Los grandes hombres de la Biblia

Muy buenas tardes, amados ministros, compañeros en el Reino de Dios; es una bendición grande estar con ustedes en esta ocasión, para compartir con ustedes unos momentos de compañerismo alrededor de la Palabra de Dios.

Para lo cual leemos en San Lucas, capítulo 13, versos 22 al 33, donde dice:

“Pasaba Jesús por ciudades y aldeas, enseñando, y encaminándose a Jerusalén.

Y alguien le dijo: Señor, ¿son pocos los que se salvan? Y él les dijo:

Esforzaos a entrar por la puerta angosta; porque os digo que muchos procurarán entrar, y no podrán.

Después que el padre de familia se haya levantado y cerrado la puerta, y estando fuera empecéis a llamar a la puerta, diciendo: Señor, Señor, ábrenos, él respondiendo os dirá: No sé de dónde sois.

Entonces comenzaréis a decir: Delante de ti hemos comido y bebido, y en nuestras plazas enseñaste.

Pero os dirá: Os digo que no sé de dónde sois; apartaos de mí todos vosotros, hacedores de maldad.

Allí será el (lloro) llanto y el crujir de dientes, cuando veáis a Abraham, a Isaac, a Jacob y a todos los profetas en el reino de Dios, y vosotros estéis excluidos.

Porque vendrán del oriente y del occidente, del norte y del sur, y se sentarán a la mesa en el reino de Dios.

Y he aquí, hay postreros que serán primeros, y primeros que serán postreros.

Aquel mismo día llegaron unos fariseos, diciéndole: Sal, y vete de aquí, porque Herodes te quiere matar.

Y les dijo: Id, y decid a aquella zorra: He aquí, echo fuera demonios y hago curaciones hoy y mañana, y al tercer día termino mi obra.

Sin embargo, es necesario que hoy y mañana y pasado mañana siga mi camino; porque no es posible que un profeta muera fuera de Jerusalén”.

Que Dios bendiga nuestras almas con Su Palabra y nos permita entenderla.

“LOS GRANDES HOMBRES DE LA BIBLIA”. Ese es nuestro tema para esta ocasión.

Los grandes hombres de la Biblia aparecen aquí en el registro de las Sagradas Escrituras como hombres de fe; de fe: creyentes en el Dios de Abraham, de Isaac y de Jacob; y por eso aparecen en el libro de Dios, que es la Biblia.

En el capítulo 11 de Hebreos nos habla de los héroes de la fe, y menciona una cierta cantidad de ellos; y luego dice: “El tiempo me faltaría para hablar de Fulano y Fulano”, y otros hombres de Dios de los cuales él (San Pablo) hablaría, hombres de fe.

Y ahora, siendo que nuestro tema es: “LOS GRANDES HOMBRES DE LA BIBLIA”, encontramos que estos hombres van a estar en el Reino del Mesías: estos profetas del Antiguo Testamento, estos patriarcas del Antiguo Testamento, y los jueces también del Antiguo Testamento, todos estos grandes hombres de Dios tendrán parte en el Reino del Mesías.

Los profetas también del Antiguo Testamento, correspondientes al Programa de Dios, tendrán parte en el Reino del Mesías, pues en ellos se manifestó el Espíritu de Dios, y Dios por medio de Su Espíritu habló a Su pueblo a través de los profetas; y por consiguiente, estos profetas estuvieron reflejando a Cristo; porque el Mesías, cuando viniera, sería también un profeta.

Y el mismo Cristo, al venir, nos habla de estos profetas, de estos grandes hombres de Dios del Antiguo Testamento.

Pero ahora, veamos: tenemos a través de la Escritura, de la Biblia, grandes hombres de Dios, grandes profetas de Dios.

De entre los profetas… o de entre los hombres, los profetas tienen el privilegio de venir ya a la Tierra diseñados con las dos consciencias juntas, para poder ver y escuchar en otras dimensiones; y sobre todo en la dimensión de Dios y la dimensión de los ángeles; o sea, para escuchar de la sexta dimensión y de la séptima dimensión, que es la dimensión de Dios. O sea que pueden escuchar de la sexta dimensión, que es la dimensión de los ángeles, y de la séptima dimensión, que es la dimensión de Dios, la séptima dimensión.

