Muy buenas tardes, compañeros ministros en el Cuerpo Místico de Cristo nuestro Salvador.
Hemos estado escuchando y viendo todas las cosas correspondientes a nuestro tiempo, y hemos estado viendo o entendiendo cómo Dios está obrando en medio de Su Iglesia, y también la bendición que tiene para los judíos.
Vamos a leer una Escritura en Deuteronomio, capítulo 29, verso 29, donde dice:
“Las cosas secretas pertenecen a Jehová nuestro Dios; mas las reveladas son para nosotros y para nuestros hijos para siempre, para que cumplamos todas las palabras de esta ley”.
Las cosas secretas ¿a quién pertenecen? A Dios; las reveladas: a nosotros. Son para nosotros y para nuestros hijos, para nuestra familia, las que Dios revela.
¿Y cómo viene la revelación? “Porque no hará nada el Señor Jehová, sin que antes revele Sus secretos…”, los secretos de Dios; porque los secretos, las cosas secretas, son de Dios, pertenecen a Dios; y las reveladas: para los hijos de los hombres.
Y cuando Dios va a revelar Sus secretos, los revela a través de los profetas: “Porque no hará nada el Señor Jehová, sin que antes revele Sus secretos a Sus siervos Sus profetas”[1]; y de ahí pasa luego al pueblo, para que así tengan la revelación de Dios, que Dios les está dando para ese tiempo.
“EL QUE REVELA COSAS SECRETAS”.
El que revela cosas secretas es el mismo Dios, porque las cosas secretas pertenecen a Dios. ¿Y cómo lo hace? Por medio de Su Espíritu a través de los profetas. Las cosas secretas pertenecen a Dios el Padre.
Siendo que Dios creó al ser humano a Su imagen y semejanza, Dios entonces es trino. Pero Dios es Uno. Pero en Él hay una trinidad que quizás no ha sido bien comprendida por millones de estudiosos; así como el ser humano es trino, y no ha sido comprendido por los grandes estudiosos tampoco, totalmente no ha sido comprendido.
Por cuanto Dios creó al ser humano a Su imagen y semejanza, y el ser humano tiene alma, espíritu y cuerpo, Dios también es trino: Dios es Padre, Hijo y Espíritu Santo.
Y ahora, los pensamientos del ser humano están en su alma, que es su corazón; el corazón tipifica el alma; y de ahí salen los pensamientos del ser humano, por medio del espíritu del ser humano, y son pasados al cuerpo físico para ponerlos por obra.
Pero ahora, vean ustedes, es el alma de la persona, manifestándose en su espíritu, el que obra a través del cuerpo, para manifestarse en esta dimensión, y concretar, materializar sus pensamientos.
Y ahora, encontramos que Dios obra en esa misma forma; Cristo dijo: “El Padre que mora en mí, Él hace las obras”[2]; las estaba haciendo a través de Jesús. No eran obras de Jesús; eran obras del Padre a través del hombre llamado Jesús.
Ahora, Dios moraba en Jesús, y también dice la Biblia que el Espíritu Santo moraba en Jesús. ¿Cómo se puede entender esto? El Dios eterno, el Padre, moraba en el Ángel del Pacto, que es Su cuerpo angelical; y con ese cuerpo angelical, Dios estando en ese cuerpo angelical, estaba también dentro del cuerpo de carne llamado Jesús; y a través de ese cuerpo de carne, los pensamientos de Dios el Padre pasaban al Espíritu Santo, y del Espíritu Santo al velo de carne, para materializarlos aquí en la Tierra.
Él podía ver, antes de materializarse en la Tierra, todas esas cosas en el mundo espiritual; porque las cosas que se ven son hechas de las que no se veían[3]. O sea que primero ocurren en otra dimensión, y después acá. Al verlas en otra dimensión, luego hace la parte que tiene que hacer para que se materialicen aquí en la Tierra.
¿Recuerdan, por ejemplo, al reverendo William Branham, que veía, antes de orar por algunas personas —por el discernimiento—, todas las cosas de esa persona? Y también, si estaba paralítico, lo veía obteniendo su sanidad; y después él oraba por las personas y eso se materializaba, lo que había visto en otra dimensión. Por lo tanto, las cosas que se ven son hechas de las que no se veían.
