Habla, Señor, que Tu siervo oye

Muy buenas tardes, ministros compañeros en el Reino de nuestro amado Señor Jesucristo, y también las damas y demás personas que están reunidas en esta ocasión, aquí presentes; y también los ministros y demás personas que están a través del satélite Amazonas o de internet. Que las bendiciones de Cristo, el Ángel del Pacto, sean sobre todos ustedes y sobre mí también.

Para esta tarde, o para esta noche, esta tarde leemos en Primera de Samuel, capítulo 3, verso 1 en adelante, que nos habla a través del profeta Samuel cuando aún era un jovencito; y dice así:

“El joven Samuel ministraba a Jehová en presencia de Elí; y la palabra de Jehová escaseaba en aquellos días; no había visión con frecuencia.

Y aconteció un día, que estando Elí acostado en su aposento, cuando sus ojos comenzaban a oscurecerse de modo que no podía ver,

Samuel estaba durmiendo en el templo de Jehová, donde estaba el arca de Dios; y antes que la lámpara de Dios fuese apagada,

Jehová llamó a Samuel; y él respondió: Heme aquí.

Y corriendo luego a Elí, dijo: Heme aquí; ¿para qué me llamaste? Y Elí le dijo: Yo no he llamado; vuelve y acuéstate. Y él se volvió y se acostó.

Y Jehová volvió a llamar otra vez a Samuel. Y levantándose Samuel, vino a Elí y dijo: Heme aquí; ¿para qué me has llamado? Y él dijo: Hijo mío, yo no he llamado; vuelve y acuéstate.

Y Samuel no había conocido aún a Jehová, ni la palabra de Jehová le había sido revelada.

Jehová, pues, llamó la tercera vez a Samuel. Y él se levantó y vino a Elí, y dijo: Heme aquí; ¿para qué me has llamado? Entonces entendió Elí que Jehová llamaba al joven.

Y dijo Elí a Samuel: Ve y acuéstate; y si te llamare, dirás: Habla, Jehová, porque tu siervo oye. Así se fue Samuel, y se acostó en su lugar.

Y vino Jehová y se paró, y llamó como las otras veces: ¡Samuel, Samuel! Entonces Samuel dijo: Habla, porque tu siervo oye.

Y Jehová dijo a Samuel: He aquí haré yo una cosa en Israel, que a quien la oyere, le retiñirán ambos oídos.

Aquel día yo cumpliré contra Elí todas las cosas que he dicho sobre su casa, desde el principio hasta el fin.

Y le mostraré que yo juzgaré su casa para siempre, por la iniquidad que él sabe; porque sus hijos han blasfemado a Dios, y él no los ha estorbado.

Por tanto, yo he jurado a la casa de Elí que la iniquidad de la casa de Elí no será expiada jamás, ni con sacrificios ni con ofrendas.

Y Samuel estuvo acostado hasta la mañana, y abrió las puertas de la casa de Jehová. Y Samuel temía descubrir la visión a Elí.

Llamando, pues, Elí a Samuel, le dijo: Hijo mío, Samuel. Y él respondió: Heme aquí.

Y Elí dijo: ¿Qué es la palabra que te habló? Te ruego que no me la encubras; así te haga Dios y aun te añada, si me encubrieres palabra de todo lo que habló contigo.

Y Samuel se lo manifestó todo, sin encubrirle nada. Entonces él dijo: Jehová es; haga lo que bien le pareciere.

Y Samuel creció, y Jehová estaba con él, y no dejó caer a tierra ninguna de sus palabras.

Y todo Israel, desde Dan hasta Beerseba, conoció que Samuel era fiel profeta de Jehová.

Y Jehová volvió a aparecer en Silo; porque Jehová se manifestó a Samuel en Silo por la palabra de Jehová”.

Que Dios bendiga nuestras almas con Su Palabra y nos permita entenderla.

Nuestro tema es: “HABLA, SEÑOR, QUE TU SIERVO OYE”.

Ustedes encontrarán que Samuel era un joven muy temeroso de Dios, y que la aparición de Samuel en la vida – en medio del pueblo hebreo era un milagro divino.

El mismo sacerdote Elí habló la Palabra de bendición para la madre de Samuel, la cual era estéril y ya un poco avanzada en edad; y el esposo, el padre de Samuel, estaba también ya con cierta edad; y no habían tenido hijos.

Y ella estaba muy triste, porque no era bueno una mujer no tener hijos en medio del pueblo hebreo; porque tener hijos es una bendición de Dios.

Y ella oraba en el tabernáculo que estaba en Silo, en diferentes ocasiones, pidiendo a Dios que quitara esa afrenta de ella: era estéril. Y el sacerdote la veía en las diferentes ocasiones en que ella iba al tabernáculo…

Todavía no se había construido el templo de Salomón, porque todavía ni David había nacido, y menos Salomón. Y el tabernáculo estaba en Silo, el cual el pueblo hebreo había llevado hasta Silo; y allí estaba el arca del pacto.

Elí, el sacerdote, cuando vio —en una de las ocasiones— a esta señora creyó que estaba borracha, y le dice ciertas palabras; ella se sintió muy triste. En el capítulo 1 de Samuel, de Primera de Samuel, dice… verso 12 en adelante, dice:

“Mientras ella oraba largamente delante de Jehová, Elí estaba observando la boca de ella.

Pero Ana hablaba en su corazón, y solamente se movían sus labios, y su voz no se oía; y Elí la tuvo por ebria.

Entonces le dijo Elí: ¿Hasta cuándo estarás ebria? Digiere tu vino.

Y Ana le respondió diciendo: No, señor mío; yo soy una mujer atribulada de espíritu; no he bebido vino ni sidra, sino que he derramado mi alma delante de Jehová.

No tengas a tu sierva por una mujer (inmunda); porque por la magnitud de mis congojas y de mi aflicción he hablado hasta ahora.

Elí respondió y dijo: Ve en paz, y el Dios de Israel te otorgue la petición que le has hecho.

Y ella dijo: Halle tu sierva gracia delante de tus ojos. Y se fue la mujer por su camino, y comió, y no estuvo más triste”.

O sea que creyó lo que el sumo sacerdote (recuerden que es el sumo sacerdote) habló.

Tenía la bendición de – ese sumo sacerdote de hablar bendiciones también; porque era el sumo sacerdote el cual hablaba con Dios, el cual llegaba al lugar santísimo en el tabernáculo; y el cual en el capítulo 5 de Números, o capítulo 6, dice que Dios le ordenó que para bendecir al pueblo lo hiciera en cierta forma y en el Nombre de Dios, hablando el Nombre de Dios sobre el pueblo.

Y ahora, ya ella no vuelve al templo de seguro a estar llorando y afligiéndose, sino que se fue… Dice:

“Y se fue la mujer por su camino, y comió, y no estuvo más triste”.

De ahí en adelante estaba contenta: “Ya pronto voy a tener un bebé”. Y lo tuvo, se hizo conforme… Ella creyó la palabra que el sumo sacerdote habló, lo creyó; él dijo: “Que Dios te conceda tu petición”, ella lo creyó.

Vean qué bendición tan sencilla: “Ve en paz, que Dios te conceda tu bendición”. Algunas veces queremos que sea una oración larga, y entonces ahí: “Eso es cierto porque estuvo orando una hora por mí”.

Miren, para tener un bebé una mujer que era estéril, solamente escuchó unas palabritas: “Ve en paz, y que Dios te conceda tu petición”. ¿Ven? El que la dijo, no importaba que dijera dos palabras, pero se referían a lo que ella quería.

