Muy buenos días, amables amigos y hermanos presentes, ministros de diferentes países que se encuentran presentes en esta ocasión, y también los ministros que están en diferentes naciones y diferentes congregaciones. Que las bendiciones de Cristo nuestro Salvador, sean sobre todos ustedes.
Para esta ocasión leemos un pasaje muy importante que se encuentra en San Mateo, capítulo 28, versos 1 en adelante, que nos habla de lo que conmemoramos hoy, o sea, la resurrección de Jesucristo. Capítulo 28 de San Mateo, versos 1 en adelante dice:
“Pasado el día de reposo, al amanecer del primer día de la semana, vinieron María Magdalena y la otra María, a ver el sepulcro.
Y hubo un gran terremoto; porque un ángel del Señor, descendiendo del cielo y llegando, removió la piedra, y se sentó sobre ella.
Su aspecto era como un relámpago, y su vestido blanco como la nieve.
Y de miedo de él los guardas temblaron y se quedaron como muertos.
Mas el ángel, respondiendo, dijo a las mujeres: No temáis vosotras; porque yo sé que buscáis a Jesús, el que fue crucificado.
No está aquí, pues ha resucitado, como dijo. Venid, ved el lugar donde fue puesto el Señor.
E id pronto y decid a sus discípulos que ha resucitado de los muertos, y he aquí va delante de vosotros a Galilea; allí le veréis. He aquí, os lo he dicho.
Entonces ellas, saliendo del sepulcro con temor y gran gozo, fueron corriendo a dar las nuevas a sus discípulos. Y mientras iban a dar las nuevas a los discípulos,
he aquí, Jesús les salió al encuentro, diciendo: ¡Salve! Y ellas, acercándose, abrazaron sus pies, y le adoraron.
Entonces Jesús les dijo: No temáis; id, dad las nuevas a mis hermanos, para que vayan a Galilea, y allí me verán.”
Que Dios bendiga nuestras almas con Su Palabra y nos permita entenderla.
En estos días tenemos la serie: “LA OBRA DEL MESÍAS EN SU VENIDA,” estos días pasados, el viernes pasado tuvimos en “LA OBRA DEL MESÍAS EN SU VENIDA,” el subtema: “EL SACRIFICIO PARA UN PACTO ETERNO.” Y ayer con los ministros tuvimos en el tema o serie: “LA OBRA DEL MESÍAS EN SU VENIDA,” el subtema: “CRISTO EN EL INFIERNO Y LUEGO EN EL SENO DE ABRAHAM,” o sea, el Paraíso; y hoy tenemos en “LA OBRA DEL MESÍAS EN SU VENIDA, EN SU PRIMERA VENIDA,” tenemos: “EL DÍA DE VICTORIA.”
El día de victoria fue domingo en la mañana en que resucitó Jesucristo, el cual había efectuado el Sacrificio de Expiación por el pecado del ser humano conforme al Programa Divino para el cual Él vino a la Tierra.
Él hablando en el capítulo 10 de San Juan, dijo que Él tenía otras ovejas que no eran de aquel redil, las cuales también le convenía traer, y dijo que oirían Su Voz y que habría un rebaño y un pastor, y también Él dijo que Él ponía Su vida por Sus ovejas, y dijo que por eso le amaba el Padre, porque Él ponía Su vida por las ovejas, y también dijo: “Nadie me la quita, nadie me quita la vida, yo la pongo por mí mismo para volverla a tomar. Este mandamiento recibí de mi Padre.”
Él vino a la Tierra con una misión divina: llevar a cabo el Sacrificio de Expiación por el pecado de Su pueblo, por el pecado de todos los que están escritos en el Libro de la Vida en el cielo, y por consiguiente todo esto ya estaba tipificado en el antiguo pacto, en el Antiguo Testamento en los sacrificios que se efectuaban, por ejemplo, el sacrificio del cordero pascual que cada familia hebrea sacrificó en la víspera de la pascua allá en Egipto, para durante la noche de la pascua estuvieran comiendo ese cordero asado dentro de sus hogares, y la sangre de ese cordero aplicada en el dintel y los postes de las puertas de los hogares hebreos.
Esto era para la preservación de la vida de los primogénitos que estaban en esos hogares hebreos, porque a medianoche pasaría Dios hiriendo a los primogénitos en la tierra de Egipto, y por cuanto el pueblo hebreo vivía en la tierra de Egipto, al venir el juicio divino de la muerte de los primogénitos sobre las familias que vivían en Egipto, los hebreos, por cuanto vivían en Egipto, estaban en un territorio sobre el cual vendría ese juicio divino, y lo único que evitaría que murieran los primogénitos hebreos, sería la sangre del cordero pascual aplicada en el dintel y los postes de los hogares hebreos. Tan sencillo como eso.
Y ahora, ¿en qué consistía el poder de esa sangre para librar a los primogénitos de la muerte? Que aquello era el tipo y figura de Cristo como el Cordero pascual derramando Su Sangre para la preservación de la vida de lo primogénitos escritos en el cielo en el Libro de la Vida del Cordero. Y si el tipo y figura tenía ese poder, cuánto más el anti-tipo, o sea, aquello que está siendo tipificado.
Y ahora, con el Sacrificio de Cristo en la Cruz del Calvario como el Cordero pascual, el Cordero de Dios como lo presentó Juan el Bautista cuando lo vio y dijo: “He aquí el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo.” (San Juan, capítulo 1, versos 29 al 36).
La Sangre de Cristo derramada en la Cruz del Calvario limpia de todo pecado a todo aquel que lo recibe como su único y suficiente Salvador, y queda aplicada la Sangre de Cristo en el corazón, en el alma de la persona por medio del Espíritu Santo en la persona, porque la vida de la Sangre de Cristo es el Espíritu Santo, porque la vida está en la sangre.
Por eso la vida de los animales está en la sangre, la vida está en la sangre, y la vida de la sangre es el espíritu. El Espíritu Santo es la vida de la Sangre de Cristo, y estando en el alma, en el corazón del creyente en Cristo, pues tiene la Sangre de Cristo aplicada en su corazón, que le libra de la muerte, libra su alma de la muerte.