La Obra de Dios es el pensamiento de Dios, que es eterno. Todo lo que Dios ha de hacer está en la mente de Dios; porque Él no es como algunas personas, que actúan y después dicen: “Yo no pensé lo que iba a hacer”.
Es importante mantener ese orden: el pensamiento del alma pasa al espíritu, y del espíritu tiene que pasar al cuerpo. Pero algunas personas no mantienen ese orden; o les pasa tan rápido que ni se dan cuenta que hay que meditar un poco en lo que van a hacer, y examinarlo: si está de acuerdo a la Palabra de Dios.
Por eso dice: “Examinad los espíritus, si son de Dios”[4]; porque si no son de Dios, lo van a guiar a hacer algo en contra del Programa de Dios, en contra de la Palabra de Dios.
Ahora, hablando del que revela las cosas ocultas o secretas, el cual es Dios por medio de Su Espíritu: de edad en edad y de dispensación en dispensación, tanto en el Antiguo Testamento como en el Nuevo Testamento, las ha revelado a los seres humanos por medio de los profetas; por eso es que tenemos la Biblia. Y gracias a Dios que Él tiene un orden para revelar a los seres humanos Sus secretos.
Mientras no son revelados, los seres humanos lo que hacen es conjeturar acerca de esos misterios. Pero se requiere que Dios envíe un profeta, para revelar las cosas correspondientes al tiempo en que las personas están viviendo, las cosas que Dios quiere revelar.
Y ahora, es el Espíritu Santo, el cual dijo Jesucristo que nos enseñará todas las cosas y dará testimonio acerca de Cristo[5]. Y el apóstol Pedro dice: “Los que han predicado el Evangelio por el Espíritu Santo”; o sea, el Espíritu Santo en esas personas hablándole a la gente.
El que revela las cosas secretas es el Espíritu Santo, pero para revelarlo a los seres humanos siempre tendrá un velo de carne, que es llamado “un profeta”, al cual el pensamiento de Dios por medio del Espíritu Santo le es comunicado al alma y al espíritu de la persona; y esa persona capta esa Palabra revelada; y por el Espíritu Santo mismo por el cual la capta, luego la habla (esa Palabra) ungido por el Espíritu Santo. Y por consiguiente, eso es Dios hablando por medio de Su Espíritu al mensajero; y luego, por medio de Su Espíritu a través del mensajero, hablándole al pueblo. Tan simple como eso.
Ahora, podemos ver que hubo cosas en el pasado que ni magos ni sabios ni adivinos podían revelar, no le eran abiertos esos misterios; pero en el tiempo de José hubo un hombre allí con las dos consciencias juntas, igual a su padre Jacob; o sea que el ministerio profético pasó de Jacob a José. De los demás hijos de Jacob no se dice que eran profetas, no se dice que tenían esas experiencias.
Ahora, siendo el hijo primogénito a través de Raquel, con la cual él se había casado: tenía la primogenitura. Aunque (¿cuál fue?), Rubén, nació primero que él; pero por medio de la mujer amada con la cual se casó, José era el primogénito; y por consiguiente, la bendición que le correspondía no se la pudieron quitar.
Y luego esa bendición pasó a los hijos de José; y la parte más importante pasó a Efraín. Por eso en Primera de Crónicas, capítulo 5, verso 1 en adelante, dice que los derechos de la primogenitura pertenecen a los hijos de José.
Y por consiguiente, en esos derechos de la primogenitura hay muchas cosas tan importantes, que sin la unión de las tribus perdidas de Israel con las otras dos tribus, no podrá ocurrir la restauración del Reino de David con el pueblo hebreo. Tan simple como eso.
Pero para este tiempo final tenemos la promesa de que estos misterios van a ser revelados al pueblo, tanto a la Iglesia del Señor Jesucristo como al pueblo hebreo más adelante; para lo cual Dios tendrá un instrumento a través del cual —Dios por medio de Su Espíritu— estará revelando esas cosas secretas, como el misterio del Séptimo Sello, como el misterio de la redención, el misterio de la fe para el rapto, el misterio de la resurrección de los muertos en Cristo y la transformación de los vivos en Cristo, y la edad correspondiente para ocurrir esas cosas.
Estará revelando también (Dios) el misterio del Nombre nuevo; eso será por medio del Espíritu Santo que Dios lo hará; o sea, por medio del Ángel Fuerte que desciende del Cielo, el cual tendrá en la Tierra un velo de carne al cual le revelará y a través del cual le hablará a Su Iglesia, y luego al pueblo hebreo.
