Muy buenas noches, compañeros ministros en el Cuerpo Místico de Cristo, en la etapa de la Edad de la Piedra Angular. Es para mí una bendición grande estar con ustedes en esta ocasión, para compartir con ustedes unos momentos de compañerismo alrededor de la Palabra de Dios y Su Programa correspondiente a este tiempo final.
Leemos en Segunda de Timoteo, capítulo 4, versos 4 al 8, donde dice… Vamos a comenzar un poquito antes: verso 1 en adelante, para tener el cuadro completo; dice:
“Te encarezco delante de Dios y del Señor Jesucristo, que juzgará a los vivos y a los muertos en su manifestación y en su reino,
que prediques la palabra; que instes a tiempo y fuera de tiempo; redarguye, reprende, exhorta con toda paciencia y doctrina.
Porque vendrá tiempo cuando no sufrirán la sana doctrina, sino que teniendo comezón de oír, se amontonarán maestros conforme a sus propias concupiscencias,
y apartarán de la verdad el oído y se volverán a las fábulas.
Pero tú sé sobrio en todo, soporta las aflicciones, haz obra de evangelista, cumple tu ministerio.
Porque yo ya estoy para ser sacrificado, y el tiempo de mi partida está cercano.
He peleado la buena batalla, he acabado la carrera, he guardado la fe.
Por lo demás, me está guardada la corona de justicia, la cual me dará el Señor, juez justo, en aquel día; y no solo a mí, sino también a todos los que aman su venida”.
Que Dios bendiga nuestras almas con Su Palabra y nos permita entenderla.
Esta carta de San Pablo fue escrita antes de sufrir el martirio, San Pablo, en Roma.
(¿Está Miguel por aquí?).
Ahora, nos enseña San Pablo a pelear la buena batalla. Él peleó la buena batalla, y nos enseña entonces que nosotros peleemos la buena batalla.
Y ahora, ¿cómo vamos a pelear la buena batalla? Tenemos que ver cómo se pelea la buena batalla como individuos creyentes en Cristo, y la Iglesia del Señor Jesucristo como Cuerpo Místico de creyentes.
Siendo que es una batalla en contra del diablo, es en la misma forma que fue peleada en el Cielo, por Cristo, en contra del diablo.
Y ahora, la batalla es en la mente.
Ahora, para la Iglesia del Señor Jesucristo como Cuerpo Místico de creyentes, encontramos que está la batalla de Cristo a través de Su Iglesia en contra del diablo, durante el tiempo de los apóstoles y durante el tiempo de los siete ángeles mensajeros. Todo eso corresponde al tiempo del Lugar Santo del Cuerpo Místico del Señor Jesucristo, de ese Templo espiritual.
Y la Mente de Cristo obrando en los apóstoles y los ángeles mensajeros, en esa parte del Lugar Santo del Templo espiritual de Cristo, ganó la batalla en cada momento.
¿Pero la batalla final dónde se gana? En la Edad de la Piedra Angular. Y con esa batalla es eliminado el diablo y su ejército, y es establecido el Reino Milenial de Cristo.
Ahora, por cuanto el ser humano tiene cuerpo, espíritu y alma, encontramos que en el mismo cuerpo están representadas las diferentes etapas o edades de la Iglesia: Del cuello, incluyendo el cuello hacia abajo, corresponde a las siete edades y a la brecha entre las siete edades, que es la edad o la etapa donde ya el Espíritu de Cristo – Cristo fue echado fuera de la Edad de Laodicea.
¿Cómo fue echado fuera? Pues estaba manifestado en Su ángel mensajero; y cuando le cierran la puerta al ángel, le han cerrado la puerta a Cristo, que estaba en Su ángel, en Su ángel de la séptima edad.
Y entonces, encontramos una etapa en donde se movió el Espíritu Santo en el ángel mensajero séptimo, fuera de los sistemas denominacionales. Y durante ese tiempo fue que fueron abiertos los Sellos; fue dado a conocer, por anticipación, lo que Dios va a hacer más adelante cuando Cristo termine Su Obra de Intercesión en el Cielo y se levante del Trono del Padre, tome el Título de Propiedad, lo abra en el Cielo y haga Su Obra de Reclamo.
O sea que en la realidad: de Cristo levantarse del Trono del Padre, tomar el Título de Propiedad, que es el Libro de los Siete Sellos, y abrirlo en el Cielo, eso todavía no se ha cumplido; pero Dios está reflejando en el reverendo William Branham lo que Él va a hacer más adelante.
Por eso tuvo que hablar sobre las siete edades y todo lo que sucedió en las siete edades. Él había hablado en Las Siete Edades cuando predicó esa serie, y después en Los Siete Sellos también abundó más acerca de todo lo que sucedió allá: de cómo se movió el Espíritu de Dios y cómo se movió el espíritu del maligno en esas diferentes etapas.
Ahora, el Título de Propiedad todavía está en la mano del que está sentado en el Trono. Por eso el reverendo William Branham decía: “Así va a ser cuando entre el último escogido y cuando Cristo se levante del Trono del Padre; pero todavía esto está en el futuro”[1].
Así que, vean ustedes, aunque fueron abiertos los Sellos, no están abiertos; como será cuando Cristo se levante del Trono del Padre y abra el Título de Propiedad en el Cielo, y lo traiga a la Tierra y se lo entregue a un hombre; y así le entregará el Título de Propiedad a un hombre (el Título de Propiedad, dice el hermano Branham que ese es el Título de Propiedad ¿de qué?, de los Cielos y de la Tierra), para que se lo coma. Y así es como el Título de Propiedad es restaurado a la raza humana por el segundo Adán, que es Jesucristo, entregándoselo a un hombre que estará viviendo en la Tierra.
Ahora, Cristo sabe todos los que tienen sus nombres escritos allí; y por eso de edad en edad los ha estado llamando y juntando en Su Cuerpo Místico de creyentes, y ha estado llevando la Obra espiritual a cabo, de edad en edad. Pero falta la parte física, que es nuestra transformación, que es la adopción de todos los hijos e hijas de Dios.
Ahora, si decimos que todavía los Sellos no están abiertos, cualquier persona que no entiende esto podría hasta molestarse con nosotros y decir: “Ya fueron abiertos”. Pero encontramos que fue el mismo reverendo William Branham el que dijo que no estaban abiertos; y cuando habló del Séptimo Sello dijo: “No está abierto. Será más adelante”.
Así que todo era un reflejo: Cristo reflejándose en el reverendo William Branham, y mostrando en ese reflejo lo que Él va a hacer más adelante.
Por lo tanto, hay que entender estas cosas, porque de otra forma las personas estarían todos confundidos.
Vean, en la página 89 de este libro de Los Sellos dice:
“[139]. Todas las almas debajo del altar, los ángeles, los ancianos y toda la Creación vio que esto sucedió… Ahora, todo esto queda todavía en el futuro. Esta noche Él todavía es un Mediador, pero esto le queda en el futuro”.
Y ahora, vamos a pasar a otro lugar, otro lugar donde habla de esto [Los Sellos, pág. 94]:
“[156]. Yo como Tu siervo ofrezco esta oración al Gran Intercesor, Cristo. Mientras ellos oran, yo ofrezco mi oración con la de ellos sobre el Trono de Marfil de Dios, donde está esta noche el Sacrificio inmolado. Y sabemos que en cualquier momento Él puede dejar ese lugar para venir a poseer Su herencia; entonces ya no habrá misericordia, sino juicio”.
Ahí tenemos un lugar donde dice que todo está todavía en el futuro, que todavía Él está en el Trono de Intercesión.
Vamos a ver si conseguimos otro lugar más, para tener tres testigos, tres testigos aquí. Hay un lugar, no sé si Miguel lo tiene… En la página 92 dice:
“[149]. Ven ahora mientras el Mediador, hasta donde yo sé, todavía está sobre el Trono intercediendo, porque el día vendrá cuando tú querrás venir y entonces no habrá Mediador”.
¿Y Cristo toma el Título cuándo? Cuando sale del Trono de Intercesión.
Luego, en la página 93, dice:
“[153]. … rogamos que ahora mismo esa cosa sea echada fuera y que el Cordero, Aquel semejante ensangrentado y santo que salió del Trono y bajó por las luces místicas de los corredores del Trono de Dios, salió para reclamar Su herencia”.
Aquí hemos visto, en estos lugares que hemos mencionado, que todo está en el futuro.
Ahora, miren cómo Él reflejó, Dios, Cristo reflejó lo que Él va a hacer en el Día Postrero, lo reflejó en el reverendo William Branham; dice [Los Sellos, pág. 90]:
“144. Esto sí que fue un jubileo y un tiempo muy tremendo cuando aquel Cordero salió. ¿Ve usted? El Libro de los misterios aún en el Cielo está sellado. Usted dice: ‘¿Está mi nombre?’. No sé, ojalá. Y si su nombre está es que fue escrito allí antes de la fundación del mundo. Pero la primera cosa que representaba aquella redención fue el Cordero que fue inmolado desde antes de la fundación del mundo. Y Él tomó el Libro (¡GLORIA!), lo abrió y le quitó los sellos y lo envió a la Tierra a Su séptimo ángel, para revelarlo a Su pueblo. Allí lo tiene usted. ¿Qué sucedió? Los gritos, las alabanzas, los aleluyas, los glorias a Dios porque uno fue hallado digno…”.
Y ahora, por cuanto el séptimo ángel mensajero de la séptima edad es el instrumento donde Dios está reflejando todo lo que va a hacer cuando Cristo termine Su Obra de Intercesión en el Cielo, y abra el…, tome el Título y lo abra en el Cielo, y lo traiga a la Tierra y se lo entregue a un hombre; por cuanto el séptimo ángel mensajero de la séptima edad es el instrumento donde Dios está reflejando todo eso, pues tiene que hacer como va a ser más adelante.
Por eso, vean, aunque estuvo abriendo los Sellos, realmente los Sellos, el Libro de los Sellos, todavía está cerrado en el Cielo, en la diestra del que está sentado en el Trono. Por eso no pudo decir… por ejemplo, el misterio del Sexto Sello, que son Moisés y Elías, no podía decir el nombre que tendrían; y así por el estilo.
Ahora, podemos ver que hay un misterio grande ahí.
Y cuando Él toma el Título de Propiedad, vean, lo traerá a la Tierra abierto y lo entregará a un hombre; y entonces en ese hombre esa Palabra se hace carne plenamente, y recibirá la restauración a la vida eterna física, que es la transformación de su cuerpo.