Ahora, encontramos en las Sagradas Escrituras, la Biblia, muchos profetas que aparecieron en diferentes tiempos.

Hay profetas de edades y hay profetas de dispensaciones. Las edades están dentro de las dispensaciones.

Los profetas o mensajeros de edades tienen un nivel, así como en la dimensión angelical hay diferentes niveles: hay ángeles, hay arcángeles —los arcángeles están a un nivel más alto que los demás ángeles, pues los arcángeles tienen bajo su dirección a los ángeles y forman Ejércitos celestiales, como el Arcángel Miguel con Su Ejército y el Arcángel Gabriel—, también hay querubines y serafines, ¿ven?, diferentes niveles.

También así es en el Programa de Dios entre los seres humanos: hay personas en el Programa de Dios y en la Obra de Dios que pertenecen a diferentes niveles.

Los profetas de edades o mensajeros de edades pertenecen a un nivel, y son mensajeros para la edad en que han sido enviados. Ellos escuchan de Dios, reciben la revelación de Dios, y la hablan al pueblo (aunque ellos mismos no la comprendan muy bien, pero saben que han recibido un Mensaje de parte de Dios); predican ese Mensaje y Dios comienza a obrar, y Dios hace la Obra correspondiente a ese tiempo; hace esa Obra por medio de Su Palabra creadora que fue dada a ese mensajero, a ese profeta de esa edad.

Ninguna otra persona y ningún otro mensaje y ninguna otra enseñanza podrá hacer la Obra de Dios para ese tiempo, sino la enseñanza, el Mensaje que trae ese mensajero por medio del Espíritu de Dios manifestado en él, el cual le reveló a ese hombre el Programa de Dios, la Palabra de Dios correspondiente a ese tiempo. El Programa de Dios está dentro de esa Palabra que le fue revelada.

Así como cuando a una persona le es dada una semilla, ya sea de trigo o de alguna otra cosa: le ha sido dado un árbol o una planta en forma potencial. Si siembra esa semilla, tendrá todo lo que está contenido en esa semilla; si no la siembra, pues no va a ver nada de lo que está contenido, y que es invisible a la vista humana; porque la vista humana solamente lo que ve es la semilla, pero no ve que en esa semilla potencialmente hay un árbol, ya sea de mango o de aguacates, o una… o si es una semilla de trigo, hay una planta de trigo ahí, y hay muchos granos de trigo que no se pueden ver; pero si siembra esa simiente, esa semilla, aparecerá la planta de trigo y aparecerán muchos granos de trigo; y esa es la obra que está contenida en esa semilla de trigo.

La Obra que está contenida en la Palabra que le es revelada a cada mensajero de cada edad, al mensajero recibir esa Palabra: ha recibido la Semilla; porque la Semilla es la Palabra hablada de Dios, esa es la Simiente original. Y en esa Palabra hablada de Dios, que es revelada a ese mensajero, está contenido potencialmente todo el Programa que Dios va a llevar a cabo para ese tiempo.

Cuando ese mensajero proclama ese Mensaje: ha sembrado esa Semilla, esa Palabra-Simiente. ¿Y qué sucede? Comienza a verse todo lo que estaba programado para ese tiempo en el Programa Divino; y todo lo que estaba prometido para ese tiempo en la Escritura, que eran profecías, comienza a verse cumplido en el ministerio que el Espíritu Santo opera a través de ese mensajero.

Así sucede en cada edad, y eso es la Obra de Dios para cada edad; viene en la Palabra creadora de Dios que le es revelada al mensajero de cada edad.

Luego, esos mensajeros del Antiguo Testamento son hombres grandes de Dios, están en la historia bíblica registrados.

Como también los patriarcas son hombres grandes de Dios: Abraham, Isaac, Jacob y los doce hijos de Jacob; también los dos hijos de Efraín, que vinieron a formar… – de José (corrijo), los dos hijos de José, que son Efraín y Manasés, los cuales vinieron a formar parte de las tribus de Israel.

