Muy buenos días a todos los presentes en esta ocasión: evangelistas, maestras de niños, y las damas también (que están por aquí también, que tenían actividad para hoy), y todos los niños que también estén aquí, y los jóvenes.
Que las bendiciones de Cristo, el Ángel del Pacto, sean sobre todos ustedes y sobre mí también; y nos abra las Escrituras en esta ocasión, y nos hable directamente a nuestra alma; y nos abra el entendimiento de nuestra alma para recibir Su Palabra y entenderla, porque la buena tierra es aquella que oye la Palabra y la entiende, y lleva fruto a ciento por uno, a sesenta por uno y a treinta por uno. En el Nombre Eterno del Señor Jesucristo. Amén y amén.
Para esta ocasión, para la actividad de los evangelistas, el tema es: “LA EVANGELIZACIÓN FUNDAMENTADA EN LA PALABRA DE DIOS PARA EL DÍA POSTRERO”.
Y el de las maestras es: “LOS MAESTROS PREPARANDO SU CORAZÓN PARA INQUIRIR LA LEY DE DIOS Y CUMPLIRLA”.
(Las damas no tenían tema, ¿o sí?) Y el de las damas es: “DAMAS CON LA PALABRA DE BENDICIÓN EN ACCIÓN”. Ese tema está muy bueno también.
Y ahora, por cuanto todo gira alrededor del Evangelio, por lo tanto, veamos en San Marcos, capítulo 16; verso 9 en adelante dice:
“Habiendo, pues, resucitado Jesús por la mañana, el primer día de la semana, apareció primeramente a María Magdalena, de quien había echado siete demonios.
Yendo ella, lo hizo saber a los que habían estado con él, que estaban tristes y llorando.
Ellos, cuando oyeron que vivía, y que había sido visto por ella, no lo creyeron.
Pero después apareció en otra forma a dos de ellos que iban de camino, yendo al campo (estos fueron los caminantes a Emaús).
Ellos fueron y lo hicieron saber a los otros; y ni aun a ellos creyeron.
Finalmente se apareció a los once mismos, estando ellos sentados a la mesa, y les reprochó su incredulidad y dureza de corazón, porque no habían creído a los que le habían visto resucitado.
Y les dijo: Id por todo el mundo y predicad el evangelio a toda criatura.
El que creyere y fuere bautizado, será salvo; mas el que no creyere, será condenado”.
Que Dios bendiga nuestras almas con Su Palabra y nos permita entenderla.
“LA EVANGELIZACIÓN FUNDAMENTADA EN LA PALABRA DE DIOS PARA EL DÍA POSTRERO”.
La orden del Señor Jesucristo fue ir por todo el mundo predicando el Evangelio a toda criatura, y el que creyere y fuere bautizado… No es un asunto de decir: “Sí, yo creo en Dios”. Es creer, arrepentido de sus pecados, como se efectuaba el día de la expiación, el día diez del mes séptimo de cada año, en medio del pueblo hebreo, en donde, vean ustedes, en Levítico 23, verso 26 en adelante nos dice:
“También habló Jehová a Moisés, diciendo:
A los diez días de este mes séptimo será el día de expiación; tendréis santa convocación, y afligiréis vuestras almas, y ofreceréis ofrenda encendida a Jehová.
Ningún trabajo haréis en este día; porque es día de expiación, para reconciliaros delante de Jehová vuestro Dios.
Porque toda persona que no se afligiere en este mismo día, será cortada de su pueblo.
Y cualquiera persona que hiciere trabajo alguno en este día, yo destruiré a la tal persona de entre su pueblo.
Ningún trabajo haréis; estatuto perpetuo es por vuestras generaciones en dondequiera que habitéis.
Día de reposo será a vosotros, y afligiréis vuestras almas, comenzando a los nueve días del mes en la tarde; de tarde a tarde guardaréis vuestro reposo”.
Aquí tenemos el gran día de “la fiesta de la expiación”, que es la fiesta que se realiza para quedar reconciliado el pueblo hebreo con Dios cada año, allá en el Antiguo Testamento. Es el “día (llamado también) del perdón”, porque es el día en que el pueblo hebreo era perdonado; y todo lo que había sucedido en sus vidas, como pueblo y también como individuos, quedaba perdonado, y quedaba cubierto con la sangre de la expiación; no quitado, porque la sangre de animalitos no quita el pecado.
La única Sangre que quita el pecado es la Sangre de nuestro amado Señor Jesucristo; pero aquí se está reflejando lo que Dios hará con el Sacrificio perfecto de la Expiación que Dios llevaría a cabo para reconciliar a toda persona escrita en el Cielo, en el Libro de la Vida del Cordero, desde antes de la fundación del mundo, para reconciliarlo con Dios.
Por lo tanto, con el Sacrificio de Cristo, el Sacrificio de la Expiación, queda perdonado todo ser humano; y queda limpio de todo pecado todo ser humano que recibe a Cristo como su Salvador, afligiendo su alma por haber pecado. Esa es la forma de recibir a Cristo como su Salvador.
Y, vean ustedes, dice:
“Porque toda persona que no se afligiere en este mismo día, será cortada de su pueblo”.
Y ahora, el Día de la Expiación, vean ustedes, sería materializado por Jesucristo, el cual es nuestro Redentor, el cual es nuestra Expiación, para quitar nuestros pecados y ser reconciliados con Dios.
Así como el sumo sacerdote, el día diez del mes séptimo entraba al templo bien temprano en la mañana…; aunque él estaba toda esa semana allí en el templo: tenía que hacer todos los sacrificios diarios, hacerlo el mismo sumo sacerdote…; aunque le ayudaban otros sacerdotes, para que estuviera bien preparado, bien entrenado para el día de la expiación el día diez, porque ese día no le iban a ayudar, sino que él mismo tenía que sacrificar el macho cabrío, tenía que tomar la sangre del macho cabrío y llevarla al lugar santísimo; también tenía que primero haber sacrificado el becerro o becerra bermeja y haber llevado la sangre al lugar santísimo.
Todas esas labores las tenía que hacer el sumo sacerdote, era un día exclusivo para el sumo sacerdote trabajar. No podían hacer esas labores otros sacerdotes, el sumo sacerdote tenía que hacer esos sacrificios. En el lugar santo le podían ayudar algunos sacerdotes en algunas cosas, pero ya cuando entraba al lugar santísimo o iba a entrar al lugar santísimo, ya ningún otro sacerdote le podía dar la mano, tenía que ser el sumo sacerdote.
Ahora, hacer el sacrificio, sacrificar el animalito y ofrecerlo a Dios, esos sacrificios que se hacían durante el día de la expiación también…; porque se hacían también, los sacrificios diarios que cada día se hacían, tenían que hacerse también ese día; y eso le tocaba al sumo sacerdote también, él era el que sacrificaba el animalito para cada sacrificio de ese día; o sea que era el día de más trabajo para el sumo sacerdote.
Y si el sumo sacerdote estaba gordo y estaba todo fuera de forma, su brazo se le iba a cansar matando a los animalitos del sacrificio, y tomándolos y haciendo todas las cosas que tenía que hacer.
Pero una semana antes se tenía que ir al templo, y ahí estar haciendo todos los sacrificio diarios; y cuando llegaba el día de la expiación le tocaba a él solo; en los otros días anteriores tenía sus ayudantes que le ayudaban, pero él tenía que hacer esos sacrificios diarios; tenía que saber usar el cuchillo que iba a usar para el sacrificio de la expiación.
Para llegar a realizar el sacrificio de la expiación del macho cabrío tenía que haber hecho esos otros sacrificios durante toda la semana; y luego también el mismo día de la expiación tenía que hacer el sacrificio de la becerra bermeja o roja, que era sacrificada y su sangre era llevada al lugar santísimo, y presentada por el sumo sacerdote y por los demás sacerdotes.
Ahora, vean ustedes cómo un hombre tan importante como el sumo sacerdote…; pues era el hombre más importante en medio del pueblo hebreo, y después le seguía el rey.
Ahora, encontramos que una persona tan importante, vean ustedes, durante la semana en que iba a llevarse a cabo la expiación, él tenía que hacer esos sacrificios; y luego, el día de la expiación, le tocaba a él solo hacer esos sacrificios y llevar la sangre al lugar santísimo.
Nadie le podía ayudar y decir: “Yo voy contigo para cargarte todas estas cosas, porque es mucho trabajo para ti”. Ahí no había lugar para un ayudante, porque al lugar santísimo solamente podía entrar el sumo sacerdote; porque era el que tenía el Nombre de Dios en la frente, y era el que tenía la vestidura de sumo sacerdote, y era el que estaba ordenado por Dios para esa labor.
Moisés, cuando le pidió un ayudante a Dios, vean ustedes, Moisés tenía el ministerio también de sumo sacerdote, pero entonces fue concedido el sumo sacerdocio a Aarón su hermano, y luego a los descendientes de Aarón, para mantener ese sumo sacerdocio en vigor.
Ahora, Moisés podía entrar al lugar santísimo, no tenía ningún problema. Vean, él fue el que dedicó el templo a Dios, el tabernáculo a Dios, él fue el que esparció con la sangre del macho cabrío sobre el propiciatorio; él fue el que dedicó el templo a Dios y el que hizo la expiación del santuario, del tabernáculo; tipo y figura de Cristo haciendo la Expiación de Su Templo espiritual, que es Su Iglesia; porque aquel tabernáculo representa a la Iglesia del Señor Jesucristo, por consiguiente representa al Templo celestial.
Y ahora, dice San Pablo que… vamos a ver, para que tengan el cuadro claro y tengan el fundamento bíblico de lo que estamos hablando. Capítulo 9 de Hebreos, dice, versos 16 en adelante, dice:
“Porque donde hay testamento, es necesario que intervenga muerte del testador.
Porque el testamento con la muerte se confirma; pues no es válido entre tanto que el testador vive.
De donde ni aun el primer pacto fue instituido sin sangre.
Porque habiendo anunciado Moisés todos los mandamientos de la ley a todo el pueblo, tomó la sangre de los becerros y de los machos cabríos, con agua, lana escarlata e hisopo, y roció el mismo libro y también a todo el pueblo,
diciendo: Esta es la sangre del pacto que Dios os ha mandado.
Y además de esto, roció también con la sangre el tabernáculo y todos los vasos del ministerio.
Y casi todo es purificado, según la ley, con sangre; y sin derramamiento de sangre no se hace remisión.
Fue, pues, necesario que las figuras de las cosas celestiales fuesen purificadas así (todo lo que Moisés estaba purificando con sangre eran los tipos y figuras de las cosas celestiales); pero las cosas celestiales mismas, con mejores sacrificios que estos”.
Y ahora, las cosas celestiales van a ser rociadas con una Sangre perfecta por medio de un Sacrificio perfecto, el cual Cristo realizó en la Cruz del Calvario. Y con Su Sangre son rociados todos los seres celestiales que tienen sus nombres escritos en el Cielo, en el Libro de la Vida del Cordero.
“Porque no entró Cristo en el santuario hecho de mano, figura del verdadero, sino en el cielo mismo para presentarse ahora por nosotros ante Dios”.
