en su muslo tiene escrito este nombre: Rey de reyes y Señor de señores.

(Apocalipsis 19:13-16).

Allí viene el Mesías, allí es donde está.”

Es la Venida del Mesías, la Venida del Ungido, es la Venida de Cristo con Su poderoso Ejército, o sea, con Su Iglesia, los cuales vendrán con Cristo, serán resucitados en cuerpos eternos y nosotros los que vivimos seremos transformados, y entonces estará completo el Ejército poderoso de nuestro amado Señor Jesucristo.

El Rvdo. William Branham hablando de este Jinete del Caballo Blanco de Apocalipsis, vean ustedes cómo dice que es Cristo, el Mesías viniendo en el tiempo final; porque El viene en este tiempo final en Su Obra de Reclamo, reclamará a todos los que ha redimido con Su Sangre, y reclamará la Tierra, porque El ha redimido con Su Sangre la Tierra también, por lo tanto le pertenece. El compró la Tierra cuando murió en la Cruz del Calvario, y nos compró a todos nosotros también, para así ser restaurados a la Vida eterna con Jesucristo.

No hay otra forma de Vida eterna, solamente Cristo, el Arbol de la Vida, de la Vida eterna.

Y ahora, las dos simientes: la Simiente de Dios y la simiente del maligno, han estado en la Tierra; y la Simiente de Dios recibe a Cristo y es restaurado a la Vida eterna cada individuo que recibe a Cristo, porque esas personas en sus almas son Simiente de Dios; aunque en sus cuerpos físicos, su cuerpo físico no lo sea, ni el espíritu que reciben del mundo tampoco lo sea, el alma sí es Simiente de Dios. Por lo tanto Dios le da un nuevo cuerpo espiritual, un cuerpo teofánico, angelical, y nos dará también un cuerpo físico, eterno, inmortal, incorruptible y glorificado. Esto es para la Simiente de Dios: los hijos del Reino.

Los hijos del mundo, los hijos del maligno, la cizaña, no tienen derecho a recibir otro cuerpo espiritual ni a recibir otro cuerpo físico; ellos son temporales. “Toda planta que no sembró mi Padre Celestial, será desarraigada y echada al fuego (o sea, al lago de fuego al final).” [Nota – San Mateo 15:13].

La vida para las dos simientes, vean ustedes cómo es: La vida para los que son simientes del maligno, representados en la cizaña, es una vida temporal. Y ustedes encontrarán a través de la historia de la raza humana que han tenido la oportunidad de recibir a Cristo, pero no lo han recibido, y por consiguiente la vida de esas personas es temporal, su vida es el tiempo que viven en esta Tierra, no tienen derecho a tener una nueva vida en cuerpos físicos; serán resucitados para ir al juicio final, no para vivir eternamente, sino para ser condenados y echados en el lago de fuego.

Ahora, toda persona que no quiere venir a Cristo es una persona que lamentablemente está despreciando la Vida eterna, que está despreciando el vivir eternamente en el Reino de Dios.

Es necesario Cristo para vivir eternamente, y el que es de Dios oye la Palabra de Dios, para ser restaurado a la Vida eterna.

San Juan, capítulo 8, verso 47, dice:

El que es de Dios, las palabras de Dios oye (y ahora los que no querían oír miren lo que les dice); por esto no las oís vosotros, porque no sois de Dios.”

Ahí está la diferencia en estas dos simientes: la Simiente de Dios oye la Palabra de Dios para el tiempo que le toca vivir; los que no son de Dios no oyen la Palabra de Dios para el tiempo que les toca vivir; aunque sean religiosos como Caín y como Judas Iscariote, no oyen la Palabra de Dios para el tiempo que les toca vivir. Pero el que es de Dios oye la Voz de Dios para la edad y dispensación que le ha tocado vivir.

