La profecía de los Dos Olivos

Muy buenas tardes, ministros y damas y jóvenes presentes, y también ministros y congregaciones en diferentes naciones.

Que las bendiciones de Cristo, el Ángel del Pacto, sean sobre todos ustedes y sobre mí también.

Para esta ocasión leemos en el libro del Apocalipsis (o Revelación), en el capítulo 11, verso 1 en adelante, que dice:

“Entonces me fue dada una caña semejante a una vara de medir, y se me dijo: Levántate, y mide el templo de Dios, y el altar, y a los que adoran en él.

Pero el patio que está fuera del templo déjalo aparte, y no lo midas, porque ha sido entregado a los gentiles; y ellos hollarán la ciudad santa cuarenta y dos meses.

Y daré a mis dos testigos que profeticen por mil doscientos sesenta días, vestidos de cilicio.

Estos testigos son los dos olivos, y los dos candeleros que están en pie delante del Dios de la tierra.

Si alguno quiere dañarlos, sale fuego de la boca de ellos, y devora a sus enemigos; y si alguno quiere hacerles daño, debe morir él de la misma manera.

Estos tienen poder para cerrar el cielo, a fin de que no llueva en los días de su profecía; y tienen poder sobre las aguas para convertirlas en sangre, y para herir la tierra con toda plaga, cuantas veces quieran.

Cuando hayan acabado su testimonio, la bestia que sube del abismo hará guerra contra ellos, y los vencerá y los matará.

Y sus cadáveres estarán en la plaza de la grande ciudad que en sentido espiritual se llama Sodoma y Egipto, donde también nuestro Señor fue crucificado.

Y los de los pueblos, tribus, lenguas y naciones verán sus cadáveres por tres días y medio, y no permitirán que sean sepultados.

Y los moradores de la tierra se regocijarán sobre ellos y se alegrarán, y se enviarán regalos unos a otros; porque estos dos profetas habían atormentado a los moradores de la tierra.

Pero después de tres días y medio entró en ellos el espíritu de vida enviado por Dios, y se levantaron sobre sus pies, y cayó gran temor sobre los que los vieron.

Y oyeron una gran voz del cielo, que les decía: Subid acá. Y subieron al cielo en una nube; y sus enemigos los vieron.

En aquella hora hubo un gran terremoto, y la décima parte de la ciudad se derrumbó, y por el terremoto murieron en número de siete mil hombres; y los demás se aterrorizaron, y dieron gloria al Dios del cielo.

El segundo ay pasó; he aquí, el tercer ay viene pronto.

El séptimo ángel tocó la trompeta, y hubo grandes voces en el cielo, que decían: Los reinos del mundo han venido a ser de nuestro Señor y de su Cristo; y él reinará por los siglos de los siglos.

Y los veinticuatro ancianos que estaban sentados delante de Dios en sus tronos, se postraron sobre sus rostros, y adoraron a Dios,

diciendo: Te damos gracias, Señor Dios Todopoderoso, el que eres y que eras y que has de venir, porque has tomado tu gran poder, y has reinado.

Y se airaron las naciones, y tu ira ha venido, y el tiempo de juzgar a los muertos, y de dar el galardón a tus siervos los profetas, a los santos, y a los que temen tu nombre, a los pequeños y a los grandes, y de destruir a los que destruyen la tierra.

Y el templo de Dios fue abierto en el cielo, y el arca de su pacto se veía en el templo. Y hubo relámpagos, voces, truenos, un terremoto y grande granizo”.

Que Dios bendiga nuestras almas con Su Palabra y nos permita entenderla.

En nuestra serie: “LA REVELACIÓN DE JESUCRISTO”, para esta ocasión el tema o subtema será: “LA PROFECÍA DE LOS DOS OLIVOS”.

Esta profecía de Apocalipsis, capítulo 11, que nos habla de los Dos Olivos…, y nos dice que son los Dos Candeleros que están en pie delante del Dios de la Tierra.

