La Trayectoria del Espíritu Santo

Muy buenos días, amados amigos y hermanos presentes; es para mí una bendición grande estar con ustedes en esta ocasión, para compartir con ustedes unos momentos de compañerismo alrededor de la Palabra de Dios y Su Programa correspondiente a este tiempo final.

Para lo cual buscamos en el libro de los Hechos, capítulo 2, verso 1 en adelante, y leemos donde dice:

“Cuando llegó el día de Pentecostés, estaban todos unánimes juntos.

Y de repente vino del cielo un estruendo como de un viento recio que soplaba, el cual llenó toda la casa donde estaban sentados;

y se les aparecieron lenguas repartidas, como de fuego, asentándose sobre cada uno de ellos.

Y fueron todos llenos del Espíritu Santo, y comenzaron a hablar en otras lenguas, según el Espíritu les daba que hablasen.

Moraban entonces en Jerusalén judíos, varones piadosos, de todas las naciones bajo el cielo.

Y hecho este estruendo, se juntó la multitud; y estaban confusos, porque cada uno les oía hablar en su propia lengua.

Y estaban atónitos y maravillados, diciendo: Mirad, ¿no son galileos todos estos que hablan?

¿Cómo, pues, les oímos nosotros hablar cada uno en nuestra lengua en la que hemos nacido?

Partos, medos, elamitas, y los que habitamos en Mesopotamia, en Judea, en Capadocia, en el Ponto y en Asia,

en Frigia y Panfilia, en Egipto y en las regiones de África más allá de Cirene, y romanos aquí residentes, tanto judíos como prosélitos,

cretenses y árabes, les oímos hablar en nuestras lenguas las maravillas de Dios.

Y estaban todos atónitos y perplejos, diciéndose unos a otros: ¿Qué quiere decir esto?

Mas otros, burlándose, decían: Están llenos de mosto.

Entonces Pedro, poniéndose en pie con los once, alzó la voz y les habló diciendo: Varones judíos, y todos los que habitáis en Jerusalén, esto os sea notorio, y oíd mis palabras.

Porque éstos no están ebrios, como vosotros suponéis, puesto que es la hora tercera del día.

Mas esto es lo dicho por el profeta Joel:

Y en los postreros días, dice Dios,

Derramaré de mi Espíritu sobre toda carne,

Y vuestros hijos y vuestras hijas profetizarán;

Vuestros jóvenes verán visiones,

Y vuestros ancianos soñarán sueños;

Y de cierto sobre mis siervos y sobre mis siervas en aquellos días

Derramaré de mi Espíritu, y profetizarán.

Y daré prodigios arriba en el cielo,

Y señales abajo en la tierra,

Sangre y fuego y vapor de humo;

El sol se convertirá en tinieblas,

Y la luna en sangre,

Antes que venga el día del Señor,

Grande y manifiesto;

Y todo aquel que invocare el nombre del Señor, será salvo”.

Que Dios bendiga nuestras almas con Su Palabra y nos permita entenderla.

Nuestro tema es: “LA TRAYECTORIA DEL ESPÍRITU SANTO”.

Para conocer la trayectoria del Espíritu Santo es muy importante también conocer quién es el Espíritu Santo y para qué fue enviado por Dios a la Tierra.

El Espíritu Santo es nada menos que el mismo Dios, porque Dios es Espíritu. Y siendo que Dios en Espíritu estuvo sobre las aguas, en Génesis, capítulo 1, verso 1 en adelante, dice:

“En el principio creó Dios los cielos y la tierra.

Y la tierra estaba desordenada y vacía, y las tinieblas estaban sobre la faz del abismo, y el Espíritu de Dios se movía sobre la faz de las aguas”.

Y ahora, encontramos que el Espíritu de Dios siempre ha estado trabajando en el Programa Divino. Y ahora, en el libro o evangelio según San Juan, dice Dios… evangelio según San Juan, capítulo 1, verso 1 en adelante, dice:

“En el principio era el Verbo, y el Verbo era con Dios, y el Verbo era Dios.

Este era en el principio con Dios.

Todas las cosas por él fueron hechas, y sin él nada de lo que ha sido hecho, fue hecho.

En él estaba la vida, y la vida era la luz de los hombres.

La luz en las tinieblas resplandece, y las tinieblas no prevalecieron contra ella”.

Luego, el verso 9 dice:

“Aquella luz verdadera, que alumbra a todo hombre, venía a este mundo.

En el mundo estaba, y el mundo por él fue hecho; pero el mundo no le conoció.

A lo suyo vino, y los suyos no le recibieron.

Mas a todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios;

los cuales no son engendrados de sangre, ni de voluntad de carne, ni de voluntad de varón, sino de Dios.

Y aquel Verbo fue hecho carne, y habitó entre nosotros (y vimos su gloria, gloria como del unigénito del Padre), lleno de gracia y de verdad”.

Y ahora, encontramos que Dios por medio de Su Espíritu creó todas las cosas; y el Logos, que salió de Dios —el cual es el Logos, el Verbo—, se hizo carne y habitó en medio de la raza humana.

Y ahora, encontramos que Dios por medio de Su Espíritu ha estado llevando a cabo todo Su Programa, el cual Él concibió en Sí mismo antes de la Creación.

¿Qué hacía Dios antes de llevar a cabo la Creación? Planificando todo lo que Él llevaría a cabo. Por lo tanto, Dios no está pensando hacer nada que no sea lo que Él ya pensó hacer desde antes de la creación del mundo.

Lo que Dios ha estado haciendo por medio de Su Espíritu es realizando lo que Él pensó hacer. Por lo tanto, todas las cosas que Dios pensó hacer las ha estado llevando a cabo por medio del Verbo que era con Dios y era Dios, y creó, hizo, todas las cosas.

Ahora, encontramos en el Antiguo Testamento, que Dios le habló al pueblo hebreo por medio de Su Espíritu. Dice Zacarías, capítulo 7, verso 11 al 12:

Pero no quisieron escuchar, antes volvieron la espalda, y taparon sus oídos para no oír;

y pusieron su corazón como diamante, para no oír la ley ni las palabras que Jehová de los ejércitos enviaba por su Espíritu, por medio de los profetas primeros; vino, por tanto, gran enojo de parte de Jehová de los ejércitos”.

Y ahora, Dios por medio de Su Espíritu enviaba al pueblo hebreo Sus palabras usando profetas. Dios por medio de Su Espíritu habló a través de los profetas del Antiguo Testamento. En Hebreos también dice: capítulo 1, verso 1 en adelante:

“Dios, habiendo hablado muchas veces y de muchas maneras en otro tiempo a los padres por los profetas,

en estos postreros días nos ha hablado por el Hijo, a quien constituyó heredero de todo, y por quien asimismo hizo el universo;

el cual, siendo el resplandor de su gloria, y la imagen misma de su sustancia, y quien sustenta todas las cosas con la palabra de su poder, habiendo efectuado la purificación de nuestros pecados por medio de sí mismo, se sentó a la diestra de la Majestad en las alturas”.

Por lo tanto, el Verbo que era con Dios, el Logos, el Espíritu Santo, es Cristo nuestro Salvador, el cual en el Antiguo Testamento está en esa Columna de Fuego la cual le apareció al profeta Moisés y lo envió para la liberación del pueblo hebreo1.

Y a través de Moisés se manifestó, usó al profeta Moisés, habló a través del profeta Moisés, y realizó la liberación del pueblo hebreo; fue Cristo, el Ángel del Pacto, el Ángel de Jehová, en esa Columna de Fuego manifestado.

Hubo ocasiones en que el que hablaba en y desde esa Columna de Fuego, se dejó ver en forma de Ángel, en forma de hombre; y Moisés vio las espaldas de Dios, del Ángel de Jehová, como las espaldas de un hombre. En el capítulo 33 y capítulo 34 del libro del Éxodo, nos habla acerca de esta manifestación de Dios cuando Moisés quiso ver la gloria de Dios.

Luego, encontramos que Josué se encontró con un Varón que tenía una espada en su mano, allá frente al lugar donde ellos tenían que pelear, ya habiendo cruzado al otro lado del Jordán, allí en Jericó, frente a las murallas de Jericó. Esto está en Josué, capítulo 5… capítulo 5 de Josué nos narra este gran momento que tuvo Josué. Capítulo 5, versos 13 en adelante de Josué, dice:

“Estando Josué cerca de Jericó, alzó sus ojos y vio un varón que estaba delante de él, el cual tenía una espada desenvainada en su mano. Y Josué, yendo hacia él, le dijo: ¿Eres de los nuestros, o de nuestros enemigos?

Él respondió: No; mas como Príncipe del ejército de Jehová he venido ahora. Entonces Josué, postrándose sobre su rostro en tierra, le adoró; y le dijo: ¿Qué dice mi Señor a su siervo?

Y el Príncipe del ejército de Jehová respondió a Josué: Quita el calzado de tus pies, porque el lugar donde estás es santo. Y Josué así lo hizo”.

Este Varón con Su espada en la mano, el cual le dijo a Josué que Él es el Príncipe de los Ejércitos de Jehová…, o sea, el que está a cargo de todos los Ejércitos de Jehová: está a cargo del Ejército de Jehová terrenal, que es el pueblo hebreo, y del Ejército celestial, que es la Iglesia del Señor Jesucristo, y todas las huestes celestiales.

