Muy buenos días, amables amigos y hermanos presentes, ministros, autoridades políticas y demás personas presentes y también los que están a través del satélite Amazonas o de internet en diferentes naciones; es un privilegio y bendición grande estar con ustedes en esta ocasión, para compartir con ustedes unos momentos de compañerismo alrededor de la Palabra de Dios y Su Programa correspondiente a este tiempo final. Para lo cual leemos en Apocalipsis, capítulo 7, versos 1 en adelante, que nos dice:
“Después de esto vi a cuatro ángeles en pie sobre los cuatro ángulos de la tierra, que detenían los cuatro vientos de la tierra, para que no soplase viento alguno sobre la tierra, ni sobre el mar, ni sobre ningún árbol.
Vi también a otro ángel que subía de donde sale el sol, y tenía el sello del Dios vivo; y clamó a gran voz a los cuatro ángeles, a quienes se les había dado el poder de hacer daño a la tierra y al mar,
diciendo: No hagáis daño a la tierra, ni al mar, ni a los árboles, hasta que hayamos sellado en sus frentes a los siervos de nuestro Dios.
Y oí el número de los sellados: ciento cuarenta y cuatro mil sellados de todas las tribus de los hijos de Israel.
De la tribu de Judá, doce mil sellados. De la tribu de Rubén, doce mil sellados. De la tribu de Gad, doce mil sellados.
De la tribu de Aser, doce mil sellados. De la tribu de Neftalí, doce mil sellados. De la tribu de Manasés, doce mil sellados.
De la tribu de Simeón, doce mil sellados. De la tribu de Leví, doce mil sellados. De la tribu de Isacar, doce mil sellados.
De la tribu de Zabulón, doce mil sellados. De la tribu de José, doce mil sellados. De la tribu de Benjamín, doce mil sellados.”
Que Dios bendiga nuestras almas con Su Palabra y nos permita entenderla.
Nuestro tema para esta ocasión es: “EL ÁNGEL JUNTANDO A LOS ESCOGIDOS DEL DÍA POSTRERO.”
A través de la lectura que hemos tenido de este capítulo 7 del libro del Apocalipsis, encontramos un evento mayor prometido para ser llevado a cabo en el tiempo final, en el Día Postrero, para lo cual estudiaremos… ya que hoy es domingo y en todas las Iglesias se tiene estudio bíblico, es un momento muy adecuado para estudiar: “EL ÁNGEL JUNTANDO A LOS ESCOGIDOS DEL DÍA POSTRERO.”
El Ángel, ¿quién es el Ángel? Los escogidos, ¿quiénes son los escogidos, el Día Postrero, ¿cuál es el Día Postrero?
Ahora, veamos para comenzar, El Ángel: cuando se dice Ángel se está hablando de un mensajero, porque Ángel significa mensajero.
Y ahora, para saber quién es ese Ángel, ese mensajero, recordemos que no hay mensajero sin mensaje; y cuando Dios envía un mensajero, lo envía con un mensaje para Su pueblo, y ese es el mensajero no solamente para el pueblo de Dios, sino para toda la humanidad, es enviado de la presencia de Dios.
Por lo tanto, él consciente de su misión en la Tierra, da aquello que Dios le ha dado para el pueblo, para la humanidad, y es su mensaje, ese mensaje va a producir todo aquello que Dios ha prometido para el tiempo en que Él envía ese mensajero.
Por lo tanto, el recogimiento o juntamiento de los escogidos del Día Postrero, va a ser producido por Dios a través de ese Ángel con el mensaje que le es dado a ese Ángel para hablarlo al pueblo, porque ese mensaje es la Palabra creadora de Dios, va a crear todo eso que está prometido que Dios hará en el Día Postrero.
Y ahora, viendo que viene para llamar y juntar ciento cuarenta y cuatro mil hebreos, doce mil de cada tribu, ese es el mensajero a Israel.
Y ahora, veamos aquí en Apocalipsis, capítulo 14, verso 1 en adelante, dice:
“Después miré, y he aquí el Cordero estaba en pie sobre el monte de Sion, y con él ciento cuarenta y cuatro mil, que tenían el nombre de él y el de su Padre escrito en la frente.
Y oí una voz del cielo como estruendo de muchas aguas, y como sonido de un gran trueno; y la voz que oí era como de arpistas que tocaban sus arpas.
Y cantaban un cántico nuevo delante del trono, y delante de los cuatro seres vivientes, y de los ancianos; y nadie podía aprender el cántico sino aquellos ciento cuarenta y cuatro mil que fueron redimidos de entre los de la tierra.
Estos son los que no se contaminaron con mujeres, pues son vírgenes. Estos son los que siguen al Cordero por dondequiera que va. Estos fueron redimidos de entre los hombres como primicias para Dios y para el Cordero;
y en sus bocas no fue hallada mentira, pues son sin mancha delante del trono de Dios.”
Ahí podemos ver que ese Ángel va a llamar y juntar esos ciento cuarenta y cuatro mil hebreos, doce mil de cada tribu, ya en el capítulo 14 los encontramos reunidos, recogidos.
Ahora, es muy interesante a través de la Escritura investigar para saber quién es ese Ángel, porque ese mensajero (ese Ángel, ese mensajero) no solamente va a llamar y juntar ciento cuarenta y cuatro mil hebreos, sino que va también entre los gentiles a llamar y a juntar los escogidos del Cristianismo, los escogidos para el Cristianismo, para dar Dios la fe para ser transformados y llevados con Cristo a la Cena de las Bodas del Cordero.
Ahora, veamos quién es ese Ángel que tiene el ministerio para todas las naciones. En Apocalipsis, capítulo 14, lo que dice a continuación de lo que leímos del capítulo 14. Ahora capítulo 14, verso 6 al 7, dice:
“Vi volar por en medio del cielo a otro ángel, que tenía el evangelio eterno para predicarlo a los moradores de la tierra, a toda nación, tribu, lengua y pueblo,
diciendo a gran voz: Temed a Dios, y dadle gloria, porque la hora de su juicio ha llegado; y adorad a aquel que hizo el cielo y la tierra, el mar y las fuentes de las aguas.”
Este mensajero, este Ángel mensajero viene con el Evangelio eterno para predicarlo a los moradores de la Tierra; y si va a predicarlo a los moradores de la Tierra, tiene que venir al planeta Tierra, tiene que estar en el planeta Tierra predicando el Evangelio del Reino.
Y ahora, ¿qué es el Evangelio del Reino? A través de estos dos mil años que han transcurrido de Cristo hacia acá, se ha estado predicando el Evangelio de Cristo, el Evangelio de la Gracia que gira alrededor de la primera Venida de Cristo y Su Obra de Redención en la Cruz del Calvario, que es el Sacrificio de Expiación por el ser humano, lo cual fue tipificado en el sacrificio de expiación que llevaba a cabo el pueblo hebreo en el templo, como también en el tabernáculo que hizo Moisés en el desierto. Luego eso continuó en el templo que construyó el rey Salomón.
Ese sacrificio se efectuaba el día diez del mes séptimo de cada año, conforme a Levítico, capítulo 23, versos 26 al 29. Pero cuando vino Jesucristo a la Tierra, Él habló acerca de un nuevo Pacto que Él llevaría a cabo, el cual se encuentra en San Mateo, capítulo 26, versos 26 en adelante:
“Y mientras comían (esto fue en la última cena que Cristo tuvo con Sus discípulos antes de ser crucificado)… y mientras comían, tomó Jesús el pan, y bendijo, y lo partió, y dio a sus discípulos, y dijo: Tomad, comed; esto es mi cuerpo.
Y tomando la copa, y habiendo dado gracias, les dio, diciendo: Bebed de ella todos;
porque esto es mi sangre del nuevo pacto, que por muchos es derramada para remisión de los pecados.”
Aquí Cristo toma como tipo y figura de Su cuerpo y de Su carne, el pan y el vino, y habla aquí Cristo diciéndonos: “Esta es mi Sangre del nuevo Pacto que por muchos es derramada para remisión de los pecados.”
En el Antiguo Testamento se efectuaba el sacrificio de expiación, como les dije, el día diez del mes séptimo de cada año en medio del pueblo hebreo, pero desde la destrucción del templo que ocurrió en el año ‘70 de la era cristiana o después de Cristo, ya no se lleva a cabo ese sacrificio porque tenía que ser efectuado en el templo.
