Muy buenas tardes, ministros compañeros en el Cuerpo Místico de Cristo, hombres y mujeres de negocios, y también jóvenes y niños presentes, y los que están a través del satélite Amazonas o de internet en diferentes naciones; y también para el doctor Salomón Cunha y su esposa la doctora Kélita Machado de Cunha, allá en Jerusalén.
Que las bendiciones de Cristo, el Ángel del Pacto, sean sobre todos ustedes y sobre mí también.
Para esta ocasión leemos un pasaje de la Escritura…ya ustedes escucharon el anuncio ayer de “Una firma por la liberación del soldado israelí Gilad Shalit,” por lo tanto, den esa firma por la liberación de este soldado israelí, para que llegue a las manos de autoridades políticas y demás autoridades de diferentes naciones, para que se haga un pedido a los que lo tienen preso allá en el Medio Oriente.
Aprecio también mucho el respaldo que le están dando al importante proyecto de La gran Carpa-Catedral en Puerto Rico, y también el respaldo que le están dando a la evangelización, la obra misionera y evangelística, que es un proyecto divino dado a la Iglesia por medio de Cristo cuando dijo: “Id por todo el mundo y predicad el evangelio a toda criatura. El que creyere y fuere bautizado será salvo; mas el que no creyere, será condenado.”
Es un proyecto divino que Dios le ha dado a Cristo, y Cristo lo ha dado también a Su Iglesia, lo comparte con Su Iglesia, pues Cristo por medio de Su Espíritu en medio de Su Iglesia está trabajando en ese proyecto desde hace dos mil años atrás, y todavía sigue trabajando en medio de Su Iglesia y a través de Su Iglesia en ese proyecto, y Su Iglesia continúa trabajando en ese proyecto divino.
Sabemos que la Iglesia del Señor Jesucristo llegará a la parte culminante del Programa Divino en la Edad de la Piedra Angular, y todo va a desembocar en una Gran Carpa Catedral. Luego para después de eso, lo que tenemos anunciado es el rapto, la Cena de las Bodas del Cordero por tres años y medio, y luego el regreso a la Tierra con Cristo para el establecimiento del Reino del Mesías en la Tierra. Y para el mundo, pues la gran tribulación, el día ardiente como un horno, que serán tres años y medio.
Por eso ya la Tierra está dando las señales de ese día ardiente, con el calentamiento global, ya se está calentando. Eso es como cuando se anuncia que se va a cocinar carne, pollo, pescado o mariscos en una olla, ustedes ven que comienza a calentarse el agua allí en la olla, y lo que se echó en la olla comienza a calentarse hasta que llega a la parte de calentamiento que cocina lo que se echó ahí. Y así está pasando con el calentamiento global: se está calentando, y los que están en la Tierra ya están sintiendo que se está calentando el planeta Tierra.
Ya entonces, ese día ardiente como un horno está en su etapa de introducción, está preparándose todo, está en una antesala, como la mujer encinta que tiene dolores de parto, que es la antesala al parto, y después vienen los dolores fuertes, y da a luz; así está el planeta Tierra con sus habitantes.
Pero antes que llegue la parte difícil, viene la resurrección de los muertos, la transformación de los vivos, y luego de una temporada de treinta a cuarenta días aquí ya transformados, luego nos iremos con Cristo a la Cena de las Bodas del Cordero, nos iremos a la fiesta más grande que se haya llevado a cabo en el Cielo. Porque en una familia la fiesta grande es la de las bodas de cada hijo de la familia, y así es en la Familia de Dios, la Casa de Dios, la Iglesia del Señor Jesucristo.
Aprecio también y agradezco mucho el respaldo que le están dando a AMISRAEL, el cual está trabajando de una forma muy efectiva, y obteniendo resultados. ¿Cuántos vieron el video en donde aparece el Gran Rabino hablando para el cumpleaños, mi cumpleaños de los 70 años? Miguel, casi todos, así que, ya yo creo que con lo que han visto, pues, es suficiente, ya han visto el trabajo importante que se ha estado llevando a cabo; y seguirá aumentando tanto el trabajo como los buenos resultados. Y cada uno de ustedes que han estado colaborando, respaldando ese trabajo de AMISRAEL, respaldando a AMISRAEL, tienen una partecita en esa labor.
Ahora con la firma por la liberación del soldado israelí, Gilad Shalit, ustedes también tendrán una partecita en ese proyecto, en ese programa, el cual va a ser un éxito.
Ahora leemos en San Lucas, capítulo 19, versos 9 en adelante, donde dice… 9 al 27 dice:
“Jesús le dijo: Hoy ha venido la salvación a esta casa (eso fue lo que le dijo a Zaqueo); por cuanto él también es hijo de Abraham.
Porque el Hijo del Hombre vino a buscar y a salvar lo que se había perdido.
Oyendo ellos estas cosas, prosiguió Jesús y dijo una parábola, por cuanto estaba cerca de Jerusalén, y ellos pensaban que el reino de Dios se manifestaría inmediatamente.
Dijo, pues: Un hombre noble se fue a un país lejano, para recibir un reino y volver.
Y llamando a diez siervos suyos, les dio diez minas, y les dijo: Negociad entre tanto que vengo.
Pero sus conciudadanos le aborrecían, y enviaron tras él una embajada, diciendo: No queremos que éste reine sobre nosotros.
Aconteció que vuelto él, después de recibir el reino, mandó llamar ante él a aquellos siervos a los cuales había dado el dinero, para saber lo que había negociado cada uno.
Vino el primero, diciendo: Señor, tu mina ha ganado diez minas.
El le dijo: Está bien, buen siervo; por cuanto en lo poco has sido fiel, tendrás autoridad sobre diez ciudades.
Vino otro, diciendo: Señor, tu mina ha producido cinco minas.