Por cuanto el primogénito tiene una doble porción de herencia; José, siendo el primogénito de Dios – o de Jacob, por medio de la esposa amada (con la cual Jacob se casó), encontramos que le corresponde una doble porción de tribu a José; y ahí está la doble porción de tribu: la tribu de Efraín y la tribu de Manasés, esas forman la tribu de José.

Y en José es que está la bendición de la primogenitura, y pasó a Efraín.

Y ahora, encontramos que en José estuvo reflejado Cristo; José, un profeta, un hombre con las dos consciencias juntas, y que vino a tener la posición más alta en el imperio egipcio después de la posición del faraón: José era el segundo en el reino[1].

Y la casa del faraón, ese imperio del faraón, era gobernado por José; no se movía nada en el reino del faraón sino por palabra, por orden de José. Era el administrador, era virrey y administrador de ese reino, por eso prosperó en los días de José; lo cual es tipo y figura de Cristo entre los gentiles.

Y ahora, el Reino de Dios ha prosperado entre los gentiles ¿por qué? Porque tiene a Cristo, el cual fue reflejado en José. El Reino de Dios ha ido creciendo a medida que han estado siendo llamados y juntados todos los hijos del Reino, que son todos los creyentes en Cristo, y que son celestiales; por eso Pablo decía: “Vuestra ciudadanía está en los Cielos, de donde también esperamos al Salvador, al Señor Jesucristo”. Eso está en Filipenses, capítulo 3, versos 20 al 21.

Por lo tanto, el Reino de Dios prosperó, lo cual fue tipificado en el reino o imperio del faraón prosperando bajo la dirección o administración de José; y José es tipo de Cristo.

Y José teniendo dos hijos, eso es (esos dos hijos): Manasés representa al pueblo hebreo, y Efraín representa a la Iglesia del Señor Jesucristo entre los gentiles.

Y la bendición más grande le tocó ¿a quién? A Efraín. Manasés formaría una nación, un pueblo; o sea, él vendría a formar ese pueblo (o sea…), porque está tipificando al pueblo hebreo; pero Efraín, Efraín tendría una bendición mayor.

Verso 19 de Génesis 48 dice (Jacob hablando, dice):

“Mas su padre no quiso…”.

O sea, no quiso cambiar la mano derecha de la cabeza de Efraín para pasarla a la cabeza de Manasés. Dice:

“Mas su padre no quiso, y dijo: Lo sé, hijo mío, lo sé; también él vendrá a ser un pueblo, y será también engrandecido; pero su hermano menor será más grande que él, y su descendencia formará multitud de naciones”.

Ahí está la bendición de la primogenitura, para Efraín formar multitud de naciones.

Multitud de naciones. Esa es la multitud de naciones que estará con Israel brazo a brazo en el Reino de Dios, que será establecido en este planeta Tierra.

Esa también es la multitud de naciones representadas en las ovejas, que son colocadas a la mano derecha del Hijo del Hombre cuando el Hijo del Hombre se sienta en Su Trono para juzgar a las naciones[2].

Esas naciones que formaría Efraín entrarán a ese Reino del Mesías.

Y ahora, siendo que los grandes hombres de Dios han quedado registrados en la Biblia en el Antiguo Testamento…, y los del Nuevo Testamento: los que vivieron en aquellos días de los apóstoles; pero hay más hombres grandes de Dios en el cristianismo que van a ser reconocidos, en ese Reino del Mesías, como los grandes hombres de Dios correspondientes a las diferentes etapas de la Iglesia del Señor Jesucristo.

Así como los profetas fueron los hombres más grandes en el Antiguo Testamento, los más importantes en el Programa Divino, y tenían las dos consciencias juntas… Y de entre ellos o entre ellos hay dos niveles muy importantes: los profetas de edades pertenecen a un nivel, pero a un nivel más alto pertenecen los profetas dispensacionales; de los cuales solamente hay siete, siete profetas dispensacionales, que son:

  • Adán, para la Dispensación de la Inocencia.
  • Set, el segundo profeta dispensacional, para la Dispensación de la Conciencia.
  • El tercero es Noé, para la Dispensación del Gobierno Humano.
  • El cuarto es Abraham, para la Dispensación de la Promesa.
  • El quinto es Moisés, para la Dispensación de la Ley.
  • El sexto es Jesús, para la Dispensación de la Gracia.
  • Y el séptimo es el Ángel del Señor Jesucristo, para la Dispensación del Reino.

