Cielos nuevos y Tierra nueva

Muy buenos días, amables amigos y hermanos presentes, ministros presentes también, y los que están a través del satélite Amazonas o de internet en diferentes naciones; ministros, iglesias, hermanos de diferentes naciones.

Feliz Día de las Madres allá, a todas las madres allá en Bolivia, que Dios las bendiga grandemente. Y que Dios bendiga también grandemente a todo el pueblo de Dios, a todos los creyentes en Cristo nuestro Salvador. Y que Dios bendiga allá al misionero Miguel Bermúdez Marín, donde se encuentra en estos momentos.

Para esta ocasión leemos en Isaías, capítulo 66, verso 22, donde dice… capítulo 66, verso 22, de Isaías:

“Porque como los cielos nuevos y la nueva tierra que yo hago permanecerán delante de mí, dice Jehová, así permanecerá (delante de mí) vuestra descendencia y vuestro nombre”.

Que Dios bendiga nuestras almas con Su Palabra y nos permita entenderla.

“CIELOS NUEVOS Y TIERRA NUEVA”, es lo que aquí está prometido:

“… como los cielos nuevos y la nueva tierra que yo hago permanecerán delante de mí, dice Jehová, así permanecerá vuestra descendencia y vuestro nombre”.

“CIELOS NUEVOS Y TIERRA NUEVA”.

Los cielos es la atmósfera, donde hay seres espirituales, y del cual el apóstol San Pablo nos habla en Efesios. Nos dice en Efesios y en Colosenses… Colosenses 2 (lo tengo aquí) dice [verso 15]:

“… y despojando a los principados y a las potestades, los exhibió públicamente, triunfando sobre ellos en la cruz”.

Y en Efesios, capítulo 2, verso 2 también… verso 1 al 2 dice:

“Y él os dio vida a vosotros (o sea, Cristo), cuando estabais muertos en vuestros delitos y pecados,

en los cuales anduvisteis en otro tiempo, siguiendo la corriente de este mundo, conforme al príncipe de la potestad del aire, el espíritu que ahora opera en los hijos de desobediencia”.

El príncipe de la potestad del aire es Satanás.

Ahora, capítulo 6, verso 12, de Efesios, nos dice:

“Porque no tenemos lucha contra sangre y carne, sino contra principados, contra potestades, contra los gobernadores de las tinieblas de este siglo, contra huestes espirituales de maldad en las regiones celestes”.

Ahí podemos ver todas estas cosas que están sucediendo en el aire y que afectan a los seres humanos; porque la humanidad, todas las naciones, han estado siendo controladas por el príncipe de las tinieblas, que es el maligno, el diablo o Satanás.

Cuando Cristo estuvo en el desierto, llevado por el Espíritu Santo, estuvo cuarenta días y cuarenta noches sin comer y sin beber; allí fue tentado por el maligno, Satanás, el diablo, el cual le hizo una oferta a Jesús, en San Mateo, capítulo 4, en donde le dice (en el capítulo 4, verso 8 en adelante):

“Otra vez le llevó el diablo a un monte muy alto, y le mostró todos los reinos del mundo y la gloria de ellos,

y le dijo: Todo esto te daré, si postrado me adorares.

Entonces Jesús le dijo: Vete, Satanás, porque escrito está: Al Señor tu Dios adorarás, y a él solo servirás.

(Y) El diablo entonces le dejó; y he aquí vinieron ángeles y le servían”.

Ahí podemos ver que el diablo le ofrece a Cristo los reinos de este mundo. Y en San Lucas, capítulo 4, dice lo mismo, con algo más para que podamos entender mejor. Dice capítulo 4, verso 5 en adelante, de San Lucas:

“Y le llevó el diablo a un alto monte, y le mostró en un momento todos los reinos de la tierra.

Y le dijo el diablo: A ti te daré toda esta potestad, y la gloria de ellos; porque a mí me ha sido entregada, y a quien quiero la doy.

Si tú postrado me adorares, todos serán tuyos.

Respondiendo Jesús, le dijo: Vete de mí, Satanás, porque escrito está: Al Señor tu Dios adorarás, y a él solo servirás”.

Aquí el diablo le dice que todos los reinos, toda esa potestad de todos esos reinos, le han sido dados, le ha sido dada esa potestad al diablo, a Satanás, y a quien él quiere le da esa potestad. Fue una oferta grande. Y le dice que si postrado lo adoraba, toda esa potestad de todos los reinos del mundo le serían dadas a Cristo; o sea que vendría a ser el rey mundial, el que gobernaría el mundo entero.

Estando en el tiempo del imperio romano, que en la estatua que vio el rey Nabucodonosor y le interpretó el profeta Daniel, en el capítulo 2, verso 1 al 45… La estatua que vio el rey Nabucodonosor representa el reino de los gentiles, que comenzó con el rey Nabucodonosor y su imperio, representado en la cabeza de oro; luego continuó a otra etapa, representada en el pecho y los brazos de plata, que fue el reino o el imperio medo-persa; luego continuó y pasó a otra etapa el reino de los gentiles: al vientre y los muslos de bronce, que fue el imperio de Grecia, comenzando allí con Alejandro el Grande; luego pasó a otra etapa, representada esa etapa en las piernas de hierro, y los pies de hierro y de barro cocido.

Las piernas de hierro vino a ser el imperio romano, el cual estaba en el tiempo de Jesús gobernando aún sobre Israel.

El imperio de los Césares vino a ser las piernas de hierro. Después que cayó el imperio romano, entonces comenzó la etapa de los pies de hierro y de barro cocido; etapa que aún permanece.

Siendo que en los días de Jesús estaba el imperio romano gobernando: el reino de los gentiles estaba en la etapa de las piernas de hierro, correspondiente esa etapa al imperio romano.

Si Cristo aceptaba esa propuesta de Satanás, vendría a ser el emperador romano en aquel tiempo; de alguna forma sería coronado como el emperador romano y gobernaría al mundo entero con ese imperio romano, vendría a ser el César. Recuerden que el César es un título que pasaba de un emperador romano a otro emperador romano.

Pero en el Reino de Dios hay un título muy importante, y no es el César, sino el título de Hijo de David; ese es el título que corresponde al Mesías-Príncipe, a Cristo, para sentarse sobre el Trono de David y reinar sobre Israel y sobre todas las naciones; y Él no cambió el título por el título del César (o César).

Vean aquí, San Lucas, capítulo 1, versos 30 en adelante, dice:

“Entonces el ángel le dijo (este es el Ángel Gabriel): María, no temas, porque has hallado gracia delante de Dios.

Y ahora, concebirás en tu vientre, y darás a luz un hijo, y llamarás su nombre Jesús.

