Muy buenas tardes, amados amigos y hermanos presentes, y los que están en otras naciones conectados a través del satélite Amazonas o de internet, y a todos los ministros en todas las naciones reciban un saludo de todo corazón, junto a sus congregaciones, junto a todos los hermanos en todos los países.
Para esta ocasión, el tema parece sencillo pero ya llevo unas cuantas horas estudiando, y desde anoche estudiando y cada minuto que pasa encuentro que hay más cosas para hablar. En esta página, y este poquito que me dio vuestro pastor el reverendo Antonino; es que el tema está basado en Apocalipsis, capítulo 3, verso 7, y el libro del Apocalipsis es simbólico; todos esos símbolos tienen un significado.
En este libro del Apocalipsis, está contenido en símbolos la revelación de Jesucristo en medio de Su Iglesia, a través de la Dispensación de la Gracia y luego a través de la Dispensación del Reino; por lo tanto, esos símbolos apocalípticos son muy importantes.
Y ahora, tenemos uno aparentemente sencillo, pero que es muy profundo su significado. Capítulo 3 del Apocalipsis, verso 7, el cual dice:
“Escribe al ángel de la iglesia en Filadelfia: Esto dice el Santo, el Verdadero, el que tiene la llave de David, el que abre y ninguno cierra, y cierra y ninguno abre.”
Que Dios bendiga nuestras almas con Su Palabra y nos permita entenderla.
“EL HOMBRE QUE RECIBIÓ LAS LLAVES DEL REINO DE DAVID.”
Este tema lo tendremos en forma de estudio bíblico ya que es muy importante, y los domingos siempre se tienen estudios bíblicos en todas las iglesias; los estudios bíblicos son muy importantes porque se examina a través de la Escritura el tema que se está tratando, o sea, no es una predicación evangelística, sino un estudio bíblico.
“EL HOMBRE QUE RECIBIÓ LAS LLAVES DEL REINO DE DAVID.”
Para tener una idea clara de lo que son las llaves de David, leemos en el capítulo 22 de Isaías, versos 20 en adelante. Dice:
“En aquel día llamaré a mi siervo Eliaquim hijo de Hilcías,
y lo vestiré de tus vestiduras, y lo ceñiré de tu talabarte, y entregaré en sus manos tu potestad; y será padre al morador de Jerusalén, y a la casa de Judá.
Y pondré la llave de la casa de David sobre su hombro; y abrirá, y nadie cerrará; cerrará, y nadie abrirá.”
En el Oriente se tiene la tradición en las bodas de que la novia, cuando se casan los novios, ahí en la misma boda la novia se quita el velo y lo coloca sobre el hombro del esposo, pues ya se casaron, y eso significa que está entregando a él todo su libre albedrío, está entregando a él todo lo que ella es, y él será su señor, la cabeza del hogar; y ella obedecerá al esposo toda su vida.
Y ahora, ¿qué tiene que ver esta forma de matrimonio del Oriente con la llave de David? La llave de David es lo mismo, porque el pueblo hebreo se casó con Dios, por eso está representado en una mujer. Veamos a Isaías, capítulo 54, verso 5, donde dice:
“Porque tu marido es tu Hacedor; Jehová de los ejércitos es su nombre; y tu Redentor, el Santo de Israel; Dios de toda la tierra será llamado.
Porque como a mujer abandonada y triste de espíritu te llamó Jehová, y como a la esposa de la juventud que es repudiada, dijo el Dios tuyo.”
Aquí podemos ver que Dios se representa en un esposo y representa a Su pueblo en una esposa. Siempre que se sentaba en el Trono de David un heredero al trono, encontramos que tenía la llave de David sobre su hombro.
Y ahora, veamos otro pasaje donde dice acerca de Dios como el marido, como el esposo. Jeremías, capítulo 3, verso 14, dice:
“Convertíos, hijos rebeldes, dice Jehová, porque yo soy vuestro esposo; y os tomaré uno de cada ciudad, y dos de cada familia, y os introduciré en Sión.”
Aquí nuevamente encontramos a Dios presentándose como el esposo de Israel.
Y ahora, encontramos en este mismo pasaje de Jeremías, capítulo 3, verso 8, hablando de Israel, dice:
“Ella vio que por haber fornicado la rebelde Israel…”
O sea, que Judá, el reino de Judá, la casa de Judá que consta de dos tribus: la tribu de Judá y la tribu de Benjamín, luego de la división del Reino de David en donde a David y su descendencia le fueron dejadas solamente dos tribus que formarían el reino del Sur, porque Dios dejaría siempre un heredero a David para sentarse en el Trono de David, por amor a David, el cual fue fiel a Dios.
Y ahora, eso es dejarle lámpara a David, o sea, un rey, un mensajero que estaría como heredero al Trono de David.
En el tiempo del rey Salomón, Salomón pecó y el pueblo también con él, ya cuando estaba avanzado en edad Salomón, un hombre sabio.
Recuerden que el hombre sabio debe mantener su sabiduría para servir a Dios guardando Su Palabra; y debe saber que Dios, el esposo de Su pueblo, el cual representa a Su pueblo como una esposa, es un Dios celoso, el cual no acepta que Su pueblo adore otros dioses, no acepta que Su pueblo tenga ídolos.
Y ahora, veamos lo que sucedió con el rey Salomón; no en forma de crítica, porque no estamos criticando al rey Salomón, él fue un rey muy sabio.
Algunas veces hay errores en los reyes, que no solamente le perjudican al rey sino que perjudican a todo el pueblo, y el caso de Salomón, no solamente lo perjudicó a él, perjudicó a todo el pueblo.
Veamos lo que nos dice de la vida de Salomón (recuerden, no es en forma de crítica), dice en Primera de Reyes, capítulo 11… les dije que este tema era muy abarcador.
Dice la Escritura que cuando Salomón ya estaba avanzado en edad, él se apartó un poco de Dios, su corazón no era recto con Dios como lo era el corazón de David su padre, y por esa causa en el capítulo 11 de Primera de Reyes, dice de la siguiente manera:
“Pero el rey Salomón amó, además de la hija de Faraón, a muchas mujeres extranjeras; a las de Moab, a las de Amón, a las de Edom, a las de Sidón, y a las heteas;
gentes de las cuales Jehová había dicho a los hijos de Israel: No os llegaréis a ellas, ni ellas se llegarán a vosotros; porque ciertamente harán inclinar vuestros corazones tras sus dioses. A éstas, pues, se juntó Salomón con amor (o sea, que Dios no desea que Sus hijos se junten en matrimonio con los incrédulos. Deben ser creyentes ambos).
Y tuvo setecientas mujeres reinas y trescientas concubinas; y sus mujeres desviaron su corazón.
Y cuando Salomón era ya viejo, sus mujeres inclinaron su corazón tras dioses ajenos, y su corazón no era perfecto con Jehová su Dios, como el corazón de su padre David.
Porque Salomón siguió a Astoret, diosa de los sidonios, y a Milcom, ídolo abominable de los amonitas.
E hizo Salomón lo malo ante los ojos de Jehová, y no siguió cumplidamente a Jehová como David su padre.
Entonces edificó Salomón un lugar alto a Quemos, ídolo abominable de Moab, en el monte que está enfrente de Jerusalén, y a Moloc, ídolo abominable de los hijos de Amón.
Así hizo para todas sus mujeres extranjeras, las cuales quemaban incienso y ofrecían sacrificios a sus dioses.
Y se enojó Jehová contra Salomón, por cuanto su corazón se había apartado de Jehová Dios de Israel, que se le había aparecido dos veces,
y le había mandado acerca de esto, que no siguiese a dioses ajenos; mas él no guardó lo que le mandó Jehová.
Y dijo Jehová a Salomón: Por cuanto ha habido esto en ti, y no has guardado mi pacto y mis estatutos que yo te mandé, romperé de ti el reino, y lo entregaré a tu siervo.
