Muy buenas noches, amables amigos y hermanos presentes aquí en Zihuatanejo, Guerrero, República Mexicana; es para mí un privilegio muy grande estar con ustedes en esta ocasión, para compartir con ustedes unos momentos de compañerismo alrededor de la Palabra de Dios y Su Programa correspondiente a este tiempo final.
Para esta noche, para esta ocasión, leemos en Malaquías, capítulo 4, versos 1 al 6, donde nos dice Dios:
“Porque he aquí, viene el día ardiente como un horno, y todos los soberbios y todos los que hacen maldad serán estopa; aquel día que vendrá los abrasará, ha dicho Jehová de los ejércitos, y no les dejará ni raíz ni rama.
Mas a vosotros los que teméis mi nombre, nacerá el Sol de justicia, y en sus alas traerá salvación; y saldréis, y saltaréis como becerros de la manada.
Hollaréis a los malos, los cuales serán ceniza bajo las plantas de vuestros pies, en el día en que yo actúe, ha dicho Jehová de los ejércitos.
Acordaos de la ley de Moisés mi siervo, al cual encargué en Horeb ordenanzas y leyes para todo Israel.
He aquí, yo os envío el profeta Elías, antes que venga el día de Jehová, grande y terrible.
El hará volver el corazón de los padres hacia los hijos, y el corazón de los hijos hacia los padres, no sea que yo venga y hiera la tierra con maldición.”
Dios bendiga nuestras almas con Su Palabra y nos permita entenderla.
“EL VERDADERO PROFETA QUE DIOS ENVÍA.” Es nuestro tema para esta ocasión.
Este pasaje bíblico nos habla del tiempo final y nos habla del día, del tiempo en que Dios juzgará la humanidad, nos habla del día ardiente como un horno que se cumplirá en el Día Postrero.
En este pasaje encontramos la Palabra profética en donde Dios dice que va a enviar al profeta Elías antes que venga el día grande y terrible del Señor, antes que venga el séptimo milenio y el juicio divino caiga sobre la Tierra; porque es en el séptimo milenio de Adán hacia acá que la Tierra va a arder como un horno, y eso ya ha comenzado a calentar con el calentamiento global, con los problemas que tiene la humanidad a causa del mal uso que le han dado al planeta Tierra, la temperatura ha estado aumentando y cada día se está poniendo más peligroso el planeta Tierra, a tal grado que aun los equipos nucleares, bombas atómicas, todos estos equipos nucleares pueden estallar si sigue aumentando la temperatura como va.
Ahora, también afecta a los volcanes, pues sigue aumentando la temperatura y entrarán en erupción más volcanes, pero todas las cosas por cuanto en el Programa Divino ayudan para bien, todo va a ayudar para la preparación del planeta Tierra para el glorioso Reino del Mesías, pero primero viene esa etapa del día ardiente como un horno en donde los soberbios y todos los que hacen maldad, dice la Escritura que van a ser quemados, van a ser estopa.
Por lo tanto, antes que comience ese lapso de tiempo llamado en medio del Cristianismo la gran tribulación que durará tres años y medio, Dios enviará al profeta Elías, o sea, el Espíritu Santo en la tierra estará ungiendo a un hombre con el ministerio de Elías, así como ungió a Elías Tisbita el Espíritu Santo en el ministerio profético correspondiente a aquel tiempo y juntó las piedras del altar para el sacrificio a Dios; y cada piedra tipificaba cada una de las tribus del pueblo hebreo.
Con doce piedras preparó el altar y todo eso habla del Día Postrero, del recogimiento de las doce tribus de Israel para la restauración del altar de Dios donde el fuego divino caerá, y donde Dios consumirá el sacrificio y aceptará al pueblo siendo reconciliado con Dios como fue en el tiempo del profeta Elías.
Para el tiempo final el Espíritu de Dios así como ungió al profeta Elías y luego ungió a Eliseo con una doble porción y vino a ser el segundo Elías, y luego ungió a Juan el Bautista con el espíritu ministerial de Elías y vino a ser el tercer Elías o tercera ocasión en que el ministerio de Elías fue operado por el Espíritu Santo, y así también como ungió al reverendo William Branham con el espíritu y virtud de Elías, y operó el ministerio de Elías por cuarta ocasión, el Espíritu Santo en medio del pueblo de Dios, en medio de Su Iglesia y luego en medio del pueblo hebreo ungirá a un hombre, a otro hombre con el espíritu y virtud de Elías operará ese ministerio nuevamente por quinta ocasión, y obtendremos el cumplimiento de la venida de Elías antes que venga el día del Señor grande y terrible, antes de comenzar la gran tribulación.