Y también a éste dijo: Tú también sé sobre cinco ciudades.
Vino otro, diciendo: Señor, aquí está tu mina, la cual he tenido guardada en un pañuelo; porque tuve miedo de ti, por cuanto eres hombre severo, que tomas lo que no pusiste, y siegas lo que no sembraste.
Entonces él le dijo: Mal siervo, por tu propia boca te juzgo. Sabías que yo era hombre severo, que tomo lo que no puse, y que siego lo que no sembré; ¿por qué, pues, no pusiste mi dinero en el banco, para que al volver yo, lo hubiera recibido con los intereses?
Y dijo a los que estaban presentes: Quitadle la mina, y dadla al que tiene las diez minas.
Ellos le dijeron: Señor, tiene diez minas.
Pues yo os digo que a todo el que tiene, se le dará; mas al que no tiene, aun lo que tiene se le quitará.
Y también a aquellos mis enemigos que no querían que yo reinase sobre ellos, traedlos acá, y decapitadlos delante de mí.”
Dios bendiga nuestras almas con Su Palabra y nos permita entenderla.
“NEGOCIAD ENTRE TANTO QUE VENGO,” dijo Cristo a los siervos a los cuales entregó a cada uno una mina.
Recuerden: una mina es como decir un centavo, o un peso, o un dólar, era una moneda de ese tiempo; igual que la parábola de los talentos, los talentos, un talento era una moneda de aquel tiempo, era dinero.
Y ahora, nos dice que un hombre noble se fue a un país lejano. En aquellos días pensaban que el Reino de Dios se iba a manifestar en aquellos días, o sea, que Jesucristo iba a sentarse en el trono de David y comenzar el Reino de Dios en la Tierra, que sería la restauración del reino de David. Por eso en el libro de los Hechos, capítulo 1, verso 1 al 9, antes de Jesús ascender al Cielo, en esos días en que ya resucitado estaba con ellos, y que fueron unos cuarenta días, ya cuando iba a subir al Cielo le preguntan: “Señor, ¿restaurarás Tú el Reino a Israel en este tiempo?” Les dice: “No os toca a vosotros saber los tiempos y las sazones que el Padre puso en Su sola potestad.”No tocaba a ellos, pues estaban comenzando la Dispensación de la Gracia, y saber esas cosas es para el Día Postrero, en donde será la restauración del Reino de David; y sobre todo para el Día Postrero, que es el séptimo milenio de Adán hacia acá o tercer milenio de Cristo hacia acá.
Y ahora, un hombre noble se fue a un país lejano, un hombre noble, un hombre de la nobleza, de la realeza, un hombre noble descendiente del rey David, un príncipe heredero al trono de David y al reino de David; un miembro de la realeza, de la dinastía de David, que tiene que ser el heredero al trono de David y reino de David, para la restauración de la monarquía, de la monarquía de David, y tiene que ser un descendiente de esa dinastía, de esa descendencia del rey David.
Y ese hombre noble que se iría a un país lejano ¿sería quién? Jesucristo, descendiente del rey David, un hombre de la nobleza, un hombre de la realeza. Y a un país lejano: el Cielo, a la Jerusalén celestial, donde recibiría el Reino celestial, se sentaría en el Trono de Dios en el Cielo, y luego diría en el capítulo 28 de San Mateo, versos 16 al 20: “Todo poder me es dado en el Cielo y en la Tierra.” Porque el que está sentado en el Trono Celestial es el que tiene poder, todo el poder del Reino divino en el Cielo y en la Tierra.
Ahora, encontramos que Cristo lo había dicho: “De ahora en adelante veréis al Hijo del Hombre sentado a la Diestra del poder de Dios.” Y cuando subió al Cielo glorificado luego de la resurrección, se sentó a la Diestra del poder de Dios. Y por eso en Apocalipsis, capítulo 3, verso 20 al 21, dice:
“He aquí, yo estoy a la puerta y llamo; si alguno oye mi voz y abre la puerta, entraré a él, y cenaré con él, y él conmigo. Al que venciere, le daré que se siente conmigo en mi trono, así como yo he vencido, y me he sentado con mi Padre en su trono.”
Cristo al subir al Cielo, este Hombre noble que se iría a un país lejano, que se iría al Cielo para recibir el Reino, un reino, el Reino Celestial, el Reino de Dios que gobierna sobre el mundo espiritual, el mundo invisible y el mundo visible; y lo recibió al sentarse en el Trono de Dios. Y ahora Él dice:
“Al que venciere, le daré que se siente conmigo en mi trono…”
Cuando Él subió al Cielo se sentó en el Trono del Padre, pero ahora Él, la promesa que hace es en la misma forma que el Padre le dio para que se sentara con Él en Su Trono, ¿y entonces el Padre no tendría ya más poder? Porque le daría todo el poder a Cristo. Cuando Él dijo: “Todo poder me es dado en el Cielo y en la Tierra.” ¿Se quedó entonces el Padre sin poder? No, es que el Padre con Su cuerpo angelical, que es el Ángel del Pacto, estaría dentro del cuerpo glorificado de Jesucristo sentado en el Trono celestial, reinando sobre el Reino celestial.
Y como Él es Rey y también Sumo Sacerdote y Juez, vean, Él, sentado en el Trono celestial como Sumo Sacerdote,convierte el Trono Celestial de Dios en un Trono de Intercesión. Así como en el tabernáculo y luego también en el templo que construyó Salomón, y en el tabernáculo que construyó Moisés, en el templo estaba el Lugar Santísimo que representa el Lugar celestial donde está Dios, y donde está el Arca del Pacto.
