Dios poniendo por obra Su Palabra para hoy

Muy buenas tardes, amados amigos, ministros compañeros y colaboradores reunidos en esta ocasión; es una bendición grande estar con ustedes para compartir con ustedes, y tener compañerismo con ustedes alrededor de lo más importante, que es la Palabra del Señor.

Hay grandes bendiciones para el Cuerpo Místico de Cristo para este tiempo final. Es el tiempo donde más bendiciones hay para los creyentes en Cristo, porque este es el tiempo que Cristo corona Su Iglesia, y por consiguiente corona toda Su Obra.

Este es un tiempo paralelo al tiempo de la Primera Venida del Señor, la Piedra del Ángulo, la cual en Su Primera Venida vino en medio del pueblo que tenía el Pacto para aquel tiempo; y Su Venida para el tiempo final a Su Iglesia —que es la que tiene el Nuevo Pacto— será el evento más glorioso pero más sencillo en el Programa Divino; con lo cual coronará a Su Iglesia y llevará a cabo la Obra que Él ha prometido para nuestro tiempo, que está prometida aquí en Su Palabra que Él llevará a cabo; porque Dios vela por Su Palabra, ¿para qué?, para ponerla por obra.

Leemos en Jeremías, capítulo 1, versos 4 en adelante, donde dice:

“Vino, pues, palabra de Jehová a mí, diciendo:

Antes que te formase en el vientre te conocí, y antes que nacieses te santifiqué, te di por profeta a las naciones.

Y yo dije: ¡Ah! ¡Ah, Señor Jehová! He aquí, no sé hablar, porque soy niño.

Y me dijo Jehová: No digas: Soy un niño; porque a todo lo que te envíe irás tú, y dirás todo lo que te mande.

No temas delante de ellos, porque contigo estoy para librarte, dice Jehová.

Y extendió Jehová su mano y tocó mi boca, y me dijo Jehová: He aquí he puesto mis palabras en tu boca.

Mira que te he puesto en este día sobre naciones y sobre reinos, para arrancar y para destruir, para arruinar y para derribar, para edificar y para plantar.

La palabra de Jehová vino a mí, diciendo: ¿Qué ves tú, Jeremías? Y dije: Veo una vara de almendro.

Y me dijo Jehová: Bien has visto; porque yo apresuro mi palabra para ponerla por obra”.

Que Dios bendiga nuestras almas con Su Palabra, y la ponga por obra, toda Su Palabra prometida para este tiempo final.

“DIOS PONIENDO POR OBRA SU PALABRA PARA HOY”.

Así como Dios puso Su Palabra por obra, prometida para cada etapa de Su Programa desde Génesis hacia acá, podemos ver que para nuestro tiempo también hay Palabra prometida, y por consiguiente va a ser puesta por obra.

Encontramos que para todos los tiempos Dios ha enviado una persona para hablar; y no solamente para hablar sino para trabajar en lo que ha sido prometido para ese tiempo; y Dios lo ha usado. Y por medio de ese instrumento, con las personas que Dios ha unido a él, ha puesto Su Palabra prometida por obra, o sea, la ha vivificado, la ha hecho una realidad, la ha cumplido.

Vimos en los tiempos pasados, de Adán, de Abel, de Set, también de Enoc…; también de Noé: la Palabra para – de bendición era la construcción de un arca, un arca para salvación de los que entraran allí; también estaba hablada la Palabra de juicio que vendría sobre los incrédulos.

Siempre ha sido en esa forma; en los días de Moisés también fue así, en los días de Josué también fue así. Siempre estarán los tres grupos: creyentes, creyentes manufacturados y los incrédulos.

Por lo tanto, el creyente no mira al incrédulo o al creyente manufacturado para desanimarse y hacer como hace el incrédulo; o como hace el creyente manufacturado, que siempre al final él se declara creyente manufacturado; o sea, que estaba con el grupo pero era como Judas Iscariote, que al final fue que se declaró enemigo, y por consiguiente anticristo, enemigo de Cristo.

Pero por los rasgos que se veían en él… hasta regañó a Jesús cuando aquella mujer derramó el perfume sobre Jesús, sobre la cabeza de Jesús, enseguida regañó a Jesús, porque dijo: “Esto no debió de desperdiciarse; debió de venderse”[1]. Y como (si lo vendían) él era el tesorero, él se encargaba del negocio y él sabía dónde llevarlo. Y la Escritura dice que él tomaba de lo que entraba, para él; y eso, sin permiso; porque si le pedía permiso a Jesús y Jesús le daba, pues estaba bien; pero dice la Escritura que era ladrón. Por lo tanto, esos son rasgos espirituales que tienen los manufacturados.

El reverendo William Branham dice: “Ese es un detalle muy especial: siempre están listos para agarrar dinero para ellos”[2]; y siempre, pues, tratan de estar cerca del dinero.

Ahora, vean, pero no quiere decir que sean responsables; porque cuando Jesús tuvo que pagar los impuestos, vinieron a cobrarle los impuestos, el que estaba era Pedro y no tenía la bolsa de dinero, no era el tesorero; y Jesús le tuvo que decir: “Ve a buscar allá en el mar, ve y pesca; y el primer pececito, en su boca tendrá lo que necesitamos (o sea, la moneda o la…), y lo pagarás por mí y por ti”[3]. Ese era el impuesto que tenía que pagar; y Cristo había dicho: “Lo que es del César… Dad al César lo que es del César”[4]. Él pagó también los impuestos por Él y por San Pedro. ¿Dónde estaría Judas Iscariote?, que se supone que él se encargara de esos asuntos.

Ahora, es importante saber que para cada tiempo Dios envía Su Palabra a un mensajero que Él ha preparado para recibir esa Palabra; lo ha enviado de tal forma que puede captar del mundo espiritual, puede captar de Cristo en Espíritu Santo en medio de Su pueblo, recibir esa Palabra, y luego pasarla al pueblo. Siempre se va a quedar con algo que le corresponde guardarlo para él, porque debe ser de más conocimiento para él, cosas que después él no puede dar a conocer; se tiene que quedar con eso; eso evita imitación.

Por eso cuando imitaron al hermano Branham, fue porque ellos querían y le preguntaban; y él les dio a conocer cómo el Ángel trataba con él, cómo el Ángel le dijo que hiciera tal cosa y tal cosa[5]; lo imitaron, se le adelantaron, o hicieron lo mismo. Y entonces, la gente que tenía que ver lo que Dios estaba haciendo por el reverendo William Branham, entonces se puso a ver lo que estaba haciendo a través de otras personas; y ahí fue el problema, causó un problema; porque todos estaban llamados a ver a ese mensajero, porque ese era el que tenía el Mensaje.