Este será grande, y será llamado Hijo del Altísimo; y el Señor Dios le dará el trono de David su padre…”.

¿Qué trono le dará? El Trono de David; por lo tanto Él es El David de ese Reino; no el César del reino romano, sino El David del Reino de David y Trono de David; por lo cual es el Hijo de David.

“Este será grande, y será llamado Hijo del Altísimo; y el Señor Dios le dará el trono de David su padre;

y reinará sobre la casa de Jacob para siempre, y su reino no tendrá fin”.

Y esto va de acuerdo también a la promesa de Dios por medio del profeta Isaías, en el capítulo 9, verso 6 al 7, que dice:

“Porque un niño nos es nacido, hijo nos es dado, y el principado sobre su hombro; y se llamará su nombre Admirable, Consejero, Dios Fuerte, Padre Eterno, Príncipe de Paz.

Lo dilatado de su imperio y la paz no tendrán límite, sobre el trono de David y sobre su reino…”.

Aquí tenemos el Trono de David y el Reino de David, al cual este niño que nacería, este Hijo que sería dado, sería el heredero; el cual se sentará sobre el Trono de David, y reinará sobre Israel y sobre todas las naciones.

“… disponiéndolo y confirmándolo en juicio y en justicia desde ahora y para siempre. El celo de Jehová de los ejércitos hará esto”.

O sea que será una Obra de Dios lo que va a llevar al Mesías-Príncipe a sentarse sobre el Trono de David y heredar el Reino de David.

Ahora vimos que hay una lucha contra huestes espirituales en el aire, que es la atmósfera, llamado también Cielo, en donde y desde donde influyen sobre la raza humana, sobre todas las naciones.

Pero de parte de Dios y de la dimensión de Dios, pasando de la séptima dimensión a la sexta dimensión, Dios envía ángeles a los creyentes en Cristo, a la Iglesia del Señor Jesucristo, y es protegida por huestes celestiales.

En Hebreos, capítulo 1, versos 5 en adelante, dice:

“Porque ¿a cuál de los ángeles dijo Dios jamás:

Mi Hijo eres tú,

Yo te he engendrado hoy,

y otra vez:

Yo seré a él Padre,

Y él me será a mí hijo?

Y otra vez, cuando introduce al Primogénito en el mundo, dice:

Adórenle todos los ángeles de Dios.

Ciertamente de los ángeles dice:

El que hace a sus ángeles espíritus,

Y a sus ministros llama de fuego”.

Luego el verso 14 de este mismo capítulo 1 de Hebreos dice:

“¿No son todos espíritus ministradores, enviados para servicio a favor de los que serán herederos de la salvación?”.

O sea, esos ángeles administradores traen la Palabra al pueblo de Dios. Y vean:

“… espíritus ministradores, enviados para servicio a favor de los que serán herederos de la salvación”.

O sea, a favor de los creyentes en Cristo, a favor de la Iglesia del Señor Jesucristo.

Y el mismo Cristo dijo: “Yo estaré con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo”. (San Mateo, capítulo 28, verso 20).

Ahora, encontramos en las palabras de Jesús también, en el capítulo 12, verso 31, dice [San Juan]:

“Ahora es el juicio de este mundo; ahora el príncipe de este mundo será echado fuera.

Y yo, si fuere levantado de la tierra, a todos atraeré a mí mismo.

Y decía esto dando a entender de qué muerte iba a morir”.

Y vean, con Su muerte, levantado en la Cruz, ha estado atrayendo hacia Él millones de seres humanos a través de estos dos mil años que han transcurrido de Cristo hacia acá.

En el capítulo 14, verso 30, dice [San Juan]:

“No hablaré ya mucho con vosotros; porque viene el príncipe de este mundo, y él nada tiene en mí”.

Satanás, el príncipe de este mundo, quería tener a Cristo como rey del reino de las tinieblas, pero Cristo rechazó; por lo tanto, ni Cristo tiene nada en el reino del maligno, ni el maligno tiene nada en Cristo ni en el Reino de Cristo.

Hay otro lugar del cual habla… Capítulo 16, verso 11, dice, de San Juan también:

“… y de juicio, por cuanto el príncipe de este mundo ha sido ya juzgado”.

Ahora, hemos visto lo que son los Cielos, de los cuales también San Pablo y San Pedro nos hablan. Veamos lo que San Pedro dice, refiriéndose a la atmósfera como Cielo. Segunda de Pedro, capítulo 3, verso 8 en adelante, dice:

“Mas, oh amados, no ignoréis esto: que para con el Señor un día es como mil años, y mil años como un día (también el Salmo 90, verso 4, nos habla de lo mismo).

El Señor no retarda su promesa, según algunos la tienen por tardanza, sino que es paciente para con nosotros, no queriendo que ninguno perezca, sino que todos procedan al arrepentimiento”.

Es la paciencia de Dios para salvación, es la paciencia de Dios y misericordia de Dios, porque Él desea que todos procedan al arrepentimiento: recibiendo a Cristo como único y suficiente Salvador, para que reciban el perdón de sus pecados, y Cristo los reciba, y con Su Sangre los limpia de todo pecado, sean bautizados en agua en el Nombre del Señor, y Cristo los bautice con Espíritu Santo y Fuego, y produzca en las personas el nuevo nacimiento. Por lo tanto, es la paciencia de Dios.

“Pero el día del Señor vendrá como ladrón en la noche; en el cual los cielos pasarán con grande estruendo, y los elementos ardiendo serán deshechos, y la tierra y las obras que en ella hay serán quemadas”.

O sea que hay aquí una profecía de que los cielos pasarán con grande estruendo y la Tierra va a ser quemada; y las obras que hay en la Tierra: construcciones, ciudades, todas estas cosas hechas por el hombre, van a ser deshechas.

“Puesto que todas estas cosas han de ser deshechas, ¡cómo no debéis vosotros andar en santa y piadosa manera de vivir,

esperando y apresurándoos para la venida del día de Dios, en el cual los cielos, encendiéndose, serán deshechos, y los elementos, siendo quemados, se fundirán!”.

O sea que se va a encender – se van encender los cielos, se va a encender la atmósfera; la atmósfera se va a encender.

“Pero nosotros esperamos, según sus promesas, cielos nuevos y tierra nueva, en los cuales mora la justicia”.

Hay un pueblo que sabe que esta Tierra va a ser quemada y los cielos también, o sea, la atmósfera; pero este pueblo está esperando, según la promesa de Dios, cielos nuevos y Tierra nueva.

