Muy buenos días, amables amigos y hermanos presentes y los que están a través del satélite Amazonas o de internet en diferentes naciones. Es una bendición y privilegio grande estar con ustedes, los que están aquí presentes, aquí en Brasilia, República del Brasil, y también con ustedes que están a través del satélite Amazonas. Que las bendiciones de Cristo, el Ángel del Pacto, sean sobre todos ustedes.
Para esta ocasión leemos en San Lucas, capítulo 21, versos 25 al 33, y dice de la siguiente manera Jesús, hablando este Mensaje profético del cual leemos, y dice como sigue:
“Entonces habrá señales en el sol, en la luna y en las estrellas, y en la tierra angustia de las gentes, confundidas a causa del bramido del mar y de las olas;
desfalleciendo los hombres por el temor y la expectación de las cosas que sobrevendrán en la tierra; porque las potencias de los cielos serán conmovidas.
Entonces verán al Hijo del Hombre, que vendrá en una nube con poder y gran gloria.
Cuando estas cosas comiencen a suceder, erguíos y levantad vuestra cabeza, porque vuestra redención está cerca.
También les dijo una parábola: Mirad la higuera y todos los árboles.
Cuando ya brotan, viéndolo, sabéis por vosotros mismos que el verano está ya cerca.
Así también vosotros, cuando veáis que suceden estas cosas, sabed que está cerca el reino de Dios.
De cierto os digo, que no pasará esta generación hasta que todo esto acontezca.
El cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán”.
Que Dios bendiga nuestras almas con Su Palabra y nos permita entenderla.
“LA AGENDA DE DIOS”. “EN LA AGENDA DE DIOS: LOS ELEGIDOS Y LA HIGUERA”.
Encontramos que en este pasaje profético, del cual leímos una parte, hay una Agenda Divina señalada, que va Dios a cumplir, y no puede ser de otra manera. Esto es conforme al Libro de la Verdad, del cual el Ángel Gabriel le hablaba también al profeta Daniel esas revelaciones con relación al reino de los gentiles y al Reino de Dios.
Por lo tanto, en la Agenda de Dios están los gentiles y también están los hebreos; está el reino de los gentiles y también está el Reino de Dios, que es en la Tierra el Reino de David; y el Trono de Dios en la Tierra es el Trono de David. Por eso nos dice que cuando veamos la higuera y todos los árboles reverdecer, el verano está cerca.
Nos dice también que nuestra redención está cerca. Y la redención para los creyentes en Cristo es: para los que ya murieron, la resurrección en cuerpos eternos; y para los que estén vivos en el momento de la resurrección de los creyentes en Cristo que murieron, la redención para los que estén vivos será la transformación.
Estas señales mencionadas por Jesús han estado siendo vistas en los últimos cuarenta años más marcadamente; o, digamos, desde el año mil novecientos treinta y algo, de ahí hacia acá…, o desde el año 1940 hacia acá, esas señales han estado siendo vistas en forma más marcada.
O sea que ya tenemos 69 años con estas señales siendo vistas; y por consiguiente, el Reino de Dios, dice Cristo que estaría cerca cuando estuviéramos viendo la higuera reverdecer (o sea, Israel, que es la higuera), y los demás árboles (o sea, las demás naciones). Han estado convirtiéndose en países libres y soberanos.
Y así por el estilo hemos estado viendo estas señales que marcan el tiempo en donde el Reino de Dios va a venir y va a ser establecido en la Tierra; por el cual Cristo dijo que orando nosotros pidiéramos la venida del Reino de Dios, conforme a San Mateo, capítulo 6, verso 10, cuando le enseñó a orar a Sus discípulos y les dijo que orando dijeran: “Padre nuestro que estás en los Cielos, santificado sea Tu Nombre. Venga Tu Reino. Hágase Tu voluntad, como en el Cielo, también en la Tierra”.