Y los milagros y señales son para llamar la atención del pueblo, para que se dé cuenta que es Dios el que está en la escena, y entonces se sientan tranquilos para oír lo que Dios tiene que decir, oír el Mensaje que viene después de las señales y milagros.

Por lo tanto, es importante entender que la Palabra – la forma en que la Palabra viene, la Palabra profética, y cómo viene también para ser cumplida esa Palabra profética: es traída por el Espíritu Santo a través de un mensajero; y luego, a través de un mensajero la pone por obra, usando a otro mensajero, si es para otro tiempo. Si es una Palabra profética para ese tiempo, usa a ese mensajero; si es la Palabra profética para otra etapa o edad, entonces el que viene después toma esa Palabra, y a través de ese hombre el Espíritu Santo la cumple. Y con él estarán los colaboradores que Dios ha unido a ese hombre, a ese mensajero; por lo tanto, harán un trabajo unidos en amor divino. Ellos reconocerán que Cristo en Espíritu Santo está con ese hombre, lo llamó y le ha dado Su Palabra.

Él pone Su Palabra en la boca de ese hombre. Eso fue lo que le dijo a Jeremías; dice:

“Y extendió Jehová su mano y tocó mi boca, y me dijo Jehová: He aquí he puesto mis palabras en tu boca”.

Eso es lo que estaba prometido en Deuteronomio, capítulo 15…

Siempre todos los profetas representan, tipifican, al Mesías, tipifican a Cristo, Cristo se refleja a través de ellos; porque el Mesías siempre es un profeta. Por lo tanto, ellos son Mesías más pequeños, ungidos, mensajeros más pequeños, pero el mayor es Cristo; pero es el mismo Espíritu en los profetas y en Cristo: es el Espíritu Santo.

Ahora, en el capítulo 18:15 (gracias, Miguel), dice [Deuteronomio]:

“Profeta de en medio de ti, de tus hermanos, como yo, te levantará Jehová tu Dios; a él (oíd)”.

No dijo: “A los sacerdotes oirán”; porque en donde Dios coloca Su Palabra es en la boca del profeta señalado para ese tiempo.

Por lo tanto, todos los profetas que han traído la Palabra han sido como Moisés en escala menor; pero el Mesías es un profeta como Moisés: dispensacional, en donde está la plenitud de Dios, y por consiguiente donde Dios viene para cumplir Su Palabra prometida para ese tiempo; y en esa manifestación de Dios en Espíritu en ese mensajero dispensacional, cumple lo que Él ha prometido, lo hace una realidad; Dios vela por esa Palabra que ha prometido para ese tiempo, ¿para qué? Para ponerla por obra.

Así fue en el tiempo de Moisés: lo que Dios había prometido, que la descendencia de Abraham sería esclava por cuatrocientos años, pero que Dios los libertaría con mano poderosa[6], vean, Dios envió a Moisés ¿para qué? Para cumplir Su Palabra prometida. Él estaba velando, vigilando por esa Palabra, para ponerla por obra en el tiempo prometido, transcurridos ya los cuatrocientos años de esclavitud.

“… a él oiréis;

conforme a todo lo que pediste a Jehová tu Dios en Horeb el día de la asamblea, diciendo: No vuelva yo a oír la voz de Jehová mi Dios, ni vea yo más este gran fuego, para que no muera.

Y Jehová me dijo: Han hablado bien en lo que han dicho.

Profeta les levantaré de en medio de sus hermanos, como tú; y pondré mis palabras en su boca, y él les hablará todo lo que yo le mandare”.

Vean, por eso a Jeremías también le coloca Su Palabra en la boca, y le dice (le había dicho a Jeremías): “Tú vas a hablar todo lo que Yo te diga”. Y le dijo: “Yo estaré contigo”.

Dios siempre estará con el instrumento que Él tiene que usar para cada tiempo, porque siempre habrá persecuciones contra el instrumento que Dios levanta en cada tiempo; porque el enemigo trata de combatirlo usando diferentes personas, y también diferentes organizaciones.

“… y él les hablará todo lo que yo le mandare”.

No la mitad: “Todo lo que Yo le mandare”, o lo que Él mande ¿para quién?, para el pueblo. Y lo que sea para él, eso no lo puede hablar.

Vean el problema que tuvo nuestro amado hermano, el reverendo William Branham, precursor de la Segunda Venida de Cristo: que él con sinceridad y de buena voluntad, para que todos supieran cómo hacer para ganar almas para Cristo, dio a conocer el secreto que le fue dicho que no lo diera a conocer, que lo guardara para sí.

Por lo tanto, en todos los tiempos habrá cosas que solamente el Enviado para ese tiempo conocerá.

Vean a Moisés: Moisés levantaba las manos cuando estaban en la guerra contra Amalec (y con su vara en la mano, con la vara de Dios), y la victoria se tornaba a favor de Israel; cuando se le cansaban las manos y las bajaba, se tornaba a favor de los amalecitas la batalla. Y se dieron cuenta de eso Aarón y otra persona: Hur, y resolvieron el problema: buscaron una piedra para que se sentara… Puede ser… Buscaron una piedra. Si dice que trajeron una piedra, pues entonces es una cosa; pero si dice que buscaron una piedra, si no explica que la buscaron y la trajeron, sino que la buscaron, puede ser que vieron una piedra o la buscaron y lo llevaron ahí. Cualquiera de las dos cosas está bien porque funcionó, porque uno a cada lado se colocó y le mantenía el brazo en alto a Moisés, los dos brazos en alto, y la victoria fue a favor del pueblo hebreo[7]. ¿Ven?

Cristo con Sus brazos en alto en la Cruz nos da la victoria.

“Mas a cualquiera que no oyere mis palabras que él hablare en mi nombre, yo le pediré cuenta”.

O sea que cuando Dios envía a un mensajero para alguna edad, para alguna etapa o para una dispensación, no es asunto de la persona decir que no escuchará y que todo estará bien para él; no. Todos están llamados a escuchar. Y el que no escuche, dice: “Dios le va a pedir cuenta”; porque no escuchó la Voz de Dios por medio del instrumento que Él envió, en la boca del cual Él colocó Su Palabra para hablarla.