Y por lo tanto, la muerte espiritual que ha estado pasando por este planeta Tierra y han estado muriendo millones de seres humanos, muriendo espiritualmente, los que tienen la Sangre de Cristo aplicada en sus corazones por medio del Espíritu Santo en sus corazones que es la vida de la Sangre de Cristo, esos no han muerto.
Y los que viven en este tiempo y tienen la vida de la Sangre de Cristo, el Espíritu Santo, tampoco morirán espiritualmente, tienen Vida eterna. Por eso tuvo que Cristo morir en la Cruz del Calvario por mí, ¿y por quién más? Por cada uno de ustedes también.
Y ahora, Él pagó el precio de nuestra redención, Él pagó por nosotros en la Cruz del Calvario, porque la paga del pecado es muerte, por lo tanto, Él pagó nuestra redención.
Y ahora, encontramos que cuando Cristo murió, fue, bajó a donde usted y yo teníamos que ir: al infierno, Él fue y le predicó a los espíritus encarcelados que fueron desobedientes en el tiempo de Noé, así lo dice la Escritura allá en la carta de San Pedro, Primera de Pedro, lo habla, y vamos a darle el pasaje de Primera de Pedro para que lo tengan claro, Primera de Pedro, capítulo 3, verso 18 en adelante, dice:
“Porque también Cristo padeció una sola vez por los pecados, el justo por los injustos, para llevarnos a Dios, siendo a la verdad muerto en la carne, pero vivificado en espíritu;
en el cual también fue y predicó a los espíritus encarcelados,
los que en otro tiempo desobedecieron, cuando una vez esperaba la paciencia de Dios en los días de Noé, mientras se preparaba el arca, en la cual pocas personas, es decir, ocho, fueron salvadas por agua.
El bautismo que corresponde a esto ahora nos salva (no quitando las inmundicias de la carne, sino como la aspiración de una buena conciencia hacia Dios) por la resurrección de Jesucristo,
quien habiendo subido al cielo está a la diestra de Dios; y a él están sujetos ángeles, autoridades y potestades.”
Y ahora vean cómo cuando Cristo murió en la Cruz del Calvario, por cuanto Él se hizo pecado por nosotros al tomar nuestros pecados y tenía que morir por nosotros, porque ese día la raza humana, todo ser humano, tenía que morir a causa del pecado, era día de juicio divino sobre el ser humano.
Pero al Cristo tomar nuestros pecados, entonces murió en lugar nuestro y tuvo que ir al infierno como tiene que ir al infierno todo incrédulo, todo aquel que no tiene a Dios, que no ha recibido a Cristo como su Salvador, y allá va donde están, al área donde están las personas que fueron desobedientes en el tiempo de Noé, no están con su cuerpo físico, porque su cuerpo físico murió en el diluvio, pero están en su cuerpo espiritual, en espíritu, que es un cuerpo de otra dimensión, el cuerpo de los pecadores, de los incrédulos, el cuerpo espiritual es de esa dimensión quinta, y van por consiguiente a la dimensión a la cual pertenece ese cuerpo espiritual; o sea, el espíritu de esa persona.
Él va donde están esas personas en cuerpos espirituales y les predica, les habla, les da testimonio del mensaje que predicó Noé y lo que Dios le dijo a Noé que vendría sobre la Tierra, y Dios lo dijo por medio del Ángel del Pacto que es Cristo; o sea, que fue Cristo, en quien estaba Dios, en el cuerpo angelical de Cristo, hablándole a Noé en el tiempo de Noé.
Y ahora, Cristo va y les predica no para salvación, sino dándole testimonio de que ellos fueron incrédulos a la Palabra, al mensaje de Dios que vino a través de Noé.
La tierra en aquel tiempo estaba en gran violencia como está en nuestro tiempo, pues Jesús dijo que la venida del Hijo del Hombre será como en los días de Noé. Por lo tanto, la Tierra, la humanidad, las naciones están como en el tiempo de Noé cuando vino el diluvio.
Y ahora, Cristo da testimonio allá en el infierno, la quinta dimensión, que es abajo, y luego pasa más abajo donde está Satanás o el diablo con todas sus huestes malignas, y le quita las llaves del infierno y de la muerte al diablo, y luego sube a otro lugar llamado el Seno de Abraham, donde está Abraham, Isaac, Jacob, Job, todos, Daniel, el Profeta Daniel, todos estos hombres de Dios, estas personas que creían en Dios, que escuchaban la Palabra de Dios, y toca a la puerta donde están, entra, está con ellos hablando, y luego los saca de ese lugar y por eso dice el capítulo 27 de San Mateo, que cuando Cristo murió en la Cruz del Calvario, vean aquí capítulo 27, verso 50 en adelante de San Mateo, dice, esto es cuando Cristo está aquí en la Cruz, dice:
“Mas Jesús, habiendo otra vez clamado a gran voz, entregó el espíritu.
Y he aquí, el velo del templo se rasgó en dos, de arriba abajo; y la tierra tembló, y las rocas se partieron.”
O sea, que hubo un temblor, un terremoto en el cual el mismo templo fue afectado y el velo del templo se rasgó de arriba abajo, en señal de que fue el de arriba: Dios, el que rasgó el velo del templo:
“Y se abrieron los sepulcros, y muchos cuerpos de santos que habían dormido, se levantaron;
y saliendo de los sepulcros, después de la resurrección de él (o sea, salieron de los sepulcros después de la resurrección de Cristo), vinieron a la santa ciudad (o sea, Jerusalén), y aparecieron a muchos.”
Ya resucitados los santos del antiguo pacto, del Antiguo Testamento: Abraham, Isaac, Jacob, Sara, Daniel, todos esos hombres de Dios, los Profetas y todos ellos, aparecieron a muchas personas en Jerusalén; o sea, que hubo la aparición de una multitud de jóvenes, porque se resucita en un cuerpo joven, en un cuerpo eterno, cuerpo inmortal.
