Muy buenas noches, amables amigos y hermanos presentes, y los que se encuentran a través del satélite Amazonas o de internet en diferentes naciones.
Un cordial saludo para el señor Aureliano Girarte Rodríguez, presidente municipal de Escarcega, Campeche, República Mexicana; y también para los miembros del Cabildo que estén presentes, y también para los demás políticos que se encuentren con nosotros.
Para esta ocasión leemos en el capítulo 24 de San Mateo, versos 27 al 28, palabras de Jesús que dicen:
“Porque como el relámpago que sale del oriente y se muestra hasta el occidente, así será también la venida del Hijo del Hombre.
Porque dondequiera que estuviere el cuerpo muerto, allí se juntarán las águilas.”
Que Dios bendiga nuestras almas con Su Palabra y nos permita entenderla.
Nuestro tema para esta ocasión es: “LA VENIDA DEL HIJO DEL HOMBRE COMO EL RELÁMPAGO.”Se refiere a la Venida del Mesías prometida en el Antiguo Testamento y también en el Nuevo Testamento, de la cual Cristo dijo que nadie sabía cuándo sería el día y la hora. Pero dice que será como ladrón en la noche también, o sea, que será en un tiempo en que las personas no se darán cuenta de Su Venida; si la primera Venida de Cristo que no estaba profetizada como un misterio, porque decía que la virgen concebiría y daría a luz un hijo y se llamaría su nombre Emanuel, que significa “Dios con nosotros.” Isaías, capítulo 7, verso 14, y también Miqueas, capítulo 5, verso 1 en adelante, dice que de Belén de Judea saldría un guiador que apacentaría Su pueblo Israel, hablando de la Venida del Mesías.
Vean, se sabía que era a través de una virgen y que nacería en Belén de Judea, por consiguiente sería una virgen hebrea, judía; y sería un descendiente del rey David, conforme a las palabras de Isaías, capítulo 9, versos 6 al 7, y sería el Príncipe de paz.
Ahora, con toda esa información, vean ustedes, se cumplió exactamente como estaba prometida la Venida del Mesías dos mil años atrás, se cumplió ese evento, y aun se tenía mucha información clara de la fecha. Y la fecha, vean, está aquí en el capítulo 9 de Daniel, versos 20 en adelante, dice Daniel que él estaba orando por su pueblo Israel y por su ciudad. Dice capítulo 9, versos 20 al 27, dice:
“Aún estaba hablando y orando, y confesando mi pecado y el pecado de mi pueblo Israel, y derramaba mi ruego delante de Jehová mi Dios por el monte santo de mi Dios (o sea, por Israel y sobre todo por Jerusalén, que es el monte santo),
aún estaba hablando en oración, cuando el varón Gabriel…”
El varón, o sea, el hombre Gabriel; porque es un hombre pero de otra dimensión, así es el Arcángel Gabriel y también el Arcángel Miguel. Son ángeles que tienen grandes ejércitos o grande ejército celestial y aparecen defendiendo a Israel en diferentes ocasiones, pero también aparecen en medio de los gentiles como es el caso de la experiencia que ha tenido Daniel y la relata en sus doce capítulos de este libro del profeta Daniel; son ángeles guerreros también que trabajan por la paz, no solamente del Planeta Tierra, sino del Universo completo, son guardianes de la creación, están delante de la presencia de Dios y cuando Dios va a hacer algo en la Tierra, los envía.
Por eso es que cuando fue a nacer Juan el Bautista el ángel Gabriel fue enviado al sacerdote Zacarías para que le diera la buena noticia que iba a tener un niño, Zacarías a través de su esposa Elisabet y que sería profeta delante de Dios, profeta del Altísimo, sería grande delante de Dios y Dios a través de él llevaría a cabo una labor, vendría con el espíritu y virtud de Elías, o sea, no sería Elías, el profeta Elías literalmente, sino que el Espíritu Santo estaría en Juan el Bautista realizando, llevando a cabo por tercera ocasión el ministerio del profeta Elías. Recuerden que el único que tiene ministerios es el Espíritu Santo y los opera a través de seres humanos.
Y ahora, cuando la Escritura nos promete un profeta con un nombre de un profeta que ya vino en el pasado, es otro hombre que vendrá ungido con el Espíritu de Dios operando el ministerio, el Espíritu Santo, de aquel hombre del pasado; o sea, el mismo ministerio que operó el Espíritu Santo en un hombre del pasado con el nombre de Elías, luego lo operó en Eliseo porque Eliseo pidió a Elías que Dios le diera una doble porción del Espíritu que estaba en Elías, pero Elías le dijo: “Cosa difícil tú has pedido.” Porque no es cosa de pedir un ministerio de profeta y Dios le va a dar un ministerio de profeta, tiene que estar ya predestinado, ordenado por Dios para ese propósito.
Los profetas tienen las dos conciencias juntas y eso no es así con los demás seres humanos; tienen la cualidad o virtud de oír de Dios, de ver de Dios, ver las visiones que Dios le muestra, recibir la Palabra de Dios para el tiempo en que viven, y así por el estilo.
Al tener las dos conciencias juntas, despiertos pueden estar viendo en otra dimensión, pueden estar escuchando a Dios y nadie más estar viendo lo que él está viendo; y cuando aparece un hombre así, un Programa Divino se va a llevar en la Tierra.
Juan el Bautista sería en esa forma, y vendría con el espíritu y virtud de Elías, o sea, el Espíritu Santo estaría en él; pues el ángel le dice al sacerdote Zacarías que será lleno del Espíritu Santo aun desde el vientre de su madre, lo cual sucedió cuando la virgen María visitó a Elisabet, su parienta y la saludó, entonces el bebé que estaba en el vientre de Elisabet, la esposa del sacerdote Zacarías, brincó, saltó ahí en el vientre, de gozo, de alegría, ahí fue el momento que fue lleno del Espíritu Santo; así como pasa cuando los bebes nacen, seguida se mueven, brincan, lloran dando las señales de vida porque el espíritu de vida ha entrado a la persona.
Y ahora, Juan el Bautista vendría para preparar al Señor un pueblo bien dispuesto, o sea, un pueblo que estaría esperando el Mesías; porque un hombre, un profeta les estaría hablando que había llegado el tiempo para la Venida del Mesías y los estaría así preparando, sería el precusor de la primera Venida de Cristo con el espíritu y virtud de Elías manifestado por tercera ocasión.
Por eso cuando le preguntan a Jesús, en el capítulo 17, versos 10 al 13, luego de Jesús bajar del monte de la Transfiguración, le preguntan: “¿Por qué dicen los escribas que Elías tiene que venir primero y restaurar todas las cosas?” Jesús les dice: “A la verdad Elías vendrá primero y restaurará todas las cosas. Pero yo os digo que ya Elías vino e hicieron de Él todo lo que quisieron; y así harán al Hijo del Hombre.” Y entonces entendieron que les hablaba de Juan el Bautista.
Pero Juan el Bautista no restauraría todas las cosas, el Espíritu Santo operando el ministerio de Elías por última vez, será que restaurará todas las cosas. El ministerio de Elías está prometido para ser manifestado, operado por el Espíritu Santo en cinco ocasiones, y en Juan el Bautista se estaba operando el ministerio de Elías por tercera ocasión para precursar la primera Venida de Cristo.
Y ahora, ese hombre era Juan el Bautista, nombre que el ángel Gabriel le dio al sacerdote Zacarías para que le colocara al hijo que iba a tener Zacarías, vean, no se parece a Elías el nombre, pero el ministerio sí era el de Elías, operado por el Espíritu Santo nuevamente.
Por lo tanto, cuando Dios promete que enviará a Elías, recuerden: será el Espíritu Santo viniendo en un hombre de carne y hueso, otro hombre, un hombre del tiempo donde Él cumpla esa promesa. Tan simple como eso. Y Jesús dice: “Y no lo conocieron, a la verdad Elías ya vino primero y no lo conocieron.” Mostrando que era Juan el Bautista, los discípulos entonces entendieron que les hablaba de Juan el Bautista.