Ya vimos lo que son los cielos. O sea que va a venir, luego de ser quemados los cielos, la atmósfera, va a venir una nueva atmósfera para el planeta Tierra; eso será luego de la gran tribulación, y luego del Juicio Final también.

Pero antes de eso habrá un Reino de mil años con el Mesías, que va a gobernar sobre Israel y sobre todas las naciones; y eso será la restauración del Reino de David, con el Mesías-Príncipe sobre el Trono de David.

En ese Reino de mil años habrá muerte, habrá pecado también; eso es durante el Reino Milenial, el cual está mostrado en Isaías, nos habla Isaías acerca del Milenio.

Nos habla la Escritura que en ese Reino el niño morirá de 100 años. Un niño de 100 años ustedes no lo han visto; pero si es un milenio, en donde se pueden vivir 1000 años, 100 años es una décima parte de la vida de una persona.

Y digamos que se vive actualmente 70 a 100 años: la décima parte de 70 son 7 años, un niño; y la décima parte de 100 son 10 años, un niño también. Y la décima parte de 1000 son 100 años: un niño en términos de tiempo, de años.

“Y el pecador de 100 años será maldito”; o sea que no podrá vivir más de 100 años el pecador. El pecador que logre vivir mucho, lo más que podrá vivir serán 100 años; será maldito, morirá[1].

Y ahora… Eso es el Reino Milenial, en donde la simiente de Abraham recibirá el Reino, conforme a Romanos, capítulo 4, verso 13; dice:

“Porque no por la ley fue dada a Abraham o a su descendencia la promesa de que sería heredero del mundo, sino por la justicia de la fe”.

“Heredero del mundo”; a Abraham y a su descendencia fue dada esa promesa. El Reino Milenial estará gobernado por el Mesías-Príncipe, un descendiente de Abraham; descendiente de Abraham.

Veamos Apocalipsis, capítulo 11, donde tenemos más información; versos 15 en adelante dice:

“El séptimo ángel tocó la trompeta, y hubo grandes voces en el cielo, que decían: Los reinos del mundo han venido a ser de nuestro Señor y de su Cristo; y él reinará por los siglos de los siglos”.

Los reinos de este mundo vendrán a ser de Cristo.

Y ahora, podemos ver que está muy cerca ese Reino del Mesías. Es un Reino glorioso; pero habrá algunas situaciones, que serán controladas por el Mesías en Su Reino. Veamos aquí en Zacarías, capítulo 14, verso 9 en adelante, dice:

“Y Jehová será rey sobre toda la tierra (o sea, Dios a través del Mesías). En aquel día Jehová será uno, y uno su nombre”.

Vean, en el Reino de Dios: Dios es Uno, y uno Su Nombre.

En el reino que Satanás le ofreció a Jesús, si postrado lo adoraba, vean, la adoración de ese reino es diabólica, satánica, adoración al diablo; paganismo, que viene del tiempo de Nimrod, en donde su padre Cus con Nimrod fundaron ese reino allá[2], y la adoración, la religión, fue diabólica, al maligno; todo así era dirigido. Sacrificaban niños a esos dioses paganos que tenían.

Y eso de un sinnúmero de dioses de diferentes naciones, dioses principales, eso viene del tiempo de Nimrod y su padre Cus; que era (Cus) el intérprete de esos dioses, de esos espíritus malos que eran adorados por medio de la religión babilónica; la cual fue pasando de imperio babilónico al imperio medo-persa, del imperio medo-persa al imperio de Grecia (griego), y del imperio de Grecia al imperio romano, y del imperio romano pasa a los pies de hierro y de barro cocido.

Porque en los pies de hierro y de barro cocido es donde la Piedra no cortada de manos, que es la Segunda Venida de Cristo, será una realidad en el Día Postrero; viniendo Cristo para establecer Su Reino, reclamar todo lo que Él ha redimido con Su Sangre: el planeta Tierra, los seres humanos, todos los creyentes en Él; y el Reino de David, para ser restaurado en la Tierra, el cual es el Reino de Dios en la Tierra. Eso corresponde al Reino Milenial, Reino de mil años, del Mesías, del Ungido, del Cristo.

Pero antes de eso viene un tiempo de tribulación; viene un tiempo en donde la Tierra va a ser enderezada por medio de explosiones nucleares en una Tercera Guerra Mundial, y también los volcanes en erupción, y un sinnúmero de problemas grandes que vendrán sobre la raza humana, que están señaladas como las plagas que caerán sobre la raza humana en el tiempo – en un lapso de tiempo de tres años y medio, que corresponde al tiempo del fin o fin del tiempo.

Así terminará el reino de los gentiles: con el juicio divino sobre el reino de los gentiles en la etapa de los pies de hierro y de barro cocido.

Durante esa etapa el anticristo estará reinando, gobernando; y su reino, en los pies de hierro y de barro cocido, será destruido por el juicio divino que Dios traerá sobre ese reino, que son las plagas contenidas en las Copas que serán vaciadas sobre la Tierra; y sobre todo la séptima Copa, que es la que corresponde a este tiempo final. Y esto va unido a la Trompeta Final, Gran Voz de Trompeta o Séptima Trompeta, que son los Dos Olivos, los ministerios de Moisés y Elías repitiéndose.

Para ese tiempo de tres años y medio de la gran tribulación, los creyentes en Cristo nacidos de nuevo, que forman la Iglesia del Señor Jesucristo, que estarán vivos todavía en la Tierra: van a recibir la fe, la revelación, para ser transformados y llevados con Cristo a la Cena de las Bodas del Cordero; y los muertos creyentes en Cristo serán resucitados en cuerpos inmortales, cuerpos incorruptibles, cuerpos glorificados, igual al cuerpo glorificado de nuestro amado Señor Jesucristo.

Y así los muertos creyentes en Cristo resucitados con cuerpos glorificados se reunirán con los creyentes en Cristo que estarán vivos en ese tiempo; y cuando los veamos, seremos transformados. Y luego, pues estaremos una temporada corta en la Tierra: de 30 a 40 días, y luego nos iremos con Cristo a la Cena de las Bodas del Cordero al Cielo, a la Casa de nuestro Padre celestial.

Es importante conocer las promesas de Dios para los creyentes en Cristo; porque usted no puede creer una cosa de la cual no ha escuchado. “¿Cómo creerán si no les es predicado? ¿Y cómo les será predicado si no hay quién les predique?”[3].

Por lo tanto, siempre la fe viene por el oír, por el oír la Palabra de Dios[4], el Mensaje de Dios correspondiente al tiempo en que la persona está viviendo.

Antes de nuestra transformación recibiremos la fe…, la fe subirá a tal nivel que obtendremos nuestra transformación.

