El regreso al Edén

Muy buenas tardes, amados amigos y hermanos presentes, ministros visitantes y demás personas e iglesias y pastores en diferentes naciones, que están conectados con esta actividad a través del satélite Amazonas o de internet en diferentes lugares en estos momentos. Que las bendiciones de Cristo, el Ángel del Pacto, sean sobre todos ustedes y sobre mí también. En el Nombre del Señor Jesucristo. Amén.

Hemos visto un resumen de todo el trabajo que se está llevando a cabo con la Embajada de Activistas por la Paz, lo cual ha sido un éxito total en beneficio de la familia humana.

También hemos visto, a través del documental, la labor que se está llevando a cabo en el proyecto de la construcción del templo la Gran Carpa-Catedral, lo cual también hemos visto que es un éxito lo que se está teniendo, y que ustedes son parte de ese éxito; y para ustedes y para Dios es el éxito de ese proyecto.

Siempre que se construye un templo para Dios, es el proyecto más grande que se está llevando a cabo en esa ciudad, en medio de la comunidad y en ese país; porque en construcción no hay proyecto más grande que una casa para Dios, un templo para Dios, en donde se reúne el pueblo creyente en Cristo para adorar a Dios a través de Cristo y recibir la Palabra de Dios, y recibir las bendiciones de Dios.

El templo, la Gran Carpa-Catedral, es un proyecto divino, y por consiguiente es un proyecto importante para Dios y todos los creyentes en Cristo; y será de bendición para todo el cristianismo, para el judaísmo, y para todos los seres que creen en Dios, no importa su afiliación religiosa.

Se espera que pronto ya esté realizado ese proyecto totalmente, y se abran las puertas a toda persona que desea escuchar la Palabra de Dios y adorar a Dios en espíritu y en verdad.

Hoy también habrá Santa Cena y – al final del culto, de la predicación; y todos los que están a través del satélite Amazonas, pueden también unirse a la Santa Cena en recuerdo y conmemoración a Cristo y Su Sacrificio en la Cruz del Calvario; recordando que ese Sacrificio de Cristo y Su Sangre derramada en la Cruz del Calvario, Su Sangre es la Sangre del Nuevo Pacto que Cristo, el Ángel del Pacto, instituyó en Su Iglesia.

Y el Lavatorio de pies, el cual nos recuerda que luego de haberlo recibido como nuestro Salvador y ser limpiados con Su Sangre de todo pecado, luego nos recuerda que en el camino cristiano cometemos diferentes errores, faltas y pecados, y los confesamos a Cristo, y Cristo con Su Sangre nos limpia de todo pecado y así nos mantiene limpios todo el tiempo con Su Sangre preciosa. Por lo tanto, es importante también el Lavatorio de pies.

Recuerden que Cristo cuando fue a lavar los pies de Sus discípulos, San Pedro ya, y los demás apóstoles, habían comido el pan, que representa el cuerpo de Cristo, habían tomado también el vino, que tipifica la Sangre de Cristo, la Sangre del Nuevo Pacto, que Él derramaría por todos los que lo recibirían como Salvador, y con la cual nos limpiaría de todo pecado.

Pero cuando se llegó al momento de Jesús lavar los pies de Sus discípulos, Pedro se sentía indigno de que Cristo lo hiciera, le lavara los pies; porque lavar los pies de las personas era el trabajo u oficio más bajo, y Pedro se encontraba indigno de que Jesús bajara a tal grado de ser un lavador de pies. Pero Cristo le dijo – Pedro le dijo: “Nunca jamás me lavarás los pies,” pero Jesús le dice: “Si no te lavare no tendrás parte conmigo.”

―“Entonces no solamente los pies, sino la cabeza también (Si el asunto es: ‘Si no te lavares, no tendrás parte conmigo,’ entonces, si es necesario el cuerpo completo: el cuerpo completo).” Pero Cristo dijo: “Los pies.”

Por lo tanto, en la Santa Cena al final, se efectúa el Lavatorio de pies conforme a la orden de Cristo. Va acompañado el Lavatorio de pies con la Santa Cena, como lo hizo Cristo allá en la última Cena. Y el que no toma la Santa Cena, tampoco tiene parte con Cristo, pues es un mandamiento del Señor.

