Muy buenos días, amables amigos y hermanos presentes, y los que están en Puerto Rico y demás lugares en toda la América Latina, Norteamérica y demás países, ministros, iglesias y demás lugares donde se reúnen. Que las bendiciones de Cristo, el Ángel del Pacto, sean sobre todos ustedes y sobre mí también, y nos abra las Escrituras en esta ocasión y nos permita entender, nos dé conocimiento de Su Palabra, de lo que significa lo que está escrito en esta Biblia. En el Nombre del Señor Jesucristo. Amén.
Para esta ocasión leemos en Habacuc, capítulo 2, verso 14 y verso 20…
Creo que ya les anunciaron también, que hay en navidades, por ahí, una actividad con invitación personal, por escrito; así que los que lo reciban pues ya saben que están invitados; el que no lo reciba, pues se queda tranquilito y no tiene que gastar dinero en viajar, ya que han viajado en estos días.
Recuerden que será una invitación por escrito. Si alguno va y no tiene, pues, ya sabe que hay café, y le van a dar café en algún lugarcito en lo que termina la reunión.
Este pasaje es muy importante, porque es un pasaje profético que da más luz, de Isaías, capítulo… ¿cuál?… De Isaías, capítulo 11. Vamos a leerlos los dos, y vamos a ver aquí lo que tenemos con relación a ese pasaje. Capítulo 11 y capítulo 2… Capítulo 11 de Isaías, capítulo 2 de Habacuc. Leemos el capítulo 2 de Habacuc, comencemos en el verso 13 en adelante:
“¿No es esto de Jehová de los ejércitos? Los pueblos, pues, trabajarán para el fuego, y las naciones se fatigarán en vano.
Porque la tierra será llena del conocimiento de la gloria de Jehová, como las aguas cubren el mar.”
“EL MENSAJE QUE CUBRIRÁ TODA LA TIERRA.” Es nuestro tema para esta ocasión.
Para que haya conocimiento que llenará toda la Tierra, tiene que haber una enseñanza que revele lo que las personas van a estar viendo llenando la Tierra. Si la Tierra va a ser llena del conocimiento de la gloria de Dios, de la gloria de Jehová, entonces tiene que venir por medio de un Mensaje que revele esa gloria de Dios siendo manifestada en la Tierra.
La falta de conocimiento de ese Mensaje, de esa revelación divina, de esa enseñanza divina, hará —en algunos— que no puedan ver la gloria de Dios; pero aquellos que tendrán ese Mensaje que llenará toda la Tierra y que revelará, dará a conocer la gloria de Dios que estará llenando toda la Tierra, podrán decir: “Yo estoy viendo la gloria de Dios llenando toda la Tierra.”
Como fue en los días de Moisés, allá estaba la gloria de Dios; como fue en los días de Jesús también, la gloria de Dios estaba manifestada por medio de Jesucristo, Dios en Jesucristo.
Y cuando hacía Dios por medio de Jesucristo las maravillas, los que veían la gloria de Dios, los cuales estaban escuchando la enseñanza de Jesús que revelaba que era Dios el que estaba haciendo esas cosas y no un hombre, aunque las personas veían a un hombre, pero Jesús decía: “Yo no hago nada de mí mismo, sino el Padre que mora en mí, Él hace las Obras; y el Padre mayor es que yo.”
Por lo tanto, los que estaban viendo a través de lo que escuchaban… porque primero hay que ver a través de la enseñanza, para después ver bien lo que está sucediendo. ¿Para qué? Para ver bien lo que está viendo, para ver que es Dios el que está en la escena.
Como fue en la ciudad de Naín: Cuando Jesús llegó a la ciudad de Naín llevaban a sepultar a un joven, y él vio a la madre de ese joven muy triste, que iba con todas las personas que iban en el funeral, muy triste, y para el colmo era viuda; por lo tanto, era el único sustento para el hogar aparte de la madre. Y dice la Escritura que Jesús tuvo (¿qué?) compasión de ella, se compadeció; y siempre Jesús fue movido a compasión para hacer los milagros; sintió esa compasión cuando el pueblo también tuvo hambre en algunas ocasiones, y le multiplicó los panes y los peces.
Encontramos que Jesús se acerca al féretro, coloca las manos sobre el féretro, y todo… se detuvo la marcha. Y le dice: “¡Joven, levántate!” No oró. Jesús oraba cuando estaba solo en el monte, se apartaba y oraba; y ya cuando estaba predicando, ya no estaba orando, ya había orado.
Es que algunos oran cuando se ven en el aprieto, en vez de orar antes para que no les llegue el momento difícil. Y Jesús, cuando se iba a orar aparte, Él veía, tenía las visiones, el Padre le mostraba lo que tenía que hacer, Él veía al Padre haciéndolo; y eso era lo que Jesús tenía que repetir acá en la Tierra, materializar, se iba a materializar eso; Dios el Padre lo iba a materializar a través de Él.
Recuerden una cosa, Jesús dijo en una ocasión, por ahí en San Juan, capítulo 14, verso 6: “Yo soy el camino, la verdad y la vida; y nadie viene al Padre sino por mí.” ¿Y por qué no dijo: “Nadie va”?