Ustedes encuentran a Jesucristo algunas veces, cuando algunas personas venían a Él, les decía: “Hágase conforme a tu fe”; ya, eso es todo. “Conforme a lo que tú crees, así se haga”. Si no creía que iba a… que sería así, pues no iba a cumplirse, o sea, no iba a suceder nada; lo que él creía, eso era lo que se le iba a cumplir.

Y ahora, podemos ver que es un milagro Samuel: un milagro (una) de la Palabra hablada por el sumo sacerdote, un milagro en respuesta a la oración de Ana su madre, y un milagro de la fe de ella en las palabras que el sumo sacerdote le habló: creyó esa palabra creadora y se cumplió en ella.

Y lo otro: ¿Para qué ella quería tener un hijo?

Algunas veces hay padres, un matrimonio, una pareja, que quieren tener un hijo para que sea artista, o para que sea abogado, o para que sea alguna cosa; o sea que quieren que sea – para que sea… lo que ellos no pudieron ser, lo sea el hijo.

Pero ella quería para que sirviera a Dios, para que estuviera en el templo de Dios; para llevarlo a Dios, al templo, para que trabajara en la Obra de Dios.

Y ese es el deseo más grande que una persona puede tener para sus hijos. Y cuando pide un hijo o una hija a Dios, lo más noble es que lo quiera para que sirva a Dios.

Y le fue concedida la petición y no fue egoísta, no dijo: “Ahora lo tengo, ahora no lo voy a llevar para allá”. No. Después, a cierto tiempo, fue; de seguro cuando lo destetó, fue y le dijo: “Aquí está el hijo por el cual yo oraba, oraba a Dios, y usted me dijo: ‘Hágase conforme…’ o ‘Dios te conceda la petición de tu corazón, ve en paz’”. O sea: “Ve en paz, que Dios te va a conceder – y que Dios te conceda la petición”.

“Aquí está la respuesta a mi oración y la respuesta a las palabras que usted me dijo, que se me fuera concedido conforme a mi petición. Y aquí está el propósito para lo cual yo lo quería: para traerlo al templo, entregárselo a usted para que le sirviera a Dios aquí en el templo”.

Dios le dio un regalo grande, y ella ese regalo lo puso al servicio de Dios.

Algunas veces hay personas que quieren ganar mucho dinero, que quieren ser ricos, ¿para qué? Para comprar muchas cosas para sí mismos; pero hay otros que quieren tener mucho para trabajar en la Obra del Señor, para ponerlo al servicio de Dios. Y eso sí que es bueno. Y por esas personas se puede orar para que Dios los haga multimillonarios, para que sirvan a Dios en esa parte económica.

Por supuesto que hay algunas veces que piden y desean eso, y después, cuando lo tienen, dicen: “¿Cómo yo voy a poner esto…? Ahora soy rico, ahora no necesito que Dios me dé más; ahora con esto yo lo multiplico yo mismo”, y se quedan con lo que recibieron.

Pero pasa como el que recibe un talento: que lo enterró[1]. No usar para la Obra de Dios lo… o de lo que Dios le ha dado a uno, pues es enterrar el talento que Dios le ha dado.

Las palabras de Cristo con relación a esto es: “Haced tesoros (¿dónde?) en el Cielo, donde ni ladrones minan, ni polilla ni el orín corrompen”[2]. Ahí es donde tenemos asegurado todo lo que pongamos en la Obra de Dios; y ahí es donde se multiplica. “He aquí vengo, y mi galardón conmigo, para recompensar a cada uno según sea su obra”[3].

Así que el que conoce estas Escrituras y las cree de todo corazón, ¿qué va a hacer? Pues almacenar (¿dónde?) en el Reino del Señor, para en el Milenio disfrutar grandes bendiciones.

En el Milenio cada persona va a ocupar la posición de acuerdo a como haya trabajado en la Obra del Señor. Por eso nos da talentos, para que trabajemos en la Obra; y no nos los quita, excepto a aquellos que no trabajan.

El obrero es digno de su salario[4], y el vago es digno de que le quiten lo que le fue dado y que le sea dado al que tiene más.

En la parábola de los talentos y de las minas, dicen… cuando le es quitado el talento al que tenía uno y no lo usó, y lo entregó: “Aquí está”; ni siquiera iba a tenerlo…, lo entregó; pero le fue dado al que tenía más. Y los demás dicen: “Pero, Señor, este tiene más”. Entonces Cristo dice: “Al que tiene mucho, más le será dado”[5].

Porque el que tiene mucho, ha trabajado mucho en la Obra y tiene mucho, pues sabe trabajar en la Obra; ha trabajado mucho; y el que trabaja mucho, pues la bendición de parte de Dios es grande, y le es dado, le es añadido más.

Y ahora vean, esta señora de fe, Ana, es un ejemplo para todas las mujeres; de seguro fue un ejemplo también para María, la cual creyó y le fue cumplido lo que el Ángel Gabriel le dijo a ella.

Estos Ángeles Gabriel y Miguel son misteriosos, aparecen mucho en la Biblia.

Y en un lugar el reverendo William Branham, por ahí por la página 33 del libro de Citas, dice que Gabriel es el Mensajero a Israel. En la página 9 también, del libro de Citas, aparece. En la página 33 creo que es el que dice: “Gabriel anunció la Primera Venida de Cristo (¿y qué más va a hacer?), anunciará la Segunda Venida de Cristo”[6].

Siempre le he llamado a Gabriel el profeta mensajero de otra dimensión.

Gabriel en su cuerpo angelical teofánico, vean en todas las ocasiones que ha aparecido para traer revelación divina a la Tierra (Gabriel): al sacerdote Zacarías[7], a la virgen María[8]; y no se saben en cuántas ocasiones más apareció y que su nombre no fue nombrado. Es un Ángel de las revelaciones divinas.

Algún día vamos a conocer el misterio de Gabriel y Miguel, y nos vamos a gozar grandemente.

Miren, para la destrucción de Sodoma y Gomorra, ahí estaban primero comiendo con Abraham[9], y después Gabriel y Miguel se fueron a Sodoma[10]; almorzaron con Abraham y cenaron con Lot.

O sea que estuvieron con Abraham muchas horas. Y luego, en la tarde ya, llegaron a Sodoma a la hora de recogerse a los hogares para cenar; y allá, aunque querían quedarse en la plaza, pero Lot insistió y se los llevó a su hogar; allá cenaron con Lot[11].

Y este es otro misterio: Ángeles comiendo.

El misterio de Gabriel y Miguel es grande, y es de los pocos Ángeles de los cuales su nombre es mencionado en la Biblia.

Y ahora, de Miguel se dice que es el Príncipe que está por los hijos de Israel[12]. Y recuerden que el Reino o los reinos del mundo espiritual, del mundo de los espíritus, tiene un orden celestial. Si Miguel es el Príncipe, el Príncipe-Rey de ese Ejército, es un personaje muy importante; y está por los hijos de Israel; o sea que en estas batallas que tuvo el pueblo hebreo desde Egipto hasta llegar a la tierra prometida, el Ángel o Arcángel Miguel estuvo allí presente.

Y si cuando el Ángel o Arcángel Gabriel estuvo luchando entre los gentiles, en las diferentes etapas del reino de los gentiles, para el cambio de un reino o de un imperio a otro, y le ayudó Miguel[13], ¿no le ayudaría Gabriel cuando estaba Miguel con el pueblo hebreo allá en Egipto, en el desierto, allá en el monte Sinaí, y también en toda la trayectoria del pueblo hebreo por el desierto?

