La Venida del Señor en las nubes y la lamentación en la tierra

Muy buenos días, amables amigos y hermanos presentes y los que están a través del satélite Amazonas y de internet en diferentes naciones; que las bendiciones de Cristo, el Ángel del Pacto, sean sobre todos ustedes.

Aprecio y agradezco mucho el respaldo que le están dando al proyecto de la gran Carpa-Catedral en Puerto Rico, y también el respaldo que le están dando a la obra misionera y evangelística tanto acá en Norteamérica, como en todas las naciones. Y también aprecio mucho el respaldo que le están dando a AMISRAEL.

Ya en el mes de junio estaremos en Jerusalén en la conferencia: “Jerusalén 2010,” en donde todos los que ya están alistados para estar nos veremos allí en esa importante conferencia: “Jerusalén 2010.” Tengan todo listo, preparado, para la estadía allá en Jerusalén.

Para esta ocasión leemos en San Mateo capítulo 24, versos 1 en adelante, y nos dice:

“Cuando Jesús salió del templo y se iba, se acercaron sus discípulos para mostrarle los edificios del templo.

Respondiendo él, les dijo: ¿Veis todo esto? De cierto os digo, que no quedará aquí piedra sobre piedra, que no sea derribada.

Y estando él sentado en el monte de los Olivos, los discípulos se le acercaron aparte, diciendo: Dinos, ¿cuándo serán estas cosas, y qué señal habrá de tu venida, y del fin del siglo?

Respondiendo Jesús, les dijo: Mirad que nadie os engañe.”

Y comienza a describir las cosas que iban a estar sucediendo en todo ese lapso de tiempo en que se cumplirían todas estas cosas. Vean, le preguntan: “¿Cuándo serán estas cosas?” o sea, la destrucción del templo y los edificios que allí estaban, y también: “¿Qué señal habrá de Tu venida?” y luego: “¿Y del fin del siglo?” Son tres preguntas que le son hechas al Señor, las cuales Él contesta desde el verso 4 en adelante, hasta el verso 51. Todo eso sería lo que vendría a ser más adelante la historia de lo que sucedería desde aquel tiempo hasta el fin del tiempo.

“LA VENIDA DEL SEÑOR CON LAS NUBES Y LA LAMENTACIÓN EN LA TIERRA.” Eso nos habla aquí en este mismo capítulo 24, porque lo más importante es la venida del Señor, dice del verso 29 en adelante:

“E inmediatamente después de la tribulación de aquellos días, el sol se oscurecerá, y la luna no dará su resplandor, y las estrellas caerán del cielo, y las potencias de los cielos serán conmovidas.

Entonces aparecerá la señal del Hijo del Hombre en el cielo; y entonces lamentarán todas las tribus de la tierra, y verán al Hijo del Hombre viniendo sobre las nubes del cielo, con poder y gran gloria.

Y enviará sus ángeles con gran voz de trompeta, y juntarán a sus escogidos, de los cuatro vientos, desde un extremo del cielo hasta el otro.”

Que Dios bendiga nuestras almas con Su Palabra y nos permita entenderla.

“LA VENIDA DEL SEÑOR EN LAS NUBES Y LA LAMENTACIÓN EN LA TIERRA.”

A través de la historia bíblica podemos ver que en la Tierra hubo lamentación de sus ciudadanos en diferentes tiempos, y se ha cumplido parcialmente en diferentes tiempos las palabras de Jesús; otras se han cumplido plenamente como la destrucción del templo en Jerusalén y también la destrucción de los otros edificios que serían derribados y no quedaría piedra sobre piedra que no fuera derribada.

Esa profecía fue cumplida en el año setenta de la era cristiana. Esa profecía también estaba en el libro del Profeta Daniel, capítulo 9, en donde nos dice que setenta semanas están determinadas para el pueblo de Daniel, o sea, el pueblo hebreo, y que habrá siete semanas, son semanas de años, siete semanas que son cuarenta y nueve años, y luego sesenta y dos semanas que sumadas son sesenta y nueve semanas de años, los cuales son cuatrocientos ochenta y tres años, hasta el Mesías Príncipe.

O sea, que el Mesías Príncipe a los cuatrocientos ochenta y tres años de esa profecía de semanas de años, a los cuatrocientos ochenta y tres años desde que salió la Palabra para la restauración de Jerusalén, aparecería el Mesías, aparecía en Su ministerio terrenal, aparecería el ungido, lo cual se cumplió cuando Juan el Bautista bautizó a Cristo, a Jesús, y vio el Espíritu Santo venir sobre Jesús y permanecer sobre Él, y esa fue la señal que Juan dice que Dios le dijo que cuando viera al Espíritu Santo descender sobre una persona, al cual él bautizaría, ese sería el Cristo, el Mesías, el que vendría después de él, y él dice: “Yo le vi (o sea, vio el Espíritu Santo descender sobre Jesús y dio testimonio diciendo), ese es del cual yo dije que vendría uno mayor que yo, el cual les bautizaría con Espíritu Santo y Fuego.”

O sea, si usted reúne lo que Juan habló en San Mateo, en el evangelio según San Mateo, en el evangelio según San Marcos, y en el evangelio según San Lucas y evangelio según San Juan, usted forma el cuadro claro de todo lo que él habló y de todo lo que estuvo sucediendo en aquel tiempo.

Y ahora, el Mesías moriría, le sería quitada la vida al Mesías luego de esas sesenta y nueve semanas de años, o sea, luego de los cuatrocientos ochenta y tres años aparecería el Mesías y luego le sería quitada la vida al Mesías; en la semana número setenta sucedería todo eso.

Tuvo un ministerio Jesús de tres años y medio, y luego fue crucificado en la Cruz del Calvario allá en Jerusalén, y allí se detuvo, se paró, la semana número setenta a la mitad de esos siete años, o sea, a los tres años y medio de esa semana número setenta se detuvo esa semana y por consiguiente se detuvo el trato de Dios con el pueblo hebreo y se abrió una brecha, se abrió un espacio de tiempo para Dios tratar, bajo un nuevo Pacto, con los gentiles, en donde también entrarían hebreos de diferentes tribus de Israel, tanto de las tribus perdidas del Norte como de las tribus del Sur, las del Sur son dos tribus: la tribu de Judá y la tribu de Benjamín, que permanecieron unidas y tuvieron el Trono de David, la tribu de Judá en donde se sentaba siempre un descendiente del rey David.

A ese reino del Sur se le llama el reino de Judá y también se le llama la casa de Judá, y al reino del Norte, compuesto por diez tribus, se le llama el reino o casa de Israel o reino también de Efraín.

Efraín, vean ustedes, esa tribu de Efraín tuvo un descendiente llamado Jeroboam, que fue el que recibió las diez tribus del Norte para formar un reino cuando el reino de David fue dividido en dos reinos; le fueron dadas diez tribus a Jeroboam, y quedó con dos tribus Roboam, el hijo del rey Salomón.

Y ahora, encontramos que en el Cristianismo o al Cristianismo entrarían descendientes hebreos de los cuales el mismo Cristo dice: “Yo no he venido sino a las ovejas perdidas de la casa de Israel.”

Cuando se habla de la casa de Israel se refiere al reino del Norte compuesto por diez tribus, y cuando se habla de la casa de Judá se refiere al reino del Sur compuesto por la tribu de Judá y la tribu de Benjamín.

Y ahora, está prometido en Jeremías capítulo 31, versos 31 al 36, que Dios hará un nuevo Pacto con la casa de Israel y con la casa de Judá. La casa de Israel está compuesta por diez tribus, y la casa de Judá compuesta por dos tribus, y ese nuevo Pacto es del cual Jesucristo habla en San Mateo capítulo 26, versos 26 al 29 en la última cena que Él tuvo con Sus discípulos, en donde estaba conmemorando, celebrando la pascua con Sus discípulos, y luego de haber cenado dice que tomó el pan y dando gracias al Padre partió y dio a Sus discípulos, y dijo: “Comed, esto es mi cuerpo,” San Pablo dice: “Este es mi cuerpo que por vosotros es partido.”

También en el capítulo 11 de Corintios es donde San Pablo explica que Cristo tomando el pan habló estas palabras. Dice capítulo 11, verso 24 en adelante:

“Y habiendo dado gracias, lo partió, y dijo: Tomad, comed; esto es mi cuerpo que por vosotros es partido; haced esto en memoria de mí.”