Este es Cristo, nuestro Salvador, en Su cuerpo angelical, el cual estaba dentro de aquella Columna de Fuego; pero ahora, vean, podía salir en forma visible y aparecer como un hombre en medio del pueblo hebreo.

También Manoa, en el capítulo 13 del libro de los Jueces, Manoa y su esposa vieron al Ángel de Jehová; y pensaron que iban a morir porque habían visto a Dios cara a cara.

Dios estaba en Su Ángel manifestado. Y ahora, ese es nada menos que Cristo en Su cuerpo angelical.

También en Ezequiel, capítulo 9, encontramos a un Varón vestido de lino blanco con un tintero en su cintura, el cual vino para sellar en sus frentes a los siervos de Dios, sellar en sus frentes a todos los que claman en la ciudad, a todos los que aman a Dios, antes de que la destrucción viniera sobre Jerusalén.

Y ahora, así como en Apocalipsis 7, el Ángel que tiene el Sello del Dios Vivo, o sea, que tiene el Espíritu Santo, el Ángel en quien viene el Espíritu Santo en el Día Postrero, ordena a los cuatro ángeles que no lleven a cabo guerra sobre la Tierra hasta que hayan sido sellados los siervos de nuestro Dios, que son 144.000 hebreos, 12.000 de cada tribu… (Eso está en Apocalipsis, capítulo 7, verso 2 en adelante).

Y ahora, encontramos que Cristo, el Ángel del Pacto, el Ángel de Jehová, es el que está a cargo de todos los Ejércitos celestiales, es el Príncipe de los Ejércitos de Dios.

Y ahora, Él es el Espíritu Santo, el Ángel del Pacto, el Ángel de Jehová en Su cuerpo angelical, el cual lo encontramos dentro de la Columna de Fuego, vestido de una Columna de Fuego, vestido de una luz más fuerte que el sol.

Ahora, el Espíritu Santo tiene una misión muy grande, tanto en el Antiguo Testamento como en el Nuevo Testamento. En el Antiguo Testamento estuvo acompañando al pueblo hebreo, y en Su trayectoria lo encontramos en la manifestación de la Columna de Fuego. Esa Columna de Fuego es el Espíritu Santo, es Cristo en Espíritu Santo, es Cristo en Espíritu; y encontramos al Espíritu Santo en y como la Columna de Fuego en el Antiguo Testamento.

Luego encontramos, también, a la Columna de Fuego en Moisés y en cada profeta que Él envió, manifestado el Espíritu Santo en y a través de cada profeta que Él envió, y hablando y obrando a través de cada uno de esos profetas que Él envió. Por eso es que en Primera de Pedro nos dice en el capítulo 1, verso 10 en adelante:

“Los profetas que profetizaron de la gracia destinada a vosotros, inquirieron y diligentemente indagaron acerca de esta salvación,

escudriñando qué persona y qué tiempo indicaba el Espíritu de Cristo que estaba en ellos…”.

¿Dónde encontramos al Espíritu Santo, el Espíritu de Cristo, en el Antiguo Testamento? ¿En qué personas? En los profetas de Dios.

“… el cual anunciaba de antemano los sufrimientos de Cristo, y las glorias que vendrían tras ellos”.

Era el que anunciaba a través de los profetas las cosas que iban a suceder. Anunció a través de los profetas del Antiguo Testamento la Primera Venida de Cristo y las cosas que sucederían en la Primera Venida de Cristo; y también anunció la Dispensación de la Gracia, aunque no era comprendido allá en el Antiguo Testamento lo que sería la Dispensación de la Gracia.

Pero, vean ustedes, Dios dijo que haría un Nuevo Pacto con Su pueblo2, y escribiría sobre sus corazones (o sea, sobre sus almas) Su Ley, y les daría un nuevo corazón y un nuevo espíritu3.

Ahora, encontramos que Él establecería un Nuevo Pacto y daría a los creyentes el nuevo nacimiento, donde les da un nuevo espíritu: el Espíritu Santo.

Y ahora, encontramos también que en ese Nuevo Pacto tendría el pueblo, ya no la sangre de animalitos, ni sacrificios de animalitos, sino un Sacrificio perfecto, y la Sangre de un Sacrificio perfecto: la Sangre de Jesucristo, el Cordero de Dios que fue sacrificado por todos nosotros.

Decirle al pueblo hebreo y a los sacerdotes en el Antiguo Testamento, que vendría el día en que ya no se llevarían a cabo más sacrificios por el pecado, y que no habría más necesidad de ellos, eso era una ofensa para ellos.

Pero vean, en el Programa de Dios que el Espíritu Santo llevaría a cabo en una nueva dispensación, estaba en los antitipos lo que era el tipo y figura allá en el Antiguo Testamento. El antitipo es la realidad de lo que fue tipificado allá; y la realidad está en el Nuevo Testamento.

La realidad del cordero pascual y del macho cabrío de la expiación, y de todos los sacrificios por el pecado y la paz, son cumplidos en Jesucristo nuestro Salvador. Todo aquello del Antiguo Testamento era el tipo y figura de Cristo y Su Sacrificio en la Cruz del Calvario.

Por lo tanto, ya en el Nuevo Testamento no se llevan a cabo sacrificios por el pecado (esto es para los creyentes en Cristo), y ya estamos dentro de un Nuevo Pacto; por lo tanto, el Pacto bajo la Ley, y también el sacerdocio levítico bajo la Ley, todo eso ya pasó de tiempo; ya eso no existe ante la presencia de Dios, fue cambiado todo; y el sacerdocio también fue cambiado.

Ya no se requiere un sumo sacerdote terrenal, pues ya hay un Sumo Sacerdote celestial, el cual es Cristo, y el cual está intercediendo en el Templo celestial.

Ya no se requiere un tabernáculo o templo terrenal, porque ya el Templo celestial ha sido abierto y está funcionando con el Sumo Sacerdote, Cristo, según el Orden de Melquisedec.

No se necesitan tampoco sacerdotes del orden levítico para trabajar en el Nuevo Pacto, porque hay un Nuevo Orden Sacerdotal según el Orden Sacerdotal celestial; es, por consiguiente, el Orden Sacerdotal de Melquisedec. Ese Orden Sacerdotal es el Orden que está vigente; y corresponde a Cristo y los creyentes en Cristo.

Cristo es el Sumo Sacerdote del Templo celestial, y los creyentes en Cristo son sacerdotes de Cristo. Por medio de Cristo, el Sumo Sacerdote, es que nosotros llevamos a cabo la labor sacerdotal, y ofrecemos a Dios sacrificios de alabanzas a través de Jesucristo nuestro Salvador.

Y ahora, el Espíritu Santo ya no está en el Antiguo Testamento, pues el Antiguo Testamento ya terminó; ahora estamos en el Nuevo Testamento. Por lo tanto, el Espíritu Santo que descendió, el cual estaba en Cristo, pero cuando Cristo murió fue sepultado, resucitó y ascendió al Cielo: fue enviado el Espíritu Santo el Día de Pentecostés, como había sido prometido.

Si leemos en el libro del profeta Isaías, encontraremos diferentes lugares donde está prometido que Dios enviará Su Espíritu Santo. Por ejemplo, en Isaías 44, verso 3, dice:

“Porque yo derramaré aguas sobre el sequedal, y ríos sobre la tierra árida; mi Espíritu derramaré sobre tu generación, y mi bendición sobre tus renuevos”.

Aquí tenemos la promesa de la Venida del Espíritu Santo, como también en el capítulo 32 de Isaías, donde nos dice: capítulo 32, verso 15, dice:

“… hasta que sobre nosotros sea derramado el Espíritu de lo alto, y el desierto se convierta en campo fértil, y el campo fértil sea estimado por bosque”.

Y ahora, la promesa es que Dios derramará de lo alto el Espíritu.

También en Proverbios, capítulo 1, verso 23, dice:

“Volveos a mi reprensión;

He aquí yo derramaré mi espíritu sobre vosotros,

Y os haré saber mis palabras”.

La promesa de Dios derramar sobre el ser humano Su Espíritu Santo, está desde el Antiguo Testamento; y ahora Cristo en el Nuevo Testamento, en Su ministerio terrenal, dice que va a ser derramado el Espíritu Santo sobre los seres humanos. Y ahora vamos a ver sobre cuáles seres humanos Dios va a derramar Su Espíritu Santo. Capítulo 14, verso 23 en adelante, dice [San Juan]:

Respondió Jesús y le dijo: El que me ama, mi palabra guardará; y mi Padre le amará, y vendremos a él, y haremos morada con él.

El que no me ama, no guarda mis palabras; y la palabra que habéis oído no es mía, sino del Padre que me envió”.

¿A quiénes Cristo dice que vendrá, y harán morada el Padre y Cristo con la persona? Sobre los que guardan las palabras de Cristo; que son aquellas personas que reciben a Cristo como su Salvador, lavan sus pecados en la Sangre de Cristo, y son bautizados en agua en el Nombre del Señor Jesucristo; y Cristo los bautiza con Espíritu Santo y Fuego.

“Os he dicho estas cosas estando con vosotros.

Mas el Consolador, el Espíritu Santo, a quien el Padre enviará en mi nombre, él os enseñará todas las cosas, y os recordará todo lo que yo os he dicho”.