En la muerte de Moisés, dice que Miguel se encargó del cuerpo de Moisés[14]. Hasta funerales llevan a cabo – lleva a cabo Miguel cuando es necesario, a personas y en personas como Moisés.

Y llevar a las almas al Seno de Abraham es un trabajo de ángeles también. Eso lo dice Jesucristo. ¿Dónde lo dice? [Hno. Miguel: Creo que 6, creo que es de Lucas, en la parábola de…]. Del hombre rico y de Lázaro. ¿Ve?

Así que tienen mucha labor los ángeles; y están encabezados por Arcángeles como Miguel y como Gabriel.

San Lucas 16:22, por ahí encuentran la parábola del hombre rico y de Lázaro.

Y aun cuando Cristo murió y resucitó, ángeles también estaban allí: dos Ángeles[15], que aun pueden ser los Arcángeles Gabriel y Miguel, o Moisés y Elías, los que habían aparecido en el Monte de la Transfiguración.

Sobre lo del Monte de la Transfiguración, hay algo grande que va a ser abierto algún día; porque lo que allí sucede es el orden no de la Primera Venida de Cristo, sino de la Segunda Venida de Cristo; pero que se está reflejando allí, en el Monte de la Transfiguración, Cristo siendo allí manifestado, siendo Cristo (vamos a ver para decir la palabra correcta) transfigurado.

¿Qué significa ser transfigurado, Miguel? Se transforma: de transfigurado, de una figura a otra. Pues San Lucas dice que Su rostro se hizo otro[16].

Hay por ahí algo, porque está mostrando ahí el orden de la Segunda Venida de Cristo; y por lo tanto, lo está mostrando ahí con Moisés y Elías. Así que eso es muy importante ahí.

El tipo, también, está también cuando los Ángeles, Dios con Gabriel y Miguel, aparecieron a Abraham. Por eso es que dice que como fue en los días de Lot, así será la Venida del Hijo del Hombre[17].

Y Cristo hablando de la Venida del Hijo del Hombre, en San Mateo, capítulo 16, versos 26 al 28, nos dice: “Porque el Hijo del Hombre vendrá en la gloria de Su Padre con Sus Ángeles, y entonces pagará a cada uno según sean sus obras”. Y les dice: “Hay muchos de los que están aquí, que no gustarán la muerte, hasta que hayan visto al Hijo del Hombre viniendo…”. Vamos a ver aquí de nuevo: “Viniendo en la gloria de Su Padre”, debe ser… El verso 28, 27 al 28; dice:

“Porque el Hijo del Hombre vendrá en la gloria de su Padre con sus ángeles, y entonces pagará a cada uno conforme a sus obras.

De cierto os digo que hay algunos de los que están aquí, que no gustarán la muerte, hasta que hayan visto al Hijo del Hombre viniendo en su reino”.

Y Cristo en el capítulo 6, verso 10, de San Mateo, dice que orando digamos: “Padre nuestro que estás en los Cielos, santificado sea Tu Nombre. Venga Tu Reino”. ¿Y cómo viene el Reino de Dios? Con el Hijo del Hombre.

El Hijo del Hombre viene en el Reino de Dios. “Viniendo el Hijo del Hombre en Su Reino”. Y fue mostrado allí cómo vendrá el Hijo del Hombre en Su Reino: viene con Sus Ángeles, con Sus mensajeros, con los Dos Olivos: Moisés y Elías.

Y no será el primer Moisés; y digamos que el segundo Moisés fue Jesús, fue un profeta como Moisés, un profeta dispensacional; y contando como segunda ocasión un profeta como Moisés a Jesús, entonces la tercera ocasión será en el Día Postrero un profeta como Moisés, en donde Dios pondrá Su Palabra: la pondrá en la boca de ese profeta dispensacional.

Y la Palabra para el Día Postrero es el Evangelio del Reino, el Mensaje de la Dispensación del Reino. Y por consiguiente, en ese Mensaje se cubrirán todas las cosas que Dios va a hablar en el Día Postrero.

En el Mensaje que Cristo predicaba, hablaba bendiciones, hablaba ordenanzas y hablaba juicios también.

Y ahora, estamos tocando solamente este tema de la Venida del Hijo del Hombre en Su Reino. Y el Hijo del Hombre vendrá como León ahí; y por consiguiente, eso llega hasta Apocalipsis 10, y sigue con Apocalipsis 11.

Ahora, pasando a Samuel, el joven Samuel que fue llevado al templo servía a Dios allí con Elí, servía a Dios delante de Elí; así que estaba siendo entrenado para suceder a Elí, quizás Elí no se daba cuenta; pero vean, era el que estaba interesado en servir a Dios; y Elí ya estaba poniéndose viejo, y los hijos de Elí no calificaban para ser los sucesores de Elí.

Encontramos que Samuel vino a ser el último juez de Israel, en quien también estuvo el sacerdocio y el ministerio de profeta. Ahí tenemos a un hombre en el cual se consolida el ministerio de profeta con el ministerio de sumo sacerdote, o de sacerdote, y el ministerio de juez.

Fue un hombre muy grande, muy importante y muy bueno. Lo que él hablaba se cumplía; y podemos ver que él veía de antemano las cosas.

Fue el que ungió a Saúl[18] y también luego ungió a David[19]. O sea, fue el que hizo el entrelace de la teocracia a la monarquía; fue el último mensajero como juez de la teocracia.

Y ahora, en la ocasión en que Dios le habla… Vean que es muy importante aquí: es el que introduce la monarquía.

“Samuel estaba durmiendo en el templo de Jehová, donde estaba el arca de Dios; y antes que la lámpara de Dios fuese apagada,

Jehová llamó a Samuel…”.

Y recuerden que el candelabro con sus siete lámparas representa la Iglesia del Señor Jesucristo; y antes que el candelabro se apague…

En el Nuevo Testamento el candelabro representa la Iglesia; y la Iglesia, de edad en edad, ha estado encendida con el Fuego del Espíritu Santo; pero vean, es ya en la séptima edad de la Iglesia donde está la séptima Luz: Su mensajero; Dios por medio de él alumbrando en el Templo, en el Lugar Santo.

Y antes que se apague esa Luz de la séptima edad, el Espíritu Santo alumbrando a través de ese séptimo mensajero…; porque la lámpara es la Iglesia y la mecha encendida es el mensajero encendido con el Espíritu Santo; y antes que se apague, Dios tiene que llamar a un hombre, que será un hombre como Samuel. Un hombre como Samuel, que será el que hará ese entrelace de la Dispensación del Reino con la Dispensación de la Gracia, del Evangelio del Reino con el Evangelio de la Gracia, y así por el estilo; un hombre de entrelace.

Samuel, lo encontramos, siendo joven, recibiendo el llamado de Dios; y lo encontramos en la casa de Dios, el tabernáculo, que representa la Iglesia del Señor Jesucristo en el Nuevo Testamento; un hombre donde Dios hablaba, en la casa de Dios, allá en el tabernáculo.

En el Día Postrero habrá un hombre en la Casa de Dios, la Iglesia, donde Dios ha estado hablando por medio de Su Espíritu a través de los mensajeros de etapa en etapa, de edad en edad. Y encontramos a Dios hablándole.

Para el Día Postrero, antes de apagarse la última luz o el candelabro…; porque cuando se van todos los siete mensajeros se apagó el candelabro y ya no hay Luz para ninguna de las siete edades, porque se apagó la Luz de cada lámpara: partió el mensajero. Tan sencillo como eso.

