Muy buenos días, amados amigos y hermanos presentes, y los que están también en otros países. Que las bendiciones de Cristo, el Ángel del Pacto, sean sobre todos ustedes y sobre mí también. En el Nombre del Señor Jesucristo. Amén.
Hoy 31 de diciembre (como comúnmente le llamamos: día de año viejo, pero ya mañana es Año Nuevo) estamos cerrando este año, este día, con victoria, y dándole gracias a Dios por medio de Cristo, por la victoria que nos ha dado en este año que está cerrando su ciclo. Nos ha dado la victoria en todas las esferas, en todos los aspectos, y vemos cómo va en progreso también el proyecto de La Gran Carpa Catedral.
Para los que no habían visto cómo va, ya pueden ver cómo va todo el trabajo y dónde ha sido colocado el esfuerzo económico y de sus oraciones con relación al proyecto de La Gran Carpa Catedral. Y apreciamos mucho el respaldo que todos ustedes le han dado a este proyecto, ustedes que están presentes y los que están en otras naciones.
Por lo tanto, es la victoria de todos; y por consiguiente es la victoria de Cristo, porque Cristo obra por medio de Su Iglesia, de los creyentes en Él.
Es un proyecto que ya fue trazado en la Palabra profética, así como fue trazado el proyecto del tabernáculo que le fue ordenado a Moisés construir[1], para Dios morar en el lugar santísimo de ese tabernáculo.
Todos los que se pusieron brazo a brazo y hombro a hombro con Moisés y ese proyecto… que aparentemente parecía un proyecto de Moisés, pero era un proyecto de Dios que le fue dado a Moisés para llevarlo a cabo con el pueblo, y el pueblo tendría participación en ese proyecto.
Es una bendición grande cuando Dios nos da la oportunidad de que participemos en todo proyecto del Señor.
Al ver ese proyecto llevándose a cabo, cada uno que está respaldando ese proyecto, ya fuera en el tiempo de Moisés o en el tiempo de Salomón, podía decir: “¡Vamos bien! Va en progreso nuestro proyecto (porque lo hacemos nuestro), va adelantándose todo el trabajo”.
Recuerden que Dios obró por medio de Cristo, y Cristo obra por medio de Su Iglesia. El cuerpo de Jesús era el Cuerpo de Dios, y el Cuerpo de Cristo en el Nuevo Pacto es el Cuerpo Místico de creyentes, llamado comúnmente: la Iglesia del Señor Jesucristo; que, por consiguiente, también es un Templo espiritual, que va creciendo de etapa en etapa, de edad en edad, con las piedras vivas, las personas que son añadidas a la Iglesia, de etapa en etapa, de edad en edad; añadidas por el Espíritu Santo manifestándose a través del mensajero correspondiente a cada edad.
Con ese Mensaje son llamados en esa etapa todos los que formarán parte de la Iglesia del Señor Jesucristo; y aunque el mensajero muera, su Mensaje permanece para su grupo. Y cuando mueren cada uno de ellos, van al Paraíso, y allá se encuentran con su mensajero; o su mensajero, cuando parte, se encuentra con los que ya han partido, correspondientes a su etapa, a su edad.
Hemos visto a Dios en el tabernáculo que construyó Moisés, entrando a ese templo y colocándose en el lugar santísimo[2], en medio de los dos querubines de oro que estaban sobre el propiciatorio, lo cual era la tapa del arca del pacto[3].
Lo vimos permanecer en el tabernáculo, de día y de noche; y cuando el pueblo tenía que caminar, marchar, se levantaba y los guiaba en su trayectoria correspondiente a cada etapa[4].
Los cuidaba, los protegía del sol, la Nube se convertía en una protección; y podríamos decir que hasta quizás tendrían aire acondicionado natural, porque a la sombra la temperatura baja mucho, para que no se fatigara el pueblo[5].
Y durante la noche tenían luz propia: la presencia de Dios; podían caminar de día y de noche. Y alimento también[6].
Lo cual es tipo y figura, en el campo espiritual, de lo que Dios haría con Su Iglesia rumbo a la tierra prometida.
Todo el tiempo durante la trayectoria por el desierto, representa las diferentes etapas o edades de la Iglesia, esas siete edades de la Iglesia representadas en esos cuarenta años de Israel por el desierto.