Y ahora, el ángel Gabriel, vean, es un Arcángel con un ejército muy grande y cuando necesita ayuda, llama al Arcángel Miguel que le ayude, eso está en el libro del profeta Daniel, ahí en el capítulo 8, capítulo 9, capítulo 10, capítulo 11, todos esos capítulos hablan de esas luchas o batallas o guerras en el mundo espiritual, que son reflejadas en el mundo físico.
Siempre que hay un cambio de gobierno en el reino de los gentiles que fue representado ese reino en la imagen, o estatua que vio el rey Nabucodonosor, que tenía la cabeza de oro que representa el reino babilónico con su rey Nabucodonosor, y el pecho y los brazos de plata que representan al imperio Medo-Persa, y el vientre y los muslos de bronce que representa al imperio de Grecia, y las piernas de hierro que representa el imperio Romano de los césares y los pies de hierro y barro cocido, que es el mismo imperio Romano, porque tiene hierro, los pies de hierro; pero no es literalmente aquel imperio de los césares; porque ya fue herido de muerte ese imperio, pero vuelve a existir y casi nadie sabe ni conoce ese imperio. Pero, no voy a hablarles ahora de ese imperio.
Desde tiempos pasados, digamos alrededor de dos mil años, los pies de hierro y barro cocido han estado existiendo. La primera Venida de Cristo, la Venida del Mesías que fue anunciada por Juan el Bautista y que fue anunciada también por el ángel o Arcángel Gabriel a la virgen María, cuando le apareció el ángel Gabriel a la virgen María y le dice: “¡Salve muy favorecida! El Señor es contigo. Bendita tú entre todas las mujeres.”
¿Y por qué una bendición tan grande, tan grande que solamente esa joven tendría: “Bendita tú entre todas las mujeres.” Sería la primera mujer que tendría un niño sin la unión con un hombre, sería por obra y gracia del Espíritu Santo el nacimiento de ese niño, y sería el Espíritu Santo el que engendraría ese niño, sería por creación divina.
Por eso cuando José, con quien estaba desposada María, quiso dejarla, porque estaba embarazada y no sabía qué había pasado, porque ella no había estado con él, pensando él en esto, él quería dejarla secretamente, porque era un hombre muy noble; y el ángel del Señor le aparece en San Mateo (libro de San Mateo), le aparece en sueños y le dice: “José, hijo de David.” ¿Por qué le dice José hijo de David? Porque es un descendiente del rey David, como también la virgen María es una descendiente del rey David. Y por lo tanto, eran príncipes, aunque eran pobres, la situación económica de una persona no le quita lo que la persona es.
Y ahora, el ángel le dice: “No temas recibir a María, tu mujer; porque lo que en ella es engendrado del Espíritu Santo es. Y llamarás su nombre Jesús; porque él…” Vamos a ver lo que dice el ángel aquí para leerlo tal y como le dice a José, capítulo 1, versos 20 en adelante de San Mateo.
“Y pensando él en esto, he aquí un ángel del Señor le apareció en sueños y le dijo: José, hijo de David, no temas recibir a María tu mujer, porque lo que en ella es engendrado, del Espíritu Santo es.
Y dará a luz un hijo, y llamarás su nombre JESÚS, porque él salvará a su pueblo de sus pecados.”
Y cualquier persona puede decir: “Pero si lo rechazaron, no lo quisieron.” Ese era el Programa: que lo rechazaran y fuera crucificado por los gentiles, por los soldados romanos y así se efectuara el Sacrificio de Expiación por Su pueblo Israel, y también por todo ser humano.
Y ahora, todo ser humano tiene un Sacrificio de Expiación por el pecado, y es el Sacrificio de Cristo en la Cruz del Calvario, o sea, que la bendición más grande que ha salido del pueblo hebreo es la salvación y Vida eterna para todo ser humano; el mismo Cristo hablándole a la mujer samaritana le dice: “Porque la salvación viene de los judíos.” Así que, todos los seres humanos tienen que estar agradecidos a Dios por Israel y orar por Israel para que Dios lo bendiga. Sigue diciendo:
“Todo esto aconteció para que se cumpliese lo dicho por el Señor por medio del profeta, cuando dijo:
He aquí, una virgen concebirá y dará a luz un hijo,
Y llamarás su nombre Emanuel, que traducido es: Dios con nosotros.”
Dios estaba con los seres humanos en la persona de Jesús, Dios estaba en toda Su plenitud en Jesús, era Emanuel, Dios con nosotros, Dios manifestado en carne humana en el velo de carne llamado Jesús. Por eso Jesús decía: “El Padre y yo una cosa somos.” Y El decía: “El Padre que mora en mí, Él hace las obras.” Él decía: “Yo no hablo nada de mí mismo, sino lo que yo escucho al Padre hablar, eso es lo que yo les hablo.” Y así por el estilo hablaba Cristo acerca del Padre celestial; y aun más, Él decía que las ovejas, que son seres humanos, que el Padre le dio, no había nadie que las pudiera arrebatar de Su mano. Eso Él lo dice cuando habla en San Juan, capítulo 10, versos 27 en adelante, dice: “Mis ovejas oyen mi voz, y yo las conozco, y me siguen.”
¿Desde cuándo Cristo conoce esas ovejas? Son las ovejas del Padre, esas almas de Dios, las conoce desde antes de la fundación del mundo; porque sus nombres están escritos en el Cielo, en el libro de la Vida del Cordero, desde antes de la fundación del mundo.
¿Y cómo puede ser que estén desde antes de la fundación del mundo conocidas por Dios? Pues así como cada persona cuando se enamora, ya con su novia planifican que van a tener niños, ya cuando se casan hasta le colocan los nombres a los niños que van a tener y todavía no los tienen; pero luego cuando nacen ya tienen los nombres guardaditos, muchas personas. Y así es Dios, Dios pensó en tener hijos y los nombres para Sus hijos desde antes de la fundación del mundo los tiene escritos en el Cielo. De eso es que nos habla San Pablo también y Cristo.
Cristo, cuando llegaron a Él Sus discípulos luego que fueron y cumplieron la orden de Cristo que les dijo que fueran a predicar y a sanar enfermos, y a echar fuera demonios, y cuando regresan muy felices le dicen a Cristo: “Señor, aun los espíritus se nos sujetan en tu nombre.” Algunas personas piensan que eso es lo más grande, pues eso estaban pensando ellos: echar fuera demonios, hacer milagros; pero lo más grande no es eso.
Cristo dijo: “Lo más grande para estar gozosos, felices es una cosa (y la dijo Cristo), antes gozaos de que vuestros nombres están en los Cielos,” están escritos allá en el Cielo, los Cielos, allá en el Libro de la Vida.
Miren aquí en Hebreos, capítulo 12, versos 22 en adelante, dice:
“…sino que os habéis acercado al monte de Sión, a la ciudad del Dios vivo, Jerusalén la celestial, a la compañía de muchos millares de ángeles,
a la congregación de los primogénitos que están inscritos en los cielos.”
A la congregación de los primogénitos que están inscritos, ¿dónde dice? En los Cielos; están ahí registrados en el Libro de la Vida del Cordero. Si hay un Libro de la Vida del Cordero, pues ahí tienen que estar los nombres; esos son los que recibirán a Cristo como Salvador, serán bautizados en agua en Su Nombre, Cristo los bautizará con Espíritu Santo y Fuego y producirá en ellos el nuevo nacimiento y así entran al Reino de Dios y obtienen la Vida eterna, son restaurados a la Vida eterna, redimidos, son colocados nuevamente en el Reino de Dios; esas son las ovejas del padre que le han sido dadas a Cristo, de las cuales Cristo dijo también en San Lucas, capítulo 19, versos 10. “Porque el Hijo del Hombre vino a buscar y a salvar lo que se había perdido.”