Y “hágase Tu voluntad”: Para hacerse la voluntad de Dios en la forma en que Dios quiere que se haga, tiene que venir y ser establecido el Reino de Dios en la Tierra, que será la restauración del Reino de David con el pueblo hebreo; para lo cual tiene que, Dios, llamar y juntar las ovejas perdidas de la casa de Israel, la descendencia de las diez tribus del norte, del reino del norte, y unirlas (esas tribus) al reino del sur, o sea, al reino de Judá, que es compuesto por la tribu de Judá y la tribu de Benjamín. La tribu de Leví es para todas las tribus, es para servir a las doce tribus[1].
Y ahora, el Reino tiene que ser establecido; para lo cual, tienen que ser primero reunidas las tribus perdidas de la casa de Israel. Y hay muchas formas en que se puede tratar de reunir las tribus perdidas del reino del norte, las diez tribus; pero en la Agenda de Dios hay una forma, y esa es la mejor para llevar a cabo, porque a esa Dios la estará respaldando, y esa es la que se encuentra en el capítulo 27, verso 13, donde dice [Isaías]:
“Acontecerá también en aquel día, que se tocará con gran trompeta, y vendrán los que habían sido esparcidos en la tierra de Asiria, y los que habían sido desterrados a Egipto, y adorarán a Jehová en el monte santo, en Jerusalén”.
Es la Gran Trompeta que suena o toca Moisés y Elías, o sea, los Dos Olivos, en el Día Postrero. De lo cual también Cristo habló en San Mateo, capítulo 24, verso 31, cuando dijo: “Y enviará Sus Ángeles y juntarán a Sus escogidos, desde un extremo del Cielo hasta el otro”. Esos son los ministerios de los Dos Olivos, que estarán llevando a cabo esa labor.
“Y enviará sus ángeles con gran voz de trompeta, y juntarán a sus escogidos, de los cuatro vientos, desde un extremo del cielo hasta el otro.
De la higuera aprended la parábola: Cuando ya su rama está tierna, y brotan las hojas, sabéis que el verano está cerca”.
Y ahora, podemos ver en la Agenda de Dios qué es lo que juntará las tribus pertenecientes al reino del norte, a los que fueron desterrados, los que perdieron su tierra y fueron colocadas otras personas en ese territorio.
Y ahora, para el tiempo final o Día Postrero, en la Agenda de Dios está: con Gran Voz de Trompeta llamar y juntar a los desterrados, a los descendientes de las tribus perdidas de la casa de Israel.
La mayor parte se encuentran en medio del cristianismo; y por consiguiente, han estado por unos dos mil años descendientes de las tribus perdidas, descendientes de las diez tribus del norte, o sea, descendientes de la casa de Israel, o sea, el reino del norte, de los cuales Cristo dijo: “Yo no he venido sino a las ovejas perdidas de la casa de Israel”. Eso está en el capítulo 10 y el capítulo 15 de San Mateo. Y también envió a Sus discípulos diciendo: “Vayan ustedes a las ovejas perdidas de la casa de Israel”.
Y ahora, bajo este Nuevo Pacto han estado entrando millones de descendientes de las tribus del norte, o sea, de la casa de Israel. Por eso es que encontramos que con hebreos comenzó el Evangelio de Cristo, el mismo Cristo en medio de los hebreos; porque “la salvación viene de los judíos”, dice Cristo a la mujer samaritana en el capítulo 4 de San Juan.
Y ahora, encontramos que millones de descendientes de las tribus perdidas de la casa de Israel, o sea, de las diez tribus del norte, han estado entrando al Nuevo Pacto, y han recibido la bendición de Dios, han sido elegidos para bendición.
Por medio de Cristo, dice San Pablo que la bendición de Abraham pasaría o pasó a los gentiles. Eso está por el capítulo 3, versos 11 o 16 en adelante, de Gálatas.
Por lo tanto, la bendición de Dios dada a Abraham, vean la trayectoria en la Agenda de Dios que tomaría; porque Dios le había dicho a Abraham que sería padre de naciones (o sea, no de una sola nación; de naciones), y en su simiente serían benditas todas las gentes, todas las naciones.
Todos los seres humanos, en Abraham y su descendencia (la cual es el Mesías la descendencia de Abraham), vendría la bendición para todas las naciones; y ha estado viniendo en la esfera espiritual: por medio de Cristo la bendición de Abraham ha pasado a las naciones, ha pasado a todos los gentiles, de entre los cuales ha estado llamando un pueblo para Su Nombre, al llamar individuos y formar así un pueblo para Su Nombre.