Bajo el ministerio del séptimo profeta dispensacional es que todo el Programa Divino correspondiente a la Dispensación del Reino se estará desarrollando.

En el Mensaje que le es dado a ese profeta dispensacional está todo el Programa Divino correspondiente a la Dispensación de la Gracia [del Reino]; y a medida que él vaya hablando el Mensaje que le es encomendado de parte de Dios, las cosas que han sido prometidas para suceder en el Reino de Dios bajo la Dispensación del Reino estarán siendo vistas.

Cualquier persona dirá: “¿Cómo puede ser hecho esto? ¿Cómo este hombre puede hacer estas cosas? ¿Cómo pueden suceder?”. Y también dirán: “¿Cómo puede él hacer estas cosas que están prometidas que serán hechas en este tiempo final?”. Es porque la Simiente original es la Palabra, la Palabra creadora de Dios.

Siendo una Palabra creadora, la cual le es dada a ese mensajero, como le fue dada a cada mensajero para cada edad y a cada profeta mensajero para cada dispensación, y las cosas sucedieron: se cumplió el Programa de Dios para cada edad y para cada dispensación del pasado; así también será para este tiempo final.

Las cosas prometidas para ocurrir bajo la Dispensación del Reino estarán siendo realizadas a medida que el mensajero de la Dispensación del Reino proclame el Mensaje que le estará siendo dado por Dios a través de Su Espíritu Santo. Y entonces él hablará, y las cosas estarán sucediendo en forma progresiva. Tan simple como eso.

Por lo tanto, toda cosa que está prometida para suceder en este tiempo: sucederá.

Algunas personas podrán decir: “¿Por qué no está sucediendo tal cosa?”. A lo mejor la persona está esperando ver una cosa para cierto momento y eso está para más adelante. Pero cuando sea hablado por el Espíritu Santo a través de ese mensajero, entonces ese es el momento para cumplirse esa promesa.

Por lo tanto, así como los profetas de las diferentes edades o etapas de la trayectoria del pueblo hebreo bajo las diferentes dispensaciones del pasado, y como los mensajeros dispensacionales del pasado, y como los mensajeros de cada edad del Nuevo Testamento para la Iglesia de Jesucristo, así también será el mensajero del Día Postrero bajo la Dispensación del Reino y para la Dispensación del Reino.

Él será el instrumento que el Espíritu Santo estará usando para hacer ese entrelace dispensacional y para hablar la Palabra creadora; o sea que será el Espíritu Santo hablando por medio de él esa Palabra creadora que traerá a existencia lo que Dios ha prometido para nuestro tiempo.

Las cosas, si se ven, han sido hechas ¿de qué? De las que no se veían[3], por medio de la Palabra creadora de Dios.

Ya Dios lo vio desde antes de la fundación del mundo, ya Él sabe lo que va a hacer; Él lo planificó desde antes de la fundación del mundo; y tiene que hablar esa Palabra creadora para crear eso que Él ya pensó hacer en este tiempo final.

Ya por medio de los profetas habló, profetizó; pero para este tiempo hablará para que se cree – para ser creado lo que Él prometió hacer en nuestro tiempo. Por eso saldrá la Palabra creadora de Dios de la boca del mensajero correspondiente al tiempo final, como salió la Palabra creadora de la boca de los diferentes mensajeros que Él envió en tiempos pasados.

Para este tiempo final, el mensajero que Él enviará será dispensacional, y en él estará esa Palabra creadora; y por consiguiente, en esa Palabra, todo el Programa Divino correspondiente a este tiempo final.

El ministerio de Elías prometido para este tiempo final será manifestado, el Elías que está esperando el pueblo hebreo, el cual precursará para Israel la Venida del Mesías; así como Juan el Bautista precursó la Venida del Mesías en aquel tiempo, y así como el reverendo William Branham precursó la Venida del Señor para el cristianismo.

Y ahora, encontramos que estamos viviendo ya en el tiempo en donde las promesas contenidas en las profecías correspondientes al tiempo final tienen que cumplirse; para lo cual se requiere la presencia de un mensajero dispensacional, para que sea hecho por el Espíritu Santo el entrelace de la Dispensación del Reino con la Dispensación de la Gracia.

