Muy buenas noches, amables amigos y hermanos presentes, y los que están a través del satélite Amazonas o de internet en diferentes naciones. Reciban todos un saludo de mi parte de todo corazón.
También feliz cumpleaños Julio Cruz López, de Puerto Rico, allá en Chile; que Dios te bendiga y te guarde, y te use grandemente en Su Obra en este tiempo final; también para el reverendo Barroyeta, de Venezuela y Joel Lara, de Santa Cruz, Bolivia, feliz cumpleaños para ustedes también; y también para todos los que están cumpliendo años en estos días, un feliz cumpleaños; y que Dios les use grandemente en Su Obra en este tiempo final. Dios los bendiga grandemente.
Para esta ocasión leeremos en Ezequiel, capítulo 37, versos 1 al 14, y dice:
“La mano de Jehová vino sobre mí, y me llevó en el Espíritu de Jehová, y me puso en medio de un valle que estaba lleno de huesos.
Y me hizo pasar cerca de ellos por todo en derredor; y he aquí que eran muchísimos sobre la faz del campo, y por cierto secos en gran manera.
Y me dijo: Hijo de hombre, ¿vivirán estos huesos? Y dije: Señor Jehová, tú lo sabes.
Me dijo entonces: Profetiza sobre estos huesos, y diles: Huesos secos, oíd palabra de Jehová.
Así ha dicho Jehová el Señor a estos huesos: He aquí, yo hago entrar espíritu en vosotros, y viviréis.
Y pondré tendones sobre vosotros, y haré subir sobre vosotros carne, y os cubriré de piel, y pondré en vosotros espíritu, y viviréis; y sabréis que yo soy Jehová.
Profeticé, pues, como me fue mandado; y hubo un ruido mientras yo profetizaba, y he aquí un temblor; y los huesos se juntaron cada hueso con su hueso.
Y miré, y he aquí tendones sobre ellos, y la carne subió, y la piel cubrió por encima de ellos; pero no había en ellos espíritu.
Y me dijo: Profetiza al espíritu, profetiza, hijo de hombre, y di al espíritu: Así ha dicho Jehová el Señor: Espíritu, ven de los cuatro vientos, y sopla sobre estos muertos, y vivirán.
Y profeticé como me había mandado, y entró espíritu en ellos, y vivieron, y estuvieron sobre sus pies; un ejército grande en extremo.
Me dijo luego: Hijo de hombre, todos estos huesos son la casa de Israel. He aquí, ellos dicen: Nuestros huesos se secaron, y pereció nuestra esperanza, y somos del todo destruidos.
Por tanto, profetiza, y diles: Así ha dicho Jehová el Señor: He aquí yo abro vuestros sepulcros, pueblo mío, y os haré subir de vuestras sepulturas, y os traeré a la tierra de Israel.
Y sabréis que yo soy Jehová, cuando abra vuestros sepulcros, y os saque de vuestras sepulturas, pueblo mío.
Y pondré mi Espíritu en vosotros, y viviréis, y os haré reposar sobre vuestra tierra; y sabréis que yo Jehová hablé, y lo hice, dice Jehová.”
Que Dios bendiga nuestras almas con Su Palabra y nos permita entenderla.
“LA CUARTA Y ÚLTIMA ETAPA PARA ISRAEL.”
En este pasaje Dios le muestra a Ezequiel en estos huesos secos, la casa de Israel. Cuando se habla de la casa de Israel, se está hablando de la diez tribus del reino del Norte que le fueron dadas a Jeroboam, un descendiente de Efraín. Ellos fueron esparcidos por el mundo, fueron desarraigados de su tierra a causa de los dos becerros de oro que el rey Jeroboam colocó en el reino del Norte.
Y ahora, podemos ver que hay una promesa de restauración para la casa de Israel o reino del Norte. Recordamos las palabras de los diferentes profetas que nos hablan de esta restauración; luego de esta restauración, viene la restauración de ellos al Reino de David; el mismo Jesús habló de la casa de Israel, las ovejas perdidas de la casa de Israel a las cuales Él envió a Sus discípulos cuando les dijo: “Id a las ovejas perdidas de la casa de Israel.” Y también Él dijo: “Yo no soy enviado sino a las ovejas perdidas de la casa de Israel.” San Mateo, capítulo 10, versos 5 al 7; y San Mateo, capítulo 15, verso 24: esos son los pasajes donde Cristo habló acerca de la casa de Israel.