¿Y dónde está el Trono de Dios? El Trono de Dios en el tabernáculo, estaba en el Lugar Santísimo, y era la tapa del arca del pacto, que tenía dos querubines, uno a cada lado, querubines de oro, juntamente con la tapa del propiciatorio que era de oro también; era una obra monolítica, hechos estos querubines de la misma pieza. Y en medio de esos dos querubines, ahí sobre el propiciatorio, estaba la Presencia de Dios en la Columna de Fuego; tipo y figura, el Lugar Santísimo en el Templo celestial, en el Templo de Dios en el Cielo, en la Jerusalén celestial, allá representando el Lugar Santísimo y el Trono de Dios en el Cielo, representado en el propiciatorio con los dos querubines de oro.
Y esos querubines están delante de la Presencia de Dios todo el tiempo, porque Dios está sobre el propiciatorio en medio de los querubines de oro en el tabernáculo, y luego en el templo que construyó el rey Salomón, así como está Dios en el Cielo, en Su Trono, en medio de los dos querubines que estaban en el templo y también en el tabernáculo, que representan a Moisés y Elías, representan los dos Olivos en el Cielo, y los dos Olivos en el Cielo son: Miguel y Gabriel, los Arcángeles Miguel y Gabriel.
Recuerden que cuando el Ángel Gabriel le aparece al sacerdote Zacarías, y él no cree el mensaje, las buenas nuevas que le trae, y le dice: “Yo soy hombre viejo y mi esposa también.” O sea, “¿cómo va a suceder esto?” Fue una pregunta llena de incredulidad, como la que hizo dentro de ella Sara: “¿Será que siendo ya vieja o avanzada en edad he de tener deleite con mi esposo, que ya también está avanzado en edad con 99 años, y Sara con 89?” Y Dios vio el corazón, el pensamiento del corazón de Sara.
Y recuerden que los pensamientos del ser humano son más fuertes, se oyen más fuertes que nuestras palabras, en el Cielo se oyen más fuertes. Yo tuve la experiencia en una ocasión de lo que son los pensamientos del ser humano: es, las palabras del ser humano acá hablando normalmente, encontramos que la persona no está gritando, pero los pensamientos del corazón de las personas, del ser humano, delante de Dios, y de cualquiera que escucha los pensamientos del corazón de una persona, es como una persona que está gritando, que está hablando algo pero gritándolo; así es. Yo lo vi, lo escuché, y supe que no era hablando con la boca, sino hablando con el corazón, pensando.
Y ahora, encontramos que Cristo se fue a un país lejano: a la Jerusalén celestial, para recibir un reino: el Reino de Dios celestial, el Trono celestial de Dios, y por consiguiente, el Reino Celestial de Dios. Al sentarse con el Padre en el Trono, recibió el Reino celestial, en el cual está incluido el planeta Tierra juntamente con todos los planetas del sistema solar nuestro, y también de la galaxia a la cual pertenece este sistema solar nuestro, o sea, la galaxia, ¿quién sabe cuál es la galaxia a la cual pertenece? La Vía Láctea, porque es en esa forma de busto o seno de la mujer que le da el pecho a su bebé, por eso se le llama la Vía Láctea, así como la mujer lacta a su bebé; tiene esa forma.
Y ahora, encontramos que Jesucristo sentó en el Trono celestial de Dios, desde donde Dios reina, no solamente sobre la Vía Láctea, sobre esa galaxia, sino sobre todas las galaxias, sobre todo el mundo visible, toda la creación visible, y sobre toda la creación invisible; porque “lo que se ve fue hecho (¿de qué?) de lo que no se veía.” (Hebreos, capítulo 11, verso 1 al 3).
Primero fue el mundo invisible y después el mundo visible. Primero fue Adán, creado en el mundo invisible en cuerpo angelical, y después fue creado el cuerpo de carne del polvo de la tierra, donde Dios lo colocó, donde Dios colocó a Adán, en alma viviente; con el cuerpo angelical lo colocó dentro de un cuerpo de carne y vino a ser a imagen (cuerpo angelical) y semejanza (cuerpo físico), imagen y semejanza de Dios.
La imagen de Dios es el cuerpo angelical de Dios, que es el cuerpo angelical teofánico de Cristo llamado el Ángel del Pacto en el Antiguo Testamento, el cual vendría conforme a Malaquías, capítulo 3. Y vendría el Ángel del Pacto, que es el cuerpo angelical de Dios, el cual es el cuerpo angelical de Cristo o Cristo en Su cuerpo angelical, y vendría el Padre, Dios, el Señor, ¿vendrían a dónde? A Su Templo, Su Templo humano, que es el cuerpo físico de Jesucristo que nació a través de la virgen María. Y luego estaría también en el templo de piedras que estaba en Jerusalén, predicando en diferentes ocasiones.
Por eso cuando Cristo frente al templo dice: “Destruyan este templo y en tres días Yo lo levantaré,” todos pensaban que estaba hablando del templo físico que estaba allí, el cual había sido construido por el rey Herodes en 46 años, pero dice la Escritura que Cristo hablaba de Su Templo de carne, de Su cuerpo.
Recuerden que el ser humano es un templo: tiene atrio, cuerpo físico; tiene lugar santo, el espíritu de la persona, cuerpo espiritual; y tiene lugar santísimo, que es el alma de la persona, que es lo más importante en la persona, porque eso es lo que en realidad es la persona. Y por eso ese lugar, el alma de la persona, es nada menos que la silla o trono de Dios en el ser humano; por eso se dice: “Dale tu alma, tu corazón a Cristo, para que Cristo entre y more en tu alma, en tu corazón,” porque ese es el trono de Dios en el ser humano.