La salida de Egipto es la salida del mundo, del reino de las tinieblas, la salida; y el Cuerpo Místico de Cristo salió del mundo, y ahora desde el Día de Pentecostés está en el Reino de Dios. Es un Cuerpo Místico de creyentes perteneciente al Reino de Dios, y es un Templo espiritual también, Su Iglesia.
Y cada persona como individuo es también un templo espiritual[7], que tiene atrio: el cuerpo físico, lugar santo: el espíritu de la persona, y lugar santísimo: que es el alma de la persona.
Por lo tanto, tenemos que ver a Dios en Espíritu Santo en medio de Su Templo: el tabernáculo que construyó Moisés, el templo que construyó el rey Salomón; y el pueblo hebreo como templo también, porque es la Iglesia del Pacto Antiguo o Viejo Pacto, Viejo Testamento.
Y tenemos que verlo también en el templo que construyó Salomón[8], seguirlo viendo en los jueces, en los profetas, y luego en Jesucristo, ahí en toda Su plenitud; porque Él es la Piedra Angular o Piedra del Ángulo[9], y es en la Piedra Angular donde Dios en Espíritu Santo entra y se manifiesta en toda Su plenitud.
Cristo siendo la Piedra Angular, en Él estaba la plenitud de Dios: Padre, Hijo y Espíritu Santo, todo estaba allí en Jesucristo. Por eso Cristo decía: “El que me ha visto a mí, ha visto al Padre”[10]. “El Padre y Yo una cosa somos”[11]. Era Dios en Su tabernáculo, en Su templo humano llamado Jesús.
Vea, Dios dijo que Él pondría Su Nombre en el lugar que Él escogiera[12]; y por eso en el tabernáculo que construyó Moisés estaba el Nombre de Dios, en el que construyó Salomón también, y en el que Dios creó: el cuerpo de Jesús, también estaba.
Recuerden que el nombre lo dio el Ángel Gabriel a la virgen María para que le pusieran el nombre Yeshua (Jesús, traducido al español)[13]. Y el mismo Cristo dijo: “Yo he venido en Nombre de mi Padre”[14], así que Él venía con el Nombre de Su Padre.
Y en Levítico… Éxodo, capítulo 23, versos 20 al 23, hablando del Ángel del Pacto, del Ángel enviado por Dios, dice: “No le seas rebelde; porque él no perdonará vuestra rebelión, porque mi nombre está en él”. Ese Ángel del Pacto es Cristo en cuerpo teofánico, cuerpo angelical. Y luego, cuando se hizo un cuerpo de carne, ahí también el Nombre de Dios fue colocado.
Tan sencillo como esto: el Nombre del Padre, el Nombre del Hijo y el Nombre del Espíritu Santo…, vean: El Nombre de Dios en Dios el Padre; el Nombre de Dios en el Espíritu Santo, que obra en el Nombre de Dios del Padre; y el Nombre de Dios también: Jesús, en el cuerpo de carne.
Por eso Cristo decía que el Padre enviaría el Espíritu Santo en el Nombre de Jesús[15]; y por eso cuando le aparece a Saulo de Tarso, le dice: “Saulo, Saulo, ¿por qué me persigues? Dura cosa te es dar coces contra el aguijón”. Capítulo 9 del libro de los Hechos, capítulo 16 también, y el capítulo 22; capítulo 26, también por ahí, del libro de los Hechos.
Y Saulo le dice: “Señor (sabía que era el Señor, el mismo que le había aparecido a Moisés), ¿quién eres?”. Jesús le dice: “Yo soy Jesús, a quien tú persigues”. Era Jesucristo en Espíritu Santo en esa luz resplandeciente, más fuerte que la luz del sol. Y Saulo entonces se rindió al Señor; y estuvo muy triste siempre, porque había perseguido a la Iglesia del Señor Jesucristo.
Pero las palabras y la revelación divina que tuvo, de lo que es la Iglesia del Señor Jesucristo, fue grande; a tal grado que dice en Primera de Timoteo, capítulo 3, verso 14 al 16 (escribiéndole a Timoteo):
“Esto te escribo, aunque tengo la esperanza de ir pronto a verte,
para que si tardo, sepas cómo debes conducirte en la casa de Dios, que es la iglesia del Dios viviente, columna y baluarte de la verdad”.