Y San Pablo nos habla del nuevo Pacto que Dios dijo en Jeremías, capítulo 31, versos 31 al 36, qué Dios haría con la casa de Israel y con la casa de Judá; luego cuando repite acerca del nuevo Pacto dice qué hará con la casa de Israel y no menciona la casa de Judá.
Y ahora, San Pablo dice que el nuevo Pacto es aquel al cual han estado entrando todos los que reciben a Cristo como Salvador; ese es el nuevo Pacto señalado en la Escritura, el mismo Jesús habló del nuevo Pacto en la última Cena que tuvo con Sus discípulos, en San Mateo, capítulo 26, versos 26 al 29. Estando en la mesa tomó el pan, bendijo dando gracias al Padre, partió y dio a Sus discípulos y dijo: “Comed de él todos, porque este es mi cuerpo;” en el pan está tipificado el Cuerpo, por eso en la Santa Cena el pan tipifica el Cuerpo de Cristo.
Y ahora, tomando la copa de vino y dando gracias al Padre, luego les da a Sus discípulos y les dice: “Tomad de ella todos, porque esta es mi Sangre del nuevo Pacto que por muchos es derramada para remisión de los pecados.” Eso está en San Mateo, capítulo 26, versos 26 al 29.
Y ahora, podemos ver que la casa de Israel que ha estado esparcida en medio de todas las naciones, por medio de la Voz de Dios llamándoles serían reunidos nuevamente, o sea, los descendientes del reino del Norte compuesto por diez tribus que le fueron dadas al rey Jeroboam.
Y ahora, la restauración de la casa de Israel, la restauración de las diez tribus llamadas las tribus perdidas del reino del Norte… vean ustedes, a Dios no se le pierde nada. Ahora, Dios dice que ellos pensaban y decían que su esperanza había perecido. El verso 11 de este mismo capítulo 37, dice:
“Me dijo luego: Hijo de hombre, todos estos huesos son la casa de Israel. He aquí, ellos dicen: Nuestros huesos se secaron, y pereció nuestra esperanza, y somos del todo destruidos.”
Ellos habían perdido toda esperanza de ser recogidos en el Programa Divino, pero en el Programa Divino están las promesas de Dios que Él los restauraría.
Y ahora, encontramos que hay cuatro etapas muy importantes, estas etapas también se cumplen en el Cristianismo, en la Iglesia del Señor Jesucristo, son etapas de restauraciones; en la primera etapa no ocurre la restauración sino que es un paso, una parte de la restauración, pero la restauración va en forma progresiva de etapa en etapa: hay un ruido, y luego que ese ruido surge, entonces hay un temblor, esa es una etapa en donde cada hueso se juntó su hueso; y luego tendones surgieron sobre ellos, esa es otra etapa; y luego carne subió sobre esos tendones que estaban sobre los huesos; y luego, encontramos que vino piel sobre la carne, esa es una tercera etapa; pero aun con todo y eso no estaba el espíritu en ellos, y el cuerpo sin espíritu está muerto.
Y ahora, les dije que estas etapas también se cumplen en el Cristianismo, en el Cristianismo, pues son las diferentes etapas para la restauración de la Iglesia; la primera etapa se cumplió con Lutero, en la edad luterana; la segunda etapa en la edad wesleyana, la tercera etapa en la edad pentecostal.
En cada una de esas etapas hay un instrumento de Dios, un hombre a través del cual Dios obra para cumplir cada una de esas etapas; y luego para el Día Postrero la cuarta etapa es el Espíritu de Dios, el Espíritu Santo viniendo a la Iglesia en esa cuarta etapa que corresponde a la Edad de la Piedra Angular, y eso será el Verbo, la Palabra viniendo a la Iglesia, la Palabra a través del instrumento que Él tendrá para usar en la Edad de la Piedra Angular. La cuarta etapa es la Palabra, el Verbo, el Espíritu Santo.
En esa cuarta etapa es que están las grandes bendiciones de Dios, porque ahí es donde está la Vida, porque donde está el Espíritu de Dios, ahí hay libertad, hay Vida; esa es la etapa del Amor Divino. La etapa luterana fue la etapa de justificación, en la Iglesia, en el Cristianismo, en esas diferentes etapas de restauración; luego la etapa correspondiente a Wesley fue de santificación; luego la etapa en la era o edad pentecostal, donde su mensajero fue el reverendo William Branham, precursor de la segunda Venida de Cristo, esa etapa que corresponde al Espíritu Santo obrando, derramando dones, esa etapa es muy importante en el Programa Divino.
