El contenido del Séptimo Sello

Muy buenos días, amados hermanos y amigos presentes, y los que están a través de internet o de otros medios de comunicación. Es para mí una bendición grande estar con ustedes en esta ocasión, para compartir con ustedes unos momentos de compañerismo alrededor de la Palabra de Dios y Su Programa correspondiente a este tiempo final.

Para lo cual leemos en Apocalipsis, capítulo 10, verso 1 en adelante, donde dice:

“Vi descender del cielo a otro ángel fuerte, envuelto en una nube, con el arco iris sobre su cabeza; y su rostro era como el sol, y sus pies como columnas de fuego.

Tenía en su mano un librito abierto; y puso su pie derecho sobre el mar, y el izquierdo sobre la tierra;

y clamó a gran voz, como ruge un león; y cuando hubo clamado, siete truenos emitieron sus voces.

Cuando los siete truenos hubieron emitido sus voces, yo iba a escribir; pero oí una voz del cielo que me decía: Sella las cosas que los siete truenos han dicho, y no las escribas.

Y el ángel que vi en pie sobre el mar y sobre la tierra, levantó su mano al cielo,

y juró por el que vive por los siglos de los siglos, que creó el cielo y las cosas que están en él, y la tierra y las cosas que están en ella, y el mar y las cosas que están en él, que el tiempo no sería más,

sino que en los días de la voz del séptimo ángel, cuando él comience a tocar la trompeta, el misterio de Dios se consumará, como él lo anunció a sus siervos los profetas.

La voz que oí del cielo habló otra vez conmigo, y dijo: Ve y toma el librito que está abierto en la mano del ángel que está en pie sobre el mar y sobre la tierra.

Y fui al ángel, diciéndole que me diese el librito. Y él me dijo: Toma, y cómelo; y te amargará el vientre, pero en tu boca será dulce como la miel.

Entonces tomé el librito de la mano del ángel, y lo comí; y era dulce en mi boca como la miel, pero cuando lo hube comido, amargó mi vientre.

Y él me dijo: Es necesario que profetices otra vez sobre muchos pueblos, naciones, lenguas y reyes”.

Y leemos también Apocalipsis, capítulo 8, verso 1, donde dice:

“Cuando abrió el séptimo sello, se hizo silencio en el cielo como por media hora (se hizo silencio en el Cielo como por media hora)”.

Nuestro tema es: “EL CONTENIDO DEL SÉPTIMO SELLO”.

El contenido del Séptimo Sello, siendo que el Séptimo Sello es la Venida del Señor para el tiempo final, en la Venida del Señor está contenido todo el Programa de Dios correspondiente a este tiempo final; el cual Jesucristo, el Ángel Fuerte que desciende del Cielo, lo llevará a cabo.

Este Ángel Fuerte que desciende del Cielo es Cristo en Su cuerpo angelical; es Cristo, el cual también es llamado la Columna de Fuego en el Antiguo Testamento, y también es llamado el Ángel de Jehová o Ángel del Pacto.

Ahora, así como Cristo, el Ángel del Pacto, estuvo en el Antiguo Testamento velándose y revelándose a través de diferentes hombres, luego vino y se veló y se reveló en toda Su plenitud en Jesús de Nazaret, el cual nació en Belén de Judea pero se crio en Nazaret. Por eso la Escritura dice que, en Jesús, Dios moró en toda Su plenitud.

Vean lo que nos dice San Pablo en Colosenses, capítulo 1, verso 15 en adelante; dice:

“Él es la imagen del Dios invisible, el primogénito de toda creación.

Porque en él fueron creadas todas las cosas, las que hay en los cielos y las que hay en la tierra, visibles e invisibles; sean tronos, sean dominios, sean principados, sean potestades; todo fue creado por medio de él y para él.

Y él es antes de todas las cosas, y todas las cosas en él subsisten;

y él es la cabeza del cuerpo que es la iglesia, él que es el principio, el primogénito de entre los muertos, para que en todo tenga la preeminencia;

por cuanto agradó al Padre que en él habitase toda plenitud (toda la plenitud de Dios habitó, moró, en Jesucristo nuestro Salvador),

y por medio de él reconciliar consigo todas las cosas, así las que están en la tierra como las que están en los cielos, haciendo la paz mediante la sangre de su cruz.

Y a vosotros también, que erais en otro tiempo extraños y enemigos en vuestra mente, haciendo malas obras, ahora os ha reconciliado”.

Y en el capítulo 2, versos 9, dice [Colosenses]:

“Porque en él habita corporalmente toda la plenitud de la Deidad,

y vosotros estáis completos en él, que es la cabeza de todo principado y potestad.

En él también fuisteis circuncidados con circuncisión no hecha a mano, al echar de vosotros el cuerpo pecaminoso carnal, en la circuncisión de Cristo;

sepultados con él en el bautismo, en el cual fuisteis también resucitados con él, mediante la fe en el poder de Dios que le levantó de los muertos.

Y a vosotros, estando muertos en pecados y en la incircuncisión de vuestra carne, os dio vida juntamente con él, perdonándoos todos los pecados”.

Y en [Colosenses], vean, nos dijo aquí:

“Porque en él habita corporalmente toda la plenitud de la Deidad”.

Por eso, por medio de Jesucristo, Dios llevó a cabo la Obra de la reconciliación; Dios, estando en Cristo, estaba reconciliando Consigo mismo al ser humano, a la raza humana.

En el capítulo 5 de Romanos, también nos dice, verso 8 en adelante:

“Mas Dios muestra su amor para con nosotros, en que siendo aún pecadores, Cristo murió por nosotros.

Pues mucho más, estando ya justificados en su sangre, por él seremos salvos de la ira.

Porque si siendo enemigos, fuimos reconciliados con Dios por la muerte de su Hijo, mucho más, estando reconciliados, seremos salvos por su vida.

Y no solo esto, sino que también nos gloriamos en Dios por el Señor nuestro Jesucristo, por quien hemos recibido ahora la reconciliación”.

Y ahora, por medio de Jesús, Dios trajo la reconciliación del ser humano. Para eso fue que vino Cristo y tomó nuestros pecados y murió en la Cruz del Calvario: para quitar nuestros pecados y reconciliarnos con Dios, y restaurarnos a la vida eterna, de la cual el ser humano cayó en el Huerto del Edén.

Siendo que Dios colocó al ser humano en la Tierra y le dio un Programa para llevar a cabo…; y por consiguiente, Adán tenía el Título de Propiedad, que es el Libro de los Siete Sellos, y ahí están escritos todos los nombres de todos los hijos e hijas de Dios que serían manifestados y serían adoptados.

Ahora, este Libro es un Libro eterno; este Libro existía desde antes de la Creación. Por eso nuestros nombres están escritos en el Libro de la Vida del Cordero desde antes de la creación del mundo, antes de la creación del universo, antes de toda la Creación.

Y ahora, cuando Dios colocó a Adán en la Tierra, Adán estaba llamado a pasar esa etapa de prueba para ser adoptado, y traer a manifestación (primero en cuerpos angelicales y luego en cuerpos físicos) todas esas personas que están escritas en el Cielo, en el Libro de la Vida del Cordero, o sea, todas las personas que están escritas en el Libro de los Siete Sellos, que es el Libro de la Vida del Cordero.

Y así Adán traería los hijos e hijas de Dios, que vienen de la eternidad, los traería en cuerpos eternos; como también, primero, vendrían a ser manifestados en la sexta dimensión, y después en la dimensión terrenal, pero con vida eterna. Pero Adán y Eva, al pecar, cayeron de la vida eterna y perdieron todo el derecho a vivir eternamente en cuerpos físicos; por eso vinieron a ser mortales; pero antes no eran mortales.

Ahora, encontramos que antes del ser humano ser colocado en la Tierra, existió una raza, la cual era parecida al ser humano. Esa raza es la que encontramos en las excavaciones arqueológicas, en donde aparecen huesos de personas que vivieron diez mil años atrás o cien mil años atrás, o algunos millones de años atrás; pues la ciencia piensa que el ser humano era de esa forma; pero no sabe que esa es una raza animal, una raza que no tenía alma, aunque su cuerpo era parecido al del ser humano, solamente le faltaba alma para ser un ser humano.

Esa es la misma raza la cual y a la cual pertenece la serpiente, en la cual se metió el diablo y engañó a Eva[1].

Ahora, esa es la raza que y en la cual estaba Lucero como cabeza; o sea que Lucero estaba a cargo de esa raza; pero él, por su rebelión, hizo que esa raza pereciera.

Pero luego, cuando Dios trajo de nuevo el planeta Tierra a luz, y trajo las simientes (o sea, nacieron las simientes que estaban de otra generación pasada), nacieron, y entonces hubo árboles de nuevo y animales. Y como lo único que faltaba en la creación antigua del planeta Tierra y de sus habitantes, lo único que faltaba era la cabeza de la Creación, que era el ser humano, ahora cuando Dios hace esa recreación en seis días delante de Dios (que son seis mil años para el ser humano), en el año – en el día sexto, que es el milenio sexto, Dios trae a existencia a Adán y luego a Eva.

Encontramos que primero los trajo a existencia en la sexta dimensión, la dimensión del mundo invisible[2]; porque lo que se ve (lo visible) es hecho de lo que no se veía (o sea, del mundo invisible)[3]. Ese es el orden divino para que las cosas que son manifestadas, viniendo de la sexta dimensión, sean eternas, tengan vida eterna.

Ahora, encontramos que el ser humano es muy joven; vean, unos pocos miles de años es lo que tiene el ser humano.

Ahora, encontramos que, por cuanto el primer Adán pecó, entonces perdió el derecho a traer hijos e hijas de Dios con vida eterna; le fue quitado el derecho a comer del Árbol de la Vida. Por lo tanto, el ser humano —que nacería a través de Adán y Eva— sería mortal, corruptible y temporal. Pero esa temporada aquí en la Tierra le daría la oportunidad de buscar a Dios y de colocarse en el Programa de Dios para el tiempo, edad y dispensación que le tocaría vivir a cada persona, para así ser sellado en el Programa de Dios y tener derecho a vivir de nuevo eternamente en el Reino de Dios; porque el ser humano, al nacer en la Tierra, nace en el reino de las tinieblas, que es el reino del diablo.

Por eso Cristo, así como libertó al pueblo hebreo de la esclavitud en Egipto y del poder del faraón, Cristo ha libertado a todos los escritos en el Cielo, en el Libro de la Vida del Cordero, los ha libertado del reino de las tinieblas y del poder del diablo, que es el príncipe de las tinieblas. Por eso es que San Pablo, en Colosenses, capítulo 1, verso 12 en adelante, dice:

“… con gozo dando gracias al Padre que nos hizo aptos para participar de la herencia de los santos en luz;

el cual nos ha librado de la potestad de las tinieblas, y trasladado al reino de su amado Hijo,

en quien tenemos redención por su sangre, el perdón de pecados”.

Y ahora, así como se sacrificó un cordero pascual en Egipto, y se colocó la sangre de ese cordero pascual en el dintel y los postes (o sea, en el marco de la puerta) de los hogares hebreos, para la preservación de la vida de los primogénitos…, para luego salir al otro día por la mañana rumbo – libres y rumbo a la tierra prometida[4]

Y ahora saldrían libres; y ahora no con un rey como el de Egipto, no con Faraón como rey, sino con Dios como Rey, manifestado a través del profeta Moisés; y fueron llevados rumbo a la tierra prometida.

En el monte Sinaí les fueron dadas las dos tablas de la Ley, donde estaban escritos, por Dios, los mandamientos divinos; y Dios formó, creó, un pueblo; y ese pueblo sería un pueblo de sacerdotes. Eso está en Éxodo, capítulo 19, donde nos dice (Dios a Moisés y Moisés al pueblo), dice…, verso 3 en adelante:

“Y Moisés subió a Dios; y Jehová lo llamó desde el monte, diciendo: Así dirás a la casa de Jacob, y anunciarás a los hijos de Israel:

Vosotros visteis lo que hice a los egipcios, y cómo os tomé sobre alas de águilas, y os he traído a mí.

Ahora, pues, si diereis oído a mi voz, y guardareis mi pacto, vosotros seréis mi especial tesoro sobre todos los pueblos; porque mía es toda la tierra.

Y vosotros me seréis un reino de sacerdotes, y gente santa. Estas son las palabras que dirás a los hijos de Israel”.

Y ahora vean cómo Dios le dice al pueblo hebreo, a través del profeta Moisés, que si guardan el Pacto Divino y oyen Su Voz, ellos van a ser el especial tesoro de Dios, y van a ser un pueblo, un reino, de sacerdotes.

Y ahora, esta bendición la tuvo el pueblo hebreo en sus manos; pero encontramos que el pueblo hebreo durante su trayectoria por el desierto estuvo levantándose siempre en contra de Moisés, y por consiguiente eso le contó como levantarse en contra de Dios; porque Dios estaba en Moisés; Cristo, el Ángel del Pacto, estaba en el profeta Moisés.