Y ahora, Cristo cuando murió y resucitó no fue con Su Sangre al templo allí que estaba en Jerusalén, para colocar Su Sangre allí en el lugar santísimo de ese templo, sino que Él fue al verdadero Templo celestial, y entró al Lugar Santísimo con Su propia Sangre, y roció sobre el Propiciatorio, la colocó sobre el Propiciatorio, el Trono de Dios, el asiento de Dios en el Cielo.
Y como hacía el sumo sacerdote intercesión en el lugar santísimo sobre el propiciatorio, Cristo ha estado haciendo Intercesión como Sumo Sacerdote, porque Él es el Sumo Sacerdote del Templo celestial, conforme al Orden de Melquisedec; porque Cristo es Melquisedec, el Sumo Sacerdote del Templo celestial; Él es el Sacerdote del Dios Altísimo.
Ahora, encontramos que el Sacerdote del Dios Altísimo, el cual es Cristo, el Ángel de Jehová, el cuerpo angelical de Dios, encontramos que luego se hizo carne, se hizo hombre, murió, y ese es el Sacrificio que Melquisedec ha ofrecido a Dios para quitar el pecado del ser humano, el pecado de todos los escogidos de Dios.
Y ahora, Melquisedec con Su cuerpo físico, el cual fue sacrificado en la Cruz del Calvario, fue sepultado, luego resucitado en condición glorificada, y ahora Melquisedec tiene un cuerpo glorificado, un cuerpo físico, eterno, inmortal y glorificado.
Y siendo que en Melquisedec, que es el Ángel de Jehová, ha estado Dios siempre en toda Su plenitud, encontramos que por esa causa es que estuvo en Cristo en toda Su plenitud, porque el cuerpo físico de Jesús es el cuerpo de carne de Melquisedec, del Sacerdote del Dios Altísimo.
Ahora vean, Cristo es el Sumo Sacerdote, y sin embargo no es descendiente de Aarón, no es de la tribu de Leví según la carne, ¿por qué? Porque es de otro orden sacerdotal, del Orden Sacerdotal no de Leví, no levítico, sino de Melquisedec. Pero en el orden sacerdotal levítico estaba reflejado el Orden Sacerdotal Celestial de Melquisedec. Fue solamente un reflejo, un tipo y figura del Orden Sacerdotal Celestial, lo que se manifestó en el orden sacerdotal terrenal de Leví, del cual vino Moisés y Aarón; porque el padre de Moisés, Amram, viene de la tribu de Leví.
Ahora, el Orden Sacerdotal Celestial es el orden sacerdotal perfecto del Templo celestial. Y cuando venga a la Tierra en el y para el Reino Milenial, el Orden Sacerdotal de Melquisedec, pues por cuanto es perfecto, lo que es en parte será quitado; eso es algo quizás duro para el pueblo hebreo, pero es la verdad.
El Orden Sacerdotal para el Reino Milenial, como también el orden del Reino y gobierno del Reino, pertenecen al Orden Celestial. Por eso Cristo dijo orando, y enseñó orando a Sus discípulos, a que oraran pidiendo la Venida del Reino de Dios: “Venga Tu Reino. Hágase Tu voluntad, como en el Cielo, aquí en la Tierra”1.
Y si viene el Reino de Dios y es establecido en la Tierra, pues es establecido el Orden Sacerdotal de Melquisedec en esta Tierra. Y el Orden de Melquisedec cubre la parte religiosa y la parte de gobierno, la parte gubernamental; y también cubre la parte judicial, que tiene que ver con el juzgar. Cristo es Juez, el Juez que juzgará a los vivos y a los muertos; porque en San Juan, el mismo Cristo dice en el capítulo 5 de San Juan, verso 21 en adelante dice (al 22):
“Porque como el Padre levanta a los muertos, y les da vida, así también el Hijo a los que quiere da vida.
Porque el Padre a nadie juzga, sino que todo el juicio dio al Hijo”.
Por eso San Pablo dice que Cristo juzgará a los vivos y a los muertos. También los diferentes apóstoles han dicho que Dios lo ha hecho (a Cristo) Señor y Cristo, y que Él juzgará al mundo, el cual juzgará a toda persona. Ha sido puesto también como Juez; como Juez, como Rey y como Sumo Sacerdote. Él, por esa causa, podía decir: “Toda potestad me es dada en el Cielo y en la Tierra”.
Y ahora, Cristo con estos títulos siendo manifestados, en Su glorioso Reino Milenial tendrá un glorioso Reino de paz; Cristo como Juez, como Rey y como Sumo Sacerdote.
Y ahora, en ese Reino estaremos nosotros con Él, y por eso es que nosotros somos reyes, somos sacerdotes y somos jueces también: porque nosotros somos hijos de Melquisedec, y por medio del nuevo nacimiento obtenemos el nacimiento como hijos e hijas de Dios por medio de Jesucristo nuestro Salvador, que nos da Su Espíritu Santo y nos da un cuerpo teofánico, angelical, de la sexta dimensión.
Y en la misma forma en que vino Jesús, ahora en el Programa de una Nueva Raza, de una Nueva Creación que está llevando a cabo Cristo, así venimos nosotros, en la Nueva Creación.
Por medio de creer en Cristo como nuestro Salvador, lavar nuestros pecados en Su Sangre, ser bautizados en Su Nombre y recibir Su Espíritu Santo, nacemos en el Reino de nuestro amado Señor Jesucristo: obtenemos un cuerpo angelical teofánico, y así obtenemos un cuerpo como el cuerpo angelical de nuestro amado Señor Jesucristo. Y así como Cristo teniendo el cuerpo angelical todavía no tenía un cuerpo de carne perfecto, creado por Dios, así también nosotros.
Ahora, cualquier persona puede decir: “Sí tenemos un cuerpo”, pero este no es el cuerpo creado por Dios que tendremos para toda la eternidad; este fue por medio de la unión de papá y mamá, de nuestros padres terrenales; es un cuerpo en la permisiva voluntad de Dios para (estando en este cuerpo) nosotros hacer contacto con la vida eterna, que es Cristo, y confirmar nuestro lugar en la vida eterna; y ser así reconciliados con Dios y obtener el nuevo nacimiento, y nacer en el Reino de nuestro amado Señor Jesucristo, y recibir así el cuerpo teofánico, angelical y eterno; para luego, en el Día Postrero (el cual ha comenzado ya en este año), en algún año del Día Postrero recibir el cuerpo nuevo, eterno e inmortal y glorificado, el cual recibiremos cuando seamos transformados.
Y los muertos en Cristo recibirán el cuerpo glorificado cuando resuciten; cuando Cristo los resucite, los resucitará en un cuerpo eterno y glorificado, en un cuerpo perfecto. Esa es la clase de cuerpo que Dios predestinó desde antes de la fundación del mundo para cada uno de Sus hijos, para cada uno ¿de quiénes? De nosotros, de nosotros que vivimos y de los santos que ya han partido.
Pero primero nos da el cuerpo teofánico y angelical; así como Cristo tuvo primero el cuerpo teofánico y después tuvo el cuerpo de carne creado por Dios en el vientre de María, el cual nació en Belén de Judea a través de la virgen María.
Y ahora, podemos ver que en el Programa de Dios para con Su simiente, que son Sus hijos… Así como la simiente de su padre, de un padre terrenal son sus hijos, la simiente de Dios, pues son los hijos e hijas de Dios.
Y ahora, la simiente de Dios viene por medio de Cristo, el Hijo de Dios; y por medio de Cristo obtenemos, como dice la Escritura, el nuevo nacimiento. Por medio de Cristo…, vean ustedes lo que nos dice aquí en San Lucas y en San Mateo:
San Mateo, capítulo 1, verso 21, dice:
“Y dará a luz un hijo, y llamarás su nombre Jesús, porque él salvará a su pueblo de sus pecados”.
Así dijo el Arcángel Gabriel a José, el cual estaba desposado con la virgen María; estaban desposados, o sea, eran novios de compromiso, estaba ella comprometida. Y había concebido del Espíritu Santo, pero José no sabía lo que había pasado y pensó dejarla secretamente para no ofenderla. Y el Espíritu de Dios obró y fue enviado el Arcángel Gabriel a José, el cual le dio las buenas nuevas, las buenas noticias, de que lo que había en ella era del Espíritu Santo.
Vamos a leer, vamos a comenzar en el verso 18 de este capítulo 1, para que tengan el cuadro claro:
“El nacimiento de Jesucristo fue así: Estando desposada María su madre con José, antes que se juntasen, se halló que había concebido del Espíritu Santo.
José su marido, como era justo, y no quería infamarla, quiso dejarla secretamente.
Y pensando él en esto, he aquí un ángel del Señor le apareció en sueños y le dijo: José, hijo de David…”.
Recuerden que José es hijo de David, porque es descendiente de David; como todos los hebreos también pueden decir: “Nosotros somos hijos de Abraham”. ¿Por qué? Porque son descendientes de Abraham. Y los escogidos de Dios, redimidos por Cristo, pueden decir: “Nosotros somos descendientes de Abraham, somos hijos de Abraham como dice San Pablo, porque somos de la fe de Abraham, somos creyentes en Cristo”.
“José, hijo de David, no temas recibir a María tu mujer, porque lo que en ella es engendrado, del Espíritu Santo es.
Y dará a luz un hijo, y llamarás su nombre Jesús, porque él salvará a su pueblo de sus pecados”.
“Él salvará a Su pueblo de sus pecados”. Y el único que salva a Su pueblo de sus pecados es nuestro amado Señor Jesucristo. No hay otro que pueda salvar al ser humano de sus pecados, no hay otro que nos pueda salvar a nosotros de nuestros pecados.
Ahora, vean por qué Cristo dice… Vean, si este Arcángel, para el anuncio del nacimiento de Juan y también para el anuncio del nacimiento de Cristo, estuvo presente, de seguro estuvo presente en el ministerio de Cristo.
Ahora, San Lucas, capítulo 24, versos 46 al 49, dice Cristo: “Y les…”. Un poquito antes yo creo que tenemos que leer: 42:
“Entonces le dieron parte de un pez asado, y un panal de miel.
Y él lo tomó, y comió delante de ellos”.
Es que ellos pensaban que era un espíritu, que no era Jesucristo en carne, en cuerpo físico; pero era Jesucristo en cuerpo físico glorificado. Y se puede comer en el cuerpo físico glorificado pero en espíritu no se puede comer, un espíritu no puede comer.
“Y les dijo: Estas son las palabras que os hablé, estando aún con vosotros: que era necesario que se cumpliese todo lo que está escrito de mí en la ley de Moisés, en los profetas y en los salmos”.
Y en cada edad y en cada dispensación es necesario que se cumpla lo que está escrito del mensajero de cada edad y de cada dispensación, y del pueblo de Dios para ese tiempo; es necesario que se cumpla toda profecía correspondiente a cada edad y a cada dispensación; por consiguiente es necesario que se cumplan las profecías correspondientes a nuestro tiempo.