Él había dicho: “El Padre que mora en mí (y por ahí también creo que lo repite)… El Padre que mora en mí, Él hace las obras.” Entonces ¿el Padre dónde estaba? En Él, por eso dice: “Nadie viene a mí” o “nadie viene al Padre sino por mí.”
Nadie puede llegar a usted, al alma, lo que es usted, a menos que sea por los canales del cuerpo y del espíritu; o sea, que necesita ser a través del cuerpo físico con el cual usted se mueve para un lado y otro; y cualquier persona para llegar a usted, al alma suya, a usted que es alma viviente, tiene que ser a través del cuerpo que usted tiene; o sea, encontrarlo, hablar con usted, y está llegando al alma suya.
Por eso algunas veces dicen las personas: “Esto me llegó al alma. Eso que me habían dicho me llegó al alma.” ¿Ve? Le llegó allá, a lo que es usted. Otras veces dicen: “Lo que dijo tal persona, eso me entró por aquí y me salió por acá.” ¿Ve? No llegó al alma, no llegó a usted; llegó al velo de carne, al templo de carne que usted tiene; y ahí está el misterio de Dios el Padre, y de Cristo. Es que Dios estaba en Cristo reconciliando Consigo mismo al mundo.
Por eso también, cuando Él resucitó al joven, hijo de la viuda de Naín, de la ciudad de Naín, todos se maravillaron y tuvieron temor; no a Jesús; al que estaba dentro de Jesús. Y dijeron: “Dios ha visitado a Su pueblo porque un gran profeta se ha levantado entre nosotros.” Eso está por San Lucas 7 por ahí [verso 16]. Y esa es la forma de Dios visitar a Su pueblo.
Cuando Dios le dijo a Abraham en el capítulo 15, versos 12 al 19 del Génesis… Capítulo 7, del 11 en adelante, de San Lucas, es el caso del hijo de la viuda de la ciudad de Naín; y en Génesis, capítulo 15, versos 12 al 19 está la ocasión en que Dios hizo un pacto con Abraham y le dijo: “Tu descendencia, tu simiente, será esclava en tierra ajena.” No le dijo en qué ciudad. Porque algunas veces cuando le dicen cuál es el lugar, le van – enseguida van a recomendar: “No vayas para ese lugar.”
¿Recuerdan cuando Jesús dijo que iba para Jerusalén y que allí le iba a pasar tal y tal cosa? Pedro salió enseguida y dijo: “No te suceda tal cosa, no vayas para allá.” Pero tenía que ir para allá, para que se cumpliera la Escritura.
Le dice Dios a Abraham en el Génesis 15: “Tu descendencia, tu simiente, será esclava en una tierra ajena por cuatrocientos años, y…” Vamos a leérselo para que quede en la grabación tal y como lo dice. Génesis, capítulo 15, verso… cuando está haciendo el pacto y las aves venían a pararse sobre el sacrificio [verso 12]:
“Mas a la caída del sol sobrecogió el sueño a Abram, y he aquí que el temor de una grande oscuridad cayó sobre él.
Entonces Jehová dijo a Abram: Ten por cierto que tu descendencia morará en tierra ajena, y será esclava allí, y será oprimida cuatrocientos años.
Mas también a la nación a la cual servirán, juzgaré yo; y después de esto saldrán con gran riqueza.”
Aplicándolo a nuestro tiempo, la descendencia de Dios, y por consiguiente, descendencia de Abraham o simiente de Abraham según la fe, como dice Pablo en Gálatas, capítulo 3 y capítulo 4, dice que todos los que son de la fe de Abraham son hijos ¿de quién?, de Abraham, o todos los que son de la fe en Cristo son hijos de Abraham; y han estado pasando por una etapa de esclavitud al estar en estos cuerpos mortales y por consiguiente, al estar en el reino de las tinieblas, que es el que gobierna este planeta Tierra.
El príncipe de las tinieblas, el príncipe de este mundo, dice Cristo que es el diablo; pero el heredero de los reinos de este mundo ¿es quién? Jesucristo.
Mientras hemos estado en este reino terrenal, que el príncipe de las tinieblas gobierna y que en los últimos cientos de años o últimos milenios, lo ha gobernado a través del reino de los gentiles que comenzó con Nabucodonosor y termina – comenzó en la cabeza de oro y termina en los pies de hierro y de barro cocido.
En los pies de hierro y de barro cocido es que le viene el juicio al reino de los gentiles, como le vino a Faraón y su reino en el tiempo de Moisés. Por eso se repetirá el ministerio de Moisés y de Elías en el Día Postrero. Continuamos aquí:
“… y después de esto saldrán con gran riqueza.”
Vinieron las plagas (y la última, la plaga de la muerte sobre los primogénitos), y después de ese juicio, de esos juicios que son tipo y figura de los juicios que vendrán en la gran tribulación, y después de eso es que regresan los escogidos con Cristo en cuerpos glorificados, del Cielo, de la Cena de las Bodas del Cordero, para el establecimiento del Reino de Dios en la Tierra, del Reino de Cristo; y ahí ya ninguno de los escogidos será pobre. Nunca han sido pobres, lo que pasa es que les habían congelado las riquezas a los reyes, sacerdotes y jueces, herederos de Dios y coherederos con Cristo.
