Entrando a los misterios de la Biblia

Muy buenos días, amados amigos y hermanos presentes; es para mí una bendición grande estar con ustedes en esta ocasión, para compartir con ustedes unos momentos de compañerismo alrededor de la Palabra de Dios y Su Programa correspondiente a este tiempo final.

Para lo cual leemos en San Mateo, capítulo 13, versos 9 en adelante, donde dice:

“El que tiene oídos para oír, oiga.

Entonces, acercándose los discípulos, le dijeron: ¿Por qué les hablas por parábolas?

Él respondiendo, les dijo: Porque a vosotros os es dado saber los misterios del reino de los cielos; mas a ellos no les es dado.

Porque a cualquiera que tiene, se le dará, y tendrá más; pero al que no tiene, aun lo que tiene le será quitado.

Por eso les hablo por parábolas: porque viendo no ven, y oyendo no oyen, ni entienden.

De manera que se cumple en ellos la profecía de Isaías, que dijo:

De oído oiréis, y no entenderéis;

Y viendo veréis, y no percibiréis.

Porque el corazón de este pueblo se ha engrosado,

Y con los oídos oyen pesadamente,

Y han cerrado sus ojos;

Para que no vean con los ojos,

Y oigan con los oídos,

Y con el corazón entiendan,

Y se conviertan,

Y yo los sane.

Pero bienaventurados vuestros ojos, porque ven; y vuestros oídos, porque oyen.

Porque de cierto os digo, que muchos profetas y justos desearon ver lo que veis, y no lo vieron; y oír lo que oís, y no lo oyeron”.

Que Dios bendiga nuestras almas con Su Palabra y nos permita entenderla.

Nuestro tema para esta ocasión es: “ENTRANDO A LOS MISTERIOS DE LA BIBLIA”.

Los misterios de la Biblia están contenidos en la misma Biblia; y por consiguiente contiene, la Biblia, todos los misterios de Dios. En el Salmo 78, verso 2, dice:

“Abriré mi boca en proverbios;

Hablaré cosas escondidas desde tiempos antiguos”.

Y en la Escritura que tuvimos, Cristo abrió Su boca en parábolas y estuvo hablando los misterios del Reino de los Cielos.

En estos misterios del Reino de los Cielos, encontramos que están contenidos los misterios que durante la Dispensación de la Gracia serían cumplidos en la Iglesia del Señor Jesucristo.

La misma Iglesia del Señor Jesucristo es un misterio muy grande para los hebreos y la religión hebrea; a tal grado que todavía el judaísmo (o religión hebrea) con sus grandes líderes religiosos no ha podido comprender el misterio de la Iglesia del Señor Jesucristo.

Y ahora, encontramos en las parábolas de Jesús los misterios del Reino de los Cielos que serían cumplidos en la Dispensación de la Gracia; y luego también, en otras parábolas, encontramos misterios que serían cumplidos después que termine la Dispensación de la Gracia y entre de lleno la Dispensación del Reino.

Vean, en el capítulo 13, verso 34 al 35, dice [San Mateo]:

“Todo esto habló Jesús por parábolas a la gente, y sin parábolas no les hablaba;

para que se cumpliese lo dicho por el profeta, cuando dijo:

Abriré en parábolas mi boca;

Declararé cosas escondidas desde la fundación del mundo”.

Y ahora, Cristo abriendo Su boca en parábolas, o sea, enseñando con parábolas a Sus discípulos, estaba declarando cosas que estaban escondidas desde la fundación del mundo.

Él estuvo declarando en Sus parábolas cosas que estaban cumpliéndose en aquellos días y cosas que se cumplirían durante la Dispensación de la Gracia, y cosas que se cumplirían durante la Dispensación del Reino; y, por consiguiente, todas estas cosas que Jesús habló en parábolas son misterios del Reino de Dios; y, por consiguiente, al estar contenidas estas parábolas con estos misterios, estar contenidas aquí en la Biblia en el Nuevo Testamento, son misterios de la Biblia.

Ahora, encontramos en los misterios de la Biblia muchos que ya han sido cumplidos. Por ejemplo: CUANDO DIOS CREÓ AL SER HUMANO, eso es un misterio para la ciencia, a tal grado que la ciencia todavía no ha podido descubrir cómo fue llevada a cabo la creación del ser humano.

Pero todo es sencillo: Fue por medio del Verbo, que era con Dios y era Dios, que Dios creó la raza humana. Y el Verbo que era con Dios y era Dios se hizo carne y fue conocido por el nombre de Jesús.

Fue Dios, el Creador, a través de Jesús en Su cuerpo teofánico angelical, que creó todas las cosas, incluyendo al ser humano. Dice el apóstol San Pablo en Hebreos, capítulo 1:

“Dios, habiendo hablado muchas veces y de muchas maneras en otro tiempo a los padres por los profetas,

en estos postreros días nos ha hablado por el Hijo, a quien constituyó heredero de todo, y por quien asimismo hizo el universo”.

Dios por medio de Su Hijo Jesucristo creó el universo con todo lo que tiene.

¿Y cómo estaba Jesucristo cuando Dios creó el universo? Cristo estaba en Su cuerpo angelical, Su cuerpo angelical teofánico, a través del cual Dios se manifestó; y Cristo en Su cuerpo angelical teofánico es la imagen del Dios viviente.

Ahora, hemos visto el misterio de cómo Dios creó el universo y cómo creó la raza humana. “En el principio creó Dios los cielos y la tierra”1. Y todo esto a través de Cristo en Su cuerpo angelical.

Por eso también dice San Pablo en Colosenses, capítulo 1, verso 15 en adelante, hablando de Cristo dice:

“Él es la imagen del Dios invisible, el primogénito de toda creación.

