Tiempo de levantar vuestras cabezas al cielo

Muy buenos noches, amables amigos y hermanos presentes, y todos los ministros presentes junto a sus congregaciones, y también los que están en otras naciones junto a sus congregaciones.

Que las bendiciones de Cristo, el Ángel del Pacto, sean sobre todos ustedes y sobre mí también. En el Nombre del Señor Jesucristo. Amén.

Aprecio y agradezco mucho todo lo que están haciendo por el proyecto de La gran Carpa-Catedral en Puerto Rico, y también por el respaldo que le están dando a la obra misionera y evangelística junto a todos sus ministros, y todos juntos al misionero Miguel Bermúdez Marín.

También aprecio y agradezco mucho por el respaldo que le están dando a AMISRAEL, ya ustedes han estado viendo los resultados de la labores de AMISRAEL. También los que tiene planes de estar en Jerusalén, en el mes de junio, con tiempo tengan sus boletos listos para que les salga más barato el vuelo aéreo.

Para esta ocasión leemos en San Lucas, capítulo 21, versos 27… podemos leer un poco antes, capítulo 21, versos 25 en adelante, para que tengamos el cuadro claro (25 al 36), dice:

“Entonces habrá señales en el sol, en la luna y en las estrellas, y en la tierra angustia de las gentes, confundidas a causa del bramido del mar y de las olas;

desfalleciendo los hombres por el temor y la expectación de las cosas que sobrevendrán en la tierra; porque las potencias de los cielos serán conmovidas.

Entonces verán al Hijo del Hombre, que vendrá en una nube con poder y gran gloria.

Cuando estas cosas comiencen a suceder, erguíos y levantad vuestra cabeza, porque vuestra redención está cerca.

También les dijo una parábola: Mirad la higuera y todos los árboles.

Cuando ya brotan, viéndolo, sabéis por vosotros mismos que el verano está ya cerca.

Así también vosotros, cuando veáis que suceden estas cosas, sabed que está cerca el reino de Dios.

De cierto os digo, que no pasará esta generación hasta que todo esto acontezca.

El cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán.

Mirad también por vosotros mismos, que vuestros corazones no se carguen de glotonería y embriaguez y de los afanes de esta vida, y venga de repente sobre vosotros aquel día.

Porque como un lazo vendrá sobre todos los que habitan sobre la faz de toda la tierra.

Velad, pues, en todo tiempo orando que seáis tenidos por dignos de escapar de todas estas cosas que vendrán, y de estar en pie delante del Hijo del Hombre.”

Que Dios bendiga nuestras almas con Su Palabra y nos permita entenderla.

Tomamos el verso 28 para el tema de esta ocasión que dice:

“Cuando estas cosas comiencen a suceder, erguíos y levantad vuestra cabeza, porque vuestra redención está cerca.”

“TIEMPO DE LEVANTAR NUESTRAS CABEZAS.”

El Señor Jesucristo hablando aquí de la redención para los creyentes en Él, en Cristo, lo cual será la redención del cuerpo con la resurrección de los muertos en Cristo en cuerpos eternos, mortales y glorificados, como el cuerpo glorificado de Cristo y jóvenes para toda la eternidad y para los vivos en Cristo será la transformación de la cual habla San Pablo, en Primera de Tesalonicenses, capítulo 4, versos 13 en adelante. Primera de Tesalonicenses, capítulo 4, versos 13 en adelante, donde nos dice:

“Tampoco queremos, hermanos, que ignoréis acerca de los que duermen, para que no os entristezcáis como los otros que no tienen esperanza.

Porque si creemos que Jesús murió y resucitó, así también traerá Dios con Jesús a los que durmieron en él.

Por lo cual os decimos esto en palabra del Señor: que nosotros que vivimos, que habremos quedado hasta la venida del Señor, no precederemos a los que durmieron.

Porque el Señor mismo con voz de mando, con voz de arcángel, y con trompeta de Dios, descenderá del cielo; y los muertos en Cristo resucitarán primero.

Luego nosotros los que vivimos, los que hayamos quedado, seremos arrebatados juntamente con ellos en las nubes para recibir al Señor en el aire, y así estaremos siempre con el Señor.

Por tanto, alentaos los unos a los otros con estas palabras.”

Aquí nos dice que Dios traerá con Cristo a los que durmieron en Él, o sea, a los creyentes en Cristo que han muerto físicamente; eso es en la Venida del Señor en donde los muertos en Cristo vienen con Él para recibir un cuerpo inmortal, incorruptible y glorificado, lo cual será la resurrección pero en cuerpos eternos, cuerpos glorificados. De eso nos habló San Pablo también. Vean, el más que habla de esta resurrección y la transformación de los vivos en las cartas apostólicas, es el más que habla de este evento tan importante. En Filipenses, por ejemplo, capítulo 3, versos 20 al 21, nos dice:

“Mas nuestra ciudadanía está en los cielos, de donde también esperamos al Salvador, al Señor Jesucristo;

el cual transformará el cuerpo de la humillación nuestra, para que sea semejante al cuerpo de la gloria suya, por el poder con el cual puede también sujetar a sí mismo todas las cosas.”

Y ahora, ¿para qué es la Venida del Señor a Su Iglesia? Para la resurrección de los muertos en Cristo en cuerpos eternos, cuerpos glorificados y para la transformación de los creyentes en Cristo siendo transformados, en donde, con esa transformación obtendrán el nuevo cuerpo, el cuerpo eterno, inmortal, joven, glorificado como el cuerpo glorificado que tiene Jesucristo nuestro Salvador, el cual está tan joven como cuando subió al Cielo: para eso es la Venida del Señor.

¿Y cuándo será esa resurrección de los muertos en Cristo y transformación de los vivos, lo cual será la redención del cuerpo? En el capítulo 15 de Primera de Corintios, versos 49 en adelante, dice:

“Y así como hemos traído la imagen del terrenal, traeremos también la imagen del celestial.

Pero esto digo, hermanos: que la carne y la sangre no pueden heredar el reino de Dios, ni la corrupción hereda la incorrupción.”

O sea, que no podemos entrar físicamente en estos cuerpos mortales al Reino de Cristo, dice:

“… ni la corrupción hereda la incorrupción.”

O sea, que estos cuerpos corruptibles no pueden heredar la inmortalidad, tiene que ser con un cuerpo nuevo y glorificado, con estos cuerpo mortales solamente podemos vivir una temporada aquí en la Tierra; pero en esa temporada nos da tiempo y oportunidad de obtener la Vida eterna a través de Cristo. Sigue diciendo:

“He aquí, os digo un misterio…”

Recuerden que esto es un misterio del Reino de Dios, este misterio la ciencia no lo conoce; si lo hubiera conocido ya tendría científicos, empezando por ellos, con Vida eterna; pero solamente este misterio lo conoce Cristo.

Y ahora, veamos:

“…No todos dormiremos; pero todos seremos transformados,

en un momento, en un abrir y cerrar de ojos, a la final trompeta.”

