Muy buenas tardes, amados amigos y hermanos presentes y los que están a través del satélite Amazonas o de internet en diferentes naciones.
Que las bendiciones de Cristo, el Ángel del Pacto, sean sobre todos ustedes ministros y vuestras congregaciones con todos los miembros de vuestras congregaciones y sobre todos los que están escuchando en esta ocasión en diferentes naciones. En el Nombre del Señor Jesucristo. Amén.
Para esta ocasión, domingo, en donde siempre se da un estudio bíblico para niños, jóvenes y adultos, tendremos una lectura de la cual tendremos el estudio bíblico de esta ocasión; se encuentra en Génesis, capítulo 45, versos 1 al 12, y dice de la siguiente manera:
“No podía ya José contenerse delante de todos los que estaban al lado suyo, y clamó: Haced salir de mi presencia a todos. Y no quedó nadie con él, al darse a conocer José a sus hermanos.
Entonces se dio a llorar a gritos; y oyeron los egipcios, y oyó también la casa de Faraón.
Y dijo José a sus hermanos: Yo soy José; ¿vive aún mi padre? Y sus hermanos no pudieron responderle, porque estaban turbados delante de él.
Entonces dijo José a sus hermanos: Acercaos ahora a mí. Y ellos se acercaron. Y él dijo: Yo soy José vuestro hermano, el que vendisteis para Egipto.
Ahora, pues, no os entristezcáis, ni os pese de haberme vendido acá; porque para preservación de vida me envió Dios delante de vosotros.
Pues ya ha habido dos años de hambre en medio de la tierra, y aún quedan cinco años en los cuales ni habrá arada ni siega.
Y Dios me envió delante de vosotros, para preservaros posteridad sobre la tierra, y para daros vida por medio de gran liberación.
Así, pues, no me enviasteis acá vosotros, sino Dios, que me ha puesto por padre de Faraón y por señor de toda su casa, y por gobernador en toda la tierra de Egipto.
Daos prisa, id a mi padre y decidle; Así dice tu hijo José: Dios me ha puesto por señor de todo Egipto; ven a mí, no te detengas.
Habitarás en la tierra de Gosén, y estarás cerca de mí, tú y tus hijos, y los hijos de tus hijos, tus ganados y tus vacas, y todo lo que tienes.
Y allí te alimentaré, pues aún quedan cinco años de hambre, para que no perezcas de pobreza tú y tu casa, y todo lo que tienes.
He aquí, vuestros ojos ven, y los ojos de mi hermano Benjamín, que mi boca os habla.”
Que Dios bendiga Su Palabra en nuestros corazones y nos abra las Escrituras y nos permita entender este pasaje bíblico en lo histórico y también en lo profético que fue cumplido en aquel tiempo y que habla también de un cumplimiento futuro, el cual está aquí tipificado.
En el pasaje que leímos, nos habla del momento histórico en que José se reveló a sus hermanos dándose a conocer, diciéndole a ellos: “Yo soy José vuestro hermano, el que vendiste para Egipto.” O sea, que al él decirle: “El que vendiste para Egipto,” les está hablando de algo histórico que ellos conocían, o sea, que les está hablando de algo que ellos entendían. No era un hombre que apareció en Egipto y no tenía una trayectoria con ellos, o sea, que no había estado con ellos como hermano de ellos.
Aún más, había nacido en Padan-aram, en donde nacieron casi todos sus hermanos, excepto Benjamín que nació en el camino a Efrata, o sea, el camino a Belén, pero los demás hermanos de José al igual que José, nacieron en Padan-aram, y José nació cuando Jacob ya era muy anciano, tenía ya unos 91 años de edad cuando nació José; y dice la Escritura que lo amaba mucho porque lo había tenido en su vejez.
Y ahora, podemos ver en este hijo que amaba tanto *Jacob, que es un hijo por la mujer que Jacob amaba, o sea, por medio de Raquel, la cual tuvo dos hijos; ella era estéril, y ella clamaba a Dios y le decía a Jacob: “Dame hijos o si no, me muero.” O sea, sería que quería matarse si no le daba hijos o algo parecido, porque era una afrenta no tener hijos.
Y ahora, ella era la mujer, la joven con la cual Jacob se había casado, era la joven con la cual se había encontrado allá en el pozo de agua en donde ella fue a darle de beber a las ovejas de su padre que ella pastoreaba; y Jacob allí estaba, sacó agua para las ovejas luego de darse a conocer, decirle que él era hijo de Isaac.
Isaac era hijo de Abraham, y le pregunta a ella: “¿Y tú quién eres?” Y ella se revela a él, le dice que ella es también de la misma familia, hija de Betuel (creo yo que le dijo), o sea, que era prima de Jacob; y eso fue lo que le dijo la madre de Jacob, y también Isaac, que se fuera allá a Padan-aram, a la casa del padre y hermano de Rebeca, y allá encontraría esposa para él, así no tomaría esposa de las mujeres que vivían allá en el territorio donde estaba viviendo Isaac y Rebeca, porque eso no agradaba ni a Rebeca ni a Isaac, ni a Dios tampoco.
Como tampoco agrada al padre y a la madre y a Dios, que nuestros hijos se enamoren de personas inconversas, lo mismo tenían que ser descendientes de Abraham, creyentes en el Dios de Abraham y de Isaac para que así los hijos también fueran creyentes del Dios de Abraham y de Isaac y de Jacob, porque de otra forma influirían y los sacarían de la fe en el Dios de Abraham, de Isaac y de Jacob, y los llevarían a creer en la idolatría, en otros dioses que no son dioses, sino que la gente los ha hecho dioses. A Rebeca y a Isaac no les agradaba lo que hacía Esaú, que tomaba esposa de las naciones vecinas que eran paganos.
Y ahora, encontramos que Jacob vivió en Padan-aram unos 20 años, y formó allí su familia, su hogar en tierra gentil donde vivían los descendientes de Taré (Taré, padre de Abraham).
Y ahora, encontramos que allí tuvo once hijos y una hija, y luego el último hijo Benjamín lo tuvo ya en la tierra prometida, el único que nació en la heredad que Dios le dijo a Abraham que le daría para él y su descendencia.
Ahora, encontramos que de la mujer amada Jacob tuvo solamente dos hijos: José y Benjamín. De Lea tuvo otros hijos como Simeón, como Judá y así por el estilo, y de las siervas de Lea y Raquel tuvo otros hijos también, y así vinieron a vida los patriarcas, y de ahí al multiplicarse se formó el pueblo hebreo.