La Santa Cena es un memorial, es hecha en memoria, recuerdo, de Cristo y Su muerte en la Cruz del Calvario, como la pascua que celebraba anualmente y celebra anualmente el pueblo hebreo es un memorial, es en memoria de la pascua que celebraron en Egipto en la víspera de la pascua en donde fue sacrificado el cordero pascual por cada familia, y luego durante la noche de la pascua comieron ese cordero pascual asado en sus hogares, y la sangre aplicada en el dintel y los postes de los hogares para la preservación de la vida de los primogénitos.

Y ahora, en el nuevo Pacto los primogénitos son los hijos e hijas de Dios escritos en el Cielo en el Libro de la Vida del Cordero, que vienen a formar la Iglesia del Señor Jesucristo, y la Sangre del Cordero, de Cristo, del cual Juan dijo: “He aquí el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo,” esa Sangre ha sido derramada para limpiar de todo pecado a los creyentes en Cristo y preservar la vida de esas personas para que vivan eternamente en el Reino de Dios; es lo que preserva la vida de los primogénitos escritos en el Cielo en el Libro de la Vida del Cordero. Luego sigue diciendo San Pablo en este capítulo 11 de Primera de Corintios, verso 25 dice: “Asimismo tomó también la copa, después de haber cenado, diciendo: Esta copa es el nuevo pacto en mi sangre; haced esto todas las veces que la bebiereis, en memoria de mí. Así, pues, todas las veces que comiereis este pan, y bebiereis esta copa, la muerte del Señor anunciáis hasta que él venga.” ¿Ven? Se está anunciando la muerte de Cristo en la Cruz del Calvario, se está llevando a cabo en memoria del Sacrificio de Cristo en la Cruz del Calvario y también se está dando testimonio de que Él vendrá en el tiempo final. Por lo tanto, se lleva a cabo este memorial en medio del Cristianismo durante toda la Dispensación de la Gracia. El pan tipifica el cuerpo de Cristo, y el vino tipifica la Sangre de Cristo que fue derramada en la Cruz del Calvario para limpiarnos de todo pecado, por eso Cristo dijo, tomando la copa y habiendo dado gracias al Padre, dijo: “Tomad de ella todos, porque esta es mi Sangre del nuevo Pacto que por muchos es derramada para remisión de los pecados.” O sea, que Cristo sabía lo que estaba haciendo, y Cristo sabía lo que significaba aquel pan y lo que significaba aquella copa de vino. Y ahora, la pascua que el pueblo hebreo llevaba a cabo, daba testimonio de aquella ocasión y de aquella pascua que se llevó a cabo en Egipto y daba testimonio profético de la venida del Mesías y la materialización, en el Mesías y Su muerte, de la pascua, o sea, estaba también dando testimonio profético cada persona que llevaba a cabo o efectuaba la pascua en medio del pueblo hebreo, porque el cordero pascual tipifica a Cristo, al Mesías, el cual sería sacrificado para la preservación de la vida de los hijos e hijas de Dios. Y ahora, el Señor Jesucristo ha estado con Su Iglesia y en medio de Su Iglesia y ha estado libertando como libertó a los hijos de Israel en Egipto, ha estado libertando a cada persona del reino del maligno, el reino de las tinieblas que es el faraón de las tinieblas, y los ha estado colocando Cristo en Su Reino, ese es el Reino de Dios, el Reino del Mesías que está en la esfera espiritual. Ahora, se nos habla en las Escrituras que para el tiempo final la venida del Señor será efectuada. En San Mateo capítulo 16, versos 26 al 28 y también en el capítulo 17, Cristo nos habla de ese importante tema porque hay dos temas muy importantes en la Escritura, y son la primera venida del señor y la segunda venida. En San Mateo capítulo *16, versos 26 en adelante dice: “Porque ¿qué aprovechará al hombre, si ganare todo el mundo, y perdiere su alma? ¿O qué recompensa dará el hombre por su alma? Porque el Hijo del Hombre vendrá en la gloria de su Padre con sus ángeles, y entonces pagará a cada uno conforme a sus obras. De cierto os digo que hay algunos de los que están aquí, que no gustarán la muerte, hasta que hayan visto al Hijo del Hombre viniendo en su reino.” Está hablando de la venida del Señor para el tiempo final. Luego el capítulo 17 de San Mateo, aquí continúa diciendo que seis días después de haber hablado esas palabras. Dice: “Seis días después, Jesús tomó a Pedro, a Jacobo y a Juan su hermano, y los llevó aparte a un monte alto; y se transfiguró delante de ellos, y resplandeció su rostro como el sol, y sus vestidos se hicieron blancos como la luz. Y he aquí les aparecieron Moisés y Elías, hablando con él. Entonces Pedro dijo a Jesús: Señor, bueno es para nosotros que estemos aquí; si quieres, hagamos aquí tres enramadas: una para ti, otra para Moisés, y otra para Elías. Mientras él aún hablaba, una nube de luz los cubrió; y he aquí una voz desde la nube, que decía: Este es mi Hijo amado, en quien tengo complacencia; a él oíd.” Y aquí esta visión del Monte de la Transfiguración es el orden de la Segunda Venida de Cristo, aquí encontramos a Jesucristo, el cual se transfigura delante de ellos, y es en un monte alto. “Monte” tipifica “reino.” Por eso también en Daniel capítulo 2 dice que del monte fue cortada una piedra, no cortada de mano: Entonces es cortada por la mano de Dios. El Monte es el Reino de Dios que está en la esfera espiritual, por lo tanto, está hablando de la Iglesia del Señor Jesucristo, y aquí el Monte de la Transfiguración allá corresponde al Monte espiritual: la Iglesia del Señor Jesucristo. Y luego dice: “Y se transfiguró delante de ellos,” o sea, que pasó, de lo que Él era físicamente allí, a una transfiguración, o sea, mostró una glorificación, y Su rostro resplandeció como el sol. La Escritura dice: “A los que temen mi Nombre, nacerá el sol de justicia y en sus alas traerá salvación.” recuerden que Cristo dijo: “Yo soy la luz del mundo, el que me sigue no andará en tinieblas, mas tendrá la luz de la vida.” eso está por San Juan capítulo 8, verso 12. Y ahora, Cristo es tipificado, representado en el sol. Para el Día Postrero la promesa es que la venida del Señor será como el sol de justicia naciendo: “…y sus vestidos se hicieron blancos como la luz. Y he aquí les aparecieron Moisés y Elías, hablando con él.” Es que la promesa es que la venida del Hijo del Hombre será con Sus Ángeles, los cuales son los dos Olivos: Moisés y Elías. Encontramos que Pedro, Jacobo y Juan estaban felices allí y dicen: “Es bueno (dicen), Señor, bueno es para nosotros que estemos aquí.” ahora estaban viendo a Moisés y Elías, personajes que ellos habían deseado ver y que vivieron cientos de años y algunos miles de años también de aquel tiempo. Y ahora, los están viendo a ellos con Jesús, pero una nube de luz los rodeó, los cubrió y desde la nube una voz que decía: “Este es mi hijo amado, en quien tengo complacencia, a Él oid.” O sea, que lo que los discípulos estaban diciéndole a Jesús, o lo que Pedro le estaba diciendo a Jesús: “Es bueno para nosotros que quedemos aquí.” La Voz del Cielo: Dios el Padre le dice: “Este es mi hijo amado (no Pedro, sino Jesús), a Él oid,” o sea, “Él les dirá lo que hay que hacer, como Él diga, así hagan ustedes.” Allí está mostrando lo que será la adopción para los hijos e hijas de Dios, es en un monte alto, en la parte alta del monte, y eso será en el Monte, la Iglesia del Señor Jesucristo en la parte alta que es la Edad de la Piedra Angular, tan sencillo como eso. ¿Y por qué no será en otra parte de ese Monte, de ese Cuerpo Místico de creyentes? Porque ya pasaron esas edades y no fue; es para la Edad de la Piedra Angular, es ahí donde se hará una realidad lo que fue mostrado allá como una visión a los discípulos del Señor. Recuerden que el mismo Cristo dijo después cuando bajaron del monte: “No digan a nadie la visión hasta que el Hijo del Hombre haya resucitado de entre los muertos.” aquella visión es, muestra el orden de lo que será la Segunda Venida del Señor con Sus Ángeles. Por eso en San Mateo capítulo 24, versos 30 al 31, hablándonos de la venida del Hijo del