Por lo tanto, EL QUE REVELA LAS COSAS SECRETAS estará en la Tierra, que es Dios por medio de Su Espíritu, por medio del Ángel del Pacto, que es Cristo; porque Dios es el que revela a Dios – Dios se revela a través de Cristo, el Ángel del Pacto.
En todos los tiempos ha sido así: usó velos de carne en el pasado; luego usó el velo de carne que Él se creó para Sí mismo; y luego ha usado los velos de carne: apóstoles y diferentes mensajeros de la Iglesia.
Para este tiempo final, el que revela las cosas secretas, para revelar las cosas secretas correspondientes a nuestro tiempo, el misterio más grande de todos, que será el Séptimo Sello (o sea, la Venida del Señor para el Día Postrero, por el cual hubo silencio en el Cielo como por media hora), tendrá un velo de carne en la Tierra: un hombre con las dos consciencias juntas, al cual vendrán los pensamientos divinos por medio del Espíritu; él los captará y los hablará ungido por el Espíritu Santo, lo hablará a la edad correspondiente a este tiempo y al pueblo correspondiente a este tiempo; porque en el Nuevo Testamento todas las cosas Dios las hace en Su Cuerpo Místico de creyentes.
Y todas las cosas que están prometidas que serán realizadas por Cristo: serán realizadas por medio del Espíritu Santo a través de velos de carne. Él ha dicho que habrá una Carpa Catedral, por lo tanto, habrá personas que estarán ungidas por el Espíritu de Dios, junto al instrumento que Dios tenga para el Día Postrero, que estarán trabajando en ese proyecto para que se haga realidad.
Eso será la Obra del Espíritu Santo usando velos de carne para cumplir lo que Él ha prometido; y así son todas las demás cosas: Dios obrando por medio de Su Iglesia y en Su Iglesia, usando los instrumentos que Él tendrá para este tiempo final, como hizo en edades pasadas.
“EL QUE REVELA COSAS SECRETAS”. Hemos visto que es Dios; las cosas secretas Suyas. Y lo hace por medio de Su Espíritu, que es Su cuerpo angelical, que es Cristo en Su cuerpo angelical; esa teofanía que aparecía en el Antiguo Testamento y que siempre, las personas que lo veían (veían esa teofanía), decían que era Dios; ese era Dios en Su cuerpo angelical. Y luego se hizo carne y habitó en medio del pueblo hebreo.
Pues ese Ángel del Pacto o Ángel de Dios es nada menos que el cuerpo angelical de Dios, que también ha sido llamado el Verbo que era con Dios y era Dios, el cual creó todas las cosas[6].
Y ahora, dice la Escritura que en Él estaba la Vida[7]; y por consiguiente, todas las cosas que tienen que venir a vida, vienen a través de Él, del Verbo; porque en Él fueron creadas todas las cosas, y a través de Él tienen que venir a manifestación.
Y para que se materialicen aquí en la Tierra tienen que ser captadas por un hombre con las dos consciencias juntas, y luego hablarlas; y eso es la Palabra creadora de Dios siendo hablada. Eso es Palabra de Dios, ese es el alimento espiritual para el alma de los creyentes; “porque no solamente de pan vivirá el hombre, sino de toda Palabra que sale de la boca de Dios”[8].
La boca de Dios en la Tierra son los profetas de Dios. Dios dijo a Moisés que pondría Su Palabra en la boca del profeta que Él enviaría (Deuteronomio, capítulo 18, versos 15 al 19), “y él hablará todo lo que Yo le mandare”; y por consiguiente, eso que hable será ASÍ DICE EL SEÑOR.
Aun con el profeta y mensajero Moisés, Dios le dice en el capítulo 4 del Éxodo, verso 10 en adelante:
“Entonces dijo Moisés a Jehová: ¡Ay, Señor! nunca he sido hombre de fácil palabra, ni antes, ni desde que tú hablas a tu siervo; porque soy tardo en el habla y torpe de lengua.
Y Jehová le respondió: ¿Quién dio la boca al hombre? ¿o quién hizo al mudo y al sordo, al que ve y al ciego? ¿No soy yo Jehová?
Ahora, pues, ve, y yo estaré con tu boca, y te enseñaré lo que hayas de hablar”.