Vean, en Génesis, capítulo 12, dice:
“Pero Jehová había dicho a Abram: Vete de tu tierra y de tu parentela, y de la casa de tu padre, a la tierra que te mostraré.
Y haré de ti una nación grande, y te bendeciré, y engrandeceré tu nombre, y serás bendición.
Bendeciré a los que te bendijeren, y a los que te maldijeren maldeciré; y serán benditas en ti todas las familias de la tierra”.
Y ahora, veamos lo que luego sigue diciendo Dios a Abraham en otros pasajes de la Biblia; porque esta bendición de Abraham que alcanzaría a todas las familias de la Tierra… Vean, en Abraham y en su simiente, pasaría a todas las familias de la Tierra. En el capítulo 15 del Génesis, verso 4 en adelante, dice:
“Luego vino a él palabra de Jehová, diciendo: No te heredará este, sino un hijo tuyo será el que te heredará.
Y lo llevó fuera, y le dijo: Mira ahora los cielos, y cuenta las estrellas, si las puedes contar. Y le dijo: Así será tu descendencia.
Y creyó a Jehová, y le fue contado por justicia”.
En este pasaje también nos habla de la descendencia de Abraham como las estrellas del cielo; en otro pasaje le habla a Abraham de su descendencia como la arena del mar o de la arena en la playa. Y en el capítulo 17, verso 1 en adelante, dice [Génesis]:
“Era Abram de edad de noventa y nueve años, cuando le apareció Jehová y le dijo: Yo soy el Dios Todopoderoso; anda delante de mí y sé perfecto.
Y pondré mi pacto entre mí y ti, y te multiplicaré en gran manera.
Entonces Abram se postró sobre su rostro, y Dios habló con él, diciendo:
He aquí mi pacto es contigo, y serás padre de muchedumbre de gentes.
Y no se llamará más tu nombre Abram, sino que será tu nombre Abraham, porque te he puesto por padre de muchedumbre de gentes.
Y te multiplicaré en gran manera, y haré naciones de ti, y reyes saldrán de ti”.
Naciones serán hechas de Abraham; y esas son naciones entre los gentiles; y reyes. Dice:
“… y reyes saldrán de ti (reyes pues para esas naciones)”.
“Y…”, vamos a ver:
“Y estableceré mi pacto entre mí y ti, y tu descendencia después de ti en sus generaciones, por pacto perpetuo, para ser tu Dios, y el de tu descendencia después de ti.
Y te daré a ti, y a tu descendencia después de ti, la tierra en que moras, toda la tierra de Canaán en heredad perpetua; y seré el Dios de ellos”.
Y ahora, veamos Isaías, capítulo 60, donde nos dice:
“Levántate, resplandece; porque ha venido tu luz, y la gloria de Jehová ha nacido sobre ti.
Porque he aquí que tinieblas cubrirán la tierra, y oscuridad las naciones; más sobre ti amanecerá Jehová, y sobre ti será vista su gloria.
Y andarán las naciones a tu luz, y los reyes al resplandor de tu nacimiento.
Alza tus ojos alrededor y mira, todos estos se han juntado, vinieron a ti; tus hijos vendrán de lejos, y tus hijas serán llevadas en brazos.
Entonces verás, y resplandecerás; se maravillará y ensanchará tu corazón, porque se haya vuelto a ti la multitud del mar, y las riquezas de las naciones hayan venido a ti”.
Por eso es que he dicho siempre que Israel va a ser el lugar de la bolsa de valores mundial, que desde ahí se va a administrar la parte financiera de todas las naciones; eso será en el Reino del Mesías.
El Ministerio de Hacienda de ese Reino estará en Israel, sobre todo en Jerusalén; también el Ministerio de Educación y todos los ministerios estarán en Jerusalén. Así como aquí, en Brasilia están todos los ministerios, ¿verdad? (así también…), porque es la capital.
Sigue diciendo:
“Multitud de camellos te cubrirá; dromedarios de Madián y de Efa; vendrán todos los de Sabá; traerán oro e incienso, y publicarán alabanzas de Jehová.