Porque con el Título de Propiedad regresando a la Tierra es restaurado el ser humano a la vida eterna física; y por eso, así como fue entregado a un hombre: Adán, pero por cuanto él falló e hizo lo que Dios le dijo que no hiciera, el Título de Propiedad fue quitado de la mano de Adán y regresó a la diestra de Dios. Es el Libro de la diestra de Dios, del poder de Dios, para las obras de creación del poder de Dios ser llevadas a cabo.
Y los escogidos de Dios ¿dónde están? En la diestra de Dios, son los hijos de la diestra de Dios. Por eso durante el Reino Milenial será por los hijos de Dios, por medio de los hijos de Dios, que Dios obrará; por medio de Jesucristo y Su Iglesia, que son los primogénitos de Dios.
Y es por medio de ellos que ha estado obrando de edad en edad: por medio de Cristo y Su Iglesia, de edad en edad, en el campo espiritual; y así será también en el campo físico, cuando seamos restaurados a la vida eterna física y estemos en el glorioso Reino Milenial con Cristo.
Ahora, les dije que una cosa es pelear, estar peleando la buena batalla, para la Iglesia como Cuerpo Místico de creyentes, y otra cosa es para cada persona como individuos; pero va paralelo todo esto. En la misma forma, pero de diferentes aspectos o ángulos, se lleva a cabo esta batalla, en donde entra la Iglesia, de etapa en etapa, y entran los hijos de Dios que están en la Iglesia, de etapa en etapa.
Ahora, estamos hablando de la Iglesia del Señor Jesucristo en: “PELEANDO LA BUENA BATALLA”.
Siendo que así como Dios es alma, espíritu y cuerpo, el ser humano también es alma (que es lo que realmente es), espíritu (que es un cuerpo de otra dimensión) y cuerpo físico (de esta dimensión).
Ahora, encontramos que la Iglesia del Señor Jesucristo como Cuerpo Místico de creyentes tiene los santos del Antiguo Testamento, que estaban viviendo en el tipo y figura; eran creyentes en Cristo, el Ángel del Pacto, el cual todavía no se había hecho carne para llevar a cabo Su Obra de Intercesión.
Pero por cuanto los sacrificios que las personas del Antiguo Testamento creyentes en Dios, ofrecían a Dios, eran tipo y figura de Cristo: eran ellos, esas personas, creyentes en Cristo en tipos y figuras; por lo tanto, eran creyentes en el Ángel de Jehová, el Ángel del Pacto.
Esa parte corresponde al Cuerpo; o sea, como el cuerpo nuestro, ahí tenemos el Cuerpo, la parte que corresponde al Atrio.
El atrio del individuo es el cuerpo físico, el lugar santo del individuo es el espíritu que está dentro de la persona (que es un cuerpo espiritual de otra dimensión), y el lugar santísimo de la persona es el alma de la persona.
Ahora, miren ustedes, así también es en la Iglesia: el Atrio es el pueblo del Antiguo Testamento creyente en Dios, y que ofrecía los sacrificios ordenados por Dios, los cuales eran tipo y figura de Jesucristo nuestro Salvador.
Cuando Cristo resucitó, resucitaron con Cristo los santos del Antiguo Testamento[2]: resucitó el lugar del Atrio de la Iglesia de Dios, correspondiente al Antiguo Testamento, bajo la Ley, bajo aquellas ordenanzas y leyes dadas por Dios para el pueblo hebreo; fueron dadas por Cristo, el Ángel del Pacto.
Y ahora, el cuerpo humano tiene cabeza, y en la cabeza tiene el cerebro.
Luego, el ser humano tiene espíritu, y sus emociones son en el espíritu, son una manifestación ahí en el espíritu. Con el espíritu la persona tiene el afecto, que es amor fraternal, y otros afectos hacia personas u otras cosas.
Tiene cinco sentidos ahí, en el espíritu, como tiene cinco sentidos en el cuerpo físico; que son cinco entradas o puertas en el cuerpo físico, y cinco en el espíritu. Y esas entradas van directamente al alma, pero una se comunica con la otra, y la otra con el alma de la persona.
Y en el alma de la persona solamente hay un sentido, que es el libre albedrío, para creer o no creer.
Ahora, encontramos que en las siete etapas de la Iglesia…
Vean, tenemos…, por ejemplo, tenemos que en el espíritu, así como en el cuerpo hay un cerebro, en el espíritu tenemos una mente (la mente que corresponde al cuerpo espiritual); y también en el alma tenemos una mente.
Los científicos le llaman al espíritu “el consciente” y al alma “el subconsciente”.
Por lo tanto, en el consciente, pues usted tiene conscientes las cosas en las cuales usted piensa; pero en el alma están las cosas que no están conscientes para usted, pero que gradualmente van siendo hechas conscientes a medida que pasan del alma al espíritu.
Por ejemplo, el caso de Jesucristo, cuando en una ocasión los discípulos dicen a Cristo que ellos saben que Él sabe todas las cosas; pero sin embargo dijo en una ocasión Cristo, hablando acerca de la Venida del Hijo del Hombre, de la Segunda Venida de Cristo, dijo que nadie conocía cuándo sería el día y la hora: “Ni aun los ángeles”; y aún dice más: “Ni aun el Hijo”[3].
¿Por qué? Porque Dios, el Padre, no había hecho consciente a Jesús ese misterio; pero Él hablaba acerca de la Venida del Hijo del Hombre y de las señales que iban a ser manifestadas, pero el día y la hora no le fue dado a conocer mientras Él estuvo aquí en la Tierra en carne.
Pero ya que, cuando fue glorificado, resucitó glorificado y ascendió al Cielo, ya Él todas las cosas sí las sabía; porque ya de Él (de Dios) a Jesús, fueron abiertas esas cosas. Pasaron del alma (que es Dios) al espíritu (que es el Ángel de Jehová), y por consiguiente pasaron también al cuerpo glorificado de Cristo.
Bueno, de eso nos habla nuestro hermano Branham en la página 5, por ahí, del libro de Las Edades, cuando nos dice… Página 4 y 5 del libro de Las Edades dice: “Ahora, yo…”. Un poquito antes dice:
“[7]. … y aunque se lo enseñen con la mayor elocuencia, hasta que Dios no le revela a usted que Jesús es el Cristo, y que usted es purificado por la Sangre, y que Dios es su Salvador, usted nunca tendrá vida eterna. Es la revelación espiritual lo que lo hace.
8. Ahora, yo digo que este libro de Apocalipsis es la revelación de Jesús y lo que Él hizo en las Iglesias a través de las siete edades. Es una revelación, porque los discípulos mismos no conocían estas verdades registradas. No les había sido previamente revelado. Usted recuerda que vinieron a Jesús en el libro de los Hechos y le preguntaron: ‘¿Restituirás el Reino a Israel en este tiempo?’. Y Él les dijo: ‘No toca a vosotros saber los tiempos o las sazones’. Aquellos hombres todavía estaban pensando en Jesús con un reino terrenal. Pero era un reino espiritual el cual Él iba a edificar (¿Ven? A edificar un Reino espiritual. Edificar es construir; crear un Reino espiritual). Él aún no les podía declarar su posición en el reino, porque el Padre no se lo había revelado. Pero luego, después de Su muerte y resurrección, y en este preciso tiempo de Su ministerio de intercesión, Él puede mostrar aquí en esta revelación de Sí mismo a Juan, lo que haría y significaría Su gloria y presencia en la Iglesia.
9. En esta revelación Él nos dice cómo será el fin del diablo. Él nos dice cómo es que va a lidiar con el diablo y echarlo en el lago de fuego. Él revela el final de los impíos, los cuales siguen a Satanás. Satanás odia eso”.
Ahora, vean cómo Cristo no había recibido la revelación del día y de la hora de la Venida del Hijo del Hombre para el Día Postrero, ni tampoco había recibido la revelación de las cosas que Él iba a hacer en Su Iglesia a través de las diferentes edades. Era algo que estaba en la Mente de Dios; pero no había pasado de la Mente de Dios a la Mente de Cristo, el Ángel del Pacto.
Y ahora, hay muchas cosas que fueron reveladas en las siete edades de la Iglesia; pero hay otras que no pasaron a las siete edades de la Iglesia, que no pasaron a la Iglesia, porque son cosas que corresponden a la Edad de la Piedra Angular, y solamente pueden ser reveladas en la Edad de la Piedra Angular.
Fuera de esa edad no puede ser revelado lo que corresponde para la Edad de la Piedra Angular. Las cosas que deben suceder después de las siete edades no pueden ser reveladas fuera de la Edad de la Piedra Angular.
Por eso el Séptimo Sello no puede ser revelado en ninguna de las siete edades, sino en la Edad de la Piedra Angular. Y los Truenos emiten sus voces ¿dónde? En la Edad de la Piedra Angular.
Ahora, el que descendió del Cielo en Apocalipsis 10, vino con el Librito abierto en Su mano, y puso Su pie derecho sobre el mar y el izquierdo sobre la tierra.
Miguel, ¿en qué lugar, qué terreno era el…? ¿El terreno, de qué lugar era el terreno donde puso Su pie izquierdo? Es en la Isla de Patmos, ahí fue que…; y ahí fue donde el Ángel le dio la revelación a Juan el apóstol.
Ahora, vean cómo aguas o el mar ¿representan qué? Naciones, pueblos y lenguas. Y son los pies de bronce (¿verdad, Miguel?), los pies de bronce los que puso allí; y bronce es el juicio divino, y los profetas son el juicio divino.
Ahora, vamos a dejar eso quietecito ahí.
El hermano Branham dice que esa es la gloria séptuple del Señor Jesucristo.
Y ahora, él cuando muestra ahí lo que es ese misterio del Hijo del Hombre con la vestidura desde el cuello hasta los pies, con el cinto de oro en Su pecho, él dice que ya no está como Sumo Sacerdote ni como Cordero; porque como Sumo Sacerdote tiene que tener el cinto ¿dónde? En la cintura. Como Juez lo tiene en el pecho.
Y vean, y los reyes, ¿dónde le colocan a los reyes, también, el cinto? En el pecho; a los gobernantes, a los presidentes, y así por el estilo.
Vamos a ver, página 43 del libro de Las Edades dice:
“[21]. PERO EL DIA DEL SEÑOR ESTÁ POR VENIR. Así es. Solamente es que en este tiempo de la revelación de Jesucristo, Juan fue llevado por el Espíritu y fue transportado por el Espíritu a aquel Gran Día que está por venir. El Día del Señor es cuando los días del hombre han terminado. Los reinos de esta Tierra entonces serán los reinos de nuestro Dios. El Día del Señor será cuando caigan los juicios; y después de eso viene el Milenio. Ahora el mundo hace lo que quiere con los cristianos. Le ponen toda clase de nombres malvados, burlándose de él (o de ellos); pero viene aquel gran día cuando ellos se lamentarán y sollozarán porque el Cordero viene en ira para juzgar al mundo. Entonces es cuando los justos tendrán su día con el Señor, porque los malvados serán quemados, y los justos caminarán sobre sus cenizas entrando al Milenio”.