¿Cuándo será? A la final Trompeta, ¿qué es la final Trompeta? Es la Trompeta de Dios, la Voz de Dios hablando en medio de Su Iglesia y después en medio del pueblo hebreo; cuando Dios habla es una Trompeta hablando. Vean, esto lo podemos notar y por cuanto Cristo es el que suena esa Trompeta, será Cristo hablando en medio de Su pueblo Apocalipsis, capítulo 1, verso 10 al 11, dice:

“Yo estaba en el Espíritu en el día del Señor.”

Y ahora, Juan fue transportado de su tiempo al día del Señor, que es el séptimo milenio de Adán hacia acá o tercer milenio de Cristo hacia acá, ese es el día del Señor.

Y ahora, Cristo dijo en San Juan, capítulo 6, versos 39 al 40, y lo vamos a leer para que tengan el cuadro claro.

“Y esta es la voluntad del Padre, el que me envió: Que de todo lo que me diere, no pierda yo nada, sino que lo resucite en el día postrero.”

¿Para cuándo Cristo dice que Él va resucitar a todos los creyentes en Él que han muerto? En el Día Postrero, no se puede cambiar ese día, y algunas personas piensan: “El Día Postrero, el último día para la raza humana, un día de veinticuatro horas.” No, es un día milenial; porque delante del Señor, un día del Señor es como mil años para los seres humanos, y mil años de los seres humanos es como un día delante del Dios, de eso es que habla el Salmo 90, verso 4, y Segunda de Pedro, capítulo 3, verso 8.

Ahora, podemos ver que el mismo Cristo dijo que la resurrección Él la llevará a cabo en el Día Postrero, no le podrá cambiar ese día nadie al Señor Jesucristo; es que hay un Programa Divino ya desde antes de la fundación del mundo hecho por Dios.

“Y esta es la voluntad del que me ha enviado: Que todo aquel que ve al Hijo, y cree en él, tenga vida eterna; y yo le resucitaré en el día postrero.”

¿Para cuándo será la resurrección de los muertos creyentes en Cristo? Para el Día Postrero. Eso lo sabía también Marta, la hermana de Lázaro.

Ahora, vamos a continuar aquí con este misterio del Día Postrero; en ese mismo capítulo 6, verso 54, Cristo dice:

“El que come mi carne y bebe mi sangre, tiene vida eterna; y yo le resucitaré en el día postrero.”

Tercera vez que dice que será en el Día Postrero la resurrección.

Y ahora, siempre se necesitan dos o tres testigos, ya les dí tres testigos escriturales. En el capítulo 11, versos 21 en adelante, dice Marta a Jesús, cuando Él fue a resucitar a Lázaro.

“Y Marta dijo a Jesús: Señor, si hubieses estado aquí, mi hermano no habría muerto.

Mas también sé ahora que todo lo que pidas a Dios, Dios te lo dará.

Jesús le dijo: Tu hermano resucitará.

Marta le dijo: Yo sé que resucitará en la resurrección, en el día postrero (ella ya lo sabía, pues Cristo lo había ya enseñado en el capítulo 6 de san Juan).”

“Le dijo Jesús: Yo soy la resurrección y la vida; el que cree en mí, aunque esté muerto, vivirá.

Y todo aquel que vive y cree en mí, no morirá eternamente. ¿Crees esto?

Le dijo: Sí, Señor; yo he creído que tú eres el Cristo, el Hijo de Dios, que has venido al mundo.”

Ahora, Marta le dice: “Sí, Señor.” Ella lo creía. ¿Y quién más lo cree? Todos nosotros.

Y ahora, aquí podemos ver que ella también tenía el conocimiento de que la resurrección para los muertos en Cristo es para el Día Postrero, y lo que ella dijo estaba correcto y Lázaro va a resucitar en el Día Postrero; aquella resurrección de Lázaro tenía un propósito en el Programa Divino, primeramente Lázaro siendo amado por Cristo representa a los creyentes en Cristo amados por Cristo; y lo otro, en Lázaro está tipificada la Iglesia del Señor Jesucristo que ha partido, o sea, los muertos en Cristo que van a ser resucitados en el Día Postrero.

Y ahora, era el cuarto día, hacía cuatro días que ya Lázaro había muerto. Eso es tipo y figura de las últimas cuatro etapas o edades; las últimas son: la edad luterana, la edad wesleyana, la edad pentecostal y la Edad de la Piedra Angular; es en la Edad de la Piedra Angular en donde se cumple el Día Postrero, en donde se cumple el séptimo milenio, donde comienza el séptimo milenio de Adán hacia acá; y por lo tanto comienza el Día Postrero en la Edad de la Piedra Angular. Tan sencillo como eso.

Y ahora, continuamos aquí con Apocalipsis, capítulo 1, versos 10 al 11, porque les debo un verso de ese pasaje, dice:

“Yo estaba en el Espíritu en el día del Señor (ya hemos visto que el Día del Señor es el séptimo milenio de Adán hacia acá o tercer milenio de Cristo hacia acá), y oí detrás de mí una gran voz como de trompeta.”

No escuchó una trompeta, sino una gran Voz, una Voz potente como una trompeta; y ustedes saben que cuando una trompeta suena, se escucha hasta muy lejos.

Ahora, esta es una gran Voz como de Trompeta, o sea, una Voz poderosa que decía… o sea, que no es un sonido literal de una trompeta, sino que es una Voz hablando:

“…que decía: Yo soy el Alfa y la Omega, el primero y el último.”

¿Y quién es el Alfa y Omega? ¿Quién es el primero y el último? El Señor Jesucristo, es la Voz de Cristo hablando en el día Postrero, es la Voz de Cristo hablando en el día del Señor; recuerden que el día del Señor… el día del Señor, de la semana, es el séptimo día de la semana, el sábado, el séptimo día. Y delante de Dios por cuanto un día delante de Dios es como mil años para los seres humanos, el Día del Señor delante de Dios viene a ser el séptimo milenio para los seres humanos, el séptimo milenio es el milenio sabático. Recuerden que Cristo dijo: “Porque el Señor es Señor del día de reposo,” del sábado; Él es Señor del sábado; y Él es Señor por consiguiente del séptimo milenio en donde Él establecerá Su Reino y en donde Él primero va a resucitar a los muertos creyentes en Él, y donde Él va a estar hablando con esa gran Voz de Trompeta.

Es en este tiempo final donde estarán las personas que estarán escuchando esta gran Voz como de Trompeta, la cual Juan escuchó, era la Voz de Cristo que decía: “Yo soy el Alfa y Omega, el primero y el último.” Él es el que estuvo aquí en la Tierra creando al ser humano, Dios por medio de Él, por medio de Él había creado el Universo completo; eso es lo que nos dice la Escritura, en el capítulo 1 de San Juan.

“En el principio era el Verbo, y el Verbo era con Dios, y el Verbo era Dios.

Este era en el principio con Dios.