Y ahora, conforme a como estaba prometido que Dios haría, Cristo está también anunciando qué Dios va a hacer, dice… El proverbio que habíamos leído, dice:

“Volveos a mi reprensión;

He aquí yo derramaré mi espíritu sobre vosotros,

Y os haré saber mis palabras”.

Y acá en San Juan, dice:

“Mas el Consolador, el Espíritu Santo, a quien el Padre enviará en mi nombre, él os enseñará todas las cosas, y os recordará todo lo que yo os he dicho”.

O sea: “Os hará saber las palabras de Dios”, y “nos recordará todas las palabras de Cristo”.

Y ahora, en el capítulo 15, verso 26, también dice Cristo [San Juan]:

“Pero cuando venga el Consolador, a quien yo os enviaré del Padre…”.

Ahora vean, en la lectura que tuvimos del capítulo 14, verso 26, dice Cristo: “… el Espíritu Santo, a quien el Padre enviará en mi nombre”; aquí dice que es el Padre el que lo va a enviar en el Nombre del Señor Jesucristo; pero acá dice:

“Pero cuando venga el Consolador, a quien yo os enviaré del Padre, el Espíritu de verdad, el cual procede del Padre, él dará testimonio acerca de mí”.

Y ahora, ¿por qué en un lugar dice que el Padre lo va a enviar, y en este otro lugar dice Cristo que Él es, Cristo es, el que lo va a enviar? Porque todo lo que hace el Padre, lo hace a través de Jesucristo nuestro Salvador; porque Cristo es el Verbo que era con Dios y era Dios, por medio del cual Dios creó todas las cosas.

En el capítulo 16 también dice, verso 7 dice [San Juan]:

“Pero yo os digo la verdad: Os conviene que yo me vaya; porque si no me fuera, el Consolador no vendría a vosotros; mas si me fuere, os lo enviaré”.

Y ahora, aquí Cristo promete que Él es el que va a enviar el Espíritu Santo. Ahora, veamos, dice:

“Y cuando él venga, convencerá al mundo de pecado, de justicia y de juicio.

De pecado, por cuanto no creen en mí;

de justicia, por cuanto voy al Padre, y no me veréis más;

y de juicio, por cuanto el príncipe de este mundo ha sido ya juzgado.

Aún tengo muchas cosas que deciros, pero ahora no las podéis sobrellevar”.

Y aquí Cristo tiene muchas cosas que decirles a Sus discípulos, y a todos los creyentes en Él de edad en edad.

“Pero cuando venga el Espíritu de verdad, él os guiará a toda la verdad; porque no hablará por su propia cuenta, sino que hablará todo lo que oyere, y os hará saber las cosas que habrán de venir”.

Por lo tanto, es el Espíritu Santo el cual estará profetizando por medio de los apóstoles y por medio de los siete ángeles mensajeros; y en el Día Postrero por medio del Ángel del Señor Jesucristo. ¿Qué estará profetizando? Las cosas que habrán de venir; y estará mostrando a Su Iglesia las cosas que habrán de venir, las cosas que habrán de suceder.

“Él me glorificará; porque tomará de lo mío, y os lo hará saber.

Todo lo que tiene el Padre es mío; por eso dije que tomará de lo mío, y os lo hará saber”.

Y ahora, todas las cosas del Padre pertenecen a Cristo; y todas las cosas de Cristo, Él las da a conocer a través del Espíritu Santo, del Espíritu de Cristo, el cual es Cristo en Espíritu Santo en medio de Su Iglesia.

Y ahora, hemos visto la promesa divina de que el Espíritu Santo sería enviado. “Y todo aquel que invocare el nombre del Señor, será salvo”4: esa persona, arrepentido de sus pecados, recibirá a Cristo como su Salvador, lavará sus pecados en la Sangre de Cristo, Cristo lo limpiará con Su Sangre, y la persona será bautizada en agua en el Nombre del Señor Jesucristo; y la persona recibirá el don del Espíritu Santo, y así obtendrá el nuevo nacimiento, así habrá nacido del Agua y del Espíritu, y será una nueva criatura, una nueva criatura nacida en el Reino de Cristo; por consiguiente, nacido del Cielo; y por consiguiente tiene un cuerpo angelical, eterno, inmortal, incorruptible y glorificado.

Ha nacido en el Reino de Cristo, y por consiguiente ha recibido un cuerpo angelical teofánico. Y ha entrado a la fase de redención, a la etapa de redención, donde obtiene primero el cuerpo angelical teofánico, y en el Día Postrero —en adición— recibirá el cuerpo físico glorificado cuando Cristo complete Su Iglesia y se levante del Trono del Padre, tome el Título de Propiedad, lo abra en el Cielo, y haga Su Obra de Reclamo; y resucite a los muertos creyentes en Él, y a nosotros nos transforme.

Los muertos en Cristo serán resucitados en cuerpos glorificados, como el cuerpo glorificado de Jesucristo, y nosotros seremos transformados; y entonces tendremos un cuerpo glorificado como el cuerpo glorificado de Jesucristo nuestro Salvador.

Para hacer realidad todas estas promesas, el Espíritu Santo ha venido a la Iglesia del Señor Jesucristo desde el Día de Pentecostés, y ha estado en medio de la Iglesia del Señor Jesucristo.

El Espíritu Santo es Cristo en Espíritu; por lo tanto, la Columna de Fuego que estuvo en el Antiguo Testamento con Moisés (y, por consiguiente, con el pueblo hebreo), luego se hizo carne: estuvo en Cristo; y luego vino el Día de Pentecostés sobre 120 personas, y allí nació la Iglesia del Señor Jesucristo.

El Espíritu Santo es el que produce el nuevo nacimiento en las personas, y es el que produjo el nacimiento de la Iglesia del Señor Jesucristo, así como el Espíritu Santo fue el que produjo la creación del cuerpo físico de Jesús en el vientre de María.

Por lo tanto, Él creó allí, en el vientre de María, la célula de sangre; y Él creó todo allí. María no puso nada, excepto su vientre, cuando dijo: “Hágase conforme a Tu Palabra”5. Así le dijo la virgen María al Arcángel Gabriel, el cual fue enviado por Dios con la Palabra de Dios. Ella, al recibirla, estaba recibiendo la Palabra creadora de Dios.

Y ahora, encontramos que esa es la forma en que Eva tenía que traer hijos e hijas de Dios con vida eterna; pero ella no esperó.

Ahora, encontramos que así como el Espíritu Santo creó en el vientre de María el cuerpo físico de Jesús, creando una célula de vida, una célula de sangre allí, Él es también el que está llevando a cabo la creación de una nueva raza: descendientes todos de nuestro amado Señor Jesucristo, y por consiguiente todos son hijos e hijas de Dios. Y eso es Cristo, el Grano de Trigo, reproduciéndose en hijos e hijas de Dios, en granos de trigo iguales a Él.

Conforme a la ley de la reproducción, cada simiente tiene que reproducirse conforme a su género; y si Cristo, el Grano de Trigo, la Semilla de Dios, es el Hijo de Dios, se tiene que reproducir en hijos e hijas de Dios.

Y ahora, el Espíritu Santo ha venido desde el Día de Pentecostés a la Tierra, ha fundado la Iglesia, ha producido el nacimiento de la Iglesia, produciendo el nuevo nacimiento de 120 creyentes en Cristo; porque la Iglesia es formada por los creyentes en Cristo nacidos de nuevo.

Por lo tanto, el Espíritu Santo viene para producir el nuevo nacimiento en todos aquellos que son llamados y juntados de etapa en etapa, los cuales están escritos en el Cielo, en el Libro de la Vida del Cordero.

Por lo tanto, viene para producir el nuevo nacimiento de todas las personas escritas en el Cielo, en el Libro de la Vida del Cordero; viene para llamar, juntar y sellar esas personas que están escritas en el Cielo, en el Libro de la Vida del Cordero, y que son enviadas en alma a la Tierra, a nacer y vivir en un cuerpo mortal, corruptible y temporal, para (estando en ese cuerpo físico) recibir a Cristo como nuestro Salvador, lavar nuestros pecados en Su Sangre, ser bautizados en agua en Su Nombre, y recibir el Espíritu Santo, el Espíritu de Cristo, y así obtener el nuevo nacimiento; y es el Espíritu Santo el que hace esa Obra en el creyente en Cristo.

Y ahora, el Espíritu Santo fue enviado para continuar la Obra de Jesucristo nuestro Salvador, la cual Él comenzó estando en el cuerpo de carne, y continúa en Espíritu Santo en medio de Su Iglesia. Por lo tanto, Cristo aquí en la Tierra está en Espíritu Santo en medio de Su Iglesia.

Ahora, hemos visto en la trayectoria del Espíritu Santo dónde está el Espíritu Santo: está en la Iglesia del Señor Jesucristo, y en cada creyente en Cristo nacido de nuevo; y está, de etapa en etapa, en el territorio donde se cumple cada etapa o edad de la Iglesia.

Por lo tanto, el Espíritu Santo está en cada edad. Cuando termina una edad, se mueve de esa edad, y abre, comienza, una nueva edad, la cual Él cumple en el territorio correspondiente, conforme al Programa que Dios diseñó. No puede cumplir una edad donde no le corresponde cumplir una edad.