Ahí está la diferencia entre las dos simientes: el que es de Dios oye la Voz de Dios, el que no es de Dios no oye la Voz de Dios; puede ser religioso, pero eso no significa que está escuchando la Voz de Dios o que está sirviendo a Dios. Caín ofreció a Dios sacrificio, y aún escuchó la Voz de Dios cuando Dios le habló, pero no estaba obedeciendo la Voz de Dios. Dios le mostró la forma correcta para agradar a Dios, pero él no hizo conforme a como hizo Abel, no ofreció a Dios el sacrificio por el pecado.

Y las personas que no reciben a Cristo como su Salvador no tienen el Sacrificio por el pecado, están como Caín: sin el sacrificio por el pecado, por lo tanto su final será el ser echados en el lago de fuego, lamentablemente.

Los que oyen la Voz de Dios y han recibido a Cristo como su Salvador, tienen el Sacrificio por el pecado, el Sacrificio de Cristo, por lo tanto, sus pecados han sido limpiados con la Sangre de Jesucristo y están justificados, como si nunca en la vida hubieran pecado; como si nunca en la vida hubiesen pecado se encuentran los que tienen el Sacrificio por el pecado. La Sangre de Cristo no nos cubre los pecados, sino que los quita. Nos limpia de todo pecado: eso es lo que hace la Sangre de Cristo con la Simiente de Dios.

Por eso el que viene a Cristo escuchando Su Voz, tiene Vida eterna. San Juan, capítulo 5, verso 24 dice:

De cierto, de cierto os digo: El que oye mi palabra, y cree al que me envió, tiene vida eterna; y no vendrá a condenación, mas ha pasado de muerte a vida.”

Eso es lo que ha sucedido con las personas que han recibido a Cristo como su Salvador.

Es muy importante tener a Cristo, recibir a Cristo para tener Vida eterna. Y todo eso está en el Programa de Redención, para que todo ser humano escuche la predicación del Programa de Redención, que es la predicación del Evangelio de Cristo, para que así tengan la oportunidad de vivir eternamente.

Vean cómo Cristo en San Juan, capítulo 5, verso 39 al 40, nos dice:

Escudriñad las Escrituras; porque a vosotros os parece que en ellas tenéis la vida eterna; y ellas son las que dan testimonio de mí.”

Las Escrituras dan testimonio de Jesucristo, las Escrituras dan testimonio de que Jesucristo es el Redentor, el Salvador que murió por todos nosotros y con Su Sangre nos ha limpiado de todo pecado. Y para que se materialice en nosotros esa bendición, nosotros lo hemos recibido como nuestro Salvador.

Y ahora, los que no quisieron venir a Cristo en el tiempo pasado o en nuestro tiempo, miren lo que Cristo dice de esas personas:

…y no queréis venir a mí para que tengáis vida.”

Los que no quieren venir a Cristo, no quieren venir a Cristo para tener Vida eterna a través de Cristo, creen que la vida terrenal que viven es lo único que hay; pero la vida terrenal es una lapso de tiempo que Dios le da al ser humano de prueba. En estos cuerpos mortales estamos pasando por una etapa de prueba, como pasó Adán por una etapa de prueba antes de la caída.

El ser humano pasa por esta etapa de prueba, y luego vendrá la Adopción para los que han recibido a Cristo como su Salvador, han lavado sus pecados en la Sangre de Cristo y han recibido Su Espíritu, los cuales han obtenido el nuevo nacimiento. Luego vendrá la Adopción del cuerpo, que será nuestra transformación, y entonces se habrán terminado todas las pruebas, ya no seremos probados más, porque ya estaremos adoptados, con Vida eterna y con cuerpos glorificados.

Pero los que no comprenden este misterio de la vida terrenal, que es una etapa de prueba para el ser humano, para que el ser humano confirme su lugar en la Vida eterna; si no lo confirma en la Vida eterna, pues no va a vivir eternamente. Tiene que confirmar su lugar en la Vida eterna. Así como hacemos cuando queremos viajar para algún país en un vuelo aéreo: compramos un boleto, ya eso es una confirmación de que vamos a volar, y aún luego lo confirmamos por teléfono o personalmente, pocos días antes de salir en el vuelo, para que así conste de que nosotros vamos a volar para ese lugar.