Y para poner por obra profecías que corresponden a ese tiempo, él también las tomará de la Biblia, de la Palabra que ha sido dada, y las dará a conocer: “Esto es lo que corresponde a este tiempo, esto es lo que Dios me dice que hable”.

Y las palabras que habló por el reverendo William Branham, precursor de la Segunda Venida de Cristo, de promesas para la Iglesia-Novia de Cristo que no se han cumplido, para este tiempo serán dadas a conocer, para trabajar basados en esas promesas, para Dios ponerlas por obra, para Dios hacerlas una realidad.

Porque así como Dios obró por medio de los profetas y obró —por consiguiente— por medio de Cristo para poner por obra la Palabra prometida para esas etapas…; vean, puso por obra las palabras, la Palabra prometida para el tiempo de Jesús: llenándolo del Espíritu Santo, también orando o… No encontramos que Jesús oró por los enfermos, ¿verdad? [Hno. Miguel: No dice así, pero puso las manos sobre ellos]. Sí, o hablaba la Palabra. [Hno. Miguel: Sí. Puso las manos].

Y la Escritura decía que los ojos de los ciegos serían abiertos, los oídos de los sordos serían abiertos, los cojos andarían[8], ¿ven? Todo eso era Palabra prometida, y a través de Jesús fue puesta por obra esa Palabra.

Por eso es que Jesús decía: “Si ustedes no creen en mí, crean a las obras; porque ellas dan testimonio de mí”[9], o sea, de quién era Él. Porque si buscaban lo que decía la Escritura: “Escudriñad las Escrituras; porque en ellas os parece que tenéis la vida eterna; y ellas son las que dan testimonio de mí”[10], daban testimonio del Mesías que vendría y lo que haría el Mesías: cumpliría lo que estaba prometido que el Mesías tenía que cumplir; hasta el rechazo del Mesías, y también el juicio y lo mal que fue tratado, y también Su crucifixión. Pero eso tenía que ser así, ya estaba en la Escritura… ya estaba en la Escritura.

Y si para un tiempo Dios dice que no van a ver y van a rechazar, pues tiene que haber ciegos espirituales para que se cumpla también; porque entonces están ciegas las personas; y los líderes, sobre todo, vienen a ser ciegos, ¿guías de qué?, de ciegos, porque ellos ciegan a los demás[11]. Pero así tenía que ser, para poder llevar a cabo la Obra de Redención y darle vida eterna al ser humano que lo recibiría como único y suficiente Salvador.

De edad en edad, luego, Cristo por medio de Su Espíritu ha estado cumpliendo lo que ha prometido para Su Iglesia, para Su pueblo. Prometió que derramaría de Su Espíritu Santo[12], enviaría el Espíritu Santo —o sea, Dios por medio de Él—, y así lo hizo el Día de Pentecostés[13]. Prometió que sería manifestado Su poder y que estaría con los creyentes en Él todos los días hasta el fin del siglo o hasta el fin del mundo[14], y así lo ha hecho; y dijo: “Donde estén dos o tres reunidos en mi Nombre, ahí yo estaré”[15]. Tenemos la garantía de Cristo, el cual habló la Verdad; por lo tanto, Él ha estado cumpliendo lo que Él ha prometido para Su Iglesia, los creyentes en Él.

Es en Su Iglesia, que es el Redil de Sus ovejas, donde estarán de edad en edad los creyentes en Cristo nacidos de nuevo; que, si mueren, serán resucitados en cuerpos eternos; y si permanecen vivos hasta el momento de la resurrección: serán transformados. Porque la promesa de la resurrección es para los creyentes en Cristo nacidos de nuevo, y la promesa de la transformación es para los creyentes en Cristo que estén viviendo en el Día Postrero, que estén en el Cuerpo Místico de Cristo; porque se nace en el Cuerpo Místico de Cristo por el Espíritu Santo.

Es importante entender estas cosas para entonces examinar cuál es la Palabra prometida para nuestro tiempo; la Palabra prometida, que incluye todas las cosas que Dios va a hacer por medio del Espíritu Santo en Su Iglesia y en medio de Su Iglesia. Porque así como Dios obró a través de Cristo Jesús: Cristo en Espíritu Santo obra a través de Su Iglesia; o sea que será a través de Su Iglesia que Él cumplirá todo lo que Él ha prometido. Por lo tanto, tendrá instrumentos en Su Iglesia, de edad en edad, para cumplir lo que Él ha prometido en cada edad.

Un mensajero con el grupo de creyentes de cada edad, ese es el grupo de trabajo que tendrá el Espíritu Santo, Cristo en Espíritu Santo. Y por consiguiente, las manos que Él estará usando serán las nuestras, la boca que estará usando será la nuestra; y eso es Cristo en y por medio de Su Iglesia llevando a cabo la Obra correspondiente a las diferentes etapas de la Iglesia.

De edad en edad, termina Dios el trabajo en una edad, terminan los instrumentos de esa edad, el mensajero se va, y se van casi todos los colaboradores principales, quedan los hijos y los nietos; pero Dios comienza otra edad enviando a otro mensajero, poniendo Su Palabra en la boca de ese mensajero; él habla esa Palabra, y comienza a reunirse el grupo de ese nuevo mensajero.

Y así van pasando las diferentes etapas de Cristo en Su Iglesia y de la Iglesia con Cristo, hasta llegar a la etapa o edad que corona toda esa Obra que Él ha estado llevando a cabo; y por consiguiente, corona a Su Iglesia en una etapa de oro, que en los días de Jesús fue la Edad de Piedra Angular de Su tiempo, y por eso también Cristo es la Piedra Angular.

Por cuanto Cristo es la Piedra Angular: la edad viene a ser de Piedra Angular. Y por cuanto Cristo es el Sol de Justicia: la edad viene a ser la Edad o etapa del Sol. Ya entonces las etapas de la Luna terminan con el último mensajero de las etapas anteriores; y ese mensajero —que viene a ser el precursor del Mesías— con su Mensaje introduce al mensajero: al Mesías, que es la Piedra Angular para coronar Su Iglesia —ya sea del Antiguo Pacto o del Nuevo Pacto—; y esas son las personas más bienaventuradas, las que están en esa Edad de Oro.