Todas las cosas por él fueron hechas, y sin él nada de lo que ha sido hecho, fue hecho.”

Dios por medio de Cristo, por medio de Cristo no en Su cuerpo de carne humana, sino por medio de Cristo en Su cuerpo angelical, que es el Ángel del Pacto que le aparecía a Adán y a todas esas personas de Dios. El mismo ángel que libertó al pueblo hebreo, ese fue Dios por medio de Cristo, Cristo en Su cuerpo angelical usando al profeta Moisés; porque no tenía Su cuerpo de carne todavía, luego, más adelante el Verbo que era con Dios y era Dios se hizo carne y habitó en medio del pueblo hebreo y fue conocido por el nombre de Yeshua o Jesús (Jesús traducido al español).

Y ahora, esta es la gran Voz de Trompeta que nos dice San Pablo en Primera de Corintios, capítulo 15, versos 49 al 58. Todos los que van a ser transformados van a estar escuchando esa gran Voz de Trompeta, la Voz de Cristo hablándole a Su Iglesia en el Día Postrero y dándole la fe para ser transformados, dándoles la revelación del séptimo Sello, dándoles la revelación de la segunda Venida de Cristo como el León de la Tribu de Judá, como Rey de reyes y Señor de señores en Su obra de Reclamo. Alrededor de la primera Venida de Cristo gira el mensaje del Evangelio de la Gracia, el Evangelio de Cristo, y alrededor de la segunda Venida de Cristo como León de la Tribu de Judá, gira el mensaje del Evangelio del Reino para la Dispensación del Reino.

Por lo tanto, esa gran Voz de Trompeta, Trompeta de Dios, esa Voz como de trompeta, es la Voz de Cristo clamando como cuando un león ruge, lo cual está en Apocalipsis, capítulo 10, versos 1 al 11; es la Voz de Cristo en el Día Postrero hablándole a Su Iglesia con el mensaje de la gran Voz de Trompeta del Evangelio del Reino, y todo eso será en el Día Postrero, en el séptimo milenio de Adán hacia acá o tercer milenio de Cristo hacia acá.

El Día Postrero de los días postreros, porque son tres días postreros en la semana, jueves, viernes y sábado; pero el día postrero de los tres es el sábado, y de los día postreros delante de Dios, de los tres días postreros son los milenios postreros: quinto milenio, que fue comenzado en los días de Jesús, sexto milenio y séptimo milenio; y de esos tres milenios postreros el último es el séptimo milenio de Adán hacia acá o tercer milenio de Cristo hacia acá. Tan simple como eso.

Y ahora, el misterio de los días postreros está abierto delante de nosotros, por eso ahora podemos comprender porque el apóstol Pablo en Hebreos, capítulo 1, versos 1 al 3, dice:

“Dios, habiendo hablado muchas veces y de muchas maneras en otro tiempo a los padres por los profetas,

en estos postreros días nos ha hablado por el Hijo ( o sea, por Jesucristo), a quien constituyó heredero de todo, y por quien asimismo hizo el universo.”

Ahora vean, Cristo es el heredero de todo y también es por medio de quien Dios creó todas las cosas, dice:

“Dios, habiendo hablado muchas veces y de muchas maneras en otro tiempo a los padres por los profetas,

en estos postreros días nos ha hablado por el Hijo, a quien constituyó heredero de todo, y por quien asimismo hizo el universo.”

O sea, que Dios por medio de Jesucristo, estando Cristo en Su cuerpo angelical, Dios por medio de Él trajo a existencia, creó todo el Universo, Dios hablaba por medio de Cristo, el Ángel del Pacto y las cosas se materializaban. Tan sencillo como eso.

“En el principio creó Dios los cielos y la tierra.” ¿Ve? Fue por medio de Cristo, y por eso ustedes encuentran luego que dice: “Y dijo Dios sea la luz, y fue la luz.” ¿Ve? Dios hablando por medio de Cristo, el Ángel del Pacto, Cristo en Su cuerpo angelical; Cristo en Su cuerpo angelical es la imagen del Dios invisible, por eso dice la Escritura… aunque profetas como Jacob y Manoa el padre de Sansón, dijeron que habían visto a Dios cara a cara, pero lo que ellos vieron fue la imagen del Dios viviente, o sea, el cuerpo angelical de Dios, que es el Ángel del Pacto, Cristo en Su cuerpo angelical, Él es la imagen del Dios invisible, eso está también en Colosenses, capítulo 1, verso 12 en adelante y en otros lugares también, aquí mismo en Hebreos, capítulo 1, verso 3, dice:

“…el cual, siendo el resplandor de su gloria, y la imagen misma de su sustancia.”

¿Ven? La imagen misma de la sustancia de Dios, ¿quién es? Cristo en Su cuerpo angelical. Todas las cosas fueron hechas por medio de Él, ¿y para quién? Para Él.

Y ahora, dice que Dios habiendo hablado muchas veces y de muchas maneras a nuestros padres en otros tiempos, habiendo hablado… “Dios habiendo hablado muchas veces y de muchas maneras en otro tiempo a los padres por los profetas (dice), en estos postreros días nos ha hablado por el Hijo.” Y ya han transcurrido dos mil años desde que San Pablo habló estas palabras. ¿Y cómo era, qué eran aquellos los postreros días cuando Dios estaba hablando por medio de Cristo en Su ministerio terrenal? Porque los postreros días son los milenios postreros: quinto milenio, sexto milenio y séptimo milenio. Tan sencillo como eso.

¿Ven? Ahora lo podemos entender, por eso los apóstoles en aquel tiempo podían decir: “Estamos en los postreros días.” Y también muchos predicadores han estado diciendo: “Estamos en los postreros días, es tiempo de prepararse.” Claro, la Dispensación de la Gracia es un tiempo de preparación para las personas arrepentidas de sus pecados recibir a Cristo como Salvador y ser preparados para vivir eternamente en el Reino de Dios. El tiempo en que la persona vive es el tiempo de preparación para la persona obtener la Vida eterna por medio de Cristo.

Y ahora, cuando las personas escuchaban la predicación de muchos ministros diciendo: “Estamos en los postreros días,” y transcurrir tanto tiempo desde los apóstoles diciendo “estamos en los postreros días,” ellos no estaban incorrectos: lo único que cuando predicaban de los postreros días, el noventa y nueve por ciento no sabían en cuál de los días postreros estaban viviendo.

Ahora, este misterio ha sido abierto completamente para que sepamos que sí estamos en los postreros días y que estamos en el ultimo de los días postreros, en el Día Postrero.

Ahora, podemos decir estamos en el Día Postrero y es muy importante, porque es para el Día Postrero que Cristo ha prometido la resurrección de los muertos en Él y la transformación de nosotros los que vivimos, y por eso podemos estar esperando la Venida del Señor y la resurrección de los muertos en Cristo, y la transformación de nosotros los que vivimos; para lo cual primero estará sonando, tocando la Trompeta final, esa gran Voz de Trompeta.