Hombre, dice: “Entonces aparecerá la señal del Hijo del Hombre en el cielo; y entonces lamentarán todas las tribus de la tierra, y verán al Hijo del Hombre viniendo sobre las nubes del cielo, con poder y gran gloria. Y enviará sus ángeles con gran voz de trompeta, y juntarán a sus escogidos, de los cuatro vientos, desde un extremo del cielo hasta el otro.” La Gran Voz de Trompeta es el Evangelio del Reino, del cual Cristo dijo en San Mateo capítulo 24, verso 14: “Y será predicado este evangelio del reino en todo el mundo, para testimonio a todas las naciones; y entonces vendrá el fin.” San Mateo, capítulo 14, vero 14. Cristo predicaba el Evangelio del Reino juntamente con Juan el Bautista, el cual también predicaba el Evangelio del Reino, pero cuando fue rechazado Cristo en Jerusalén en Su entrada triunfal, allí se detuvo la predicación del Evangelio del Reino y luego en el Día de Pentecostés se comenzó a predicar el Evangelio de la Gracia, el Evangelio de nuestra salvación. Ahora, encontramos que se abrió una brecha el Día de Pentecostés, se abrió una brecha, un espacio de tiempo, que tomaría todo el tiempo de la Dispensación de la Gracia, y ya han transcurrido alrededor de dos mil años desde el Día de Pentecostés hacia acá, una brecha de dos mil años hasta el momento, y no sabemos cuántos años más. Pero cuando se cierre esa brecha, ¿qué sucederá? ¿Qué sucede cuando se abre una brecha en la Tierra? Pues se abre un espacio y hay una separación; hubo una separación en la semana número setenta, a los tres años y medio se abrió ahí una brecha y quedaron tres años y medio cumplidos en los días de Jesús, y faltan tres años y medio por ser cumplidos, pero entre estos tres años y medio y estos otros tres años y medio que faltan por ser cumplidos, hay una brecha, un espacio de tiempo donde se ha estado predicando el Evangelio de Cristo, y millones de seres humanos han estado recibiendo a Cristo como su único y suficiente Salvador, y han estado entrando al Reino de Dios, han estado naciendo de nuevo del Agua: del Evangelio de Cristo, y del Espíritu: del Espíritu Santo, y han estado obteniendo el nuevo nacimiento, y así han estado naciendo en el Reino de Dios, en el Reino de Cristo, han estado obteniendo la Vida eterna, han estado obteniendo la adopción espiritual, y les falta la adopción física que será la transformación de sus cuerpos para tener cuerpos inmortales, cuerpos jóvenes, cuerpos glorificados, igual al cuerpo glorificado de Jesucristo nuestro Salvador. Y eso acontecerá en el fin del tiempo, eso acontecerá cuando haya entrado al Cuerpo Místico de creyentes hasta el último escrito en el Cielo en el Libro de la Vida del Cordero, y entonces Cristo habrá terminado Su Obra de Intercesión en el Templo celestial, en el Lugar Santísimo del Templo celestial en donde Él está con Su propia Sangre haciendo intercesión como Sumo Sacerdote por todos los que lo reciben como único y suficiente Salvador, lo cual estaba tipificado en lo que hacía el sumo sacerdote en medio del pueblo hebreo cada año el día diez del mes séptimo de cada año, cuando llevaba la sangre de la expiación al Lugar Santísimo para interceder por el pueblo ante Dios, para la reconciliación del pueblo hebreo con Dios. Y así es también en el Cielo para la reconciliación de cada hijo y cada hija de Dios con nuestro Padre celestial. Cristo es el Sumo Sacerdote, en el Templo celestial, según el Orden de Melquisedec. Y ahora, cuando se complete en la Iglesia del Señor Jesucristo todos los escritos en el Cielo en el Libro de la Vida del Cordero que formarían la Iglesia del Señor Jesucristo, entonces Cristo saldrá del Trono de Intercesión, tomará el Título de Propiedad que es el Libro de la Vida del Cordero, el Libro sellado con siete Sellos, que está en la diestra del que está sentado en el Trono en Apocalipsis capítulo 5, versos 1 en adelante, y Cristo, el cual es el León de la Tribu de Judá, al salir del Trono del Padre, se convierte en el León de la Tribu de Judá, en Rey de reyes y Señor de señores y Juez de toda la Tierra, para hacer Su Obra de Reclamo. Para lo cual tiene que tomar el Título de Propiedad, el Libro de la Vida del Cordero, donde están escritos los nombres de todos los hijos e hijas de Dios. Ese es el Título de la Vida eterna, Título de Propiedad de la Vida eterna, ese es el Título donde están escritos los nombres de todos los que formarían la Iglesia del Señor Jesucristo, ese es el Libro de la Vida del Cordero. Él lo toma en el Cielo, lo abre y luego en Apocalipsis capítulo 10 desciende a la Tierra con el Librito abierto en Su mano, lo cual vamos a leer para que tengamos el cuadro claro de este maravilloso evento prometido en la Escritura, tanto en los libros de Daniel y otros libros proféticos, como también en el Evangelio según San Mateo, según San Marcos, según San Lucas y también según San Juan, y en las cartas apostólicas y en el libro del Apocalipsis. Vean, aquí en el libro del Apocalipsis capítulo 1, verso 1 en adelante dice: “Vi descender del cielo a otro ángel fuerte, envuelto en una nube (ese es el Ángel del Pacto), con el arco iris sobre su cabeza (ese es el Pacto divino); y su rostro era como el sol.” Ahí lo tenemos viniendo con Su rostro como el sol, pues está prometido que a los que temen el Nombre del Señor, nacerá el sol de justicia, y en sus alas traerá salvación, y en el Monte de la Transfiguración fue visto el rostro del Señor como el sol resplandeciendo. Y aquí el Ángel Fuerte que desciende del Cielo con el Librito abierto en su mano y envuelto en una nube, vean, viene en una nube, envuelto en una nube, con el arco iris sobre su cabeza, viene con el Pacto divino porque es el Ángel del Pacto: “Y su rostro era como el sol, y sus pies como columnas de fuego. Tenía en su mano un librito abierto…” Ese es el Libro o Librito que Él tomó en el Cielo en Apocalipsis, capítulo 5, y lo abrió, y por eso ahora está abierto ese Libro y Él lo trae en Su venida: “…y puso su pie derecho sobre el mar, y el izquierdo sobre la tierra.” Recuerden que este es el Ángel del Pacto viniendo con el Librito abierto en Su mano, el Ángel del Pacto que libertó al pueblo hebreo de la esclavitud en Egipto a través del Profeta Moisés, el Ángel del Pacto que le dice a Moisés en el capítulo 3 del Éxodo: “Yo soy el Dios de Abraham, de Isaac y de Jacob,” dice: “Yo soy el Dios de tu padre (le dice a Moisés), el Dios de Abraham, de Isaac y de Jacob,” y comienza a explicarle para lo cual Él ha venido y para lo cual se le presenta a Moisés, el cual era el Mensajero para la Dispensación de la Ley para la liberación del pueblo hebreo, porque cuando Dios promete una liberación, pues va a tener un instrumento a través del cual va a llevar a cabo esa liberación. Y Moisés aunque tenía unos 80 años, vean, la edad no importa, lo que importa es que sea la persona, que sea el hombre, no importa la edad que tenga. Cuando tenía 40 años no lo recibieron, y ahora cuando tiene 80 lo van a recibir. Y ahora, Moisés recibe al Ángel del Pacto en el cual está el Nombre de Dios, este Ángel de Apocalipsis, capítulo 10 es el mismo Ángel del Pacto en donde está el Nombre de Dios, es el mismo Ángel del Pacto que libertó al pueblo hebreo a través del Profeta Moisés, el mismo Ángel del Pacto que le aparecía a los diferentes Profetas en diferentes ocasiones, como también le aparecía a Moisés y le aparecía a Josué. Por eso cuando le aparecía a algún Profeta como Moisés y también como le había aparecido a Jacob, quisieron saber cuál era Su Nombre, y cuando luego más adelante le aparece a Manoa, también él quiere saber el Nombre de ese Ángel. Es que el Nombre de ese Ángel es el Nombre de Dios, por eso dice: “No le seas rebelde porque él no perdonará vuestra rebelión porque mi Nombre está en él,” eso es lo que dice el capítulo 23, verso 20 al 23 de Éxodo: “He aquí yo envío mi Angel delante de ti para que te guarde en el camino, y te introduzca en el lugar que yo he preparado. Guárdate delante