Y ahora, ese pueblo de sacerdotes, encontramos que sería el pueblo hebreo. Pero ahora, encontramos que, en el Israel terrenal, solamente descendientes de Leví tenían el derecho a ser sacerdotes[5]; por lo tanto, todo el pueblo no eran ellos sacerdotes, pero estaba un orden sacerdotal en ese pueblo.

Pero el Orden Sacerdotal celestial, que es el Orden Sacerdotal de Melquisedec, todos los escogidos de Dios, hijos e hijas de Dios pertenecientes al Israel celestial, son todos sacerdotes de Dios, y son reyes y son jueces también.

Ahora, en Mateo, capítulo 21, verso 41 en adelante, dice Jesús…; ahí le contó o le narró una parábola, de… la parábola del padre de familia; y luego, ahí en el verso 37, dice:

“Finalmente les envió su hijo, diciendo: Tendrán respeto a mi hijo (o sea, Dios enviando a Su Hijo Jesucristo, enviándolo al pueblo hebreo).

Mas los labradores, cuando vieron al hijo, dijeron entre sí: Este es el heredero; venid, matémosle, y apoderémonos de su heredad.

Y tomándole, le echaron fuera de la viña, y le mataron (eso fue lo que iban a hacer con Jesús: lo iban a matar; ya Cristo les está diciendo que lo van a matar).

Cuando venga, pues, el señor de la viña, ¿qué hará a aquellos labradores?

Le dijeron: A los malos destruirá sin misericordia, y arrendará su viña a otros labradores, que le paguen el fruto a su tiempo (eso dijeron los judíos contestándole la pregunta de Jesús).

Jesús les dijo: ¿Nunca leísteis en las Escrituras:

La piedra que desecharon los edificadores,

Ha venido a ser cabeza del ángulo.

El Señor ha hecho esto,

Y es cosa maravillosa a nuestros ojos?

Por tanto os digo, que el reino de Dios será quitado de vosotros, y será dado a gente que produzca los frutos de él.

Y el que cayere sobre esta piedra será quebrantado; y sobre quien ella cayere, le desmenuzará”.

O sea, el que cayere sobre esta Piedra, que es Cristo, el que cayere rendido a los Pies de Cristo: es quebrantado de corazón, se aflige de corazón por haber pecado ante Dios, y pide a Dios perdón por sus pecados; porque se arrepiente de sus pecados al caer sobre la Piedra, Cristo, rendido a los Pies de Cristo, y obtiene la misericordia de Dios y la salvación.

Pero sobre quien esa Piedra cayere: le desmenuzará.

Y va a caer sobre los pies de hierro y barro cocido del reino de los gentiles, que comenzó con la cabeza de oro: el reino de Nabucodonosor; continuó con el pecho y los brazos de plata, que fue el reino medo-persa; y luego continuó con el vientre y los muslos de bronce, que fue el reino de Grecia; y luego continuó con las piernas de hierro y los pies de hierro y de barro cocido, que es el imperio romano. Y es en la etapa de los pies de hierro y de barro cocido que Cristo, en Su Segunda Venida, desmenuzará esos pies de hierro y de barro cocido, que es el reino del anticristo.

Ahora, encontramos que todo esto está en la profecía bíblica[6]. Vean, la Venida del Señor está profetizada desde el Génesis, tanto la Primera como la Segunda Venida de Cristo; está profetizada en tipos y figuras.

Y vean, en José, ahí está tipificada la Primera Venida de Cristo y la Segunda Venida de Cristo; por lo tanto, en José está el Séptimo Sello siendo reflejado.

El Séptimo Sello siendo reflejado desde el Génesis; y no solamente en José, sino también en Jacob; en Isaac como el hijo prometido; porque Cristo en Su Primera Venida y en Su Segunda Venida es el Hijo prometido, es la Simiente de Abraham.

Por lo tanto, el Séptimo Sello viene siendo anunciado desde el Génesis ¿hasta dónde? Hasta el Apocalipsis. O sea, viene siendo anunciada la Segunda Venida de Cristo en las diferentes profecías, en los tipos y figuras, en los reflejos; Dios reflejando a través de Sus profetas, reflejando la Venida del Señor, que tiene dos partes: tiene la Primera y la Segunda Venida de Cristo.

En Adán se reflejó la Venida del Señor, porque Cristo es el segundo Adán; por lo tanto, Cristo se reflejó en Adán.

Y así por el estilo, encontramos que Cristo, tanto en Su Primera Venida como en Su Segunda Venida, está reflejado en los diferentes profetas del Antiguo Testamento, y también en los diferentes sacrificios efectuados en el Antiguo Testamento.

Por lo tanto, el Séptimo Sello viene desde el Génesis hacia acá, a través de la Biblia, siendo mostrado; porque a través de toda la Biblia, desde el Génesis hasta el Apocalipsis, está anunciada la Segunda Venida de Cristo, la Segunda Venida del Ángel de Jehová, del Ángel del Pacto.

Y ahora, el Séptimo Sello, siendo la Segunda Venida de Cristo, el Séptimo Sello lo que contiene es la Segunda Venida de Cristo; y cuando fue abierto, en el capítulo 8 de Apocalipsis, hubo silencio en el Cielo como por media hora.

¿Y por qué un Sello tan importante como ese, al ser abierto en el Cielo, causó silencio? Ahora, vamos a ver por qué. Dice el reverendo William Branham que la causa fue para que el diablo no supiera, no conociera, el misterio del Séptimo Sello, el misterio de la Segunda Venida de Cristo[7].

¿Por qué no convenía que el diablo supiera, conociera, ese misterio? Porque el diablo es un imitador, y estaría imitando el Séptimo Sello: imitando la Segunda Venida de Cristo. Pero por cuanto no conoce ese misterio, no podrá hacer una imitación perfecta; por lo tanto, al no conocer ese misterio, por más que trate no podrá imitar.

Vean, cuando hay algo que va a ser manifestado…; digamos, alguna construcción, o van a preparar alguna obra de arte, o van a preparar algún cántico, o algún país va a fabricar monedas (ya sean billetes o monedas de metal): si nadie sabe, si nadie conoce cómo van a hacer, y nadie llega a ver ni llega a tener el plano y las herramientas para sacar una imitación, pues encontramos que se lleva a feliz realización la obra que van a hacer, sin que logren hacer una imitación antes de salir lo que van a hacer; ya sea monedas, billetes, o sea alguna obra de arte, o sea alguna canción, o sea algún proyecto; lo que sea. ¿Ve?

Ahora, encontramos que cuando, a través de la profecía bíblica, desde el Génesis en adelante, se anunció (desde Génesis a Malaquías), se anunció la Venida del Señor, encontramos que el diablo estuvo tratando de imitar la Primera Venida de Cristo. Y por eso cuando apareció Jesucristo, Él dijo: “Los que vinieron antes que yo, son ladrones y son robadores, son engañadores; pero las ovejas no los escucharon”[8]. ¿Ven? Habían venido imitadores.

Por eso también decían que antes de Jesús había venido Teudas y Judas, y habían llevado muchos discípulos tras sí; pero cuando murieron todo quedó disuelto. Y entonces… ese fue Gamaliel, el que dijo eso; y dijo: “Así que dejen estos hombres; porque si esta obra es de los hombres, va a pasar lo mismo; pero si esta obra es de Dios, nadie la podrá destruir; no vaya a ser que nosotros vayamos a ser hallados resistiendo a Dios”[9].

Porque las personas cuando luchan en contra de la Obra de Dios, lo entiendan o no lo entiendan, casi siempre cuando luchan es porque no entienden que esa es la Obra de Dios, y están ciegos a la Obra de Dios; y aunque digan que aman a Dios están actuando en contra de Dios, están luchando en contra de Dios.

Y ahora, encontramos que las personas tienen que ser cuidadosas y orar mucho a Dios siempre, para que en ningún momento se encuentren luchando en contra de la Obra de Dios; porque eso es estar luchando en contra del mismo Dios.

Y la Obra de Dios, encontramos que, de edad en edad y de dispensación en dispensación, ha sido realizada por el mismo Dios a través de Sus profetas mensajeros. Dice San Pablo en Hebreos, capítulo 1… en Hebreos, capítulo 1, dice el gran apóstol San Pablo: “Dios…”, capítulo 1, verso 1 en adelante:

“Dios, habiendo hablado muchas veces y de muchas maneras en otro tiempo a los padres por los profetas”.

¿Cómo habló Dios en el Antiguo Testamento? Por medio de los profetas que Él envió, a través de los cuales el Ángel de Jehová se veló en ellos y se reveló a través de ellos.

Toda revelación tiene que venir por medio de un profeta; porque la Palabra viene a los profetas de Dios para cada edad y para cada dispensación. “Porque no hará nada el Señor Jehová, sin que antes revele Sus secretos a Sus siervos Sus profetas”, dice Amós, capítulo 3, verso 7.

Y “no solamente de pan vivirá el hombre, sino de toda Palabra que sale de la boca de Dios”[10].

¿Y cómo ha salido la Palabra de Dios para el pueblo? Ha salido a través de los profetas; porque los profetas son la boca de Dios para el tiempo en que Dios los envía, y por eso Dios coloca Su Palabra en la boca de Sus profetas.

Dios le dijo a Moisés: “Yo pondré Mi Palabra en tu boca, y tú hablarás lo que Yo te diga, lo que Yo te muestre”[11].

También en Deuteronomio, capítulo 18, verso 15, dice:

“Profeta de en medio de ti, de tus hermanos, como yo, te levantará Jehová tu Dios; a él oiréis”.

Luego, en el verso 18 en adelante, dice, de este mismo capítulo 18 de Deuteronomio:

“Profeta les levantaré de en medio de sus hermanos, como tú; y pondré mis palabras en su boca, y él les hablará todo lo que yo le mandare”.

¿Dónde Dios coloca Su Palabra? En la boca del profeta que Él envía. ¿Y qué habla ese profeta? La Palabra que Dios ha colocado en la boca de ese profeta.

Dios le habla a ese profeta a su alma, a su espíritu; y ese profeta oye la Voz de Dios porque tiene las dos consciencias juntas para poder escuchar en otra dimensión la Voz de Dios a través del Ángel de Jehová, del Ángel del Pacto.

Porque Dios no hace nada, ni habla nada, a menos que sea por medio de Su Ángel, el Ángel de Jehová, el Ángel del Pacto, que es Cristo en Su cuerpo angelical; por medio de Cristo en Su cuerpo angelical, que es el Verbo que era con Dios y era con Dios, y por medio del cual creó todas las cosas, y el cual luego se hizo carne y habitó en medio del pueblo hebreo.

Vean, por medio de Cristo, el Ángel del Pacto, el Verbo que era con Dios, Dios creó todas las cosas, las habló a existencia. “En el principio creó Dios los cielos y la tierra”[12]. Dios hablando por medio del Ángel de Jehová, del Verbo, que es Jesucristo en Su cuerpo angelical; así fue que Dios creó todas las cosas.

Y ahora, Dios habla por medio de Su Ángel, el Ángel de Jehová; y para comunicarle todo a la raza humana, pues usa siempre un profeta, un hombre con las dos consciencias juntas, el cual escucha la Voz de Dios a través del Ángel de Jehová, a través de Cristo en Su cuerpo angelical.

Y ahora, encontramos que por eso es que Dios ha enviado siempre profetas a Su pueblo.

Algunas personas piensan que, por cuanto Cristo dijo: “Los profetas y la Ley hasta Juan profetizaron”[13], piensan que ya Dios no tiene más profetas; pero eso no significa que Dios no va a tener más profetas, sino que los profetas de la Ley llegaron hasta Juan.

Pero ¿y qué de los profetas de la Dispensación de la Gracia? ¿Y qué del profeta de la Dispensación del Reino? ¿Ven? Hay profetas de edades y hay profetas dispensacionales.

¿Qué de los Dos Olivos de Apocalipsis 11?, los Dos Ungidos que están delante de la presencia de Dios. Los Dos Olivos son los ministerios de Moisés y Elías, que estarán en el Ángel que viene con el Sello del Dios vivo en Apocalipsis, capítulo 7.

El Sello del Dios vivo es el Espíritu Santo, Cristo, el Ángel del Pacto; por lo tanto, Cristo, el Ángel del Pacto, vendrá manifestado en el Ángel que viene y que sube de donde nace el sol.

A través de ese Ángel es que Cristo se revelará al pueblo hebreo, y llamará y juntará 144.000 hebreos, 12.000 de cada tribu. En Él estarán manifestados los ministerios de los Dos Olivos y de los Dos Candeleros que están delante de la presencia de Dios; por lo tanto, estará la Palabra de Dios puesta en la boca del Ángel que viene con el Sello del Dios vivo; y viene con los dos ministerios: los ministerios de Moisés y de Elías.