Sin embargo, no lo haré en tus días, por amor a David tu padre; lo romperé de la mano de tu hijo.
Pero no romperé todo el reino, sino que daré una tribu a tu hijo, por amor a David mi siervo, y por amor a Jerusalén, la cual yo he elegido.”
Vean todo lo que sucedió, lo cual ocasionó la ruptura del Reino de David; las doce tribus fueron divididas en dos reinos, un reino llamado el reino de Judá en el Sur de la tierra de Israel, ese reino siempre era encabezado por un rey descendiente de David. Dios le dejó lampara a David, un heredero siempre que se sentara en el Reino o en el Trono de David: un nieto, un bisnieto, un tataranieto, y así por el estilo.
Por eso el Mesías Príncipe será un descendiente de David, para sentarse en el Trono de David y consolidar el Reino de David juntando las diez tribus perdidas, porque no puede ser restaurado el Reino de David solamente con dos tribus, es con las doce tribus.
Diez tribus le habían sido dadas a Jeroboam, un descendiente de Efraín, hijo de José; y las otras dos tribus quedaron a Roboam hijo de Salomón. Las diez tribus corresponden al reino del Norte llamado el reino de la casa de Israel, también llamado el reino de Efraín o reino de Israel, y también llamado la casa de Israel, son dos casas, dos reinos: la casa del Norte que es el reino del Israel con las diez tribus, y la casa del Sur, la casa de Judá con dos tribus, el reino de Judá.
Y ahora, encontramos que todo eso fue a causa de lo que hizo el rey Salomón.
Una acción mala de un rey o de cualquier persona, va a perjudicar a su familia, no solamente a su esposa y a sus hijos, sino a sus nietos y bisnietos y tataranietos, o sea, toda su descendencia; ese es el caso del rey Salomón.
Pero vean, Dios le entregó diez tribus, o sea, le entregó una cantidad muy grande a Jeroboam, le entregó diez tribus, y le dejó al rey Reboam hijo de Salomón, solamente la tribu de Judá y la tribu de Benjamín. O sea, que el grupo grande es el de la diez tribus, y es el reino que fue dado a un descendiente de José que vino a través de Efraín y del hijo de Efraín y de un nieto de Efraín, por ahí un descendiente de José y también por consiguiente descendiente de Efraín.
¿Y qué tiene que ver esto con el Reino? Es que José por medio de sus hijos recibió la Bendición de la Primogenitura, y la Bendición de la Primogenitura es la mas importante de todas las bendiciones; por la Bendición de la Primogenitura han luchado muchas personas. Miren aquí en Primera de Crónicas, capítulo 5, versos 1 al 3, dice:
“Los hijos de Rubén (esto es cuando está siendo echada la bendición)…
Vean
“Los hijos de Rubén primogénito de Israel (o sea, primogénito de Jacob, Israel) (porque él era el primogénito, mas como violó el lecho de su padre, sus derechos de primogenitura fueron dados a los hijos de José, hijo de Israel, y no fue contado por primogénito.”
Encontramos a través de la Escritura personas que han perdido la Bendición de la Primogenitura, encontramos a Esaú, pero Jacob recibió la Bendición de la Primogenitura, o sea, que la Bendición de la Primogenitura no se pierde, la pierde la persona, pero la bendición pasa a otra persona, si la pierde uno la recibe otra persona; por eso también en el Apocalipsis dice que la persona vigile y que sea fiel para que otro no tome su corona.
Ahora, las bendiciones no se pierden, si usted la pierde alguien la va a tomar; el que la pierde es un tonto, el que la agarra no es un tonto, es inteligente; el que pierde la Bendición de la Primogenitura piensa que la vida se acaba cuando se muere físicamente la persona, y no entiende que este cuerpo físico solamente es una casa terrenal en donde vivimos, pero somos alma, espíritu y cuerpo, y lo más importante es nuestra alma, eso es lo que en realidad somos.
Cuando muere el cuerpo físico no significa que terminó la vida, lo que terminó fue el cuerpo físico, pero continuamos viviendo en otra dimensión.
Y ahora, Esaú pensaba que la vida era solamente la vida física de los años que iba a vivir terrenalmente y pensaba: “Yo voy a morir, ¿de qué me vale la Primogenitura?” En esos momentos tenía hambre y resolvió en forma equivocada, vendiendo a su hermano Jacob por un plato de comida, de lentejas, la Primogenitura; la vendió e hizo el juramento, porque Jacob le exigió juramento delante de Dios, y eso cuenta más que escribirlo en un papel.
Jacob amaba la Bendición de la Primogenitura, y estuvo luchando desde el vientre de su madre por la Primogenitura y no se detenía, su hermano se le adelantó, nació primero que él; pero Jacob se mantuvo creyendo que la Bendición de la Primogenitura le correspondía a él y luchó por esa bendición.
Ahora que estaba ya nacido, ahora iba a usar todos los recursos, de seguro él veía a su hermano que comía mucho, y Jacob se había hecho un buen cocinero porque siempre estaba cerca de su madre, le ayudaba, y Esaú cerca de su padre. O sea, que uno era el amado de su padre y el otro el amado de su madre, y como todas las madres buscan lo mejor para sus hijos amados, su madre Rebeca buscaba lo mejor para su hijo Jacob; y cuando escuchó que su esposo envió a su hijo Esaú de cacería, para que luego le preparara ese animalito que iba a cazar, iba a preparar un guisado como a ustedes les gusta también, y a esta hora más nos llamaría la atención, pero no lo vamos a cambiar, no vamos a buscar un plato de lentejas por la bendición de la Palabra de Dios para estos momentos.
Y ahora, ya Jacob le había comprado la Bendición de la Primogenitura a su hermano por un plato de lentejas, pero le tocaba luego escuchar de su padre la bendición siendo hablada sobre él y lo logró, su madre escuchó cuando envió a su hermano Esaú de cacería para que trajera un animalito, lo preparara, un buen guiso como a él le gustaba; Esaú sabía cómo le gustaba de seguro, pero también Rebeca sabia cómo le gustaba.
Y cuando escuchó eso, ya Isaac estaba ciego y entonces ella llama a su hijo Jacob y le dice: “Tu padre ha enviado a tu hermano Esaú para que vaya de cacería, traiga un animalito, lo cocine, haga un guisado, lo traiga a tu padre para que él coma, para tu padre bendecirlo.”
Y la Bendición de la Primogenitura es la primera que se echa sobre la familia, y se echa esa bendición sobre el primero, el mayor, el primogénito; y Rebeca que había tenido esa lucha dentro de su vientre con esos dos muchachos luchando por la Primogenitura, por nacer primero, ahora ya ella se había unido a su hijo Jacob en esa lucha, y ahora, ella va a ayudar a su hijo Jacob.
Lo que esta llamado a hacer toda madre por sus hijos para que escuchen la Palabra de Dios, como Rebeca quería que escuchara la Palabra de Dios siendo hablada por Isaac, esa Palabra de bendición, la Palabra de la Bendición de la Primogenitura siendo echada sobre Jacob.
Recuerden que la predicación del Evangelio de Cristo es la Palabra de Bendición de la Primogenitura para los primogénitos de Dios escritos en el Cielo en el Libro de la Vida del Cordero.
Cuando nos reunimos a escuchar el Evangelio de Cristo, estamos escuchando la Palabra de la Bendición de la Primogenitura para todos los primogénitos de Dios.
Y ahora, ella quería que Jacob escuchara esa Palabra de bendición y quedara como el primogénito de Dios, con todos los atributos y bendiciones contenidas en esa bendición.