Ha sido llamada por algunos predicadores: fe de rapto; como la que tenía Enoc, que fue raptado para no ver muerte[5]; como la que tenía el profeta Elías, que fue raptado para no ver muerte[6]; y así por el estilo.

Estamos en un tiempo en que la Voz o Voces, los Siete Truenos de Apocalipsis, capítulo 10, le van a dar la fe para ser transformados y raptados a todos los creyentes en Cristo que están ordenados para ser transformados e ir a la Cena de las Bodas del Cordero; esos son los que forman la Iglesia-Novia del Señor Jesucristo, esos son los elegidos de Dios, los escogidos de Dios, los predestinados de Dios; esos son los que tienen sus nombres escritos en el Cielo, en el Libro de la Vida del Cordero. Esos son aquellos de los cuales San Pablo dice:

“Mas nuestra ciudadanía está en los cielos, de donde también esperamos al Salvador, al Señor Jesucristo;

el cual transformará el cuerpo de la humillación nuestra, para que sea semejante al cuerpo de la gloria suya, por el poder con el cual puede también sujetar a sí mismo todas las cosas”. (Filipenses, capítulo 3, verso 20 al 21).

Esto es una promesa divina dada por el Espíritu Santo a través del apóstol San Pablo.

Por lo tanto, siendo creyentes en Cristo y las promesas que Él por medio de Sus apóstoles ha hecho para Su Iglesia, permanecemos firmes esperando nuestra transformación.

Y si alguno parte o muere físicamente, pues espera en el Paraíso la resurrección; porque Cristo irá por el Paraíso y los traerá: a todos los creyentes que están en el Paraíso, los traerá a la Tierra para darles un cuerpo físico, eterno, inmortal, incorruptible y glorificado. Eso será la resurrección: la resurrección en cuerpos glorificados, cuerpos inmortales, cuerpos incorruptibles.

Y para los que estén vivos, ya, por cuanto nuestros cuerpos vienen del polvo de la tierra, ya la tierra que va a usar Cristo para nuestra transformación, ya la tenemos. Una transformación. Y así luego estaremos siempre con el Señor.

Todo eso es antes de la gran tribulación.

O sea, empezamos a hablar lo correspondiente a la eternidad, luego pasamos a lo que es antes de la eternidad: el Juicio Final, para lo cual hay una resurrección, que es la segunda resurrección de todos los que han vivido en el planeta Tierra, y…, excepto los creyentes en Cristo, que ya estarán en cuerpos glorificados (ya habrán resucitado los que habían muerto), y excepto aquellos que resucitaron con Cristo cuando Cristo resucitó en San Mateo, capítulo 27, verso 51 en adelante.

En el Reino Milenial y para el Reino Milenial, antes de comenzar el Reino Milenial ocurre la resurrección de los muertos en Cristo, creyentes en Cristo; y aun antes de comenzar la gran tribulación ocurre la resurrección de los muertos en Cristo, que es llamada en Apocalipsis, capítulo 20, verso 4 al 6: la primera resurrección.

Y veamos aquí lo que nos dice de esta primera resurrección, y la bendición que habrá para las personas que tengan parte en la primera resurrección. Capítulo 20, verso 4 en adelante, dice:

“Y vi tronos, y se sentaron sobre ellos los que recibieron facultad de juzgar; y vi las almas de los decapitados por causa del testimonio de Jesús y por la palabra de Dios, los que no habían adorado a la bestia ni a su imagen, y que no recibieron la marca en sus frentes ni en sus manos; y vivieron y reinaron con Cristo mil años.

Pero los otros muertos no volvieron a vivir hasta que se cumplieron mil años. Esta es la primera resurrección”.

La primera resurrección es la de los creyentes en Cristo que van a reinar con Cristo por mil años, en donde van a ser reyes, sacerdotes y jueces.

Hemos visto que este tiempo en que vivimos es el tiempo final. Y en este tiempo final o ciclo es que las promesas correspondientes a este tiempo final las hemos estado viendo, las señales y profecías han estado cumpliéndose: “Señales en el sol, la luna y las estrellas, y en la Tierra angustia de la gente, confundidas a causa…; por el temor y la expectación de las cosas que han de venir”[7]; o sea, el sonido del mar y de las olas, o sea, los maremotos o tsunamis, y así por el estilo.

Hemos visto todas esas señales; y carros de fuego o platillos voladores apareciendo en los cielos, en los aires – en el aire, y la gente con mucho temor. Y con las cosas que los científicos están descubriendo, de los problemas del medio ambiente, de terremotos…; como está descubierto, dado a conocer por los científicos: terremoto para California. Los Ángeles, California, Hollywood y todos esos lugares serán destruidos con un gran terremoto que está siendo anunciado por los científicos, y que concuerda con las Escrituras[8]; el cual, lo más seguro, va a afectar todas las costas de los países que colindan con el Pacífico.

Las costas del Pacífico de todos los países de la América Latina van a ser afectadas con el maremoto o tsunamis y el terremoto; o sea que hay un grave peligro para el continente americano completo. Pero “nadie nos podrá apartar del amor de Dios, que es en Cristo Jesús Señor nuestro; ni la vida, ni la muerte, ni ángeles, ni principados, ni lo alto, ni lo bajo, nada nos podrá apartar del amor de Dios, que es en Cristo Jesús Señor nuestro”[9].

“Aunque la Tierra tiemble, y los montes se traspasen al corazón del mar, no temeré mal alguno porque el Señor estará conmigo”[10], ¿y con quién más? Con cada uno de ustedes también.

Que si el cuerpo físico muere: la persona sigue viviendo, porque la persona es alma, espíritu y cuerpo; lo que muere es el cuerpo físico. El espíritu, que es otro cuerpo de otra dimensión, un cuerpo angelical que tienen los creyentes, en ese cuerpo sigue viviendo el alma de cada creyente en Cristo: va a vivir al Paraíso. Por lo tanto, no hay ningún problema para los creyentes en Cristo.

Y los que estén vivos hasta la Venida del Señor, al completar Su Iglesia, y levantarse del Trono de Intercesión en el Cielo, y tomar el Título de Propiedad, el Libro de los Siete Sellos o sellado con siete Sellos, y abrirlo en el Cielo, y traerlo a la Tierra, en Apocalipsis, capítulo 10, verso 1 en adelante…

En el capítulo 5 de Apocalipsis toma el Libro, lo abre en el Cielo (capítulo 5, capítulo 6 y capítulo 8); y lo trae a la Tierra abierto y lo entrega a un hombre: Juan allá, tipo y figura del que recibe ese Título de Propiedad en el Día Postrero. Y eso está ligado a la Iglesia del Señor Jesucristo para recibir la fe para ser transformados y raptados, llevados con Cristo a la Cena de las Bodas del Cordero.

