Muy buenos días, amados amigos y hermanos presentes; es para mí una bendición grande estar con ustedes en esta ocasión, para compartir con ustedes unos momentos de compañerismo alrededor de la Palabra de Dios y Su Programa correspondiente a este tiempo final.
Leemos en Colosenses, capítulo 2, verso 1 al 3, donde dice el apóstol San Pablo:
“Porque quiero que sepáis cuán gran lucha sostengo por vosotros, y por los que están en Laodicea, y por todos los que nunca han visto mi rostro;
para que sean consolados sus corazones, unidos en amor, hasta alcanzar todas las riquezas de pleno entendimiento, a fin de conocer el misterio de Dios el Padre, y de Cristo,
en quien están escondidos todos los tesoros de la sabiduría y del conocimiento”.
Que Dios bendiga nuestras almas con Su Palabra y nos permita entenderla.
Nuestro tema es: “LOS TESOROS DE LA SABIDURÍA Y DEL CONOCIMIENTO DE DIOS”.
Todos los tesoros de la sabiduría y del conocimiento están en Cristo nuestro Salvador. Por lo tanto, la sabiduría y el conocimiento divino no puede ser obtenido, a menos que sea a través de Jesucristo nuestro Salvador; porque la sabiduría y el conocimiento divino es expresado a través de Jesucristo nuestro Salvador.
Dios ha hecho a Cristo, dice San Pablo, lo ha hecho Sabiduría para todos nosotros. Primera de Corintios, capítulo 1, versos 22 en adelante, dice:
“Porque los judíos piden señales, y los griegos buscan sabiduría;
pero nosotros predicamos a Cristo crucificado, para los judíos ciertamente tropezadero, y para los gentiles locura;
mas para los llamados, así judíos como griegos, Cristo poder de Dios, y sabiduría de Dios”.
Y ahora, hemos visto que Cristo es Poder de Dios y Sabiduría de Dios; el poder de Dios y la sabiduría de Dios es manifestada a través de Cristo. En Proverbios, capítulo 8, verso 12, dice:
“Yo, la sabiduría, habito con la cordura,
Y hallo la ciencia de los consejos”.
Y ahora, la sabiduría aquí es personificada en Cristo. Es Cristo, la Sabiduría, hablando aquí. Luego vean en este mismo capítulo o este mismo Proverbio, numero 8, verso 22 en adelante, dice:
“Jehová me poseía en el principio,
Ya de antiguo, antes de sus obras.
Eternamente tuve el principado, desde el principio,
Antes de la tierra”.
¿Y quién es el que tiene el principado? ¿Quién es el principio de la Creación de Dios? Cristo, nuestro Salvador, el cual es Poder y Sabiduría de Dios. Dice:
“Antes de los abismos fui engendrada;
Antes que fuesen las fuentes de las muchas aguas.
Antes que los montes fuesen formados,
Antes de los collados, ya había sido yo engendrada;
No había aún hecho la tierra, ni los campos,
Ni el principio del polvo del mundo.
Cuando formaba los cielos, allí estaba yo;
Cuando trazaba el círculo sobre la faz del abismo;
Cuando afirmaba los cielos arriba,
Cuando afirmaba las fuentes del abismo;
Cuando ponía al mar su estatuto,
Para que las aguas no traspasasen su mandamiento;
Cuando establecía los fundamentos de la tierra,
Con él estaba yo ordenándolo todo,
Y era su delicia de día en día,
Teniendo solaz delante de él en todo tiempo”.
Aquí podemos ver que la sabiduría es Cristo, el cual es Poder y Sabiduría de Dios.
Ahora, veamos, en el Proverbio, número 9, verso 1, dice:
“La sabiduría edificó su casa,
Labró sus siete columnas”.
Y ahora, es Cristo el que ha edificado Su Casa, Su Familia, Su Iglesia, y ha labrado Sus siete columnas, que son los siete ángeles mensajeros de las siete edades. Él mismo los labró, Él mismo los hizo, los creó, en Su Iglesia. Él es el que ha edificado Su Casa, Su Iglesia, Su Familia.
También en Proverbios 24, verso 3, dice:
“Con sabiduría se edificará la casa,
Y con prudencia se afirmará”.
Y ahora, con sabiduría es que se edificaría la Casa de Dios, la Familia de Dios; como toda casa, toda familia: se edifica con sabiduría; y toda casa literal también se edifica con sabiduría.
También en el Salmo 127 dice el salmista, lo cual es un cántico dedicado a Salomón, dice:
“Si Jehová no edificare la casa,
En vano trabajan los que la edifican;
Si Jehová no guardare la ciudad,
En vano vela la guardia”.
Y ahora, si Dios no edifica la Casa, en vano trabajan los edificadores; y si Dios no edifica Su Casa (que es Su Iglesia, Su descendencia, Su Familia), en vano trabajan los edificadores.
Es Dios el que ha estado edificando Su Casa, Su Iglesia, Su Familia, Su descendencia, por medio de Jesucristo nuestro Salvador; y en Él están escondidos todos LOS TESOROS DE LA SABIDURÍA Y DEL CONOCIMIENTO. A tal grado que por medio de Cristo Dios creó los Cielos y la Tierra.
¿Y habrá sabiduría en una persona que haya creado los Cielos y la Tierra? Porque todos los tesoros de la sabiduría y del conocimiento ¿dónde están? En Cristo.
Y ahora, así como el Espíritu de Dios se movía sobre las aguas en Génesis, capítulo 1…
Así como la gallina se coloca sobre los huevos y empolla los huevos, y se va formando así el pollito adentro, el cual luego nace; Dios estaba en Cristo sobre las aguas haciendo eso mismo; y estaban siendo colocadas allí, y siendo empolladas, las simientes que vendrían a ser manifestadas en este planeta Tierra. Él trae desde la dimensión invisible (sexta dimensión) todas esas simientes, para colocarlas en las aguas y luego ser manifestadas en la Tierra.
Ahora, podemos ver también que en la sexta dimensión hay árboles, hay pajaritos, hay animales también, y hay personas allá.
Ahora, podemos ver que Dios colocó a Adán primeramente en esa sexta dimensión, y luego lo trajo a esta dimensión terrenal en un cuerpo físico creado por Dios del polvo de la tierra.
Y ahora, podemos ver que lo que se ve fue hecho de lo que no se veía1.
Ahora, ¿quién es el que tiene tanta sabiduría y conocimiento que creó los Cielos y la Tierra, y creó todo lo que hay en los Cielos y en la Tierra? Él creó el mundo invisible y luego el mundo visible.
Vamos a ver quién es esta persona, porque ese sí que tiene sabiduría y conocimiento, en Él están escondidos todos los tesoros de la sabiduría y del conocimiento. Vamos a ver quién es esta persona, el cual está mencionado en Hebreos, capítulo 1, verso 1 en adelante, del cual dice San Pablo:
“Dios, habiendo hablado muchas veces y de muchas maneras en otro tiempo a los padres por los profetas,
en estos postreros días nos ha hablado por el Hijo, a quien constituyó heredero de todo, y por quien asimismo hizo el universo”.
¿Por medio de quién, Dios habló en otro tiempo a los padres? Dios habló por medio de Su Espíritu Santo a los padres (como dice también Zacarías, capítulo 7, verso 11 al 12).
Y dice:
“… en estos postreros días nos ha hablado por el Hijo, a quien constituyó heredero de todo, y por quien asimismo hizo el universo…”
¿Por medio de quién, Dios hizo el universo? Por medio de Su Hijo Jesucristo.
“… el cual, siendo el resplandor de su gloria, y la imagen misma de su sustancia, y quien sustenta todas las cosas con la palabra de su poder, habiendo efectuado la purificación de nuestros pecados por medio de sí mismo, se sentó a la diestra de la Majestad en las alturas”.
