El múltiple cumplimiento de las Escrituras

Muy buenos días, amados amigos y hermanos presentes, y también los que están a través de internet o el satélite: en Puerto Rico, en Venezuela, en Colombia, en Ecuador, en Perú, en Bolivia, en Chile, en Paraguay, en Uruguay, en Argentina y en todo el Brasil, en la República Dominicana y demás Islas del Caribe, y también en Europa, en Norteamérica, y también en el África y demás países que en estos momentos están conectados con esta trasmisión vía internet y satélite.

Que las bendiciones de Cristo, el Ángel del Pacto, sean con todos ustedes y conmigo también, y nos bendiga grandemente en esta ocasión, nos hable directamente a nuestro corazón abriéndonos las Escrituras, y nos abra el corazón para creer y recibir Su Palabra. En el Nombre del Señor Jesucristo. Amén y amén.

Para esta ocasión leemos en San Mateo, capítulo 2, versos 13 al 15. Un poco antes también, digo… Capítulo 2, verso 13 al 23, donde dice:

“Después que partieron ellos, he aquí un ángel del Señor apareció en sueños a José y dijo: Levántate y toma al niño y a su madre, y huye a Egipto, y permanece allá hasta que yo te diga; porque acontecerá que Herodes buscará al niño para matarlo.

Y él, despertando, tomó de noche al niño y a su madre, y se fue a Egipto,

y estuvo allá hasta la muerte de Herodes; para que se cumpliese lo que dijo el Señor por medio del profeta, cuando dijo: De Egipto llamé a mi Hijo.

Herodes entonces, cuando se vio burlado por los magos, se enojó mucho, y mandó matar a todos los niños menores de dos años que había en Belén y en todos sus alrededores, conforme al tiempo que había inquirido de los magos.

Entonces se cumplió lo que fue dicho por el profeta Jeremías, cuando dijo:

Voz fue oída en Ramá,

Grande lamentación, lloro y gemido;

Raquel que llora a sus hijos,

Y no quiso ser consolada, porque perecieron.

Pero después de (la muerte de) Herodes, he aquí un ángel del Señor apareció en sueños a José en Egipto,

diciendo: Levántate, toma al niño y a su madre, y vete a tierra de Israel, porque han muerto los que procuraban la muerte del niño.

Entonces él se levantó, y tomó al niño y a su madre, y vino a tierra de Israel.

Pero oyendo que Arquelao reinaba en Judea en lugar de Herodes su padre, tuvo temor de ir allá; pero avisado por revelación en sueños, se fue a la región de Galilea,

y vino y habitó en la ciudad que se llama Nazaret, para que se cumpliese lo que fue dicho por los profetas, que habría de ser llamado nazareno”.

Para esta ocasión tomamos de este capítulo 2 de San Mateo, el verso 15, para de ahí tomar el tema para esta ocasión. Este verso dice: “Y estuvo allá hasta la muerte de Herodes; para que se cumpliese lo que dijo el Señor por medio del profeta, cuando dijo: De Egipto llamé a mi Hijo”.

Que Dios bendiga nuestras almas con Su Palabra y nos permita entenderla.

Nuestro tema es: “EL MÚLTIPLE CUMPLIMIENTO DE LAS ESCRITURAS”.

A través de la Biblia, la Escritura, encontramos que profecías se han cumplido, unas cuantas veces la misma profecía. Por ejemplo, esta profecía que hemos leído la vemos cumplida en el pueblo hebreo primeramente. Acá en el Éxodo, capítulo 4, verso 22, dice, al 23:

“Y dirás a Faraón: Jehová ha dicho así: Israel es mi hijo, mi primogénito.

Ya te he dicho que dejes ir a mi hijo, para que me sirva, mas no has querido dejarlo ir; he aquí yo voy a matar a tu hijo, tu primogénito”.

Ahí podemos ver que Dios dice que Israel es Su hijo, Su primogénito. El pueblo hebreo como nación es el hijo de Dios como nación, es la nación primogénita de Dios que Dios ha creado. De esto nos habló la Escritura en Deuteronomio, donde nos habla acerca de Israel siendo un pueblo que Dios creó. Capítulo 32, verso 5 al 6… verso 6, dice:

“¿Así pagáis a Jehová,

Pueblo loco e ignorante?

¿No es él tu padre que te creó?

Él te hizo y te estableció”.

Ahora, podemos ver que Dios es el Creador del pueblo hebreo, Dios creó al pueblo hebreo. También en el capítulo 19 del Éxodo dice, del verso 4 al 6:

“Vosotros visteis lo que hice a los egipcios, y cómo os tomé sobre alas de águilas, y os he traído a mí.

Ahora, pues, si diereis oído a mi voz, y guardareis mi pacto, vosotros seréis mi especial tesoro sobre todos los pueblos; porque mía es toda la tierra.

Y vosotros me seréis un reino de sacerdotes, y gente santa. Estas son las palabras que dirás a los hijos de Israel”.