Si sabéis estas cosas y las hiciereis, serán (¿qué?) bienaventurados, bendecidos. Y el que no lo hace, pues no tiene parte con Cristo.

Es como la Pascua, allá para el pueblo hebreo. Cuando fue efectuada literalmente por el pueblo hebreo en Egipto, cada padre de familia que había tomado un corderito de un año sin defecto, lo había tomado el día diez del primer mes del año judío religioso, y lo guardó hasta el día catorce; y todos los días lo miraban, lo inspeccionaban, a ver si tenía alguna falta; y luego cada padre de familia sacrificaba el corderito pascual el día catorce del mes, y entre las dos tardes; lo preparaba asado, y la sangre la colocaba en el dintel y los postes de la puerta de su casa.

Algo tan sencillo como eso ¿qué tenía que ver con lo que vendría, la muerte que vendría en la noche para aquel tiempo? El hogar donde no estuviera la sangre aplicada sobre el dintel y los postes del hogar, el primogénito o los primogénitos que estuvieran en aquel lugar, morirían; digo el primogénito como el hijo mayor de la familia, o los primogénitos, si el padre también era hijo primogénito, también moriría. Pero si estaba la sangre aplicada en el dintel y los postes del hogar, no morirían.

Es que ese sacrificio de ese corderito, y su sangre aplicada en el dintel, era para la preservación de la vida del primogénito del hogar, y por consiguiente de los primogénitos de todo Israel. Y el cordero tenía que estar asado dentro del hogar, y comiéndolo durante esa noche.

Esa era la Orden Divina; y cualquiera que no hiciera conforme al mandato divino estaría en rebeldía contra Dios, y el primogénito moriría. Y nadie quiere que sus hijos mueran, y mucho menos el hijo primogénito. Sencillo todo, pero dado por Dios y respaldado por Dios.

¿Y por qué tenía ese poder, había un poder ahí? Porque los egipcios no tenían ese conocimiento, y por consiguiente no tenían corderito pascual sacrificado, asado y dentro del hogar, y su sangre aplicada en los postes y el dintel de sus hogares; y durante esa noche murieron los primogénitos en Egipto, aun hasta los primogénitos de los animales.

¿Ve? Fue una revelación divina dada por Dios al pueblo hebreo a través del profeta Moisés para el pueblo hebreo.

¿Y por qué era tan importante? Vean, era tan importante que luego, todos los años en esa misma fecha, estaba ordenado que Israel efectuara la Pascua en memoria de aquello que sucedió allá, de aquel evento, y era un memorial luego, pero ordenado por Dios; y el que no lo hiciera, aunque era un tipo y figura, algo simbólico, un memorial, tenía problemas delante de Dios, estaba condenado a muerte.

Aquel memorial que efectuaba Israel el primer mes del año hebreo religioso, encontramos que tenía el elemento histórico siendo conmemorado: lo que sucedió allá en Egipto, y tenía el elemento profético, el cual señalaba el Sacrificio del Mesías en Su Primera Venida.

Por eso era tan importante la Pascua allá en Egipto, y luego la conmemoración de ella año tras año en medio del pueblo hebreo, porque representaba el cordero pascual a Cristo.

Por esa causa cuando Juan vio a Jesús, dijo: “He aquí el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo.” Y si iba quitar el pecado tenía que morir, y Cristo lo sabía, Él dijo: “Yo pongo mi vida para volverla a tomar; este mandamiento recibí de mi Padre.” San Juan, capítulo 10.

Ahora, la Santa Cena, dice que es en memoria de Cristo; y por consiguiente, conmemoramos, ya no el sacrificio del cordero pascual en Egipto, que era el tipo y figura, la sombra, ni estamos conmemorando año tras año aquel evento histórico allá en Egipto, sino que estamos conmemorando el antitipo, la realidad, conmemorando la realidad histórica del Sacrificio de Cristo en la Cruz del Calvario.

Él sabía todas estas cosas, lo que significaba la Pascua, y por eso en la ocasión de la última Cena estableció la Santa Cena y el Lavatorio de pies.

Por esa causa el cristianismo, desde los días de los apóstoles y desde el Día de Pentecostés hacia acá, conmemora la muerte de Cristo y Su Sangre derramada en la Cruz del Calvario, en y con la Santa Cena.