Por eso cuando dice: “¿De qué le vale al hombre si ganare todo el mundo y perdiere su alma? ¿O qué recompensa dará el hombre por su alma?” Porque el ser humano en realidad es alma viviente. El espíritu de la persona es un cuerpo espiritual de otra dimensión, y el cuerpo de carne es un cuerpo de esta dimensión terrenal. Si muere el cuerpo de carne, entonces ya terminamos nuestra vida en esta dimensión, pero continuamos viviendo en otra dimensión, en la dimensión a la cual pertenezca nuestro cuerpo espiritual, o sea, el espíritu nuestro.
Los creyentes en Cristo, al recibir el Espíritu de Cristo, han recibido un cuerpo angelical de la sexta dimensión, de la dimensión del Paraíso, y van a vivir al Paraíso luego que terminan su vida aquí en la Tierra. Ahí están los apóstoles, y ahí están los mensajeros de cada edad también con el grupo que estaba bajo el ministerio de ellos; cada uno en el lugar que les corresponde, así como fue a través de la historia de la Iglesia del Señor Jesucristo, y así como es en este planeta Tierra. Los americanos que están en su territorio ¿están dónde? En Norteamérica, los norteamericanos; y los americanos, o los otros americanos, ¿dónde están? Pues en la América Latina y el Caribe, porque pertenecen al mismo Continente Americano.
Así que no son americanos solamente los norteamericanos, sino los centroamericanos y los suramericanos, y todos los caribeños, todos pertenecen al Continente Americano.
Y ahora, ya tenemos que el Hombre noble es Jesucristo, de la nobleza, de la realeza, el Príncipe heredero al Trono de Dios, y Príncipe heredero al trono de David. Ya recibió en el país lejano allí en el Cielo, en la Jerusalén celestial, recibió ya el Reino, y por consiguiente, se sentó en el Trono de Dios en el Cielo. Pero dice: “Para recibir un reino y volver.” Ahí es, “volver” es la Venida del Señor de nuevo a la Tierra, la Venida del Ángel del Pacto, lo que también el Cristianismo llama la segunda Venida de Cristo; pero la segunda Venida de Cristo tiene dos partes muy importantes: es la Venida del Señor a Su Iglesia, lo cual es un secreto y será en secreto a Su Iglesia, que es la que va a recibirlo, la que va a recibir la fe para creer en Su Venida, y la que va por consiguiente a recibir la fe para ser transformada, cada creyente en Cristo perteneciente a Su Iglesia, y va a ser llevada con Cristo a la Cena de las Bodas del Cordero.
Por eso dice la Escritura que la Venida del Hijo del Hombre será como ladrón en la noche. Y por eso es que Cristo también en Apocalipsis y en otros lugares, dice: “He aquí vengo como ladrón.” O sea: “Como ladrón en la noche.” ¿Para qué? Pues para llevarse a Su Iglesia.
Y ahora, recibe el Reino celestial, está allá por unos dos mil años sentado en el Trono de Dios, y como Sumo Sacerdote convirtió el Trono de Dios en un Trono de Misericordia. Pero cuando termine esa labor, el Trono de Dios ya no tendrá la Sangre de Cristo, y por consiguiente, se convertirá en el Trono de Juicio; y de ahí saldrá el juicio divino para todas las naciones, como para todos los individuos también. Pero ya se habrá completado la Iglesia, y Cristo transformará Su Iglesia, los creyentes en Él que estarán vivos y a los muertos los resucitará en cuerpos eternos y glorificados.
Y ahora, encontramos que antes de irse este hombre noble, conforme a las parábolas de los talentos y también de las minas, reparte sus bienes, reparte talentos (en la parábola de los talentos) y reparte minas (en la parábola de las minas). Y dice: “Negociad entre tanto que vengo.” Es negociar en el Reino de Dios, es negociar en el Programa Divino, trabajando en la Obra de Dios en todas las formas posibles para que se complete el Programa Divino con la Iglesia del Señor Jesucristo; para que sean llamados y juntados en la Iglesia del Señor, en la Casa de Dios, las ovejas del Señor. Estarán trabajando todas estas personas que son todos los creyentes en Cristo, trabajando en la Obra del Señor.
Y vean, que unos van a producir más que otros. En la parábola de las minas aparece que todos recibieron un talento, pero uno produjo o ganó diez talentos más; otro ganó cinco talentos, y otro ganó… uno diez, uno cinco, vamos a ver si son tres grupos… el capítulo 19, eran tres grupos representados cada grupo en una persona, tres personas recibieron cada uno un talento: uno ganó diez talentos, y el Señor le dice, vean capítulo 19, verso 16 dice, verso 15, dice:
“Aconteció que vuelto él (eso es en Su Venida), después de recibir el reino, mandó llamar ante él a aquellos siervos a los cuales había dado el dinero, para saber lo que había negociado cada uno.”
Ahora, recuerden que en el Cielo Cristo recibe el Reino celestial cuando sube, y cuando va a descender, antes recibe el Reino de David para hacer el reclamo, por lo tanto recibe el Título de Propiedad. Cuando una persona recibe el título de propiedad de una casa, de un edificio o de una finca, pues recibió esa propiedad, ahora le falta, si hay alguien viviendo, si la tiene otra persona, que la persona abandone el lugar para él venir a morar en ese lugar, para él usar lo que heredó; así es con el planeta Tierra y con el reino de David.
Y ahora, Él viene luego de haber recibido el Reino en el Cielo, viene a la Tierra para saber, para llamar ante él a aquellos siervos a los cuales había dado el dinero para saber lo que había negociado cada uno.
Recuerden que todos estaremos frente al tribunal, en el Tribunal de Cristo, eso será un juicio que Cristo hará para todos los creyentes en Él. No es el juicio final, sino es un llamado a cuentas de lo que Cristo dio a cada uno, los talentos que le dio: de dinero, talentos también como de cántico, u otro tipo de talento humano para trabajar en la Obra del Señor; a unos para ministrar como pastores, o evangelistas, o maestros, o apóstoles o profetas; porque a través de la historia de la Iglesia, encontramos que Cristo colocó a unos como apóstoles, a otros como profetas, otros como pastores, otros como maestros, y así por el estilo.
