Muy buenos días, amados amigos y hermanos presentes; es para mí una bendición grande estar con ustedes en esta ocasión, para compartir con ustedes unos momentos de compañerismo alrededor de la Palabra de Dios y Su Programa correspondiente a este tiempo final.
Para lo cual quiero leer en Primera de Corintios, capítulo 3, versos 9 en adelante (9 al 17), donde dice el apóstol San Pablo:
“Porque nosotros somos colaboradores de Dios, y vosotros sois labranza de Dios, edificio de Dios.
Conforme a la gracia de Dios que me ha sido dada, yo como perito arquitecto puse el fundamento, y otro edifica encima; pero cada uno mire cómo sobreedifica.
Porque nadie puede poner otro fundamento que el que está puesto, el cual es Jesucristo.
Y si sobre este fundamento alguno edificare oro, plata, piedras preciosas, madera, heno, hojarasca,
la obra de cada uno se hará manifiesta; porque el día la declarará, pues por el fuego será revelada; y la obra de cada uno cuál sea, el fuego la probará.
Si permaneciere la obra de alguno que sobreedificó, recibirá recompensa.
Si la obra de alguno se quemare, él sufrirá pérdida, si bien él mismo será salvo, aunque así como por fuego.
¿No sabéis que sois templo de Dios, y que el Espíritu de Dios mora en vosotros?
Si alguno destruyere el templo de Dios, Dios le destruirá a él; porque el templo de Dios, el cual sois vosotros, santo es”.
Y leemos en Hebreos, capítulo 3, verso 5 al 6, donde dice:
“Y Moisés a la verdad fue fiel en toda la casa de Dios, como siervo, para testimonio de lo que se iba a decir;
pero Cristo como hijo sobre su casa, la cual casa somos nosotros, si retenemos firme hasta el fin la confianza y el gloriarnos en la esperanza”.
Que Dios bendiga nuestras almas con Su Palabra y nos permita entenderla.
Nuestro tema para esta ocasión es: “EL PLANO DEL TEMPLO ESPIRITUAL DE JESUCRISTO”.
En esta Escritura que hemos tenido, hemos visto que el apóstol San Pablo nos dice que somos Templo de Dios, y nos dice que él como perito arquitecto puso el fundamento; por lo cual, si hay un perito arquitecto, hay un plano.
Y ahora, encontramos que Dios es el Arquitecto y Creador del Universo completo, y, por consiguiente, también de Su Templo espiritual, que es la Iglesia del Señor Jesucristo.
En Efesios, capítulo 2, el apóstol San Pablo dice, comenzando en el verso 19:
“Así que ya no sois extranjeros ni advenedizos, sino conciudadanos de los santos, y miembros de la familia de Dios,
edificados sobre el fundamento de los apóstoles y profetas, siendo la principal piedra del ángulo Jesucristo mismo,
en quien todo el edificio, bien coordinado, va creciendo para ser un templo santo en el Señor;
en quien vosotros también sois juntamente edificados para morada de Dios en el Espíritu”.
Aquí tenemos nuevamente al apóstol San Pablo diciéndonos que nosotros somos templo de Dios y que nosotros somos parte del Edificio de Dios, que es la Iglesia del Señor Jesucristo. Y esta Iglesia del Señor Jesucristo es la Familia de Dios, los hijos e hijas de Dios. Y está tipificado en un edificio: como el edificio que construyó el rey Salomón, o sea, el templo que construyó el rey Salomón; como también este Templo espiritual de Jesucristo —que es la Iglesia del Señor Jesucristo— está este Templo representado en el tabernáculo que construyó el profeta Moisés.
Dios le mostró a Moisés el diseño, el plano, de todo lo que él tenía que construir como tabernáculo para Dios. Y Dios le dijo: “Hazlo conforme al diseño que yo te mostré en el monte”. Y, por consiguiente, tuvo el diseño, tuvo el plano dado de parte de Dios a Moisés.
Moisés conforme a ese diseño preparó todo; y él preparó el plano conforme al diseño que Dios le mostró en el monte Sinaí, donde Moisés estuvo viendo en otra dimensión.
Y en el tabernáculo que construyó el profeta Moisés están todos los tipos y figuras del Templo espiritual de Jesucristo, o sea, de la Iglesia del Señor Jesucristo; porque este tabernáculo que construyó el profeta Moisés tipifica el Templo celestial.
Por eso Dios aceptaba aquellos sacrificios en el tabernáculo, y era aceptada la sangre de la expiación del macho cabrío: el día diez del mes séptimo era sacrificado ese macho cabrío; y luego la sangre era llevada dentro del lugar santísimo —Moisés la llevaba en una vasija—, y rociaba con su dedo siete veces sobre el propiciatorio, parándose frente al propiciatorio.
El propiciatorio es la tapa del arca del pacto, y es (ese propiciatorio) de oro sólido, y tiene dos querubines de oro; y en medio de los dos querubines está la Columna de Fuego, la Shekinah, está el Ángel de Jehová, el Ángel del Pacto, en esa Luz Divina.
Y ahora, todo eso es tipo y figura de lo que hay en el Cielo, y de lo que habrá en la Iglesia del Señor Jesucristo a medida que Cristo va construyendo Su Templo espiritual, Su Iglesia; porque ese es el Nuevo Templo para Dios morar en toda Su plenitud.
Ahora, hemos visto que para la construcción del tabernáculo que Dios le ordenó a Moisés construir, Dios le dio el diseño.
Vean, en el capítulo 25 del Éxodo, verso 8 en adelante, dice:
“Y harán un santuario para mí, y habitaré en medio de ellos.
Conforme a todo lo que yo te muestre, el diseño del tabernáculo, y el diseño de todos sus utensilios, así lo haréis”.
Ahora vean, Dios le mostraría a Moisés en el monte Sinaí el diseño del tabernáculo que construiría Moisés, y de todas las cosas que estarían en ese tabernáculo.
“Harán también un arca de madera de acacia, cuya longitud será de dos codos y medio, su anchura de codo y medio, y su altura de codo y medio.
Y la cubrirás de oro puro por dentro y por fuera, y harás sobre ella una cornisa de oro alrededor”.
Luego, en el verso 16 en adelante, dice:
“Y pondrás en el arca el testimonio que yo te daré.
Y harás un propiciatorio de oro fino, cuya longitud será de dos codos y medio, y su anchura de codo y medio.
Harás también dos querubines de oro; labrados a martillo los harás en los dos extremos del propiciatorio.
Harás, pues, un querubín en un extremo, y un querubín en el otro extremo; de una pieza con el propiciatorio harás los querubines en sus dos extremos.
Y los querubines extenderán por encima las alas, cubriendo con sus alas el propiciatorio; sus rostros el uno enfrente del otro, mirando al propiciatorio los rostros de los querubines.
Y pondrás el propiciatorio encima del arca, y en el arca pondrás el testimonio que yo te daré.
Y de allí me declararé a ti, y hablaré contigo de sobre el propiciatorio, de entre los dos querubines que están sobre el arca del testimonio, todo lo que yo te mandare para los hijos de Israel”.
Y ahora, encontramos que Dios le mostró a Moisés el diseño del templo o tabernáculo o santuario que Dios le ordenó a Moisés construir; también podemos ver que todo lo que está ahí es tipo y figura de lo que está en el Cielo. De esto habla San Pablo en Hebreos, capítulo 9, verso 16 al 24, donde dice:
“Porque donde hay testamento, es necesario que intervenga muerte del testador.
Porque el testamento con la muerte se confirma; pues no es válido entre tanto que el testador vive.
De donde ni aun el primer pacto fue instituido sin sangre.
Porque habiendo anunciado Moisés todos los mandamientos de la ley a todo el pueblo, tomó la sangre de los becerros y de los machos cabríos, con agua, lana escarlata e hisopo, y roció el mismo libro y también a todo el pueblo,
diciendo: Esta es la sangre del pacto que Dios os ha mandado.
Y además de esto, roció también con la sangre el tabernáculo y todos los vasos del ministerio.
Y casi todo es purificado, según la ley, con sangre; y sin derramamiento de sangre no se hace remisión.
Fue, pues, necesario que las figuras de las cosas celestiales fuesen purificadas así; pero las cosas celestiales mismas, con mejores sacrificios que estos”.
Y ahora, las cosas celestiales no serían rociadas con sangre de animales, sino con la Sangre de Jesucristo: el Cordero de Dios y también el Macho Cabrío de la Expiación.
“Porque no entró Cristo en el santuario hecho de mano, figura del verdadero, sino en el cielo mismo para presentarse ahora por nosotros ante Dios”.
Y ahora, encontramos que las cosas celestiales son purificadas con la Sangre de Jesucristo nuestro Salvador; y siendo que nosotros somos ciudadanos celestiales…, como dice San Pablo en Filipenses, capítulo 3, verso 20 al 21:
“Mas nuestra ciudadanía está en los cielos (por lo tanto, los ciudadanos celestiales son purificados con la Sangre de Jesucristo), de donde también esperamos al Salvador, al Señor Jesucristo;
el cual transformará el cuerpo de la humillación nuestra, para que sea semejante al cuerpo de la gloria suya, por el poder con el cual puede también sujetar a sí mismo todas las cosas”.
Y ahora, Él va a transformar nuestros cuerpos en Su Segunda Venida, y nos va a dar un cuerpo glorificado como Su cuerpo glorificado, para así tener un cuerpo semejante al cuerpo de la gloria Suya, un cuerpo igual al cuerpo glorificado que Él tiene.
Y ahora, ese es Su Programa en la construcción de este Nuevo Templo, y esto es conforme al Plano que Él tiene de este Nuevo Templo; así como Moisés tuvo un diseño, un plano; y así como el rey Salomón también recibió de parte del rey David los planos para la construcción del templo que él construiría.
Vean, en el capítulo 28 de Primera de Crónicas, verso 11 al 12, dice:
“Y David dio a Salomón su hijo el plano del pórtico del templo y sus casas, sus tesorerías, sus aposentos, sus cámaras y la casa del propiciatorio (o sea, el lugar santísimo, y también está incluido el lugar santo).
Asimismo el plano de todas las cosas que tenía en mente para los atrios de la casa de Jehová, para todas las cámaras alrededor, para las tesorerías de la casa de Dios, y para las tesorerías de las cosas santificadas”.
Luego, sigue diciendo en el verso 18 de este capítulo 28 de Primera de Crónicas: capítulo 28, verso 18 al 19, dice:
“Además, oro puro en peso para el altar del incienso, y para el carro de los querubines de oro, que con las alas extendidas cubrían el arca del pacto de Jehová.
Todas estas cosas, dijo David, me fueron trazadas por la mano de Jehová, que me hizo entender todas las obras del diseño”.
Ahora, fue la mano de Dios que trazó todo, y le hizo entender al rey David todas las obras del diseño de ese templo que iba a construir el hijo de David, el rey Salomón. Sigue diciendo el verso 20 al 21:
“Dijo además David a Salomón su hijo: Anímate y esfuérzate, y manos a la obra; no temas, ni desmayes, porque Jehová Dios, mi Dios, estará contigo; él no te dejará ni te desamparará, hasta que acabes toda la obra para el servicio de la casa de Jehová.
He aquí los grupos de los sacerdotes y de los levitas, para todo el ministerio de la casa de Dios, estarán contigo en toda la obra; asimismo todos los voluntarios e inteligentes para toda forma de servicio, y los príncipes, y todo el pueblo para ejecutar todas tus órdenes”.
Ahora, podemos ver que la obra que le fue encomendada a Salomón (el cual era joven, pero era el elegido de Dios para esa labor), vean ustedes, recibió los planos, el diseño de todo lo que él llevaría a cabo; y tenía que construir ese templo conforme al diseño que Dios le dio al rey David, y David lo dio al rey Salomón (su hijo); le dio también los materiales para construir ese templo.