Aquí podemos ver que Dios llamó al pueblo hebreo para ser el pueblo de Dios y para ser un reino de sacerdotes y gente santa; y este es el especial tesoro de Dios: un pueblo creado por Dios, así como los hijos son el tesoro de los padres.

Y ahora, veamos también en Oseas, capítulo 11, verso 1; dice:

“Cuando Israel era muchacho, yo lo amé, y de Egipto llamé a mi hijo”.

Dios trata con el pueblo hebreo como nación; por lo tanto, el pueblo hebreo como nación es el hijo primogénito de Dios. Y en el pueblo hebreo como nación, como nación primogénita de Dios, está reflejado todo hijo primogénito de Dios; por lo tanto, en el pueblo hebreo Dios ha reflejado a todos los primogénitos de Dios.

Y por consiguiente, todas las cosas que Dios habló al pueblo hebreo y todas las bendiciones que habló para el pueblo hebreo, también se cumplen en cada primogénito de Dios y en la Iglesia del Señor Jesucristo, que es el Israel espiritual, creyente en el Sacrificio de la Expiación, el Sacrificio de Cristo en la Cruz del Calvario.

Por esa causa, en el Israel terrenal estaba el sacrificio de la expiación, en donde se sacrificaba un macho cabrío para la reconciliación del pueblo hebreo con Dios; el día diez del mes séptimo de cada año se efectuaba ese sacrificio, conforme a Levítico, capítulo 23, versos 26 al 29, y Levítico, capítulo 16, verso 1 al 3.

Por lo tanto, en el pueblo hebreo está representado todo primogénito de Dios, y por consiguiente en Israel, el cual era Jacob y por la bendición de Dios vino a recibir un cambio de nombre, fue cambiado de Jacob a Israel[1]; por lo tanto, en Jacob el hijo de Isaac están representados todos los primogénitos de Dios.

Y por consiguiente, las bendiciones que estaban en Abraham y pasaron a Isaac, y luego pasaron a Jacob, luego pasan a todos los primogénitos de Dios como individuos, y pasan a la Iglesia del Señor Jesucristo.

Por lo tanto, hay un múltiple cumplimiento en las Escrituras. Lo que se cumplió en Israel como individuo, luego se cumplió en el pueblo hebreo como nación, y luego se cumplió en Jesús, y luego se cumple en la Iglesia del Señor Jesucristo y en cada miembro de la Iglesia del Señor Jesucristo.

La Iglesia del Señor Jesucristo está compuesta por todos los creyentes en Cristo. Cuando el ser humano nace en este planeta Tierra: nace en el reino de las tinieblas, porque este mundo está bajo la potestad del reino de las tinieblas, y el príncipe de las tinieblas es el maligno, el diablo, ese arcángel que se rebeló en contra de Dios.

Y ahora, encontramos que todo creyente en Cristo ha sido libertado del reino de las tinieblas, como fue libertado cada hebreo que vivía en Egipto en el tiempo en que Dios libertó al pueblo hebreo usando el profeta Moisés.

Fue Dios el que libertó al pueblo hebreo; y es Dios por medio de Cristo el que ha libertado a cada primogénito de Dios escrito en el Cielo, en el Libro de la Vida del Cordero; los ha sacado del reino de las tinieblas y los ha colocado en el Reino de Jesucristo nuestro Salvador. Por eso San Pablo en Colosenses, capítulo 1, verso 12 en adelante, nos dice:

“… con gozo dando gracias al Padre que nos hizo aptos para participar de la herencia de los santos en luz;

el cual nos ha librado de la potestad de las tinieblas, y trasladado al reino de su amado Hijo,

en quien tenemos redención por su sangre, el perdón de pecados”.

Ahora, podemos ver que por medio de Cristo y Su Sacrificio en la Cruz del Calvario hemos sido librados del reino de las tinieblas, hemos sido perdonados y limpiados de todo pecado con la Sangre de Jesucristo; por lo tanto, tenemos redención por Su Sangre y perdón de pecados, para ser libertados así del reino de las tinieblas y ser colocados en el Reino de Jesucristo nuestro Salvador.

Ahora, podemos ver que hay múltiples cumplimientos en la Escritura o de la Escritura. “EL MÚLTIPLE CUMPLIMIENTO DE LA ESCRITURA”.

Es muy importante comprender que toda Escritura, toda profecía que fue cumplida en Israel como el hijo primogénito de Dios como nación, se cumple de nuevo en Jesucristo y en cada creyente en Cristo y, por consiguiente, en la Iglesia del Señor Jesucristo, porque hay múltiple cumplimiento de las Escrituras.

Ahora, veamos algo muy importante: En el Éxodo, capítulo 19, verso 5 al 6, dice:

“Ahora, pues, si diereis oído a mi voz, y guardareis mi pacto, vosotros seréis mi especial tesoro sobre todos los pueblos; porque mía es toda la tierra.

Y vosotros me seréis un reino de sacerdotes, y gente santa. Estas son las palabras que dirás a los hijos de Israel”.

Aquí podemos ver que Dios habla de un reino de sacerdotes; y ahora leemos cómo esta Escritura tiene un múltiple cumplimiento, y ese cumplimiento se lleva a cabo en Jesucristo y en la Iglesia del Señor Jesucristo.