Moisés iba a hablar lo que Dios le dijera; Dios iba a estar con la boca de Moisés; por consiguiente, Dios iba a estar hablando a través de Moisés:
“Y él dijo: ¡Ay, Señor! envía, te ruego, por medio del que debes enviar”.
¿Y a quién debía enviar Dios? A un profeta, un hombre con las dos consciencias juntas; y tenía que ser un profeta dispensacional.
Y ahora, ese hombre era Moisés; y Moisés le está pidiendo a Dios que envíe por el hombre que debe enviar, pensando en su hermano Aarón, que sabía hablar bien. Pero no es si la persona habla bien o no; tiene que ser el instrumento determinado o predestinado por Dios, con las dos consciencias juntas, para escuchar de Dios.
Miren, ¡está escuchando de Dios!, ¡Dios le está hablando! Y todavía no se da cuenta completamente que él es el instrumento de Dios; o estaba muy asustado por la responsabilidad tan grande que tenía, y saber que el pueblo no era muy obediente. Era un pueblo con problemas y también un poco problemático; porque cuando trató de defender a un hebreo, de un egipcio que lo estaba maltratando, y se le fue la mano y mató al egipcio, después cuando vuelve en otro momento parecido, trata de poner la paz (era un pacificador), trata de poner la paz entre dos hebreos (no le iba a tirar a uno y a defender al otro), trata de poner la paz entre ellos, y uno de ellos (el que era grosero, malcriado y mal agradecido, y que está tratando mal a su hermano hebreo) le dice: “¿Quién te ha puesto a ti por juez? ¿Quieres matarme como mataste al egipcio?”[9].
Y corrió la noticia y llegó hasta oídos del faraón; y entonces faraón trató de tomar preso a Moisés para matarlo. Y tuvo que Moisés huir, ya siendo un anciano de cuarenta años; o… Vea, aunque en aquel tiempo no era un anciano; es en este tiempo que hay personas de cuarenta años que se sienten viejos y ya hasta actúan como ancianos; pero Moisés era un hombre fuerte y estaba… – quería la liberación del pueblo. Pero ahora, vean, en vez de ayudar a Moisés, lo desayudaron.
Eso es igual que cuando una persona ve cosas que colocan en internet negativas en contra de otra, y entonces llama a otras personas, corre la noticia para otras personas, y les dice: “Entra a tal página y mira todo lo que están diciendo en contra de tal persona”; y llama a muchas amistades, y esa página se convierte en la página principal. Y cuando hunden – ponen el nombre de esa persona, la primera página que aparece es esa: todo lo negativo que hablan en contra; y eso le hace daño a esa persona.
La ignorancia no libra de responsabilidad a la persona. Los ignorantes son tontos, y los tontos no tienen promesa de bendición.
Miren la mujer de Lot: Dios les había dicho que no miraran hacia atrás, y ella miró[10]; eso no le excluyó de responsabilidad. Dios no tenía que decirle qué le iba a pasar si miraba. Cuando Dios dice algo, explique lo que va a pasar o no, va a pasar.
A Adán le había explicado que si comía del árbol de ciencia del bien y del mal: moriría; pero no se lo explicó a Eva; fue Adán después el que se lo explicó a ella; porque Dios se lo explicó a Adán cuando Adán estaba en su cuerpo angelical.
Vamos a ver aquí; si no es así, entonces lo hablamos…; o si no es así, ya tenía el cuerpo físico; vamos a ver. Capítulo 2, verso 7 en adelante, dice [Génesis]:
“Entonces Jehová Dios formó al hombre del polvo de la tierra, y sopló en su nariz aliento de vida, y fue el hombre un ser viviente”.
Ya vemos que está en el cuerpo físico. Y ahora:
“Y Jehová Dios plantó un huerto en Edén, al oriente; y puso allí al hombre que había formado.
Y Jehová Dios hizo nacer de la tierra todo árbol delicioso a la vista, y bueno para comer; también el árbol de vida en medio del huerto, y el árbol de la ciencia del bien y del mal”.
Y ahora pasamos al verso 15:
“Tomó, pues, Jehová Dios al hombre, y lo puso en el huerto de Edén, para que lo labrara y lo guardase.