Luego encontramos a Cristo también resucitando el domingo en la mañana, juntamente con Él resucitaron los santos del Antiguo Testamento, y Cristo aparece a los creyentes en Él.
Primero aparece Cristo a mujeres: María Magdalena y luego a las otras Marías, y ellas fueron las que tuvieron el mensaje del Evangelio de la Gracia primero y comenzaron a anunciar las buenas nuevas, dar las buenas noticias de que Cristo había resucitado; o sea, a ellas les fue dicho que le fueran a dar las buenas noticias de la resurrección de Cristo, se las fueran a dar a los apóstoles, a los discípulos.
El que madruga, pues tiene la bendición de ver lo que pasa bien temprano en la mañana. El que madruga es el que puede ver la salida del sol, el nacimiento del sol, que es tipo y figura de la resurrección de Cristo, porque el sol que muere en la tarde, luego resucita en la mañana.
Y ahora, encontramos que Cristo… el Ángel también que se sentó sobre la roca luego de remover esa piedra, esa roca, luego le dice que vayan a Galilea y allí lo verán, y luego el mismo Cristo le aparece a las mujeres creyentes en Él que lo fueron, que fueron a ver la tumba, y les dice a ellas que vayan a los discípulos y les digan que ellos vayan a Galilea y allí lo van a ver. O sea, que la cita era en Galilea, y Galilea es mencionada como Galilea de los gentiles porque allí hubo ciertos problemas en donde un rey gentil de Siria, sacó los hebreos que habían allí y metió gentiles, y allí los que quedaron (hebreos), muchos se mezclaron con gentiles también, por eso se habla de Galilea de los gentiles, pero es el territorio también donde luego vivió Jesucristo, vivió San Pedro, vivió Santiago y Juan, pero es llamado Galilea de los gentiles. Y miren cómo se les llama, cómo le llama la Escritura a ese territorio, Isaías, capítulo 9, verso 1 en adelante, dice:
“Mas no habrá siempre oscuridad para la que está ahora en angustia, tal como la aflicción que le vino en el tiempo que livianamente tocaron la primera vez a la tierra de Zabulón y a la tierra de Neftalí; pues al fin llenará de gloria el camino del mar, de aquel lado del Jordán, en Galilea de los gentiles.
El pueblo que andaba en tinieblas vio gran luz; los que moraban en tierra de sombra de muerte, luz resplandeció sobre ellos.”
Y ahora, el cumplimiento de esta profecía en la forma literal para ese territorio, se cumple en San Mateo, capítulo 4, y lo vamos a ver aquí para que así podamos comprender mejor lo que esto significa. Capítulo 4, verso 12 en adelante, dice:
“Cuando Jesús oyó que Juan estaba preso, volvió a Galilea;
y dejando a Nazaret, vino y habitó en Capernaum, ciudad marítima, en la región de Zabulón y de Neftalí,
que se cumpliese lo dicho por el profeta Isaías, cuando dijo:
Tierra de Zabulón y tierra de Neftalí,
Camino del mar, al otro lado del Jordán,
Galilea de los gentiles;
El pueblo asentado en tinieblas vio gran luz;
Y a los asentados en región de sombra de muerte,
Luz les resplandeció.
Desde entonces comenzó Jesús a predicar, y a decir: Arrepentíos, porque el reino de los cielos se ha acercado.”
Y luego el verso 23, dice:
“Y recorrió Jesús toda Galilea, enseñando en las sinagogas de ellos, y predicando el evangelio del reino, y sanando toda enfermedad y toda dolencia en el pueblo.”
Y ahora vean, en esta forma Jesucristo yendo a Zabulón, a esta región de Galilea y habitando allá en Capernaum, en la región de Zabulón y Neftalí, allí ese territorio que era una tierra de tinieblas y de sombra de muerte, una región de sombra de muerte, luz resplandeció sobre ellos.
¿Y cómo resplandeció la luz? Cristo dijo: “Yo soy la luz del mundo, el que me sigue no andará en tinieblas, mas tendrá la luz de la vida.” San Juan, capítulo 8, verso 12 y también en el capítulo 1 de San Juan, verso 1 en adelante dice, hablando de Cristo dice de la siguiente manera, y lo vamos a leer para que tengamos este cuadro claro en esta ocasión. Sabiendo que Cristo es la luz, vamos a ver capítulo 1, verso 1 en adelante dice, de San Juan:
“En el principio era el Verbo, y el Verbo era con Dios, y el Verbo era Dios.
Este era en el principio con Dios.
Todas las cosas por él fueron hechas, y sin él nada de lo que ha sido hecho, fue hecho.
En él estaba la vida, y la vida era la luz de los hombres.
La luz en las tinieblas resplandece, y las tinieblas no prevalecieron contra ella.
Hubo un hombre enviado de Dios, el cual se llamaba Juan.
Este vino por testimonio, para que diese testimonio de la luz, a fin de que todos creyesen por él.
No era él la luz, sino para que diese testimonio de la luz.
Aquella luz verdadera, que alumbra a todo hombre, venía a este mundo.
En el mundo estaba, y el mundo por él fue hecho; pero el mundo no le conoció.
A lo suyo vino, y los suyos no le recibieron.
Mas a todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios;
los cuales no son engendrados de sangre, ni de voluntad de carne, ni de voluntad de varón, sino de Dios.
Y aquel Verbo fue hecho carne, y habitó entre nosotros (y vimos su gloria, gloria como del unigénito del Padre), lleno de gracia y de verdad.”
Y ahora, el Verbo que era con Dios y era Dios, el cual es el Ángel del Pacto, el cual es el cuerpo angelical de Dios, el cual es esa teofanía divina, el cual es Cristo en Su cuerpo angelical, Él es la luz del mundo, Él es la luz que alumbra a todo hombre, y por eso lo encontramos apareciendo en forma de luz, en forma de una Columna de Fuego al Profeta Moisés y también guiando al pueblo hebreo por el desierto y de noche era una luz, una Columna de Fuego, y de día era una nube que los protegía del calor, cubría todo el territorio donde estaba y por donde pasaba el pueblo hebreo.