Es la Fiesta de la Pascua bajo el Nuevo Pacto en medio del cristianismo, donde se conmemora la victoria más grande de Cristo en favor del ser humano; y con la resurrección quedó sellada esa victoria en favor del ser humano.

Es que todo eso, así como para Israel fue el preparativo para salir al éxodo, para ir rumbo a la tierra prometida, encontramos que todo esto que Cristo ha hecho, en donde obró la Redención en la Cruz del Calvario, ha sido la preparación para el regreso del ser humano al Huerto del Edén, y por consiguiente a la vida eterna, de donde cayó el ser humano cuando pecó contra Dios al desobedecer el mandato que Cristo le dio a Adán: que no comiera del árbol de la ciencia del bien y del mal, porque el día que comiera, ese día moriría.

Y algunas veces leyendo la Escritura, algunas personas se preguntan: “Pero vemos que comió y no se murió, siguió viviendo; vivió 930 años en total.” Pero murió al final. Un Día delante de Dios es como mil años, y mil años como un Día. Delante de Dios, Adán no completó un día milenial. Durante ese día milenial murió, casi llegando a mil años, solamente le faltaron ¿cuántos años? Setenta años.

Y desde otra perspectiva, el día que comió, que pecó, ese día mismo murió: murió a la vida eterna, perdió la vida eterna, porque él podía continuar viviendo si no pecaba, podía continuar viviendo; porque lo que ocasiona la muerte es el pecado, la paga del pecado es muerte; y si Adán no pecaba: no moría.

Lo mismo con Cristo, Cristo podía continuar viviendo todo el tiempo si no tomaba los pecados del ser humano y moría en la Cruz del Calvario; porque Él no tenía pecados. Pero al tomar nuestros pecados se hizo mortal. Pero Él dijo: “Yo pongo mi vida”, y para poner Su vida se hizo pecado por nosotros al tomar nuestros pecados; y fue sentenciado a la muerte.

Pero Él dijo: “Pongo mi vida por mí mismo, voluntariamente.” Fue un Sacrificio voluntario que Cristo efectuó por amor a mí ¿y a quién más? A cada uno de ustedes también.

Por amor a todos nosotros Cristo tomó nuestros pecados y murió por nosotros en la Cruz del Calvario. La Escritura también dice que Dios cargó en Él el pecado de todos nosotros. Y en Isaías 53 también nos habla acerca de este tema, y nos dice en el capítulo 53 de Isaías, versos 4 en adelante:

Ciertamente llevó él nuestras enfermedades, y sufrió nuestros dolores; y nosotros le tuvimos por azotado, por herido de Dios y abatido.

Mas él herido fue por nuestras rebeliones, molido por nuestros pecados…”

O sea, que todo lo que pasó a Cristo fue por causa nuestra; y Él se entregó por nosotros como el sacrificio tanto de la Pascua, del cordero pascual, como también el sacrificio del macho cabrío de la expiación del día diez del mes séptimo de cada año, del calendario religioso judío, conforme a Levítico, capítulo 23, versos 26 al 29.

…el castigo de nuestra paz fue sobre él, y por su llaga fuimos nosotros curados.

Todos nosotros nos descarriamos como ovejas, cada cual se apartó por su camino; mas Jehová cargó en él el pecado de todos nosotros (¿Ve? Dios cargó en Jesucristo el pecado de todos nosotros).

Angustiado él, y afligido, no abrió su boca; como cordero (ahí lo tienen, como cordero) fue llevado al matadero; y como oveja delante de sus trasquiladores, enmudeció, y no abrió su boca.

Por cárcel y por juicio fue quitado; y su generación, ¿quién la contará? Porque fue cortado de la tierra de los vivientes, y por la rebelión de mi pueblo fue herido.

Y se dispuso con los impíos su sepultura, mas con los ricos fue en su muerte; aunque nunca hizo maldad, ni hubo engaño en su boca.”

Todo esto es la profecía de los sufrimientos por los cuales el Mesías en Su Primera Venida pasaría; y están los motivos por los cuales Él pasaría por estos sufrimientos.

…ni hubo engaño en su boca.