Y mandó Jehová Dios al hombre, diciendo: De todo árbol del huerto podrás comer (esa era la dieta para el ser humano: vegetariana, dieta vegetariana);
mas del árbol de la ciencia del bien y del mal no comerás; porque el día que de él comieres, ciertamente morirás (y todavía Eva no estaba en cuerpo físico; estaba en Adán).
Y dijo Jehová Dios: No es bueno que el hombre esté solo; le haré ayuda idónea para él.
Jehová Dios formó, pues, de la tierra toda bestia del campo, y toda ave de los cielos, y las trajo a Adán para que viese cómo las había de llamar; y todo lo que Adán llamó a los animales vivientes, ese es su nombre.
Y puso Adán nombre a toda bestia y ave de los cielos y a todo ganado del campo; mas para Adán no se halló ayuda idónea para él.
Entonces Jehová Dios hizo caer sueño profundo sobre Adán, y mientras este dormía, tomó una de sus costillas, y cerró la carne en su lugar.
Y de la costilla que Jehová Dios tomó del hombre, hizo una mujer, y la trajo al hombre.
Dijo entonces Adán: Esto es ahora hueso de mis huesos y carne de mi carne; esta será llamada Varona, porque del varón fue tomada.
Por tanto, dejará el hombre a su padre y a su madre, y se unirá a su mujer, y serán una sola carne”.
Aquí tenemos el relato bíblico de cómo Adán primero estaba en otra dimensión —o sea, en cuerpo angelical—, y luego Dios le crea del polvo de la tierra un cuerpo de carne. Y en Adán pues estaba Eva.
Y estando así en esa condición —siendo varón y hembra—, Dios le dice que no coma del árbol de la ciencia del bien y del mal; y luego, cuando ya saca de Adán parte de Adán, y hace una compañera para Adán, tiene que ser Adán el que le enseñe a ella estas cosas.
Así como el segundo Adán es el que le enseña a Su Iglesia todas las cosas que Dios ha hablado, que Dios ha pensado, y se las ha dicho a Él.
Por eso Cristo, cuando habla de enviar el Espíritu Santo, dice que será enviado en Su Nombre; y también Él dice que: “El Espíritu Santo revelará todas las cosas”; Él dice: “El Espíritu de verdad, Él les revelará, les enseñará todas las cosas”. Dice: “Tomará de lo mío, y os lo hará saber”. “Les dije: ‘Tomará de lo mío’, porque todo lo que tiene el Padre es mío”[11].
Todas las cosas del Padre pasan al Hijo, que es Cristo en Su cuerpo angelical; y luego, por el Espíritu Santo, Cristo en Espíritu Santo, las revela al pueblo. Eso es lo que ha estado haciendo de edad en edad en medio de Su Iglesia.
Por eso Dios por medio de Su Espíritu revela al mensajero el Mensaje para esa edad; y luego ese mensajero, ungido por el Espíritu Santo, habla ese Mensaje al pueblo: son llamados los escogidos de esa edad y sellados en el Reino de Dios; están escuchando lo que el Espíritu Santo está hablando a la Iglesia. A las iglesias, de edad en edad, el Espíritu Santo les habla por medio del mensajero de cada edad, y llama y junta a los escogidos de cada edad. Eso es estar escuchando en cada edad la Voz del Espíritu Santo.
Así es para nuestro tiempo también, para la Edad de la Piedra Angular; porque Dios no cambia Su forma de revelarse, Él sigue obrando en la misma forma: “Porque no hará nada el Señor, sin que revele Sus secretos a Sus siervos Sus profetas”. Él es el que revela las cosas secretas del Padre, y luego las revela al pueblo por medio del mensajero del tiempo en que el pueblo está viviendo. Esa es la forma de Dios.
No podemos alterar la forma de Dios revelarse al pueblo. El que trata de alterar esa forma, entonces va a estarle hablando al pueblo sus propios pensamientos; y altera: le añade o le quita a la Palabra de Dios; y se convierte en un anticristo, en un falso profeta (tan sencillo como eso), un falso ungido.
“EL QUE REVELA COSAS SECRETAS”.
En el tiempo de José, en el tiempo de Daniel y en otros tiempos, encontramos esa misma forma: Dios por medio de Su Espíritu, el Ángel del Pacto, revelando las cosas secretas al profeta correspondiente a cada tiempo; y a través de él, revelándolas al pueblo; revelándolas como el rey – al faraón, a través de José; revelándolas a Nabucodonosor a través del profeta Daniel; y así por el estilo. Esa siempre ha sido la forma de Dios, la forma del que revela las cosas ocultas, las cosas secretas, que es Dios.
