Muy buenas tardes, amados amigos y hermanos presentes y todos los que están a través del satélite Amazonas o de internet en diferentes naciones; que las bendiciones de Cristo, el Ángel del Pacto, sean sobre todos ustedes y sobre mí también; es un privilegio grande estar con ustedes en esta ocasión, para compartir con ustedes unos momentos de compañerismo alrededor de la Palabra de Dios y Su Programa correspondiente a este tiempo final.
Aprecio y agradezco mucho el respaldo que le están dando al proyecto de la gran Carpa-Catedral en Puerto Rico, y también el respaldo que le están dando a la obra misionera y evangelística todos los ministros junto a sus congregaciones y unidos con el misionero Miguel Bermúdez Marín. Dios les bendiga y les use grandemente en esa labor en este tiempo final, en esa misión que Cristo dio a Su Iglesia cuando dijo:
“Id por todo el mundo y predicad el evangelio a toda criatura.
El que creyere y fuere bautizado, será salvo; mas el que no creyere, será condenado.” San Marcos, capítulo 16, versos 15 al 16.
Esa es una misión dada por Cristo a Su Iglesia allá en el comienzo, antes de nacer la Iglesia del Señor Jesucristo, estaba en Él.
También aprecio mucho el respaldo que le están dando a AMISRAEL. Ustedes han estado viendo a través de las grabaciones la labor que está llevando a cabo AMISRAEL, y es una labor muy efectiva en favor de toda la familia humana.
Para esta ocasión leemos en Hageo, capítulo 1, verso 13 al 14 dice:
“Entonces Hageo, enviado de Jehová, habló por mandato de Jehová al pueblo, diciendo: Yo estoy con vosotros, dice Jehová.
Y despertó Jehová el espíritu de Zorobabel hijo de Salatiel, gobernador de Judá, y el espíritu de Josué hijo de Josadac, sumo sacerdote, y el espíritu de todo el resto del pueblo; y vinieron y trabajaron en la casa de Jehová de los ejércitos, su Dios.”
Que Dios bendiga nuestras almas con Su Palabra.
Aquí Dios despertó el espíritu, dice que Dios despertó el espíritu de Zorobabel hijo de Salatiel y también del sumo sacerdote Josué y de todo el pueblo, Dios despertó el espíritu, y por consiguiente el pueblo vino a moverse en el espíritu, en el ambiente espiritual.
Y cuando la persona se mueve en el espíritu, se mueve en el ambiente espiritual y trabaja en el campo espiritual en la obra de Dios, despierta a las cosas espirituales que son para su alma, y por consiguiente se lleva a cabo la labor correspondiente para el tiempo en que la persona vive, de acuerdo a ese programa que ya está determinado por Dios.
En los días del Profeta Hageo que también son los días del Profeta allá de Zacarías, por esos días también, tiempo para ser restaurado el templo, encontramos que la gente se ocupaba de su casa, tener bien su casa, dice ahí mismo en ese capítulo 1, versos 1 en adelante de Hageo, dice:
“En el año segundo del rey Darío…”
Recuerden, del rey Darío que era el rey del reino de los gentiles que estaba en los pechos y brazos de plata; y encontramos que para ese tiempo en el campo, ya no del reino de los gentiles, sino del pueblo de Dios, el pueblo hebreo, había una obra que tenía que ser llevada a cabo. Dice:
“Vino palabra de Jehová por medio del profeta Hageo a Zorobabel hijo de Salatiel, gobernador de Judá, y a Josué hijo de Josadac, sumo sacerdote, diciendo:
Así ha hablado Jehová de los ejércitos, diciendo: Este pueblo dice: No ha llegado aún el tiempo, el tiempo de que la casa de Jehová sea reedificada.”
O sea, que la restauración de la casa de Dios, decían: “No, todavía no es el tiempo,” y estaban posponiendo el programa de Dios que era la restauración de la casa de Dios, donde Dios iba a estar manifestado, donde iba a estar morando en medio de Su pueblo.