Cristo hablando a Sus discípulos…, porque ellos preguntan: “¿Por qué les hablas por parábolas?”; pero a ellos les explicaba cuando ellos pedían: “Explícanos tal parábola”. “¿Por qué a ellos les hablas por parábolas?”. Cristo les dice: “Porque a vosotros es dado a conocer los misterios del Reino de los Cielos (o Reino de Dios, del Reino de los Cielos), mas a ellos no les es dado. Por eso les hablo por parábolas: para que viendo no vean, y oyendo no entiendan y se conviertan, y yo los sane (o los salve)”. Y esas son palabras bastante fuertes, pero son la verdad porque las dijo Cristo. Eso está ¿en dónde, Miguel? ¿San Mateo…? [Hno. Miguel: Eso está en San Mateo 13], del 11 al 17 por ahí; del 11 al 17.

Miren, quien identificó y vindicó a Juan el Bautista fue Jesús. Hablaban mal de Juan: que tenía espíritu malo, comía langostas y no de las del mar (de esas no podía comer por la Ley tampoco), y los saltamontes; de esos saltamontes que son buenos en los países que los preparan y saben prepararlos; eso en México se usa mucho y alimenta mucho; sabe a camarón frito (¿verdad, Miguel?), camarón asado. Pues eso era lo que él comía, y miel silvestre; y se bañaba en el río cuando estaba bautizando, automáticamente quedaba bañado, y se bañaba con todo y ropa; y su ropa, pues, era de piel de camello (¿dice la Escritura, Miguel?), con un cinto de cuero también[16].

Así que cuando le preguntan… Miren, ni los discípulos de Jesús sabían que Juan el Bautista era el precursor del Mesías.

Y cuando baja del Monte de la Transfiguración, Jesús con Pedro, Jacobo y Juan, los cuales lo ven transfigurado, aquello es la visión de lo que será la Venida del Señor con Sus Ángeles: con Moisés y Elías, con los Dos Olivos. “Porque el Hijo del Hombre vendrá en la gloria de Su Padre con Sus Ángeles, y entonces pagará a cada uno según sus obras”. San Mateo 16, versos 26 al 28.

Y en el capítulo 17 los lleva…, porque Él dice: “Hay muchos de los que están aquí que no gustarán la muerte hasta que hayan visto al Hijo del Hombre viniendo en la gloria de Su Padre”.

El 28…; del 27 en adelante dice, 27 al 28 del capítulo 16 de San Mateo:

“Porque el Hijo del Hombre vendrá en la gloria de su Padre con sus ángeles, y entonces pagará a cada uno conforme a sus obras.

De cierto os digo que hay algunos de los que están aquí, que no gustarán la muerte, hasta que hayan visto al Hijo del Hombre viniendo en su reino”.

Y por consiguiente, todos esperaban la Venida del Reino para ser establecido Jesús sobre el Trono de David. Por eso en el capítulo 19, versos 11 en adelante, de San Lucas, pensaban que el Reino de Dios iba a venir en esos días.

En una ocasión cuando multiplicó los panes y los peces, en una de esas ocasiones que… (lo hizo dos veces)[17], en diferentes ocasiones algunos… (era por el área de Galilea, por allá), algunos pensaron tomarlo y coronarlo, pero Él se fue a orar; los dejó plantados con esos planes, porque ese no era el Plan de Dios para ese tiempo. El Plan de Dios para ese tiempo era que lo coronarían con una corona de espinas. ¿Ve? Y se fue a orar.

Pero todavía ellos pensaban que el Reino iba a comenzar en esos días, porque aparentemente la Venida del Mesías —la cual es doble: Primera y Segunda— aparecía como si fuera una sola. Ellos no pensaban que tenía dos partes, y ellos pensaban que el Reino iba a ser establecido en ese tiempo. Ya resucitado Jesús, tendría más fuerza ese plan de coronarlo y establecer el Reino de Dios en la Tierra, que sería la restauración del Reino de David; y le preguntan a Jesús en el libro de los Hechos, capítulo 1: “¿Restaurarás Tú el Reino a Israel en este tiempo?”. La restauración del Reino. Si dice “restaurarás”, es porque ya lo tenían y lo perdieron. Y ahora preguntan si lo va a restaurar, lo cual es el Reino de David.

El Ángel Gabriel le dijo a la virgen María, hablándole del niño que iba a tener, que sería llamado Hijo de Dios, Hijo del Altísimo (San Lucas, capítulo 1, versos 30 al 36), y le dice el nombre que le tiene que poner: Jesús o Yeshua, lo cual es ‘Salvador’, y le dice que Dios le dará el Trono de David Su padre, y reinará sobre Israel para siempre.

¿Ven? Ese es el Reino que ellos esperaban que fuera restaurado, pero que eso es para el tiempo final, para el Día Postrero o séptimo milenio de Adán hacia acá o tercer milenio de Cristo hacia acá; y eso es en la Venida del Señor para Israel, después de la gran tribulación, que viene con Su Iglesia al terminar la Cena de las Bodas del Cordero; viene con Su poderoso Ejército celestial, porque ya estaremos todos con cuerpos glorificados, igual al cuerpo de Cristo, y con todo el poder de Dios en cada creyente.

Pero la Venida del Señor a Su Iglesia no es lo mismo que la Venida del Señor a los judíos después de la gran tribulación; son dos cosas diferentes. Por lo tanto, cuando se habla de la Venida del Señor dice que será como ladrón[18].

A una persona que le roban, ¿sabe cuándo el ladrón le va a robar? Y siempre, cuando viene, viene a buscar algo. Por eso Cristo viene como ladrón, porque viene a buscar a Su Iglesia, a Su Novia.

Como el caso de Julieta (¿y quién más?) y Romeo: pone una escalera y por ahí la saca. Y ahora, la Iglesia del Señor Jesucristo está en forma de escalera, de etapa en etapa, y por ahí va Cristo subiendo; y cuando está arriba, ahí es que se la va a llevar.

Y allá, en el capítulo 22 del Génesis, versos 11 en adelante, hasta el 29 por ahí, o 30, cuando Jacob soñó, vio una escalera que se apoyaba en tierra, y su parte alta tocaba o llegaba al Cielo; y en la parte alta estaba Dios, que le habló y se identificó con él. Y en San Juan, capítulo 1, verso 51, Cristo habla de lo mismo.

Y ahora, tenemos que estar conscientes dónde tienen que estar los que van a ser transformados en el Día Postrero: en el Cuerpo Místico de Cristo. ¿Y dónde tenían que estar los que serán resucitados? Primero tenían que estar en el Cuerpo Místico de Cristo en el tiempo que les tocó vivir. Si no estuvieron las personas, o las que no estuvieron ahí en el Cuerpo Místico de Cristo en la edad que les tocó vivir: no hay primera resurrección para ellos, no forman parte de la Iglesia del Señor Jesucristo; se quedan para la segunda resurrección, que es una resurrección para ir al Juicio Final. Y después allá se ve cuál será el resultado para ellos; y lo vamos a ver, porque el poder judicial del Reino de Cristo son los creyentes en Cristo.