Estando en estos cuerpos, hemos estado viviendo como dice Filipenses, capítulo 13, versos 20 al 21: “En un cuerpo… el cuerpo de la humillación nuestra.” Un cuerpo en donde siendo hijos de Dios, siendo los herederos de Dios, hemos estado viviendo humillados como pobres, por más riqueza que tengamos aquí en la Tierra; porque no son comparables con las riquezas que tenemos como herederos de Dios, en y para disfrutarlas en el Reino de Dios.
Y por eso, cuando se salga del reino de los gentiles y el reino de los gentiles desaparezca, los reinos de este mundo serán entregados a Cristo, conforme a Apocalipsis 11, versos 15 al 19; pero vean que antes de ser entregados, hay un juicio, y eso es Apocalipsis 11, versos 1 al 14, los juicios, las plagas que vienen durante la gran tribulación; y por cuanto es paralelo a lo del tiempo de Moisés, el ministerio, espíritu ministerial de Moisés, estará en la Tierra (el Espíritu Santo operando el mismo ministerio que operó en Moisés); y por eso se ven las mismas plagas que cayeron en Egipto.
Pero Moisés tenía el Mensaje de liberación, el Mensaje de la gloria de Dios para el pueblo hebreo; lo habló primero, lo predicó, y con ese Mensaje fortaleció la fe del pueblo, y los libertó, los llevó rumbo a la tierra prometida; no Moisés sino Dios en y a través de Moisés.
Ahora ¿dónde encontraremos ese Mensaje que cubrirá toda la Tierra? Es el Mensaje del Evangelio del Reino. “Y será predicado este Evangelio del Reino, por testimonio a todas las naciones; y entonces vendrá el fin,” San Mateo, capítulo 24, verso 14.
Y en Isaías, capítulo 27, verso 13, nos dice:
“Acontecerá también en aquel día, que se tocará con gran trompeta, y vendrán los que habían sido esparcidos en la tierra de Asiria, y los que habían sido desterrados a Egipto, y adorarán a Jehová en el monte santo, en Jerusalén.”
Notamos que dice que “acontecerá en aquel día…”: “Acontecerá también en aquel día, que se tocará con gran trompeta.” Eso es un Mensaje de Gran Voz de Trompeta, es el Mensaje del Evangelio del Reino, el cual los judíos lo van a escuchar; por eso no se le puede llegar a los judíos con otra cosa. Y ese Mensaje que llenará toda la Tierra, llegará hasta Israel.
Ese Mensaje es el mismo de Levítico, capítulo 23, es la misma Trompeta. Ya cuatro de las siete fiestas de Israel, cuatro se cumplieron en la Primera Venida de Cristo y con la Primera Venida de Cristo; o sea, que fueron para la Dispensación de la Gracia. Y las otras tres corresponden a la Segunda Venida de Cristo.
Igual que Isaías, capítulo 61, en donde Cristo leyó y dice: “El Espíritu del Señor está sobre mí, por cuanto me ha ungido para dar buenas nuevas a los pobres…” y así, “y para predicar el año de la buena voluntad de Jehová, del Señor.” Y ahí se detuvo. No continuó leyendo el resto de ese pasaje, porque el resto de ese pasaje corresponde a Su Segunda Venida:
“El Espíritu de Jehová el Señor está sobre mí, porque me ungió Jehová; me ha enviado a predicar buenas nuevas a los abatidos, a vendar a los quebrantados de corazón, a publicar libertad a los cautivos, y a los presos apertura de la cárcel…”
Ahí se detuvo, y ahí lo que hay es punto y coma (;).
Una coma (,) o un punto y coma (;) puede ser una pausa de dos mil años; y esa es una pausa de dos mil años, la continuación a esa lectura; porque a continuación dice:
“…a proclamar…”
Todavía no es la pausa.
“…a proclamar el año de la buena voluntad de Jehová, (…)”
Ahí se detuvo. Es una coma, ni siquiera es punto y coma; es una coma que separa aquellas palabras que Él leyó, y dijo: “Hoy se ha cumplido esta Escritura delante de vosotros.”
Y esa pausa ha tenido ya unos dos mil años; y se continuará ese pasaje en este tiempo final.
“…y (es coma y una ‘y’ también) …y el día de venganza del Dios nuestro; a consolar a todos los enlutados…”
Y por consiguiente, a todos los que han muerto, a todos los familiares vivos que han tenido familiares que han muerto, ya sea en nuestro tiempo o han muerto en tiempos de muchos años atrás.
O sea, que va a consolar también a los descendientes judíos, los descendientes de los que murieron en el Holocausto o Shoá; y también a los descendientes de los cristianos que han muerto, los va a consolar; porque van a estar esperando que le aparezca su papá o su mamá jovencitos, como siempre hemos querido tener a nuestros padres: jovencitos, con buena salud, sonrientes; y así van a venir. No importa cuántos años tenían cuando murieron, lo que murió fue el cuerpo físico; ellos están en cuerpo angelical, cuerpo teofánico, mirando hacia acá, y muy contentos.
Y si una persona no lo puede creer —que es lo importante—, no se preocupe, se puede ir para que mire de allá para acá. De allá para acá se ve mejor que de aquí para allá, porque de aquí para allá no todos pueden ver, pero de allá para acá sí pueden mirar, y sobre todo, los de nuestro tiempo.