Esas son las personas que tienen sus nombres escritos en el Cielo, esas son las almas de Dios, los hijos e hijas de Dios; y el ser humano no puede hacer nada para ser o no ser un hijo de Dios, ya está desde antes de la fundación del mundo su nombre escrito en el Cielo.
Ahora, son identificados porque son las personas que escuchan la Voz de Cristo el buen Pastor, esas son las ovejas del buen Pastor. “Mis ovejas oyen mi voz, y yo las conozco, y me siguen, y yo les doy Vida eterna.” Y nadie las arrebatará de mi mano; mi Padre que me las dio es mayor que todos y nadie las puede arrebatar de la mano de mi Padre.”
Vean, esas son personas que desde antes de la fundación del mundo están escritas en el Cielo; por eso saber que su nombre está escrito en el Cielo es el motivo más grande de gozo, de regocijo. “Gozaos de que vuestros nombres están escritos en los Cielos.”
Y ahora, hablando acerca de Cristo, seis meses después que hubo aparecido al sacerdote Zacarías para dar la buena noticia de que la oración de Zacarías había sido escuchada e iba a tener un niño a través de su esposa, la cual ya era avanzada en edad y también el sacerdote Zacarías; y por eso es que le pregunta: ¿Que señal yo voy a tener de que esto va a ser así? ¿Cuál será la evidencia? Vean lo que le dice:
“Dijo Zacarías al ángel…”
Capítulo 1, versos 18 en adelante de San Lucas:
“Dijo Zacarías al ángel: ¿En qué conoceré esto? Porque yo soy viejo, y mi mujer es de edad avanzada.”
Pero no pensó en que Abraham y su esposa Sara eran también de edad mas avanzada que Zacarías, cuando Dios le dio la promesa por primera vez a Abraham, Abraham tenía setenta y cinco años y Sara sesenta y cinco; y luego en diferentes ocasiones le fue hablando acerca de esa promesa, confirmándosela y le decía que su descendencia sería como las estrellas del Cielo y todavía no tenía hijos a través de Sara.
Luego, cuando ya Abraham tiene 99 años y Sara tiene 89 años, Dios viene son Sus Arcángeles Gabriel y Miguel, y eso es a la hora del mediodía, digamos de las 12:00 a las 2:00 de la tarde, Abraham lo ve, viene delante de Él; porque llega frente a su casa que eran carpas, tiendas, lo recibe Abraham y le ofrece una comida, un almuerzo y Dios lo acepta y los ángeles también; les prepara una ternera, un becerro tierno con panes, mantequilla y así por el estilo, o sea, lo que va con una buena comida para un visitante muy especial, uno que vienen de otra dimensión el Creador de los Cielos y de la Tierra y lo aceptan, se quedan, almuerzan con Abraham y ahí Dios le confirma la promesa a Abraham y le dice: “El año que viene; por el año que viene tendrás el hijo.” Ya ahora le está dando fecha y Abraham se pone más contento, ya a los 100 años Abraham va a tener un hijo, ¿cómo sería el gozo de Abraham a los 100 años ya y Sara a los 90 años teniendo un hijo? Se pusieron muy felices cuando tuvieron ese hijo.
Pero vean, ese fue el tiempo en que también los dos Arcángeles Gabriel y Miguel, luego que almorzaron con Abraham se levantaron y se fueron a Sodoma y Gomorra, y allá en Sodoma estaban por allí por la plaza, Lot, el sobrino de Abraham los vio ya en la tarde y se los lleva a su casa forzados, los forzó a que se fueran con él, ellos no querían comer ni entrar a ningún lugar; porque ellos fueron con una misión divina; y se la dan a conocer ya cuando se van con Lot, allá con Lot comen, cenan y le dicen a Lot: “Hemos venido para destruir esta ciudad.” O sea, que son ángeles que traen bendiciones, pero también traen el juicio divino, son ángeles de la diestra de Dios, del poder de Dios. Donde el poder de Dios es manifestado encontraremos que esos ángeles están presentes.
Y ahora, todo eso es tipo y figura del tiempo final. Ahora es tipo y figura del tiempo en que la Venida del Hijo del Hombre será cumplida, pues Cristo dijo que como fueron en los días de Lot (esos son los días de Abraham), así será también el día en que el Hijo del Hombre se manifestará, se revelará, se dará a conocer, o sea, vendrá y se dará a conocer, o sea, vendrá y se dará a conocer.
Por lo tanto, tenemos que ver cómo fueron esos días y quiénes estaban de otra dimensión allí en la Tierra con Abraham y luego con Lot, ángeles de juicio, investigadores de juicio; viendo lo que estaba pasando en la Tierra y recibiendo la orden de parte de Dios para llevar a cabo el juicio divino sobre la Tierra, sobre aquellas ciudades.
Y ahora, este ángel fue el que le había aparecido (Gabriel) a la virgen María y le dijo: “¡Salve muy favorecida! El Señor es contigo. Bendita tú entre todas las mujeres.” Y sigue hablándole el ángel Gabriel a la virgen María, ahí en el capítulo 1 de San Lucas, le dice que había hallado gracia delante de Dios ella.
“Entonces el ángel le dijo: María, no temas, porque has hallado gracia delante de Dios.”
Pero el susto lo pasaría cualquiera al ver un hombre de otra dimensión apareciendole, en los términos científicos dirían un extraterrestre o así por el estilo (tienen otros nombre también), le dice:
“Y ahora, concebirás en tu vientre, y darás a luz un hijo, y llamarás su nombre JESÚS.
Este será grande, y será llamado Hijo del Altísimo; y el Señor Dios le dará el trono de David su padre;
y reinará sobre la casa de Jacob para siempre, y su reino no tendrá fin.”
Ahora vean, le está hablando de la promesa del Trono de David y el reino de David, y diciéndole que ese niño va a ser el heredero a ese Trono y a ese Reino; eso será la restauración del Reino de David, y por consiguiente la restauración del Reino de Dios en la Tierra porque el Reino de Dios en la Tierra, es el Reino de David y el Trono de Dios en la Tierra es el Trono de David. Por eso antes de Cristo subir al Cielo le preguntan Sus discípulos: “Señor, restaurarás tú el reino a Israel en este tiempo?” (Libro de los Hechos, capítulo 1, versos 6 al 9).
Y ahora, vean lo que dice María, lo que pregunta:
“Entonces María dijo al ángel: ¿Cómo será esto? pues no conozco varón.
Respondiendo el ángel, le dijo: El Espíritu Santo vendrá sobre ti, y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra; por lo cual también el Santo Ser que nacerá, será llamado Hijo de Dios.
Y he aquí tu parienta Elisabet, ella también ha concebido hijo en su vejez; y este es el sexto mes para ella, la que llamaban estéril;
porque nada hay imposible para Dios.
Entonces María dijo: He aquí la sierva del Señor; hágase conmigo conforme a tu palabra.”
¿Y luego qué pasó? Y el ángel se fue, se hizo luego conforme a la Palabra del ángel; ella no preguntó con incredulidad, sino: ¿Cómo será esto? O sea, que el ángel le tenía que explicar si ella tenía que hacer alguna una cosa, ella dijo: “Hágase conmigo conforme a tu Palabra.” Ella no entendería quizás cómo sería todo el mecanismo, pero aceptó la Palabra del ángel, que era la Palabra de Dios siendo enviado por medio del ángel Gabriel; y se hizo una realidad.
Y así fue como vino el Señor Jesucristo, el Mesías prometido para efectuar el Sacrificio de Expiación por nuestros pecados, y vino en el tiempo correcto y comenzó Su ministerio en la semana número setenta de la profecía de Daniel, capítulo 9; porque esa profecía marcaba el tiempo en que el Mesías vendría.