Y ahora, en el Nuevo Testamento bajo el Nuevo Pacto hay un Nuevo Templo que está siendo construido. Ya no tenemos el tabernáculo que construyó el profeta Moisés, el cual es tipo y figura del Templo celestial, y por consiguiente es tipo y figura de la Iglesia del Señor Jesucristo; y ya no tenemos tampoco el templo que construyó el rey Salomón, el cual fue destruido.
Y ahora, ¿qué tenemos como Casa de Dios para Dios morar en Espíritu Santo? Tenemos un Nuevo Templo, el cual está siendo construido por Jesucristo nuestro Salvador.
De edad en edad, de etapa en etapa, Jesucristo en Espíritu Santo ha estado de etapa en etapa construyendo ese Templo, al enviar de etapa en etapa cada mensajero en el cual se ha velado y se ha revelado y ha hablado Su Palabra, y ha llamado y ha juntado las personas con las cuales Él está construyendo Su Templo espiritual.
En Primera de Pedro, capítulo 2, nos dice, verso 4 en adelante:
“Acercándoos a él, piedra viva, desechada ciertamente por los hombres, mas para Dios escogida y preciosa,
vosotros también, como piedras vivas, sed edificados como casa espiritual (¿Ven? Como un templo espiritual como individuos, y como miembros de un Templo espiritual, que es la Iglesia del Señor Jesucristo) y sacerdocio santo, para ofrecer sacrificios espirituales aceptables a Dios por medio de Jesucristo.
Por lo cual también contiene la Escritura:
He aquí, pongo en Sion la principal piedra del ángulo, escogida, preciosa;
Y el que creyere en él, no será avergonzado.
Para vosotros, pues, los que creéis, él es precioso; pero para los que no creen,
La piedra que los edificadores desecharon,
Ha venido a ser la cabeza del ángulo;
y:
Piedra de tropiezo, y roca que hace caer,
porque tropiezan en la palabra, siendo desobedientes; a lo cual fueron también destinados.
Mas vosotros sois linaje escogido, real sacerdocio, nación santa, pueblo adquirido por Dios, para que anunciéis las virtudes de aquel que os llamó de las tinieblas a su luz admirable;
vosotros que en otro tiempo no erais pueblo, pero que ahora sois pueblo de Dios; que en otro tiempo no habíais alcanzado misericordia, pero ahora habéis alcanzado misericordia”.
Y ahora, hemos visto que así como Jesucristo es una Piedra viva (o sea, una Piedra humana)…: Cristo es la Roca, la Piedra que los edificadores desecharon. O sea, el sumo sacerdote Caifás y el sumo sacerdote Anás (el suegro de Caifás), y los miembros del Concilio del Sanedrín, que son setenta los miembros de ese concilio de la religión hebrea; ellos son los edificadores religiosos los cuales desecharon a Cristo, la Piedra del Ángulo, la Piedra Angular.
Y ahora, Cristo está construyendo un Nuevo Templo. Ya no está el templo de Salomón, ni siquiera el que construyó Herodes; pero ahora hay un Nuevo Templo que está siendo construido, el cual Cristo está construyendo con piedras vivas, con seres humanos; y Él tiene el diseño, el Plano, para la construcción de ese Templo.
Y ahora, por cuanto el templo o tabernáculo que construyó el profeta Moisés, y el que construyó el rey Salomón, tipifican el Templo celestial, y por consiguiente tipifican al Templo espiritual de Cristo, a la Iglesia de Jesucristo, encontramos que en el Plano diseñado por Dios para la construcción de este Nuevo Templo, encontramos que todo lo que está en el Cielo, Cristo lo está materializando en Su Iglesia; así como Moisés y Salomón materializaron las cosas del Templo celestial, las materializaron en el tabernáculo que construyó Moisés y en el templo que construyó el rey Salomón.
Estamos representados en las cosas celestiales en el templo, con todas las cosas que contenía el templo. Todo allí era tipo y figura de las cosas que están en el Cielo, en el Templo celestial.
Y ahora, las cosas del Templo celestial, Cristo las está materializando en Su Iglesia en y con seres humanos; por eso el candelero o candelabro que fue colocado en el lugar santo, en el tabernáculo que construyó el profeta Moisés, ha sido materializado en la Iglesia de Jesucristo.
Y ese candelero o candelabro con siete lámparas tipifica a la Iglesia del Señor Jesucristo pasando por siete edades, que son las siete lámparas con siete mensajeros, que son las mechas sumergidas en el aceite de cada lámpara y encendidas con el Fuego del Espíritu Santo; y esos son los siete ángeles mensajeros encendidos con el Fuego del Espíritu Santo.
Por eso es que en el libro del Apocalipsis, capítulo 4, verso 4 al 5, dice:
“Y alrededor del trono había veinticuatro tronos; y vi sentados en los tronos a veinticuatro ancianos, vestidos de ropas blancas, con coronas de oro en sus cabezas”.
Estos son los veinticuatro ancianos, los cuales son los doce patriarcas y los doce apóstoles de Jesucristo (y los doce patriarcas: hijos de Jacob).
Cuando Juan el apóstol tuvo esta revelación, todavía no se habían completado los veinticuatro ancianos, pues Juan todavía estaba en la Tierra vivo, aunque los demás apóstoles habían muerto. Sigue diciendo:
“Y del trono salían relámpagos y truenos y voces; y delante del trono ardían siete lámparas de fuego, las cuales son los siete espíritus de Dios”.
Y ahora, estas siete lámparas de fuego son los siete espíritus de Dios. En Apocalipsis, capítulo 5, verso 6, dice:
“Y miré, y vi que en medio del trono y de los cuatro seres vivientes, y en medio de los ancianos, estaba en pie un Cordero como inmolado, que tenía siete cuernos, y siete ojos, los cuales son los siete espíritus de Dios enviados por toda la tierra”.
Y ahora, los siete cuernos del Cordero con los siete ojos son los siete espíritus de Dios, son las siete lámparas de fuego que están delante del Trono en el Cielo.
Y ahora, ¿cuándo se materializan estas siete lámparas en la Iglesia de Jesucristo, y se materializan los siete cuernos y los siete ojos, que son los siete espíritus de Dios que recorren toda la Tierra enviados por toda la Tierra?
Se materializan en la Iglesia de Jesucristo cuando se cumplen las siete edades con los siete ángeles mensajeros; las siete edades son los siete cuernos, y los siete ojos son los siete ángeles mensajeros del Señor Jesucristo.
Y ahora, podemos ver cómo Jesucristo está materializando en Su Iglesia lo que está en el Cielo; y lo está materializando en carne humana, en seres humanos.
Vean ustedes, las siete lámparas de fuego son los siete espíritus de Dios; y en el Cordero: los siete cuernos con los siete ojos son los siete espíritus de Dios que recorren toda la Tierra; recorren toda la Tierra de etapa en etapa, de edad en edad, en la Iglesia del Señor Jesucristo.
Y ahora, estamos viendo que en el Templo que está construyendo Cristo, el cual es Su Iglesia, todo es más glorioso; porque en la Iglesia de Jesucristo se está llevando a cabo la realidad del Templo celestial, materializándose en la Iglesia del Señor Jesucristo en seres humanos. Ya no en tipos y figuras: en un templo de piedras literales como el que construyó el rey Salomón, y de cosas allí de metales en las diferentes partes del templo: en el atrio, en el lugar santo y en el lugar santísimo. Y en el que construyó Moisés, vean ustedes: pieles, cortinas, en el atrio, en el lugar santo y también en el lugar santísimo.
Todo eso, encontramos que son cosas, pero no tienen vida ninguna de esas cosas; solamente tiene vida el que está en medio de los dos querubines de oro, que es la Columna de Fuego, Dios, el Ángel de Jehová, el Ángel del Pacto.
Pero ahora, vean ustedes, en el Templo del Señor Jesucristo: todo lo que estaba en tipos y figuras allá (en cosas de madera, de telas, de bronce, de plata, de oro y así por el estilo), ahora en la Iglesia del Señor Jesucristo todo eso está siendo materializado por Cristo en la construcción de este Nuevo Templo espiritual, para Dios morar en él en toda Su plenitud.
Él está en las primicias del Espíritu —por medio del bautismo del Espíritu Santo— en cada miembro de Su Templo espiritual; y está, en ese Templo espiritual, de edad en edad, por medio de la manifestación de Cristo en Espíritu Santo en el ángel mensajero de cada edad, a través del cual llama y junta Sus escogidos, las piedras vivas, en la construcción de este Templo espiritual.
Y ahora, en la construcción de este Templo encontramos que hay un Plano, un diseño celestial, para Cristo construir este Templo espiritual.
Y así como se entraba por el atrio, y estaba la puerta del atrio donde tenía una cortina…, por ahí se entraba al atrio; y luego, para entrar al lugar santo, encontramos otra cortina: y se pasaba al lugar santo, donde estaba el candelabro, la mesa con los panes de la proposición.
Y allí, frente…, en el lugar santo, pero frente a la cortina del lugar santísimo, de entrada al lugar santísimo, estaba el altar de oro del incienso; y luego la cortina del lugar santísimo, la cual era abierta o levantada (para la entrada del sumo sacerdote) una vez al año: el día diez del mes séptimo de cada año, para entrar con la sangre de la expiación, y esparcir sobre el propiciatorio, para la reconciliación del pueblo hebreo con Dios.
Y el que no se afligía en ese día, arrepentido por haber pecado contra Dios: era cortado del pueblo. Por consiguiente, en ese año moría esa persona de alguna plaga, porque no estaba reconciliado con Dios; por lo tanto, vendría el juicio divino sobre la persona, porque la paga del pecado es la muerte: sería cortado del pueblo, moriría esa persona, y perdería el derecho a ser parte del pueblo de Dios, del pueblo hebreo.
Y ahora, en el Templo espiritual de Cristo, encontramos que se está llevando a cabo la construcción de ese Templo; pero Cristo en el Templo celestial está en el Lugar Santísimo haciendo intercesión por cada persona perteneciente al Israel celestial, perteneciente al pueblo celestial; los cuales tienen sus nombres escritos en el Cielo, en el Libro de la Vida del Cordero; y por consiguiente, la ciudadanía de esas personas es celestial: ciudadanos del Cielo, ciudadanos de la Nueva Jerusalén, de la Jerusalén celestial.
Y ahora, Cristo está haciendo intercesión por los que serían redimidos por la Sangre perfecta del Sacrificio perfecto de Jesucristo nuestro Salvador. Y así “las cosas celestiales mismas serían purificadas” con la Sangre de nuestro amado Señor Jesucristo.
“Cual el celestial (Cristo), tales también los celestiales (o sea, los escogidos de Dios, los miembros del Cuerpo Místico del Señor Jesucristo)”1. Son personas celestiales, pertenecientes al Templo celestial.
Por eso encontramos a los siete ángeles mensajeros, que son los siete espíritus de Dios que recorren toda la Tierra, y son los siete ojos del Cordero en los siete cuernos del Cordero.
Y ahora, las cosas celestiales mismas tenían que ser purificadas con la Sangre perfecta de Jesucristo, el Cordero de Dios y también el Macho Cabrío de la Expiación; eso es Cristo para el Israel celestial, para los miembros del Templo celestial.