Cuando fueron a Egipto era un grupo de setenta y algo de personas y contando a José y sus hijos, o sea, tres más, y a la esposa de José, pues cuatro más, y luego los demás hijos que tuvo José allá en Egipto.
Ahora, la vida de José nos cuenta una historia de amor divino, es el hombre que a través de la Biblia, aparte de Jesús, es el más perfecto que encontramos, es el tipo más perfecto de Cristo, del Mesías que apareció en la Biblia, y por consiguiente hay una historia de amor en la vida de José.
Ahora miren ustedes, José era un profeta, de los otros hijos de Jacob no se dice que eran profetas, solamente de José, o sea, que la línea profética pasó de Abraham a Isaac, de Isaac a Jacob, y de Jacob a José; y siendo que él era el primogénito de la esposa amada, Raquel, con la cual él se casó, aunque encontramos que otro hijo de Jacob había nacido primero que él, pero fue por medio de Lea. La primogenitura tenía que venir por medio de Jacob y Raquel.
Y ahora, vean acá en Primera de Crónicas, capítulo 5, verso 1 en adelante, dice:
“Los hijos de Rubén primogénito de Israel (porque él era el primogénito, mas como violó el lecho de su padre, sus derechos de primogenitura fueron dados a los hijos de José, hijo de Israel, y no fue contado por primogénito;
bien que Judá llegó a ser el mayor sobre sus hermanos, y el príncipe de ellos; mas el derecho de primogenitura fue de José).”
Y en ningún momento de la historia bíblica aparece que el derecho de la primogenitura haya sido quitado de José y sus hijos. El derecho de la primogenitura contiene una doble porción en todo, una doble porción de herencia, o sea, que el que recibe la mayor parte de la herencia es el primogénito, y el que recibe la mayor parte de la herencia divina es el primogénito, para él y su familia; o sea, para él y su descendencia, para él y su tribu. Y eso nos indica que hay algo muy importante que está reflejado en José y sus hijos, lo cual está ligado al Mesías Príncipe y los hijos del Mesías Príncipe, la descendencia del Mesías Príncipe.
Y ahora, encontramos que José había tenido dos sueños, cuando le cuenta a sus hermanos el primero, se enojaron con él y lo aborrecieron. Luego más adelante dice a ellos. “Aun tuve otro sueño,” y les cuenta el otro sueño en donde había visto el sol, la luna y once estrellas inclinándose delante de él.
Y recuerden que Dios había dicho a Abraham que su descendencia sería como las estrellas del Cielo, o sea, que el sol, la luna y las estrellas tipifica personas, descendientes de Abraham; el sol representa a Israel o Jacob, la luna representa a Raquel, la esposa de Jacob; estuviera viva o muerta en aquellos días, continuaba siendo la esposa de Jacob, porque los santos no mueren, solamente terminan su estadía aquí en la Tierra y siguen viviendo en otra dimensión.
Y ahora, uno lee la Biblia y puede ver doce estrellas, doce estrellas, aunque José vio once, pero la estrella mayor era José delante del cual se estaban postrando el sol, la luna y once estrellas, las once estrellas representaban a sus once hermanos.
Y ahora, encontramos que delante del Mesías así como se postró el sol, la luna y once estrellas delante de José y luego cuando se dio a conocer a ellos, encontramos que se postraron sus once hermanos y luego cuando mandó a buscar a su padre, su padre el cual vivía allá en la tierra que Dios le prometió a Abraham, o sea, Israel, pues el Ángel le dijo: “Ya no se va a llamar tu nombre más Jacob, sino Israel, porque has luchado con Dios y con los hombres y has vencido,” capítulo 32 del Génesis, versos 24 al 32, y en otros capítulos como el capítulo 35 del Génesis también le habla acerca de que su nombre no será llamado más Jacob, sino Israel. Hay otros lugares en la Biblia.
Y ahora, encontramos que José pasa por esas etapas tan difíciles porque el Mesías Príncipe iba a pasar por etapas difíciles, siendo vendido José por sus hermanos tipifica al Mesías siendo vendido también (fue vendido por Judas Iscariote).
Luego encontramos que descendió al infierno donde le predicó a os espíritus que allí estaban encarcelados, o sea, que fue a la quinta dimensión, lo cual está tipificado en José siendo echado en un pozo, una cisterna sin agua, lo cual también tipifica la sepultura de Jesús o de Yeshua, y también cuando fue echado en la cárcel allá en Egipto, lo cual tipifica a Cristo en cuerpo angelical o espiritual como el Ángel del Pacto yendo a la quinta dimensión: al infierno, y predicando allí a los que estaban encarcelados que vivieron en el tiempo de Noé y fueron desobedientes a la Palabra de Dios que habló el profeta Noé, y vino el diluvio y se los llevó a todos.
Eso le sucede a los que no escuchan la Voz de Dios en el tiempo que les toca vivir, pues la Voz de Dios siempre viene por medio del Espíritu Santo a través de un hombre, a través de un profeta.
Y ahora, tenemos el caso de José. José dándose a conocer a sus hermanos es tipo del Mesías, de Cristo, el Cristo, el ungido revelándose a Su pueblo, los hebreos, los judíos, o sea, a los diferentes hijos de Jacob, lo cual va a suceder en este tiempo final en la Venida del Señor.
Hubo un alcalde muy sabio en Jerusalén, del cual escuché a otra persona hablando allá en Jerusalén, que dijo: “Si Jesús es el Mesías o no lo es (pues él no iba a discutir), cuando Él venga, cuando venga el Mesías, yo le voy a preguntar si Él estuvo antes aquí en Jerusalén.” No ofendió a ninguna persona y salió muy bien delante de todos, no se inclinó ni a un lado ni a otro lado, fue imparcial. Si así todas las personas hablaran, estarían hablando sabiamente.
Y ahora, el Mesías Príncipe se va a revelar al pueblo hebreo. Ahora, el misterio está aquí en el momento y en la forma en que se reveló José a sus hermanos, lo primero: no sabían que era judío, o sea, hebreo, no sabían que era su hermano, no sabían que había estado con ellos en la tierra que Dios le dio por heredad a Abraham para su descendencia, no sabían que ese hombre joven que estaba hablando con ellos y que era un príncipe en Egipto, gobernando a Egipto, había sido puesto por gobernador y el único que estaba más alto que él en posición política era el faraón, pero José era el administrador, digamos el virrey o primer ministro.