Recuerden que si el pueblo no tenía la casa o el templo, no tenían dónde efectuar los sacrificios, no tenían dónde efectuar el sacrificio de la expiación del día diez del mes séptimo de cada año; y por consiguiente no estaban reconciliados con Dios si no tenían el sacrificio de expiación para la reconciliación del pueblo con Dios.
Y miren cómo pensaban: “Todavía no es el tiempo,” o sea, que pensaban que como estaban, estaban bien, pensaban que no necesitaban ser reconciliados con Dios, no necesitaban los sacrificios o pensaban algunos que lo podían hacer en cualquier lugar, pero eso tiene que ser en el lugar que Dios ha establecido:
“Entonces vino palabra de Jehová por medio del profeta Hageo, diciendo:
¿Es para vosotros tiempo, para vosotros, de habitar en vuestras casas artesonadas, y esta casa está desierta?”
O sea, “¿es tiempo para ustedes vivir bien en buenas casas, y mi casa estar ahí desierta?” Y si no estaba arreglada la casa de Dios, pues Dios no estaría allí viviendo. Sigue diciendo:
“Pues así ha dicho Jehová de los ejércitos: Meditad bien sobre vuestros caminos.
Sembráis mucho, y recogéis poco; coméis, y no os saciáis; bebéis, y no quedáis satisfechos; os vestís, y no os calentáis; y el que trabaja a jornal recibe su jornal en saco roto.”
O sea, como el término que usamos comúnmente: “Se le vuelve su salario sal y agua,” no sé si acá se entiende ese dicho:
“Así ha dicho Jehová de los ejércitos: Meditad sobre vuestros caminos.
Subid al monte, y traed madera, y reedificad la casa; y pondré en ella mi voluntad, y seré glorificado, ha dicho Jehová.”
Y ahora, vean lo que Dios dice por medio del Profeta Hageo: “Vayan, busquen, vayan al monte,” que es el lugar donde estaba la madera: “Vayan al monte, corten allí leña, traigan leña de allá, madera, traigan madera de allá y edifiquen la casa, y pondré en ella mi voluntad y seré glorificado,” ha dicho Jehová.
Para Dios ser glorificado en su casa, vean, se requería que restauraran la casa de Dios, que prepararan el lugar donde Dios dijo que estaría manifestándose, allá para el pueblo hebreo el templo que tenía que ser restaurado.
Y ahora, muchos decían: “Todavía no es el tiempo para eso,” pero sí era el tiempo para eso, es como en el medio del Cristianismo encontramos que en los días de Jesús, era el tiempo para el Sacrificio de expiación por los pecados no solamente del pueblo hebreo sino de toda la humanidad, y Cristo vino para hacer, no Su propia voluntad, sino la voluntad del que lo envió, y esa era la voluntad de Dios: que se efectuara el Sacrificio de Expiación por la raza humana.
Y ahora, encontramos que el Día de Pentecostés nació la Iglesia del Señor Jesucristo, y ha estado pasando por diferentes etapas; y cuando llega una etapa para llevarse a cabo en el Programa Divino esa fase, esa etapa, es tiempo de trabajar para que se lleve a cabo esa parte del Programa Divino correspondiente al Templo espiritual de Cristo, que es la Iglesia del Señor Jesucristo.
Se ha estado trabajando en la Iglesia, San Pablo dice que la Iglesia es Templo de Dios. En la construcción de ese Templo de Dios: la Iglesia, se ha estado trabajando y se han estado colocando las piedras vivas de las cuales habla San Pedro, en Primera de Pedro, capítulo 2, versos 4 al 6, cuando dice que somos piedras vivas para ser un Templo santo en el Señor.
Y ahora, quizás algunas personas a través de la historia del Cristianismo han pensado: “No es tiempo para estar creyendo en Jesucristo, no es tiempo para recibir a Cristo como Salvador,” pero sí, es el tiempo a través de la historia de la raza humana, desde los días de Jesucristo, los apóstoles y los diferentes Mensajeros que Él ha enviado en Su Iglesia.