Y ahora, el Templo celestial, así como se materializó en el tabernáculo que construyó Moisés y el templo que construyó el rey Salomón, pero se materializó en cosas de madera, de telas, de pieles, de hierro, de bronce, de plata y de oro, y de piedras preciosas también (de diferentes piedras); ahora encontramos que se está materializando no en cosas de metal, ni en cosas de tela, ni de madera, sino en seres humanos, que son los que reciben a Cristo como su Salvador, lavan sus pecados en la Sangre de Cristo, son bautizados en el Nombre del Señor Jesucristo y reciben el bautismo del Espíritu Santo, y obtienen el nuevo nacimiento; y nacen así en el Reino de Cristo (que es la Iglesia de Jesucristo), y obtienen un cuerpo angelical teofánico de la sexta dimensión; y así obtienen la redención espiritual, y obtienen la adopción espiritual, al obtener el cuerpo angelical teofánico.
Y permanecemos perseverando en Cristo, en el Cuerpo Místico de Cristo, en la Iglesia de Jesucristo, en este Templo espiritual, hasta que se complete la construcción de este Templo espiritual; y entonces Cristo se levante del Trono del Padre: tomará el Título de Propiedad, lo abrirá en el Cielo, y reclamará todo lo que Él ha redimido con Su Sangre: resucitará a los muertos creyentes en Él y a nosotros nos transformará; y entonces todos estaremos con cuerpos inmortales, cuerpos jovencitos, representando de 18 a 21 años de edad, cuerpos glorificados, igual al cuerpo glorificado de nuestro amado Señor Jesucristo.
Esa es la redención del cuerpo. Esa es la redención o adopción, lo cual es la redención del cuerpo, por la cual clama toda la Creación esperando la manifestación gloriosa de los hijos de Dios2</a>; esto es, la adopción de los hijos e hijas de Dios.
Seremos adoptados en cuerpos inmortales y glorificados, como hijos e hijas de Dios, porque cuando nacimos en la Tierra recibimos un cuerpo mortal, corruptible y temporal. Ese no es el cuerpo que Dios diseñó para nosotros.
El cuerpo que Dios diseñó para nosotros desde antes de la fundación del mundo, es el cuerpo eterno y glorificado que Él nos dará muy pronto: cuando termine la construcción de este Templo espiritual.
Por lo tanto, cuando nacimos a través de nuestros padres terrenales, recibimos un cuerpo mortal, corruptible y temporal (de carne); eso es un cuerpo animal, como lo dice San Pablo en Primera de Corintios, capítulo 15, versos 42 al 58: primero es lo animal y después lo espiritual; primero es el cuerpo animal, de carne, mortal, corruptible y temporal; y luego el glorificado que Él nos dará, el cual es eterno.
Por lo tanto, por medio del primer Adán que cayó… y por consiguiente toda la descendencia de Adán y Eva es una descendencia caída, sin vida eterna; porque todos en Adán pecaron, y por lo tanto todos en Adán cayeron, y todos en Adán fueron destituidos de la gloria de Dios. Porque todos fueron destituidos de la gloria de Dios a causa del pecado, dice en Romanos, capítulo 3, verso 23: “… por cuanto todos pecaron, todos fueron destituidos de la gloria de Dios”.
Fueron destituidos de un cuerpo glorificado teofánico, y fueron destituidos de un cuerpo físico eterno; por consiguiente, el ser humano nace y obtiene un cuerpo mortal, corruptible y temporal, en la permisiva voluntad de Dios, para ser probado aquí en la Tierra; para que así esa alma que viene en ese cuerpo tenga el derecho y la oportunidad [de] hacer contacto con la vida eterna y confirmar su lugar en la vida eterna, confirmar su sitio en la vida eterna; y Cristo es la Vida Eterna.
Tiene que confirmar su sitio en Cristo: recibiéndolo como nuestro Salvador, lavando nuestros pecados en la Sangre de Cristo, y siendo bautizado en Su Nombre, y recibiendo Su Espíritu Santo; para así obtener el nuevo nacimiento y nacer en el Cuerpo Místico de Cristo, nacer en el Reino de Jesucristo; obtener así el nuevo nacimiento y ser una nueva criatura, una nueva creación en Cristo Jesús, Señor nuestro, perteneciente al Nuevo Templo espiritual de Jesucristo nuestro Salvador.
Esa es la única forma en que una persona puede obtener vida eterna, y puede obtener el Espíritu Santo, y puede obtener el nuevo nacimiento, y puede obtener un cuerpo teofánico angelical; y luego estar así sellado con el Espíritu Santo de la promesa hasta el Día de la Redención, que es el día de la resurrección de los muertos en Cristo en cuerpos glorificados, y la transformación de nosotros los que vivimos, en donde obtendremos el cuerpo nuevo glorificado, lo cual es la redención del cuerpo, eso es nuestra adopción.
Y ahora, encontramos que primero Cristo construye Su Iglesia en el mundo invisible de la sexta dimensión, que es el Paraíso; va creando Su Iglesia, es una obra de creación de parte de Dios a través de Jesucristo; es una nueva raza, llamada la Iglesia de Jesucristo y llamada también el Templo espiritual de Jesucristo.
Ahora, ese Templo espiritual es una nueva raza con vida eterna, que recibe primero un cuerpo espiritual, teofánico, angelical, al obtener el perdón de sus pecados, al haber recibido a Cristo como su Salvador, y haber lavado sus pecados en la Sangre de Cristo, y haber sido bautizado en agua en el Nombre del Señor Jesucristo, y haber recibido el Espíritu Santo, y haber recibido así el nuevo nacimiento; y por consiguiente haber recibido el cuerpo angelical, el cuerpo teofánico, de la sexta dimensión. Pues el espíritu que recibimos al nacer de nuestros padres es un espíritu del mundo, un cuerpo espiritual del mundo, de la quinta dimensión.
Pero ahora, Cristo dijo que era necesario nacer de nuevo, en San Juan, capítulo 3, versos 1 al 6, cuando habló con Nicodemo. Nicodemo pensó en nacer de nuevo a través de su madre…; él estaba anciano, por lo tanto, ¿cómo estaría su madre? Pero Cristo le dijo: “De cierto, de cierto te digo, que el que no nazca del Agua y del Espíritu, no puede entrar en el Reino de Dios”.
Y ahora, se requiere el nuevo nacimiento. No es porque la persona sea buena o porque la persona no haga cosas malas, que entre al Reino de Dios, sino porque recibe a Cristo como su Salvador, lava sus pecados en la Sangre de Cristo, es bautizado en el Nombre del Señor Jesucristo en agua, y recibe el Espíritu Santo; y así nace del Agua y del Espíritu, nace de nuevo; y por consiguiente ha entrado al Reino de Dios, que es la Iglesia del Señor Jesucristo. Ese es el Reino de nuestro amado Señor Jesucristo, y ese es el Templo espiritual de Jesucristo.
Y ahora, en el orden, en el diseño que le dio Dios a Moisés para la construcción del tabernáculo, y en los planos que recibió Salomón para la construcción del templo, encontramos el atrio, donde estaba el altar del sacrificio; y la fuente de agua estaba para el este; y luego la entrada al lugar del atrio estaba en el este. Por eso Cristo en Su Primera Venida vino en el este, para ser Sacrificado como el Cordero Pascual y también el Macho Cabrio de la Expiación, para quitar nuestros pecados.
En el Templo que Cristo está construyendo, el Atrio corresponde al tiempo de Adán hasta Jesús; por eso Jesús vino en el tiempo del Atrio y murió: porque el sacrificio por el pecado era sacrificado en el atrio, en el tabernáculo que construyó Moisés y en el templo que construyó el rey Salomón. Y esto se efectuaba, vean ustedes, en el templo que construyó Salomón y en el tabernáculo que construyó Moisés; cuando ya estaba en Jerusalén, se efectuaba en medio del pueblo hebreo en Jerusalén; por eso Jesús murió en Jerusalén.
Y ahora, el Lugar Santo, vean ustedes, tiene su puerta hacia el este; por lo tanto la entrada para el Atrio es por el este, y la entrada al Lugar Santo es también por el este.
Ahora, encontramos que el Lugar Santo corresponde al tiempo de los apóstoles hasta nuestro tiempo.
Encontramos que eso corresponde a las diferentes etapas o edades de la Iglesia del Señor Jesucristo. Digamos: del tiempo de los apóstoles hasta el séptimo ángel mensajero de la séptima edad de la Iglesia gentil. Por lo tanto, todo esto corresponde al tiempo desde el Día de Pentecostés hasta la séptima edad de la Iglesia del Señor Jesucristo entre los gentiles.
Y esa parte del Lugar Santo ha estado siendo construido por Jesucristo con piedras vivas, con seres humanos creyentes en Jesucristo como nuestro Salvador, lavados con la Sangre de Cristo y llenos del Espíritu Santo; y por consiguiente, nacidos de nuevo, nacidos en el Reino de Cristo. Todas esas personas pertenecen al Lugar Santo del Templo espiritual de Cristo desde el Día de Pentecostés hasta la séptima edad de la Iglesia.
Ahora vean, comenzó en Jerusalén; luego la primera edad de la Iglesia entre los gentiles se cumplió en Asia Menor, y San Pablo fue su mensajero.
Luego la segunda edad de la Iglesia del Señor Jesucristo entre los gentiles se cumplió en Francia, e Ireneo fue su mensajero. O sea, que pasó, la segunda parte de la construcción del Lugar Santo entre los gentiles, pasó a Europa, a Francia.
Luego la tercera edad de la Iglesia de Jesucristo entre los gentiles fue en Francia y Hungría, y su mensajero fue Martín.
La quinta edad se cumplió en Irlanda y Escocia y su mensajero fue… o sea, esa es la cuarta edad. La tercera fue la edad de Martín. La cuarta edad es en Irlanda y Escocia, y su mensajero fue Colombo.
La quinta edad fue en Alemania, y su mensajero fue Lutero.
La sexta edad fue en Inglaterra, y su mensajero fue Wesley.
Ahora podemos ver que hubo cinco edades cumpliéndose en Europa con cinco mensajeros europeos.
Luego pasa de Inglaterra, el Espíritu Santo, a Norteamérica. Así como estuvo en diferentes edades en cada ángel mensajero, pasa a Norteamérica, y se vela y se revela a través del séptimo ángel mensajero: el reverendo William Branham; y la séptima edad de la Iglesia gentil (representada en la iglesia de Laodicea de Asia Menor) se cumplió en Norteamérica, y su mensajero fue el reverendo William Branham.
Y ahora, todos estos mensajeros fueron lavados con la Sangre de nuestro amado Señor Jesucristo, y son los siete espíritus de Dios que recorren toda la Tierra. En ellos estaba el Espíritu Santo llevando a cabo la Obra correspondiente a cada edad, y llamando y juntando los escogidos de cada edad, y colocándolos en el Templo espiritual de Cristo; y así construyendo cada etapa de la construcción del Templo espiritual de Jesucristo nuestro Salvador.
Y ahora, con las siete edades cumplidas está construido el Lugar Santo del Templo espiritual de Cristo.
Pero un Templo para Dios no es perfecto si no tiene el Lugar Santísimo; porque el que construyó el rey Salomón tenía el lugar santísimo, y tenía el arca del pacto, y tenía dentro del arca del pacto las tablas de la Ley, y tenía el maná en una vasija de oro, y tenía la vara de Aarón que reverdeció; y sobre el arca del pacto tenía el propiciatorio con los dos querubines de oro; y tenía, en medio de los dos querubines de oro, sobre el propiciatorio, tenía la Columna de Fuego, la Shekinah, el Ángel de Jehová, el Ángel del Pacto, que es Jesucristo; tenía allí al Espíritu Santo, en esa Columna de Fuego.
Y ahora, así también fue… En el tabernáculo que construyó Moisés, vean ustedes, tenía el arca del pacto, y dentro las tablas de la Ley, la vara de Aarón que reverdeció, el maná en una vasija de oro también; y sobre el arca del pacto tenía el propiciatorio, que es el Trono de Dios, y representa – representa el Trono celestial de Dios, donde Dios está sentado.