Así que, el segundo en el reino era José, tipo y figura de Cristo allá en el Cielo, en el Trono celestial, donde Dios lo sentó con Él.
Y ahora, encontramos que cuando se revela a sus hermanos, se revela entre los gentiles, en medio del pueblo gentil, territorio gentil, ahí es donde ellos lo ven y no saben que es él, pero ven ese hombre poderoso con una posición tan importante en el reino, un hombre que hablaba y las cosas tenían que acontecer, o sea, hablaba y las cosas tenían que ser hechas como él ordenaba.
Pero, ¿cuál era el secreto por lo cual ellos no habían podido comprender que ese hombre joven era su hermano José? Lo primero: vestía como gentil; lo segundo: no usaba el nombre José, sino el nombre que le colocó el faraón, un nombre nuevo, estaba con un nombre nuevo.
La Venida del Señor dice Apocalipsis, capítulo 19 que será con un Nombre que ninguno conoce, sino aquel que lo recibe, y Su Nombre es el Verbo de Dios; o sea, que es el Ángel del Pacto el que viene en el Día Postrero, manifestado con un Nombre nuevo, nuevo para la gente pero no para Dios.
El mismo Cristo dice en Apocalipsis, capítulo 3, verso 12: “Al que venciere yo le daré a comer del maná escondido, y escribiré sobre él el Nombre de mi Dios y el Nombre de la Ciudad de mi Dios…” como que estoy mezclando dos versos de dos capítulos, pero eso lo vamos arreglar ahora:
“Al que venciere, yo lo haré columna en el templo de mi Dios, y nunca más saldrá de allí; y escribiré sobre él el nombre de mi Dios, y el nombre de la ciudad de mi Dios, la nueva Jerusalén, la cual desciende del cielo, de mi Dios, y mi nombre nuevo.”
Ahí está el secreto: la Venida del Señor para el Día Postrero será con el Nombre nuevo del Señor. Si dos mil años atrás con el nombre Yeshua fue difícil reconocerlo para algunas personas en medio del pueblo hebreo, va a ser difícil para reconocerlo en medio del Cristianismo en el Día Postrero, pero los judíos van a decir: “Éste es el que nosotros estamos esperando.” Lo van a ver viniendo por Su Iglesia, porque Su Iglesia estará en el tiempo para ser transformada y llevada con el Mesías a la Cena de las Bodas del Cordero.
Ahí está el misterio del séptimo Sello, el misterio de José, de nuestro José, el Mesías, el Cristo, el ungido revelándose a Su pueblo, revelándose a los hebreos, a los judíos, pero estará con la Iglesia que están dentro del nuevo Pacto, así como la primera Venida del Señor fue con el pueblo y en medio del pueblo que estaba en el pacto correspondiente a aquel tiempo, que estaba bajo el pacto divino que le fue dado en el Monte Sinaí, estaba bajo la Dispensación de la Ley.
Y ahora, para el Día Postrero encontraremos que el pueblo bajo el nuevo Pacto es la Iglesia del Señor Jesucristo, la cual está esperando la Venida del Señor como la ha estado esperando el pueblo hebreo dos mil años atrás.
¿Se les pasará al Cristianismo la Venida del Señor para el Día Postrero? Solamente a los escogidos no se les pasará, todo será muy sencillo, pero Él se estará revelando a Su Iglesia, los primogénitos escritos en el Cielo en el Libro de la Vida del Cordero, y ellos obtendrán esa revelación divina como la tuvieron los apóstoles y todo aquel grupo que seguía a Jesús.
Y después del Día de Pentecostés en adelante, los apóstoles comenzando con Pedro, cuentan la historia de lo que fue la primera Venida del Señor, los que lo vieron y lo recibieron, tuvieron la bendición y privilegio de ser los que comenzaron a dar a conocer lo que fue la primera Venida del Señor. Así también será en el Día Postrero con los escogidos de Dios que verán, tendrán la revelación de lo que será la Venida del Señor.
¿Qué fue la Venida del Señor dos mil años atrás? En Malaquías, capítulo 3, verso 1 dice que fue la Venida del Señor, o sea, Dios el Padre, “y del Ángel del Pacto, la Venida del Señor a quien deseáis vosotros,” la Venida del Señor como dice Malaquías, capítulo 4, y eso establece el patrón o diseño o plano también para la Venida del Señor en el Día Postrero, o sea, será algo paralelo.
Vean, capítulo 3 de Malaquías, verso 1, dice:
“He aquí, yo envío mi mensajero, el cual preparará el camino delante de mí…”
O sea, un precursor, y todos sabemos que ese fue Juan el Bautista, el que vino con el espíritu y virtud de Elías para preparar un pueblo al Señor, al Ángel del Pacto que vendría después de Juan el Bautista en su ministerio, o sea, vendría tras él, aún estando Juan el Bautista, el precursor en su ministerio, aparecería el Mesías, por eso él decía: “Entre vosotros hay uno al cual ustedes no conocen.” Y luego cuando vio a Jesús dijo: “Éste es aquel del cual yo dije que después de mí vendría uno mayor que yo, Él es el que les bautizará con Espíritu Santo y Fuego.”
Y ahora, Jesús mismo dio testimonio de Juan el Bautista como el mensajero que vendría preparándole el camino al Señor, y dijo que él era aquel Elías que había de venir, ¿y luego quién vino? Yeshua o Jesús.
Y eso fue la venida del precursor y la venida del precursado, la venida del Elías precursando la primera Venida del Mesías, y luego el cumplimiento de la primera Venida del Mesías en un joven carpintero llamado Jesús o Yeshua, eso fue la venida de Dios el Padre, el Señor a quien el pueblo buscaba, y la venida del Ángel del Pacto a quien deseaba el pueblo hebreo; el mismo que le dio la ley en el Monte Sinaí, ahora vendría en carne humana y sería el Mesías prometido.
El Ángel del Pacto es nada menos que el cuerpo angelical de Dios, o sea, ela imagen del Dios viviente, y luego la semejanza física de Dios es el cuerpo físico del Mesías. Tan simple como eso. Y ahí tendríamos a Dios en toda Su plenitud, la plenitud de la divinidad: Padre, Hijo y Espíritu Santo manifestado en medio del pueblo hebreo, Emanuel, Dios con nosotros, Dios con nosotros los seres humanos, la familia humana, Dios vestido de carne humana.
¿Acaso Dios no visitó a Abraham con dos Ángeles, que son Gabriel y Miguel, y comió con Abraham y luego los dos Ángeles fueron a Sodoma y allá cenaron con Lot? Pero el almuerzo fue con Abraham, y comió carne con Abraham, carne de una ternera, y también mantequilla y panes, tortas de harina.