Encontramos en medio del pueblo hebreo un orden sacerdotal: el orden sacerdotal levítico, del cual Aarón fue el sumo sacerdote; y luego el sumo sacerdote que vendría después de Aarón tenía que ser un descendiente de Aarón.

Y ahora, encontramos que ahí se está reflejando un Orden Sacerdotal del Templo celestial. Y ahora, del Orden Sacerdotal del Templo celestial, el Sumo Sacerdote es nuestro amado Señor Jesucristo; Él es Rey y Sacerdote.

Ahora, veamos de este Orden Sacerdotal quiénes más son sacerdotes: En Primera de Pedro, capítulo 2, versos 9 en adelante, dice… y el verso 4 también, y 5. Primera de Pedro, capítulo 2, verso 4 en adelante, dice… capítulo 2, verso 4 en adelante:

“Acercándoos a él, piedra viva, desechada ciertamente por los hombres, mas para Dios escogida y preciosa,

vosotros también, como piedras vivas, sed edificados como casa espiritual y sacerdocio santo, para ofrecer sacrificios espirituales aceptables a Dios por medio de Jesucristo”.

Aquí San [Pedro] muestra un Orden Sacerdotal celestial, el cual funciona a través de Jesucristo. El Orden Sacerdotal que él muestra aquí ofrece sacrificios a Dios a través de Jesucristo, porque Jesucristo es el Sumo Sacerdote de ese Orden Sacerdotal del Templo celestial.

Y ahora, en el capítulo 2, verso 9, de este mismo… de Primera de Pedro, dice:

“Mas vosotros sois linaje escogido, real sacerdocio…”.

El Sacerdocio real es este, y por esa causa este es el Sacerdocio que permanecerá para toda la eternidad.

“… real sacerdocio, nación santa, pueblo adquirido por Dios, para que anunciéis las virtudes de aquel que os llamó de las tinieblas a su luz admirable”.

Aquí podemos ver la bendición tan grande que hay en el cumplimiento múltiple de esta Escritura, de esta profecía, en donde Dios señala un pueblo que es Su especial tesoro y que es un pueblo de sacerdotes y de gente santa, un pueblo adquirido por Dios, un pueblo al cual le es dado el Reino de Dios.

Por eso este pueblo es un pueblo de Dios primogénito, con las bendiciones de la Primogenitura, lo cual se reflejó en Jacob y en el pueblo hebreo.

Por lo tanto, en el cumplimiento múltiple de las Escrituras las cuerdas nos han caído en lugares deleitosos y grande es la heredad que nos ha tocado[2], grande es la bendición que nos ha tocado en el cumplimiento múltiple de las Escrituras.

Encontramos, en el múltiple cumplimiento de las Escrituras, que San Pablo nos dice en Hebreos, capítulo 7, versos 11 en adelante:

“Si, pues, la perfección fuera por el sacerdocio levítico (porque bajo él recibió el pueblo la ley), ¿qué necesidad habría aún de que se levantase otro sacerdote, según el orden de Melquisedec, y que no fuese llamado según el orden de Aarón?

Porque cambiado el sacerdocio, necesario es que haya también cambio de ley”.

Y aquí nos habla San Pablo de un cambio de sacerdocio, y por consiguiente hay un cambio de Ley, hay un cambio de Pacto, hay un Nuevo Pacto que es establecido; y bajo ese nuevo Sacerdocio, que no es según el orden de Aarón sino según el Orden de Melquisedec, el pueblo de Dios recibe las bendiciones de la Primogenitura.

A este Orden Sacerdotal ¿quiénes pertenecen? En Apocalipsis, capítulo 1, verso 5 al 6, dice:

“… y de Jesucristo el testigo fiel, el primogénito de los muertos, y el soberano de los reyes de la tierra. Al que nos amó, y nos lavó de nuestros pecados con su sangre,

y nos hizo reyes y sacerdotes para Dios, su Padre; a él sea gloria e imperio por los siglos de los siglos. Amén”.

Aquí podemos ver que los miembros de este Orden Sacerdotal son los redimidos por la Sangre de Jesucristo nuestro Salvador.

En Apocalipsis, capítulo 5, verso 8 en adelante, dice:

“Y cuando hubo tomado el libro, los cuatro seres vivientes y los veinticuatro ancianos se postraron delante del Cordero; todos tenían arpas, y copas de oro llenas de incienso, que son las oraciones de los santos;

y cantaban un nuevo cántico, diciendo: Digno eres de tomar el libro y de abrir sus sellos; porque tú fuiste inmolado, y con tu sangre nos has redimido para Dios, de todo linaje y lengua y pueblo y nación;

y nos has hecho para nuestro Dios reyes y sacerdotes, y reinaremos sobre la tierra”.

Aquí podemos ver nuevamente un Orden Sacerdotal al cual pertenecen todos los que han sido lavados con la Sangre de Jesucristo; han sido lavados de todo pecado con la Sangre de Cristo y han sido hechos reyes y sacerdotes.