Ahora, vean ustedes cómo estaba representado el Trono de Dios: en el tabernáculo que construyó Moisés estaba representado en el propiciatorio con los dos querubines de oro; y en el que construyó Salomón también; porque fue, el arca del pacto que construyó Moisés, el arca que fue colocada dentro del lugar santísimo del templo que construyó el rey Salomón.
Y ahora, Cristo en la construcción de Su Templo; así como la construcción del tabernáculo de Moisés (o que construyó Moisés) y el templo que construyó Salomón, fue una construcción que la encontramos en sus diferentes partes del este hacia el oeste; y el lugar santísimo quedaba al oeste en el templo que construyó Salomón, y también el lugar santísimo quedaba al oeste en el tabernáculo que construyó Moisés.
Y ahora, ¿a dónde y hacia dónde estará el Lugar Santísimo del Templo espiritual de Cristo? Tiene que estar también al oeste; y el oeste es el continente americano.
Y ahora, las siete edades corresponden a Asia Menor, Europa y Norteamérica, y corresponden al Lugar Santo del Templo espiritual de Cristo.
Y ahora, el Lugar Santísimo del Templo espiritual de Cristo tiene que estar en el oeste, y corresponde a la América Latina y el Caribe; por lo tanto, con latinoamericanos y caribeños llamados y recogidos en el Cuerpo Místico de Cristo, Cristo construye el Lugar Santísimo de Su Templo espiritual.
Y por consiguiente, la Edad de la Piedra Angular, siendo la etapa del Lugar Santísimo del Templo espiritual de Cristo, tendrá en ella todo lo que tenía el lugar santísimo del templo que construyó Salomón y lo que contenía el lugar santísimo del tabernáculo que construyó el profeta Moisés.
Ahora vean, en el tabernáculo que construyó Moisés tenemos al arca del pacto, y el propiciatorio sobre el arca del pacto, y la Columna de Fuego, la Shekinah, sobre el propiciatorio.
Y ahora, tenemos que ver, en el Templo que está construyendo Cristo, ver dónde nos encontramos en este tiempo, y por consiguiente ocupar nuestra posición como parte del Lugar Santísimo del Templo espiritual de Cristo.
Ya no estamos en etapas del Lugar Santo, sino que estamos en la etapa del Lugar Santísimo del Templo espiritual de Cristo, en la construcción de ese Templo espiritual de Cristo. Y ahora Cristo está construyendo con piedras vivas latinoamericanas y caribeñas el Lugar Santísimo de Su Templo espiritual.
Y aunque se hayan ido a otras naciones o continentes, esas piedras vivas, hasta allá les llega el Mensaje; con el cual son cortados como piedras vivas para esa parte del Lugar Santísimo del Templo espiritual de Cristo.
Y también, pues, llama personas de otras naciones y continentes, que estén escritas en el Cielo, en el Libro de la Vida del Cordero, para formar parte del Lugar Santísimo del Templo espiritual de Jesucristo.
Y el que es de Dios: escucha la Voz de Dios para la etapa, para la edad que le toca vivir, la Voz de Cristo, la Voz del Espíritu Santo a través del mensajero que Él tiene para cada tiempo. “Porque mis ovejas oyen mi Voz y me siguen”, dice Cristo. Dice:
“También tengo otras ovejas que no son de este redil; aquellas también debo traer, y oirán mi voz; y habrá un rebaño, y un pastor”. (San Juan, capítulo 10, verso 14 al 16).
Y Él ha estado llamando y juntando a Sus ovejas, de edad en edad, llamándolas por medio del mensajero correspondiente a cada edad; y las ha estado colocando (¿dónde?) en Su Redil, que es Su Iglesia, que es Su Templo espiritual.
Y ahora podemos ver que hay un misterio muy grande en la construcción de este Templo espiritual de nuestro amado Señor Jesucristo. Este Templo es la Iglesia del Señor Jesucristo, es el Redil del Buen Pastor, donde Él junta Sus ovejas de edad en edad.
Y ahora, Él tiene que materializar en Su Iglesia, en la Edad de la Piedra Angular, que es la edad del Lugar Santísimo de ese Templo espiritual, Él tiene que materializar todo lo que estaba en el lugar santísimo del tabernáculo que construyó Moisés y del templo que construyó el rey Salomón.
Y ahora vean, dice el reverendo William Branham en el mensaje “Tratando de hacer servicio a Dios fuera de Su voluntad”3, dice:
“Cristo es nuestra Arca, la Palabra (recuerden que Cristo es la Palabra, el Verbo). Ellos quisieron su denominación. Él no puede, noten, no puede ser llevado en carros nuevos denominacionales”.
Recuerden que cuando David quiso llevar el arca del pacto, la cual estaba entre los gentiles o en cierto lugar en medio del pueblo hebreo, la quiso llevar a la ciudad de Jerusalén, la ciudad de David, a Sion, para ser colocada allí en Jerusalén…; porque ese era el lugar escogido por Dios para poner Su Nombre, y por lo tanto tenía que ser colocado el tabernáculo allí; porque el tabernáculo es la Casa de Dios allá en el tiempo de Moisés y de David, y de los jueces y de los reyes.
Por lo tanto, tenía que ser colocada el arca del pacto, con todo el tabernáculo, tenía que ser colocado ¿dónde? En Jerusalén, el lugar donde Dios colocaría Su Nombre; porque el Nombre de Dios estaba (¿dónde?) en el templo o tabernáculo, y, sobre todo, dentro del lugar santísimo; porque allí estaba el Ángel del Pacto, el Ángel de Jehová.
Y el Nombre de Dios, conforme al Éxodo, capítulo 23, verso 20 en adelante, vean ustedes dónde está el Nombre de Dios: capítulo 23, verso 20 en adelante, del Éxodo, dice:
“He aquí yo envío mi Ángel delante de ti para que te guarde en el camino, y te introduzca en el lugar que yo he preparado.
Guárdate delante de él, y oye su voz; no le seas rebelde; porque él no perdonará vuestra rebelión, porque mi nombre está en él”.
¿Dónde está el Nombre de Dios? En Su Ángel, el Ángel de Jehová, el Ángel del Pacto, que es Jesucristo en Su cuerpo angelical, Su cuerpo teofánico, en el Antiguo Testamento.
“Pero si en verdad oyeres su voz e hicieres todo lo que yo te dijere, seré enemigo de tus enemigos, y afligiré a los que te afligieren.
Porque mi Ángel irá delante de ti, y te llevará a la tierra del amorreo, del heteo, del ferezeo, del cananeo, del heveo y del jebuseo, a los cuales yo haré destruir”.
Y ahora, vean ustedes que es el Ángel del Pacto, el Ángel de Jehová, Cristo, el que lleva al pueblo a la tierra prometida. Él mismo fue el que los libertó a través del profeta Moisés: usando al profeta Moisés, y colocando en el corazón y la mente y la boca del profeta Moisés Su Palabra, la Palabra de Dios dada por medio del Ángel de Jehová, que es Cristo en Su cuerpo angelical.
Y ahora, veamos que el arca del pacto —conforme a lo que Dios ordenó al pueblo—, tenía que ser cargada el arca del pacto en los hombros de los levitas descendientes de Coat; y colocaban una vara de madera cubierta de oro en un lado, y una vara de madera cubierta de oro al otro lado; y un sacerdote a un lado y el otro sacerdote al otro lado; y así, uno a un lado y el otro al otro lado; y esas varas colocadas en unos anillos cubiertos de oro.
Vean ustedes, ahí cada sacerdote colocaba la vara, que estaba colocada en anillos que tenía el arca del pacto, y la levantaban y la colocaban en sus hombros, y la cargaban de un lugar a otro, cuando se iban moviendo de un lugar a otro por el desierto.
Y ahora, cuando están en la tierra prometida tenían que hacerlo en la misma forma; pero David consultó a sus capitanes y a sus generales, y ellos se inventaron una forma nueva: construir un carro nuevo, tirado por unas vacas (o una vaca, o unas vacas), y traer en ese carro nuevo (una carreta nueva), traer el arca del pacto a la ciudad de David.
Pero, aunque el propósito de traer el arca del pacto estaba en la perfecta voluntad de Dios, y era agradable a Dios, era algo bueno; la forma en que la traerían estaba incorrecta; porque tenía que ser en los hombros de sacerdotes descendientes de Coat.
Ahora, podemos ver que uno puede tener una buena intención para hacer algo en la Obra de Dios, pero tiene que ser de acuerdo al diseño divino, como Dios ya lo diseñó; de otra forma será un servicio a Dios fuera de la voluntad de Dios.
Y ahora, vean ustedes, dice:
“Él no puede ser llevado en carros nuevos denominacionales (ahora, aquel carro nuevo tirado por vacas, representa aquí, conforme a lo que dice el reverendo William Branham, representa las denominaciones religiosas). Su Mensaje no puede ir en el carro de una nueva denominación…”.
El Arca es la Palabra, Su Mensaje.
“Su Mensaje no puede ir en el carro de una nueva denominación cuando él está supuesto a estar contenido y venir en el corazón de un profeta”.
Esa es la forma en que viene el Mensaje de Dios a la Iglesia de Jesucristo de edad en edad: en el corazón de un mensajero enviado por Dios para cada edad. Y esos son los siete espíritus de Dios que recorren toda la Tierra, los siete ojos del Cordero en los siete cuernos, enviados a la Iglesia del Señor Jesucristo. Y en ellos vino la Palabra de Dios de edad en edad, entrando a cada edad en el Lugar Santo del Templo espiritual de Cristo.
Pero ahora el Arca del Pacto tiene que ser pasada del Lugar Santo al Lugar Santísimo, porque el Lugar Santísimo del Templo espiritual de Cristo es el lugar para permanecer allí el Arca del Pacto, como sucedió en el tabernáculo que construyó Moisés y en el templo que construyó el rey Salomón.
Y ahora, vamos a continuar en la página 85 del mismo mensaje: “Tratando de hacer servicio a Dios fuera de Su voluntad”<em>; dice4:
“Hay tan solo un Arca, ese es Jesucristo, ¡y Él es la Palabra! (O sea, el Verbo).
Noten: Dios le dijo al profeta (o sea, a Jeremías, en el capítulo 15, verso 11), dijo: ‘Come el rollo’”.
O sea, el libro era en forma de un rollo, un pergamino, en aquellos tiempos.
“Dios le dijo al profeta: ‘Come el rollo’, en el Antiguo Testamento. Al profeta del Nuevo Testamento Él le dijo: ‘Come el Librito’. (Eso fue Apocalipsis, capítulo 10, verso 8 al 11). ¿Por qué? ¡Para que el profeta y la Palabra fueran UNO! ¿Ven? Ese es el Arca, la Palabra de Dios”.
Y esa es la forma que Cristo, el Arca del Pacto, el Verbo, entra al Lugar Santísimo. Cuando Cristo, el Ángel del Pacto, el Ángel Fuerte que desciende del Cielo, le da el Título de Propiedad, el Libro de los Siete Sellos, y se lo da a un hombre, a un profeta, para que se lo coma, será dulce en su boca pero será amargo en su vientre.
Porque no hay cosa más dulce que la Palabra de Dios revelada, pero no hay cosa más amarga que los sufrimientos que vienen por causa de esa Palabra que se comió. Al proclamarla, lo criticarán, lo perseguirán, y dirán que es un falso profeta y que no es enviado de Dios.
Pero ese profeta, representado allí en Juan el apóstol…; porque Juan representa a toda la Iglesia de Jesucristo con todos los ángeles mensajeros de la Iglesia de Jesucristo.