Por lo tanto, sabiendo que está cerca ese día terrible de la gran tribulación en donde los juicios divinos caerán sobre el planeta Tierra y durarán esos juicios divinos cayendo sobre la Tierra por tres años y medio, antes estará el profeta Elías, o sea, el Espíritu Santo en medio de la Iglesia del Señor, y después en medio del pueblo hebreo ungiendo a un hombre con ese ministerio, operando ese ministerio a través de ese hombre para bendición de los que han de ser transformados y llevados con Cristo a la Cena de las Bodas del Cordero, dándoles la fe para ser transformados, revelándoles el misterio del séptimo Sello, el misterio de la Venida del Señor, revelándoles todo lo que necesitan para estar preparados para la transformación y arrebatamiento de la Iglesia.
Y luego con el pueblo hebreo también lo veremos llamando juntamente con el misterio de Moisés, que es el otro de los ministerios de los dos Olivos; el ministerio de Elías y el ministerio de Moisés son los dos Olivos, los dos ministerios que el Espíritu Santo estará operando en el cumplimiento de los ángeles que el Hijo del Hombre envía para llamar y juntar con gran Voz de Trompeta a todos los escogidos de Dios, a todos los escogidos del pueblo hebreo que serán ciento cuarenta y cuatro mil, doce mil de cada tribu; y a los escogidos del Cristianismo que serán los que estarán en la Tierra en el Día Postrero escuchando el mensaje final de la gran Voz de Trompeta o Trompeta final, o sea, escuchando el mensaje del Evangelio del Reino. “Porque será predicado el Evangelio del Reino para testimonio a todas las naciones, y entonces vendrá el fin.” Dice Cristo en San Mateo, capítulo 24, verso 14.
El Evangelio del Reino que predicaba Juan el Bautista y predicaba Jesús nuevamente será predicado, luego que murió Jesús comenzó a predicarse el Evangelio de la Gracia y se abrió la puerta de la Dispensación de la Gracia y se ha estado predicando por dos mil años.
Para el Día Postrero aparecerá el mensajero, el profeta enviado de Dios con el espíritu y virtud de Elías por quinta ocasión predicando el Evangelio del Reino juntamente con el Evangelio de la Gracia; y así se verá que hay un nuevo mensaje: el mensaje del Evangelio del Reino introduciendo una nueva dispensación y llevando a cabo la introducción del Reino del Mesías en la Tierra, e introduciendo todo el Programa Divino para la restauración del Reino de David que será el Reino del Mesías al cual Él es el heredero, y es el heredero, por consiguiente al Trono de David que es el Trono del Mesías para el Reino de Dios que va a ser establecido en la Tierra o restaurado en la Tierra.
El Ángel Gabriel le dijo a la virgen María que Dios le daría el Trono de David y se sentará sobre el Trono de David y reinará sobre Israel, sobre la Casa de Israel para siempre y Su Reino no tendrá fin.
Por lo tanto, el verdadero profeta que Dios envía en el Día Postrero, viene con el Espíritu Santo, operando el Espíritu Santo en él, el ministerio de Elías; y luego también veremos que estará operando el ministerio de Moisés, y luego también estaremos viendo que estará operando el ministerio de Jesucristo; y eso será la manifestación final del Espíritu Santo en medio del pueblo de Dios, en medio de la Iglesia y en medio del pueblo hebreo y por consiguiente en medio de la humanidad. Ese mensajero será un profeta prometido para el Día Prometido predicando el Evangelio del Reino para testimonio a todas las naciones, y luego vendrá el fin.
Es el mensajero de Apocalipsis, capítulo 7, que viene con el Sello del Dios vivo para llamar y juntar ciento cuarenta y cuatro mil y sellarlos en sus frentes; y aparece luego el grupo de ciento cuarenta y cuatro mil en Apocalipsis, capítulo 14, sobre el Monte de Sión con el Cordero y con el Nombre del Cordero y del Padre escrito en sus frentes.