Ahora, dice [Deuteronomio 18:19]:

“Mas a cualquiera que no oyere mis palabras que él hablare en mi nombre, yo le pediré cuenta”.

Dios le pedirá cuenta a toda persona que no escuche la Voz de Dios a través del profeta que Él envía para cada tiempo.

Cada persona está llamada a escuchar la Voz de Dios a través del profeta que Dios envía para el tiempo en que la persona está viviendo. Esa es la Palabra que sale de la boca de Dios para el pueblo, para esa edad o para esa dispensación; y esa es la Palabra de vida eterna para el pueblo, y esa es la Palabra vindicada para el pueblo. Por medio de ese mensajero es que viene el Mensaje de Dios para esa edad o para esa dispensación.

Ahora, veamos Zacarías, capítulo 7, verso 11 al 12, donde dice:

“Pero no quisieron escuchar (o sea, el pueblo hebreo), antes volvieron la espalda, y taparon sus oídos para no oír;

y pusieron su corazón como diamante, para no oír la ley ni las palabras que Jehová de los ejércitos enviaba por su Espíritu, por medio de los profetas primeros; vino, por tanto, gran enojo de parte de Jehová de los ejércitos”.

Ahora, ¿cómo es que Dios hablaba al pueblo hebreo y el pueblo hebreo no quiso escuchar la Voz de Dios? Dios hablaba por Su Espíritu a través de los profetas.

O sea que Dios por medio del Ángel del Pacto, el Ángel de Jehová, hablaba a través de los profetas; se velaba y se revelaba a través de cada profeta el Ángel del Pacto, el Ángel de Jehová; y eso era Dios velado y revelado por medio de cada profeta que Él envió en el Antiguo Testamento; y así también es con los mensajeros que Él ha enviado en el Nuevo Testamento.

Así fue también con Jesús, en quien moró la plenitud de la Divinidad corporalmente; por lo tanto, en Jesús estaba el Padre y el Espíritu Santo; en Jesús estaba todo, la plenitud de la Deidad: Padre, Hijo y Espíritu Santo, todo en la persona de Jesús de Nazaret.

Si no estaba el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo en Jesús, entonces no estaba la plenitud de la Deidad, de la Divinidad, morando en un cuerpo de carne. Pero sabemos que Jesús dijo: “El Padre que mora en mí, Él hace las obras. Y yo lo que oigo del Padre, eso es lo que yo hablo. Y como el Padre obra, así yo obro. Y mi Padre hasta ahora obra, y yo obro”[14]. Y Él también decía: “Yo no hablo nada de mí mismo; sino que lo que yo oigo al Padre hablar, eso es lo que yo hablo”.

Y cuando Juan el Bautista bautizó a Jesús, Juan vio al Espíritu Santo viniendo sobre Jesús, y permaneció sobre Él[15].

También el mismo Jesús, citando Isaías, capítulo 61…; Él lo cita en el capítulo 4 de San Lucas. Vean lo que dice: capítulo 4, verso 16 en adelante, dice:

“Vino a Nazaret, donde se había criado; y en el día de reposo entró en la sinagoga, conforme a su costumbre, y se levantó a leer.

Y se le dio el libro del profeta Isaías; y habiendo abierto el libro, halló el lugar donde estaba escrito:

El Espíritu del Señor está sobre mí…”.

¿Estaba o no estaba el Espíritu Santo en Jesús? ¡Claro que sí! El Espíritu de Dios estaba en Jesús.

“Por cuanto me ha ungido para dar buenas nuevas a los pobres;

Me ha enviado a sanar a los quebrantados de corazón;

A pregonar libertad a los cautivos,

Y vista a los ciegos;

A poner en libertad a los oprimidos;

A predicar el año agradable del Señor.

Y enrollando el libro, lo dio al ministro, y se sentó; y los ojos de todos en la sinagoga estaban (puestos) en él.

Y comenzó a decirles: Hoy se ha cumplido esta Escritura delante de vosotros”.

Ahora, podemos ver cómo Cristo da testimonio que el Espíritu de Dios está sobre Él.

También, cuando Él habla del Espíritu Santo, del Consolador, Él dice que está el Consolador con ellos[16]; porque está ¿dónde? Está en Jesús; porque en Jesús está Dios con Su cuerpo angelical, llamado el Ángel de Jehová, está dentro del velo de carne llamado Jesús.

Ahora, vean cómo Cristo, hablando de Sus ovejas que el Padre le dio, vean lo que nos dice aquí: en el capítulo 10 de San Juan, versos 27… 25 en adelante, dice Jesús… 24, dice:

“Y le rodearon los judíos y le dijeron: ¿Hasta cuándo nos turbarás el alma? Si tú eres el Cristo, dínoslo abiertamente”.

Hay personas que quieren saber la Verdad, que quieren saber quién es la persona en el Programa de Dios; si es un mensajero de Dios, quién es; si es un profeta de Dios, o qué es; pero no quieren saberlo para creer, sino para criticarlo, para rechazarlo y tratar de destruirlo.

“Si tú eres el Cristo, dínoslo abiertamente.

Jesús les respondió: Os lo he dicho, y no creéis; las obras que yo hago en nombre de mi Padre, ellas dan testimonio de mí;

pero vosotros no creéis, porque no sois de mis ovejas, como os he dicho”.

Y aunque eso es una palabra dura, era la Verdad, con esas personas que no creían en Cristo, y siempre estaban tratando de que Cristo les dijera que Él era el Cristo, que Él era el Mesías, ¿para qué? Para condenarlo, para acusarlo delante del Sanedrín y delante del… – delante del Concilio de la religión hebrea (que es el Sanedrín), y delante del sumo sacerdote; para que lo declararan un hombre blasfemo, un hombre que estaba blasfemando, y un hombre que era un falso profeta, y que era un loco, según ellos.

Por lo tanto, eso era lo que ellos querían hacer con Jesús: que Él hablara de quién Él era, para entonces acusarlo y decir que Él era un falso profeta.

Vean, cuando lo crucificaron y lo colocaron en la tumba, en la tumba de José de Arimatea, colocaron luego una piedra grande sobre la entrada, la boca de la cueva…; porque era una cueva la tumba de José, la cual era nueva.

Y si usted llega a ir en alguna ocasión a Israel, trate de ver las tumbas donde están los profetas, como Zacarías y otros profetas; y para usted ver esas tumbas, usted tiene que entrar dentro de una cueva, tiene que bajar, y luego va por un camino subterráneo, y a un lado y al otro usted encontrará huecos; y esas son las tumbas donde hay profetas enterrados allí, según ellos; pues en la resurrección los santos del Antiguo Testamento ya resucitaron[17]. Pero vean, ellos todavía piensan que están, pero…, lo que estaba era el cuerpo, pero ya ellos están con Cristo, con Dios.

Ahora, encontramos que colocaron una piedra grande en la boca de la entrada de la cueva, de la tumba donde Jesús fue sepultado, y pidieron luego que colocaran unos guardias para que vigilaran; dijeron: “Porque ese engañador dijo que iba a resucitar al tercer día”[18].

Vean, decían que era un engañador. Así trataban al Ángel de Jehová, al Ángel del Pacto hecho carne; así trataban al Verbo, que era con Dios y era Dios, el cual se hizo carne y habitó en medio del pueblo hebreo[19]. Pero Cristo dijo a ellos: “Ciegos guías de ciegos”[20].

Y cuando una persona está ciega espiritualmente, no puede ver lo que Dios está cumpliendo conforme a lo que Él prometió en Su Palabra, conforme a las profecías bíblicas, no puede ver el cumplimiento de esas profecías bíblicas; y no puede ver el hombre prometido para ese tiempo. ¿Por qué? Porque si la persona está ciega espiritualmente, no puede ver el mensajero de Dios, ya sea un mensajero de una edad o un mensajero de una dispensación. Siempre Dios envía un mensajero, a través del cual llama y junta Sus escogidos en cada edad.

Ahora, encontramos que en el Antiguo Testamento el Ángel de Jehová, el Ángel del Pacto, estuvo manifestándose de etapa en etapa, de edad en edad, por medio de los mensajeros que Él envió para cada ocasión, y estuvo hablando por medio de ellos; y luego de Juan el Bautista, encontramos que apareció Jesús: era el Verbo, que era con Dios y era Dios, el Ángel de Jehová hecho carne en medio del pueblo hebreo.

Y ahora, les dije que era el Ángel de Jehová, y vean dónde está: en Malaquías, capítulo 3, verso 1, dice:

“He aquí, yo envío mi mensajero, el cual preparará el camino delante de mí; y vendrá súbitamente a su templo el Señor a quien vosotros buscáis, y el ángel del pacto, a quien deseáis vosotros. He aquí viene, ha dicho Jehová de los ejércitos”.

¿Quién vendría? El Señor, a quien buscaba el pueblo hebreo; el Ángel del Pacto, el Ángel de Jehová, a quien deseaba el pueblo hebreo. ¿Y cómo vendría? Vendría en carne humana; y Él sería el Mesías, el cual establecería un Nuevo Pacto para todo ser humano, incluyendo al pueblo hebreo y también a los gentiles; porque en este Nuevo Pacto pueden entrar hebreos y gentiles también.

Y con todo el Programa Divino del Nuevo Pacto, entran a ese Nuevo Pacto hebreos y gentiles, y forman el pueblo de Dios, el pueblo celestial de Dios, que es la Iglesia del Señor Jesucristo, el cual es el Israel celestial; y el cual es el pueblo de sacerdotes, un pueblo de sacerdotes, un Reino de sacerdotes.

Ahora, hemos visto este misterio de la Primera Venida de Cristo. Era nada menos que el Ángel de Jehová, el Ángel del Pacto, el cual se manifestaba por medio de los profetas; aparecía también a diferentes profetas y diferentes personas en forma de una luz: la Columna de Fuego; y también aparecía en forma de un hombre: un Ángel de otra dimensión.

Encontramos que luego se hizo carne y habitó en medio de la raza humana, y fue conocido por el nombre de Jesús. Luego que murió, resucitó y ascendió al Cielo victorioso, en cuerpo glorificado: fue glorificado y se sentó en el Trono de Dios en el Cielo; y ha estado en el Cielo haciendo intercesión con Su propia Sangre por todas las personas que tienen sus nombres escritos en el Cielo, en el Libro de la Vida del Cordero.

Por lo tanto, siendo que el Libro de la Vida del Cordero es el Libro de los Siete Sellos, el Libro de los Siete Sellos comenzó a manifestarse desde que Cristo murió, resucitó y ascendió al Cielo, y descendió en forma del Espíritu Santo el Día de Pentecostés; de ahí en adelante el Libro de los Siete Sellos ha estado siendo manifestado.

El Día de Pentecostés hubo un estruendo, un trueno fuerte; un viento recio; llenó toda la casa allá donde estaban sentados los que estaban esperando la promesa de Cristo. Capítulo 2, verso 1 en adelante, dice, del libro de los Hechos:

“Cuando llegó el día de Pentecostés, estaban todos unánimes juntos.

Y de repente vino del cielo un estruendo como de un viento recio que soplaba, el cual llenó toda la casa donde estaban sentados;

y se les aparecieron lenguas repartidas, como de fuego, asentándose sobre cada uno de ellos.

Y fueron todos llenos del Espíritu Santo, y comenzaron a hablar en otras lenguas, según el Espíritu les daba que hablasen.

Moraban entonces en Jerusalén judíos, varones piadosos, de todas las naciones bajo el cielo.

Y hecho este estruendo, se juntó la multitud; y estaban confusos, porque cada uno les oía hablar en su propia lengua.

Y estaban atónitos y maravillados, diciendo: Mirad, ¿no son galileos todos estos que hablan?

¿Cómo, pues, les oímos nosotros hablar cada uno en nuestra lengua en la que hemos nacido?

Partos, medos, elamitas, y (todos) los que habitamos en Mesopotamia, en Judea, en Capadocia, en el Ponto y en Asia,

en Frigia y Panfilia, en Egipto y en las regiones de África más allá de Cirene, y romanos aquí residentes, tanto judíos como prosélitos,

cretenses y árabes, les oímos hablar en nuestras lenguas las maravillas de Dios.

Y estaban todos atónitos y perplejos, diciéndose unos a otros: ¿Qué quiere decir esto?

Mas otros, burlándose, decían: Están llenos de mosto”.

Siempre están los burladores cuando Dios está bendiciendo a Su pueblo. Pero los burladores están bajo maldición; por cuanto se burlan, no pueden recibir las bendiciones de Dios; por lo tanto, las maldiciones de Dios están sobre esas personas.