Prepararon el cabrito, Jacob tenía miedo, pero ella le decía… porque Jacob decía: “¿Y si se da cuenta que no soy Esaú porque él es velludo y yo no?” Y aun la voz eran diferentes, y un padre conoce la voz de sus hijos; pero ella le dice… o él le dice: “¿Y qué si sabe que no soy Esaú y en vez de bendecirme, me maldice.” O sea, que era un riesgo, pero dicen que el que no se arriesga, ¿cómo es que dice el dicho? “El que no arriesga, no gana.”
Así que era un riesgo, y su madre le dijo: “En caso que eso que tú piensas suceda, que toda maldición venga sobre mí.” Así se arriesgan muchas madres por sus hijos para que vayan a escuchar la Palabra de bendición, siempre hay riesgos; hay riesgos en los autobuses, en los automóviles, aun caminando en la calle un auto puede golpear a la persona, y hasta resbalarse en una cáscara de guineo y caer y golpearse y hasta morir; en esta vida todos los minutos tienen riesgos, y el que no arriesga dicen que no gana.
No estamos aquí para tener miedo, sino para saber cuál es nuestra meta; la mía es: la Vida eterna con Cristo en Su Reino con un cuerpo glorificado y eterno, y con la vista puesta en una promesa grande que la vamos a ver aquí en la Escritura, pues San Pablo dice que “si sufrimos con Él, reinaremos con Él.” También el Apocalipsis dice y Primera de Pedro, capítulo 2, versos 4 al 9, que somos real sacerdocio, gente santa, pueblo adquirido por Dios.
Pertenecemos a un Orden Sacerdotal celestial, el Orden Sacerdotal de Melquisedec del cual Cristo es el Sumo Sacerdote del Templo celestial; y también dice la Escritura que Cristo con Su Sangre nos ha limpiado de todo pecado y nos ha hecho para nuestro Dios Reyes y Sacerdotes y reinaremos con Él. Eso está en Apocalipsis, capítulo 1, versos 5 al 6; Apocalipsis, capítulo 5, versos 8 al 11; Apocalipsis, capítulo 20, verso 4 al 6. En todos esos pasajes usted encontrará que dice que somos Reyes y Sacerdotes para nuestro Dios y que reinaremos con Él, reinaremos con Él por mil años y luego por toda la eternidad. Todo eso está en la Bendición de la Primogenitura, la bendición del Reino.
Y ahora, hemos estado viendo que hay una bendición muy grande para el pueblo de Dios, es la Bendición de la Primogenitura para todos los hijos e hijas de Dios; Jacob logró que Isaac hablara la Bendición de la Primogenitura, y después, muchos años más adelante logró encontrarse con el Ángel del Pacto y no lo soltó hasta que recibió la bendición del Ángel.
Vean, Jacob desde el vientre de su madre luchando por la bendición de Dios, todo el tiempo luchando por la bendición de Dios. Por lo tanto, la descendencia de Jacob también sería luchadora por la bendición divina.
Para este tiempo final, así como Jacob se encontró con el Ángel del Pacto y recibió la bendición de Él, Israel se encontrará con el Ángel del Pacto y recibirá la bendición de Él, y ahí estarán los dos Olivos.
Y ahora, Israel está tipificado en una esposa y Dios en un esposo; pero por cuanto Jeroboam, luego que recibió las diez tribus y vino a ser rey de ese reino del Norte con el grupo grande de hebreos, para que no fueran a Jerusalén a adorar a Dios y no se tornasen de nuevo al rey Roboam, se inventó un truco lo cual no agradó a Dios, él no creyó lo que Dios le prometió, Dios le había prometido que si él permanecía firme sirviendo a Dios y guardando sus mandamientos, Dios confirmaría su trono para siempre para él, y por consiguiente para su descendencia.
¿Y qué hizo Jeroboam? Lo mismo que hizo el pueblo cuando salió de Egipto, pasaron el Mar Rojo, llegaron al Sinaí; y mientras Moisés estaba en el monte por cuarenta días sin comer ni beber, recibiendo las Tablas de la Ley, el pueblo se impacientó, estuvo impaciente y algunos líderes quisieron una nueva religión, otra religión: la religión de los egipcios, la misma de los babilónicos, y le pidieron a Aarón que les hiciera un becerro de oro.
La religión del becerro de oro es religión babilónica, es la religión de Nimrod, representa a Nimrod, que es el mismo Nino, que es el mismo becerro encuernado que han tenido diferentes naciones como ídolo.
Y ahora, prepara Aarón ese becerro de oro. ¿Y qué está haciendo? Cambiándole el Dios que los libertó de la esclavitud en Egipto y le está diciendo el pueblo y los líderes que querían ese becerro de oro: “Estos son los dioses que te sacaron de Egipto,” cuando eso no es así; poniéndole una religión pagana y por consiguiente apartándolos del Dios vivo.
Ahora, encontramos que el Pacto que Moisés traía en las Tablas de la Ley, Moisés cuando descendió y vio eso, rompió las Tablas de la Ley; luego tuvo que subir por cuarenta días más y llevar las Tablas.
Es como nosotros, Dios nos da dos dentaduras: la de leche, y luego la otra que le corresponde que nace sola también; pero si usted pierde esos, tiene usted que mandar a hacer los otros.
Ahora, Moisés tuvo que subir con las tablas para Dios escribir en ellas nuevamente lo que estaba en las tablas anteriores; la comparación de la dentadura de las personas no es muy buena pero tiene sentido; pregunten ustedes a los que han perdido su dentadura lo cara que les salen y después ya no son las originales, las originales eran más fuertes.
Ahora, encontramos que Jeroboam para que el pueblo no fuera, las diez tribus no fueran a adorar a Dios a Jerusalén y se fueran a unir nuevamente al rey Roboam, y el rey Roboam mandara a matar al rey Jeroboam (los nombres se parecen solamente la diferencia es que uno tiene “Je,” Jeroboam, y el otro solamente dice Roboam).
Y ahora, ¿qué hace Jeroboam, el rey del Norte, el rey de la casa de Jacob o casa de Israel? Prepara dos becerros de oro, coloca uno en Dan y el otro en Bet-el (después lo podemos ver más claramente), y eso desagradó a Dios, de tal forma que perdió la bendición este rey, causó que el pueblo se tornara a la idolatría y por consiguiente perdieron la bendición.
Dios había dicho en Deuteronomio, que toda persona o tribu que tuviera ídolos o que cargara ídolos, su nombre sería raído de debajo del Cielo. Esas tribus donde fueron colocados esos dos ídolos, fueron sacados de la tierra prometida y por eso no aparecen en Apocalipsis, capítulo 7 mencionados: Efraín y Dan; porque un ídolo fue colocado en la tribu de Efraín y el otro fue colocado en la tribu de Dan.
Pero aunque el nombre de Efraín no aparece como tribu en Apocalipsis, capítulo 7, José aparece en lugar de Efraín, o sea, que se quedó en la familia; pero el nombre de Dan fue cambiado por Leví, pero ya en el milenio van a aparecer; pero en el llamado que hace el Ángel que viene con el Sello del Dios Vivo en Apocalipsis, capítulo 7, no aparecen los nombres de Efraín y Dan, pero Dios sabe a qué tribu pertenece cada persona de estos ciento cuarenta y cuatro mil que van a ser llamados, de los cuales el grupo grande también corresponde a las tribus del Norte, porque son doce mil de cada tribu.
A la tribu de Judá y la tribu de Benjamín corresponden veinticuatro mil, doce mil de cada tribu, y a las tribus del Norte corresponden ciento veinte mil, o sea, el grupo grande siempre va a ser de las tribus del Norte, de las diez tribus perdidas.
Y ahora, con lo que dice Jeremías, capítulo 3, verso 8, que Judá, o sea, la casa de Judá, el reino del Sur, vio lo que hizo Israel, la casa de Israel, o sea, el reino del Norte, o sea, que pecó contra Dios con los ídolos, y por consiguiente la Escritura dice que Dios le dio… veamos cómo lo dice:
“Ella vio que por haber fornicado la rebelde Israel, yo la había despedido y dado carta de repudio; pero no tuvo temor la rebelde Judá su hermana, sino que también fue ella y fornicó.”