Y ahora…
“(…) ‘… y oí detrás de mí una gran voz como de trompeta…’.
Apocalipsis 1:10b
22. Juan estaba en el Espíritu, y estando así, él vio el grande y maravilloso Día del Señor Jesús y todo Su santo poder. El futuro estaba a punto de desenvolverse porque Dios le iba a enseñar. Juan no dijo que era trompeta. Fue como una trompeta. Ahora, cuando una trompeta suena, tiene algo de urgencia en su sonido. Era como el heraldo, el mensajero del rey, viniendo al pueblo. Él suena una trompeta. Es una llamada urgente. La gente se junta a escuchar (Israel siempre fue juntado por medio del sonido de la trompeta). Algo importante está a la mano. Escúchelo. Así que esta voz tenía la urgencia como de trompeta. Era clara y fuerte, alarmante y despertadora. ¡Oh! Que nosotros oigamos la Voz de Dios como una trompeta en este día, porque es la ‘Trompeta del Evangelio’ sonando la ‘Palabra de la Profecía’ para anunciarnos y prepararnos para lo que viene sobre la Tierra”.
Y ahora, vamos a pasar a la página 53… Vamos a ver si Miguel me puede conseguir ahí donde el hermano Branham explica lo del cinto. Vamos a ver, para no leer mucho… Hay un lugar por aquí al principio, Miguel… Estábamos en la 43, pero parece que vamos a tener que…, vamos a tener que ir un poquito más atrás. Vamos a ver la 39 en lo que Miguel consigue la otra. Dice [Las Edades]:
“[10]. En realidad, lo que sucedió fue que Juan fue llevado en el Espíritu y transportado al Día del Señor, que está todavía por venir. La Biblia habla del Día del Señor que está en el futuro, y Juan ahora está viendo las cosas de aquel día futuro”.
[Hno. Miguel: En la página 48, decía ahí… Ahí está hablando él de… en el Día del Señor, que Juan lo ve parado ya no como Sacerdote, sino como Juez; el cinto de oro ya no está rodeando la cintura].
Ahí… ah, pues vamos a leerlo ahí. En la 48, vamos a ver [Las Edades]:
“39. Allí está Él, Uno semejante al Hijo del Hombre. Como la joya es embellecida por el engaste del anillo, así también Él es glorificado en medio de las iglesias. Es el Día del Señor; porque Juan lo ve parado, no como un sacerdote, pero como el Juez venidero. La cinta de oro ya no está rodeando la cintura, donde el sacerdote tiene que tenerla mientras ministra a Dios en el lugar santísimo, ahora está alrededor de Sus hombros, porque ahora Él no es el sacerdote, sino el Juez. Ahora, Juan 5:22 ha llegado a cumplirse:
‘Porque el Padre a nadie juzga, mas todo el juicio dio al Hijo’.
Su servicio ha sido prestado. El sacerdocio está consumado. Los días de la profecía han llegado a un fin. Él está ceñido como el Juez”.
Y ahora, seguimos aquí mismo, más abajo:
“40. Cuán conmovedora e inspirativa fue la aparición de Jesús a Juan, quien estaba desterrado por causa de la Palabra. ¡Y he aquí, la Palabra viva ahora estaba en frente de él! ¡Qué visión tan iluminadora! Porque todo atributo descriptivo tiene una significación. ¡Qué revelación de Su glorioso Ser!
41. 1. Su cabello tan blanco como la nieve. Juan se fijó en Él, y mencionó primeramente la blancura de Su cabello. Era blanco y brillante como la nieve. Esto no fue por causa de su edad. Oh, no. El cabello resplandecientemente blanco no significa edad, sino experiencia, madurez y sabiduría. El Ser Eterno no cumple años. ¿Qué es el tiempo para Dios? Tiempo significa muy poco para Dios, pero sabiduría significa mucho. Es como cuando Salomón le rogó a Dios por sabiduría para juzgar al pueblo de Israel. Ahora, Él viene, el Juez de toda la Tierra. Él será coronado con sabiduría. Eso es lo que significa el cabello blanco y resplandeciente”.
Luego en la página 211 y 330, también nos habla de la peluca blanca (aquí) del Señor, el cabello blanco. Aquí al final, en esta misma página 49, dice:
“42. Allí está. Daniel lo vio con aquel cabello blanco. Él era el Juez que abría los libros y juzgaba con ellos. Daniel lo vio que venía en las nubes. Eso es exactamente lo que vio Juan. Ambos lo vieron exactamente igual. Ellos vieron al Juez con Su cinta de juicio alrededor de sus hombros, puro y santo, lleno de sabiduría, completamente apto para juzgar al mundo en justicia.
- Aun el mundo entiende este simbolismo, porque en tiempos pasados el juez llegaba y convocaba la corte, estando vestido con una peluca blanca y un manto largo que significaba completa autoridad (un manto desde el cuello hasta los pies) para impartir justicia”.
Ahora, podemos ver todo esto que está ahí mencionado. Y eso se cumple cuando Cristo termine Su Obra de Intercesión en el Cielo y tome el Título de Propiedad, lo abra, y regrese a la Tierra Cristo, el Ángel Fuerte que desciende del Cielo, que es el Ángel de Jehová.
Ahora, Cristo trae ese Título de Propiedad a Su Iglesia, por eso lo entrega a un hombre; y ese hombre será el último profeta que Cristo tenga en Su Iglesia, y tiene que ser un profeta dispensacional.
Miren, ese Libro no puede ser entregado a un profeta de edad, sino dispensacional. ¿Quieren ver lo sencillo que es?
¿A quién lo entregó Dios? A Adán.
¿Qué era Adán? Un profeta dispensacional.
Luego, cuando Dios lo toma y lo mantiene en el Cielo, cuando vuelve a entregarlo a una persona, ¿a quién se lo entrega? A Jesús, un profeta dispensacional.
Y ya para este tiempo final han terminado los profetas de edades. Y después de los siete mensajeros de las siete edades, ¿qué tipo de profeta es el que está prometido en Apocalipsis, capítulo 11, y Apocalipsis, capítulo 7? Un profeta dispensacional. ¿Ven?
El segundo Adán: Cristo, lo toma en el Cielo y lo trae a la Tierra, a un profeta dispensacional, que será Su Ángel Mensajero, el siervo fiel y prudente, al cual pondrá sobre todos Sus bienes; como hizo Dios con Adán, pero Adán falló y le fue quitado el Libro, le fue quitado el derecho a tener y a traer como descendientes suyos los hijos e hijas de Dios.
Pero el segundo Adán obtiene el derecho, y está trayendo los hijos e hijas de Dios por creación divina: primero en la sexta dimensión dándoles el cuerpo angelical, y después nos dará el cuerpo físico y glorificado. Él conoce todos los nombres que están en ese Título de Propiedad.
Y luego, al ser dado el Título de Propiedad al Ángel Mensajero que estará en la Tierra en el Día Postrero, ese será el otro que conocerá los nombres que están ahí. Y cuando se estén dando los galardones, vean, el hermano Branham vio que era un Ángel, el Ángel que estaba al lado de Cristo, el que leía en el Libro y veía si estaba el nombre allí escrito o no estaba[4].
¿Por qué? Porque ya el Libro, el Título de Propiedad, el Libro de los Siete Sellos, que es el Libro de la Vida del Cordero, pasa de Cristo al Ángel: el Ángel se lo come; y entonces el Ángel será allí —en ese juicio o en ese repartimiento de galardones— el secretario de Cristo. Puede Cristo decirle: “Mi secretario, dígame ahí qué nombres están ahí”.
[San Mateo 24:47] “… sobre todos sus bienes le pondrá”.
Para ponerlo sobre todos Sus bienes le tiene que dar ¿qué? el Título de Propiedad. Por eso dice:
“Al que venciere y guardare mis obras hasta el fin, yo le daré autoridad sobre las naciones,
y las regirá (¿Qué es regir? Gobernar) con vara de hierro, y serán quebrantadas como vaso de alfarero; como yo también la he recibido de mi Padre”.
Para recibirlo del Padre, ese poder y autoridad, tuvo que vencer.
También dice Apocalipsis… Eso fue capítulo 2, verso 26 al 27. Y también dice que le dará la Estrella de la Mañana, que es Cristo en Su Segunda Venida. Y también dice capítulo 3, verso 21 de Apocalipsis:
“Al que venciere, yo le daré que se siente conmigo en mi trono, así como yo he vencido, y me he sentado con mi Padre en su trono”.
Por lo tanto, ese Vencedor tendrá que ver con el Reino terrenal de Cristo, tendrá que ver con gentiles y con hebreos; podría llamarse también: “el Virrey”.
Ahora, tenemos, a través de la Escritura, para la Iglesia, diferentes batallas en contra del diablo, el enemigo de Dios; pero Cristo ha estado con Su Iglesia.
Y en cada edad, la Iglesia de Jesucristo, mientras ha estado el ángel mensajero de su edad, ha tenido la victoria; porque cada ángel mensajero es el instrumento de Jesucristo, y Cristo en Espíritu Santo ha estado en ese ángel mensajero. Y ha estado pasando la Iglesia de gloria en gloria, y ha estado pasando también de batalla en batalla.
Recuerden que una guerra no se gana con la primera batalla; hay una última batalla.
Ahora, encontramos que para la Iglesia la batalla en cada edad ha sido en la mente del Lugar Santo; por eso la Mente de Cristo estuvo obrando en esas edades, y pasando Su revelación de la Mente de Cristo a la mente de Sus mensajeros; y ellos fueron la mente del Lugar Santo en la Iglesia de Jesucristo, a través de ellos vino la revelación de Dios.
Así que el Cuerpo Místico como Iglesia, como Cuerpo de creyentes, vean, tiene Atrio, tiene Lugar Santo y tiene Lugar Santísimo.
Y ahora, encontramos que la Iglesia ha llegado a la Edad de la Piedra Angular, que es la Edad de la Cabeza también (es llamada por el reverendo William Branham); y la Cabeza es Cristo; por lo tanto, es la edad donde Cristo se manifestará en toda Su plenitud. Y la Mente de Cristo estará en el Lugar Santísimo de la Iglesia de Jesucristo.
El Lugar Santísimo de la Iglesia de Jesucristo, por consiguiente, es el alma de la Iglesia, el corazón de la Iglesia; así como el lugar santísimo del tabernáculo que construyó Moisés y del templo que construyó el rey Salomón es el corazón del templo de Salomón y del tabernáculo de Moisés.