Ahora, luego de ese trueno ¿qué sucedió? Todos estaban perplejos. Sigue diciendo el verso 14:

“Entonces Pedro, poniéndose en pie con los once, alzó la voz y les habló diciendo: Varones judíos, y todos los que habitáis en Jerusalén, esto os sea notorio, y oíd mis palabras.

Porque estos no están ebrios, como vosotros suponéis, puesto que es la hora tercera del día (o sea que era de 8:00 a 9:00 de la mañana).

Mas esto es lo dicho por el profeta Joel:

Y en los postreros días, dice Dios,

Derramaré de mi Espíritu sobre toda carne,

Y vuestros hijos y vuestras hijas profetizarán;

Vuestros jóvenes verán visiones,

Y vuestros ancianos soñarán sueños;

Y de cierto sobre mis siervos y sobre mis siervas en aquellos días

Derramaré de mi Espíritu, y profetizarán.

Y daré prodigios arriba en el cielo,

Y señales abajo en la tierra,

Sangre y fuego y vapor de humo;

El sol se convertirá en tinieblas,

Y la luna en sangre,

Antes que venga el día del Señor,

Grande y manifiesto;

Y todo aquel que invocare el nombre del Señor, será salvo”.

Luego, en el mismo capítulo 2, verso 34 en adelante, dice: “Porque David no subió a los cielos…”; 32 en adelante:

“A este Jesús resucitó Dios, de lo cual todos nosotros somos testigos.

Así que, exaltado por la diestra de Dios, y habiendo recibido del Padre la promesa del Espíritu Santo, ha derramado esto que vosotros veis y oís.

Porque David no subió a los cielos; pero él mismo dice:

Dijo el Señor a mi Señor:

Siéntate a mi diestra,

Hasta que ponga a tus enemigos por estrado de tus pies.

Sepa, pues, ciertísimamente toda la casa de Israel, que a este Jesús a quien vosotros crucificasteis, Dios le ha hecho Señor y Cristo.

Al oír esto, se compungieron de corazón, y dijeron a Pedro y a los otros apóstoles: Varones hermanos, ¿qué haremos?

Pedro les dijo: Arrepentíos, y bautícese cada uno de vosotros en el nombre de Jesucristo para perdón de los pecados; y recibiréis el don del Espíritu Santo.

Porque para vosotros es la promesa, y para vuestros hijos, y para todos los que están lejos; para cuantos el Señor nuestro Dios llamare.

Y con otras muchas palabras testificaba y les exhortaba, diciendo: Sed salvos de esta perversa generación.

Así que, los que recibieron su palabra fueron bautizados; y se añadieron aquel día como tres mil personas”.

Ahora vean, aunque hubo burladores allí, hubo también personas serias. Porque un burlador no se puede conceptuar como una persona seria; pero una persona que toma en serio las cosas de Dios es reconocido por Dios como una persona seria, sea un anciano, sea una persona adulta, sea un joven o sea un niñito; no importa la edad que tenga, el que toma las cosas de Dios en serio: Dios lo tiene como una persona seria.

El que se mofa de las cosas de Dios, y en vez de ayudar a la Obra de Dios y al Programa de Dios lo que hace es desayudar, se convierte en una persona que no es, delante de Dios y para Dios, no es una persona seria, porque no ha tomado las cosas de Dios en serio; por lo tanto, la maldición de Dios viene sobre esa persona: esa persona pierde la oportunidad de vivir eternamente en el Reino de Cristo.

Ahora, hay personas serias, pero lo importante es que nosotros seamos serios para Dios; porque una persona puede ser muy seria humanamente hablando, pero si no toma las cosas de Dios en serio, entonces no es seria para Dios. O sea, uno debe entender cómo Dios ve a uno; y Dios juzga el corazón[21].

Por lo tanto, lo que las personas hablan sale ¿de dónde? Del corazón. Así que nadie debe burlarse de las cosas de Dios, sino más bien ayudar a las cosas de Dios, al Programa de Dios, a la Iglesia, para que las bendiciones de Dios vengan sobre las personas; y así Dios abra las ventanas de los Cielos y bendiga a todas las personas.

Ahora, vemos que el Día de Pentecostés hubo un trueno, y el Libro de los Sellos se abrió: en cuanto a comenzar a cumplirse el contenido del Libro de los Siete Sellos, se abre el Programa contenido en el Libro de los Siete Sellos. Aunque el Libro permanecía o ha permanecido en la diestra de Dios cerrado, pero Cristo ha estado cumpliendo el Programa contenido en el Libro de los Siete Sellos para los hijos e hijas de Dios que tienen sus nombres escritos en el Libro de los Siete Sellos, que es el Libro de la Redención, el Libro de la Vida del Cordero.

Y desde el Día de Pentecostés encontramos que con un trueno se abrió, en cuanto a cumplimiento, y comenzó a cumplirse el Libro de los Sellos. El Primer Sello comienza ahí a abrirse, y comienza Dios a cumplir, Cristo a cumplir, el contenido de ese Libro – de ese Sello contenido en el Libro de los Siete Sellos, y comienza Cristo a hacer la Obra de Dios contenida en ese Primer Sello.

Aunque también bajo ese Primer Sello, el diablo también se mueve para combatir la Obra de Dios. Y por eso en el Primer Sello aparece un jinete en un caballo blanco, el cual es el diablo, el anticristo[22].

Ahora, encontramos que, con el comienzo de la Dispensación de la Gracia, el Libro de los Siete Sellos —en cuanto a cumplimiento— comienza a cumplirse, comienza a abrirse el cumplimiento del Libro de los Siete Sellos.

Y en los primeros tres Sellos encontramos el tiempo desde el Día de Pentecostés hasta el final de la séptima edad de la Iglesia entre los gentiles; o sea, hasta la séptima edad de la Iglesia.

Luego encontramos que, en la Obra de Dios bajo esos Sellos, Cristo ha estado trabajando en el Programa de Dios, y ha estado llamando y juntando Sus escogidos de edad en edad. ¿Dónde los ha estado juntando? En Su Cuerpo Místico de creyentes, que es Su Iglesia; Cristo en los apóstoles, y Cristo en cada ángel mensajero. Y así Cristo se veló y se reveló, de edad en edad, en carne humana, en el mensajero de cada edad; y por medio del mensajero de cada edad Cristo llamó y juntó Sus escogidos de cada edad.

El reverendo William Branham, hablándonos de cómo Dios obró por medio de los mensajeros de cada edad, dice en la página 265 del libro de Las Edades:

96. Como ya hemos mencionado, Jesús se identifica con el mensajero de cada edad. Ellos reciben de Él la revelación de la Palabra para cada edad. Esta revelación de la Palabra saca del mundo a los escogidos de Dios y los coloca en unión completa con Cristo Jesús. Estos mensajeros son llamados estrellas porque brillan con una Luz prestada o reflejada, la Luz del Hijo, Jesús. También son llamados estrellas porque son ‘portadores de luz’ en la noche. Así que en la oscuridad del pecado, ellos traen la Luz de Dios a Su pueblo”.

Y ahora vean cómo son llamados y colocados en unión completa con Cristo, en el Cuerpo Místico de Cristo, todos los escogidos de Dios, de edad en edad. Es Cristo en Espíritu Santo velado y revelado en cada ángel mensajero, llamando y juntando Sus escogidos. Él dijo: “También tengo otras ovejas que no son de este Redil, las cuales también debo traer, y oirán mi Voz; y habrá un Rebaño, y un Pastor”. San Juan, capítulo 10, versos 14 al 16.

Es por medio de cada mensajero que Cristo habla, y las ovejas de Cristo oyen Su Voz; así como Dios habló por medio de los profetas en el Antiguo Testamento.

Y ahora, desde el Día de Pentecostés en adelante encontramos que, con ese trueno, se abrió el Libro de los Sellos en cuanto a cumplimiento, comenzó a cumplirse el Libro de los Sellos; pero el Libro de los Sellos en sí ha permanecido en la diestra de Dios, porque es el Título de Propiedad.

Pero Cristo tiene que cumplir lo que está escrito en el Libro de la Vida del Cordero, el Libro de los Siete Sellos: tiene que llamar y juntar todas esas personas que tienen sus nombres escritos allí, tiene que llamar y juntar todas esas almas que tienen sus nombres escritos allí.

Ahora, el nombre escrito allí, en el Libro de la Vida del Cordero, no es el nombre que la persona haya recibido de sus padres, sino el nombre que Dios le colocó desde antes de la fundación del mundo a la persona. O sea que, antes de sus padres colocarle un nombre a ustedes, ya Dios nos había colocado el nombre; porque Él es nuestro Padre, y, como Padre, Él colocaría el nombre a Sus hijos.

Y así como los padres planifican cuántos hijos van a tener, Dios planificó cuántos hijos iba a tener. Y así como los padres buscan el nombre que le van a poner a sus hijos antes de tener a sus hijos; Dios, antes de ser manifestados en la Tierra los hijos e hijas de Dios, ya Dios escribió en el Libro de la Vida del Cordero (que es el Libro de los Siete Sellos) el nombre que tendrá cada uno de Sus hijos.

Por eso esas son las ovejas que el Padre le ha dado a Cristo; y oirán la Voz de Cristo en el tiempo que les toca vivir, porque es Cristo llamando por su nombre, por el nombre de cada oveja, llamándolas. Cristo dice de esto, en el capítulo 10… capítulo 10 de San Juan, dice…, verso 1 en adelante:

“De cierto, de cierto os digo: El que no entra por la puerta en el redil de las ovejas, sino que sube por otra parte, ese es ladrón y salteador.

Mas el que entra por la puerta, el pastor de las ovejas es.

A este abre el portero, y las ovejas oyen su voz; y a sus ovejas llama por nombre, y las saca.

Y cuando ha sacado fuera todas las propias, va delante de ellas; y las ovejas le siguen, porque conocen su voz.

Mas al extraño no seguirán, sino (que) huirán de él, porque no conocen la voz de los extraños”.

Y ahora, vean cómo el mismo Cristo dice que Él las llama por su nombre.

Ahora, podemos ver que cuando Dios llama a cada persona que tiene su nombre escrito en el Cielo, en el Libro de la Vida del Cordero, lo está llamando acá, en su alma; porque cuando Dios le ha puesto nombre a la persona: le ha puesto nombre al alma de la persona; y luego va a ser manifestado ese nombre cuando tengamos el cuerpo nuevo y glorificado.

Así que podemos ver que hay un nombre nuevo; pero el nombre nuevo es el nombre que Dios escribió en el Libro de la Vida del Cordero para cada uno de ustedes y para mí también. Por lo tanto, el nombre nuevo es un nombre eterno que Él colocó para cada uno de Sus hijos; y todo hijo viene en el nombre (¿de quién?) de su padre. Así que ahí hay un misterio grande; pero cuando tengamos el nuevo cuerpo, ahí vamos a entender muy bien ese misterio.

Ahora… Vean, por eso también dice en Apocalipsis, capítulo 3, verso 12:

“Al que venciere, yo lo haré columna en el templo de mi Dios, y nunca más saldrá (fuera)… nunca más saldrá de allí; y escribiré sobre él el nombre de mi Dios, y el nombre de la ciudad de mi Dios, la nueva Jerusalén, la cual desciende del cielo, de mi Dios, y mi nombre nuevo”.

Él coloca ese Nombre sobre un Vencedor; ese Vencedor tiene que ser un hijo.

Ahora, vamos a dejar eso quietecito ahí. Porque es lo mismo que cuando recibe la Piedrecita blanca con un Nombre nuevo, el cual ninguno entiende sino aquel que lo recibe; aquel que recibe ese Nombre nuevo es el que lo entiende[23].

Y en Apocalipsis, capítulo 19, el Jinete del caballo blanco de Apocalipsis 19, que es Cristo, el Ángel del Pacto, el Espíritu Santo, viene con un Nombre que nadie entiende sino Él mismo; y Su Nombre es el Verbo de Dios. El Verbo de Dios en Su regreso: eso es el Séptimo Sello. Ahora, Él viene con un Nombre nuevo.

Y ahora, de los siete ángeles que le aparecieron al reverendo William Branham…; él dice que fueron siete ángeles; y él fue arrebatado y fue colocado con ellos en esa nube (cuando él estuvo en esa nube formada por ángeles); entonces ya eran ocho ángeles allí. Lo que sucede es que cuando él dice que vio y llegaron a él siete ángeles, pues él está contando esos siete ángeles, pero él no se está contando él mismo.

Pero si usted es el que cuenta todos los ángeles, estando ya el reverendo William Branham con esos ángeles en esa constelación, en esa nube…, pues ellos estaban en cuerpos angelicales, como también el reverendo William Branham: salió de su cuerpo físico, fue en el cuerpo angelical, y fue arrebatado por el Ángel que era diferente a los demás (fue el que se lo llevó), y fue colocado con todos esos ángeles.