En Zacarías, capítulo 4, versos 1 al 14, Dios le mostró a este profeta (Zacarías) un candelero o candelabro con siete lámparas, y un depósito o vaso en la parte alta del candelero o candelabro. Ese depósito contenía el aceite de oliva que era suplido a las lámparas que tenía el candelabro; y a cada lado del candelabro le fue mostrado al profeta Zacarías un árbol de olivo; y dos ramas de olivo, una de cada árbol, llegaba al depósito y derramaba aceite como oro en el depósito del candelabro.

El aceite como oro representa al Espíritu Santo.

Los dos árboles de olivo y las dos ramas, vean, ahí tenemos a los ministerios que están señalados para este tiempo final: los ministerios de los Dos Testigos, que son los ministerios de Moisés y Elías que estarán repitiéndose en este tiempo final.

Y por eso es que encontramos en Apocalipsis, capítulo 11, que las mismas señales o los mismos juicios que trajo el Espíritu Santo a través de Moisés y a través del profeta Elías, nuevamente son traídos (estos juicios) por el Espíritu Santo, por Dios, bajo el ministerio y tiempo del ministerio de estos Dos Testigos que están prometidos para este tiempo final.

Esas son las dos ramas de olivo, son los dos olivos, y son también los dos candeleros que están en pie delante del Dios de la Tierra.

En el Antiguo Testamento tenemos los tipos y figuras. Allá el templo – o tabernáculo y luego el templo, tiene todo el tipo y figura del Templo celestial, de lo que hay en el Cielo.

Encontramos el lugar santísimo de ese tabernáculo, y luego del templo que construyó Salomón, que es tipo y figura del Lugar Santísimo del Templo celestial. Y el propiciatorio, que está sobre el arca del pacto, que es la tapa del arca del pacto, y es de oro puro; y tiene dos querubines, uno a cada lado, mirando uno a un lado y otro al otro, mirando hacia el arca del pacto: encontramos que son tipo y figura también de estos ministerios, y que en el Cielo estos ministerios vienen a ser los de Miguel y Gabriel; esos son los Dos Olivos en el Cielo, en el Templo celestial; están delante de Dios.

Recuerden que Gabriel, cuando le apareció al sacerdote Zacarías, le dijo: “Yo soy Gabriel, que estoy delante de Dios”. Vamos a ver cómo lo dijo, para tenerlo tal y como fue dicho por el Ángel Gabriel: capítulo 1 de San Lucas, verso 19, dice:

“Respondiendo el ángel, le dijo: Yo soy Gabriel, que estoy delante de Dios; y he (aquí he) sido enviado a hablarte, y darte estas buenas nuevas”.

Y ahora, aquí él dice que él está delante de Dios, y por eso él también podía ministrar en el Lugar Santo, donde estaba el altar del incienso.

Y, vean ustedes, él siendo mensajero enviado de Dios para traer buenas noticias, es el mensajero que le trae de parte de Dios esas buenas noticias a Zacarías; y luego, más adelante, a la virgen María también[1].

Es el Enviado de Dios desde el Cielo, por eso siempre le he llamado: el Ángel profeta de otra dimensión; porque él fue el que le dijo al profeta Daniel las cosas que iban a suceder al pueblo de Daniel, a la ciudad de Daniel, Jerusalén; y también le mostró el reino de los gentiles representado en una estatua que vio el rey Nabucodonosor, en el capítulo 2 del libro de Daniel, en donde le mostró el reino de los gentiles y sus diferentes etapas por las cuales pasaría; y luego el fin del reino de los gentiles, que corresponde al tiempo de los pies de hierro y de barro cocido del reino o imperio de los gentiles.

Comenzó con la cabeza de oro, que es Nabucodonosor y su imperio, y terminará en los pies de hierro y de barro cocido, que es la etapa en la cual se encuentra el reino de los gentiles desde hace muchos años y siglos también; pues ya las piernas de hierro pasaron, porque fue el imperio romano de los Césares.

Y ahora, fue el Ángel Gabriel el que trajo esas profecías al profeta Daniel, y Daniel las dio al pueblo al escribirlas para que quedaran grabadas en letra para la humanidad; fue una visión política y también con su parte espiritual o religiosa.