Y a otros como ayudas, otros como cantantes, otros como administradores en la Obra del Señor para pertenecer a la junta de la Iglesia; para que el dinero que entra sea administrado correctamente, y el ministro no tenga la carga o el peso de estar ministrando ese dinero, sino que haya una junta que administre, y así nadie tiene que decir que el ministro se está quedando con el dinero de la congregación. Tan sencillo como eso.
Así que, encontramos que hay todo esto en la Iglesia ya establecido, y después Él va a pedir cuenta. Si alguien en la administración toma para sí mismo lo que es de la Obra, le va aparecer cuando Cristo venga a juzgar. Si alguien toma lo que no le corresponde, que es de la Obra, que es de Cristo, recuerden que hubo uno que hizo eso y perdió la bendición de Dios; está tipificado, el que haga eso, está tipificado en Judas Iscariote; y es bueno que se sepa ahora para que nadie vaya a cometer el mismo error que Judas Iscariote cometió. Todos trabajamos en la Obra del Señor, y queremos lo mejor para la Obra.
Y ahora, al que le había sido dado un talento y ganó diez, vean, el obrero es digno de su salario, dice Cristo. Y Él dice: “He aquí Yo vengo pronto y mi galardón conmigo, para recompensar a cada uno según sea su obra.” (Apocalipsis capítulo 22, verso 12). Y también lo encontramos en San Mateo, capítulo 16, versos 26 al 28, que dice:
“Porque el Hijo del Hombre vendrá en la gloria de su Padre con sus ángeles, y entonces pagará a cada uno conforme a sus obras.”
O sea, que conforme a lo que hagamos en la Obra del Señor, será la recompensa que hemos de recibir. El que ganó diez talentos con el talento que Dios le dio, o con la mina que Dios le dio, recibió, dice… vamos a ver:
“Vino el primero, diciendo: Señor, tu mina ha ganado diez minas.
El le dijo: Está bien, buen siervo; por cuanto en lo poco has sido fiel, tendrás autoridad sobre diez ciudades.”
Esto está hablando del aspecto político, está hablando de la administración de ciudades aquí en la Tierra. Y una persona que tiene diez ciudades a su cargo para reinar sobre ellas, en la democracia, ¿cómo se le llama? Un gobernador. Así que, vean, ellos gobiernan bajo el mandato del presidente de la nación; es como si fuera en un reino: gobiernan bajo la corona del rey, están sujetos a la cabeza que es el rey; en la democracia, a la cabeza, que es el presidente.
“Vino otro, diciendo: Señor, tu mina ha producido cinco minas.
Y también a éste dijo: Tú también sé sobre cinco ciudades.”
Así que sería un Estado más pequeño, de cinco ciudades, un gobernador que tiene en su Estado cinco ciudades.
“Vino otro, diciendo: Señor, aquí está tu mina, la cual he tenido guardada en un pañuelo;
porque tuve miedo de ti, por cuanto eres hombre severo, que tomas lo que no pusiste, y siegas lo que no sembraste.
Entonces él le dijo: Mal siervo, por tu propia boca te juzgo. Sabías que yo era hombre severo, que tomo lo que no puse, y que siego lo que no sembré;
¿por qué, pues, no pusiste mi dinero en el banco, para que al volver yo, lo hubiera recibido con los intereses?
Y dijo a los que estaban presentes: Quitadle la mina, y dadla al que tiene las diez minas.
Ellos le dijeron: Señor, tiene diez minas.
Pues yo os digo que a todo el que tiene, se le dará; mas al que no tiene, aun lo que tiene se le quitará.”
Y ahora, podemos ver que el que no hace nada en la Obra del Señor, está representado en ese que escondió la mina, esa moneda que le fue dada para trabajar en la Obra del que le dio ese dinero. Siempre decimos: “Dios me ha bendecido, me ha dado esto, me ha dado lo otro.” Recuerden: nos ha dado mucho para que trabajemos mucho en Su Obra, y Él pagará a cada uno según sea su obra: en Su Reino les pondrá en una posición importante, en una posición de alta dignidad, de alta honra.
Por eso dice la Escritura que Cristo con Su Sangre nos ha limpiado de todo pecado, y nos ha hecho para nuestro Dios reyes y sacerdotes. Vean, nos ha hecho parte de la nobleza, de la realeza del Reino celestial, para luego reinar en la Tierra bajo la corona del Rey de reyes y Señor de señores.
Si el que escondió el talento o la mina hubiera trabajado con ese talento, y hubiera ganado una mina más, hubiera ganado una nada más, pues le dirían: “Buen siervo y fiel, en lo poco has sido fiel, en lo mucho te pondré; reina sobre una ciudad.” Y una persona que reina en la democracia sobre una ciudad ¿es qué? El alcalde, aunque fuera alcalde, hubiera sido el que recibió el talento y trabajó poco y produjo una mina más, por lo menos dobló lo que le fue dado.
Vean que Cristo quiere siempre ganancias. Y dice: “Hubieras dado tú la mina a los banqueros, al banco, para que Yo al venir lo hubiera recibido con ganancia, con los intereses.” Si no va a trabajar, o no trabaja, por lo menos ponga los talentos en la mano de los que están trabajando para que se multipliquen; porque cuando Cristo da algo, quiere que uno trabaje y lo multiplique; Él no quiere tampoco que si no hay ganancia, que no haya perdida.