Ahí estaban los siete ángeles de las siete edades, comenzando con San Pablo y terminando con el reverendo William Branham; pero el Ángel que era diferente a los demás y que se lo llevó, dice el reverendo William Branham que es el Ángel…, el Ángel más sobresaliente, y el Ángel que era diferente a los demás, y que tenía más importancia para él.

Vamos a leerlo aquí en la página 469, primer párrafo, dice [Los Sellos]:

153. ¿Y notaron que dije que uno de esos ángeles era muy raro? Me pareció muy distinto a los demás. Estaban en una constelación con tres a cada lado y uno arriba; y el que estaba a mi lado, contando desde la izquierda hacia la derecha, ese sería el séptimo Ángel. Él era más brillante y significaba más para mí que los demás. Les dije que tenía el pecho así robusto y estaba volando hacia el oriente. Les dije también que: ‘Me levantó, me alzó’. ¿Se acuerdan?

154. Ahora, ¡aquí está! Era el que tenía el Séptimo Sello, lo cual he mantenido como una pregunta en mi mente toda mi vida”.

Y ahora, el Séptimo Sello está ligado a un Ángel, el cual apareció con seis ángeles más al reverendo William Branham. Y al arrebatar al reverendo William Branham y colocarlo en cuerpo angelical, junto con esos otros ángeles, entonces el que era el séptimo, al ser colocado otro ángel…; el cual, el nuevo que fue colocado, que fue subido y colocado allí, fue el reverendo William Branham, el cual es el séptimo ángel de la séptima edad.

Por lo tanto, el que estaba como séptimo ángel, el Ángel diferente a los demás, ahora viene a ser el octavo ángel. Porque el séptimo ángel que fue subido: el ángel de la séptima edad, fue subido; y contando a los siete ángeles de la Iglesia, entonces el otro Ángel (que era diferente a los demás) viene a ser el octavo ángel mensajero.

Para una octava edad de la Iglesia, que es la Edad de la Piedra Angular, tiene que ser manifestado ese Ángel Mensajero que tiene el Séptimo Sello. O sea que el misterio del Séptimo Sello está ligado al Ángel que arrebató al reverendo William Branham, y que vino a ser el líder de todos los ángeles de las siete edades.

Ahora, este es el misterio que gira alrededor del Séptimo Sello. Este misterio contenido en el Séptimo Sello, vean, está ligado a un Ángel que es diferente a los demás, está ligado a la Venida del Señor. Y ahora, este misterio es tan grande que causó silencio en el Cielo como por media hora. Este es el misterio que corresponde, en su manifestación, al Cuarto Sello.

El misterio del Séptimo Sello es manifestado bajo el Cuarto Sello; así como el misterio de los ángeles mensajeros de las siete edades ha sido manifestado en los tres primeros Sellos; y en los tres primeros Sellos está recogida la Obra que Cristo ha hecho a través de los apóstoles y de los siete ángeles mensajeros de las siete edades.

Estos mensajeros fueron mensajeros ungidos con el Espíritu Santo, fueron mensajeros ungidos por Cristo, el Ángel de Jehová, el Ángel del Pacto; fueron los mensajeros en los cuales se veló y se reveló Cristo, el Ángel del Pacto, en Espíritu Santo.

Luego de las siete edades y de los siete ángeles mensajeros, ¿qué queda para la Iglesia de Jesucristo? Lo que queda es el Cuarto Sello para ser cumplido. Y bajo el cumplimiento del Cuarto Sello es que Cristo hace la Obra correspondiente a este tiempo final; y es que también el diablo se levanta en contra de la Iglesia de Jesucristo: el diablo en el anticristo, el hombre de pecado, en el recorrido del anticristo en el caballo cuarto, el caballo amarillo, de Apocalipsis, capítulo 6; donde dice la Escritura… capítulo 6, verso 7 al 8, dice:

“Cuando abrió el cuarto sello, oí la voz del cuarto ser viviente, que decía: Ven y mira”.

Recuerden que el cuarto ser viviente es el que tiene rostro de águila[24]. El primer ser viviente que le habló a Juan, diciéndole: “Ven y mira”, fue el que tenía rostro de león[25]. El segundo ser viviente que le habló a Juan para ver el Segundo Sello, fue el que tenía rostro de becerro[26]. Y el tercero que le habló a Juan, el tercer ser viviente que le habló a Juan, era el que tenía rostro de hombre; rostro como de hombre tenía el tercero[27]. Y el cuarto que le habló a Juan para que viera lo que estaba en el Cuarto Sello, tenía rostro de águila.

Ahora, recuerden que:

  • Rostro de águila: nos habla del tiempo de profetas.
  • Rostro de hombre: es el tiempo de los reformadores.
  • Rostro de buey: es el tiempo del sacrificio, donde el cristianismo estuvo pasando por una etapa bajo el oscurantismo, una etapa muy terrible.
  • Y rostro de león: es el rostro allá de los apóstoles: de San Pablo…, donde estaba en la etapa de rostro de león; en donde Cristo envió Su poder de León para contrarrestar al enemigo de Dios, al diablo.

Estos poderes son cuatro poderes: rostro de león, rostro de buey, rostro de hombre y rostro de águila.

Ahora, Cristo envía Su poder de rostro de águila para contrarrestar al jinete del caballo amarillo; así como cada poder, representado en cada rostro, combatió al anticristo en el recorrido que tuvo en cada uno de los caballos anteriores.

Y ahora, estamos en la etapa de rostro de águila; lo cual nos habla también de una etapa de profetas; porque los profetas son representados en águilas, y Dios también se representa en águilas, y Dios representa Su pueblo en águilas también. Por eso cuando habla de Israel, dice que los llevó a Sí mismo como el águila lleva a sus aguiluchos[28].

Ahora, bajo el Cuarto Sello es que el Séptimo Sello es manifestado.

Ahora, cuando buscamos la historia de la Iglesia del Señor Jesucristo durante el tiempo de los apóstoles, y durante el tiempo de las siete edades y los siete ángeles mensajeros, encontramos que se cumplieron los tres primeros Sellos del Libro de los Siete Sellos; y también el Quinto Sello se cumplió en ese tiempo, y del Quinto Sello solamente quedó una parte para ser cumplida bajo el Sexto Sello.

En el Quinto Sello aparecen las almas de los que habían sido decapitados, matados por la Palabra de Dios, que son los hebreos que fueron martirizados en los tiempos pasados, en la Inquisición y también por Hitler, Mussolini, Stalin, y otros dictadores.

Y ahora vean, aquí en el Quinto Sello dice, capítulo 6, verso 9 al 11, dice [Apocalipsis]:

“Cuando abrió el quinto sello, vi bajo el altar las almas de los que habían sido muertos por causa de la palabra de Dios y por el testimonio que tenían”.

Aquí Juan ve las almas de los que habían sido muertos por la Palabra de Dios y por el testimonio que ellos tenían; son los hebreos que fueron martirizados.

Ahora, veamos, están debajo del altar; y por cuanto no tienen cuerpos teofánicos de esa dimensión…; porque todo ser humano, el cuerpo que recibe es de la quinta dimensión, el cuerpo espiritual que recibe es de la quinta dimensión: el espíritu del mundo, al nacer; y por cuanto no son creyentes en Cristo, entonces no obtuvieron el nuevo nacimiento para tener un cuerpo angelical y estar en el Paraíso con un cuerpo angelical de esa dimensión celestial. Por lo tanto, lo que Juan ve son las almas, no los espíritus sino las almas; pero vean, esas almas están clamando.

“Y clamaban a gran voz diciendo: ¿Hasta cuándo, Señor, santo y verdadero, no juzgas y vengas nuestra sangre en los que moran en la tierra?”.

Están pidiendo venganza; y Cristo es el Vengador de la sangre. Cristo dijo: “No os venguéis vosotros mismos”[29].

Dios, en Deuteronomio y en el libro de Números, dice que Él vengará la sangre de Sus siervos. Vamos a ver aquí: Deuteronomio, capítulo 32, verso 43 en adelante, dice:

“Alabad, naciones, a su pueblo,

Porque él vengará la sangre de sus siervos,

Y tomará venganza de sus enemigos,

Y hará expiación por la tierra de su pueblo”.

Por lo tanto, las naciones que han perseguido al pueblo hebreo y los han martirizado, tendrán graves problemas en este tiempo final; porque Dios va a vengar la sangre de Sus siervos, la sangre del pueblo hebreo.

El pueblo hebreo tiene una bendición que dice: “El que te bendiga será bendito, y el que te maldiga será maldito”[30]. Por lo tanto, los que han maldecido al pueblo hebreo, y los que lo han perseguido y los han masacrado: las maldiciones de Dios caerán sobre esas personas, naciones, pueblos y lenguas. Por eso van a desaparecer muchas naciones de la faz de la Tierra; porque Dios vengará de esas naciones la sangre del pueblo hebreo.

También en Números, capítulo 35, verso 33, dice:

“Y no contaminaréis la tierra donde estuviereis; porque esta sangre amancillará la tierra, y la tierra no será expiada de la sangre que fue derramada en ella, sino por la sangre del que la derramó”.

Las naciones que han derramado la sangre de los hebreos y también la sangre de los cristianos, de la Iglesia de Jesucristo, van a tener graves problemas delante de Dios en el día de venganza del Dios nuestro, conforme a Isaías, capítulo 61.

Por lo tanto, en el Mensaje del Evangelio del Reino estará revelado el día de venganza del Dios nuestro y lo que va a suceder en el día de venganza del Dios nuestro, y podrán ser identificadas aun naciones por sus nombres y el juicio divino que va a venir sobre esas naciones; porque han perseguido al pueblo hebreo y también a la Iglesia del Señor Jesucristo.

San Pablo, hablando de la Iglesia de Jesucristo y de cada creyente en Cristo, dice que la Iglesia es el Templo del Señor, de Dios; y dice también que nosotros somos templos del Espíritu Santo, somos templos de Dios; y dice que el que destruya el Templo de Dios, Dios lo destruirá a él[31].

Por lo tanto, los que han estado destruyendo al Templo de Dios, la Iglesia de Jesucristo, y a las personas que son templo del Espíritu Santo: Dios los destruirá a ellos.

Cualquier persona puede decir: “Pero ya se murieron”. Esas personas están en el infierno y serán echadas al lago de fuego; van a ser juzgadas y echadas al lago de fuego. Y las naciones: pues las naciones están todavía, por lo tanto Dios juzgará a las naciones a base de cómo han actuado con relación al pueblo hebreo y con relación a la Iglesia del Señor Jesucristo.

En San Mateo, capítulo 25, nos habla algo ahí. Recuerden que si… una persona que dé un vaso de agua fresca a uno de estos pequeñitos no perderá su recompensa[32]; la recompensa es vida eterna.

Ahora, los que hagan algo en contra, o no hagan nada en favor…; vean, porque toda persona tiene la oportunidad de hacer algo en favor de la Iglesia de Jesucristo y cada hijo de Dios.

Vean, capítulo 25, verso 31 en adelante, dice [San Mateo]:

“Cuando el Hijo del Hombre venga en su gloria, y todos los santos ángeles con él, entonces se sentará en su trono de gloria (ese es el Trono de David),

y serán reunidas delante de él todas las naciones; y apartará los unos de los otros, como aparta el pastor las ovejas de los cabritos.

Y pondrá las ovejas a su derecha, y los cabritos a su izquierda.

Entonces el Rey dirá a los de su derecha: Venid, benditos de mi Padre, heredad el reino preparado para vosotros desde la fundación del mundo.

Porque tuve hambre, y me disteis de comer; tuve sed, y me disteis de beber; fui forastero, y me recogisteis;

estuve desnudo, y me cubristeis; enfermo, y me visitasteis; en la cárcel, y vinisteis a mí.

Entonces los justos le responderán diciendo: Señor, ¿cuándo te vimos hambriento, y te sustentamos, o sediento, y te dimos de beber?

¿Y cuándo te vimos forastero, y te (recibimos), o desnudo, y te cubrimos?

¿O cuándo te vimos enfermo, o en la cárcel, y vinimos a ti?

Y respondiendo el Rey, les dirá: De cierto os digo que en cuanto lo hicisteis a uno de estos mis hermanos más pequeños, a mí lo hicisteis”.

Y ahora, estas personas que como individuos entrarán a vida eterna (aparte de los hijos de Dios, aparte de los escogidos de Dios) son personas que le han ayudado a los hijos de Dios. Dice: “Por cuanto lo hicisteis a uno de estos mis hermanos más pequeños”; los hermanos más pequeños de Cristo son los miembros de la Iglesia de Jesucristo.

Cualquier persona que le haga un favor, que le ayude a un hijo de Dios, a un miembro de la Iglesia de Jesucristo: no perderá su recompensa; y la recompensa es vida eterna, entrar al Reino de Dios.

“Entonces dirá también a los de la izquierda: Apartaos de mí, malditos, al fuego eterno preparado para el diablo y sus ángeles”.