“Entonces les abrió el entendimiento, para que comprendiesen las Escrituras (sin que Cristo abra el entendimiento de las personas, es imposible comprender las Escrituras);
y les dijo: Así está escrito, y así fue necesario que el Cristo padeciese, y resucitase de los muertos al tercer día;
y que se predicase en su nombre el arrepentimiento y el perdón de pecados en todas las naciones, comenzando desde Jerusalén”.
El arrepentimiento y el perdón de pecados se predica en el Nombre de nuestro Señor Jesucristo, y se recibe el perdón de nuestros pecados.
¿De parte de quién se recibe el perdón? De parte de nuestro amado Señor Jesucristo. Así como Él dijo en muchas ocasiones: “Tus pecados te son perdonados”, así sigue Él haciéndolo cuando las personas arrepentidas piden perdón a Cristo y Cristo les perdona.
Y ahora, el arrepentimiento y el perdón de los pecados se predica en el Nombre del Señor Jesucristo en todas las naciones, y se hace por medio de la predicación del Evangelio, con el cual evangelizamos a todas las naciones, pueblos y lenguas, para que puedan los seres humanos arrepentirse de sus pecados, confesarlos a Cristo, recibir a Cristo como su Salvador, lavar sus pecados en la Sangre de Cristo…, sabiendo que hay un Sacrificio por el pecado y, por consiguiente, por el pecador.
Y por consiguiente hay esperanza para el ser humano, hay esperanza; y esa esperanza está ¿en quién? En Cristo: Creyendo en Cristo como nuestro Salvador, arrepintiéndonos de nuestros pecados, y colocando nuestros pecados en Su Sangre, la Sangre de Cristo nos limpia de todo pecado; obtenemos así el perdón de nuestros pecados, y quedamos justificados ante Dios; esto es, quedamos como si nunca en la vida hubiésemos pecado.
Esto lo predicamos a todo pueblo, nación y lengua: el arrepentimiento y el perdón de los pecados, y lo predicamos en el Nombre del Señor Jesucristo.
Con el Evangelio de la Gracia, que es la Lluvia Temprana de la enseñanza de la Primera Venida de Cristo y Su Obra de Redención en la Cruz del Calvario, enseñamos a todo pueblo, nación, lengua e individuo, el misterio de la Primera Venida de Cristo y Su Obra de Redención en la Cruz del Calvario; porque el Evangelio de la Gracia gira alrededor de la Primera Venida de Cristo y Su Obra de Redención en la Cruz del Calvario, para que el ser humano pueda arrepentirse de sus pecados y obtener el perdón de parte de Dios por medio de Jesucristo, y pueda obtener el nuevo nacimiento, la persona puede ser bautizada en agua en el Nombre del Señor Jesucristo, y pueda así la persona estar listo para recibir el Espíritu Santo y obtener el nuevo nacimiento.
Por eso es que Cristo mismo dijo en San Marcos, capítulo 16, versos 15 al 16:
“Y les dijo: Id por todo el mundo y predicad el evangelio a toda criatura”.
Evangelio significa ‘Buenas nuevas’: “Id y predicad las buenas nuevas, el Evangelio, las buenas nuevas, a toda criatura; las buenas nuevas de la Primera Venida de Cristo y Su Obra de Redención en la Cruz del Calvario”.
“El que creyere y fuere bautizado, será salvo; mas el que no creyere, será condenado”.
El que no creyere será condenado porque sus pecados no son quitados, no son borrados, porque no creyó.
Y ahora podemos ver cuán grande es el amor de Dios para con nosotros, que envió a Jesucristo para morir por nosotros y quitar nuestros pecados (obtener el perdón de nuestros pecados, quitarlos de nosotros), y darnos Su Espíritu Santo; para así obtener el nuevo nacimiento y obtener el cuerpo teofánico de la sexta dimensión; y ya entonces estar en el Reino de Cristo, nacidos como hijos e hijas de Dios.
Se requiere la predicación del Evangelio para que las personas puedan creer, arrepentirse de sus pecados, ser bautizados y recibir Su Espíritu Santo; y por eso evangelizamos, llevamos a cabo la Obra de Evangelización.
Cristo fue el que ordenó la evangelización para toda nación, pueblo y lengua, para que fueran evangelizados con el Mensaje del Evangelio de la Gracia; para recibir los seres humanos el perdón de sus pecados y recibir el nuevo nacimiento, recibir el Espíritu Santo, y recibir el cuerpo angelical; y así nacer en el Reino de Cristo, nacer en la Iglesia del Señor Jesucristo.
A la Iglesia del Señor Jesucristo nadie se une, sino que las personas que están (y las que ya han estado en edades pasadas) nacieron en ella por medio del nuevo nacimiento.
Por lo tanto, se requiere que evangelicemos, para que así llegue el Mensaje de Cristo a los oídos y al corazón de los seres humanos; para que el que es de Dios oiga la Voz de Dios, y sea vivificado, sea traído a vida eterna, reciba a Cristo como su Salvador, lave sus pecados en la Sangre de Cristo, sea bautizado en Su Nombre y reciba el Espíritu Santo.
San Pedro en su primer mensaje, en el capítulo 2 del libro de los Hechos, verso 37 en adelante, dice:
“Al oír esto, se compungieron de corazón, y dijeron a Pedro y a los otros apóstoles: Varones hermanos, ¿qué haremos?”.
Vean cómo fueron compungidos de corazón al escuchar a Pedro predicando lleno del Espíritu Santo; ahí estaba evangelizando.
“Pedro les dijo: Arrepentíos, y bautícese cada uno de vosotros en el nombre de Jesucristo para perdón de los pecados; y recibiréis el don del Espíritu Santo”.
Bautizar en el Nombre del Señor Jesucristo es bautizar en el Nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo; porque el Nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo es Señor Jesucristo.
Por eso es que ellos recibieron la orden de bautizar en el Nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, y luego bautizaban en el Nombre del Señor Jesucristo; porque el Nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo es Señor Jesucristo. Dice:
“Arrepentíos, y bautícese cada uno de vosotros en el nombre de Jesucristo para perdón de los pecados; y recibiréis el don del Espíritu Santo.
Porque para vosotros es la promesa, y para vuestros hijos, y para todos los que están lejos; para cuantos el Señor nuestro Dios llamare”.
Es el bautismo del Espíritu Santo para toda persona que Dios llame, “esté cerca” (o sea, estuviera allá en la tierra de Israel o estuviera entre los gentiles), hasta llegar a lo último de la Tierra, que es el oeste.
Así como el oeste es lo último de la Tierra para el sol, donde termina su recorrido, así también es en el Programa Divino.
Y ahora, nos encontramos en lo último de la Tierra, en el oeste, en el continente americano; y nos encontramos en la parte de la América Latina y el Caribe, que es la parte que corresponde en el Programa Divino al Lugar Santísimo del Templo espiritual de Cristo. Es el territorio donde se cumple la Edad de la Piedra Angular y donde se cumple la Obra del Lugar Santísimo del Templo espiritual de Cristo.
Por eso notarán que en y la Edad de la Piedra Angular está compuesta mayormente por latinoamericanos y caribeños; como podrán ver la primera edad compuesta por los de Asia Menor; y las cinco edades subsiguientes compuestas por europeos; y la séptima edad de la Iglesia compuesta mayormente por norteamericanos (pero que también entraron personas de otras naciones). Y la Edad de la Piedra Angular: compuesta por latinoamericanos, pero que también entran personas de otras naciones.
Siempre todos los que escuchan la Voz de Dios para cada edad, por medio del mensajero de cada edad, entran al Cuerpo Místico de Cristo en esa edad, forman parte del grupo de esa edad.
De etapa en etapa Dios ha enviado un mensajero a Su Iglesia, para Cristo —por medio de ese mensajero— manifestarse en Espíritu Santo, ungir a ese mensajero, colocar la revelación divina para esa edad en ese mensajero; y ha enviado a ese mensajero a evangelizar con esa revelación divina, con ese Mensaje.
Y él ha proclamado ese Mensaje, que es la Palabra de Dios correspondiente a ese tiempo; y Cristo en ese mensajero ha estado llamando y juntando a Sus escogidos de esa edad. Así ha sido de edad en edad.
Y la Palabra de esa edad se hizo carne en el mensajero; y cuando las personas recibieron ese Mensaje se hizo carne en las personas que recibieron ese Mensaje. Por eso ellos son la Palabra de Dios para su edad, juntamente con el mensajero de su edad.
En cada edad fue encendida la Luz de Dios, la Luz Divina, para Su Iglesia y en medio de Su Iglesia. ¿Y cómo fue encendida? El Espíritu Santo por medio del mensajero de cada edad encendió la Luz de cada edad, y hubo Luz en cada edad; y ahora, eso fue Cristo reflejado en el mensajero de cada edad.
Cristo es la Luz del mundo2, y Cristo reflejado en el mensajero de cada edad estuvo dando Luz en cada edad a los escogidos de cada edad.
Y ahora, para el tiempo final, mirando la historia de la Iglesia podemos ver el por qué San Pablo dice que Dios lo envió a los gentiles. Vamos a ver cómo es que San Pablo lo da a conocer.
San Pablo lo da a conocer en una forma sencilla, cuando dice que Dios lo ha enviado a los gentiles (Miguel, si lo puedes conseguir). Eso fue… Esto fue cuando estuvo predicando en una sinagoga allá, y no quisieron creer, y entonces… Capítulo 13, verso 44 en adelante, dice [Hechos]:
“El siguiente día de reposo se juntó casi toda la ciudad para oír la palabra de Dios.
Pero viendo los judíos la muchedumbre, se llenaron de celos, y rebatían lo que Pablo decía, contradiciendo y blasfemando.
Entonces Pablo y Bernabé, hablando con denuedo, dijeron: A vosotros a la verdad era necesario que se os hablase primero la palabra de Dios; mas puesto que la desecháis, y no os juzgáis dignos de la vida eterna, he aquí, nos volvemos a los gentiles.
Porque así nos ha mandado el Señor, diciendo:
Te he puesto para luz de los gentiles,
A fin de que seas para salvación hasta lo último de la tierra.
Los gentiles, oyendo esto, se regocijaban y glorificaban la palabra del Señor, y creyeron todos los que estaban ordenados para vida eterna.
Y la palabra del Señor se difundía por toda aquella provincia”.
Ahora, vean ustedes cómo aquí (esto fue en Antioquía), vean cómo Pablo dice a ellos: “Ahora, por cuanto ustedes se juzgan indignos de la vida eterna, ahora nosotros nos vamos a volver a los gentiles”.
Para los gentiles resplandeció la Luz, que es Cristo, y se reflejó por medio de San Pablo; y por eso es que San Pablo tuvo éxito llevando el Mensaje. Y aunque tenía mucha oposición…, porque el diablo siempre lucha en contra de la Obra de Dios correspondiente a cada edad, y lucha en contra del mensajero correspondiente a cada edad, y del grupo que con ese mensajero está en esa edad; pero el mensajero y su grupo obtienen la victoria siempre en esa edad, porque Cristo está en el mensajero de esa edad, y por consiguiente está con el grupo de esa edad.
Ahora, de etapa en etapa Cristo se ha reflejado en esos mensajeros, y por eso son llamados “estrellas”.