Y nosotros al recibir a Cristo como nuestro Salvador, lavar nuestros pecados en Su Sangre, ser bautizados en Su Nombre y recibir Su Espíritu Santo, y obtener así el nuevo nacimiento, hemos comprado el boleto, Cristo nos pagó ese boleto; o sea, que hemos recibido de parte de Cristo ese boleto.

ES POR GRACIA QUE HEMOS OBTENIDO ESE BOLETO A LA VIDA ETERNA. Y HEMOS OBTENIDO ESE BOLETO PARA IR CON CRISTO A LA CENA DE LAS BODAS DEL CORDERO.

Y en este tiempo final, siendo que ya está muy cerca el vuelo para ir a la Cena de las Bodas del Cordero, reconfirmamos nuestro viaje, reconfirmamos nuestro boleto; y recibiremos un cuerpo eterno y glorificado como reconfirmación de que vamos a viajar a la Cena de las Bodas del Cordero; y pronto vamos a tener ese nuevo cuerpo.

Ahora, por la Palabra escrita tenemos toda la evidencia de que vamos a viajar. Tenemos nuestro boleto y tenemos el día en que vamos a viajar, ¿qué día? El Día Postrero, el Día Postrero vamos a viajar a la Casa de nuestro Padre Celestial, ¿en qué hora? En las primeras horas del Día Postrero. O sea, cuando hablamos de las primeras horas del Día Postrero, siendo que las primeras horas del día son de 6:00 a 9:00 de la mañana. “Por cuanto un Día delante del Señor es como mil años, y mil años como un día.” Dice Segunda de Pedro, capítulo 3, verso 8; y el Salmo 90, verso 4, del Profeta Moisés.

Una hora delante de Dios, para los seres humanos son 41 años con 8 meses. Tres horas son 125 años. En las primeras tres horas delante de Dios, del Día Postrero delante de Dios, seremos transformados y también seremos llevados con Cristo a la Cena de las Bodas del Cordero; y esas tres horas delante de Dios son los primeros 125 años del Séptimo Milenio de Adán hacia acá o Tercer Milenio de Cristo hacia acá. Y ojalá y sea en la primera hora. Los que no son madrugadores y no le gusta viajar temprano, pues que se queden con las vírgenes fatuas, porque después de ese vuelo no hay otro vuelo a la Cena de las Bodas del Cordero.

Así que, nos corresponde a nosotros estar preparados. Por eso en Isaías, capítulo 60; y Efesios, capítulo 5, verso 14… San Pablo toma esas palabras dichas ahí, las toma de Isaías, capítulo 60, donde nos dice… Isaías, capítulo 60:

Levántate, resplandece; porque ha venido tu luz, y la gloria de Jehová ha nacido sobre ti.”

El llamado es a levantarse, a despertar. Y la Edad de la Piedra Angular es la edad donde Cristo hace el llamado para los seres humanos, para que despierten a un nuevo Día dispensacional, y a un nuevo milenio, un nuevo Día delante de Dios, un nuevo Día Milenial, y despierten a un nuevo Mensaje dispensacional.

Porque he aquí que tinieblas cubrirán la tierra, y oscuridad las naciones; mas sobre ti amanecerá Jehová, y sobre ti será vista su gloria (¿Ven que todo aquí nos habla del tiempo de la mañana?).”

En Malaquías, capítulo 4, verso 1 al 2, también nos habla de todos los problemas para las naciones, cuando nos dice:

He aquí, viene el día ardiente como un horno, y todos los soberbios y todos los que hacen maldad serán estopa; aquel día que vendrá los abrasará, ha dicho Jehová de los ejércitos, y no les dejará ni raíz ni rama.”