Y ahora, ¿por qué los va a echar al infierno a esas otras personas?:

“Porque tuve hambre, y no me disteis de comer; tuve sed, y no me disteis de beber;

fui forastero, y no me recogisteis; estuve desnudo, y no me cubristeis; enfermo, y en la cárcel, y no me visitasteis.

Entonces también ellos le responderán diciendo: Señor, ¿cuándo te vimos hambriento, sediento, forastero, desnudo, enfermo, o en la cárcel, y no te servimos?

Entonces les responderá diciendo: De cierto os digo que en cuanto no lo hicisteis a uno de estos más pequeños, tampoco a mí lo hicisteis.

E irán estos al castigo eterno, y los justos a la vida eterna”.

Es muy importante para todo ser humano ayudar a la Iglesia del Señor Jesucristo y a cada miembro de la Iglesia del Señor Jesucristo de buena voluntad; porque habrá siempre alguna necesidad para que haya oportunidad así para las personas, para que hagan algo en favor de los hijos e hijas de Dios.

Pero el que se da por desentendido y no quiere hacer nada en favor de la Iglesia de Jesucristo, pues será echado ¿dónde? Al fuego del infierno, preparado para el diablo y sus ángeles.

Así que podemos ver que aquí las personas que no harán nada en favor de la Iglesia en el tiempo que les ha tocado vivir, no tienen ninguna recompensa en ese juicio que Cristo va a hacer.

Esto también es así para las naciones. Por lo tanto, naciones que hayan perseguido a la Iglesia de Jesucristo y al pueblo hebreo, están colocadas en la posición de los que van a ser echados al fuego; y, por consiguiente, esas naciones van a tener graves problemas, y fuego atómico va a venir sobre ellos. Dice en Malaquías, capítulo 4:

“… he aquí, viene el día ardiente como un horno, y todos los soberbios y todos los que hacen maldad serán estopa; (y) aquel día que vendrá los abrasará (los quemará), ha dicho Jehová de los ejércitos, y no les dejará ni raíz ni rama”.

Así que podemos ver lo que viene para las naciones; y eso es el juicio divino. Habrá naciones que no podrán entrar al Reino Milenial de Cristo; y son muchas las que no podrán entrar.

Por lo tanto, todo eso que va a estar sucediendo, y los juicios divinos cayendo sobre la Tierra, será bajo el Cuarto Sello. Bajo el Cuarto Sello es que el anticristo se levantará en contra de Cristo y Su Iglesia; el anticristo con la cizaña (los hijos de las tinieblas, los hijos del maligno) se levantará en contra de Cristo y Su Iglesia.

El anticristo, con las naciones que le darán su poder y su autoridad, que son diez (con diez reyes), va a hacer guerra contra Cristo, el Jinete del caballo blanco de Apocalipsis, capítulo 17, verso 14 en adelante, y Apocalipsis, capítulo 19, verso 11 al 21. Pero dice la Escritura que harán guerra contra el Cordero, y el Cordero los vencerá, porque Él es Señor de señores y Rey de reyes.

Ahora, todo eso está bajo el Cuarto Sello. Y es bajo el Cuarto Sello que también la Iglesia del Señor Jesucristo llegará a su perfección; y vendrá una apretura (ahí es donde vendrá la apretura), y vendrá la… se completará la Iglesia de Jesucristo, y Cristo se levantará del Trono del Padre, resucitará a los muertos creyentes en Él, y a nosotros nos transformará.

Habrá una manifestación plena del poder de Cristo en Su Iglesia. Y lo que vimos en parte manifestado en las diferentes etapas de la Iglesia a través de los hombres poderosos, como los apóstoles y los siete ángeles mensajeros, será manifestado en toda su plenitud bajo el Cuarto Sello; porque bajo el Cuarto Sello es que el Séptimo Sello tiene Su cumplimiento.

Bajo el Cuarto Sello es que se abre —en cumplimiento— el Séptimo Sello; pero en el Cielo se abre el Séptimo Sello cuando Cristo termine Su Obra de Intercesión en el Cielo. Pero el Séptimo Sello, dice el reverendo William Branham que cuando comience…; así que va a tener un comienzo; y también dice que va a tener un final[33]. Eso es en cuanto a la Obra que estará haciendo el Séptimo Sello, la Obra que Cristo estará haciendo en medio de Su Iglesia.

Vamos a ver en la página doscientos… – 472 del libro de Los Sellos… Recuerde que este es el misterio más grande de los Cielos y de la Tierra; y de este misterio pues no les puedo hablar demasiado de claro.

Ya ustedes escucharon lo que les dije hace muchos min-… algunos minutos, que no fue permitido abrirse el misterio, darse a conocer; hubo silencio en el Cielo para que el diablo no pudiera conocer ese misterio y no pudiera imitarlo. Por eso es que el Séptimo Sello no podrá ser interrumpido, sino que será cumplido plenamente.

Página 472, dice:

164. Noten bien el Mensaje del tiempo del fin…”.

Un poquito antes dice:

[163]. Esto muestra que viene de Dios, porque vemos que cuadra perfectamente con las promesas de Dios para el Mensaje del tiempo del fin.

164. Noten bien el Mensaje del tiempo del fin (este Sello)…”.

¿Cuál es el Mensaje del tiempo del fin? Este Sello.

¿Cómo un Sello puede ser el Mensaje del tiempo del fin? Porque el Séptimo Sello es la Venida del Señor; y la revelación divina de ese Séptimo Sello es el Mensaje del Evangelio del Reino, que gira alrededor del Séptimo Sello, alrededor de la Segunda Venida de Cristo.

Así como el misterio de la Primera Venida de Cristo fue abierto al público por medio del Mensaje del Evangelio de la Gracia: el misterio de la Primera Venida de Cristo como el Cordero de Dios, muriendo en la Cruz del Calvario y quitando el pecado del ser humano.

Y ahora, con la predicación del Evangelio de la Gracia obtenemos el conocimiento del misterio de la Primera Venida de Cristo; con la predicación del Evangelio del Reino obtenemos el conocimiento de la Segunda Venida de Cristo, obtenemos el conocimiento del Séptimo Sello.

Y ahora, con la predicación del Evangelio de la Gracia el Día de Pentecostés (que comenzó), comenzó a abrirse al público el misterio de la Primera Venida de Cristo; hubo un trueno allí el Día de Pentecostés, y luego vino el Mensaje, la Trompeta: la Trompeta del Evangelio de la Gracia, sonándola el apóstol San Pedro, el cual tenía las llaves del Reino de los Cielos.

Y ahora vean, para la apertura de los Sellos que son cumplidos durante las edades de la Iglesia, hubo un trueno y hubo una Trompeta: la Trompeta del Evangelio, sonándola San Pedro: predicando el Evangelio de la Gracia el Día de Pentecostés; y de ahí en adelante siguió sonando la Trompeta del Evangelio de la Gracia; y luego la sonó cada ángel mensajero en su edad.

Y ahora, dice el reverendo William Branham: “Si así abrió el Libro de los Sellos allá, el Día de Pentecostés (pues ahí comenzó el Libro de los Sellos a cumplirse; y ahora, dice), ahora, ¿no abrirá en la misma forma para este Séptimo Sello y estos Siete Truenos?”[34]. Un trueno consecutivo, sonando siete veces consecutivas: esos son los Siete Truenos de Apocalipsis 10. Los Siete Truenos es la Voz de Cristo hablando consecutivamente; así como para las siete edades, vean, habló por medio de cada ángel mensajero en cada edad con la Trompeta del Evangelio de la Gracia.

Pero ahora, la Voz de Cristo hablando consecutivamente, esto es: Cristo, el Ángel del Pacto, en Espíritu Santo, en medio de Su Iglesia, hablándole a Su Iglesia consecutivamente, y sonando así la Trompeta del Evangelio del Reino; y revelándonos el misterio del Séptimo Sello, el misterio de la Segunda Venida de Cristo, la Venida del Ángel Fuerte que desciende del Cielo, el cual es el Ángel de Jehová, Cristo en Su cuerpo angelical.

Ahora, encontramos que ese es el Ángel del Pacto, el Ángel de Jehová, el cual ha estado confirmándole Su Pacto, Su Nuevo Pacto, a Su Iglesia de edad en edad. Y para el Día Postrero estará confirmándole Su Pacto a Su Iglesia y luego al pueblo hebreo, confirmándole el Pacto Nuevo al pueblo hebreo. No estará confirmándole el Pacto Antiguo de la Ley, sino el Nuevo Pacto que Él prometió para Su pueblo: el pueblo hebreo, y para Su pueblo celestial: Su Iglesia.

Él estará usando un instrumento en el Día Postrero a través del cual Cristo estará hablando consecutivamente; y eso será la Voz de Cristo como León de la tribu de Judá; será Cristo hablando consecutivamente y revelándonos el misterio del Séptimo Sello.

Primero lo revela a Su Iglesia, y después ese mismo misterio pasa a ser revelado al pueblo hebreo. El pueblo hebreo verá ese misterio revelado, manifestado, en medio de Su Iglesia, y luego dirá: “Esto es lo que nosotros estamos esperando”.

En la página 22 y 23 del libro de Citas, vamos a ver lo que nos dice aquí el reverendo William Branham; dice… al comienzo y al final de este párrafo dice:

176 – “Y allí están esos Dos Testigos. Y cuando ellos atormenten al mundo con sus predicaciones, y reúnan otra vez a los judíos, trayéndolos a arrepentimiento, trayéndolos otra vez a que crean… cuando vean a Jesucristo viniendo por la Novia, ellos dirán: ‘Mirad, este es el Dios a quien esperábamos. ¡Este es Él!’. Pero Él no viene por ellos, viene por Su Novia”.

Más abajo dice lo mismo también; dice:

176 – “Cuando el Señor Jesucristo venga por su Novia, y ellos lo vean a Él, ellos dirán: ‘Ese es el que hemos esperado, allí está Él’. Él se levantará con sanidad en Sus Alas”.

Y en el libro de Los Sellos, página 57…, dice el reverendo William Branham en el libro de Los Sellos, página 57; dice:

“‘Y vi otro ángel fuerte descender del cielo, cercado de una nube, y el arco celeste sobre su cabeza…’.

17. Ahora, si usted se fija bien, notará que esta persona es Cristo, porque aun en el Antiguo Testamento Él fue llamado el Ángel del Pacto; y Él ahora viene directamente a los judíos porque la Iglesia ha llegado a su fin. Bien, ahora continuando:

‘… y su rostro era como el sol, y sus pies como columnas de fuego’.

18. ¿Recuerdan el Ángel de Apocalipsis capítulo 1? Este es el mismo. Un ángel es un mensajero, y él es un Mensajero a Israel. ¿Ve usted? La Iglesia está a punto de ser raptada, Él viene por Su Iglesia”.

Ahora, Cristo, el Ángel del Pacto, el Ángel de Jehová, viene por Su Iglesia en este tiempo final; y el pueblo hebreo va a ver a Cristo, el Ángel del Pacto, el Ángel de Jehová, viniendo por Su Iglesia en este tiempo final. Aunque Él es un Mensajero al pueblo hebreo, pero viene por Su Iglesia primero; porque hemos llegado al tiempo final, y Su Iglesia tiene que ser transformada y llevada con Cristo a la Cena de las Bodas del Cordero.

Me faltó algo aquí muy importante. Dice, página 472…, dice [Los Sellos]:

164. Noten bien el Mensaje del tiempo del fin (este Sello)… Él nos ha revelado los seis Sellos, pero no dice nada del séptimo. El Sello del tiempo del fin, cuando empiece será algo completamente secreto, según la Biblia”.

O sea, el Sello del tiempo del fin, el Séptimo Sello, cuando comience (cuando se abra y comience el proceso de Su cumplimiento, comience a cumplirse) será algo completamente secreto, según la Biblia.

Como el caso de la Primera Venida de Cristo: que, aunque nació en Belén de Judea, tuvo cerca de 30 años en secreto el misterio de la Primera Venida de Cristo. Estaba cumplida allí la Primera Venida de Cristo, pero era un secreto para el 99% de la humanidad; solamente María y José sabían acerca de ese secreto; y, de seguro, Elisabet y el sacerdote Zacarías sabían acerca de este secreto, pero estaban calladitos; también Simeón y Ana, y los pastores y los magos. Vean, poquitas personas, comparados con las millones de personas que hubo en Israel y en toda… en todo el planeta Tierra.

Ahora, ese misterio estaba abierto en cuanto a cumplimiento, pero no abierto al público, no dado a conocer a toda la humanidad.

Vean, Herodes cuando supo acerca del nacimiento del Mesías, quería buscarlo para matarlo[35]. ¿Ven? ¿Ven por qué Dios mantuvo ese secreto de la Primera Venida de Cristo en secreto por cerca de 30 años, aunque estaba ya allí, aunque estaba en medio del pueblo hebreo y se crio como uno de los del pueblo hebreo?