Ahora, en esas diferentes etapas también hay diferentes virtudes que son manifestadas; en la tercera etapa, la edad pentecostal que corresponde a la edad de Laodicea o está representada en la Iglesia de Laodicea, es la etapa del amor fraternal; y luego pasamos a la etapa de la Edad de la Piedra Angular, que es la etapa o edad del Amor Divino, la edad del Espíritu Santo, la etapa de la Palabra. Ahí Dios tendrá a un mensajero en donde Él colocará Su Palabra en la boca de ese hombre y él hablará todo lo que Dios le mande, será un profeta como Moisés, un hombre como Moisés, un mensajero dispensacional. Eso es en la Iglesia.
Y ahora, para el pueblo hebreo estamos en esa etapa cuarta para Dios enviar el Espíritu a esos huesos secos que ya fueron juntados: nervios vinieron sobre ellos, carne sobre ellos y piel sobre ellos, esas diferentes etapas (tres etapas); pero les falta el Espíritu.
Y ahora, Dios trata con Israel como pueblo, no como individuos sino como pueblo.
Y ahora, el Espíritu de Dios regresará al pueblo hebreo de los cuatro vientos, o sea, es llamado el Espíritu de Dios, el cual ha estado por toda la Tierra en la labor correspondiente a la Dispensación de la Gracia en medio del Cristianismo; y luego ha estado llevando a los descendientes de las tribus perdidas y de las otras dos tribus, tribu de Judá y tribu de Benjamín, llevándolos a la tierra prometida y siendo establecidos como una nación libre y soberana, con un gobierno democrático; pero les falta que el Espíritu de Dios regrese a ellos.
¿Y cómo regresará? Por cuanto Dios trata con Israel como pueblo, encontramos que el Espíritu de Dios a través de la historia bíblica estuvo en medio del pueblo hebreo en los profetas que Dios levantó en medio del pueblo hebreo, caminando en medio del pueblo hebreo a través de profetas y hablando a través de profetas.
El Espíritu de Dios regresará bajo el ministerio de los dos Olivos, en donde el Espíritu de Dios estará obrando grandes maravillas y derramando grandes bendiciones para el pueblo hebreo.
Estamos en un tiempo en donde vamos a ver ese entrelace, en donde el Espíritu de Dios se va a mover del Cristianismo al Judaísmo, o sea, se va a mover de entre los cristianos para estar entre los judíos; y eso lo hará a través de un hombre, de un profeta como Moisés: “Profeta como yo os levantará el Señor vuestro Dios,” dijo Moisés al pueblo hebreo; dice: “A él oiréis,” o sea, ahí nos muestra a quién el pueblo hebreo tiene que escuchar (eso está en Deuteronomio, capítulo 18, verso 15 al 18).
Y ahora, para este tiempo final un profeta como Moisés Dios va a levantar.
Miren ustedes, cuando Dios levantó a Moisés como profeta para la liberación del pueblo hebreo, los llevó para estar en medio del pueblo hebreo, los llevó. Pero, ¿dónde estaba? Entre los gentiles, de entre los gentiles; estaba allá con su suegro Jetro y su esposa Séfora, y sus hijos; y estaba como pastor, era un pastor, un pastor de ovejas y esas ovejas tipificaban al pueblo de Dios.
Recuerden: un profeta tan grande como Moisés, profeta dispensacional, su oficio era pastor. Vigilen, porque hay pastores no solamente de ovejas literales, hay pastores de personas que están representadas en ovejas. El mismo Jesús dijo: “Mis ovejas oyen mi voz, y yo las conozco, y me siguen, y yo les doy Vida eterna.” (San Juan, capítulo 10, versos 27 en adelante).
Y cuando Él habla acerca de la casa de Israel, dice: “Yo no he sido enviado sino a las ovejas perdidas de la casa de Israel.” O sea, que los miembros de esas diez tribus están tipificados en ovejas, ovejas de Dios.
Y ahora, podemos comprender porqué Cristo decía también: “También tengo otras ovejas que no son de este redil, las cuales también debo traer; y oirán mi voz, y habrá un rebaño, y un pastor.” [San Juan 10:16].