¿Cuál es la Casa de Dios bajo el Nuevo Pacto? La Iglesia del Señor Jesucristo.
“Y baluarte de la verdad”: Es la que tiene la Verdad. “Jesucristo es el Camino, la Verdad y la Vida”[16]. No hay muchas verdades, hay una sola, y es Cristo. Y la Iglesia tiene esa Verdad; por eso es baluarte y columna de la verdad.
“E indiscutiblemente, grande es el misterio de la piedad:
Dios fue manifestado en carne”.
Así como usted y yo somos manifestados en carne al venir a vivir en cuerpos de carne en esta Tierra. Y Dios fue manifestado al venir a vivir en un cuerpo de carne a esta Tierra, llamado Jesús; ese es el cuerpo humano de Dios. Y el cuerpo angelical de Dios es el Ángel del Pacto, Cristo en Su cuerpo angelical, el cuerpo teofánico de Dios.
“Dios fue manifestado en carne,
Justificado en el Espíritu,
Visto de los ángeles,
Predicado a los gentiles…”.
Dios fue manifestado en carne; y vean, fue justificado en el Espíritu, fue visto de los ángeles y predicado a los gentiles.
Cuando se predica a los gentiles el Evangelio: se está predicando a Dios manifestado en carne, a Dios que se manifestó en carne para llevar a cabo la Obra de Redención; o sea, se está dando a conocer el misterio de la visita de Dios, de la Venida de Dios en cuerpo de carne visitando la raza humana al venir al pueblo hebreo; y de ahí extenderse esa buena noticia a la raza humana: que Dios ha venido a la Tierra, a la raza humana, en carne humana, en el cuerpo llamado Jesús.
Es la visita más grande y más importante, más significativa de Dios a la Tierra.
“Predicado a los gentiles,
Creído en el mundo,
Recibido arriba en gloria”.
Y ahora, Cristo dijo: “Yo estaré con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo”[17]. Él, de edad en edad ha estado con Su Iglesia, y eso es hasta el fin del mundo. Todavía está con Su Iglesia.
Y ahora, así como se entra por el atrio al templo, se pasa al lugar santo, y después al lugar santísimo, vean, Dios moviéndose de los hebreos a los gentiles: moviéndose Dios, de los hebreos y de la Ley, y de las dispensaciones anteriores, a la Dispensación de la Gracia, pasando al Lugar Santo; y después, en este tiempo final, le corresponde moverse del Lugar Santo al Lugar Santísimo, que es y corresponde a la Edad de la Piedra Angular.
Por eso es que para esa Edad de la Piedra Angular el Título de Propiedad tiene que venir a la Iglesia del Señor Jesucristo, que es el Libro que está en la diestra de Dios sellado con siete Sellos, y que Cristo lo toma, lo abre en el Cielo; en Apocalipsis 5 lo toma, lo abre en el Cielo; y en Apocalipsis 10 viene con el Librito abierto en Su mano, viene a Su Iglesia, viene a la etapa que corresponde al Lugar Santísimo, para morar ahí y manifestarse ahí, y desde ahí: en Su manifestación más grande en medio de Su Iglesia. Eso es lo que está prometido para este tiempo final.
Eso fue lo que vio el reverendo William Branham en la Visión de la Carpa, esa manifestación de Dios en Espíritu en medio del pueblo. Y él le llamó a esa etapa: la Tercera Etapa, en donde lo que fue visto manifestado en parte (en el reverendo William Branham) será visto manifestado en toda su plenitud[18].
Por lo tanto, en medio del cristianismo, en medio de la Iglesia del Señor Jesucristo en el Día Postrero, aparecerá una Gran Carpa Catedral; y ahí Dios va a cumplir lo que le mostró al reverendo William Branham.
No puede ser en Asia Menor, porque ya esa edad pasó; no puede ser en Europa tampoco, porque ya esa edad pasó; y no puede ser en Norteamérica, porque ya la edad de Norteamérica pasó.