de él, y oye su voz; no le seas rebelde; porque él no perdonará vuestra rebelión, porque mi nombre está en él.” Y ahora, siempre que Dios va a establecer un Pacto con Su pueblo, lo hace por medio de ese Ángel, o sea, Dios viene en ese Ángel y habla por medio de ese Ángel que es el cuerpo angelical de Dios, es la imagen del Dios viviente. Y cuando se hizo carne el Ángel del Pacto conforme a Malaquías capítulo 3 que estaba prometida la venida del Mesías, lo cual sería la venida de Dios con y en Su Ángel, el Ángel del Pacto, velándose en carne humana en un niño que nacería en Belén de Judea por medio de una virgen, y cuando creció, lo vemos obrando por medio de ese joven llamado Jesús, era nada menos que Emanuel, Dios con nosotros. El cuerpo llamado Jesús es el velo de carne de Dios, es la semejanza física de Dios, es que Dios creó al ser humano a Su imagen y semejanza, por lo tanto, ¿a quién se parece el ser humano? A Dios, ¿y a quién se parece Dios? Pues al ser humano, tan sencillo como eso. Por eso al Dios visitar la familia humana en forma visible, pues lo hace en cuerpo visible de carne y hueso y sangre llamado Jesús, ese es Emanuel, Dios con nosotros. Recuerdan a Cristo hablando en San Lucas, capítulo 19, versos 41 en adelante cuando llora sobre Jerusalén en Su entrada triunfal y dice: “Jerusalén, Jerusalén,” y comienza a sentirse muy triste. Él sabía todo lo que iba a venir, pero algunas veces nosotros mismos sabemos que vamos a pasar por cierto momento difícil y nos ponemos tristes, o también sabemos que algún familiar nuestro va a pasar por un momento difícil y nos ponemos tristes. Vean, el capítulo 19, versos 41 en adelante dice, de San Lucas: “Y cuando llegó cerca de la ciudad, al verla, lloró sobre ella, diciendo: ¡Oh, si también tú conocieses, a lo menos en este tu día, lo que es para tu paz! Mas ahora está encubierto de tus ojos. Porque vendrán días sobre ti, cuando tus enemigos te rodearán con vallado, y te sitiarán, y por todas partes te estrecharán, y te derribarán a tierra, y a tus hijos dentro de ti, y no dejarán en ti piedra sobre piedra, por cuanto no conociste el tiempo de tu visitación.” No conoció Jerusalén el tiempo en que Dios, velado en un cuerpo de carne, estuvo visitando a Jerusalén, era la visita del Rey de Israel, era la visita del Rey de Jerusalén, visitando la Ciudad del Rey, y no lo comprendieron, y por esa causa Cristo dice que le vendrán todos esos problemas, está profetizando las cosas que han de suceder a la Ciudad de Jerusalén y sus habitantes. Y ahora, Él advirtió a Sus discípulos de esas cosas que sucederían también, y les dijo que: “Ustedes cuando vean a Jerusalén cercada de ejércitos, entiendan que ha llegado el tiempo de su destrucción, por lo tanto el que esté en Jerusalén, salga de Jerusalén, y el que esté fuera, no venga a la Ciudad de Jerusalén en ese tiempo.” Y eso aconteció cuando el general romano Tito Vespaciano cercó a Jerusalén por unos dos años, desde el año 68 hasta el año 70 de la era cristiana y les permitía salir de Jerusalén a los que quisieran salir, los que querían irse de Jerusalén se podían ir. Pero ya luego cuando llega el año 70 de la era cristiana, entonces Tito Vespaciano ataca Jerusalén, destruye los muros, entra a la Ciudad, destruye el templo y crucifica miles de hebreos, miles de personas en las murallas de Jerusalén, conforme a como Cristo había profetizado. Ya otros Profetas también habían profetizado de la destrucción del templo, como le dijo el Ángel Gabriel al Profeta daniel, que el templo sería destruido, pero antes de la destrucción del templo el Mesías iba a ser muerto, no por sí, lo iban a matar, eso está en el capítulo 9 del libro del Profeta Daniel. Cristo, pues conocía todas esas Escrituras, porque era Cristo mismo en Su cuerpo angelical el que estuvo hablando a través de los Profetas todas esas profecías, porque Cristo es el Ángel del Pacto, y el Ángel del Pacto es el Espíritu Santo, porque un espíritu es un cuerpo de otra dimensión, de la dimensión de los espíritus, parecido a nuestro cuerpo, pero de otra dimensión. Y ahora, ese mismo Cristo, el Ángel del Pacto, es el que aparece aquí con el Librito abierto en Su mano, y vamos a ver, viene con Su rostro como el sol, y Sus pies como columnas de fuego y en su mano con un Librito abierto, y puso Su pie derecho sobre el mar y el izquierdo sobre la Tierra, eso nos habla de pueblos, naciones y lenguas, colocando Su pie derecho sobre el mar, mar, el mar: aguas, significa pueblos, naciones y lenguas, y colocando Su pie derecho sobre la Tierra: recuerden que para ese tiempo el continente americano no estaba colonizado. Así que, tiene que ver con el continente americano al cual toda la América Latina, incluyendo el Caribe, pertenece; y también Norteamérica; es el territorio que corresponde al Occidente. Del Occidente (dice la Escritura) que temerán el Nombre del Señor, y para temer el Nombre del Señor desde el Occidente, pues lo van a conocer. Ese Ángel que desciende con el Librito abierto en Su mano, tiene el Nombre de Dios, porque es el Ángel del Pacto, vean, dónde Dios dice que Su Nombre está: “No le seas rebelde porque él no perdonará vuestra rebelión porque mi Nombre está en él.” Ese es el Ángel del Pacto que desciende en Apocalipsis capítulo 10, verso 1 en adelante con el Librito abierto en Su mano, con el Título de Propiedad. Ese Título de Propiedad lo tuvo Adán, pero al pecar Adán y Eva perdieron el derecho a tener ese Título de Propiedad y Dios lo tomó y por eso aparece en la diestra de Dios en el Cielo en el capítulo 5, verso 1 en adelante; regresó a Su dueño original que es Dios. Pero ese Título de Propiedad ahora Cristo lo toma para hacer Su Obra de Reclamo, y miren lo que hace en este pasaje bíblico, vimos que Él desciende envuelto en una nube, ¿ven? Como dice también Cristo en San Mateo capítulo 24, verso 30 en adelante. Y ahora, Su pie derecho sobre el mar: pueblos, naciones y lenguas, su pie izquierdo sobre la tierra: continente americano, para que lo entiendan mejor. “y clamó a gran Voz, como ruge un león”, ¿por qué? Porque al Él tomar el Título de Propiedad, ya terminó Su Obra de Intercesión en el Cielo y va a comenzar Su Obra de Reclamo, cuando toma el Título de Propiedad, y esa Obra de Reclamo Él la hace, no como Cordero y no como Sumo Sacerdote, sino como Rey, como León de la Tribu de Judá. Por eso el anciano, cuando Juan lloraba mucho porque no había ninguno digno de tomar el Libro, el anciano le dice: “No llores, he aquí el León de la Tribu de Judá el cual ha vencido para tomar el Libro y abrir Sus Sellos,” cuando Juan mira, ve un Cordero: es que Juan conocía a Jesucristo como el Cordero de Dios, no le conocía como el León de la Tribu de Judá. Recuerden que son labores diferentes la de Cordero y la de León, pero el anciano dice: “He aquí el León”; el anciano lo está viendo como León, y cuando Juan lo mira, lo ve como Cordero, parece una contradicción, pero no hay ninguna contradicción. Cuando miramos en Cristo y creemos en Cristo, estamos creyendo en Jesucristo el Cordero de Dios y también en Jesucristo el León de la Tribu de Judá, pues Él dice en Apocalipsis capítulo 22, verso 16: “Yo Jesús he enviado mi ángel para daros testimonio de estas cosas en las iglesias. Yo soy la raíz y el linaje de David.” ¿Ven? Como raíz y linaje de David Él es el León de la tribu de David, Él es el Rey de reyes y Señor de señores. Y ahora, el anciano estaba correcto y Juan también estaba correcto, ambos estaban viendo al mismo hombre, a la misma persona, ambos estaban viendo a Jesucristo. Y ahora, dice: “Y clamó a gran voz, como ruge un león; y cuando hubo clamado, siete truenos emitieron sus voces.” Es la Voz de Cristo, la Voz de Cristo como León de la Tribu de Judá, la Voz de Cristo hablando en el Día Postrero; pero ya no estará hablando como Cordero, no estará hablando como Sumo Sacerdote, estará hablando como Rey, como León de la Tribu de Judá y por consiguiente así como habló