En el mensaje de Las Edades dice el reverendo William Branham, hablando de los siete ángeles mensajeros, de la siguiente manera: página 265, dice el reverendo William Branham:
“96. Como ya hemos mencionado, Jesús se identifica con el mensajero de cada edad (ahí está identificado Cristo). Ellos reciben de Él la revelación de la Palabra para cada edad. Esta revelación de la Palabra saca del mundo a los escogidos de Dios…”.
¿Qué es lo que saca del mundo a los escogidos de Dios? Esa Palabra revelada que Cristo le ha dado al mensajero; y ese mensajero predica esa Palabra, y eso saca del mundo a los escogidos de Dios; y los coloca, ¿dónde? Los coloca en unión con Cristo en el Reino de Cristo.
No podemos ir con un Mensaje de una edad pasada para llamar y juntar a los escogidos de Dios para nuestra edad. ¿Por qué? Porque ya con ese Mensaje pasado Dios llamó y juntó los escogidos de aquella edad pasada.
Para cada edad Él tiene un Mensaje, el cual es revelado al ángel mensajero de esa edad; y no puede ser alterado, no puede ser alterado ese Mensaje, porque entonces no produce aquello para lo cual Dios ha enviado ese Mensaje, lo ha dado al mensajero. Dice:
“Esta revelación de la Palabra saca del mundo a los escogidos de Dios y los coloca en unión completa con Cristo Jesús. Estos mensajeros son llamados estrellas porque brillan con una Luz prestada o reflejada, la Luz del Hijo de Dios, Jesús”.
Vean, a través de estos mensajeros Cristo se refleja y llama y junta en Su Cuerpo Místico de creyentes a todos Sus escogidos, los cuales están escritos en el Cielo, en el Libro de la Vida del Cordero.
“También son llamados estrellas porque son ‘portadores de luz’ en la noche. Así que en la oscuridad del pecado, ellos traen la Luz de Dios a Su pueblo”.
La Luz de Dios viene por medio del Espíritu Santo a través ¿de quién? Del mensajero de cada edad. Por lo tanto, hay siempre un hombre en cada edad que enciende la Luz, un hombre de otra dimensión, el cual es Cristo, el Ángel del Pacto, el Ángel de Jehová; y un hombre de esta dimensión o en esta dimensión terrenal, el cual es el mensajero de Dios para la edad correspondiente.
Y ahora, cuando han transcurrido las siete etapas o edades de la Iglesia, ¿qué Cristo tiene para la Edad de la Piedra Angular, para que sea encendida la Luz de este nuevo día, el cual está representado en el domingo (así como las otras siete edades están representadas en los otros días anteriores)?
Ahora, veamos lo que dice el reverendo William Branham en el libro de Citas, que contiene extractos de los mensajes del reverendo William Branham. Vamos a ver aquí lo que nos dice él acerca de la forma para encender la Luz en cada edad.
Recuerden que en el Antiguo Testamento el candelabro tenía siete lámparas con siete mechas; y esas lámparas tenían el aceite, esas mechas estaban mojadas con el aceite, que representa el Espíritu Santo; ese aceite venía de un vaso grande que estaba ahí (y ahora…); esto es conforme a Zacarías, capítulo 4.
Y ahora, cada lámpara con su mecha representa (en la Iglesia de Jesucristo) cada edad con su mensajero; y con el Fuego del Espíritu Santo es encendido ese mensajero, esa mecha; y entonces esa lámpara queda encendida dando Luz, queda con Luz.
Cada edad queda con Luz cuando el Espíritu Santo unge al mensajero de cada edad, lo enciende. Y así, vean ustedes, Cristo, el Ángel del Pacto, el Ángel de Jehová es el que enciende las siete lámparas.
Pero encontramos que luego Cristo, por medio del mensajero de cada edad, enciende la Luz correspondiente a cada edad; y entonces hay Luz de Dios en cada edad para el pueblo de Dios, para que camine en la Luz de Cristo.
Cuando el mensajero es ungido, ahí Dios lo enciende; y cuando el mensajero sale predicando el Mensaje: sale ese mensajero dando Luz, la revelación divina, al pueblo; y entonces hay Luz en cada edad. Cristo, la Luz del mundo, reflejado a través del mensajero de cada edad.
Y ahora, vamos a ver algo muy importante en este misterio de la Luz, en la página 68 y 69, vamos a ver cómo lo expresa. Página 69, párrafo 593, dice:
593 – “Vendrá una Luz, se levantará. ¿Dónde vendrá? ¿Allá en Jerusalén? No, señor. Las luces de la tarde no se levantarán en Jerusalén. Las luces de la tarde ¿van para dónde? ¡En el oeste! Ellos tuvieron su día (o sea, allá en Israel, ellos tuvieron su día) y lo rechazaron, pero la Luz de la tarde se levantará en el oeste. ¿Para qué? Para brillar sobre la Palabra. ¿Qué? Para madurar la fruta, traer hacia adelante el Árbol-Novia, con las mismas señales, maravillas y frutos que ellos tenían en el principio”.
Y ahora, pasamos a la página 68, párrafo 592, dice:
592 – “Profetiza. ¿Pueden estos huesos vivir? (Eso es el capítulo 37 de Ezequiel). Tengo las cuatro etapas de esa venida hacia adelante de esa Iglesia. ¿Qué son las cuatro etapas de la venida hacia adelante de los huesos secos de Ezequiel? Pero la vida vino, no cuando la piel de la fibra estaba en ellos, pero cuando el aire sopló sobre ellos. Eso es cuando ello vino para atrás, ese cuarto Mensaje de Vida fue traído para atrás. ‘Yo restauraré’, dice el Señor. ¡Aleluya! ¡Gloria! ¡Alaben a Dios! La cuarta luz ha de venir, la cual traerá las mismas señales. ¡Miren! Justificación trajo para atrás la pulpa. Santificación trajo para atrás la corteza, doctrina de santidad. ¿Qué trajo para atrás la hoja? Pentecostales. ¿Qué es ello? Pentecostales, hojas, palmeando sus manos. La Palabra hecha carne, frutas de fruto de la señal de resurrección que Cristo por fin ha, después de justificación siendo plantada, santificación siendo plantada, Bautismo del Espíritu Santo. Organizaciones se murieron, y Cristo otra vez se ha colocado dentro de Sí mismo como ese tope de la pirámide”.
Y ahora, ¿dónde vamos a encontrar a Cristo? En el tope de la pirámide, que es la Edad de la Piedra Angular.
“Primera línea, justificación, santificación, Bautismo del Espíritu Santo, entonces la venida de ese tope. ¿Qué es ello? Ese grupo del Espíritu Santo siendo refinados (ese es el grupo de la Edad de la Piedra Angular, la edad del tope), para que pueda encajar con la misma clase de ministerio que Él tenía cuando Él se fue, para que cuando Él venga para atrás ello recogerá la cosa entera en el Rapto, donde ellos son justificados, santificados, y el Bautismo del Espíritu Santo. Esa pirámide se parará otra vez”.
Porque cuando los muertos en Cristo resuciten y nosotros seamos transformados estará la pirámide completa, la Iglesia del Señor Jesucristo completa, con el tope también; el tope, que corresponde a nuestra edad.
Ahora, para que haya una transformación y un rapto, tiene que la persona tener la Palabra que corresponde a esa transformación y a ese rapto.
Por ejemplo, para que apareciera la luz, tenía que ser hablada la Palabra correspondiente a la creación de esa luz, y fue cuando Dios dijo: “Sea la luz”; y entonces alrededor de esa Palabra se materializó lo que fue dicho. La luz es la materialización de la Palabra creadora de Dios hablada, cuando dijo: “Sea la luz”. Por lo tanto, estaba primero la Palabra.
Y ahora, para que una persona sea transformada y raptada tiene que tener esa Palabra prometida en él hecha carne, para que así se pueda materializar en la vida de la persona ese gran evento.
Ahora, vamos a ver lo que nos dice el reverendo William Branham acerca de la transformación. Él nos dice que seamos la Palabra, la Palabra, que nos hagamos la Palabra.
Y ahora, ¿cómo nos vamos a hacer la Palabra? Para hacernos la Palabra tenemos que recibir la Palabra; o sea que tenemos que recibir la Palabra correspondiente a nuestro tiempo.
Él dice: “Hágase la Palabra”. ¿Cómo nos vamos a hacer la Palabra? Como sucedió en otras edades.
Cuando Dios ungió a Lutero y lo envió predicando —le dio la revelación de Su Palabra: “El justo por la fe vivirá”3—, Lutero comenzó a predicar el Mensaje de justificación por la fe; y comenzaron las personas a recibir esa Palabra. ¿Y qué pasó en ellos? Fueron justificados. ¿Ven? Tienen que recibir la Palabra.
Luego, cuando Dios le dio a Wesley la revelación de Su Palabra para su tiempo —le dio la revelación de santificación—, entonces comenzó a predicar santificación; y comenzó el pueblo a ser santificado, al recibir esa Palabra.
Así ha sido de etapa en etapa: tiene que la persona recibir la Palabra que tiene que ver con lo que Dios ha prometido para ese tiempo.
Y ahora, cuando el pueblo recibe esa Palabra, se hace carne en el pueblo esa Palabra, y tiene que producir aquello que esa Palabra dice que va Dios a hacer en ese tiempo.
Ahora, la Palabra, de etapa en etapa, viene por el mensajero de cada etapa, de cada edad; así se enciende la Luz para el pueblo de Dios en esa etapa, y así el pueblo camina en la Luz de Cristo para esa etapa.
Ahora, para este tiempo final, dice el reverendo William Branham en la página 119 del libro de Citas, párrafo 1054:
1054 – “Cuando esta persecución venga, no te asustes…”.
Es que va a venir una apretura, una persecución, como sucedió en edades pasadas. Todo lo que sucedió en edades pasadas luego se cumple en una forma mayor en el Día Postrero.
1054 – “Cuando esta persecución venga, no te asustes; hay una luz que dice que se llevará a Sus hijos. Él no pasará por la tribulación. Ella nunca lo hará. Él dijo que ella será levantada”.
La Iglesia-Novia del Señor Jesucristo será raptada, será levantada.
El reverendo William Branham en este mismo mensaje “Hay un Hombre que puede encender la Luz”, dijo en una ocasión, comparando todo lo que Dios estaría haciendo y todo lo que estaría sucediendo, con dos niñitos (una niñita y un niñito), que con su madre fueron a una excursión y fueron a una cueva muy oscura, y estaba con luz; pero en el programa que llevaban a cabo en esa cueva donde iban los turistas, pues estaba que estando todos ya reunidos dentro, de momento el hombre que estaba a cargo de las luces, tenía el conmutador… O sea, el sistema de donde se apagan y se encienden las luces, él era el que estaba ahí, el que estaba a cargo de encender o apagar las luces.
Y entonces, en cierto momento a él le tocaba apagar las luces; y apagó (le dio al conmutador hacia abajo y se apagaron las luces). Y entonces la niñita, que estaba con su madre y su hermanito, comenzó a gritar histérica, pero su hermanito había visto que era un hombre el que estaba allí, que apagaba las luces. Y entonces su hermanita gritando, y su hermanito le dice: “Hermanita, no temas, hay aquí un hombre que puede encender la luz”. Y ya cuando la encendió, entonces hubo claridad, hubo luz.