Eso es para la cizaña, la simiente del maligno. Pero para el trigo, los hijos del Reino, la simiente de Dios, dice:

Mas a vosotros los que teméis mi nombre, nacerá el Sol de justicia, y en sus alas traerá salvación; y saldréis, y saltaréis como becerros de la manada.”

Durante el Reino Milenial estaremos saltando como becerros de la manada, estando en un nuevo cuerpo, viajando por todo el planeta Tierra, y los malos serán ceniza bajo la planta de vuestros pies. Así es como dice Dios.

¿Por qué serán ceniza bajo la planta de nuestros pies? Porque el fuego atómico y fuego volcánico y ceniza volcánica los habrá convertido en cenizas, y las cenizas estarán bajo nuestros pies, estaremos caminando sobre las cenizas de esos pueblos y naciones y gentes que eran simiente del maligno.

Ahora, podemos ver que es para el tiempo de la mañana que viene la luz del sol para los escogidos de Dios, pero para el mundo más tinieblas; para los hijos de las tinieblas, pues vienen más tinieblas. Y el anticristo, el hombre de pecado les traerá más tiniebla a la simiente del maligno, les traerá más tinieblas a las naciones, pueblos y lenguas que pertenecen al reino del maligno.

Ahora, podemos ver que hay dos simientes en el planeta Tierra. Y en cuanto al cuerpo físico, todos tenemos la misma clase de cuerpo, pero la diferencia… vean ustedes, todos los cuerpos están contaminados en la sangre y en sus células, por el pecado desde el Huerto del Edén cuando la raza humana cayó. Por eso la sangre de los seres humanos no servía para llevar a cabo la Redención del ser humano, y se requirió el mismo Dios, el Verbo, hacerse carne para que la Sangre de ese Cuerpo, la Sangre de Jesucristo, la Sangre sin pecado de Cristo, pudiera ser derramada, y redimir al ser humano.

La Sangre de Cristo derramada en la Cruz del Calvario es Sangre de Dios, la Sangre de Dios, Sangre sin pecado.

Y ahora, por medio de ese Sacrificio encontramos que se hace posible que el ser humano sea libertado de la esclavitud, en la cual el diablo colocó a la raza humana desde el Huerto del Edén, y pueda el ser humano nacer de nuevo y obtener un nuevo espíritu, un espíritu del Cielo: el Espíritu Santo, y así obtener el cuerpo teofánico de la sexta dimensión, y ser librado de ese espíritu del mundo. Y luego para el Día Postrero en adición, seremos libertados de lo mortal, corruptible y temporal, porque El nos dará un cuerpo eterno, inmortal, incorruptible y glorificado, y entonces estaremos físicamente también como inmortales, ya no seremos más seres mortales.

Ahora, en nuestro espíritu, en nuestro interior somos inmortales al obtener el nuevo nacimiento; y nuestra alma es inmortal, siempre ha sido inmortal, pero cayó cuando cayó el ser humano en el Huerto del Edén, cayó de eternidad a tiempo, y cayó en el reino del maligno. Pero ahora, por medio del Sacrificio de Cristo, la simiente de Dios ha sido libertada para poder ser restaurada plenamente a la Vida eterna.

Es un misterio el ser humano y su vida aquí en la Tierra; pero cuando comprendemos estas cosas, el misterio queda abierto para comprender que estamos aquí en una etapa de prueba, para luego ser adoptados y tener Vida eterna físicamente y ser iguales a nuestro amado Señor Jesucristo. Y de toda la creación de Dios, la parte de la Creación del nivel más alto, la parte de la creación más importante, es Cristo y los redimidos con Su Sangre Preciosa, es ese Ejército que viene con El en caballos blancos, como Cristo también viene en un Caballo Blanco. Por eso es que Cristo con Su Iglesia, gobernarán sobre este planeta Tierra y sobre el universo completo, porque Cristo con Su Iglesia es la Cabeza de toda la Creación.