Con todo eso, Jehová quiso quebrantarlo, sujetándole a padecimiento. Cuando haya puesto su vida en expiación…”

Y ahora, Su vida sería colocada en Expiación, y por consiguiente vendría a ser la Expiación por el pecado de todos nosotros; y por consiguiente, así como tenía que morir el macho cabrío de la expiación, tenía que morir Cristo; porque aquel macho cabrío de la expiación representaba a Cristo en Su Primera Venida muriendo, llevando, muriendo por nuestros pecados, para la reconciliación del ser humano con Dios.

Y dice ahí en Levítico, capítulo 23, versos 26 al 29, que el que no se aflija en ese día, será cortado del pueblo. Afligirse por sus pecados cada persona ante Dios, para pedir misericordia a Dios, perdón a Dios, y ser limpio de todo pecado con la Sangre de Cristo. Así es bajo el Nuevo Pacto, representado allá en el sacrificio y Fiesta de la Expiación, en donde moría el macho cabrío por los pecados del pueblo.

Y luego el otro macho cabrío, que era por Azazel, el sumo sacerdote colocaba sus manos sobre la cabeza de ese macho cabrío, confesaba los pecados del pueblo, y lo enviaba lejos por medio de una persona asignada para esa labor; y eso lo que hacía era que llevaba lejos los pecados del pueblo.

Ese macho cabrío también representa a Cristo, que al morir y haber tomado nuestros pecados, luego, dice la Escritura que bajaría al corazón de la tierra (está en lo que Él citó de Jonás), y allá es que llevaría nuestros pecados, los llevaría lejos; allá los llevó, los regresó al originador del pecado, que es el diablo, los remitió.

Y luego de haber tomado las llaves del infierno y de la muerte, pasó por el Paraíso, donde estaba Abraham, Isaac, Jacob y todos estos santos del Antiguo Pacto…

Recuerden que el mismo Cristo nos muestra al hombre rico en el infierno cuando murió, y a Lázaro en el Seno de Abraham, donde iban los santos, los creyentes obedientes a Dios, al Seno de Abraham, y donde iban los pecadores allá al Hades o infierno; y desde allá se veía de un lugar a otro pero había un abismo, un precipicio entre el lugar donde estaba el hombre rico, y el lugar donde estaba Lázaro con Abraham.

Cristo está mostrando cómo es y cómo era en aquel tiempo del Antiguo Pacto, el lugar donde iban los pecadores y el lugar donde iban los creyentes; por lo tanto, esos son los dos lugares donde Cristo fue después de muerto. Pero el día de resurrección, domingo de resurrección, el día de las primicias, resucitó. Con Él resucitaron los santos que habían dormido, conforme a San Mateo, capítulo 27, versos 51 en adelante, y aparecieron a muchos en la ciudad de Jerusalén.

Y el mismo Cristo apareció a Sus discípulos, estuvo Cristo apareciéndoles cuarenta días a Sus discípulos; en esos cuarenta días, en diferentes ocasiones, no menos de ocho veces apareció a Sus discípulos, y probablemente los domingos; la primera aparición de Cristo fue domingo; y si buscamos bien, encontraremos que menciona otras ocasiones que apareció a Sus discípulos; y si aparecía cada ocho días entonces aparecía cada domingo a Sus discípulos.

Por cuanto Cristo resucitó domingo, el cristianismo en su 90% mantienen el domingo como día de reunirse para adorar a Dios por medio de Cristo y escuchar Su Palabra y predicar el Evangelio de Cristo, y mantener esa comunión de Cristo como Cuerpo Místico de creyentes, reunidos todos los creyentes en Cristo, cada cual en la iglesia que acostumbra ir.

Es un día muy especial: se está conmemorando la Fiesta o día de las Primicias cada domingo que se reúne el pueblo de Dios bajo el Nuevo Pacto, que es la Iglesia del Señor Jesucristo y que también es el Templo de Dios.

Ya no hay templo en Jerusalén, el templo fue destruido por Tito el General romano, en el año 70 de la Era cristiana, y ya, de allá salió la gloria de Dios, la Columna de Fuego, la Nube que había entrado en el templo que Salomón construyó, y que moró sobre el propiciatorio, allá en el lugar santísimo, el propiciatorio que está sobre el arca del pacto; pero ya ni está allá en Jerusalén el arca del pacto, ni está el templo (porque tenía que estar en el templo), ni está la presencia de Dios allá.