Todos los políticos necesitan obligatoriamente conocer esa y demás profecías del libro de Daniel, traídas por un…, diríamos “extraterrestres”, como dicen o dirían muchas personas; pero es por un personaje de otra dimensión, un hombre pero de otra dimensión, uno de los que están delante de la presencia de Dios.

Para el tiempo de Daniel, encontramos que este Ángel Gabriel tuvo mucha actividad en el mundo político y también en el mundo religioso; y el Ángel o Arcángel Miguel le ayudó en diferentes ocasiones, cuando el Ángel Gabriel lo necesitaba y pedía la intervención de Miguel con Su Ejército.

Para tener una idea de cómo es en el mundo invisible, tenemos que ver cómo es en este mundo terrenal y visible; y así tenemos un cuadro más claro y podemos entender que, como acá en nuestra dimensión terrenal hay gobernantes, hay personas en diferentes posiciones políticas y religiosas, también así es en el mundo espiritual o mundo invisible o mundo de los espíritus. Acá también hay ejércitos, y allá también; hay guerras, y allá también.

El capítulo 12 de Daniel y el capítulo 12 del Apocalipsis nos muestran al Ángel o Arcángel Miguel en una guerra, peleando contra el dragón, peleando contra el diablo, que estará encarnado (el diablo) en el anticristo en el Día Postrero o tiempo final. Tan simple como eso.

El Jinete del caballo blanco de Apocalipsis guerreará contra el anticristo, contra la bestia y el o los ejércitos de la bestia; pues Cristo también tiene Su Ejército en Apocalipsis, capítulo 19, que son todos los redimidos por la Sangre de Cristo, los cuales encontramos que han partido (muchos de ellos) a través de las edades, y queda un grupo pequeño en la Tierra; pero todos los que partieron van a ser resucitados en cuerpos eternos, regresarán a la Tierra con cuerpos inmortales jóvenes, y con todo el poder de Dios.

Con el cuerpo nuevo glorificado y eterno y joven, ya la muerte no tendrá lugar en los escogidos.

Y con un Ejército de inmortales Cristo va a tener la victoria contra la bestia y el ejército de la bestia o ejércitos de la best-… del anticristo; o sea, del diablo, que estará encarnado en el anticristo.

Y luego, entonces, vendrá la paz: la paz en el Reino de Dios, en el Reino del Mesías, la cual la traerá el Mesías-Príncipe.

Es importante saber estas cosas para poder comprender el por qué el planeta Tierra y toda la humanidad están en la condición en que se encuentran. Es que hemos llegado al tiempo final o Día Postrero, en donde se va a completar la Iglesia del Señor Jesucristo; y Cristo, entonces, saldrá del Trono de Intercesión, se levantará del Trono de Intercesión, del Trono del Padre, para hacer Su Obra de Reclamo: tomando el Título de Propiedad, abriéndolo en el Cielo, y trayéndolo a la Tierra y entregándolo a quien corresponda; y le ordenará que profetice sobre muchos pueblos, naciones y lenguas; pues las cosas que van a suceder estarán siendo habladas, profetizadas.

Como cuando Dios llamó a Moisés allá en la zarza que ardía y no se consumía, y lo envió a Egipto para sacar al pueblo hebreo de la esclavitud, y le dijo las cosas que tenía que Moisés hablar allí en Egipto[2], entre las cuales encontramos las diez plagas; no las habló todas a la vez, sino que en cada ocasión que Dios le decía: “Dile a Faraón… Di lo que va a suceder: ‘Va a venir tal plaga’”, y venía[3].

Los magos comenzaron a hacer lo mismo; o sea que cuando Moisés decía que van a venir plagas: “Vengan plagas, vengan piojos”, o “vengan moscas”, los magos con sus actos mágicos también producían moscas y piojos en el momento correspondiente. Como cuando Moisés a través de Aarón, con Aarón, tiró la vara, su vara, al piso delante del faraón y se convirtió en una serpiente, una culebra, y entonces los magos vinieron por orden del faraón y tiraron sus varas también, y se convirtieron en serpientes, en culebras; pero la vara de Moisés se las tragó a ellas[4].