Como el Lugar Santísimo del Templo celestial es el corazón del Templo celestial; porque Dios mora ¿dónde? En el corazón, el alma, ¿ven? Por eso ese es el lugar del Trono de Dios.
Y ahora, el reverendo William Branham nos dice en diferentes mensajes que… Vamos a ver; página 134 del libro de Citas, dice, párrafo 1197:
1197 – “Él prueba todas Sus palabras – todas Sus palabras. Solo piensen en ello: ¡Todas Sus palabras! Y ustedes eran Su Palabra. Él era la Palabra, y ustedes eran parte de Su Palabra. Y eso es la razón que ustedes fueron mandados acá, para confirmar su lugar en la vida. No creo que ustedes captaran eso. Él es la Palabra. ¿Ahora lo captan? Él estaba en los pies en Lutero, en los muslos en Wesley, en los hombros en pentecostés. ¿Ven lo que quiero decir? Él es la Cabeza. Ustedes tienen una parte que se junta, esta hora que estamos viviendo ahora. No la parte de los pies, no la parte del muslo, no la parte del hombro, sino la parte del cuello”.
Ahí fue donde el hermano Branham se colocó con su grupo. Y colocó la Cabeza para más adelante.
Ahora, en la página 162, vamos a ver lo que nos dice…, y 160; 160, párrafo 1420, dice:
1420 – “Ustedes no deben interpretar mal la Biblia. Porque Jesús mismo es la interpretación de la Biblia cuando Él se hace manifiesto en la edad que la parte de Su Cuerpo se está haciendo manifiesta”.
Cuando Cristo en cada edad que comienza se manifiesta, ahí la manifestación de Cristo para esa edad es la interpretación de la Palabra prometida para esa edad, y viene siempre en el mensajero de la edad.
1420 – “Si es una edad de la mano, tiene que ser una mano…”.
O sea, entonces tiene que producir células de mano, no de pies; tiene que producir hijos que correspondan a la mano. Por lo tanto, el Mensaje tiene que tener una vida que se reproduce, crea, células de mano, hijos e hijas de Dios para esa edad. No puede producir hijos e hijas de Dios para una edad pasada: edad de los pies, sino edad de mano.
1420 – “Si es una edad de la mano, tiene que ser una mano; no puede ser una edad de la cabeza. Si es una edad de la voz, pues entonces no puede ser una edad del pie. ¿Ven? Y ahora estamos en la edad del ojo. Y ahora lo próximo es Él mismo viniendo. ¡Viendo; profético! ¿Ven?, a través de la edad, comenzamos del fundamento, de la primera edad de la Iglesia, cuando la Semilla entró en la tierra, la Semilla completa. Entonces vino por los pies, Lutero; luego por Wesley; entonces a los pentecostales, las lenguas y los labios, ¿ven?; ahora está en el ojo, profético, de Malaquías 4, y así sucesivamente. Y ahora no queda más sino Él mismo para entrar en eso, porque eso es la última cosa que hay. La próxima es la inteligencia, y no tenemos inteligencia nuestra; es de Él”.
Y ahora, hay otro lugar, vamos a ver si lo conseguimos… Este era el que estaba buscando, y todavía parece que no lo… no lo tengo todavía, no lo tengo a la mano todavía. Vamos a ver… Pero vamos a ver con lo que tenemos. Vamos a la página 127, párrafo 1129, dice:
1129 – “Finalmente, como Él comenzó muy atrás en los días de Moisés y descendió por los profetas, a cada uno, ello finalmente – edificando el cuerpo, acercándose más todo el tiempo… Y el más grande de todos ellos era Juan. La Biblia dijo que sí. Jesús lo dijo: ‘No hay hombre en cualquier tiempo nacido de una mujer, tan grande como Juan el Bautista’. Porque él era el que pudo introducir la Palabra. Y entonces vino finalmente la Cabeza, la Cabeza de todo ello. Lo demás del cuerpo solo habló de Él. La fundación fue colocada por el patriarca, pero el Cuerpo fue edificado por la Palabra, que fue por los profetas. Y allí viene la Cabeza de todo ello: Jesús llegó a la escena. Allí cuando este pedazo de Cabeza fue colocado sobre ello, hallamos en Él la maniobra entera de Dios. Hallamos en Él la perfecta reflexión de la Palabra, porque Él era la Palabra, la plenitud de la Palabra”.
Luego, en [el párrafo] 1134 dice:
1134 – “Ahora, hace casi dos mil años que Dios está haciendo para Él una Obra Maestra otra vez, porque Él golpeó a él para quitar un pedazo de él (parte de él), una costilla para hacer una esposa para él. Y ahora, aquella perfecta Obra Maestra que Él golpeó en el Calvario, Él quitó un pedazo de Él. Es solo el Nuevo Testamento, eso es todo. Él cumplió el Antiguo Testamento. Ahora es el Nuevo Testamento, otro pedazo para ser cumplido. ¿Ven? El Antiguo y el Nuevo son marido y esposa, ¿ven?; y tomó el Antiguo para predecir (producir) el Nuevo. Cristo vino, la Obra Maestra, para cumplir eso. Ahora Su Novia cumplirá todo lo que está en el Nuevo Testamento. Otra Obra Maestra está en la hechura. Como Él tardó cuatro mil años en hacer esta Obra Maestra, ahora hace casi dos mil años que Él está haciendo otra Obra Maestra, una Novia para Cristo”.
Una Obra para Cristo es lo que está siendo hecho por Dios.
(Les tomé un momentito aquí para…). 1193, vamos a ver [Citas, pág. 134]:
1193 – “Conviértase en parte de la Palabra, en parte de la Palabra de hoy. Usted no puede ser parte de la Palabra del día de Moisés. Esa parte de hecho está, eso fue los pies”.
Ahora, vean cómo coloca el tiempo de los pies como el tiempo de Moisés. En lo que habíamos leído primero, coloca el tiempo de los pies como el tiempo ¿de quién? De Lutero.
1193 – “Estamos en la Cabeza ahora. Eso es Cristo. No el tiempo de los brazos allá en Lutero (ahora pone el tiempo de los brazos en Lutero; y eso le correspondía a Wesley en el otro sitio, ¿verdad?); no. Este es el tiempo de la Cabeza: Cristo, la Piedra Angular, viene al Cuerpo. / Y vemos la gran reforma de Lutero en aquella edad, y de Wesley, y de los pentecostales. Ahora estamos esperando la Piedra Angular de la Ciudad (o sea, la Cabeza)”.
Y ellos estaban ¿dónde? En el cuello, lo más cerca a la Cabeza.
Y ahora, ¿quieren ver lo que yo estaba apuntando aquí? Les leí aquí lo que me dio Miguel:
1193 – “Conviértase en parte de la Palabra, en parte de la Palabra de hoy. Usted no puede ser parte de la Palabra del día de Moisés”.
¿Ve? Parte de la Palabra para hoy.
¿Cómo se convierte en parte de la Palabra para el día que le toca vivir? Recibiendo la Palabra, el Mensaje, para ese día. Se hace carne en la persona, y ahora es la Palabra para esa edad en forma de creyente, porque está el Mensaje de esa edad, y por lo tanto es parte de la Palabra de la edad que está viviendo.
Ahora, vamos a ver lo que yo estaba apuntando, que no les quise leer. Vamos a ver. Página 127, verso 1135, dice:
1135 – “La Palabra se ha convertido en carne, exactamente como Él prometió en Lucas 17 y Malaquías 4. ¿Ven? Eso es correcto. Revelación… Toda vida verdadera que estaba en el tallo, la borla y cáscara, ahora está uniéndose en la Simiente, lista para la resurrección, lista para la cosecha. El Alfa se ha hecho Omega. El primero hecho último, y el último es primero. La Simiente que entró, ha pasado por un proceso, y se hizo la Simiente de nuevo. / El Alfa y Omega es el mismo. Él dijo: ‘Yo soy el Alfa y Omega’. Él nunca dice nada en medio. ‘Yo soy el Alfa y Omega, el primero y el último’. ¡Eso es! El primer ministerio y el último ministerio es el mismo. El primer Mensaje y el segundo (Mensaje)… último Mensaje es la misma cosa”.
Y ahora, cuando se trata de Mensaje dispensacional (¿ve?): primer Mensaje dispensacional, comenzado en el tiempo de Cristo y los apóstoles, es el Mensaje del Evangelio de la Gracia; y el Mensaje para el Día Postrero es el Mensaje del Evangelio del Reino.
Cristo: Alfa y Omega, trayendo el Mensaje que completará la Obra en donde todos los escogidos obtendrán la fe, la revelación de la Segunda Venida de Cristo, la revelación del Séptimo Sello, para ser preparados para ser transformados y llevados con Cristo a la Cena de las Bodas del Cordero.
Y ahora, el primer Mensaje gira alrededor de la Primera Venida de Cristo, el segundo Mensaje gira alrededor de la Segunda Venida de Cristo.
Todo eso se reflejó también en el reverendo William Branham; porque en cada ángel mensajero Cristo se reflejó y reflejó Su Segunda Venida; como en los profetas mensajeros del Antiguo Testamento Cristo reflejó Su Primera Venida y Su Segunda Venida también.
Por eso para ellos la Primera y Segunda Venida no era entendida como dos ocasiones en donde se cumpliría la Venida del Señor: una como Cordero, y la otra como Juez y como Rey y como León. La primera como Cordero y como Sumo Sacerdote; y la segunda como León, y como Rey de reyes y Señor de señores, y Juez de toda la Tierra.
Ahora, vean, les dije cómo… lo que tenía, lo que estaba apuntando; porque ese pasaje, no estaba seguro si lo tenía marcado ahí; es «cómo convertirse en la Palabra».
108 también nos dice algo ahí; vamos a ver si es algo aquí relacionado…; párrafo 938 dice:
938 – “Él se está expresando; ese es Su propósito. ¡Por eso murió! Esa es la segunda parte de Su triple manifestación. Primero se expresó en Cristo, luego se expresó en la Iglesia, y es lo mismo porque Cristo es la Palabra. Ahora, la Iglesia llega a ser la Palabra cuando permite que Esta se exprese a través de Ella. Y en ese tiempo será cuando podrá expresarse en la plenitud de Su Deidad a través de Su Iglesia. ¡Oh!, ¡hermano, qué cosa! Fue el Hombre ungido, más ahora es el Pueblo ungido, y todo esto es para producir la Novia ungida y el Novio”.
Hay otro lugar bien importante donde nos habla de este misterio. Vamos a ver si es la página 163…; párrafo 1453 dice:
1453 – “Oh, esa unión espiritual de Cristo es Su Iglesia ahora, cuando la carne está convirtiéndose en Palabra, y la Palabra está convirtiéndose en carne, manifestada, vindicada”.