Y ahora, vean ustedes que siempre en cada edad hay un Hombre que puede encender la Luz; un Hombre de otra dimensión, el cual es Cristo, el Ángel del Pacto, el Ángel de Jehová. Y para encender la Luz: Cristo, el Ángel de Jehová, envía un espíritu teofánico de la sexta dimensión en carne humana en cada edad, y ese es el mensajero de cada edad; y a través de ese mensajero el Espíritu Santo enciende la Luz de ese día. Es el mensajero ungido con el Espíritu Santo, entonces, el que vemos que enciende la Luz de cada edad.
Y ahora, para la Edad de la Piedra Angular: ¡No temas, Iglesia del Señor Jesucristo! Jesucristo en Espíritu Santo, el Ángel del Pacto, el Ángel de Jehová, está en la Edad de la Piedra Angular, Él está en Su Iglesia; Él es el Hombre de otra dimensión que enciende la Luz del Día Postrero en la Edad de la Piedra Angular, enciende la cuarta Luz, la edad del tope, de la montaña, del tope de la Iglesia de Jesucristo, del tope del Árbol-Novia de Cristo.
Y para eso Jesús dice: “Yo Jesús he enviado mi ángel para daros testimonio de estas cosas en las iglesias”.
Y así Él, Cristo, el Ángel del Pacto, por medio de Su Ángel Mensajero dando testimonio de estas cosas, enciende la Luz del Día Postrero en la Edad de la Piedra Angular, para que caminemos a Su Luz, la Luz de Cristo resplandeciendo en Su Iglesia, en este tiempo final; y alumbrándonos los ojos de nuestro entendimiento, de nuestra alma; y alumbrándonos las Escrituras; porque la Luz resplandece sobre las Escrituras.
Y cuando usted está viviendo…, o usted está en su hogar, y tiene las Escrituras abiertas, usted las puede leer si hay luz; si no hay luz, no puede leer y entender ahí lo que está escrito; pero sabe que es la Biblia, pero no puede leer para entender. Pero cuando hay luz, cuando enciende la luz, entonces sí puede leer y entender lo que está escrito ahí.
Y así es en nuestra edad: hay muchas profecías en la Biblia que no fueron entendidas en tiempos pasados. ¿Por qué causa? Porque estaban selladas y cerradas hasta el tiempo del fin, estaban cerradas y selladas hasta nuestro tiempo. Pero en este tiempo, Cristo resplandeciendo en nuestra edad, nos alumbra, nos alumbra las Escrituras para que las podamos entender, y podamos así comprender en qué tiempo estamos, en qué edad estamos.
Como el caso de dos personas que fueron de pesca: un anciano pescador…, y un joven que no era pescador (pero que quería ir de pesca) y fue al lugar donde estaban las embarcaciones, las lanchas, y habló con un anciano pescador para que lo llevara de pesca.
Fueron de pesca y se levantó una tempestad; y fue tanta la neblina o niebla que hubo, que no sabían – no se veía dónde estaban, no se veía nada. Y el joven estaba muy desesperado, pero el anciano pescador le decía: “Hijo, siéntate, siéntate”.
El joven decía: “¿Pero dónde estamos? Estamos perdidos”.
El anciano le decía: “No, siéntate, deja que salga el sol; y cuando salga el sol, entonces hemos de saber dónde nos encontramos”.
Para las edades todo es neblina, todo es tiniebla, porque ya las edades han pasado; y ellas vivieron en tiempo de la noche; y sus mensajeros, a través de los cuales Cristo resplandeció, ya se les fueron, por lo tanto quedaron en tinieblas. Pero en la Edad de la Piedra Angular, Cristo, el Sol de Justicia, está prometido que saldría; y Él es la cuarta Luz en el Cuerpo Místico de Cristo, en la restauración de la Iglesia del Señor Jesucristo que ha pasado por estas diferentes etapas para su restauración. Y es en la Edad de la Piedra Angular donde Cristo, el Sol de Justicia, nace, conforme a Malaquías, capítulo 4, verso 2, donde dice: “Mas a vosotros los que teméis mi nombre, nacerá el Sol de justicia, y en sus alas traerá salvación”.
Y Cristo, el Sol de Justicia, naciendo en el Cuerpo Místico de Cristo, en la Edad de la Piedra Angular, nos alumbra, y entonces sabemos dónde estamos.
¿Dónde estamos en el Programa Divino, en el Cuerpo Místico de Cristo? En la Edad de la Piedra Angular. Ya no estamos ni en la edad luterana, ni wesleyana, ni pentecostal, ni siquiera estamos en la parte que el reverendo William Branham llama “el cuello”.
Aquí en la página 134 del libro de Citas, párrafo 1197, dice:
1197 – “Él prueba todas Sus Palabras – todas Sus Palabras. Sólo piensen en ello: ¡Todas Sus Palabras! Y ustedes eran Su Palabra (vean quiénes éramos en Dios: éramos Su Palabra). Él era la Palabra, y ustedes eran parte de Su Palabra, y esa es la razón que ustedes fueron mandados acá, para confirmar su lugar en la vida”.
Por eso Dios nos mandó acá, a esta dimensión terrenal, en un cuerpo de carne, nuestra alma dentro de este cuerpo de carne, para nosotros confirmar nuestro lugar en la Vida, la vida eterna.
Y ahora confirmamos nuestro lugar también en la vida terrenal: como que hemos venido a esta vida terrenal para obtener la redención. Y confirmamos nuestro lugar en la vida eterna al recibir a Cristo como nuestro Salvador, lavar nuestros pecados en Su Sangre, ser bautizados en Su Nombre y recibir Su Espíritu Santo; y así estamos confirmados en la vida eterna, para vivir con Cristo por toda la eternidad: “El que oye mi Palabra, y cree al que me ha enviado, tiene vida eterna; y no vendrá a condenación, mas pasó de muerte a vida”4.
Y ahora estamos confirmados para vivir eternamente; y ya tenemos vida eterna, porque hemos recibido Su Espíritu Santo y hemos obtenido un cuerpo teofánico, angelical, de la sexta dimensión; ya tenemos vida eterna. Pero en el cuerpo físico todavía no tenemos vida eterna, porque es mortal, corruptible y temporal.
Y así como necesitamos recibir un cuerpo teofánico con vida eterna, un cuerpo angelical con vida eterna, para tener vida eterna; así también necesitamos tener un cuerpo glorificado y eterno, para tener vida eterna física; y eso lo hemos de obtener en este tiempo final.
Cristo resucitará a los creyentes en Él que han partido: en cuerpos eternos y glorificados, y nos transformará a nosotros los que vivimos; y entonces tendremos vida eterna física en y con un cuerpo físico inmortal, incorruptible y glorificado, y jovencito para toda la eternidad.
Y ahora, miren ustedes, los jóvenes no saben la bendición que tienen al ser jóvenes, no saben la bendición que tienen en el cuerpo al tener un cuerpo joven. Pero después que ya les pasan 60 o 70 años, ya anhelan ser jóvenes de nuevo, porque ya el cuerpo a los 70 y 80 y 90 años ya va decayendo, y ya tiene achaques por su edad, y ya está cerca de la tumba; y entonces ya la persona en esas edades desea ser como era, y saca sus retratos que tiene, y dice: “Así yo era”.
Pero nosotros podemos decir: “Pasamos por esa etapa de joven, éramos jóvenes, pero Cristo promete aquí que volveremos a ser jóvenes, pero en un cuerpo eterno; por lo tanto, seremos jóvenes eternamente”. Ese es nuestro retrato de nuestro cuerpo eterno y nuevo, este es nuestro retrato dado por Cristo de antemano.
Y ahora, cualquiera desea ser así como Cristo ha dicho; y para eso, pues Él llama y junta a Sus escogidos, para que arrepentidos de sus pecados reciban a Cristo como su Salvador, laven sus pecados en la Sangre de Cristo, y reciben el perdón de sus pecados en el Nombre del Señor Jesucristo, sean bautizados en el Nombre del Señor Jesucristo, y reciban el Espíritu Santo y reciban así vida eterna; y queden confirmados en la vida eterna para vivir eternamente, y para ser transformados y llevados con Cristo al rapto, a la Cena de las Bodas del Cordero.
Y así, pues tenemos nuestro boleto para ir a la Casa de nuestro Padre celestial, a la Cena de las Bodas del Cordero. Ya nuestro boleto lo pagó Cristo.
El que no tiene boleto para viajar en avión o a algún lugar, pues no puede viajar, tiene que irse a pie o en auto (si tiene auto). Y el que no tenga boleto para ir a la Cena de las Bodas del Cordero, a la Casa de nuestro Padre celestial, no podrá ir, tendrá que quedarse aquí en la Tierra. Pero Cristo ha pagado nuestro boleto y nos ha dado el boleto, nos ha dado el cuerpo teofánico, y nos dará el cuerpo físico y glorificado; y entonces iremos con Cristo a la Cena de las Bodas del Cordero.
Y ahora, en este tiempo continuamos evangelizando con la Palabra de Dios, con el Evangelio.
Ahora, en este tiempo final, por cuanto evangelizamos con el Evangelio de Cristo, vean ustedes un detalle muy importante: con la evangelización para todo ser humano, con el Mensaje de la Gracia se evangeliza y obtienen el conocimiento de la Primera Venida de Cristo y Su Obra de Redención en la Cruz del Calvario, las personas que escuchan ese Mensaje; para, al creer, ser bautizados, recibir el perdón de sus pecados, y recibir el Espíritu Santo y obtener el cuerpo angelical teofánico. Eso es posible porque evangelizamos con el Evangelio de la Gracia, que gira alrededor de la Primera Venida de Cristo.
Y para recibir el cuerpo físico, eterno, inmortal, incorruptible y glorificado, evangelizamos con el Mensaje del Evangelio del Reino, que gira alrededor de la Segunda Venida de Cristo, como el León de la tribu de Judá, como el Rey de reyes y Señor de señores en Su Obra de Reclamo, para recibir el cuerpo glorificado.
Ahora, este es un misterio muy grande del Programa Divino.
Y ahora, siendo que con la predicación del Evangelio se obtienen estos resultados, en Deuteronomio, capítulo 32, dice:
“Escuchad, cielos, y hablaré;
Y oiga la tierra los dichos de mi boca.
Goteará como la lluvia mi enseñanza;
Destilará como el rocío mi razonamiento;
Como la llovizna sobre la grama,
Y como las gotas sobre la hierba;
Porque el nombre de Jehová proclamaré.
Engrandeced a nuestro Dios.
Él es la Roca, cuya obra es perfecta”.
Y ahora, la Lluvia de la enseñanza del Evangelio de la Gracia nos revela el misterio de la Primera Venida de Cristo; y esa es la Lluvia Temprana, la Lluvia Temprana de la enseñanza de la Primera Venida de Cristo. Pero la Escritura dice que habrá una Lluvia Tardía y Temprana; eso nos habla de una enseñanza tardía y temprana. La enseñanza temprana es la enseñanza de la Primera Venida de Cristo, es la predicación del Evangelio de la Gracia, que gira alrededor de la Primera Venida de Cristo.