Cristo ha tenido siete ángeles mensajeros para las siete edades; y para la Edad de la Piedra Angular, para el Lugar Santísimo de Su Templo espiritual, Cristo dice:
“Yo Jesús he enviado mi ángel para daros testimonio de estas cosas en las iglesias”. (Apocalipsis 22, verso 16).
Ese es el Ángel Mensajero correspondiente al Lugar Santísimo del Templo espiritual de Cristo. Él viene dando testimonio de estas cosas, porque ese es el Ángel que se come el Título de Propiedad para profetizar sobre muchos pueblos, naciones, lenguas y reyes.
Y por eso luego, en Apocalipsis, capítulo 11, profetiza; y los dos ministerios de los Dos Olivos, de los Dos Candeleros que están delante de Dios (que son los Dos Ungidos), traen el Mensaje profético del Evangelio del Reino, y traen las profecías de las cosas que han de suceder en medio de la raza humana luego de las cosas que ya han sucedido durante las siete edades de la Iglesia.
Por eso el Ángel de Apocalipsis, capítulo 7, verso 2 en adelante, viene con el Sello del Dios vivo, viene con el Espíritu Santo, y por consiguiente viene para llamar y juntar 144.000 hebreos, y sellarlos en sus frentes con el Sello del Dios vivo. Y luego, en Apocalipsis, capítulo 14, aparecen ya los 144.000 hebreos (12.000 de cada tribu), aparecen sobre el Monte de Sion; y con el Cordero, y con el Nombre del Padre, y con el Nombre del Cordero escrito en sus frentes; porque el Ángel que viene con el Sello del Dios vivo los llamó y los selló con el Sello del Dios vivo.
Y reciben el Espíritu Santo esos 144.000 hebreos. Y ese es todo Israel para Dios. Esos son los que componen el Israel hebreo, que en el Día Postrero recibirá a Cristo, creerá en la Segunda Venida de Cristo y también en la Primera Venida de Cristo.
Y ahora, para Dios revelarse al pueblo hebreo, y llamar y juntar 144.000 hebreos, tiene que estar construido ya el Templo espiritual de Cristo, la Iglesia del Señor Jesucristo; y tiene que estar dentro del Lugar Santísimo el Arca del Pacto; y tiene que ser traída al Lugar Santísimo en el corazón del que se come el Librito de los Siete Sellos, representado en Juan el apóstol allá en Apocalipsis, capítulo 10, verso 8 al 11.
Y ahora, Cristo en este tiempo está construyendo el Lugar Santísimo de Su Templo con piedras vivas latinoamericanas y caribeñas; y de vez en cuando entran personas de otros continentes, y también del pueblo hebreo.
Y ahora, ¿dónde está construyendo el Lugar Santísimo de Su Templo? En el occidente, en la América Latina y el Caribe, en esta parte del oeste, en esta parte del occidente; porque el lugar santísimo del tabernáculo de Moisés y en el templo de Salomón, estaba ¿dónde? En el occidente; por lo tanto, en el Templo del Señor Jesucristo tiene que estar ¿dónde? En el occidente del planeta Tierra, que es la América Latina y el Caribe.
Por eso también encontramos que el trigo, que son los hijos e hijas de Dios nacidos de nuevo, los granos de trigo en la planta de trigo que fue sembrada en tierra… Cristo es el Grano de Trigo conforme a San Juan, capítulo 12, verso 24, del cual Cristo mismo dijo, hablando de Sí mismo, del Hijo del Hombre, dijo: “Si el grano de trigo no cae en tierra y muere, Él solo queda; pero si cae en tierra y muere, mucho fruto lleva”.
O sea, muchos granos de trigo, muchos hijos e hijas de Dios; porque el Grano de Trigo que fue sembrado en tierra es el Hijo de Dios; por lo tanto, se va a reproducir en hijos e hijas de Dios; para lo cual tiene que ser sembrado en tierra, morir y ser sembrado en tierra, enterrado, para nacer en la forma de una Planta de Trigo, para en esa Planta de Trigo aparecer cada hijo e hija de Dios.
Esa Planta de Trigo es la Iglesia del Señor Jesucristo, esa Planta de Trigo es el Templo espiritual de Cristo, esa Planta de Trigo es el Reino de los Cielos, esa Planta de Trigo es el Reino de Dios, esa Planta de Trigo es el Templo espiritual de Cristo, es el Redil para las ovejas del Señor Jesucristo, es el Redil de nuestro amado Señor Jesucristo.
Ahora, Cristo dijo en San Lucas, capítulo 21, verso 27 en adelante:
“Entonces verán al Hijo del Hombre, que vendrá en una nube con poder y gran gloria.
Cuando estas cosas comiencen a suceder, erguíos y levantad vuestra cabeza, porque vuestra redención está cerca”.
O sea, nuestra transformación está cerca: nuestra redención, la adopción; en donde los muertos en Cristo recibirán el cuerpo glorificado y eterno, resucitarán en ese cuerpo glorificado y eterno, y nosotros seremos transformados, y recibiremos así el cuerpo eterno y glorificado. Eso es la adopción para nosotros, esa es la redención del cuerpo, esa es la redención de la cual habla aquí.
Y en Efesios, capítulo 4, verso 30, dice: “Y no contristéis al Espíritu Santo de Dios, con el cual fuisteis sellados para el día de la redención”.
Para el Día de la Redención del cuerpo, que es nuestra adopción, que es nuestra transformación para los que vivimos, y la resurrección en cuerpos eternos para los que están en el Paraíso, los que han partido, los que duermen (o sea, los que físicamente han muerto en Cristo). Sigue diciendo [San Lucas]:
“También les dijo una parábola: Mirad la higuera y todos los árboles.
Cuando ya brotan, viéndolo, sabéis por vosotros mismos que el verano está ya cerca”.
Y ahora, es en el tiempo del verano que el trigo madura, y es en el tiempo del verano que se lleva a cabo la cosecha.
Y ahora, nosotros estamos viviendo en el tiempo final, estamos viviendo en el tiempo del verano, en el tiempo de la Venida del Reino de Dios; por lo tanto, estamos viviendo en el tiempo en que el trigo madurará.
Y cuando el trigo va madurando va tomando un color más bronceado, que es entre oro y cobrizo; y eso se llama color trigueño. El color trigueño viene del color del trigo cuando madura; por eso trigueño viene de ‘trigo’. Una persona trigueña es una persona color trigo maduro.
Y ahora, si mezclamos todas las personas, y los colores de las personas de la América Latina y el Caribe, si mezclamos todos sus colores, ¿qué color sale? Color trigo maduro, color trigueño.
Ahora, miren dónde sería que el trigo maduraría y dónde sería que el Sol de Justicia le daría, le alumbraría al trigo, y lo maduraría con sus rayos del Mensaje del Día Postrero. Por lo tanto, el trigo tiene que estar en la presencia del Sol, en la presencia del Hijo del Hombre, en pie, para madurar y tomar ese color de trigo maduro.
Y ahora vean, la Iglesia de Jesucristo como Cuerpo Místico de creyentes ha estado tomando el color del trigo al estar recibiendo en su Seno, en la Edad de la Piedra Angular, la Edad del Lugar Santísimo del Templo espiritual de Cristo, está recibiendo a los latinoamericanos y caribeños; que, al juntarlos todos, dan un color trigueño, un color piel canela, que es el color del trigo: color oro, o color oro y bronceado; color oro, entre oro y color marrón claro.
Ahora, ¿qué color tenía el lugar santísimo? Color oro, y estaba en el oeste; por eso la Edad de la Piedra Angular es la Edad de Oro de la Iglesia del Señor Jesucristo.
Vean ustedes, también la madera; vean ustedes, el oro y la madera: la madera (de un color) y el oro (color oro), dan el color trigueño. Y también los querubines que Salomón colocó: de madera de olivo cubiertos de oro. Ahí tienen ustedes en el lugar santísimo todo color trigo.
Vean ustedes, todo está así preparado: las tablas también, con las cuales fue hecho el lugar santísimo; y así por el estilo, todo da testimonio del color de trigo maduro, que es el color trigueño. Y aún más: el Ángel que le aparecía al reverendo William Branham en su cuerpo angelical teofánico era color trigo, color trigueño; no era blanco sino que era de un color canela o piel canela.
Por lo tanto, hasta el Ángel que le aparecía al reverendo William Branham, el cual sigue adelante trabajando en la Obra de Cristo, y luego aparece en la Visión de la Carpa cuando ya el reverendo William Branham ha partido…; vean ustedes, ese Ángel estará en el cumplimiento de la Visión de la Carpa, en el cuartito pequeño de madera; y el cuartito pequeño de madera también es color trigo.
Así que vean ustedes cómo todo se junta en la América Latina y el Caribe para la construcción del Lugar Santísimo del Templo espiritual de nuestro amado Señor Jesucristo.
Y ahora, nos ha tocado la mejor parte del Templo espiritual de Cristo; por eso a la Edad de la Piedra Angular entra la Palabra, el Verbo, Cristo, el Arca del Pacto, entra en el corazón del que se come el Librito de los Siete Sellos. Y ese que se lo come no es otro sino el Ángel del Señor Jesucristo de Apocalipsis, capítulo 22, verso 6, del cual dice:
“Y me dijo: Estas palabras son fieles y verdaderas. Y el Señor, el Dios de los espíritus de los profetas, ha enviado su ángel, para mostrar a sus siervos las cosas que deben suceder pronto”.
Ese es el Ángel que se come el Librito y puede dar testimonio, puede dar a conocer las cosas que han de suceder pronto, después de las que ya han sucedido en las edades pasadas.
Por eso ese Ángel, dando a conocer todas estas cosas, mostrando todas estas cosas que deben suceder, estará profetizando las cosas que han de suceder. Su Mensaje es un Mensaje profético. Por eso dice en el verso 7 (que le sigue a este mismo capítulo 22, verso 6 al 7)…, vean, ya leímos el verso 6; dice el verso 7:
“¡He aquí, vengo pronto! Bienaventurado el que guarda las palabras de la profecía de este libro”.
Las palabras de la profecía de este libro, dadas por Cristo a Su Ángel para darlas a conocer, vean ustedes, son palabras proféticas; porque este es un espíritu de profeta, que viene profetizando las cosas que deben suceder pronto: las cosas que deben suceder después de las que ya han sucedido en edades pasadas; y viene cumpliendo, Cristo por medio de él, lo que prometió en Apocalipsis, capítulo 4, verso 1, cuando dijo con esa Voz de Trompeta:
“Sube acá, y yo te mostraré las cosas que sucederán después de estas”.
Y luego, en Apocalipsis 22, verso 6, son mostradas por el Ángel del Señor Jesucristo. ¿Por qué? Porque en ese Ángel estará Jesucristo en Espíritu Santo colocando en su corazón y en su mente y en su boca, las palabras proféticas correspondientes al tiempo final.
Por lo tanto, Cristo en Espíritu Santo estará hablando por medio de Su Ángel Mensajero como habló por medio de los siete ángeles mensajeros en cada edad pasada.
Toda revelación divina tiene que venir por medio de un mensajero para la Iglesia de Jesucristo; así vino de edad en edad, y así tiene que ser en este tiempo final.
Por lo tanto, el Ángel del Señor Jesucristo para la Edad de la Piedra Angular es un profeta dispensacional, que viene con un Mensaje dispensacional: con el Mensaje de la Dispensación del Reino, que es el Evangelio del Reino, con el cual viene revelando todas estas cosas que deben suceder pronto, en este tiempo final.