Y ahora, podemos ver esa visitación de Dios en forma visible a Abraham, tipo y figura de lo que sucederá en el Día Postrero en donde el Hijo del Hombre está prometido que vendrá con Sus Ángeles, el Hijo del Hombre vendrá con Moisés y Elías, con los dos Olivos, y ahí está el misterio de la Venida del Hijo del Hombre con Sus Ángeles.
Y ahora, cuando se revele el Hijo del Hombre con Sus Ángeles al pueblo hebreo, estará cumpliendo el momento histórico que tipifica lo que el Mesías Príncipe hará en el Día Postrero revelándose a Sus hermanos los judíos, los hebreos.
Allí está el tipo y figura y tiene que cumplirse en esa forma, porque la meta de Dios antes de estar el tipo y figura, está lo real, antes del tipo y figura, lo real de lo real, es que se hace un tipo y figura; o sea, que el anti-tipo es primero que el tipo y figura. Por eso es anti-tipo, solamente se puede hacer un tipo y figura de algo real que va acontecer más adelante.
Ahora, José tipifica al Mesías en Su primer Venida y en Su segunda Venida, fue entre los gentiles que se reveló a sus hermanos, por eso cuando los hebreos vean al Mesías, al Hijo del Hombre, al Cristo viniendo por Su Iglesia, ellos dirán: “Éste es el que nosotros estamos esperando.” O sea, “¿qué hace entre los gentiles?” Lo mismo: ¿qué hacía José entre los gentiles? Era el príncipe allí, era el segundo en el reino, era el hombre o joven que recibió un nombre nuevo que le fue dado por el faraón, y recibió también una novia, una esposa gentil, la cual tipifica la Iglesia del Señor Jesucristo.
Efraín tipifica la Iglesia del Señor Jesucristo, y Manasés tipifica a los judíos, a los hebreos. Tan simple como eso. ¿La bendición mayor le tocó a quién? A Efraín. A Manasés le tocó una bendición grande, formaría una nación grande, tipo y figura de los judíos formando una nación grande, una nación que en tan pocos años desde que fue fundada, establecida como una nación libre y soberana, o sea, desde el 1948 hasta este tiempo, ya desde hace muchos años es una nación de primer mundo.
Y hay naciones que tienen 100 años de existencia, 200 de existencia, 300 años y todavía no son países de primer mundo. ¿Qué misterio hay en esa nación tan pequeña que ha venido a ser una nación de primer mundo con una tecnología de punta? Es que tiene una bendición grande la cual fue echada por Jacob sobre Manasés.
Pero la Iglesia del Señor Jesucristo tipificada en Efraín al cual le fue dicho, cuando José quiere que la bendición primera sea echada sobre Manasés que era el mayor, pero que Jacob colocó la mano derecha sobre la cabeza de Efraín que era el menor, así como Jacob era el menor y Esaú era el mayor, pero la Bendición de la Primogenitura vino sobre Jacob, tuvo que luchar pero Dios lo ayudó, amaba la bendición de Dios.
El que ama la bendición de Dios busca la bendición de Dios, se esfuerza por adquirir la bendición de Dios, y Dios lo ayuda, y Dios dice que ama a esas personas. “A Jacob amé y a Esaú aborrecí.”
El que no busca la bendición de Dios, el que no le da importancia a las cosas de Dios, recuerde lo que Dios dijo de Esaú, es para usted también, pero el que busca la bendición de Dios, recuerde que lo que Dios dice de Jacob: “A Jacob amé,” es para usted también.
Y como le dijo el Ángel Gabriel al profeta Daniel: “Tú eres muy amado, o sea, muy amado en el Cielo,” así es para todos los que buscan la bendición de Dios, son muy amados en el Cielo, los amados de Dios, por eso son Reyes y Sacerdotes y Jueces del orden de Melquisedec.
Y ahora, podemos estar viendo que algo grande va a suceder con el pueblo hebreo, y es que van a ver al que están esperando; y así como José se reveló a sus hermanos, se va a revelar el Mesías Príncipe también a sus hermanos, pero vean, la esposa de José y sus hijos conocían a José, pero los hermanos de José no conocían a José hasta que él se reveló a ellos. Así será en este tiempo final.
Ahora, podemos ver que está llegando el tiempo en que lo que sucedió allá con José y sus hermanos, va a repetirse con nuestro José, el Mesías Príncipe que se va a revelar a sus hermanos los hebreos, y eso será José, el Mesías, revelándose a Sus hermanos, y luego diremos: “José, el Mesías se reveló a sus hermanos los hebreos.” Tan simple como eso será todo lo que estará pasando.
Hubo también un tipo y figura en el siglo pasado, el siglo XX, en la vida del mensajero de la séptima etapa o edad de la Iglesia gentil, el reverendo William Branham, recibió la promesa de parte de Dios que tendría un hijo por medio de su esposa Meda, la cual tipificaba la Iglesia del Señor Jesucristo en ese tiempo, y ella no podía tener más hijos, pero Dios le había dicho que iba a tener un hijo, el médico la quería operar pero el reverendo William Branham dijo que no, que ella iba a tener un hijo varón.
Dios le dijo al reverendo William Branham en una ocasión en que él estaba leyendo la historia de José, y le gustó tanto que dijo: “Si yo llego a tener un hijo, le voy a poner por nombre: José,” y Dios le dijo que iba a tener un hijo.