Que en el Día Postrero el Espíritu de Dios tenga ese hombre; y lo podamos ver y oír lo que Dios le estará hablando, revelando para todos nosotros.

Desde joven, vean, desde niño ya estaba en la casa de Dios.

Encontramos que ahí fue, bajo el tiempo de ese profeta, fue que hubo el cambio de la teocracia a la monarquía; y solamente a través de un profeta como Samuel podía efectuarse ese cambio de teocracia a monarquía.

Y vean, él está cediendo, cediendo ese lugar. No le gustó al principio cuando el pueblo pidió rey, y Dios le dice: “No te están desechando a ti, sino que me están desechando a Mí para que no reine sobre ellos”[20]; porque Dios estaba reinando a través de Samuel.

Y es mejor un viejo rey bueno que oiga de Dios y que sirva a Dios, y no un joven como rey que no escuche la Voz de Dios y no obedezca la Voz de Dios.

La Voz de Dios, luego, para Saúl, venía a través de Samuel; porque Saúl no era profeta, aunque profetizó.

Samuel se puso muy triste al ver que iba a venir un cambio de teocracia a monarquía; porque en la teocracia Dios es el que reina a través de un hombre, a través de esos hombres que aparecen como jueces en medio del pueblo hebreo (y el último fue Samuel); pero en la monarquía es un rey reinando para Dios.

Y por eso encontramos que algunos de esos reyes, en vez de reinar para Dios, reinan para sí mismos: se hacen ricos, se hacen populares; y a todos aquellos que no les caen bien, los matan. Tan sencillo como eso. Y si les conviene adoptar o que el pueblo adopte o parte del pueblo adopte religiones paganas, se los permiten porque les conviene; porque hacen alianza con otros reyes y se casan con hijas de otros reyes paganos, y entonces les tienen que permitir establecer religiones paganas, templos paganos en la tierra; y eso viene a ser de maldición para el pueblo hebreo.

Esas cosas ocasionaron que entrara la idolatría en medio del pueblo hebreo; y muchos de los del pueblo hebreo se convirtieron a religiones paganas.

Aun el mismo Salomón, dice que adoró, que sirvió a ídolos, a estos ídolos paganos, cuando ya se puso viejo[21]; como que la sabiduría se va yendo: se olvidó de lo que Dios le había dicho, quizás; y entonces le trajo problemas al pueblo.

Porque Dios trata con Israel como nación; y lo que hace el rey…, los beneficios los recibe el rey y el pueblo completo; o si recibe… Si hace las cosas bien, recibe bendición él y el pueblo; si hace las cosas malas, reciben maldiciones.

Y así es con todas las naciones: si el rey o el gobernante o el presidente de una nación actúa mal y se pone a molestarse con otras naciones, puede formar una guerra, se perjudica él y perjudica al pueblo; y puede traer la ruina económica y política a todo su pueblo, y una guerra que lo deje en la ruina. Así es con naciones.

Y ahora, en el tiempo final habrá un hombre como [Samuel], habrá un hombre como Moisés, habrá un hombre como Elías (porque es uno de los Dos Olivos; y como Moisés, que es uno de los Dos Olivos también; aparecieron ahí en el Monte de la Transfiguración), y habrá un hombre como Jesús también; y habrá un hombre como San Pedro, y habrá un hombre como San Pablo; porque como San Pedro y San Pablo trajeron el Evangelio a los gentiles, los gentiles lo llevarán a los judíos[22].

Por supuesto, el Evangelio del Reino va a ir a los judíos, como vino el Evangelio de la Gracia a los gentiles.

O sea que ya está el tipo y figura allá; y se repite, vamos a decir, se repite la historia, pero bajo un Nuevo Pacto y también bajo un nuevo Programa, y con gente nueva.

Es que lo que pasa, ya pasó en otros tiempos, otras dispensaciones, y con otra gente; la historia se repite pero con otros personajes. Y hay que buscar lo que está sucediendo en el presente en la historia de la raza humana, y ver el tiempo en donde se estuvo con el tiempo actual.

El mismo Cristo así hablaba, así lo creía; así hablaba cuando dice: “Como fue en los días de Noé, así será el día en que el Hijo del Hombre se manifestará (o sea, así será el día de la Venida del Hijo del Hombre); y como fue en los días de Lot, así también será el día en que el Hijo del Hombre se revelará, se manifestará”.

Hijo del Hombre es profeta, título de profeta. Por eso Jesús decía: “El Hijo del Hombre”, porque era profeta.

Y ahora… Eso está en San Lucas, capítulo 17, ahí encuentran que dice: “Como en los días de Noé y como en los días de Lot”. En San Mateo solamente dice: “Como fue en los días de Noé”. Capítulo 24, verso 34 al 39, de San Mateo.

Y ahora, el mensajero al cual Dios estará usando en el Día Postrero va a ser un mensajero dispensacional; y será el Ángel de Apocalipsis, capítulo 1, verso 1 en adelante; de Apocalipsis, capítulo 19, versos 9 al 10; y Apocalipsis, capítulo 22, verso 6 en adelante; y Apocalipsis, capítulo 22, verso 16 al 17.

Capítulo 22, verso 6 en adelante, dice:

“Y me dijo: Estas palabras son fieles y verdaderas. Y el Señor, el Dios de los espíritus de los profetas, ha enviado su ángel, para mostrar a sus siervos las cosas que deben suceder pronto.

¡He aquí, vengo pronto! Bienaventurado el que guarda las palabras de la profecía de este libro.

Yo Juan soy el que oyó y vio estas cosas. Y después que las hube oído y visto, me postré para adorar a los pies del ángel que me mostraba estas cosas.

Pero él me dijo: Mira, no lo hagas; porque yo soy consiervo tuyo, de tus hermanos los profetas, y de los que guardan las palabras de este libro. Adora a Dios.

Y me dijo: No selles las palabras de la profecía de este libro, porque el tiempo está cerca”.

Luego, en el capítulo 22 mismo, verso 16 en adelante, dice:

“Yo Jesús he enviado mi ángel para daros testimonio de estas cosas en las iglesias. Yo soy la raíz y el linaje de David, la estrella resplandeciente de la mañana”.

Aquí Cristo se identifica como la raíz y el linaje de David, y como la Estrella resplandeciente de la Mañana.

La Estrella resplandeciente de la Mañana es la Columna de Fuego, el Ángel del Pacto, el Espíritu Santo. Por eso en Apocalipsis, capítulo 22 – o capítulo 2, verso 28, dice que al que venciere, dice: “Yo le daré la Estrella de la Mañana”; o sea, le dará la Columna de Fuego, el Espíritu Santo; y por consiguiente, ese será el Ángel de Apocalipsis, capítulo 7, verso 2 en adelante: el Ángel que viene – que sube de donde nace el sol y que viene con el Sello del Dios vivo: viene con la Columna de Fuego, con el Espíritu Santo, con el Ángel del Pacto en él, para llamar y juntar 144.000 hebreos, 12.000 de cada tribu.

Y en Apocalipsis, capítulo 14, encontramos a ese grupo de 144.000 ya reunidos en el Monte de Sion, el Monte de Dios.

Y si así fue profetizado, así fue visto, así le fue mostrado a Juan el apóstol por el Ángel del Señor, así va a cumplirse; porque es un Programa Divino.