O sea, el poder de Dios se tragará, absorberá, todo poder del enemigo. No podrá hacerle frente el poder del enemigo al poder de Dios. Por lo tanto, allí en Moisés tuvo la victoria en contra de los magos que estaban al servicio de Faraón y su reino.

Así también cuando Moisés hablaba las plagas que iban a venir y los magos las veían también que surgían, ellos se ponían a decir: “Nosotros también podemos hacer lo mismo”, y producían también de lo mismo; pero no las podían quitar; ahí estaba la diferencia.

Como cuando con sus varas: las tiraron al piso y se convirtieron en serpientes o culebras, pero no las pudieron tomar, porque la vara de Moisés se las tragó; pero Moisés sí pudo tomar su vara, que se había convertido en serpiente, luego fue convertida nuevamente en una vara.

Así que en el tiempo en que venían las plagas, entonces el faraón le pide a Moisés que orara a Dios, que pidiera a Dios que quitara la plaga que venía. Y Moisés pedía a Dios, ordenaba —de parte de Dios— Moisés, que la plaga se fuera; y se iba la plaga, desaparecía.

Para el tiempo de la gran tribulación vendrán las plagas nuevamente, se repetirán. El único que podrá quitar cualquier plaga será Moisés y Elías. Así que habrá un trabajo para ser llevado a cabo.

Ahora, antes de la gran tribulación estará pasando algo muy importante.

Recuerden que antes de Moisés ir a Egipto, ya él era un hombre mayor, ya se había encontrado con Dios y ya había conocido a Dios antes de llegar a Egipto.

Elías, antes de hablar las plagas, como la sequía, dijo – él dijo, por ahí por el capítulo 17 del libro de Reyes… En el libro de Reyes, Primera de Reyes, capítulo 17, vean, ya Elías conocía a Dios, el Dios de Israel, desde hacía muchos años. Capítulo 17 de Primera de Reyes, verso 1 en adelante, dice:

“Entonces Elías tisbita, que era de los moradores de Galaad, dijo a Acab: Vive Jehová Dios de Israel, en cuya presencia estoy, que no habrá lluvia ni rocío en estos años, sino por mi palabra”.

Y ahora vean cómo un hombre puede decir: “No va a haber lluvia”; está declarando la sequía: “No habrá lluvia en todos estos días, sino por mi palabra”.

“… no habrá lluvia ni rocío en estos años (o sea que la declaró, la sequía, para años), sino por mi palabra”.

O sea que, para que luego viniera lluvia, tenía que (el profeta Elías) quitar la plaga de la sequía hablando la Palabra correcta, la Palabra que trajera la lluvia: declarando lluvia. Así como declaró sequía hablando la Palabra creadora y quitando la lluvia, luego tenía que hablar la Palabra creadora para que viniera la lluvia: “No habrá lluvia ni rocío, sino por mi palabra”.

En lo espiritual, encontramos que para el tiempo final o Día Postrero, luego de las siete edades de la Iglesia, no habrá lluvia espiritual sino por la Palabra del ministerio de Elías. La Lluvia Tardía y Temprana, del Evangelio del Reino y del Evangelio de la Gracia, en el Día Postrero, vendrá por el ministerio de Elías; para que pueda venir una bendición espiritual sobre los creyentes en Cristo, y extenderse esa bendición a toda la humanidad.

La Lluvia Temprana y Tardía está prometida para el tiempo final, donde las dos lluvias estarán cayendo a la misma vez: la Lluvia de la enseñanza del Evangelio del Reino, que gira alrededor de la Segunda Venida de Cristo; y la Lluvia Temprana, que gira alrededor de la Primera Venida de Cristo. Ambas lluvias de enseñanza estarán en la Tierra en medio de la humanidad en el Día Postrero, por la Palabra del ministerio de Elías, el ministerio de uno de los Dos Olivos.

Estos dos ministerios están prometidos para el Día Postrero, y por consiguiente tendrán un papel muy importante en medio de la raza humana.