Los que van a ser transformados van a estar escuchando esa Trompeta final, la Voz de Cristo hablando en medio de Su Iglesia, por medio de la gran Voz de Trompeta del Evangelio del Reino que gira alrededor de la segunda Venida de Cristo como el León de la Tribu de Judá, como Rey de reyes y Señor de señores en Su obra de Reclamo.

A través de la Dispensación de la Gracia hemos estado escuchando la predicación del Evangelio de la Gracia que gira alrededor de la primera Venida de Cristo como el Cordero de Dios para quitar el pecado del mundo y dándole la oportunidad a todos los seres humanos de recibir a Cristo para obtener el perdón de los pecados, ser limpios de todo pecado con la Sangre de Cristo, ser bautizados en agua en Su Nombre y Cristo bautizar a la persona con Espíritu Santo y Fuego, y producir en la persona el nuevo nacimiento.

¿Ve? Bajo la predicación del Evangelio de la Gracia que gira alrededor de la primera Venida de Cristo y Su obra de Redención obtenemos la fe para esa transformación espiritual, en donde obtenemos el nuevo nacimiento y en donde obtenemos el cuerpo angelical, el Espíritu de Cristo; y luego va la predicación del Evangelio del Reino que gira alrededor de la segunda Venida de Cristo como el León de la Tribu de Judá, como rey de reyes y Señor de señores, recibimos la fe para ser transformados físicamente.

Por lo tanto, estamos en Día Postrero para estar escuchando esa gran Voz de Trompeta, el Evangelio del Reino en adición al Evangelio de la Gracia, y sería el único tiempo en donde se estaría escuchando el mensaje del Evangelio de la Gracia y el mensaje del Evangelio del Reino, el mensaje de la primera Venida de Cristo y su obra de Redención y el mensaje de la segunda Venida de Cristo y Su obra de Reclamo. Tan simple como eso.

Él nos dijo hablándonos ahí en San Lucas, que cuando estuviésemos viendo estas cosas, que “cuando estas cosas comiencen a suceder… Dice:

“…erguíos y levantad vuestra cabeza, porque vuestra redención…” o sea, para los vivos en Cristo la redención del cuerpo, la transformación para obtener el cuerpo eterno inmortal, incorruptible y glorificado igual al cuerpo glorificado de Cristo, y para los muertos en Cristo la resurrección en cuerpos glorificados; y esta redención del cuerpo será para el tiempo en que comencemos a ver a estas cosas suceder. Cuando estemos viendo suceder estas cosas recuerden: nuestra redención está cerca. Y hace muchos años que ya hemos visto el comienzo de estas cosas, dice:

“También les dijo una parábola: Mirad la higuera y todos los árboles (la higuera es Israel, todos los árboles las demás naciones).”

“Cuando ya brotan, viéndolo, sabéis por vosotros mismos que el verano está ya cerca.”

La higuera ha brotado como una nación libre y soberana, Israel; y los demás árboles han estado brotando como naciones libres y soberanas.

Y ahora, dice que cuando veamos eso suceder “el verano está cerca.” Recuerden que Cristo hablaba con parábolas, pues era conocedor del campo, era conocedor de los árboles, del trigo, era conocedor de los peces también, del mar y de los peces; sus primos, familiares tenían embarcaciones como Juan el apóstol y Jacobo y el padre de ellos, Zebedeo, tenían negocio de embarcaciones, de pesca y otros discípulos también estaban en el negocio de pesquería, como Pedro y Él viajaba también en algunas ocasiones en las embarcaciones de ellos, comía pescado también, o sea, que Él conocía la vida de los pescadores; y también conocía la vida del campo, de la agricultura y por eso hablaba en términos de la agricultura, de la ganadería también, hablaba de diferentes cosas del campo, de ovejas y Él se colocaba como tenía que colocarse, como el buen Pastor, hablaba también de las aves (gallinas): “como la gallina junta a sus pollitos,” así Él dice que deseaba juntar a Israel, a Su pueblo y no quisieron. Eso está en el capítulo 19, versos 41 en adelante de San Lucas (de San Mateo o San Lucas). Vamos a ver, eso fue luego de la entrada triunfal que Él habló estas cosas y dijo los juicios que vendrían sobre Israel. Estaba correcto, capítulo 19, de San Lucas, versos 41 en adelante, dice:

“Y cuando llegó cerca de la ciudad, al verla, lloró sobre ella,

diciendo: ¡Oh, si también tú conocieses, a lo menos en este tu día, lo que es para tu paz! Mas ahora está encubierto de tus ojos.

Porque vendrán días sobre ti, cuando tus enemigos te rodearán con vallado, y te sitiarán, y por todas partes te estrecharán,

y te derribarán a tierra, y a tus hijos dentro de ti, y no dejarán en ti piedra sobre piedra, por cuanto no conociste el tiempo de tu visitación.”

De la visitación de Dios a Su pueblo, a través del Mesías. Es importante conocer el tiempo en que uno vive conforme al Programa Divino que se está llevando a cabo en ese tiempo.

Y ahora, es importante que conozcamos el tiempo que nos ha tocado vivir para escuchar la Voz de Dios, esa gran Voz de Trompeta, el Evangelio del Reino juntamente con el Evangelio de la Gracia, eso es la Lluvia Tardía viniendo al pueblo, primeramente a la Iglesia del Señor Jesucristo, y la Lluvia Temprana es la predicación del Evangelio de la Gracia, es Lluvia de enseñanza. Por ahí por el capítulo 32 de Deuteronomio nos habla de la Palabra como la lluvia, como el rocío; y en Oseas, capítulo 6, versos 1 al 6. Dice 32 de Deuteronomio:

“Entonces habló Moisés a oídos de toda la congregación de Israel las palabras de este cántico hasta acabarlo.

Escuchad, cielos, y hablaré;

Y oiga la tierra los dichos de mi boca.

Goteará como la lluvia mi enseñanza.”

¿Cómo vendrá sobre el pueblo la enseñanza de Dios? Como la lluvia.

“Goteará como la lluvia mi enseñanza

Destilará como el rocío mi razonamiento;

Como la llovizna sobre la grama,

Y como las gotas sobre la hierba;

Porque el nombre de Jehová proclamaré.

Engrandeced a nuestro Dios.

El es la Roca, cuya obra es perfecta,

Porque todos sus caminos son rectitud;

Dios de verdad, y sin ninguna iniquidad en él;

Es justo y recto.”

También en Isaías, el capítulo 55, nos dice del verso 8 en adelante, dice:

“Porque mis pensamientos no son vuestros pensamientos, ni vuestros caminos mis caminos, dijo Jehová.

Como son más altos los cielos que la tierra, así son mis caminos más altos que vuestros caminos, y mis pensamientos más que vuestros pensamientos.

Porque como desciende de los cielos la lluvia y la nieve, y no vuelve allá, sino que riega la tierra, y la hace germinar y producir, y da semilla al que siembra, y pan al que come,

así será mi palabra que sale de mi boca; no volverá a mí vacía, sino que hará lo que yo quiero, y será prosperada en aquello para que la envié.”