Porque en él fueron creadas todas las cosas, las que hay en los cielos y las que hay en la tierra, visibles e invisibles; sean tronos, sean dominios, sean principados, sean potestades; todo fue creado por medio de él y para él (por medio de Cristo, Dios creó el mundo invisible y el mundo visible, y los creó para Él).

Y él es antes de todas las cosas (Él es antes de toda la Creación; por consiguiente, el creador tiene que estar antes de lo que va a crear), y todas las cosas en él subsisten (o sea, el que le da continuidad, o continuación de vida, a toda la Creación, es Cristo, Dios a través de Cristo);

y él es la cabeza del cuerpo que es la iglesia,

él que es el principio, el primogénito de entre los muertos, para que en todo tenga la preeminencia;

por cuanto agradó al Padre que en él habitase toda plenitud,

y por medio de él reconciliar consigo todas las cosas, así las que están en la tierra como las que están en los cielos, haciendo la paz mediante la sangre de su cruz.

Y a vosotros también, que erais en otro tiempo extraños y enemigos en vuestra mente, haciendo malas obras, ahora os ha reconciliado”.

Y ahora, siendo que la Creación es un misterio, ya hemos visto el misterio de la Creación, cómo vino a existencia la Creación: fue Dios por medio de Cristo, el Ángel de Jehová, el Verbo, que era con Dios y era Dios, que creó todas las cosas. Por medio de Cristo creó Dios todas las cosas, y Él es el que sustenta todas las cosas; y Él creó la raza humana, el ser humano.

El misterio de la raza humana es un misterio grande pero simple, sencillo, para comprender.

Ya tenemos que fue Dios por medio de Cristo; por medio de Cristo fue que Dios creó la raza humana: creando a Adán; dándole a Adán, en la dimensión invisible (la sexta dimensión), allí dándole un cuerpo invisible (espiritual) a la vista humana. Dios allí le dio una vestidura, al alma de Adán le dio una vestidura: un cuerpo angelical teofánico. Y dice la Escritura en el Génesis, capítulo 1, verso 26 al 27:

“Entonces dijo Dios: Hagamos al hombre a nuestra imagen, conforme a nuestra semejanza; y señoree en los peces del mar, en las aves de los cielos, en las bestias, en toda la tierra, y en todo animal que se arrastra sobre la tierra.

Y creó Dios al hombre a su imagen, a imagen de Dios lo creó; varón y hembra los creó”.

Y ahora, cuando Dios crea al hombre a Su imagen (a imagen de Dios), lo crea varón y hembra.

Y luego, en el capítulo 2, ahora Adán se encuentra ahí, no en esta dimensión terrenal con un cuerpo físico, sino en la sexta dimensión, con cuerpo espiritual; y con ese cuerpo espiritual él se manifestaba aquí en la Tierra en medio de los animales, las aves y los peces, y guiaba a los animales, a las aves y a los peces.

Y ahora, en algunas ocasiones podía aparecer en la forma de un hombre, un ángel, y en otras ocasiones en la forma de luz; porque Dios hace a Sus ángeles espíritu, y a Sus ministros llama de fuego2.

Y ahora, en el capítulo 2, verso 7, dice [Génesis]:

“Entonces Jehová Dios formó al hombre del polvo de la tierra, y sopló en su nariz aliento de vida, y fue el hombre un ser viviente”.

Fue el hombre un ser viviente de esta Tierra: bajó Dios con Adán a esta dimensión terrenal, lo colocó en un cuerpo de carne creado por Dios del polvo de la tierra.

Ahora, encontramos que el hombre ya estando en un cuerpo de carne puede trabajar y cuidar el huerto, y puede hacer diferentes labores en el Huerto del Edén.

Luego dice, el verso 17, vamos a ver… verso 15 en adelante, dice:

“Tomó, pues, Jehová Dios al hombre, y lo puso en el huerto de Edén, para que lo labrara y lo guardase.

Y mandó Jehová Dios al hombre, diciendo: De todo árbol del huerto podrás comer;

mas del árbol de la ciencia del bien y del mal no comerás; porque el día que de él comieres, ciertamente morirás.

Y dijo Jehová Dios: No es bueno que el hombre esté solo; le haré ayuda idónea para él.

Jehová Dios formó, pues, de la tierra toda bestia del campo, y toda ave de los cielos, y las trajo a Adán para que viese cómo las había de llamar; y todo lo que Adán llamó a los animales vivientes, ese es su nombre.

Y puso Adán nombre a toda bestia y ave de los cielos y a todo ganado del campo; mas para Adán no se halló ayuda idónea para él.

Entonces Jehová Dios hizo caer sueño profundo sobre Adán, y mientras este dormía, tomó una de sus costillas, y cerró la carne en su lugar.

Y de la costilla que Jehová Dios tomó del hombre, hizo una mujer, y la trajo al hombre.

Dijo entonces Adán: Esto es ahora hueso de mis huesos y carne de mi carne; esta será llamada Varona, porque del varón fue tomada.

Por tanto, dejará el hombre a su padre y a su madre, y se unirá a su mujer, y serán una sola carne.

Y estaban ambos desnudos, Adán y su mujer, y no se avergonzaban”.

Aquí tenemos la narración de cómo Dios le dio, le creó al ser humano, a Adán, un cuerpo físico del polvo de la tierra; y luego lo colocó en el Huerto del Edén para labrar el huerto y cuidarlo; y le advirtió que no comiera del árbol de ciencia del bien y del mal. Y todavía Adán no tenía una compañera, una ayuda idónea para él. Y Dios dice: “No es bueno que esté solo, le haré una ayuda idónea para él”.

¿Y de dónde va a sacar Dios esa ayuda idónea para Adán? Vean, Dios no toma del polvo de la tierra para hacer una compañera para Adán, sino que Dios coloca sueño sobre Adán, y luego abre su costado y saca de su costado una costilla; y de esa costilla formó una compañera para Adán, formó un cuerpo físico femenino; y en ese cuerpo físico femenino Dios colocó el espíritu femenino que estaba en Adán. Porque Adán era varón y hembra, Adán era masculino y femenino: tenía espíritu masculino y tenía espíritu femenino.