Por lo tanto, será en un territorio que estará vigente ante la presencia de Dios con la Palabra de Dios para este tiempo final, y en donde estará representado ese territorio y ese pueblo en la Edad de Piedra Angular; tendrá esa etapa o Edad de Oro de la Iglesia del Señor Jesucristo, del cristianismo; y por consiguiente, la presencia del Señor estará ahí, en esa edad. Así como estuvo en cada edad, y en cada edad tuvo su mensajero, y habló por medio del mensajero de cada edad, para el Día Postrero le estará hablando consecutivamente a Su Iglesia, clamando como cuando un león ruge y siete truenos emitiendo sus voces.
O sea que ahí será donde se va a experimentar el cambio de Cordero a León, de Cordero y Sumo Sacerdote a Juez. Y serán bienaventurados todos los que estarán en esa etapa de la Iglesia, esa Etapa de Oro de la Iglesia, los cuales estarán escuchando y recibiendo la revelación de Dios correspondiente a este tiempo final; y por medio de esas personas también, Cristo en Espíritu Santo estará obrando y usándolos para cumplir todo lo que Él ha prometido para este tiempo final. Tan sencillo como eso.
Y estaremos viendo la presencia de Dios en el Templo espiritual de Cristo, en la etapa de Edad de Piedra Angular. Y en una Gran Carpa Catedral tenemos la promesa de que va a ser vista la presencia de la Columna de Fuego, la presencia de Dios en medio del pueblo; y estará cumpliendo lo que fue visto por el reverendo William Branham.
Por lo tanto, habrá personas en el Día Postrero, en el territorio que corresponde para el cumplimiento de esas profecías, que de todo corazón estarán viendo y creyendo lo que está prometido para este tiempo final; y estarán trabajando en pro de todo lo que fue prometido, para que Cristo lo haga una realidad.
Cada individuo creyente en Cristo también es un templo espiritual. Por lo tanto, como templos espirituales, la presencia de Cristo en Espíritu Santo entra a nuestro corazón, a nuestra alma, y nos guía, nos revela Su Palabra, nos abre el entendimiento para comprender todo el Programa Divino correspondiente a este tiempo final; y obtener también conocimiento de la parte histórica de la Obra de Dios de los días pasados y de las edades pasadas hasta nuestro tiempo.
Es importante conocer al Dios de Abraham, de Isaac y de Jacob, y Su visita a la Tierra en carne humana, y Su Obra del Día de Pentecostés; aun desde la Cruz del Calvario y del Día de Pentecostés hacia acá, hasta nuestro tiempo; y saber dónde está Cristo en Espíritu Santo, en qué territorio, en qué etapa de la Iglesia, todo eso; porque usted no se puede colocar en una etapa que ya pasó y esperar las bendiciones correspondientes al tiempo final.
En una etapa que ya pasó las bendiciones son las que Dios tenía para esa etapa; y si ya pasó, ya tiene que moverse a una nueva etapa: a la que esté vigente en este tiempo final, y tenemos que estar conscientes de esa realidad.
Estamos ya en el tiempo final; y luego del cumplimiento de la Visión de la Carpa, y todo lo que conlleva ese cumplimiento, luego de eso pues lo único que encontramos que hay como promesa es: resurrección, transformación y rapto; porque en el cumplimiento de esa promesa la Iglesia recibirá la fe para ser transformados y llevados con Cristo a la Cena de las Bodas del Cordero.
Es un Programa, un proyecto divino, en donde Cristo estará obrando para hacerlo una realidad, tanto la parte física como la parte espiritual. Y cada uno de nosotros somos bienaventurados porque vemos lo que muchos desearon ver en edades pasadas, y escuchamos lo que muchos desearon escuchar en edades o etapas pasadas. Dios lo hará todo sencillo, para que todos puedan entender.
Estamos en el tiempo más glorioso de toda la historia de la Iglesia del Señor Jesucristo; y bien dice la Escritura que es mejor el fin del negocio que el principio[19], y en los negocios del Señor Jesucristo estamos ya en el fin. Y a mí me ha tocado la mejor parte, ¿y a quién más? A cada uno de ustedes también.
Por lo tanto, adelante trabajando en el Programa Divino, sabiendo que nuestra redención del cuerpo está cerca; y la redención del cuerpo es nuestra transformación, y la redención del cuerpo para los que murieron es la resurrección en cuerpos glorificados.