Ahora, cuando comenzó el misterio de la Venida del Señor allá, 29 años y algo…, 30 años, digamos, en secreto. Pero cuando llegó el tiempo de manifestarse al público, vean, fue donde Juan el Bautista estaba predicando, fue bautizado por Juan; y aparece como un discípulo de Juan, pero después sigue solo.

Y un discípulo de Juan era Aquel al cual Juan le estaba preparando el camino; un creyente en el Mensaje del precursor de la Primera Venida de Cristo era el Mesías, el hombre al cual Juan le estaba preparando el camino. Ahí está la conexión del precursado y el precursor; tienen que conectarse – tiene que conectarse con el Mensaje del precursor ¿quién? El precursado.

Y ahora, Juan lo identificó como el que vendría después de él; aunque todos los discípulos de Juan no creyeron en Jesús mientras Jesús estuvo en la Tierra, solamente un grupo pequeño; el resto continuó con Juan.

Ahora, encontramos que hubo un lapso de tiempo de unos 30 años aproximadamente, de secreto del misterio de la Primera Venida del Mesías, la Venida del Ángel del Pacto manifestado en carne humana.

Ahora, el reverendo William Branham nos dice aquí que cuando comience, cuando el Séptimo Sello comience, será un secreto completamente, o sea, por completo [Los Sellos, pág. 472]:

[164]. El Sello del tiempo del fin, cuando empiece será algo completamente secreto, según la Biblia. Pero antes de conocer eso… Recuerden Apocalipsis 10:1-7: que al fin del Mensaje del séptimo ángel TODOS los misterios de Dios serían conocidos. Estamos en el tiempo del fin —la apertura del Séptimo Sello”.

Y ahora, vean ustedes, nos dice:

[164]. Estamos en el tiempo del fin —la apertura del Séptimo Sello”.

¿Para cuándo es la apertura del Séptimo Sello? Para el tiempo del fin.

Ahora, ¿con la venida de los siete ángeles comenzaría la apertura del Séptimo Sello?, ¿comenzaría el misterio del Séptimo Sello a estar manifestado en la Tierra?, ¿o en la década de los setenta?, porque el reverendo William Branham dice que “alrededor del año 1977 terminará la Edad de Laodicea”[36]. ¿O habrá comenzado por el año 74 al 77?, ¿o habrá comenzado ese misterio en este nuevo siglo que ha comenzado?, ¿o estará todavía ese misterio sin comenzar?

Recuerden que ese misterio del Séptimo Sello es el misterio que nos da la fe para ser transformados y llevados con Cristo a la Cena de las Bodas del Cordero; nos da la fe para ser transformados físicamente, así como el misterio de la Primera Venida de Cristo nos da la fe para ser transformados interiormente.

Por medio de la predicación del Evangelio de la Gracia obtenemos la fe, la revelación, del misterio de la Primera Venida de Cristo. Por medio de la predicación del Evangelio del Reino obtenemos la fe, la revelación, del Séptimo Sello. Y la predicación del Evangelio del Reino es la Voz de Cristo, así como la predicación del Evangelio de la Gracia es la Voz de Cristo en las siete edades, en el tiempo de los apóstoles y las siete edades, hablando Cristo por medio de Sus mensajeros.

Y ahora, Cristo habló durante las siete edades, en el tiempo de los apóstoles y en las siete edades, habló por diferentes mensajeros.

En el tiempo final, para la Edad de la Piedra Angular y Dispensación del Reino, el Mensaje del Evangelio del Reino será hablado en forma consecutiva por medio de un solo mensajero, que es llamado el Ángel del Señor Jesucristo, el profeta mensajero de la Dispensación del Reino, el último profeta mensajero dispensacional.

Y ahora, siendo que la predicación del Evangelio del Reino es la Voz de Cristo clamando como cuando ruge un león y siete truenos emitiendo sus voces, revelan… – y revelando el misterio del Séptimo Sello, para que tengamos todos la fe para ser transformados y llevados con Cristo a la Cena de las Bodas del Cordero.

Vean, en Filipenses, capítulo 3, verso 20 en adelante, dice:

“Mas nuestra ciudadanía está en los cielos, de donde también esperamos al Salvador, al Señor Jesucristo;

el cual transformará el cuerpo de la humillación nuestra, para que sea semejante al cuerpo de la gloria suya, por el poder con el cual puede también sujetar a sí mismo todas las cosas”.

¿Para qué es la Segunda Venida de Cristo?, ¿para qué es que Cristo viene del Cielo? Para transformar el cuerpo de la humillación nuestra; para transformar este cuerpo físico, y que tengamos un cuerpo glorificado igual al cuerpo glorificado de Jesucristo. Él viene en Su Segunda Venida para nuestra transformación y la resurrección de los muertos en Cristo.

Por lo tanto, todas las personas que serán transformadas tendrán el conocimiento del Séptimo Sello, el conocimiento de la Segunda Venida de Cristo.

No puede ser posible que Cristo vaya a venir para transformar a los creyentes en Él, y los creyentes no lo vayan a reconocer. Los creyentes que van a ser transformados lo van a reconocer, van a reconocer la manifestación del Ángel de Jehová, del Ángel del Pacto, de Jesucristo, en el Día Postrero.

Ahora, encontramos que ahí hay un misterio grande. Vean, página 128 nos dice [Los Sellos]:

121. Ahora, los Siete Truenos de Apocalipsis permitirán que Él muestre a la Novia cómo prepararse para obtener esa gran fe de traslación”.

Vean, sin esos Siete Truenos (que es la Voz de Cristo) no hay fe de rapto; y la fe de rapto la dan los Truenos; y los Truenos lo que revelan es el Séptimo Sello, el misterio del Séptimo Sello, que es el misterio de la Segunda Venida de Cristo.

Ahora, encontramos que todo va a estar siendo preparado para que luego lleguemos a la etapa con el pueblo hebreo de los tres años y medio, que es un ministerio mesiánico, profético, en donde se estará predicando el Evangelio del Reino para que entren al Reino de Cristo 144.000 hebreos.

Ahora, el misterio del Séptimo Sello se mantendrá en esa forma secreta, pero los escogidos verán y entenderán; porque los entendidos entenderán[37].

Ahora, le fue dicho al reverendo William Branham que no dijera nada; porque cuando él dijo acerca de la Primera y Segunda Etapa se levantaron muchos imitadores. Él le dijo (el Ángel le dijo): “Pero de la Tercera Etapa no digas nada”[38]. Es que la Tercera Etapa corresponde al Séptimo Sello.

Sigue diciendo: “El domingo pasado, hace una semana hoy…”, estoy en la página 472 [Los Sellos]:

165. El domingo pasado, hace una semana hoy, cuando estaba predicando sobre: ‘Sed humildes, sed humildes, recuerden que Dios obra en cosas pequeñas’, en verdad no me daba cuenta de lo que estaba hablando, pero ahora lo veo bien. Será de una manera tan humilde. Uno pensaría que una cosa tan tremenda sería revelada allá en el Vaticano, pero más bien viene como vino Juan el Bautista, viene como el nacimiento de nuestro Señor, ¡allá en un establo! ¡GLORIA A DIOS! ¡La hora está a la mano! ¡Aquí estamos! ¡Oh hermano!”.

Y ahora, viene como vino Juan el Bautista. ¿Cómo vino Juan el Bautista? Con el espíritu y virtud de Elías, preparándole el camino al Señor. Y viene como el nacimiento de Jesús allá en un establo; por lo tanto, ese misterio es tan grande que está ligado a un nacimiento, a un ministerio como el ministerio de Jesús: nacimiento y ministerio de Jesús; y también está ligado a Juan el Bautista, el Elías tercero.

Ahora, tiene que venir como vino Juan el Bautista. Vino con el espíritu y virtud de Elías: Juan el Bautista; por lo tanto, el Séptimo Sello también tiene que venir como vino Juan el Bautista: con el espíritu y virtud de Elías.

Por lo tanto, viene con Sus Ángeles, viene con los Dos Olivos: con Elías por quinta ocasión y con Moisés por segunda ocasión; pero si contamos a Jesús como el segundo Moisés, pues sería con Moisés por tercera ocasión.

Ahora, vean todo lo que hay dentro o bajo el Séptimo Sello; y está ligado a un Ángel que tiene el Séptimo Sello.

Y dice también en las páginas 464 a 465 [Los Sellos]:

[138]. Debemos recordar que este Séptimo Sello es el fin del tiempo de todas las cosas. Correcto. Las cosas escritas en el Libro de la Redención, sellado desde antes de la fundación del mundo con siete sellos, todo termina. Es el fin de este mundo agitado, el fin de la naturaleza agitada y es el fin de todo. En eso también encontramos el fin de las Trompetas, de las Copas, de la Tierra; y aun es el fin del tiempo. El tiempo termina (…): ‘El tiempo no será más’”.

El tiempo para los gentiles no será más, y el tiempo para la Iglesia gentil tampoco será más; porque termina el tiempo de los gentiles, y termina el… – y es el tiempo para el fin del reino de los gentiles.

[138]. … ‘El tiempo no será más’. Y eso será en el día cuando este gran evento suceda. Allí todo termina.

139. Al final de este Séptimo Sello es el fin de la edad de la Iglesia…”.

“Al final…”. Vean, en la página 472 dijo: “Al comienzo del Séptimo Sello, el comienzo del Séptimo Sello será completamente secreto”. Pero ahora aquí nos dice: “Al final del Séptimo Sello…”:

139. Al final de este Séptimo Sello es el fin de la edad de la Iglesia; es el fin del Séptimo Sello, es el fin de las Trompetas, es el fin de las Copas y aun es el fin de la entrada al Milenio. Todo eso está contenido en el Séptimo Sello” (página 464 y 465).

Más abajo dice:

[140]. Todo termina con el Séptimo Sello. Ahora, ¿cómo lo va a hacer Dios? Eso es lo que no sabemos, no lo sabemos. En esto será el tiempo para todas estas cosas y la entrada del Milenio.

141. Ahora, noten que la apertura de este Séptimo Sello fue tan tremenda que hasta los Cielos mismos fueron silenciados por este evento, por el tiempo de media hora”.

Y ahora, acá, en la página 474 y 475, dice [Los Sellos]:

[173]. Yo no sé quién será, ni qué va a suceder. ¡No sé! Solamente sé que esos Siete Truenos contienen el misterio por cuya razón hubo silencio en el Cielo”.

¿Ven? Los Siete Truenos contienen el secreto, el misterio, por cuya razón hubo silencio en el Cielo por media hora. Ahora, él dice:

[173]. Yo no sé quién será, ni qué va a suceder. (…).

174. Quizás sea ahora el tiempo y la hora cuando aparezca esta gran persona que hemos estado esperando. Quizás este ministerio, por el cual he tratado de convertir a la gente a la Palabra, ha servido de fundamento. Si así es, entonces les estaré dejando para siempre. No habrá dos aquí al mismo tiempo”.

O sea que está hablando de otra persona. Si el precursor es una persona, el precursado tiene que ser una persona también. Si el precursor allá era Juan el Bautista y era una persona, el precursado era una persona también; y era un discípulo de Juan el Bautista.

[174]. Y aun si así fuera, él crecerá y yo menguaré. ¡Yo no sé! Pero Dios me ha dado el privilegio de mirar y ver lo que es; lo vi abrirse hasta donde lo vi”.

En la página 481 dice [Los Sellos]:

193. Ahora, noten que la apertura del Séptimo Sello también es en un misterio triple. Les he dicho que es el misterio de los Siete Truenos. Los Siete Truenos en el Cielo abrirán este misterio. Será en la mera Venida del Señor Jesucristo, porque Él mismo dijo que ninguno sabría cuándo Él iba a volver”.

Y más abajo dice:

[193]. Todo fue silencio, nada aconteció en ese tiempo. Ni los ángeles ni nadie sabe cuándo Él viene. Pero habrá las siete voces de estos Siete Truenos que darán a conocer esa gran revelación en ese tiempo”.

Luego… dice [Los Sellos, pág. 482]:

[199]. ¿… Él no habla nada de la revelación de este Séptimo Sello; y también acá en Apocalipsis, en la apertura de los Sellos, también lo omitió? Vemos que es un misterio por completo, y la hora todavía no ha llegado para que se diera a conocer este misterio. Hemos llegado hasta aquí, y lo demás nos será dado allí: en el tiempo cuando aparezca Jesús nuevamente sobre la Tierra para llevar a Su Novia, o lo que llegue a suceder en ese tiempo”.