El Espíritu Santo fue enviado para producir el nacimiento de la Iglesia y el nuevo nacimiento de cada creyente en Cristo; y guiar la Iglesia del Señor Jesucristo, y darle a conocer todas las cosas que han de suceder; y recordarle a la Iglesia y a cada creyente las cosas que Cristo predicó, que Cristo enseñó.

Y el Espíritu Santo vino para llevar a cabo la Obra de justificación, santificación y bautismo del Espíritu Santo. El Espíritu Santo hace esa Obra en cada creyente en Cristo, y hace esa Obra en la Iglesia del Señor Jesucristo como Cuerpo Místico de creyentes.

Por ejemplo, para la Iglesia de Jesucristo pasando por sus diferentes etapas, la etapa quinta, que es la quinta edad, que es la etapa de la edad correspondiente al mensajero Lutero, esa etapa es la etapa de justificación. Luego la etapa correspondiente a Juan o John Wesley, que es la sexta etapa o edad de la Iglesia, es la etapa de santificación. Y la etapa de la edad séptima es la etapa de bautismo del Espíritu Santo en la restauración de los dones, en donde el Espíritu Santo coloca los dones en la Iglesia, que ha sido restaurada.

Y luego, la etapa de la Edad de la Piedra Angular es la etapa para la plenitud de Cristo, es la etapa donde el bautismo del Espíritu Santo en el alma de la persona, Cristo la lleva a cabo por medio de Su Espíritu; es la etapa más importante de todas las etapas.

Y ahora, ¿dónde encontramos al Espíritu Santo? Lo encontramos en la Iglesia del Señor Jesucristo pasando por diferentes edades en Su trayectoria; y lo encontramos en diferentes países de edad en edad, de etapa en etapa, y diferentes continentes.

Donde origina una edad, ahí está, en ese territorio, el Espíritu Santo manifestado; y de edad en edad ha estado velado en carne humana en el mensajero correspondiente a cada edad, en la trayectoria del Espíritu Santo manifestándose en carne humana a través de Sus mensajeros.

Y para este tiempo final, ya que hemos visto al Espíritu Santo en Su trayectoria de edad en edad en cada territorio, y en cada edad, y en cada ángel mensajero…; y todo eso, en la Iglesia del Señor Jesucristo.

Vean, la trayectoria del Espíritu Santo es en la Iglesia del Señor Jesucristo de edad en edad; y la Iglesia del Señor Jesucristo ha estado teniendo sus diferentes etapas en diferentes naciones y continentes, y ha estado teniendo sus diferentes mensajeros; por consiguiente, en la trayectoria del Espíritu Santo lo encontramos en la Iglesia de edad en edad, y en cada ángel mensajero correspondiente a cada edad, en medio del pueblo de cada edad.

¿Y ahora dónde está la Iglesia del Señor Jesucristo en este tiempo? Aquí estamos presentes, en la América Latina y el Caribe. Y es ahí donde la manifestación del Espíritu Santo en Su trayectoria en este tiempo final, estaría manifestándose y dándonos a conocer todas estas cosas que deben suceder pronto.

Y es la América Latina y el Caribe la parte del oeste que faltaba por tener una manifestación del Espíritu de Dios, y una etapa o edad; y le ha tocado a la América Latina y el Caribe la Edad de la Piedra Angular, y por consiguiente a todos los creyentes en Cristo de este tiempo final.

Y de la América Latina y el Caribe se extiende hacia otras naciones y continentes la Palabra de Dios, la Palabra de Cristo, el Evangelio de Cristo, con el cual en este tiempo el Espíritu Santo da a conocer todas estas cosas que deben suceder pronto; y con ese Mensaje son llamados y juntados los escogidos de Dios de este tiempo final.

Por lo tanto, para este tiempo final, conforme al Programa de Dios, el Espíritu Santo en Su trayectoria estaría en el territorio del occidente en la América Latina y el Caribe, pues en la séptima edad estuvo en el territorio norteamericano, que corresponde también al occidente.

En el Templo espiritual de Cristo, que es Su Iglesia, vean ustedes, así como el lugar santísimo estaba en el oeste allá en el tabernáculo que construyó Moisés y el templo que construyó el rey Salomón, en el Templo espiritual de Cristo el Lugar Santísimo está también en el occidente: en la América Latina y el Caribe, en donde toma piedras vivas, seres humanos, y con esos seres humanos construye el Lugar Santísimo de Su Templo espiritual.

Y ahora, nos encontramos en el territorio donde todo lo que estaba en el lugar santísimo tiene que materializarlo Cristo en Su Iglesia; y ahí todo estará manifestado en forma espiritual. Por eso es que Cristo tiene que colocar el Arca del Pacto, ¿dónde? En Su Templo, en el Lugar Santísimo de Su Templo, que es la Edad de la Piedra Angular.

Y Cristo es el Arca del Pacto; por lo tanto, Él tiene que colocar el Libro de los Siete Sellos abierto, lo tiene que colocar en el Lugar Santísimo de Su Templo espiritual.

¿Dónde estaba en el Cielo ese Título de Propiedad, el Libro de los Siete Sellos, donde están escritos los nombres de todos los hijos e hijas de Dios, los primogénitos de Dios? Siendo que ese Libro es el Libro de la Vida del Cordero, está en la diestra de Dios, el cual está sentado en el Trono allá en el Cielo, en el Lugar Santísimo.

Por lo tanto, Cristo lo pone en el Cielo, lo abre en el Cielo, y lo trae a la Tierra en Apocalipsis 10; y lo trae a Su Iglesia, y lo entrega a un hombre para que se lo coma, y quede ahí —en el Lugar Santísimo de Su Templo espiritual— el Libro de los Siete Sellos. Y es ahí donde viene toda la revelación contenida en ese Libro de los Siete Sellos, es ahí donde viene la revelación del Séptimo Sello, que es el misterio de la Segunda Venida de Cristo.

Por lo tanto, toda la historia de la trayectoria del Espíritu Santo y Su Obra de etapa en etapa, todo eso es recogido y colocado ¿dónde? En el Lugar Santísimo del Templo espiritual de Cristo.

Por lo tanto, durante el Reino Milenial se estará dando a conocer también todas las cosas que hizo el Espíritu Santo durante Su trayectoria en la Iglesia del Señor Jesucristo, y en las naciones, continentes, y países y pueblos donde Él cumplió el Programa Divino.

Durante el Reino Milenial tendremos la historia de la trayectoria del Espíritu Santo, y durante el Reino Milenial lo más que va a sobresalir será la historia del Espíritu Santo en la Edad de la Piedra Angular; porque con esa Obra es que Él corona Su labor en la Iglesia del Señor Jesucristo; es en esa edad donde Él llevará a la perfección a todos los hijos e hijas de Dios, los llevará a ser a imagen y semejanza de Jesucristo nuestro Salvador.

Recuerden que el Espíritu Santo es Cristo en Espíritu Santo. Él dijo que estaría con nosotros (los creyentes en Él) todos los días, hasta el fin del mundo6. Por lo tanto, Cristo está en medio de Su Iglesia en Espíritu Santo; el Espíritu Santo es Cristo, Cristo en Espíritu Santo en medio de Su Iglesia.

Él mismo Consolador que estaba en Cristo, el Espíritu Santo, el Espíritu de Cristo que estaba en Él, vendría, no con el cuerpo físico de carne, porque ese cuerpo tenía que ser colocado en el Cielo, en el Trono de Intercesión; allí está el cuerpo físico de Jesucristo glorificado, haciendo intercesión por cada persona que recibe a Cristo como su Salvador.

Y sigue haciendo intercesión por los creyentes en Cristo cuando piden perdón a Cristo por alguna falta, error o pecado, y Cristo los perdona y los limpia con Su Sangre preciosa; porque Él está allí intercediendo por todos los creyentes en Él. Pero Su cuerpo espiritual, Su Espíritu, está en medio de Su Iglesia llevando a cabo la Obra que Él comenzó en el cuerpo de carne, la cual Él continuaría en Espíritu Santo.

Y por eso ahora las personas no pueden ver a Cristo físicamente, porque Su cuerpo físico está en el Cielo, pero Su Espíritu está en medio de Su Iglesia. Cristo en Espíritu Santo está en medio de Su Iglesia. Él dijo que el mundo no lo vería más, pero dijo: “Pero vosotros me veréis”7.

Y ahora, nosotros vemos a Cristo en Espíritu Santo en Su Iglesia, de edad en edad, manifestado a través del ángel mensajero de cada edad. Por lo tanto, Cristo en Espíritu Santo en el ángel mensajero de cada edad, ¿está dónde? En medio de Su Iglesia. Así ha sido en cada etapa pasada y así es en nuestro tiempo, en nuestra edad, en la Edad de la Piedra Angular; para lo cual Cristo dice:

“Yo Jesús he enviado mi ángel para daros testimonio de estas cosas en las iglesias”.

Así como vino la Columna de Fuego, el Espíritu Santo, Cristo ungiendo a cada ángel mensajero; y vino con cada ángel mensajero y en cada ángel mensajero velado; así es para este tiempo final: la Columna de Fuego, el Espíritu Santo, Cristo viene en este tiempo final velado y revelado en Su Ángel Mensajero, a través del cual estará dándonos a conocer todas estas cosas que deben suceder pronto. Cristo dice:

“Yo Jesús he enviado mi ángel para daros testimonio de estas cosas en las iglesias”. (Apocalipsis 22, verso 16).