Todos los problemas que Israel ha tenido durante el lapso de tiempo del Día de Pentecostés hacia acá, es por causa de que la presencia de Dios, la gloria de Dios, la Columna de Nube o Columna de Fuego se fue de Israel, se fue de allá del templo, de donde estaba el templo; ¿y hacia dónde se fue? Hacia otro templo.

Así como estaba en el tabernáculo y luego guiaba al pueblo, se levantaba del tabernáculo para guiar al pueblo; y luego cuando era el momento de detener al pueblo para descansar, volvía la Columna de Fuego, la Nube, y se posaba sobre el tabernáculo, hasta que los llevó dentro de la tierra prometida.

La presencia de Dios, la gloria de Dios, el Día de Pentecostés bajó sobre ciento veinte creyentes en Cristo, que estaban en el aposento alto esperando la venida del Espíritu Santo, que estaba prometido para los creyentes en Cristo; pues Cristo lo prometió para los creyentes en Él, y dijo que los iba a guiar a toda justicia y a toda verdad. Eso está en San Juan, capítulo 14, verso 26; San Juan, capítulo 15, verso 26; y San Juan, capítulo 16, versos 1 al 15.

Y eso cumpliría la promesa de Cristo también, a los creyentes en Él, a Su Iglesia, en San Mateo, capítulo 28, verso 20, que dice: “Yo estaré con vosotros todos los días hasta el fin del mundo.”

Cristo, el cual es el Ángel del Pacto que le apareció a Moisés y que le aparecía también a los patriarcas y a los diferentes profetas. A Jacob le apareció. Jacob se agarró de Él y no lo soltaba, y no lo soltó, hasta que el Ángel de Dios bendijo a Jacob.

Jacob quiso conocer el nombre de ese Ángel, y el Ángel le dijo: “¿Por qué preguntas por mi nombre?” No quiso darle a conocer el nombre suyo a Jacob (eso esta en el Génesis, capítulo 32); y Jacob, luego que recibió la bendición del Ángel, cuando le pregunta: “¿Cómo te llamas?, ¿cuál es tu nombre?” Jacob le dice: “Jacob,” lo cual significa: suplantador; había suplantado a su hermano Esaú para recibir la bendición de la Primogenitura; y ahora le cambia el nombre por “Israel,” que es: Príncipe con Dios; porque había luchado con los hombres y con Dios – con Dios y con los hombres, y había vencido. Dice capítulo 32, verso 26 en adelante:

Y dijo: Déjame, porque raya el alba. Y Jacob le respondió: No te dejaré, si no me bendices.

Y el varón le dijo: ¿Cuál es tu nombre? Y él respondió: Jacob.

Y el varón le dijo: No se dirá más tu nombre Jacob, sino Israel; porque has luchado con Dios y con los hombres, y has vencido.

Entonces Jacob le preguntó, y dijo: Declárame ahora tu nombre. Y el varón respondió: ¿Por qué me preguntas por mi nombre? Y lo bendijo allí.

Y llamó Jacob el nombre de aquel lugar, Peniel; porque dijo: Vi a Dios cara a cara, y fue librada mi alma.”

No le revela el Nombre Suyo a Jacob, pero le cambió el nombre a Jacob; y con ese cambio de nombre estaba la bendición para Jacob. Le colocó por nombre ‘Peniel,’ al lugar donde todo esto ocurrió, porque dijo: “Vi a Dios cara a cara y fue librada mi alma.”

Jacob dice que vio a Dios cara a cara, Abraham también vio a Dios cara a cara cuando le apareció como Melquisedec (en el capítulo 14 del Génesis), y le dio pan y vino, el cual comió y tomó Abraham; y Abraham pagó los diezmos a Melquisedec. Y San Pablo dice que Leví pagó los diezmos a Melquisedec, el cual estaba en los lomos de Abraham.

O sea, que lo que hizo Abraham de pagar los diezmos, por cuanto Leví también estaba en sus lomos, está pagando los diezmos a Melquisedec. Como también nosotros estamos en Cristo, estábamos en Él y con Él; lo cual no podemos quizás entender plenamente, pero así como muchos no pueden entender que Leví estaba en los lomos de Abraham; pero estábamos con Él, con Cristo nuestro Salvador.

Pero es sencillo: en una semilla de aguacate (que lo conocemos bien) o de mango, está un árbol de mango con muchos frutos, y están potencialmente docenas, cientos o miles de árboles ahí, y de muchos aguacates.