Vean aquí, capítulo 9, versos 24, en adelante, es lo que estábamos leyendo hace unos cuantos minutos, capítulo 9, versos 20 en adelante, dice:
“Aún estaba hablando y orando, y confesando mi pecado y el pecado de mi pueblo Israel, y derramaba mi ruego delante de Jehová mi Dios por el monte santo de mi Dios;
aún estaba hablando en oración, cuando el varón Gabriel, a quien había visto en la visión al principio, volando con presteza, vino a mí como a la hora del sacrificio de la tarde.
Y me hizo entender, y habló conmigo, diciendo: Daniel, ahora he salido para darte sabiduría y entendimiento.”
Tenía ahí el mejor maestro, el que tenía acceso al Libro de la Verdad, el que tenía acceso al Libro que contiene lo que ha de suceder, las cosas que han de suceder están registradas en ese Libro de la Verdad; por eso en otros capítulos, como el capítulo 2, le había mostrado el reino de los gentiles en una estatua, cabeza de oro, pecho y brazos de plata, vientre y muslos de bronce, piernas de hierro y pies de hierro y de barro cocido.
Y ahora, le dice el ángel Gabriel:
“Y me hizo entender, y habló conmigo, diciendo: Daniel, ahora he salido para darte sabiduría y entendimiento.
Al principio de tus ruegos fue dada la orden, y yo he venido para enseñártela, porque tú eres muy amado. Entiende, pues, la orden, y entiende la visión.”
Vean, este ángel le dice que Daniel es muy amado, muy amado en el Cielo, muy amado por Dios y los ángeles.
“Setenta semanas están determinadas sobre tu pueblo y sobre tu santa ciudad, para terminar la prevaricación, y poner fin al pecado, y expiar la iniquidad, para traer la justicia perdurable, y sellar la visión y la profecía, y ungir al Santo de los santos.
Sabe, pues, y entiende, que desde la salida de la orden para restaurar y edificar a Jerusalén hasta el Mesías Príncipe, habrá siete semanas, y sesenta y dos semanas…”
Siete semanas, y sesenta y dos semanas, son sesenta y nueve semanas, que son semanas de años, que son cuatrocientos ochenta y tres años; pero las setenta semanas completas son cuatrocientos noventa años; pero hasta comenzar el Mesías Príncipe Su ministerio transcurrirían sesenta y nueve semanas de años, y ya comenzaría la semana número setenta, o sea, los últimos siete años de trato de Dios con el pueblo hebreo.
Y ahora, veamos:
“Sabe, pues, y entiende, que desde la salida de la orden para restaurar y edificar a Jerusalén hasta el Mesías Príncipe, habrá siete semanas, y sesenta y dos semanas; se volverá a edificar la plaza y el muro en tiempos angustiosos.
Y después de las sesenta y dos semanas se quitará la vida al Mesías, mas no por sí…”
Y ahora, se quitaría la vida al Mesías, está mostrando, anunciando que el Mesías va a morir, tenía que morir como el Sacrificio de Expiación por los pecados de Su pueblo Israel y de todo ser humano. Sigue diciendo:
“…y el pueblo de un príncipe que ha de venir destruirá la ciudad y el santuario.”
Ese Príncipe que iba venir, iba a destruir la ciudad de Jerusalén y el santuario de la cual Cristo dijo que no quedaría piedra sobre piedra que no sería destruida, fue Tito Vespasiano, ese general romano, que cercó a Jerusalén con sus ejércitos, su ejército desde el año ‘68 de la era Cristiana o era común, hasta el año ‘70; y en el año ‘70 entró a Jerusalén y la destruyó; destruyó el templo, destruyó los edificios que estaban alrededor del templo, destruyó la ciudad y crucificó miles de judíos, colocando las cruces sobre los muros con todas esas personas crucificadas. Sigue diciendo:
“…y su fin será con inundación, y hasta el fin de la guerra durarán las devastaciones.”
Y ahora, ya Jerusalén fue destruida en el año ‘70 de la era común o era Cristiana, y el Mesías vendría antes y moriría antes de la destrucción de Jerusalén; y no hay ninguna otra persona que cumpla esa profecía y que haya muerto por el pecado del pueblo hebreo y de todo ser humano, que Jesucristo.
En Isaías, capítulo 53, versos 10 al 15, dice que la paga de nuestra paz sería sobre Él. Isaías 53, versos 10 en adelante, está la profecía de la Venida del Mesías.
“Con todo eso, Jehová quiso quebrantarlo, sujetándole a padecimiento.
Cuando haya puesto su vida en expiación por el pecado…”
¿Ve? Cuando haya puesto Su vida en Expiación por el pecado, y si pone Su vida en Expiación tiene que morir.
“Cuando haya puesto su vida en expiación por el pecado, verá linaje, vivirá por largos días, y la voluntad de Jehová será en su mano prosperada.
Verá el fruto de la aflicción de su alma, y quedará satisfecho; por su conocimiento justificará mi siervo justo a muchos, y llevará las iniquidades de ellos.”
Vean todo lo que haría el Mesías, lo cual ya fue cumplido con la muerte de Cristo en la Cruz del Calvario.
Y ahora, todo ser humano tiene el mismo Sacrificio de Expiación por el pecado, que es el Sacrificio de Cristo en la Cruz del Calvario, ya no se requiere hacer, no se requieren sacrificios de animalitos, de corderitos, de machos cabríos y así por el estilo, y ya tampoco está el templo allá en Jerusalén donde se efectuaban esos sacrificios desde que fue construido el templo por el rey Salomón, allá en Jerusalén. Pero tampoco se necesitan, porque allá en Jerusalén en la Cruz del Calvario fue sacrificado el Cordero de Dios por el pecado de Su pueblo. Juan el Bautista cuando ya estaba predicando y bautizando personas, ve a Jesús que viene a él y dice: “¡He aquí el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo!”
Y si va a quitar el pecado, tiene que morir como murió en Egipto un corderito por cada primogénito en cada hogar hebreo, para la preservación de esos primogénitos; porque vendría la muerte sobre todos los primogénitos en Egipto y lo único que podría salvarlos de morir era el sacrifico de un cordero pascual y la sangre aplicada en el dintel y los postes de los hogares, lo cual llevaron a cabo los hebreos por orden de Moisés, el cual recibió esa revelación; los egipcios no tenían esa revelación.
Y ahora, la revelación para los primogénitos de Dios escritos en el Cielo, de los cuales les leí, de los cuales habla San Pablo en Hebreos, capítulo 12, versos 22, en adelante, vean, esos primogénitos escritos en el Cielo tienen al Cordero de Dios que es Jesucristo, la Sangre de Jesucristo aplicada en la puerta del corazón, en el dintel y los postes del alma, del corazón, al tener el Espíritu de Cristo, que es la Vida de la Sangre y han sido sellados con el Espíritu Santo de la promesa para el día de la redención. Esas personas están seguras con Cristo, no hay otra forma de asegurar nuestro futuro eterno; como no había otra forma de asegurar el futuro de los primogénitos hebreos allá en Egipto excepto teniendo el sacrificio del cordero pascual y tener aplicada la sangre en la puerta, dintel o los postes de esos hogares hebreos y el cordero pascual dentro de la casa, asado y comiéndoselo.
Así fue tipificado todo lo que sería el Programa de Redención que el Mesías Príncipe llevaría a cabo, todo eso ya se cumplió, ya se realizó ese sacrificio.
Y ahora, esa era la parte más difícil, y esa la llevó a cabo Jesucristo, la parte más fácil la dejó Dios para nosotros, la parte más fácil para nosotros, obtener la redención, y es escuchando la predicación del Evangelio de Cristo, nace la fe de Cristo en nuestra alma, creemos en Él y lo recibimos como nuestro único y suficiente Salvador, dando testimonio público de nuestra fe en Cristo para salvación, y siendo bautizados en agua en Su Nombre y Él entonces nos bautiza con Espíritu Santo y Fuego, y produce en nosotros el nuevo nacimiento. Tan simple como eso es el Programa de salvación y Vida eterna para el ser humano.