Todo el ganado de Cedar será juntado para ti; carneros de Nebaiot te serán servidos; serán ofrecidos con agrado sobre mi altar, y glorificaré la casa de mi gloria.
¿Quiénes son estos que vuelan como nubes, y como palomas a sus ventanas?”.
Ahora, una interpretación que puede ser en lo literal, acá físicamente hablando…; porque también están los escogidos que van a ser transformados, y esos volarán a través de las dimensiones. Pero en una forma simple: cuando usted va volando… ¿Cómo usted vuela? ¿Cuántos vinieron de otro país? ¿Cómo vinieron? ¿Y miraban hacia abajo? Se asomaban por ¿qué? Por una ventanita, ¿verdad? Eso podrá también tener una aplicación sencilla de esta forma. ¿Ven?
“¿Quiénes son estos que vuelan como nubes…?”.
Pues vienen por las nubes también; pues si mira al cielo puede decir: “Va una nube moviéndose”.
“¿Quiénes son estos que vuelan como nubes, y como palomas a sus ventanas?”.
Así como una paloma en su lugarcito: se asoman y miran; así uno mira también, desde los aviones, para abajo, pues mirando, ¿ven? Esa es una perspectiva, una óptica física acá que nosotros pues la podemos ver, experimentar a diario.
Ahora:
“Ciertamente a mí esperarán los de la costa, y las naves de Tarsis desde el principio, para traer tus hijos de lejos…”.
En naves; y vienen en naves aéreas y en naves marinas también, o acuáticas, o como sea; en barcos y en diferentes formas, y también en automóviles.
“… para traer tus hijos de lejos, su plata y su oro con ellos…”.
¿Ven? ¿No pasó eso en Egipto, que Dios les dijo que iban a salir de Egipto con gran riqueza?[2]. Y ahora su regreso para acá, para traerse su oro y su plata, su riqueza, su dinero, y por lo tanto se va a enriquecer Jerusalén y todo Israel; por supuesto que también las casas van a valer más caras, y todas las cosas aumentan de precio.
“… para traer tus hijos de lejos, su plata y su oro con ellos, al nombre de Jehová tu Dios, y al Santo de Israel, que te ha glorificado.
Y extranjeros edificarán tus muros, y sus reyes te servirán; porque en mi ira te castigué, mas en mi buena voluntad tendré de ti misericordia”.
Ahora vean, “extranjeros edificarán sus muros y reyes le servirán – te servirán”, reyes de otras naciones. Por eso es tan importante las relaciones internacionales, para que sea entendido toda esta Agenda Divina con el pueblo hebreo y con las demás naciones.
Hay algo aquí muy importante. Vamos a seguir leyendo:
“Tus puertas estarán de continuo abiertas; no se cerrarán de día ni de noche, para que a ti sean traídas las riquezas de las naciones, y conducidos a ti sus reyes”.
O sea que Israel, Jerusalén, Sion, va a ser el lugar de la reunión de gobernantes de todas las naciones.
“Porque la nación o el reino que no te sirviere perecerá (o sea que los reyes y naciones van a servirle a Israel), y del todo será asolado (o sea, el reino que no le sirva)”.
Eso, la Agenda de Dios es la que lo dice. O sea que hay una bendición grande para todas las naciones en la Agenda de Dios. Y todo esto tiene que llevarse a cabo de acuerdo a como está en la Palabra de Dios, que es la Agenda de Dios.
Por eso las profecías lo que hacen es decir lo que está en la Agenda de Dios para ser llevado a cabo por Dios; y Dios usa instrumentos, seres humanos, porque el ser humano es el socio de Dios en el Programa de Dios, para ser llevada a cabo la Agenda Divina, la Agenda de Dios.
“La gloria del Líbano vendrá a ti, cipreses, pinos y bojes juntamente, para decorar el lugar de mi santuario; y yo honraré el lugar de mis pies.
Y vendrán a ti humillados los hijos de los que te afligieron, y a las pisadas de tus pies se encorvarán todos los que te escarnecían, y te llamarán Ciudad de Jehová, Sion del Santo de Israel”.