Pero el Sacrificio que Cristo hizo, era lo que estaba siendo tipificado en el sacrifico que el pueblo hebreo efectuaba, ya no se necesitan sacrificios de animalitos por el pecado del ser humano. Hay solamente un Sacrificio de Expiación por el pecado del ser humano, y es el Sacrificio de Jesucristo en la Cruz del Calvario para la persona ser perdonada y ser limpia de todo pecado con la Sangre de Cristo, y por consiguiente ser reconciliado con Dios.
No hay otra forma en que el ser humano se pueda acercar a Dios: es por medio de Cristo. No hay otra forma en que el ser humano pueda ser reconciliado con Dios: es por medio de Jesucristo el Salvador del mundo. Por eso Él dijo: “Yo soy el camino, la verdad, y la vida; y nadie viene al Padre, sino por mí.” (San Juan, capítulo 14, verso 6).
Y ahora, conscientes de que de Cristo hacia acá, desde el Sacrificio de Cristo en la Cruz del Calvario hacia acá se ha estado viviendo en una nueva dispensación, ya no en la Dispensación de la Ley, sino en la Dispensación de la Gracia, por eso se predica el Evangelio de la Gracia, el Evangelio de Cristo, el Evangelio de nuestra salvación, el Evangelio de la paz, de la paz de Dios para el ser humano, para que el ser humano en su alma tenga paz para con Dios y esté reconciliado con Dios y tenga asegurada la Vida eterna con Cristo en Su Reino eterno.
Ha ocurrido en el ser humano una resurrección espiritual, una transformación espiritual, y la persona ha despertado a una nueva vida: a la Vida eterna con Cristo en Su Reino eterno. Él dijo que los muertos escucharían Su Voz y los que la escuchasen resucitarían (San Juan, capítulo 5, versos 21 al 29).
Ahora, encontramos que hay una resurrección física y hay una resurrección espiritual. La resurrección espiritual viene primero, y es la que ocurre en el ser humano, por eso San Pablo dice en Efesios, capítulo 5, verso 14:
“Despiértate, tú que duermes,
Y levántate de los muertos,
Y te alumbrará Cristo.”
Para los hijos de Dios el morir, Cristo lo señala como dormir; recuerden el caso de Lázaro, cuando Lázaro murió Cristo dijo a Sus discípulos: “Lázaro nuestro amigo, duerme,” ellos pensaron que hablaba del sueño físico, pero hablaba de la muerte. Es que los hijos de Dios no mueren, lo que muere es el cuerpo físico pero siguen viviendo en otra dimensión, y Dios los va a despertar en la resurrección de los muertos en Cristo que serán resucitados en cuerpos eternos y glorificados.
Ahora, está la resurrección espiritual; el ser humano cuando pecó en el Huerto del Edén murió a la Vida eterna, aunque continuó viviendo físicamente y Adán vivió unos 930 años después de haber pecado, pero la vida que vivió después de haber pecado, no era Vida eterna, era vida temporera.
La Vida eterna él cuando pecó, la perdió, murió a la Vida eterna Adán y Eva, esa era la sentencia de parte de Dios, solamente le quedó vida temporera para él y su descendencia, y por eso es que nosotros hemos venido a esta Tierra para vivir en estos cuerpos mortales en donde vivimos una cantidad de tiempo limitada, digamos, de 70 a 100 años es lo normal. Algunos pasan de 100 años pero con mucho trabajo.
Ahora, en el tiempo de Adán, antes de él pecar podía continuar viviendo por toda la eternidad, pero perdió la Vida eterna y luego le quedó vida temporera, pero como estaba viviendo muy cerca del tiempo en que él tenía Vida eterna, por eso logró vivir 930 años. Matusalén vivió 969 años.
Y así podemos ver que esas personas que vivieron antes del diluvio, vivían 500, 600, 700, 800 y 900 años y algo. Luego después del diluvió que vino cuando Noé tenía 600 años, para aquel tiempo de Noé encontramos que la humanidad estaba en una condición muy mala delante de Dios, y hubo mucha violencia en medio de la raza humana, y Dios envió un mensajero con un mensaje que hablaba del fin de aquella humanidad, de aquel mundo antediluviano.
Era increíble para la humanidad que Dios fuera a destruir al mundo y que fuera con un diluvio, con agua, porque en aquel tiempo no llovía como llueve en la actualidad, la tierra era rociada con un vapor, un rocío durante la noche; pero si era la Palabra de Dios, iba a cumplirse: era la Palabra creadora de Dios el mensaje de Noé, y se cumplió.
Los que creyeron entraron al arca, los que no creyeron se quedaron fuera; los que entraron al arca se salvaron, y los que no entraron al arca perecieron. Por eso es que Cristo utiliza ese pasaje histórico para decir que la Venida del Hijo del Hombre será como en los días de Noé, y dice que también será como en los días de Lot, donde Sodoma y Gomorra fueron destruidos con fuego.
En los días de Noé no reconocieron a Noé como el mensajero de Dios ni su mensaje como el mensaje de Dios; esa es la situación triste con los que no creen, dice que no conocieron y vino el diluvio y se los llevó a todos.
LA IGNORANCIA EN CUANTO A LAS COSAS DE DIOS OCASIONA QUE MUCHAS PERSONAS EN VEZ DE RECIBIR LA BENDICIÓN DE DIOS, RECIBAN LOS JUICIOS DIVINOS.
Ahora, Noé anunciaba el juicio divino y las personas no creyeron. Siempre que se anuncia el juicio divino hay una forma de escapar del juicio divino, y la da a conocer el que es enviado por Dios.
Ahora, queremos conocer con más detalles todo esto relacionado al Ángel mensajero que juntará a los escogidos en el Día Postrero. Leímos del mensajero, del Ángel con el Evangelio eterno para predicarlo a los moradores de la Tierra, a toda nación, pueblo y lengua diciendo, ese mensajero, que la hora del juicio divino había llegado: “Porque la hora de su juicio ha llegado.” Y entonces dice:
“Y adorad a aquel que hizo el cielo y la tierra, el mar y las fuentes de las aguas.”
O sea, que viene mostrando que el juicio divino, la hora del juicio divino ha llegado, pero enseña a las personas a buscar a Dios, adorar a Dios, porque esa es la forma de escapar del juicio divino.
Ahora, ya vimos que hay un mensajero con el Evangelio eterno para predicarlo a los moradores de la Tierra, ese es el Ángel, el mensajero que juntará a los escogidos en el Día Postrero.
Y ahora, el Evangelio eterno: de esto es que nos habla también Jesucristo en San Mateo, capítulo 24, verso 14, y dice:
“Y será predicado este evangelio del reino en todo el mundo, para testimonio a todas las naciones; y entonces vendrá el fin.”
El Evangelio del Reino que era el que predicaba Juan el Bautista y Jesús, lo predicará nuevamente sobre la Tierra un mensajero de Dios que es ese mensajero que viene con el Evangelio eterno, con el Evangelio del Reino.
¿Qué es el Evangelio del Reino? Así como el Evangelio de la Gracia es lo que se ha estado predicando durante estos dos mil años que gira alrededor de la primera Venida de Cristo y Su Obra de Redención en la Cruz del Calvario; el Evangelio del Reino es la predicación, el mensaje que gira alrededor de la segunda Venida de Cristo como León de la Tribu de Judá, como Rey de reyes y Señor de señores, ese será el mensaje de Dios que estará en el Reino del Mesías.
En ese mensaje se dará a conocer todo el misterio de la segunda Venida de Cristo y todo el misterio de la venida del Reino de Dios. Cristo dijo que orando pidamos a Dios la venida del Reino de Dios: “Venga Tu Reino, hágase Tu voluntad como en el Cielo, también en la Tierra.” (San Mateo, capítulo 6, verso 10).
Y ahora, ¿qué es la Venida del Reino de Dios? En el tiempo del rey David cuando él fue a colocar a su hijo Salomón como rey sobre el Trono que el rey David ocupaba, convocó a todo el pueblo e hizo lo que todo rey sabio debe hacer y lo que toda persona que tiene propiedades debe hacer cuando ve que el tiempo de su muerte física ha llegado.
El rey David colocaría en su Trono al que lo iba a suceder, y así no se pelearían sus hijos por obtener el trono. Lo mismo que sucede cuando un hombre rico que tiene muchos hijos, muere, si no ha hecho su testamento o ha repartido sus bienes primero a cada hijo, después se pueden pelear los hijos por la herencia.