Y así es como entra el Arca del Pacto, la Palabra, al Lugar Santísimo del Templo espiritual de Cristo; para pronto, cuando se complete el número de los escogidos de Dios en el Templo espiritual de Cristo, entonces Jesucristo entrar a Su Iglesia como entró en Espíritu, en la Columna de Fuego, al tabernáculo que construyó Moisés y al templo que construyó Salomón; y entró al templo, y pasó al lugar santísimo.
Vean ustedes, consumó el sacrificio en el atrio, luego pasó al lugar santo; y del lugar santo pasó al lugar santísimo, y se colocó sobre el arca del pacto, sobre el propiciatorio, en medio de los dos querubines de oro.
Así fue en el lugar santísimo del tabernáculo que construyó Moisés y así fue en el lugar santísimo del templo que construyó el rey Salomón; y así tiene que ser en el Lugar Santísimo del Templo que está construyendo nuestro amado Señor Jesucristo.
Por eso la Segunda Venida de Cristo es a Su Templo, a Su Iglesia, para estar en el Lugar Santísimo, sobre el Arca del Pacto, sobre el Propiciatorio, en medio de los Dos Querubines de Oro, y en medio de los dos querubines de madera de olivo cubiertos de oro, los cuales representan los ministerios de Moisés y Elías, los ministerios de los Ángeles del Hijo del Hombre, que vienen con Gran Voz de Trompeta llamando y juntando a todos los escogidos de Dios, desde un extremo del Cielo hasta el otro, conforme a San Mateo 24, verso 31, donde dice:
“Y enviará sus ángeles con gran voz de trompeta, y juntarán a sus escogidos, de los cuatro vientos, desde un extremo del cielo hasta el otro (extremo del Cielo)”.
Y ahora, vean ustedes, de en medio de la manifestación de esos ministerios de los Dos Olivos estará la presencia de Jesucristo, el Ángel del Pacto, manifestándose; y estará la gloria de Jesucristo manifestada en Su Iglesia, en el Lugar Santísimo de Su Iglesia.
La gloria de Jesucristo ha pasado del Atrio al Lugar Santo; y del Lugar Santo pasa en este tiempo final al Lugar Santísimo de Su Iglesia, que es la Edad de la Piedra Angular; y todo esto es de acuerdo al Plano del Templo espiritual de Jesucristo.
Y nosotros somos parte de ese Templo espiritual, somos miembros de ese Cuerpo Místico de creyentes; somos, como individuos, templo del Espíritu Santo, templos de Dios; y como creyentes en Cristo, somos piedras vivas pertenecientes a ese Templo espiritual de Cristo.
Y ahora nos ha tocado a nosotros ser piedras vivas en el Templo espiritual de Cristo. ¿En qué parte del Templo? En el Lugar Santísimo del Templo espiritual de Cristo, para ver la gloria de Cristo en el Lugar Santísimo de Su Templo, sobre el Propiciatorio, en medio de los Dos Querubines de Oro, y en medio de los dos querubines de madera de olivo cubiertos de oro.
Ahora, hemos llegado al tiempo en que todo eso que estaba en el lugar santísimo del tabernáculo que construyó Moisés y del templo que construyó Salomón, tiene que estar materializándose en la Iglesia del Señor Jesucristo, en la Edad de la Piedra Angular, que es la Edad del Lugar Santísimo del Templo espiritual de Cristo.
¿Y está, la Edad de la Piedra Angular, en qué parte del planeta Tierra? En el oeste: la América Latina y el Caribe.
Ahora, hemos visto que todo esto es de acuerdo al Plano: de acuerdo al plano del tabernáculo que construyó Moisés y del templo que construyó el rey Salomón, y conforme al Plano del Templo que está en el Cielo; por eso Cristo ha estado construyendo Su Templo espiritual para morada de Dios en toda Su plenitud en Espíritu Santo, lo ha estado construyendo de acuerdo al Plano espiritual del Templo que está en el Cielo.
Ahora, ha estado construyendo así un Templo espiritual, Su Iglesia, para Dios morar en ella en toda Su plenitud.
Cuando seamos adoptados… Vean, en la actualidad está morando en las primicias del Espíritu, pero cuando seamos adoptados nosotros los que vivimos y los que han partido, seamos adoptados físicamente (será cuando los muertos en Cristo resuciten en cuerpos eternos y glorificados, y nosotros seamos transformados), entonces ya tendremos la adopción física, tendremos la redención física, tendremos la redención del cuerpo, tendremos el nuevo cuerpo, el cuerpo que Dios predestinó y diseñó para cada uno de ustedes y para mí, y para los santos que han partido; para vivir en ese cuerpo por toda la eternidad. Es un cuerpo eterno, inmortal, incorruptible y glorificado, igual al cuerpo glorificado de Jesucristo nuestro Salvador.
Por eso Cristo es el principio de la Creación de Dios, conforme a Apocalipsis, capítulo 3, verso 14. Él es el primero de esa Nueva Creación, de esa nueva raza. Él es la Cabeza de ese Templo espiritual de Jesucristo, para morada de Dios en Espíritu Santo en toda Su plenitud; y Él también es la Piedra de fundamento.
Por lo tanto, ese Templo es la Casa de Dios; por eso Él mandó a buscar a todos por los caminos y vallados (y también, al final, a la salida de los caminos), para que entraran a la Casa de Dios, que es la Iglesia de Jesucristo, que es el Templo espiritual de Jesucristo.
Y vean, ha estado siendo construido ese Templo por el mismo Jesucristo en Espíritu Santo; y lo ha estado construyendo conforme al Plano del Templo espiritual de Jesucristo. Y ese plano está conforme al Plano del Templo celestial y al plano del tabernáculo que construyó Moisés y al plano del templo que construyó el rey Salomón. Ellos fueron tipos y figuras del Templo celestial, y por consiguiente fueron tipos y figuras del Templo espiritual de Jesucristo, o sea, fueron tipos y figuras de la Iglesia del Señor Jesucristo.
Y ahora, estamos experimentando en el Templo espiritual de Cristo la realidad de lo que estuvo en aquellos templos: el tabernáculo de Moisés y el templo de Salomón, ahora lo estamos experimentando en nuestra propia carne.
Y ahora, estamos experimentando la parte del Lugar Santísimo de ese Templo espiritual; somos parte de ese Templo espiritual; y, sobre todo, del Lugar Santísimo de ese Templo espiritual.
¿Dónde estaba el Nombre de Dios en el templo? En el lugar santísimo, sobre el arca del pacto, sobre el propiciatorio, en medio de los dos querubines de oro, y sobre la frente del sumo sacerdote en una lámina de oro; y ese era el que podía entrar al lugar santísimo para ministrar.
Y Cristo, vean, entra al Lugar Santísimo del Templo celestial, pero ahora Cristo está construyendo un Templo conforme al diseño del Templo celestial.
Por lo tanto, Él tuvo ángeles mensajeros pero que no pudieron entrar al Lugar Santísimo del Templo espiritual de Cristo; pero habrá un Ángel Mensajero que entrará al Lugar Santísimo del Templo espiritual de Cristo, con el Arca del Pacto, con la Palabra; porque ese tendrá un ministerio mayor que el ministerio que tuvieron los siete ángeles mensajeros; será un ministerio de Sumo Sacerdote en el Templo espiritual de Cristo.
Así como Cristo tiene el ministerio de Sumo Sacerdote del Templo celestial, nosotros somos sacerdotes de Cristo y somos sacerdotes del Templo celestial. Pero Cristo tiene un Templo, que es Su Iglesia; y en ese Templo Él ha tenido sacerdotes ministrando, que son Sus ángeles mensajeros de edad en edad; pero ninguno de ellos pudo entrar al Lugar Santísimo para ministrar en ese Lugar Santísimo, y traer el Arca del Pacto, la Palabra, al Lugar Santísimo, y traer el Mensaje correspondiente al Lugar Santísimo, que es el Mensaje del Evangelio del Reino. ¿Por qué? Porque ninguno de ellos fue mensajero dispensacional.
Solamente un mensajero dispensacional puede entrar al Lugar Santísimo del Templo espiritual de Cristo y ministrar la Palabra correspondiente a la etapa de la Edad de la Piedra Angular. Sobre ese, Cristo escribirá el Nombre de nuestro Dios, Nombre de la Ciudad de nuestro Dios, y Su Nombre Nuevo, conforme a Apocalipsis, capítulo 3, verso 12; como estaba escrito el Nombre de Dios en la frente del sumo sacerdote, Aarón, y demás sumos sacerdotes que sucedieron a Aarón y al hijo de Aarón.
Ahora, vemos que así como estuvo escrito, fue escrito en una lámina de oro en la frente, y fue colocada en la frente del sumo sacerdote, sobre la mitra…; encontramos que era una lámina de oro con el Nombre de Dios: “Santidad a Jehová” (“Santidad a YHWH”)5</a>; y era agarrado con unos hilos o cordones, y era amarrado en la frente del sumo sacerdote, sobre la mitra; tenía que entrar así al templo.
Y vean ustedes, el que ministraba en el lugar santísimo tenía escrito el Nombre de Dios en su frente; y en el lugar santísimo estaba el Nombre de Dios sobre el propiciatorio, en el Ángel de Jehová, el Ángel del Pacto, que estaba en medio de los dos querubines de oro; porque en el Ángel está el Nombre de Dios.
“… oye su voz; no le seas rebelde; porque él no perdonará vuestra rebelión, porque mi nombre está en él”6.
Y ahora, así como Dios tuvo en el Antiguo Testamento Su Ángel, el cual era Cristo en Su cuerpo angelical; ahora Cristo, el Ángel del Pacto, en el Nuevo Testamento tiene Su Ángel; y en Su Ángel es que viene el Nombre de Dios y Nombre de la Ciudad de nuestro Dios y Nombre Nuevo del Señor Jesucristo escrito; y tiene que ser en el Ángel Mensajero de Jesucristo que en el Día Postrero entraría al Lugar Santísimo del Templo espiritual de Cristo; por lo tanto, ese es un ministerio de Sacerdote, pero de Sumo Sacerdote.
Por lo tanto, el ministerio de Sumo Sacerdote de Cristo lo estará reflejando en ese Ángel Mensajero entrando al Lugar Santísimo del Templo espiritual de Cristo.
Vean ustedes, en la misma forma en que Cristo ascendió al Cielo y se sentó en el Trono de Dios, ahora Cristo le dará al Vencedor que se siente con Él en Su Trono. Dice así7:
“Al que venciere, le daré que se siente conmigo en mi trono, así como yo he vencido, y me he sentado con mi Padre en su trono”.
Vean, en la misma forma. Por lo tanto, le hace allí una persona que estará con Cristo en la administración de ese Reino Milenial de Cristo. El trono será el Trono de David en medio del Israel terrenal; y en medio del Israel celestial, la Edad del Trono es la Edad de la Piedra Angular, y el trono humano será el Ángel del Señor Jesucristo.
Y ahora, encontramos que es en el Lugar Santísimo donde estará materializado todo lo que está en el Cielo y todo lo que estará en el Trono de David y en ese Reino de David; primero se materializa en la Iglesia del Señor Jesucristo.
Ahora, podemos ver dónde nos encontramos conforme a: EL PLANO DEL TEMPLO ESPIRITUAL DE JESUCRISTO.
Pablo el apóstol, como perito arquitecto puso el fundamento, y dijo que el que sobreedifica mire cómo sobreedifica; porque nadie puede poner otro fundamento que el que está puesto, el cual es Jesucristo.
Cristo es el fundamento y Cristo también es la Piedra de Corona; Cristo es la Piedra Angular que corona ese Templo espiritual. La Primera Venida de Cristo es el fundamento y la Segunda Venida de Cristo es la Piedra que corona ese Templo espiritual.