Lo que esos Siete Truenos de Apocalipsis, capítulo 10, que es la Voz de Cristo, ya no como Cordero sino como León, clamando como León, hablando como León; el contenido de esos Siete Truenos, lo que habla, lo que revela esos Siete Truenos, que es el misterio del Séptimo Sello, el misterio de la Segunda Venida de Cristo, será lo que le dará a los creyentes en Cristo la fe para ser transformados y llevados con Cristo a la Cena de las Bodas del Cordero.

Así como escuchar la predicación del Evangelio de Cristo, en donde se da a conocer el misterio de la Primera Venida de Cristo y Su muerte en la Cruz del Calvario como Cordero de Dios, llevando nuestros pecados para con Su Sangre limpiarnos de todo pecado; y transformarnos: producir una transformación en nuestras vidas, producir el nuevo nacimiento, en donde obtenemos el cuerpo angelical o espiritual, llamado el ángel que cada persona tiene; y eso es, al recibir el Espíritu de Cristo, que la persona recibe el nuevo nacimiento, nace de nuevo.

Luego, con la revelación divina de la Segunda Venida de Cristo, del Séptimo Sello, en el cumplimiento de la Segunda Venida de Cristo, cuando se cumpla, obtendremos la revelación y la fe —que gira alrededor de la Segunda Venida de Cristo— para ser transformados físicamente y obtener el cuerpo físico inmortal, incorruptible y glorificado.

Sin lo que dijeron esos Siete Truenos, que es la Voz de Cristo hablando como León, no se puede llevar a cabo la transformación de los vivos en Cristo y la resurrección de los muertos creyentes en Cristo.

La Voz de Cristo clamando como cuando ruge un león, el cual es el Ángel Fuerte que desciende del Cielo en Apocalipsis 10, es: Cristo hablando Su Mensaje Final para Su Iglesia, hablando en medio de Su Iglesia en el Día Postrero; para eso es que está prometida la Segunda Venida de Cristo. Porque nuestra ciudadanía está en los Cielos, porque hemos nacido de nuevo; al nacer de nuevo nacemos del Cielo, porque el nuevo nacimiento no es terrenal, es celestial.

Nicodemo pensaba que era un nacimiento terrenal: entrando en el vientre de su madre y nacer de nuevo; pero Cristo le dijo: “El que no nazca del Agua y del Espíritu, no puede entrar al Reino de Dios”[11].

Ya los creyentes en Cristo nacidos de nuevo han entrado al Reino de Dios, al Reino de Cristo nuestro Salvador. En la esfera espiritual están en el Reino de Cristo; y ahora les falta la esfera física, el cuerpo físico, que corresponde al Reino de Dios físicamente, el cual será el cuerpo nuevo, inmortal, incorruptible y glorificado.

Dios dice: “He aquí, yo hago nuevas todas las cosas”[12]: Tierra nueva, cielos nuevos, cuerpo nuevo y Reino nuevo: el Reino del Mesías.

Vamos a verlo aquí de nuevo, en Apocalipsis 11, verso 15 en adelante:

“El séptimo ángel tocó la trompeta, y hubo grandes voces en el cielo, que decían: Los reinos del mundo han venido a ser de nuestro Señor y de su Cristo; y él reinará por los siglos de los siglos.

Y los veinticuatro ancianos que estaban sentados delante de Dios en sus tronos, se postraron sobre sus rostros, y adoraron a Dios,

diciendo: Te damos gracias, Señor Dios Todopoderoso, el que eres y que eras y que has de venir, porque has tomado tu gran poder, y has reinado.

Y se airaron las naciones, y tu ira ha venido, y el tiempo de juzgar a los muertos, y de dar el galardón a tus siervos los profetas, a los santos, y a los que temen tu nombre, a los pequeños y a los grandes, y de destruir a los que destruyen la tierra.

Y el templo de Dios fue abierto en el cielo, y el arca de su pacto se veía en el templo. Y hubo relámpagos, voces, truenos, un terremoto y grande granizo (ahí tienen el terremoto nuevamente)”.

Estamos en un tiempo —en lo físico— peligroso para los seres humanos, por lo cual es bueno tomar las precauciones.

Cuando hay temporada de tormentas, hay que asegurar la casa, las ventanas, y tener para asegurar las puertas; y si es el techo de zinc: asegurar el zinc, que no se lo lleve el viento, asegurarlo con los cables que se colocan y se amarran en la tierra o en ciertas partes (en hierros que entierran en la tierra, para ahí amarrar los cables, o en alguna parte de la parte de abajo de la casa); amarrar ahí los cables para que no se lleve el zinc, si la casa es de – el techo es de zinc. Y estar preparados siempre en las temporadas de tormentas.

Y también ahora llegó la – ahora están en su apogeo la etapa de los terremotos, que eso es todo el año; uno también tiene que saber cómo cuidarse y cómo cuidar a su familia en caso de un terremoto.

Es mejor estar preparado y que nada pase; y no estar preparado y suceda algo, y usted no sepa qué va hacer. Tenemos que proteger la familia y tenemos que protegernos como individuos cada uno también.

Así que es importante tomar todas las precauciones necesarias si usted desea escapar en algún momento de un desastre natural de tormenta, terremoto, tsunamis, maremotos, de todas estas cosas; volcanes también.

Por acá por Puerto Rico no sabemos de ningún volcán, pero Centroamérica está llena de volcanes, y otros países de la América Latina; y Norteamérica debe tener también algunos volcanes en algunos territorios.

Por lo tanto, tenemos que estar preparados, saber por lo menos cómo hacer para salir de la casa si un terremoto ocurre, saber lo que hay que hacer. Y si no puede salir, saber cómo tiene que protegerse dentro de la casa.

Y también, si compra cinco libras de arroz, pues entonces compre un poquito más para en caso de un problema; o como se hace en tiempo de tormentas: su latita de galletas y su café, agua también (embotellada), y alguna comidita enlatada; eso nunca está de más. Y lo puede renovar cada tiempo: trae nueva, y usa la que está ya con mucho tiempo en la casa. O sea, eso sería, diríamos, comprar por adelantado.

Eso es para tomar precauciones. Se deben hacer esas cositas por el bienestar de la familia, por el bienestar de todos; porque en un caso de desastre, no va a estar buscando a donde su vecino: que quiere que le dé algo, y fue usted el que no tomó precauciones. No le puede quitar lo que el vecino hizo tomando precauciones.