Y Dios separó el espíritu femenino que estaba en Adán, lo separó de Adán colocándolo en otro cuerpo, en un cuerpo femenino, para que Adán (por medio de esa compañera idónea) viniera a reproducción, y así surgieran más hijos e hijas de Dios.

Adán estaba en una etapa de prueba, y tenía que esperar hasta ser adoptado para poder entonces traer hijos e hijas de Dios con cuerpos inmortales, cuerpos eternos, cuerpos glorificados.

Adán tenía que esperar ser adoptado. Y al ser adoptado Adán, Adán sería glorificado, tendría un cuerpo glorificado; y entonces la reproducción de Adán sería una reproducción de una raza humana con vida eterna, porque tendrían cuerpos eternos, cuerpos glorificados. Ya estarían entonces adoptados todos los que vendrían por medio de Adán y Eva, si ellos, si Adán era adoptado.

Ahora, estaba en juego allí en el Huerto del Edén, en esa etapa de prueba por la cual estaba pasando Adán, estaba en juego el futuro de la raza humana descendiente de Adán y Eva: o se iban a reproducir (se iba a reproducir Adán a través de Eva) desde una condición glorificada, desde una condición celestial, o se iban a reproducir desde una condición animal, terrenal.

Si el ser humano esperaba ser adoptado, entonces Adán iba a reproducirse a través de Eva: se iba a reproducir en seres inmortales; la reproducción de Adán y Eva sería hijos e hijas de Dios inmortales en una fase o nivel celestial, con cuerpos glorificados; y el planeta Tierra sería gobernado por seres inmortales, comenzando desde Adán; y así sería el futuro de la raza humana y del planeta Tierra.

Pero si Adán no esperaba, si Adán y Eva no esperaban a ser adoptados, y Eva comía del árbol de la ciencia del bien y del mal, y luego Adán la recibía y él comía, entonces ambos habrían pecado, y no podrían ser adoptados, no podrían ser glorificados; no podría entonces, la Tierra (con todo lo que tiene), ser gobernada por Adán como un ser glorificado.

Y la raza humana entonces caería del nivel donde estaba, y no podría llegar al nivel de la glorificación; y por consiguiente caería a un nivel más bajo, al nivel de la raza animal; y por consiguiente el planeta Tierra sería gobernado por el ser humano en ese estado más bajo: el estado de cuerpo animal; y por consiguiente la raza humana sería sujeta a la condición animal a la cual cayó, a la cual llegó el ser humano al pecar contra Dios.

Caín es hijo del maligno; y la descendencia de Caín es la descendencia de Lucero, que es llamado el diablo y Satanás, el cual engañó a Eva a través de la serpiente; por consiguiente, la simiente de la serpiente sería la que gobernaría el planeta Tierra, y la raza humana estaría en esa condición animal físicamente; aunque tenga alma, pero en su cuerpo físico estaría en un cuerpo animal.

Dice la Escritura que hay cuerpo celestial y hay cuerpo animal3.

Y ahora, con la caída del ser humano, la raza humana ahora lo que obtiene al nacer a través de sus padres terrenales, lo que obtiene cada persona es un cuerpo animal, temporal, corruptible, mortal; y recibe un espíritu del mundo.

Ahora, así ha estado por seis mil años la condición de la raza humana. Pero en este lapso de tiempo de seis mil años: hace unos dos mil años atrás que apareció un hombre que no nació por medio de la unión de un hombre y de una mujer, sino que Dios creó en el vientre de María una célula de vida, la cual se multiplicó célula sobre célula, y así se formó un cuerpo sin pecado, un cuerpo con vida eterna, un cuerpo que es llamado Jesús y que es llamado también el segundo Adán; el cual estaría en la Tierra y pasaría por sus diferentes etapas de prueba, y se mantendría firme en la Palabra, y obtendría la adopción, y obtendría la glorificación; ese hombre es nuestro amado Señor Jesucristo.

Por lo tanto, siendo Él adoptado y siendo glorificado, ahora Cristo comenzó la reproducción de Sí mismo: Dios le dio una compañera, que es la Iglesia del Señor Jesucristo, la cual Dios sacó del mismo Cristo.

Cristo, encontramos que durmió, Dios colocó sueño sobre Jesús en la Cruz del Calvario; y al dormir, expirar, un soldado hirió a Cristo en Su costado, y salió agua y sangre de Su costado4.

¿Qué está sucediendo allí? Está Dios sacando una compañera para Su Hijo Jesucristo, y Dios le está haciendo una ayuda idónea para Cristo; y el Día de Pentecostés colocó el Espíritu que estaba en Cristo y que formaría la Iglesia del Señor Jesucristo.

Y ahora, la Iglesia que nació el Día de Pentecostés, vean ustedes, estaba formada por seguidores de Cristo nuestro Salvador. Y allí está en pie, el Día de Pentecostés, llena del Espíritu Santo, la Iglesia del Señor Jesucristo, la cual Dios le dio a Cristo para reproducirse en hijos e hijas de Dios.

El Espíritu de Cristo ha estado en Su Iglesia desde que nació el Día de Pentecostés; y ese es el Espíritu que para el Día Postrero, dice el reverendo William Branham que se ha de encarnar, se ha de hacer carne en medio de Su Iglesia.

Ahora, esto es un misterio muy grande; este misterio es paralelo al misterio de Dios en Cristo.

Ahora, este misterio de la Iglesia de Jesucristo es el misterio de Cristo en Su Iglesia. Es tan grande ese misterio que está dentro del Séptimo Sello todo detalle del misterio de Cristo en Su Iglesia.

En EL MISTERIO DE CRISTO EN SU IGLESIA tenemos a Cristo reproduciéndose en hijos e hijas de Dios.