O sea, que los dos reinos, el reino el Norte y el reino del Sur, la casa de Judá y la casa de Israel, pecaron con ídolos; eso es adulterio espiritual para el reino del Norte y para el reino del Sur, y Dios le dio, dice:
“…yo la había despedido y dado carta de repudio…”
Y ahora, en Jeremías, capítulo 31, versos 31 al 36 habla de un nuevo Pacto, porque Israel había violado, roto el Pacto Divino. En el monte Sinaí le fue dado el pacto, es un pacto matrimonial entre Dios como esposo y el pueblo hebreo como esposa, ese pacto, vean ustedes, contiene los mandamientos Divinos, las Leyes y ordenanzas, y estatutos para el pueblo hebreo.
Dios sería su Rey, y por consiguiente Israel como nación le obedecería, Israel sería su esposa, se casaron, es la unión de un pueblo con Dios; eso está tipificado en una boda, por eso el hombre representa a Cristo y la Novia representa la Iglesia.
Y ahora, para que Dios hable de un nuevo Pacto y diga que el pueblo había invalidado el Pacto, y ahora, para un nuevo Pacto, nos está hablando de una nueva boda; porque no puede haber un nuevo Pacto matrimonial si el primero no fue roto, un nuevo Pacto con la casa de Israel, o sea, con las diez tribus del Norte, con el reino del Norte, y con la casa de Judá, eso es lo que dice Jeremías, capítulo 31, versos 31, vamos a ver, capítulo 31, versos 31 en adelante, dice:
“He aquí que vienen días, dice Jehová, en los cuales haré nuevo pacto con la casa de Israel y con la casa de Judá.
No como el pacto que hice con sus padres el día que tomé su mano para sacarlos de la tierra de Egipto; porque ellos invalidaron mi pacto, aunque fui yo un marido para ellos, dice Jehová.”
Aquí se presenta como un marido, como un esposo para la casa de Judá y la casa de Israel, para los dos reinos.
Y ahora, fue invalidado el primer pacto, Dios le dio carta de repudio, de divorcio. Pero ahora Él ha prometido hacer un nuevo Pacto, casarse de nuevo para que lo entendamos más claro, es un Pacto de unión entre Dios y Su pueblo; de eso nos habla Oseas, capítulo 2, verso 19:
“Y te desposaré conmigo para siempre; te desposaré conmigo en justicia, juicio, benignidad y misericordia.
Y te desposaré conmigo en fidelidad, y conocerás a Jehová.
En aquel tiempo responderé, dice Jehová, yo responderé a los cielos, y ellos responderán a la tierra.”
Y sigue hablando, y dice:
“Y la tierra responderá al trigo, al vino y al aceite, y ellos responderán a Jezreel.
Y la sembraré para mí en la tierra, y tendré misericordia de Lo-ruhama; y diré a Lo-ammi: Tú eres pueblo mío, y él dirá: Dios mío.”
Cristo hablando en San Mateo, capítulo 26, versos 26 al 29, en la última cena que tuvo con Sus discípulos, dice tomando el pan y dando gracias al Padre, y partiendo y dando a Sus discípulos dice: “Comed de él todos, porque este es mi cuerpo. Este es mi cuerpo, comed de él todos.” Está tipificando en el pan Su cuerpo físico.
Y luego toma la copa de vino y da gracias al Padre y da a Sus discípulos, y dice a ellos: “Bebed de ella todos,” o sea, “bebed de esta copa de vino; porque esta es mi Sangre del nuevo Pacto que por muchos es derramada para remisión de los pecados.” Cristo está hablando del nuevo Pacto que Dios va a hacer.
Y luego dice también en San Mateo, capítulo 10, verso 5 al 6 y San Mateo, capítulo 15, verso 24, cuando envía a Sus discípulos a predicar, dice que vayan a las ovejas perdidas de la casa de Israel; y también Él dice: “Yo no he sido enviado, sino a las ovejas perdidas de la casa de Israel.” O sea, a los descendientes del reino del Norte, a los descendientes de las diez tribus; y eso es un misterio grande.
Por eso San Pablo cuando habla del nuevo Pacto que Dios establecería, lo aplica al nuevo Pacto, Nuevo Testamento al cual entran todos los que reciben a Cristo como único y suficiente Salvador. Y por esa causa es que San Pablo en Colosenses, capítulo 1, verso 18; y capítulo 2, verso 10; y capítulo 2, verso 19; y en Efesios, capítulo 1, verso 22; y capítulo 4, verso 15; y capítulo 5, verso 23, nos dice que Cristo es la Cabeza del Cuerpo que es Su Iglesia, y Él dice que la Iglesia es la Novia, la esposa del Cordero, de Cristo. Él dice: “Yo os he desposado a un marido, a la Iglesia la he desposado como un marido con Cristo.”
Pablo hizo eso con los gentiles, los creyentes en Cristo de entre los gentiles los desposó con Cristo, o sea, los unió en un nuevo Pacto, y bajo ese nuevo Pacto en la esfera espiritual Cristo a través de Su Iglesia, Su esposa, tendría hijos e hijas, y esos son ¿quiénes? ¿Quiénes son esas personas? Somos todos nosotros, hijos e hijas de Dios por medio de Cristo produciendo el nuevo nacimiento en cada creyente.
Y por eso, esa es la familia de Dios, la descendencia de Dios por medio del segundo Adán que es Jesucristo y la segunda Eva que es la Iglesia del Señor Jesucristo, con la cual San Pablo dice que ha desposado a la Iglesia con Cristo.
Y ahora, veamos lo que dice Apocalipsis, capítulo 19, versos 6 en adelante, dice:
“Y oí como la voz de una gran multitud, como el estruendo de muchas aguas, y como la voz de grandes truenos, que decía: ¡Aleluya, porque el Señor nuestro Dios Todopoderoso reina!
Gocémonos y alegrémonos y démosle gloria; porque han llegado las bodas del Cordero, y su esposa se ha preparado.
Y a ella se le ha concedido que se vista de lino fino, limpio y resplandeciente; porque el lino fino es las acciones justas de los santos.
Y el ángel me dijo: Escribe: Bienaventurados los que son llamados a la cena de las bodas del Cordero. Y me dijo: Estas son palabras verdaderas de Dios.”
Y ahora, aquí nos muestra las Bodas del Cordero y también la Cena de las Bodas del Cordero que será en el Cielo.
Ahora, aquí se lleva a cabo la unión de Cristo y Su Iglesia; en lo espiritual ya estamos casados con Cristo, pero en la parte física será en este tiempo final cuando recibamos nuestra transformación, entonces seremos físicamente carne de Su carne, cuerpo glorificado de Su cuerpo glorificado.
Ahora, en los términos espirituales por cuanto ya Cristo y Su Iglesia están unidos, el velo de la Novia ha sido puesto sobre el hombro, esa es la llave de David en donde Él es Señor de Su esposa.
Y ahora, para el Día Postrero viene la parte física en donde viene la unión física, en donde todos seremos transformados cuando los muertos en Cristo sean resucitados en cuerpos glorificados.
Con Israel la promesa es que habrá una unión, bajo el nuevo Pacto habrá esa unión. Dios dice del pueblo hebreo, de Israel: “Yo soy vuestro marido, yo soy vuestro esposo.” Y lo que leímos dice que Él se desposará.
Ahora, unos de los misterios grandes es que al Cristianismo bajo el nuevo Pacto han entrado millones de descendientes de la diez tribus del reino del Norte, se han desposado con Dios a través de Cristo.