Bueno, tampoco puede esperar que los demás estén obligados a ayudarle; es usted con su familia quien tiene que hacer su parte. Y si le sobra algo al vecino o a alguna amistad y le puede compartir con usted, pues se lo agradece; pero no le puede quitar los alimentos de sus hijos para dárselo a usted y a los hijos suyos; aunque puede entonces darle un poquito nada más. Tampoco, si le va a dar algo, no puede esperar que le dé todo lo que usted necesita; porque cada cual almacenó conforme a su necesidad.

Y el que almacenó un poquito más, para la necesidad suya y de alguna otra persona que se ve en aprieto y que no haya sido negligente… Los negligentes siempre tienen problemas, y después se quejan que nadie los ayuda; y después exigen que están obligados a ayudarlos. Pero cada cual está responsabilizado por sí mismo y por su familia.

Ahora, los creyentes en Cristo se ayudan unos a los otros también; pero cuando ven a un vago… En el tiempo de San Pablo y San Pedro, cuando veían a uno que era vago, Pablo dijo: “El que no trabaje, que no coma”[13]. El que no trabaje, que no coma; porque había personas que no les gustaba trabajar e iban de casa en casa para comer, para que les dieran comida de casa en casa. O sea que los alimentos que tenían para la familia, entonces tenían que darle a esas personas, que lo que hacían era pasándola de vagos, sin querer trabajar, viviendo de los demás. San Pablo corrigió eso, y fue fuerte cuando habló de ese problema.

Ahora, antes de llegar a los cielos nuevos y a la Tierra nueva, vean, tenemos que pasar por un momento, un tiempo de apretura; y en ese tiempo va a ser el cumplimiento de la Venida del Señor; en ese tiempo los Siete Truenos, la revelación de los Siete Truenos, los Siete Truenos, que es la Voz de Cristo, va a Cristo hablar a Su Iglesia, y eso será hablando con Voz tronante; o sea, los Siete Truenos hablando a Su Iglesia, revelándole el misterio de Su Venida.

Para ese tiempo los creyentes en Cristo van a estar pasando momentos de apretura; y en medio de esa situación ocurrirá la resurrección de los muertos en Cristo, para lo cual habrá un terremoto muy grande profetizado, como fue en el tiempo de la resurrección de Cristo y los santos que resucitaron con Él. Y habrá una confusión tan grande a nivel mundial que ni se van a dar cuenta que hubo una resurrección; como pasó en el tiempo de Jesucristo, que ni aun Sus discípulos se dieron cuenta que había ocurrido la resurrección.

Resucitó Cristo y los santos del Antiguo Testamento, y aparecieron a muchos en la ciudad: Abraham y Sara, Isaac y Rebeca, Jacob y Raquel, y así por el estilo; y los hijos de Jacob, por medio de las diferentes…, la resurrección por medio… En esta resurrección fue: los del Antiguo Testamento[14]: Jacob, Raquel la amada, con la cual él se casó, la novia amada; también Lea resucitó y sus hijos; todos ellos jovencitos; Abraham jovencito, Sara jovencita; y así por el estilo fue allá.

Y así va a ser en este tiempo final: la resurrección de los apóstoles con todos los creyentes del tiempo de los apóstoles, los creyentes del tiempo de San Pablo, con todos los ministros también, los creyentes de cada etapa de la Iglesia, incluyendo los creyentes de este tiempo final que hayan muerto físicamente: resucitarán en cuerpos eternos; y los que estemos vivos seremos transformados.

Luego de una temporada corta, digamos, estrenando el nuevo cuerpo aquí en la Tierra, ya adoptados…; pues la adopción es la redención del cuerpo físico, la transformación de nuestros cuerpos.

Y luego de 30 a 40 días seremos arrebatados con Cristo al Cielo, a la Casa del Padre celestial, a la Cena de las Bodas del Cordero, que durará tres años y medio la fiesta de la Cena de las Bodas del Cordero, mientras en esta Tierra estarán pasando por tres años y medio por los juicios de la gran tribulación, estarán pasando todos los que quedaron en la Tierra: las vírgenes insensatas, que eran creyentes en Cristo que no tenían aceite en sus lámparas, o sea, que no tenían el Espíritu Santo: no habían nacido de nuevo por consiguiente; y ni se dieron cuenta de la Venida del Señor, ni que las vírgenes prudentes entraron con Él a las Bodas y se cerró la Puerta[15].

Luego, regresaremos con Cristo a la Tierra para comenzar con Cristo el Reino Milenial.

Después habrá una batalla, porque el diablo o Satanás…, que antes de comenzar el Milenio, el Reino, durante ese tiempo, para comenzar el Reino, en el capítulo 20, verso 1 al 3 [Apocalipsis], un Ángel Fuerte que desciende del Cielo con una cadena en Su mano ató al diablo, lo encadenó, y lo echó al pozo del abismo por un tiempo, o sea, por mil años.

Después que los mil años sean cumplidos será soltado o suelto, se soltará – lo soltarán, y volverá a engañar a las naciones; y tratará de dar un golpe de Estado al Mesías y Su Reino, pero descenderá fuego del cielo y los destruirá.

Y luego ahí vendrá la resurrección de todos los muertos, para ser juzgados, los muertos desde el tiempo de Caín para acá; y serán juzgados por todas las cosas que hicieron estando en sus cuerpos de carne. Serán resucitados nuevamente en cuerpos de carne, estarán igual a como eran en el tiempo en que vivieron en la Tierra; y ahí por eso es que el diablo trata de usar a todas esas personas: para dar un golpe de Estado al Reino del Mesías.

Y luego comienza el Juicio Final; y al terminar: el que fue condenado es echado al lago de fuego, donde está el diablo, el falso profeta, el anticristo y la bestia; y el que no fue hallado escrito en el Libro de la Vida, porque fue o borrado o porque nunca estuvo escrito ahí, también será echado en el lago de fuego, en donde será su cuerpo, espíritu y alma aniquilado completamente: será quemado en cuerpo, espíritu y alma[16].

Y entonces la Tierra pasará también por fuego, para quemar todo germen, toda enfermedad, todo espíritu malo, todas las cosas malas que hay sobre la Tierra; y lo que hay en el aire, en la atmósfera, también será quemado; y por consiguiente, el reino completo de las tinieblas será quemado y será aniquilado completamente: dejará de existir. Todo lo malo dejará de existir.

Y luego la Tierra será restaurada a vida eterna. Será… serán cielos nuevos y Tierra nueva, una Tierra nueva y un cielo nuevo; un planeta Tierra que ha recibido una transformación, y por lo cual es una Tierra nueva, como el cuerpo que hemos de recibir: será un cuerpo nuevo, un cuerpo glorificado. Y ahí yo voy a estar con Cristo, ¿y quién más? Cada uno de ustedes también, en esa Tierra nueva, en donde habrá una Ciudad llamada la Nueva Jerusalén.