Ya le está siendo mostrado de antemano a Juan todo lo que va a suceder; y fue colocado ahí ya en el libro, llamado libro de Revelación o de Apocalipsis, donde muestra la revelación de Jesucristo: muestra a Jesucristo revelándose en medio de Su Iglesia a través de las diferentes edades, y después de las edades muestra cómo será que Cristo estará obrando, y muestra también las cosas que estarán sucediendo en el planeta Tierra, no solamente para la Iglesia del Señor, sino lo que estará sucediendo con el reino de los gentiles, y lo que estará sucediendo con los judíos también. Todo está mostrado en ese libro del Apocalipsis, que está en símbolos.

Para el Día Postrero no habrá problemas para entenderlo, porque el que le dio esta revelación a Juan será enviado en medio de la Iglesia, por lo tanto, para darnos, abrirnos todos estos misterios que faltan por ser abiertos.

Por ejemplo, a través del séptimo mensajero fueron abiertos muchos misterios del libro del Apocalipsis; pero aunque fueron abiertos…; por ejemplo, de lo del Sexto Sello, no fue conocido quién o en quiénes el ministerio de los Dos Olivos estaría cumpliéndose.

Para el Día Postrero va a ser conocido ese misterio del Séptimo Sello, y el misterio del Séptimo Sello también va a ser abierto; y muchos misterios más que están escondidos en el Sexto Sello y el Séptimo Sello, y también en el Quinto Sello, y aun en el Cuarto Sello también.

Es en el tiempo final en donde Dios va a tratar – a continuar tratando con Su Iglesia, pero también va a tratar con el pueblo hebreo; pero eso tiene que ver con el cambio dispensacional.

Pero los judíos lo van a ver obrando, a Dios, en medio de Su Iglesia, y dirán: “Pero si Este es el que estamos esperando por miles de años”, o sea: “¿Qué hace allá con los gentiles?”.

Lo que pasa también, que el grupo de escogidos del Día Postrero, en la Edad de la Piedra Angular, de seguro la mayoría serán hebreos, muchos de las tribus perdidas de Israel, que estarán escuchando la Gran Voz de Trompeta o la Gran Trompeta de Isaías, capítulo 27, verso 13; que es la misma Gran Voz de Trompeta de Primera de Corintios, capítulo 15, versos 49 al 58; y Primera de Tesalonicenses, capítulo 4, verso 13 al 17; y también Filipenses, capítulo 3, verso 20 al 21. Todo eso va a estar cumpliéndose en el Día Postrero.

Y cuando los judíos vean eso…; ya solamente cuando estemos viendo ese acercamiento, tenemos que tener nuestros ojos bien abiertos, porque estará introduciéndose la etapa que va a ser para los judíos, aún estando la Iglesia aquí; porque la introducción es una cosa y la entrada de lleno es otra cosa.

Será al único que le darán la bienvenida. Y de seguro van a querer arrebatárselo a la Iglesia en el Día Postrero. De seguro van a decir: “No; este es nuestro”. Todo eso va a pasar. Cuando lo vean…, sucediendo eso, recuerden que ya les dije que esas cosas van a estar sucediendo.

Recuerden que ellos están esperando a Elías, y ellos saben lo que Elías va a estar hablando; y estarán esperando un hombre como Moisés, un profeta también como Moisés; y están esperando al Mesías.

Así que… y también ellos saben y dicen que no será Elías literal; será un hombre de este tiempo.

Así que estamos en un tiempo muy glorioso, en donde ese hombre va a estar diciendo: “Señor, habla Señor, que Tu siervo escucha”; y luego estará comunicándole al pueblo lo que oyó, o por lo menos lo que debe de decirle. Y lo que es para él, lo va a guardar para él; y no habrá forma de sacarlo de él, porque es para él. Y lo que es para el pueblo, se lo dará al pueblo; y digamos, con que le dé una cuarta parte o como mucho la mitad, es mucho, porque nadie le habrá dado tanto como lo estará dando ese mensajero al pueblo; y le estará dando las cosas en forma sencilla para que todos las entiendan; será parte del Cuerpo Místico de Cristo.

La Primera Venida fue en medio del pueblo hebreo, el pueblo que estaba bajo el Pacto correspondiente a aquel tiempo bajo la Ley y bajo la dispensación correcta; y la Segunda Venida es para el pueblo que estará bajo el Nuevo Pacto, que es la Iglesia del Señor. Tan sencillo como eso.

En palabras más claras: la Primera Venida fue en el este, y entonces la Segunda Venida ¿dónde? La Luz de la Mañana fue en el este, y la Luz de la Tarde pues en el oeste; porque la luz se pone, el sol se pone por el [oeste], nace por el este y se pone por el oeste; la luz se pone por el [oeste]. Cuando se habla de la mañana, el este; cuando se habla de la tarde, el oeste. Tan sencillo como eso.

Hay uno de los Salmos que dice que el Señor sale como gigante para recorrer la Tierra como el sol[23], para recorrer la Tierra; y entonces, si sale como el sol, sale por el este (naciendo el sol) y va viajando hasta el oeste; ahí termina su recorrido, para luego regresar al este, para salir en el este de nuevo.

O sea que en un recorrido de ¿cuántas horas, desde que sale del este? Digamos 24 horas. Desde la salida, hasta que vuelve a salir por el este, ha recorrido 24 horas la Dispensación de la Gracia.

Tiene que cumplirse la Dispensación de la Gracia para salir nuevamente por el este; porque bajo la Dispensación de la Gracia Cristo está recorriendo, como el sol, Su trayectoria de este a oeste.

Cuando nos habla: “Al que venciere, Yo le daré que se siente conmigo…”. Primero dice: “Si alguno… Yo estoy a la puerta y llamo; si alguno abre la puerta, Yo entraré a él, y cenaré con él y él conmigo”[24]. ¿De qué nos está hablando? De la tarde, del oeste; de la tarde, porque es en la tarde la cena.

Si dijera: “Yo desayunaré con él”, pues ya eso es para los judíos, para el pueblo hebreo allá, para el este; para ellos pues es la mañana, saliendo, naciendo como el sol: “A los que temen Mi Nombre, nacerá el Sol de Justicia, y en Sus Alas traerá salvación”[25].

Para con los judíos entra siendo la mañana, y para los gentiles, para la Iglesia, es terminando Su recorrido como el sol.

En Oseas, capítulo 6, por ahí tenemos que dice: “Vendrá a nosotros como la aurora”. ¿Y eso de qué habla? ¿De la tarde (poniéndose el sol) o de la mañana? La aurora, pues habla de la mañana.

“… y vendrá a nosotros como la lluvia, como la lluvia tardía y temprana”.

¿Y por qué Tardía la pone primero y después Temprana? Porque es para el tiempo en que está cayendo la Lluvia Tardía donde se junta con la Lluvia Temprana, que viene – el Mensaje que viene del este, el Evangelio de la Gracia; y ahí se junta con el Mensaje del Evangelio del Reino que corresponde a este tiempo final.

Por lo tanto, ellos van a escuchar acerca de las dos Lluvias; y cuando Dios les abra el entendimiento, pues van a entender; como pasa con nosotros, cuando nos abre el entendimiento entonces entendemos.

Y con la enseñanza de la Palabra revelada para el tiempo en que uno vive, el Espíritu Santo nos abre el entendimiento.

Vean ustedes a los discípulos, ellos no entendían muchas de las cosas que Jesús hablaba, ni entendían que Jesús tenía que morir crucificado; después les fue citando todas las Escrituras cuando resucitó; y les abrió el entendimiento, conforme a San Lucas, capítulo 24, donde dice que: “Entonces les abrió el entendimiento, para que entendiesen (¿qué?) las Escrituras”.