Y ahora, para el Día Postrero habrá un evento muy grande con la Iglesia del Señor Jesucristo y también con el pueblo hebreo; y ahí el velo será colocado sobre el Señor que es el descendiente de David, el que tiene la llave de David; y por consiguiente Él es el Rey, el Ángel Gabriel lo dijo a la virgen María, que “Dios le ha dado el Trono de David Su Padre y reinará sobre la casa de Israel, de Jacob, para siempre y Su Reino no tendrá fin,” San Lucas, capítulo 1, versos 30 al 36.
Ahora, hay un misterio ahí, ese misterio es el misterio del séptimo Sello. Él ha estado en medio de Su Iglesia todo el tiempo y ha estado manifestándose por medio de Sus diferentes mensajeros; el que tiene la llave de David se ha estado manifestando todo el tiempo a través de diferentes mensajeros, como lo hizo en el Antiguo Testamento también por medio de los profetas.
Dios a través de Moisés reinó sobre el pueblo hebreo, Dios a través de Josué reinó sobre el pueblo hebreo, Dios a través de los diferentes jueces reinó sobre el pueblo hebreo; a través del profeta Samuel, que fue el último de los jueces, reinó sobre el pueblo hebreo.
Cuando el pueblo pidió rey, Samuel se puso triste y se enojó también, pero Dios le dijo: “Colócales rey, oye su voz, no te han despreciado a ti, no te han rechazado a ti, me han rechazado a mí para que no reine sobre ellos.” Dios estaba reinando sobre el pueblo a través del profeta Samuel. Por lo tanto, estaba el velo de Israel, del pueblo hebreo, de esa Esposa-Novia que se casó con Dios en el monte Sinaí en ese Pacto matrimonial, en ese Pacto de unión para Dios ser su Dios, su Esposo.
Y ahora, a través de Moisés, de Josué y de los diferentes jueces, Dios con la llave estuvo reinando sobre Israel. Siempre es a través de un hombre, no pierdan de vista eso, porque Dios no obra si no es a través de seres humanos, porque el socio de Dios es el ser humano que fue hecho a imagen y semejanza de Dios.
Y ahora, encontramos que Cristo en Apocalipsis, capítulo 3, verso 7, dice que Él tiene la llave de David, y por consiguiente Él es el heredero al Trono de David, y Él es el Señor y Rey de Su Iglesia y del pueblo hebreo, Él es Señor de Su Iglesia porque ella está casada con Él, y por eso es que los creyentes en Cristo nacidos de nuevo son hijos del Rey, por eso es que somos Reyes y Sacerdotes y reinaremos con Cristo por el milenio y por toda la eternidad.
Los hijos de Cristo y Su Iglesia en ese Pacto matrimonial, ese nuevo Pacto, son descendientes de Dios, como Cristo es el Hijo de Dios; vino del Cielo y subió al Cielo de nuevo, de ahí hemos venido todos nosotros.
Y ahora, podemos comprender porqué los creyentes en Cristo son Reyes, Sacerdotes y Jueces: porque los Santos juzgarán al mundo.
Y ahora, es Cristo el que tiene la llave de David y por consiguiente es el Señor de Su Iglesia y Rey de Israel, para reinar sobre Israel y sobre todas las naciones; aquí hay una promesa. Ahora, ¿cómo va a ser manifestado toda esa autoridad que le confiere tener el velo sobre Su hombro? Miren, aquí lo dice Isaías, capítulo 9, versos 6 al 7, dice:
“Porque un niño nos es nacido, hijo nos es dado, y el principado sobre su hombro (o sea, la llave de David); y se llamará su nombre Admirable, Consejero, Dios Fuerte, Padre Eterno, Príncipe de Paz.
Lo dilatado de su imperio y la paz no tendrán límite, sobre el trono de David y sobre su reino, disponiéndolo y confirmándolo en juicio y en justicia desde ahora y para siempre. El celo de Jehová de los ejércitos hará esto.”
O sea que será una Obra Divina, para el establecimiento del Reino de David o restauración del Reino de David, que es la restauración del Reino de Dios en la Tierra, porque el Reino de David es el Reino terrenal de Dios, y el Trono de David es el Trono terrenal de Dios; en ese Reino estará casado el pueblo hebreo con Dios, unido, es la unión de dos seres que se aman en matrimonio; y es la unión de Dios y Su pueblo, el matrimonio entre el pueblo de Dios y Dios.
Ahora, en el Salmo 2, nos dice de la siguiente manera, dice el verso 6 en adelante, dice:
“Pero yo he puesto mi rey
Sobre Sión, mi santo monte.
Yo publicaré el decreto;
Jehová me ha dicho: Mi hijo eres tú;
Yo te engendré hoy.
Pídeme, y te daré por herencia las naciones,
Y como posesión tuya los confines de la tierra.
Los quebrantarás con vara de hierro;
Como vasija de alfarero los desmenuzarás.”
Recuerden lo que hablamos en estos días acerca del reino de los gentiles representado en la estatua que vio el rey Nabucodonosor; y en el tiempo de la etapa de los pies de hierro y de barro cocido vino la Piedra no cortada de manos, que es la segunda Venida de Cristo, ¿y qué hizo? Desmenuzó los pies de barro y hierro, y también el bronce, la plata y el oro, o sea, la estatua completa, así será el cumplimiento de esta promesa. Ahora dice:
“Pídeme, y te daré por herencia las naciones,
Y como posesión tuya los confines de la tierra.”
O sea, el planeta Tierra con todas las naciones será del Mesías, por eso el Reino del Mesías será mundial, el Imperio más grande que haya existido en medio de la raza humana. Sigue diciendo:
“Ahora, pues, oh reyes, sed prudentes;
Admitid amonestación, jueces de la tierra.
Servid a Jehová con temor,
Y alegraos con temblor.
Honrad al Hijo, para que no se enoje, y perezcáis en el camino;
Pues se inflama de pronto su ira.
Bienaventurados todos los que en él confían.”
Y ahora, vimos que les serán dadas todas las naciones por heredad, dice:
“Los quebrantarás con vara de hierro;
Como vasija de alfarero los desmenuzarás.”
Miren dónde esto aparece nuevamente, en Apocalipsis, capítulo 2, versos 26 al 28, dice:
“Al que venciere y guardare mis obras hasta el fin, yo le daré autoridad sobre las naciones.”
Lo mismo que está prometido en el Salmo número 2, en el Salmo 2, hace esa promesa.
Y ahora, el Espíritu Santo, que es Cristo en Espíritu Santo, en Su cuerpo angelical en medio de Su Iglesia, dice:
“Al que venciere… yo le daré autoridad sobre las naciones, y las regirá con vara de hierro (lo mismo que está prometido en el Salmo 2), y serán quebradas como vaso de alfarero; como yo también la he recibido de mi Padre.”
¿Ven? El Salmo 2 nos habla de Cristo, el cual recibe autoridad sobre todas las naciones. Y le son dadas por heredad todas las naciones y las quebrantará con vara de hierro.
Pero ahora, todo eso mismo que recibe aquí Él dice que lo va a dar al vencedor; en palabras más claras, Cristo en Espíritu Santo estará en el vencedor realizando esto que está prometido. Dice:
“…le daré autoridad sobre las naciones (alguien va a recibir esa autoridad),
y las regirá con vara de hierro (o sea, que no va a ser con mano blanda, sino con vara de hierro), y serán quebradas como vaso de alfarero; como yo también la he recibido de mi Padre;
y le daré la estrella de la mañana.
El que tiene oído, oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias.”
Es Cristo en Espíritu Santo hablando en medio de Su Iglesia, es un mensaje para todo el Cristianismo, y aquí está mostrando lo que Él va a hacer; alguien va a recibir esa autoridad y eso será para este tiempo final; y después del reino milenial ahí estaremos todos, y todos los creyentes en Cristo y los mensajeros con sus grupos, y cada mensajero tendrá autoridad en el lugar que le corresponda estar con su grupo.