Y ahora, en la página… Eso fue la página 482 y 483. Y ahora, para finalizar ya, página 484 dice:

[203]. Los ángeles me elevaron de donde yo estaba, adentro de esa pirámide formada por ellos mismos. Los misterios de Dios eran solamente conocidos por ellos, y ellos fueron los mensajeros que vinieron para interpretar esa pirámide, el mensaje del secreto de estos Siete Sellos que están dentro de la pirámide. Este ángel estaba a mi izquierda, Él era el último o séptimo ángel, contando de izquierda a derecha, porque Él estaba a mi izquierda, viéndolo yo así de frente hacia el occidente, y él viniendo hacia el oriente. Estaba a la izquierda y él sería el mensaje del último Ángel, uno muy extraordinario”.

Él es el Mensaje del último Ángel, y Él tiene el Séptimo Sello; el Mensaje del último Ángel es el Mensaje del Séptimo Sello. Ese es el Mensaje del tiempo del fin.

[203]. Estaba a la izquierda y él sería el mensaje del último Ángel, uno muy extraordinario. Recuerden cómo dije que tenía su cabeza alzada y sus alas tan poderosas y agudas; y cómo dije que voló directamente a mí. Ahora, eso es este Séptimo Sello”.

¿Qué es este Séptimo Sello? El Ángel que era diferente a los demás. Eso es este Séptimo Sello.

[203]. Es una cosa muy extraordinaria y todavía no sabemos lo que es, porque no ha sido permitida su apertura”.

Con lo que han oído yo creo que tienen suficiente para entender que algo está sucediendo en el Programa de Dios, que Dios no ha dejado a Su pueblo sin protección; Dios está con Su pueblo, con Su Iglesia, y nos está dando el alimento espiritual, y está llamando y juntando Sus escogidos en este tiempo final, en la Edad de la Piedra Angular.

Ahora, recuerden que cada Sello cuando se abre en cuanto a cumplimiento, no quiere decir que ha sido abierto en el Cielo, porque todavía Dios tiene ese Libro de los Siete Sellos en Su diestra; pero el contenido de esos Sellos va cumpliéndose en la Tierra de etapa en etapa.

Vean, ya se han cumplido el Primero, Segundo y Tercer Sello, ya se ha abierto en cuanto a cumplimiento, y sin embargo, en el Cielo todavía está el Título de Propiedad en la diestra de Dios.

Pero cuando termine de Cristo llamar y juntar Sus escogidos (lo cual lo hace bajo el Cuarto Sello y bajo el misterio del Séptimo Sello), los escogidos de Su Iglesia…; y luego, bajo el misterio del Sexto Sello, Él llama y junta Sus escogidos del pueblo hebreo, que son 144.000 hebreos. Y eso lo hace con y bajo el ministerio del Día Postrero, que es el ministerio en el cual son manifestados los ministerios de Moisés y Elías y el ministerio de Jesús; esos tres grandes ministerios están ligados al Séptimo Sello.

En la página 128 del libro de Citas, párrafo 1143, dice:

1143 – “Debajo de la Séptima Trompeta es para Israel lo mismo que el Séptimo Sello fue para la Iglesia”.

Lo mismo que el Séptimo Sello es para la Iglesia del Señor Jesucristo, es la Séptima Trompeta para el pueblo hebreo; y la Séptima Trompeta para el pueblo hebreo la toca, la suena, Moisés y Elías, que es el Ángel de la Séptima Trompeta de Apocalipsis, capítulo 11, verso 15.

Y ahora, en la página 129, párrafo 1150, dice [Citas]:

1150 – “Ahora, tan pronto como esta Iglesia… (…); el misterio del Séptimo Sello es conocido. Y los judíos son llamados por el misterio de la Séptima Trompeta, que son dos profetas, Elías y Moisés”.

Ahora, hemos visto que el misterio de la Séptima Trompeta es Moisés y Elías; y el misterio del Séptimo Sello es el misterio de Cristo, el Ángel Fuerte que desciende del Cielo.

Y ahora, dice en la página 130, párrafo 1164, dice [Citas]:

1164 – “Recuerden que ‘los que están vivos y queden, no impedirán a los que están durmiendo; porque la Trompeta de Dios, esa última Trompeta…’. La sexta acaba de tocar. Y esa última Trompeta, como el último Sello, será la Venida del Señor. ‘Tocará, y los muertos en Cristo se levantarán primero’”.

Vean, la Séptima Trompeta y el Séptimo Sello es una cosa: la Venida del Señor.

Y ahora, hemos visto… Dice [Citas, pág. 130]:

1162 – “¿Qué estamos esperando? ‘Cuando esa trompeta (¡la última!)… el Señor tocará, y el tiempo no será más…’. (Solo entró en eternidad ‘en un momento, en un abrir y cerrar de ojos’)”.

Ahora, cuando sea tocada para el pueblo hebreo…; porque todavía no está siendo tocada para el pueblo hebreo, pero va a ser tocada para el pueblo hebreo. Pero antes de ser tocada para el pueblo hebreo, el equivalente a la Séptima Trompeta, y al Sexto Sello, es el Séptimo Sello. Por lo tanto, primero es para la Iglesia de Jesucristo el Séptimo Sello; y después para el pueblo hebreo la Séptima Trompeta, que es lo mismo que el Séptimo Sello: la Venida del Señor.

Y ahora, este misterio es tan grande que no puedo darles más información de la que les he dado hasta el momento. Les he dado más bien lo que nos dijo nuestro hermano Branham, y algunas cositas más, para que puedan comprender más claramente que algo está sucediendo en el Programa Divino. Y aunque no se vea… no se vean movimientos como en las edades pasadas, algo está pasando. Algo está pasando, y es muy grande lo que está sucediendo en el Programa Divino.

Ahora, no sabemos cuánto tiempo más nos falta en estos cuerpos mortales, pero yo sospecho que nos falta muy poco tiempo.

Desde el 1963 para acá… Bueno, para la Venida del Señor yo les voy a decir cuánto no nos falta: de la Primera Venida de Cristo hacia acá han transcurrido 2002 años, contando desde que nació en adelante, conforme al calendario gregoriano; pues miren, no nos faltan [2002] años para la Segunda Venida de Cristo, desde la Primera Venida; o sea que ya han transcurrido [2002] años; o sea, faltan 1200 años menos de los que faltaban cuando el tiempo de los apóstoles. Pero no sabemos en qué año se cumpla, se complete, todo el Programa del Señor.

Pero ese misterio está prometido que estará siendo manifestado en forma secreta. Todo eso tiene que ver con el silencio en el Cielo como por media hora.

Ahora, esperamos que pronto Cristo complete Su Iglesia y se levante del Trono del Padre, se levante del Trono de Intercesión, termine Su Obra de Intercesión como Sumo Sacerdote, y tome el Libro de los Siete Sellos de la diestra de Dios y lo abra en el Cielo, y haga Su Obra de Reclamo, y resucite a los muertos creyentes en Él y nos transforme a nosotros los que vivimos.

Para todo eso habrá un lapso de tiempo, ya que los siete ángeles mensajeros, como los apóstoles, tendrán que ser juzgados (le fue dicho al reverendo William Branham); tienen que presentarse ante el Tribunal de Cristo antes de ser resucitados en cuerpos glorificados. ¿Cómo será eso? Le fue dicho que el Señor va a pasar por la sexta dimensión, por el Paraíso, y van a ser juzgados allá[39].

Ahora, eso vamos a dejarlo quietecito, porque eso es algo así como cuando Jesús pasó por el Paraíso, para la resurrección de los santos que estaban en el Paraíso.

Ahora, lo importante es que nosotros estemos preparados, listos, todos los días de nuestra vida, esperando nuestra transformación. Por lo tanto, antes que Cristo lo vaya a juzgar a usted: júzguese usted mismo y confiese a Cristo sus faltas, errores y cualquier pecado, y lave sus pecados en la Sangre de Cristo (la Sangre de Cristo nos limpia de todo pecado)[40]; y así usted estará libre de todo pecado y libre de todo juicio.

Por lo tanto, Él no encontrará en ustedes, ni en mí, nada por lo cual Él no pueda transformarnos; y entonces seremos transformados, y llevados con Cristo a la Cena de las Bodas del Cordero.

Por supuesto, antes de irnos, luego que estemos transformados, va a haber una manifestación plena del poder de Jesucristo en Su Iglesia, y eso es lo que va a ver el pueblo hebreo en medio de la Iglesia del Señor Jesucristo antes de irnos de esta Tierra; ya estaremos adoptados en esos días. A lo menos uno estará adoptado; y si uno es adoptado, entonces el resto será adoptado.

Así que esperamos que sea Cristo el que obre y que realice la adopción física, que es nuestra transformación; porque la adopción espiritual es la transformación interior, donde Cristo, al darnos Su Espíritu Santo, produce el nuevo nacimiento en nosotros y obtenemos un cuerpo angelical de la sexta dimensión. Y la adopción física nos dará un cuerpo físico glorificado igual al cuerpo glorificado de nuestro amado Señor Jesucristo.

Y ahora, todo eso está contenido ¿dónde? Está contenido dentro del Séptimo Sello. Todas las cosas que deben suceder pronto, luego de las cosas que han sucedido en las siete edades, todo eso está contenido dentro del Séptimo Sello; y el Séptimo Sello es manifestado en el Cuarto Sello; en esa etapa del Cuarto Sello es que el Séptimo Sello es manifestado.

Ahora, hemos visto el tiempo glorioso que nos ha tocado vivir en el Programa de Dios. Estamos viviendo en el tiempo más grande y glorioso; y aunque hay, quizás, como un silencio, en donde no se ven grandes milagros físicos, como se veían en las diferentes edades, es que Dios ha mantenido en forma reservada todo Su Programa correspondiente a este tiempo final.

Y ahora, el misterio grande es el misterio de Cristo en Su Ángel. Es lo mismo, el mismo tema: el misterio del Ángel del Señor Jesucristo es lo mismo que el misterio de Cristo en Su Ángel.

Pero es un misterio tan grande que todavía no ha sido abierto completamente; pero va a ser abierto gradualmente, para que así ustedes y yo podamos comprender el misterio que está en ese Ángel del Señor Jesucristo, enviado para dar testimonio de estas cosas en las iglesias[41].

Yo necesito recibir de parte de Cristo más conocimiento, más revelación, del misterio de ese Ángel del Señor Jesucristo; y pasar todo ese conocimiento a todos ustedes en este tiempo final.

Bueno, ¿dónde están los que estarían oyendo y viendo el contenido del Séptimo Sello? Pues aquí estamos, oyendo y recibiendo el conocimiento del contenido del Séptimo Sello.

Ha sido para mí un privilegio grande estar con ustedes en esta ocasión, dándoles testimonio de: “EL CONTENIDO DEL SÉPTIMO SELLO”.

Bueno, que Dios les continúe bendiciendo a todos, que Dios les guarde. Y ya con nosotros nuestro hermano y amigo José Benjamín Pérez, para continuar en esta ocasión.

Que Dios les bendiga y les guarde a todos.

“EL CONTENIDO DEL SÉPTIMO SELLO”.

[Revisión diciembre 2024]

[1] Génesis 3:1-13

[2] Génesis 1:26-27

[3] Hebreos 11:3

[4] Éxodo 12:1-28

[5] Números 18:1-6

[6] Daniel 2:31-45

[7] Los Sellos, pág. 466, párr. 144

[8] San Juan 10:8

[9] Hechos 5:34-39

[10] Dt. 8:3, Mt. 4:4, Lc. 4:4

[11] Éxodo 4:12

[12] Génesis 1:1

[13] San Mateo 11:13, San Lucas 16:16

[14] San Juan 5:17-20, 8:28, 12:49-50, 14:10

[15] Mt. 3:13-17, Mr. 1:9-11, Lc. 3:21-22

[16] San Juan 14:16-17

[17] San Mateo 27:51-53

[18] San Mateo 27:62-66

[19] San Juan 1:1-14

[20] San Mateo 15:14

[21] 1 Sm. 16:7, Prov. 21:2, Jr. 17:10

[22] Apocalipsis 6:1-2

[23] Apocalipsis 2:17

[24] Apocalipsis 4:6-7

[25] Apocalipsis 6:1

[26] Apocalipsis 6:3

[27] Apocalipsis 6:5

[28] Éxodo 19:3-4, Deuteronomio 32:11

[29] Romanos 12:19

[30] Génesis 12:3

[31] 1 Corintios 3:16-17

[32] San Mateo 10:42, San Marcos 9:41

[33] Los Sellos, pág. 464, párr. 139

[34] 62-1230E “Señor, ¿es esta la señal del fin?”, párrs. 345-349

[35] San Mateo 2:7-18

[36] Las Edades, pág. 359, párr. 8; pág. 361, párr. 15

[37] Daniel 12:10

[38] Los Sellos, pág. 471, párr. 161

[39] Los Sellos, pág. 321, párrs. 210-219

[40] 1 Juan 1:7

[41] Apocalipsis 22:16

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