Y ahora, hemos visto que Cristo en Espíritu Santo, el cual dijo: “Yo estaré con vosotros todos los días hasta el fin del mundo.” (San *Mateo, capítulo 28, verso 20). Él ha estado en medio de Su Iglesia todos estos dos mil años que han transcurrido y ha estado en Espíritu Santo manifestándose a través de diferentes mensajeros, llamando y juntando Sus ovejas de edad en edad, juntándolas en Su Redil, que es Su Iglesia.
Y ahora, para este tiempo final el Espíritu de Dios debe regresar al pueblo hebreo, hemos visto cómo regresará, va a haber algo grande que va a estremecer al pueblo hebreo, a Israel, y que será un profeta como Moisés que Dios va a levantar para hablarle al pueblo hebreo, y para así el Espíritu de Dios morar en medio del pueblo hebreo, morar en un hombre, un profeta como Moisés; y estando ese profeta como Moisés en medio del pueblo hebreo habrá regresado el Espíritu de Dios al pueblo hebreo, y entonces será una nación, un pueblo con el Espíritu, con vida, un ejército grande, una nación poderosa con la presencia del Espíritu de Dios en medio de ellos. Eso es lo que está prometido que ocurrirá en este tiempo final.
Por lo tanto, con nuestros ojos físicos y espirituales bien abiertos, porque eso lo estaremos viendo en este tiempo final, cuando estemos viendo ese acercamiento del pueblo hebreo con un hombre como Moisés, recuerden: está llegando el momento para el Espíritu de Dios obrar en medio de ese ejército que eran huesos secos, pero que luego ya será un ejército en pie, con vida, la Vida de Dios en medio del pueblo de Dios. Esa es la cuarta Etapa, es la más importante, aunque todas son importantes, pero esa Etapa es la que corona toda la Obra de Dios con el pueblo hebreo; y así también es con la Iglesia del Señor Jesucristo, porque en la Iglesia del Señor Jesucristo se cumple en la esfera espiritual esas etapas también.
En medio del Cristianismo, estamos en la cuarta etapa, y en medio del Judaísmo, del pueblo hebreo, también se ha estado llegando a la cuarta etapa: es la más gloriosa de todas, es la Edad de Oro, la Edad de la Piedra Angular, la Edad para la Venida del Mesías, para la venida de un profeta como Moisés como dijo el profeta Moisés; por eso el pueblo hebreo está esperando el Mesías como un profeta como Moisés; por lo tanto un profeta dispensacional.
Y ahora, hemos estado viendo lo que es: “LA CUARTA Y ÚLTIMA ETAPA PARA ISRAEL,” lo mismo que es la cuarta etapa para la Iglesia del Señor Jesucristo.
Aquí tengo tres temas y esta noche ha sido el primero. Fueron tres temas bien pensados por lo que veo, así que estamos en estudio bíblico, pues para comprender estas cosas, solamente se pueden comprender en un estudio bíblico, y eso es lo que estado teniendo en esta noche.
“LA CUARTA Y ÚLTIMA ETAPA PARA ISRAEL,” también podemos ver que ha sido lo mismo para la Iglesia del Señor Jesucristo.
Mañana continuaremos hablando sobre: “EL QUINTO IMPERIO” (recuerden que en Brasil quisieron establecer el quinto imperio), y el domingo en la mañana estaremos hablando sobre: “EL HOMBRE QUE RECIBIÓ LAS LLAVES DEL REINO DE DAVID.” Es que hay una Escritura en Apocalipsis: capítulo 3 del Apocalipsis, verso 7 en adelante que dice:
“Escribe al ángel de la iglesia en Filadelfia: Esto dice el Santo, el Verdadero, el que tiene la llave de David, el que abre y ninguno cierra, y cierra y ninguno abre.”
Si tiene la llave puede abrir, pero con la misma llave se puede cerrar, porque la llave es para abrir o para cerrar. Eso lo vamos a dejar quietecito. Recuerden que cuando la vírgenes insensatas llegaron la puerta ya estaba cerrada, es que hay UNO que puede cerrar y nadie puede abrir, porque Él tiene la llave; y puede abrir y nadie cerrar. Eso lo dejamos para el domingo en el estudio bíblico que hemos de tener, y esperamos ver al máximo de la revelación contenida en esa Escritura.