Así aparecen ciento cuarenta y cuatro mil, que son doce mil de cada tribu del pueblo hebreo, y aparece ahí un Ángel que viene con el Evangelio eterno para predicarlo a los moradores de la tierra, a todo pueblo nación y lengua, diciendo a gran voz… vamos a leerlo para que lo tengan claro ya que esto corresponde a este tiempo final, capítulo 14, versos 6 al 7 del Apocalipsis, dice:
“Vi volar por en medio del cielo a otro ángel, que tenía el evangelio eterno para predicarlo a los moradores de la tierra, a toda nación, tribu, lengua y pueblo,
diciendo a gran voz: Temed a Dios, y dadle gloria, porque la hora de su juicio ha llegado; y adorad a aquel que hizo el cielo y la tierra, el mar y las fuentes de las aguas.”
Si es un Ángel mensajero que viene con el Evangelio eterno, o sea, con el Evangelio del Reino para predicarlo a los moradores de la Tierra, pues tiene que ser un predicador, un mensajero, un predicador que viene con el Evangelio eterno, el Evangelio del Reino para predicarlo a los moradores de la Tierra, y eso es para el tiempo final.
Y por consiguiente ese será el profeta verdadero de Dios para el Día Postrero para el Cristianismo, para los Judíos y para toda la humanidad; porque viene con un mensaje que dice que tenía “el Evangelio eterno para predicarlo a los moradores de la tierra, a toda nación, tribu, lengua y pueblo,” un mensaje para toda nación, un mensaje para toda tribu, un mensaje para toda lengua, para todos los idiomas y para todo pueblo.
Es un mensaje mundial, es un mensaje para la familia humana completa en donde hay buenas noticias de un Reino de paz que traerá la felicidad para la humanidad y que tendrá como capital: Jerusalén, y que tendrá como Distrito Federal todo el territorio de Israel, y que tendrá como territorio de ese Reino el planeta Tierra completo, será un Reino mundial.
Eso es lo que está prometido en la Palabra profética para el tiempo final para traernos la felicidad a la raza humana, para lo cual enviará al verdadero profeta de Dios correspondiente al tiempo final, como lo ha hecho en otros tiempos cuando ha enviado el mensajero o profeta correspondiente a cada tiempo.
Este profeta final ha estado en medio de la Iglesia del Señor Jesucristo todo el tiempo en espíritu, en cuerpo angelical; es el Ángel del Señor Jesucristo enviado con la revelación de Jesucristo para dar testimonio de todas estas cosas que deben suceder pronto. En Apocalipsis, capítulo 1, aparece y dice:
“La revelación de Jesucristo, que Dios le dio, para manifestar a sus siervos las cosas que deben suceder pronto; y la declaró enviándola por medio de su ángel a su siervo Juan.”
Así como Dios en el antiguo Testamento en Éxodo, capítulo 23, versos 20 al 23, dice: “Yo he enviado mi Ángel,” también Cristo en el nuevo Pacto, dice:
“Yo Jesús he enviado mi ángel para daros testimonio de estas cosas en las iglesias. Yo soy la raíz y el linaje de David, la estrella resplandeciente de la mañana.” (Apocalipsis, capítulo 22, verso 16).
Y sigue diciendo ahí mismo, continúa diciendo el verso 17, del capítulo 22 de Apocalipsis:
“Y el Espíritu y la Esposa dicen: Ven…”
O sea, el Espíritu Santo en medio de la Iglesia, y la Esposa que es la Iglesia dicen: “Ven, y el que oye, diga: Ven,” o sea, los que escuchan el Evangelio de Cristo enviado a la Iglesia y por medio de la Iglesia que se estaría predicando el Evangelio de Cristo a través del Espíritu de Cristo en medio de la Iglesia. Por lo tanto, el Espíritu y la Esposa, el Espíritu de Cristo y Su Iglesia dicen:
“Y el Espíritu y la Esposa dicen: Ven. Y el que oye, diga: Ven. Y el que tiene sed, venga; y el que quiera, tome del agua de la vida gratuitamente.”
El que oye y quiera, porque toda persona tiene libre albedrío para escuchar, creer y recibir a Cristo como Salvador y tomar del agua de la Vida, recibir el Espíritu Santo para obtener el nuevo nacimiento, el que quiera tome del agua de la Vida gratuitamente, reciba a Cristo como Su Salvador para que Cristo le dé la Vida eterna y viva eternamente en el Reino de Dios con Cristo y sea feliz, sea feliz la persona y su familia en el Reino de Cristo; Su Reino está en la esfera espiritual y va a estar en la esfera física muy pronto en el Reino Milenial, en el Reino del Mesías donde yo voy a estar también con Él. ¿Y quién más? Pues cada uno de ustedes también, es para ustedes también.