En la construcción del templo encontramos que, al finalizar la construcción del templo, les faltaba una piedra; y en el lugar donde faltaba esa piedra, la cual era una piedra diferente a todas las demás piedras, no encontraban esa piedra; y uno dijo: “Hay una piedra que los edificadores, los constructores del templo, botaron; porque no se parecía a las demás piedras, y no encontraban dónde colocarla”. Iban colocando piedras, pero cuando tomaban esa piedra para colocarla, era una piedra angular; y no cabía, no cuadraba en la construcción. Porque usted no puede colocar una piedra angular en una pared, tiene que colocarla en la parte alta.
Y ahora, cuando llegó el tiempo en que finalizó la construcción del templo, les faltaba una piedra; y la Segunda Venida de Cristo es esa Piedra para el Día Postrero, pues la Primera Venida de Cristo fue rechazada por el pueblo hebreo.
¿Ven? La piedra que botaron, que los edificadores desecharon, fue representada allá, en la construcción del templo, cuando botaron una piedra angular que no era igual a las demás piedras; la botaron. Y se reflejó lo que harían con Cristo, la Piedra Angular, en Su Primera Venida: que lo botaron, lo rechazaron, pidieron Su muerte, y murió en la Cruz del Calvario; lo desecharon como Rey, como la Piedra Angular; por lo tanto, el Reino no fue restaurado para el pueblo hebreo, porque ellos rechazaron el Reino, porque rechazaron la Piedra, el Rey de ese Reino, el cual se sentaría sobre el Trono de David.
Pero para este tiempo final, la Piedra que los edificadores desecharon viene a ser la Cabeza del Ángulo para la Iglesia del Señor Jesucristo; y vendrá a ser la Cabeza del Ángulo para el glorioso Reino Milenial, el Reino de David, sentándose en el Trono de David.
Por lo tanto. el pueblo hebreo recibirá la Piedra que botaron en Su Primera Venida; lo recibirán, lo buscarán en Su Segunda Venida, y encajará en ese Reino de David, sobre el Trono de David.
Ahora, podemos ver que esto es un evento muy grande, el cual, cuando el Séptimo Sello en Apocalipsis, capítulo 8, verso 1, fue abierto en el Cielo este Séptimo Sello, causó silencio en el Cielo como por media hora.
O sea, que cuando fue abierto el misterio, en el Cielo, de la Segunda Venida de Cristo, hubo silencio en el Cielo como por media hora; cuando eso sucedió, Cristo había terminado Su Obra de Intercesión en el Cielo y había tomado el Título de Propiedad y lo había abierto en el Cielo.
Y ahora, cuando abre el Séptimo Sello, causa silencio en el Cielo como por media hora. En el Cielo Cristo dijo que nadie sabía cuándo sería la hora y el día. ¿La hora y el día de qué? De la Venida del Hijo del Hombre; pero sería como el relámpago que sale del oriente (o sea, del Medio Oriente, de la tierra de Israel) y se muestra (¿dónde?) en el occidente: la tierra latinoamericana y caribeña.
Cristo dijo que sería como en los días de Noé también, y como en los días de Lot8. En los días de Noé hubo un profeta dispensacional, y había ya llegado a su final la dispensación segunda: la Dispensación de la Conciencia, y se estaba entrelazando la Dispensación del Gobierno Humano. Por lo tanto, hubo un Mensaje: el Mensaje de Noé para una nueva dispensación, que dio a conocer el final del mundo antediluviano, profetizó del juicio que vendría sobre el mundo antediluviano; también – y eso le fue revelado a Noé, Dios le dijo: “Ha llegado el fin de toda carne”9.
Y ahora, como en el día de Lot. En el día de Lot, en el tiempo de Lot, donde fue destruida Sodoma y Gomorra, hubo un profeta mensajero dispensacional, el cual fue Abraham; al cual le apareció Elohim con Sus Arcángeles Gabriel y Miguel, y le reveló el juicio que vendría sobre Sodoma y Gomorra.
Y para este tiempo final habrá un mensajero dispensacional, al cual le será revelado todo lo que ha de suceder después de las siete edades de la Iglesia; y él profetizará, dará a conocer todas estas cosas que deben suceder pronto, y dará a conocer el juicio divino que ha de venir sobre la raza humana; porque será como en los días de Noé y como en los días de Lot.
Así está el mundo gentil en este tiempo final: listo para el juicio divino que ha de venir sobre la raza humana. Cuando Cristo se levante del Trono del Padre se habrá cerrado la Puerta de la Misericordia, que es Cristo como Intercesor y como Cordero de Dios. Cristo dijo que Él es la Puerta.
Y ahora, se cerrará esa Puerta y no habrá ya misericordia para la humanidad, solo el juicio divino para caer sobre la raza humana. Pero el que se coma el Librito de los Siete Sellos recibe la orden de profetizar sobre muchos pueblos, naciones y lenguas, profetizar las cosas que han de venir sobre pueblos, naciones y lenguas, y profetizar el día de venganza del Dios nuestro, los juicios divinos que han de caer sobre la raza humana.
Eso es lo que le toca al ministerio de los Dos Olivos: de Moisés y Elías, que estarán en el Ángel Mensajero del Señor Jesucristo, que se come el Librito de los Siete Sellos.
Se come el Librito para la restauración de todos los escogidos del Cuerpo Místico de Cristo, del Templo espiritual de Cristo, a la vida eterna; porque sin el Título de Propiedad no puede haber restauración a la vida eterna física; porque ese Título fue quitado del ser humano, de Adán, cuando pecó, y permaneció en la mano de Dios hasta que el Cordero en Apocalipsis, capítulo 5, lo toma y lo abre en el Cielo; lo cual pronto va a suceder. Todavía no ha sucedido, pero Él ha estado cumpliendo el contenido de ese Título de Propiedad.
Cuando cumpla todo lo que está en ese Título de Propiedad, o sea, haya llamado todos los que están escritos en ese Libro de los Siete Sellos, entonces lo abrirá – lo tomará, lo abrirá en el Cielo y hará Su Obra de Reclamo; reclamará todo lo que Él ha redimido con Su Sangre.
Y el misterio del Séptimo Sello será abierto públicamente a la Iglesia; y entonces conocerán plenamente el misterio del Séptimo Sello, el misterio de la Segunda Venida de Cristo como el León de la tribu de Judá, como Rey de reyes y Señor de señores, en Su Obra de Reclamo. Y entonces Cristo se manifestará en toda Su plenitud en Su Iglesia, en el Lugar Santísimo de Su Templo espiritual.
Y se manifestará en el ministerio del Día Postrero: en el ministerio del Ángel del Señor Jesucristo, en medio de los Dos Olivos, en medio de los dos ministerios de los Ángeles del Hijo del Hombre, en medio de los ministerios de los Dos Candeleros y de los Dos Olivos que están delante de la presencia de Dios en Apocalipsis, capítulo 11, verso 3 al 4, y Zacarías, capítulo 4, verso 1 al 14.
Vean que todo esto está de acuerdo al Plano de Dios para la construcción del Templo espiritual de Cristo. Allí en Zacarías, capítulo 4, verso 1 al 14, está el Plano. Zacarías vio el templo, representado allí en el candelabro con siete lámparas y sus siete mechas encendidas, y los dos árboles de olivo, y las dos ramas de olivo: una a cada lado del candelero o candelabro.
Ahora, vean ustedes, también fue dicho que “no será con ejércitos o con fuerza, sino con mi Espíritu, ha dicho el Señor”10. O sea que la construcción del Templo de Dios, del Templo de Jesucristo, no es con ejércitos ni con fuerza ni con sabiduría humana, sino con el Espíritu Santo creando ese Templo, construyendo ese Templo, creando una nueva raza con vida eterna, produciendo el nuevo nacimiento en esas personas; y por consiguiente creando un Nuevo Templo espiritual para Jesucristo, para manifestarse Jesucristo en toda Su plenitud en Su Iglesia, que es Su Templo espiritual.
Ahora, hemos visto “EL PLANO DEL TEMPLO ESPIRITUAL DE JESUCRISTO”, y hemos visto también la construcción de ese Templo espiritual de acuerdo al Plano del Templo espiritual de Jesucristo.
Vean que Cristo construye Su Templo espiritual de acuerdo al Plano que Dios le ha dado, el cual es de acuerdo al diseño del Templo celestial, el cual fue reflejado en el tabernáculo de Moisés y en el templo de Salomón.
Por eso el Nuevo Templo para el Reino Milenial y para la eternidad es la Iglesia del Señor Jesucristo; ese es el Nuevo Templo espiritual, ese es el Templo de Jesucristo construido con el Plano del Templo espiritual de Jesucristo. Él está construyendo el Templo, Su Templo espiritual, Él tiene el Plano; y por eso Él se mueve de edad en edad al territorio correspondiente.
Cuando usted construye un edificio, usted encontrará que una parte del edificio está en cierto lugar del terreno, otra parte está en otro lugar y otra parte está en otro lugar. Así es el Templo espiritual de Jesucristo: una parte está en el territorio del este, Medio Oriente, otra parte está en Asia Menor, otra parte está en Europa, otra parte está en Norteamérica; y la parte más importante del Templo, la parte del Lugar Santísimo, ¿está dónde? En el occidente, en el oeste, que es el territorio latinoamericano y caribeño; y eso es conforme al Plano del Templo espiritual de Jesucristo.
“EL PLANO DEL TEMPLO ESPIRITUAL DE JESUCRISTO”.
¿Vieron lo sencillo qué es todo? Y ahora podemos decir: “Y ahora a nosotros nos han caído las cuerdas en lugares deleitosos y grande es la heredad que nos ha tocado”11. La heredad nuestra es en el Lugar Santísimo del Templo espiritual de Cristo, la Edad del Trono de Jesucristo.
Por lo tanto, se refleja en esa Edad de la Piedra Angular todo lo que está en el Trono celestial, y se refleja todo lo que estará en el Trono de David en el Reino Milenial.
Ahora podemos ver la bendición tan grande que nos ha tocado a nosotros en la América Latina y el Caribe. Y aunque algunas personas pertenecientes a este Templo espiritual y pertenecientes a la Edad del Lugar Santísimo, la Edad del Trono, han viajado a otros continentes o a otras naciones, como Norteamérica, Inglaterra, y diferentes naciones de Europa, y otros lugares del África y de otros continentes, hasta allá les llega el Mensaje.
Y aun si hay personas de otros continentes, aunque sean pertenecientes a otros continentes, y si están escritas en el Libro de la Vida del Cordero y pertenecen a este tiempo final, hasta ellos les llega el Mensaje; y cuando lo escuchan se les abre el entendimiento, Dios les abre el corazón, y entra a su corazón ese Mensaje, a su alma, y Dios les da la revelación del Día Postrero; y dicen: “¡Esto sí que yo lo entiendo, esto era lo que yo estaba esperando!”. Porque este es el Mensaje para todos los escogidos del Día Postrero, para la Edad del Trono, la Edad de la Piedra Angular, la Edad del Lugar Santísimo del Templo espiritual de Jesucristo.
Ahora, podemos ver cuál es la edad a la cual Cristo en Su Segunda Venida se manifestará en toda Su plenitud. Y estará el poder de Cristo manifestado en forma plena, sin limitaciones, cuando se levante del Trono del Padre, tome el Título de Propiedad, lo abra en el Cielo, lo traiga a la Tierra, y resucite a los muertos en Cristo, y nos transforme a nosotros los que vivimos.
Y estaremos transformados, y los muertos en Cristo resucitados, estaremos en la Tierra por unos 30 o 40 días con la manifestación del Espíritu Santo, de Jesucristo en toda Su plenitud; cosa que nunca antes en la vida ha sido realizado en el Templo espiritual de Cristo, porque solamente en forma espiritual sucedió en tiempos pasados.