San Pablo dijo en Primera de Corintios, capítulo 2… o capítulo 6 por ahí, capítulo 6 [verso 2]: “¿No sabéis que los santos juzgarán al mundo, y aun a los ángeles?”; porque ese es el poder judicial de Cristo, judicial. Y los santos han sido hechos reyes y sacerdotes, por lo tanto, serán los que reinarán con Cristo.

Y en la parábola del Señor dándole las minas a los que hicieron correctamente[19], a unos les dará tantas minas, a otros les dará tantas minas, de acuerdo a lo que hicieron; o sea, les dará – ganaron minas, y les dará ciudades: “Reina sobre tantas ciudades”.

Una persona que reina sobre tantas ciudades, vendría a ser un gobernador reinando en un estado; pero si reina sobre el país completo, ya es el presidente del país; y si reina sobre el mundo entero, ya ese es Cristo.

Bajo la corona de Cristo es que reinarán todos esos reyes. Como en tiempos pasados (y aún hay, queda todavía en nuestro tiempo), en tiempos pasados, reyes de diferentes países reinaban bajo la corona o de Inglaterra, o de España, o de algún otro país.

El Reino Milenial lo ha estado esperando Israel por algunos milenios; pero cada cosa tiene su tiempo, dice la Escritura[20]; hay que conocer el tiempo. Y vean, ahora entendemos que es para el séptimo milenio; los discípulos allá no lo sabían, pero ahora sí se conoce. Y se sabe que no era para aquellos tiempos, ¿por qué? Porque no fue establecido. Si hubiera sido para aquellos tiempos pasados o de alguna de las edades de la Iglesia, se hubiera establecido.

Es para el Día Postrero, en donde ocurrirá también la resurrección de los muertos en Cristo; y el mismo Cristo lo dijo: “Y yo le resucitaré en el Día Postrero”. San Juan, capítulo 6, versos 39 al 40, y capítulo 6, versos 40 hasta el 58; y por ahí sigue uno viendo.

Todo lo que está prometido será para el tiempo de la Final Trompeta, o Trompeta de Dios, o Gran Voz de Trompeta: Primera de Corintios, capítulo 15, versos 49 al 58; Primera de Tesalonicenses, capítulo 4, versos 11 al 18; y Filipenses, capítulo 3, versos 20 al 21. Y el resto lo buscan ustedes; porque si no se les deja algo a ustedes para buscar, entonces no van a dominar bien las Escrituras y las promesas correspondientes a nuestro tiempo. Y estudiando encontrarán muchas cosas que les van a servir de mucho, para estar bien establecidos en las promesas correspondientes a nuestro tiempo, y trabajar para que sean puestas por obra por el Espíritu Santo usando a los miembros de Su Iglesia de este tiempo final.

El reverendo William Branham, hablando de nuestro tiempo dijo que el poder de Dios va a ser derramado, manifestado en la Iglesia-Novia, como nunca antes[21]; y si va a ser como nunca antes, entonces sí que va a ser muy grande. Pero todo tiene su orden también, su tiempo; los tiempos y las sazones, las edades y las dispensaciones, y los territorios también.

En el continente americano, que corresponde al oeste, ahí, para ese territorio, hay Palabra prometida para Dios ponerla por obra en este tiempo final.

La correspondiente a Norteamérica bajo la séptima edad, ya la puso por obra; hasta le tuvo un precursor para la Segunda Venida de Cristo, como para la Primera Dios envió un precursor: Juan el Bautista.

Los discípulos de Jesucristo ni sabían que Juan era el precursor; porque cuando desciende del monte, habiendo visto potencialmente la Venida del Señor con Sus Ángeles, luego le preguntan a Jesús: “Señor, ¿por qué dicen los escribas que Elías tiene que venir primero?”. Cristo les dice (San Mateo, capítulo 17, verso 1 al 13 – o verso 10 al 13): “A la verdad, Elías vendrá primero, y restaurará todas las cosas. Mas yo os digo que ya Elías vino, e hicieron con él todo lo que quisieron. Y entonces comprendieron que les hablaba de Juan el Bautista”.

Pero ya se los había dicho en el capítulo 11, versos 9 en adelante: “Este es aquel…”. Dice, verso 7 en adelante [San Mateo]:

“Mientras ellos se iban, comenzó Jesús a decir de Juan a la gente: ¿Qué salisteis a ver al desierto? ¿Una caña sacudida por el viento?

¿O qué salisteis a ver? ¿A un hombre cubierto de vestiduras delicadas? He aquí, los que llevan vestiduras delicadas, en las casas de los reyes están.

Pero ¿qué salisteis a ver? ¿A un profeta? Sí, os digo, y más que profeta.

Porque este es de quien está escrito:

He aquí, yo envío mi mensajero delante de tu faz.

El cual preparará tu camino delante de ti.

De cierto os digo: Entre los que nacen de mujer no se ha levantado otro mayor que Juan el Bautista; pero el más pequeño en el reino de los cielos, mayor es que él”.

El más pequeño del Cuerpo Místico de Cristo, de la Iglesia del Señor Jesucristo (que son los miembros del Reino de los Cielos), es mayor que Juan el Bautista; porque Juan el Bautista, estando bajo la Ley, corresponde a los siervos de Dios; y los miembros del Reino de los Cielos, que son los miembros de la Iglesia del Señor Jesucristo, corresponden a los hijos e hijas de Dios. ¿Y qué es mayor: un siervo o un hijo? Un hijo es mayor; los hijos son los herederos. Por lo tanto, Juan el Bautista tuvo una posición muy alta, pero el más pequeño de la Iglesia del Señor Jesucristo es mayor que Juan.

“Desde los días de Juan el Bautista hasta ahora, el reino de los cielos sufre violencia, y los violentos lo arrebatan.

Porque todos los profetas y la ley profetizaron hasta Juan”.

Y algunos piensan que después de Juan no vendría ningún otro profeta; y Jesús era mayor que Juan, y era un profeta.