El Reino de Dios ha pasado a las manos de los redimidos por la Sangre de Jesucristo nuestro Salvador, por eso Jesucristo dijo: “No temáis, manada pequeña, porque al Padre le ha placido daros el Reino”[3].

El Reino de Dios ha sido dado a los redimidos por la Sangre de Jesucristo; esos son los santos del Altísimo, a los cuales es dado el Reino de Dios; y vienen a ser un Reino de sacerdotes y gente santa.

En Apocalipsis, capítulo 20, verso 4 en adelante, dice:

“Y vi tronos, y se sentaron sobre ellos los que recibieron facultad de juzgar; y vi las almas de los decapitados por causa del testimonio de Jesús y por la palabra de Dios, los que no habían adorado a la bestia ni a su imagen, y que no recibieron la marca en sus frentes ni en sus manos; y vivieron y reinaron con Cristo mil años.

Pero los otros muertos no volvieron a vivir hasta que se cumplieron mil años. Esta es la primera resurrección.

Bienaventurado y santo el que tiene parte en la primera resurrección; la segunda muerte no tiene potestad sobre estos, sino que serán sacerdotes de Dios y de Cristo, y reinarán con él mil años”.

Ahora, podemos ver que las mismas profecías que fueron habladas para el pueblo hebreo, en donde Dios dice que sería un pueblo redimido, sería un pueblo escogido por Dios y sería un reino de sacerdotes, de gente santa, ahora tiene un múltiple cumplimiento esa promesa: cumpliéndose en la Iglesia del Señor Jesucristo y, por consiguiente, también en cada creyente en Cristo; porque la Iglesia de Jesucristo es formada por cada creyente en Cristo nacido de nuevo.

Cada creyente en Cristo nacido de nuevo es un rey y sacerdote; por lo tanto, todo esto está en el múltiple cumplimiento de la Escritura.

Siempre la Escritura se cumple nuevamente cuando llega un tiempo paralelo al tiempo que se había cumplido esa Escritura anteriormente. Por lo tanto, tiene que ser en un tiempo paralelo a aquel tiempo en que se cumplió en el pasado; ahí está el secreto.

Por eso es que Jesucristo nos dice en Sus profecías que para el tiempo final la Venida del Hijo del Hombre será como en los días de Noé, y también como en los días de Lot[4]. Por lo tanto, la humanidad estará viviendo en un tiempo paralelo al tiempo de Noé y al tiempo de Lot.

En el tiempo de Noé, Dios le apareció a Noé y le dio a conocer lo que vendría sobre la raza humana: la raza humana en aquel tiempo había llegado a su fin y el juicio de Dios vendría sobre la raza humana. Y por consiguiente, al Jesús decir que será como en un tiempo como en los días de Noé la Venida del Hijo del Hombre, por consiguiente la raza humana estará viviendo en el fin del reino de los gentiles, para repetirse la Escritura, para tener un cumplimiento múltiple en este tiempo final.

Y también como fue en los días de Lot. En los días de Lot, Sodoma y Gomorra y ciudades cercanas habían llegado al tiempo final para ellos. Y por consiguiente, la humanidad para este tiempo final estará como en los días de Lot: habrá llegado a su final, al tiempo final para el reino de los gentiles; al tiempo final, en donde Dios estará visitando a Su pueblo, a Su Iglesia; porque en el tiempo de Lot, Dios visitó a Abraham con Sus Arcángeles Gabriel y Miguel, vestidos como hombres y viniendo en cuerpos físicos, pues Dios creó para Sí mismo, para Miguel y para Gabriel (Sus Arcángeles) cuerpos físicos, y entonces visitaron a Abraham y comieron con Abraham[5].

Y luego ya en la tarde se fueron a visitar a Lot, y los Arcángeles Gabriel y Miguel luego cenaron con Lot[6]; pero habían almorzado con Abraham.

Eso fue Dios con Sus Arcángeles visitando a Abraham y luego a Lot; fue una visita a los seres humanos en este planeta Tierra.

Y Dios dice que como fue en los días de Lot, así será en la Venida del Hijo del Hombre: será un tiempo paralelo a aquel tiempo; y por consiguiente, se tendrá que estar cumpliendo nuevamente la profecía; tendrá cumplimiento múltiple lo que se cumplió en el tiempo de Abraham y Lot, y lo que se cumplió en el tiempo de Noé.

En el tiempo de Noé hubo un profeta dispensacional, el cual fue Noé, el cual tenía la revelación divina de lo que iba a suceder, de lo que Dios iba a hacer en ese tiempo. Por consiguiente, para este tiempo final habrá un profeta dispensacional también, que tendrá la revelación divina de todo lo que Dios estará haciendo en este tiempo final.

“Como fue en los días de Noé, así será la Venida del Hijo del Hombre”; y la Venida del Hijo del Hombre está prometida por el mismo Jesucristo, en San Mateo, capítulo 16, versos 26 en adelante, de la siguiente manera:

“Porque ¿qué aprovechará al hombre, si ganare todo el mundo, y perdiere su alma? ¿O qué recompensa dará el hombre por su alma?