Ahora, veamos lo que nos dice en Joel, capítulo 2, verso 23:
“Vosotros también, hijos de Sion, alegraos y gozaos en Jehová vuestro Dios; porque os ha dado la primera lluvia a su tiempo, y hará descender sobre vosotros lluvia temprana y tardía como al principio.
Las eras se llenarán de trigo (recuerden, el trigo representa a los escogidos de Dios), y los lagares rebosarán de vino y aceite (el aceite representa el Espíritu Santo; y el vino representa el estímulo causado por la revelación, en los escogidos de Dios).
Y os restituiré los años que comió la oruga, el saltón, el revoltón y la langosta, mi gran ejército que envié contra vosotros”.
En Zacarías también nos habla de la Lluvia Temprana y Tardía (Miguel, si puedes conseguir ese… Oseas 6, ya ese está listo para más adelante; el de Zacarías primero). Vamos a ver Zacarías… Si no lo conseguimos, pues lo dejamos para más adelante. Con la Lluvia Tardía para… Zacarías 10:1 dice:
“Pedid a Jehová lluvia en la estación tardía. Jehová hará relámpagos, y os dará lluvia abundante, y hierba verde en el campo a cada uno”.
Y ahora, hemos visto que durante las diferentes edades de la Iglesia Dios ha enviado la Lluvia Temprana de la enseñanza del Evangelio de la Gracia, mostrando el misterio de la Primera Venida de Cristo para que toda persona reciba los beneficios de la Primera Venida de Cristo, reciba el perdón de sus pecados y reciba el bautismo del Espíritu Santo. Pero ahora, aquí dice: “Pedid a Jehová lluvia en la estación tardía”. Y esa es la Lluvia Tardía prometida en la Escritura.
Y ahora, la Lluvia Temprana es la lluvia de la enseñanza de la Primera Venida de Cristo y Su Obra de Redención en la Cruz del Calvario; y la Lluvia Tardía es la enseñanza de la Segunda Venida de Cristo, como el León de la tribu de Judá, como Rey de reyes y Señor de señores en Su Obra de Reclamo.
Y ahora, esta Lluvia Tardía corresponde a la Edad de la Piedra Angular; es la Lluvia Tardía de la revelación de la Segunda Venida de Cristo, como el León de la tribu de Judá, como Rey de reyes y Señor de señores en Su Obra de Reclamo. Esa lluvia no la recibieron en las edades pasadas, ellos estaban recibiendo la Lluvia Temprana.
Ahora, para los escogidos del Día Postrero de entre los gentiles, que estarán formando la Edad de la Piedra Angular, entre los cuales también entrarán hebreos, y entre los cuales también puede ocurrir que la mayoría de los miembros del Cuerpo Místico de Cristo en la Edad de la Piedra Angular sean hebreos en sus raíces, y ni sepan que son hebreos; porque el pueblo hebreo fue esparcido por todas las naciones, y la América Latina y el Caribe fue lleno de hebreos en sus diferentes tiempos de persecuciones. Pero lo más importante es ser del Israel celestial.
Ahora, en Oseas, capítulo 6, verso 1 al 3, dice…
Recuerden que para este tiempo final, con la Lluvia Tardía Cristo llama y junta a Sus escogidos; pero habrá Lluvia Tardía y Lluvia Temprana también: enseñanza de la Segunda Venida de Cristo y enseñanza de la Primera Venida de Cristo. Dice, capítulo 6 de Oseas, verso 1 al 3:
“Venid y volvamos a Jehová; porque él arrebató, y nos curará; hirió, y nos vendará (esto nos habla de una restauración, una restauración para el pueblo hebreo y también una restauración para el Israel celestial).
Nos dará vida después de dos días; en el tercer día nos resucitará, y viviremos delante de él”.
Los días postreros son: quinto milenio, sexto milenio y séptimo milenio; esos son los días postreros delante de Dios. Son tres días delante de Dios, por lo tanto son tres milenios para los seres humanos, que son mencionados como los días postreros. De Cristo hacia acá ya han transcurrido dos mil años, conforme al calendario gregoriano, y para Dios solamente son dos días.
Y ahora, ¿para cuándo Cristo prometió en San Juan, capítulo 6, verso 39 al 40, la resurrección de los creyentes en Él? Dice: “Y esta es la voluntad del Padre, el que me envió: Que de todo lo que me diere, no pierda yo nada, sino que lo resucite en el día postrero”.
¿Cuándo está en el Programa de Dios la resurrección de los creyente en Cristo que han partido? Para el Día Postrero.
“Y esta es la voluntad del que me ha enviado: Que todo aquel que ve al Hijo, y cree en él, tenga vida eterna; y yo le resucitaré en el día postrero”.
Es para el Día Postrero la resurrección; ese es el tercer día delante de Dios, de los días postreros, que para los seres humanos es el tercer milenio de Cristo hacia acá o séptimo milenio de Adán hacia acá.
Y ahora:
“… después de dos días; en el tercer día nos resucitará…”.
Por lo tanto, en el séptimo milenio que ha comenzado, vendrá la resurrección de los muertos en Cristo y la transformación de nosotros los que vivimos; pero no sabemos en qué año de este nuevo milenio que ha comenzado.
Por eso no pudo ocurrir la resurrección de los muertos en Cristo en estos dos mil años que han transcurrido: porque es para el Día Postrero delante de Dios, que es el tercer día de los tres días postreros delante de Dios.
“Un día delante de Dios es como mil años y mil años como un día”, dice el profeta Moisés en el Salmo 90, verso 4; y el apóstol San Pedro en Segunda de Pedro, capítulo 3, verso 8.
También para el pueblo hebreo la resurrección como nación —en donde Dios colocará Su Espíritu en medio del pueblo hebreo— es para el Día Postrero.
Así como el cuerpo sin espíritu está muerto, el pueblo hebreo (como nación) sin el Espíritu de Dios en medio del pueblo hebreo, en su manifestación final en el Día Postrero, sin esa manifestación del Espíritu de Dios en medio del pueblo hebreo, el pueblo hebreo espiritualmente está muerto; hasta que el Espíritu de Dios regrese al pueblo hebreo. Porque cuando rechazaron a Cristo y pidieron Su muerte, y fue crucificado Cristo, Dios dejó de tratar con el pueblo hebreo como nación; se detuvo allí la semana número 70, en la misma mitad.
Por lo tanto, le queda al pueblo hebreo la segunda parte de la semana número 70, que son tres años y medio, donde Dios tratará con el pueblo hebreo y los colocará dentro del Nuevo Pacto. Ellos recibirán vida muy pronto como nación y como individuos también. Ahora, esto es para el tercer día que viene una resurrección espiritual para el pueblo hebreo.
“Y conoceremos, y proseguiremos en conocer a Jehová…”.
O sea que cuando Cristo lleve a cabo Su Programa con el pueblo hebreo, que tiene para cuando haya llamado y juntado a todos Sus escogidos de Su Iglesia, luego llamará 144.000 hebreos; y entonces “conocerán”. Pero no se quedarán ahí, no se quedarán así:
“… y proseguiremos en conocer a Jehová…”.
O sea que entrarán a ese Programa, donde cada día obtendrán más conocimiento de Dios; y durante el Reino Milenial la Tierra será llena del conocimiento de la gloria de Jehová como las aguas cubren el mar, y por consiguiente serán llenos del conocimiento, proseguirán conociendo a Dios.
Durante el Reino Milenial habrá un conocimiento grande del Dios de Abraham, de Isaac y de Jacob. ¿Cómo vendrá ese conocimiento? Así como ha venido el conocimiento de la Primera Venida de Cristo como Cordero de Dios en la Cruz del Calvario. ¿Cómo ha venido? Ha venido por medio de la predicación del Evangelio de la Gracia, siendo llevado el Evangelio por todas las naciones, pueblos y lenguas, Dios enviando Sus mensajeros de etapa en etapa. Y para el Reino Milenial: por medio de la predicación del Evangelio del Reino la humanidad será llena del conocimiento de la gloria de Jehová, manifestada en la Segunda Venida de Cristo.
“Y conoceremos, y proseguiremos en conocer a Jehová; como el alba está dispuesta su salida…”.
¿Y cómo está dispuesta la salida del alba? Con el nacimiento del sol. “Y a los que temen mi Nombre, nacerá el Sol de Justicia, y en Sus alas traerá salvación”. Así nace el alba, un nuevo día dispensacional, para la Iglesia del Señor Jesucristo y luego para el pueblo hebreo. Y así nace una nueva edad, la Edad de la Piedra Angular, para los escogidos de Dios del Día Postrero; así nace, con la Luz de un nuevo Día dispensacional, y con la Luz de un nuevo Mensaje dispensacional, y con la Luz de un nuevo mensajero dispensacional, para el pueblo de Dios del Día Postrero, para la Iglesia del Señor Jesucristo y para el pueblo hebreo. Dice:
“… como el alba está dispuesta su salida, y vendrá a nosotros como la lluvia, como la lluvia tardía y temprana a la tierra”.
Y ahora, miren cómo coloca aquí: “Y vendrá a nosotros como la lluvia, como la lluvia tardía y temprana”. Coloca la Lluvia Tardía primero, que la Temprana. Hay un misterio ahí. Es como cuando Jacob bendijo a Efraín y a Manases, y colocó primero a Efraín y después a Manasés, porque la bendición mayor era para Efraín.
Y ahora, coloca la Lluvia Tardía, que es la Lluvia de la enseñanza de la Segunda Venida de Cristo, y con esa Lluvia de la enseñanza, con esa revelación divina, el pueblo hebreo será despertado; pero vean ustedes, “viene como la Lluvia Tardía y Temprana”, así viene Cristo manifestado en el Día Postrero, en la Edad de la Piedra Angular, por medio de Su Ángel Mensajero: viene con la enseñanza del misterio de la Segunda Venida de Cristo como el León de la tribu de Judá, como Rey de reyes y Señor de señores en Su Obra de Reclamo, y también viene con la enseñanza de la Primera Venida de Cristo como Cordero de Dios en Su Obra de Redención en la Cruz del Calvario.
Y ahora, cualquier persona puede decir: “¿Pero viene predicando dos mensajes?”. Viene con dos Lluvias. Él tiene que saber qué pertenece a la primera Lluvia y qué pertenece a la segunda Lluvia.
Ahora, el pueblo hebreo lo recibirá viniendo como el alba y también viniendo como la Lluvia Tardía y Temprana. Bajo la Lluvia Tardía de la enseñanza de la Segunda Venida de Cristo, el pueblo hebreo despertará y dirá: “¡Este es el que nosotros estamos esperando!”. Porque ellos no le recibieron en Su Primera Venida. Por lo tanto, ellos lo que están esperando es la Venida del Señor en el Día Postrero, y eso es Su Segunda Venida; por lo tanto, tiene que venir con la Lluvia Tardía de la enseñanza de la Segunda Venida de Cristo.
Esa es la Lluvia que nos da la fe para ser transformados y raptados, e ir con Cristo a la Cena de las Bodas del Cordero. Esa es la revelación que traen los Truenos de Apocalipsis, capítulo 10, la revelación que nos da la fe de rapto.