Y luego en Corintios, y en Efesios, capítulo 4, verso 11… (Corintios no recuerdo bien la cita, si es el capítulo 11, por ahí), nos dice que Dios ha colocado en Su Iglesia apóstoles… (4:11, dice Miguel; de Corintios, de Primera de Corintios). [Hno. Miguel: Efesios 4:11] Ah, Efesios 4:11 es. (Primera de Corintios es el que no lo tengo a la mano). Dios ha colocado en Su Iglesia apóstoles, profetas, evangelistas, pastores y maestros. ¿Y cómo alguna persona puede decir que no habrá más profetas, si el mismo Cristo lo dice?

Ahora, la Ley y los profetas llegaron hasta Juan, el Antiguo Testamento hasta ahí llegó. Cristo cumplió todo el Antiguo Testamento, todos los tipos y figuras; los sacrificios llegaron hasta Cristo, porque Cristo con Su Sacrificio cumplió todo lo que tipificaban aquellos sacrificios de animalitos; Cristo cumplió toda la Ley, en Él se cumplió toda la Ley.

Primera de Corintios ¿lo consiguieron? 12:28 de Primera de Corintios. (Ya con uno que les dé, ya ustedes buscan el resto).

[Hno Miguel: En Mateo 23:34 Él profetizó que iba a enviar profetas, maestros; iba a enviar… […] sabios, iba a enviar sabios y escribas y profetas].

Sí. Mateo 23…

[Hno Miguel: En Mateo 23:34].

Mateo 23:34:

“Por tanto, he aquí yo os envío profetas y sabios y escribas; y de ellos, a unos mataréis y crucificaréis, y a otros azotaréis en vuestras sinagogas, y perseguiréis de ciudad en ciudad;

para que venga sobre vosotros toda la sangre justa que se ha derramado sobre la tierra, desde la sangre de Abel el justo hasta la sangre de Zacarías hijo de Berequías, a quien matasteis entre el templo y el altar.

De cierto os digo que todo esto vendrá sobre esta generación.

¡Jerusalén, Jerusalén, que matas a los profetas, y apedreas a los que te son enviados! ¡Cuántas veces quise juntar a tus hijos, como la gallina junta sus polluelos debajo de las alas, y no quisiste!

He aquí vuestra casa os es dejada desierta.

Porque os digo que desde ahora no me veréis, hasta que digáis: Bendito el que viene en el nombre del Señor”.

O sea que no lo verán hasta la Segunda Venida de Cristo. O en palabras más claras: “No me veréis hasta que transcurran dos mil años. De aquí a dos mil años me verán”. Y está hablando de Jerusalén.

Aquellas personas de aquel tiempo murieron; pero los del tiempo final verán Su Venida, y dirán: “Este es el que estamos buscando”. Estuvo allá, no lo recibieron; ahora por dos mil años han estado buscándolo. Pero hay que buscarlo de acuerdo a lo que está prometido en la Palabra prometida para el tiempo correspondiente. “Lo van a ver (libro de Los Sellos, página 57), pero Él viene por Su Iglesia”.

Cuando lo vean viniendo por Su Iglesia es una cosa; y después, cuando lo vean después de la gran tribulación viniendo con Su Iglesia para establecer el Reino, ahí ya la cosa va a ser diferente. Pero cuando viene por Su Iglesia, Él viene… Aunque es el Ángel del Pacto, el Mensajero a Israel, pero Él no viene por Israel; Él viene por Su Iglesia primero.

Esos son los hijos de Dios, los hijos del Reino. “Y cualquiera que diere un vaso de agua fría a uno de estos mis pequeñitos, mis hermanos más pequeños, no perderá su recompensa”[22]. Pero cualquiera que los haga tropezar, que les cause problema, entonces tendrá problema la persona. Aun si tienen hambre y no le dan de comer, o un vaso de agua si tiene sed, todo eso tiene recompensa o positiva o negativa, de bendición o de maldición; depende la actitud de la persona que tuvo la oportunidad de hacer algo por uno de los miembros de la Iglesia del Señor Jesucristo, y no lo hizo.

Y también los que hayan hecho bien o mal a Israel, también tendrán o bendición o maldición. Pero sobre todo, la Iglesia del Señor Jesucristo es la que tiene la bendición mayor: tiene la Bendición de la Primogenitura.

Por eso dice la Escritura que son los primogénitos escritos en el Cielo, en el Libro de la Vida del Cordero. Eso está por ahí en el capítulo 13, verso 6 al 8, de Apocalipsis; y por ahí como el 16 o el 17 de Apocalipsis, versos 6 al 8 también. Esos no adorarán a la bestia ni a su imagen; ellos tienen sus nombres escritos en el Cielo, en el Libro de la Vida del Cordero.

Hebreos, capítulo 12, versos 22 al 24, también habla de los hijos de Dios: “No nos hemos acercado al monte que se podía tocar, sino que os habéis acercado al Monte de Sion, a la Ciudad del Dios vivo, Jerusalén la celestial, a la compañía de muchos millares de ángeles, a los primogénitos escritos en el Cielo…”:

“… a la congregación de los primogénitos que están inscritos en los cielos, a Dios el Juez de todos, a los espíritus de los justos hechos perfectos…”.

Un espíritu hecho perfecto ya es un espíritu angelical teofánico, de la sexta dimensión, que es el que tienen los miembros de la Iglesia del Señor Jesucristo. Porque la persona cuando nace recibe un espíritu del mundo, pero Cristo con el bautismo del Espíritu Santo le da el Espíritu de Dios, y por lo tanto, es un espíritu perfecto, un cuerpo angelical perfecto; pero no vamos a entrar mucho en eso ahora. Dice:

“… a Jesús el Mediador del nuevo pacto, y a la sangre rociada que habla mejor que la de Abel”.

Y ya que tocamos este tema, vamos a ver Apocalipsis, capítulo 22, verso 6:

“Y me dijo: Estas palabras son fieles y verdaderas. Y el Señor, el Dios de los espíritus de los profetas (esos espíritus teofánicos, angelicales), ha enviado su ángel, para mostrar a sus siervos las cosas que deben suceder pronto”.

Apocalipsis 22, verso 16, dice:

“Yo Jesús he enviado mi ángel para daros testimonio de estas cosas en las iglesias. Yo soy la raíz y el linaje de David, la estrella resplandeciente de la mañana”.

El reverendo William Branham dice que ese es un espíritu de profeta, y nos dice: “Pudo haber sido Elías (o sea, Elías en su cuerpo espiritual manifestándose en el tiempo final), o pudo haber sido alguno de los profetas; sabemos que es un profeta ese Ángel del Señor”[23]. Y si lo dice el precursor de la Segunda Venida de Cristo, yo no me atrevo a decir que no es así, porque estaría contradiciendo al precursor de la Segunda Venida de Cristo. Yo solamente digo una cosa: ¡Amén! ¡Así es!