Así como hay naciones y cada nación tiene su presidente o su rey; así va a ser en el Reino del Mesías; los diferentes mensajeros tendrán un territorio con el grupo que estuvo con ellos en la Tierra en el Cuerpo Místico de Cristo, y estarán reinando sobre el territorio donde les toque a ellos.
En el Reino Milenial, habrá muerte, no para los creyentes en Cristo ya transformados, sino para los que sobrevivan a la gran tribulación y sobre ellos estarán reinando los creyentes en Cristo con cada mensajero a la cabeza del territorio que le corresponde; pero todos esos mensajeros con sus grupos estarán reinando bajo la Corona del Mesías, el cual estará en Jerusalén sentado en el Trono. Tan simple como eso.
Ahora, parece simple, ¿verdad? Pues va a ser más sencillo de lo que ustedes se imaginan. Ahora miren: “Le daré la estrella de la mañana.” La estrella de la mañana es Venus, Venus, ¿será que le va a dar ese planeta? Conforme a lo que estuve viendo, en ese planeta la temperatura son cuatrocientos grados, ¿quién deseará vivir allí? Allí no hay vegetación conforme a lo que estuve viendo en un documental por televisión.
Pero, Cristo dice, el Espíritu Santo dice que le va a dar la estrella de la mañana, entonces ¿qué es la estrella de la mañana? Porque alguien la va a recibir. Apocalipsis 22, verso 16, dice qué es y quién es la estrella de la mañana:
“Yo Jesús he enviado mi ángel para daros testimonio de estas cosas en las iglesias. Yo soy la raíz y el linaje de David, la estrella resplandeciente de la mañana.”
Cristo es la estrella resplandeciente de la mañana, y vean ustedes, Cristo está en Espíritu Santo en medio de Su Iglesia hablando estas cosas, Cristo en Espíritu Santo es la estrella resplandeciente de la mañana; le apareció a Pablo en el camino a Damasco y él vio una luz más fuerte que el Sol, vio la estrella resplandeciente de la mañana, a Cristo en Espíritu Santo en Su Cuerpo angelical.
Y ahora, ¿quién va a recibir la estrella resplandeciente de la mañana en el Día Postrero? El Ángel que aparece en Apocalipsis, capítulo 7, verso 2 en adelante, viene con el Sello del Dios Vivo, y el Sello del Dios Vivo es el Espíritu Santo, viene con la estrella resplandeciente de la mañana, ese es el que recibe la estrella resplandeciente de la mañana, recibe a Cristo en Espíritu Santo, el cual se vela en ese mensajero y se revela a través de ese mensajero, y es el que tiene la llave de David, Cristo, el Ángel del Pacto, el Espíritu Santo, y se estará manifestando en el Día Postrero.
Y ahora, ¿vieron lo sencillo que es todo? Más simple de lo que nos imaginamos; y cuando se esté cumpliendo todo va a ser tan sencillo que muchos pensarán: “¿Pero tan simple todo esto, y es eso tan grande que está prometido? Es que Dios obra en forma sencilla siempre.
Y ahora, “EL HOMBRE QUE RECIBIÓ LAS LLAVES DEL REINO DE DAVID.”
Ese es Jesucristo, y Él ha estado en medio de Su Iglesia en Espíritu Santo, y Él dice hablando ahí en Espíritu Santo, que Él tiene las llaves de David (la llave de David) y que Él es el que abre y ninguno cierra y cierra y ninguno abre. Él le había dado las llaves del Reino de los Cielos a San Pedro en el capítulo 16 de San Mateo; y San Pedro ungido por el Espíritu Santo, encontramos que en el Día de Pentecostés el Espíritu Santo en él, Cristo en él abrió la puerta del Reino de los Cielos. ¿Y quién es la puerta? Cristo dijo:
“Yo soy la puerta; el que por mí entrare, será salvo.” (San Juan, capítulo 10, verso 9).
¿Qué hizo Pedro, o qué hizo el Espíritu Santo a través de Pedro? Abrió la puerta del Reino de los Cielos, abrió el misterio de la primera Venida de Cristo. La puerta de la Dispensación de la Gracia, la puerta del Reino de los Cielos es Cristo; y la puerta del Reino de Dios terrenal es Cristo también, la puerta para el Reino terrenal de Dios es la puerta para el Reino de David ser restaurado; y la puerta es Cristo, el Mesías en Su Venida en el Día Postrero, y esa puerta Cristo la abre en el Día Postrero.
Cuando abra el misterio del séptimo Sello, estará abriendo la puerta del Reino de David para entrar a esa parte física que va a ser llevada a cabo en este planeta Tierra; por ahora no podemos hablar mucho, pero cuando sea abierto completamente el misterio del séptimo Sello ustedes van a decir: “Ya yo había entendido, yo había visto,” o sea, que no va a ser nuevo para ustedes. Es que cada Sello antes de ser abierto se cumple, y después cuando se abre al público se da a conocer la historia de lo que ha sido ese Sello.
Ahora, el séptimo Sello se abre en el sentido del cumplimiento, y cuando se está cumpliendo es un misterio, nadie sabe, nadie entiende bien, excepto algunos, y todos… Yo quiero ser de esos que entienden. ¿Y quién más? Cada uno de ustedes también.
Y ahora, cuando comienza el séptimo Sello será un misterio por completo su comienzo, pero luego al final, al final del séptimo Sello será abierto al público; o sea, que tiene un comienzo y un final; así como la primera Venida del Señor tuvo un comienzo naciendo en Belén de Judea luego de haber sido concebido en el vientre de María, y luego tuvo un final cuando murió en la Cruz del Calvario, y luego ya fue resucitado glorificado tres días después, y ya comenzó una nueva etapa.
Pero la primera Venida de Cristo en carne humana fue un misterio para muchas personas, tuvo un comienzo y tuvo un final, así será el séptimo Sello, un comienzo y un final.
Cuando sea abierto al público, ya se habrá estado cumpliendo, ya habrá tenido su comienzo, por lo tanto, habrá tenido una trayectoria para poder llegar al final.
Usted no puede llegar al final de un camino si no comenzó ese camino, ¿cómo va a llegar al final del camino? Usted no puede decir: “Vengo por este camino, o estoy llegando al final del camino.” Como por ejemplo: “Estoy llegando al final de mi camino en mi vida terrenal.” Si no nació y comenzó una vida terrenal, no puede llegar al final de la vida terrenal; y así es el séptimo Sello, tiene un comienzo y tiene un final.
La primera Venida de Cristo tuvo un comienzo y tuvo un final, y luego fue glorificado y ya entró a eternidad, así también es el séptimo Sello, así también es la segunda Venida de Cristo para el Cristianismo, lo cual será para el Judaísmo la primera Venida, porque no comprendieron lo que fue la primera Venida de Cristo.
Por eso están esperando al Mesías, y lo van a ver; pero la Iglesia también lo esta esperando, Cristo, el Ángel del Pacto, el Espíritu Santo ha estado con y en Su Iglesia durante todos estos dos mil años de Dispensación de la Gracia. Recuerden que Él dijo: “Yo estaré con vosotros todos los días hasta el fin del mundo.” (San Mateo, capítulo 28, verso 20).
Así que, la promesa es que el Espíritu Santo, Cristo en Espíritu Santo estará en medio de Su Iglesia todo el tiempo, ha estado en los mensajeros, o sea, ha entrado en cada mensajero, y a través de ellos ha estado hablando y llevando a cabo la Obra correspondiente a cada tiempo. En el Día Postrero será en la misma forma: el Ángel con el Sello del Dios Vivo, con el Espíritu Santo estará en la Tierra en este tiempo final; y a través de ese mensajero será que Él Obrará y cumplirá lo que Él ha prometido. Tan simple como eso.