“…y el día de venganza del Dios nuestro; a consolar a todos los enlutados…”
Anunciándoles que ya pronto van a regresar; y eso llenará de alegría y de gozo a todos los creyentes, porque estarán esperando la Venida del Señor con todos los que partieron; porque así es que va a ser: Cristo saldrá del Lugar Santísimo del Templo celestial, de la séptima dimensión donde está, bajará a la sexta dimensión, porque viene descendiendo: descendiendo de la séptima dimensión, la dimensión de Dios, a la sexta dimensión, la dimensión de la teofanía, angelical; y de ahí se traerá con Él a todos los creyentes que formaron parte de la Iglesia del Señor en cado tiempo.
Como Cristo: pasó por el Paraíso, resucitó y trajo con Él a los que habían muerto; pero ahora es de arriba hacia abajo. Y les dará cuerpos eternos inmortales.
Él solamente lo que tiene es que hablar, y ahí surgen. Como dice el reverendo William Branham, que cuando fue allá a visitar a Abraham en el capítulo 17, le dice Dios a Miguel… Toma polvo, sopla, crea un cuerpo, y le dice: “Miguel, ése es para ti, entra en él.” Toma polvo de nuevo, de la tierra, sopla y hace otro, y dice: “Gabriel, ése es para ti.” Y toma polvo de la tierra, sopla y hace otro, crea otro, y: “Ése es para mí.” Ése es para… le puede decir a ellos: “Ése es para mí,” y entra, y entonces aparece caminando y le aparece a Abraham. Dios estaba visitando a Abraham en forma visible, que podía comer con Abraham y con su familia.
Cuando Cristo: Dios estaba visitando a Su pueblo en un cuerpo también de carne, que Dios mismo creó en el vientre de María. Por eso en la ciudad de Naín dijeron: “Dios ha visitado a Su pueblo, porque un gran profeta se ha levantado entre nosotros;” visitando a Su pueblo en forma física, como un hombre más, de la Tierra; pero no era un hombre más, ¡era el único! No había ni lo hay, ninguno igual que Él.
Todos tenemos cuerpos mortales, cuerpos que tampoco sirven para hacer un Sacrificio que sea aceptado por Dios; no puede morir para la salvación de otro. Pero el de Cristo sí, era el único que podía ser ofrecido en Sacrificio de Expiación por todos nosotros.
Para nuestro tiempo tenemos el privilegio de tener las promesas más grandes y finales, que llevarán a la Iglesia del Señor Jesucristo a la transformación en la manifestación final en medio de la Iglesia, que la preparará dándole la fe para ser transformados y llevados con Cristo a la Cena de las Bodas del Cordero; y cuando estemos en la Cena de las Bodas del Cordero, ahí vamos a ver cómo será el cumplimiento de esa promesa. Será la Fiesta celestial más grande que se haya llevado a cabo.
Por eso es por invitación personal también. Dice: “Bienaventurados los que son convidados a la Cena de las Bodas del Cordero.” Y le son dadas las vestiduras blancas, las vestiduras de Boda, todos llevarán la misma vestidura. Eso es lo que el novio hace, hacía, allá en el Medio Oriente cuando llegaban los invitados a la boda: le colocaban una túnica igual a las demás túnicas que le colocaban a los demás, una túnica blanca, todos con túnicas blancas para la boda.
Luego de la Cena de las Bodas del Cordero, o durante la Cena de las Bodas del Cordero, en la Tierra estarán pasando por la gran tribulación, en donde las plagas estarán cayendo sobre la humanidad.
Si hemos visto o escuchado o visto a través de la televisión, cosas terribles en medio de las naciones, como terremotos, maremotos, tsunamis y otros problemas; eso solamente es una pequeña muestra de lo que va a suceder.
Durante tres años y medio, el reino del anticristo será desmenuzado, y los residuos de los otros reinos o imperios anteriores del reino de los gentiles, también; o sea, que lo que viene es terrible.
Pero es como en el tiempo de Noé, lo que venía era terrible, que de ahí poco rastro de lo que era aquella civilización, que dice el reverendo William Branham que era más adelantada que la civilización que estaba viviendo, que estaba existiendo en los días del reverendo William Branham; y de seguro, más adelantada de esta civilización en la etapa en que estamos; y hay poco rastro de esa civilización. Y fíjense, con agua; pero de seguro hubo terremotos, maremotos, tsunamis… pero del agua es difícil escapar; aunque se suba en una palma de coco, hasta allá… allá va a encontrar agua, en los cocos aunque sea; y si la palma se cae… O sea, que no hay forma de escapar.
Pero la Iglesia del Señor estará de Fiesta, estará de Fiesta en la Casa del Padre celestial; o sea, que rapto o arrebatamiento será el traslado de esta dimensión a otra dimensión; por eso no hay medio de transporte que pueda llevar a una persona a esa otra dimensión.
Y el mismo Cristo dice: “He aquí vengo pronto y mi galardón conmigo, para recompensar a cada uno según sea su obra (según sea su obra).” Por eso es tan importante trabajar siempre en la Obra del Señor, no por interés sino por amor, que es lo más que cuenta, pero que Cristo ha prometido recompensar a cada uno según sea su obra.