La profecía del Día Postrero, o el Mensaje profético del Día Postrero, corresponde a los ministerios de Moisés y Elías. Quien reciba y se coma el Librito que trae el Ángel Fuerte que desciende del Cielo en Apocalipsis, capítulo 10, lo cual es el Libro de los Siete Sellos o el Libro sellado con siete Sellos, que es abierto en el Cielo por Cristo…; es también el Libro de la Vida del Cordero, es el Título de Propiedad de la vida eterna, es el Título de Propiedad de los Cielos y de la Tierra, Título de Propiedad de toda la Creación, donde están escritos los nombres de todos los que vendrían a ser miembros de la Iglesia del Señor Jesucristo.

Ese Título de Propiedad lo tenía Adán, y lo perdió cuando pecó; regresó a la diestra de Dios, el cual está sentado en el Trono celestial. Y en el Día Postrero Cristo lo tomará y lo abrirá en el Cielo, cuando haya completado Su Iglesia; lo traerá a la Tierra y lo entregará a un hombre para que se lo coma, y luego le dice: “Es necesario que profetices sobre muchos pueblos, naciones, lenguas y reyes”.

“Y me dijo…”, capítulo 10, verso 11 [Apocalipsis]:

“Y él me dijo: Es necesario que profetices otra vez sobre muchos pueblos, naciones, lenguas y reyes”.

¿Qué va a profetizar? Va a profetizar las cosas que han de suceder, las cuales están contenidas en este Libro; en este Libro que él se come, para luego profetizar de acuerdo al contenido en el Libro que él se comió.

Es como sucedió con el profeta Jeremías y con el profeta Ezequiel. Por ejemplo, en el caso del profeta Ezequiel encontramos que le fue dicho que se comiera lo que él encontrara. Capítulo 2, verso 7 en adelante, dice:

“Les hablarás, pues, mis palabras, escuchen o dejen de escuchar; porque son muy rebeldes.

Mas tú, hijo de hombre, oye lo que yo te hablo; no seas rebelde como la casa rebelde; abre tu boca, y come lo que yo te doy.

Y miré, y he aquí una mano extendida hacia mí, y en ella había un rollo de libro.

Y lo extendió delante de mí, y estaba escrito por delante (dentro) y por detrás; y había escritas en él endechas y lamentaciones…”.

Y luego el capítulo 3 continúa diciendo [verso 1]:

“Me dijo: Hijo de hombre, come lo que hallas; come este rollo, y ve y habla a la casa de Israel.

Y abrí mi boca, y me hizo comer aquel rollo.

Y me dijo: Hijo de hombre, alimenta tu vientre…”.

Recuerden que no solamente de pan vivirá el hombre, sino de toda Palabra que sale de la boca de Dios. Espiritualmente usted no se puede alimentar con comida física; tiene que ser con comida espiritual: tiene que ser con la Palabra de Dios. “No solamente de pan vivirá el hombre, sino de toda Palabra que sale de la boca de Dios” (San Mateo, capítulo 4, verso 4).

Y aquí, esta Palabra que le es entregada a Ezequiel, es Alimento para Ezequiel; en la boca es dulce, pero en el vientre es amargo.

Es dulce la Palabra de Dios; no hay otra cosa más dulce que la miel, sino la Palabra de Dios. Y trae también luego ciertas situaciones difíciles, como las persecuciones, las críticas en contra de la persona que se come la Palabra; tanto del mensajero para la edad que está vigente (y aparece ese mensajero y recibe la Palabra, el Mensaje de Dios para su tiempo; y luego lo habla y el pueblo también lo recibe)…; pero luego también hay persecuciones, cosas que no se quisieran, pero vienen. Eso pasó con todos los profetas de Dios, incluyendo al mismo Señor Jesucristo y a los apóstoles. Por lo tanto, eso es así, y no podemos evitar que sea así.

Recuerden que es el mismo caso allá en el tiempo de Abraham: el hijo de la sierva perseguía al hijo de la libre, al hijo de la promesa[5].

Sigue diciendo [verso 2]:

“Y abrí mi boca, y me hizo comer aquel rollo.