En Apocalipsis, capítulo 4, verso 1, dice Cristo con esa Voz de Trompeta:

“Sube acá, y yo te mostraré las cosas que sucederán después de estas”.

Y luego, en Apocalipsis 22, está la forma en que todas estas cosas que Él prometió mostrar, dar a conocer, serán dadas a conocer. Apocalipsis 22, verso 6, dice:

“Y me dijo: Estas palabras son fieles y verdaderas. Y el Señor, el Dios de los espíritus de los profetas, ha enviado su ángel, para mostrar a sus siervos las cosas que deben suceder pronto”.

¿Cómo son mostradas las cosas que deben suceder pronto, a la Iglesia? Por medio del Ángel del Señor Jesucristo.

Ese es el Ángel que viene con el Sello del Dios Vivo en Apocalipsis, capítulo 7, verso 2 en adelante, para llamar, juntar y sellar 144.000 hebreos, luego que haya llamado y juntado los escogidos de Dios de la Iglesia de Jesucristo en el Día Postrero, en la Edad de la Piedra Angular.

Luego, Cristo adoptará Su Ángel, y Cristo se manifestará en él y a través de él en toda Su plenitud; y el pueblo hebreo verá esa manifestación de Cristo en Espíritu Santo en Su Ángel Mensajero, y dirá: “Este es el que nosotros estamos esperando”.

Ellos están esperando un profeta, ellos están esperando a Elías; y Elías les va a llegar. El ministerio de Elías será el ministerio que introducirá al Mesías para el pueblo hebreo, así como el ministerio de Elías en su cuarta manifestación es el ministerio que precursó la Segunda Venida de Cristo en medio de los gentiles.

Y ahora, el pueblo hebreo está esperando ver a un profeta con el espíritu ministerial de Elías, ellos están esperando a Elías.

Y ahora, la Séptima Trompeta es sonada por los Dos Olivos, que son Moisés y Elías. Y respaldando el ministerio de Moisés y Elías (que estarán en el Ángel del Señor Jesucristo) estarán los Arcángeles Miguel y Gabriel, porque ellos son, en el Cielo, los Dos Olivos. Por eso es que Gabriel, visto en Daniel, capítulo 10, verso 5 al 6… dice aquí, Daniel dice:

“Y alcé mis ojos y miré, y he aquí un varón vestido de lino, y ceñidos sus lomos de oro de Ufaz.

Su cuerpo era como de berilo…”.

Y si ustedes buscan en el diccionario, berilo es un color de una piedra como verdosa; así que es un verde amarillento o un verde; algo verdoso. Y ahora vean:

“… sus lomos de oro de Ufaz.

Su cuerpo era como de berilo…”.

Porque Miguel y Gabriel son los Dos Olivos en el Cielo.

Ahora, los Dos Olivos, ¿qué color tiene el árbol de olivo? Pues, verde. Ahí ustedes tienen el por qué encontramos aquí al Arcángel Gabriel con un color, su cuerpo, con un color berilo, como de berilo, ¿ve?

Ahora, ¿recuerdan de lo que hablamos cuando hablamos de los Arcángeles Miguel y Gabriel, el misterio de los Arcángeles Gabriel y Miguel? Todo eso está ligado al misterio de los Arcángeles Miguel y Gabriel.

Ahora, así como hay colores en medio de la raza humana, unos son blancos, otros son amarillos, otros son de piel roja también, otros son de piel más morenos, o trigueños, y otros son de piel más oscura; así también en las huestes celestiales.

Ya hemos identificado a Gabriel y hemos identificado ahí el color berilo, color verdoso, del cual dijo Daniel que era el color de su cuerpo, su cuerpo era como berilo.

Ahora, hemos visto algo aquí muy importante, hemos visto también que el Ángel que le aparecía al reverendo William Branham, al cual le acompañaba la Columna de Fuego y de la cual salía ese Ángel, era color berilo también, color olivo.

Ese Ángel pertenece a ese Ejército de Gabriel; y algunos hasta han pensado que era el Arcángel Gabriel el que le aparecía al reverendo William Branham, pero eso no lo tenemos confirmado hasta el momento; pero si en alguna ocasión llega a ser confirmado plenamente, se los estaré dando a conocer.

El reverendo William Branham, nadie sabe si él sabía o no sabía quién era ese Ángel, cuál era el nombre de ese Ángel. Muchos le preguntaron: “¿Quién es ese Ángel?, ¿cómo se llama?”, pero él nunca estuvo diciendo el nombre de ese Ángel, quién era ese Ángel. Pero si en algún mensaje llega a aparecer el nombre o una referencia directa a quién es ese Ángel, en alguna ocasión les estaré diciendo quién es ese Ángel.

También el reverendo William Branham nos habla del Ángel del Señor Jesucristo, y dice que ese Ángel que le dio a Juan el apóstol la revelación del Apocalipsis es un espíritu de profeta. Así que tampoco el reverendo William Branham, tampoco pudo decir cuál era el nombre de ese Ángel que le apareció a Juan el apóstol y le dio la revelación completa del libro del Apocalipsis.

Ese es el Ángel enviado por Jesucristo con la revelación de Jesucristo; es el Ángel por medio del cual Jesucristo se revela, se manifiesta y le revela a Juan el libro del Apocalipsis. Por eso en algunas ocasiones el Ángel habla en primera persona y en otras habla en segunda persona; y Cristo algunas veces habla por medio de Su Ángel en primera persona y en otras ocasiones habla en segunda persona.

El misterio grande ahí, en el libro del Apocalipsis, es el misterio de Cristo en Su Ángel, así como el misterio de Cristo en cada edad fue el misterio de Cristo en el ángel mensajero de cada edad.

Ahora, el Ángel del Señor Jesucristo ha estado todo el tiempo en y con la Iglesia del Señor Jesucristo; estuvo dándole a Juan el apóstol la revelación del Apocalipsis. Es un Ángel ministrador, un espíritu ministrador, ministrando la Palabra de Dios a Juan el apóstol.

Todos esos símbolos apocalípticos tienen un significado, y todo el significado de esos símbolos es de acuerdo al Antiguo Testamento. Los símbolos usados en el libro del Apocalipsis son los mismos símbolos usados en el Antiguo Testamento. Los encontramos en el tabernáculo que construyó Moisés y en el templo que construyó el rey Salomón, y los encontramos también en las fiestas que Dios le dio al pueblo hebreo.

Por eso es, por ejemplo, encontramos el Templo en el Cielo; y encontramos las cosas que estaban en el templo que construyó Salomón y en el tabernáculo que construyó Moisés, luego las encontramos en el libro de Apocalipsis en el Cielo.

Encontramos aquí en el Cielo el candelero o candelabro, las siete lámparas de fuego, encontramos todo eso señalando a la Iglesia del Señor Jesucristo en sus siete edades, con sus siete ángeles mensajeros encendidos con el Fuego del Espíritu Santo.

Todo eso, vean ustedes, que estuvo en el tabernáculo que construyó Moisés y el templo que construyó el rey Salomón, lo vemos en el libro de Apocalipsis en el Cielo, y lo vemos materializado en la Iglesia del Señor Jesucristo.

Así que para abrirnos plenamente el libro del Apocalipsis y las cosas que no fueron abiertas en las siete etapas o edades de la Iglesia, las cosas que no pudo abrir el reverendo William Branham…, el cual dio a conocer muchas (y dio a conocer la historia del Espíritu Santo a través de las siete edades y todo lo que sucedió en las siete edades); pero las cosas correspondientes a nuestro tiempo, él no podía abrirlas; pero sí podía profetizar de lo que vendría después de la Edad de Laodicea, lo que vendría para la Iglesia y en la Iglesia de Jesucristo en una nueva etapa, y cómo el Espíritu Santo estaría manifestado en medio de la Iglesia del Señor Jesucristo.

Ahora, en el libro de Los Sellos el reverendo William Branham habla acerca del Espíritu Santo, y dice cosas muy importantes que nosotros no podemos dejar pasar por alto; porque si las dejamos pasar por alto, perderemos la bendición de ver al Espíritu Santo en Su trayectoria en medio de la Iglesia del Señor Jesucristo en este tiempo final; y perderíamos la oportunidad y privilegio de ver en qué territorio del planeta Tierra estará el Espíritu Santo en este tiempo final, y en qué parte del planeta Tierra se estará cumpliendo la etapa final de la Iglesia del Señor Jesucristo; desde la cual el Espíritu Santo cubrirá no solamente ese territorio, sino también el mundo entero, el planeta Tierra completo.

Ahora, veamos lo que fue dicho por el reverendo William Branham en la página 134 del libro de Los Sellos, donde dice:

“142. Y noten ustedes: Cuando este Espíritu Santo que tenemos llegue a encarnarse…”.