Y ahora, nuestras vidas terrenales tienen muchos problemas físicos, también espirituales; pero obtendremos la victoria, al final del camino obtendremos la victoria total, y se habrán acabado todos los problemas cuando seamos transformados. O sea, que la solución a nuestros problemas la tiene Cristo. El es el único que tiene la solución a nuestros problemas, y esto es así para la simiente de Dios.

Y ahora, podemos ver porqué Cristo dice que no nos afanemos por el día de mañana: “Basta al día su afán.” [Nota – San Mateo 6:34]. Y nos dice: “Buscad primeramente el Reino de Dios y Su justicia, las demás cosas vendrán por añadidura (o sea, serán añadidas).” [Nota – San Mateo 6:33].

También dice: “¿De qué le vale al hombre si ganare todo el mundo y pierde su alma?” [Nota – San Mateo 16:26 y San Marcos 8:36]. Pues de nada le ha valido si pierde su alma, porque lo de más valor en el ser humano es el alma, las riquezas son temporales, pero el alma es lo que tiene valor, eso es lo que en realidad es la persona; pasamos por esta Tierra para confirmar nuestro lugar en la Vida eterna, para que nuestra alma no se pierda, sino que viva eternamente en un nuevo cuerpo físico y en un nuevo cuerpo teofánico.

Así que, nuestra vida aquí en la Tierra sí tiene sentido, para quienes no tiene sentido la vida son para aquellos que no han venido a Cristo para recibir Vida eterna.

¿Qué sentido tiene para una persona trabajar en la Tierra, vivir cien años en la Tierra, convertirse en una persona multimillonaria y después morir físicamente, y después en el juicio final ser condenado y echado en el lago de fuego? De nada sirvió para esa persona vivir en la Tierra, porque no aprovechó la oportunidad de venir a Cristo para recibir Vida eterna, perdió cien años, perdió su alma y por consiguiente perdió todo, se perdió él, se perdió su alma. Pero para los que han recibido a Cristo no habrá perdición de sus almas, sino Vida eterna con Cristo nuestro Salvador.

Ahora, podemos ver porqué escuchamos la Voz de Cristo, Su Palabra, porqué asistimos a las actividades para escuchar Su Palabra, Su Mensaje, y porqué también le cantamos a El, glorificamos Su Nombre, lo adoramos a El (a Cristo): porque El es nuestra vida, la Vida eterna. EL ES NUESTRO TODO.

Cristo dijo: “Yo Soy el Camino, la Verdad y la Vida; y nadie viene al Padre sino por mí.” (San Juan, capítulo 14, verso 6). El es el todo para cada hijo e hija de Dios. “En El estaba la Vida, y la Vida era la luz de los hombres.” [Nota – San Juan 1:4] No podrá usted encontrar la Vida eterna fuera de Cristo, el Arbol de la Vida.

Y ahora, podemos ver que tenemos más que motivos para asistir a las actividades, para cantar a Su Nombre, para escuchar Su Palabra, y para continuar sirviéndole todos los días de nuestra vida, e ir por diferentes lugares llevando Su Palabra para que otros también puedan obtener esa bendición.

La vida del cristiano con Cristo, es la única que tiene significado, y su significado es de Vida eterna. Fuera de Cristo no hay Vida eterna.

Así que, viendo las dos simientes en la Tierra, podemos ver que la simiente del maligno no le da importancia a su futuro, a la Vida eterna. Pero la simiente de Dios le da el primer lugar a Cristo, porque Cristo es la Vida eterna; por lo tanto le da el primer lugar a la Vida eterna, busca primeramente el Reino de Dios y Su justicia, sabiendo que de nada le sirve al ser humano vivir en esta Tierra, ser rico y luego perder su alma; pero aunque sea pobre, si recibió a Cristo como su Salvador, ha recibido el tesoro más grande y ha recibido la Vida eterna.

Así que, tengan su corazón y sus pensamientos siempre enfocados en Cristo, el Arbol de la Vida, para pronto obtener nuestra transformación, y luego ir con Cristo a la Cena de las Bodas del Cordero.