Ahora, hemos visto por medio de quién Dios creó los Cielos y la Tierra. Él creó todo el universo por medio de Cristo.
También en Colosenses, capítulo 1, verso 15 en adelante, dice (hablando de Cristo):
“Él es la imagen del Dios invisible…”.
La imagen del Dios invisible ¿es quién? Jesucristo en Su cuerpo angelical. Y la semejanza física: el cuerpo físico de Dios es Jesucristo en Su cuerpo físico, el cual fue glorificado.
“Él es la imagen del Dios invisible, el primogénito de toda creación”.
Primero que Cristo no vino a existencia nada de la Creación, porque en Él fueron creadas todas las cosas, en Cristo fueron creadas todas las cosas.
Por ejemplo, usted puede ver que hay gasolina, hay también diésel, hay también ropa de… hay ropa también, y hay también cosas plásticas. ¿De dónde han sacado eso (o sea, la ropa o telas sintéticas)? Del petróleo, porque ahí está todo eso. Como las cosas de metal: han sido sacadas del hierro (las que son de hierro), y así por el estilo. Y los árboles, ¿de dónde fueron sacados? De la semilla, porque ahí fueron creados los árboles: en las semillas que Dios creó, y de ahí surgieron los árboles. Todo tiene una semilla de donde se origina toda la Creación.
Y ahora, la semilla nuestra, ¿dónde estaba y de dónde vino? ¿Estábamos dónde? En Jesucristo nuestro Salvador. La Semilla de toda la Creación es Cristo. Vean:
“Porque en él fueron creadas todas las cosas (nada de la Creación de Dios ha estado fuera de Cristo. Dice:), las que hay en los cielos y las que hay en la tierra, visibles e invisibles; sean tronos, sean dominios, sean principados, sean potestades; todo fue creado por medio de él y para él”.
¿Por medio de quién fue llevada a cabo la Creación? Por medio de Jesucristo nuestro Salvador. ¿Y para quién? Para Jesucristo nuestro Salvador:
“Y él es antes de todas las cosas…”.
¿Recuerdan cuando dijo en San Juan, capítulo 8, verso 56 al 58: “Abraham vuestro padre deseó ver mi día; lo vio, y se gozó”? Le dijeron los judíos: “Aún no tienes cincuenta años, ¿y dices que has visto a Abraham?”. Cristo les dice a ellos: “Antes que Abraham fuese, Yo soy”. ¿Ven?, porque Él es antes de todas las cosas.
Ese es nuestro Salvador, nuestro amado Señor Jesucristo, en quien están todos los tesoros de la sabiduría y del conocimiento, por lo cual Él es Sabiduría de Dios y Él es Poder de Dios. Por medio de Cristo es manifestado el poder de Dios y la sabiduría de Dios.
Ahora, sabemos que el rey Salomón fue un hombre muy sabio, un rey muy sabio; pero esa sabiduría era la sabiduría de Dios ministrada por Cristo a través del rey Salomón.
Por eso Cristo frente al templo allá en Jerusalén, dijo: “He aquí uno mayor que Salomón”2; porque allí estaba Uno más sabio que Salomón, el cual es Poder y Sabiduría de Dios; en Él están escondidos todos los tesoros de la sabiduría de Dios.
“… y todas las cosas en él subsisten;
y él es la cabeza del cuerpo que es la iglesia…”.
Y ahora, vean ustedes, Él es la Cabeza de la Iglesia del Señor Jesucristo; y la Iglesia del Señor Jesucristo es el Cuerpo Místico de Jesucristo; así como la planta de trigo es el cuerpo del grano de trigo que fue sembrado en tierra.
“… él que es el principio, el primogénito de entre los muertos, para que en todo tenga la preeminencia;
por cuanto agradó al Padre que en él habitase toda plenitud…”.
En Cristo está toda la plenitud de Dios: Padre, Hijo y Espíritu Santo, todo eso está en la persona de nuestro amado Señor Jesucristo. Por eso Cristo decía que Él no hablaba nada de Sí mismo, ni hacía nada de Sí mismo. Él decía: “El Padre que mora en mí, Él hace las obras”3. Él era el que hacía las obras, Dios, el Padre celestial, a través de Jesucristo, el Hijo de Dios; en Él estaba la plenitud de Dios.
“… y por medio de él reconciliar consigo todas las cosas, así las que están en la tierra como las que están en los cielos, haciendo la paz mediante la sangre de su cruz”.
Y ahora, la reconciliación para el ser humano es por medio de Jesucristo nuestro Salvador, el cual es Poder de Dios y Sabiduría de Dios.
Y ahora, en el Programa de reconciliación del ser humano con Dios, Cristo es el que está llevando a cabo esa Obra en medio de la raza humana. Cristo está en el Cielo en Su cuerpo físico glorificado, haciendo Intercesión por toda persona que lo recibe como su Salvador; y Cristo está en Espíritu Santo en medio de Su Iglesia, aquí en la Tierra, llevando a cabo la Obra de la creación de una nueva raza con vida eterna.
Esa nueva raza con vida eterna es la Iglesia del Señor Jesucristo, compuesta por los creyentes en Cristo nacidos de nuevo; y esa es la descendencia de Dios, la Familia de Dios, la Casa de Dios, que está siendo edificada con sabiduría: está siendo edificada por Cristo nuestro Salvador.
Dios está edificando Su Casa por medio de Jesucristo, está edificando Su Casa con sabiduría; y Cristo es Sabiduría de Dios. Es por medio de Cristo la creación de esta nueva raza con vida eterna.
Y ahora, así como el Espíritu de Dios se movía sobre las aguas, allá en el capítulo 1 del Génesis, verso 2, donde dice:
“Y la tierra estaba desordenada y vacía, y las tinieblas estaban sobre la faz del abismo, y el Espíritu de Dios se movía sobre la faz de las aguas”.
Y ahora, el Espíritu de Dios, el Espíritu Santo, ha estado moviéndose sobre las aguas de pueblos, naciones y lenguas, produciendo el nuevo nacimiento de millones de seres humanos que han recibido a Cristo como su Salvador.
Él ha estado empollando una nueva raza con vida eterna. Como la gallina hace sobre los huevos, así ha estado Cristo en Espíritu Santo haciendo sobre las aguas de pueblos, naciones y lenguas; y ha estado siendo producida una nueva raza en el mundo espiritual de la sexta dimensión, en donde cada creyente en Cristo nacido de nuevo ha nacido en esa sexta dimensión, ha obtenido un cuerpo angelical teofánico, y así ha entrado al Reino de Dios, que es el Reino de Cristo, ha entrado al Cuerpo Místico de Cristo.
El Reino de Cristo está en una etapa o fase espiritual, pero se va a materializar, se va a manifestar físicamente; lo cual será en el glorioso Reino Milenial de Cristo. Eso es la manifestación del Reino de Dios en la Tierra por medio de Cristo nuestro Salvador. Por eso ese es el Reino Milenial del Mesías, donde Cristo se sentará sobre el Trono de David, y gobernará sobre el pueblo hebreo y sobre todas las naciones.
Ahora, podemos ver que antes de venir a existencia la creación física, fue realizada la creación en el campo espiritual, en una dimensión invisible, y luego se materializó en forma física y forma tangible. Toda la creación luego vino a existencia físicamente, pero antes tuvo que venir a existencia en el mundo invisible, en el mundo espiritual. Por eso San Pablo dice en Hebreos, capítulo 11, verso 1 en adelante:
“Es, pues, la fe la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve.
Porque por ella alcanzaron buen testimonio los antiguos.
Por la fe entendemos haber sido constituido el universo por la palabra de Dios, de modo que lo que se ve fue hecho de lo que no se veía”.
Y ahora, lo que se ve, vino de lo que no se veía.