Aquí tenemos la promesa de que el Espíritu Santo, el cual ha estado en medio de la Iglesia de Jesucristo, y el cual estaba en y con el reverendo William Branham operando ese poderoso ministerio, el cual estaba en esa Columna de Fuego siendo la Columna de Fuego, siendo Cristo en esa Columna de Fuego…; ahora, ese Espíritu Santo, dice:

“… Cuando este Espíritu Santo que tenemos llegue a encarnarse, el que está en nuestro medio ahora mismo en la forma del Espíritu Santo, cuando Él llegue a ser encarnado en la Persona de Jesucristo, entonces nosotros le coronaremos como ‘Rey de Reyes y Señor de Señores’”.

Y ahora, tenemos la promesa de la encarnación del Espíritu Santo en la trayectoria del Espíritu Santo.

Y ahora, así como el Espíritu Santo ha estado manifestado en carne humana en cada ángel mensajero, en el Día Postrero estará manifestado en carne humana en la Iglesia del Señor Jesucristo; para lo cual tiene que Cristo tener un Ángel Mensajero; y tiene que ser un mensajero dispensacional, y tiene que estar predicando el Evangelio del Reino, que es la Lluvia Tardía de la enseñanza de la Segunda Venida de Cristo, y tiene que también estar predicando el Evangelio de la Gracia, que es la Lluvia Temprana de la enseñanza de la Primera Venida de Cristo.

Tiene que conocer el misterio de la Primera Venida de Cristo y el misterio de la Segunda Venida de Cristo, tiene que conocer esos dos misterios; y por consiguiente estará predicando el Evangelio de la Gracia al estar predicando a Cristo como Cordero de Dios y mostrando el misterio de la muerte de Cristo en la Cruz del Calvario. ¿Para qué? Para así el Espíritu Santo llamar y juntar los últimos escogidos de la Iglesia del Señor Jesucristo, y sellarlos con Su Espíritu Santo, producir en ellos el nuevo nacimiento, y así nacer de nuevo, nacer en la Iglesia del Señor Jesucristo.

Y también tiene que estar predicando el Evangelio del Reino, tiene que estar predicando el misterio de la Segunda Venida de Cristo, aunque no lo abra plenamente, pero tiene que estar predicando el contenido del misterio de la Segunda Venida de Cristo. ¿Para qué? Para que así reciban, tengan la fe, la revelación, para ser transformados los creyentes en Cristo que están en el Cuerpo Místico de Cristo, o sea, en la Iglesia del Señor Jesucristo; y así van siendo preparados para esa transformación que Cristo ha prometido para todos nosotros para este tiempo final.

Y cuando entre hasta el último escogido de Dios: Cristo se levantará del Trono del Padre, tomará el Título de Propiedad, lo abrirá en el Cielo, y vendrá, lo traerá a la Tierra para que se lo coma Su Ángel Mensajero, y sea adoptado él, y sean adoptados también todos los escogidos de Dios, pues ahí será abierto totalmente a la Iglesia el misterio del Séptimo Sello.

Mientras tanto, vamos recibiendo poco a poco todo este conocimiento, que es una preparación para nuestra transformación; pero lo último que se va a dar será la apertura total del misterio de la Segunda Venida de Cristo. Bajo ese misterio está todo plenamente para la Iglesia de Jesucristo; bajo el misterio del Séptimo Sello (cuando sea abierto totalmente) estará todo lo que nosotros necesitamos para ser transformados.

Vean, en el misterio de la Primera Venida de Cristo, la cual desde que Él, desde que Su cuerpo físico fue creado en el vientre de María por el Espíritu Santo, desde ese momento ya estaba allí la Venida del Señor en el vientre de María; luego cuando nació en Belén de Judea, ya estaba allí la Venida del Mesías, el Cristo, el Verbo hecho carne, Emanuel: Dios con nosotros; pero tuvo una etapa de crecimiento.

Y luego, cuando tenía cerca de 30 años (digamos, 29 años y medio), comenzó Su ministerio profético mesiánico; y ahí comenzó a cumplirse la primera parte de la semana número setenta. A la mitad de esa semana el Mesías tenía que morir.

Ahora, vean ustedes, el cuerpo físico donde el Ángel de Jehová, el Ángel del Pacto se manifestaría en el ministerio mesiánico profético en medio del pueblo hebreo, para llevar a cabo la Obra de Redención, ese cuerpo tenía que estar en la Tierra antes de comenzar el Ángel de Jehová Su ministerio; por lo tanto, el Ángel de Jehová tenía que tener ese cuerpo desde muchos años antes, y estar manifestándose en ese cuerpo, estar en ese cuerpo, estar obrando a través de ese cuerpo desde pequeño, e ir entrenando ese cuerpo; y luego, cuando la semana número setenta diera comienzo, ahí comenzaría el ministerio profético y ministerio mesiánico Cristo, el Ángel del Pacto.

O sea que antes de comenzar la semana número setenta, el velo de carne donde el Verbo, la Palabra, el Espíritu Santo se hizo carne allá (dos mil años atrás aproximadamente), ya estaba en medio del pueblo hebreo; y estaba como uno del pueblo hebreo, nacido en Belén de Judea (por lo tanto, tenía nacionalidad hebrea); era un hombre de esta Tierra y era un carpintero allá en Nazaret.

Vean cómo Dios ocultó el velo de carne en el cual la Primera Venida del Mesías, de Cristo, estaría cumpliéndose.

Ahora, el Verbo se hará carne, el Espíritu Santo se hará carne en este tiempo final, dice el reverendo William Branham; y eso es lo que Apocalipsis 19 dice, que el nombre del Jinete del que venía en el caballo blanco “se llamaba Fiel y Verdadero, y con justicia juzga y pelea, y Su Nombre es el Verbo de Dios”.

El Verbo viniendo en el tiempo final, dice el reverendo William Branham que será la Palabra hecha carne en un hombre en este tiempo final. Libro de Los Sellos, página 256, dice:

“121. Pero cuando nuestro Señor aparezca sobre la tierra, Él vendrá sobre un caballo blanco como la nieve, y será completamente Emanuel —la Palabra de Dios encarnada en un hombre”.

Por lo tanto, así como Cristo, el Ángel del Pacto, el Espíritu Santo, el Verbo, ha estado manifestándose a través de carne humana en el Antiguo Testamento, y luego en toda Su plenitud en Jesús, y luego en los apóstoles, y luego en los ángeles mensajeros; y luego para el Día Postrero se hará carne, vendrá manifestado en carne humana en el Ángel del Señor Jesucristo; así como vino manifestado de edad en edad en el ángel mensajero de cada edad.

Ahora, si la gente del tiempo de Jesús podía ver a Jesús desde que nació, y reconocer que ese era el velo de carne donde se cumpliría la Primera Venida del Mesías: habrían encontrado al Mesías en Sus primeras etapas, habrían encontrado la Primera Venida del Mesías, aunque todavía no estaba en Su ministerio mesiánico correspondiente a la primera parte de la semana número setenta.

Por ejemplo, los que lo vieron al nacer (muchos o algunos) reconocieron que ese era el Mesías. Hubo un hombre (Simeón), el cual había recibido la promesa de parte del Espíritu Santo de que no vería muerte hasta que viera al Justo, viera la salvación de Israel; y cuando Cristo fue presentado en el templo, Simeón lo tomó en sus brazos, y bendijo a Dios, y dijo: “Ahora, Señor, despide a tu siervo; porque mis ojos han visto la salvación de Israel”. Él sabía que no moriría hasta ver al Mesías, pero él también sabía que su muerte sería después de ver al Mesías8.

Ya estaba anciano, pero cuando vio al Mesías, se gozó y dijo: “Ahora despide a tu siervo en paz”, o sea “ya, Señor, me puedes llevar, ya estoy listo para irme; porque mis ojos han visto la salvación de Israel, han visto al Mesías”.

Ahora, podemos ver que hubo algunas personas que con 29 años y medio de anticipación vieron el velo de carne donde la Primera Venida de Cristo se cumpliría en toda su plenitud, donde se cumpliría el misterio mesiánico correspondiente a la primera parte de la semana setenta.

Para este tiempo final, para cumplir la segunda parte de la semana número setenta, Cristo en Espíritu Santo tendrá un velo. El velo que usó en Su Primera Venida, luego de morir lo resucitó y fue glorificado; ese velo de carne fue glorificado y se sentó a la diestra de Dios en el Cielo, en el Trono de Dios; y convirtió el Trono de Dios en un Trono de Misericordia, un Trono de Intercesión.

Ahora, para el Día Postrero tenemos la promesa de que el Espíritu Santo se manifestará en medio del pueblo de Dios, la Iglesia de Jesucristo, y después en medio del pueblo hebreo.

En la página 146 del libro de Los Sellos nos da más información profética acerca de ese misterio de la Venida del Espíritu Santo en carne humana. Dice la página 146 del libro de Los Sellos, el último párrafo dice:

“[192]. Y al mismo tiempo que el diablo cae del Cielo y se encarna en un hombre, el Espíritu Santo sube y viene encarnado en un hombre”.

Luego, en la página 352 del libro de Los Sellos, dice el reverendo William Branham (penúltimo párrafo):

“[107]. Y sucederá que al tiempo cuando el anticristo venga en su plenitud, Dios también vendrá en Su plenitud para redimirnos (o sea, para transformarnos a nosotros los que vivimos, y resucitar a los muertos creyentes en Él). Siempre corren paralelos. Caín y Abel, el cuervo y la paloma en el arca, Judas y Jesús”.

El Judas de este tiempo final es el anticristo, el hombre de pecado.