La Escritura dice que Dios hace a Sus Ángeles espíritu, y a sus ministros llama de fuego, Hebreos, capítulo 1, verso 5 al 7, y dice también que… dice:
“¿No son todos espíritus ministradores , enviados para servicio a favor de los que serán herederos de la salvación?” (Hebreos, capítulo 1, verso 14).
Y ahora, siendo Cristo la luz del mundo, siendo Cristo aquella misma Columna de Fuego velado en un cuerpo humano, en un cuerpo de carne llamado Jesús, cuando está allá en la tierra de Israel, dice: “Yo soy la luz del mundo.” Pero lo que las personas ven es un hombre, pero dentro de ese hombre está el Ángel del Pacto, está Dios el Padre y está el Ángel del Pacto, el Espíritu Santo. La Escritura dice que Dios es luz y también dice que el Verbo es la luz que alumbra a todo hombre.
Y ahora, la luz hecha carne, en la persona de Jesucristo, la Palabra hecha carne, el Verbo hecho carne para cada etapa del Programa Divino en el Mensajero de cada edad, es la luz para ese tiempo, para esa edad, tan sencillo como eso, porque en Él está Dios por medio de Su Espíritu, el Ángel del Pacto, que es la luz del mundo que alumbra a todo hombre.
Y ahora, Cristo estando allí en la Tierra de Neftalí y Zabulón, en ese territorio de tinieblas y sombra de muerte, allí estaba resplandeciendo la luz para el alma y el espíritu de las personas, pero no le comprendieron.
Y ahora, encontramos que es a ese mismo territorio que le dice Cristo, al igual que el Ángel que allí estaba sentado sobre la piedra que fue removida en la puerta del sepulcro donde estaba Jesús, ambos dicen, primero el Ángel le dice a las mujeres: “Vayan a los discípulos y les dan las buenas nuevas que Jesús ha resucitado, que no está en el sepulcro, ha resucitado,” y que vayan a Galilea y allí Él los verá, allí lo verán a Él. Galilea de los gentiles es tipo y figura, en tipo y figura representa a los gentiles, en donde en el tiempo final se va a revelar al pueblo hebreo, como José en medio de los gentiles viviendo allí en Egipto se reveló a sus hermanos que lo habían rechazado primero y lo habían vendido.
En Galilea de los gentiles, tipo y figura de los gentiles, habrá una manifestación grande en el Día Postrero. Ahora vean, Dios ha estado durante la Dispensación de la Gracia en medio de los gentiles llamando para Su Nombre, llamando individuos y así formando un pueblo para Su Nombre, para el Nombre de Jesucristo.
Y es en el Día Postrero en el tiempo final para el cual dice que Su Nombre vendrá de lejos. También dice, nos habla del Occidente: Temerán el Nombre del Señor desde el Occidente, por lo tanto, algo grande va a suceder en este tiempo final en el Occidente.
La obra del Mesías en Su primera venida, en Su venida, la encontramos realizada dos mil años atrás, y dio comienzo allá el nuevo Pacto al cual han estado entrando millones de seres humanos, porque Cristo el domingo, luego de haber sido crucificado viernes, haber estado sepultado viernes en la tarde hasta el sábado, amanecer domingo, ya domingo en la mañana, resucitó victorioso.
La redención la llevó a cabo, obtuvo las llaves del infierno y de la muerte, por eso llevará a cabo la resurrección porque tiene las llaves del infierno y de la muerte, y podrá echar al infierno a todos los malos y al mismo diablo.
Recuerden, en la parábola que dio Cristo en el capítulo 25 de San Mateo, versos 31 en adelante, dice que cuando el Hijo del Hombre se siente en el Trono de Su Reino o Su Trono de gloria, serán reunidas delante de Él todas las naciones, y como el pastor junta las ovejas y coloca las ovejas a su derecha y los cabritos a su izquierda, así va a hacer el Rey con las naciones.
O sea, que unas van a estar a la diestra, a la derecha, y otras a la izquierda y va a juzgar a todas las naciones, de acuerdo a su comportamiento, a como hayan actuado con relación a los pequeñitos, los creyentes en Cristo de los cuales Cristo dice que son Su hermanos más pequeños, de acuerdo a como hayan actuado va a ser lo que va a suceder con esas naciones.
Naciones que han perseguido a la Iglesia del Señor Jesucristo tendrán un grave problema en ese juicio que el Mesías llevará a cabo. Y naciones que han ayudado, han respaldado a la Iglesia del Señor Jesucristo y también individuos, tendrán una bendición de entrar al Reino de Dios, al Reino del Mesías, al Reino Milenial. Así va a ser ese juicio que el Mesías va a llevar a cabo cuando se siente en el Trono de Su gloria, o sea, cuando se siente en el Trono de David.
Ahora, los creyentes en Cristo nacidos de nuevo, ya estarán transformados, ya estarán regresando con Él a la Tierra para el establecimiento del Reino mesiánico, y los escogidos no van a ser juzgados porque ya el juicio que tenían, por el cual tenían que pasar, Cristo fue juzgado por nosotros y murió por nosotros.
Así que la Iglesia Novia del Señor, los creyentes en Cristo no serán juzgados para ser condenados o no ser condenados. El juicio por el cual pasarán, será un juicio para recibir galardones en cierto tiempo.
Ahora, para el Día Postrero en Galilea de los gentiles la cual en tipo y figura para el Día Postrero, aquella Galilea allá es tipo y figura de los gentiles, y va a suceder algo grande en donde vamos a ver al Señor manifestado.
Desde el día de la resurrección de Cristo para el Reino de Cristo, para los creyentes en Cristo comenzó el tiempo de victoria, con el día de la victoria que Cristo obtuvo sobre el infierno, sobre la muerte, sobre la tumba, levantándose, resucitando glorificado para nunca más morir Su cuerpo, con Él se levantaron los santos del Antiguo Testamento, aparecieron a muchos en la Ciudad, estuvieron por unos cuantos días, porque Cristo estuvo apareciendo sobre la Tierra a Sus discípulos durante unos 40 días, y durante esos 40 días apareció no menos de ocho ocasiones a Sus discípulos, y por consiguiente también los santos del Antiguo Testamento aparecieron en diferentes ocasiones a muchas personas de Jerusalén principalmente, de la Ciudad de Jerusalén.