Y ahora, ¿quién es esta persona que ha traído a existencia las cosas en forma visible, de las cosas que no se veían, de las cosas que eran invisibles a la vista humana? Vamos a ver quién es esta persona de nuevo: Aquí en San Juan, capítulo 1, verso 1 en adelante, donde dice el evangelio según San Juan:
“En el principio era el Verbo, y el Verbo era con Dios, y el Verbo era Dios.
Este era en el principio con Dios.
Todas las cosas por él fueron hechas, y sin él nada de lo que ha sido hecho, fue hecho (todas las cosas fueron hechas por el Verbo, que era con Dios y era Dios).
En él estaba la vida, y la vida era la luz de los hombres (por lo tanto, la vida de la Creación ¿de dónde vino? Del Verbo, que era con Dios y era Dios).
La luz en las tinieblas resplandece, y las tinieblas no prevalecieron contra ella.
Hubo un hombre enviado de Dios, el cual se llamaba Juan.
Este vino por testimonio, para que diese testimonio de la luz, a fin de que todos creyesen por él.
No era él la luz, sino para que diese testimonio de la luz.
Aquella luz verdadera, que alumbra a todo hombre, venía a este mundo.
En el mundo estaba, y el mundo por él fue hecho; pero el mundo no le conoció.
A lo suyo vino, y los suyos no le recibieron (o sea, vino al pueblo hebreo, y el pueblo hebreo no le recibió).
Mas a todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios;
los cuales no son engendrados de sangre, ni de voluntad de carne, ni de voluntad de varón, sino de Dios (esto es por medio del nuevo nacimiento, en aquellos que reciben a Cristo como su Salvador).
Y aquel Verbo fue hecho carne, y habitó entre nosotros (y vimos su gloria, gloria como del unigénito del Padre), lleno de gracia y de verdad”.
Y cuando el Verbo que era con Dios y era Dios, y creó todas las cosas, cuando se hizo carne habitó en medio de la raza humana y fue conocido por el nombre de Jesús. El Verbo hecho carne se llama Señor Jesucristo. Y eso es el Verbo que era con Dios y era Dios, el cual se hizo carne y habitó en medio de la raza humana; y eso es Emanuel, que traducido es: Dios con nosotros4.
Dios descendió a la raza humana haciéndose un cuerpo, creándose un cuerpo en el vientre de María, y habitando en ese cuerpo. Dios habitando en ese cuerpo en toda Su plenitud. La plenitud de la Divinidad en ese cuerpo de carne llamado Jesús.
Y la plenitud de la Divinidad morando en un cuerpo de carne, eso es Padre, Hijo y Espíritu Santo en medio del pueblo hebreo, llamado Señor Jesucristo; porque Dios lo ha hecho Señor y Cristo5.
Y ahora, hemos visto a Dios en Su imagen y en Su semejanza. En Su imagen es el Verbo, el Ángel del Pacto, el Ángel de Jehová, a través del cual creó todas las cosas. Y en Su semejanza física es el cuerpo de Jesús.
Y ahora, podemos ver cómo es Dios: Dios es como lo hemos visto a través de la Escritura manifestado en carne humana en la persona de Jesús.
Si Dios hizo al ser humano a Su imagen y a Su semejanza, entonces ¿qué es lo más que se parece a Dios? El ser humano. Por eso el ser humano es trino: es alma, espíritu y cuerpo; porque Dios también es trino: el Padre, Hijo y Espíritu Santo.
Por lo tanto, encontramos a Dios como Padre, Hijo y Espíritu Santo en la persona de Jesucristo nuestro Salvador.
El Padre estaba en Jesucristo, Su Hijo, así como usted siendo alma viviente está dentro del cuerpo de carne que usted tiene; y cuando usted hace alguna cosa (ya sea que hable o que haga algo con sus manos), toda persona ve que es su cuerpo físico el que lo está haciendo, pero usted podrá decir: “El que obra estas cosas no soy yo físicamente, sino mi alma, que está en este cuerpo de carne”.
El alma de cada persona es lo que en realidad es la persona: alma viviente; pero para manifestarse en esta Tierra necesita un cuerpo físico a través del cual obrar. Por lo tanto, usted obra como alma viviente a través de su cuerpo de carne.
Por eso Dios dice: “El alma que pecare, esa morirá”6. ¿Ven? Porque el ser humano es alma viviente; eso es lo más importante que hay en un cuerpo físico. Lo más importante es el alma, que está en ese cuerpo de carne, eso es lo más grande, lo mayor que hay en ese cuerpo de carne; como Cristo también decía: “Mi Padre es mayor que yo”. ¿Ven?
Y ahora, EN CRISTO ESTÁN TODOS LOS TESOROS DE LA SABIDURÍA Y DEL CONOCIMIENTO DE DIOS. Así como en usted (como ser humano) está todo el conocimiento que tiene el alma suya. ¿Ven? Todo el conocimiento que usted tiene en su alma lo manifiesta a través de su espíritu y de su cuerpo.
Por eso cuando el alma de la persona sale del cuerpo, sale también el espíritu. ¿Y qué sucede? Su alma se fue en el cuerpo espiritual a otra dimensión, y su cuerpo de carne quedó abandonado aquí en la Tierra para ser sepultado, porque ya el tiempo de vivir la persona en el cuerpo de carne terminó.
Si las personas supieran que vienen a la Tierra a vivir una temporada en ese cuerpo de carne que Dios le ha permitido tener, entonces se preocuparían por saber qué será después de la muerte física, después de la muerte del cuerpo de carne; porque la vida en el cuerpo de carne es temporal, pero la persona sigue viviendo porque es alma viviente, sigue viviendo en su cuerpo espiritual, llamado el espíritu de la persona, por lo tanto, va a la dimensión de la cual sea ese espíritu, ese cuerpo espiritual.
Si no es un creyente en Cristo nacido de nuevo, tiene que ir a la dimensión de la cual es ese espíritu que recibió cuando nació en esta Tierra; o sea, tiene que ir a la quinta dimensión, a la parte que le corresponda en esa quinta dimensión.
Si es un creyente en Cristo nacido de nuevo, entonces va a la sexta dimensión, que es el Paraíso; porque esa es la dimensión de los cuerpos angelicales, teofánicos, de los creyentes en Cristo.
Y ahora, por eso es que Cristo siempre dijo: “Buscad primeramente el Reino de Dios y su justicia, y las demás cosas serán añadidas”7.
Si la persona no busca el Reino de Dios, pues no podrá entrar al Reino de Dios; y para entrar al Reino de Dios tiene que nacer de nuevo. Y para nacer de nuevo tiene que recibir a Cristo como su Salvador, lavar sus pecados en la Sangre de Cristo, ser bautizado en agua en el Nombre del Señor Jesucristo, arrepentido de sus pecados, y Cristo lo bautizará con Espíritu Santo y Fuego; y así la persona obtendrá el nuevo nacimiento y así habrá entrado al Reino de Dios, habrá entrado al Reino de Jesucristo nuestro Salvador.
Y ahora, todo esto está en los tesoros de la sabiduría y del conocimiento de Dios. Dios lo programó todo, y lo que Él ha estado haciendo desde que llevó a cabo la creación del universo (del universo físico, y también del universo invisible o espiritual), lo que Dios ha estado haciendo es cumpliendo el Programa que Él diseñó desde antes de la fundación del mundo, y que colocó en Cristo, el Verbo que era con Dios y era Dios; y a través de Cristo lo ha estado llevando a cabo, ha estado llevando a cabo todo lo que Él pensó hacer.
Por lo tanto, los pensamientos divinos pasaron todos a Cristo, para Cristo cumplirlos, para Cristo materializarlos, para Cristo convertirlos en una realidad visible y tangible. Por eso Jesucristo es la Persona más importante que existe, Él es la Sabiduría y Conocimiento de Dios personificado.