Y así es como vamos a ver la llave de David siendo manifestada, y así es como vamos a ver las demás promesas. Y para terminar, Cristo dice en Apocalipsis, capítulo 3, verso 20 al 21:
“He aquí, yo estoy a la puerta y llamo; si alguno oye mi voz y abre la puerta, entraré a él, y cenaré con él, y él conmigo.
Al que venciere, le daré que se siente conmigo en mi trono, así como yo he vencido, y me he sentado con mi Padre en su trono.
El que tiene oído, oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias.”
Esto es Cristo en Espíritu Santo en medio de Su Iglesia hablando.
Y ahora, Él dice que al vencedor le va a dar que se siente con Él en Su Trono; por lo tanto, vamos a ver en el Trono de David que es el Trono del Señor terrenal, al vencedor, y vamos a ver a éste que está haciendo la promesa, allí con Él va estar el vencedor; y el que está en el Trono es el que tiene el poder. “Le daré autoridad sobre todas las naciones, así como yo he recibido de mi Padre.”
Cristo Subió al Cielo como Él había dicho, Él dijo que: “Verán al Hijo del Hombre sentado a la diestra del poder de Dios.” (San Mateo, capítulo 26, verso 64). Y cuando subió al Cielo se sentó en el Trono celestial de Dios, y por consiguiente recibió todo poder en el Cielo y en la Tierra. Recuerden que Él dijo: “Todo poder me es dado en el Cielo y en la Tierra.” (San Mateo, capítulo 28, verso 16).
Y ahora, en esa misma forma en que el Padre hizo con Jesús en el Trono celestial, Cristo va hacer con el vencedor en el Trono terrenal de Dios, que es el Trono de David, el Trono de Cristo, el Trono del Mesías. Tan simple como eso. Por eso vamos a ver todas estas promesas siendo hechas una realidad por Cristo el Espíritu Santo en el Día Postrero, pero siempre va a tener un instrumento, porque el socio de Dios es el ser humano y no hace nada, a menos que sea por medio de un ser humano:
“Porque no hará nada Jehová el Señor, sin que revele su secreto a sus siervos los profetas.” (Amós, capítulo 3, verso 7).
El misterio o secreto está en la forma en que Él va a hacer las cosas.
Y ahora, nos vamos a detener aquí, no vamos a explicar ya más sobre este pasaje que hemos leído, porque nos quedaríamos hasta la noche, no por mí sino por ustedes que tienen que regresar a sus hogares, yo también tengo que regresar a una distancia de unas seis horas en automóvil, ustedes también tienen que regresar y tienen que almorzar también, ya casi es jantar o cenar.
Vamos a dejar algo para otras ocasiones, y cuando sea abierto públicamente el séptimo Sello ya vamos a estar bien adelantados, no vamos a tropezar, más bien vamos a darle gracias a Dios que nos habrá preparado para esa revelación grande que está prometida que será dada a conocer a los creyentes en Cristo, será la Voz de Cristo, del Espíritu Santo hablando en el Día Postrero, y va a hablar por medio del mensajero que viene con el Sello del Dios Vivo, o sea, que viene con el Espíritu Santo.
Los siete Truenos de Apocalipsis, capítulo 10, es la Voz de Cristo como León de la Tribu de Judá, como Rey de reyes y Señor de señores; por eso clama como cuando ruge un león y siete Truenos emiten Sus voces; ese es el mensaje de Cristo como el León de la Tribu de Judá, hablando por medio de Su Espíritu Santo a través de quién Él tenga en este tiempo final. Tan simple como eso.
Se los simplifiqué lo más posible para que les sea fácil comprender y escuchar lo que el Ángel Fuerte que desciende del Cielo estará hablando en este tiempo final; y eso será el mensaje del Evangelio del Reino, en donde se estará hablando y revelando el misterio del séptimo Sello, el misterio de la segunda Venida de Cristo para los cristianos; y la Venida del Señor o del Mesías para los judíos; será lo mismo.
“EL HOMBRE QUE RECIBIÓ LAS LLAVES DEL REINO DE DAVID.”
Ese hombre es Jesucristo, y Él manifestará esas llaves a través de quien Él tenga en el Día Postrero, que será el Ángel que viene con el Sello del Dios Vivo y que también Él llama: Su Ángel. “He aquí…” dice:
“Yo Jesús he enviado mi ángel para daros testimonio de estas cosas en las iglesias.” (Apocalipsis, capítulo 22, verso 16).
“Y me dijo: Estas palabras son fieles y verdaderas. Y el Señor, el Dios de los espíritus de los profetas, ha enviado su ángel, para mostrar a sus siervos las cosas que deben suceder pronto.” (Apocalipsis, capítulo 22, verso 6; y Apocalipsis, capítulo 1, verso 1 al 3).
Ese lo tienen de asignación para que lo lean en sus hogares, donde nos habla de la revelación de Jesucristo enviada por medio de Su Ángel a Juan, el siervo del Señor.
Ha sido para mí un privilegio grande estar con ustedes en esta ocasión, dándoles testimonio de: “EL HOMBRE QUE RECIBIÓ LAS LLAVES DEL REINO DE DAVID.”
Y recuerden que las llaves del Reino de David las tiene Cristo, y ahí en Espíritu Santo Él ha estado en medio de Su Iglesia y ha tenido las llaves, el velo de Su Novia, Su Iglesia. Por eso Su Iglesia le llama: “Señor,” porque es Su Señor, Su Esposo. Él Reina, Él gobierna en Su Casa, Su Iglesia, Su familia, Su Iglesia, Su Esposa y Sus Hijos. Recuerden que Él es el segundo Adán, y Su Iglesia es la segunda Eva, y los hijos del segundo Adán y de la segunda Eva, ¿quiénes son? Yo soy uno de esos hijos. ¿Y quién más? Cada uno de ustedes son hijos e hijas del segundo Adán, del Rey de reyes y Señor de señores.
Que Dios les continúe bendiciendo a todos y les guarde.
Si hay alguna persona que todavía no ha recibido a Cristo, lo puede hacer en estos momentos para que oremos por usted para que Cristo le coloque en Su Casa, Su Familia, Su iglesia.
Ya había olvidado que todavía la puerta del Reino de los Cielos está abierta y por consiguiente hay oportunidad para entrar al Reino de los Cielos, para venir a formar parte de la Iglesia del Señor Jesucristo.
Algún día va a ser cerrada esa puerta, es la misma puerta por la cual entran las vírgenes prudentes, y cuando las vírgenes insensatas llegan y tocan a la puerta, ya estaba cerrada; eso esta en San Mateo, capítulo 25, versos 10 al 13; y en San Lucas, capítulo 13, versos 25 al 27, también nos habla diciendo: “Cuando que el padre de familia se haya levantado y cerrado la puerta, entonces comenzareis a tocar a la puerta y a decir: ‘Señor, ábrenos,’ y Él os dirá: ‘No sé de dónde sois.”
La puerta del Reino de los Cielos va a ser cerrada algún día, pero todavía está abierta; cuando sea abierto el séptimo Sello públicamente ya estará y se cerrará, estará cerrada. Por eso hablamos del séptimo Sello pero sin abrirlo, porque en el momento en que sea abierto públicamente, cesará la etapa de la Dispensación de la Gracia.
Dios tiene mucho pueblo en esta Ciudad de Franca, en todo el Estado de San Pablo, en toda la República del Brasil, en toda la América Latina, en todos los países, y los está llamando en este tiempo final. Si oyes hoy Su Voz, no endurezcas tu corazón, tu nombre está escrito en el Cielo en el Libro de la Vida y te está llamando en esta ocasión. “Mis ovejas oyen mi Voz, yo las conozco y me siguen, y yo les doy Vida eterna.” San Juan, capítulo 10, verso 27 al 30; y en San Juan, capítulo 10, versos 14 al 18, dice:
“También tengo otras ovejas que no son de este redil; aquéllas también debo traer, y oirán mi voz; y habrá un rebaño, y un pastor.”