Por lo tanto, Cristo dijo que cuando viéramos las señales que Él enumeró, y la higuera —que es Israel— floreciendo, echando sus hojas, sepamos que nuestra redención está cerca; y cuando veamos los demás árboles: las demás naciones[20].
Por lo tanto, levantemos nuestros ojos al Cielo, a las cosas de Dios, porque nuestra redención está cerca.
Estamos viendo un sinnúmero de promesas que están en proceso para cumplirse totalmente; pero antes de cumplirse una promesa: nuestra mirada con un ojo de visión profética enseguida se da cuenta de que eso es el comienzo de una promesa grande, ¡y no le quitamos la vista!; y vamos viendo su trayectoria progresiva hasta que se cumpla plenamente cada una de esas promesas divinas.
Él tiene para mí promesas, ¿y para quién más? Para cada uno de ustedes también.
La fe para el rapto es una promesa para todos los que van a ser transformados; la Gran Voz de Trompeta, la Trompeta Final, todo eso es una promesa para los que van a ser transformados, y para los que murieron, que van a ser resucitados en cuerpos glorificados.
Aun La Gran Carpa Catedral es una promesa para los que van a ser transformados, es una promesa para los que van a estar sentados allí recibiendo la Palabra y recibiendo todas las bendiciones que Dios derramará en esa etapa.
Así como vimos a Dios, la Gloria de Dios, la presencia de Dios en el tabernáculo de Moisés, en el templo del rey Salomón, que construyó el rey Salomón, y hemos visto la Gloria de Dios en diferentes ocasiones; así veremos la Gloria de Dios en La Gran Carpa Catedral que vio el reverendo William Branham; y también veremos la Gloria de Dios manifestada en toda Su plenitud en cada uno de los creyentes del Día Postrero que van a ser transformados.
Por lo tanto, adelante trabajando en el Programa Divino en todos los proyectos de Dios correspondientes a este tiempo final.
Este próximo año esperamos más bendiciones, y grandes bendiciones. Es que hay tantas bendiciones, tantas promesas, para los creyentes en Cristo para este tiempo final, que no caben quizás en un camión; pero caben acá.
Así que queremos todo lo que Dios tiene para nosotros en este tiempo final; y si nos da todo lo que hay, nos los da este próximo año, pues eso es lo que queremos; si nos da todo, entonces nos tenemos que ir de aquí de la Tierra, a la Cena de las Bodas del Cordero.
Pero mientras estemos aquí en la Tierra, Él estará dándonos más y más bendición, más y más promesas siendo materializadas, más y más conocimiento de Su Programa, más y más Palabra revelada; y nuestro entendimiento siendo abierto para entender todo lo que está en Su Palabra.
Por lo tanto, con reverencia, con temor… ¿Recuerdan que el hermano Branham dijo que la Tercera Etapa era tan sagrada?[21], que él era reverente a esa Tercera Etapa[22].
Tenemos que entrar a esa Tercera Etapa con respeto, con reverencia, con amor a Dios, con dedicación a Él, y preparados espiritualmente. Es una etapa muy importante, para prepararnos para esa Tercera Etapa y para todo lo que viene de parte de Dios, que son grandes bendiciones; en donde la Iglesia del Señor Jesucristo va a estar como era en el tiempo de los apóstoles, de los apóstoles San Pedro, San Pablo y demás apóstoles; así va a estar.
Y todo eso va a cumplirse plenamente en el cumplimiento de la Visión de la Carpa que Dios le mostró al reverendo William Branham.
Mientras tanto, continuamos trabajando, sabiendo que hay algo grande de parte de Dios, y que nosotros somos bienaventurados en tener parte en ese Programa Divino.
Yo continuaré también adelante siempre, trabajando con todos ustedes en el Programa de Dios.
Y cuando todos estemos listos, la promesa es que nos iremos con Cristo a la Cena de las Bodas del Cordero.