Ahora, el rey David ya señala quién es su heredero al Trono, y no solamente eso, lo coloca en el Trono. En el capítulo 28, versos 4 en adelante de Primera de Crónicas, dice:
“Pero Jehová el Dios de Israel me eligió de toda la casa de mi padre, para que perpetuamente fuese rey sobre Israel; porque a Judá escogió por caudillo, y de la casa de Judá a la familia de mi padre; y de entre los hijos de mi padre se agradó de mí para ponerme por rey sobre todo Israel.
Y de entre todos mis hijos (porque Jehová me ha dado muchos hijos), eligió a mi hijo Salomón para que se siente en el trono del reino de Jehová sobre Israel.”
El Trono del Reino de Dios sobre Israel, es el Trono de David; el Reino de Dios sobre Israel, es el Reino de David.
Y ahora, en el capítulo siguiente, capítulo 29, versos 22 en adelante del mismo libro de Primera de Crónicas, dice:
“Y comieron y bebieron delante de Jehová aquel día con gran gozo; y dieron por segunda vez la investidura del reino a Salomón hijo de David, y ante Jehová le ungieron por príncipe, y a Sadoc por sacerdote.
Y se sentó Salomón por rey en el trono de Jehová en lugar de David su padre, y fue prosperado; y le obedeció todo Israel.”
¿En qué Trono se sentó el rey Salomón? Dice que se sentó en el Trono de Dios, de Jehová, ¿y cómo puede ser el Trono de David el Trono de Dios? El Trono de Dios celestial pues está en el Cielo, pero el Trono terrenal de Dios es el Trono de David, el Reino terrenal de Dios es el Reino de David.
Por eso es tan importante entender estas cosas para saber cómo va a ser el futuro de la humanidad; eso concuerda con Isaías, capítulo 9, donde nos dice el verso 6 y 7:
“Porque un niño nos es nacido, hijo nos es dado, y el principado sobre su hombro; y se llamará su nombre Admirable, Consejero, Dios fuerte, Padre eterno, Príncipe de paz.
Lo dilatado de su imperio y la paz no tendrán límite, sobre el trono de David y sobre su reino, disponiéndolo y confirmándolo en juicio y en justicia desde ahora y para siempre. El celo de Jehová de los ejércitos hará esto.”
Esto es lo que está prometido para la raza humana, será un Reino que cubrirá el planeta Tierra, un Imperio en donde la humanidad vivirá en paz, tendrá justicia social y prosperidad; las armas de guerras serán convertidas en herramientas de trabajo, y por consiguiente la humanidad tendrá lo que siempre ha deseado: la felicidad. La paz permanente solamente se podrá obtener en el Reino del Mesías.
Y ahora, veamos lo que le dice el Ángel Gabriel a la virgen María, lo cual nos da un mayor entendimiento de todo este Programa Divino del Reino de Dios siendo restaurado en la Tierra. Recuerdan que cuando Cristo ya había resucitado y ya tenía que irse al Cielo, le preguntan Sus discípulos: “¿Restaurarás Tú el Reino en este tiempo a Israel?” por cuanto no era el tiempo en aquellos días de los apóstoles para la restauración del Reino, dice Cristo a ellos: “No toca a vosotros saber los tiempos y las sazones que el Padre puso en Su sola potestad.”
No les tocaba a ellos allá porque eso es para el Día Postrero, para el tiempo final. Ahora, veamos la conversación del Ángel Gabriel con la virgen María. Capítulo 1 de San Lucas, verso 28 en adelante dice:
“Y entrando el ángel en donde ella estaba, dijo: ¡Salve, muy favorecida! El Señor es contigo; bendita tú entre las mujeres.”
La virgen María es la mujer que recibió la bendición más grande de todas las mujeres: tener un niño sin la intervención de un hombre, sino por obra del Espíritu Santo:
“Mas ella, cuando le vio, se turbó por sus palabras, y pensaba qué salutación sería esta.
Entonces el ángel le dijo: María, no temas, porque has hallado gracia delante de Dios.
Y ahora, concebirás en tu vientre, y darás a luz un hijo, y llamarás su nombre JESÚS.
Este será grande, y será llamado Hijo del Altísimo; y el Señor Dios le dará el trono de David su padre;
y reinará sobre la casa de Jacob para siempre, y su reino no tendrá fin.”
Aquí el Ángel Gabriel que tiene acceso al Libro de la Verdad… El Libro de la Verdad contiene todo lo que vendrá a ser la vida y la historia de la raza humana, por eso le apareció al profeta Daniel que era también un político y le estuvo hablando de estas cosas del Reino de Dios y lo que sería el futuro de la raza humana.
Cuando Daniel le interpretó al rey Nabucodonosor el sueño de la estatua con la cabeza de oro, el pecho y los brazos de plata, el vientre y los muslos de bronce, y las piernas de hierro y los pies de hierro y de barro cocido, en esa estatua Dios estaba mostrándole a Nabucodonosor lo que sería el reino de los gentiles.
La cabeza de oro era Nabucodonosor con su imperio babilónico, el pecho y los brazos de plata sería el imperio medopersa, el vientre y los muslos de bronce sería el imperio de Grecia, las piernas de hierro serían el imperio romano de los césares, y luego los pies de hierro y de barro cocido es lo que ha quedado, y desde que desapareció el imperio de los césares hemos estado viviendo en los pies de hierro y de barro cocido.
Ahora, recuerden que en el tiempo del imperio romano fue la primera Venida de Cristo, y fue crucificado por el imperio romano por orden de Pilato.
Y ahora, en aquel tiempo, vean, la piedra no cortada de manos que es Cristo en Su primera Venida, fue herido por el imperio romano, por el reino de los gentiles, pero eso vino a suceder para bendición de la humanidad, porque la muerte de Cristo en la Cruz del Calvario es el Sacrificio de Expiación por el pecado de los seres humanos.
Y ahora, todo ser humano desde la muerte de Cristo en la Cruz del Calvario, todo ser humano tiene el Sacrificio de Expiación por sus pecados para poder obtener el perdón de sus pecados, ser limpio de todo pecado con la Sangre de Cristo y ser bautizado en agua en Su Nombre y luego recibir el Espíritu de Cristo y obtener el nuevo nacimiento y por consiguiente ser reconciliado con Dios, tener paz para con Dios por medio de Jesucristo el cual es nuestra paz.
Y ahora, para la segunda Venida de Cristo, la piedra no cortada de manos que vio el rey Nabucodonosor y luego también la vio y se la interpretó el profeta Daniel en el capítulo 2 del libro de Daniel, encontramos que la piedra no cortada de manos con Su Venida, en Su Venida a este planeta Tierra, el cumplimiento de la Venida del Señor, causa el derrumbe del reino de los gentiles.
Dice la Escritura que la piedra no cortada de manos, cortada del monte vino e hirió a la imagen en los pies de hierro y de barro cocido y fueron desmenuzados el barro, el hierro, el bronce, la plata y el oro; o sea, que de lo que queda de esos imperios pasados, también va a desparecer todo.
La segunda Venida de Cristo es la esperanza de los cristianos y de todos los seres humanos, pues la Escritura dice que es el deseado de todas las naciones, porque todas las naciones desean que Cristo asuma el liderazgo mundial, establezca Su Reino mesiánico y gobierne no solamente sobre el pueblo hebreo sino sobre todo el Medio Oriente y sobre todas las naciones. O sea, que la solución a los problemas de la humanidad la tiene Cristo, y por esa causa no importa la ideología política que tengan los diferentes países, la Venida de Cristo es la única esperanza para los seres humanos, y por esa causa es el deseado de la familia humana, de todos los seres humanos; Él es el que desean todos los seres humanos como gobernante mundial, que establezca Su Reino pronto.
Los mismos discípulos del Señor preguntaban: “Señor, ¿restaurarás Tú el Reino a Israel en este tiempo?” No era para aquel tiempo, es para el Día Postrero.
Y ahora, hemos estado viendo cuál es el Ángel que viene con el Evangelio eterno, es el mismo Ángel del cual Cristo habla. Recuerden que en el libro del Apocalipsis encontramos la revelación de Cristo, encontramos a Cristo en Espíritu Santo hablando a las iglesias, Apocalipsis, capítulo 22, verso 6, dice:
“Y me dijo: Estas palabras son fieles y verdaderas. Y el Señor, el Dios de los espíritus de los profetas, ha enviado su ángel, para mostrar a sus siervos las cosas que deben suceder pronto.”