Y ahora, como la lluvia desciende del Cielo y como la nieve desciende, así desciende la Palabra de Dios, así es la Palabra de Dios sobre la Tierra, y dice que no volverá vacía a Dios.

Y ahora, la Palabra que sale de la boca de Dios, ¿cómo ha venido la Palabra de Dios al pueblo? Por medio de Dios a través de Su Espíritu Santo, por medio de los profetas; porque la boca de Dios en la Tierra son los profetas de Dios; a ellos viene y por ellos viene la Palabra de Dios al pueblo, a ellos viene y a través de ellos pasa al pueblo. Eso también lo dice en Deuteronomio, capítulo 18, versos 15 en adelante:

“Profeta de en medio de ti, de tus hermanos, como yo, te levantará Jehová tu Dios; a él oiréis;

conforme a todo lo que pediste a Jehová tu Dios en Horeb el día de la asamblea, diciendo: No vuelva yo a oír la voz de Jehová mi Dios, ni vea yo más este gran fuego, para que no muera.

Y Jehová me dijo: Han hablado bien en lo que han dicho.

Profeta les levantaré de en medio de sus hermanos, como tú; y pondré mis palabras en su boca, y él les hablará todo lo que yo le mandare.

Mas a cualquiera que no oyere mis palabras que él hablare en mi nombre, yo le pediré cuenta.”

Ahora, ¿dónde Dios coloca Su Palabra? En la boca del profeta que Él envía. Y cuando ese hombre ungido por el Espíritu Santo habla esa Palabra, es Dios por medio de Su Espíritu hablando a través de un hombre, esa es la Palabra de Dios, y cualquiera que no escuche esa Palabra que es hablada por el Espíritu Santo a través de ese hombre, Dios le va a pedir cuenta; por eso dice: “Y pondré mis palabras en su boca.”

Y ahora, esta profecía se cumple en todos los profetas parcialmente, pero en el Mesías Príncipe se cumple en toda Su plenitud; se cumplió en la primera Venida de Cristo y se cumplirá en la segunda Venida de Cristo. Por lo tanto, la Voz de Dios siempre ha venido por medio del mismo Dios a través de Su cuerpo angelical que es el Ángel del Pacto, que es Cristo en Su cuerpo angelical, manifestándose por medio de un velo de carne llamado un profeta. Tan sencillo como eso.

Esa es la forma de Dios hablar, así es que dice Zacarías por medio del Espíritu Santo que Dios le hablaba al pueblo hebreo. Eso está en Zacarías, capítulo 7, versos 11 en adelante, lo cual es una Escritura muy conocida por nosotros, dice:

“Pero no quisieron escuchar, antes volvieron la espalda, y taparon sus oídos para no oír;

y pusieron su corazón como diamante, para no oír la ley ni las palabras que Jehová de los ejércitos enviaba por su Espíritu, por medio de los profetas primeros.”

Y ahora, las Palabras que Dios enviaba por Su Espíritu Santo, que es el Ángel del Pacto, ¿cómo las enviaba? Dios enviaba Su Palabra por medio de Su Espíritu a través de los profetas. Tan sencillo como eso.

Y ahora, Dios por medio de Cristo hablando en el capítulo 21 de San Lucas, nos dice que cuando nosotros veamos suceder estas cosas que Él profetizó que estarían cumpliéndose sepamos que nuestra redención está cerca, o sea, nuestra transformación para los vivos en Cristo y la resurrección en cuerpos glorificados para los creyentes que ya murieron y que están en el Paraíso con sus cuerpos y en sus cuerpos angelicales, pero que van a tener un cuerpo físico también, el cual van a recibir la resurrección en el Día Postrero, en el cual Cristo, el Ángel del Pacto los resucitará; por eso es tan importante conocer.

Recuerden que el que no conoce es un ignorante en aquello que no conoce; no importa lo mucho que haya estudiado, en lo que conoce la persona, es un ignorante; y aunque seamos ignorantes en muchas cosas, hay algo en lo cual no podemos ser ignorantes y es en el Programa Divino, en la Palabra de Dios.

Y ahora, dice que cuando estas cosas comiencen a suceder, dice:

“…erguíos y levantad vuestra cabeza, porque vuestra redención está cerca.”

Y dice:

“También les dijo una parábola: Mirad la higuera y todos los árboles.

Cuando ya brotan, viéndolo, sabéis por vosotros mismos (o sea, entiendan ustedes mismos) que el verano está ya cerca.”

¿Ve? Está hablando en estos términos del campo en donde se habla del verano, en el cual es tiempo de calor, pero también es tiempo en que madura el grano, el fruto, el trigo y luego en ese mismo tiempo del verano viene la cosecha; y los hijos e hijas de Dios, los miembros de la Iglesia del Señor Jesucristo están representados en el trigo. La cosecha, el recogimiento de todos los hijos de Dios, va a ser en el tiempo representado en la cosecha y que será en el tiempo del verano; porque el tiempo del verano, es el tiempo en que se lleva a cabo la cosecha.

Y ahora, vamos a ver lo que es el verano conforme a las Palabras de Cristo.

“Así también vosotros, cuando veáis que suceden estas cosas, sabed que está cerca el reino de Dios.”

El verano está cerca, ¿qué es? Está cerca el Reino de Dios. Tan sencillo como eso.

¿Y que es el Reino de Dios, el Reino de Dios que está cerca? El Reino del Mesías, que será la restauración del Reino de David que la llevará a cabo el Mesías Príncipe, el cual es el heredero al Reino de David y Trono de David.

Por lo tanto, estamos viviendo en el Día Postrero, en el milenio donde va a ser llevada a cabo la resurrección de los muertos en Cristo y la transformación de los creyentes en Cristo que estén vivos, creyentes en Cristo nacidos de nuevo, y también la Cena de las Bodas del Cordero en el Cielo, para lo cual antes ocurrirá el arrebatamiento de la Iglesia o Rapto de la Iglesia.

Y así como Elías fue raptado, el cual es tipo y figura de la Iglesia del Señor Jesucristo que será raptada… Elías fue raptado por un carro de fuego, pero hay muchos carros de fuego en el Cielo, no se preocupen que nos llevarán con Cristo a la Cena de las Bodas del Cordero, habrá intervención de las huestes celestiales, habrá intervención de los ángeles.

Recuerden, cuando Cristo resucitó los ángeles, dos ángeles estaban allí en el sepulcro y ellos quitaron la piedra, la piedra fue removida, un terremoto ocurrió con la resurrección, así como también con la crucifixión. Y este también es tiempo de terremotos. Para la resurrección de los muertos en Cristo habrá un terremoto grande.

Y ahora, podemos ver que algo grande está por acontecer en el Programa de Dios, porque hemos estado viendo todas estas señales que Cristo dijo que iban a anteceder a la redención de nuestro cuerpo, a la resurrección de los muertos en Cristo y transformación de nosotros los que vivimos; ya con las señales que hemos visto tenemos suficiente para saber que estamos en el tiempo en que nuestra redención del cuerpo va a ser llevada a cabo.