Y ahora, vamos a ver algo allí muy interesante para todos nosotros, porque ahí tenemos otro tipo y figura, se encuentra en la página 164, párrafo 1462 de este libro que contiene citas de los mensajes del reverendo William Branham:
“Yo recuerdo que aquí arriba en Twin City, creo que el Hermano Brown y ellos estaban conmigo; y yo estaba tomando la vida de José, en la Biblia. Y leí esa Biblia, ¡allí estaba un hombre contra quien no habla nada! (O sea, no había nada en contra de él, un hombre justo, un hombre piadoso, un hombre que se cuidaba para Dios) Abraham, Isaac, Jacob, y todos ellos tuvieron algo contra ellos (o sea, hubo algo contra ellos, o sea, algo hicieron mal), pero José no (no había por dónde hallarle una falta). ¡Qué hombre, un hombre perfecto, un tipo perfecto de Cristo!…”
Ojalá y todos los jóvenes y adultos sean como José:
“Dije: ‘Gracias, Señor. Oh Dios, gracias a Ti por tal hombre.’ Y entonces el mismo Espíritu Santo me reveló, dijo: ‘Tú tendrás un hijo, y llamarás su nombre José.’ Me levanté de allí y di gracias al Señor… Ahora recuerden, cuatro años más tarde, mi esposa, sabíamos que íbamos a tener un nene… Sara nació… Cuatro años pasaron, finalmente ella iba a ser madre otra vez… Subí al molino a orar. Y comencé allá al otro lado, vi esa Luz colgada entre dos árboles, dijo: ‘Vuelve a tu trabajo, y a tu libro.’ Volví a esto… La Biblia estaba (o sea, su libro, es la Biblia)… y estaba en mi coche. Y cuando lo hice, el viento la había soplado allá donde estaba Nathán, y David; dijo: ‘Ve y dile a Mi siervo David; le quité de esa majada (o sea, manada de ovejas), de dar de comer a esas pocas ovejas de su padre, y le hice un gran nombre como el gran hombre.’ (No todo el… el nombre más grande, sino exactamente como gran hombre; nunca le hizo un Billy Graham, sino un… le dio un nombre, ustedes saben). Dijo: ‘Pues, hice eso, pero,’ dijo: ‘no puedo dejarle construir el Templo, pero su hijo…’ Y justo tan pronto como dijo: ‘Su hijo,’ oh vaya, allí estaba. Yo dije: ‘¿José?’ Eso es correcto… Corrí, eché mis brazos alrededor de ella (o sea, de su esposa), y dije: ‘¡Querida! José viene. José está en su camino.”
O sea, el hijo que le había prometido, ese hijo que tuvo el reverendo William Branham por medio de su esposa Meda también es tipo y figura de la Venida del Mesías, no es el Mesías, sino el tipo y figura de la Venida del Mesías. Por eso también es un profeta menor, porque tiene que tipificar la Venida del Mesías.
Y ahora, es un misterio la Venida del Mesías para el Día Postrero, lo está esperando la Iglesia del Señor Jesucristo, el pueblo hebreo también está esperando al Mesías y por consiguiente ése es el tema más importante de todos los temas que puedan tener el pueblo hebreo y el Cristianismo: la Venida del Mesías. No hay otro tema más importante que ese, porque de la Venida del Mesías y en la Venida del Mesías está el futuro de Israel y el futuro del Cristianismo, y por consiguiente el futuro de la familia humana.
Sobre la Venida del Mesías para el Día Postrero está y depende la raza humana, no solamente el pueblo hebreo y no solamente el Cristianismo, sino todos los seres humanos, y eso será la Venida del Hijo del Hombre con Sus Ángeles, la Venida del Hijo del Hombre con los dos Olivos para la Iglesia y luego el pueblo hebreo. Y eso cumplirá la Tercera Etapa, y todo eso llegará a su lugar más alto, o sea, su culminación en el cumplimiento de la Visión de la Carpa. Tan simple como eso. Todo está entrelazado.
Así que, tenemos que saber que algo grande está por suceder, algo grande se está moviendo en el Programa Divino para llegar a la culminación del Programa Divino. En el cumplimiento de la tercera etapa que será en la Visión de la Carpa, ahí será la parte culminante, la parte más grande de la tercera etapa, ahí será donde se revelará a sus hermanos, José, el Mesías. Tan simple como eso.
Allí va a estar el Ángel del Pacto, la Columna de Fuego, el Ángel que acompañaba al reverendo William Branham, y allí va a estar un nombre que él escuchó y que deseó saber, estaba buscando cuál era ese nombre, puede ser que se le olvidó después que salió de la visión o que estaba buscándolo para buscar su significado.
Pero allí estará un Nombre, y si es tan importante el Nombre, pues no puede ser otro que el Nombre eterno de Dios, Nombre de la Ciudad de nuestro Dios, el Nombre de la nueva Jerusalén que tendrá el Nombre de Dios, y Nombre nuevo del Señor.
Recuerden que Cristo dijo que al vencedor le hará columna en el Templo de su Dios, “y escribiré sobre él el Nombre de nuestro Dios (o sea, el Nombre eterno de Dios, el cual le fue revelado a Moisés), y el Nombre de la Ciudad de nuestro Dios y Nombre nuevo del Señor.” Tan simple como eso.
Todo eso va a estar allí, y desde allí será que será revelado el misterio del séptimo Sello, el misterio de la Venida del Señor a Su Iglesia y el pueblo hebreo lo verá y lo recibirá; ellos recibirán a su José, al Mesías, pues allá lo recibieron que es el tipo y figura, por consiguiente lo recibirán en el Día Postrero.
Por lo tanto, van a ver un acercamiento del pueblo hebreo, de los judíos, de los líderes del Judaísmo, porque ellos están buscando algo, y lo van a encontrar, y eso será: José, el Mesías, revelándose a sus hermanos.
Ahora, podemos ver en José el hijo de Jacob el tipo y figura, y ahora también podemos ver un tipo y figura en José, el hijo del reverendo William Branham, y cuando él dice: “Viene José,” le dice a su esposa Meda la cual tipifica la Iglesia, ¿no le estaba anunciando a la Iglesia la segunda Venida de Cristo, precursando la segunda Venida de Cristo, diciéndole a la Iglesia que vendría? ¿Ven? Lo mismo en tipo y figura diciéndolo a su esposa.
Ahora, hasta aquí les puedo hablar, porque si sigo adelante les estaré abriendo completamente el séptimo Sello y por ahora vamos a dejarlo quietecito, recuerden que Meda representa la Iglesia y también la virgen María representa la Iglesia Novia del Señor Jesucristo, la Iglesia virgen del Señor Jesucristo.
Algo grande va a pasar en la Iglesia del Señor Jesucristo en este tiempo final, a tal grado que la espera de la Iglesia por la Venida del Señor, va a traer la bendición de la Venida del Señor, ahora los detalles se los voy a dejar quietecitos.
El reverendo William Branham hablando del Séptimo Sello que es la Venida del Señor, dijo en la página 14 del libro: “Cristo el Misterio de Dios Revelado,” dijo que ese misterio estaba en la mente de Dios desde antes de la fundación del mundo, ese misterio pues es aquel del cual Cristo dijo en San Mateo, capítulo 24 que nadie sabía cuándo sería el día y la hora, ni aún los Ángeles, es el misterio por el cual hubo silencio en el Cielo como por media hora, y Él dice que nadie sabe cuándo será ni cómo será, pero que va a ser revelado, y dice: “Está bien que nadie sepa cómo será ni cuándo será.”