Ahora miren todas las cosas que hay de parte de Dios para Israel. Sigue diciendo:
“En vez de estar abandonada y aborrecida, tanto que nadie pasaba por ti, haré que seas una gloria eterna, el gozo de todos los siglos.
Y mamarás la leche de las naciones, el pecho de los reyes mamarás; y conocerás que yo Jehová soy el Salvador tuyo y Redentor tuyo, el Fuerte de Jacob.
En vez de bronce traeré oro, y por hierro plata, y por madera bronce, y en lugar de piedras hierro; y pondré paz por tu tributo, y justicia por tus opresores”.
Y ahora vean la bendición tan grande que hay para Israel; porque como pueblo, como nación, en la Agenda de Dios están los elegidos representados en la higuera.
Y así como en la Agenda de Dios están los elegidos de la Iglesia del Señor Jesucristo, de… – que son tomados de diferentes naciones…, de diferentes naciones Dios ha estado juntando esos elegidos, tomando un pueblo para Su Nombre. Ya esto tiene que ver con un Programa Divino en donde estas personas pertenecen a un Orden celestial del Reino celestial y del Templo celestial, por lo cual son sacerdotes de Dios y de Cristo, y son reyes también de ese Reino celestial.
Y cuando sea establecido en la Tierra el Reino de Dios, también ese Orden celestial estará conectado; y por esa causa los elegidos de la Iglesia del Señor Jesucristo van a estar también en la Tierra con cuerpos glorificados, como reyes, sacerdotes y jueces.
O sea que Israel tiene una bendición muy grande, pues se va a unir el Reino celestial, porque va a colocar en la Tierra su representación, en la tierra de Israel; y por eso Israel tendrá el respaldo más grande que nación alguna pueda tener.
Así que siendo que también estas personas, elegidos, pertenecientes a la Iglesia del Señor Jesucristo, serán como ángeles[3], no tendrán las necesidades físicas que tienen en los cuerpos físicos mortales; ya tendrán cuerpos eternos y glorificados, y no van a depender del bienestar terrenal que le puedan ofrecer otras naciones o Israel. O sea que más bien es para bendición de Israel, y de todas las naciones, la presencia de esos elegidos que forman la Iglesia del Señor Jesucristo.
Son sacerdotes según el Orden de Melquisedec, son de ese Orden Sacerdotal del Templo celestial y reyes de ese Reino celestial; pero van a reinar aquí con el Mesías en la Tierra, y van a estar en las labores también sacerdotales, y también en las labores del poder judicial.
Ese es un Reino que está prometido para el pueblo hebreo, y que será la solución a todos los problemas de Israel y de todo el Medio Oriente y de toda la humanidad. Ahí es donde realmente vendrá la paz imperecedera para Israel y para todo el Medio Oriente y para todas las naciones; y por consiguiente la felicidad para la familia humana, para todas las naciones con su gente que entrarán a ese Reino del Mesías.
“LA AGENDA DE DIOS: LOS ELEGIDOS Y LA HIGUERA”.
Hemos visto, en este corto – corta plática, la Agenda de Dios, lo que corresponde a nuestro tiempo en el Programa Divino; hemos visto los escogidos del pueblo hebreo y también los escogidos de la Iglesia del Señor Jesucristo; y hemos visto la higuera, que representa a Israel, de la cual Cristo dijo que cuando viéramos que sus ramas se enternecen, sepamos que el Reino de Dios está cerca; y que sepamos también que nuestra redención está cerca, o sea, nuestra transformación, para los que vivimos en este tiempo final.
Estamos en el tiempo más glorioso de la Agenda Divina: el ciclo divino para la resurrección de los muertos en Cristo, la transformación de los que vivimos, y luego el rapto o arrebatamiento de la Iglesia para ir a la Cena de las Bodas del Cordero.
En la Agenda de Dios también hay algo muy importante que tiene que surgir en este tiempo final, y es una Carpa Catedral, en donde la Gloria de Dios va a estar manifestada. Por lo tanto, esperamos ver el cumplimiento de esa parte de la Agenda de Dios, en donde la fe para ser transformados y raptados va a venir, porque ahí va a estar la Tercera Etapa siendo manifestada; y todo eso será por la Palabra hablada.