Y ahora, vean lo que Cristo dice aquí:

“De cierto os digo, que no pasará esta generación hasta que todo esto acontezca.”

Hubo una generación en el campo espiritual de edad en edad, con el mensajero de cada edad se abrió una generación en el campo religioso, luego hubo más adelante por ahí por la quinta edad de la Iglesia una generación luterana, luego en la sexta edad de la Iglesia una generación wesleyana, en la séptima edad de la Iglesia una generación pentecostal; pero ahora que estamos viendo plenamente el cumplimiento de todas estas profecías que comenzaron ya hace tiempo, sabemos una cosa: ya la primera generación de la primera edad de la Iglesia pasó, aunque ellos esperaban la resurrección de los muertos y transformación de los vivos y el Rapto.

Pablo dijo en Segunda de Tesalonicenses, capítulo 2, que no era todavía que tenían que ocurrir ciertas cosas y el hombre de pecado tenía que manifestarse primero.

Luego hubo una segunda generación religiosa, una segunda edad con un mensajero, luego una tercera generación y no fue ni en la primera generación, ni la segunda, ni la tercera, la resurrección de los muertos en Cristo y transformación de los vivos.

Luego, hubo una cuarta generación religiosa y tampoco fue en esa generación religiosa, luego hubo otra, una quinta generación en el campo religioso, en la Iglesia de Jesucristo, una edad luterana y tampoco fue en esa edad luterana. Hubo otra generación religiosa, o sea, en el campo religioso, en la Iglesia del Señor Jesucristo, en el Cristianismo; y hubo otra generación religiosa, la etapa wesleyana, y tampoco fue en esa edad, y luego vino una séptima generación, la generación pentecostal y tampoco fue en esa generación.

Pero luego ha surgido, ha nacido una nueva generación, una generación, la generación de la Palabra, la generación de la Edad de la Piedra Angular y no habrá otra generación, esta es la generación que no pasará en el campo religioso, es la generación de la Palabra en donde va a ocurrir la resurrección de los muertos en Cristo y la transformación de nosotros los que vivimos, y todo eso tiene que ser en el Día Postrero y ya comenzó el Día Postrero, y conforme al calendario gregoriano ya estamos en el año número diez del Día Postrero, y eso sin contar los años de atraso que tiene el calendario.

Así que, estamos en un tiempo muy importante, estamos como en los días de Noé, estamos como en los días de Abraham y de Lot, estamos como en los días de Jesús, estamos también como en los días de los apóstoles, allá en la tierra de Israel, estamos en tiempos paralelos a aquellos tiempos; y por consiguiente estamos en la generación que no pasará sin que todas estas cosas se cumplan, por lo cual levantad vuestras cabezas al Cielo, a las cosas de Dios. Eso es lo que nos enseña el Ángel que viene con el Evangelio eterno, en Apocalipsis, capítulo 14, verso 6 al 7, donde dice:

“Vi volar por en medio del cielo a otro ángel, que tenía el evangelio eterno para predicarlo a los moradores de la tierra, a toda nación, tribu, lengua y pueblo,

diciendo a gran voz…”

Vean, viene predicando a gran Voz, o sea, que viene con un mensaje de gran Voz de Trompeta, un mensaje de gran Voz, un mensaje Dispensacional para todos los pueblos, naciones, tribus y lenguas.

“…diciendo a gran voz: Temed a Dios, y dadle gloria (o sea, que viene enseñando a buscar y a temer a Dios), porque la hora de su juicio ha llegado…”

O sea, que viene anunciando también que estamos viviendo en el tiempo para el juicio divino caer sobre la raza humana, el tiempo en que Dios juzgará a los seres humanos, o sea, un tiempo paralelo al tiempo en que vivió Noé, al tiempo en que vivió Lot allá en Sodoma; pero Abraham estaba seguro en la montaña, y como el tiempo en que vivió Jesús aquí en la tierra; aquel tiempo era para juicio de la raza humana, pero por cuanto Él tomó nuestros pecados, se hizo pecado por nosotros y el juicio divino cayó sobre un solo hombre llamado Jesús. Él nos salvó, Él salvó la raza humana de la destrucción.

Era el tiempo del juicio para el mundo, pero el juicio vino sobre un solo hombre, Él puso Su Vida por nosotros, murió por nosotros para que nosotros podamos vivir eternamente. Por eso es que estamos viviendo en la Tierra: porque UNO murió para que podamos nosotros vivir, Él lo dijo cuando en San Juan, capítulo 12, verso 24, dijo: “Si el grano de trigo no cae en tierra y muere, él solo queda; pero si cae en tierra y muere, mucho fruto lleva.”

Cristo es el grano de trigo, si Él no moría todos los seres humanos tenían que morir en el día que Cristo murió, pero si Él moría, entonces iba a llevar mucho fruto Cristo el grano de trigo; porque nacería la planta de trigo a través del grano de trigo y la planta de trigo es la Iglesia del Señor Jesucristo y llevaría muchos granos de trigo, o sea, muchos hijos e hijas de Dios, muchos creyentes en Cristo; porque la vida que estaba en Cristo, el Espíritu Santo, produjo el nacimiento de la Iglesia el Día de Pentecostés y produciría muchos granos de trigo, muchos hijos e hijas de Dios; en la misma planta de trigo estarían esos granos de trigo, potencialmente vendrían, estaban en Cristo y después de la planta de trigo y a medida que iban naciendo, estarían pasando por las diferentes etapas de la planta de trigo.

Y ahora, ¿dónde nos encontramos? En la parte alta de la planta de trigo, para el tiempo de la cosecha, y son los primeros que llegan a madurez los que están en la parte de arriba; porque el sol le da directo. Este es el tiempo más glorioso de todos los tiempos y gracias a Dios que Dios escogió para nosotros este tiempo, no lo escogimos nosotros; si nos hubiera tocado escoger a nosotros y hubiéramos escogido en el tiempo de los apóstoles San Pedro, y en el tiempo de los apóstoles San Pablo y los demás mensajeros, a lo mejor se lo hubiera comido un león, a lo mejor se lo hubiera comido un león en esos tiempos que los echaban a los leones o lo hubieran quemado o era el tiempo de esas grandes persecuciones, pero nos ha tocado a nosotros un tiempo maravilloso; pero recuerden que las luchas son acá, en la cabeza en donde nosotros tenemos que estar firmes con nuestros pensamientos firmes en la Palabra de Dios y nuestro corazón, con nuestra fe puesta en Cristo y Su Palabra, y nunca apartarnos de Cristo.