La casa de Dios, la Iglesia de la cual San Pablo dice en Primera de Corintios, capítulo 3, dice que está compuesta de los creyentes en Cristo, y los creyentes en Cristo como individuos son también casa de Dios para morada de Dios en Espíritu Santo en cada persona, en cada creyente en Cristo.
Por lo tanto, todos estos dos mil años ha sido tiempo de estar construyendo la casa de Dios, construyendo la familia de Dios que son los creyentes en Cristo que forman la Iglesia del Señor Jesucristo.
Ahora, recuerden que está la casa de Dios como Cuerpo Místico de creyentes que es la Iglesia, y está cada individuo como casa de Dios, pues Cristo dice: “¿No sabéis que sois templo de Dios, y el Espíritu de Dios mora en vosotros?”
Ahora vean, como individuo también es tiempo de estar siendo edificado, como también la Iglesia del Señor Jesucristo, para morada de Dios en espíritu en medio de Su Iglesia y por consiguiente también en medio de cada ser humano, o sea, en cada ser humano.
Y ahora, en medio de la Iglesia se lleva a cabo de etapa en etapa, de edad en edad la obra de Dios, y para eso hay muchas cosas que tienen que ser llevadas a cabo: una es, la evangelización, por medio de la cual Cristo llama y junta Sus ovejas que escuchan Su Voz: el Evangelio de Cristo, nace la fe de Cristo en su alma y lo reciben como único y suficiente Salvador, son bautizados en agua en Su Nombre y Cristo los bautiza con Espíritu Santo y Fuego y produce en la persona el nuevo nacimiento, y así nace en el Reino de Dios, nace un hijo o una hija de Dios en el Reino de Cristo, Su Iglesia. Y así se van añadiendo las piedras vivas en la Iglesia del Señor Jesucristo en la formación de ese Templo espiritual.
Y ahora, nos encontramos en la parte más importante de ese Templo, que es el Lugar Santísimo que está siendo construido por y con piedras vivas; y si alguna persona piensa que no es tiempo todavía para estar en la Edad de la Piedra Angular, se ha equivocado, es tiempo para estar en la Edad de la Piedra Angular, es tiempo para la construcción de la Edad de la Piedra Angular que es el Lugar Santísimo del Templo espiritual de Cristo, es tiempo para completarse la construcción de la Iglesia del Señor Jesucristo, donde la gloria de Dios va a estar manifestada en toda Su plenitud.
Y también es tiempo este, para la labor de la materialización de la Visión de la Carpa. Quizás personas que escucharon esa visión siendo narrada por el reverendo William Branham, pensarían: “No es tiempo todavía para eso,” pero miren, el reverendo William Branham quiso hacerlo una realidad en su tiempo, o sea, él sabía que eso iba a hacerse una realidad, pero toda persona de fe trata de conquistar por la fe lo que Dios ha prometido, trata de hacerlo una realidad en el tiempo en que está viviendo.
Pero no era para su tiempo, pero eso quien lo decide es Dios, uno tiene que creer que es para el tiempo en que uno está viviendo y trabajar en pro de ese proyecto divino. Y ahora, si no era para ni la primera edad, ni la segunda, ni la tercera, ni la cuarta, ni la quinta, ni la sexta, ni la séptima edad de la Iglesia, entonces ¿para qué tiempo es esa Visión de la Carpa? Pues para la Edad de la Piedra Angular, porque después de la Edad de la Piedra Angular no hay otra etapa de la Iglesia. La Edad de la Piedra Angular es una edad o una etapa eterna.
O sea, se entra a eternidad en la Edad de la Piedra Angular, es la edad de la adopción, donde va a ocurrir la adopción física que será la resurrección de los muertos en Cristo en cuerpos eternos y glorificados y jóvenes, y la transformación de los vivos.
Ahora, lo que no sabemos es para qué año, pero todos los años estamos esperando la resurrección de los muertos en Cristo y la transformación de nosotros los que vivimos. Siempre estamos creyendo y esperando en presente lo que Dios ha prometido.