Porque el Hijo del Hombre vendrá en la gloria de su Padre con sus ángeles, y entonces pagará a cada uno conforme a sus obras”.

Así como vino Elohim con Sus Ángeles Gabriel y Miguel, y visitó a Abraham y luego visitó a Lot; así será la Venida del Hijo del Hombre con Sus Ángeles en este tiempo final. Estará visitando a los escogidos de Dios redimidos por la Sangre de Cristo, esto es a la Iglesia del Señor Jesucristo, y después visitará también al pueblo hebreo, a 144.000 hebreos; los llamará y los juntará con el Mensaje de la Gran Voz de Trompeta.

En San Mateo, capítulo 24, verso 31, dice: “Y enviará Sus Ángeles con Gran Voz de Trompeta, y juntarán a Sus escogidos, desde un extremo del Cielo hasta el otro”.

La promesa para este tiempo final es que enviará Sus Ángeles con Gran Voz de Trompeta para recoger a todos Sus escogidos, porque este es un tiempo como en el tiempo de Noé y como en el tiempo de Lot.

Encontramos que para este tiempo es que Cristo cumplirá esta profecía: “Enviará Sus Ángeles con Gran Voz de Trompeta para llamar y juntar a todos Sus escogidos”; y todo esto es para el tiempo en que el Hijo del Hombre vendrá con Sus Ángeles para llamar y juntar a todos Sus escogidos.

Por eso es que Cristo habló mucho de la Venida del Hijo del Hombre. Vean aquí, en el verso 28 de este mismo capítulo 16 de San Mateo, dice:

“De cierto os digo que hay algunos de los que están aquí, que no gustarán la muerte, hasta que hayan visto al Hijo del Hombre viniendo en su reino”.

Y luego el capítulo 17 dice, de San Mateo, verso 1 en adelante:

“Seis días después, Jesús tomó a Pedro, a Jacobo y a Juan su hermano, y los llevó aparte a un monte alto;

y se transfiguró delante de ellos, y resplandeció su rostro como el sol, y sus vestidos se hicieron blancos como la luz.

Y he aquí les aparecieron Moisés y Elías, hablando con él”.

Aquí, en esta visión, Cristo está mostrándole a Pedro, Jacobo y Juan el orden de la Venida del Hijo del Hombre con Sus Ángeles; por eso aparecen a cada lado de Jesús: Moisés y Elías, porque Moisés y Elías son los Dos Olivos, los Dos Ungidos prometidos en Apocalipsis, capítulo 11, verso 3 en adelante, y Zacarías, capítulo 4, verso 1 al 14. Son los Ángeles, los mensajeros del Hijo del Hombre para este tiempo final, para llamar y juntar a todos los escogidos de Dios.

Por eso está establecido el orden de la Venida del Hijo del Hombre con Sus Ángeles. Por eso Cristo, cuando hablaba de la Venida del Hijo del Hombre, hablaba que vendría con Sus Ángeles.

En la parábola del trigo y de la cizaña también nos dice que el Hijo del Hombre enviará Sus Ángeles para llevar a cabo la cosecha; y también en la parábola de la red que es echada en el mar y recoge toda clase de peces, Cristo enseña que para el Día Postrero serán enviados los Ángeles. Vean aquí: San Mateo, capítulo 13, versos 47 al 50:

“Asimismo el reino de los cielos es semejante a una red, que echada en el mar, recoge de toda clase de peces;

y una vez llena, la sacan a la orilla; y sentados, recogen lo bueno en cestas, y lo malo echan fuera.

Así será al fin del siglo (va a ser así en el fin del siglo): saldrán los ángeles, y apartarán a los malos de entre los justos,

y los echarán en el horno de fuego; allí será el lloro y el crujir de dientes”.

Para el fin del siglo o fin del tiempo, que es el tiempo de la cosecha, dice Cristo que enviará Sus Ángeles; son los Ángeles del Hijo del Hombre los que harán la separación entre los justos y los injustos; son los Ángeles del Hijo del Hombre, que son los Dos Olivos, los Dos Ungidos que están en pie delante del Dios de toda la Tierra; por lo tanto, será como en los días de Lot, donde aparecieron Elohim y los Arcángeles Gabriel y Miguel. Para este tiempo final estará manifestándose el Hijo del Hombre con Sus Ángeles en medio de la humanidad.

¿Cuántos conocieron, en los días de Lot, el misterio de la Venida de Elohim con Sus Ángeles? Abraham y Lot (en parte), pero el resto de la humanidad no comprendió aquel misterio de la Venida de Elohim con Sus Ángeles Gabriel y Miguel.

Ahora, podemos ver que en el múltiple cumplimiento de las Escrituras hay múltiple manifestación; o sea que se lleva a cabo lo mismo que se llevó a cabo allá con nuevos personajes; eso es la repetición de la Escritura. Lo que la Escritura nos dice en Eclesiastés, capítulo 3, versos 14 al 15; dice:

“He entendido que todo lo que Dios hace será perpetuo; sobre aquello no se añadirá, ni de ello se disminuirá; y lo hace Dios, para que delante de él teman los hombres.