en medio de Su Iglesia durante las edades pasadas por medio de Sus diferentes Mensajeros, ¿y qué habló? El Evangelio de la Gracia, Su mensaje para todos los seres humanos, en el Día Postrero Cristo estará hablando como León de la Tribu de Judá, ¿cómo y con qué estará hablando? Con el mensaje del Evangelio del Reino, esa es la Gran Voz de Trompeta, esa es la Voz de Cristo clamando como cuando ruge un león y siete Truenos emitiendo Sus voces, es la Voz de Cristo hablando consecutivamente en medio de Su Iglesia un mensaje para todos los seres humanos. Y los creyentes en Cristo estarán escuchando, en adición al mensaje del Evangelio de la Gracia, estarán escuchando el mensaje del Evangelio del Reino, el cual así como el mensaje del Evangelio de la Gracia le ha dado la fe para creer en la Primera Venida de Cristo y obtener la salvación y Vida eterna y por consiguiente obtener una transformación espiritual, una adopción espiritual, ser colocados en el Reino del Mesías que está en la esfera espiritual, con la predicación del Evangelio del Reino que es la Voz de Cristo clamando como cuando ruge un león y siete Truenos emitiendo Sus voces en medio de Su Iglesia, recibirán la fe, la revelación para ser transformados y llevados con Cristo a la Cena de las Bodas del Cordero. El mensaje del Evangelio del Reino siendo proclamado es la Voz de Cristo clamando como cuando ruge un león y siete Truenos emitiendo Sus voces, y revelando todo el Programa Divino correspondiente a la Segunda Venida de Cristo como el León de la Tribu de Judá, como Rey de reyes y Señor de señores en Su Obra de Reclamo. Y así es como vendrá la fe para ser transformados Los creyentes en Cristo estarán recibiendo la revelación de la venida del Señor como el León de la Tribu de Judá, y van en cierto tiempo a obtener el conocimiento del Nombre nuevo del Señor, del cual Él dice en Apocalipsis capítulo 3, verso 12: “Al que venciere, yo lo haré columna en el templo de mi Dios, y nunca más saldrá de allí; y escribiré sobre él el nombre de mi Dios, y el nombre de la ciudad de mi Dios, (vamos a leerlo aquí) la nueva Jerusalén, la cual desciende del cielo, de mi Dios, y mi nombre nuevo.” El Nombre nuevo del Señor es para Su segunda venida, la revelación divina de la Segunda Venida de Cristo como León de la Tribu de Judá con un Nombre nuevo, con el Nombre nuevo que Cristo es el que dice que lo tiene y que lo escribirá sobre el vencedor. Por eso el misterio de la Segunda Venida de Cristo es tan grande. La Escritura dice, el mismo Cristo dice que nadie sabe cuándo será el día y la hora, ni aún los Ángeles, es el misterio contenido en el Séptimo Sello de Apocalipsis capítulo 8, el cual, cuando fue abierto ese Séptimo Sello, hubo silencio en el Cielo como por media hora, el Séptimo Sello es la venida del Señor, la Segunda Venida del Señor, misterio que no conocían los apóstoles aunque hablaron de él, pero no sabían los detalles de ese misterio, o sea, no sabían los detalles de la venida del Señor, hablaron y profetizaron acerca de ese gran evento, como también Jesucristo habló, profetizó acerca de ese gran evento que causaría silencio en el Cielo como por media hora. Ese misterio y de ese misterio de la venida del Señor también en el libro del Profeta Daniel nos habla de la siguiente manera, capítulo 7, verso 9 en adelante dice: “Estuve mirando hasta que fueron puestos tronos, y se sentó un Anciano de días, cuyo vestido era blanco como la nieve, y el pelo de su cabeza como lana limpia; su trono llama de fuego, y las ruedas del mismo, fuego ardiente. Un río de fuego procedía y salía de delante de él; millares de millares le servían (esos millares de millares son los redimidos con la Sangre de Cristo, los miembros de la Iglesia del Señor Jesucristo), y millones de millones asistían delante de él (esos son los que serán juzgados); el Juez se sentó, y los libros fueron abiertos. Yo entonces miraba a causa del sonido de las grandes palabras que hablaba el cuerno; miraba hasta que mataron a la bestia, y su cuerpo fue destrozado y entregado para ser quemado en el fuego.” O sea, la bestia con su reino y su líder, el anticristo, van a ser destruidos, el reino del anticristo es el reino de los gentiles en la etapa de los pies de hierro y de barro cocido. Ahora, sigue diciendo: “Habían también quitado a las otras bestias su dominio (o sea, a las otras bestias que representaban el imperio babilónico, el imperio medopersa y el imperio de Grecia, y esas bestias habían ya perdido su dominio, pues ya pasó el tiempo del imperio babilónico, del imperio medopersa y del imperio de Grecia), pero les había sido prolongada la vida hasta cierto tiempo.” Por eso existen los residuos del imperio babilónico, también del imperio medopersa y del imperio de Grecia, y también los territorios existen y la gente que pertenecen a esos territorios, a esas naciones. “Miraba yo en la visión de la noche, y he aquí con las nubes del cielo venía uno como un hijo de hombre, que vino hasta el Anciano de días, y le hicieron acercarse delante de él. Y le fue dado dominio, gloria y reino, para que todos los pueblos, naciones y lenguas le sirvieran; su dominio es dominio eterno, que nunca pasará, y su reino uno que no será destruido.” Ese es el Ángel que desciende con el Librito abierto, ese es Cristo, el Ángel del Pacto, y recuerden que Cristo es el heredero al Trono de David. Le es dado el Reino de David para sentarse en el Trono de David y reinar sobre el pueblo hebreo y sobre todas las naciones. Ahí podemos ver la venida del Hijo del Hombre. Por eso Cristo, conociendo todas estas profecías y Él habiendo dado estas profecías por medio de los Profetas, estando Cristo en Su cuerpo angelical que es el Ángel del Pacto y por consiguiente es el Espíritu Santo, vean, Él ahora cuando está en carne humana, también está hablando de todas estas profecías, y habla de acuerdo a lo que ya había sido profetizado por los santos Profetas de Dios. Ahora, podemos estar viendo lo que es “LA VENIDA DEL SEÑOR CON LAS NUBES Y LA LAMENTACIÓN EN LA TIERRA”. La Escritura dice: “Y será predicado este Evangelio del Reino para testimonio a todas las naciones, y entonces vendrá el fin.” Con la predicación del Evangelio del Reino que gira alrededor de la venida del Ángel del Pacto, gira alrededor de la Segunda Venida de Cristo, se marcará el fin del reino de los gentiles y se hablará en la Tierra lo que Dios estará hablando desde el Cielo, lo cual será comunicado a la Tierra, a los seres humanos. Por ejemplo, dice en Apocalipsis capítulo 14, el Ángel que viene con el Evangelio eterno para predicarlo a los moradores de la Tierra, dice capítulo 14, verso 6 al 7 de Apocalipsis. Recuerden que un Ángel es un Mensajero, y si es enviado para predicar a los moradores de la Tierra, ¿dónde tiene que estar? Pues en la Tierra, entre los seres humanos, es un Mensajero: “Vi volar por en medio del cielo a otro ángel, que tenía el evangelio eterno para predicarlo a los moradores de la tierra, a toda nación, tribu, lengua y pueblo.” Es un predicador, si viene para predicar, pues es un predicador; y si viene para predicar el Evangelio, pues es un predicador del Evangelio. Ahora viene para predicar el Evangelio eterno, por lo tanto, es un predicador del Evangelio eterno, es un Profeta Mensajero dispensacional, ese es el que estará predicando el Evangelio del Reino para testimonio a toda las naciones, y entonces vendrá el fin. Él estará hablando en su mensaje acerca del fin del reino de los gentiles, mostrando que está en los pies de hierro y de barro cocido, y que este es el tiempo para la venida de la piedra no cortada de manos que es la Segunda Venida de Cristo, y como no pueden estar dos reinos a la misma vez en la Tierra: el Reino de Dios y el reino de los gentiles, entonces uno tiene que ser quitado, ¿y cuál será quitado? Pues el reino de los gentiles, que ha venido bajando de la cabeza de oro del tiempo de Nabucodonosor, a los pies de hierro y de