Estamos en el tiempo más glorioso de todos los tiempos y este es el tiempo, la etapa o la edad de levantar nuestras cabezas; porque nuestra redención está más cerca que lo que estuvo en la primera edad, y más cerca de lo que estuvo en la segunda, tercera, cuarta, quinta, sexta o séptima edad; estamos en la Edad en que nuestra redención del cuerpo está tan cerca que la mayor parte de ustedes no tendrán que ver muerte; porque estamos en la generación espiritual de la Edad de la Piedra Angular donde todas estas cosas deben ser cumplidas. Por lo tanto, yo estoy esperando mi transformación, ¿y quién más? Cada uno de ustedes también.

Ahora, cualquier persona puede pensar y decir: “¿por qué vamos a tener esa esperanza?” Pues la tuvieron los apóstoles, la tuvieron todos los creyentes de edades pasadas, ¿por qué no nosotros? Nosotros estamos más cerca que ellos de la transformación de nuestros cuerpos, el mismo Señor dijo: “Estad preparados,” eso es lo que tenemos que estar: preparados para nuestra transformación, y si alguno se va antes, no se preocupe lo esperamos aquí en la Tierra en la resurrección, o sea, que va a estar con nosotros nuevamente jovencitos y con un cuerpo inmortal, glorificado; así que no hay problema para el creyente en Cristo.

Algunas personas le tienen miedo a los terremotos y a los maremotos, pero hay uno de los Salmos que dice: “Aunque la tierra tiemble y los montes se traspasen al corazón de la mar o del mar, no temeré mal alguno.” Por lo tanto, no hay porqué tener miedo, porque el Señor está con nosotros y si muere, pues va a resucitar en un cuerpo glorificado y si permanece vivo hasta la resurrección, pues va a ser transformado. Tan sencillo como eso.

Por eso tenemos que tener nuestro corazón, nuestra mente y todo nuestro ser puesto en Dios y Su Programa, puesto en las cosas celestiales, en las cosas del Reino de Dios. “Levantad vuestras cabezas, porque vuestra redención está cerca.” No hay esperanza para el mundo, solamente para los creyentes en Cristo.

Por lo tanto, con nuestra cabeza y nuestro rostro, nuestra mente y nuestro corazón, nuestra alma levantada al Dios creador de los Cielos y de la Tierra, y Jesucristo el Hijo de Dios, vivamos en este Día Postrero esperando nuestra transformación y arrebatamiento o Rapto para ir a la Cena de las Bodas del Cordero.

Ya yo lo recibí como mi Salvador a Cristo y me mantengo esperando mi redención, la redención del cuerpo, mi transformación. ¿Y quién más? Cada uno de ustedes también. Hay momentos en que me he sentido que voy a ser transformado en ese momento, son experiencias que uno tiene y que lo mantienen a uno alerta; porque sabemos que esta es la generación de y para la Venida del Hijo del Hombre para la redención del cuerpo, la resurrección de los muertos en Cristo y transformación de los vivos en Cristo, y también para la gran Voz de Trompeta o Trompeta final, o sea, para la Voz de Cristo clamando como cuando ruge un león y siete Truenos emitiendo sus voces.

Este es el tiempo para Apocalipsis, capítulo 10, para Cristo, el Ángel Fuerte clamar como cuando ruge un león y siete Truenos emitir sus Voces y esa es la Voz de Cristo, la gran Voz de Trompeta, la Trompeta final, para darnos la fe para ser transformados y llevados con Cristo a la Cena de las Bodas del Cordero.

Si hay alguna persona que todavía no ha recibido a Cristo como Salvador, lo puede hacer en estos momentos y estaremos orando por usted; por lo cual le pedimos que pase acá al frente para que oremos por usted para que Cristo le reciba en Su Reino.

Lo más importante es la Vida eterna. Sin la Vida eterna el ser humano que ha pasado por este planeta Tierra ha perdido su tiempo en la Tierra, sino recibió la Vida eterna por medio de Cristo nuestro Salvador, porque para ser rociados con la Sangre de Cristo, creyendo en Cristo es que Dios nos ha enviado a este planeta Tierra, y tenemos que conocer el propósito de nuestra existencia en este planeta Tierra, no podemos pasar por este planeta sin comprender el propósito de nuestra estadía aquí, el que no comprende para qué vino a la Tierra no sabe de donde vino, no sabe porqué está aquí, y no sabe hacia donde va después que terminen sus días en la Tierra; y por eso tienen la angustia existencial acá en el corazón y en la mente; porque se preguntan: “¿de dónde yo he venido?” No lo pueden entender. “¿Por qué estoy en la Tierra?” Tampoco lo pueden entender. “¿Y hacia dónde voy cuando muera?” Tampoco lo pueden comprender, pero es importante que sí lo entendamos para que así podamos obtener la Vida eterna.

La Escritura nos dice que estamos con y para un propósito divino, y si estamos por un propósito y para un propósito divino, entonces queremos saber, conocer ese propósito divino. En Primera de Pedro, capítulo 1, versos 1 al 2, dice el apóstol Pedro:

“Pedro, apóstol de Jesucristo, a los expatriados de la dispersión en el Ponto, Galacia, Capadocia, Asia y Bitinia,

elegidos según la presciencia de Dios Padre en santificación del Espíritu, para obedecer y ser rociados con la sangre de Jesucristo.”

Hemos sido, ¿qué? Elegidos según la presciencia de Dios Padre, en santificación del Espíritu, para obedecer, ¿obedecer qué? Obedecer el Evangelio de Cristo y ser rociados con la Sangre de Jesucristo, para así ser limpios de todo pecado: para ese propósito es que yo vine a la Tierra, ¿y quién más? Cada uno de ustedes también, para así poder obtener la Vida eterna.

Por eso en Primera de Juan, capítulo 5, versos 10 al 13, dice que Dios nos ha dado Vida eterna y esta Vida está en Su Hijo, o sea, en Jesucristo. Y dice: “El que tiene al Hijo (o sea, a Cristo) tiene la vida.” O sea, ¿qué Vida? La Vida eterna; el que no tiene al Hijo, no tiene la Vida, o sea, no tiene la Vida eterna, lo que tiene es una vida temporera que se le va a terminar y no sabe cuándo se le va a terminar.

Por lo tanto, la buena noticia para los creyentes en Cristo la da San Juan ahí, y dice que Dios nos ha dado Vida eterna, Vida eterna es la que Dios nos ha dado por medio de Cristo. Recuerden a Cristo hablando en San Juan, capítulo 10, versos 27, en adelante cuando dice:

“Mis ovejas oyen mi voz, y yo las conozco, y me siguen, y yo les doy vida eterna.”

Es Vida eterna la que Cristo le da a las ovejas que el Padre le dio para que las busque y le dé Vida eterna, es para recibir la Vida eterna por medio de Cristo que se predica el Evangelio y se le da la oportunidad a las personas que reciban a Cristo como único y suficiente Salvador, para que Cristo les dé la Vida eterna. Ninguna otra persona nos puede dar Vida eterna, solamente hay UNO y Su Nombre es SEÑOR JESUCRISTO. Por lo cual yo necesito a Cristo para que me dé la Vida eterna. ¿Y quién más? Cada uno de ustedes también.