Vean, la parte más sencilla la dejó para que nosotros la hagamos; por cuanto Él nos ha dado libre albedrío, y por consiguiente cada persona asume esa responsabilidad. Algunos no la quieren asumir y pierden la bendición. Cristo dijo en San Macos, capítulo 16, versos 15 al 16.
“Id por todo el mundo y predicad el evangelio a toda criatura.
El que creyere y fuere bautizado, será salvo; mas el que no creyere, será condenado.”
O sea, que cada persona está responsabilizado a escuchar el Evangelio de Cristo, creer en Cristo y recibirlo como único y suficiente Salvador, para obtener la salvación y Vida eterna; y el que no lo haga así, no le interesó el Programa de la Vida eterna, y por consiguiente no le interesó vivir eternamente con Cristo en Su Reino; y esa decisión la tiene que hacer mientras vive en la Tierra, después que muere ya no hay oportunidad.
Es como algún beneficio que el gobierno ofrezca para todas las personas, mientras está viva la persona puede reclamar ese beneficio, si muere ya no lo puede reclamar, tiene que estar vivo en la Tierra; y si le dicen que tiene un cheque en el gobierno de la cantidad de un millón de pesos o de un millón de dólares, muchos estarían interesados; pero la Vida eterna vale más, no puede ser valorada con dinero, y toda persona tiene un cheque de Vida eterna, un seguro de Vida eterna con Cristo en Su Reino.
Ahora, si la persona dice: “A mí no me interesa,” o no va a buscar el cheque de un millón de dólares o un millón de pesos al gobierno, ¿qué sucede? Nunca puede disfrutar de todo aquello que le pueda ofrecer ese dinero que el gobierno le ha ofrecido, y si muere, pues tampoco cuando muera puede decir: “Ahora lo quiero,” ya se le pasó el tiempo; y así es para cada ser humano; por eso es que mientras vivimos en la Tierra tenemos la responsabilidad de decidir que vamos a hacer con esa oportunidad que Dios nos da de obtener la Vida eterna.
Dios nos ha dado Vida eterna y esta Vida está en Jesucristo. Dice: “El que tiene al Hijo, tiene la Vida, la Vida eterna, el que no tiene al Hijo no tiene la Vida, no tiene Vida eterna,” lo que tiene es una vida temporera que se le va a terminar y no sabe cuándo se le va a terminar, y si no aseguró con Cristo su futuro eterno en la Vida eterna, pues no va a vivir eternamente con Cristo; no aprovechó esa oportunidad.
Y recuerden que eso es así, porque Dios le ha dado libre albedrío a todo ser humano. Usted no está obligado, la responsabilidad es suya, nadie lo va a estar arrastrando y obligándolo a recibir a Cristo como Salvador, se le da a conocer por medio de la predicación del Evangelio la Salvación y Vida eterna para todo ser humano; y se le da a conocer que todo ser humano al tener libre albedrío le corresponde usar su libre albedrío para creer y recibir a Cristo o para no creer y no recibirlo.
“El que creyere y fuere bautizado, será salvo; mas el que no creyere, será condenado.” O sea, tan simple como eso, solamente puede hacer una de las dos cosas que están para ser hechas; o creer y recibir la Vida eterna o no creer y ser condenado.
Ahora, vean todas las cosas que hizo Cristo el Hijo del Hombre, el Título Hijo del Hombre, es título de profeta; por cuanto Él es un Profeta usa el Título del Hijo del Hombre, y tiene otros títulos de Hijo: Hijo del Hombre, Hijo de David, Hijo de Abraham, Hijo de Dios; como Hijo del Hombre tiene una herencia, como Hijo de David ese es el heredero al Trono de David y Reino de David; como Hijo de Abraham es el heredero a la realeza y a todo lo que corresponde a la realeza, la decendencia de la realeza; como Hijo del Hombre Él es heredero al planeta Tierra con todo lo que tiene y todo lo que tendrá en el futuro; por eso Su Reino será mundial, universal, y como Hijo de Dios Él es el heredero de los Cielos y de la Tierra, ¿ve? Tan simple como eso. Cada Título de Hijo tiene una herencia.
Ahora, por eso Cristo siempre usaba el Título de Hijo del Hombre, porque era un Profeta; y como el Hijo del Hombre, vean ustedes la herencia que Él tiene, para el Reino del Mesías Él vendrá, el Hijo del Hombre, el profeta como Moisés, del cual Moisés habló en Deuteronomio, capítulo 18. “Profeta como yo os levantará el Señor vuestro Dios, a él oiréis.”
Y ahora, ese Profeta es el Mesías en Su primera Venida y en Su Segunda Venida, en los demás profetas se cumplió parcialmente pero en el Mesías se cumple plenamente ese Título y esa profecía de “un profeta como Moisés,” el cual Moisés era un profeta dispensacional.
Y ahora, tenemos la promesa que el Hijo del Hombre vendrá en el tiempo final, vendrá como el relámpago que sale, ¿de dónde? Del Oriente. El Oriente es allá el pueblo hebreo y todo el territorio árabe, eso es allá en el Medio Oriente, de allá se cumplió la primera Venida del Mesías y de allí salió el Programa de redención, allí nació el Cristianismo en Jerusalén el Día de Pentecostés. Y Cristo dijo: “Yo estaré con vosotros todos los días hasta el fin del mundo.” (San Mateo, capítulo 28, verso 20).
Y ahora, Él ha estado moviéndose del Este, del territorio de Israel por todo el Medio Oriente, pasó a Asia Menor, pasó a Europa, pasó a Norteamérica y en este tiempo final ha pasado a la América Latina y el Caribe.
Y ahora, será como el relámpago que sale del Oriente, o sea, el Este y se muestra, se revela, se manifiesta en el Occidente, el Occidente es el territorio para la manifestación más grande de Cristo, paralela a la manifestación de Cristo allá en la tierra de Israel, será un tiempo tan grande que lo comparó Cristo con los días de Noé y con los días de Lot. Él dice: “Como fue en los días de Noé y como fue en los días de Lot, así será el día que el Hijo del Hombre se revelará, se manifestará; así será la Venida del Hijo del Hombre.
Y ahora, en el Oeste será vista la manifestación del hijo del Hombre, será revelado el Hijo del Hombre y los judíos lo van a ver y van a decir: “Este es el que nosotros estamos esperando.” Es que el Hijo del Hombre, el Mesías, va a visitar a Su Iglesia, pues Su Iglesia lo está esperando, ¿para qué? Para la transformación de los vivos y la resurrección de los muertos en Cristo para luego ir con Cristo a la Cena de las Bodas del Cordero; es el Cristianismo el que está esperando la Segunda Venida de Cristo.
Pero luego, vemos también que los musulmanes hasta donde hemos hablado con los líderes religiosos del Islam, están esperando la Venida de Jesús y dicen: “Él no está muerto, Él va a venir y va a establecer un Reino,” y le hemos preguntado: “Y ustedes, ¿qué van a hacer en ese Reino? ¿Van a entrar a ese Reino?” – “Sí.” ¿Ve? Están esperando la Venida del Señor, de Jesús.
¿Y los cristianos están esperando la Venida de Jesús? ¿Y qué de los judíos? Los judíos están esperando la Venida del Mesías, para ellos será la primera; porque la primera no la vieron, Dios hizo en esa forma para que Cristo pudiera ser Crucificado, Sacrificado como el Sacrificio de Expiación por el pecado del ser humano, por eso fue que Cristo en la Cruz dijo: “Padre perdónalos porque no saben lo que hacen.”
No sabían lo que estaba pasando en el Programa Divino, no sabían las profecías que estaban siendo cumplidas, pero estaba muriendo por Su pueblo Israel y por todo ser humano, para que así se abriera una nueva dispensación, bajo un nuevo Pacto para que todo aquel que en Él crea no se pierda, mas tenga Vida eterna.