Ese Ángel es el que vendrá con el Evangelio del Reino, el Evangelio eterno en el Día Postrero. En Apocalipsis, capítulo 22, verso 16, también dice:
“Yo Jesús he enviado mi ángel para daros testimonio de estas cosas en las iglesias (es Cristo el que dice que Él ha enviado Su Ángel) Yo soy la raíz y el linaje de David, la estrella resplandeciente de la mañana.”
Y ahora, ese es el mensajero de Jesucristo, el cual en el Día Postrero estará en un cuerpo humano predicando el Evangelio eterno, el Evangelio del Reino. El Evangelio eterno para la Dispensación del Reino estará introduciendo la Dispensación del Reino, y por esa causa Dios en Su manifestación a través de ese Ángel, se conectará o hará la conexión con el pueblo hebreo para llamar y juntar ciento cuarenta y cuatro mil hebreos, doce mil de cada tribu. De eso fue que habló Cristo cuando dijo en San Mateo, capítulo 24, verso 31:
“Y enviará sus ángeles con gran voz de trompeta, y juntarán a sus escogidos, de los cuatro vientos, desde un extremo del cielo hasta el otro.” Son palabras del mismo Cristo.
Ahora, ¿qué es la gran Voz de Trompeta? El Evangelio eterno, el Evangelio del Reino, el mensaje que estará precursando, introduciendo el Reino de Dios en la Tierra, el Reino del Mesías, esa misma gran Voz de Trompeta es la gran Voz de Trompeta con la cual los muertos en Cristo dice que van a ser resucitados en el tiempo de esa gran Voz de Trompeta, y los vivos (los creyentes en Cristo) van a ser transformados.
Vean aquí en el capítulo 15 de Primera de Corintios, versos 51 en adelante, dice:
“He aquí, os digo un misterio…”
Es uno de los grandes misterios, pues va Cristo a resucitar a los muertos creyentes en Él, y a los vivos creyentes en Él nacidos de nuevo los va a transformar, y van entonces a ser inmortales, van a tener cuerpos incorruptibles, cuerpos glorificados, como el cuerpo glorificado que Jesucristo tiene, y jóvenes para toda la eternidad:
“He aquí, os digo un misterio: No todos dormiremos…”
Recuerden, cuando aquí se usa la palabra: dormir, quiere decir: “No todos moriremos,” pero por cuanto los creyentes en Cristo no mueren, tienen Vida eterna, lo único que muere es el cuerpo físico, pero van a recibir un nuevo cuerpo en la resurrección si mueren físicamente, pero si permanecen vivos hasta ese momento serán transformados. Veamos:
“…No todos dormiremos; pero todos seremos transformados (transformados de mortales a inmortales),
en un momento, en un abrir y cerrar de ojos, a la final trompeta (la final Trompeta, el Evangelio del Reino, el Evangelio eterno, esa es la final Trompeta. Dice); porque se tocará la trompeta, y los muertos serán resucitados incorruptibles, y nosotros seremos transformados.”
Esa es la promesa para todos los creyentes en Cristo, y esta final Trompeta o Trompeta final, que es la Voz de Dios para el Día Postrero hablándole al Cristianismo y también a los judíos y a todos los seres humanos, traerá la revelación divina y por consiguiente la fe para ser transformados y llevados con a Cristo a la Cena de las Bodas del Cordero.
Primera de Tesalonicenses, capítulo 4, versos 13 al 17 también nos habla que el mismo Señor con Aclamación, Voz de Arcángel y Trompeta de Dios descenderá del Cielo, y los muertos en Cristo serán resucitados incorruptibles, y nosotros los que vivimos seremos arrebatados con ellos al Cielo para recibir al Señor en el aire, y entonces estaremos siempre con el Señor. O sea, que hay una bendición grande para todos los creyentes en Cristo, y nosotros lo creemos y nuestra esperanza está en las palabras contenidas en la Sagrada Escritura, y por esa causa hay paz y hay alegría, regocijo en el corazón de todos los creyentes en Cristo.
Ahora, ya hemos visto quién es el Ángel del Señor Jesucristo; hemos visto también lo que es el mensaje, la Trompeta, el Evangelio del Reino con el cual van a ser llamados, recogidos todos los escogidos.
Tenemos los escogidos del pueblo hebreo que son ciento cuarenta y cuatro mil, esos van a ser llamados en el Día Postrero, y tenemos también los escogidos de la Iglesia del Cristianismo.
Recuerden que Cristo habló de escogidos. En la parábola de las diez vírgenes Él presentó lo que sería el Cristianismo en su totalidad, o sea, todos los que creerían en Cristo, y dividió en dos grupos a todo el Cristianismo.
Un grupo sería representado en las vírgenes insensatas que no tenían aceite en sus lámparas, o sea, que no tenían el Espíritu Santo, solamente llegaron a ser cristianos profesantes pero sin recibir el Espíritu Santo, no siguieron hacia adelante hasta recibir el Espíritu Santo y obtener por consiguiente el nuevo nacimiento.
Y las otras cinco vírgenes que son las vírgenes prudentes, tenían aceite en sus lámparas, o sea, tenían el Espíritu Santo y por consiguiente obtuvieron el nuevo nacimiento, esas serían las elegidas, y por eso en la Venida del Señor allí en el capítulo 25, versos 10 al 13 de San Mateo, encontramos que mientras las vírgenes insensatas fueron a comprar aceite a última hora, vino el Esposo, o sea, la Venida del Señor, y las que estaban preparadas, las que tenían el Espíritu Santo, las que habían nacido de nuevo entraron con Él a las bodas y se cerró la puerta.
Se cierra la puerta de misericordia, la puerta de redención, o sea, se cierra ya el tiempo de redención, de Dispensación de la Gracia, de esa puerta que será cerrada, y recuerden que Cristo es la puerta: “Yo soy la puerta, y el que por mí entrare, será salvo,” dice el mismo Cristo. O sea, que se cerrará la oportunidad para las personas recibir a Cristo como Salvador y obtener la salvación y Vida eterna, se va a cerrar esa puerta de oportunidad; de eso es que nos dice Cristo en San Lucas, capítulo 13, versos 24 en adelante, dice:
“Esforzaos a entrar por la puerta angosta; porque os digo que muchos procurarán entrar, y no podrán.
Después que el padre de familia se haya levantado y cerrado la puerta, y estando fuera empecéis a llamar a la puerta, diciendo: Señor, Señor, ábrenos, él respondiendo os dirá: No sé de dónde sois (lo mismo que está mostrado en la parábola de las diez vírgenes).”
Ahora, tenemos un tiempo señalado por Dios para la Dispensación de la Gracia, así como hubo un tiempo para la Dispensación de la Ley, en ese tiempo final es que se entrelaza una dispensación que va a comenzar con la que ya está terminando; esos entrelaces son muy importantes, pues en esos entrelaces ocurren cosas muy importantes en el Programa Divino.
Por ejemplo, en los días de Jesús, allí estaba llegando al final la Dispensación de la Ley, y estaba siendo entrelazada la Dispensación de la Gracia con la Dispensación de la Ley, y luego del Día de Pentecostés en adelante ya comenzó de lleno la Dispensación de la Gracia y encontramos que ya no se requieren los sacrificios que se efectuaban allá en el Antiguo Testamento o antiguo pacto, tampoco las personas tienen que ser circuncidadas (los varones), porque la circuncisión es en el corazón bajo el nuevo Pacto. Por eso dice la Escritura: “Circuncidaos vuestros corazones.”
Y ahora, en este tiempo final va a estar llevándose a cabo un entrelace dispensacional, la Dispensación del Reino se va a estar entrelazando con la Dispensación de la Gracia, el Evangelio del Reino va a comenzar a ser predicado estando todavía siendo predicado el Evangelio de la Gracia, y eso no es otra cosa sino la Lluvia Temprana del Evangelio de la Gracia con la Lluvia Tardía del Evangelio del Reino viniendo sobre la Tierra, viniendo sobre la raza humana. Recuerden que en Oseas habla de la Lluvia Temprana y de la Lluvia Tardía.
Encontramos que el pueblo hebreo no ha recibido como nación, no ha recibido a ningún predicador del Evangelio de Cristo, a ningún ministro o evangelista predicando el Evangelio de Cristo, no lo ha recibido como mensajero de Dios, no ha recibido su mensaje, no ha recibido el Evangelio de Cristo. Pero vean lo que nos dice aquí en Oseas, capítulo 6, verso 1 en adelante, dice:
“Venid y volvamos a Jehová; porque él arrebató, y nos curará; hirió, y nos vendará.