Y ahora, en Cristo es que Dios ha estado manifestado todo el tiempo. La manifestación de Dios ha sido, es y será, a través de Jesucristo nuestro Salvador. Por lo tanto, no hará nada Dios, a menos que sea a través de Jesucristo.
¿Y cómo ha estado obrando Dios a través de Jesucristo en medio de la raza humana, si Cristo ascendió al Cielo y está sentado en el Trono de Dios en el Cielo? Pues Cristo está en Su Iglesia en Espíritu Santo; y por consiguiente, Dios a través de Cristo en Espíritu Santo, a través del Espíritu Santo, Dios ha estado obrando en medio de la raza humana, y ha estado creando una nueva raza con vida eterna.
Es Dios creando una nueva raza, una Familia celestial, creándola con sabiduría y conocimiento divino. Es Dios creando por medio de Cristo esta nueva raza de seres humanos con vida eterna.
Ahora, no es del que quiere, ni del que corre, sino de Dios que tiene misericordia8; y ya desde antes de la fundación del mundo están escritos los nombres de todas las personas que recibirían a Cristo como su Salvador.
Por lo tanto, a Dios no le sorprende el que lo rechaza, porque Dios desde antes de la fundación del mundo sabía quiénes lo iban a rechazar. Tampoco sorprende a Dios aquellos que reciben a Cristo como su Salvador, pues ya Dios sabía quiénes recibirán a Cristo como su Salvador. Él los escribió en el Cielo, en el Libro de la Vida del Cordero. Allí, en el Libro de la Vida del Cordero, están escritos los nombres de los escogidos de Dios.
Ahora, el Libro de la Vida tiene dos secciones muy importantes: una sección es llamada el Libro de la Vida, y la otra sección es llamada el Libro de la Vida del Cordero:
En la sección del Libro de la Vida está escrito el nombre de cada persona, el nombre que recibe cuando nace aquí en la Tierra. En esa sección los nombres pueden ser borrados por alguna causa.
Luego está la otra sección, que es la sección del Libro de la Vida del Cordero, donde están escritos los nombres que la persona tendrá como un creyente en Cristo; ese es el nombre que Dios le ha dado a cada uno de Sus hijos. No es el nombre que sus padres terrenales le pusieron a usted, sino el nombre que nuestro Padre celestial nos ha colocado, el cual hemos de tener cuando tengamos el nuevo cuerpo, eterno, inmortal, incorruptible y glorificado.
Ahora, no tenemos que preocuparnos por el nombre terrenal que tengamos; si no es muy bonito, pues nuestros padres pues no escogieron un nombre bonito, por lo tanto, no tienen que estar pensando en quitárselo; excepto que tenga un significado malo. Y si tiene un significado malo, pues nadie va a querer un nombre con un significado malo; por lo tanto, si tiene un mal significado, entonces si se lo quita y se coloca uno con un buen significado, ya eso es asunto de la persona.
Ahora, es importante estar conscientes que nuestros nombres como hijos e hijas de Dios están en el Cielo escritos, en el Libro de la Vida del Cordero, que es el Libro de los Siete Sellos; ahí es donde están escritos nuestros nombres desde antes de la fundación del mundo.
Para cada edad Dios ha enviado un grupo de esas personas que tienen sus nombres escritos en el Libro de la Vida del Cordero. Para cada generación y cada edad, vean ustedes, Dios en el Nuevo Testamento ha estado enviando hijos e hijas Suyos, almas de Dios para vivir en la Tierra en cuerpos mortales, para recibir a Cristo como su Salvador. Por eso, vean lo que nos dice el libro de los Hechos, capítulo 2; verso 47 dice (46 y 47 dice):
“Y perseverando unánimes cada día en el templo, y partiendo el pan en las casas, comían juntos con alegría y sencillez de corazón,
alabando a Dios, y teniendo favor con todo el pueblo. Y el Señor añadía cada día a la iglesia los que habían de ser salvos”.
De edad en edad hay un grupo de seres humanos que ha de ser salvo, que ha de recibir a Cristo como su Salvador.
Veamos en el capítulo 13, versos 48 al 49, del libro de los Hechos, lo que dice allí. Vamos a ver [verso 46]:
“Entonces Pablo y Bernabé, hablando con denuedo, dijeron: A vosotros a la verdad era necesario que se os hablase primero la palabra de Dios (o sea, están hablándole, dirigiéndose a los hebreos que estaban viviendo en ese sitio, en ese territorio); mas puesto que la desecháis, y no os juzgáis dignos de la vida eterna, he aquí, nos volvemos a los gentiles.
Porque así nos ha mandado el Señor, diciendo:
Te he puesto para luz de los gentiles,
A fin de que seas para salvación hasta lo último de la tierra.
Los gentiles, oyendo esto, se regocijaban y glorificaban la palabra del Señor, y creyeron todos los que estaban ordenados para vida eterna”.
¿Quiénes creyeron? Los que estaban ordenados para vida eterna.
¿Quiénes serían los que creerían de edad en edad a través de la Dispensación de la Gracia? ¿Quiénes creerían en Cristo, quiénes lo recibirían como su Salvador, y recibirían, serían bautizados y recibirán el bautismo del Espíritu Santo? Todos aquellos que están ordenados para vida eterna, todos aquellos que están escritos en el Libro de la Vida del Cordero ordenados para vida eterna.
Todos los que están escritos en el Cielo, en el Libro de la Vida del Cordero, que es el Libro de los Siete Sellos, han sido ordenados para vida eterna; y esto ha sido ordenado por Dios por medio de Su sabiduría y conocimiento, a través del cual Él pre ordenó todas las cosas.
Y ahora, ¿dónde están los que han creído en Jesucristo como nuestro Salvador, han sido bautizados en agua en Su Nombre y han recibido Su Espíritu Santo? Estamos aquí, ¿por qué? ¿Por qué hemos creído? Porque fuimos ordenados para vida eterna.
No es porque usted haya estudiado mucho, no es porque usted sea tan inteligente que haya descubierto a Cristo y haya descubierto la salvación y vida eterna en Jesucristo; no. Es porque usted fue ordenado para vida eterna desde antes de la fundación del mundo, y fue escrito en el Cielo, en el Libro de la Vida del Cordero, y fue enviado a la Tierra a vivir en un cuerpo de carne, para recibir a Cristo como su Salvador al escuchar la predicación del Evangelio, y así ser colocado en el Cuerpo Místico de Cristo, que es Su Iglesia. Todos los miembros de la Iglesia de Jesucristo son ordenados para vida eterna.
Y ahora, hemos descubierto que ya estábamos ordenados para vida eterna desde antes de la fundación del mundo; por lo tanto, usted no se puede perder; quizás tenga algunos tropiezos en la vida, como los niños que andan descalzos, y cada vez se están tropezando con piedras y también con tocones de árboles que han sido cortados, o con raíces de árboles; y algunas veces tropiezan con la misma piedra más de una vez, y lo que están recibiendo son golpes; eso es lo que le sucede a muchas personas.
Pero vean ustedes, un hijo, aunque esté descalzo y tenga sus tropezones en la vida, por eso no deja de ser un hijo de ese padre que lo trajo al mundo; y así es con los hijos e hijas de Dios.
Ahora, los tropezones duelen; y algunas veces hasta la uña del dedo mayor se va en algunos tropezones; lo cual significa que algunas veces perdemos bendiciones de Dios y perdemos cosas, bienes materiales, y perdemos muchas cosas, y hasta la salud algunas veces, por algunos tropezones en la vida.
Tenemos que cuidarnos bien y estar bien calzados con el apresto del Evangelio, cumpliendo la voluntad de Dios, viviendo conforme a la Palabra de Dios.