Pudo también ese grupo resucitado acompañar a Jesucristo en algunas ocasiones o en todas las ocasiones cuando Jesucristo estaba durante esos 40 días en medio del pueblo. Pero no estaba los 40 días en forma visible, solamente se hacía visible en algunas ocasiones, al igual que los que habían resucitado no todo el tiempo se hacían visibles, no todo el tiempo estaban visibles, sino en algunas ocasiones que se hacían visibles.
De seguro en los momentos en que Cristo no estaba con Sus discípulos hablando y estaba invisible a la vista de los discípulos, de seguro estaba con el grupo que había resucitado, hablando. Así va a ser cuando Cristo resucite a los muertos creyentes en Él del nuevo Pacto, y transforme a los creyentes vivos que estarán en este tiempo final esperando la venida del Señor con los muertos en Cristo resucitados, y esperándolo ¿para qué? Para nuestra transformación, lo estamos esperando y estamos esperando nuestra transformación, porque el domingo en que Cristo resucitó obtuvo la gran victoria del amor divino, obtuvo esa victoria en contra del infierno, de la muerte, del sepulcro y se levantó glorificado.
Algún día vamos a estar también nosotros glorificados y vamos a experimentar lo que es un cuerpo eterno, inmortal, incorruptible y glorificado, como el cuerpo que tiene Jesucristo, el cual está tan joven, está tan joven como cuando estuvo esos 40 días en la Tierra con Sus discípulos.
Él no se ha puesto viejo, representa de 18 a 21 años de edad Jesucristo, porque esa es la edad que va a representar el cuerpo glorificado de cada creyente en Cristo. Eso es la flor de la juventud, la edad que toda persona quisiera tener, y la edad en la cual toda persona quisiera detenerse, pararse. Pero va a ser así.
En el cuerpo glorificado todos seremos jóvenes, inmortales, perfectos, todos los problemas habrán terminado, y lo que habrá será felicidad para cada creyente en Cristo glorificado.
Así como hubo una victoria el domingo de resurrección, el día octavo, habrá una victoria grande para la Iglesia del Señor Jesucristo en el día octavo profético, el día octavo profético es la Edad de la Piedra Angular.
Luego de siete días proféticos que corresponden a las siete etapas o edades de la Iglesia, viene el día octavo, no hay ocho días, pero el día octavo viene a ser el día primero de una nueva semana. Se entra a una nueva etapa del Programa Divino en una, digamos, en una nota, escala más alta para disfrutar todas las bendiciones que hay en esa nueva fase o etapa del Programa Divino.
La resurrección física de los creyentes en Cristo no ha ocurrido todavía, por lo tanto, no era para las edades pasadas, es para una etapa o edad que está representada en el día domingo, primer día de la semana que también es octavo día, y en el Programa Divino encontramos que esto está tipificado en el Día de Pentecostés donde hubo una resurrección espiritual para el alma de todos los que creían en Cristo y para los que lo recibieron como Salvador en ese día.
Y así ha estado moviéndose una resurrección espiritual en millones de seres humanos a medida que han estado recibiendo a Cristo como su único y suficiente Salvador, y todas esas personas han estado obteniendo una victoria grande, la gran victoria de su vida y han obtenido la salvación y Vida eterna, han entrado al Reino de Dios.
Pero nos falta… eso es la redención espiritual, redención del alma, pero nos falta la redención del cuerpo que será nuestra transformación para los que estamos vivos, y para los muertos en Cristo la resurrección en cuerpos eternos, cuerpos glorificados, lo cual ocurrirá en ese ciclo divino representado en el Día de Pentecostés y representado en el domingo que resucitó Jesucristo.
El Día de Pentecostés, recuerden, pentecostés es 50. Para llegar al día 50 transcurren siete semanas de días que son 49 días, en siete semanas de días hay siete sábados, siete días de reposo; y después de ese día 49 que es sábado, viene el domingo que corresponde al Día de Pentecostés, fue domingo también que hubo una resurrección espiritual en todos aquellos que recibieron el Espíritu Santo el Día de Pentecostés.
Allí fue presentado el pueblo, la cosecha, el fruto, pero el día domingo de resurrección, fueron presentadas las primicias, Cristo, el primero de la resurrección, y si las primicias fueron aceptadas por Dios, entonces para el Día de Pentecostés el resto sería aceptado.
Y ahora vean ustedes, en una etapa, fase o nota, en términos musicales en una nota más alta, encontramos que en el capítulo 23 que nos habla de estas siete semanas de días, luego en el capítulo 25 de Levítico, nos habla de siete semanas de años, ¿ven? Se recorren esos mismos ciclos pero ahora no representando cada semana siete días, sino cada semana representando siete años, y siete por siete son 49 años.
Y después de esos 49 años, recuerden que cada semana al tener siete años, el año séptimo de cada semana es año sabático, año de reposo, de descanso para la Tierra, eso era una ordenanza divina, y luego vendría, después de año 49 que también es sábado de reposo para la Tierra vendría el año 50 en donde también la Tierra estaría reposando, y ese es el año del jubileo en donde se suena o se toca la trompeta del año del jubileo y se proclama libertad en toda la Tierra, y en donde cada persona y los esclavos quedan libres y regresan cada persona a su herencia, su tierra y a su familia, tipo y figura del regreso de los hijos de Dios a la familia de Dios y a la herencia de Dios.