Y la satisfacción más grande que una persona puede tener es trabajar en la Obra del Señor; es un privilegio único que la persona tiene, y que algunas veces hay personas que son muy ricas y ni siquiera se dan cuenta que hay una bendición grande, un privilegio grande, de trabajar en la Obra del Señor; no por dinero, porque la persona puede decir: “ya yo tengo dinero”; por amor. Así como Él llevó a cabo una Obra por amor a Dios y al ser humano, amor al Padre y al ser humano; porque el ser humano fue hecho a imagen y semejanza de Dios. Así que Cristo no podía decir o no podía amar a Dios y no amar a la raza humana, al ser humano.
“Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna.” [San Juan 3:16]
Eso es vida en abundancia, que nunca se acaba; y lo único que se acaban son las cremitas porque ya no se venden, no le salen arrugas a uno, no se pone viejo, así que no lo va a necesitar; pero mientras tanto, pues se remedia la situación.
Uno no puede ser fanático, tiene que ser realista; porque el que es fanático, entonces se hace juez, se vuelve juez del prójimo, de sus hermanos, y en vez de ayudar lo que hace es condenar a los demás; y el que trata de condenar a su hermano, se está condenando él mismo; y el que trata de sacar los pecados de otro para publicarlos, si la persona los confesó a Cristo, fueron echados en la Sangre de Cristo… y meter la mano en la Sangre de Cristo para sacar los pecados que Cristo colocó ahí, cuando la persona los confesó, tremendo problema tiene; porque la persona será juzgado por esos pecados, el que trate de sacar los pecados de otra persona, de donde fueron colocados; y fueron colocados en la Sangre de Cristo; por lo tanto, vienen a ser de la persona.
“EL MENSAJE QUE CUBRIRÁ TODA LA TIERRA.”
Es aclarado más. Ya les dije que es esa Trompeta o Gran Trompeta de Isaías, capítulo 27, verso 13, e Isaías, capítulo 61, verso 1 al 3; y también aparece en Levítico, capítulo 23, verso 23 al 24, donde dice:
“Y habló Jehová a Moisés, diciendo:
Habla a los hijos de Israel y diles: En el mes séptimo, al primero del mes tendréis día de reposo, una conmemoración al son de trompetas, y una santa convocación.”
Esa conmemoración al son de trompetas es esa Gran Voz de Trompeta que convoca al pueblo; por eso la Iglesia del Señor Jesucristo tiene la promesa para la resurrección de los muertos en Cristo y la transformación de los vivos, en Primera de Tesalonicenses, capítulo 4, versos 12 al 18, y capítulo 15 de Primera de Corintios, versos 49 al 58, que a la Final Trompeta: “Porque será tocada la trompeta, y los muertos en Cristo resucitarán primero incorruptibles (o sea, en cuerpos glorificados eternos, como el cuerpo glorificado de Cristo), y los que vivimos seremos transformados.”
Primero ellos van a recibir el cuerpo glorificado y después nosotros seremos transformados estando vivos; dice que será en un abrir y cerrar de ojos, ahí tenemos la Trompeta también para los creyentes en Cristo.
Después Israel tiene la promesa de esa Trompeta o Gran Trompeta que los congregará, como la Trompeta Final o Gran Voz de Trompeta congrega a los creyentes en Cristo para darles la fe para ser transformados y llevados con Cristo a la Cena de las Bodas del Cordero.
Y ahora, Isaías, capítulo 11, dice, verso 1 en adelante:
“Saldrá una vara del tronco de Isaí, y un vástago retoñará de sus raíces (o sea, un hijo, un descendiente de Isaí, Isaí el padre de David; por eso viene de esa línea de David).
Y reposará sobre él el Espíritu de Jehová; espíritu de sabiduría y de inteligencia, espíritu de consejo y de poder, espíritu de conocimiento y de temor de Jehová.”
Todas esas cualidades van a estar en el cumplimiento de este retoño que sale, que nace del tronco, de la raíz de Isaí. Ya la primera parte se cumplió en la Primera Venida de Cristo y la segunda se cumplirá en este tiempo final; y si reposará espíritu de conocimiento, de sabiduría, de inteligencia, entonces estará viniendo el Mensaje que nos dará el conocimiento de toda esa manifestación de la gloria de Dios.
“Y le hará entender diligente en el temor de Jehová. No juzgará según la vista de sus ojos, ni argüirá por lo que oigan sus oídos;
sino que juzgará con justicia a los pobres, y argüirá con equidad por los mansos de la tierra; y herirá la tierra con la vara de su boca…”
La vara en Su boca es la Palabra, igual que la espada que sale de Su boca es la Palabra; porque la Palabra del Señor es más aguda que toda espada de dos filos, que discierne – penetra y discierne los pensamientos y las intenciones del corazón.
“…y herirá la tierra con la vara de su boca, y con el espíritu de sus labios matará al impío.
Y será la justicia cinto de sus lomos, y la fidelidad ceñidor de su cintura.
Morará el lobo con el cordero, y el leopardo con el cabrito se acostara; el becerro y el león y la bestia doméstica andarán juntos, y un niño los pastoreará.
La vaca y la osa pacerán, sus crías se echarán juntas; y el león como el buey comerá paja.”
O sea, que ya no va a haber miedo al ver un león, ya la dieta del león le será cambiada; y de seguro la dieta nuestra también, para esos cuerpos glorificados que no necesitarán comer, pero si quieren comer sí pueden comer; porque Cristo ya glorificado, resucitado, comió con Sus discípulos pescado y miel también.