Estamos en el tiempo más grande de todos los tiempos, en donde el último de los grandes hombres de la Biblia aparecerá en medio del cristianismo y luego en medio del judaísmo. Y el que es de Dios escuchará la Voz de Dios por medio del Espíritu Santo a través de ese mensajero; tanto en medio del cristianismo como en medio del judaísmo, todos los que son de Dios escucharán la Voz de Dios a través de él.

Esa es la Voz que hablará en este tiempo final: la Voz que estremeció la Tierra en el pasado, y que estremecerá no solamente la Tierra sino el Cielo o los Cielos también, conforme a Hebreos, capítulo 12, versos 18 al 28.

Por lo tanto, esa es la Gran Voz de Trompeta, la Trompeta de Dios, que antecede a la resurrección de los muertos en Cristo y a la transformación de nosotros los que vivimos.

Esa es la Gran Voz de Trompeta que estará llamando y juntando a todos los escogidos en este tiempo final, por medio de un profeta mensajero dispensacional; el cual también aparece en la Escritura como el Ángel del Señor Jesucristo, como el mensajero del Señor Jesucristo.

Ángel significa ‘mensajero’. Ese es el mensajero del Señor Jesucristo para los gentiles y para los hebreos también, el cual profetizará sobre muchos pueblos, naciones y lenguas. Y se cumplirá lo que él estará profetizando, porque será el Espíritu Santo en él hablando la Palabra creadora de Dios, en donde está contenido todo el Programa que se va a llevar a cabo en este tiempo final.

Por lo tanto, potencialmente está, en esa Palabra, en esa Semilla, en esa Simiente-Palabra, todo el Programa que va a ser desarrollado en este tiempo final; por consiguiente, lo que la Iglesia y el pueblo hebreo necesitan es que aparezca ese mensajero dispensacional en este tiempo final, primeramente en medio del cristianismo y después en medio del judaísmo. Tan simple como eso.

Todo lo que Dios ha prometido para nuestro tiempo va a ser cumplido; Él lo prometió y Él lo cumplirá; para lo cual tiene que enviar la Palabra-Semilla-Simiente, en donde es contenido todo el Programa Divino para ser manifestado, para ser cumplido en este tiempo final.

Y él será uno de los grandes hombres de Dios, de la categoría de los mensajeros dispensacionales, de los profetas dispensacionales; y será el último profeta dispensacional; el cual será adoptado, y el cual recibirá la bendición de recibir autoridad sobre las naciones, y también de sentarse con Cristo en Su Trono, como dice el mismo Cristo en Apocalipsis, capítulo 3, verso 21:

“Al que venciere, yo le daré que se siente conmigo en mi trono, así como yo he vencido, y me he sentado con mi Padre en su trono (en la misma forma)”.

Por lo tanto, hay que ver en qué forma Cristo venció y se sentó con el Padre en Su Trono; y en esa misma forma que el Padre hizo en Su Reino en el Cielo, así hará Cristo en Su Reino terrenal, o sea, en Su Reino Mesiánico, que será en la restauración del Reino de David.

En el Trono de David, que es el Trono de Cristo terrenal, al cual Él es heredero y el cual es el Trono terrenal de Dios; en ese trono y de ese Trono es que Cristo habla cuando dice: “Al que venciere, yo le daré que se siente conmigo en mi trono, así como yo he vencido, y me he sentado con mi Padre (o con el Padre) en su trono”.

El Trono del Padre está en el Cielo, pero el Trono de Cristo terrenal es el Trono terrenal de Dios para el Reino de Dios terrenal; o sea que el Reino de Dios tendrá, digamos, como Embajada ese Reino del Mesías, que gobernará sobre todas las naciones.

Y ahí es que estará la paz, porque será bajo un Nuevo Pacto; y tendrá toda persona la Sangre del Nuevo Pacto en ese Reino.

Y ya, por cuanto el Reino del Mesías ha estado en la esfera o forma espiritual desde los días de Cristo…; porque el Reino de Cristo, Él dijo: “Mi Reino no es de este mundo”[4], o sea, no es un reino como el reino de las naciones, no es un reino así. El Reino de Cristo es el Reino de Dios que será establecido en este planeta Tierra; espiritualmente ha sido establecido.