Y ahora, este Ángel del Señor Jesucristo es un espíritu de profeta que está en medio de la Iglesia enviado por Cristo a Su Iglesia, y a través del cual Cristo le habla a Su Iglesia en todas estas etapas de la Iglesia; porque dice:
“Yo Jesús he enviado mi ángel para daros testimonio de estas cosas en las iglesias.”
Y en Apocalipsis, capítulo 22, verso 6, dice:
“Y me dijo: Estas palabras son fieles y verdaderas. Y el Señor, el Dios de los espíritus de los profetas, ha enviado su ángel, para mostrar a sus siervos las cosas que deben suceder pronto.”
Y ahora, el Dios de los espíritus de los profetas, o sea, el Dios de los cuerpos angelicales de los profetas. Recuerde que los espíritus de los profetas son los cuerpos angelicales o teofánicos de los profetas; un espíritu es un cuerpo de otra dimensión, los ángeles, dice la Escritura que son hechos espíritu. “El que hace a Sus ángeles espíritus y a Sus ministros llama de fuego.” (Hebreos, capítulo 1, verso 5 al 7).
Por eso es que cuando Cristo dice: “Antes que Abraham fuese, Yo soy.” ¿Cómo era Cristo antes de Abraham? No en carne, sino en cuerpo angelical llamado el Ángel del Pacto y ese es el Espíritu Santo, el Ángel del Pacto, Cristo en Su cuerpo angelical. Cuando habla de los espíritus de los profetas se está hablando de los cuerpos angelicales o teofánicos de los profetas, que son cuerpos parecidos a nuestros cuerpos pero de otra dimensión.
Vean, aquí en Hebreos, capítulo 12, verso 22 en adelante, dice hablando de Moisés, vamos a leerlo para que tengan el cuadro claro, verso 18 en adelante, dice:
“Porque no os habéis acercado al monte que se podía palpar (o sea, no nos hemos acercado al monte Sinaí), y que ardía en fuego, a la oscuridad, a las tinieblas y a la tempestad,
al sonido de la trompeta, y a la voz que hablaba, la cual los que la oyeron rogaron que no se les hablase más,
porque no podían soportar lo que se ordenaba: Si aun una bestia tocare el monte, será apedreada, o pasada con dardo;
y tan terrible era lo que se veía, que Moisés dijo: Estoy espantado y temblando;
sino que os habéis acercado al monte de Sion, a la ciudad del Dios vivo, Jerusalén la celestial, a la compañía de muchos millares de ángeles,
a la congregación de los primogénitos que están inscritos en los cielos, a Dios el Juez de todos, a los espíritus de los justos hechos perfectos,
a Jesús el Mediador del nuevo pacto, y a la sangre rociada que habla mejor que la de Abel.
Mirad que no desechéis al que habla. Porque si no escaparon aquellos que desecharon al que los amonestaba en la tierra, mucho menos nosotros, si desecháremos al que amonesta desde los cielos.
La voz del cual conmovió entonces la tierra, pero ahora ha prometido, diciendo: Aún una vez, y conmoveré no solamente la tierra, sino también el cielo.
Y esta frase: Aún una vez, indica la remoción de las cosas movibles, como cosas hechas, para que queden las inconmovibles.
Así que, recibiendo nosotros un reino inconmovible, tengamos gratitud, y mediante ella sirvamos a Dios agradándole con temor y reverencia;
porque nuestro Dios es fuego consumidor.”
Aquí tenemos un relato muy claro de la historia del pueblo hebreo recibiendo la Ley en el monte Sinaí. Pero ahora San Pablo nos dice que no nos hemos acercado al monte Sinaí para recibir la Ley, sino que nos hemos acercado al Monte de Sión, nos hemos acercado al Monte de Sión, a la Ciudad del Dios vivo, Jerusalén la celestial, ¿para qué? Para recibir no la Ley sino el mensaje de la Gracia, del Evangelio de la Gracia para entrar al nuevo Pacto, recibir el nuevo Pacto, quedar dentro o cubiertos con la Sangre del nuevo Pacto que es la Sangre de Cristo, y quedar delante de Dios justificados como si nunca en la vida hubiésemos pecado.