Así que los animales salvajes ya no tendrán un espíritu salvaje, ya no tendrán un espíritu de la quinta dimensión, sino un espíritu de la sexta dimensión (y ahí lo vamos a dejar).
Miguel como que quiere un poquito más… Cuando el reverendo William Branham fue al Paraíso, la sexta dimensión, encontró allí su caballo y su perro también, en un cuerpo de esa dimensión; y cuando venga para el Milenio se lo podrá traer, materializándolo acá en un cuerpo físico. Y es mejor tener un animalito con un espíritu de la sexta dimensión que un animalito con un espíritu de la quinta dimensión; porque en el de la quinta dimensión el enemigo tiene control sobre él; en el de la sexta dimensión Adán tenía el control sobre todos los animales.
Hubo un cambio grande con la caída del ser humano, a tal grado que hubo un cambio de mando también; fue un golpe de Estado del enemigo a Adán, del enemigo a través de la serpiente; pero de eso no vamos a hablar mucho por ahora, pero ya un poquito es bueno saber.
“Y el niño de pecho jugará sobre la cueva del áspid, y el recién destetado extenderá su mano sobre la caverna de la víbora.
No harán mal ni dañarán en todo mi santo monte…”
Ya no van a haber animales salvajes o animales que se levanten en contra, el uno con el otro, o de los niños o de los mayores.
“No harán mal ni dañarán en todo mi santo monte; porque la tierra será llena del conocimiento de Jehová, como las aguas cubren el mar.”
¿Ahora sí notaron algo? Todo eso que pasará está ligado a ese vástago que nacerá, que surgirá de Isaí, que saldrá de Isaí, de esa línea. Es el Mesías, el que traerá la paz sobre el planeta Tierra, para el ser humano, para los animales y para toda la naturaleza; durante el Milenio ya los volcanes estarán tranquilos, ya no estarán salvajes, el mar también estará tranquilo, y la Tierra estará llena del conocimiento de la gloria del Señor.
Hemos visto cómo es que el Mensaje que cubrirá toda la Tierra vendrá, se manifestará y llenará del conocimiento divino a todos los seres humanos; a tal grado que llenará de conocimiento divino a todos los que van a ser transformados, los cuales recibirán la fe para ser transformados y llevados con Cristo a la Cena de las Bodas del Cordero; para lo cual, Dios está preparando a Su pueblo para el evento más grande que se llevará a cabo en este planeta Tierra; para lo cual, todos tenemos que estar preparados; y es algo individual.
Por lo tanto, estemos preparados, cada cual conociendo —por medio del conocimiento de la Palabra— lo que es correcto para estar bien con Dios; porque con quien queremos estar bien es con Dios. No importa lo que digan las personas, lo que importa es lo que diga Dios; y queremos, lo amamos, a Dios, amamos a Jesucristo, sabemos que el cuerpo angelical de Dios es el Ángel del Pacto, el cual es Cristo en Su cuerpo angelical, el cuerpo angelical de Cristo, esa es la imagen de Dios; y sabemos que el cuerpo físico de Dios es el cuerpo de Jesucristo.
Por lo tanto, cuando las personas veían a Dios en forma teofánica, angelical, cuerpo espiritual, estaban viendo el cuerpo angelical de Cristo; por eso Cristo decía: “Antes que Abraham fuese, yo soy.” ¿Cómo era? Era en Su cuerpo angelical. Y cuando las personas en el Milenio vean a Dios caminando en medio de ellos físicamente, ¿a quién estarán viendo?, a Jesucristo; tan sencillo como eso.
Y cuando estemos viendo a todos los hijos e hijas de Dios, descendientes de Dios por medio del segundo Adán, Jesucristo, ¿a quiénes estaremos viendo?, nos estaremos viendo a nosotros, los unos a los otros, los de este tiempo y también los de otras edades; porque la posición de hijos la tienen los creyentes en Cristo que forman la Iglesia del Señor Jesucristo, esa es la posición más alta en la familia de Dios. Como la posición más alta en un reino es el rey y la reina, y los hijos del rey y la reina; después los otros son de otro nivel.
Por lo tanto, se le llama la realeza al rey, la reina y sus hijos, y por ahí su nuera y su yerno ahí se pegan; y los hijos salen de la realeza. Al que se case y no era de la realeza… por eso casi siempre evitan que se casen con uno que no sea de la realeza, para evitar problemas; pero algunas veces los adoptan, es adoptado; con todos los derechos algunas veces y otras veces con un poquito de derechos, no todo; pero los hijos que nacen, ya esos sí, ya esos pertenecen a la realeza.
Y los hijos de la Realeza del Reino de Dios son los descendientes del Hijo de Dios, Jesucristo, por medio de la unión de Cristo y Su Iglesia; esos son hijos e hijas de Dios, por eso son llamados…
“A lo suyo vino, y los suyos no le recibieron.
Mas a todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios;
los cuales no son engendrados de sangre, ni de voluntad de carne, ni de voluntad de varón, sino de Dios.”
Son engendrados de Dios por medio del Espíritu Santo, por medio de Cristo en Espíritu Santo, en esa relación amorosa de Cristo con Su Iglesia, de edad en edad; ahí estaba. Y también, si buscan Romanos, capítulo 8, verso 9, dice: “el que no tiene el Espíritu de Dios, el tal no es de él”; y sigue ahí en el mismo Romanos, capítulo 8, verso 14 en adelante, donde nos dice:
“Porque todos los que son guiados por el Espíritu de Dios, éstos son hijos de Dios.