Esta reproducción primero ocurre en el campo espiritual; así como Cristo, el Hijo de Dios, antes de estar en el campo físico en un cuerpo de carne, primero estaba en un cuerpo angelical teofánico.

Y cada miembro de la Iglesia de Jesucristo, primero en la Iglesia de Jesucristo, es manifestado por medio del nuevo nacimiento, es manifestado en un cuerpo angelical, teofánico, con vida eterna; y luego será manifestado físicamente en un cuerpo físico glorificado; y entonces estaremos plenamente a imagen y semejanza de Cristo, tendremos entonces la plenitud de Dios, la plenitud de Cristo.

La plenitud de Cristo tiene dos partes muy importantes: la espiritual y la física; y ambas son eternas. El cuerpo angelical teofánico que obtenemos al recibir el Espíritu y nacer de nuevo. Y la segunda parte: el cuerpo físico glorificado que recibiremos cuando Cristo resucite a los muertos creyentes en Él y nos transforme a nosotros los que vivimos. Esto será así cuando se complete la Iglesia del Señor Jesucristo, o sea, cuando haya nacido en el Reino de Cristo hasta el último escrito en el Cielo, en el Libro de la Vida del Cordero.

Todo esto corresponde al misterio de Cristo en Su Iglesia; y por consiguiente, corresponde al misterio de la Iglesia del Señor Jesucristo, la cual de etapa en etapa, de edad en edad, ha estado teniendo en ella manifestados los hijos e hijas de Dios.

Dios ha enviado para cada etapa de la Iglesia un grupo de personas escritas en el Libro de la Vida del Cordero; y así ha ido de edad en edad Cristo reproduciéndose en hijos e hijas de Dios; y así se ha estado formando —por creación divina— una nueva raza, primeramente en el campo espiritual, una nueva raza nacida de nuevo y sentada en lugares celestiales en Cristo Jesús, Señor nuestro.

Una nueva raza que nace primero en la sexta dimensión, obtiene su cuerpo angelical teofánico, y luego en la Segunda Venida de Cristo recibirá —esta nueva raza— el cuerpo físico, el cuerpo físico glorificado que Cristo le dará a esta nueva raza; y entonces será una raza que estará en forma visible con cuerpos físicos glorificados, cuerpos tangibles; cuerpos con los cuales hemos de poder comer, y cuerpos que nunca se enfermarán, cuerpos que nunca morirán, y cuerpos que no tendrán limitaciones como nuestro cuerpo físico tiene en la actualidad.

Ahora, este es uno de los grandes misterios de Dios también, pues San Pablo en Primera de Corintios, capítulo 15, hablándonos de la RESURRECCIÓN de los muertos en Cristo y de la TRANSFORMACIÓN de nosotros los que vivimos, dice capítulo 15, verso 49 en adelante:

“Y así como hemos traído la imagen del terrenal, traeremos también la imagen del celestial (o sea, la imagen de Cristo).

Pero esto digo, hermanos: que la carne y la sangre no pueden heredar el reino de Dios, ni la corrupción hereda la incorrupción.

He aquí, os digo un misterio (¿ven que esto es un misterio?): No todos dormiremos (o sea, no todos vamos a morir), pero todos seremos transformados (la transformación para los creyentes vivos en Cristo es un misterio, y la resurrección de los muertos en Cristo también es un misterio),

en un momento, en un abrir y cerrar de ojos, a la final trompeta; porque se tocará la trompeta, y los muertos serán resucitados incorruptibles, y nosotros seremos transformados (aquí nos habla de la Final Trompeta, y nos habla de una resurrección de los muertos creyentes en Cristo y de una transformación para nosotros los que vivimos).

Porque es necesario que esto corruptible se vista de incorrupción, y esto mortal se vista de inmortalidad”.

Para vivir eternamente físicamente tenemos que ser transformados, para así ser vestidos de inmortalidad y poder vivir eternamente en un cuerpo joven, un cuerpo eterno y glorificado; y eso es lo que Cristo ha prometido para ustedes y para mí también. Todo eso está dentro de LOS MISTERIOS DE LA BIBLIA.

Por eso encontramos en la Biblia que nos habla de la TROMPETA FINAL, lo cual también es el misterio de la Aclamación, la Voz de Arcángel y la Trompeta de Dios, de Primera de Tesalonicenses, capítulo 4, verso 12 al 17.

Y ahora, todo este misterio, de la resurrección de los muertos en Cristo y la transformación de nosotros los que vivimos, está dentro del Séptimo Sello, porque está dentro de la Segunda Venida de Cristo como León de la tribu de Judá, como Rey de reyes y Señor de señores en Su Obra de Reclamo.

Y ahora, hemos visto que este es uno de los grandes misterios de Dios para la Iglesia del Señor Jesucristo.

Hemos visto este misterio y hemos visto lo que acompaña a este misterio de la resurrección de los muertos en Cristo y la transformación de nosotros los que vivimos; está dentro del Séptimo Sello, está dentro de la Segunda Venida de Cristo; y le acompaña a este misterio la Venida del Hijo del Hombre con Sus Ángeles.

Por lo tanto, dentro de este misterio está LA VENIDA DEL HIJO DEL HOMBRE CON SUS ÁNGELES. Y Sus Ángeles son los Dos Olivos, que son los Dos Candeleros de Oro y los Dos Olivos que están delante de la presencia de Dios, conforme a Zacarías, capítulo 4, verso 1 al 14, y Apocalipsis, capítulo 11, verso 3 en adelante; de lo cual nos habla el Apocalipsis como los Dos Olivos, los Dos Ungidos, que están delante de la presencia de Dios.

Y ahora, este misterio es tan grande que del cumplimiento de este misterio para este tiempo final depende la resurrección de los muertos en Cristo y la transformación de nosotros los que vivimos.