¿Ven? Tan simple que es obtener la Vida eterna, es más simple que obtener una profesión universitaria. Algunas veces hay personas que por ser tan simple el Programa de redención, o sea, la parte que nos toca a nosotros llevar a cabo que es creer en Cristo, dar testimonio publico de nuestra fe en Cristo y recibirlo como nuestro Salvador, piensan que no puede ser posible que una forma tan sencilla pueda asegurarnos la Vida eterna, pero sí es, si fuera difícil usted nunca podría obtener la Vida eterna; porque la Vida eterna no tiene un precio que usted pueda pagar, si hubiera un precio para pagar, no tendríamos la Vida eterna. Cristo pagó el precio de nuestra Salvación para que nosotros podamos tener la Vida eterna.
Y ahora, se ha estado predicando el Evangelio de Cristo por todo el mundo, para que todos puedan obtener la Vida eterna; y luego que se complete la Iglesia del Señor Jesucristo, o sea, que haya venido a los Pies de Cristo, recibido a Cristo como Salvador hasta el último que tiene su nombre escrito en el Cielo en el Libro de la Vida del Cordero, entonces Cristo habrá completado Su Iglesia y se cerrará la puerta.
Recuerden, en la parábola de las diez vírgenes la puerta fue cerrada, entraron con Él a las Bodas las que estaban preparadas, las vírgenes prudentes; y las vírgenes insensatas ni se dieron cuenta cuando vino el esposo y cuando entraron con Él a las Bodas las vírgenes prudentes y cuando se cerró la puerta, cuando vinieron ya estaba cerrada.
La puerta de la redención, de la salvación, la puerta de la casa de Dios que es Cristo, esa puerta va a ser cerrada y luego de eso ya no hay más oportunidad para salvación, para recibir a Cristo como Salvador; porque allá Él habrá terminado Su Obra de Intercesión en el Cielo como Sumo Sacerdote, y ya entonces será el León de la Tribu de Judá, el Rey de reyes y Señor de señores y Juez de toda la Tierra; entonces ya estará como juez el que es nuestro abogado, ahora como Sumo Sacerdote intercediendo por nosotros, luego va a ser Juez de toda la Tierra; y como Juez no hay misericordia; porque los jueces no están para tener misericordia, sino para impartir justicia.
Así que, encontramos que un juez está para juzgar conociendo la verdad y todas las cosas que las personas hacen están grabadas en el Cielo, así que se le llama: “El Libro de las Memorias,” el registro donde están las obras, los hechos de los seres humanos, lo cual encuentra en el capítulo 20, del Apocalipsis, Libro que va a ser abierto, libros que van a ser abiertos en el juicio final.
Pero todo eso queda anulado para la persona que ha recibido a Cristo, no tendrá que ir a juicio, no habrá nada en contra de los escogidos, ya estarán transformados, mas bien son el gabinete de Cristo para todo lo que Cristo vaya a hacer; son el gabinete del poder judicial en donde Cristo es el Juez supremo, Juez para juzgar a los vivos y los muertos y los creyentes en Cristo estarán ya transformados, serán jueces con Cristo; por eso Pablo dice en Primera de Corintios, capítulo 6, que lo santos juzgarán al mundo y aun a los ángeles, capítulo 6, versos 2 al 3 de Primera de Corintios.
Y ahora, teniendo este cuadro claro, el Cristianismo, el Islam y el Judaísmo, vean están esperando la Venida del Señor, la Venida de Jesús, los islámicos, la Venida de Jesucristo el Cristianismo y la Venida del Mesías el Judaísmo; y están esperando los judíos también a Elías; porque dice: “He aquí, yo envío al profeta Elías, antes que venga el día del Señor, grande y terrible. Él convertirá el corazón de los padres a los hijos, y de los hijos a los padres, no sea que yo venga con destrucción hiera la Tierra.” (Malaquías, capítulo 4, versos 1 al 6).
Así que, el evento más grande que está prometido para este tiempo final es: “LA VENIDA DEL HIJO DEL HOMBRE COMO EL RELÁMPAGO.”
Y Él viene con Sus ángeles (dijo Cristo) para pagar a cada uno según sean sus obras, y también dice que “viene con Su galardón, para recompensar a cada uno según sean sus obras,” (Apocalipsis, capítulo 22, verso 12). Y también nos dice que viene como ladrón, como ladrón en la noche, o sea, que no todo el mundo se va a dar cuenta de Su Venida. Por eso dice que no durmamos, que estemos despiertos para que aquel día no nos sobrecoja como ladrón; tanto el día de la Venida del Hijo del Hombre, como la Venida del Hijo del Hombre está profetizado que será como ladrón.
El día del Señor, el día del Hijo del Hombre será como ladrón, entrará a la raza humana y la gente no se dará cuenta que ya están viviendo en el día del Señor, en el día del Hijo del Hombre, ¿y cuál es el día del Señor, el día del Hijo del Hombre? En la religión judía se le llama al sábado el día del Señor y también en medio de los Cristianos que guardan el sábado. Cristo dijo que el Señor, el Hijo del hombre es Señor del sábado.
Y ahora, delante del Señor es un día como mil años y mil años como un día. Por lo tanto, un día de los de Dios para nosotros son mil años; en la semana se refleja el Programa Divino que se llevaría a cabo en siete milenios, como también el que se llevó a cabo en siete milenios allá en el Génesis, cuando decía: “Y fue el primer día, y fue la tarde y la mañana el primer día, y fue la tarde y la mañana el segundo día,” y así por estilo; esos son días mileniales.
Y ahora, el día del Señor no es un día de veinticuatro horas, el Día del Señor es un día de mil años, el Día Postrero del cual tanto han escuchado en medio del Cristianismo, el día del Señor, el Día Postrero, en el cual Cristo dijo que resucitará a todos los creyentes en Él que han muerto (San Juan, capítulo 6, versos 39 al 40). Ese día del Señor es el séptimo milenio de Adán hacia acá, y ya conforme al calendario gregoriano llevamos nueve años dentro de ese séptimo milenio, y es el mismo Día Postrero, así como el séptimo día de la semana que es sábado es el último día, el día postrero de la semana. También la Biblia nos habla de los días Postreros; y algunas personas dicen: “Ya estamos en los días Postreros.”
Miren hace dos mil años estamos en los días Postreros; porque cuando Cristo nació ya iba a comenzar el primero de los días Postreros delante de Dios, o sea, el primero de los milenios Postreros delante de Dios porque un día de los de Dios para nosotros son mil años. Por eso, es que San Pablo en Hebreos, capítulo 1, versos 1 al 3. Y también San Pedro en el libro de los Hechos, capítulo 2, versos 14 al 28, nos dice que Dios habló por medio de los profetas, pero dice: “Pero en estos postreros días nos ha hablado por medio de Su Hijo.” Y ya han transcurrido dos mil años de Cristo y de Dios hablando por medio de Jesucristo.
Eran ya los días Postreros cuando Cristo comenzó Su ministerio, ya tenía Cristo de tres a siete años cuando comenzó el primero de los días Postreros que era el quinto milenio. Y ya han transcurrido dos milenios de Cristo hacia acá, pero delante de Dios solamente dos días, dos días, dos días mileniales.
Y ahora, en el jueves que es el quinto día, el viernes que es el sexto día, y el sábado que es el séptimo día, tenemos los días postreros de la semana que son tipo y figuras de los tres milenios postreros delante de Dios: quinto milenio, sexto milenio y séptimo milenio delante de Dios; delante de Dios son solamente tres días mileniales, esos son los días postreros para los seres humanos; y ya de Cristo hacia acá han transcurrido dos mil años, que son dos días delante de Dios y hemos entrado al tercer milenio de Cristo hacia acá, que es el Día Postrero para los seres humanos. ¿Ven? Ese es el día del Señor.