Por lo tanto, la Palabra tiene que venir; y ya ustedes saben la forma en que viene la Palabra de Dios al pueblo: “Porque no hará nada el Señor, sin que antes revele Sus secretos a Sus siervos Sus profetas”[4]. Todo eso está en la Agenda de Dios.
Siempre tenemos que trabajar en el Programa de Dios de acuerdo a la Agenda de Dios, de acuerdo a lo que Dios en Su Agenda ha señalado para el tiempo en que uno está viviendo; y eso es lo que Dios estará respaldando: lo que está en Su Agenda. Él no va a respaldar otra cosa.
Pero cuando se trabaja en lo que Dios tiene en Su Agenda, la gente dice: “¿Pero cómo pueden hacer esas cosas?”. Es Dios el que las hace, lo que pasa es que usa seres humanos; pero es Dios obrando por medio de seres humanos, y por consiguiente Dios respalda Su Palabra. Es como la lluvia, que cae y no regresa, sino que hace aquello para lo cual fue enviada la lluvia: para traer la simiente a vida y que haya mucho fruto en la Tierra; y así es la Palabra: no volverá a Dios vacía[5].
O sea que la Palabra prometida de Dios, la Palabra de Dios que muestra la Agenda de Dios, no regresa a Dios vacía; o sea, que no regresa a Dios sin haberse cumplido lo que fue dicho. No es algo que Dios dijo aquí en la Biblia, y Dios lo recoge de nuevo: “Bueno, no se cumplió”. No. Regresa a Dios en el cumplimiento de lo que dice esa Escritura.
Dios es el que vela por Su Palabra para ponerla por obra, dice también la Escritura. Eso es cuando Jeremías vio la vara de almendro, y Dios le dijo: “Bien has visto, porque Yo velo por Mi Palabra para ponerla por obra”[6]. Él es el que vela por Su Palabra.
Y cuando en Su Palabra prometida, en Su Agenda, llega el momento para ser cumplida… Es como…, vean, los gobernantes tienen una agenda de trabajo. Y si un gobernante tiene una agenda de trabajo, ¿cuánto más el Rey de los Cielos y de la Tierra? Y en la agenda de trabajo, siempre encontramos que fue hecha con anticipación.
Y en la agenda de trabajo un presidente tiene que moverse quizás de un lugar a otro: está en un momento en un sitio, y de momento tiene que ir a otro; ¿por qué?, porque en su agenda está señalado que va a estar en cierto lugar haciendo cierta cosa; y luego va a pasar a otro lugar para hacer otra cosa, y así por el estilo. También los abogados tienen su agenda, los jueces tienen su agenda, los alcaldes también tienen su agenda.
Miguel tiene su agenda también. Hoy lo vemos aquí, pero estaba por otro lugar en estos días; y ya durante la semana ya lo vamos a ver en otro lugar. Él hace su agenda, la agenda de seis meses y algunas veces de un año. Y entonces, si usted ve la agenda de Miguel, puede decir:
—“Yo sé qué va a estar haciendo Miguel en tal fecha”.
—“¿Cómo lo sabe?”.
—“Está en su agenda. Tengo su agenda, y por eso lo sé”.
Y nosotros tenemos la Agenda de Dios.
Por lo tanto: “Como el relámpago que sale del oriente y se muestra en el occidente, así será la Venida del Hijo del Hombre”[7].
En la Agenda de Dios nos habla eso; por lo tanto, así estará cumpliéndose todo esto relacionado a la Venida del Hijo del Hombre.
La cosecha. Nos habla, para la cosecha, que Dios enviará Sus Ángeles[8]; eso está en la Agenda de Dios. Por lo tanto, cuando llegue ese tiempo, ¿qué tiene Dios que hacer? Pues enviar lo que Él dijo: Sus Ángeles, Sus Embajadores; y esos son los ministerios de Moisés y Elías, los ministerios de los Dos Olivos.
Y ahora, todo eso es lo que corresponde a nuestro tiempo: los elegidos, la higuera, la fe para el rapto, la Trompeta Final o Gran Voz de Trompeta, el recogimiento de los escogidos (tanto de los de la Iglesia del Señor Jesucristo como los escogidos del pueblo hebreo, que son 144.000, 12.000 de cada tribu).