Nos dará vida después de dos días; en el tercer día nos resucitará, y viviremos delante de él.
Y conoceremos, y proseguiremos en conocer a Jehová; como el alba está dispuesta su salida, y vendrá a nosotros como la lluvia, como la lluvia tardía y temprana a la tierra.”
Todo predicador del Evangelio de Cristo durante estos dos mil años que han transcurrido, si iba a Israel, iba con el Evangelio de la Gracia, el Evangelio de Cristo, iba con la Lluvia Temprana, pero aquí la promesa es que será con la Lluvia Temprana y Tardía, o sea que ese mensajero, ese mensajero que llamará, juntará los escogidos en el Día Postrero tendrá conocimiento del Evangelio de la Gracia y del Evangelio del Reino, y podrá hablarle acerca de la restauración del Reino de Dios a Israel.
Él conocerá todos los mecanismos con relación a la restauración del Reino de Dios en la Tierra, porque la restauración del Reino de Dios en el planeta Tierra, será la restauración del Reino de David, porque ese Reino al ser restaurado por el Mesías Príncipe, gobernará sobre todas las naciones; o sea, que todas las naciones estarán bajo la corona del Mesías. Es el único Reino que tendrá la perfecta, la perfecta y completa justicia social para todas las naciones y para todos los seres humanos, y traerá la paz no solamente para el alma de los seres humanos, sino para todas las naciones, van a estar en paz, no se van a estar peleando, en guerras las unas con las otras, reprenderá a muchas naciones; las herramientas o armas de guerra serán convertidas en herramientas de trabajo, por eso es el deseado de todas las naciones.
Nuestro deseo es que todos los países latinoamericanos entren al Reino del Mesías, ahí estarán resueltos todos los problemas de todos los países latinoamericanos y de todos los países del mundo entero.
Mientras tanto la recomendación para las personas, para todos los seres humanos, es que trabajen en sus países con el gobierno que tengan. Cada nación con el gobierno que eligió para que lo gobierne, que trabaje, pues lo eligió, por lo tanto, trabaje con él brazo a brazo para que haya paz, haya armonía, haya prosperidad y haya buena amistad con los demás países, haya intercambio comercial, intercambio cultural también y todo tipo de intercambio, como el intercambio de gobernantes, de políticos unos con los otros, intercambio académico también, intercambio tecnológico, todo eso ayuda a todos los países.
Y si están en buena amistad en todos esos intercambios, pues no van a tener guerra, porque no se puede estar en guerra una persona con otra que está con una buena relación y unos buenos negocios, porque se van al piso los negocios y la amistad.
Por lo tanto, manteniendo una buena amistad nación con nación y familia con familia e individuos con individuos, hay paz, armonía, prosperidad y felicidad para los ciudadanos. Queremos que la América Latina, toda, entre al Reino del Mesías, Reino que está muy cerca.
Y ahora, ya vimos quiénes son los escogidos. El Día Postrero, ¿qué es el Día Postrero? Dijo San Pedro en Segunda de Pedro, capítulo 3, verso 8:
“Porque un día delante del Señor es como mil años, y mil años como un día.”
Y también el Salmo 90, verso 4 habla de lo mismo, y en Oseas, donde leímos nos dice que el Señor, dice:
“Nos dará vida después de dos días; en el tercer día nos resucitará, y viviremos delante de él.”
Estos son días mileniales. De Cristo hacia acá ya delante de Dios han transcurrido dos días, que son para los seres humanos dos mil años; y ya hemos entrado al tercer día de Cristo hacia acá, ese es el Día Postrero de los tres días postreros.
Recuerden que los días postreros son tres milenios, los tres milenios postreros son los días postreros; por eso es que encontramos a San Pedro y a San Pablo y aun Joel (el profeta Joel) hablándonos de los días postreros. Vean a San Pedro hablándonos, citando a lo que dice el profeta Joel, dice en el capítulo 2 del libro de los Hechos…
Recuerden, cuando fueron llenos del Espíritu Santo, las personas pensaban que estaban borrachos, estaban hablando en otros idiomas, y los que estaban en Jerusalén que vinieron de otros países y los escuchaban, decían: “¿Qué significa esto? Estos son personas de Galilea, ¿cómo pueden estar hablando en el idioma en el cual nosotros hemos nacido allá en otros territorios?” Porque venían de otros territorios, del África, de Persia y de un sinnúmero de países para la fiesta allá en Jerusalén porque eran judíos.
Y ahora, estos que están en Israel en la celebración de la fiesta de pentecostés están escuchando a personas que quizás no sabían muy bien el idioma hebreo o arameo que se hablaba en aquellos días, y ahora los están escuchando hablando en otros idiomas, “¿qué significa esto?” Y algunos burladores, porque no faltan los burladores siempre, aunque se esté cumpliendo, se esté llevando a cabo el cumplimiento de una obra divina, siempre aparecen esos burladores, los cuales tienen su lugar: su lugar es el mismo de Judas Iscariote.
Y ahora, dice San Pedro en el capítulo 2, verso 14 en adelante del libro de los Hechos:
“Entonces Pedro, poniéndose en pie con los once, alzó la voz y les habló diciendo: Varones judíos, y todos los que habitáis en Jerusalén, esto os sea notorio, y oíd mis palabras.
Porque éstos no están ebrios, como vosotros suponéis, puesto que es la hora tercera del día.
Mas esto es lo dicho por el profeta Joel:
Y en los postreros días, dice Dios,
Derramaré de mi Espíritu sobre toda carne,
Y vuestros hijos y vuestras hijas profetizarán;
Vuestros jóvenes verán visiones,
Y vuestros ancianos soñarán sueños;
Y de cierto sobre mis siervos y sobre mis siervas en aquellos días
Derramaré de mi Espíritu, y profetizarán.”
¿Para cuándo Dios por medio del profeta Joel prometió derramar de Su Espíritu Santo? Para los postreros días; es que ese Día de Pentecostés ya había comenzado ese lapso de tiempo llamado los postreros días, aun en los días de Cristo, cuando Cristo tenía de 4 a 7 años de edad comenzaron los días postreros, porque comenzó el quinto milenio, que es el primer milenio de los tres milenios postreros que delante de Dios son los días postreros.
Así como los días postreros de la semana para nosotros son jueves, viernes y sábado. Y ahora, para Dios el quinto milenio es el primero de los días mileniales postreros, el sexto milenio el segundo, y el séptimo milenio el último, el Día Postrero delante de Dios. Y de Adán hacia acá han transcurrido ya seis milenios y ya estamos en el séptimo milenio, viviendo el séptimo milenio; y cuando se complete el séptimo milenio, pues se habrá cumplido el séptimo milenio, se habrán cumplido siete mil años.
Esa es una semana delante de Dios, siete días mileniales delante de Dios, por eso es que podemos ver que San Pedro dice que Dios prometió derramar de Su Espíritu Santo sobre toda carne en los días postreros, y ya estaba derramando de Su Espíritu Santo.
San Pablo concuerda con las palabras de San Pedro y nos dice en Hebreos, capítulo 1, verso 1 al 3.
“Dios, habiendo hablado muchas veces y de muchas maneras en otro tiempo a los padres por los profetas,
en estos postreros días…”
¿Ven? Hablando de los días en que Cristo estuvo en Su ministerio terrenal, dice:
“Y en estos postreros días nos ha hablado por el Hijo, a quien constituyó heredero de todo.”
Muchas personas dicen: “Yo tengo un título de propiedad de tantas hectáreas de terreno.” Usted no tiene nada, el que tiene es Jesucristo, que es el heredero de todas las cosas. Lo que la persona tiene es un certificado de ese terreno, pero el dueño de todo es Dios, y lo ha dado por herencia a Jesucristo. Ahora vean, dice:
“A quien constituyó heredero de todo, y por quien asimismo hizo el universo.”
Dios por medio de Cristo hizo el Universo, ¿y cómo puede haberlo hecho por medio de Cristo, si nació en Belén de Judea? Lo que nació fue Su cuerpo físico, pero Su cuerpo angelical que es el Ángel del Pacto que le apareció a Moisés y por medio de Moisés libertó al pueblo hebreo, Ese es eterno; por eso Él podía decir, Jesucristo podía decir: “Antes que Abraham fuese, yo soy.” (San Juan, capítulo 8, verso 56 al 58).