Vean, le fue dado de vuelta el talento, o sea, sin pérdida aparentemente, pero Él no lo quería así, Él lo quería con ganancia. Y aún más, cuando se le da algo a una persona para que trabaje con eso y lo multiplique, si no lo usa, cuando regresa a los meses o a los años, ya se ha devaluado lo que le fue dado, y ahora el valor de eso es menos que cuando le fue entregado a la persona. Así que, Cristo siempre quiere que haya ganancias. Con la bendición de Cristo siempre habrá ganancias; porque Él da el poder para hacer las riquezas. Eso está por allá por el libro de Deuteronomio.
Y ahora, la parábola de las minas y la parábola de los talentos es la misma, es lo mismo pero usando otro término de monedas, y también usando otro término de recompensa; la cosa es que entran al Reino y tienen una posición importante en el reino del Mesías.
Cristo viene no solamente para producir la resurrección y la transformación nuestra, sino que luego también para colocarnos en la Cena de las Bodas del Cordero, llevándonos en el rapto o arrebatamiento; y luego, al regresar con Él después de la gran tribulación, colocarnos en Su Reino en posiciones bien importantes. ¿Y quiénes quieren las posiciones más importantes? Yo levanto mis dos manos, y eso se logra trabajando con los talentos o con las minas que Dios nos ha dado. “En lo poco has sido fiel, en lo mucho te pondré.” Por lo tanto, las cosas aquí en la Tierra son temporales, es lo poco; pero en el Reino del Señor es eterno, es lo grande, por lo tanto, ahí es lo mucho, porque es en el Reino del Señor.
Y ahora, sabemos que Él viene para llamar a todos los que Él le ha dado los talentos, que son todos los creyentes, y recompensar a cada uno según sea su obra.
El que siembra escasamente, dice San Pablo, escasamente va a cosechar; y el que siembra abundantemente, abundantemente va a cosechar. El que siembra, digamos, 20 granitos de trigo, pues va a cosechar de 20 plantas de trigo. Y el que siembra mil granitos de trigo, pues va a cosechar de mil plantas de trigo, ¿quién va a cosechar más? Pues el que sembró más, porque el que siembra abundantemente, abundantemente va a cosechar. El que siembra escasamente, el que siembra un granito del trigo, pues va a cosechar de una sola plantita de trigo; va a cosechar poco, comparado con el que sembró mil granos de trigo, así es en el Programa del Señor, de Dios.
Y ahora, también la parábola del siervo fiel y prudente, encontramos que Cristo pregunta: “¿Quién es el siervo fiel y prudente, al cual puso su Señor sobre Su Casa?” ¿Cuál casa? La Casa del Señor, que es Su Iglesia.
Recuerden que en Hebreos, capítulo 3, verso 1 en adelante dice: que así como Dios colocó a Moisés sobre Su Casa, y él fue fiel en toda la Casa de Dios como siervo, Cristo como Hijo sobre Su Casa, la cual casa somos nosotros,” dice San Pablo, y la Casa es la Iglesia del Señor. Así como Dios colocó a Moisés sobre el pueblo hebreo, que es la casa de Dios del antiguo Pacto, y ahora la Casa de Dios del nuevo Pacto es la Iglesia del Señor Jesucristo; en el pueblo hebreo está representada la Iglesia del Señor Jesucristo, y en el pacto que le dio Dios al pueblo hebreo bajo el tiempo de Moisés, está representado el nuevo Pacto que un profeta como Moisés, Jesucristo, nos ha dado, le ha dado a Su pueblo, a Su Iglesia del nuevo Pacto, que es la Iglesia del Señor Jesucristo.
Y ahora, lo importante es trabajar bajo el nuevo Pacto, que están todas las promesas de grandes bendiciones en el Reino del Señor; bajo el nuevo Pacto están todas las bendiciones de la primogenitura, bajo el nuevo pacto es que están las promesas de los que nacerían en el Reino de Dios. Por eso Cristo dijo a Sus discípulos, no solamente a los doce apóstoles, y no solamente a los setenta que Él llamó luego, sino a todos los creyentes en Cristo que con Él estaban en aquel tiempo, que representan a todos los creyentes en Cristo de todas las edades o etapas de Su Iglesia.
Él, hablando a ellos, dijo: “No temáis manada pequeña, porque al Padre le ha placido daros el Reino.” Los herederos del Reino de Dios son Cristo y los creyentes en Él, por eso son reyes y sacerdotes según el Orden de Melquisedec. Y todos los hijos del Reino representados en el *trigo vendrían de los creyentes en Cristo; y todos los que nacerían del Cielo, del Reino celestial, serían creyentes en Cristo.
Si Israel en la entrada triunfal de Cristo lo recibe como Rey, pues todos los hijos del Reino nacerían allá, del pueblo hebreo y en medio del pueblo hebreo; pero esa parte fue dada a los creyentes en Cristo, que nacerían unos en Israel, otros en Asia Menor, otros en Europa, otros en el Continente Americano, y así por el estilo, y nacerían en otros muchos países, y esos serían los hijos del Reino de Dios que sería dado a los creyentes en Cristo; y esos serían los primogénitos escritos en el Cielo en el Libro de la Vida del Cordero. Y esos serían los que estarían bajo el nuevo Pacto que Dios prometió en Jeremías, capítulo 31, verso 31 al 36.
Y esos serían los que en esa bendición de la primogenitura, tendrían la bendición del nuevo nacimiento, entrarían al Reino de Dios, tendrían el cuerpo angelical, cuerpo teofánico, y luego recibirían el cuerpo físico, glorificado y eterno, tendrían todas las bendiciones de la primogenitura en el Reino de Dios. Esa parte fue dada a los creyentes en Cristo, de los cuales Cristo dijo: “No temáis manada pequeña, porque al Padre le ha placido daros el Reino.”