El resto, pues son de Dios también; pero hay un grupo elegido para el Día Postrero, que son 12.000 de cada tribu: 24.000 del reino del sur (12.000 de la tribu de Judá y 12.000 de la tribu de Benjamín), y luego 120.000 de las diez tribus perdidas en…
Hay ahí algo que sucede, en donde Leví está colocado en ese grupo por causa del problema que tuvo Efraín (y el otro fue Dan)[9]; pero encontramos que entonces entra José y ocupa el lugar de Efraín[10].
Porque la tribu de José está compuesta de dos tribus, porque tiene la Bendición de la Primogenitura; y la Bendición de la Primogenitura es doble, es doble porción, doble porción de tribu: tribu de Manasés y tribu de Efraín forman la tribu de José.
O sea que podemos ver ahí cómo aparece Manasés como tribu, y luego aparece José como tribu: está ocupando el lugar de su hijo, de Efraín. Así que en José están representados los de la tribu de Efraín.
Efraín representa a la Iglesia y José representa a Cristo.
Así que por ahí los de la tribu de Efraín aparecen con José. Y eso no lo vamos a explicar mucho, lo vamos a dejar quietecito. Pero José viniendo, o sea, la Venida del Señor, ahí estará la tribu de Efraín.
Por lo tanto, hay algo ahí que todavía no puede ser abierto; pero recuerden que José tiene la Bendición de la Primogenitura.
Sin la Bendición de la Primogenitura no hay Reino, sin la Bendición de la Primogenitura no hay bendición de Dios.
Por eso se luchaba tanto por la Bendición de la Primogenitura; y por eso Jacob, antes de morir, la habló a José al bendecir a los hijos de José; y en la bendición que le echó primero a José a través de uno de sus hijos, fue cuando bendijo a Efraín. Y aquí volvemos al caso: 48 del Génesis – capítulo 48 del Génesis, donde dice, verso 16 en adelante, dice… 15 en adelante:
“Y bendijo a José, diciendo: El Dios en cuya presencia anduvieron mis padres Abraham e Isaac, el Dios que me mantiene desde que yo soy hasta este día,
el Ángel que me liberta de todo mal, bendiga a estos jóvenes; y sea perpetuado en ellos mi nombre, y el nombre de mis padres Abraham e Isaac, y multiplíquense en gran manera en medio de la tierra.
Pero viendo José que su padre ponía la mano derecha sobre la cabeza de Efraín, le causó esto disgusto; y asió la mano de su padre, para cambiarla de la cabeza de Efraín a la cabeza de Manasés.
Y dijo José a su padre: No así, padre mío, porque este es el primogénito; pon tu mano derecha sobre su cabeza.
Mas su padre no quiso, y dijo: Lo sé, hijo mío, lo sé; también él vendrá a ser un pueblo, y será también engrandecido; pero su hermano menor será más grande que él, y su descendencia formará multitud de naciones.
Y los bendijo aquel día, diciendo: En ti bendecirá Israel, diciendo: Hágate Dios como a Efraín y como a Manasés. Y puso a Efraín antes de Manasés”.
Por lo tanto, Efraín, que representa a la Iglesia, fue puesto primero. Esa es la profecía, y así tiene que cumplirse.
Y ahora, la Bendición de la Primogenitura viene a José conforme a las palabras ya habladas, profetizadas, las cuales tienen que ser cumplidas.
Primera de Crónicas, capítulo 5, verso 1 en adelante, dice:
“Los hijos de Rubén primogénito de Israel (porque él era el primogénito, mas como violó el lecho de su padre, sus derechos de primogenitura fueron dados a los hijos de José, hijo de Israel, y no fue contado por primogénito (¿a quién fueron dados los derechos de la Primogenitura? A los hijos de José);
bien que Judá llegó a ser el mayor sobre sus hermanos, y el príncipe de ellos; mas el derecho de primogenitura fue de José)”.
“El derecho de la primogenitura fue de José”. Por eso, vean ustedes, cuando el reino de David fue dividido en los días del rey Roboam, hijo de Salomón, diez tribus le fueron dadas a Jeroboam, un descendiente de Efraín[11].