Aquello que fue, ya es; y lo que ha de ser, fue ya; y Dios restaura lo que pasó”.

En esta restauración de lo que ya pasó es que se cumple… se cumple ¿qué? Se cumple el cumplimiento múltiple de las Escrituras. Cuando se llega a un tiempo paralelo del pasado se llega a un tiempo de cumplimiento múltiple: de lo que pasó en el pasado sucediendo nuevamente; y eso, en palabras más claras, es la historia repitiéndose. La historia se repite con nuevos personajes de tiempo en tiempo.

Siempre que hay algo sucediendo paralelo a lo que ha sucedido en el pasado, ocurre un cumplimiento múltiple de la Escritura; ese es el momento exacto para el cumplimiento múltiple de la Escritura, para la repetición de lo mismo que sucedió en el pasado y para la repetición de las mismas Escrituras que se cumplieron allá; ese es el tiempo paralelo a aquel tiempo del pasado, ese es el tiempo en que la historia se repite.

¿Ven lo sencillo que es todo? Todo es sencillo. Por lo tanto, tenemos que saber en qué tiempo estamos viviendo y en qué tiempo del pasado vivieron la gente en un tiempo igual a nuestro tiempo, paralelo a nuestro tiempo, para ver así las Escrituras que se cumplieron allá y que tienen que cumplirse acá en su cumplimiento múltiple. En el cumplimiento cercano se cumplieron allá, en el cumplimiento lejano se tienen que cumplir acá.

En la Iglesia del Señor Jesucristo se repiten las Escrituras que se cumplieron en el pueblo hebreo.

Y ahora, en la historia del pueblo hebreo hasta Jesucristo, encontramos que Dios estuvo hablando por medio de diferentes profetas mensajeros hasta que llegó Juan el Bautista como precursor de la Primera Venida de Cristo; y después llegó Jesucristo, el Mesías, el Ungido, y Juan lo presentó como Aquel que vendría después de él[7].

Por cuanto en la Iglesia de Jesucristo tienen cumplimiento múltiple, se repite el cumplimiento de las profecías, la Iglesia del Señor Jesucristo ha estado pasando por diferentes etapas; y encontramos que ha tenido diferentes mensajeros desde los días de San Pedro: San Pablo, Ireneo, Martín y así por el estilo; Lutero también fue un mensajero de Dios, Colombo también (antes de Lutero), también Wesley y también el reverendo William Branham.

Ahora, encontramos que así como al final de la historia del pueblo hebreo bajo la Ley, Dios envió Su mensajero delante de Él, que le prepararía el camino, el cual sería Elías…; pero no sería Elías literal, sería la repetición del ministerio de Elías. Así como estuvo Elías Tisbita y luego vino Eliseo, en quien estuvo el espíritu de Elías (ministerial) operando el mismo ministerio; y por consiguiente, Eliseo fue el segundo Elías.

Y luego en Juan el Bautista estaba el espíritu ministerial de Elías, operado por el Espíritu Santo; y por consiguiente, Juan el Bautista fue el Elías prometido para aquel tiempo, para precursar la Primera Venida de Cristo.

Por eso, cuando preguntaron los discípulos a Jesucristo acerca de Elías, dijeron a Cristo: “¿No dicen los escribas que Elías tiene que venir primero?”, Cristo les dijo: “A la verdad Elías vendrá primero y restaurará todas las cosas; pero yo os digo que ya Elías vino e hicieron de él todo lo que quisieron”. San Mateo, capítulo 17, verso 10 al 13.

Y en San Mateo, capítulo 11, también Cristo habla de Juan el Bautista, y dice que Juan el Bautista es Elías. Capítulo 11 de San Mateo, verso 9 en adelante, dice:

“Pero ¿qué salisteis a ver? ¿A un profeta? Sí, os digo, y más que profeta

Porque este es de quien está escrito:

He aquí, yo envío mi mensajero delante de tu faz,

El cual preparará tu camino delante de ti.

De cierto os digo: Entre los que nacen de mujer no se ha levantado otro mayor que Juan el Bautista; pero el más pequeño en el reino de (Dios), (es mayor) que él”.

Leo este pasaje de nuevo:

“… pero el más pequeño en el reino de los cielos…”.

Había leído: “El más pequeño en el Reino de Dios”, pero vamos a leerlo correcto:

“… pero el más pequeño en el reino de los cielos, (es mayor) que él”.

El más pequeño de la Iglesia del Señor Jesucristo es mayor que Juan el Bautista, porque Juan el Bautista pertenece al pueblo de los siervos, y el más pequeño del Reino de los Cielos pertenece a la Iglesia del Señor Jesucristo, y por consiguiente pertenece a los hijos de Dios. Un hijo es mayor que un siervo. Dice:

“Desde los días de Juan el Bautista hasta ahora, el reino de los cielos sufre violencia, y los violentos lo arrebatan.