Y ahora, se está trabajando en el proyecto de una gran Carpa-Catedral, porque es el tiempo para eso. No vamos a esperar que llegue la gran tribulación, porque nosotros tenemos que irnos antes de comenzar la gran tribulación, y tiene que ser levantada esa gran Carpa-Catedral en medio del Cristianismo, antes de la gran tribulación.
Cuando sea vista esa gran Carpa-Catedral levantada y Dios manifestándose en ese lugar, siendo vista la gloria de Dios manifestada en ese lugar, recuerden, son los últimos días de la Iglesia del Señor Jesucristo en la Tierra, porque tiene que irse a la Cena de las Bodas del Cordero.
Pero tendrá un tiempo corto en donde los muertos en Cristo van a resucitar primero en cuerpos glorificados, y cuando los veamos seremos transformados, luego de la resurrección, pues se estará aquí en la Tierra de 30 a 40 días, así como sucedió con Cristo y los santos del Antiguo Testamento, que luego del día de la resurrección, luego ellos con Cristo estuvieron unos 40 días apareciendo a muchos en la ciudad de Jerusalén, a muchos de sus familiares, y Cristo apareciendo a Sus discípulos y por consiguiente a Sus familiares también que estaban en medio de todos los creyentes de Cristo de aquel tiempo.
Así también será la resurrección de los muertos en Cristo y luego la transformación de los vivos, así que estaremos, diríamos: estrenando el nuevo cuerpo aquí en la Tierra, y luego nos iremos con Cristo a la Cena de las Bodas del Cordero.
Cuando tengamos el nuevo cuerpo y veamos a Cristo, Cristo podrá decir, tocarnos, saludarnos y decir: “Esto… esto si que es carne de mi carne y hueso de mis huesos, es cuerpo glorificado.” Piense usted en la alegría, el regocijo de Cristo al tener a Sus hermanos más pequeños iguales a Él, transformados, glorificados con cuerpos eternos y jóvenes para toda la eternidad.
Eso va a ser un regocijo grande para el mismo Cristo, ¿y para quién más? Para mí también, ¿y para quién más? Para cada uno de ustedes también, y nos podremos decir en ese tiempo: “Hemos llegado, obtuvimos la victoria,” por eso hay que trabajar en la obra que corresponde a nuestro tiempo, aunque cualquier otra persona diga: “No es el tiempo todavía para eso,” Dios dijo por medio del Profeta Hageo, que era el tiempo para la restauración de la casa; y es el tiempo para la restauración de la casa de Dios, la Iglesia del Señor Jesucristo, es el tiempo para ser restaurada a la Vida eterna con cuerpos eternos y glorificados y la gloria de Dios estar manifiesta en la Iglesia del Señor Jesucristo.
Es este el tiempo, porque es el tiempo de la Edad de la Piedra Angular, la edad de oro de la Iglesia del Señor Jesucristo, este es el tiempo, esta es la etapa, la Edad de la Piedra Angular, no era en otro tiempo.
Por eso en esta etapa de la Edad de la Piedra Angular es que se va a ver el cumplimiento de la Visión de la Carpa, se va hacer una realidad y estará un pueblo trabajando brazo a brazo en ese programa con todos los ministros creyentes en la Palabra de Dios para este tiempo final, estarán trabajando en el Cuerpo Místico de Cristo.
Y el Espíritu Santo estará en medio de Su Iglesia llevando a cabo ese programa, usando, pues seres humanos, pues el ser humano es el socio de Dios, somos socios de Dios en la obra de Dios en todos los proyectos divinos.