barro cocido, y luego de eso no hay otra cosa para el reino de los gentiles, llega al final en los pies de hierro y de barro cocido el reino de los gentiles. Pero el Reino de Cristo, el Reino de Dios, ha ido subiendo, el cual está en la esfera espiritual en la Iglesia del Señor Jesucristo y ha ido subiendo de edad en edad y ahora se encuentra en la etapa de la Edad de la Piedra Angular, la Edad de Oro del Reino del Señor el cual está en la esfera espiritual. Pero va a materializarse, va a venir también en la esfera física, en la restauración del Reino de Dios en la Tierra, en donde estaremos con cuerpos físicos, glorificados y eternos para reinar con Cristo por el milenio y por toda la eternidad: “Vi volar por en medio del cielo a otro ángel, que tenía el evangelio eterno para predicarlo a los moradores de la tierra, a toda nación, tribu, lengua y pueblo, diciendo a gran voz: Temed a Dios, y dadle gloria, porque la hora de su juicio ha llegado…” O sea, que viene anunciando que la hora del juicio divino ha llegado, como Noé que estuvo anunciándole al pueblo que la hora del juicio divino había llegado y que Dios iba a destruir la humanidad, y Dios le mandó a construir un arca para que escapara él y su familia. Y ahora, vendrá mostrándole a la humanidad que la hora del juicio divino ha llegado, y podrá mostrar el porqué, porque algunos piensan: “Pero, ¿por qué?” pues en el mensaje que estará proclamando ese Mensajero, en el mensaje del Evangelio del Reino, el Evangelio eterno, estarán las explicaciones, la revelación divina, del porqué el juicio divino, la hora del juicio divino habrá llegado para la humanidad. Recuerden que el mismo Cristo dijo que la venida del Hijo del Hombre sería como en los días ¿de quién? de Noé, en aquellos días había llegado el tiempo para el juicio divino caer sobre la raza humana, había llegado el fin para aquella generación antediluviana. Y para este tiempo final cuando estemos viendo ese Mensajero con el Evangelio eterno siendo predicado, habrá llegado el fin para el reino de los gentiles, habrá llegado el fin para la generación que estará viendo todas estas cosas, pero después vendrá una generación en el Reino del Mesías, que servirá a Dios y que no tendrá los problemas que tiene esta generación actual. “Diciendo a gran voz: Temed a Dios, y dadle gloria, porque la hora de su juicio ha llegado; y adorad a aquel que hizo el cielo y la tierra, el mar y las fuentes de las aguas.” O sea, que viene enseñando el Programa Divino y viene aconsejando a las personas que adoren a Dios, que sirvan a Dios, o sea, guiando la gente a Dios. Será un conocedor del Programa Divino, será un conocedor de Dios, del pueblo de Dios, de la adoración a Dios, de cómo servir a Dios y de cómo escapar del juicio divino que ha de venir. “LA VENIDA DEL SEÑOR EN LAS NUBES Y LA LAMENTACIÓN EN LA TIERRA.” Cuando haya entrado al Cuerpo Místico de Cristo hasta el último escogido y se haya realizado totalmente el cumplimiento de la venida del Ángel del Pacto, se haya completado o se haya llevado a cabo la venida del Hijo del Hombre con Sus Ángeles, y haya entrando al Cuerpo Místico de Cristo hasta el último escogido, entonces pasará lo que sucedió a las vírgenes insensatas, las cuales fueron a comprar aceite, pero mientras ellas iban a comprar aceite vino el Esposo (Cristo, la venida del Señor), y las que estaban preparadas (las vírgenes prudentes), las que tenían aceite en sus lámparas (como individuos, los que tenían el Espíritu Santo y como Cuerpo Místico de creyentes los que tenían al Espíritu Santo en medio de ellos manifestándose y dándoles la Palabra, el mensaje del Día Postrero). Y cuando llegó el Esposo, las que estaban preparadas entraron con Él a las bodas y se cerró la puerta, y entonces vinieron las vírgenes insensatas tocando la puerta, diciendo: “Señor, señor, ábrenos,” y dice que el mismo Cristo: “Y Él dirá: no sé de dónde sois,” y entonces será el lloro y el crujir de dientes. Ahí vendrá la lamentación, porque la gran tribulación en donde los juicios divinos han de caer sobre la Tierra traerán todas estas plagas que están profetizadas para venir sobre la raza humana. Muchos de esos problemas el mismo ser humano los ha producido con la contaminación que ha producido al medio ambiente, con todos los adelantos científicos usados en forma incorrecta, dañando la naturaleza, han producido muchos problemas en la naturaleza que luego le van a ser de problemas grandes a la raza humana. El calentamiento global es uno, pues los polos también, los hielos polares se están derritiendo y un sinnúmero de otros problemas, la capa de ozono también tiene un agujero grande, y los rayos ultravioletas están entrando al planeta Tierra y así por el estilo hay un sinnúmero de problemas que son producto del mal uso de los seres humanos de la herencia que Dios le ha dado para administrar. Y ahora, vendrá un día ardiente como un horno, dice la Escritura, eso corresponde al tiempo de la gran tribulación que es llamado también el tiempo del fin, el tiempo del fin en donde finaliza el reino de los gentiles, y luego el Reino de Dios será establecido en la tierra, el Reino del Mesías, que traerá la restauración del ser humano en la Tierra, será restaurado el Reino de Dios en la Tierra, llamado también el Reino de David, gobernará sobre todo el planeta Tierra; porque como Hijo del Hombre el Mesías es el heredero al planeta Tierra, como Hijo de David Él es el heredero al Reino de David con todo el territorio de Israel, como Hijo de Dios Él es el heredero de los cielos y de la Tierra. O sea, que cada título de hijo tiene una herencia. Y ahora, habiendo visto la venida del Hijo del Hombre, la venida del Señor en las nubes, de la cual Cristo dice que el día de la venida del Hijo del Hombre será como en los días de Noé y como en los días de Lot, y ya la humanidad está en esa condición: como en los días de Noé y como en los días de Lot: violencia en todas las naciones. Así estaban los antediluvianos en el tiempo de Noé, y con muchos otros problemas como en los días de Lot. Y ahora, estamos en el tiempo que corresponde al ciclo divino para la venida del Hijo del Hombre con Sus Ángeles, lo cual será la venida del Señor. Ahora, cuando vino el Señor en el tiempo de Moisés, vino en una nube también, vino sobre el Monte Sinaí, y también cuando guiaba al pueblo hebreo estaba en una nube durante el día, y durante la noche en una llama de fuego alumbrándoles el camino, y cuando Moisés construyó el tabernáculo conforme a como Dios le ordenó y conforme al diseño que Dios le mostró, que es un diseño conforme al que está en el Cielo y lo dedicó Dios, Dios vino, Dios descendió en una nube también, en la nube. La presencia de Dios, esa nube divina descendiendo al tabernáculo que construyó Moisés y entrando al Lugar Santísimo y colocándose sobre el Propiciatorio. Cuando también el rey Salomón construyó y dedicó el templo a Dios, la presencia de Dios, el Ángel del Pacto, descendió y la nube cubrió el templo, en el tiempo de Moisés y en el tiempo de Salomón, los sacerdotes no podían ministrar por la presencia de Dios en el templo, vino al Lugar Santísimo donde se colocó sobre el Arca del Pacto. El tabernáculo que construyó Moisés y el templo que construyó el rey Salomón tenía Lugar Santísimo, porque el Templo tiene Atrio, Lugar Santo y Lugar Santísimo, como también el ser humano tiene atrio, lugar santo y lugar santísimo, el atrio es el cuerpo físico, el lugar santo es el espíritu de la persona, y el lugar santísimo es el alma de la persona, lo cual es lo más importante que usted y yo tenemos, porque somos alma viviente. Y ahora, encontramos que si el ser humano es trino: cuerpo, espíritu y alma, y el tabernáculo que construyó Moisés y el templo que construyó el rey Salomón tiene atrio, Lugar Santo y Lugar Santísimo, y el lugar más importante es el Lugar Santísimo, la Iglesia del Señor Jesucristo que es un Templo espiritual, encontramos que tiene Atrio, Lugar