Así que tenemos que cuidarnos, porque el diablo anda como león rugiente buscando a quien devorar9. Y la única forma de estar protegidos contra el diablo es estar dentro de la Palabra de Dios, vivir conforme a la Palabra de Dios y estar en el Cuerpo Místico de Cristo en la edad correspondiente al tiempo que a la persona le toca vivir. Así es como podemos estar seguros y tranquilos, y recibir también así las bendiciones de Dios.
Ahora, Cristo guarda nuestra alma; por lo tanto, nuestra alma está segura con Cristo, porque Él es la Sabiduría, el Poder y el Conocimiento de Dios, y en Él están los tesoros de la sabiduría y del conocimiento de Dios, y en Él estamos todos nosotros.
“… si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas”10.
Son hechas nuevas, porque son las cosas del Reino de Dios. Las cosas viejas del reino de las tinieblas pasaron con el viejo hombre, y ahora con el nuevo hombre todas las cosas son hechas nuevas. El nuevo hombre espiritual en la esfera espiritual.
Y ahora, cuando tengamos el nuevo hombre físico, el cuerpo nuevo físico, también todas las cosas van a ser nuevas para nosotros; nuevo cuerpo con todas las cosas nuevas, para vivir con Cristo en Su Reino, lo cual será un nuevo Reino que será establecido en esta Tierra. Ya no viviremos más con ese cuerpo nuevo en este reino terrenal de las tinieblas, sino en el Reino de Cristo nuestro Salvador.
Dios hace todas las cosas nuevas para todos los que son nueva criatura. Para los que son nueva criatura en Cristo, Cristo tiene un nuevo cuerpo también, y tiene un nuevo nombre, el cual es el nombre escrito en el Cielo, en el Libro de la Vida del Cordero.
Pero vamos a dejar que llegue el tiempo en que Él nos dé el cuerpo nuevo; y ahí, con el cuerpo nuevo, vendrá también el nuevo nombre que Él tiene escrito en el Cielo, en el Libro de la Vida del Cordero.
Mientras tanto, continuamos con el nombre terrenal que nuestros padres nos colocaron; excepto en los casos que signifique algo malo el nombre, entonces si lo quieren cambiar, lo pueden hacer; porque de acuerdo al nombre será la vida de la persona: el nombre influye en la vida de la persona.
Ahora, por eso es tan importante, cuando tenemos niños, buscar el nombre correcto, que tenga un buen significado para nuestros niños; porque lo que queremos son bendiciones de Dios; por lo tanto, queremos bendiciones para nuestros niños, y comenzamos colocándole un buen nombre.
Bueno, todas estas cosas las conocemos porque todas estas cosas están en los tesoros de la sabiduría y del conocimiento de Dios.
Hemos visto que Dios, por medio de Su sabiduría y del conocimiento, a través de Cristo, Él ha estado llevando a cabo todas las cosas: toda la Creación la llevó a cabo por medio de Cristo; y ahora la nueva raza que Él está creando, la está creando por medio de Jesucristo nuestro Salvador; porque en Él está la sabiduría, el poder y el conocimiento de Dios.
No hay otra persona por medio del cual sea manifestada la sabiduría, el poder y el conocimiento de Dios; todo es por medio de nuestro amado Señor Jesucristo.
Y cuando vemos en los profetas o en los apóstoles, o en los ángeles mensajeros, sabiduría y conocimiento en las cosas de Dios, esa sabiduría y conocimiento no es sabiduría y conocimiento humano, no es sabiduría y conocimiento propio de la persona, del mensajero, sino que es la sabiduría, el conocimiento de Dios, operado por Cristo en Espíritu Santo a través de la persona, a través del mensajero de Dios para cada etapa de la Iglesia del Señor Jesucristo.
Y ahora, encontramos que a través de las diferentes etapas o edades de la Iglesia ha sido manifestada la sabiduría, el poder y el conocimiento de Dios; y para este tiempo es la etapa donde más ampliamente es manifestado el poder, la sabiduría y el conocimiento de Dios; a tal grado que los escogidos de este tiempo tienen la promesa que obtendrán la fe, la revelación, para ser transformados y llevados con Cristo a la Cena de las Bodas del Cordero; y ahí sí que tiene que haber sabiduría, poder y conocimiento de Dios.
Todo esto es celestial; lo cual solamente puede ser administrado por medio del Espíritu Santo, Cristo en Espíritu Santo en el Día Postrero en medio de la Iglesia del Señor Jesucristo.
Cristo dijo en Apocalipsis, capítulo 4, verso 1, con esa Voz de Trompeta dijo:
“Sube acá, y yo te mostraré las cosas que sucederán después de estas”.
Para poder conocer las cosas que han de suceder después de las que ya han sucedido, tiene que ser manifestado el poder, siendo manifestado el poder de la revelación; y tiene que ser manifestada la sabiduría de Dios, y tiene que ser manifestado el conocimiento de Dios; para poder comprender todas las cosas que han de suceder después de las que ya han sucedido en las edades pasadas.
Todas las cosas que han de suceder están contenidas en las profecías del Antiguo Testamento y del Nuevo Testamento. Las vemos en los libros del profeta Isaías, de Ezequiel, de Jeremías, en el libro del profeta Daniel…, que es un libro profético, que es literatura apocalíptica; por eso el libro del profeta Daniel tiene los mismos símbolos del libro del Apocalipsis.
Las profecías contenidas en el libro del profeta Daniel, no son profecías del profeta Daniel, sino del Ángel Gabriel, que le dio a Daniel la revelación de todas esas visiones que él escribió. Y las profecías del libro del Apocalipsis que escribió Juan el apóstol, no son profecías de Juan, sino que son profecías de Cristo a través de Su Ángel, que Él envió, para dar a conocer todas esas cosas que han de suceder.
Por lo tanto, en el libro del Apocalipsis están contenidas todas las cosas que han de suceder. En palabras más claras, la historia de la Iglesia de Jesucristo y la historia de la raza humana está contenida en símbolos apocalípticos en el libro del Apocalipsis.
Por lo tanto, todas las cosas que han de suceder están contenidas en el libro del Apocalipsis, que es dado a Juan y escrito por Juan, dado por el Ángel del Señor Jesucristo.
Y ahora, la promesa es subir para recibir la revelación de las cosas que han de suceder.
¿Y cómo será que Cristo con esa Voz de Trompeta estará dándonos a conocer todas estas cosas que deben suceder pronto? Siempre tiene que Cristo usar un instrumento en medio de Su pueblo. “Porque no hará nada el Señor Jehová sin que antes revele Sus secretos a Sus siervos Sus profetas”11.
En Apocalipsis, capítulo 22, verso 6, dice cómo es que va a ser dado a conocer todas las cosas que han de suceder pronto. Dice:
“Y me dijo: Estas palabras son fieles y verdaderas. Y el Señor, el Dios de los espíritus de los profetas, ha enviado su ángel, para mostrar a sus siervos las cosas que deben suceder pronto”.
La revelación de todas las cosas que deben suceder pronto, están prometidas para ser dadas a conocer por el Ángel del Señor Jesucristo. No hay otra forma para ser dadas a conocer todas estas cosas que han de suceder pronto, después de las que ya han sucedido en las siete etapas o edades de la Iglesia del Señor Jesucristo.
En Apocalipsis, capítulo 22, verso 16, también dice Cristo:
“Yo Jesús he enviado mi ángel para daros testimonio de estas cosas en las iglesias”.
¿Quién es el enviado del Señor Jesucristo para dar testimonio de estas cosas en las Iglesias? El Ángel del Señor Jesucristo.
“Yo soy la raíz y el linaje de David, la estrella resplandeciente de la mañana”.
Este Ángel Mensajero del Señor Jesucristo es el instrumento a través del cual Cristo en Espíritu Santo se manifiesta, se revela y da a conocer todas estas cosas que deben suceder pronto; tanto las que deben suceder en nuestro tiempo como las que sucederían en las siete edades de la Iglesia.