Estén listos, vuestras faltas, errores y pecados confesados a Cristo, y siempre bien agarrados de Cristo como se agarró Jacob del Angel, y no lo soltó, hasta que el Angel bendijo a Jacob; y el Angel se tenía que ir, ya estaba rayando el alba.

Recuerden que Israel se agarrará del Angel del Pacto en Su manifestación final; pero primero estará agarrada la Iglesia del Señor Jesucristo, los escogidos de Dios y cada persona como individuo de ese Cuerpo Místico de creyentes, hasta que recibamos la bendición de nuestra transformación.

El que se aparta, lo suelta y se aparta, no recibirá la bendición de Cristo, el Angel del Pacto. Pero si se mantiene bien agarrado de Cristo, el Angel del Pacto, hasta que seamos transformados, recibiremos esa bendición, recibirán esa bendición.

Por lo tanto, estemos bien agarrados de Cristo, el Angel del Pacto en este Día Postrero, en la Edad de la Piedra Angular, en este entrelace de la Dispensación del Reino con la Dispensación de la Gracia, y siempre escuchando Su Voz, Su Palabra prometida para este tiempo final; y pronto obtendremos nuestra transformación. Será en los primeros 125 años, y del Séptimo Milenio que ha comenzado, de este nuevo milenio que ha comenzado y aun podría ser… Eso serían tres horas delante de Dios. Pero podrían ser en las primeras dos horas, que sería en los primeros 83 años con unos 6 meses ó 4 meses, o en los primeros, serían en los primeros – podría ser en los primeros… en las primeras dos horas delante de Dios ¿que serían qué? Los primeros 83 años con unos 4 meses ó 6 meses, o podría ser en la primera hora delante de Dios, que serían los primeros 41 años con 8 meses.

Y si Dios me diera a elegir a mí, yo le diría: Que sea en la primera hora delante de Tu presencia, que son los primeros 41 con 8 meses.

Y yo, pues estoy esperando que sea en la primera hora delante de Dios, aun si fuera en el último minuto de la primera hora delante de Dios, pues sería en el año 2041 con 8 meses; o sea, que ahí tendría yo unos 100 años y algo.

Yo estaré esperando hasta que sea, y mi cuerpo va a durar hasta ese momento. Yo siempre trataré de cuidarlo lo mejor posible, como también ustedes cuiden el que tienen en lo que nos llega el nuevo cuerpo.

Ahora, podría ser en la primera media hora delante de Dios también. Y yo preferiría que sea en la primera hora delante de Dios, primera media hora delante de Dios, porque así muchos de ustedes que ya están en una edad donde el cuerpo no les resistiría mucho, podrían permanecer vivos aquí sin ver muerte, para ser transformados. Y mientras más pronto sea, menos achaques tendremos que pasar, porque los cuerpos nuestros cada día tienen más problemas a causa de la contaminación en el aire, en el agua, en los alimentos, y así por el estilo. Así que, mientras más pronto mucho mejor para nosotros.

¿Y que tan pronto puede ser? Cuando el último de los escogidos haya recibido a Cristo como su Salvador, haya lavado sus pecados en la Sangre de Cristo, haya sido bautizado en Su Nombre y haya recibido el Espíritu Santo, se habrá completado el número de los escogidos de Dios, y entonces en ese mismo año puede ser la resurrección de los muertos y la transformación de nosotros los que vivimos.

Por lo tanto, en este año trabajaremos en la Obra de Cristo llevando el Mensaje, no solamente yo, sino todos ustedes también, los que están presentes y los que están en otros lugares, para que pronto se complete el número de los escogidos de Dios.

Y mi deseo sería que fuese en este año ese gran evento en que se complete el número de los escogidos de Dios y Cristo se levante del Trono del Padre, resucite a los muertos en Cristo y nos transforme a nosotros los que vivimos. Pero no les puedo decir que va a ser en este año, porque no sé en qué año será; pero sé que será en el año en que se complete el número de los escogidos de Dios.