Y encontramos que para unir nuevamente las diez tribus al reino de Judá, unir el reino de Israel o reino de Efraín… Se le llama reino de Efraín también. Porque son las dos personas, los dos patriarcas claves ahí: Efraín y Judá; y encontramos que encabezan los dos reinos: Judá encabeza el reino del sur, y Efraín el reino del norte.
Por lo tanto, la bendición mayor está en la Primogenitura, o sea, en José, y por consiguiente en Efraín. Tiene que ser unido entonces Efraín y Judá, o José y Judá. Va a haber una apertura y va a haber una relación muy directa entre Judá y José, o entre Judá y Efraín; la conexión es por ahí, no por otras cabezas de tribu.
Así que, a medida que vaya pasando el tiempo y las cosas vayan avanzando, van a ver una relación muy directa. Y algunos van a decir: “¿Pero cómo puede ser – estar pasando eso, y por la forma más sencilla? ¿Y cómo se tiene éxito en tales cosas, cuando por tantos años han tratado de hacer esas cosas?, ¡y ahora tan sencillo que hacen esas cosas!”.
Recuerde, la Bendición de la Primogenitura está ahí obrando; porque en la Bendición de la Primogenitura están todas las bendiciones, con una, y es una doble porción de bendición; a tal grado que, cuando se repartía la herencia, al mayor pues le tocaba una doble porción. Y entonces sus hermanos, si eran pobres o necesitaban dinero…
Como pasa en la actualidad: cuando se reparte la herencia, algunos dicen: “No, yo voy a vender mi parte de la herencia”. Y entonces alguno de los hermanos le dicen: “Yo te la compro. No vamos a dejar que metas a otras personas aquí en la – esta propiedad, esta finca”, y se la compra. Y entonces el otro se tiene que ir porque ya vendió su herencia, o trabajar como obrero, empleado.
Y así pasaba en medio del pueblo hebreo: algunas veces se la vendían al mayor, y el mayor pues la compraba rápido; y quedaba como empleado el que había vendido su herencia. Si la vendió, pues no puede estar como dueño; ya queda como empleado, como servidor.
Y vean, la herencia de Dios, pues somos herederos de Dios y coherederos con Cristo; coherederos con Cristo, y Cristo es nuestro José.
Así que hay algo muy importante para suceder en este tiempo final, ¿conforme a qué?, a la Agenda de Dios. La Agenda de Dios es la Palabra de Dios, donde están las profecías divinas con relación al Programa que Dios llevaría a cabo a través del tiempo en medio de la raza humana.
Y en la Agenda de Dios yo estoy. ¿Y quién más? Cada uno de ustedes está. Por eso hemos aparecido en el Programa Divino en este tiempo final: para bendición; para recibir bendición del Cielo de parte de Dios en este tiempo glorioso de la Agenda de Dios, que es el tiempo de la Edad de Oro, la época de oro para el cristianismo, para la Iglesia del Señor Jesucristo, para los elegidos desde antes de la fundación del mundo; elegidos para heredar bendición.
Ha sido para mí un privilegio grande estar con ustedes aquí en Brasilia, capital del país (de la nación y del Estado de Brasil), y con cada uno de ustedes que están también en otras naciones conectados con esta transmisión a través del satélite Amazonas.
Que Dios les bendiga y les guarde a todos. Y adelante sirviendo a Cristo nuestro Salvador.
Dejo por aquí al reverendo José Benjamín Pérez para terminar en esta ocasión esta actividad.
“EN LA AGENDA DE DIOS: LOS ELEGIDOS Y LA HIGUERA”.
[Revisión mayo 2025]
[1] Números 18:20-24
[2] Génesis 15:13-14
[3] San Mateo 22:30, San Marcos 12:25
[4] Amós 3:7
[5] Isaías 55:10-11
[6] Jeremías 1:11-12
[7] San Mateo 24:27
[8] San Mateo 13:41 (Pasaje completo: San Mateo 13:24-30, 13:36-41)
[9] 1 Reyes 12:25-33
[10] Apocalipsis 7:4-8
[11] 1 Reyes 11:31-35