Ese Ángel del Pacto que le aparecía a Moisés y a los demás profetas, era Cristo en Su cuerpo angelical. Por eso es tan grande Jesucristo.
Y ahora, les debo una Escritura para mostrarles que Jesucristo es ese Ángel del Pacto, ahora dice:
“El cual, siendo el resplandor de su gloria, y la imagen misma de su sustancia…”
¿Quién es la imagen de la sustancia divina? ¿La imagen de Dios quién es? Jesucristo en Su cuerpo angelical, ¿y la semejanza física de Dios cuál es? El cuerpo físico de Jesucristo, el cual ya está glorificado.
Miren lo grande que es el Salvador de la raza humana, el Salvador de cada creyente en Él; es la persona más importante, más grande que ha vivido en este planeta Tierra, es eterno, Él es el Ángel del Pacto, por eso vino para establecer un nuevo Pacto:
“…y quien sustenta todas las cosas con la palabra de su poder, habiendo efectuado la purificación de nuestros pecados por medio de sí mismo, se sentó a la diestra de la Majestad en las alturas.
hecho tanto superior a los ángeles, cuanto heredó más excelente nombre que ellos.”
Y ahora vean, Cristo es la persona más importante que ha pisado este planeta Tierra, es tan grande que en el Evangelio según San Juan, capítulo 1, verso 1 al 18, dice:
“En el principio era el Verbo, y el Verbo era con Dios, y el Verbo era Dios.
Este era en el principio con Dios.
Todas las cosas por él fueron hechas, y sin él nada de lo que ha sido hecho, fue hecho.
En él estaba la vida, y la vida era la luz de los hombres.”
La luz en las tinieblas resplandece, mas las tinieblas… pero las tinieblas no la entendieron, no la comprendieron. Ahora, sigue diciendo:
“La luz en las tinieblas resplandece, y las tinieblas no prevalecieron contra ella.”
Sigue diciendo:
“Hubo un hombre enviado de Dios, el cual se llamaba Juan.
Este vino por testimonio, para que diese testimonio de la luz, a fin de que todos creyesen por él.
No era él la luz…”
Juan el Bautista no era la luz, él solamente era una antorcha, una lámpara que ardía, y sus discípulos quisieron caminar a la luz de Juan el Bautista:
“No era él la luz, sino para que diese testimonio de la luz.
Aquella luz verdadera, que alumbra a todo hombre, venía a este mundo.”
¿Y cómo venía a este mundo? Venía en forma de hombre, lo vamos a ver más adelante aquí:
“En el mundo estaba, y el mundo por él fue hecho; pero el mundo no le conoció.”
¿El mundo por quién fue hecho? Por el Verbo que era con Dios:
“A lo suyo vino (o sea, al pueblo hebreo), y los suyos no le recibieron.
Mas a todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios;
los cuales no son engendrados de sangre, ni de voluntad de carne, ni de voluntad de varón, sino de Dios.
Y aquel Verbo fue hecho carne, y habitó entre nosotros (y vimos su gloria, gloria como del unigénito del Padre), lleno de gracia y de verdad.”
Y ahora, el Verbo que era con Dios y era Dios, a través del cual Dios creó todas las cosas, se hizo carne, y cuando se hizo carne y habitó en medio de la raza humana lo conocemos por el nombre de Jesucristo, el Verbo que era con Dios y era Dios.
Y ahora, vean la persona tan importante que es Jesucristo, la persona más importante que ha pisado este planeta Tierra.
En Malaquías estaba prometido que Él vendría, que vendría el Ángel del Pacto, pues Jesucristo es el Ángel del Pacto y por eso puede decir: “Tomad de ella todos,” cuando da la copa de vino a Sus discípulos para que tomen, y dice: “Porque esta es mi Sangre del nuevo Pacto que por muchos es derramada para remisión de los pecados.”
Vean, la Sangre del nuevo Pacto es la Sangre de Jesucristo, y Jesucristo es el Ángel del Pacto, por eso Su Sangre es la Sangre del nuevo Pacto, es la Sangre del Pacto eterno, de ese nuevo Pacto que Dios haría con Su pueblo.
Ahora, en Malaquías, capítulo 3, verso 1, dice:
“He aquí, yo envío mi mensajero, el cual preparará el camino delante de mí (todos sabemos que ese fue Juan el Bautista); y vendrá súbitamente a su templo el Señor a quien vosotros buscáis, y el ángel del pacto, a quien deseáis vosotros. He aquí viene, ha dicho Jehová de los ejércitos.”
¿Quién vendría? El Señor a quien el pueblo buscaba, y el Ángel del Pacto, o sea, Dios el Padre vendría y vendría el Ángel del Pacto, el Ángel del Pacto es el Espíritu Santo. Recuerden que un espíritu es un cuerpo de otra dimensión.
Y ahora, encontramos que Dios el Padre y el Ángel del Pacto, el Espíritu Santo vendrían, ¿y cómo vendrían? Vendrían en un cuerpo de carne que nacería a través de una virgen:
“He aquí que la virgen concebirá, y dará a luz un hijo, y llamará su nombre Emanuel (que traducido es: “Dios con nosotros,” Isaías, capítulo 7, verso 14).”
Así vendría el Señor, Dios el Padre y el Ángel del Pacto, el Espíritu Santo, el Verbo que era con Dios y era Dios vendría en medio del pueblo hebreo en carne humana.
En Jesucristo podemos ver a Dios en toda Su plenitud, porque le agradó a Dios que en Él habitase toda plenitud, ¿y qué significa esto? Padre, Hijo y Espíritu Santo, todo estaba en Jesucristo. Ahí dentro de Jesucristo tenemos el misterio de Dios el Padre, del Espíritu Santo y de Jesucristo, del Hijo de Dios: Padre, Hijo y Espíritu Santo. Ahí tenemos el misterio de la trinidad, porque Dios es trino, y todo ese misterio de la trinidad estaba dentro de Jesucristo nuestro Salvador.
Y ahora, hemos visto lo que es el Día Postrero y hemos visto lo que son los días postreros. Los días postreros es el quinto milenio, sexto milenio y séptimo milenio; conforme al calendario gregoriano que es el que se usa normalmente entre los gentiles, ya estamos en el séptimo milenio, ya hemos comenzado a vivir dentro del séptimo milenio, y ya llevamos unos nueve años dentro del séptimo milenio, viviendo el séptimo milenio.
Y por consiguiente ya estamos en el Día Postrero delante de Dios, en donde todas estas cosas deben ser cumplidas, ser realizadas por Dios, debe aparecer el Ángel que ya hemos visto que es un mensajero con el Evangelio eterno, el Evangelio del Reino predicándolo a todos los moradores de la Tierra, o sea, con un mensaje para toda la humanidad, un mensaje mundial. Y es tiempo para ser juntados todos los elegidos: los elegidos del Cristianismo y los elegidos de los Judíos o de los hebreos, pues el mismo Cristo dijo:
“Y enviará sus ángeles con gran voz de trompeta, y juntarán a sus escogidos.”
Cuando dice: “Sus Ángeles,” esto hace referencia a los dos Olivos de Zacarías, capítulo 4, verso 1 al 14 y también Apocalipsis, capítulo 11, verso 1 al 14, esos ministerios estarán siendo manifestados en la Tierra para el llamado y recogimiento de los escogidos, de los elegidos de Dios en el Día Postrero, y esos son los ministerios de Moisés y Elías.
Ustedes podrán ver en el libro del Apocalipsis en el capítulo 11, que los milagros que son llevados a cabo por los dos Olivos, son los mismos milagros que realizaron Moisés y Elías en sus ministerios, serán los ministerios de Moisés y de Elías repitiéndose en el Día Postrero en el mensajero, Ángel mensajero que Jesucristo envíe a la Tierra, no serán literalmente Moisés y Elías en sus cuerpos físicos, son los ministerios de Moisés y ministerio de Elías.
El profeta Moisés en el capítulo 18 de Deuteronomio, verso 15 al 18 o al 19, dijo:
“Profeta de en medio de ti, de tus hermanos, como yo, te levantará Jehová tu Dios; a él oiréis.”
Por eso Israel no escucha a los predicadores del Evangelio de la Gracia, del Evangelio de Cristo, Israel como nación no ha aceptado el Cristianismo como la religión oficial; es que la orden de Dios es que escuchen al profeta que Él envía, tiene que ser un profeta para el pueblo hebreo escuchar.