Es una Obra del Espíritu de Dios para entender.

Pero cuando Dios no le abre el entendimiento, sucede como dice capítulo 29 de Deuteronomio, verso 4; dice:

“Pero hasta hoy Jehová no os ha dado corazón para entender, ni ojos para ver, ni oídos para oír.

Y yo os he traído cuarenta años en el desierto; vuestros vestidos no se han envejecido sobre vosotros, ni vuestro calzado se ha envejecido sobre vuestro pie”.

Y ahora, entender depende de que Dios nos abra el entendimiento.

Por eso es que algunas veces hay personas mayores que no entienden; y viene un niñito y usted le pregunta tal cosa, y dice… y contesta rápido correctamente. Dios le da entendimiento a los niños, cosas que los niños vienen a entender y que los mayores todavía no han comprendido. Y para los niños se vuelve algo tan corriente, tan común, que lo hablan entre ellos mismos. Y si ustedes están cerca de los niños hablando de cosas de Dios, ustedes escucharán cosas que ustedes se maravillarán del entendimiento que ellos tienen.

“HABLA, SEÑOR, QUE TU SIERVO ESCUCHA”.

Y ahora, si Dios habla a Samuel, un profeta y último juez de la teocracia…; así que no era cualquier persona común Samuel, era el último de los jueces de la teocracia.

Dios había dicho que cuando ellos quisieran podían tener rey; no era que no podían tener rey, pero había algo que ellos tenían que saber.

Miguel, hay un lugar donde dice las condiciones para tener rey; es Deuteronomio, pero no recuerdo bien… Si lo buscas donde dice “rey”… Dice:

[Deuteronomio 17:14] “Cuando hayas entrado en la tierra que Jehová tu Dios te da, y tomes posesión de ella y la habites, y digas: Pondré un rey sobre mí, como todas las naciones que están en mis alrededores;

ciertamente pondrás por rey sobre ti al que Jehová tu Dios escogiere (o sea que no será por elección del pueblo, sino elección de Dios); de entre tus hermanos pondrás rey sobre ti; no podrás poner sobre ti a hombre extranjero, que no sea tu hermano”.

Y entonces les dice cuáles van a ser las consecuencias. Dice:

“Pero él no aumentará para sí caballos, ni hará volver al pueblo a Egipto con el fin de aumentar caballos; porque Jehová os ha dicho: No volváis nunca por este camino.

Ni tomará para sí muchas mujeres, para que su corazón no se desvíe; ni plata ni oro amontonará para sí en abundancia.

Y cuando se siente sobre el trono de su reino, entonces escribirá para sí en un libro una copia de esta ley, del original que está al cuidado de los sacerdotes levitas;

y lo tendrá consigo, y leerá en él todos los días de su vida (o sea que no podía tener el libro de la Ley de lujo en su biblioteca, sino que era para leer en él todos los días), para que aprenda a temer a Jehová su Dios, para guardar todas las palabras de esta ley y estos estatutos, para ponerlos por obra;

para que no se eleve su corazón sobre sus hermanos, ni se aparte del mandamiento a diestra ni a siniestra; a fin de que prolongue sus días en su reino, él y sus hijos, en medio de Israel”.

Hay muchos reyes que vivieron muchos años, y hay otros que vivieron poco porque no pusieron por obra las leyes y ordenanzas de Dios.

Y ahora, el caso de este profeta Samuel es muy importante, porque fue el último juez de la teocracia. Y en la teocracia Dios reinaba por medio de un hombre siempre; o sea que era el Trono de Dios.

No se veía trono; pero es que el hombre es un templo: tiene atrio, lugar santo y lugar santísimo. Dios estaba en el lugar santísimo, que es el trono humano de Dios, el lugar santísimo; y el [lugar santo] humano de Dios es el espíritu de la persona; y el atrio pues es el cuerpo.

Y así es en la Iglesia del Señor: De Adán hasta Cristo: el Atrio; de Cristo o los apóstoles hasta el séptimo ángel mensajero: el Lugar Santo; y de ahí en adelante, pues el Lugar Santísimo.

Y recuerden que esas partes de ese Templo construido con seres humanos, con piedras vivas, se encuentra actualmente en la parte más importante: el Lugar Santísimo de ese Templo, que está siendo construido con piedras vivas.

Vean, Samuel estaba en el tabernáculo, el templo (que era en sí una lona o casa de campaña), donde estaba el arca del pacto.

El Arca del Pacto es la Palabra, Cristo. Y es la Iglesia donde ha estado la Palabra, el Arca del Pacto, siendo cargada de edad en edad por personas, por seres humanos, mensajeros; como los sacerdotes tenían que cargar el arca del pacto, ahora cada mensajero va cargando el Arca del Pacto en el Templo, y la colocan ahí en el Templo de Dios.

Después de la séptima edad… porque el Arca ha estado en el Lugar Santo desde los apóstoles hasta el séptimo mensajero; y luego será pasada al Lugar Santísimo por un profeta como Samuel.

El que la pase tendrá una bendición… Recuerden que somos sacerdotes y reyes y también jueces en el Reino de Cristo. Por lo tanto, tendrá una bendición de sacerdote, pero de sacerdote mayor; porque ninguno de los siete mensajeros pudo colocar el Arca del Pacto, la Palabra, Cristo, en el Lugar Santísimo.

Solamente un mensajero con un ministerio de sacerdote mayor, de sumo sacerdote, podrá llevar el Arca dentro del Lugar Santísimo del Templo espiritual de Cristo; y eso será un mensajero dispensacional, un mensajero que hará ese entrelace; como lo hizo Samuel, fue el que hizo el entrelace de la teocracia con la monarquía, porque fue el que ungió a Saúl.

Y comenzó la [monarquía] estando todavía la [teocracia]; porque mientras estuviera vivo Samuel todavía estaba funcionando la teocracia, porque Dios continuaba hablándole a Samuel.

Siempre hay un tiempo así, en ese entrelace, que las dos están funcionando. Y la que está comenzando, en el tiempo de Samuel, quería destruir la que estaba llegando a su final. El mismo Samuel dice, le dice a Dios: “Si Saúl llega a saber que yo voy a ungir a uno en lugar de Saúl, me va a matar”[26]; ya le tenía miedo.

Al jovencito que él ungió, ahora se creyó que era el que mandaba; pero Samuel todavía era el que mandaba; porque la teocracia está sobre la monarquía, porque es Dios por un hombre obrando, gobernando.

Por eso cuando Samuel se puso muy triste porque el pueblo pidió un rey, y él pensó que lo habían desechado a él, Dios le dice: “No te han desechado a ti, me han desechado a Mí, para que Yo no reine sobre ellos”.

Ahora ellos quieren que un hombre sea el que reine sobre ellos, como los demás reyes; y el que tenía Dios elegido, que fuera conforme al corazón de Dios, era David. ¿Y David dónde estaba? Estaba en los lomos de Isaí.

Porque Saúl reinó 40 años… Miren qué fácil se saca la cuenta: Saúl reinó 40 años, y después vino David reinando sobre Judá y Benjamín por 7 años, y después se unieron las otras tribus.

Vean, ya él comenzó con… el reino estaba dividido; pero lo tenía unificado Saúl, pero después fue roto: dos tribus se fueron con David. Y después las otras diez tribus, más adelante, después de 7 años de estar David reinando en Hebrón sobre Judá y Benjamín, luego pidieron a David que reinara también sobre ellos; y las unificó.