Si alguno no lo ha recibido como su Salvador para obtener la Vida eterna, puede hacerlo en estos momentos y estaremos orando por usted, para que Cristo le reciba en Su Reino, le perdone y con Su Sangre le limpie de todo pecado, sea bautizado en agua en Su Nombre y Cristo lo bautice con Espíritu Santo y Fuego, y produzca en usted el nuevo nacimiento, y así nazca en el Reino de Cristo, y por consiguiente a la Vida eterna. De las personas que están en la parte alta, si pueden pasar acá, si no tienen dificultad o tienen que quedarse allá, no sé cómo el ministro aquí lo puede hacer.

Es un asunto de Vida eterna recibirlo como único y suficiente Salvador, Cristo es la persona más importante que ha pisado este planeta Tierra, Él subió al Cielo victorioso y está sentado a la diestra de Dios en el Cielo, y Él dice: “Todo poder me ha sido dado en el Cielo y en la Tierra.” (San Mateo, capítulo 28, versos 16 al 20).

Él es el Rey de reyes y Señor de señores. Todo está sujeto a Él, principados, arcángeles, querubines, ángeles, todo está sujeto a Cristo; porque Él se ha sentado como Rey en el Trono del Padre, en el Trono celestial. Recibirlo como nuestro Salvador es recibir a la persona más importante no solamente de la Tierra, sino del Cielo también; y por consiguiente es el privilegio más grande que una persona tiene en la Tierra, recibirlo como su único y suficiente Salvador.

Ya vamos a orar por las personas que han venido a los Pies de Cristo en esta ocasión, los que están presentes y también los que están en otras naciones conectados con esta transmisión vía satélite e internet. Por lo tanto, los que están en otras naciones, también pueden recibir a Cristo como único y suficiente Salvador para que queden incluidos en la oración que estaremos haciendo.

Vamos a estar puestos en pie para orar por las personas que han venido a los Pies de Cristo nuestro Salvador. Los niños de diez años en adelante también pueden venir a los Pies de Cristo nuestro Salvador. Recuerden que Cristo dijo: “Dejad a los niños venir a mí y no se lo impidáis; porque de los tales es el Reino de los Cielos.”

Con nuestras manos levantadas a Cristo al Cielo, y nuestros ojos cerrados los que han venido a los Pies de Cristo repitan conmigo esta oración:

Señor Jesucristo, escuché la predicación de Tu Evangelio y nació Tu fe en mi corazón. Creo en Tu primera Venida, creo en Tu Nombre como el único Nombre bajo el Cielo en que podemos ser salvos. Creo en Tu muerte en la Cruz del Calvario como el Sacrificio de Expiación por nuestros pecados; reconozco que soy pecador y necesito un Salvador. Doy testimonio público de mi fe en Ti y Te recibo como mi único y suficiente Salvador. Te ruego perdones mis pecados, Te ruego me limpies con Tu Sangre preciosa de todo pecado. Te recibo como mi único y suficiente Salvador. Sálvame, Señor y bautizame con Espíritu Santo y Fuego y sea producido en mí el nuevo nacimiento, quiero vivir en Tu Reino por toda la eternidad, sálvame Señor que se haga realidad en mi vida la Salvación que ganaste para mí en la Cruz del Calvario. Te lo pido en Tu Nombre eterno y glorioso, Señor Jesucristo. Amén.

Y con nuestras manos levantadas al Cielo todos decimos: ¡La Sangre del Señor Jesucristo me limpió de todo pecado! ¡La Sangre del Señor Jesucristo me limpió de todo pecado! ¡La Sangre del Señor Jesucristo me limpió de todo pecado! Amén.

Cristo les ha recibido en Su Reino, ha perdonado vuestros pecados, y con Su Sangre les ha limpiado de todo pecado, porque ustedes le han recibido como vuestro único y suficiente Salvador. Por lo cual ustedes me dirán: “Quiero ser bautizado en agua lo más pronto posible, pues Cristo dijo: ‘El que creyere y fuere bautizado será salvo.’ ¿Cuándo me pueden bautizar?” Es la pregunta desde lo profundo de vuestro corazón. Bien pueden ser bautizados. Y que Cristo les bautice con Espíritu Santo y Fuego, y produzca en ustedes el nuevo nacimiento.

El mismo Cristo fue bautizado por Juan el Bautista, cuando Juan bautizaba en el Jordán, Cristo entró a las aguas del Jordán y Juan le dice: “Yo tengo necesidad de ser bautizado por Ti, ¿y Tú vienes a mí para que yo te bautice?” Y Jesús le dice: “Nos conviene cumplir toda justicia, nos conviene cumplir toda justicia.” Y entonces Juan lo bautizó. Si Cristo necesitó ser bautizado por Juan para cumplir toda justicia, cuánto más nosotros.

Cuando la persona recibe a Cristo como Salvador muere al mundo y cuando el ministro lo sumerge en las aguas bautismales, tipológicamente está siendo sepultado; y cuando el ministro lo levanta de las aguas bautismales, está resucitando a una nueva vida, se está levantando a una nueva vida con Cristo en Su Reino.

El bautismo en agua no quita los pecados, es la Sangre de Cristo la que nos limpia de todo pecado, pero el bautismo en agua es un mandamiento del Señor Jesucristo, el cual ha estado siendo cumplido desde los tiempos de los apóstoles. El bautismo en agua es tipológico, pero es un mandamiento del Señor Jesucristo, así como la Santa Cena es tipológica, simbólica, pero es un mandamiento de Cristo y también el lavatorio de pies es topológico, pero es un mandamiento del Señor Jesucristo, es un memorial la Santa Cena, ordenada por Cristo. Por lo tanto, se lleva a cabo en memoria de Cristo y Su muerte en la Cruz del Calvario por todos nosotros.

Y ahora, bien pueden ser bautizados. Y que Cristo, el Ángel del Pacto, les bautice con Espíritu Santo y Fuego, y produzca en ustedes el nuevo nacimiento; y nos continuaremos viendo por toda la eternidad en el glorioso Reino de Jesucristo nuestro Salvador.

Que las bendiciones de Cristo, el Ángel del Pacto, sean sobre todos ustedes y sobre mí también; y continúen pasando todos una noche feliz llena de las bendiciones de Cristo nuestro Salvador; y nos continuaremos viendo por toda la eternidad en el glorioso Reino de Jesucristo nuestro Salvador.

Dejo con ustedes al ministro, reverendo David Ríos; y también en cada nación al ministro correspondiente para que haga en la misma forma; él les indicará cómo hacer para ser bautizados en agua en el Nombre del Señor Jesucristo, en cada nación y en cada lugar que está a través del satélite o de internet; el ministro allá correspondiente les dirá cómo hacer para ser bautizados en agua en el Nombre del Señor Jesucristo.

Que Dios les bendiga y le guarde y nos continuaremos viendo por toda la eternidad.

“TIEMPO DE LEVANTAR NUESTRAS CABEZAS AL CIELO.”

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