Y me dijo: Hijo de hombre, alimenta tu vientre, y llena tus entrañas de este rollo que yo te doy. Y lo comí, y fue en mi boca dulce como miel (así mismo pasa en Apocalipsis, capítulo 10, verso 1 al 11).

Luego me dijo: Hijo de hombre, ve y entra a la casa de Israel, y habla a ellos con mis palabras”.

Pues las palabras están en el rollo que él se comió.

Recuerden que los libros eran rollos en aquel tiempo, eran en rollos de pieles; y después, más adelante, también pergaminos (en algunos países) de papiro y otras cosas; y en medio del pueblo hebreo encontramos que se usaba mucho los libros que se escribían en rollos de pieles.

Y ahora, podemos ver lo que sucede aquí con Ezequiel, que luego también se repite en Apocalipsis, capítulo 10.

Luego, en el capítulo 11, ya está profetizando el que se comió el Libro; profetizando con las palabras contenidas en el Libro sellado con siete Sellos, que es abierto por el Señor y traído a la Tierra y entregado a un hombre; como fue entregado a Juan, que es el tipo y figura del que se comerá el Libro en el Día Postrero; pues Juan representa tanto a cada mensajero de la Iglesia del Señor —y, sobre todo, al último—, y también a la Iglesia del Señor.

Y ahora, en Apocalipsis, capítulo 14, también nos dice, verso 6 al 7:

“Vi volar por en medio del cielo a otro ángel, que tenía el evangelio eterno para predicarlo a los moradores de la tierra, a toda nación, tribu, lengua y pueblo”.

Y ahora, la orden que recibe el que se come el Libro en Apocalipsis, capítulo 10, luego encontramos que es el mismo personaje: el que es enviado para profetizar, para predicar el Evangelio Eterno a todos los moradores de la Tierra, a toda nación, tribu, lengua y pueblo. Ese es el que tiene el ministerio del Día Postrero, en el cual los ministerios prometidos para el Día Postrero estarán siendo manifestados; y así se cumplirá la profecía de los Dos Olivos de Apocalipsis, capítulo 11, versos 1 al 11… o 1 al 14, y se cumplirá el Programa Divino que Dios tiene para la promesa de los Dos Olivos.

Siendo que el candelabro en el Nuevo Pacto es la Iglesia del Señor Jesucristo, con sus siete edades o siete lámparas, y los Dos Olivos están a cada lado del candelabro, habrá una relación de los Dos Olivos con la Iglesia del Señor Jesucristo.

Recuerden que la cuarta manifestación de Elías aparece ¿dónde? En la Iglesia del Señor, en la séptima edad; por lo tanto, es ahí donde continúa; y luego hará la conexión con el pueblo hebreo.

Por lo tanto, ustedes van a ver ese ministerio moviéndose de la Iglesia, de en medio del cristianismo, al pueblo hebreo; es el ministerio que podrá hacer esa conexión con el pueblo hebreo, ese entrelace con el pueblo hebreo; y Moisés viene con él, el ministerio de Moisés viene también con Elías.

Por lo tanto, en medio de la Iglesia del Señor Jesucristo habrá una bendición grande en el Día Postrero, en el tiempo final, que luego pasará también al pueblo hebreo. Es por medio de los Dos Olivos, los ministerios de Moisés y Elías, que las Buenas Nuevas, el Evangelio, pasará al pueblo hebreo; el Evangelio del Reino irá de entre los gentiles a los judíos. Tan simple o sencillo como eso.

Y ahora, para que tengamos un cuadro más claro, leemos lo que el reverendo William Branham dijo en el mensaje “La Fiesta de las Trompetas”. En la página 129, versos 1150[6] (o sea, que es el mil ciento cincuenta), dice [Citas]:

1150 – “[270] Ahora, tan pronto como esta Iglesia… (…); el misterio del Séptimo Sello es conocido”.

O sea que el misterio del Séptimo Sello va a ser conocido por la Iglesia del Señor Jesucristo; y el Séptimo Sello es la Venida del Señor en el Día Postrero.

1150 – “[270] Ahora, tan pronto como esta Iglesia… (…); el misterio del Séptimo Sello es conocido. Los judíos son llamados por el misterio de la Séptima Trompeta, que son dos profetas, Elías y Moisés”.

