Damas trabajando para agradar a aquél que tiene la bendición

Muy buenos días, “DAMAS TRABAJANDO PARA AGRADAR A AQUÉL QUE TIENE LA BENDICIÓN;” es una bendición grande estar con ustedes en esta ocasión, para compartir con ustedes unos momentos de compañerismo alrededor de la Palabra de Dios y Su Programa correspondiente a este tiempo final.

Aprecio y agradezco mucho el respaldo que ustedes le están dando al proyecto de La gran Carpa-Catedral en Puerto Rico, y también el respaldo que le están dando a AMISRAEL; ya en esta tarde estaremos en el lanzamiento del proyecto: “Los pueblos del mundo escriben la Biblia,” y allí nos veremos para ese lanzamiento de ese importante proyecto que AMISRAEL está dirigiendo.

También aprecio y agradezco mucho el respaldo que le están dando al misionero, doctor Miguel Bermúdez Marín en la obra misionera y la obra evangelística, juntamente con todos los ministros y sus congregaciones.

Para esta ocasión leemos un pasaje en San Lucas, capítulo 8, versos 1 al 3, y dice:

“Aconteció después, que Jesús iba por todas las ciudades y aldeas, predicando y anunciando el evangelio del reino de Dios, y los doce con él,

y algunas mujeres que habían sido sanadas de espíritus malos y de enfermedades: María, que se llamaba Magdalena, de la que habían salido siete demonios,

Juana, mujer de Chuza intendente de Herodes, y Susana, y otras muchas que le servían de sus bienes.”

Dios bendiga nuestras almas con Su Palabra y nos permita entenderla.

 A través de la historia bíblica encontramos que Dios ha tenido en el proyecto que está llevando a cabo, en cada edad y en cada dispensación por medio del mensajero de cada edad o de cada dispensación, ha tenido no solamente ministros, hombres que han estado brazo a brazo con el mensajero, el profeta correspondiente a cada etapa del Programa Divino, sino que también Dios ha tenido muchas mujeres fieles a Dios que han trabajo en el Programa Divino; y tenemos en el tiempo de Moisés muchas mujeres que trabajaron en ese proyecto divino, y cuando cruzaron el Mar Rojo la hermana de Moisés con su pandero juntamente con todas las mujeres y sobre todo las jovencitas, estaban danzando y cantando, o sea, celebrando la victoria que habían tenido contra el faraón y su ejército, los cuales fueron derrotados, no por Israel sino por Dios en el Mar Rojo.

Ahora, ¿cómo sería la hermana de Moisés danzando y tocando su pandero y cantando? Algunas personas no se pueden imaginar una mujer de ochenta y algo de años, porque era mayor que Moisés, pero vean, no hay edades para alabar a Dios, para servir a Dios y para estar brazo a brazo con el mensajero de su tiempo; y el mensajero era su hermano, al cual ella había colocado en una canastita y lo había echado por el río en esa canasta, y había llegado hasta las manos de la hija de faraón.

Y ahora, vean el propósito divino que Dios tenía con aquel niñito, aquel bebé; encontramos que para ese tiempo también hubo una orden del faraón de matar a todos los niños cuando la comadrona o partera veía que era varoncito, tenía que matarlo, no lo podía dejar vivir.

Pero las parteras, las dos parteras que menciona ahí la Biblia tuvieron temor a Dios, amaban a Dios, temían a Dios y entonces no hacían lo que el faraón había ordenado.

Gracias a Dios por eso, porque si no Moisés no podía nacer. Es que el enemigo de Dios sabe, Satanás el diablo, sabe que cuando Dios va hacer algo en la Tierra, cuando va a llevar a cabo una liberación, tiene que enviar un hombre, tiene que nacer un hombre en la Tierra para ser el instrumento de Dios, porque Dios obra por medio de seres humanos, de mensajeros que Él envía de edad en edad y de dispensación en dispensación.

Cuando es para una edad, pues un mensajero de edad, cuando es para una dispensación, un mensajero dispensacional, de los cuales Dios tiene solamente ¿cuántos? Solamente siete mensajeros dispensacionales, y cuando tenía que nacer ese mensajero dispensacional, pues pasó como cuando nació Abraham, esa historia, pues se encuentra en otro libro (la Biblia no la recoge completa porque hay cosas que no fueron colocadas ahí); cuando nació Abraham hubo una señal en el Cielo.