Por lo tanto, es importante estar escuchando la Voz de Cristo, que es la Voz de Arcángel, dándonos a conocer todas estas cosas que deben suceder pronto, en este tiempo final; y así obteniendo la fe, la revelación, para ser transformados y llevados con Cristo a la Cena de las Bodas del Cordero.

Hemos visto que este misterio es grande; pero las cosas grandes Dios las cumple en forma sencilla. Para el cumplimiento de este misterio se requiere la revelación y cumplimiento del Séptimo Sello, de la Segunda Venida de Cristo.

Y ahora, tenemos PERSONAJES también bíblicos que son un misterio: como Adán (del cual hablamos). También Abel es un misterio, pues Abel, encontramos que ofreció a Dios una ofrenda o sacrificio mejor que la que Caín ofreció a Dios, y fue aceptada su ofrenda.

Encontramos que Abel siendo el primer hijo de Adán y Eva, luego de haber caído, luego de haber pecado contra Dios, el pecado de Adán y Eva estaba también en Abel; y por consiguiente, siendo fruto del pecado, tenía que morir; porque la paga del pecado es la muerte5.

Encontramos que Abel tipifica a Cristo. El pecado de Adán y Eva, encontramos que luego estaba en Abel, fue el fruto del pecado de Adán y Eva.

Y ahora, encontramos que, tipificando a Cristo, tenía entonces que morir, porque Cristo vendría a recibir, a tomar, todos los pecados de la raza humana; por lo tanto, el pecado de Adán y de todo ser humano caería sobre Cristo, y por consiguiente Cristo tenía que morir.

La paga del pecado es la muerte, o sea, que la persona muere por su pecado.

Y ahora, la causa de la muerte de los seres humanos es el pecado. Por cuanto todos pecaron cuando Adán y Eva pecaron, todos están destituidos de la gloria de Dios6, y por consiguiente de la vida eterna.

Y ahora, Cristo siendo el segundo Adán, también Cristo es el que toma el pecado de Su Iglesia, toma el pecado del ser humano. Así como luego que Eva pecó y vino a Adán, Adán la recibió y Adán tomó el pecado de ella; y Adán pecó y Adán vino a hacerse pecado, por haber pecado y por haber recibido a Eva luego de haber pecado; y se hizo mortal: murió Adán. Dios le dijo: “El día que comas, ese día morirás”7. Y luego encontramos que solamente pudo vivir 930 años sobre la Tierra, por causa del pecado.

Cristo, el segundo Adán, tomó el pecado de Su pueblo, tomó el pecado del ser humano, tomó el pecado del pueblo hebreo, tomó el pecado de Su Iglesia celestial; y tuvo que morir también, se hizo mortal.

Luego encontramos que también Abel tipifica a Cristo muriendo por el pecado.

Luego tuvo Adán y Eva otro hijo, otra simiente le fue dada por Dios, y le pusieron por nombre Set. Set tipifica a Cristo.

Cuando Cristo resucitó, ahí tenemos a Cristo restaurado a la vida eterna; y eso está tipificado en Set: Set tipifica a Cristo resucitado. Abel tipifica a Cristo llevando nuestros pecados y muriendo.

Luego, encontramos que Cristo, al llevar nuestros pecados y morir por nosotros, luego resucitó justificado, sin pecado; por lo tanto, todo está tipificado ahí en Set.

Y ahora, Set nace y viene a ser la persona clave, viene a ser un mensajero dispensacional, y Dios trató con él; y dice que comenzaron los hombres a llamarse del nombre de Dios, de Jehová.

Vamos a ver en Génesis, capítulo 5… verso 1 en adelante dice:

“Este es el libro de las generaciones de Adán. El día en que creó Dios al hombre, a semejanza de Dios lo hizo.

Varón y hembra los creó; y los bendijo, y llamó el nombre de ellos Adán, el día en que fueron creados.

Y vivió Adán ciento treinta años, y engendró un hijo a su semejanza, conforme a su imagen, y llamó su nombre Set”.

Y ahora, encontramos que a un hijo a semejanza de Adán… Ese es Set. Sigue diciendo:

“Y fueron los días de Adán después que engendró a Set, ochocientos años, y engendró hijos e hijas.

Y fueron todos los días que vivió Adán novecientos treinta años; y murió”.

Y aquí encontramos que Set vino a ser el hijo de Adán que tipificó a Cristo resucitado y glorificado.

Ahora, encontramos aquí, en este pasaje, que Set, siendo tipo de Cristo, Cristo al resucitar fue restaurado a la vida, así como Dios le restauró hijo, un hijo a Adán y Eva, le dio otro hijo, otra simiente.

Y ahora, Cristo resucitado y glorificado es el Hijo de Dios glorificado, adoptado; y ahora por medio… Así como por medio de Set vino esa línea de los hijos de Dios: por medio de Cristo (el segundo Adán y el segundo Set) vienen los hijos e hijas de Dios, los cuales nacen en el Cuerpo de Cristo.

Porque la sangre está en el cuerpo nuestro, y por consiguiente la vida también está en el cuerpo nuestro. Y en el Cuerpo de Cristo, que es Su Iglesia, Su Cuerpo Místico de creyentes, está la Sangre de Cristo, que nos limpia de todo pecado, y está la Vida de Cristo, que es el Espíritu Santo, Ese es la Vida de la Sangre.

Por consiguiente, estando la Sangre y el Espíritu, Cristo por medio del nuevo nacimiento produce el nuevo nacimiento en los creyentes en Él, y coloca Su Espíritu en las personas que creen en Él. Y eso es Cristo reproduciéndose en hijos e hijas de Dios, como el grano de trigo reproduciéndose a través de la planta de trigo, reproduciéndose en hijos e hijas de Dios, en granos de trigo iguales al grano de trigo que fue sembrado en tierra.