En los primeros cien años deben cumplirse todo lo correspondiente a la Venida del hijo del Hombre como el relámpago. Cuando escuchamos los truenos y relámpagos recordemos esa Escritura, “como el relámpago” así será la Venida del Hijo del Hombre, la cual sale del Oriente, salió de allá Cristo, fue allá donde se cumplió la primera Venida y luego salió en Su Iglesia de edad en edad, hasta llegar al Occidente, al Oeste, y acá en el Oeste va a resplandecer como hace el relámpago y para lo cual también hay truenos, primero el relámpago y después el trueno.
Por eso nos habla de truenos en la Biblia, hay truenos literales y truenos espirituales; trueno espiritual es la Voz de Dios. Recuerden que cuando Dios le habló a Cristo en una ocasión por allá por el capítulo 12 (por ahí), verso 28, las personas pensaron que era un trueno lo que le había oído, lo que habían oído, pero era Dios hablándole a Jesús. Cuando Él dice: “Padre glorifica tu Nombre.” Y Dios le dice: “Lo he glorificado y lo glorificaré otra vez.” Lo glorificó en la primera Venida y lo glorificará en la segunda Venida del Hijo del Hombre.
Ahora, les dije que el Islam está esperando a Jesús, dicen los líderes con los cuales hemos hablado que Jesús no está muerto, está vivo; y nosotros estamos de acuerdo con eso, está vivo y está joven, está glorificado y está en el Cielo como Sumo Sacerdote haciendo Intercesión por cada persona que lo recibe como Salvador. Y los judíos están esperando la Venida del Mesías y están esperando la Venida de Elías que vendrá precursando la Venida del Mesías y que vendrá proclamando la paz imperecedera.
Por lo tanto, están vigilando a un hombre, tiene que levantarse un hombre proclamando la paz imperecedera y la paz imperecedera solamente estará en el Reino del Mesías. Por lo tanto, conocerá todo el Programa del Mesías ese hombre, ese Elías, que será la manifestación del ministerio del profeta Elías, la manifestación de ese ministerio, no Elías literalmente, sino la manifestación del ministerio del profeta Elías en otro hombre siendo operado ese ministerio por el Espíritu Santo, ellos no están esperando literalmente a Elías, están esperando un hombre de nuestro tiempo que aparezca con esas características; y cuando lo vean, van a acercase a él, van a tener buena relación con él, como decimos nosotros: “Le van a pegar el ojo.” Lo van a reconocer, y también están esperando el Mesías, ¿y qué están esperando cuando ellos están esperando al Mesías? Están esperando a un hombre de tiempo en que se cumpla esa profecía. Por ejemplo: si lo están esperando en este tiempo, están esperando un hombre de nuestro tiempo que cumpla esa profecía.
Están esperando la paz, la cual tanto anhelan, y desde que se estableció el estado de Israel en el año 1948, no han tenido paz, les comenzó la guerra allí mismo, el mismo año que se estableció el Estado de Israel.
Ahora: “LA VENIDA DEL HIJO DEL HOMBRE COMO EL RELÁMPAGO.”
¿Dónde estará resplandeciendo? En el Occidente, Continente Americano y principalmente la América Latina. Este es uno de los misterios más grande o el misterio más grande de la Biblia, este es el misterio por el cual hubo silencio en el Cielo como por media hora, en Apocalipsis, capítulo 8, verso 1. Es el misterio del cual Cristo dijo que ni los ángeles sabían, no sabían cuándo sería el día y la hora; ya les dije el día: Día Postrero, séptimo milenio de Adán hacia acá o tercer milenio de Cristo hacia acá; y la hora es la etapa de la Iglesia, la Edad.
Hay horas espirituales y horas físicas, en cuanto a hora literal una hora delante de Dios para el ser humano son unos cuarenta y algo de años.
Por lo tanto, en un lapso así se cumplirá la Venida del Hijo del Hombre en el Día Postrero o séptimo milenio de Adán hacia acá, o tercer milenio de Cristo hacia acá.
Vean, es el último de los siete milenios, y también es el tercero de los tres milenios postreros; ahí tienen ustedes la hora y el día en los términos proféticos. Pero la hora literal del reloj, no sabemos, y el día literal del calendario tampoco sabemos; pero en los términos proféticos, vean tan simple que es.
Por lo tanto, “tenemos que estar atentos a la Palabra profética que es como una antorcha que alumbra en lugar oscuro nos dice San Pedro,” eso está por ahí por Primera de Pedro, el capítulo 1 ó capítulo 2.
Así que, con nuestros ojos bien abiertos y nuestro corazón abierto a Cristo y con nuestra fe puesta en Cristo estemos atentos a las profecías, a la Palabra profética en todo lo que corresponde a este tiempo final. Cristo pregunta: “¿Cuándo el Hijo del Hombre venga, hallará fe en la Tierra? ¿Fe para qué? Para creer en Su Venida.
Así que: “LA VENIDA DEL HIJO DEL HOMBRE COMO EL RELÁMPAGO.”
Resplandeciendo: en el relámpago y su resplandor, su luz que da, está tipificada la Venida del Hijo del Hombre, lo cual será la Venida del Mesías resplandeciendo con la Palabra que nos estará dando la revelación divina y alumbrándonos la mente, el corazón, el alma, el espíritu, todo nuestro ser para ver para entender todo el Programa Divino correspondiente a nuestro tiempo, estará contenido en la Venida del Señor, la Venida del Hijo del Hombre.
“LA VENIDA DEL HIJO DEL HOMBRE COMO EL RELÁMPAGO.”
Cuando nos habla la Venida del Hijo del Hombre que será como el relámpago, no quiere decir que va a ser un relámpago el Hijo del Hombre, sino que va a venir en esa forma resplandeciendo con su mensaje, dándonos luz, dándonos la revelación divina del Programa Divino correspondiente a nuestro tiempo.
Es tiempo de que todos tengamos nuestra fe puesta en Cristo, habiéndolo recibido como nuestro único y suficiente Salvador, para así tener asegurado nuestro futuro eterno con Cristo en Su Reino eterno; para lo cual se predica el Evangelio, para que nazca la fe de Cristo en el alma de la persona, crea en Cristo y lo reciba como único y suficiente Salvador.
Yo escuché la predicación del Evangelio de Cristo y nació la fe de Cristo en mi alma, lo recibí como mi Salvador, fui bautizado en agua en su nombre y Él me bautizó con Espíritu Santo y Fuego, y me dio el nuevo nacimiento, produjo en mí el nuevo nacimiento y ahora tengo Vida eterna y estoy en Su Reino, el cual está en la esfera espiritual. ¿Y quién más? Cada uno de ustedes también.
Si hay alguna persona que todavía no ha recibido a Cristo como Salvador, puede hacerlo en estos momentos y estaremos orando por usted; para lo cual puede pasar acá al frente para orar por usted, para que Cristo le reciba en Su Reino. Los que están en otras naciones, también pueden venir a los Pies de Cristo para que Cristo les reciba en Su Reino.
Los niños de diez años en adelante también pueden venir a los Pies de Cristo nuestro Salvador. Recuerden que Cristo dijo: “Dejad a los niños venir a mí, y no se lo impidáis porque de los tales es el Reino de los Cielos.” Lo más importante es la Vida eterna, nuestra vida terrenal es importante porque nos da la oportunidad de hacer contacto con Cristo para obtener la Vida eterna, nuestros estudios son importantes, nuestro trabajo también, nuestra familia también, pero lo más importante de todo es la Vida eterna.
El mismo Cristo pregunta: “¿De qué le vale al hombre si ganare todo el mundo y prendiere su alma? ¿O qué recompensa dará el hombre por su alma? Porque el Hijo del Hombre vendrá en la gloria de Su Padre con Sus ángeles y entonces pagará a cada uno según sea su obra.”