Este mensajero, ese Ángel mensajero con el Evangelio eterno, el Evangelio del Reino, será un profeta dispensacional, y solamente hay siete profetas dispensacionales en el Programa Divino: Adán para la Dispensación de la Inocencia, Set para la Dispensación de la Conciencia, Noé para la Dispensación del Gobierno humano; Abraham para la Dispensación de la Promesa, Moisés para la Dispensación de la Ley que es la quinta dispensación, Jesús para la Dispensación de la Gracia, la sexta dispensación, y ese mensajero, Ángel mensajero del Señor del cual Cristo dice:
“Yo Jesús he enviado mi ángel para daros testimonio de estas cosas en las iglesias.”
Ese es el Ángel que vendrá en el Día Postrero juntando a los escogidos de Dios de entre los gentiles y también del pueblo hebreo, vendrá con el espíritu y virtud de Moisés y espíritu y virtud de Elías, o sea, esos ministerios van a estar repitiéndose siendo operados por el Espíritu Santo que es el único que tiene ministerios, y los opera a través de quién Él desee operarlos.
La identificación más grande de ese mensajero será su mensaje, el Evangelio del Reino, el Evangelio eterno que estará predicando y que va a impactar al pueblo hebreo, van a ver que el pueblo hebreo va a acercarse a ese mensajero, y le van a tener mucho amor y cariño como también va a suceder con el Cristianismo.
“EL ÁNGEL JUNTADO A LOS ESCOGIDOS DEL DÍA POSTRERO.”
Eso es lo que está prometido para el Cristianismo y para el Judaísmo: un mensajero con el Evangelio eterno, el Evangelio del Reino juntando a los elegidos, a los escogidos en el Día Postrero.
¿Vieron lo simple que es todo? Todo es sencillo y no queremos perder la oportunidad de ver y reconocer a ese mensajero en este tiempo final al estar en su ministerio dado por Dios para el Día Postrero.
Dios por medio de él a través del Espíritu Santo cumplirá todo lo que Él ha prometido para Su Iglesia y para el pueblo hebreo, usando a ese mensajero. Él conocerá lo que debe hacer y el pueblo lo reconocerá, escuchará su mensaje, recibirá la bendición de Dios, recibirán la fe para ser transformados y llevados con Cristo a la Cena de las Bodas del Cordero.
Él no se pondrá a pelear con diferentes grupos religiosos, él los amará a todos y deseará la bendición de Dios para todos los grupos religiosos, él comprenderá que una vida de servicio a Cristo que han estado llevando los creyentes en Cristo cada uno en diferentes grupos religiosos, tiene mucho valor para Dios, y que todos han estado esperando ser transformados y llevados con Cristo a la Cena de las Bodas del Cordero.
Por lo tanto, él les estará dando el mensaje final de Dios, el Evangelio del Reino, el Evangelio que está representado en la Lluvia Tardía, la Lluvia de la enseñanza del Evangelio del Reino, y estarán recibiendo así la fe, la revelación para ser transformados y llevados con Cristo a la Cena de las Bodas del Cordero.
Recuerden que su mensaje será la trompeta final, la Voz de Dios en el Día Postrero para bendición de todos los escogidos de Dios, los elegidos de Dios que van a ser transformados y llevados con Cristo a la Cena de las Bodas del Cordero.
Estamos en un tiempo en que sabemos que puede cerrarse la puerta de la misericordia, de la redención, de un momento a otro, cuando Cristo salga del Trono del Padre donde está como sumo sacerdote intercediendo por cada persona que lo recibe como único y suficiente Salvador; pero mientras la puerta está abierta, y todavía está abierta, hay oportunidad para las personas escuchar el Evangelio de Cristo siendo predicado, nacer la fe de Cristo en el alma, en el corazón de la persona, creer en Cristo y dar testimonio público de su fe en Cristo recibiéndolo como único y suficiente Salvador, porque la fe viene por el oír la Palabra de Dios, “con el corazón se cree para justicia pero con la boca se confiesa para salvación.” [Romanos 10:10].
Y ahora, si alguno de los que están presentes todavía no ha recibido a Cristo como Salvador, lo puede hacer en estos momentos y estaremos orando por usted. Ya yo lo recibí como mi salvador y Él me dio la salvación y Vida eterna, ¿y quién más? Cada uno de ustedes también.
Si hay alguno que todavía no lo ha recibido, puede pasar acá al frente y estaremos orando por usted. Y los que están en otras naciones allá en Puerto Rico, en República Dominicana, en Haití, en Colombia, en Ecuador, en Perú, en Bolivia, en Chile, en Argentina, en Uruguay, en Brasil, en Norteamérica, en Canadá, en el África, en Japón, en China y en todas las demás naciones, pueden también venir a los Pies de Cristo para que queden incluidos en la oración que estaremos haciendo para que Cristo les reciba en Su Reino y les dé la Vida eterna.
Recuerden que la Vida eterna solamente la podemos recibir a través de Jesucristo nuestro Salvador. No hay otro Salvador, hay uno solo, y Su Nombre es Señor Jesucristo, y por consiguiente para recibir la salvación y Vida eterna todos necesitamos a Cristo nuestro Salvador. El mismo Cristo dijo: “Mis ovejas oyen mi voz, y yo las conozco y me siguen, y yo les doy Vida eterna.”
La exclusividad de la Vida eterna la tiene Jesucristo nuestro Salvador. El Señor Jesucristo comparó a los creyentes, a los que le recibirían como salvador los comparó con ovejas que escucharían Su Voz, Su mensaje, creerían en Él, lo recibirían como su Salvador y Cristo les daría Vida eterna.
Recuerden que es un asunto de Vida eterna recibir a Cristo como nuestro único y suficiente Salvador. Aunque Cristo vivió en Su cuerpo físico en la tierra de Israel y Su ministerio fue llevado a cabo en la tierra de Israel, Él dijo de la siguiente manera en el capítulo 10 de San Juan, verso 14 en adelante, dice:
“Yo soy el buen pastor; y conozco mis ovejas, y las mías me conocen,
así como el Padre me conoce, y yo conozco al Padre; y pongo mi vida por las ovejas.
También tengo otras ovejas que no son de este redil (¿y quiénes son esas ovejas que no eran del redil allá en la tierra de Israel? Pues los que están entre los gentiles); aquéllas también debo traer, y oirán mi voz; y habrá un rebaño, y un pastor.”
Escuchar la Voz de Cristo el buen Pastor, Él hablando, recuerden que Él dijo: “Yo estaré con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo,” San Mateo, capítulo 28, verso 20. Él ha estado por todos estos dos mil años que han transcurrido de Cristo hacia acá, ha estado en Espíritu Santo en medio de Su Iglesia y ha estado hablando, llamando Sus ovejas por medio de la predicación del Evangelio de Cristo a través de todos los que han estado predicando el Evangelio de Cristo.
Esa es la Voz de Cristo llamando Sus ovejas, el Evangelio siendo predicado:
“…y habrá un rebaño y un pastor.”
El rebaño es la Iglesia del Señor Jesucristo, y el Pastor es Cristo en Espíritu Santo pastoreando Sus ovejas usando Sus diferentes mensajeros, Sus diferentes ministros, Sus diferentes pastores en los diferentes grupos cristianos. Dice:
“Por eso me ama el Padre, porque yo pongo mi vida, para volverla a tomar.
Nadie me la quita, sino que yo de mí mismo la pongo. Tengo poder para ponerla, y tengo poder para volverla a tomar. Este mandamiento recibí de mi Padre.”
Y ahora, aquí nos muestra Cristo que Él recibió del Padre el mandamiento de poner Su vida por nosotros y luego volverla a tomar, resucitar. Él recibió el mandamiento de venir a la Tierra para morir por nosotros en la Cruz del Calvario y luego resucitar. Vino con una misión divina en favor mío, ¿y de quién más? De cada uno de ustedes también, y Su Sacrificio en la Cruz del Calvario no fue en vano, allí me salvó a mí, ¿y a quién más? A cada uno de ustedes también.
Y ahora, nosotros aceptamos, creemos y recibimos Su Sacrificio en la Cruz del Calvario como el Sacrificio de Expiación por nuestros pecados.