Y el mismo Cristo hablando allá en San Mateo, capítulo 22, vamos a ver lo que nos dice Cristo… capítulo 21, versos 42 en adelante dice, Jesús les dijo, hablando con los judíos, allá cuando habla de los labradores malvados, dice:
“Jesús les dijo: ¿Nunca leísteis en las Escrituras:
La piedra que desecharon los edificadores,
Ha venido a ser cabeza del ángulo.
El Señor ha hecho esto,
Y es cosa maravillosa a nuestros ojos
Por tanto os digo, que el reino de Dios será quitado de vosotros, y será dado a gente que produzca los frutos de él.”
Y ahora, el Reino le ha sido dado a los creyentes en Cristo, y por eso los hijos del Reino nacen, ¿dónde? En la planta de trigo, por medio del Espíritu o vida del grano de trigo, que es el Espíritu Santo, nacen en la planta de trigo, la Iglesia del Señor Jesucristo. Los hijos del Reino no pueden nacer en otra planta, como el trigo no puede nacer en un árbol de mango, o de aguacate, o de algún otro fruto; los granos de trigo tienen que nacer en la planta de trigo; como los granos de frijoles, ¿dónde tienen que nacer? En la planta de frijoles. Tan sencillo como eso.
Y ahora, podemos ver que hay una bendición para los creyentes en Cristo, los cuales están bajo el nuevo Pacto, y están representados en el trigo, que son los hijos del Reino.
Y ahora, la orden de Cristo fue: “NEGOCIAD ENTRE TANTO QUE VENGO.”
Por lo tanto, ‘negociad’ es trabajad, es un trabajo que se lleva a cabo, el cual comenzó en los días de los apóstoles; fue continuado el trabajo de Cristo, el cual es el que siembra la buena semilla, los hijos del Reino. Y para el Día Postrero, para el fin del siglo, el Hijo del Hombre enviará Sus Ángeles para llevarse a cabo la cosecha del trigo, y también el recogido de la cizaña, para ser atado en manojos la cizaña, ser atada en manojos y ser echada en el fuego que será manifestado en la gran tribulación; pero los hijos del Reino. en el Alfolí, en el Reino de Dios.
“NEGOCIAD ENTRE TANTO QUE VENGO,” dijo Cristo. Y continuamos trabajando, negociando, trabajando en la obra misionera y evangelística, y en todas las labores de la Obra de Dios, de la Iglesia del Señor Jesucristo, en este tiempo en el cual nos ha tocado vivir.
Algunos cuando Cristo venga para llevar a cabo ese juicio, que será lo que dice San Pablo: “Todos estaremos en el juicio ante el Tribunal de Cristo, todos nos presentaremos ante el Tribunal de Cristo.” Y esto es para recibir los galardones, las bendiciones. Por lo tanto, todos queremos dar buenas cuentas a Cristo.
Los creyentes en Cristo son los herederos del Reino, son también los herederos de la primogenitura. Y en la primogenitura está la Vida eterna, está por consiguiente, el cuerpo eterno y glorificado, está la herencia del Reino terrenal y del Reino celestial; porque es una herencia doble: herencia terrenal y herencia celestial, es una herencia de doble porción.
Como el primogénito en cada familia heredaba una doble porción de toda la propiedad del padre, y venía a ser la cabeza de la familia, venía a ser el que continuaba en la posición en que estaba el padre, el cual cuando muere lo sucede el primogénito, el hijo mayor; vendría a ser la cabeza de la familia.
También para los mensajeros de diferentes edades, la bendición de ser la cabeza de la edad, o sea, ser el padre de esa familia que nació en esa edad por medio del Espíritu de Cristo operado en el mensajero de esa edad. Así es como Cristo se reproduce en muchos hijos e hijas de Dios en cada edad; y eso ocurre en la Iglesia del Señor Jesucristo, que es la Esposa, la Novia Esposa de Cristo.
Así como Jacob tuvo doce hijos, durante las siete edades de la Iglesia Cristo ha tenido siete hijos mensajeros, a través de los cuales se han estado formando los miembros de la Iglesia de cada edad; digamos como, cada mensajero con su grupo una tribu, como el patriarca de cada edad. Y para el Día Postrero, habrá una bendición grande con la manifestación de Cristo en Espíritu Santo en el mensajero del Día Postrero.
Encontramos que para los hijos de Jacob hay doce tronos; de los veinticuatro tronos en el Cielo, doce pertenecen a los hijos de Jacob, y doce pertenecen a los apóstoles del Señor Jesucristo. Y también los siete mensajeros son reyes, porque todos los creyentes en Cristo son reyes y sacerdotes, y cada mensajero será la cabeza de su grupo.
Por lo tanto, digamos que en cierto territorio del Reino del Mesías estará el mensajero con su grupo, gobernando, reinando en ese territorio; y ese será el gabinete de Cristo representado en el mensajero de cada edad como gobernante o rey de ese territorio, gobernando sobre los que habitarán en el planeta Tierra durante el Reino milenial, los cuales vivirán, pero serán mortales; pero los creyentes en Cristo serán inmortales.
Los ciento cuarenta y cuatro mil resucitarán al final de la gran tribulación, para servirle a Cristo y a la Reina, la Iglesia del Señor Jesucristo, por lo tanto, también vendrán a ser inmortales; pasarán después a eternidad también con Cristo y Su Iglesia. Pero el resto de los seres humaos que vivirán en la Tierra en esos días, que habrán nacido en la Tierra, serán mortales; y dice la Escritura, que el niño a los cien años morirá, o sea que una persona que muera a los cien años todavía es un niño, está empezando a vivir.