En cuanto al terreno, ese Monte surgirá del corazón de la Tierra por medio de los volcanes. En cuanto a sus habitantes, pues serán los que vienen del Cielo con Cristo: Su Iglesia y los santos del Antiguo Testamento, y todos los que en el Juicio Final recibieron Vida allí, que no fueron condenados.

Por lo tanto, es importante conocer todas estas promesas de Dios para los creyentes en Cristo, para que nuestra fe esté bien fundada en Cristo y Sus promesas, sabiendo que viviremos eternamente con Cristo en Su Reino.

La Nueva Jerusalén, la Ciudad de Dios, estará en el territorio que hoy es llamado Israel. Será una ciudad de 1500 millas… alrededor de 1500 millas de largo, 1500 millas de ancho y 1500 millas de alto también[17]; o sea que es una Ciudad que caben unos cuantos millones de creyentes.

Esa Ciudad, esa Nueva Jerusalén, la Ciudad de Dios, tendrá el Nombre de Dios[18]; y ahí estarán todos los creyentes en Cristo. Esa es la Ciudad que Abraham buscaba: una Ciudad cuyo Arquitecto es Dios, Arquitecto y Constructor es Dios[19].

Y en esa Ciudad, los primeros serán postreros, y los postreros primeros[20]. O sea que, siendo tan alta (de 1500 millas de alto), van a estar en esa Ciudad de acuerdo al tiempo en que vivieron.

Los creyentes en Cristo, los cristianos o el cristianismo, comenzó en el tiempo de los apóstoles, por eso tendrá puertas y muros con nombres escritos allí; dice que esas puertas y esos muros tendrán nombres. Por ejemplo, el verso 14 del capítulo 21 de Apocalipsis dice:

“Y el muro de la ciudad tenía doce cimientos, y sobre ellos los doce nombres de los doce apóstoles del Cordero (de Cristo)”.

Es importante saber estas cosas.

Miren también, el verso 12 dice [Apocalipsis 21]:

“Tenía un muro grande y alto con doce puertas; y en las puertas, doce ángeles, y nombres inscritos, que son los de las doce tribus de los hijos de Israel”.

Esas 12 puertas, cada puerta tiene el nombre de uno de los hijos de Jacob: Rubén…; de Rubén hasta Benjamín. Y el muro tendrá 12 nombres también, que son los nombres de los apóstoles del Señor.

Ahora, no piensen que el nombre de Judas Iscariote va a estar allí; porque él perdió esa bendición, y por consiguiente otra persona, otro apóstol, fue colocado en su lugar[21]. Así que la posición, el lugar, no se perdió; el que se perdió fue el que podía ser un buen candidato, pero vendió al Señor; y la bendición pasó a otra persona; otra persona vino a ocupar el lugar de bendición que estaba ocupando Judas Iscariote.

Los apóstoles estarán también a la puerta de la Ciudad; porque Cristo dijo en el capítulo 19 de San Mateo, capítulo 19, versos 26 al 30; y capítulo…; y también en San Lucas. En San Lucas fue dicho también que ellos van a ocupar 12 tronos y van a juzgar a las 12 tribus de Israel[22]; 12 tronos para 12 apóstoles, que estarán como jueces; porque el Reino del Mesías es teocrático y estará fusionado con la monarquía de David.

Vean, en el tiempo de los jueces Dios reinaba a través de los jueces; y en el tiempo de los reyes, Dios reinaba – o los reyes reinaban para Dios.

El Reino del Mesías va a ser glorioso, el Reino Milenial; pero más glorioso va a ser la eternidad.

Vean, en la eternidad y para la eternidad, dice que allí no había templo, y que allí no habrá noche ni luz del sol. ¿Por qué? Porque la Columna de Fuego, la presencia de Dios y de Cristo alumbrarán esa Ciudad; no habrá noche en esa Ciudad. Y no habrá que pagar luz eléctrica tampoco, ni agua tampoco; está el río que sale del Trono de Dios y también está la Columna de Fuego alumbrando en esa Ciudad. No habrá noche, todo será día, las 24 horas; entonces sí se podrá decir: “Las 24 horas del día”.

El capítulo 21, verso 22 en adelante, dice [Apocalipsis]:

“Y no vi en ella templo; porque el Señor Dios Todopoderoso es el templo de ella, y el Cordero.

La ciudad no tiene necesidad de sol ni de luna que brillen en ella; porque la gloria de Dios la ilumina, y el Cordero es su lumbrera.

Y las naciones que hubieren sido salvas andarán a la luz de ella; y los reyes de la tierra traerán su gloria y honor a ella.

Sus puertas nunca serán cerradas de día, pues allí no habrá noche.

Y llevarán la gloria y la honra de las naciones a ella.

No entrará en ella ninguna cosa inmunda, o que hace abominación y mentira, sino solamente los que están inscritos en el libro de la vida del Cordero”.

Esa Ciudad es para los que están inscritos en el Libro de la Vida del Cordero. Esa es la Ciudad de la cual yo soy un ciudadano, ¿y quién más? Cada uno de ustedes también. Esa Ciudad estará en la Tierra en el territorio donde actualmente está Israel.

Los cielos actualmente están contaminados, la Tierra está contaminada, todo está contaminado, pero en los cielos nuevos y en la Tierra nueva no habrá contaminación; todo será nuevo.

Y aun nuestros cuerpos, que están contaminados desde la caída del ser humano en el Huerto del Edén, ya no estarán contaminados, sino que serán cuerpos eternos, inmortales, incorruptibles, glorificados, cuando Dios cumpla lo que dice: “He aquí, yo hago nuevas todas las cosas”; y comienza con nosotros. El mismo Plan de Redención es para la Tierra, para el planeta Tierra con sus cielos, su atmósfera.

Deseamos que lleguen pronto esos cielos nuevos y Tierra nueva, pero faltan mil años y algo para que lleguen.

El Reino Milenial no es los cielos nuevos y la Tierra nueva, es un lapso de tiempo en donde estaremos con Cristo reinando, en donde Cristo como Hijo de David toma el Trono y el Reino de David, al cual Él es el heredero.

En ese Reino yo voy a estar. En el Reino Milenial van a estar otras personas. ¿Quiénes son? Ustedes también, juntamente con los santos de otros tiempos, de otras edades y de otras dispensaciones. Y en la Tierra nueva también yo voy a estar. Y eso es por elección divina.