¿Para qué? Para que no hayan imitaciones, porque cualquier persona que sienta un escalofrío va a creer que Dios está con él para cumplir la Venida del Señor, porque hay muchas imitaciones, siempre hay imitadores, los hubo en el pasado y los hay en el presente también, imitadores que son un estorbo en la obra de Dios, como Teudas y Judas que vinieron antes que Jesús, y llevaron muchos discípulos y se murieron y se acabó todo. Y ahora, donde se encuentran es el sitio difícil para ellos, porque a los imitadores no les espera un buen futuro después que mueren.
Y ahora, para el Día Postrero Dios va a tener un pueblo que tendrá la revelación divina para el Día Postrero en la etapa de oro de la Iglesia del Señor Jesucristo, después de las siete edades de la Iglesia; después de las siete edades vendrá la edad de oro, la Edad de la Piedra Angular, la edad de la piedra no cortada de manos, la edad de y para la Venida del Señor. Y en esa etapa o edad de oro se estará entrelazando la Dispensación del Reino con la Dispensación de la Gracia.
En esa etapa por medio de la predicación del Evangelio del Reino será abierto el entendimiento y el corazón de los creyentes en Cristo para obtener la fe para ser transformados y llevados con Cristo a la Cena de las Bodas del Cordero, y también será abierto el corazón y el entendimiento de los judíos, para recibir la Venida del Señor.
¿Qué están esperando ellos? Están esperando un hombre, un hombre ungido con el Espíritu de Dios, o sea, un hombre donde esté el Ángel del Pacto, y ellos esperan un hombre del tiempo en que se cumple esa profecía, un hombre de carne y hueso, pero ellos están esperando ver lo que ese hombre estará hablando, porque eso es lo importante.
Así que, ellos están con sus ojos espirituales abiertos, y la Iglesia del Señor Jesucristo también, por eso es que necesitamos conocer las profecías bíblicas y conocer los tipos y figuras, para así que no se nos escape, no se nos pase por alto el cumplimiento de la Venida del Señor en el Día Postrero.
Es importante que estemos vigilando, velando como dijo Cristo, Él dice: “Porque no sabéis el día y la hora en que el Hijo del Hombre ha de venir,” o sea: “No sabéis el día y la hora de la venida del Mesías, el Hijo del Hombre.”
Y ahora, nuestro tema de esta clase bíblica de esta ocasión ha sido aclarado: “JOSÉ SE REVELA A SUS HERMANOS.” Y siendo tipo y figura de Cristo para el Día Postrero revelándose al pueblo hebreo, estaremos pendientes a Cristo, el Mesías, al Mesías, al Cristo, al ungido revelándose a los judíos, o sea, al pueblo hebreo, a las tribus de Israel. Ahí están incluidas las tribus perdidas.
Ahora, tienen que notar una cosa: no se reveló a las doce tribus, no se reveló a los doce hermanos, ¿por qué? Porque él era uno de ellos; eso es un detalle muy importante y lo vamos a dejar quietecito, pues él y su familia, o sea, José que representa, que es la cabeza de la tribu de José, sabían quién era José.
Vamos a detenernos aquí, porque la revelación que tenía José, su esposa y sus hijos, encontramos que luego pasó a los once hermanos y después se reveló a su padre cuando él vino porque lo fueron a buscar.
Ahora, lo que movió a José ¿qué fue? La presencia de su hermano Benjamín, la presencia de su hermano Benjamín que representa a los ciento cuarenta y cuatro mil. Ya les dí un poquito más, con eso ya creo que tenemos…
Recuerden que en Zacarías nos habla que vendrá un tiempo de lloro, de lamento de las tribus de Israel, eso está en el capítulo… vamos a ver el… vamos a ver cuál es el capítulo, en el capítulo 13, verso 6 nos habla y en el capítulo 12 también, verso 10 en adelante, dice:
“Y derramaré sobre la casa de David, y sobre los moradores de Jerusalén, espíritu de gracia y de oración; y mirarán a mí, a quien traspasaron, y llorarán como se llora por hijo unigénito, afligiéndose por él como quien se aflige por el primogénito.
En aquel día habrá gran llanto en Jerusalén, como el llanto de Hadad-rimón en el valle de Meguido.
Y la tierra lamentará, cada linaje aparte; los descendientes de la casa de David por sí, y sus mujeres por sí; los descendientes de la casa de Natán por sí, y sus mujeres por sí;
los descendientes de la casa de Leví por sí, y sus mujeres por sí; los descendientes de Simei por sí, y sus mujeres por sí;
todos los otros linajes, cada uno por sí, y sus mujeres por sí.”
Ahí podemos ver lo que estará pasando, y eso será un tiempo de apretura para el pueblo hebreo, un tiempo en que sus vecinos van a estar haciéndole la guerra, si leen antes de eso, de esa lectura que tuvimos en el mismo capítulo 12, encontrarán que estarán en un tiempo difícil en donde sus vecinos van a estar muy furiosos contra ellos, pero todo obrará para bien. Ahí dice qué va a pasar a sus vecinos.
Y ahora, podemos ver que en el libro del Apocalipsis también nos habla de ese evento en el capítulo 1, versos 4 al 9, eso ustedes lo leen y encontrarán que está relacionado al capítulo 12 de Zacarías.
Es importante que cada persona oveja del Señor escrita en el Cielo en el Libro de la Vida, reciba a Cristo como su Salvador antes que este evento acontezca, porque cuando este evento acontezca se cerrará o se habrá cerrado la puerta de la gracia para los gentiles, se habrá completado la Iglesia del Señor.
Por lo tanto, ya yo recibí a Cristo como mi Salvador y ya estoy dentro de la casa de Dios, la Iglesia del Señor Jesucristo, ¿y quién más? Cada uno de ustedes también.
Si hay alguna persona presente o en otro lugar, otro país que esté escuchándome a través del satélite Amazonas o de internet, que no ha recibido a Cristo como Salvador, lo puede recibir en estos momentos y estaremos orando por usted, y los que están presentes que no han recibido a Cristo todavía como Salvador, lo pueden recibir en estos momentos y estaremos orando por usted para que Cristo le reciba en Su Reino, le perdone y con Su Sangre le limpie de todo pecado.
Todos queremos vivir eternamente, todos queremos estar en el Reino de Dios por toda la eternidad. Nadie quiere la segunda muerte que es la muerte del alma; la primera muerte, la muerte del cuerpo físico, no afecta al ser humano en ningún momento, pues cuando muere la persona, lo que muere es el cuerpo físico, y va a otra dimensión a vivir, sigue viviendo la persona.