Por eso somos trigo, y somos granos de trigo nacidos de nuevo en la planta de trigo: la Iglesia del Señor Jesucristo.

Y es ahí mismo, en la Iglesia del Señor Jesucristo, que recibiremos también el cuerpo físico glorificado, nosotros los que vivimos, y los que ya han partido, los muertos en Cristo. Fuera de la Iglesia del Señor Jesucristo no se pueden recibir las bendiciones del Cielo; todas son enviadas al Cuerpo de Cristo, que es Su Iglesia.

Ahora, vean ustedes, desde los días de Set en adelante, los hombres comenzaron a llamarse del Nombre de Jehová, o comenzaron a invocar el Nombre de Dios, de Jehová. Y desde Cristo hacia acá, vean ustedes, los seres humanos de entre los hebreos y también de entre los gentiles, comenzaron a llamar o a invocar el Nombre de Dios, y sobre todo en medio de los descendientes de Cristo el segundo Adán y el segundo Set.

Y ahora, lo que ha estado sucediendo no es otra cosa sino la creación de una nueva raza con vida eterna; esa es la Iglesia del Señor Jesucristo; la cual tiene, de edad en edad, los hijos e hijas de Dios, los que heredarán todas las cosas con Cristo nuestro Salvador.

Y ahora, el misterio de Cristo en Su Iglesia es el misterio de Cristo en Espíritu Santo en Su Iglesia, velado y revelado en medio de Su Iglesia en el ángel mensajero correspondiente a cada edad.

Luego, el misterio de Cristo en Su Iglesia, trayendo a vida eterna hijos e hijas de Dios. Eso es Cristo en Espíritu Santo llamando y juntando Sus hijos, Sus escogidos, esas almas escritas en el Cielo, en el Libro de la Vida del Cordero, y colocándolas por medio del nuevo nacimiento; colocándolas ¿dónde? En el Cuerpo Místico de Cristo, que es la Iglesia del Señor Jesucristo.

Y en la Iglesia del Señor Jesucristo es que están todos los misterios del Nuevo Testamento y también los misterios para la Dispensación del Reino. Por eso aparecen los Dos Olivos, que son los ministerios de Moisés y Elías, donde aparecen primeramente en la Iglesia del Señor Jesucristo, y después pasarán al pueblo hebreo, que es la Iglesia de Dios del Antiguo Testamento.

Y ahora, LOS MINISTERIOS DE LOS DOS OLIVOS, de los Dos Testigos, eso es un misterio del Reino de Dios, del Reino de los Cielos; por lo tanto, es un misterio de la Biblia que será manifestado en este tiempo final; y por consiguiente será abierto en cuanto a Su cumplimiento, y cumplirá todo aquello que dice que ese ministerio llevará a cabo. El misterio de los Dos Olivos, los Dos Ungidos, es el misterio de los ministerios de Moisés y Elías manifestados en el Día Postrero, en el Ángel del Señor Jesucristo. Esos son los Ángeles del Hijo del Hombre, con los cuales Él viene en este tiempo final.

Tenemos más misterios:

Tenemos el misterio del profeta Elías siendo… y de Enoc, el misterio de Enoc siendo raptado.

• Enoc: séptimo desde Adán, tipifica a los creyentes en Cristo que han de ser transformados y llevados con Cristo a la Cena de las Bodas del Cordero.

• Y tenemos el misterio de Elías siendo raptado por carros de fuego. Tenemos ese misterio de Elías, lo cual tipifica a la Iglesia del Señor Jesucristo, que será transformada y raptada en este tiempo final; y también tipifica al Ángel del Señor Jesucristo para este tiempo final.

• Tenemos el misterio también de David. David es un misterio, pero el misterio de David es sencillo: David tipifica a Cristo. Por eso, cosas que habló David se cumplieron en Cristo nuestro Salvador, pero David las hablaba como si fueran de él; parcialmente se cumplieron en él como tipo y figura, pero luego se cumplieron en toda su plenitud en Jesucristo nuestro Salvador.

• También Salomón es un misterio, porque tipifica a Cristo como Hijo de David, para sentarse en el trono de David Su padre, al cual Él es heredero. El Arcángel Gabriel dijo que Dios le daría el trono de David Su padre. Y se sentará sobre el Trono de David y reinará para siempre. Va a reinar sobre el pueblo hebreo para siempre, Cristo, el Hijo de David.

Y ahora, como Hijo de David Él es el heredero al Trono de David, y por consiguiente heredero al Reino de David en medio del pueblo hebreo.

• Encontramos también, que este misterio de David nos habla del Reino de Dios que será establecido en este tiempo final, pues el Reino de David era nada menos que el Reino de Jehová, de Dios, en la Tierra; y el Trono de David era nada menos que el Trono de Dios en la Tierra; era la representación del Reino celestial y del Trono celestial.

En ese Trono, luego de David se sentó su hijo Salomón. El Reino de Dios estaba en medio del pueblo hebreo, y el trono de David era el Trono de Dios en medio del pueblo hebreo. Es un misterio grande ese misterio.

Tenemos más misterios: EL MISTERIO DEL ESPÍRITU SANTO, eso es un misterio muy grande, el cual será totalmente abierto muy pronto.

Y ahora, también tenemos EL MISTERIO DE LAS SIETE LÁMPARAS DE FUEGO, de Apocalipsis, capítulo 4, verso 5 al 6, que es el misterio de las siete edades de la Iglesia con los siete ángeles mensajeros de las siete edades.

Esas siete lámparas encendidas son las siete edades con Sus siete ángeles mensajeros en el Lugar Santo del Templo espiritual de Cristo, o sea, en la Dispensación de la Gracia.

Tenemos la Shekinah en el Templo espiritual de Cristo, o sea, tenemos al Espíritu Santo en medio de la Iglesia.