Por lo tanto, adelante ministros y pueblo todo de Cristo, de Dios, trabajando en la obra del Señor. Dios como hizo con Zorobabel y con el sumo sacerdote Josué, y con el pueblo que despertó el espíritu de ellos para trabajar en la obra, ha estado haciendo en este tiempo, Él nos ha despertado, ha despertado nuestro espíritu, o sea, nos ha despertado a las cosas espirituales de Dios y Su programa para trabajar en el proyecto de la construcción del Templo espiritual de Cristo en la etapa que corresponde a nuestro tiempo, y para trabajar en todo otro proyecto que Dios ha dicho.
Por eso trabajamos también en el proyecto de la gran Carpa-Catedral, trabajamos también en la evangelización, en la obra misionera, predicando el Evangelio a toda criatura, y el que cree es bautizado en agua en el Nombre del Señor, y Cristo se encarga de bautizarlo con Espíritu Santo y Fuego y producir en la persona el nuevo nacimiento y así lo añade a Su Iglesia, viene a formar parte de ese Templo espiritual.
Y también estableciendo, en la obra misionera estableciendo las congregaciones, no dejándolas al garete como dicen las personas, sino estableciéndolas para que perseveren sirviendo al Señor, escuchando Su Palabra y trabajando en la obra del Señor, y con la misma recomendación del apóstol San Pablo que dice: “No dejando vuestras congregaciones, como algunos tienen por costumbre.”
Vean, los que no asisten a las actividades, al culto los domingos y algún otro día de la semana que hay actividades, porque dicen: “No, yo no puedo, no tengo que ir a la Iglesia el domingo porque yo en mi casa puedo servir a Dios.”
Pero está establecido por Dios: “No dejando vuestras congregaciones como algunos tienen por costumbre,” por lo tanto, usted sería uno que tiene por costumbre dejar la congregación y quedarse en su casa o irse a pescar o irse hacer alguna otra cosa, y eso no es agradable delante del Señor.
Y ahora, es importante saber estas cosas para corregirlas en los que tienen que ser corregidos en cuanto a esto. Por eso se establecen las congregaciones, por eso los apóstoles San Pedro y los demás apóstoles y San Pablo entre los gentiles, establecían las congregaciones para que las personas fueran a servir a Dios y a escuchar Su Palabra en la Iglesia.
Así que podemos ver todas estas cosas y podemos entonces estar en la obra del Señor como Dios desea que estemos, y trabajando en Su obra en este tiempo final, y llevando el Evangelio a toda criatura para que Cristo los llame, llame Sus ovejas, llame a las personas, esas piedras vivas y los coloque en Su redil que es Su Iglesia, Su Templo espiritual, porque no podemos irnos de aquí en el rapto o arrebatamiento de la Iglesia sin que haya entrado al Cuerpo Místico de Cristo hasta el último escogido de Dios.
Por lo tanto, tenemos que trabajar en todo ese programa de evangelización, obra misionera, para que sea llamado hasta el último escogido por medio del Evangelio de Cristo, y así se completará el Templo espiritual de Cristo, será dedicado a Dios, el Espíritu de Dios, el Espíritu Santo será, ha sido el que ha estado construyendo usando seres humanos para esa labor, y será dedicado a Dios, y Dios morará en Su casa, Su Iglesia en toda Su plenitud, y se cumplirá esa promesa de la plenitud de Dios en Su Iglesia, como estuvo en Cristo nuestro Salvador, y como estuvo en el templo que construyó el rey Salomón la presencia de Dios en el templo, en el lugar ¿qué? Santísimo, y la presencia de Dios en el tabernáculo que Moisés construyó y dedicó a Dios, ¿dónde? En el Lugar Santísimo también.
Y así estará en la Iglesia del Señor Jesucristo ¿en qué parte? En el Lugar Santísimo que es la parte que corresponde a nuestro tiempo, ¿ven? Tan sencillo como eso, ahí es donde estará la plenitud de Dios, Dios manifestándose en toda Su plenitud, eso será la Tercera Etapa, eso será la espada en la mano, la Palabra.
Así que, podemos ver las promesas tan grandes y maravillosas que Dios ha hecho para todos los creyentes en Cristo; es tiempo de en esta restauración del ser humano a como era, la restauración del ser humano a la Vida eterna con Vida eterna espiritual y luego para el Día Postrero recibirá Vida eterna física también, es el tiempo para esa restauración total que está prometida.