Pero el que recibe la segunda muerte, lo cual será al final del Reino milenial después del juicio final donde los condenados serán echados en el lago de fuego que será la segunda muerte, o sea, la muerte del alma y del espíritu, y luego la persona dejará de existir en cuerpo, espíritu y alma, como si nunca hubiese existido, y eso no lo queremos nosotros para nosotros ni para ninguna persona. Por eso se le da la oportunidad a toda persona que reciba a Cristo como su único y suficiente Salvador, para que tenga asegurado su futuro eterno con Cristo en Su Reino eterno.
En todos los países pueden continuar viniendo a los Pies de Cristo y también los que están presentes pueden continuar viniendo a los Pies de Cristo, los que todavía no lo habían hecho.
Todavía la puerta de entrada al Cielo, al Reino de Dios está abierta, fue abierta el Día de Pentecostés, pues Cristo le dio las llaves a Pedro para abrir la puerta del Reino de los Cielos, y todavía está abierta, Cristo por medio de San Pedro abrió la puerta, Cristo dijo: “Yo soy la puerta, el que por mí entrare, será salvo.”
Recuerden que Cristo es la puerta de la casa de Dios, Cristo es la puerta de la Iglesia del Señor Jesucristo, Cristo es la puerta del Reino de los Cielos, Cristo es la puerta del Cielo, y Él es el camino que lleva a la Vida eterna, no hay otro camino que lleve a la Vida eterna, es Cristo el camino; Él mismo dijo: “Yo soy el camino, la verdad, y la vida; y nadie viene al padre, sino por mí.” (San Juan, capítulo 14, verso 6). O sea, es por medio de Cristo, el Ángel del Pacto, el ungido, el Mesías, que el ser humano puede venir al Padre, Él es el camino. Hay muchos caminos humanos porque piensan que todos los caminos llevan a Dios, pero Cristo dijo que hay uno solo, y Él dijo: “Yo soy el camino, la verdad, y la vida; y nadie viene al Padre, sino por mí.” Él es camino angosto que lleva a la Vida eterna conforme a San Mateo, capítulo 7, verso 13 al 15, Él es la puerta angosta y el camino angosto para entrar a la Vida eterna.
Ya vamos a orar por las personas que han venido a los Pies de Cristo, vamos a pedirle a los que están en las cámaras, nos indiquen cuando estén listos en los demás países, si hay las facilidades de pasar una imagen de algún otro país, de Villahermosa, República Mexicana, o de Ciudad México, o de Venezuela, o de Colombia, o de Chile, de alguno de los países si hay las facilidades…
No la hay. Así que, nos indican cuando estén listos para ya orar por las personas que han venido a los Pies de Cristo nuestro Salvador. Todavía faltan personas ¿dónde? En Franca todavía están viniendo a los Pies de Cristo personas, es que Dios tiene muchos hijos, muchas ovejas en la República del Brasil, en todas las ciudades, en todos los lugares, todos los estados de la República del Brasil y los está llamando en este tiempo final, y también en Venezuela, en Colombia, en Ecuador, en Perú, en Paraguay, en Bolivia, en Chile, en Uruguay, en Argentina, en todo el Brasil, en la República Mexicana, en Panamá, en Guatemala, en Costa Rica, en Nicaragua, en Honduras, en El Salvador, en Guatemala, y en todo el Caribe y también en Norteamérica tiene hijos y también en el África y en todas las naciones, y los está llamando en este tiempo final, en el llamado final para completar Su Iglesia.
Ustedes han estado escuchando la predicación del Evangelio de Cristo, porque son ovejas del Señor, y sus nombres están escritos en el Libro de la Vida, por lo tanto, ustedes que están presentes y en otras naciones, sepan que son ovejas del Señor y por eso han estado escuchando la Voz de Cristo el buen Pastor.
Ya vamos a estar puestos en pie para otar por las personas que han venido a los Pies de Cristo nuestro Salvador. Todavía en Chile están pasando. ¿Ven? Dios tiene mucho pueblo en Chile también. Es que Dios tiene mucho pueblo en toda la América Latina, incluye todo el Caribe también, tiene pueblo en Cuba, en Chile, en paraguay, en Uruguay, en Argentina, en Bolivia, en Perú, Ecuador, Colombia, Venezuela, Brasil, México y todos los demás países de la América Latina, tiene muchos hijos allá en Puerto Rico también.
Por lo tanto, los está llamando en este tiempo final, si oyes hoy Su Voz, no endurezcas tu corazón, Él te está llamando para darte Vida eterna. Para eso fue que Él murió en la Cruz del Calvario: para darnos Vida eterna.
Ya vamos… en Monterrey todavía también están pasando, les dije que Dios tiene mucho pueblo también en la República Mexicana, es que estamos en el tiempo del llamado final. Recuerdan la parábola de la gran cena que preparó el padre de familia, el rey para su hijo, el cual es el Mesías, y luego que no fueron los convidados mandó a su siervo con todos los que estaban con su siervo, a buscar por todos los lugares personas para entrar a la casa de Dios y llenar la casa, y después de ir y recoger personas, eso es con la predicación del Evangelio de Cristo con la cual se ha estado haciendo el llamado y han estado entrando a la casa de Dios, la Iglesia del Señor Jesucristo, millones de seres humanos.
Luego de ese llamado hasta la séptima etapa de la Iglesia y etapa entre la séptima edad de la Iglesia y Edad de la Piedra Angular, que hubo un llamado también ahí, luego de eso el siervo juntamente con todos los que con Él trabajan y el siervo es el Espíritu Santo juntamente con todos los Ángeles que trabajan con Él en la Obra de Dios.
Luego se reporta y dice al Padre de familia, a Dios: “He hecho como mandaste y todavía hay lugar en la casa,” y el Padre de familia dice que vaya por los caminos y los vallados buscando los cojos, los mancos y los ciegos, a todos los que encuentre y los fuerce a entrar a la casa para que se llene la casa.
Después de las siete etapas de la Iglesia hay lugar todavía en la etapa de la Edad de la Piedra Angular, por lo tanto, por todos los lugares se lleva el Evangelio de Cristo para que se llene la casa de Dios, la Iglesia del Señor Jesucristo, para la gran fiesta que el Padre de familia tiene para Su Hijo, el Mesías, el Cristo, el ungido; iremos a la Cena de las Bodas del Cordero, iremos a esa gran fiesta preparada en el Cielo conforme a Apocalipsis, capítulo 19, versos 9 al 10, y dice el que hablaba con Juan el apóstol: “Bienaventurados los que son convidados a la Cena de las Bodas del Cordero.”