Así es bajo el nuevo Pacto que Cristo, el mismo Ángel del Pacto, el Espíritu Santo que se veló en carne humana en aquel velo de carne llamado Jesús, vean, Él estableció el nuevo Pacto y por eso en la última Cena que tuvo con Sus discípulos dice: “Tomando el pan y dando gracias al Padre, dice: “Comed de él todos (dando el pan a Sus discípulos), este es mi cuerpo,” San Pablo dice: “Este es Su cuerpo que por muchos fue partido.” “Este es mi cuerpo,” dice Cristo. Y luego tomando la copa de vino y dando gracias al Padre, da a Sus discípulos y dice a ellos: “Tomad de ella todos, porque esta es mi Sangre del nuevo Pacto que por muchos es derramada para remisión de los pecados.”
Cristo viene para establecer el nuevo Pacto, y trae la Sangre del nuevo Pacto en Sus venas, Su Sangre preciosa que va a ser derramada por todos nosotros en la Cruz del Calvario para la remisión de nuestros pecados, para así quitar nuestros pecados y ser regresados al diablo que fue el originador del pecado, y así quedar libres nosotros del pecado, pues Cristo se hizo pecado por nosotros, tomó nuestros pecados y murió por nuestros pecados y por causa de nuestros pecados, y quitó nuestros pecados, y lo aceptamos así cuando recibimos a Cristo como nuestro único y suficiente Salvador, el cual nos redimió en la Cruz del Calvario con Su propia Sangre. Tan sencillo como eso.
Y ahora, a donde miramos es al Monte de Sión, a la Jerusalén celestial donde está Cristo como Sumo Sacerdote intercediendo por nosotros cada día con Su propia Sangre. Ya no miramos al templo terrenal allá en Jerusalén, ni siquiera está; pero está el Templo celestial en la Jerusalén celestial donde Cristo está como Sumo Sacerdote intercediendo por todos nosotros. Así que, tenemos un Sumo Sacerdote perfecto en el Cielo, el cual no puede morir. Desde que entró al Templo celestial con Su propia Sangre, ha estado allí vivo, no muerto, y nunca morirá; Él es el Sumo Sacerdote del Templo celestial allá en el Lugar Santísimo.
Por lo tanto, tenemos el mejor abogado delante del Padre: “Si alguno ha pecado, abogado tenemos para con el Padre, a Jesucristo Su Hijo.” No hay otro abogado mejor que Él. ¿Y quién mejor para conocer las leyes divinas? No lo hay tampoco, por lo tanto tenemos al mejor abogado allá en el Templo celestial, el mejor Sumo Sacerdote, pues el Sumo Sacerdote es el abogado, el que intercede por el pueblo para que la misericordia de Dios sea sobre el pueblo y reciba el perdón y la reconciliación cada persona con Dios.
Para el Día Postrero entenderemos mejor el misterio del que Dios envía, del que Cristo envía, del cual Cristo dice: “El que recibe al que Yo enviare, me recibe a mí, y el que me recibe a mí, recibe al que me envió, o sea, al Padre.” San Juan, nos habla de este enviado también. Y en San Juan, cuando nos habla de este enviado, además de todos los enviados que Dios ha tenido, el mayor de todo será el Ángel del Señor Jesucristo.
Para el Día Postrero así como los demás mensajeros de cada edad han sido enviados en carne humana en medio de la Iglesia, también estará en medio de la Iglesia del Señor Jesucristo, ese Ángel mensajero del Señor Jesucristo, trayéndonos el mensaje del Evangelio del Reino juntamente con el mensaje del Evangelio de la Gracia; y ese será el que nos abrirá, o el Espíritu Santo por medio del él, los misterios que debemos comprender en el Día Postrero y sobre todo el misterio contenido en el séptimo Sello, porque a través de él Cristo el Ángel del Pacto que desciende del Cielo en Apocalipsis, capítulo 10, versos 1 al 11 con el librito abierto en Su mano, le dará el Título de Propiedad; ya lo representó, lo tipificó dándoselo a Juan el apóstol, lo dará al mensajero final y se lo comerá, se comerá ese Título de Propiedad para la restauración a la Vida eterna tanto de él como de la Iglesia del Señor, y la restauración del Reino del Señor, el Reino de David, y la restauración del planeta Tierra completo a las manos del Mesías para el establecimiento del Reino del Mesías en la Tierra.
Por lo tanto, así es como vendrá la bendición para ser restaurados físicamente a la Vida eterna, los muertos en Cristo recibiendo un cuerpo glorificado y los vivos siendo transformados en el Día Postrero; y entonces se cumplirá la Palabra que esta escrita que la manifestación de los hijos de Dios será llevada a cabo, que será la adopción, la redención del cuerpo.