La Voz de Cristo, la Voz del Espíritu Santo por medio del Evangelio siendo predicado, llama y junta a todas esas personas representadas en ovejas, las junta, las reúne en el Reino del Señor, que es la Iglesia del Señor Jesucristo. Vamos a estar puestos en pie para orar por las personas que han venido a los Pies de Cristo; las que están en otras naciones también pueden venir a los Pies de Cristo para que queden incluidos en la oración que estaremos haciendo en esta ocasión.
Y los niños de 10 años en adelante también pueden venir a los Pies de Cristo, para que queden también incluidos en la oración que estaremos haciendo; recuerden que Cristo dijo:
“Dejad a los niños venir a mí, y no se lo impidáis; porque de los tales es el reino de los cielos.”
Cristo con la llave de David es el que abrirá el milenio, la puerta del Reino de Dios, la puerta del Reino de David, que es la segunda Venida de Cristo, el misterio de la segunda Venida de Cristo; por lo tanto, la llave de David es muy importante para este tiempo.
Si falta alguno por venir a los Pies de Cristo de los que están presentes y de los que están en otras naciones, puede venir para que quede incluido en la oración que estaremos haciendo.
Vamos a preguntarle a los que están aquí en las computadoras y las cámaras para saber si ya están listos, ¿pueden pasar alguna imagen de México o de Venezuela, del Perú, de Puerto Rico o de cualquier país? ¿Este es qué lugar? Puerto Rico. Aquí tenemos a Puerto Rico, que Dios les bendiga a todos ustedes allá en Puerto Rico.
A través del satélite Amazonas y de internet están conectados con esta actividad en diferentes naciones, aquí estamos… Lima, Perú, allá debe ser Miguel el que vemos allá, yo quise saber si era Miguel o era yo y moví mi mano, pero allá no se movió mi mano, por lo tanto no era yo, era Miguel.
Eso me recuerda una historieta, es un… digamos, algo así en donde un niño del campo el cual no tenía espejo en su casa, cuando llegó a la ciudad, a la casa de un familiar y pasó frente a un espejo se asustó, vio a un niño allá en el espejo y se asustó y se pregunta: “¿Quién será ese niño? ¿Quién será ese muchacho?” Y hace así y el que está en el espejo hace así también, y él hace con las dos manos así, y el que está en el espejo hace lo mismo, y él mueve su cabeza y el que está en el espejo hace lo mismo, él mueve sus ojos y el que está en el espejo hace lo mismo. ¿Y saben cuál fue su sorpresa? Que él dice: “¡Pero si soy yo!”
Si nos miramos en el espejo de la Palabra. ¿Qué usted va a decir? “¡Pero si soy yo!” Cada uno de ustedes dirá: “¡Pero si soy yo!” Esos escogidos de los cuales habla la Biblia. “¡Pero si soy yo!” Esas personas que son Reyes, Sacerdotes y Jueces lavados con la Sangre de Cristo.
Así va a pensar y decir el que se sentará con Cristo en Su Trono, así va a decir el que recibirá autoridad como Cristo recibió en el Cielo, y Cristo le dará al vencedor, así dirá también aquel a través del cual Cristo manifieste la llave de David. Tan simple como eso.
Él se va a ver en el espejo de la Palabra y va a decir: “¡Pero si soy yo!” ¿Ven qué simple es todo? Y todos los escogidos van a ver estas cosas, y van a ver también aquellos de los cuales dice que son Reyes y Sacerdotes, y van a decir: “¡Pero si soy yo uno de esos Reyes y Sacerdotes! ¡Pero si soy yo uno de esos que va a ser transformado!”
Es que los Truenos, la Voz de Cristo, la Voz del Espíritu Santo hablando en el Día Postrero, nos dará la fe para ser transformados y llevados con Cristo a la Cena de las Bodas del Cordero, nos dará la revelación del séptimo Sello. ¿Vieron qué simple es todo?
Hoy se está celebrando, conmemorando quince años de la dedicación de este auditorio. ¿Quiénes estuvieron aquí? Yo estuve aquí mismo en la dedicación de este auditorio; por lo tanto: ¡Feliz aniversario! Parabens a todos voces. [Felicitaciones a todos ustedes].
Vamos a ver si ya están listos, ya estamos listos en las demás naciones. Vamos a estar todos puestos en pie, en las demás naciones también y con nuestras manos levantadas al Cielo, a Cristo, y nuestros ojos cerrados los que han venido a los Pies de Cristo en estos momentos, repitan conmigo esta oración:
Señor Jesucristo, escuché la predicación de Tu Evangelio y nació Tu fe en mi corazón, creo en Ti con toda mi alma, creo en Tu primera Venida, creo en Tu Nombre como el único Nombre bajo el Cielo dado a los hombres en que podemos ser salvos, creo en Tu muerte en la Cruz del Calvario como el Sacrificio de Expiación por nuestros pecados. Reconozco que soy pecador y necesito un Salvador. Doy testimonio público de mi fe en Ti y Te recibo como mi único y suficiente Salvador.
Te ruego perdones mis pecados y con Tu Sangre me limpies de todo pecado, y me bautices con Espíritu Santo y Fuego y produzcas en mí el nuevo nacimiento. Sálvame Señor, quiero vivir Contigo por toda la eternidad. Te lo ruego en Tu Nombre eterno y glorioso, Señor Jesucristo. Amén.
Y con nuestras manos levantadas a Cristo, al Cielo, todos decimos: ¡La Sangre del Señor Jesucristo me limpió de todo pecado! ¡La Sangre del Señor Jesucristo me limpió de todo pecado! ¡La Sangre del Señor Jesucristo me limpió de todo pecado! Amén.
Cristo les ha recibido en Su Reino, ha perdonado vuestros pecados y con Su Sangre les ha limpiado de todo pecado, porque ustedes le han recibido como vuestro único y suficiente Salvador. Por lo cual ustedes me dirán: “Quiero ser bautizado en agua lo más pronto posible en el Nombre del Señor. ¿Cuándo me pueden bautizar?” Es la pregunta de cada uno de ustedes.
Por cuanto ustedes han creído en Cristo de todo corazón, bien pueden ser bautizados. Y que Cristo les bautice con Espíritu Santo y Fuego, y produzca en ustedes el nuevo nacimiento.
El bautismo en agua es un mandamiento del Señor, el mismo Cristo fue bautizado por Juan el Bautista; y si Cristo fue bautizado, cuánto más nosotros necesitamos ser bautizados.
El agua en el bautismo no quita los pecados, es la Sangre de Cristo la que nos limpia de todo pecado; el bautismo en agua es un mandamiento del Señor, el bautismo en agua es tipológico, en el bautismo en agua nos identificamos con Cristo en Su muerte, sepultura y resurrección.
Cuando la persona recibe a Cristo como Salvador, muere al mundo; y cuando el ministro lo sumerge en las aguas bautismales, tipológicamente está siendo sepultado; y cuando lo levanta de las aguas bautismales, está resucitando a una nueva vida: a la Vida eterna con Cristo en Su Reino eterno. Tan simple como eso es el bautismo en agua en el Nombre del Señor Jesucristo.
Por lo cual, bien pueden ser bautizados. Y que Cristo les bautice con Espíritu Santo y Fuego, y produzca en ustedes el nuevo nacimiento; y nos continuaremos viendo por toda la eternidad en el glorioso Reino de Jesucristo nuestro amado Señor Jesucristo.
Dejo al ministro Antonino con ustedes, para que les indique cómo hacer para ser bautizados en agua en el Nombre del Señor Jesucristo. Y en cada país dejo al ministro correspondiente para que haga en la misma forma.
Que Dios les bendiga y les guarde, y continúen pasando una tarde feliz, llena de las bendiciones de Cristo nuestro Salvador.
“EL HOMBRE QUE RECIBIÓ LAS LLAVES DEL REINO DE DAVID.”