Yo fui convidado y acepté la invitación, ¿y quién más? Cada uno de ustedes también, y hemos recibido una vestidura de boda que es el Espíritu Santo, y hemos obtenido un cuerpo angelical y recibiremos la segunda parte de esa vestidura de boda que será un cuerpo eterno, inmortal, glorificado, como el cuerpo glorificado del Señor Jesucristo para ir con Cristo a la Cena de las Bodas del Cordero, o sea, a la recepción de bodas.
Sí, faltan más todavía, todavía siguen pasando, todavía siguen pasando más personas, es que se está llenando la casa de Dios que es la Iglesia del Señor Jesucristo con seres humanos, con ovejas del Señor tipificadas en ovejas.
Ya estamos listos, vamos a estar puestos en pie en los demás países también para orar por las personas que han venido a los Pies de Cristo nuestro Salvador, recordando que también los niños de diez años en adelante pueden venir a los Pies de Cristo nuestro Salvador. Con nuestras manos levantadas al Cielo, a Cristo, y nuestros ojos cerrados, repitan conmigo esta oración que estaré haciendo por ustedes:
Señor Jesucristo, escuché la predicación de Tu Evangelio y nació Tu fe en mi corazón, creo en Tu primera Venida, creo en Tu Nombre como el único Nombre bajo el Cielo dado a los hombres en que podemos ser salvos, creo en Tu muerte en la Cruz del Calvario como el Sacrificio de Expiación por mis pecados y por los de todo ser humano.
Reconozco que soy pecador y necesito un Salvador, doy testimonio público de mi fe en Ti y Te recibo como mi único y suficiente Salvador. Te ruego perdones mis pecados y con Tu Sangre me limpies de todo pecado y me bautices con Espíritu Santo y Fuego luego que yo sea bautizado en agua en Tu Nombre, y produzcas en mí el nuevo nacimiento. Quiero nacer en Tu Reino, quiero vivir eternamente, sálvame Señor, Te lo ruego en Tu Nombre eterno y glorioso, Señor Jesucristo. Amén.
Y con nuestras manos levantadas al Cielo, todos decimos: ¡La Sangre del Señor Jesucristo me limpió de todo pecado! ¡La Sangre del Señor Jesucristo me limpió de todo pecado! ¡La Sangre del Señor Jesucristo me limpió de todo pecado! Amén.
Cristo les ha recibido en Su Reino, ha perdonado vuestros pecados y con Su Sangre les ha limpiado de todo pecado porque ustedes le han recibido como vuestro único y suficiente Salvador y suficiente Salvador.
Ahora, ustedes me dirán: “Escuché la predicación del Evangelio de Cristo y lo recibí como mi salvador,” pues Él dijo.
“Id por todo el mundo y predicad el evangelio a toda criatura.
El que creyere y fuere bautizado, será salvo; mas el que no creyere, será condenado.” (San Marcos, capítulo 16, versos 15 al 16).
“Escuché la predicación del Evangelio de Cristo, nació la fe de Cristo en mi alma, creí y ahora, he dado testimonio público de mi fe en Cristo recibiéndolo como mi único y suficiente Salvador, quiero ser bautizado en agua lo más pronto posible.” Pedro dijo cuando le preguntan:
“Varones hermanos, ¿qué haremos?
Pedro les dijo: Arrepentíos, y bautícese cada uno de vosotros en el nombre de Jesucristo para perdón de los pecados; y recibiréis el don del Espíritu Santo.
Porque para vosotros es la promesa, y para vuestros hijos, y para todos los que están lejos (y para cuantos están cerca)…” Para todos es la promesa del Espíritu Santo (libro de los Hechos, capítulo 2, versos 31 al 48), y todos los que creyeron fueron bautizados y fueron añadidos a la Iglesia como tres mil personas, y así el Señor añadía a Su Iglesia los que habían de ser salvos.
Y ahora, ¿qué es lo que está pasando? Cristo está añadiendo a Su Iglesia los que han de ser salvos, todavía continúa añadiendo a Su Iglesia los que han de ser salvos.
El agua en el bautismo no quita los pecados, es la Sangre de Cristo la que nos limpia de todo pecado, pero el bautismo en agua es un mandamiento del Señor Jesucristo, el cual dijo: “El que creyere y fuere bautizado, será salvo.” El mismo Jesucristo fue bautizado por Juan el Bautista, Juan no lo quería bautizar cuando Jesús entró al Río Jordán donde Juan estaba bautizando, pero Jesús le dijo cuando Juan le dice: “Yo tengo necesidad de ser bautizado por Ti, ¿y Tú vienes a mí para que yo te bautice?” Y no lo quería bautizar, Jesús le dice: “Nos conviene cumplir toda justicia.” Y si a Él le convenía cumplir toda justicia y ser bautizado en agua en el Nombre que Juan estaba bautizando, cuánto más a nosotros nos conviene cumplir toda justicia y ser bautizados en agua en el Nombre del Señor Jesucristo. Por lo tanto, bien pueden ser bautizados.
En el bautismo en agua la persona se identifica con Cristo en Su muerte, sepultura y resurrección. Cuando la persona recibe a Cristo como Salvador, muere al mundo; cuando el ministro lo sumerge en las aguas bautismales, tipológicamente está siendo sepultado; y cuando lo levanta de las aguas bautismales, está resucitando a una nueva vida: a la Vida eterna con Cristo en Su Reino eterno. Tan simple como eso es el simbolismo del bautismo en agua, para luego tener una buena conciencia delante de Dios.
Y ahora, bien pueden ser bautizados. Y que Cristo les bautice con Espíritu Santo y Fuego, y produzca en ustedes el nuevo nacimiento; y nos continuaremos viendo por toda la eternidad en el glorioso Reino de nuestro amado Señor Jesucristo.
Dejo al reverendo Josué Cunha con ustedes para que les indique cómo hacer para ser bautizados en agua en el Nombre del Señor.
Continúen pasando todos una tarde feliz. Y que este nuevo año 2010 traiga muchas bendiciones espirituales y materiales para todos ustedes y para toda la Iglesia del Señor Jesucristo. Que tenga todos un feliz y próspero año 2010, todos ustedes y yo también.
“JOSÉ SE REVELA A SUS HERMANOS.”