Todavía continúan viniendo más personas a los Pies de Cristo que desean, como ustedes, vivir eternamente. Mientras estamos en la Tierra la única oportunidad de vivir eternamente, es recibir a Cristo como nuestro único y suficiente Salvador. No hay otra oportunidad para vivir eternamente el ser humano.
En las demás naciones pueden continuar viniendo a los Pies de Cristo también, y los niños de diez años en adelante pueden continuar viniendo también a los Pies de Cristo nuestro Salvador.
Recuerden que Cristo tiene un lugar para los niños en Su Reino, Él dijo: “Dejad a los niños venir a mí; y no se lo impidáis, porque de los tales es el Reino de los Cielos.”
Los que están en otros salones también pueden pasar al frente allá donde están en otros salones, para que queden incluidos en la oración que estaremos haciendo por todas las personas que están viniendo a los Pies de Cristo nuestro Salvador.
Todos queremos vivir eternamente, y todos tenemos la oportunidad de vivir eternamente recibiendo a Cristo como nuestro único y suficiente Salvador. Todavía veo personas que vienen caminando, vamos a esperar unos segundos y ya oraremos por todos ustedes para que Cristo les reciba en Su Reino y les dé Vida eterna. Lo más importante es la Vida eterna, el mismo Cristo mostrando la importancia que tiene la Vida eterna preguntó:
“Porque ¿qué aprovechará al hombre, si ganare todo el mundo, y perdiere su alma? ¿O qué recompensa dará el hombre por su alma?
Porque el Hijo del Hombre vendrá en la gloria de su Padre con sus ángeles, y entonces pagará a cada uno conforme a sus obras.” (San Mateo, capítulo 16, versos 26 al 28 y también el capítulo 8, versos 36 al 38 de San Marcos). Y también Él dijo: “El que se avergonzare de mí delante de los hombres, yo me avergonzaré de él delante de mi Padre que está en los Cielos,” y también dijo:
“A cualquiera, pues, que me confiese delante de los hombres, yo también le confesaré delante de mi Padre que está en los cielos.” (San Mateo, capítulo 10, versos 32 al 33).
Mientras estamos vivos tenemos que aprovechar la oportunidad para recibir a Cristo como único y suficiente Salvador, pues no sabemos los días que vamos a vivir en estos cuerpos físicos, y no podemos dejar esta Tierra sin haberlo recibido como nuestro Salvador, porque el que deje esta Tierra sin haberlo recibido como Salvador no sabe a dónde va, y no se puede decir que fue llevado al Paraíso, pues Cristo dice:
“El que creyere y fuere bautizado, será salvo; mas el que no creyere, será condenado.” (San Marcos, capítulo 16, versos 15 al 16).
Así que es un asunto de creer en Cristo como nuestro Salvador para obtener la salvación y Vida eterna, es un asunto de fe en Cristo. Vamos a estar puestos en pie todos los presentes y los que están en otras naciones y en otros salones, y con nuestras manos levantadas al Cielo, a Cristo, y nuestros ojos cerrados, los que han venido a los Pies de Cristo en esta ocasión, repitan conmigo esta oración:
Señor Jesucristo, escuché la predicación de Tu Evangelio y nació Tu fe en mi corazón, creo en Ti con toda mi alma, creo en Tu Nombre como el único Nombre bajo el Cielo, dado a los hombres en que podemos ser salvos, creo en Tu muerte en la Cruz del Calvario como el único Sacrificio de Expiación por nuestros pecados; reconozco que soy pecador y necesito un Salvador.
Señor, Te ruego escuches mi oración; doy testimonio público de mi fe en Ti y Te recibo como mi único y suficiente Salvador, Te ruego perdones mis pecados y con Tu Sangre me limpies de todo pecado y me bautices con Espíritu Santo y Fuego, luego que yo sea bautizado en agua en Tu Nombre y produzcas en mí el nuevo nacimiento. Quiero nacer en Tu Reino, quiero vivir eternamente, creo en Ti y en Tu Sacrificio Expiatorio, acepto mi salvación. Sálvame, Señor, te lo ruego en Tu Nombre eterno y glorioso, Señor Jesucristo. Amén.
Y con nuestras manos levantadas al Cielo, a Cristo, todos decimos: ¡La Sangre del Señor Jesucristo me limpió de todo pecado! ¡La Sangre del Señor Jesucristo me limpió de todo pecado! ¡La Sangre del Señor Jesucristo me limpió de todo pecado! Amén y amén.
Cristo les ha recibido en Su Reino, ha perdonado vuestros pecados y con Su Sangre les ha limpiado de todo pecado, porque ustedes le han recibido como vuestro único y suficiente Salvador.
Ustedes me dirán: “Quiero ser bautizado en agua en el Nombre del Señor Jesucristo lo más pronto posible, porque Cristo dijo: ‘El que creyere y fuere bautizado, será salvo.” Y la pregunta de ustedes es: “¿Cuándo me pueden bautizar?” Por cuanto ustedes han creído en Cristo de todo corazón, bien pueden ser bautizados. Y que Cristo les bautice con Espíritu Santo y Fuego, y produzca en ustedes el nuevo nacimiento.
Juan el Bautista en una ocasión en que estaba bautizando en el Jordán, cuando vio a Jesús que entró a las aguas del Jordán para que Juan lo bautizara, le dice a Jesús: “Yo tengo necesidad de ser bautizado por Ti, ¿y Tú vienes a mí para que yo te bautice?” Jesús le dice: “Nos conviene cumplir toda justicia,” y entonces lo bautizó. Si Jesús tuvo la necesidad de ser bautizado, y luego que fue bautizado el Espíritu Santo vino sobre Él, cuánto más nosotros tenemos la necesidad de ser bautizados.
El bautismo en agua en el Nombre del Señor fue ordenado por el Señor, por lo tanto, es un mandamiento del Señor que ha estado siendo obedecido desde el tiempo de los apóstoles hasta nuestro tiempo.
El bautismo en agua es tipológico, el agua en el bautismo no quita los pecados, es la Sangre de Cristo nuestro Salvador la que nos limpia de todo pecado. Pero el bautismo en agua es un mandamiento del Señor. Vean cómo dice el apóstol Pedro en Primera de Pedro, capítulo 3, verso 21:
“El bautismo que corresponde a esto (o sea, que corresponde a las aguas allá del diluvio) ahora nos salva (no quitando las inmundicias de la carne (o sea, no quita las inmundicias de la carne, no quita el pecado), sino como la aspiración de una buena conciencia hacia Dios) por la resurrección de Jesucristo,
quien habiendo subido al cielo está a la diestra de Dios; y a él están sujetos ángeles, autoridades y potestades.”
El bautismo en agua les dije que es tipológico. Cuando la persona recibe a Cristo como Salvador, muere al mundo; y cuando el ministro lo sumerge en las aguas bautismales, tipológicamente está siendo sepultado; y cuando el ministro lo levanta de las aguas bautismales, está resucitando a una nueva vida: a la Vida eterna con Cristo en Su Reino eterno.
El bautismo y en el bautismo en agua nos identificamos con Cristo en Su muerte, sepultura y resurrección.
Conociendo el significado del bautismo en agua, toda esta tipología del bautismo en agua, bien pueden ser bautizados. Y que Cristo les bautice con Espíritu Santo y Fuego, y produzca en ustedes el nuevo nacimiento; y nos continuaremos viendo por toda la eternidad en el Reino glorioso de Jesucristo nuestro Salvador.
Ha sido para mí un privilegio grande estar con ustedes aquí, y con los que están a través del satélite Amazonas o de internet en diferentes naciones.
Ustedes que están en otras naciones también pueden ser bautizados en agua, los que han venido a los Pies de Cristo, y que Cristo también les bautice con Espíritu Santo y Fuego y produzca en ustedes el nuevo nacimiento, y también nos continuaremos viendo por toda la eternidad.
Que las bendiciones de Cristo, el Ángel del Pacto, sean sobre todos ustedes. Continúen pasando una tarde feliz, llena de las bendiciones de Cristo nuestro Salvador.
Dejo al doctor Miguel Bermúdez Marín con ustedes, quien les indicará cómo hacer para ser bautizados en agua en el Nombre del Señor Jesucristo.
Que Dios les bendiga y les guarde a todos.
En cada país también dejo al ministro correspondiente para que haga en la misma forma.
Con ustedes el doctor Miguel Bermúdez Marín.
“EL ÁNGEL JUNTANDO A LOS ESCOGIDOS DEL DÍA POSTRERO.”