Y luego en el tiempo de Salomón, más adelante, por los problemas de Salomón…; ya en el tiempo de Roboam… En el tiempo de David ya le dice que va a ser roto, dividido ese reino. Y le fue dado a…; en el tiempo de Roboam hijo de Salomón fue roto el reino, y le fueron dadas diez tribus a Jeroboam.

Se parecen los nombres: Roboam y Jeroboam; se le añade el “Je”, que tiene letras sagradas: de Jehová o de Yavé o Yawé; y es descendiente de Efraín, y por consiguiente de José.

Y ahí vuelven las tribus a estar divididas. En el Día Postrero un profeta como Samuel vendrá y las juntará de nuevo. Tan sencillo como eso.

Eso es lo que está en Ezequiel, capítulo 37: palo de Judá y palo de Efraín o palo de José en la mano de Efraín; porque el cetro del reino del sur estaba en la mano de Judá, y el cetro del reino del norte, de las diez tribus, estaba en la mano de Efraín; o sea, de esa tribu de Efraín, en la persona de Jeroboam y después en otros reyes que vinieron.

Pero para el Día Postrero los dos cetros van a ser juntados en la mano (como en la mano del profeta Ezequiel), en la mano de Dios, y será un solo Reino; y eso Dios lo va a hacer, lo va a hacer en el Día Postrero.

Y habrá un pacto de paz; ahí es que está la paz para Israel, la paz permanente. La paz temporera la están luchando y van a tenerla en algún tiempo, pero será temporera; después lo que vendrá es una guerra, y ahí habrá mucho problema; pero la paz permanente vendrá de acuerdo a como está prometida: en el Reino del Mesías, que será la restauración del Reino de David, en donde se va a unificar la monarquía con la teocracia; y entonces va a ser Dios gobernando por medio del Mesías.

Por eso es que tendrá jueces en ese Reino. Por eso Cristo dice a Sus discípulos: “Ustedes se van a sentar en 12 tronos, porque han estado conmigo desde el principio”[27]; y los otros 12 tronos (son 24) pues le toca a los 12 patriarcas hijos de Jacob. Tan sencillo como eso.

Dice también Cristo: “Ustedes se van a sentar en 12 tronos y van a juzgar las 12 tribus de Israel”. Así que hay una bendición grande para los apóstoles del Señor.

Uno de ellos perdió la bendición, pero a otro le tocó[28]; pues las bendiciones no se pierden, las pierde la persona pero pasan a otra persona.

Vean, el que recibió un talento perdió la bendición del talento que tenía, lo entregó, y le fue dado al que tenía más. Por lo tanto, todo lo que dejó de producir ese talento, con el que tenía más se va a recuperar rápidamente, porque ese sabe hacer buenos negocios.

Tenemos que estar pendientes a lo que Dios tiene para hablarle a Su Iglesia en este tiempo final. “No hará nada el Señor, sin que antes revele Sus secretos a Sus siervos Sus profetas”[29].

Toda la revelación contenida en el libro del Apocalipsis, que para el Día Postrero será abierto en el Cielo y traído a la Tierra y entregado a un hombre que se lo coma, luego vamos a escuchar todas esas cosas que van a estar siendo habladas por ese que se comerá ese Libro; por eso le es dicho: “Profetiza sobre muchos pueblos, naciones y lenguas”. Eso está en Apocalipsis, capítulo 10; y en el capítulo 11 lo encontramos ya profetizando.

Con el ministerio de Moisés y con el ministerio de Elías vienen todas esas profecías.

Así que todo lo que estará siendo hablado por Dios a ese profeta como Samuel, lo estará escuchando la Iglesia del Señor Jesucristo en el Día Postrero; porque él estará compartiendo con la Iglesia del Señor Jesucristo todo eso que le será dado. Y eso que estará compartiendo será el Alimento espiritual para la Iglesia; le estará dándole el Alimento a tiempo a la Casa de Dios, que es la Iglesia del Señor Jesucristo, sobre la cual él será colocado.

Será el siervo fiel y prudente del Día Postrero, así como los diferentes mensajeros de la Iglesia fueron los siervos fieles y prudentes de cada edad; pero la bendición grande es para el siervo fiel y prudente del Día Postrero.

“¿Quién es el siervo fiel y prudente, al cual su Señor puso sobre Su Casa para que les dé el Alimento a tiempo? De cierto os digo que cuando su Señor venga, y le halle haciendo así, de cierto os digo que sobre todos Sus bienes le pondrá”[30].

Cuando un hombre rico o un rey coloca sobre todos sus bienes, como lo hizo Faraón con José… José vino a ser el administrador, el primer ministro o virrey de ese reino; el administrador de todo ese reino. O sea que estaba sentado con él en su reino, en su trono; o sea que dirigía todas las cosas; y tenía el sello del rey. Por lo tanto, lo que hablaba José era o correspondía a la voz del trono, desde el trono; y nada se podía hacer sino lo que dijera José.

Dice [Apocalipsis 3:21]:

“Al que venciere, yo le daré que se siente conmigo (¿dónde?) en mi trono”.

Ese era el Trono que buscaban… ¿quiénes buscaban ese Trono? Juan y Jacobo. No se conformaban con el trono que Cristo les dijo, porque sabían que había algo más; porque ellos estuvieron en el Monte de la Transfiguración viendo lo que será la Venida del Señor en el Día Postrero, lo que será la Venida del Hijo del Hombre; ellos sabían que hay una bendición grande en el Trono del Mesías.

Los dos discípulos hasta vinieron con ayuda: su madre, que era parienta también de la virgen María; ella parece era hermana o algo así (una de las Marías, y parece que era esa); y por consiguiente, si era la hermana de María… (Salomé parece que era uno de los hijos). Después eso lo vemos con calma. O era otra de las Marías, eran unas cuantas Marías.

Ese era un nombre bastante común por causa de que la hermana de Moisés también se llamaba María; y es como cuando… Por eso encontramos nombres que tenían personajes importantes en la historia del pueblo hebreo; y por eso encontramos muchas personas con el nombre de Josué, con el nombre de Moisés, con el nombre de Salomón, con el nombre de David; porque las madres pues quieren lo mejor para sus hijos, y algunas veces buscan un nombre que ya tiene fama, un nombre de un hombre famoso.

Casi ninguna le pone por nombre Judas, y muchos menos acompañado… y mucho menos poniéndole dos nombres, diciéndole: Judas Iscariote.

Es que algunas veces les ponen dos nombres las personas. Y siempre, si le van a poner dos nombres, buscan dos nombres buenos para reforzar el primero, uno segundo bueno también; no ponerle uno bueno y después ponerle uno malo, que todo lo bueno que tiene en el primero lo destruya el segundo.

Así que queremos escuchar lo que Dios habla para este tiempo final; y así es como recibiremos la fe, la revelación, para ser transformados y llevados con Cristo a la Cena de las Bodas del Cordero.

Ese misterio del Séptimo Sello será revelado en este tiempo final.

Los Sellos todavía no están abiertos, porque el Libro de los Siete Sellos todavía está cerrado en el Trono, en la mano… en la diestra de Dios; y será tomado y abierto cuando Cristo termine Su Obra de Intercesión en el Cielo y salga del Trono de Intercesión, y tome el Libro y lo abra en el Cielo.

Por eso el reverendo William Branham dice en el mensaje de Los Siete Sellos: “Así será algún día, todavía está en la diestra de Dios”[31]. Pero Dios, por medio del reverendo William Branham, nos está dando muchas cosas de las que están ahí contenidas.