Los Truenos revelarán a la Iglesia lo que se necesita para tener la fe de rapto, dice el reverendo William Branham; y los Truenos revelan el Séptimo Sello; y el Séptimo Sello es la Segunda Venida de Cristo.
Con la revelación de Cristo por medio de Su Ángel Mensajero, revelándonos el misterio del Séptimo Sello, el misterio de la Segunda Venida de Cristo, estamos recibiendo la fe de rapto, la revelación para ser transformados y raptados; porque fe es revelación. Y estaremos recibiendo la Lluvia de la enseñanza Tardía, la Lluvia Tardía cayendo sobre nosotros, que es una lluvia de bendición, una lluvia de enseñanza, enseñándonos el misterio de la Segunda Venida de Cristo, el misterio del Séptimo Sello.
Y también la Lluvia Temprana cae a la misma vez con la Lluvia Tardía. Por lo tanto, no tendremos solamente la Lluvia de la enseñanza de la Segunda Venida de Cristo, sino también la Lluvia de la enseñanza de la Primera Venida de Cristo; para que los que faltan por llegar, reciban esa Lluvia de la enseñanza de la Primera Venida de Cristo, y arrepentidos de sus pecados reciban a Cristo como su Salvador, laven sus pecados en la Sangre de Cristo, sean bautizados en Su Nombre, y reciban el Espíritu Santo; y entren así al Cuerpo Místico de Cristo, nazcan en el Reino de Cristo; y luego reciban en el Día Postrero, en el cual vivimos, la transformación del cuerpo, y tengan un cuerpo glorificado.
Esto será cuando Cristo termine de completar Su Iglesia, lo cual está haciendo en nuestra edad, la Edad de la Piedra Angular. Es con los escogidos de la Edad de la Piedra Angular que Cristo completará Su Iglesia.
Cuando se complete el número de escogidos de la Edad de la Piedra Angular, se habrá completado el Cuerpo Místico del Señor Jesucristo; y entonces Cristo se levantará del Trono del Padre, tomará el Título de Propiedad, lo abrirá en el Cielo, y reclamará a todos los que Él ha redimido con Su Sangre: resucitará a los muertos en Cristo y a nosotros nos transformará, y entonces tendrá Cristo una manifestación plena en Su Iglesia, y durará de 30 a 40 días esa etapa.
La apretura vendrá, la persecución vendrá; pero ¡no temas, Iglesia del Señor Jesucristo, porque he aquí un Hombre que puede encender la Luz: Cristo, el Espíritu Santo, el Ángel del Pacto, en este tiempo final! Por lo tanto, Él está y continuará con nosotros en nuestra edad.
Él es el que ha encendido la Luz del Día Postrero en la Edad de la Piedra Angular, y Él es el que nos transformará, y Él es el que nos llevará a la Cena de las Bodas del Cordero. Es Cristo, el Ángel del Pacto; pero Él tendrá un mensajero en la Tierra, al cual le revelará todos estos misterios, y a través del cual Cristo nos hablará todas estas cosas que deben suceder pronto.
Pero ese Ángel Mensajero no es el Señor Jesucristo; él sería un hermano nuestro, uno del Cuerpo Místico del Señor Jesucristo, porque siempre Dios escoge para mensajero uno del mismo pueblo.
Ahora, podemos ver que Cristo en el Día Postrero, en la Edad de la Piedra Angular, cumpliendo esa edad en el occidente, que es el oeste, el territorio donde está la América Latina y el Caribe, vean ustedes, la Luz de este tiempo final, vean dónde estaría resplandeciendo: en la América Latina y el Caribe.
Cristo, el Séptimo Sello, estaría resplandeciendo ¿dónde? En la América Latina y el Caribe. La revelación del Séptimo Sello, la revelación de la Segunda Venida de Cristo, ¿dónde estaría resplandeciendo? ¿Dónde estaría siendo dada esa revelación? En el occidente, la América Latina y el Caribe. Ahí es donde los Truenos emiten Sus voces, Cristo, el Ángel del Pacto, emite Su Mensaje, y por medio de Su Ángel Mensajero nos da la revelación del Séptimo Sello, la revelación de la Segunda Venida de Cristo como el León de la tribu de Judá, como Rey de reyes y Señor de señores en Su Obra de Reclamo. Y esa es la fe, la revelación para ser transformados y raptados.
Así como la revelación para ser transformados interiormente, espiritualmente, y recibir el cuerpo teofánico, recibir el Espíritu Santo y recibir el cuerpo teofánico, fue la revelación de la Primera Venida de Cristo; para recibir el cuerpo físico glorificado, la fe para esa transformación física es la fe, la revelación, de la Segunda Venida de Cristo; esa es la revelación del Séptimo Sello para la Iglesia del Señor Jesucristo en la Edad de la Piedra Angular.
Y esa revelación siendo dada al pueblo es la Lluvia Tardía cayendo sobre el pueblo, es la Lluvia de bendición Tardía para el pueblo, para pronto ser transformados y llevados con Cristo a la Cena de las Bodas del Cordero.
Así como la lluvia hace nacer, producir, brotar, fruto, hierba, y luego en la hierba fruto, así también cae sobre nosotros para producir en nosotros el fruto que Él ha prometido para este tiempo final. Y producirá en nosotros los cuerpos glorificados, eternos, inmortales, incorruptibles y jovencitos para toda la eternidad.
Por eso es tan importante la Lluvia Tardía; con la Temprana recibimos el cuerpo teofánico, con la Tardía recibiremos el cuerpo glorificado y eterno.
Ahora, podemos ver cómo evangelizar en este tiempo final:
Evangelizamos en este tiempo final con la Lluvia Tardía, sin dejar la Lluvia Temprana; porque las personas que nunca han recibido a Cristo como su Salvador necesitan la Lluvia Temprana, necesitan tener el conocimiento de la Primera Venida de Cristo y Su Obra de Redención en la Cruz del Calvario, para que puedan arrepentirse de sus pecados, recibir a Cristo como su Salvador, lavar sus pecados en la Sangre de Cristo, ser bautizados en el Nombre del Señor Jesucristo, y recibir el Espíritu Santo; y recibir así el nuevo nacimiento, y recibir el cuerpo angelical teofánico.
Y luego necesitan la Lluvia Tardía para recibir la fe para ser transformados y tener el cuerpo glorificado y eterno, y ser llevados con Cristo a la Cena de las Bodas del Cordero.
Ahora, ¿por qué todavía no hemos sido transformados y los muertos en Cristo no han resucitado? Porque todavía faltan escogidos de Dios en el Cuerpo Místico de Cristo. Necesitan nacer en el Cuerpo Místico de Cristo los escogidos que faltan, los cuales tienen sus nombres escritos en el Cielo, en el Libro de la Vida del Cordero. Todos tienen que estar manifestados en la Tierra en cuerpos de carne, y todos tienen que entrar al Cuerpo Místico de Cristo.
Y nos preguntamos: ¿Y qué será de nuestros niños? ¿Y qué será de las jóvenes que se han casado hace poco y ya están embarazadas, qué será de sus bebés? No hay ningún problema. Cuando nacen nuestros bebés a los escogidos de Dios, ¿qué hacemos? Los presentamos a Cristo y le pedimos a Cristo que los coloque dentro del Nuevo Pacto y los cubra con la Sangre del Nuevo Pacto; por lo tanto, están dentro del Nuevo Pacto; y los que van a ser transformados son los que están dentro del Nuevo Pacto. Por lo tanto, el Cuerpo Místico de Cristo puede ser completado con una persona que haya nacido y haya sido presentada a Cristo en esos días.
Y ahora, ¿qué será de las que tienen el bebé en su vientre si ocurre la transformación y el rapto? No hay problema, está con usted, por lo tanto es parte suya. Dios en ese momento le podrá dar, no solamente a usted el nuevo cuerpo, sino a él, y ya él no tener que pasar por el nacimiento físico (ya él tiene un cuerpo de carne). Pero vean, si usted está recibiendo la transformación, toda usted está siendo transformada, por lo tanto, el bebé que está ahí está siendo transformado también.
Y en la transformación, ¿qué es lo que vamos a recibir? Un cuerpo jovencito, de 18 a 21 años en apariencia, pero eterno y glorificado.
Así que se acabaron las preocupaciones para las madres que están embarazadas.
Ahora, vean ustedes, esa es una de las formas en que Cristo coloca —en Su Cuerpo Místico de creyentes— escogidos de edad en edad.
Ahora, algunas veces pues algunas madres dirían: “Si yo hubiera sabido eso, yo hubiera tenido una docena de muchachos”.
Lo importante es que cada uno, cada hijo que tengamos, sea un alma escrita en el Cielo, en el Libro de la Vida del Cordero, enviada por Dios a nosotros. ¿Y quién mejor que los creyentes de nuestra edad para tener esos hijos, esas almas que están escritas en el Cielo, en el Libro de la Vida del Cordero, para tenerlos en el Cuerpo Místico de Cristo, presentarlos a Cristo y entren al Nuevo Pacto, y tenerlos bajo la enseñanza de la Lluvia Tardía y Temprana a la misma vez? No hay mejor lugar que los matrimonios de los escogidos del Día Postrero. Así como el mejor lugar era en los matrimonios de los escogidos de cada edad.
Ahora, podemos ver que hay un misterio ahí; pero este misterio, vean ustedes, ha sido abierto para nosotros, para que estemos tranquilos en cuanto a nuestros niños.
Ahora, tenemos una responsabilidad, y es de, así como queremos que reciban el Mensaje las personas en todos los lugares, también tenemos la responsabilidad de darles el Mensaje a nuestros niños y tenerlos bajo la enseñanza de este tiempo final.
Y para las madres, y aun para los padres, Dios en Su amor y misericordia, ha provisto también una etapa en donde nuestros niños son enseñados por las maestras de los Cachorritos, para que el trabajo de los padres, de enseñar a sus niños, se les haga más fácil; porque algunas veces, a causa de todos los compromisos que tienen, los padres se descuidan en la enseñanza de sus niños.
Y la Escritura dice: “Instruye al niño en su carrera, y aun cuando sea viejo (o sea, cuando sea adulto), no se apartará de ella”5.
Así que, como usted quiere ser transformado y llevado con Cristo a la Cena de las Bodas del Cordero, y como también quiere obtener más conocimiento de Dios, también dele la oportunidad a sus niños, para que obtengan más conocimiento de Dios y estén preparados para ser transformados y llevados con Cristo a la Cena de las Bodas del Cordero. Tienen que ser niños creyentes; y para eso pues tienen que ser evangelizados, y a los padres les corresponde esa labor.
Y ahora, tienen una ayuda con las maestras de los Cachorritos, que les están dando la mano a los padres para que sus niños sean bien instruidos en el Programa de Dios. No pierdan esa oportunidad que ustedes, padres, tienen para sus niños en este tiempo final.
Envíe sus niños a las clases de los Cachorritos, para que crezcan espiritualmente en el conocimiento de Dios y estén firmes esperando la transformación de sus cuerpos.