O sea, cuando la Palabra de Dios prometida para una edad es cumplida por Cristo a Su Iglesia: está siendo vindicada esa Palabra prometida, la Palabra de la promesa para esa edad; y cuando el pueblo la recibe: se hace carne en el pueblo, y se convierte el pueblo en la Palabra hecha carne para esa edad. Y así se hace carne la Palabra en cada edad.
Se hace carne en la Iglesia: primero en el mensajero; y después en la Iglesia, cuando el mensajero da ese Mensaje a la Iglesia.
1453 – “… manifiesta, vindicada. Exactamente lo que la Biblia dijo que acontecería en este día, está aconteciendo día por día. Pues, está acumulando tan rápidamente afuera en los desiertos, y cosas teniendo lugar, que yo ni siquiera podía guardarme informado con ello. Estamos cerca de la Venida de Jesús para ser unido con Su Iglesia, donde la Palabra se convierte en la Palabra”.
Ahora, podemos ver que para la Iglesia convertirse en la Palabra, tiene que recibir la Palabra vindicada, prometida para ese tiempo, siendo cumplida y siendo revelada al pueblo.
Cuando la Iglesia en cada edad la recibe (a través del mensajero de su edad): se hace carne; la Palabra prometida de esa edad se hace carne en el grupo de escogidos de esa edad, en la Iglesia como Cuerpo Místico de creyentes; se hace carne esa Palabra, porque está ahí; y se hace carne en cada creyente como individuo.
Y ahora, encontramos que durante las siete edades, todo esto, en la Iglesia como Cuerpo Místico de creyentes, ha estado sucediendo en el Lugar Santo, que es la parte que corresponde al espíritu.
El espíritu de la persona es el lugar santo de la persona como templo espiritual de Dios.
Y el lugar santo del tabernáculo que construyó Moisés y el lugar santo del tabernáculo que construyó Salomón es el lugar donde estaba el candelabro con las lámparas. Y por eso en las siete edades está el candelabro con sus lámparas, las siete lámparas: las siete edades, con la mecha encendida, que es el mensajero de cada edad, a través del cual Cristo se reflejó y dio Luz.
¿Ven? Por eso encontramos a Cristo en Espíritu Santo reflejándose en el séptimo ángel mensajero y dando Luz para esa etapa que él vivió: la séptima edad de la Iglesia, y luego en esa etapa cerca de la Edad del Lugar Santísimo.
Y ahora, encontramos que para la Iglesia como Cuerpo Místico de creyentes, la Edad de la Piedra Angular es el Lugar Santísimo; por lo tanto, es el lugar donde estaban las cosas que quedaron escondidas de las personas de las siete edades de la Iglesia.
Las cosas que han de suceder después de las siete edades estaban ¿dónde? En el Lugar Santísimo del Templo espiritual de Cristo, de la Iglesia de Jesucristo; en esa edad es que Cristo las da a conocer.
Ahora, encontramos que para las edades pasadas no fueron abiertas esas cosas, no podían ser comprendidas. Como en el subconsciente de las personas hay cosas que la persona no ha entendido todavía, están en el subconsciente; pero si pasan al consciente, entonces son entendidas.
Por ejemplo, todo el misterio de cada uno de ustedes como hijos de Dios, eso estaba en el subconsciente, pero Cristo lo hizo consciente: lo pasó del subconsciente al consciente cuando usted lo recibió como su Salvador; y todavía quedaron cosas que no fueron hechas conscientes a usted, como usted ser parte del grupo de los escogidos del Día Postrero, de la Edad de la Piedra Angular; pero todo eso estaba sellado en usted, en su alma, que viene de Dios, de la séptima dimensión.
Ahora, podemos ver que lo mismo que es para la Iglesia, y fue para Cristo, es para la persona como individuo; por eso ahora las cosas que estaban en el subconsciente de la Iglesia…; porque todavía no había llegado esa edad: la edad de la inteligencia, de la Mente de Cristo en Su Iglesia, la Edad de la Mente, del subconsciente, para hacer consciente todo a Su Iglesia.
Ahora, vean, el Séptimo Sello es el misterio que Cristo señaló como aquello de lo cual ni los ángeles, ni nadie, ni el Hijo (Jesucristo) sabía cuándo sería el día y la hora, el día y la hora de la Segunda Venida de Cristo, el día y la hora del Séptimo Sello.
Ahora, la Iglesia del Señor Jesucristo tampoco sabía ese misterio, porque todo eso estaba en el subconsciente. Pero ya Cristo lo sabe, ¿por qué? Porque luego que murió, resucitó y ascendió al Cielo glorificado, todo poder en el Cielo y en la Tierra le fue dado a Él[5], y toda revelación de todo misterio; porque quedó totalmente abierto el camino entre el Lugar Santo y el Lugar Santísimo; por lo tanto, quedó abierto el camino entre el cuerpo angelical de Cristo y Dios, que es el alma y el subconsciente, donde estaban todos los programas divinos de redención contenidos en el Libro de la Vida del Cordero.
Y ahí estaban ustedes y estaba yo también; y estábamos señalados para este tiempo, por eso estamos en este tiempo. O sea que no es mera casualidad que estemos aquí en este tiempo. Y estaban programadas todas las actividades donde íbamos nosotros a estar.
Así que no somos una casualidad aquí en la Tierra: somos el cumplimiento del Programa de Dios, de lo que Dios pensó para con usted y para conmigo; por eso es tan importante mantenernos (¿dónde?) en nuestro lugar: en el Cuerpo Místico de Cristo.
Los que no se mantuvieron en su lugar en el tiempo de Moisés, ¿qué les pasó? Viajaron por el desierto 40 años y perecieron. Pero Josué y Caleb se mantuvieron firmes y fueron los que dijeron: “¡Nosotros sí podemos!, sí podemos heredar la tierra y conquistar esa tierra”[6]. ¿Por qué? Porque Dios estaba con ellos.
Ahora, encontramos que Moisés, por ciertas cosas que el pueblo hizo, ocasionó que Moisés se decepcionara del pueblo e hiriera la peña dos veces[7].
Esa segunda peña representa la Segunda Venida de Cristo. Y por cuanto en el Programa de Dios estaba que la Segunda Venida de Cristo no fuera herida, no hubiera una segunda crucifixión…
Moisés, al herir la primera roca[8], representó ahí, se reflejó lo que sería la Primera Venida de Cristo; y sería herida para dar el Agua de la vida eterna, dar el Espíritu Santo.
Porque cuando Cristo habló del Agua que Él daría…, de la cual le habló a la mujer samaritana[9]; y luego habló en la fiesta de los tabernáculos, el último día de la fiesta, cuando dijo: “Si alguno tiene sed, venga a Mí y beba”. “Y esto dijo del Espíritu que habían de recibir los que creyeran en Él; porque aún no había venido el Espíritu Santo, porque Jesús todavía no había sido (¿qué?) glorificado”[10].
Ahora, vean, el Espíritu Santo es esa Agua de Vida, porque el Espíritu Santo es la Vida de la Sangre.
[San Juan 1:4] “En él estaba la vida, y la vida era la luz de los hombres”.
¿Ven? En el Verbo, el Ángel del Pacto, el Espíritu Santo, está la vida.
Y ahora, la Primera Venida de Cristo tenía que ser Cristo crucificado. En Su Primera Venida vino como Cordero de Dios y vino como la primera Roca, para ser herida esa primera Roca en la Cruz del Calvario, y poder darle el Agua del Espíritu Santo, para darle vida eterna a las personas que creyeran en Él.
Juan el Bautista hablando del que vendría después de él, dijo: “Este es el que les bautizará con Espíritu Santo y Fuego”[11], y señaló a Jesús. Por lo tanto, es solamente para los creyentes en Jesucristo el bautismo del Espíritu Santo y Fuego; no para los creyentes de Juan si permanecían con Juan y no seguían a Jesús.
Y ahora, la segunda roca representa la Segunda Venida de Cristo. Y no tiene que ser crucificado Cristo en Su Segunda Venida para darnos el Agua del cuerpo nuevo, eterno, inmortal y glorificado; para darnos el cuerpo glorificado no tiene que ser crucificado, como tuvo que ser crucificado para darnos el cuerpo teofánico de la sexta dimensión.
Ahora, Moisés molesto, lleno de ira con el pueblo, porque era un pueblo duro de cerviz y ya se había cansado de él, hirió la roca; le habló al pueblo como “pueblo rebelde”, o algo así; hirió la roca…
Eso está en el capítulo 20 del libro de Números, si lo quieren tener ahí ya tal y como todo sucedió. Vean, el pueblo se había reunido contra Moisés, y Moisés se había ido con Aarón al templo. Dice [verso 6]:
“Y se fueron Moisés y Aarón de delante de la congregación a la puerta del tabernáculo de reunión, y se postraron sobre sus rostros; y la gloria de Jehová apareció sobre ellos.
Y habló Jehová a Moisés, diciendo:
Toma la vara, y reúne la congregación, tú y Aarón tu hermano, y hablad a la peña a vista de ellos (vean, tenía que hablarle a la peña); y ella dará su agua, y les sacarás aguas de la peña, y darás de beber a la congregación y a sus bestias.
Entonces Moisés tomó la vara de delante de Jehová, como él le mandó.
Y reunieron Moisés y Aarón a la congregación delante de la peña, y les dijo: ¡Oíd ahora, rebeldes! ¿Os hemos de hacer salir aguas de esta peña?
Entonces alzó Moisés su mano y golpeó la peña con su vara dos veces; y salieron muchas aguas, y bebió la congregación, y sus bestias.
Y Jehová dijo a Moisés y a Aarón: Por cuanto no creísteis en mí, para (glorificarme) delante de los hijos de Israel, por tanto, no meteréis esta congregación en la tierra que les he dado.
Estas son las aguas de la rencilla, por las cuales contendieron los hijos de Israel con Jehová, y él se santificó en ellos”.
¿Por qué ahora Dios se enoja contra Moisés, habiendo Moisés hecho salir agua de la segunda roca? Porque Moisés lo hizo en la forma que Dios no le dijo que lo hiciera. Dios le dijo: “Háblale a la roca, y ella dará agua”; era por la Palabra creadora siendo hablada.
Como sucedió con el pececito que fue pescado por un amigo del hermano Branham, y era pequeño; y cuando le sacaron el anzuelo le salió todo lo que tenía dentro, y lo tiraron al agua; le dijeron… le fue dicho al pececito como: “Te llegó tu día”, algo así como decimos nosotros: “Te llegó tu día”, y lo botaron al agua.