Para este tiempo final, este Ángel del Señor Jesucristo, del cual el reverendo William Branham dice que es un espíritu de profeta; para este tiempo final, por cuanto es un espíritu de profeta: así como todos los espíritus de profetas de edades y dispensaciones pasadas tuvieron que hacerse carne, venir en carne humana y tener su ministerio; también este Ángel del Señor Jesucristo, ese espíritu de profeta, tiene que venir en carne humana en este tiempo final, y estar en medio de la Iglesia del Señor Jesucristo, y darle a conocer a la Iglesia todas estas cosas que deben suceder pronto; y luego estará con el pueblo hebreo, para llamar y juntar 144.000 hebreos, 12.000 de cada tribu.
Este es el Ángel del Señor Jesucristo que viene con el Espíritu Santo dando testimonio de todas estas cosas que deben suceder pronto, en este tiempo final.
Estamos en el tiempo en el que de un momento a otro entrará hasta el último escogido de Dios al Cuerpo Místico de Cristo; y entonces Cristo habrá terminado Su Obra de Intercesión en el Cielo y se cerrará la Puerta de la Misericordia; ya nadie más podrá entrar para venir a formar parte de la Iglesia del Señor Jesucristo.
Así como se cerró la puerta cuando las vírgenes prudentes entraron con el esposo a las bodas, así se cerrará la puerta también en este tiempo final; y entonces Cristo tomará el Título de Propiedad, lo abrirá en el Cielo y lo traerá a Su Ángel; y entonces será adoptado el Ángel de Jesucristo, y vendrá la resurrección de los muertos en Cristo y la transformación de nosotros los que vivimos.
El misterio correspondiente a este tiempo final en la Iglesia de Jesucristo y luego en el pueblo hebreo, será el misterio del Ángel de Jesucristo, el Ángel que viene con el Sello del Dios vivo, en el cual Cristo en Espíritu Santo estará operando los ministerios de Moisés y Elías, los ministerios de los Dos Olivos, de los Dos Ungidos que están delante de la presencia de Dios.
Ahí hay un misterio muy grande, el cual está profetizado en el Antiguo Testamento y en el Nuevo Testamento para ser cumplido en este tiempo final. Y ese misterio está contenido en el Séptimo Sello.
Y la Voz de Cristo como León de la tribu de Judá, clamando como cuando un león ruge y siete truenos emitiendo Sus voces allí en Apocalipsis, capítulo 10, verso 1 al 7, revelan…, esos Truenos revelan el misterio del Séptimo Sello, el misterio de la Segunda Venida de Cristo.
Ahora, ese es el misterio que al ser conocido le da la fe para ser transformado a cada creyente en Cristo.
Por lo tanto, así como obtuvimos la fe, la revelación, del misterio de la Primera Venida de Cristo como Cordero de Dios en Su Obra de Redención; y creímos con toda nuestra alma, y lo recibimos como nuestro Salvador, y lavamos nuestros pecados en Su Sangre, y fuimos bautizados en agua en Su Nombre, y Él nos bautizó con Espíritu Santo y Fuego; y obtuvimos el nuevo nacimiento, y obtuvimos esa transformación interior espiritual, y fuimos colocados en el Reino de Cristo; ahora con la revelación del Séptimo Sello, la revelación de la Segunda Venida de Cristo, recibimos la fe para ser transformados y obtener el cuerpo físico glorificado.
Por lo tanto, solamente los que tendrán la revelación del Séptimo Sello, la revelación de la Segunda Venida de Cristo, serán los que serán transformados estando vivos.
Y todo será tan sencillo como fue la Primera Venida de Cristo. La Primera Venida de Cristo fue el Verbo hecho carne, el Ángel de Jehová hecho carne. Ahí estuvo el misterio de Dios el Padre, y de Cristo manifestado en carne humana.
Para este tiempo final estará el misterio de Cristo en medio de la Iglesia manifestado; y ese misterio bajo el Séptimo Sello, que será conocido por los que estarán escuchando la Voz de Cristo en el Día Postrero, la Voz de Cristo, el Ángel del Pacto, a través de Su Ángel Mensajero… porque será a través del Ángel Mensajero que Cristo en Espíritu Santo revelará ese misterio del Séptimo Sello.
Primero él será el que lo conocerá; y no se lo dirá a nadie, hasta que llegue el momento en que Cristo le diga que lo diga. Por lo tanto, no sabemos cuánto tiempo él vivirá con este misterio, reservado en su corazón; pero en algún momento tendrá que darlo a la Iglesia de Jesucristo, para que así todos puedan ser transformados y llevados con Cristo a la Cena de las Bodas del Cordero.
Pero los escogidos sospecharán todo el tiempo, estarán sospechando cuál es el misterio del Séptimo Sello; y algunos sabrán cuál es el misterio del Séptimo Sello, aunque no lo puedan explicar; y aunque no lo puedan comprender completamente, sabrán, conocerán, el misterio del Séptimo Sello.
Aunque no podrán poner todas las piezas del rompecabeza, todo en orden, porque el único que podrá poner en orden el rompecabeza será el Espíritu Santo a través de Su Ángel Mensajero, al cual le dirá: “Esta pieza la mueves y la colocas aquí, y esta otra aquí, y esta otra aquí”.
Y él tendrá el rompecabeza; lo cual ha sido un rompecabeza para los teólogos, como fue un rompecabeza la Primera Venida de Cristo para los teólogos de la religión hebrea; y todavía es un rompecabeza porque todavía no lo han comprendido. El misterio de la Segunda Venida de Cristo es un rompecabeza para los teólogos del cristianismo; y han estado tratando de montar el rompecabeza, pero no lo han podido montar.
Es que todas esas profecías mesiánicas correspondientes a la Segunda Venida de Cristo, el único que puede montarlas bien, y formar bien todo el cuadro del rompecabeza, es Cristo en Espíritu Santo en medio de Su Iglesia, en Su manifestación final, la cual será a través de Su Ángel Mensajero. Fuera de esa manifestación de Cristo en Su Ángel Mensajero, colocando cada cosa en su sitio, fuera de eso nadie más podrá montar el rompecabeza de la Segunda Venida de Cristo.
El que lo monte será bienaventurado. Y solamente UNO lo podrá montar. Y será bienaventurado el pueblo que lo estará escuchando, porque tendrá la fe —y fe es revelación—, tendrá la fe, la revelación, del Séptimo Sello, de la Segunda Venida de Cristo; y esa es la fe, la revelación, para ser transformados y llevados con Cristo a la Cena de las Bodas del Cordero.
Por lo tanto, estarán creyendo con toda su alma en el misterio del Séptimo Sello, en el misterio de la Segunda Venida de Cristo.
Dos mil años atrás, todos los seguidores de Cristo sabían que Cristo era el Mesías, o sea, los más allegados a Cristo. Los que no eran muy allegados pensaban que era un profeta; unos pensaban que era Elías, otros pensaban que era Juan el Bautista y otros pensaban que era alguno de los profetas; pero los más allegados sabían que Jesucristo era el Hijo de Dios que había venido al mundo.
Pero aun con tener ese conocimiento y creerlo con toda su alma, no conocían el misterio del por qué había venido al mundo, y no conocían el misterio de Su Sacrificio en la Cruz del Calvario. ¿Ven? Les tomó por sorpresa la muerte de Cristo en la Cruz del Calvario; pero después, cuando Él les abrió el entendimiento y les abrió las Escrituras, luego que había resucitado, entonces entendieron.
Por lo tanto, para entender, lo que necesitamos es que Cristo nos abra el entendimiento y nos abra el corazón y nos abra las Escrituras; y entonces las recibimos, las creemos con toda nuestra alma, y entonces las comprendemos.