Pero para este tiempo final estarán las dos formas: la espiritual y la física, en toda su plenitud, en la Iglesia de Jesucristo, en el Lugar Santísimo del Templo espiritual de Cristo, cuando se termine la construcción del Templo; la cual se terminará con la construcción del Lugar Santísimo de la Edad de la Piedra Angular.
Y ahora, por eso llevamos el Mensaje por todos los lugares: para que Cristo llame y junte las piedras vivas, las personas que están escritas en el Cielo, en el Libro de la Vida del Cordero, para formar parte del Lugar Santísimo del Templo espiritual de Cristo.
Ahora, podemos ver por qué llevamos el Mensaje por todos los lugares: es una labor que ha sido encomendada a Su Iglesia, de etapa en etapa, de edad en edad; y a nosotros nos ha tocado la etapa del Día Postrero para el Lugar Santísimo del Templo espiritual de Jesucristo.
Y son bienaventuradas las personas que trabajan en esta Obra: en llevar el Mensaje, en estar evangelizando para que llegue el Mensaje a todas las personas; y sean llamados y juntados los escogidos del Día Postrero, sean colocados en el Templo espiritual de Cristo, en la etapa del Lugar Santísimo, las piedras vivas del Día Postrero.
Y ahora, estando en el Lugar Santísimo del Templo espiritual de Cristo, en la Edad de la Piedra Angular, ¿dónde están las piedras vivas del Día Postrero? Aquí estamos en esta ocasión, dándole gracias a Cristo por colocarnos en el Lugar Santísimo de Su Templo espiritual, como piedras vivas del Templo espiritual de Cristo.
Estábamos en el Plano de Dios para pertenecer al Lugar Santísimo de Su Templo espiritual; por eso hemos aparecido en este tiempo final, y hemos entrado al Cuerpo Místico de Cristo, a la etapa del Lugar Santísimo de Su Templo espiritual, que es la Edad de la Piedra Angular. Y todo esto es de acuerdo al Plano del Templo espiritual de Jesucristo, reflejado en el templo de Salomón y en el tabernáculo que construyó el profeta Moisés.
Ahí está el misterio del templo de Salomón; porque el templo de Salomón tiene un misterio: el misterio es el misterio de la Iglesia del Señor Jesucristo, el misterio del Templo celestial. Y el misterio del tabernáculo que construyó Moisés es el misterio del Templo celestial y el misterio del Templo espiritual de Jesucristo, que es Su Iglesia. O sea que en ambos templos está el misterio del Templo celestial y el misterio del Templo espiritual de Cristo, o sea, el misterio de la Iglesia del Señor Jesucristo.
Y ahora, todos nosotros en esos templos somos un misterio, reflejado en aquellos tipos y figuras; pero ahora somos la realidad en el Templo espiritual de Cristo. Somos personas celestiales, nuestra ciudadanía está en los Cielos, es celestial, nuestra ciudadanía está en el Templo celestial de Dios, la Nueva Jerusalén. La Iglesia de Jesucristo es la Nueva Jerusalén.
Y ahora, ese es el misterio de la Iglesia del Señor Jesucristo, reflejado en el misterio del tabernáculo que construyó Moisés y del templo que construyó el rey Salomón.
Y ahora, el misterio está ¿dónde? En el Templo espiritual de Jesucristo, o sea, en la Iglesia del Señor Jesucristo. Es la Iglesia de Jesucristo un misterio; pero el misterio del Reino de los Cielos “a vosotros es concedido conocerlo”; pero a los demás no es concedido; sino a los pertenecientes de la Iglesia del Señor Jesucristo, los pertenecientes al Reino de los Cielos, escritos en el Cielo, en el Libro de la Vida del Cordero, desde antes de la fundación del mundo.
Y ahora, hemos visto cómo Cristo está materializando en Su Iglesia todo lo que está en el Templo celestial. Y lo que estuvo en el templo de Salomón, y en el templo o tabernáculo de Moisés, reflejado, ahora se hace realidad en la Iglesia del Señor Jesucristo, que es el Templo espiritual de Jesucristo construido conforme al Plano del Templo espiritual de Jesucristo. Y ese Templo lo está construyendo ¿quién? Nuestro amado Señor Jesucristo en Espíritu Santo.
“EL PLANO DEL TEMPLO ESPIRITUAL DE JESUCRISTO”.
Vean, cada uno de ustedes, y yo también, estábamos en ese Plano incluídos; por eso hemos aparecido en la construcción de ese Templo espiritual, porque estábamos en el Plano; y conforme a ese Plano es que Cristo está construyendo ese Templo espiritual.
“EL PLANO DEL TEMPLO ESPIRITUAL DE JESUCRISTO”.
Y no sabíamos que estábamos en el Plano, pero ahora sí lo sabemos, porque estamos dentro del Templo espiritual de Cristo. No podíamos estar dentro del Templo espiritual de Cristo, y mucho menos en el Lugar Santísimo de Su Templo (que es la Edad de la Piedra Angular), si no estábamos en el Plano del Templo espiritual de Cristo.
Esa ha sido la causa por la cual estamos en el Templo espiritual de Cristo, en el Lugar Santísimo de Su Templo espiritual. Por lo cual, le damos gracias a Jesucristo nuestro Salvador, por habernos colocado en el Plano del Templo espiritual de Jesucristo.
Ha sido para mí un privilegio y una bendición grande estar dándoles testimonio de: “EL PLANO DEL TEMPLO ESPIRITUAL DE JESUCRISTO”.
Estaremos dentro de una hora y media (más o menos) en la próxima actividad, para continuar viendo estos misterios del Reino de los Cielos, o sea, estos misterios del Templo espiritual de Jesucristo nuestro Salvador. Y así quede más claro todo el Programa Divino del Plano del Templo espiritual de Jesucristo. Y así quedemos más afirmados en el Templo espiritual de Cristo, bien arraigados ahí en el Templo espiritual de Cristo, en la parte del Lugar Santísimo.
Que nadie pueda sacarlo a usted, que es una piedra viva del Lugar Santísimo, que nadie pueda sacarlo para colocarlo en otra parte del Templo; porque usted es una piedra viva cortada para encajar correctamente en la parte del Lugar Santísimo. Usted no puede encajar en ninguna otra parte del Templo espiritual de Cristo; solamente en la parte del Lugar Santísimo.
Así que en la próxima actividad veremos ciertos detalles que yo espero que Dios nos dé, para que estemos cada día más firmes en el Templo espiritual de Cristo, en la parte del Lugar Santísimo. Que nadie nos pueda mover de la parte del Lugar Santísimo que nos ha tocado, por la gracia de Dios, que nos colocó en el Plano de ese Templo espiritual, nos colocó en la parte del Lugar Santísimo.
Dijo: “Miren, voy a colocar para cierta parte – para cada parte del Templo las piedras vivas”. Colocó para el tiempo de la primera edad a San Pablo con los creyentes de esa edad, y dijo: “Estas son piedras vivas para la primera parte, para esta primera edad de la Iglesia”. Y así envió cada mensajero con las piedras vivas de cada edad. Y para este tiempo enviaría Su Ángel con las piedras vivas del Lugar Santísimo del Templo espiritual de Jesucristo.
¿Ven? Y eso Dios lo hace de acuerdo a Su Plano. Y Su Plano es el Libro de los Siete Sellos. Es conforme al Libro de los Siete Sellos, donde están nuestros nombres, que Él está construyendo Su Templo espiritual.
Y ahora, nos ha tocado a nosotros la parte más importante del Templo espiritual de Cristo: el Lugar Santísimo de Su Templo espiritual. ¿Por qué? Porque así está en el Plano del Templo espiritual de Cristo, ¿desde cuándo? Desde antes de la fundación del mundo.
Por eso Él nos ha enviado a vivir en este planeta Tierra en el territorio correspondiente a la construcción del Lugar Santísimo de Su Templo espiritual. Y aunque algunos se hayan ido a otros lugares, hasta allá les llega el Mensaje para ser colocados en el Lugar Santísimo del Templo espiritual de Cristo.
Que las bendiciones de Jesucristo, el Ángel del Pacto, nuestro Salvador, conforme a las bendiciones colocadas en el Plano para el Lugar Santísimo, sean sobre todos ustedes y sobre mí también, se materialicen en ustedes y en mí todas las bendiciones para el Lugar Santísimo del Templo espiritual de Cristo.
Y pronto se complete esa parte del Lugar Santísimo con las piedras vivas que faltan por llegar<em>; y pronto Cristo se levante del Trono del Padre, tome el Título de Propiedad, lo abra en el Cielo, y reclame todo lo que Él ha redimido con Su Sangre, haga Su Obra de Reclamo: resucite a los muertos creyentes en Él en cuerpos glorificados y eternos, y nos transforme a nosotros los que vivimos. Y todos con cuerpos eternos y glorificados, igual al cuerpo de Jesucristo, tengamos una bendición y manifestación plena de Dios en Espíritu Santo<em>; y luego nos lleve con Él a la Cena de las Bodas del Cordero en el Cielo, a la Casa de nuestro Padre celestial. En el Nombre Eterno del Señor Jesucristo. Amén y amén.
Muchas gracias por vuestra amable atención, amados amigos y hermanos presentes, y será hasta la próxima actividad dentro de una hora y media (más o menos), para continuar viendo todo ese misterio del Plano del Templo espiritual de Cristo, y la bendición que nos ha tocado a todos nosotros en Puerto Rico, en todo el Caribe y en la América Latina, y también ha llegado a Norteamérica y a otros continentes y naciones.
También oremos por nuestro hermano Bermúdez, el cual pues va a estar pronto en Puerto Rico, y va a estar aquí con ustedes también en algunas ocasiones. Así que él después les hablará a ustedes, en esos días que va a estar acá en Puerto Rico; y esperamos que sean de grande bendición para nuestro hermano Bermúdez.
Y oremos también por la salud de nuestro hermano Bermúdez, pues en esos días va a estar para exámenes médicos, lo cual pues es muy importante para él, para que siempre permanezca bien y no se nos vaya antes de tiempo.
No queremos que se nos vaya, sino que permanezca con nosotros; y cuando llegue la resurrección de los muertos: él sea transformado juntamente con todos nosotros. Él es muy útil en la Obra del Señor de este Día Postrero, en la etapa del Lugar Santísimo del Templo espiritual de Cristo, en la Edad de la Piedra Angular, que es nuestra edad.
Bueno, estemos orando por nuestro hermano Bermúdez, para que todo salga bien en estos exámenes médicos que él va a tener.
Bueno, y oremos por todos los que estén enfermos; y por los que están bien, para que permanezcan bien; y por los que están firmes, para que permanezcan firmes en la Obra; y por los que no están firmes, para que Dios los afirme; y por los que faltan por venir, para que lleguen al Cuerpo Místico de Cristo y se complete el Templo espiritual de Cristo conforme al Plano de Dios del Templo espiritual de Jesucristo.
Que Dios les bendiga y les guarde a todos.
“EL PLANO DEL TEMPLO ESPIRITUAL DE JESUCRISTO”.
[Revisión julio 2021]
1 1 Corintios 15:48
2 Romanos 8:22-23
3 SPN65-1127B “Tratando de hacer un servicio a Dios sin ser la voluntad de Dios”, pág. 44, párr. 313
4 SPN65-1127B “Tratando de hacer un servicio a Dios sin ser la voluntad de Dios”, pág. 45, párrs. 318-319
5 Éxodo 28:36-38
6 Éxodo 23:21
7 Apocalipsis 3:21
8 San Mateo 24:37-39, San Lucas 17:26-30
9 Génesis 6:13
10 Zacarías 4:6
11 Salmos 16:6