Porque todos los profetas y la ley profetizaron hasta Juan”.

Los profetas bajo la Ley profetizaron hasta Juan el Bautista. Cualquier persona puede pensar: “¿Entonces después de Juan el Bautista no habrá más profetas?”. No quiere decir eso. Quiere decir que los profetas bajo la Ley llegaron hasta Juan el Bautista; y después de Juan el Bautista apareció un profeta mayor que Juan el Bautista: el Señor Jesucristo. ¿Ven? Por lo tanto, no terminaron los profetas, los que terminaron fue los profetas bajo la Ley y de la Ley.

Y ahora, encontramos que bajo la Dispensación de la Gracia Dios ha enviado profetas – ha enviado apóstoles, profetas, evangelistas, maestros y pastores a la Iglesia del Señor Jesucristo. Cristo había dicho: “Yo enviaré profetas”[8].

Ahora vean, se está repitiendo; lo que sucedió en medio del pueblo hebreo bajo la Ley ahora se está repitiendo en medio de la Iglesia de Jesucristo bajo la Dispensación de la Gracia. Continuemos aquí leyendo:

“Y si queréis recibirlo, él es aquel Elías que había de venir”.

Jesucristo identifica a Juan el Bautista como el Elías que tenía que venir en aquel tiempo; estaba profetizado que Elías iba a venir. Y ahora, Juan el Bautista es identificado por Cristo como el Elías que tenía que venir, como el mensajero que Dios enviaría delante de Él. En Malaquías, capítulo 3, verso 1, dice:

“He aquí, yo envío mi mensajero, el cual preparará el camino delante de mí; y vendrá súbitamente a su templo el Señor a quien vosotros buscáis, y el ángel del pacto, a quien deseáis vosotros. He aquí viene, ha dicho Jehová de los ejércitos”.

Ese mensajero que vendría delante del Mesías fue Juan el Bautista; y después vino el Mesías. Por eso Juan el Bautista decía: “Después de mí viene uno mayor que yo, del cual yo no soy digno de desatar la correa de Su calzado”[9]. Y cuando lo vio, dijo: “Este es aquel del cual yo dije que vendría Uno mayor que yo después de mí”.

Y ahora, en el capítulo 4 de Malaquías, nos dice en el verso 4 en adelante:

“Acordaos de la ley de Moisés mi siervo, al cual encargué en Horeb ordenanzas y leyes para todo Israel.

He aquí, yo os envío el profeta Elías, antes que venga el día de Jehová, grande y terrible.

Él hará volver el corazón de los padres hacia los hijos, y el corazón de los hijos hacia los padres, no sea que yo venga y hiera la tierra con maldición”.

Y ahora, veamos lo que nos dice aquí el Arcángel Gabriel, pues la promesa es que Dios enviará a Elías, el cual va a convertir el corazón de los padres a los hijos; esto es, convertir la fe de los padres hacia la fe cristiana.

En San Lucas, capítulo 1, versos 11 en adelante, aparece el Arcángel Gabriel al sacerdote Zacarías, y vean lo que sucedió:

“Y se le apareció un ángel del Señor puesto en pie a la derecha del altar del incienso.

Y se turbó Zacarías al verle, y le sobrecogió temor.

Pero el ángel le dijo: Zacarías, no temas; porque tu oración ha sido oída, y tu mujer Elisabet te dará a luz un hijo, y llamarás su nombre Juan.

Y tendrás gozo y alegría, y muchos se regocijarán de su nacimiento;

porque será grande delante de Dios. No beberá vino ni sidra, y será lleno del Espíritu Santo, aun desde el vientre de su madre.

Y hará que muchos de los hijos de Israel se conviertan al Señor Dios de ellos.

E irá delante de él con el espíritu y el poder de Elías, para hacer volver los corazones de los padres a los hijos, y de los rebeldes a la prudencia de los justos, para preparar al Señor un pueblo bien dispuesto”.

Aquí el Arcángel Gabriel identifica a Juan el Bautista como el Elías que vendría y convertiría el corazón de los padres a los hijos. Juan el Bautista sería el cumplimiento de la promesa de la venida de Elías para aquel tiempo, y vendría como el precursor de la Primera Venida de Cristo; y eso sería la tercera manifestación de Elías, sería el ministerio de Elías operado por el Espíritu Santo en otro hombre; sería la repetición de la Escritura, pero en otro hombre.

Luego, en medio del cristianismo, la promesa de la venida de Elías para convertir el corazón de los hijos a los padres (el corazón de los hijos: del cristianismo, a la fe de los padres: los apóstoles), encontramos que esa promesa está en la Escritura para ser cumplida a través del precursor de la Segunda Venida de Cristo.

Y si ustedes lo quieren recibir: el reverendo William Branham es el precursor de la Segunda Venida de Cristo, es el Elías que precursaría la Segunda Venida de Cristo, el hombre en el cual el Espíritu Santo operó el ministerio de Elías por cuarta ocasión.