Dios es el único que puede revelar las cosas secretas Suyas; pero el Espíritu, que todo lo escudriña, el que escudriña aun lo oculto, lo secreto de Dios[12]: saca de Dios, obtiene de Dios esas cosas secretas.
El Espíritu es el que capta todas esas cosas secretas; y ese es el Ángel del Pacto, Cristo en Su cuerpo angelical; por esa causa nadie jamás ha visto a Dios, sino que el unigénito Hijo, que está en el Seno del Padre, Él le ha dado a conocer[13].
A través de Jesucristo en Su cuerpo angelical es que Dios se dio a conocer en el Antiguo Testamento; y sigue haciéndolo en el Nuevo Testamento. Lo hizo en los días en que tenía Su cuerpo de carne llamado Jesús, y reveló a través de Él muchas cosas; y sigue haciéndolo Dios por medio de Cristo en Su cuerpo angelical a través de los apóstoles, a través de los diferentes mensajeros de cada edad; y así tiene que ser para este tiempo final.
Si hay cosas secretas que están prometidas para ser reveladas, entonces Dios va a moverse a la escena en medio de Su Iglesia para revelar todas estas cosas, y para hacer todo lo que Él ha dicho que va a hacer. Por lo cual tiene que Él enviar un mensajero, profeta, un hombre con las dos consciencias juntas, al cual Él se revele, y luego a través del cual Él se revele al pueblo y le dé a conocer todas estas cosas secretas; cosas que le darán la fe para ser transformados y raptados a la Iglesia del Señor Jesucristo.
Tenemos la promesa de que va a surgir una Carpa Catedral en medio del cristianismo; por lo tanto, Dios tiene que obrar para que eso suceda: Tiene que ser en el tiempo correcto, la edad correcta, en medio del pueblo correcto. O sea, el pueblo que esté en esa edad, en esa etapa de la Iglesia; y por el mensajero de esa etapa de la Iglesia. Y junto a ese mensajero van a estar trabajando en ese proyecto divino; y entonces será Dios a través de esas personas trayendo a materialización todo lo que Él ha dicho que va a hacer. Tan simple como eso.
O sea, el grupo de ese tiempo en donde Dios va a cumplir esas promesas no tiene que decirle a los de las edades pasadas: “Queremos que nos ayuden”; no. Es para el grupo de la edad que está vigente; esos son los que tienen la bendición de ser colaboradores de Dios en el Programa de Dios para ese tiempo; y no van a dejar que la bendición se vaya para otro sitio; van a decir: “¡Echen para acá esa bendición!, ¡esa bendición la queremos nosotros!”.
Y por la fe, la Palabra revelada a ellos, que estarán creyendo: trabajarán y conquistarán esas promesas, se harán una realidad en medio de ellos. Porque el que revela los secretos les estará revelando ese secreto y mostrándoles que es para ellos, y mostrándoles cómo deben de trabajar; y estarán brazo a brazo con Dios en Espíritu en el mensajero de su tiempo, trabajando en ese Programa de Dios.
“Porque en los negocios de mi Padre me conviene estar”[14], podrá decir el mensajero y las personas que estarán brazo a brazo con ese mensajero, trabajando en ese Programa Divino.
Ha sido una bendición grande para mí estar con ustedes en esta ocasión, dándoles testimonio de: “EL QUE REVELA LOS MISTERIOS”, “EL QUE REVELA COSAS SECRETAS”.
Muchas gracias por vuestra amable atención, y dejo con ustedes al misionero, doctor Miguel Bermúdez Marín.
Bueno, que Dios les bendiga y les guarde a todos.
“EL QUE REVELA COSAS SECRETAS”.
[Revisión febrero 2025]
[1] Amós 3:7
[2] San Juan 14:10
[3] Hebreos 11:3
[4] 1 Juan 4:1
[5] San Juan 14:26
[6] San Juan 1:1-3
[7] San Juan 1:4
[8] Deut. 8:3, Mt. 4:4, Lc. 4:4
[9] Éxodo 2:11-15
[10] Génesis 19:17-26
[11] San Juan 16:13-15
[12] 1 Corintios 2:10
[13] San Juan 1:18
[14] San Lucas 2:49