Pero Dios le había dicho al hermano Branham: “Hoy vas a ver la gloria de Dios manifestada”. Y el hermano Branham se lo había dicho a las personas que iban con él: “Dios me dijo que hoy vamos a ver la gloria de Dios manifestada”; y todo el mundo, pues está esperando algo grande que suceda.
Y como a la media hora de haber tirado el pececito al agua el amigo del hermano Branham, y haber dicho esas palabras…; que no fueron las mejores para hablarle así a un pececito, que es parte de la Creación de Dios, y mucho menos a ese… ¿Por qué a ese? Porque ese es un tipo de los creyentes en Cristo que han partido, y sobre todo de los de este tiempo.
Y siguieron pescando… Y recuerden que estamos pescando: “Venid a Mí, y Yo os haré pescadores de hombres”[12], dijo Jesucristo nuestro Salvador.
Por lo tanto, desde que murió ese pececito, la pesca no se detuvo sino que continúo; por lo tanto, eso es continuar evangelizando y pescando gente, personas para Cristo, hasta que venga la apretura y venga la Tercera Etapa.
En la Tercera Etapa es que será manifestada la gloria de Dios, y la resurrección vendrá, como vino la resurrección del pececito; fue como media hora después. Ahí tienen la media hora de silencio; silencio…; pescando, pero en silencio.
Cuando pasó ese tiempo, el hermano Branham ve el pececito que está flotando, y el Espíritu le dice – el Espíritu Santo le dice que le dé la vida al pececito: “¡Háblale!”. Y el hermano Branham se levantó y le dice al pececito: “Pececito, yo te doy la vida”, y resucita el pececito, y siguió nadando[13].
¿Pero será tipo y figura de los creyentes que han partido, los cuales serán resucitados en el Día Postrero? Página 166, párrafo 1476, del libro de Citas, dice:
1476 – “Eso… eso nos ha de saber, si Él está interesado a hablar la Palabra de vida a un pequeño pez insignificante recostado allí muerto, en el agua por media hora, Él ciertamente puede hablar Vida a Sus hijos algún día. No importa si su cuerpo no sea más que una cucharada de polvo, Él hablará, y le contestaremos algún día”.
Miren cómo la gloria de Dios fue manifestada, porque está reflejándose en aquel tipo y figura tan sencillo…, un símbolo está siendo hecho de lo que será la resurrección de los muertos en Cristo, por la Palabra creadora ¿de quién? De Dios. Y ahí no les puedo explicar mucho los detalles, porque estaría descubriéndoles el misterio de ese momento tan glorioso.
Ahora, Moisés rompió el tipo y figura cuando hirió la roca dos veces; por eso se molestó Dios con Moisés: rompió el tipo y figura de la Segunda Venida de Cristo, y colocó allí el tipo y figura que la Segunda Venida de Cristo será herida.
Cristo, la Roca, será herido en Su Segunda Venida; pero no puede venir una segunda crucifixión.
Por lo tanto, en el mensaje “Yo acuso a esta generación” o “Acusación”, ahí nos habla el reverendo William Branham de una segunda crucifixión espiritual, donde hablarán en contra de la Segunda Venida de Cristo[14]; porque Moisés puso el tipo y figura allá hiriendo la roca dos veces. La segunda roca la hirió dos veces, y por eso Dios se molestó contra Moisés.
Ahora, vamos a ver algo muy importante.
(Este libro, como está montado en cierta forma que cada… hay unos cuantos libritos aquí, y cada librito tiene del 1 al número que termina; y entonces por eso pues… algunas veces estoy buscando el número 8, y lo tengo que buscar en todos para ver cuál de ellos es, porque no le marqué el párrafo; algunos no tienen párrafo). Pero si ustedes quieren saber lo que dijo nuestro hermano Branham acerca de Moisés hiriendo la roca… Vamos a ver al final, dice… (Aquí no es todavía). Dice así[15]:
“56 De allí ellos vinieron hacia la roca herida. Note, cuando ellos vinieron a la roca, ellos tuvieron necesidad. Ahora, Moisés golpeó la roca con la vara. Eso es adonde lo dejamos anoche. Golpeó la roca con la vara, y la vara era la vara del juicio de Dios. Y él golpeó la roca, y allí hubo una hendidura en el costado derecho [izquierdo] de la roca (tipificando la herida, pues, en Cristo). Cuando los hijos de Israel tuvieron hambre, ellos fueron allí. Y una colmena, una avispa había llegado allí y había hecho una colmena, y ellos tuvieron miel fuera de la roca. Todo lo que ellos tenían necesidad estaba en la roca. La roca siguió a la Iglesia, y la Roca era Cristo Jesús”.
Y ahora, vamos a buscar, a seguir buscando el 8… el 8 aquí, en donde dice “Israel en su patria”. Párrafo 46[16]:
“49 Moisés era un tipo de la organización de la iglesia…”.
Miren hasta dónde llegó Moisés por actuar en esa forma. Esto está en “Israel: hijos en el desierto”.
“49 Moisés era un tipo de la organización de la iglesia, a lo cual, era la ley. Y Moisés se glorificó a sí mismo ante la gente en lugar de glorificar a Dios, y Dios se alejó de él.
50 Y hoy la iglesia ha comenzado a glorificarse a sí mismo en lugar de glorificar a Dios”.
Y más abajo dice, párrafo 47:
“51 Ahora note, Él condenó a Moisés porque Moisés se glorificó a sí mismo.
52 Y usted solo vigile hoy esas grandes iglesias, todas ellas están queriendo que usted venga a su iglesia y a su organización”.
Vamos a seguir buscando esta página 8. (Voy a tener que ponerle los números corridos encima, ahí más arribita, para no tener tanto problema. Pero para nosotros, pues mientras buscamos así, vamos leyendo y nos vamos beneficiando también).
Vamos a ver si conseguimos otro. Vamos a ir a la página 25 a ver… (da trabajo así, voy a tener que corregir este…). Vamos a leer esto en lo que llegamos allá:
“Pero Él es Dios (hablando de Dios), y este Ángel es divino, el cual es enviado del Trono de Dios. Bueno, ese es el canto que a él, que al Ángel del Señor, le gusta”.
Para que vayamos pues aprendiendo que al Ángel le gustan los cánticos también, al Ángel del Señor que le acompañaba a nuestro hermano Branham. Así que… los ángeles, pues, en el Cielo, pues cantan para Dios.
Vamos a ver… Vamos aquí, ver un poquito aquí… Está un poquito aquí difícil la… conseguir este… Fue la 846, les había dicho yo a ustedes. Vamos a buscar la página 7, es del mensaje “Israel ante la serpiente de metal”[17]; párrafo 43 en adelante dice… 42 en adelante:
“46 Fe es lo que usted tiene en Dios; y eso, en reconocimiento de Dios por Su fe, Él le da a usted el Espíritu Santo, que circuncida el corazón y los oídos (¿es eso cierto?), lo hace a usted una nueva criatura.
47 Ahora, Dios preparándose para liberar. Encontramos que él lo estaba haciendo, Moisés llevaba a su propio hijo allí incircunciso para liberar a los hijos de Israel; y Séfora tomó una piedra filosa y cortó la piel de su prepucio, y lo arrojó ante él y le dijo: ‘Tú eres un esposo de sangre para mí’.
48 Usted sabe, ¿usted alguna vez ha estudiado eso muy de cerca? Moisés tenía un temperamento, eso finalmente lo sacó de la tierra prometida: su temperamento”.
A causa del temperamento, a algunas personas le dan como rabietas.
Recuerden que una vez hablamos que el temperamento es como el caballo, y el carácter es el jinete. Y si el jinete, el carácter, no domina el temperamento, el caballo, entonces va a tener un cuadro de un caballo (¿cómo?) caminando sobre la persona, el caballo caminando sobre el carácter de la persona; o sea, imponiéndose el temperamento de la persona contra el carácter de la persona. Y ese fue el problema de Moisés.
Cuando mató al egipcio[18], ahí se ve que tenía un temperamento fuerte. Y tuvo 40 años para que ese temperamento se le arreglara, y que el carácter fuera formado bien, que dominara su temperamento.
Es lo mismo que algunas veces pues, a algunas personas les da esos momentos así, y dicen: “Yo no voy a seguir para adelante, ¡tanto problema!”. Recuerde, ese es el temperamento: el caballo tratando de montarse encima a la persona, al carácter de la persona. Dice:
“[48] Moisés tenía un temperamento, eso finalmente lo sacó de la tierra prometida: su temperamento. Y Dios lo había puesto allá atrás y le dio una pequeña esposa de temperamento alto también”.
¿Vieron cuando circuncidó a su hijo? Tiró el prepucio frente a él: “Tú me eres un marido de sangre”[19]. Así que ella era brava también. Pero le había dado Dios esa esposa para que el carácter, el temperamento – el carácter de Moisés se puliera bien y dominara el temperamento que Moisés tenía.
“[48] Y yo le apuesto que ellos tenían algunos problemas allá en la parte trasera del desierto, ¿usted no lo cree? Dios sabe cómo bajarlo (cómo bajarle ese temperamento y cómo poner la persona pues humilde, mansita). Así que Él lo mandó allá atrás con una mujercita. Ella cortó ese prepucio y lo arrojó ante él, y le dijo: ‘Tú eres un esposo de sangre’. Bueno, Él sabía cómo arreglarlo, quitarle ese temperamento fuera de él. Muy bien”.
¿Ve? Así que… Ahora, vamos a… Le dejamos esto para otra ocasión (¿verdad Miguel?), para no tomar mucho tiempo aquí con esta partecita aquí del…
Hay un… Ya vemos que Moisés, cuando dejó que su temperamento se subiera sobre él, sobre su carácter, vino a ser tipo y figura ¿de qué? De la organización. Moisés se glorificó a sí mismo, por lo tanto vino a ser tipo de la organización.
Uno no se puede glorificar a sí mismo, sino que uno está para glorificar ¿a quién? A Dios; para eso hemos sido colocados nosotros en esta Tierra.
Por lo tanto, cumpliendo con el propósito para el cual Dios nos ha enviado acá, estamos glorificando a Dios y estamos haciendo conforme a la voluntad de Dios.
Yo, al tratar de conseguir esto, no es que tenga algo en contra de Moisés, sino que más bien esto nos enseña a nosotros cosas que nosotros debemos conocer, y nosotros entonces así podemos aprender y saber comportarnos; porque si Dios no le perdonó eso a Moisés, entonces no nos perdonaría a nosotros si nosotros hacemos lo mismo; como no le va a perdonar a aquellos que representó Moisés cuando se glorificó a sí mismo, no le va a perdonar una segunda crucifixión.
¿Quién fue el que pidió la crucifixión de Cristo? Los líderes religiosos de la organización de la religión hebrea[20]; por eso Pedro los acusó de haber crucificado a Cristo[21].