Y siempre el enemigo sabe que cuando Dios va a enviar un hombre, un mensajero a la Tierra, hay una señal en el Cielo, porque las cosas son mostradas en el Cielo primero, y entonces en la Tierra tiene que estar aconteciendo o acontecer lo que significa esa señal en el Cielo, porque Dios ha colocado el sol, la luna y las estrellas, para señales de los tiempos, de las estaciones y también son señales espirituales, señales del Programa Divino.

Y ahora, por eso es que también cuando Moisés nació, tuvo que haber una señal allá en el Cielo que los magos, los que estudiaban el Cielo, los astrólogos y astrónomos, lo cual las dos ciencias estaba todo junto (astrología y astronomía), y vieron esas señales.

Recuerden que los reyes siempre tenían personas, sabios para estudiar en el Cielo lo que iba acontecer en la Tierra, y recuerden, cuando el faraón tuvo un sueño en donde vio unas espigas de trigo, siete espigas muy hermosas que tenían buen fruto, y siete espigas enjutas, muy feas que se comieron a las que estaban muy hermosas.

Y luego también tuvo en el sueño a siete vacas gordas y luego aparecieron siete vacas flacas, diríamos, se veían muy mal y se comieron a las que estaban gordas; y el rey sabía que eso significaba algo porque Dios habla tanto en el Cielo también como en sueños a las personas, y sabía que tenía que ver con su reino, y ellos eran reyes que se preocupaban no solamente con el presente, sino con futuro de ellos y su reino, y entonces tenían astrólogos, magos, personas que estudiaban todas esas cosas, cosas en el Cielo y también sueños y visiones para saber, para dar a conocer la interpretación de ellos.

Y allá en aquel tiempo estaba un joven hebreo hijo de Jacob llamado José, y era un joven que tenía las dos conciencias juntas, un profeta; había pasado la bendición de Jacob a ese joven, vean, era profeta también y tenía muchas experiencias con sueños y visiones.

Y ahora, Dios tenía un propósito con él, ese joven es tipo y figura de Cristo, Cristo se reflejó en él, y él fue el que le dio la interpretación correcta al rey; los demás, los magos, los adivinos, los astrólogos y todas esas gentes, no sabían, no entendían lo que significaba aquel sueño o aquellos dos sueños.

Pero eran de parte de Dios esos sueños y se requería un hombre de Dios, un profeta con las dos conciencias juntas para dar a conocer lo que eso significaba, un hombre que pudiera acercarse a Dios y Dios mostrarle el sueño y darle a conocer la interpretación del sueño. Así aconteció también en el tiempo de Daniel, allá en el tiempo del rey Nabucodonosor.

Y ahora, podemos ver que siempre hay señales en el Cielo que indican las cosas que van a suceder en la Tierra, dice la Escritura, uno de los Salmos, que los Cielos cuentan la gloria de Dios, y la expansión denuncia la obra de Sus manos. Es que el firmamento, el zodiaco con todo lo que tiene es la primera Biblia, por eso es que cuando Dios le va a dar la promesa a Abraham de su descendencia que sería muy grande, le dice: “Mira los Cielos y cuenta las estrellas si las puedes contar (por lo tanto, era una noche estrellada como decimos nosotros), así será tu descendencia.”

Y ahora, la descendencia de Abraham va a ser como las estrellas del Cielo; y eso se lo dice también más adelante a Jacob; por lo tanto, en las estrellas del Cielo van a estar representados descendientes de Abraham, por eso es que cuando se dice: “De Jacob saldrá una estrella,” en Números, capítulo 24, verso 17, aparecerá una señal en el Cielo, y esa señal en el Cielo, esa estrella que fue la estrella llamada de Belén que siguieron los magos, tipifica, representa la Venida del Mesías, representa el Mesías que nacería en Belén de Judea, y cuando los magos siguieron esa estrella, vean, llegaron ¿a dónde? Al hombre estrella, al Mesías, a la estrella resplandeciente de la mañana que es Cristo, porque la descendencia de Abraham está representada en las estrellas, y el Mesías es la estrella mayor, la estrella resplandeciente de la mañana.

Yo soy una estrella, usted es una estrella estrellas en el Cielo espiritual de Dios como descendientes de Abraham.

Y ahora, podemos ver porqué en el Cielo ocurren eventos que están señalando eventos bíblicos, proféticos que han de ser cumplidos en la Tierra.

Es importante saber, conocer esos eventos, reconocerlos cuando ocurren, ya están profetizados; y reconocer y seguir hasta encontrar el cumplimiento de eso que está mostrado en el Cielo.