La gran trompeta final o trompeta final, o gran Voz de Trompeta, es el mensaje del Evangelio del Reino que estará predicando el profeta mensajero de Dios verdadero para el Día Postrero, que será el Ángel del Señor Jesucristo vestido de carne humana como fue con cada profeta de Dios del antiguo Pacto o Antiguo Testamento, o del Nuevo Testamento como los apóstoles y los mensajeros de cada edad.
Por lo tanto, en este tiempo final tendremos la bendición del verdadero profeta de Dios en medio de la Iglesia del Señor Jesucristo enviado por Cristo y después en medio del pueblo hebreo, y en medio por consiguiente de la raza humana, de la familia humana, dando testimonio de todas estas cosas que deben suceder pronto, profetizando las cosas que han de suceder.
“EL VERDADERO MENSAJERO, EL VERDADERO PROFETA, QUE DIOS ENVÍA.”
Hemos visto que los que Dios ha enviado en diferentes tiempos han sido los verdaderos profetas correspondientes a cada tiempo, y para el Día Postrero tenemos la promesa de un profeta que Dios enviará. “He aquí os envío al profeta Elías, antes que venga el día del Señor grande y terrible; no sea que Yo venga y con destrucción, hiera a la tierra (Malaquías, capítulo 4, verso 5 a 6). Él convertirá el corazón de los padres a los hijos y el corazón de los hijos a los padres, no sea que Yo venga y con destrucción hiera a la tierra.” O sea, no sea que la Venida del Señor traiga la destrucción de la Tierra antes de tiempo, o sea, antes de esa restauración, de esa restauración a la fe del verdadero Dios, del Dios de Abraham, de Isaac y de Jacob.
Yo escuché la Palabra de Dios, el Evangelio de Cristo, nació la fe de Cristo en mi alma y lo he recibido como mi Salvador, y entré al Programa Divino de la Redención, en donde se lleva a cabo la primera parte del Programa de Redención que es una transformación interior en donde la persona recibe el Espíritu de Cristo al haber escuchado la predicación del Evangelio de Cristo y haber sido bautizado en agua en Su Nombre, y nace de nuevo la persona, como le dijo Cristo a Nicodemo: “De cierto, de cierto te digo que el que no nazca del agua y del Espíritu, no puede entrar al Reino de Dios.”
Se entra al Reino de Dios naciendo el agua, o sea, del Evangelio de Cristo y del Espíritu, recibiendo el Espíritu de Cristo, y así la persona ha entrado a la esfera espiritual, al Reino de Dios y ya tiene Vida eterna su alma y luego viene la parte física, la entrada al Reino de Dios físicamente que será la resurrección de los muertos en Cristo en cuerpos eternos y glorificados, y la transformación de los que estén vivos en el Día Postrero escuchando al verdadero profeta de Dios que será enviado a la Iglesia primeramente con el mensaje de la gran Voz de Trompeta o Trompeta final, preparándonos para nuestra transformación.
“EL VERDADERO PROFETA QUE DIOS ENVÍA.”
El verdadero profeta que Dios envía a Su pueblo, a Su Iglesia y al pueblo hebreo en el Día Postrero. Hemos visto que será un hombre en el cual el Espíritu Santo estará operando el ministerio de Moisés, de Elías y de Jesús en el Día Postrero, ese será el verdadero profeta que Dios envía a Su Iglesia en el Día Postrero, y ese será el Ángel del Señor Jesucristo, o sea, el mensajero del Señor Jesucristo a Su Iglesia y luego al pueblo hebreo y a toda la humanidad.
Y todos lo estaremos viendo y lo estaremos escuchando y recibiendo su mensaje, y siendo abiertos nuestros sentidos, nuestro entendimiento y nuestro corazón para oír y creer el mensaje final de Dios, siendo predicado el Evangelio de Cristo como León de la Tribu de Judá, o sea, el Evangelio del Reino.
Que las bendiciones de Cristo, el Ángel del Pacto, sean sobre cada uno de ustedes y sobre mí también.
Si hay alguna persona que todavía no ha recibido a Cristo como Salvador, lo puede hacer en estos momentos y estaremos orando por usted para que Cristo le reciba en Su Reino en la esfera espiritual en el cual se encuentra el Reino de Cristo; y luego cuando llegue el momento de la transformación, sea transformado y Cristo así le dé el cuerpo eterno y glorificado para vivir en el glorioso Reino del Mesías, en ese Reino Milenial; y luego por toda la eternidad.