Santo y Lugar Santísimo también. El atrio es de Adán hasta Jesucristo, el Lugar Santo es de Cristo hasta el séptimo Mensajero de la séptima edad de la Iglesia, y el Lugar Santísimo es la Edad de la Piedra Angular. Tan sencillo como eso. Y cuando vino al Templo, ¿a qué parte del templo vino y se colocó? En el Lugar Santísimo; la venida del Ángel Fuerte, la venida del Señor en las nubes es a Su Iglesia viniendo para entrar a Su Iglesia, el Lugar Santísimo de Su Iglesia, y ahí tener la manifestación grande en donde la gloria de Dios será vista mundialmente. El pueblo hebreo dirá: “Éste es el que nosotros estamos esperando,” lo van a ver manifestado en medio de la Iglesia del Señor Jesucristo, viniendo por Su Iglesia, porque Él viene por Su Iglesia a causa que ha llegado el tiempo para la Iglesia ser transformada y llevada con Cristo a la Cena de las Bodas del Cordero, porque ella no va a pasar por los juicios divinos de la gran tribulación. El pueblo hebreo sí va a pasar por esos juicios divinos, los ciento cuarenta y cuatro mil también van a pasar por la gran tribulación, pero van a morir, los van a matar como mataron seis millones de judíos en el tiempo de Hitler. Cuando decimos seis millones de judíos estamos incluyendo a los de las tribus del Norte y las tribus del Sur. Y ahora, estamos viviendo en el tiempo en que la venida del Señor en las nubes se tiene que hacer una realidad, tiene que venir en la nube de gloria, en una nube de gloria, esa misma nube que acompañó a Moisés, acompañó al pueblo hebreo de día en forma de nube que los cubría del sol, y de noche en forma de Columna de Fuego. Es la misma nube de luz que cubrió a Pedro, Jacobo y Juan, y a Jesús y a Moisés y a Elías en el Monte de la Transfiguración, es una nube de gloria, porque el Hijo del Hombre vendrá en la gloria de Su Padre con Sus Ángeles, y en Su venida en Apocalipsis capítulo 10 dice que viene envuelto en una nube, una nube de gloria, esa Columna de Fuego. “LA VENIDA DEL SEÑOR CON LAS NUBES Y LA LAMENTACIÓN EN LA TIERRA.” Después de Su venida y esa manifestación en Su venida, vendrá una lamentación muy grande, lo cual será en la gran tribulación; aunque a través de todos estos milenios que han transcurrido la humanidad ha tenido grandes momentos de lamentación, pero la que viene será la más grande, será más difícil que la del tiempo de Noé, porque la del tiempo de Noé era con agua, aunque una inundación y no encontrar dónde poner uno el pie para salvarse, es realmente difícil. Pero una lamentación en medio de juicios divinos, fuego, la temperatura aumentando, un día ardiente como un horno, ¿quién lo soporta? Y las damas, cuando están asando algún pollo o pavo o costillas o algo, cuando abren el horno no soportan ese calor que sale, enseguida lo cierran, y cuando la temperatura también, en diferentes países sube a 45 ó 50 grados, usted sale al balcón y cuando le da el viento, parece que abrió el horno de la cocina y se mete dentro de la casa enseguida y se coloca cerca del aire en lo que otra vez se recupera de ese calentón que recibió fuera. Así que, el tiempo de la gran tribulación va a ser insoportable para la raza humana, por eso Cristo dice: “Allí será el lloro y el crujir de dientes,” va a ser un día ardiente como un horno, dice la Escritura: “Porque he aquí, viene el día ardiente como un horno, y todos los soberbios y todos los que hacen maldad serán estopa; aquel día que vendrá los abrasará, ha dicho Jehová de los ejércitos, y no les dejará ni raíz ni rama.” La raíz, pues, de una persona, pues viene a ser el papá y el abuelo; y las ramas, pues vienen a ser los hijos y los nietos. O sea, que va a ser un día, un tiempo, un lapso de tiempo muy terrible para la familia humana; pero ya está profetizado, ¿y cómo escaparemos de ese día ardiente como un horno?, pues los que van a ser transformados y llevados con Cristo, van a escapar de ese día ardiente que viene como un horno. “Mas a vosotros los que teméis mi nombre, nacerá el Sol de justicia, y en sus alas traerá salvación.” Eso será lo que salvará a la Iglesia del Señor Jesucristo, a los creyentes en Cristo, la salvación física y la redención del cuerpo será en la venida del Señor, la venida del Hijo del Hombre con Sus Ángeles, donde efectuará la resurrección de los muertos creyentes en Cristo, en Él y transformará a los vivos. Me transformará a mi, ¿y a quién más? Pues a cada uno de ustedes también, es para todos los creyentes en Cristo, para poder escapar del día ardiente como un horno, ese día ardiente, ese tiempo de la gran tribulación. Si hay alguna persona que todavía no ha recibido a Cristo como Salvador, lo puede hacer en estos momentos y estaremos orando por usted. También los que están en otras naciones pueden recibir a Cristo como Salvador para que queden incluidos en la oración que estaremos haciendo, para lo cual pueden pasar al frente los que están aquí presentes, para recibir a Cristo los que no lo han recibido todavía y también los que están en otras naciones pueden pasar al frente allá en la Iglesia o en el auditorio donde ustedes se encuentran. Y también los niños de diez años en adelante pueden venir a los Pies de Cristo, pues Cristo dijo hablando de los niños: “Dejad a los niños venir a mi, y no se lo impidáis, porque de los tales es el Reino de los cielos.” Por lo tanto, los niños también tienen la oportunidad y el derecho de venir a los Pies del Señor Jesucristo. Vamos a dar unos minutos mientras vienen a los Pies de Cristo, mientras vienen para recibir a Cristo como Salvador los que están presentes y también los que están en otras naciones. Cristo dijo que cuando veamos todas esas señales que Él anunció que estarían siendo cumplidas, levantemos nuestras cabezas al Cielo porque nuestra redención está cerca, San Lucas, capítulo 21, versos 25 al 36, para que así estemos en pie delante del Hijo del Hombre, delante del Ángel del Pacto, delante de Cristo, delante del Mesías. Estamos en pie cuando estamos dentro del nuevo Pacto. Dios tiene mucho pueblo en esta Ciudad de Austin, Texas y también en todas las ciudades de Norteamérica, y en todas las ciudades de la América Latina, en todo el Caribe, en todo el África y en todas las naciones, en Japón, en China, en todos los países Dios tiene hijos, y los está llamando en este tiempo final. Si oyes hoy Su Voz, no endurezcas tu corazón, eres una oveja del Señor y por eso estás escuchando la predicación del Evangelio del Señor, tu nombre está escrito en el Cielo en el Libro de la Vida, aunque no sabías eso, pero por cuanto estás escuchando la predicación del Evangelio de Cristo, el nombre tuyo está escrito en el Cielo en el Libro de la Vida. Si oyes hoy Su Voz, no endurezcas tu corazón, Él te está llamando para darte Vida eterna, “porque el Hijo del Hombre vino a buscar y a salvar lo que se había perdido,” San Lucas, capítulo 19, verso 10 y San Mateo, capítulo 18, versos 11 al 14. Si todavía falta alguna persona por venir a los Pies de Cristo, puede hacerlo para que quede incluida en la oración que estaremos haciendo dentro de algunos segundos. Vamos a pedirle a los que están en las cámaras y en las computadoras, que nos indiquen cuando ya en los demás países estén listos para la oración por los que están recibiendo a Cristo como su único y suficiente Salvador. No tienen ninguna pantalla aquí ¿verdad? Bueno, que nos avisen de Ciudad México, también de Villahermosa, México, de Venezuela, de Colombia y demás naciones que nos puedan avisar cuanto estén ya listos para orar por las personas que están viniendo a los Pies de Cristo, pues en todas las naciones han estado escuchando en esta ocasión la predicación del Evangelio de Cristo y están viniendo también a los Pies de Cristo como está sucediendo en este lugar. Vamos a estar puestos en pie para la oración por todos los que están viniendo a los Pies de Cristo. Pueden continuar viniendo a los Pies de Cristo en las diferentes naciones, y también los que están aquí