Mañana en la reunión de ministros estaremos hablando sobre: “EL QUINTO IMPERIO.” Tomaremos el pasaje de Daniel, capítulo 2, versos 31 al 35.
Ha sido para mí un privilegio grande estar con ustedes en esta ocasión, dándoles testimonio de: “LA CUARTA Y ÚLTIMA ETAPA PARA ISRAEL.” Cuando Dios se torne a Israel completamente, la puerta de la misericordia en medio del Cristianismo se cerrará, y ya las personas no tendrán la oportunidad de recibir a Cristo como Salvador, porque ya Cristo no estará como Cordero, ni como Sumo Sacerdote en el Cielo, sino como León, como Rey; pero todavía la puerta de la misericordia está abierta y hay oportunidad para las personas recibir a Cristo como Salvador.
Si hay alguna persona que todavía no ha recibido a Cristo como Salvador, lo puede hacer en estos momentos y estaremos orando por usted, puede pasar acá al frente para que oremos por usted; y los que están en otras naciones también pueden pasar la frente en el lugar donde se encuentren en otras naciones para orar por usted, si todavía usted no ha recibido a Cristo como Salvador.
Todavía hay lugar en el Reino de Cristo para entrar y obtener la salvación y Vida eterna. Lo más importante para el ser humano es la Vida eterna. No hay otra cosa más importante que la Vida eterna, y eso algunas personas lo descubren cuando están en el último día de su vida, descubren que haber obtenido grandes riquezas no era lo más importante; la vida es lo más importante; y si se acaba la vida de nada le sirve a la persona ser rica, pues muere como los pobres también, entonces sería un pobre rico.
Ahora, toda persona que ha recibido Cristo como Salvador es bienaventurada, tiene la esperanza de una Vida eterna.
Cristo dijo: “¿De qué le vale al hombre, si ganare todo el mundo, y perdiere su alma? ¿O qué recompensa dará el hombre por su alma? Porque el Hijo del Hombre vendrá en la gloria de su Padre con sus ángeles, y entonces pagará a cada uno según sus obras.” (San Mateo, capítulo 16, versos 26 al 28; y el capítulo 8, versos 38 de San Marcos).
El ser humano cuando tiene que partir de la Tierra, si es un creyente en Cristo no tiene ningún problema, sabe que va al Paraíso, que es otra dimensión, la dimensión de los ángeles a vivir y que allá es mejor que aquí en la Tierra; por lo tanto, se va tranquilo al Paraíso.
Cristo dijo en San Juan, capítulo 11, versos 25 al 27: “Yo soy la resurrección y la vida; el que cree en mí, aunque esté muerto, vivirá. Y todo aquel que vive y cree en mí, no morirá eternamente.” Le pregunta a Marta: “¿Crees esto?” Marta le dice: “Sí, Señor.” ¿Y qué decimos nosotros? Sí Señor, nosotros también lo creemos.
El que cree en Cristo no morirá eternamente, va a resucitar en un cuerpo eterno y glorificado; por lo tanto el que tiene esta esperanza no tiene angustia existencial, tiene paz en su alma, sabiendo de dónde ha venido, sabiendo porqué está aquí en la Tierra y sabiendo hacia dónde va cuando su cuerpo físico muera. Por lo tanto, es feliz con Cristo aquí en la Tierra y cuando muera en el Paraíso, también será feliz.
Vamos a estar puestos en pie para orar por las personas que están viniendo a los Pies de Cristo; pueden continuar viniendo los que están presentes y los que están en otras naciones también.
Y los niños de diez años en adelante, también pueden venir a los Pies de Cristo, pues Cristo tiene lugar en Su Reino para los niños también. Él dijo: “Dejad venir a los niños a mí y no se lo impidáis porque de los tales es el Reino de los Cielos.”
Es un privilegio grande recibir a Cristo como Salvador, es un asunto de Vida eterna.
Vamos a orar por las personas que han venido a los Pies de Cristo. Si falta alguno por venir, puede pasar al frente, y en las demás naciones si falta alguno por venir, puede pasar al frente allá en donde usted se encuentre.