Los magos siguiendo la estrella, esa señal celestial, se encontraron con el cumplimiento de esa estrella que es el Mesías que nació en Belén de Judea, pero ya cuando llegaron donde Él estaba, ya estaba en la casa, ya tenía unos dos años de edad.

Y ahora, podemos ver que trabajaron más adelante hombres y mujeres con ese niño que ya cuando llegó a joven, y cuando llegó a los 29 años y medio, comenzó Su ministerio. Hubo señales en el Cielo, pero vean, como el enemigo de Dios: el diablo o Satanás sabe que esas señales en el Cielo indican el cumplimiento de lo que Dios ha prometido para ese tiempo, a través del rey Herodes mandó a matar a todos los niños de dos años hacia abajo, ¿por qué? Porque él averiguó con los magos desde cuándo esa estrella había sido vista, y ya desde hacía dos años que estaba siendo vista esa señal, esa estrella, pues dijo: “Entonces el Mesías debe tener algunos… dos años, hay que matar a todos los niños de dos años hacia abajo, o sea, de dos años hacia abajo para que muera el Mesías.”

Miren, el, rey le tenía miedo a un niño, a un bebé, ¿por qué? Porque le tenía miedo a ese Rey que había nacido, y ese Rey, y cuando ese Rey tomara el Reino, Herodes y su reino iban a desaparecer.

Ahora vean, encontramos que en el ministerio de Jesús hubo mujeres; no solamente hombres, mujeres también que le servían. Cuando Él estaba allá en Galilea y después cuando viajó para otros lugares, hubo muchas mujeres también que lo seguían en Su ministerio.

Es como cuando se dice: “Vamos a tener una actividad en tal lugar,” van hombres y mujeres también, y no solamente van a escuchar, sino que los que son trabajadores en la obra, van también a trabajar, van llevando amistades para que la Palabra de Cristo llegue al corazón de ellos y Cristo los llame a Su redil. Esa es una labor, es una labor misionera que se hace para que Cristo continúe añadiendo a Su Iglesia los que han de ser salvos, y esa es una obra, una labor que agrada a Dios, es un trabajo que agrada a Dios, agrada a Cristo, porque eso es el programa de Él, de Cristo: que se evangelice, que se lleve la Palabra y se lleve a las personas para que escuchen la Palabra y nazca la fe de Cristo en el alma de las personas, crean en Cristo y lo reciban como su único y suficiente Salvador, sean bautizados en agua en Su Nombre y Cristo los bautice con Espíritu Santo y Fuego y produzca en las personas el nuevo nacimiento y así entran al Reino de Dios. ¿Ven? Es una obra, una labor, un trabajo que agrada a Dios, porque es un trabajo en el Programa Divino.

Ahora, encontramos que cuando se trabaja en el Programa Divino y para el Programa Divino, se está trabajando para Dios, se está trabajando para Cristo, y a Dios le agrada, a Cristo le agrada el trabajo que llevamos a cabo con amor divino, con fe y con todas nuestras fuerzas y nuestro entendimiento, o sea, un trabajo hecho con entendimiento.

¿Y qué dice Cristo de ese trabajo, de esas obras que las personas hacen en su favor, en favor del Programa Divino? Vamos a ver en el capítulo 22 del libro del Apocalipsis, nos dice lo que Cristo dice de esas personas, capítulo 22, verso 12 dice, del Apocalipsis:

“He aquí yo vengo pronto, y mi galardón conmigo, para recompensar a cada uno según sea su obra.”

Según sea la obra que cada persona haya llevado a cabo en la Obra de Dios, en el Programa Divino correspondiente al tiempo en que la persona está viviendo; no viene para recompensar a las personas conforme a las obras que han hecho en el trabajo, de trabajar, de hacer esto y lo otro en el trabajo que le corresponde, en la fábrica o en la oficina, no, esa recompensa la da el jefe de usted pagándole la mensualidad que le corresponde, ya esa es la recompensa, porque siempre se trabaja por una recompensa.

Nadie va a la oficina o a la fábrica a trabajar si no le van a pagar, y aun Cristo dice que el obrero es digno de su salario, y que Él pagará a cada uno conforme a sus obras, o sea, pagará a cada persona que haya trabajado en la Obra del Señor conforme a la labor que haya llevado a cabo.