Si Pablo dijo que los que estuvieran vivos entonces serían transformados cuando los muertos hayan resucitado[23], es que habrá un grupo de creyentes vivos en el tiempo final; esos son los que subirán más arriba de la séptima edad de la Iglesia, más arriba; y más arriba lo que está es la Edad de la Piedra Angular, la edad que corona y con la que Cristo corona Su Iglesia, y la que está representada en el lugar santísimo.
Así que adelante trabajando en el Programa Divino, y con nuestros ojos bien abiertos y nuestros oídos bien abiertos, para oír y para ver todo lo que está prometido, y ver cómo va gradualmente cumpliéndose todo.
¡Somos bienaventurados! Bienaventurados en lo que estamos escuchando y en lo que estamos viendo en el Programa Divino en medio de la Iglesia del Señor Jesucristo.
Continúen pasando todos un día feliz, lleno de las bendiciones de Cristo; y que el próximo año traiga muchas bendiciones para cada uno de ustedes y para mí también.
Así como hay una Biblia grande, que usted encuentra Biblia grande así, tanto y tan importante, y cabe en una Biblia de ese tamaño; y todo eso cabe en una Biblia así pequeña también, y aún más pequeña que esta también cabe. Y tantas bendiciones que hay en la Biblia, todas ellas caben aquí también. Las creemos; y para el que cree todo es posible[24]; y para Dios no hay nada imposible.
Por lo tanto, para el que cree y se agarra bien de lo que Dios ha prometido, Dios es fiel a Su Palabra, a lo que Él ha prometido; y eso hace que Dios cumpla esa promesa para con esas personas que creen lo que Dios ha prometido; y por la fe conquistan esas promesas: las hacen suyas y trabajan; y Dios las materializa para esas personas.
Y pueden decir: “Estas promesas son mías”. Y todos juntos pueden decir: “Estas promesas son nuestras”. Porque Dios nos ha dado esas promesas, las creímos, y las está materializando.
Que las bendiciones de Cristo, el Ángel del Pacto, sean sobre todos ustedes; y la presencia de Cristo siempre esté en vuestra alma, vuestro espíritu y todo vuestro ser, y en la Iglesia del Señor Jesucristo en esta etapa o Edad de Oro, de Piedra Angular, que nos ha tocado en este tiempo final.
Y que toda promesa divina se haga una realidad en medio de Su Iglesia en este tiempo final.
Y que La Carpa Catedral pronto esté hecha una realidad, sea completado pronto el proyecto de La Gran Carpa Catedral. Y que la presencia de Dios esté plenamente manifestándose en medio de Su pueblo en esta Gran Carpa Catedral que está siendo construida.
Dejo con ustedes al reverendo José Benjamín Pérez, para continuar y concluir en esta mañana esta actividad tan importante para mí, ¿y para quién más? Para Miguel, para Ruth, para José Benjamín Pérez y para cada uno de ustedes también.
Que Dios les bendiga y les guarde.
“ACTIVIDAD DE FIN DE AÑO 2013 EN LOS TERRENOS DE LA GRAN CARPA CATEDRAL”.
[Revisión marzo 2025]
[1] Éxodo 25:1-9
[2] Éxodo 40:34
[3] Éxodo 25:21-22
[4] Números 9:15-22
[5] Éxodo 13:21-22, 40:38
[6] Éxodo 16:1-36
[7] 1 Corintios 3:16-17
[8] 1 Reyes 8:10-11, 2 Crónicas 5:11-14
[9] Efesios 2:20
[10] San Juan 14:9
[11] San Juan 10:30
[12] Deuteronomio 12:2-11
[13] San Mateo 1:20-21, San Lucas 1:30-31
[14] San Juan 5:43
[15] San Juan 14:26
[16] San Juan 14:6
[17] San Mateo 28:20
[18] Citas, pág. 119, párr. 1057: 63-1229E “Apartando la mirada hacia Jesús”, párrs. 38-39
[19] Eclesiastés 7:8
[20] Mt. 24:29-33, Mr. 13:24-29, Lc. 21:25-31
[21] Citas, pág. 119, párr. 1057: 63-1229E “Apartando la mirada hacia Jesús”, párrs. 41-43
[22] Citas, pág. 154, párr. 1379: 65-0725E “¿Cuál es la atracción en el Monte?”, párr. 27
[23] 1 Corintios 15:51-52
[24] San Marcos 9:23