Con nuestras manos levantadas a Cristo, al Cielo, y nuestros ojos cerrados repitan conmigo esta oración los que han venido a los Pies de Cristo en esta ocasión:
Señor Jesucristo, escuché la predicación de Tu Evangelio y nació Tu fe en mi corazón, creo en Ti con toda mi alma, creo en Tu Nombre como el único Nombre bajo el Cielo dado a los hombres en que podemos ser salvos, creo en Tu muerte en la Cruz del Calvario como el Sacrificio de Expiación por nuestros pecados; reconozco que soy pecador y necesito un Salvador. Doy testimonio público de mi fe en Ti y Te recibo como mi único y suficiente Salvador.
Te ruego perdones mis pecados y con Tu Sangre me limpies de todo pecado y me bautices con Espíritu Santo y Fuego luego que yo sea bautizado en agua en Tu Nombre, y sea producido en mí el nuevo nacimiento. Quiero nacer en Tu Reino, quiero vivir eternamente.
Sálvame, Señor, Te lo ruego en Tu Nombre eterno y glorioso, Señor Jesucristo. Amén.
Y con nuestras manos levantadas a Cristo, al Cielo, todos decimos: ¡La Sangre del Señor Jesucristo me limpió de todo pecado! ¡La Sangre del Señor Jesucristo me limpió de todo pecado! ¡La Sangre del Señor Jesucristo me limpió de todo pecado! Amén.
Cristo les ha recibido en Su Reino, ha perdonado vuestros pecados y con Su Sangre les ha limpiado de todo pecado, porque ustedes le han recibido como vuestro único y suficiente Salvador. Ustedes me dirán: “Quiero ser bautizado en agua lo más pronto posible en el Nombre del Señor Jesucristo,” pues Él dijo: “El que creyere y fuere bautizado, será salvo; mas el que no creyere, será condenado.”
“Yo he creído en Cristo y lo he recibido como mi Salvador. Quiero ser bautizado lo más pronto posible. ¿Cuándo me pueden bautizar?” Es la pregunta desde lo profundo de vuestro corazón. Por cuanto ustedes han creído en Cristo de todo corazón, bien pueden ser bautizados. Y que Cristo les bautice con Espíritu Santo y Fuego, y produzca en ustedes el nuevo nacimiento.
El mismo Cristo fue bautizado en agua por Juan el Bautista en el río Jordán; Juan no lo quería bautizar, pero Jesús le dice: “Nos conviene cumplir toda justicia.” Y si a Cristo le convenía cumplir toda justicia siendo bautizado, cuánto más a nosotros nos conviene ser bautizados. El bautismo en agua es un mandamiento del Señor Jesucristo que ha estado siendo obedecido desde los tiempos de los apóstoles hasta este tiempo final. El bautismo en agua no quita los pecados, pues el agua no tiene poder para quitar el pecado, es la Sangre de Cristo la que nos limpia de todo pecado.
Por lo tanto, conscientes que es la Sangre de Cristo la que nos limpia de todo pecado y que el bautismo en agua es tipológico, en el cual nos identificamos con Cristo en Su muerte, sepultura y resurrección, siendo que toda persona que recibe a Cristo como Salvador muere al mundo; y cuando el ministro lo sumerge en las aguas bautismales, tipológicamente está siendo sepultado; y luego cuando el ministro lo levanta de las aguas bautismales está resucitando a una nueva vida, a la Vida eterna con Cristo en Su Reino eterno. Tan simple como eso es el bautismo en agua.
Conociendo la tipología, el simbolismo del bautismo en agua bien pueden ser bautizados. Y que Cristo les bautice con Espíritu Santo y Fuego, y produzca en ustedes el nuevo nacimiento; y nos continuaremos viendo por toda la eternidad en el glorioso Reino de Jesucristo nuestro Salvador.
Dejo al ministro Antonino aquí presente, para que les indique cómo hacer para ser bautizados en agua. ¿Hay agua? ¿Hay bautisterios? Hay bautisterios, ¿ropas bautismales también? Ropas bautismales también, y ministros que les bautizaran también; por lo tanto bien pueden ser bautizados y los que están en otras naciones también pueden ser bautizados, para lo cual dejo al ministro correspondiente en cada nación para que les indique cómo hacer para que haga en la misma forma que hará el ministro Antonino en estos momentos.
Que Dios les bendiga y les guarde, y continúen pasando todos una noche feliz, llena de las bendiciones de Jesucristo nuestro Salvador.
“LA CUARTA Y ÚLTIMA ETAPA PARA ISRAEL.”