Porque ninguna persona puede recibir la transformación del cuerpo si no está creyendo que va a ser transformado; excepto los bebés, que todavía no saben, pero les ponemos las grabaciones aun desde que están en el vientre de su madre.
Ahora, cuando María visitó a Elisabet y la saludó, el bebé que estaba en el vientre de Elisabet saltó de gozo, de alegría – saltó de gozo, de alegría, en el vientre de Elisabet; y Elisabet le dice a María: “Cuando escuché tu salutación, el niño que está en mi vientre saltó, brincó de gozo”, y ahí fue lleno del Espíritu Santo; porque el Arcángel Gabriel dijo que sería lleno del Espíritu Santo aun desde el vientre de su madre, pues allí venía en el vientre de María el que daría el Espíritu Santo6.
Bien dijo Juan el Bautista: “El que viene después de mí, Él les bautizará con Espíritu Santo y Fuego”7. Juan tuvo esa experiencia, Juan sabía que era Él porque cuando saltó en el vientre de Elisabet recibió el Espíritu Santo, y fue cuando Jesús llegó; pero llegó en el vientre de María.
Para eso Jesús llega a la vida de cada persona: para darle el Espíritu Santo, para que sea lleno del Espíritu Santo.
Ahora, podemos ver todo este misterio de nuestros niños, podemos ver que aun desde que están en el vientre de la madre pueden ser enseñados. Desde ahí ya le damos la enseñanza a nuestros niños.
Y cuando pensamos tener niños, oramos a Dios, como lo hacía – lo hizo el sacerdote Zacarías y Elisabet, y como hicieron muchas personas en el Antiguo Testamento y en el Nuevo, para que Dios les diera un hijo o una hija, pero que fuera un escogido de Dios. Y esos son niños grandes ante la presencia de Dios.
Tenemos una responsabilidad con ellos, porque son niños de Dios, niños del Reino de los Cielos, niños con sus nombres escritos en el Cielo, en el Libro de la Vida del Cordero. Por lo tanto, tenemos una responsabilidad, no solamente de darles comida y ropa y techo, sino también de darles la Palabra de Dios, el alimento espiritual para sus almas, y así daremos buenas cuentas a Dios.
Los padres son como el pastor, porque son los que alimentan a sus niños con la comida física, y también tienen la responsabilidad de darles la comida espiritual, guiarlos en el Camino de Dios. Así que, padres, ¡sean buenos pastores!
Bueno, hemos visto cómo evangelizamos a nuestros niños: aun desde el vientre de la madre son evangelizados; y podemos ver cómo en nuestros hogares se lleva a cabo la evangelización. Pero también en nuestra comunidad, en nuestra ciudad, en nuestro país y en nuestro continente, evangelizamos llevando el Mensaje por todos los lugares, llevando el Mensaje de la Lluvia Tardía y Temprana a la vez. Y así Dios llama y junta a Sus escogidos de este tiempo final.
Y para que no haya equivocaciones en la evangelización: Dios nos ha permitido vivir en el tiempo final, en donde tenemos las facilidades de las grabaciones, de las cámaras de video y de las imprentas, para tener el Mensaje de la Lluvia Tardía impreso, y también la Lluvia Temprana que cae en nuestro tiempo queda también impresa (la Lluvia de la enseñanza del Mensaje del Evangelio de la Gracia), queda impreso en folletos como también en videos; o sea que las dos Lluvias quedan grabadas para que las tengamos.
Y cosas que no fueron abiertas bajo la Lluvia Temprana, pero que corresponden al tiempo de la Dispensación de la Gracia, son abiertas en nuestro tiempo; y así tenemos una revelación más clara del Evangelio de la Gracia, y tenemos la revelación clara del Evangelio del Reino, revelación que no tuvieron los escogidos de Dios de edades pasadas.
Y así, con ese Mensaje de la Lluvia Tardía y Temprana cayendo a la misma vez, llevamos a cabo la evangelización de todos los latinoamericanos y caribeños, y demás naciones.
Y ahora, hemos visto que la evangelización para el Día Postrero está bien fundamentada, y para el Milenio también, porque dice que la Tierra será llena del conocimiento de la gloria de Jehová como las aguas cubren el mar. ¿Qué capítulo es? ¿Qué libro? Habacuc, capítulo 2, verso 14.
¿Ven? Si no fueran evangelizados con la Lluvia Tardía, no sabrían todas estas cosas. Así que ya aprendieron muy bien.
Ahora, la Lluvia Tardía y Temprana está cayendo a la misma vez, ¿dónde? En el occidente, que es el oeste, en la parte de la América Latina y el Caribe; y de ahí se extiende a otros territorios.
Ahora, continuemos evangelizando con la Lluvia Tardía y Temprana en este tiempo final; porque la evangelización del Día Postrero está bien fundamentada. LA EVANGELIZACIÓN FUNDAMENTADA (¿dónde?) EN LA PALABRA DE DIOS PARA EL DÍA POSTRERO.
Durante el Milenio todavía se estará evangelizando con la Lluvia Tardía; y de seguro se dará a conocer lo que fue la Lluvia Temprana.
Ahora, ¿cómo podemos asegurar eso? Nosotros vamos a estar allí. Por lo tanto, se va a dar la Lluvia Tardía en el Reino Milenial para los que estarán viviendo en el Reino Milenial; con esa Lluvia de la enseñanza será llena del conocimiento de la gloria de Dios toda la humanidad que vivirá en el Reino Milenial.
“LA EVANGELIZACIÓN FUNDAMENTADA EN LA PALABRA DE DIOS PARA EL DÍA POSTRERO”.
Y ahora, las maestras con esa misma Lluvia Tardía y Temprana hacen la labor de la evangelización de los niños, enseñándoles a los niños; y también los padres hacen la evangelización de sus niños con el Mensaje del Día Postrero.
Con el Mensaje del Día Postrero, que tiene ambas Lluvias, se lleva a cabo la evangelización del Día Postrero.
Y así también las damas con la Palabra de bendición en acción, llevan a cabo la Obra de Dios que Él les ha encomendado a ustedes, damas. Así que la llevan a cabo en sus hogares y también en su comunidad. Y las maestras, pues con los niños, con los niños en las escuelas bíblicas, y con sus niños en sus hogares también; porque no pueden dejar fuera de la enseñanza a sus niños; así que sus niños tienen doble enseñanza: la tienen en las actividades y luego también en sus hogares; como también los demás niños: tienen las enseñanzas en las escuelas bíblicas y también en sus hogares con y por sus padres.
Ahora, hemos visto que la Lluvia Tardía está cayendo, ¿dónde? En la América Latina y el Caribe, y por consiguiente está cayendo esa Lluvia Tardía de la enseñanza del Séptimo Sello de la Segunda Venida de Cristo, está cayendo ¿dónde? En nuestra alma. Ahí está cayendo la Lluvia Tardía en este tiempo final.
¿Y cómo puede ser posible que esté cayendo en nuestra alma? ¿Y no habíamos dicho: en el occidente, en el oeste, que corresponde a la América Latina y el Caribe? Pues así como en el templo, el lugar santísimo estaba en el oeste, ahora en el Templo espiritual de Cristo, el Lugar Santísimo es la Edad de la Piedra Angular, que está en el oeste; y en el ser humano como individuo, el lugar santísimo es el alma, el corazón.
¿Ven? Por lo tanto está cayendo en el oeste del planeta Tierra: la América Latina y el Caribe; está cayendo en el oeste del Cuerpo Místico de Cristo: que es la Edad de la Piedra Angular el Lugar Santísimo del Cuerpo Místico de Cristo; y está cayendo en el oeste de nosotros como individuos: que es nuestra alma, nuestro corazón. Ese es el lugar de morada de Dios, ese es el lugar del Trono de Dios en nosotros, en la Iglesia y en el Templo de Dios.
Ahora, hemos visto esta bendición tan grande que nos ha tocado a todos nosotros en la América Latina y el Caribe. Y por esa causa es que estamos evangelizando con el Evangelio del Reino, y a la misma vez el Evangelio de la Gracia es dado a conocer. Y así se llena del conocimiento de la gloria de Dios el pueblo de este Día Postrero, y así se lleva a cabo LA EVANGELIZACIÓN FUNDADA EN LA PALABRA DE DIOS PARA EL DÍA POSTRERO.
Por lo tanto, ¡adelante, Cuerpo Místico de Cristo!, ¡adelante, evangelistas!, ¡adelante, pastores, maestras, niños y damas!, evangelizando con la evangelización fundamentada en la Palabra de Dios para el Día Postrero.
Y que Dios les bendiga y les acompañe, y les use grandemente en esta Obra de evangelización de este Día Postrero. Y yo también continuaré evangelizando con el Evangelio del Reino y también con el Evangelio de la Gracia; y así estaré llevando a cabo la Obra que Él me ha encomendado en este Día Postrero.
Que Dios nos use grandemente en Su Obra en este tiempo final, y complete pronto el número de Sus escogidos, y resucite a los muertos en Cristo y a nosotros nos transforme, y nos lleve con Él a la Cena de las Bodas del Cordero pronto, a la Casa de nuestro Padre celestial. En el Nombre Eterno del Señor Jesucristo. Amén y amén.
Ha sido para mí un privilegio grande estar con ustedes, dándoles testimonio de: “LA EVANGELIZACIÓN FUNDAMENTADA EN LA PALABRA DE DIOS PARA EL DÍA POSTRERO”.
Que Cristo les continúe bendiciendo, y dejo con ustedes a nuestro amado amigo y hermano Miguel Bermúdez Marín para finalizar nuestra parte en esta ocasión.
Luego nos veremos en la actividad de mañana, Dios mediante, los que están acá y que estarán acá en las actividades mañana. Para la tarde, pues estaremos por aquí cerca, pero el lugar es pequeño, por lo tanto ni siquiera los que están aquí caben, ni siquiera los que están en este lado caben allí. Por lo tanto, nos iremos Miguel y yo hacia allá, con Benjie y alguna otra persona; pero no les podemos decir: “Vayan todos los que quieran ir allá”, porque no van a caber allá.
Así que, de esto pues…, esto lo solucionará Miguel y nuestro hermano Andrés con ustedes. Recuerden, ya mañana yo estaré con ustedes; y ahí todo lo que Dios me dé para ustedes, se los voy a dar a todos ustedes; aunque nos tome mucho tiempo, pero les daré todo lo que Él me dé para ustedes.
Así que oren mucho por mí para que mañana Él me dé todo lo que Él desea que ustedes escuchen.
Vamos a dejar por aquí a nuestro hermano y amigo Miguel Bermúdez Marín para finalizar nuestra parte en esta ocasión.
Que Dios les bendiga y les guarde a todos.
“LA EVANGELIZACIÓN FUNDAMENTADA EN LA PALABRA DE DIOS PARA EL DÍA POSTRERO”.
[Revisión mayo 2020]
1 San Mateo 6:10, San Lucas 11:2
2 San Juan 8:12, 9:5, 12:45
3 Habacuc 2:4, Romanos 1:17, Gálatas 3:11, Hebreos 10:38
4 San Juan 5:24
5 Proverbios 22:6
6 San Lucas 1:39-44
7 San Mateo 3:11