Pero cuando sea tomado y abierto, y traído a la Tierra, y entregado a un hombre, entonces es que va a ocurrir la adopción: la resurrección de los muertos y la transformación de los que vivimos; porque ese es el Título de Propiedad de la vida eterna.

Sin ese Título, físicamente no podemos regresar a la vida eterna física, no podemos ser adoptados físicamente.

Ese es el Título de Propiedad que Adán y Eva tenían, que Adán tenía y lo perdió, y pasó a la mano de Dios; luego pasará en el Día Postrero a la mano de Cristo, y Él lo traerá a la Tierra y lo entregará a un hombre.

Recuerden que va a ser a un profeta como Samuel, y a un profeta como Elías, y un profeta como Moisés, y un profeta como Jesús, y un profeta como San Pedro, y un profeta como el apóstol San Pablo. Recuerden que ellos eran apóstoles y profetas.

Ahí tenemos los tipos y figuras; y todavía podemos conseguir más tipos y figuras: será un profeta-rey como David y como Salomón; y así por el estilo, podremos ver todos esos tipos y figuras del Antiguo Testamento recorriendo nuevamente el camino en el Nuevo Pacto.

“HABLA, SEÑOR, QUE TU SIERVO ESCUCHA”.

Que Dios nos bendiga grandemente y nos use grandemente en Su Reino en este Día Postrero. Para los que están escuchando en otras naciones: que Dios les bendiga grandemente a ustedes también.

Y oren mucho para que Dios nos hable en este Día Postrero, para que nos revele Su Palabra, todo lo que necesitamos nosotros conocer para estar preparados para nuestra transformación.

Aprecio y agradezco mucho el respaldo que le están dando al proyecto de La Gran Carpa Catedral, y el respaldo que le están dando a la obra misionera y evangelística hasta que se complete la Iglesia del Señor Jesucristo.

Hemos sido colocados en la Tierra en la edad que nos corresponde para trabajar en la Obra del Señor, tanto ustedes como yo.

Mañana estaremos nuevamente en la actividad correspondiente, para continuar platicando en el estudio bíblico de mañana. ¿Cuál es el tema de mañana, Miguel? [Hno. Miguel: “ADÁN, ¿DÓNDE ESTÁS TÚ?”]. Ese es un tema muy importante para todos nosotros, y estaremos viendo lo que Dios tiene para mañana.

Hoy vimos muchos tipos y figuras. Y todavía de eso que… de esas cosas que hemos hablado, todavía lo del Monte de la Transfiguración tiene algo muy grande. Para decirlo más claro: la experiencia del Monte de la Transfiguración es el Séptimo Sello; así que vean lo grande que es esa visión.

Dios les bendiga y les guarde; y dejo con ustedes al doctor Miguel Bermúdez Marín para continuar.

Y estaremos pasado mañana en Torreón, y luego en todos los demás lugares que están ya programados.

Bueno, que Dios les bendiga y les guarde.

Ya cenamos, ya tuvimos el postre también; así que no vamos a tener café, que algunos toman después de comer. Vamos a dejar eso quietecito; y ya continuaremos hablando, tenemos tiempo… Es corto el tiempo, que no tenemos tiempo, porque tiempo…; porque a través del satélite ustedes podrán estar escuchando todo lo que se esté hablando en todos estos días.

De un momento a otro va a salir lo del Monte de la Transfiguración; no sé si antes o luego cuando ya estemos en La Gran Carpa Catedral.

Así que Dios les bendiga y les guarde; y oren mucho. Recuerden que vamos a la segura.

Cuando la Iglesia, la Novia, se – reconozca su posición: su posición dada en el Reino, su posición en el Cuerpo Místico de Cristo…; ahí es donde hay que reconocer la posición de la Iglesia; es la Iglesia-Novia reconociendo su posición, en qué edad se encuentra.

Se quedó algo de Samuel: Fue a la cuarta vez que Dios le habló, en la cuarta vez; en la tercera fue donde Elí, y Elí se dio cuenta que era Dios que estaba llamándolo, y le dice: “Cuando vuelva a decir: ¡Samuel, Samuel!, tú dirás: Habla, Señor, que Tu siervo escucha”. Y cuando Dios le habló por cuarta vez, le dijo: “Habla, Señor, que Tu siervo escucha”, y ahí escuchó la Voz de Dios.

Y la cuarta vez en la restauración de la Iglesia…: Primera vez: edad luterana; segunda vez que Dios habló: edad wesleyana; tercera vez que Dios habló: edad pentecostal; cuarta vez: la Edad de la Piedra Angular.

Siempre se tiene que encontrar allá en el tipo y figura la etapa a la cual corresponde lo que ya pasó, o lo que está… lo que corresponde a nuestro tiempo, encontrarlo allá en el tipo y figura. Eso no puede fallar.

Bueno, ese era el cafecito, el tinto.

[Hno. Miguel: … porque la Biblia dice que…, de Samuel, que es el hombre que, dice la Biblia…].

Que no cayó ninguna Palabra.

[Hno. Miguel: … que no dejó caer por tierra ninguna Palabra de Jehová. Es el único hombre que la Biblia dice así: que no dejó caer por tierra ninguna Palabra de Dios].

Sí, esa… y esa es la Palabra del Día Postrero. Vamos a ver cómo lo dice aquí para…; aquí mismo donde leímos:

[1 Samuel 3:19] “Y Samuel creció, y Jehová estaba con él, y no dejó caer a tierra ninguna de sus palabras”.

O sea, Samuel no dejó caer a tierra ninguna de las palabras de Dios, o Dios no dejó caer a tierra ninguna de las palabras de Samuel.

Tienen que buscar otra Biblia, otras versiones, para ver más claro lo que…

Para que sea más fácil: ni Dios dejó caer a tierra ninguna de las palabras que habló Samuel, ni Samuel dejó caer a tierra ninguna de las palabras que Dios habló; en lo que buscan otra explicación, yo creo que con eso pues cubrimos las dos partes.

Bueno, que Dios les bendiga y les guarde; y con nosotros el misionero, doctor Miguel Bermúdez Marín.

Dios les bendiga y les guarde.

“HABLA, SEÑOR, QUE TU SIERVO OYE”.

[Revisión agosto 2023 – DM-JR]

[1] San Mateo 25:18

[2] San Mateo 6:19-20, San Lucas 12:33

[3] Apocalipsis 22:12

[4] San Mateo 10:10, 1 Timoteo 5:18

[5] San Mateo 25:28-29, San Lucas 19:24-26

[6] Citas, pág. 33, párr. 282

[7] San Lucas 1:5-19

[8] San Lucas 1:26-38

[9] Génesis 18:1-8

[10] Génesis 18:22

[11] Génesis 19:1-3

[12] Daniel 12:1

[13] Daniel 10:13

[14] Judas 1:9

[15] San Juan 20:11-12, Hechos 1:10-11

[16] San Lucas 9:29

[17] San Lucas 17:28-30

[18] 1 Samuel 9:27, 10:1

[19] 1 Samuel 16:11-13

[20] 1 Samuel 8:4-7

[21] 1 Reyes 11:1-8

[22] Las Edades, pág. 30, párr. 109 / Citas, pág. 41, párr. 333

[23] Salmos 19:5-6

[24] Apocalipsis 3:20

[25] Malaquías 4:2

[26] 1 Samuel 16:1-2

[27] San Mateo 19:28, San Lucas 22:28-30

[28] Hechos 1:15-26

[29] Amós 3:7

[30] San Mateo 24:45-47

[31] Los Sellos, pág. 89, párr. 139

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