Ahora, tenemos grandes promesas de parte de Cristo.
Miren aquí, página 16, párrafo 77, de la parte… del tema “Háblale a la Peña”[22]; párrafo 77, página 16:
“[44] Después de un rato él vio a un Hombre…”.
O sea, Josué, al Comandante en Jefe de las huestes celestiales o de los Ejércitos de Jehová[23]. Dice:
“[44] Después de un rato él vio a un Hombre parado con Su espada desnuda, y le dijo: ‘¿Quién eres Tú? ¿Eres de nuestros enemigos o eres uno de nosotros?’.
45 Él contestó: ‘Sí, soy el capitán de las huestes del SEÑOR’. Y Josué le habló a la Peña (porque la Peña es ese Ángel, es Cristo); y un grito salió y los muros cayeron, porque él le habló a la Roca”.
Aquí lo encontramos por fin: página 25, párrafo 155 al 157, del mensaje “Israel ante la serpiente de metal”[24]:
“173 Pero cuando él se glorificó a sí mismo allí, en lugar de Dios (o sea, en lugar de glorificar a Dios, o el lugar donde estaba Dios), ante esa roca, cuando Dios le había dicho: ‘Ve, háblale a la roca. No le golpees, háblale’ (la roca había sido golpeada una vez solamente).
174 Y Moisés cogió todo su temperamento, y corrió hacia allí y golpeó la roca. Eso no trajo agua. Él la golpeó de nuevo y trajo agua, y díjole: ‘Oíd ahora, rebeldes, ¿os hemos de hacer salir agua de esta peña?’, como eso, y trajo las aguas; porque Dios tuvo que escuchar a ese profeta, porque Él estaba obligado a él con ese poder. Y eso rompió todo el Programa de la Biblia de Dios.
175 Cristo fue una vez golpeado. Nosotros hablamos a la Roca ahora y eso trae Su Agua. ¿Ve? Vea, eso ya ha sido golpeado, solo háblale y eso traerá adelante Su Agua”.
¿Ven que Moisés rompió el tipo y figura? Y eso le costó no entrar a la tierra prometida.
Si ustedes escuchan el mensaje “Acusación” o “Yo acuso a esta generación por la segunda crucifixión de Cristo”, si ustedes lo leen, encontrarán que habrá una segunda crucifixión, pero espiritual; y serán acusadas esas personas (como los líderes religiosos de aquel tiempo) en este tiempo final, todos los líderes religiosos que se rebelen en contra de la Segunda Venida de Cristo, y no podrán entrar a la tierra prometida del nuevo cuerpo glorificado, ni al Reino Milenial tampoco, ni a la Cena de las Bodas del Cordero.
Ahora, podemos ver que Moisés se glorificó y rompió el tipo y figura golpeando la roca, la segunda roca, dos veces, que representa la Segunda Venida de Cristo.
Ahora, hablando acerca de la… “PELEANDO LA BUENA BATALLA” (volvemos al tema); así como pelearon la buena batalla cada ángel mensajero con su grupo en contra del diablo, en cada edad, la Iglesia como Cuerpo Místico de creyentes, por consiguiente, peleó la buena batalla en cada edad y obtuvo una victoria temporal.
Y ahora, cada creyente como individuo ha estado peleando la buena batalla en su edad.
Ahora, en nuestro tiempo la buena batalla corresponde a la Edad de la Piedra Angular, el Lugar Santísimo del Templo espiritual de Cristo; y por consiguiente al lugar santísimo de cada individuo, que es el alma de la persona; en donde la persona o cree y gana la batalla, o es incrédulo a la Palabra de Dios del Día Postrero y pierde la batalla.
Y ahora, la batalla es en el alma, para creer o no creer; pero entra todo por la parte del cuerpo: el oído y la vista, y otros sentidos, y también pasa por los sentidos del espíritu, hasta llegar al alma.
Con el alma es que usted cree o duda, y lo hace a través del libre albedrío, que es el sentido del alma, la puerta del alma.
Y ahora, en las personas como individuos, vean ustedes, en el alma: o cree o no cree, usando su libre albedrío.
Por eso nunca le hemos obligado a ninguna persona que haga tal cosa, sino que se da a conocer la verdad de la Palabra de Dios; y cada persona, usando el sentido del libre albedrío, o dice: “Yo esto lo creo con toda mi alma”… ¿Ve? Porque con el corazón es que se cree, y con la boca es que se hace confesión[25].
Lo que cree con su alma, con su corazón, lo confiesa con su boca: “Yo creo este Mensaje, yo lo creo con toda mi alma”. Y ahí se ha colocado del lado de Cristo, para obtener la Gran Victoria en el Amor Divino en este tiempo final y obtener la transformación.
Ahora, es en la Edad del Lugar Santísimo de la Iglesia de Jesucristo, y por consiguiente es en el lugar santísimo de la persona (que es el alma de la persona), ahí es la batalla en este tiempo; ahí es donde la Mente de Cristo en el Lugar Santísimo es manifestada, la Inteligencia de Cristo, para que se obtenga la Gran Victoria en el Amor Divino. Y ahí es donde la mente del alma de la persona, y los pensamientos del corazón del alma de la persona, tienen que ser positivos: creyendo toda la Palabra de Dios.
Y ahí, en el tiempo en que estamos, por cuanto es el tiempo del Alma de la Iglesia como edad: la Edad de la Piedra Angular, entonces ahí es donde también para las personas viene la manifestación de su alma, y son manifestados los pensamientos del alma, del corazón de las personas, y se declaran o creyentes o incrédulos; y son identificados o como almas incrédulas (que no estaban escritas en el Cielo, en el Libro de la Vida del Cordero, que no vienen de Dios), como cizaña, y no como trigo; pero los creyentes son identificados como trigo, como almas de Dios.
La simiente de Dios es el alma de Dios. El alma de la persona es la semilla, la simiente de Dios.
Así que… Vean, en una fruta, encontramos que hay también esas diferentes partes de la fruta.
Ahora, vamos a dejar eso ahí quietecito… Por ejemplo (o un poquito): en una fruta de mango o de naranja o lo que sea, hay cáscara, está la pulpa y está también la semilla: cuerpo, espíritu y alma. Pero en la misma semilla usted encuentra tres partes también: la cascarita que está en la semilla, luego la parte ¿de la qué? De la pulpa; y luego una cosita pequeñita, que es la vida.
En el maíz, pues le llaman ¿cómo? Es la cosita esa pequeñita que usted saca… ¿la qué? Tiene un nombre, algún día se los voy a dar.
(¿Cómo?) El germen. Ahí está el germen, ese germen; eso es lo que nace. El resto se muere; pero eso es lo que se convierte en una plantita. Y también el trigo, y así todas las simientes.
Ahora, estamos en la etapa más gloriosa de todas las etapas, que es la etapa de la Edad de la Piedra Angular, la etapa de la Mente del Señor Jesucristo, la etapa del Cerebro del Señor Jesucristo en Su Iglesia.
Ya no estamos en la etapa de la boca. Después, vean que en la cabeza de una persona el hermano Branham también tipifica las demás edades: tipifica la Edad de Laodicea en la etapa de la lengua; y después esa fase del ministerio del hermano Branham lo tipifica en los ojos; porque ojos tipifica profetas, videntes.
Pero después dice, él dice: “Se puede mover la boca, la lengua, también los labios, los ojos se pueden mover, pero cuando llegamos al cerebro, usted no ve movimiento ahí en el cerebro”; ahí tenemos silencio. No oye ruido del cerebro, no ve movimiento del cerebro, nada, pero es lo que controla todo el cuerpo.
Y cuando la Iglesia del Señor Jesucristo llega a la Edad de la Piedra Angular, es una edad muy tranquila, no es una edad de mucho ruido; pero todo lo que es hecho, es hecho conforme a la Mente de Cristo operando en la Edad de la Piedra Angular, y Él guiando a Su Iglesia en este tiempo final, para ser transformados en este tiempo final y ser llevados con Cristo a la Cena de las Bodas del Cordero. Pero ahí es la batalla, ahí es la lucha.
Y conforme a como la Mente de Cristo obra, así es que se materializará en la Iglesia del Señor Jesucristo todas las cosas.
Por lo tanto, en nuestro tiempo todos seríamos guiados por la Mente de Cristo, por el Espíritu Santo obrando en Su Iglesia y dándonos a conocer todas las cosas que nosotros debemos conocer. Por lo tanto, serán los pensamientos de Cristo siendo expresados en y a Su Iglesia y a través de Su Iglesia.
Es la etapa más gloriosa; y por cuanto es la etapa en donde… En las siete edades las siete virtudes fueron manifestadas; pero ¿saben ustedes que en el amor divino están todas las virtudes? La Edad del Amor Divino, aquí la tienen.
Si con una virtud manifestada en cada edad tuvieron la victoria de su edad, ¡cómo será en la Edad de la Piedra Angular con todas las virtudes siendo manifestadas!
Con esas virtudes de Cristo siendo manifestadas en cada edad, vino cada edad y vino el mensajero de cada edad y el Mensaje de cada edad.
Y con el amor divino viene toda la revelación divina y el Mensaje para la Edad de la Piedra Angular, para obtener la Gran Victoria en el Amor Divino en la batalla que la Iglesia de Jesucristo estaría peleando en este tiempo final, y en donde cada hijo e hija de Dios estaría peleando la batalla final.
Antes de ser transformados viene esta batalla final.
Pero recuerden que cuando el reverendo William Branham habló de esta batalla final, él habló de la Gran Victoria en el Amor Divino; por lo tanto, tiene que ser en la Edad del Amor Divino donde la Iglesia obtendrá la Gran Victoria en el Amor Divino y en donde obtendremos nuestra transformación.
Fue ahí donde fue vista la manifestación de Dios, de Cristo, en Su Iglesia; y fue la edad donde él deseó vivir, fue la etapa que él deseó vivir; pero esa etapa se reflejó ¿dónde? En él, en su ministerio se reflejó.
Ahora, vamos a dejarlo ahí quietecito, porque entraríamos ya a cosas que nos tomaría como una hora más para abrirlas por completo; pero vamos a dejarlo ahí.
Vean, nuestro tema es: “PELEANDO LA BUENA BATALLA”. La batalla en la Iglesia como Cuerpo Místico de creyentes: la vimos de edad en edad, y ahora la vemos en nuestro tiempo; y la batalla en el creyente como individuo.
Y ahora, en este tiempo es la batalla en la Edad de la Piedra Angular, que es la Mente de la Iglesia del Señor Jesucristo, la edad más importante de todas; y es la batalla en el alma de la persona, para creer o no creer.