Pues no habéis recibido el espíritu de esclavitud para estar otra vez en temor, sino que habéis recibido el espíritu de adopción, por el cual clamamos: ¡Abba, Padre!”
“Abba” significa “Padre.” “¡Abba, Padre!” Por eso le podemos decir: Padre nuestro que estás en los Cielos.
“El Espíritu mismo da testimonio a nuestro espíritu, de que somos hijos de Dios.
Y si hijos, también herederos; herederos de Dios y coherederos con Cristo, si es que padecemos juntamente con él, para que juntamente con él seamos glorificados.”
Cuando tengamos el cuerpo nuevo, eso es la adopción, es la redención del cuerpo que dice aquí mismo, en el capítulo… el verso 21 en adelante dice:
“…Porque también la creación misma será libertada de la esclavitud de corrupción, a la libertad gloriosa de los hijos de Dios.
Porque sabemos que toda la creación gime a una, y a una está con dolores de parto hasta ahora;
y no sólo ella, sino que también nosotros mismos, que tenemos las primicias del Espíritu, nosotros también gemimos dentro de nosotros mismos, esperando la adopción, la redención de nuestro cuerpo.”
La redención del cuerpo es la adopción, es la transformación nuestra, en donde físicamente estaremos adoptados como hijos e hijas de Dios, con un cuerpo dado por Dios, creado por Dios; porque la adopción física todavía no la tenemos. Ya tenemos la espiritual al Él darnos Su Espíritu, ahora nos dará un cuerpo como el Suyo, y entonces ya físicamente estaremos como hijos para disfrutar todas las riquezas, toda la herencia de Dios, como herederos de Dios y coherederos con Cristo Jesús Señor nuestro. A todo lo que Jesucristo el Hijo de Dios, es heredero, nosotros somos coherederos con Él.
Todo esto será abierto a la humanidad, y así la Tierra será llena del conocimiento de la gloria del Señor como las aguas cubren el mar; y esto será hecho con un Mensaje que cubrirá toda la Tierra. Como para la salvación, para que las personas escuchen, crean y se conviertan a Cristo, ha estado siendo hecho con un Mensaje, con el Mensaje del Evangelio de la Gracia, que llena del conocimiento del Programa de Redención al ser humano, para que sepa que hay oportunidad de vivir eternamente. Y esa oportunidad la tiene cuando la persona escucha la predicación del Evangelio de Cristo.
“Id por todo el mundo y predicad el evangelio a toda criatura.
El que creyere y fuere bautizado, será salvo; mas el que no creyere, será condenado.” [San Marcos 16:15-16]
Si hay alguna persona que todavía no ha recibido a Cristo como Salvador, pero nació la fe de Cristo en su alma, lo puede recibir como Salvador, que es el deseo de vuestra alma; para lo cual, puede pasar acá al frente y estaremos orando por usted.
Dios tiene mucho pueblo en Norteamérica, en Puerto Rico, en todo el Caribe, en todas las naciones, en toda la América Latina; y en todas las naciones los está llamando en este tiempo para completar Su Iglesia, pues están escritos en el Cielo, en el Libro de la Vida del Cordero, y no pueden ser borrados de ese lugar. Es un lugar donde están los que nunca se pueden perder, y queremos que lleguen teniendo esa fe real en sus corazones.
“Si oyes hoy Su Voz, no endurezcas tu corazón,” dice la Escritura, y esas palabras son importantes. [Hebreos 3:15, 4:7]
Algunos esperan estar en un hospital con un problema, para entonces buscar a Dios; cuando lo pueden buscar estando en buena salud, estando sin problemas.
Dice… que Dios… que el hombre no busca a Dios sino Dios busca al hombre, al ser humano; para eso es la predicación del Evangelio, eso es Dios buscando al ser humano.
Cristo mismo dijo: “También tengo otras ovejas las cuales también debo traer; y oirán mi Voz.” ¿Ven? Cristo en Espíritu Santo buscando esas ovejas que el Padre le dio para que les dé vida eterna.
“Y oirán mi voz, y habrá un rebaño y un pastor.” El Rebaño es la Iglesia del Señor Jesucristo y el Pastor es Cristo en Espíritu Santo en medio de Su Iglesia. ¿Y las ovejas quiénes son? Todos nosotros. Por eso Él compara a los creyentes con ovejas que oyen Su Voz, porque Él es el Buen Pastor; como Él como oveja también, escuchó la Voz del Padre que lo guiaba, que lo pastoreaba; y fue obediente en todo. Y así Él espera también que nosotros seamos: obedientes a Cristo, el Buen Pastor.
Vamos a estar puestos en pie para orar por las personas que están viniendo a los Pies de Cristo nuestro Salvador.
En las demás naciones también pueden continuar viniendo. Vamos a estar todos puestos en pie en otras naciones también, para la oración por todos los que están recibiendo a Cristo como Salvador.
Con nuestras manos levantadas a Cristo, nuestros ojos cerrados:
Padre nuestro que estás en los Cielos, santificado sea Tu Nombre. Vengo a Ti con todas estas personas que están recibiendo a Cristo como único y suficiente Salvador. Recíbelos en Tu Reino y dales vida eterna. Te lo ruego en el Nombre del Señor Jesucristo. Amén.