Por lo tanto, pueden pasar al frente y estaremos orando por usted, los que todavía no habían recibido a Cristo como único y suficiente Salvador; y los niños de diez años en adelante también pueden venir a los Pies de Cristo, recuerden que Cristo dijo: “Dejad a los niños venir a mí; y no se lo impidáis, porque de los tales es el Reino de los Cielos.”
Dios tiene mucho pueblo en esta ciudad de Zihuatanejo, Guerrero, República Mexicana y los está llamando en este tiempo final, y en toda la República Mexicana Dios tiene mucho pueblo, hay muchos mexicanos que están escritos en el Cielo, en el Libro de la Vida del Cordero, y los está llamando en este tiempo, como los ha llamado los de otros tiempos, también en la República Mexicana, que son todos los que han entrado al Reino de Dios al escuchar el Evangelio de Cristo y recibirlo como único y suficiente Salvador.
Y en este tiempo final, pues están entrando los últimos que entrarán al Reino de Cristo, al Reino de Dios, y en todas las naciones está sucediendo lo mismo: Dios está llamando y juntando Sus escogidos del Día Postrero correspondientes al Cuerpo Místico de Cristo, a Su Iglesia, y luego llamará y juntará los escogidos del pueblo hebreo, que son ciento cuarenta y cuatro mil, doce mil de cada tribu, con y bajo el mismo ministerio del Espíritu Santo en el verdadero profeta que Dios envía.
Es el llamado final de Dios para entrar al Cuerpo Místico de Cristo, es el llamado final de Dios para entrar a la Cena de las Bodas del Cordero, es el llamado de la invitación a la Cena de las Bodas del Cordero de la cual dice Apocalipsis, capítulo 19, versos 9 al 10, que son bienaventurados los que son convidados, llamados, invitados a la Cena de las Bodas del Cordero, la cual se celebrará allá en el Cielo en la Casa del Padre celestial donde no hay ni aviones, ni cohetes que puedan llegar.
Solamente se podrá llegar siendo transformados con un cuerpo glorificado, igual al cuerpo glorificado de Jesucristo nuestro Salvador porque es en otra dimensión, es en la dimensión de Dios, es en la séptima dimensión. Por eso, el cuerpo glorificado será un cuerpo interdimensional que podrá pasar de una dimensión a otra, como el de Jesucristo, que luego que resucitó, vean, entraba donde estaban los discípulos reunidos con las puertas cerradas, y Él entraba, aparecía entre ellos, comía con ellos y desaparecía; esa es la clase de cuerpo que yo voy a tener cuando sea transformado. ¿Y quién más? Pues cada uno de ustedes también, es para ustedes también, es para todos los creyentes en Cristo.
Vamos a estar puestos en pie para orar por las personas que han venido a los Pies de Cristo nuestro Salvador. Con nuestras manos levantadas al Cielo en alto, los que están en otras naciones también pueden venir a los Pies de Cristo para que queden incluidos en la oración que estaremos haciendo. Con nuestras manos levantadas al Cielo todos los que están presentes y los que están en otras naciones, repitan conmigo esta oración:
Señor Jesucristo, escuché la predicación de Tu Palabra, Tu Evangelio, y nació Tu fe en mi corazón. Creo en Ti con toda mi alma, creo en Tu primera Venida, creo en Tu muerte en la Cruz del Calvario como el Sacrificio de Expiación por nuestros pecados. Creo en Tu muerte de todo corazón, Señor, y creo en Tu Nombre como el único Nombre bajo el Cielo dado a los hombres en que podemos ser salvos.
Reconozco que soy pecador y necesito un Salvador, un Redentor, doy testimonio público de mi fe en Ti y te recibo como mi único y suficiente Salvador. Te ruego perdones mis pecados y con Tu Sangre me limpies de todo pecado, y me bautices con Espíritu Santo y Fuego luego que yo sea bautizado en agua en Tu Nombre y sea producido en mí el nuevo nacimiento.
Quiero nacer en Tu Reino, quiero vivir eternamente, sálvame Señor, creo en Tu Sacrificio Expiatorio en la Cruz del Calvario, creo que allí Tú ganaste mi salvación. Te lo ruego en Tu Nombre eterno y glorioso, Señor Jesucristo. Amén.
Con nuestras manos levantadas a Cristo, al Cielo, todos decimos: ¡La Sangre del Señor Jesucristo me limpió de todo pecado! ¡La Sangre del Señor Jesucristo me limpió de todo pecado! ¡La Sangre del Señor Jesucristo me limpió de todo pecado! Amén.