El misterio de la Primera Venida de Cristo estuvo en medio del pueblo hebreo por 33 años. Estuvo cerca de 30 años sin manifestarse, sin revelarse, sin tener un ministerio; pero cuando llegó cerca de los 30 años, comenzó Su ministerio mesiánico. Pero vean, estaba con ellos allí como uno del pueblo, pero en Su nombre estaba contenido todo el misterio y toda la Obra que Él llevaría a cabo.
El nombre Jesús que en hebreo es Josué, significa ‘Salvador’, ‘Redentor’. En el nombre estaba la Obra que Él llevaría a cabo, la Obra de Redención, la Obra de Salvación.
Y Él viene en Su Segunda Venida con un nombre nuevo. Apocalipsis, capítulo 19, verso 11 en adelante, lo vemos viniendo con Su Ejército, que es Su Iglesia, y viene con un nombre nuevo, un nombre que nadie entiende. “Y Su nombre es: el Verbo de Dios”, el Verbo de Dios.
Siempre el Verbo es el cuerpo teofánico angelical; por lo tanto, el Verbo se hará carne en este tiempo final.
Y el Verbo de Dios tiene un nombre nuevo, un nombre que nadie entiende. “Y Su nombre es el Verbo de Dios”. “Y tiene escrito en Su vestidura y en su muslo: Rey de reyes y Señor de señores”. Por lo tanto, viene con el Nombre con el cual Él reinará.
Ese es un misterio grande; y nadie ha podido montar ese rompecabeza. Porque ese rompecabeza solamente lo puede montar el Espíritu Santo, Cristo en Espíritu Santo, y darlo a conocer por medio de Su Ángel Mensajero en el Día Postrero.
Pero primero lo revela a Su Ángel y él luego lo mantiene en secreto hasta que Dios le diga que lo dé a conocer.
Por lo tanto, en el tiempo que Dios le diga que lo de a conocer, todo el mundo conocerá ese misterio, y verá que todo es más sencillo de lo que nos habíamos imaginado; pero mientras tanto, queda en secreto todavía, para que nadie pueda imitar o hacer algo que vaya a afectar la Obra de Cristo.
Así que todo eso, pues está bajo el Séptimo Sello, bajo la Segunda Venida de Cristo.
Cristo viene tres veces: Su Primera Venida como Cordero, para redimir allá en la Cruz del Calvario; Su Segunda Venida, viene para buscar a Su Iglesia, resucitar a los muertos en Cristo y transformarnos a nosotros los que vivimos, y llevarnos con Él a la Cena de las Bodas del Cordero; y Su Tercera Venida, luego de la Cena de las Bodas del Cordero en el Cielo, Él viene con todos Sus Santos, Su Iglesia para comenzar el glorioso Reino Milenial. ¿Ven lo sencillo que es todo?
Ahora, podemos ver por qué en Cristo están LOS TESOROS DE LA SABIDURÍA Y DEL CONOCIMIENTO DE DIOS.
Vean, no hay nada que Dios haya hecho, que Dios esté haciendo, que Dios hará, a menos que sea que lo haga con sabiduría y conocimiento. Y toda la sabiduría y conocimiento está en Cristo; por eso Cristo es el Poder, Sabiduría y Conocimiento de Dios. Es por medio de Cristo que Dios se manifiesta y obra y lleva a cabo Su labor; y Cristo en Espíritu Santo usa instrumentos de carne para manifestarse a través de ellos de edad en edad en medio de Su pueblo.
Y ahora, hemos visto dónde está y cuáles son los tesoros de la sabiduría y del conocimiento de Dios: todo está en Jesucristo nuestro Salvador, porque Él es Poder y Sabiduría de Dios. Ha sido hecho Poder y Sabiduría de Dios para nosotros, Dios lo ha hecho así.
Por lo tanto, podemos ver por qué pudo crear los Cielos y la Tierra, Dios a través de Él: porque Dios a través de Él manifestó Su Sabiduría, Su Conocimiento y Su Poder; y ahora lo ha estado manifestando de etapa en etapa en la nueva creación de una nueva raza con vida eterna.
Y ahora, cuando una persona recibe a Cristo como su Salvador, lava sus pecados en la Sangre de Cristo arrepentido de sus pecados, y es bautizado en agua en Su Nombre, y Cristo lo bautiza con Espíritu Santo y Fuego: ahí está manifestado el poder de Dios, la sabiduría de Dios y el conocimiento de Dios, para salvación de la persona, y para añadir a Su Iglesia los que han de ser salvos.
Cuando estemos en el Cielo, estará reunida la Familia de Dios celestial; y habrá una gran fiesta en el Cielo, en donde los ángeles disfrutarán también de esa gran fiesta; y los santos del Antiguo Testamento, que resucitaron con Cristo, también disfrutarán en esa gran fiesta de la Cena de las Bodas del Cordero; lo cual es la unión de Cristo con Su Iglesia.
Ahora, podemos ver que toda la sabiduría y el conocimiento está en Jesucristo, para hacer una raza con vida eterna, con cuerpos angelicales eternos y cuerpos físicos eternos también.
Si para añadirle a la raza humana y a los seres humanos, añadirle aunque sea 25 años o 50 años, se necesita de verdad sabiduría y conocimiento… Vean, si la ciencia pudiera añadirle 100 años a cada ser humano, además de lo que el ser humano pueda tener normalmente, que son 70 u 80 años (digamos que puedan llegar a 100 años); si la ciencia pudiera añadirle 100 años más, que la persona pudiera vivir 100 años más, y algún científico descubriera cómo hacerlo, ¿qué dirían todos los gobernantes y todas las naciones? “Ese es el hombre más sabio”. Pero Cristo nos da vida eterna; ¡eso es más que 100 años!
Por lo tanto, el más sabio es Jesucristo nuestro Salvador, porque en Él está la sabiduría y el conocimiento de Dios para crear una nueva raza con vida eterna.
Después de Cristo, lo más grande que Dios tiene es la Iglesia del Señor Jesucristo; por lo tanto, Cristo y Su Iglesia son el segundo Adán y la segunda Eva. Es lo más grande que Dios tiene. Por lo tanto, el amor de Dios está con Cristo y Su Iglesia, y por consiguiente todos los tesoros de la sabiduría y del conocimiento de Dios.
“LOS TESOROS DE LA SABIDURÍA Y DEL CONOCIMIENTO DE DIOS”.
Por medio de esa sabiduría y ese conocimiento de Dios, nosotros sabemos cuál es nuestro futuro, también sabemos cuál es nuestro presente, por qué estamos aquí, y también sabemos de dónde nosotros hemos venido. Todo eso por medio de la sabiduría y del conocimiento de Dios, todo eso por medio de Cristo dándonos a conocer todas estas cosas.
Y ahora, al tener y ver los tesoros de la sabiduría y del conocimiento de Dios, no podemos hacer otra cosa sino darle gracias a Dios por Jesucristo nuestro Salvador, en quien están la sabiduría y el conocimiento de Dios.
Padre celestial, a Ti venimos en esta ocasión dándote gracias por Tus bendiciones. Gracias por Tu sabiduría y conocimiento que has colocado en Jesucristo; y Él es Tu sabiduría y Tu conocimiento personificado; el cual nos ha llamado y nos ha colocado en Tu Cuerpo Místico de creyentes con vida eterna.
Padre celestial, gracias por Jesucristo, gracias por Tu sabiduría y Tu conocimiento que nos has dado para poder conocer los misterios del Reino de los Cielos, y para así poder conocer cuál es la herencia Tuya que nos ha tocado en Tu Reino.
Señor, Dios eterno, te ruego sigas añadiendo a Tu Iglesia los que faltan por ser llamados, tanto aquí en Puerto Rico como en todos los demás países de la América Latina y el Caribe, y también en las demás naciones y demás continentes; y pronto se complete el número de Tus escogidos, y nos lleves a la Cena de las Bodas del Cordero en cuerpos glorificados. Te lo rogamos, Padre celestial, en el Nombre del Señor Jesucristo. Amén y amén.