Y ahora, el Espíritu Santo es Jesucristo en Espíritu Santo, y se va a manifestar a través de carne humana en medio de Su Iglesia en este tiempo final. El mismo que ha estado en medio de Su Iglesia manifestándose de edad en edad en cada ángel mensajero, manifestándose a través de carne humana, a través del velo de carne que Él ha tenido para cada edad, que es el mensajero correspondiente a cada edad, para este tiempo también tendrá un velo de carne, el cual ya hemos identificado como el Ángel del Señor Jesucristo.

Ahora, hemos visto la trayectoria del Espíritu Santo desde el Génesis hasta que se hizo carne en Jesús, hemos visto cómo se manifestó a través de los profetas, lo hemos visto en la Columna de Fuego en el Antiguo Testamento, y luego manifestado en los profetas, y luego en Jesús en toda Su plenitud.

Luego, del Día de Pentecostés en adelante, lo hemos visto en los apóstoles, lo hemos visto en los ángeles mensajeros; y para el Día Postrero estará en el Ángel del Señor Jesucristo, en la trayectoria del Espíritu Santo, la trayectoria de la Columna de Fuego, de Cristo en Espíritu Santo en medio de Su Iglesia, que es el Israel celestial; y luego pasará al Israel terrenal, en este tiempo final.

El velo de carne donde estará el Espíritu Santo en el Día Postrero, que será el Ángel del Señor Jesucristo, será el que se sentará con Cristo en Su Trono en el tiempo final, así como el Ángel de Jehová cuando se hizo carne, ese velo de carne fue glorificado y se sentó en el Trono celestial de Dios.

Ahora, podemos ver que esto corre paralelo: lo mismo que Dios hizo con Jesús es lo que Jesús hace con Su Ángel. Así como el Padre tiene Su Trono celestial, Cristo tiene Su Trono terrenal, que es el Trono de David; así como el Padre tiene Su Reino celestial, Cristo tiene Su Reino terrenal, que es el Reino de David con el Trono de David.

Por lo tanto, la representación del Reino celestial para el Reino Milenial será el Reino Mesiánico, el Reino de Cristo; ese será el Reino de Dios en la Tierra, por el cual Cristo dijo que oraran diciendo: “Venga Tu Reino. Hágase Tu voluntad, como en el Cielo, aquí en la Tierra”9.

Durante el Reino Milenial habrá paz y amor entre los seres humanos, será un Reino que gobernará el mundo entero; y nadie podrá pecar, porque el diablo estará atado y echado en el abismo.

Ahora, podemos ver que en la trayectoria del Espíritu Santo, el Espíritu Santo ha estado en el Antiguo Testamento; lo encontramos allá en el Génesis sobre las aguas moviéndose; lo encontramos en medio del pueblo descendiente de Adán moviéndose también, hasta Jesús; y ya en Jesús lo encontramos moviéndose en un cuerpo de carne. Se movió también a través de los cuerpos de carne de los profetas, Cristo, la Columna de Fuego, el Espíritu Santo.

Luego lo encontramos viniendo el Día de Pentecostés, y lo encontramos moviéndose en medio de Su Iglesia; y lo encontramos moviéndose en medio de las naciones, llamando y buscando Sus escogidos de edad en edad.

Naciones, pueblos y lenguas representan o están representados en aguas, en mares o un mar; por lo tanto, el Espíritu de Dios ha estado sobre las aguas, sobre naciones, pueblos y lenguas, produciendo una nueva creación, produciendo hijos e hijas de Dios.

Como la gallina cuando está en su nido con —digamos— una docena de huevos, cualquier persona podrá decir: “Pero, ¿y qué hace esa gallina ahí?”. Está calentando los huevos, está empollándolos, para producir muchos pollitos, muchas aves, muchos pollos iguales a ella y al gallo. Y Cristo en Espíritu Santo está produciendo hijos e hijas de Dios.

Cada vez que una persona nace de nuevo, cada vez que una persona recibe el Espíritu Santo: ha nacido, se ha roto el cascarón y nació un hijo o una hija de Dios. El mismo Cristo dijo en una ocasión (hablando de Jerusalén): “¡Cuántas veces quise juntar tus hijos, como la gallina junta sus pollitos, y no quisiste!”10.

Ahora, encontramos al Espíritu Santo en Su trayectoria, ¿dónde? En medio de Su Iglesia, produciendo hijos e hijas de Dios como lo hizo en edades pasadas, y enseñándonos todas las cosas que han de suceder pronto, en este tiempo final; porque el Espíritu Santo vino para guiar a toda justicia y a toda verdad, y para enseñar.

Él es el Guía para la Iglesia y para cada creyente en Cristo; Él es el que obra en cada creyente la justificación, la santificación y el bautismo del Espíritu Santo; y Él es el Sello del Dios Viviente.

“No contristéis al Espíritu Santo de Dios, con el cual fuisteis sellados para el día de la redención (para el día en que vamos a ser transformados y los muertos en Cristo van a ser resucitados en cuerpos glorificados; ese es el día de la redención física)11.

La redención espiritual la recibimos cuando recibimos a Cristo como nuestro Salvador, lavamos nuestros pecados en Su Sangre, somos bautizados en agua en Su Nombre, y recibimos Su Espíritu Santo; así recibimos la redención espiritual, y obtenemos el nuevo nacimiento, y obtenemos el cuerpo angelical.

Y ahora, es Cristo el que obra, tanto la redención espiritual como la redención física que hemos de recibir.

Y ahora, estamos en el tiempo más glorioso de todos, porque es el tiempo en la trayectoria del Espíritu Santo manifestándose en la América Latina y el Caribe; y desde ahí se extiende todo el Programa de Dios para todos los demás países, naciones, pueblos y lenguas, incluyendo al pueblo hebreo.

Ahora, podemos ver dónde estaría la acción del Espíritu Santo en el Día Postrero, en la trayectoria del Espíritu Santo.

Y ahora nosotros somos bienaventurados al ser colocados por Dios en el territorio latinoamericano y caribeño, en el territorio del occidente, del cual Cristo dijo que la Venida del Hijo del Hombre sería como el relámpago que sale del oriente y se muestra, se revela, en el occidente12.

Hemos visto la trayectoria del Espíritu Santo desde el oriente, o sea, el este, la tierra de Israel, hasta el occidente; en Su trayectoria desde la tierra de Israel, luego pasando a Asia Menor, de Asia Menor a Europa (donde cumplió cinco etapas o edades), y de Europa pasando a Norteamérica (donde cumplió la séptima edad de la Iglesia); y de Norteamérica pasando a la América Latina y el Caribe.

Hemos trazado LA TRAYECTORIA DEL ESPÍRITU SANTO por esta Tierra, a través de las diferentes edades de la Iglesia del Señor Jesucristo.

Toda Su trayectoria, pasando por diferentes naciones, ha sido siempre en la Iglesia del Señor Jesucristo, cambiando de velos de carne, cambiando de mensajeros; y, por consiguiente, cambiando también de naciones, de pueblos, y también cambiando de lengua, de idioma.

Y ahora, en la trayectoria del Espíritu Santo, ¿quiénes son los que estarán escuchando la Voz del Espíritu Santo y recibiendo las bendiciones del Espíritu Santo en el Día Postrero? ¡Todos nosotros! “Si oyes hoy Su Voz, no endurezcas tu corazón”13, como hizo el pueblo hebreo, el cual endureció su corazón y no quiso oír la Voz de Dios por medio de Su Espíritu Santo a través de los profetas que Él envió.

Y ahora, estamos en el tiempo final escuchando la Voz del Espíritu Santo en la etapa final de la trayectoria del Espíritu Santo, la etapa en donde se completará la Iglesia de Jesucristo, y en donde Cristo resucitará a los muertos creyentes en Él, y nos transformará a nosotros los que vivimos.

Hemos visto lo sencillo que es ver LA TRAYECTORIA DEL ESPÍRITU SANTO.

Y ahora, estamos no solamente viendo al Espíritu Santo en Su trayectoria que ya Él tuvo, sino viendo hasta dónde ha llegado el Espíritu Santo en Su trayectoria: ha llegado a nosotros para hablarnos en el idioma nuestro, ya que el español es el idioma de la mayoría de todos los latinoamericanos y caribeños; y de ese idioma se traduce, se hacen las traducciones a los demás idiomas de la América Latina y el Caribe, y a los demás idiomas de todas las demás naciones.

Así que en este tiempo final estamos viendo al Espíritu Santo en Su trayectoria llegando a los latinoamericanos y caribeños, y hablándonos directamente a nuestra alma.

Es un Mensaje para el alma de cada persona que vive en este planeta Tierra, y llega a los latinoamericanos y caribeños, y de ahí se extiende a todas las demás naciones y a todas las demás personas.

Y ahora, siendo que Él dice: “Si oyes hoy Su Voz, no endurezcas tu corazón”, también dice14:

“Despiértate, tú que duermes,

Y levántate de los muertos,

Y te alumbrará Cristo”.

Te alumbrará Cristo, el Espíritu Santo, la Columna de Fuego, con Su Palabra, Su Mensaje correspondiente a este tiempo final.