O sea que el misterio del Séptimo Sello es revelado a la Iglesia; y el misterio de la Séptima Trompeta es revelado al pueblo hebreo: recibe el llamado de Dios por medio del ministerio de los Dos Olivos, bajo el misterio de la Séptima Trompeta sonando.

También la página 130 dice, párrafo 1164[7] [Citas]:

1164 – “[158] Recuerden que ‘los que están vivos y queden, no impedirán a los que están durmiendo; porque la Trompeta de Dios, esa última Trompeta…’. La sexta acaba de tocar. Y esa última Trompeta, como el último Sello, será la Venida del Señor. ‘Tocará, y los muertos en Cristo se levantarán primero’”.

La Séptima Trompeta, como el Séptimo Sello, ¿es qué? La Venida del Señor.

Y ahora pasamos a la página 149, párrafo 1333[8], que dice…, del libro de Citas (tomada esta cita del mensaje “Avergonzado de Él”), dice:

1333 – “[158] Recuerden que ‘los que viven y quedan, no impedirán a los que duermen; porque la Trompeta de Dios, esa última Trompeta…’. La sexta acaba de sonar. Y esa última Trompeta, con el último Sello, será la Venida del Señor. ‘Tocará, y los muertos en Cristo se levantarán primero’. Solo descansando (o sea, los que han partido, solo descansando ¿hasta qué?) hasta ese tiempo”.

Y los que vivimos: pues esperando el cumplimiento de Su promesa.

La Séptima Trompeta y el Séptimo Sello ¿son qué, o es qué? Pues la Venida del Señor: la Venida del Señor para la Iglesia, y la Venida de Moisés y Elías para el pueblo hebreo.

Así que podemos ver: Séptimo Sello para la Iglesia, el cual será revelado a la Iglesia, abierto a la Iglesia, y entonces entenderá lo que es el Séptimo Sello, el contenido del Séptimo Sello; y para el pueblo hebreo la Trompeta suena, la misma Trompeta que dice Primera de Corintios, capítulo 15, versos 50 al 58: “He aquí, os digo un misterio: No todos dormiremos (o sea, no todos moriremos); mas todos seremos transformados, en un momento, en un abrir y cerrar de ojos, a la Final Trompeta; porque será tocada la Trompeta, y los muertos en Cristo resucitarán incorruptibles (o sea, resucitarán primero), y luego nosotros los que vivimos seremos (¿qué?) transformados”.

Esa Final Trompeta o Trompeta Final, o sea, la Voz de Dios, de Cristo hablando por última vez; y eso será el cumplimiento pues de la Fiesta de las Trompetas. Esa es la Fiesta de las Trompetas, en donde se estará anunciando todas las cosas que han de suceder.

Por lo tanto, cuando los judíos y el cristianismo miren, unos van a decir: “Yo estoy viendo tal cosa”; el otro va a decir: “Yo estoy viendo esto otro”. Pero en resumen: estarán viendo la Séptima Trompeta unos, y otros el Séptimo Sello. “Porque el Hijo del Hombre viene con Sus Ángeles, y entonces pagará a cada uno conforme a sus obras”[9].

En el Monte de la Transfiguración también aparecieron Moisés y Elías, en la visión de la Venida del Hijo del Hombre con Sus Ángeles[10]. En esa visión vieron, por anticipado, lo que será la Venida del Hijo del Hombre con Sus Ángeles.

Por lo tanto, la profecía de los Dos Olivos se cumplirá como está profetizado: bajo la Séptima Trompeta para los judíos: Moisés y Elías; y bajo el Séptimo Sello para la Iglesia del Señor: la Venida del Señor.

Ahora, cuando se manifiesta un ministerio que ya fue manifestado en otro tiempo y en un hombre de otro tiempo, cuando vuelve a repetirse ese ministerio, es en otra persona, otro hombre del tiempo donde se cumple esa profecía.

Por eso el reverendo William Branham dijo: “Yo creo que será un hombre de este tiempo”[11], cuando le preguntaron acerca de Elías en su quinta manifestación.