Creyendo, entonces se pone del lado de Cristo, y obtendrá la Gran Victoria en el Amor Divino, y obtendrá su transformación.
Así como Cristo obtuvo en el Cielo (en Apocalipsis nos muestra esto)[26] la gran victoria contra el diablo; y la obtendrá de nuevo. La obtuvo en la Primera Venida y la obtendrá en Su Segunda Venida también; y la obtuvo cuando derrocó al diablo, lo echó del Cielo.
Y ahora, Cristo siempre ha obtenido la Gran Victoria en el Amor Divino, porque Él es el Amor de Dios.
Por lo tanto, estamos nosotros peleando la buena batalla en nuestra edad: la Edad de la Mente de Cristo, en la Edad de la Mente de la Iglesia del Señor Jesucristo.
Por eso, miren ustedes otra cosa, los ángeles de los cuales habló nuestro hermano Branham en la página 23 del mensaje: “Tratando de hacer un servicio a Dios fuera de Su voluntad”[27]… Recuerden que por medio de cada ángel Cristo obtuvo la gran victoria en cada edad, y Su Iglesia también, y cada individuo también. Página 23: “Ahora veamos…”. Dice:
“92 Yo pensé…”.
Cuando el Ángel le dijo, el Señor le decía: “Voltea la foto”, o sea: “Voltea la foto hacia la derecha”. Él la tenía así mostrándola y le fue dicho que la volteara, y ahí apareció el rostro formado por esa nube de ángeles del Señor. Y ahora, dice:
“[91] Algo me dijo: ‘Voltéalo a la derecha’.
Yo pensé: ‘Yo creo que estoy virando correctamente’.
Dijo: ‘Voltéalo derecho (o sea, voltéalo derecho)’.
92 Yo pensé: ‘Quizás esa voz quiere decir que lo voltee a la derecha’”.
Porque él lo estaba mostrando así y viéndolo así, o lo estaba viendo así; y cuando lo volteó a la derecha, vio ahí el rostro del Señor siendo formado por esa nube formada de ángeles.
“[92] Y cuando lo hice, ustedes ven lo que es: La cabeza de Cristo, de Hofmann (dice; o sea, del cuadro de Hofmann, de la pintura de Hofmann), a la edad de treinta y tres años. Aquí, miren aquí, vean Su barba negra, y Su rostro, Sus ojos (¿Ven? Su rostro, Sus ojos), Su nariz y el resto. Vea la parte en su pelo aquí ascendiendo. Y Él está cubierto con una peluca del Ángel, blanco…”.
¿Cuál es el Ángel que forma la peluca del Señor, la peluca blanca? Vean, el que está acá arriba; y ese es el Ángel que era diferente a los demás.
Los demás, dice que forman la barba. Aunque en otros lugares había dicho que formaban la peluca completa del Señor, pero ahora da detalles más específicos y muestra que la barba la forman los siete ángeles, y la peluca blanca, el cabello blanco, lo forma el Ángel que era diferente a los demás.
“[92] Y Él está cubierto con esa peluca del Ángel, blanco, para mostrar que el Mensaje de Él siendo Dios es la Verdad. Él es el Juez Supremo del universo, Juez Supremo del Cielo y la Tierra. Él es Dios, y ninguna otra cosa sino Dios. Él es Dios expresado en forma humana llamado el Hijo de Dios, siendo el Hijo la máscara”.
Y ahora, lo vamos a dejar quietecito ahí, ya que se nos acabó el tiempo.
Pero recuerden que estamos peleando la buena batalla. ¿Dónde? Ya no acá, sino acá.
Vean todo lo que cubre la peluca blanca: cubre todo lo que es la frente, y conlleva todo el cerebro, todo ahí.
Así que vean, ¿dónde estamos? En la gran batalla del Día Postrero, peleando la batalla; ahí es donde está la Iglesia peleando la buena batalla.
Podrán decir: “Ya… esas edades ya pasaron, y miren lo que sucedió con ellas”. Pero Cristo ya terminó con ellas, ya murieron esas etapas; ahora la que está viviente es la Edad de la Piedra Angular, la Edad de la Mente de Cristo, la Edad del Cerebro, que es Cristo; y ahí es donde Cristo obtendrá la Gran Victoria en el Amor Divino en este tiempo final.
Por lo tanto, como individuos también nosotros estamos en esa etapa, que corresponde al alma nuestra.
“PELEANDO LA BUENA BATALLA”.
Ha sido una bendición para mí grande estar con ustedes en esta ocasión, dándoles testimonio de la batalla de este tiempo final en el Cuerpo Místico de Cristo, en la Edad de la Piedra Angular, y en el alma de cada creyente en Cristo; en donde todos, tanto el Cuerpo Místico de Cristo como cada individuo como persona, está en esta gran batalla.
“PELANDO LA BUENA BATALLA”.
En otra ocasión abundaremos más para ver con – desde otros puntos de vista, desde otros ángulos, esta batalla, y cómo pelear esta batalla.
Recuerden que tenemos que estar vestidos con el cuerpo angelical y todas las virtudes del cuerpo angelical, la virtud de Cristo en el cuerpo angelical, siendo manifestadas en nuestras vidas. Así que tenemos que estar vestidos totalmente de toda la Vestidura de Cristo.
Que Cristo nuestro Salvador derrame Sus bendiciones sobre todos ustedes y sobre mí también, y nos fortalezca, y nos dé la Gran Victoria en el Amor Divino en este tiempo final (en el Nombre del Señor Jesucristo…), y a todos, todas nuestras congregaciones, y a todos nuestros hermanos como individuos, y a cada uno de nosotros como individuos, y a la Iglesia del Señor Jesucristo como Cuerpo Místico de creyentes, en la Edad de la Piedra Angular. En el Nombre Del Señor Jesucristo. Amén y amén.
Bueno, que Dios les continúe bendiciendo a todos, que Dios les guarde.
Y dejo nuevamente con nosotros a nuestro hermano Miguel para finalizar nuestra parte en esta noche.
Y mañana nos veremos en la actividad pública que tendremos mañana, la cual está programada para – en la mañana, para mañana en la mañana; y su título es: “LOS GRANDES EVENTOS DE LA HUMANIDAD”.
Dios nos ayudará ahí para traer a la luz los grandes eventos de la humanidad y el significado de ellos conforme a las Escrituras.
Bueno, que Dios les continúe bendiciendo a todos, que Dios les guarde; y ya con nosotros Miguel, nuestro hermano y amigo Miguel Bermúdez Marín, para finalizar o continuar.
No sé si a ustedes todavía les faltan como dos o tres horas aquí. Así que para poder hablar con ustedes sin límites tendría que ser como un viernes, ¿verdad, Miguel?, y dar una vigilia; y que sea… y también que sea en un lugar apropiado, con aire acondicionado, que el sonido pues no salga fuera. El aire acondicionado para eso es, para que el sonido no salga fuera y esté bien cerradito.
Y cuando tengamos un lugar así, pues entonces podemos hacer vigilia los viernes en el lugar que tengan el sitio así; y entonces, pues, con calma toman su café (los que quieran tomar café); aunque lo mejor es tomar agua.
Algunas veces pensamos que el café es lo mejor, pero el agua es lo mejor; tener su botellita de agua, y cada cinco minutos o cada quince minutos un poquito de agua; no tomarse la botella completa, sino poquito; y mantiene el cerebro oxigenado, y lo mantiene bien para captar todo lo que se habla.
Pensábamos que el café era lo mejor, ¿verdad? Pero solamente una parte del café: la parte líquida del café, que es el agua, es lo mejor.
Bueno, que Dios les continúe bendiciendo a todos.
Y recuerden que Jesús siempre cuando terminaba, lo final era ¿qué? El cántico de… dar gracias a Dios también, y el cántico; cantaban el himno (¿dice, verdad?)…; parece que tenían un himno tema (¿sería?).
Así que eso es muy importante: cantar también al final y darle gracias a Cristo por las bendiciones que nos ha dado en la actividad que se ha tenido.
Al comienzo pedimos la bendición, pero después hay que dar las gracias por la bendición que nos dio, y cantar también.
Bueno, que Dios les continúe bendiciendo a todos; y con nosotros nuestro hermano Miguel Bermúdez Marín.
Ya como Miguel… Miguel como que tenía el agua por aquí. Si la hubiera usado allá, pues le hubiera funcionado mejor.
Bueno, ya ustedes saben que el agua, pues, es más favorable que el café. No es que esté prohibido tomar café… Yo también tomé café hoy; hacia mucho tiempo que no tomaba café negro, y me dieron un buen café por dos ocasiones, y me los tomé, y me vino muy bien también. Pero también he estado tomando agua.
Cuando uno está estudiando, lo mejor…: también estar tomando agua para oxigenar el cerebro; porque el agua tiene oxígeno también.
Así que estas cosas, pues uno aprende; pues las pasa para ustedes también para que las aprendan ustedes también.
Bueno, que Dios les continúe bendiciendo a todos, que Dios les guarde; y ya con nosotros nuestro hermano Miguel.
“PELEANDO LA BUENA BATALLA”.
[Revisión agosto 2023 – JR-PP]
[1] Los Sellos, pág. 89, párr. 139
[2] San Mateo 27:51-53
[3] San Marcos 13:32
[4] Los Sellos, pág. 380, párrs. 267-275
[5] San Mateo 28:18
[6] Números 14:6-8
[7] Números 20:1-11
[8] Éxodo 17:1-6
[9] San Juan 4:1-15
[10] San Juan 7:37-39
[11] Mt. 3:11, Mr. 1:7-8, Lc. 3:6
[12] San Mateo 4:19, San Marcos 1:17
[13] SPN65-1127E “Yo había escuchado más ahora veo”, pág. 2, párrs. 12-21
[14] SPN63-0707M “La acusación”
[15] 53-0328 “Israel y la Iglesia #4” (párr. 56 en inglés)
[16] 53-0329 “Israel y la Iglesia #5” (párrs. 49-52 en inglés)
[17] 53-0328 “Israel y la Iglesia #4” (párrs. 46-48 en inglés)
[18] Éxodo 2:11-12
[19] Éxodo 4:24-26
[20] Mr. 15:6-14, Lc. 23:13-24, Jn. 19:4-7
[21] Hechos 2:22-24
[22] 60-0723 “Hablad a la Roca y Ella dará Su Agua” (párrs. 44-45 en inglés)
[23] Josué 5:13-15
[24] 53-0328 “Israel y la Iglesia #4” (párrs. 173-175 en inglés)
[25] Romanos 10:10
[26] Apocalipsis 12:7-9
[27] SPN65-1127B “Tratando de hacer un servicio a Dios sin ser la voluntad de Dios”, pág. 12, párrs. 91-92