En lo espiritual se ha estado cumpliendo, pero ahora falta en lo literal, lo cual será con la resurrección de los muertos en Cristo y la transformación de los vivos en Cristo, así estaremos regresando físicamente a nuestra herencia, a la Vida eterna física, y estaremos regresando a nuestro Padre celestial, a la casa de nuestro Padre celestial, y seremos, estaremos adoptados físicamente como hijos e hijas de Dios, porque la adopción física de la cual San Pablo nos habla en el capítulo 8 de Romanos, versos 14 al 31, dice: “La adopción, la redención del cuerpo.”
La redención del cuerpo será nuestra transformación para tener el cuerpo eterno y glorificado, y la resurrección para los muertos en Cristo para tener cuerpos eternos, cuerpos glorificados.
Ese año del jubileo tiene un mensaje para el cumplimiento en la fase espiritual, es el mensaje del Evangelio de la Gracia. Cristo proclamando el mensaje del año del jubileo para el cumplimiento en la esfera espiritual, y luego los apóstoles predicando el Evangelio de Cristo para el cumplimiento en la esfera espiritual.
Y para el cumplimiento en la esfera física, en la forma física, de la redención del cuerpo para obtener el cuerpo eterno y glorificado, la trompeta del año del jubileo sonando, es la trompeta del Evangelio del Reino que gira alrededor de la Segunda Venida de Cristo, así como el mensaje de la trompeta del Evangelio de la Gracia gira alrededor de la Primera Venida de Cristo.
Hay cuatro fiestas que ya han estado cumpliéndose con la primera venida de Cristo, y quedan la fiesta de las trompetas, de la expiación (o sea, del día del perdón) y la fiesta de los tabernáculos o fiesta de las cabañas, de la cual muchos estudiosos bíblicos dicen que las primeras cuatro fiestas las cumplió el Señor en Su primera venida, están ligadas a la primera venida del Señor, y las últimas tres fiestas serán cumplidas en la Segunda Venida de Cristo.
Ahora, por cuanto Dios trata con el pueblo hebreo como nación, Israel está esperando su redención, y para Israel estas fiestas van a ser cumplidas. La fiesta de las trompetas se le cumplirá bajo el ministerio y mensaje de los dos Olivos sonando la Gran Voz de Trompeta o trompeta final, proclamando el mensaje del Evangelio del Reino en donde estará hablándole al pueblo hebreo esa trompeta final del Reino de Dios que será restaurado al pueblo hebreo y también de los juicios divinos que han de caer sobre la raza humana.
Para el Cristianismo la trompeta final o Gran Voz de Trompeta estará dándole la fe para ser transformados y llevados con Cristo a la Cena de las Bodas del Cordero, luego de recogerlos con esa Gran Voz de Trompeta, como también va a recoger ciento cuarenta y cuatro mil con Gran Voz de Trompeta:
“Y enviará sus ángeles con gran voz de trompeta, y juntarán a sus escogidos, de los cuatro vientos, desde un extremo del cielo hasta el otro.” San Mateo, capítulo 24, verso 31.
Y ahora, podemos ver que las cosas que sucedieron en el tiempo de Jesucristo no era otra cosa, sino esas fiestas siendo materializadas, siendo cumplido allá lo que era tipo y figura, haciéndose una realidad, o sea, lo que había reflejado o lo que estaba reflejando cada una de esas fiestas, era lo que pasaría en la Primera Venida del Mesías.
O sea, ¿de dónde entonces salieron aquellas fiestas? De lo que pasaría con el Mesías, y por lo tanto, tenían que suceder eventos que fueran tipo y figura de lo que pasaría con el Mesías en Su primera venida, y lo que pasaría con aquellos que lo recibirían como el Mesías.
También en esas fiestas está reflejado lo que sucederá, la obra que hará el Mesías en Su venida en este tiempo final, que será en la Segunda Venida del Mesías en donde estará sonando la Gran Voz de Trompeta, continuará… miren, ¿cuánto tiempo le toma a usted leer Isaías, capítulo 61, verso 1? Vamos a ver lo que dice aquí:
“El Espíritu de Jehová el Señor está sobre mí, porque me ungió Jehová; me ha enviado a predicar buenas nuevas a los abatidos, a vendar a los quebrantados de corazón, a publicar libertad a los cautivos, y a los presos apertura de la cárcel;
a proclamar el año de la buena voluntad de Jehová, y el día de venganza del Dios nuestro.”
Y ahora, cuando Jesucristo toma este pasaje, toma el rollo bíblico, la Escritura que era en forma de rollo, era en pieles, lee y se detiene, aquí tenemos para nosotros, aunque no sea así en hebreo, pero aquí nosotros tenemos una coma donde dice: “A proclamar el año de la buena voluntad de Jehová,” y ahí se detuvo y entregó el libro al sacerdote, al ministro, y se sentó y los ojos de todos en la sinagoga estaban fijos en Él ( en Jesús), y les dice: “Hoy se ha cumplido esta Escritura delante de vosotros.” Eso está en San Lucas, capítulo 4, lo cual les leí hace algunos minutos atrás.
Y ahora, ¿por qué Él se detuvo y no continuó la lectura de ese pasaje (capítulo 4, versos 16 en adelante hasta el 21)? Él se detuvo allí porque aunque ese era un pasaje que el Mesías cumpliría, por cuanto la venida del Mesías tiene dos partes: Su primera venida como Cordero y Su segunda venida como León.
Como Cordero Él viene para efectuar el Sacrificio por el pecado, y viene anunciando el año de la buena voluntad del Señor. En Su segunda venida Él vendrá proclamando el día de venganza del Dios nuestro bajo la predicación del Evangelio del Reino, bajo el sonar de la Gran Voz de Trompeta o trompeta final.
Por eso es que cuando en Apocalipsis, capítulo 11, versos 15 en adelante, luego de ser sonada o tocada la Séptima Trompeta, que la tocan los dos Olivos, Moisés y Elías, luego se proclama, se habla del juicio divino que vendrá sobre los que destruyen la Tierra, donde dice que Dios destruirá a los que destruyen la Tierra.
Esto es como pasó en el tiempo de Noé: Dios destruyó a los que estaban destruyendo la Tierra en aquel entonces, pues la Tierra estaba llena de violencia como está en la actualidad.