Cristo les ha limpiado de todo pecado con Su Sangre preciosa, porque ustedes le han recibido como vuestro único y suficiente Salvador; y ahora ustedes me dirán: “Quiero ser bautizado en agua en el Nombre del Señor Jesucristo lo más pronto posible,” porque Él dijo: “El que creyere y fuere bautizado, será salvo.” [San Marcos 16: 15 al 16].
El bautismo en agua no quita los pecados, es la Sangre de Cristo la que nos limpia de todo pecado, pero el bautismo en agua es un mandamiento del Señor Jesucristo en el cual nos identificamos con Cristo en Su muerte, sepultura y resurrección, porque el bautismo en agua es a la semejanza de la muerte, sepultura y resurrección de Cristo; por eso nos identificamos con Cristo al ser bautizados en agua en Su Nombre, nos identificamos con Él en Su muerte, sepultura y resurrección.
Cuando la persona recibe a Cristo como Salvador, tipológicamente muere al mundo; no que muere su cuerpo físico sino en términos espirituales; y cuando es sumergido en las aguas bautismales, tipológicamente también la persona está siendo sepultada; y cuando es levantado de las aguas bautismales, está resucitando a una nueva vida como Cristo resucitó a Vida eterna para nunca más morir, la persona está resucitando a Vida eterna en términos espirituales para vivir eternamente con Cristo en Su Reino, aunque su cuerpo físico no está resucitando, está vivo, pero en la resurrección después está dando testimonio también que en la resurrección resucitará en un cuerpo eterno para Vida eterna; pero en términos espirituales se cumple todo esto y luego va a cumplirse físicamente con la resurrección de los muertos en Cristo y con la transformación de los que estén vivos.
Entonces tendremos cuerpos eternos cuando llegue ese momento, cuando llegue la parte física donde las personas serán adoptadas físicamente al Reino de Dios como hijos de Dios con Vida eterna física, con cuerpos eternos y glorificados. Esa será la Redención del cuerpo que nos habla San Pablo, en Romanos, capítulo 8, versos 14 al 31 y Efesios, capítulo 4, verso 30, que dice:
“Y no contristéis al Espíritu Santo de Dios, con el cual fuisteis sellados para el día de la redención.” Para ese tiempo de la resurrección, la redención física que ha de llevarse a cabo.
Por lo tanto, bien pueden ser bautizados en agua, y que Cristo les bautice con Espíritu Santo y Fuego y produzca en ustedes el nuevo nacimiento. Recuerden, Juan el Bautista bautizó a Jesús, al principio no lo quería bautizar y decía: “Yo tengo necesidad de ser bautizado por Ti, ¿y Tú vienes a mí para que yo te bautice?” Y Jesús le dice: “Nos conviene cumplir toda justicia,” y entonces lo bautizó, y Cristo mismo dice:
“Id por todo el mundo y predicad el evangelio a toda criatura.
El que creyere y fuere bautizado, será salvo; mas el que no creyere, será condenado.” (San Marcos, capítulo 16, versos 15 al 16).
Por lo tanto, es un mandamiento del Señor Jesucristo para todos los que escuchan la predicación de Su Evangelio, creen y lo reciben como Salvador, luego son bautizados, y luego Cristo los bautizará con Espíritu Santo y Fuego y producirá en las personas el nuevo nacimiento.
Por lo tanto, lo que comenzó el Día de pentecostés, Pedro predicando lleno del Espíritu Santo, la gente creyendo y siendo bautizadas, eso ha continuado en la Iglesia, es así como Cristo dijo que se hiciera y así se sigue haciendo hasta que entre hasta el último en el Reino de Cristo, en el Cuerpo Místico de Cristo.
Por lo tanto, bien pueden ser bautizados los que están presentes y los que están en otras naciones y han recibido a Cristo en estos momentos como Salvador, y nos continuaremos viendo por toda la eternidad en el Reino de Cristo nuestro Salvador.
Pasen todos muy buenas noches, y dejo con ustedes aquí al ministro, reverendo Josué Villaseñor Hernández, para que les indique a ustedes cómo hacer para ser bautizados en agua en el Nombre del Señor Jesucristo, todos los que han recibido a Cristo como Salvador en esta ocasión, y en cada país dejo al ministro correspondiente para que haga en la misma forma.
Que Dios les bendiga y les guarde, y continúen pasando una noche feliz, llena de las bendiciones de Cristo nuestro Salvador.
“EL VERDADERO PROFETA QUE DIOS ENVÍA.”