Todas esas promesas que hay tan grandes: “Al que venciere, Yo le daré que se siente conmigo en mi Trono…”, eso es Apocalipsis, capítulo 3, verso 20 al 21.

“Al que venciere, Yo le daré autoridad sobre las naciones, y las regirá con vara de hierro, y serán quebrantadas como vaso de alfarero; y le daré la Estrella resplandeciente de la Mañana (la Estrella de la Mañana)”. Apocalipsis, capítulo 2, versos 26 al 28.

Y Jesús dice: “Yo soy la Estrella resplandeciente de la Mañana”. Apocalipsis, capítulo 22, verso 16: “Yo soy la Estrella resplandeciente de la Mañana”. Así que le va a dar la Estrella resplandeciente de la Mañana.

“Yo Jesús he enviado mi ángel para daros testimonio de estas cosas en las iglesias. Yo soy la raíz y el linaje de David, la estrella resplandeciente de la mañana”.

Le va a ser dado al Vencedor la presencia de Cristo. Cristo, el Ángel del Pacto, en Espíritu Santo, es la Estrella resplandeciente de la Mañana, la Columna de Fuego, el Sello del Dios vivo.

Y hay un Ángel (Apocalipsis 7) que viene con el Sello del Dios vivo, viene con la Columna de Fuego, viene con el Espíritu Santo, viene con la Estrella resplandeciente de la Mañana: resplandeciendo a través de ese que viene con el Sello del Dios vivo; y por consiguiente, viene para llamar y juntar 144.000 hebreos, 12.000 de cada tribu.

Y también Cristo es el Sol de Justicia de Malaquías, capítulo 4, verso 2:

“Mas a vosotros los que teméis mi nombre, nacerá el Sol de justicia, y en sus alas traerá salvación (salud)”.

Está prometido Cristo en Su Segunda Venida como la Estrella resplandeciente de la Mañana y como el Sol de Justicia. O sea, primero será visto como Estrella y después como el Sol: primero visto como mensajero y después como el Sol, como el Mesías. Eso tiene su proceso, su tiempo; y de eso no se da mucho detalle para que no haya imitación, en donde el enemigo se meta o envíe de esos espíritus malos a personas, y se metan para tratar de imitar; porque el diablo siempre ha estado imitando.

Así lo ha hecho en las edades, dice el reverendo William Branham, y por eso le fue dicho: “No vas a decir nada de lo que viste (en el cuartito pequeño), no vas a hablar nada”[24], y le fue prohibido abrir o dar a conocer el misterio del Séptimo Sello.

Eso será abierto a la Iglesia del Señor Jesucristo en el Día Postrero; los Truenos, la Voz de Cristo lo abrirá; y le dará la fe, así, para ser transformados y llevados con Cristo a la Cena de las Bodas del Cordero; ahí es que está la fe para ser transformados y raptados. Y eso lo va a tener solamente la Iglesia del Señor Jesucristo, los que van a ser transformados y llevados con Cristo a la Cena de las Bodas del Cordero.

Por lo tanto, Dios pondrá por obra toda esa Palabra prometida, haciéndola una realidad a y en medio de Su Iglesia. Y eso lo vamos a ver claro en el cumplimiento de la Tercera Etapa, en el cumplimiento o realización de la Visión de la Carpa. Es una promesa, y se tiene que hacer realidad.

Página 120 del libro de Citas, párrafo 1068[25], dice:

1068 – “138 ¡Ese grande don! He tratado de explicar los otros y decir cómo opera”.

¿Ve? “Y decir cómo opera”. Eso en el tiempo de Moisés, Moisés no podía decir cómo operaba ese don: que podía levantar las manos, y la batalla ponerse a favor de Israel; o que podía hablar cada plaga, y ocurrir; o convertir las aguas en sangre, o cómo abrir el Mar Rojo.

1068 – “[138] Esto no se puede explicar. Nada más opera. No estará en operación tan perfectamente ahora. Espera a que ese Concilio de Iglesias traiga esa persecución, entonces pasará. Esta es la razón por que yo vuelvo a orar por los enfermos. Solamente tengo una cosa en mi vida, que el Señor me dijo, que no se ha cumplido todavía: es ese edificio o carpa, donde estará un cuartito, y yo tendré que estar adentro orando por los enfermos. Esto no ha pasado todavía, que yo sepa. Esta es la única cosa que yo sé”.

Y él lo creía literalmente, trató de hacerlo una realidad; porque tiene que hacerse una realidad usando personas. Y por cuanto él era el mensajero para ese tiempo, si lo cumplía en ese tiempo, tenía que ser a través de él, con la gente de su edad; les tocaba a ellos entonces trabajar con él para hacer realidad esa promesa.

Hay otra Escritura, otro lugar, donde él habla, en el año 65. Esto fue en el año 64, es el tema: “La promesa de la Palabra que nunca falla”. Hay otro lugar también, del año 65, pero ese no lo conseguí, y me entretuve un poco para conseguirlo; pero como este no es el libro que yo uso, es prestado, pues no lo tengo marcado como el mío.

Así que hay grandes promesas, Palabra prometida que tiene que ser cumplida. Ya parte se cumplió bajo el ministerio del reverendo William Branham en la séptima edad y en la brecha que hubo entre la séptima edad y la Edad de Piedra Angular; y hay mucha Palabra que quedó para nuestro tiempo.

Todo lo que está sucediendo es Palabra prometida que está siendo cumplida, que está siendo puesta por obra; y la Obra es una Obra de fe.

Dios siempre ha estado con la Palabra que está prometida para cada tiempo, con el mensajero y con el pueblo que está con Él. Dios ha estado en Espíritu Santo, el Ángel del Pacto, en Su Iglesia: “Yo estaré con vosotros todos los días hasta el fin del mundo”. Y “donde estén dos o tres reunidos en mi Nombre, allí estaré Yo”, dice Cristo.

Por lo tanto, es importante estar conscientes de “DIOS PONIENDO POR OBRA SU PALABRA PARA HOY”.

Para lo cual, pues estudiamos, vemos lo que ha sido prometido en la Biblia y lo que ha sido hablado por el reverendo William Branham para nuestro tiempo; cosas que no se cumplieron en el tiempo del reverendo William Branham se tienen que cumplir en nuestro tiempo.