Y los miembros de ese Reino, que está en la esfera espiritual, son los miembros de la Iglesia del Señor Jesucristo. Y está establecido también Su Reino acá: en el corazón, en el alma de cada creyente en Cristo; pero físicamente va a ser establecido en este planeta Tierra.

Y ahí yo voy a estar, con nuestro amado Señor Jesucristo, y con todos los profetas dispensacionales, y con todos los otros profetas de diferentes edades, y con los mensajeros de las diferentes edades de la Iglesia del Señor Jesucristo. ¿Y quién más va a estar ahí? Ustedes también; y Abraham, Isaac, Jacob y los profetas también van a estar ahí, porque son los grandes hombres de la Biblia.

Y ahora, en el Programa Divino, bajo la Dispensación de la Gracia hay grandes hombres de Dios, grandes ministros de Dios: los ministros en la Iglesia de Jesucristo, en las diferentes etapas de la Iglesia; y en un nivel más alto: los mensajeros de cada edad.

Y para el Día Postrero: el mensajero de la Dispensación del Reino, el cual estará introduciendo una nueva dispensación en medio de la raza humana, para gentiles y para judíos también.

Los profetas de edades y de dispensaciones fueron grandes hombres de Dios, y el sumo sacerdote y los diferentes sacerdotes fieles a Dios fueron grandes hombres de Dios, y los reyes que sirvieron a Dios fueron grandes hombres de Dios; y aparecen registrados en las Santas Escrituras, en la Biblia – que es la Biblia.

En el Reino Milenial, los grandes hombres de Dios después de los apóstoles, aparecerán en la historia del registro de las Sagradas Escrituras y su cumplimiento. Ahí tendrán, todas las naciones, en la historia de la Iglesia, los grandes hombres de Dios de la Iglesia del Señor Jesucristo; y también los grandes hombres de Dios del judaísmo que aparecerán en este tiempo final, y los que han aparecido en tiempos pasados. En la etapa de la Dispensación de la Gracia, durante ese tiempo, han aparecido grandes hombres de Dios en medio del pueblo hebreo.

Por lo tanto, para el Reino Milenial tendremos la enseñanza de todos estos grandes hombres de Dios, de lo que hicieron y de cómo Dios los estará premiando con grandes galardones.

“LOS GRANDES HOMBRES DE LA BIBLIA”.

Estos grandes hombres de la Biblia estaban profetizados para aparecer, y cumplieron su parte en el Programa de Dios que fue llevado a cabo en el tiempo que ellos vivieron.

Para este tiempo hay grandes hombres de Dios en la Iglesia del Señor Jesucristo: ministros que trabajan arduamente en la Iglesia del Señor Jesucristo en favor de Cristo y Su Programa. Cristo los premiará, les dará grandes galardones.

Y también estará el mensajero para la Dispensación del Reino en medio del cristianismo, y después en medio del judaísmo. Y trabajaremos todos brazo a brazo con él en la Obra que Dios le habrá encomendado para este tiempo final, para ser realizada en medio del cristianismo y también en medio del judaísmo: en medio de los gentiles y en medio de los hebreos.

“LOS GRANDES HOMBRES DE LA BIBLIA”.

Ha sido una bendición grande estar con ustedes en esta ocasión, compartiendo con ustedes estos momentos de compañerismo alrededor de la Palabra de Dios.

Cada mensajero de edad o de dispensación tuvo a su lado grandes colaboradores, que son grandes hombres de Dios para ese mensajero. Así tiene que ser en este tiempo final en el cual nosotros estamos viviendo.

Bueno, que Dios les continúe bendiciendo a todos y les use grandemente en Su Obra en este tiempo final.

Muchas gracias por vuestra amable atención, y dejo nuevamente al reverendo Andrés Cruz Gallegos para continuar.

“LOS GRANDES HOMBRES DE LA BIBLIA”.

[Revisión octubre 2025]

[1] Génesis 41:37-45

[2] San Mateo 25:31-46

[3] Hebreos 11:3

[4] San Juan 18:36

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