Tenemos, en todos estos misterios, tenemos aquí contenidos LOS MISTERIOS DE LAS COSAS QUE DEBEN SUCEDER PRONTO, en este tiempo final; por lo tanto, para comprender plenamente estos misterios Cristo dice:

“Sube acá, y yo te mostraré las cosas que sucederán después de estas”. (Apocalipsis, capítulo 4, verso 1).

Y Apocalipsis 22, verso 16, dice: “Yo Jesús he enviado mi ángel para daros testimonio de estas cosas en las iglesias”.

Es por medio de Su Ángel que Cristo da testimonio de todas estas cosas que deben suceder pronto.

En Apocalipsis, capítulo 22, verso 6, dice también:

“Y me dijo: Estas palabras son fieles y verdaderas. Y el Señor, el Dios de los espíritus de los profetas, ha enviado su ángel, para mostrar a sus siervos las cosas que deben suceder pronto”. (Apocalipsis 22, verso 6).

Y Apocalipsis 22, verso 16, dice: “Yo Jesús he enviado mi ángel para daros testimonio de estas cosas en las iglesias. Yo soy la raíz y el linaje de David, la estrella resplandeciente de la mañana”.

Y ahora, Cristo envía a Su Ángel para dar a conocer, dar testimonio, dar a conocer todas estas cosas que han de suceder pronto en medio de la Iglesia de Jesucristo y en medio de este planeta Tierra.

Este Ángel, dice el reverendo William Branham en el libro de Los Sellos, página 301 y 302, que este Ángel es un espíritu de profeta.

Y ahora, encontramos que es un misterio grande el Ángel del Señor Jesucristo. Después del misterio de Cristo, el misterio de Dios en Cristo, el próximo misterio más grande es el misterio de Cristo en Su Ángel, y por consiguiente el misterio de Cristo en Su Iglesia.

Y ahora, viendo todos estos misterios del Reino de los Cielos, misterios contenidos ¿dónde? En la Biblia. Todos estos misterios de los cuales les he hablado son los misterios de la Biblia.

El tiempo falta para seguir explicando acerca de todos los misterios. Hay todavía más misterios que corresponden a la Iglesia de Jesucristo y tienen que ser cumplidos en la Iglesia del Señor Jesucristo; pero la Palabra vindicada para cada edad, siendo proclamada, produce aquello para lo cual Dios la ha enviado.

Por lo tanto, en el cumplimiento de esa Palabra prometida, en el tiempo de la vindicación de la Palabra prometida, en el tiempo de la Palabra prometida siendo cumplida, siendo vindicada, todas las promesas de Cristo contenidas en los misterios de la Biblia correspondientes a este tiempo final, tienen que ser cumplidas, cumplidas para ustedes y para mí también.

Y ahora, el misterio de Dios en Cristo es el misterio más grande del tiempo de Jesús; y el misterio más grande para este tiempo final es el misterio de Cristo en medio de Su Iglesia. Por lo tanto, en medio de la Iglesia de Jesucristo, en una nueva edad, la Edad de la Piedra Angular, estará Cristo velado y revelado, manifestado a través de carne humana.

Por lo tanto, este es el misterio grande para este tiempo final, de entre los misterios de la Biblia; por eso Cristo siempre hablaba mucho de la Venida del Hijo del Hombre para este tiempo final.

Por lo tanto, estemos siempre bien alertas, porque de un momento a otro Cristo va a permitir totalmente la apertura de ese misterio, que por el momento es aguantado un poquito para que no se interrumpa toda la Obra del misterio del Séptimo Sello.

En la lectura, o en lo que fue dicho por el reverendo William Branham en el libro de Los Sellos, cuando habla de ese misterio, él dice: “Si yo pudiera obtener la revelación y quedarme callado”. ¿Ven? Eso fue lo que el Ángel le había dicho al reverendo William Branham para la Primera y Segunda y Tercera Etapa; o sea, que hiciera lo que le fue dicho que hiciera, pero que se mantuviera callado, sin revelar el misterio de esas etapas.

Y ahora, EL MISTERIO DE LA TERCERA ETAPA es el misterio que está contenido en el Séptimo Sello, en la Venida del Señor; por lo tanto, tenemos que estar con nuestros ojos abiertos para que Dios nos abra este misterio, y nos abra el entendimiento y el corazón y la mente para poder comprender este misterio de los misterios de la Biblia.

La Biblia contiene todos los misterios divinos que ya se cumplieron, y los que se están cumpliendo en nuestro tiempo, y los que se han de cumplir. Por lo tanto, tenemos que entrar al conocimiento de estos misterios en humildad, en sencillez, para poder recibir los beneficios del cumplimiento de estos misterios para este tiempo final.

Por lo tanto, entrando a los misterios de la Biblia.

“ENTRANDO A LOS MISTERIOS DE LA BIBLIA”.

Al entrar a los misterios de la Biblia correspondientes a este tiempo final, hemos visto que somos herederos de Dios, somos coherederos con Cristo, somos los Primogénitos de Dios escritos en el Cielo, en el Libro de la Vida del Cordero. Esas cosas no las sabíamos primero, pero ya sí las conocemos.

Por lo tanto, los misterios del Reino de Dios o Reino de los Cielos se han ido materializando aquí en la Tierra, en la Iglesia del Señor Jesucristo.

Por eso cada uno manténgase firme sirviendo a Cristo con toda vuestra alma.

“ENTRANDO A LOS MISTERIOS DE LA BIBLIA”.

Hemos visto que tenemos que entrar a los misterios de la Biblia con seriedad, con reverencia y con mucho cuidado; que no le vayamos a añadir o quitar.

Tenemos que entrar a los misterios de la Biblia para poder comprender todo lo que ha sido prometido para este tiempo final; y también comprender lo que fue prometido para edades pasadas, y cómo Dios cumplió esas promesas de esos misterios de la Biblia que Él cumpliría en el Nuevo Testamento.