Y el pecador… vean, habrá pecadores, y el pecador a los cien años ¿será qué? Maldito. Si ahora con menos de cien años el que rechaza a Cristo es maldito, en el milenio a los cien años ya no habrá más oportunidad; será maldito el pecador a los cien años. Eso será para los que sobrevivan durante la gran tribulación. Se van a multiplicar en el Reino del Mesías, no los creyentes en Cristo, porque ya estarán en cuerpo glorificados, y ya ni se casan ni se dan en casamiento, porque Cristo dice que serán como los ángeles, que ni se casan ni se dan en casamiento. Pero el resto de la gente que vivirá en el milenio, exceptuando también a los ciento cuarenta y cuatro mil, y a los que resucitaron con Cristo y regresarán también a la Tierra, exceptuando a esos, el resto de la gente se casarán, tendrán hijos.
Por eso dice que el niño a los cien años: “A los cien años el niño morirá.” O sea que una persona que muera a los cien años está como un niño, está jovencito todavía. Porque de mil años, de un reino de mil años, una persona que muere a los cien años, solamente vivió ¿cuánto? Una décima parte del milenio.
Y ahora, ese Reino del Mesías va a ser glorioso. Y nuestro deseo es estar en ese reino lo más pronto posible; en lo espiritual ya estamos, pero en lo físico vamos a estar muy pronto, cuando ya se haya llevado a cabo la Cena de las Bodas del Cordero y regresemos a la Tierra con Cristo. Tenemos que hacer la diferencia entre la Venida de Cristo a Su Iglesia antes de la gran tribulación, que será en secreto como ladrón en la noche, para llevarse Su Iglesia; y la Venida de Cristo después de la gran tribulación, que será para sentarse en el trono de David y reinar sobre el planeta Tierra completo, y tener delante de Él a todas las naciones y juzgarlas; unas entrarán al Reino del Mesías, y otras serán echadas en el fuego.
“NEGOCIAD ENTRE TANTO QUE VENGO.” Entre tanto que Él viene a Su Iglesia, los miembros de Su Iglesia han estado trabajando, negociando en el Reino de Cristo, trabajando en la Obra del Señor; continuemos negociando, trabajando con los talentos que Él nos ha dado, y Él recompensará a cada uno según sea su obra. “Porque vuestro trabajo en el Señor no es en vano.” (Primera de Corintios, capítulo 15, verso 58). Porque el siervo o el obrero es digno de su salario.
Que las bendiciones de Cristo, el Ángel del Pacto, sean sobre cada uno de ustedes y sobre mí también, para que continuemos negociando, trabajando en el Reino de Cristo, y Él multiplique esa bendición, y la Obra que hagamos sea mayor que la que ya hemos hecho en años pasados. En el Nombre el Señor Jesucristo. Amén.
Así como yo deseo los galardones más grandes para mí, deseo también los galardones más grandes para cada uno de ustedes; deseo los galardones más grandes para los de la Edad de la Piedra Angular; y es posible, porque esta es la Edad que no tiene límites, y la Edad en donde todos los creyentes creen que todo es posible para Dios y para el que cree. Porque no hay nada imposible para Dios, y no hay nada imposible para el que cree: para el que cree, todo es posible. Y se hace posible todo cuando la fe nuestra sube a un nivel que nada es imposible para el que cree.
Que Dios nos continúe bendiciendo a todos, y continúen pasando todos una tarde feliz llena de las bendiciones de Cristo nuestro Salvador.
Y adelante con el gran empujón que se le está dando al proyecto de La Gran Carpa Catedral, y el día 25, ahí el empujón aumentará al máximo, porque mientras llega ese día todavía estamos dándole un gran empujón, hasta llegar al máximo el día 25 de diciembre.
Algunos han dicho si se permite, si se les permite que usen el bono navideño para colocarlo en la Obra del Señor, colocarlo en el proyecto de La Gran Carpa Catedral: es permitido si lo hacen de todo corazón. Algunos también desean colocar una parte: también es permitido; lo que de todo corazón deseen hacer, pueden hacerlo. Es que me han dicho, por ejemplo en algunos países, que el bono para ellos ya en estos días lo están dando; en otros países es en diciembre, del día 15 ó 20 en adelante para que les rinda.
Cristo dijo: “Haced tesoros (¿dónde?) en el Cielo.” Por lo tanto, pueden hacer tesoros en el Cielo con lo que Dios les dé, con lo que Dios les bendiga, y almacenar bien en el Cielo tesoros, para disfrutarlos en el Reino del Mesías. Dejo nuevamente al misionero, doctor Miguel Bermúdez Marín con ustedes para finalizar nuestra parte. Y ya nos continuaremos viendo por medio de las transmisiones de satélite hasta que regresemos nuevamente a estar con ustedes el próximo año; aunque el misionero Miguel Bermúdez Marín va a estar con ustedes este año también, este año. Por lo tanto, reciban saludos de mi parte a través del misionero Miguel Bermúdez Marín para la fecha en que él estará viniendo para estar con ustedes.
Estén al tanto de las transmisiones y de las noticias que se estarán transmitiendo a través del satélite Amazonas, y de la página de internet de AMISRAEL; estén chequeando esa página los que tienen computadoras, porque ahí van a aparecer noticias relacionadas con el trabajo de AMISRAEL, relacionadas a toda la América latina, a todo el mundo entero, y también a Israel. Miguel siempre se aguanta, porque como a él le gustan los dulces, los postres, quiere un poquito más siempre, a eso le llamamos “el postre,” pero ya yo creo que el postre ya lo dimos, Miguel. Y ya cuando me despedí habíamos finalizado, pero después continuamos hablando, ya eso es el postre espiritual, así que ya tenemos todo, Miguel.
Que Dios te bendiga, Miguel, y a cada uno de ustedes también, y a mí también. Continúen pasando una tarde feliz, llena de las bendiciones de Cristo nuestro Salvador.
“NEGOCIAD ENTRE TANTO QUE VENGO.”