Y cualquier persona puede reírse y decir: “Eso es imposible, yo ni siquiera veo una hojita de ese árbol o de esos árboles de mango o de aguacate que usted está diciendo.” Pero un agricultor lo puede ver, porque sabe que potencialmente en la semilla está un árbol con muchos frutos.

Así como en un huevo original; o sea, un huevo que viene por la unión del gallo y la gallina, ahí está un pollito con las alas, con las patas, con todo. Si no, explique de dónde sale entonces un pollito; y si no, explique de dónde sale un árbol de aguacate y un árbol de mango. De una semilla; por lo tanto, potencialmente todo está ahí.

El agricultor lo siembra, siembra la semilla, y entonces sale el árbol de mango o de aguacate, y cuando tiene el fruto le puede decir a la otra persona: “Mira ahí, yo te lo dije. Mira el árbol de aguacate con muchos aguacates, que estaba en aquella semilla.”

Es la ley de la reproducción. La vida para la reproducción está en la semilla, en la simiente. En Colosenses, capítulo 1, nos habla acerca de Cristo, y veamos lo que nos dice [verso 12]:

“…Con gozo dando gracias al Padre que nos hizo aptos para participar de la herencia de los santos en luz;

el cual nos ha librado de la potestad de las tinieblas, y trasladado al reino de su amado Hijo,

en quien tenemos redención por su sangre, el perdón de pecados.

El es la imagen del Dios invisible…”

La imagen es el cuerpo angelical, el cuerpo teofánico de Dios, llamado el Ángel del Pacto, también llamado el Espíritu Santo; esa es la imagen del Dios viviente, y el cual es Cristo en Su cuerpo angelical. Él es el Ángel del Pacto, Cristo, el cual le dio el Pacto allá a Abraham, y también el Pacto a Moisés para darlo al pueblo hebreo.

Y luego vino en carne humana para establecer el Nuevo Pacto al cual entrarían todos los que le recibirían como su Salvador, y así se formaría la Iglesia del Señor Jesucristo, el pueblo bajo el Nuevo Pacto.

Recuerden: Dios hizo al ser humano, Adán, a Su imagen y semejanza; primero su imagen: cuerpo angelical; y después, del polvo de la tierra le dio la semejanza física, el cuerpo de carne.

…el primogénito de toda creación (el primero de toda Creación).

Porque en él fueron creadas todas las cosas…”

La ciencia ha estado buscando el origen de la Creación; han hecho un túnel en Europa, y según ellos han descubierto el origen de la Creación; y encontraron que antes de la Creación hubo una energía allí.

Antes de la Creación: Cristo, a través del cual Dios creó todas las cosas. Ese es el origen de la Creación realmente; pero… por eso le llaman la partícula de Dios, los científicos, en cuanto a lo que descubrieron, pero todavía no han descubierto o no saben cuál es el origen de la Creación; pero el origen de la Creación, el que la originó es Cristo. Vamos a ver:

Porque en él fueron creadas todas las cosas…”

Ahora, en Él fueron creadas todas las cosas. Así como está creado en una semilla un árbol de mango y muchos árboles de mango con mucho fruto, en Cristo fueron creadas todas las cosas que vendrían a existencia; por lo tanto, potencialmente toda la Creación estaba en Cristo, el Ángel del Pacto, el cual estaba en Su cuerpo angelical, cuerpo teofánico; en el cual luego aparecía a diferentes personajes bíblicos como Adán, como Abel, como Noé, como Abraham; en una ocasión le apareció Dios en cuerpo visible con dos Ángeles más, que son Gabriel y Miguel, en el capítulo 17 y 18 del Génesis.

Y Abraham, por cuanto era ya la hora en que uno siente hambre, era la hora del mediodía, y hacía calor… por lo tanto, era verano; y Abraham estaba a la puerta de su tienda.

Si uno se para en la puerta de una casa, ahí el aire entra y se mantiene uno fresco lo más posible, y una carpa pues es calurosa también; y él estaba a la puerta de su tienda, de su carpa, y vio tres varones que venían a él, y se postró delante de uno de ellos y dice: “Mi Señor.” (No dijo: “Mis Señores”). “Mi Señor.”