Y ahora, ¿dónde están los que estarían escuchando Su Voz y estarían abriendo su corazón para que la Palabra de Cristo entre a su alma y permanezca ahí? Aquí estamos, en esta ocasión, escuchando Su Voz, recibiendo Su Palabra acá en lo profundo de nuestra alma, y siendo preparados para ser transformados en este tiempo final.

Que las bendiciones de Cristo, el Ángel del Pacto, nuestro Salvador, el Espíritu Santo, sean sobre todos ustedes y sobre mí también; y pronto se complete el Cuerpo Místico de Cristo, y pronto Cristo resucite a los muertos creyentes en Él, y nos transforme a nosotros los que vivimos, y nos lleve con Él a la Cena de las Bodas del Cordero. En el Nombre Eterno del Señor Jesucristo. Amén y amén.

Y ahora, trabajemos en la Obra del Señor todos los días de nuestra vida, llevándole la Voz de Cristo, la Voz del Espíritu Santo a todas las personas. Trabajemos en la Obra misionera, la Obra evangelística, en Puerto Rico y en toda la América Latina y el Caribe. Y también hacia otros continentes, naciones, pueblos y lenguas, también podemos hacer llegar el Mensaje, pero la mayor parte del trabajo es en la América Latina y el Caribe.

Por lo tanto, en este año nuevo que ha comenzado, del cual ya estamos en el primer mes (y ya estamos casi a mitad del mes), aprovechemos trabajando en la Obra del Señor: la Obra evangelística, la Obra misionera; orando por los que están viajando y llevando el Mensaje; y también, todos los que quieran ayudar también, trabajar también económicamente, están en libertad para hacerlo.

Pueden ayudar a nuestro hermano Bermúdez, y pueden también (los que deseen) colaborar en los viajes que yo doy, también lo pueden hacer, para que así todos tengan parte en todas esas labores que se están llevando a cabo en la labor misionera y evangelística, que – en la cual estamos viajando el reverendo Miguel Bermúdez Marín y yo, para que así no solamente estén orando, sino trabajando también en todas las demás formas.

También en la obra de la imprenta también estén trabajando, y en todas las demás labores que se llevan a cabo aquí en Puerto Rico. También en la oficina misionera, también todos ahí pueden colaborar también orando y económicamente también. Y también aquí en la congregación aquí en Cayey, Puerto Rico, donde también tenemos mucho trabajo, mucha labor para llevar a cabo, y muchas cosas también físicas para realizar.

Y que Dios los use grandemente, y los bendiga grandemente, y los prospere grandemente espiritualmente y materialmente, y les recompense abundantemente cuando reparta Él los galardones, donde nuestro trabajo en el Señor recibirá su recompensa. “Porque nuestro trabajo en el Señor no es en vano”. Primera de Corintios, capítulo 15, verso 58 (por ahí), ahí es donde lo dice; y también en Apocalipsis, capítulo 22; también Primera de Corintios, capítulo 15, verso 58; y Apocalipsis, capítulo 22, verso 12, donde dice:

“He aquí yo vengo pronto, y mi galardón conmigo, para recompensar a cada uno según sea su obra”.

Que Dios les recompense grandemente a todos ustedes según sea vuestra obra de cada uno como individuo, y también lo haga conmigo; porque si Él lo ha prometido, yo quiero la recompensa que Él ha prometido.

Bueno, si alguien no la quiere, entonces no se va a perder, Él nos va a dar esa recompensa que alguien no quería, la va a pasar para alguno.

¿Quiénes saben a quiénes o a quién Dios le pasa lo que otros no aprovechan? ¿A quién le pasó el talento de aquel que no hizo nada con él? Al que tenía más.

Así que para que Dios nos pase galardones de otros que no quieren trabajar, entonces trabajemos mucho, para tener muchos galardones; y que Dios siga dándonos más galardones, bueno, más talentos.

Vean, Él añade talentos a las personas. Ustedes algunas veces ven una persona que antes —como decimos nosotros— no sabía, por ejemplo, no sabía cantar, desentonaba mucho; pero es una persona que le gusta trabajar en la Obra; y de momento usted lo escucha que ya está cantando, que ya la voz le sirve. ¿Qué pasó ahí? Dios le ha dado un talento. Alguien no usó el talento.

Y ahora, algunas personas tienen problemas, tienen buenas voces y no cantan; y algunas veces después se les daña la voz y ya no sirven para nada; pero esa bendición a alguien Dios se la pasó. A uno se le dañó la garganta, la voz, y a otro se le arregló; cuando el talento pasó de uno al otro, las cosas cambiaron para la persona.

Así que trabajemos en la Obra del Señor lo más que podamos. En este año vamos a trabajar como si este fuera el último año que tenemos en estos cuerpos terrenales.

No les estoy diciendo que será, pero tenemos que estar preparados siempre en el año que estamos viviendo, creyendo que ese será el año que vamos a ser transformados; y el mes que vamos a ser transformados, esperando que sea el mes que estamos viviendo; y la semana que vamos a ser transformados, esperando que sea la semana que estamos viviendo; y el día que vamos a ser transformados, el día que estamos viviendo. Siempre en presente.

Bueno, nuestro tema ha sido: “LA TRAYECTORIA DEL ESPÍRITU SANTO”.

Ha sido para mí una bendición grande estar con ustedes en esta ocasión, dándoles testimonio de “LA TRAYECTORIA DEL ESPÍRITU SANTO”.

El próximo viernes estaré con ustedes también, para continuar viendo todas las cosas correspondientes a nuestro tiempo; y esperamos que Dios nos dé Su Palabra y nos enseñe lo que nosotros debemos conocer, lo que nosotros debemos entender en este tiempo final.

Bueno, que Dios les continúe bendiciendo a todos. Oren mucho por mí para la actividad del próximo viernes, Dios mediante, y estén allí presentes.

Ya yo estoy esperando que de un momento a otro, pues Dios me dé luz verde para hablar algunas cosas; mientras tanto, estoy almacenando (y hay bastante almacenado); pero que de entre todas las cosas que están almacenadas, les voy dando lo que Él me permite darles; pero tengo otras que todavía no me ha sido permitido a mí darlas; pero están seguras, están muy seguras. Y en algún momento (ya sea en Puerto Rico, en algún país) Él nos va a dar esas cosas, y nos va a abrir también el entendimiento para comprenderlas.

Bueno, ya en estos días vieron lo de los Ángeles, el Arcángel Gabriel, y también hemos visto lo del Ángel que acompañaba al reverendo William Branham; hemos visto estas cositas. Y hemos visto también el por qué también habla de los Dos Olivos: Apocalipsis, capítulo 11, que es lo mismo de Zacarías, capítulo 4, verso 1 al 14.

Bueno, hemos visto que los Arcángeles de Dios: Gabriel y Miguel, así como han estado en medio del pueblo hebreo en el Antiguo Testamento, han estado en la Iglesia del Señor Jesucristo. Bueno, vamos a dejar eso quietecito ahí, porque si se llega a hablar todo lo que hay ahí sellado, se abriría el Séptimo Sello completamente al entendimiento de las personas; pero vamos a dejar eso quietecito ahí.

Es que el misterio de los olivos, de los Dos Olivos, de Moisés y Elías, que son los que suenan la Séptima Trompeta de Apocalipsis 11, verso 15 en adelante, dice el reverendo William Branham que la Séptima Trompeta es para Israel lo mismo que el Séptimo Sello para la Iglesia; y también dice: “La Séptima Trompeta y el Séptimo Sello son la Venida del Señor”. O sea que se junta todo, y entonces eso es la Venida del Hijo del Hombre con Sus Ángeles ¿Ven?

Así que vamos a dejar eso quietecito ahí, no vamos a abrirlo más de lo que está abierto al entendimiento hasta el momento; pero yo espero que siga Dios abriéndonos más y más las Escrituras, y también el corazón, el alma y la mente para entender.

Oren mucho por mí, para que Dios me dé para el viernes todo lo que debo hablar; y oren también por la actividad del próximo domingo, en donde esperamos también grandes bendiciones de parte de Jesucristo nuestro Salvador.

Que las bendiciones de Jesucristo, el Ángel del Pacto, sean sobre todos ustedes y sobre mí también; y pronto se complete el número de los escogidos de Dios en la Iglesia de Jesucristo. En el Nombre Eterno del Señor Jesucristo. Amén y amén.

Bueno, que Dios le continúe bendiciendo a todos, que Dios les guarde, y con nosotros nuevamente el reverendo José Benjamín Pérez para continuar y hacer también la oración de despedida; y tener también el cántico, algún cántico también. Y ya nos veremos, Dios mediante, el próximo viernes en el otro local, en el otro auditorio.

Bueno, que Dios les continúe bendiciendo a todos, y hasta el viernes, Dios mediante.

“LA TRAYECTORIA DEL ESPÍRITU SANTO”.

[Revisión septiembre 2020]

1 Éxodo 3:1-10

2 Jeremías 31:31

3 Ezequiel 11:19, 36:26

4 Hechos 2:21, Romanos 10:13, Joel 2:32

5 San Lucas 1:38

6 San Mateo 28:20

7 San Juan 14:19

8 San Lucas 2:21-35

9 San Mateo 6:10, San Lucas 11:2

10 San Lucas 13:34

11 Efesios 4:30

12 San Mateo 24:27, San Lucas 17:24

13 Hebreos 3:15, 4:7

14 Efesios 5:14

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