Pero para los hijos e hijas de Dios este tiempo final en el cual vivimos nosotros, es el más glorioso de todos los tiempos, aunque sabemos que viene el día ardiente como un horno a causa de los problemas del medio ambiente, los problemas del calentamiento global, y a causa de las guerra que se han tenido y también de una tercera guerra mundial que será atómica que ha de venir, va a ser un día ardiente como un horno, y todos los soberbios y todos los que hacen maldad serán estopa, dice Malaquías, capítulo 4, verso 1 en adelante. Pero ¿qué será de los creyentes en Cristo? Dice:
“Mas a vosotros los que teméis mi nombre, nacerá el Sol de justicia, y en sus alas traerá salvación; y saldréis, y saltaréis como becerros de la manada.”
Para los creyentes en Cristo el sol de justicia saldrá, la venida del Señor como el León de la Tribu de Judá, y en Sus alas, o sea, los ministerios de Moisés y Elías, los ministerios de los dos Olivos, traerá salvación, será para la salvación, será para la redención del cuerpo, la transformación de los vivos y resurrección de los muertos en cuerpos glorificados.
La trompeta o fiesta de las trompetas, vean ustedes, está ligada a la Segunda Venida de Cristo en donde se estará proclamando el día de venganza del Dios nuestro donde el Espíritu Santo estará hablando de ese juicio divino que ha de venir.
Así será como va a cumplirse esa fiesta de las trompetas y va a estar ligada también con el pueblo hebreo, y luego para el pueblo hebreo como nación, el día del perdón, día de la expiación, verá Israel la Expiación y obtendrá el perdón y Dios tratará nuevamente con Israel, le dará vida: “Después de *tres días nos resucitará, nos dará vida.”
Y ahora, luego la fiesta de los tabernáculos, eso es el Reino Milenial, en donde se cumple esa fiesta de los tabernáculos, de las cabañas, y toda la Tierra, los gobernantes de la Tierra irán a Jerusalén a adorar a Dios y a llevar sus ofrendas, sus diezmos, sus presentes a Dios allá, a Jerusalén.
Hemos estado viendo la obra del Mesías en Su venida, en Su primera venida, y dimos un vistazo también lo que será la obra del Mesías en Su segunda venida.
Cuando Cristo resucitó, ese fue un día de victoria para Él y para todos los creyentes en Él del Antiguo Testamento y del Nuevo Testamento, y por esa causa es que hemos obtenido la victoria al recibir a Cristo como nuestro Salvador, y hemos obtenido la salvación y Vida eterna.
Y en estos días hemos estado recordando esos últimos tres días de Jesús en la Tierra, sobre todo dos en Su cuerpo físico, y luego uno ya resucitado con Su cuerpo glorificado y de ahí para adelante ya está con Su cuerpo glorificado y nunca más morirá.
Lo que parecía una derrota para Cristo, fue el triunfo más grande para Cristo y la raza humana, Cristo venció y ha traído la victoria para la humanidad, para que todo aquel que en Él cree, no se pierda, mas tenga Vida eterna.
Ahora todo ser humano tiene un Sacrificio de Expiación por sus pecados, el cual fue efectuado por Cristo en la Cruz del Calvario, el cual puso Su vida en Expiación por nuestros pecados.
Yo lo recibí como mi Salvador reconociéndolo y aceptándolo como mi único y exclusivo y suficiente Salvador, reconociendo que Su Sacrificio en la Cruz del Calvario es la Expiación por mis pecados, ¿y quién más? Cada uno de ustedes también.
Si hay alguna persona que todavía no lo ha recibido como su Salvador, puede hacerlo en estos momentos y estaremos orando por usted, para lo cual puede pasar acá al frente para que oremos por usted, y los que están en otras naciones también pueden venir a los Pies de Cristo, pueden pasar al frente donde se encuentran, para que queden incluidos en la oración que estaremos haciendo por usted.
Cristo tiene mucho pueblo en Puerto Rico, tiene mucho pueblo en todo el Caribe, tiene mucho pueblo en toda la América Latina y tiene mucho pueblo en todas las naciones, y los está llamando en este tiempo final, los está llamando para colocarlos en Su Reino con Vida eterna.
Es para recibir la Vida eterna que recibimos a Cristo como nuestro único y suficiente Salvador. Todos queremos vivir eternamente. Si está vida terrenal que es temporera es tan buena, cómo será vivir eternamente en un cuerpo glorificado, en un cuerpo joven para toda la eternidad, un cuerpo que no tendrá los problemas que tienen estos cuerpos mortales que tenemos.
Por lo tanto, yo quiero vivir eternamente en ese cuerpo glorificado que Cristo ha prometido para mí, ¿y quién más quiere vivir en ese cuerpo que ha prometido para usted? Cada uno de ustedes también.
Por lo tanto, lo hemos recibido para que Él nos dé la Vida eterna y nos lleve a Su Reino y podamos vivir con Él por toda la eternidad.
Vamos a estar puestos en pie para orar por las personas que han venido a los Pies de Cristo en esta ocasión.
Los que están en otras naciones también pueden continuar viniendo a los Pies de Cristo nuestro Salvador. Los niños también de diez años en adelante pueden venir a los Pies de Cristo, pues Cristo tiene lugar en Su Reino para los niños también.
Hoy se conmemora el día de la resurrección de Cristo, el día de la victoria más grande que el ser humano ha tenido a través de Cristo nuestro Salvador, y por consiguiente es un día de alegría, de regocijo para todos los creyentes en Cristo.
Si Cristo no resucitaba, no estaríamos aquí nosotros, pero gracias a que Él murió, pero resucitó, estamos nosotros aquí escuchando Su Palabra y dándole gracias por Sus bendiciones, por la bendición de la salvación y Vida eterna que Él ha ganado para todos nosotros.