presentes. Si falta todavía alguna persona por venir, puede pasar al frente para que quede incluida en la oración que estaremos haciendo. Recuerden que lo más importante es la salvación de nuestra alma, el mismo Cristo lo dijo cuando dijo: “Porque ¿qué aprovechará al hombre, si ganare todo el mundo, y perdiere su alma? ¿O qué recompensa dará el hombre por su alma?” No hay recompensa que usted pueda pagar por la salvación de su alma, el precio de nuestra salvación lo pagó Cristo en la Cruz del Calvario, ninguna otra persona podía pagar el precio de nuestra salvación y fue dar Su vida por nosotros en la Cruz del Calvario. El ser humano es alma viviente, eso es lo más importante que usted y yo tenemos, es lo más grande que hay en cada uno de nosotros, así como Cristo decía: “El Padre mayor es que yo,” lo mayor que hay en nosotros es nuestra alma, por supuesto Cristo en Espíritu Santo en nosotros es lo más grande, pero como individuos siendo alma, espíritu y cuerpo, lo más grande de estas tres partes que componen al ser humano, lo más grande es el alma de la persona. El cuerpo físico es temporero, porque cuando se muere, pues lo perdió y ya no continúa viviendo en ese cuerpo físico, sino que continúa viviendo en el cuerpo espiritual llamado el espíritu de la persona, pero el espíritu de la persona es un cuerpo también, pero de otra dimensión, pero dentro de ese cuerpo espiritual está el alma de la persona, que es lo más importante, eso es lo que la persona es: alma viviente. Por lo tanto, el ser humano necesita un Salvador, un Redentor que salve su alma de la segunda muerte. La primera muerte es la muerte física, pero la segunda muerte es la muerte del alma y del espíritu en el lago de fuego, y esa vendrá después del juicio final que será después del Reino del Mesías donde Dios juzgará a todos los seres humanos y a unos los echará en el lago de fuego donde dejarán de existir en alma, espíritu y cuerpo, porque van a resucitar para ir al juicio final. No quisieron vivir eternamente porque no recibieron a Cristo como Salvador, pues por lo tanto no van a vivir eternamente, por eso se le da la oportunidad a la persona que reciba a Cristo como Salvador, porque el ser humano tiene libre albedrío, le toca a la persona hacer la decisión más grande de su vida, y la decisión más grande de la vida de una persona es o creer o no creer, recibir a Cristo o no recibirlo como Salvador. El que lo recibe como Salvador obtiene la Vida eterna, el que lo rechaza, rechazó la Vida eterna y por consiguiente no tiene la Vida eterna, no vivirá eternamente. El que no cree en Cristo ya ha sido condenado porque no ha creído en el Nombre del unigénito Hijo de Dios, y por consiguiente la ira de Dios está sobre la persona. Pero para los creyentes en Cristo, Cristo les ha dado Vida eterna y la bendición de Dios está sobre esas personas. Está sobre mí la bendición de Dios, ¿y sobre quién más? Pues sobre cada uno de ustedes también. Ya vamos a orar, ya pienso que en las demás naciones están listos, vamos a estar puestos en pie en las demás naciones también, para la oración por las personas que han venido a los Pies del Señor Jesucristo. Con nuestras manos levantadas al Cielo y nuestros ojos cerrados, los que han venido a los Pies de Cristo repitan conmigo esta oración: Señor Jesucristo, escuché la predicación de Tu Evangelio y nació Tu fe en mi corazón, creo en Ti con toda mi alma, creo en Tu primera venida, creo en Tu Nombre como el único Nombre bajo el Cielo dado a los hombres en que podemos ser salvos, creo en Tu muerte en la Cruz del Calvario como el Sacrificio de Expiación por nuestros pecados. Reconozco que soy pecador y necesito un Salvador. Doy testimonio público de mi fe en Ti y Te recibo como mi único y suficiente Salvador. Te ruego perdones mis pecados y con Tu Sangre me limpies de todo pecado y me bautices con Espíritu Santo y Fuego y produzcas en mi el nuevo nacimiento. Quiero vivir eternamente contigo en Tu Reino, Señor, me rindo a Ti en alma, espíritu y cuerpo, sálvame Señor. Te lo ruego en Tu Nombre eterno y glorioso, Señor Jesucristo. Amén. Y con nuestras manos levantadas al Cielo, todos decimos: ¡La Sangre del Señor Jesucristo me limpió de todo pecado! ¡La Sangre del Señor Jesucristo me limpió de todo pecado! ¡La Sangre del Señor Jesucristo me limpió de todo pecado! Amén. Cristo les ha recibido en Su Reino, ha perdonado vuestros pecados y con Su Sangre les ha limpiado de todo pecado porque ustedes le han recibido como vuestro único y suficiente Salvador; por lo cual me dirán: “Quiero ser bautizado en agua en el Nombre del Señor lo más pronto posible.” porque Él dijo: “El que creyere y fuere bautizado, será salvo.” El bautismo en agua es tipológico, no quita los pecados el agua en el bautismo, es la Sangre de Cristo la que nos limpia de todo pecado, pero el bautismo en agua es un mandamiento del Señor Jesucristo, el cual dijo: “El que creyere y fuere bautizado, será salvo,” y Pedro lleno del Espíritu Santo cuando le preguntaron, cuando él predicó el primer mensaje allá en Jerusalén el Día de Pentecostés, le preguntan a Pedro y a los apóstoles: “Varones hermanos, ¿qué haremos? Pedro les dijo: Arrepentíos, y bautícese cada uno de vosotros en el nombre de Jesucristo para perdón de los pecados; y recibiréis el don del Espíritu Santo. Porque para vosotros es la promesa, y para vuestros hijos, y para todos los que están lejos (y para los que están cerca); para cuantos el Señor nuestro Dios llamare.” Es para todos la promesa del Espíritu Santo. Por lo tanto, pueden ser bautizados, y que Cristo les bautice con Espíritu Santo y Fuego, recuerden que el bautismo es tipológico. En el bautismo en agua la persona se identifica con Cristo en Su muerte, sepultura y resurrección. El mismo Jesucristo fue bautizado por Juan el Bautista cuando Cristo fue donde Juan para que lo bautizara allá en el Jordán, Juan le dice: “Yo tengo necesidad de ser bautizado por ti, ¿y Tu vienes a mi para yo te bautice?” Cristo les dice: “Nos conviene cumplir toda justicia,” y entonces lo bautizó. Si Cristo para cumplir toda justicia le convenía ser bautizado, cuánto más a nosotros. Cuando la persona recibe a Cristo como Salvador, muere al mundo. Y cuando el ministro lo sumerge en las aguas bautismales, tipológicamente está siendo sepultado. Y cuando lo levanta de las aguas bautismales, está resucitando a una nueva vida: a la Vida eterna con Cristo en Su Reino eterno. Tan sencillo como eso es el simbolismo, la tipología del bautismo en agua en el Nombre del Señor. Por lo tanto, bien pueden ser bautizados, y que Cristo les bautice con Espíritu Santo y Fuego y produzca en ustedes el nuevo nacimiento, y nos continuaremos viendo por toda la eternidad en el glorioso Reino de Jesucristo nuestro Salvador. Los que están en otras naciones también pueden ser bautizados en estos momentos. Y ahora, dejo al ministro aquí correspondiente, al reverendo Juan Ramos, y en cada país dejo al ministro correspondiente para que haga en la misma forma, les muestre cómo hacer para ser bautizados en agua en el Nombre del Señor Jesucristo. Que Dios les bendiga y les guarde, y continúen pasando una tarde feliz, llena de las bendiciones de Cristo nuestro Salvador, y nos veremos en la tarde, más tardecito en San Marcos, en el lugar ya asignado, en donde estaré con los hermanos, con todos los que estarán allí en esa actividad, la cual será a las 4:00 de la tarde Dios mediante, allí nos veremos nuevamente. Que Dios les bendiga y les guarde, continúen pasando una tarde feliz, llena de las bendiciones de nuestro Salvador. ¿Qué hora es? Estamos a buena hora, así que, Dios les bendiga y les guarde, ¿estaba anunciado para las 4:00 o las 5:00 era? A las 4:00, así que a las 4:00 ya estaremos por allí para seguir alabando a Dios y escuchando Su Palabra. Dios les bendiga y les guarde a todos. “LA VENIDA DEL SEÑOR CON LAS NUBES, Y LA LAMENTACIÓN EN LA TIERRA.”

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