Y ahora, conociendo los tesoros de la sabiduría y del conocimiento de Dios, a través de los cuales Cristo ha estado llevando a cabo toda la Obra de Dios… y continuará llevando a cabo la Obra de Dios para el Reino Milenial y luego para toda la eternidad.
Y ahora, nosotros somos frutos de la sabiduría y del conocimiento de Dios a través de Jesucristo nuestro Salvador. Y cuando nos miramos, nos maravillamos de que estábamos en Cristo eternamente. Hemos venido de la eternidad para estar en el Cuerpo Místico de Cristo.
Por lo tanto, estemos en el Cuerpo Místico de Cristo trabajando todos los días de nuestra vida, y sirviendo a Dios, y adorándole en espíritu y en verdad; y siempre agradecidos a Dios por Jesucristo nuestro Salvador, a través del cual es manifestada la sabiduría y el conocimiento de Dios.
Y oren mucho por mí, para que en este recorrido que hemos de tener nuestro hermano Bermúdez y yo, por diferentes países de la América Latina y del Caribe, Cristo en Espíritu Santo obre y llame y junte Sus escogidos que Él tiene que llamar en este recorrido; y que pronto se complete el número de los escogidos de Dios, y confirme a los que ya están en el Cuerpo Místico de Cristo.
Ya me toca comenzar el primer recorrido del año; y en algún recorrido se va a completar el grupo de escogidos, o cuando llegue aquí a Puerto Rico se completará.
Eso Él no me lo ha dado a conocer; por lo tanto, tengo que seguir trabajando en la Obra de Cristo, no solo aquí en Puerto Rico sino en todos los demás países, para que así el Mensaje siga llamando y juntando Sus escogidos de este tiempo final.
Oren mucho por mí, yo oraré por ustedes también; y recuerden que tendrán el alimento espiritual almacenado; lo tienen almacenado para que puedan usarlo. Les será servido tanto aquí como en el otro local, y también en folletos; está en videos y en cintas magnetofónicas también.
Así que aunque yo esté viajando no les dejo sin alimento espiritual, tendrán todo el Alimento que ustedes necesitan para los días en que yo esté viajando.
Y manténgase cada uno de ustedes, con temor y temblor, sirviendo a Cristo nuestro Salvador, y cuidándose siempre de todo peligro; porque el diablo anda como león rugiente buscando a quién devorar.
Cuídense siempre y vivan conforme a la Palabra de Dios. Algún día se acabarán las luchas, los sufrimientos y los problemas, lo cual será cuando tengamos el nuevo cuerpo, cuando seamos transformados.
Así que con la sabiduría y el conocimiento de Dios dado por Cristo a ustedes y a mí, sigamos adelante nuestra vida cristiana en el Cuerpo Místico de Cristo, y algún día nos veremos transformados e iremos con Cristo a la Cena de las Bodas del Cordero.
Bueno, “LOS TESOROS DE LA SABIDURÍA Y DEL CONOCIMIENTO DE DIOS”. Ese ha sido nuestro tema para todos nosotros en esta ocasión.
Y ahora, ¿quiénes son y dónde están los que han recibido el beneficio de la sabiduría y del conocimiento de Dios? Aquí estamos. Yo soy uno de ustedes, yo soy uno de los que han recibido los beneficios de LOS TESOROS DE LA SABIDURÍA Y DEL CONOCIMIENTO DE DIOS.
Bueno, continúen orando por mí; siempre oren por mí; y que también Dios me dé en estos viajes todo lo que debo hablar, y que ahí me dé mucha revelación para todos los hermanos en los diferentes países; y como luego viene ya grabado, entonces ustedes podrán escuchar todo lo que Dios me haya dado en esos recorridos.
Algunas veces salen, surgen, muchas cosas bien importantes; el domingo pasado, cuando les estaba hablando acerca de Adán y Eva, y de Cristo y Su Iglesia, ahí hubo algo muy importante que fue hablado, de lo cual en alguna ocasión hablaremos con más detalles, porque ahí hay un misterio muy grande, que va a ser pronto abierto completamente. Y algunas veces he pensado que, cuando sea abierto completamente ese misterio, quedará abierto el Séptimo Sello.
Por eso fue que no les expliqué mucho en esa ocasión del domingo pasado. Pero recuerden, todo está como estaba allá en el Edén, entre Adán y Eva; y acá es entre Cristo y Su Iglesia.
Que Dios les continué bendiciendo a todos, que Dios les guarde, y les prospere espiritualmente y materialmente, y les use grandemente en Su Obra en este tiempo final. En el Nombre Eterno del Señor Jesucristo. Amén y amén.
En Semana Santa habrá bautismos en agua; por lo tanto, den sus nombres los que desean ser bautizados; y ya estará nuestro hermano Bermúdez con nosotros para Semana Santa, y ahí tendremos los bautismos de todas las personas que Dios haya llamado en estos días, que todavía no han sido bautizados, y los que llame en esos días también que hemos de estar acá en Semana Santa con nuestro hermano Bermúdez.
Bueno, que Dios les continúe bendiciendo a todos, que Dios les guarde, y nos veremos, Dios mediante, en otras próximas ocasiones.
Ya estoy para salir durante la semana, pero recuerden, los viernes está todo el alimento espiritual allá en videos, y tienen un lugar bien preparado para estar allí escuchando la Palabra de Dios para nuestro tiempo.
Estén asistiendo como si yo estuviera allí presente, porque lo importante es que esté el Mensaje. En esos viajes Dios nos da cosas tan grandes que solamente ustedes pueden saber qué cosas Dios nos dio al escuchar esos Mensajes.
Así que estén asistiendo como estos días que yo he estado con ustedes los viernes; y aun lleven también familiares para que escuchen; de modo que no estando yo, el grupo sea mayor.
Bueno, que Dios les continúe bendiciendo a todos, que Dios les guarde, y adelante sirviendo a nuestro amado Señor Jesucristo.
Si en el viaje me toca ser transformado, no se preocupen: vendré y estaré con ustedes de nuevo; ya sea en el cuerpo que tengo ahora o en el nuevo cuerpo, nos volveremos siempre a ver. Si soy transformado antes de la fecha que está señalada para regresar, si soy transformado antes, pues les veré antes de la fecha que está programada para venir.
Así que no me voy a olvidar de ustedes.
Que Dios me los continúe bendiciendo a todos, y me los guarde; y nos veremos muy pronto personalmente, cuando regrese de ese recorrido.
Oren mucho por mí, para que Dios me acompañe y me use en ese recorrido en beneficio de la Iglesia del Señor Jesucristo.
Bueno, vamos a dejar nuevamente a nuestro hermano, el reverendo José Benjamín Pérez, para continuar y finalizar nuestra parte en esta ocasión; y ya él les indicará, tanto hoy (si tiene algo que decirles), o en las próximas actividades, todos los anuncios que él tenga hoy, o en otras actividades, para darles a ustedes.
Bueno, que Dios les continúe bendiciendo a todos. No… no encuentro cómo terminar. Es que las despedidas son difíciles. Pero no es una despedida, sino es que es un “hasta luego”, un “hasta muy pronto”.
Así que Dios les bendiga y les guarde, y muchas gracias por vuestra amable atención.
“LOS TESOROS DE LA SABIDURÍA Y DEL CONOCIMIENTO DE DIOS”.
[Revisión febrero 2022]
1 Hebreos 11:3
2 San Mateo 12:6
3 San Juan 14:10
4 San Mateo 1:23
5 Hechos 2:36
6 Ezequiel 18:4, 18:20
7 San Mateo 6:33
8 Romanos 9:16
9 1 Pedro 5:8
10 2 Corintios 5:17
11 Amós 3:7