Es importante recibir a Cristo, pues es un asunto de Vida eterna. La Vida eterna es lo más importante, sin la vida terrenal, temporera que tenemos, sin ella no podemos vivir en esta Tierra, y sin la Vida eterna no podremos vivir eternamente con Cristo en Su Reino; y todos queremos vivir eternamente con Cristo en Su Reino, y todos tenemos la misma oportunidad: el pobre y el rico, el alto y el bajito, todos tenemos la misma oportunidad; y por consiguiente todos tenemos que aprovechar esa única oportunidad que tenemos mientras estamos viviendo en este planeta Tierra.
Recuerden que eso es un asunto de Vida eterna; cuando podemos comprender que es un asunto de Vida eterna, entonces podemos comprender mejor el Sacrificio de Cristo en la Cruz del Calvario; fue la gracia de Dios expresada hacia nosotros la muerte de Cristo en la Cruz del Calvario, fue la muestra de amor más grande que Dios le ha dado al ser humano, que ha dado Su Hijo Unigénito, para que todo aquel que en Él cree no se pierda mas tenga Vida eterna.
Y lo dio para tomar nuestros pecados y morir por nosotros en la Cruz del Calvario, Él ha pagado el precio de nuestra salvación, de nuestra redención, ninguna otra persona podía pagar el precio de nuestra salvación. Solamente UNO y lo pagó con Su Vida y fue Jesucristo nuestro Salvador.
Jesucristo es la persona más importante que ha pisado este planeta Tierra y es el Rey de reyes y Señor de señores, y es un privilegio grande recibirlo acá en nuestro corazón.
Cristo dijo: “El que se avergonzare de mí y de mis palabras, el Hijo del Hombre se avergonzará de él, cuando venga en la gloria de Su Padre con Sus ángeles.” Eso está en San Marcos, capítulo 8, versos 36 al 38; y San Mateo, capítulo 16, versos 26 al 28.
Todos queremos vivir eternamente y hemos visto que todos tenemos la oportunidad de vivir eternamente por medio de Cristo nuestro Salvador, el cual está tan joven como cuando subió al Cielo, y esa es la clase de cuerpo glorificado que Él nos va a dar a todos para vivir en Su Reino físicamente con cuerpos eternos. En esa clase de cuerpo que Él tiene será que Él va a resucitar a todos los creyentes en Él que han muerto físicamente, y a los que estén vivos los va a transformar.
Todavía vienen más personas de camino que como ustedes quieren vivir eternamente y como yo también quiero vivir eternamente, así también hay más personas que como nosotros quieren vivir eternamente y vienen de camino, y por eso le estamos dando unos segundos en lo que llegan; en las demás naciones también pueden continuar viniendo a los Pies de Cristo para que queden incluidos en la oración que estaremos haciendo.
Y ahora, con nuestras manos levantadas al Cielo, a Cristo, todos de pie, nuestras manos levantadas a Cristo y nuestros ojos cerrados repitan conmigo esta oración los que han venido a los Pies de Cristo en estos momentos:
Señor Jesucristo, escuché la predicación de Tu Evangelio y nació Tu fe en mi corazón.
Señor, creo en Ti con toda mi alma, creo en Tu primera Venida, creo en Tu Nombre como el único Nombre bajo el Cielo dado a los hombres en que podemos ser salvos, creo en Tu muerte en la Cruz del Calvario como el Sacrificio de Expiación por nuestros pecados; reconozco que soy pecador y necesito un Salvador. Doy testimonio público de mi fe en Ti y Te recibo como mi único y suficiente Salvador, Te ruego perdones mis pecados y con Tu Sangre me limpies de todo pecado y me bautices con Espíritu Santo y Fuego, luego que yo sea bautizado en agua en Tu Nombre y sea producido en mí el nuevo nacimiento. Quiero nacer en Tu Reino, quiero vivir eternamente Contigo en Tu Reino. Sálvame, Señor, Te lo ruego en Tu Nombre eterno y glorioso, Señor Jesucristo. Amén.
Y con nuestras manos levantadas al Cielo, a Cristo, todos decimos: ¡La Sangre del Señor Jesucristo me limpió de todo pecado! ¡La Sangre del Señor Jesucristo me limpió de todo pecado! ¡La Sangre del Señor Jesucristo me limpió de todo pecado! Amén y amén.
Cristo les ha recibido en Su Reino, ha perdonado vuestros pecados y con Su Sangre les ha limpiado de todo pecado, porque ustedes le han recibido como vuestro único y suficiente Salvador.
Ustedes me dirán: “Quiero ser bautizado en agua lo más pronto posible, porque escuché la predicación del Evangelio de Cristo, nació la fe de Cristo en mi alma y lo he recibido como mi único y suficiente Salvador. Él dijo: “El que creyere y fuere bautizado, será salvo.’ ¿Cuándo me pueden bautizar?” Esa es la pregunta desde lo profundo de vuestro corazón. Por cuanto ustedes han creído en Cristo de todo corazón, bien pueden ser bautizados. Y que Cristo les bautice con Espíritu Santo y Fuego, y produzca en ustedes el nuevo nacimiento.
Cristo fue al Jordán cuando Juan estaba bautizando para que Juan lo bautizara, Juan no quería bautizarlo y le decía a Jesús “Yo tengo necesidad de ser bautizado por Ti, ¿y Tú vienes a mí para que yo te bautice?” Y Jesús le dice: “Nos conviene cumplir toda justicia,” y entonces lo bautizó.
Juan también había bautizado o bautizó a los apóstoles de Jesús; y cuando Cristo predicaba todos los que creían eran bautizados por los apóstoles, y luego el Día de Pentecostés Pedro predicó y como tres mil personas creyeron y fueron bautizadas en agua en el Nombre del Señor Jesucristo y fueron añadidos a la Iglesia como tres mil personas.
Siempre que predicaba los que creían era bautizados, así ha sido siempre; por consiguiente así en nuestro tiempo también. Si Cristo fue bautizado por Juan, bautizado en agua, cuánto más nosotros tenemos necesidad de ser bautizados; pero es importante saber, conocer, el significado del bautismo en agua; porque el agua no quita los pecados es la Sangre de Cristo la que nos limpia de todo pecado.
El bautismo en agua es tipológico: cuando la persona recibe a Cristo como salvador muere al mundo; y cuando el ministro lo sumerge en las aguas bautismales tipológicamente está siendo sepultado; y cuando lo levanta de las aguas bautismales, está resucitando a una nueva vida, a la Vida eterna con Cristo en Su Reino eterno. Tan simple como eso es el simbolismo del bautismo en agua en el cual nos identificamos con Cristo en Su muerte, sepultura y resurrección.
Conociendo el simbolismo del bautismo en agua, pues nos conviene cumplir toda justicia y dar testimonio así de nuestra fe en Cristo, identificándonos con Cristo en Su muerte, sepultura y resurrección. Por lo tanto, bien pueden ser bautizados. Y que Cristo les bautice con Espíritu Santo y Fuego, y produzca en ustedes el nuevo nacimiento; y nos continuaremos viendo por toda la eternidad en el glorioso Reino de Jesucristo nuestro Salvador.
Dejo al ministro aquí correspondiente, reverendo José Cruz Romero, para que les indique qué hacer y como hacer para ser bautizados en agua en el Nombre del Señor Jesucristo. Hay agua, bautisterios y ministros que les bautizarán, y ropas bautismales también para no mojar la ropa que usted tiene y luego se vuelve a colocar su ropa y regresa a su hogar feliz y también con su ropa seca, para darle gracias a Cristo por la bendición de la salvación y Vida eterna.
Ha sido para mí un privilegio grande estar entre ustedes en esta ocasión, dándoles testimonio de: “LA VENIDA DEL HIJO DEL HOMBRE COMO EL RELÁMPAGO.”
Continúen pasando una noche feliz, y que Dios les bendiga y les guarde a todos.
En cada nación dejo al ministro correspondiente para que haga en la misma forma.
“LA VENIDA DEL HIJO DEL HOMBRE COMO EL RELÁMPAGO.”