Y ahora repitan conmigo esta oración:
Señor Jesucristo, escuché la predicación de Tu Evangelio y nació Tu fe en mi corazón.
Creo en Ti con toda mi alma. Creo en Tu Primera Venida como el Cristo, el Mesías. Creo en Tu Nombre como el único Nombre bajo el Cielo, dado a los hombres, en que podemos ser salvos. Creo en Tu muerte en la Cruz del Calvario como el Sacrificio de Expiación por nuestros pecados.
Reconozco que soy pecador y necesito un Salvador. Doy testimonio público de mi fe en Ti, y Te recibo como mi único y suficiente Salvador.
Te ruego perdones mis pecados y con Tu Sangre me limpies de todo pecado, y me bautices con Espíritu Santo y Fuego luego que yo sea bautizado en agua en Tu Nombre; y produzcas en mí el nuevo nacimiento.
Te lo ruego en Tu Nombre glorioso y Eterno, Señor Jesucristo. Amén y Amén.
Ustedes me dirán: “Quiero ser bautizado en el Nombre del Señor Jesucristo lo más pronto posible, porque Él dijo: ‘Id por todo el mundo y predicad el evangelio a toda criatura. El que creyere y fuere bautizado, será salvo.” Por lo cual, usted dice: “Yo creí, yo quiero ser salvo, quiero ser bautizado en agua en el Nombre del Señor.”
El bautismo en agua es un mandamiento del Señor Jesucristo para todos los que lo reciben como único y suficiente Salvador. Aun el mismo Jesucristo… Cuando Juan estaba bautizando en el Jordán, llegó Jesucristo, entró a la fila para ser bautizado, y cuando le toca el turno y Juan lo ve, le dice: “Yo tengo necesidad de ser bautizado por Ti, ¿y Tú vienes a mí para que yo te bautice?”
Él primero no sabía quién sería el Mesías, porque en una ocasión dijo: “Yo no le conocía, y tampoco ustedes le conocen”; pero cuando lo ve, entonces se dio cuenta que era un familiar suyo terrenalmente, porque era hijo de María; y María era parienta de la mamá de Juan el Bautista, Elisabet; como que se quedó en familia lo del precursor y el precursado.
Y no se sabe qué muchas cosas conocía de Jesús cuando se criaban, que no fueran escritas pero que Juan o Elisabet las podían escribir o darlas a conocer, o la virgen María; ella dio muchas cosas a conocer; si no, no se sabría, no se conocería la historia de Jesús, no se sabría la historia del Ángel Gabriel apareciéndole a Zacarías y a la virgen María.
Y cuando le dice Jesús que viene a él para que lo bautice como estaba bautizando a todas las demás personas. Y Juan le dice: “Yo tengo necesidad de ser bautizado por ti, ¿y tú vienes a mí para que yo te bautice?”
Recuerden que Juan el Bautista era hijo de un sacerdote. Y Jesús le dice: “Nos conviene cumplir toda justicia.” Y entonces ya dejó de discutir y lo bautizó; y descendió el Espíritu Santo sobre Jesús.
Juan atrasando, o no queriendo bautizarlo estaba impidiendo que el Espíritu Santo viniera sobre la persona.
Por eso es que cuando la persona escucha la predicación del Evangelio de Cristo, cree y lo recibe: lo más pronto posible debe ser bautizado, para que el Espíritu de Dios venga a él y produzca el nuevo nacimiento; y así nazca del Agua y del Espíritu, de la Palabra y del Espíritu Santo.
Si Jesús tuvo necesidad de ser bautizado, ¡cuánto más nosotros!
Y en el bautismo en agua, la persona se identifica con Cristo en Su muerte, sepultura y resurrección. Ahí tenemos la tipología, el simbolismo, del bautismo en agua.
Cuando la persona recibe a Cristo, muere al mundo; cuando el ministro lo sumerge en las aguas bautismales, tipológicamente está siendo sepultado; y cuando lo levanta de las aguas bautismales está resucitando a una nueva vida, a una nueva vida con Dios, como un hijo o una hija de Dios en el Reino de Cristo. Y así es sacado del reino de las tinieblas al Reino de Luz, al Reino de Cristo; y queda sentado en lugares celestiales en Cristo Jesús Señor nuestro.
Por lo tanto, bien pueden ser bautizados, y que Cristo les bautice con Espíritu Santo y Fuego, y produzca en ustedes el nuevo nacimiento; ustedes que están aquí presentes en Miami, Florida, y en todas las demás naciones; y que Cristo produzca en ustedes el nuevo nacimiento. Y nos continuaremos viendo por toda la eternidad en el Reino glorioso de Jesucristo nuestro Salvador, en donde iremos con Él a la Cena de las Bodas del Cordero.
Continúen pasando una tarde feliz, llena de las bendiciones de Cristo nuestro Salvador. Dejo al ministro aquí correspondiente, y en cada país al ministro correspondiente para que les indique cómo hacer para ser bautizados en agua en el Nombre del Señor Jesucristo.
Que Dios les bendiga y les guarde a todos.
“EL MENSAJE QUE CUBRIRÁ TODA LA TIERRA.”