Por eso tenemos que tener los ojos bien abiertos, para que no se nos escape ni una promesa siendo cumplida; y para eso, buscando y viendo cuáles son, para estar ahí: trabajando, siendo parte, siendo instrumentos de Cristo para el cumplimiento de esa promesa.

Por ahí por la página 186 a la 190 del libro de Las Edades, nos habla que todo Dios lo obrará por medio de Su Iglesia. Por lo tanto, tendrá los instrumentos de edad en edad, para obrar por medio de esos instrumentos; eso es por medio del mensajero con el grupo de la Iglesia de cada edad; así obró en cada tiempo.

“DIOS PONIENDO POR OBRA SU PALABRA PARA HOY”.

Hagan ustedes la lista de las cosas prometidas para hoy, y luego al lado colocan: “Esta ya ha estado siendo puesta por obra, ya se cumplió; esta otra está en proceso de cumplimiento; esta otra está cumpliéndose, está en el proceso de cumplimiento o cumpliéndose en estos días; esta otra, aunque es para más adelante, pero se va a cumplir también”, como la resurrección y la transformación, y la Visión de la Carpa, y todo lo que Él hará conforme a Su Palabra prometida cuando esté cumpliéndose la Visión de la Carpa; que no sabemos si comenzará cumpliendo…; siempre comienza cumpliendo lo que corresponde primero, y después sigue en aumento, aumento, hasta que cumple todo; por lo tanto, Él es el que sabe cómo va a comenzar el cumplimiento de la Visión de la Carpa.

Por eso trabajamos en el proyecto que Puerto Rico tiene, respaldándolo, porque hay una grande bendición para el cristianismo, hay una grande bendición para la Iglesia del Señor Jesucristo. Y “nuestro trabajo en el Señor no es en vano”[26]: “Él pagará a cada uno conforme a su obra”[27]; eso Él lo prometió.

O sea que no puede venir una persona que no hizo nada, y pararse y decir: “Lo que hemos hecho”, con una foto en el cumplimiento de la Visión de la Carpa sin haber hecho nada (es que los hay también); y decir: “Ahora sí creo”; pero no almacenó nada en los tesoros del Reino de los Cielos, sino que ahora estaría buscando beneficio sin haber hecho nada.

Está como el que tuvo un talento nada más, que no hizo nada, no lo usó, y ahora viene a devolvérselo al Señor[28].

Pero vamos a dejar eso quietecito, porque aquí todos están trabajando en la Obra del Señor alrededor de la Palabra prometida para nuestro tiempo; y el éxito está ya profetizado. Y así sí es bueno: estar conscientes de que Dios ha dicho que vamos a tener la victoria.

“Esfuérzate y sé valiente, no desmayes”. Él ha prometido estar con nosotros como estuvo con Josué y como estuvo con Moisés; y estará con nosotros como estuvo con el reverendo William Branham. “Solamente que te esfuerces, y seas muy valiente”.

Cuando dice: “Y seas valiente”, es una cosa; “y seas muy valiente”, ya eso es que la batalla es fuerte, que la lucha es fuerte, pero que se logrará. “Yo estaré contigo (le dice a Josué), y nadie te podrá hacer frente”[29]. Así que tenemos al Ángel del Pacto, a Cristo, de parte nuestra.

Continúen pasando una tarde feliz, llena de las bendiciones de Cristo nuestro Salvador.

Y nos vemos ¿cuándo, Miguel? [Hno. Miguel: A las 6:00]. ¿De la mañana o de la tarde? [Hno. Miguel: A las 6:00 de la tarde. Son las 5:00]. ¿Dónde?, ¿cuándo? [Hno. Miguel: En otro salón] Ah, ¿mañana? [Hno. Miguel: No, hoy]. ¿Hoy? Ah, pues, ustedes están más al tanto que yo. A mí se me había olvidado que volvíamos hoy. ¿Y mañana? A las 10:00 de la mañana, mañana.

Y los que llegan primero cogen las mejores sillas, ¿verdad? Pues no vaya a esperar que le guarden la silla, porque vienen de diferentes lugares, así que… Yo trataré de venir primero también; ya hoy llegué un poquito tarde, pero trataré de venir mañana temprano para estar estudiando, en lo que me toca la parte para hablar.

Que Dios me los bendiga, y que Dios les use grandemente en Su Obra en este tiempo final.

Dejo con ustedes al misionero Miguel Bermúdez Marín para continuar.

“DIOS PONIENDO POR OBRA SU PALABRA PARA HOY”.

[Revisión julio 2025]

[1] San Juan 12:1-8

[2] Citas, pág. 116, párr. 1030: 63-1124E “Tres clases de creyentes”, párrs. 194, 200

[3] San Mateo 17:24-27

[4] San Mateo 22:21

[5] Citas, pág. 12, párr. 97: Marzo, 1956 “Magazín de la Voz, Vol. IV, No. 2” / Citas, pág. 4-A, párr. 36: 56-0219 “Siendo guiados por el Espíritu Santo”, párr. 19

[6] Génesis 15:13-16

[7] Éxodo 17:8-13

[8] Isaías 35:5-6

[9] San Juan 10:25, 10:37-38

[10] San Juan 5:39

[11] San Mateo 15:14

[12] Joel 2:28-29

[13] Hechos 2:1-4

[14] San Mateo 28:20

[15] San Mateo 18:20

[16] San Mateo 3:4, San Marcos 1:6

[17] Alimentación de los cinco mil: Mt. 14:13-21, Mr. 6:30-44, Lc. 9:10-17, Jn. 6:1-13 / Alimentación de los cuatro mil: Mt. 15:32-38, Mr. 8:1-9

[18] 1 Tes. 5:2, 2 Pedro 3:10, Ap. 16:15

[19] San Lucas 19:11-27

[20] Eclesiastés 3:1

[21] Citas, pág. 119, párr. 1057: 63-1229E “Apartando la mirada hacia Jesús”, párrs. 38-39

[22] San Mateo 10:42, San Marcos 9:41

[23] Citas, pág. 41, párr. 330: 60-1204M “La Revelación de Jesucristo”, párrs. 108-110

[24] Los Sellos, pág. 471, párr. 161

[25] Cita 1068: 64-0120 “Sus palabras infalibles de promesa”, párr. 138

[26] 1 Corintios 15:58

[27] Romanos 2:6

[28] San Mateo 25:24-30

[29] Josué 1:5-9

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