Si falta alguna persona por venir a los Pies de Cristo, puede venir, ya vamos a orar por las personas que han venido a los Pies del Señor. Con nuestras manos levantadas al Cielo, a Cristo, y nuestros ojos cerrados, los que han venido a los Pies de Cristo en estos momentos que están aquí presentes o en otras naciones, repitan conmigo esta oración:
Señor Jesucristo, escuché la predicación de Tu Evangelio y nació Tu fe en mi corazón, creo en Ti con toda mi alma, creo en Tu primera venida y creo en la obra que realizaste en Tu primera venida, creo en Tu muerte en la Cruz del Calvario como el Sacrificio de Expiación por nuestros pecados, creo en Tu resurrección que llevaste a cabo para darnos la Vida eterna para nuestra justificación.
Señor, creo en Tu Nombre como el único Nombre bajo el Cielo dado a los hombres en que podemos ser salvos.
Reconozco que soy pecador y necesito un Salvado. Doy testimonio público de mi fe en Ti y Te recibo como mi único y suficiente Salvador. Me rindo a Ti y Te pido perdones mis pecados y con Tu Sangre me limpies de todo pecado, y me bautices con Espíritu Santo y Fuego, luego que yo sea bautizado en agua en Tu Nombre y sea producido en mi el nuevo nacimiento.
Me rindo a Ti en alma, espíritu y cuerpo, sálvame Señor. Te lo ruego en Tu Nombre eterno y glorioso, Señor Jesucristo. Amén.
Y con nuestras manos levantadas al Cielo, a Cristo, todos decimos: ¡La Sangre del Señor Jesucristo me limpió de todo pecado! ¡La Sangre del Señor Jesucristo me limpió de todo pecado! ¡La Sangre del Señor Jesucristo me limpió de todo pecado! Amén.
Cristo les ha recibido en Su Reino, ha perdonado vuestros pecados y con Su Sangre les ha limpiado de todo pecado, porque ustedes le han recibido como vuestro único y suficiente Salvador.
Ustedes me dirán: “Quiero ser bautizado en agua lo más pronto posible en el Nombre del Señor. ¿Cuándo me pueden bautizar?” Es la pregunta desde lo profundo de vuestro corazón.
El bautismo en agua no quita los pecados, es la Sangre de Cristo la que nos limpia de todo pecado, pero el bautismo en agua es un mandamiento del Señor Jesucristo, el cual ha estado siendo obedecido por los apóstoles en aquellos tiempos pasados, y por todos los ministros y por todos los que han recibido a Cristo como único y suficiente Salvador.
El bautismo en agua es tipológico; en el bautismo en agua en el Nombre del Señor Jesucristo nos identificamos con Cristo en Su muerte, sepultura y resurrección. Cuando la persona recibe a Cristo como Salvador, muere al mundo; y cuando el ministro lo sumerge en las aguas bautismales, tipológicamente está siendo sepultado; y cuando lo levanta de las aguas bautismales, está resucitando a una nueva vida: a la Vida eterna con Cristo en Su Reino eterno, tan simple como eso es el simbolismo del bautismo en agua en el cual nos identificamos con Cristo en Su muerte, sepultura y resurrección.
El mismo Jesucristo cuando estuvo aquí en la Tierra y Juan estaba bautizando en el Jordán, fue Jesucristo donde Juan el Bautista, entró a las aguas del Jordán, y Juan le dice: “Yo tengo necesidad de ser bautizado por Ti, ¿y Tu vienes a mi para que yo Te bautice?” y Jesucristo le dice: “Nos conviene cumplir toda justicia.” y entonces lo bautizó. Y si Cristo para cumplir toda justicia le convenía ser bautizado por Juan el Bautista, cuánto más a nosotros nos conviene ser bautizados para cumplir toda justicia.
Por lo tanto, bien pueden ser bautizados y que Cristo les bautice con Espíritu Santo y Fuego y produzca en ustedes el nuevo nacimiento.
El apóstol Pedro, hablándonos del bautismo en agua en el Nombre del Señor Jesucristo, miren lo que dijo, para que tengan el cuadro claro, capítulo 2, verso 37 del libro de los Hechos:
“Al oír esto, se compungieron de corazón, y dijeron a Pedro y a los otros apóstoles: Varones hermanos, ¿qué haremos?
Pedro les dijo: Arrepentíos, y bautícese cada uno de vosotros en el nombre de Jesucristo para perdón de los pecados; y recibiréis el don del Espíritu Santo.
Porque para vosotros es la promesa, y para vuestros hijos, y para todos los que están lejos; para cuantos el Señor nuestro Dios llamare.”
O sea, que el Espíritu Santo es para todos los que sean llamados por el Señor, pero antes se predica el Evangelio, se da la oportunidad a las personas que crean y reciban a Cristo como Salvador y sean bautizados en agua en el Nombre del Señor Jesucristo, y luego Cristo los bautizará con Espíritu Santo y Fuego y producirá en la persona el nuevo nacimiento; tan simple como eso.
Recuerden que lo más importante y la meta es nacer de nuevo, nacer en el Reino de Dios, entrar al Reino de Dios, de lo cual Cristo dijo a Nicodemo: “El que no nazca del Agua y del Espíritu, no puede entrar al Reino de Dios,” San Juan, capítulo 3, vero 1 al 6. Nacer del Agua es nacer del Evangelio de Cristo, y nacer del Espíritu es nacer del Espíritu Santo; tan sencillo como eso.
Por lo tanto, bien pueden ser bautizados, y que Cristo les bautice con Espíritu Santo y Fuego y produzca en ustedes el nuevo nacimiento, y nos continuaremos viendo por toda la eternidad en el glorioso Reino de Jesucristo nuestro Salvador.
Los que están en otras naciones también pueden ser bautizados. Y ahora, dejo al ministro, reverendo José Benjamín Pérez, para que les indique cómo hacer para ser bautizados en agua en el Nombre del Señor Jesucristo. Y en cada nación dejo al ministro correspondiente para que haga en la misma forma y sean bautizados los que han recibido a Cristo como Salvador en otras naciones también.
Que Dios les continúe bendiciendo a todos, y continúen pasando una tarde feliz, llena de las bendiciones de Cristo nuestro Salvador.
“EL DÍA DE VICTORIA.”