Y ahora, nuestro tema ha sido: “ENTRANDO A LOS MISTERIOS DE LA BIBLIA”.

Les he mencionado algunos que no he explicado, no les he dado la revelación de ese misterio; pero vamos gradualmente a recibir el conocimiento de todos esos misterios.

Por tanto, el viernes estaremos reunidos en el otro lugar que tenemos aquí cerca (en el otro terreno), y estaremos viendo el tema para el próximo viernes: “AMPARADOS EN LA SOMBRA DE SUS ALAS”. Y para el domingo 26 el tema es: “LOS TESOROS DE LA SANIDAD Y DEL CONOCIMIENTO”.

Hay tesoros ahí, que serán dados a conocer para que podamos nosotros obtener esos tesoros divinos, celestiales, que están disponibles para ustedes y para mí también.

Y ahora, hemos estado entrando a los misterios de la Biblia.

El tiempo se nos ha agotado ya; por lo tanto, continuaremos el próximo viernes bajo el tema: “APARTADOS EN LA SOMBRA DE SUS ALAS”.

Así que oren mucho por mí para que Dios me dé todo lo que debo hablar el próximo domingo.

Y ahora, ¿dónde están los que han estado entrando a los misterios de la Biblia y han estado obteniendo el conocimiento de esos misterios? ¡Aquí estamos!, recibiendo la revelación divina de estos misterios de la Biblia. Y no quedará ni un misterio que no sea revelado a la Iglesia del Señor Jesucristo en este tiempo final. Cristo lo revelará a Su Ángel y Su Ángel lo revelará a la Iglesia del Señor Jesucristo.

Y ahora, continuemos todos los días de nuestra vida obteniendo el conocimiento de los misterios de la Biblia, porque en los misterios de la Biblia está usted y estoy yo también; todos estamos ahí en los misterios de la Biblia.

Por lo tanto, manténgase estudiando la Escritura y los mensajes correspondientes a nuestro tiempo, y los que encuentre del reverendo William Branham, porque estamos viviendo en un tiempo muy importante para nosotros; un tiempo muy importante para la Iglesia del Señor Jesucristo, que está esperando la Segunda Venida de Cristo, y está esperando la transformación de los que estamos vivos, y está esperando la resurrección de los muertos en Cristo, y está esperando el rapto, o sea, la traslación de todos los escogidos a la Casa de nuestro Padre celestial, a la Cena de las Bodas del Cordero.

Por lo tanto, manténgase cada uno con vuestras faltas, errores y pecados confesados a Cristo, para estar limpios de todo pecado; y sirviendo todos los días de nuestra vida a Cristo nuestro Salvador. Siempre escuchando Su Palabra y siendo edificados con Su Palabra.

Y ahora, ¿dónde están los que han estado entrando a los misterios de la Biblia en este tiempo final? ¡Aquí estamos!, escuchando los misterios de la Biblia, y por consiguiente entrando al conocimiento de los misterios de la Biblia.

Hubo algunos misterios de la Biblia, correspondientes a nuestro tiempo, que no les mencioné, pero en alguna otra ocasión los mencionaremos, para que tengan el conocimiento de esos misterios.

Bajo el misterio del Séptimo Sello es que los muertos en Cristo van a ser resucitados y nosotros los que vivimos vamos a ser transformados, porque el misterio del Séptimo Sello es la Venida del Señor por Su Iglesia, para buscarla, transformarla y llevarla con Él a la Cena de las Bodas del Cordero.

“ENTRANDO A LOS MISTERIOS DE LA BIBLIA”.

Ha sido para mí una bendición grande estar con ustedes en esta ocasión, dándoles testimonio de: “ENTRANDO A LOS MISTERIOS DE LA BIBLIA”. Mostrándoles a ustedes cómo entrar a los misterios de la Biblia.

Que las bendiciones de Cristo, el Ángel del Pacto, nuestro Salvador, sean sobre todos ustedes y sobre mí también; y pronto Cristo complete Su Iglesia, resucite a los muertos creyentes en Él y nos transforme a nosotros los que vivimos, y nos lleve con Él a la Cena de las Bodas del Cordero, a la Casa de nuestro Padre celestial. En el Nombre del Señor Jesucristo. Amén y amén.

Nos veremos el próximo viernes, Dios mediante, en la próxima actividad que tendremos, y luego el domingo también. El sábado estaremos trasmitiendo para Venezuela, donde tendrán una actividad muy grande, de miles de personas, y esperamos que Dios nos de mucha Palabra revelada para esa actividad que será transmitida el sábado, Dios mediante (¿a qué hora? A las 11:00 de la mañana). Eso lo vamos a transmitir desde… vamos a hacerlo ya privado. Así que el sábado no estaremos todos reunidos. Vamos a hacer una trasmisión privada para Venezuela, y luego ustedes podrán escucharla en una de las actividades que tendrán con videos, ya sea un viernes o un domingo.

Bueno, ha sido para mí una bendición grande estar con ustedes en esta ocasión, dándoles testimonio de los misterios de la Biblia.

Nuestro tema ha sido: “ENTRANDO A LOS MISTERIOS DE LA BIBLIA”.

Dios les continúe bendiciendo a todos, Dios les guarde a todos; y continúen pasando un día lleno de las bendiciones de Jesucristo nuestro Salvador.

Muchas gracias por vuestra amable atención. Con nosotros nuevamente el reverendo José Benjamín Pérez para continuar y ya él también hará la oración final y habrá algún cántico también.

Bueno, que Dios les continúe bendiciendo a todos, y con nosotros el reverendo José Benjamín Pérez.

“ENTRANDO A LOS MISTERIOS DE LA BIBLIA”.

[Revisión febrero 2022]

1 Génesis 1:1

2 Hebreos 1:7

3 1 Corintios 15:44

4 San Juan 19:34

5 Romanos 6:23

6 Romanos 3:23

7 Génesis 2:17

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