Así que, mientras más pronto (llevando el Mensaje) llevemos el Mensaje y se recojan todos los escogidos, más pronto seremos transformados y nos iremos con Cristo a la Cena de las Bodas del Cordero.

Por lo tanto esto nos muestra que necesitamos trabajar en la Obra de Cristo, cada uno como individuo y cada congregación como congregación local, y todo el Cuerpo Místico de Cristo en la Edad de la Piedra Angular. Esa es una de las labores importantes en el Reino de los Cielos en este tiempo final, como lo ha sido en todos los tiempos. El ordenó predicar el Evangelio a toda criatura, y el que creyere y fuere bautizado será salvo, mas el que no creyere será condenado [Nota – San Marcos 16:16].

Ahora, tenemos una misión para cumplir: y es llevar la Palabra de Cristo por todos los lugares. Esperamos que Cristo nos ayude y nos bendiga y nos use grandemente en esta labor. Queremos que El sea el que obre y el que dirija todo lo que se estará haciendo en este año, en cuanto a llevar el Mensaje por todos los lugares; esa es la forma para Cristo llamar y juntar a los escogidos:

Y enviará sus ángeles con gran voz de trompeta, y juntarán a sus escogidos.” [Nota – San Mateo 24:31]

Y ahora, hemos visto las dos simientes; y hemos visto que la simiente de Dios para este tiempo estaría siendo llamada, para ser completada la simiente de Dios en el Reino de Dios, en la Iglesia del Señor Jesucristo.

Y ahora, podemos ver cuál es la simiente de Dios y cuál es la simiente del maligno.

Y ahora, ¿dónde está la simiente de Dios? ¡Estamos aquí presentes recibiendo la Palabra de Cristo, escuchando Su Voz en esta ocasión, como en otras ocasiones pasadas, y también continuaremos escuchando Su Voz en este año 2001, y en este nuevo siglo! Todo el tiempo estaremos escuchando Su Voz, y aun cuando seamos transformados, continuaremos escuchando Su Voz.

Aquí estamos en esta ocasión, en este lugar, y también los que están a través de Internet en diferentes lugares, diferentes naciones; y también los que aunque no están a través de Internet, están escuchando la Voz de Cristo en este tiempo final, para recibir así la fe, la revelación para ser transformados y raptados y llevados con Cristo a la Cena de las Bodas del Cordero en el Cielo.

Y ahora, que las bendiciones de Cristo, el Angel del Pacto, sean sobre todos ustedes y sobre mí también, y pronto se complete el número de los escogidos de Dios en el Reino de Cristo, y Cristo se levante del Trono del Padre, tome el Título de Propiedad y haga Su Obra de Reclamo, reclamando los que El ha redimido con Su Sangre, y resucitando los muertos en Cristo y transformándonos a nosotros los que vivimos, y luego nos lleve de aquí a la Cena de las Bodas del Cordero en el Cielo, a la Casa de nuestro Padre Celestial. En el Nombre Eterno del Señor Jesucristo. Amén y amén.

Muchas gracias por vuestra amable atención amados amigos y hermanos presentes, y estaré nuevamente con ustedes en la próxima actividad dentro de una hora u hora y media Dios mediante. Ya son como las 2:00 de la tarde. Así que, estaré con ustedes de nuevo en la próxima actividad, de 3:00 a 3:30 (tres y media) de la tarde, para continuar viendo en el Programa de Dios, las cosas que Dios quiere que nosotros veamos, que nosotros entendamos, para que así seamos preparados para ser transformados y llevados con Cristo a la Cena de las Bodas del Cordero.

Que Dios les continúe bendiciendo a todos, que Dios les guarde, y con nosotros el cántico y luego Félix Caro, para finalizar esta actividad de esta mañana.

LAS DOS SIMIENTES EN LA TIERRA.”