Y como ya vino en su cuarta manifestación para la séptima edad, pues entonces tiene que venir para otra etapa de la Iglesia en su quinta manifestación, y para el pueblo hebreo. Eso es para la etapa o Edad de la Piedra Angular, que será de bendición para el cristianismo y de bendición para el pueblo hebreo. Ahí estará el Séptimo Sello para la Iglesia, para el cristianismo, y la Séptima Trompeta para los judíos. Ahí estará el ministerio de Jesús para la Iglesia, y el ministerio de Moisés y Elías para el pueblo hebreo.

Primero se ve el ministerio de Elías; después, más adelante, se ve el de Moisés; y después se ve el del Señor.

Elías, Moisés y Jesús o Yeshua; son los ministerios de Elías, Moisés y Yeshua o Jesús, repitiéndose en el Día Postrero, operados por el mismo que los operó en el tiempo en que ellos estuvieron en la Tierra: operados por el Espíritu Santo, el Ángel del Pacto, en el Día Postrero, que es el único que tiene ministerios.

Pero en quien los opere: ni será Elías literalmente, ni será Moisés literalmente, ni será Jesús literalmente; solo el ministerio de Elías, de Moisés y de Jesús o Yeshua, operados por el Espíritu Santo. Y así Dios cumplirá todo lo que Él ha prometido para Su Iglesia y para el pueblo hebreo en este tiempo final, en el Día Postrero.

“LA PROFECÍA DE LOS DOS OLIVOS”.

Mañana domingo continuaremos con el tema correspondiente, que es: “EL ESTABLECIMIENTO…” (¿del Reino?), “EL ESTABLECIMIENTO…” [Hno: “De la Teocracia”]. Ese es el Reino (jeje). “EL ESTABLECIMIENTO DE LA TEOCRACIA”.

Eso será el Reino de Dios: la teocracia fusionada con la monarquía, como está establecido. O en palabras más claras, la monarquía subirá a un nivel…, al nivel más alto en que puede llegar.

Ha sido para mí una bendición y privilegio grande estar con ustedes en esta ocasión, dándoles testimonio de lo que es “LA PROFECÍA DE LOS DOS OLIVOS”.

Continúen pasando una tarde feliz, llena de las bendiciones de Cristo nuestro Salvador.

Y adelante trabajando en el Programa Divino, conscientes del tiempo en que estamos viviendo y los ministerios que están prometidos para este tiempo final, para estar en la Iglesia del Señor Jesucristo y también en el pueblo hebreo.

Dios les bendiga y les guarde, y dejo con ustedes nuevamente al reverendo José Benjamín Pérez.

Y no sé si tendrá algunas palabras el misionero Miguel Bermúdez Marín para todos los que están conectados con esta reunión mensual, que se lleva a cabo una vez al mes con todos los países, y todos los ministros y sus congregaciones.

Dios les bendiga y Dios les guarde a todos los ministros y sus congregaciones, y les use grandemente en Su Obra en este tiempo final.

Bueno, continúen pasando una tarde feliz.

“LA PROFECÍA DE LOS DOS OLIVOS”.

[Revisión agosto 2025]

[1] San Lucas 1:26-38

[2] Éxodo 3:1-22

[3] Éxodo 7:14-25, 8:1-15, 8:16-19, 8:20-32, 9:1-7, 9:13-35, 10:1-20, 10:21-29, 11:1-10, 12:29-30

[4] Éxodo 7:8-12

[5] Génesis 21:8-14, Gálatas 4:28-31

[6] Citas, pág. 129, párr. 1150: 64-0719M “La Fiesta de las Trompetas”, párrs. 270-272

[7] Citas, pág. 130, párr. 1164: 64-0726E “Cisternas rotas”, párr. 158

[8] Citas, pág. 149, párr. 1333: 64-0726E “Cisternas rotas”, párr. 158

[9] San Mateo 16:27

[10] Mt. 17:1-8, Mr. 9:2-8, Lc. 9:28-36

[11] Los Sellos, pág. 399, párr. 94

Scroll al inicio