Por eso es tan importante conocer estas cosas para saber que nuestro trabajo en el Señor no es en vano, que Él recompensará a cada uno conforme a sus obras, eso Él lo ha dicho, y Él así lo cumplirá, Él pagará a cada uno según sea su obra. Y si eso es así, entonces cada cual sabe si va a recibir una recompensa grande o una recompensa pequeña.

Mi deseo es que todos reciban una recompensa bien grande, que todos reciban la recompensas más grandes que Cristo vaya a repartir en el momento en que Él va a recompensar a cada uno conforme a sus obras, va a recompensar a todos los que ya vivieron en la Tierra y le sirvieron y partieron de la Tierra, porque sus obras con ellos siguen, y la recompensa por esas obras luego las disfrutaremos ¿dónde? En el glorioso Reino del Señor, en el glorioso Reino del Mesías.

Por lo tanto, “DAMAS TRABAJANDO PARA AGRADAR A AQUEL QUE TIENE LA BENDICIÓN,” para agradar a Cristo en el tiempo que nos corresponde vivir, trabajando en el programa que Él tiene para nuestro tiempo, sepamos, sepan que Cristo se agrada en todos los trabajos que llevamos a cabo conforme al Programa Divino correspondiente a nuestro tiempo, así como se agradó del trabajo de las obras que hicieron aquellas mujeres fieles a Dios, que seguían a Cristo y Su ministerio, y dice que trabajaban, que aportaban de sus bienes. O sea, que ellas aportaban económicamente y también con bienes suyos, por ejemplo, llegaban a un lugar, ahí alguien tenía que cocinar, pues las que tenían haciendas llevaban viandas, carne y de todo, estaban de sus haciendas colaborando, trabajando en la Obra del Señor.

Y cuando nadie llevó nada, hubo un niñito que tenía unos panecitos y unos pecesitos, los puso en las manos del Señor y Él los multiplicó.

Así podemos ver que es una bendición grande poner en las manos del Señor de nuestros bienes, nuestras ofrendas, nuestros diezmos y así por el estilo, y todo hacerlo de todo corazón, porque si no se hace de todo corazón y con amor divino, no se agrada al Señor.

Sabemos cómo agradar al Señor, por lo tanto, haciéndolo de todo corazón, con toda nuestra alma, con fe, vienen a ser obras de fe, obras realizadas en el Programa Divino correspondiente al tiempo que nos toca vivir, y sobre todo, de todo corazón, con amor divino.

Recuerden que el amor divino sale de nuestro corazón y se manifiesta en todas nuestras obras que llevamos a cabo en el Programa de Dios.

“DAMAS TRABAJANDO PARA AGRADAR A AQUÉL QUE TIENE LA BENDICIÓN.”

Que Dios les bendiga y les guarde, y les use siempre grandemente en Su Obra en este tiempo final, pues a ustedes les ha tocado en este tiempo como damas trabajar en la Obra del Señor, y algunas veces decimos Miguel y yo, que si los varones se descuidan, las damas se les pasarán en las labores en el Programa Divino; y así es, las damas de este tiempo son muy trabajadoras en la Obra del Señor.

Por lo tanto, no tienen nada que envidiarle a las que vivieron en el tiempo de Moisés o en el tiempo del profeta Elías, o en el tiempo del profeta Samuel o en el tiempo de Juan el Bautista o de Jesús o de los apóstoles o de algún ángel mensajero de las edades pasadas.

Las mujeres, las damas de este tiempo creyentes en Cristo, tienen un conocimiento claro del Programa Divino correspondiente a nuestro tiempo, y por consiguiente tienen también las facilidades para trabajar en la Obra del Señor, con amor divino de todo corazón, y luego estar conscientes que el Señor les recompensará conforme a vuestras obras llevadas a cabo en el Programa Divino.

Que Dios les bendiga grandemente, les use grandemente en Su Obra en este tiempo final, y nos veremos ya en la tarde, ¿a las 6:00 de la tarde es? A las 6:00 de la tarde Dios mediante, en el salón de la Ciudad del Ilustre Municipio de Quito, Ecuador; y luego en el viaje que tendrá el reverendo Miguel Bermúdez Marín, deseo y espero estar con ustedes nuevamente.

Dios les bendiga y les guarde a todos, y también a los caballeros que están a la parte de atrás, que Dios les bendiga y les guarde a todos.

“DAMAS TRABAJANDO PARA AGRADAR A AQUÉL QUE TIENE LA BENDICIÓN.”

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