Pero tenemos la promesa de que será operado ese ministerio (por el Espíritu Santo) por quinta ocasión: será operado en este tiempo final en uno de los Dos Olivos; y el ministerio de Moisés será operado en otro de los Dos Olivos; porque esos son los Dos Ungidos que están delante de la presencia de Dios, conforme a Zacarías, capítulo 4, versos 1 al 14, y Apocalipsis, capítulo 11, verso 3 en adelante; en donde las Escrituras estarán cumpliéndose nuevamente, porque estamos viviendo en un tiempo paralelo al tiempo del profeta Elías, al tiempo del profeta Eliseo, al tiempo del profeta Juan el Bautista, y luego al tiempo del reverendo William Branham.

Estamos viviendo en un tiempo en donde el múltiple cumplimiento de la Escritura tiene que ser una realidad en medio de la Iglesia del Señor Jesucristo y en medio del pueblo hebreo luego.

En este tiempo final estamos viviendo en un tiempo paralelo al tiempo de Noé, un tiempo paralelo al tiempo de Abraham y Lot, o un tiempo paralelo al tiempo de Juan el Bautista y Jesús; por lo tanto, estamos viviendo en un tiempo en que la Escritura tiene que ser cumplida nuevamente; estamos viviendo en el tiempo para el cumplimiento múltiple de la Escritura.

Estamos viviendo en el tiempo más glorioso de todos los tiempos. Estamos viviendo en el tiempo en que ya el precursor de la Segunda Venida de Cristo vino a la Tierra, dio su Mensaje y se fue; por lo tanto, estamos viviendo en un tiempo paralelo al tiempo de Juan el Bautista y de Jesús; por lo tanto, aquellas Escrituras que se cumplieron allá, tienen que estarse cumpliendo en este tiempo final; y ya tuvimos al precursor de la Segunda Venida de Cristo.

Por lo tanto, tengamos nuestros ojos bien abiertos y nuestro corazón bien abierto, y nuestro oído bien abierto, para oír y creer de todo corazón en el cumplimiento múltiple de la Escritura. Lo que fue en el pasado tiene que repetirse en este tiempo final.

Por lo tanto, todo esto está en el múltiple cumplimiento de la Escritura; y siempre que se lleva a cabo un cumplimiento múltiple de la Escritura se llega – se está viviendo en un momento paralelo a aquel tiempo en que se cumplió esa Escritura.

Y ahora, estamos viviendo en un tiempo paralelo al tiempo de Noé, a un tiempo paralelo al tiempo de Lot, a un tiempo paralelo al tiempo de Moisés, a un tiempo paralelo al tiempo de Jesús y de Juan el Bautista, o de Juan el Bautista y Jesús; por lo tanto, este es el tiempo para el cumplimiento de lo que Dios ha prometido realizar en medio de Su Iglesia, en medio del pueblo hebreo y en medio de la humanidad que le ha tocado vivir en el Día Postrero.

El Día Postrero es el séptimo milenio de Adán hacia acá, y ya hemos entrado a ese séptimo milenio; por consiguiente, ya estamos viviendo en el Día Postrero.

De Cristo hacia acá estuvimos viviendo en los días postreros; porque los días postreros son quinto milenio, sexto milenio y séptimo milenio; pero ahora solamente queda el último de los días postreros: el Día Postrero, el séptimo milenio.

“Un día delante del Señor es como mil años, y mil años como un día”. Un día delante de Dios es como mil años para los seres humanos. Segunda de Pedro, capítulo 3, verso 8, y el Salmo 90, verso 4.

Por lo tanto, estamos viviendo en un tiempo paralelo a aquellos tiempos. Estamos viviendo en el tiempo para el cumplimiento de la Venida del Hijo del Hombre con Sus Ángeles, estamos viviendo en el tiempo para el cual Cristo dijo que la Venida del Hijo del Hombre será como el relámpago, que sale del oriente y se muestra, se manifiesta, en el occidente. San Mateo, capítulo 24, verso 27.

Por lo tanto, viendo que estamos viviendo en un tiempo paralelo a aquellos tiempos, y estamos viendo las señales que Jesús dijo que se cumplirían en el tiempo en que el Hijo del Hombre se manifestaría, tenemos que estar con nuestras cabezas levantadas al Cielo, tenemos que estar en pie delante el Hijo del Hombre, tenemos que estar dentro del Nuevo Pacto; porque la única forma de estar en pie delante del Hijo del Hombre es estando dentro del Nuevo Pacto, cubiertos con la Sangre del Nuevo Pacto, que es la Sangre de Jesucristo nuestro Salvador.

Dios les bendiga y les guarde a todos.

“EL MÚLTIPLE CUMPLIMIENTO DE LAS ESCRITURAS”.

[Revisión octubre 2024]

[1] Génesis 32:24-28

[2] Salmos 16:6

[3] San Lucas 12:32

[4] San Mateo 24:37-39, San Lucas 17:26-30

[5] Génesis 18:1-8

[6] Génesis 19:1-3

[7] San Juan 1:29-30

[8] San Lucas 11:49

[9] Mr. 1:7, Lc. 3:16, Jn. 1:27

Scroll al inicio