Por lo tanto, estemos en esa labor trabajando en este tiempo final, y cuando seamos transformados diremos: “Valió la pena trabajar en la obra del Señor,” y podremos decir: “Somos los obreros últimos que trabajarían en esa obra, pero los postreros serán primeros.”
Pues serán los que estarán en el Lugar Santísimo del Templo espiritual de Cristo, que es la Edad de la Piedra Angular, por lo tanto, serán los que estarán más cercanos a Cristo en el Reino del Señor. Tan sencillo como eso.
Pero eso no vamos a explicar mucho hoy en esta ocasión, esperamos que Dios nos permita trabajar en Su obra en este tiempo final, haciendo la parte correspondiente a este tiempo, a la Edad de la Piedra Angular.
Ministros despiertos en su espíritu y el pueblo despierto también en espíritu, trabajando en la casa de Dios, la Iglesia del Señor Jesucristo en la obra del Día Postrero, haciendo la obra del Día Postrero.
“EL SEÑOR JESUCRISTO DESPERTANDO EL ESPÍRITU DE SUS MINISTROS Y DE SU PUEBLO PARA HACER LA OBRA DEL DÍA POSTRERO.” Ese ha sido nuestro tema.
Que Dios les bendiga y les guarde y les use grandemente en este tiempo final, pero estando despiertos a la realidad del día en que estamos viviendo y el programa de Dios que se está llevando a cabo, y trabajando en él no sintiéndonos obligados, sino sintiéndonos privilegiados y agradecidos a Dios por la bendición tan grande que es trabajar en Su programa, en Su obra en este tiempo final.
Que Dios les bendiga y les guarde, y dejo con ustedes nuevamente al reverendo, misionero Miguel Bermúdez Marín para finalizar nuestra parte, ya que dentro de algunos momentos tenemos que continuar el viaje, continuar viajando, por lo tanto nos continuaremos viendo en la tarde, los que estarán en la actividad de la tarde.
Ahí he de estar, y es probable que pasando así, acompañe al misionero Miguel Bermúdez Marín que va a tener una paradita para tomarse un café o una gaseosa y hablar algunas palabras de saludo también, un saludito allá donde está el reverendo Ricardo Arborez, Carlos Arborez Gutiérrez, así que Dios lo bendiga también, le guarde y le use grandemente en Su obra en este tiempo final junto a la congregación que pastorea, y también al reverendo Bladimiro que lo veo por allá y también al reverendo Vicente Pérez; Pérez ¿verdad? Pérez, ese apellido viene de Farez, hijo de Judá, uno de los hijos de Judá, de los gemelos viene ese apellido, se pronuncia en otra forma: ¿Farez es, Miguel? Farez es Pérez, y ese es uno de los apellidos del rey David, de su ascendencia.
Es como decimos nosotros, damos el apellido de nuestro padre y el de nuestra madre, el primero, pero también sabemos que hay un segundo apellido de nuestro padre y de nuestra madre, y somos también, tenemos ese apellido como segundo o tercer apellido, diríamos, tercer apellido: el segundo apellido de nuestro padre, y cuarto apellido: el segundo apellido de nuestra madre; pero si buscamos nuestro abuelo, entonces ya seguimos añadiéndole apellido, cuarto apellido, quinto apellido, sexto apellido. Y así también el apellido Pérez, en los apellidos de los ascendientes del rey David, pues él también tiene ese apellido, es uno de los apellidos ascendentes del rey David.
Bueno, que Dios les bendiga y les guarde y les use grandemente en Su obra en este tiempo final, con ustedes nuevamente el misionero Miguel Bermúdez Marín.
“EL SEÑOR JESUCRISTO DESPERTANDO EL ESPÍRITU DE SUS MINISTROS Y DE SU PUEBLO PARA HACER LA OBRA DEL DÍA POSTRERO.”