Los creyentes en Cristo, las vírgenes prudentes con Aceite en sus lámparas, estarán allí; y por consiguiente, la… Cristo es el Rey y Su Iglesia-Novia es la Reina, la ayuda idónea de Cristo, del segundo Adán, para asistirle en todas las cosas del Reino.

En palabras más claras: es Su Iglesia el Gabinete del Rey, de Cristo, de Su Gabinete, del poder político del Reino, del poder religioso del Reino. Del poder político, pues son reyes y sacerdotes los creyentes en Cristo nacidos de nuevo; del campo espiritual o religioso, son sacerdotes (los creyentes en Cristo) del Orden Sacerdotal de Melquisedec, el Orden Sacerdotal del Cielo, de la Jerusalén celestial.

Y Cristo es el Juez y los creyentes en Cristo son jueces con Él. O sea que serán el Gabinete del Juez que juzgará a los vivos y a los muertos, de Cristo; y por consiguiente, son el Gabinete del poder judicial de Cristo, del Reino de Cristo. “Porque los santos juzgarán al mundo, y aun a los ángeles”, dice por ahí por el capítulo 3 de Primera de Corintios, o capítulo 2. Les voy a dar la cita exacta para que…: era el 6: Primera de Corintios, capítulo 6, versos 1 al 3.

“CIELOS NUEVOS Y TIERRA NUEVA”, donde morará la Justicia y la Paz.

Y para estar allí, la persona habrá recibido a Cristo como único y suficiente Salvador; por eso es que sabrá, estará consciente que va a estar en esa Tierra nueva bajo esos cielos nuevos, en un Reino eterno con Cristo; que será un Reino no solamente terrenal, sino un Reino que cubrirá toda la Creación; un Reino que cubrirá lo terrenal, cubrirá todos los planetas, todas las galaxias, y cubrirá también el mundo físico y el mundo espiritual, el mundo invisible. Por eso es que necesitamos el cuerpo nuevo, cuerpo glorificado.

Cuando seamos transformados, todavía estaremos aquí en la Tierra. Si alguno se va antes, no tiene problema: da un paseíto al Paraíso, y lo ve, y después regresa en la resurrección. Lo único: que no puede trabajar en este tiempo final, si se va antes; las cosas de trabajo que hay en la Obra no las podrá llevar a cabo, porque ya estará en el Paraíso descansando de los trabajos terrenales.

Por eso mantengamos nuestra salud bien, cuidando siempre de nuestra salud; no haciendo desarreglos que afecten nuestra salud, sino cuidándola. Y si tenemos para comprar vitaminas, también darle sus vitaminas, ya que en una comida común uno no obtiene todas las vitaminas y minerales que necesita el cuerpo; y el que pueda, entonces puede darle un poquito más de vitaminas y minerales al cuerpo para que esté mucho mejor. Pero eso es el que pueda y el que quiera; el beneficio, pues es para la persona, y la persona es el que decide cómo va a usar su dinero.

Este es un tiempo en que la gente que no conoce a Cristo deseará morirse en algunos momentos; pero el que conoce a Cristo deseará continuar viviendo para trabajar en la Obra del Señor hasta que sea transformado, y después ir con Cristo a la Cena de las Bodas del Cordero.

“CIELOS NUEVOS Y TIERRA NUEVA”.

Hemos viajado, en el mensaje, desde nuestro tiempo, desde tiempo, desde el Génesis, hasta Apocalipsis, capítulo 22. Hemos dado un recorrido por toda la Escritura para ver esta bendición prometida para todos los creyentes en Cristo.

Cuando se entra a la eternidad, ahí nadie tendrá que construir su casa, los creyentes en Cristo: ya Dios se las tendrá preparada. Para el Milenio sí habrá construcción de casas; pero los creyentes en Cristo no sabemos si podrán construir, si tendrán necesidad de una casa, porque en un cuerpo glorificado no se cansa la persona, no tiene necesidad de dormir ni de comer, si no desea comer; aunque puede comer, si desea comer, o puede recostarse, si desea recostarse; no importa, no tiene limitaciones.

“CIELOS NUEVOS Y TIERRA NUEVA”.

Esté firme en Cristo; nunca se aparte de Cristo por nada, ni por nada que escuche, ni por nada que vea, ni por nada que haga alguna otra persona, ni por nada que le diga a usted alguna persona para sacarlo de Cristo.

Nunca deje a Cristo, nunca se aparte de Cristo. Jesucristo es la única esperanza de vida eterna para el ser humano. Él es la única esperanza de gloria, Él es la única esperanza de transformación y rapto para los creyentes en Él.

Por lo tanto, cada día agárrese más de Cristo; no que Cristo se vaya a ir de usted, sino que así como en un tiempo de tormenta, donde hay viento fuerte, usted, si está fuera de la casa, se agarra de un árbol bien agarrado, no para que el árbol no se vaya a ir, sino para que a usted el viento no se lo vaya a llevar. Agárrese usted bien de Cristo para que un viento de doctrina incorrecta o un viento de un ataque a la fe de Cristo en usted no vaya a llevárselo, algún tipo de viento así doctrinal equivocado, o de críticas, o de cualquier cosa.

Agárrese bien de Cristo, Él es nuestra única esperanza. Sin Cristo, el ser humano está perdido; con Cristo, el ser humano está salvo, con vida eterna, con un sinnúmero de promesas gloriosas para ser hechas realidad para los creyentes en Cristo.

Que Dios les bendiga y les guarde; y continúen pasando una tarde feliz, llena de las bendiciones de Cristo nuestro Salvador.

“CIELOS NUEVOS Y TIERRA NUEVA”.

[Revisión diciembre 2023]

[1] Isaías 65:20

[2] Génesis 10:8-10

[3] Romanos 10:14-15

[4] Romanos 10:17

[5] Génesis 5:24

[6] 2 Reyes 2:11

[7] San Lucas 21:25-26

[8] Apocalipsis 6:12, 8:5, 11:13, 11:19 / Citas, pág. 150, párr. 1336; pág. 12-A, párr. 125; pág. 13-A, párr. 135

[9] Romanos 8:38-39

[10] Salmos 46:1-2

[11] San Juan 3:1-7

[12] Apocalipsis 21:5

[13] 2 Tesalonicenses 3:10

[14] San Mateo 27:51-53

[15] San Mateo 25:1-12

[16] Apocalipsis 20:1-15

[17] Apocalipsis 21:16

[18] Apocalipsis 3:12

[19] Hebreos 11:8-10

[20] Mt. 19:30, 20:16; Mr. 10:31; Lc. 13:30

[21] Hechos 1:12-26

[22] San Lucas 22:28-30

Scroll al inicio