Era Aquel al cual le había hablado en otras ocasiones en diferentes formas, y el cual le había prometido que su descendencia iba a ser esclava en una tierra ajena, pero a los cuatrocientos años – por cuatrocientos años, y luego Dios los libertaría, y en la cuarta generación regresarían a su tierra, la tierra de Israel.

Él conocía la Voz de aquel personaje que estaba apareciendo con otros dos Varones, otros dos Ángeles; y si lo había visto personalmente también, ya sabía quién era. Y venían para visitar a Abraham y darle a conocer lo que iba a suceder, lo que Dios iba a hacer en Sodoma y Gomorra; porque el pecado de Sodoma y Gomorra había subido ante la presencia de Dios.

Y recuerden que Cristo dijo que el tiempo para la Venida del Señor será ¿como los días de quién? De Sodoma y de Gomorra, y como los días de Noé también. Y ya la raza humana ha llegado a ese nivel.

Por eso es que cada día las naciones se inclinan más al modelo de Sodoma y Gomorra; y no se puede hacer nada, porque ya está profetizado que así será el día en que el Hijo del Hombre ha de venir. O sea, la Segunda Venida de Cristo por Su Iglesia será como los días de Sodoma y Gomorra; o sea, que a los cristianos no debe sorprenderle esa inclinación al modelo de Sodoma y Gomorra que han estado adoptando muchas naciones.

También como en los días de Noé. Así como llovió agua del cielo, también lloverá fuego en el tiempo final, durante la gran tribulación; fuego atómico, fuego volcánico, con lava volcánica y ceniza volcánica, y todas esas cosas.

Estamos como en los días de Noé y como en los días de Lot. Para esperar la Venida del Señor para este tiempo final, hay que reconocer que estamos como los días de Lot y como los días de Noé.

Si la persona no piensa ni cree que estamos como en los días de Lot y como en los días de Noé, entonces no puede estar esperando la Venida del Hijo del Hombre, porque Cristo dijo que será en el tiempo cuando se esté como en los días de Noé y como en los días de Lot.

Por eso Cristo siempre enseñó que hay que reconocer el día en que uno vive, el tiempo en que uno está viviendo. Eso está por ahí por San Mateo, capítulo 16, versos 1 en adelante. Dice:

Vinieron los fariseos y los saduceos para tentarle, y le pidieron que les mostrase señal del cielo.

Mas él respondiendo, les dijo: Cuando anochece, decís: Buen tiempo; porque el cielo tiene arreboles.

Y por la mañana: Hoy habrá tempestad; porque tiene arreboles el cielo nublado. ¡Hipócritas! que sabéis distinguir el aspecto del cielo, ¡mas las señales de los tiempos no podéis!

La generación mala y adúltera demanda señal; pero señal no le será dada, sino la señal del profeta Jonás. Y dejándolos, se fue.”

Es importante reconocer las cosas que están profetizadas que van a estar aconteciendo, y la condición en que la humanidad estará para el tiempo de la Venida del Señor, de la Segunda Venida de Cristo, de la Venida de Cristo a Su Iglesia; porque después que resuciten los muertos creyentes en Él, y a los vivos creyentes en Él los transforme: los llevará a la Cena del las Bodas del Cordero, y estarán allá con Cristo por tres años y medio, mientras la humanidad estará pasando por la gran tribulación, que durará tres años y medio.

Y luego Cristo con Su Iglesia ya con sus cuerpos glorificados, regresará a la Tierra para el establecimiento de Su Reino, del Reino del Mesías, que será la restauración del Reino de David y Trono de David, donde Cristo se sentará en el Trono de David, y reinará sobre Israel y sobre todas las naciones.

Eso fue lo que el Arcángel Gabriel le dijo a la virgen María en San Lucas, capítulo 1, versos 26 al 36, que Dios le dará el Trono de David su padre, y reinará sobre Israel para siempre, y Su Reino no tendrá fin.

Es importante reconocer las señales. Una persona que va para una ciudad que no conoce y va manejando en su auto, si no reconoce las señales del tránsito, no llegará al lugar que desea, porque no conoce la ruta, nunca ha llegado a esa ciudad, por lo tanto no sabe cómo llegar y tiene que entonces depender de las señales que están establecidas para llegar a la ciudad.

Así también es para la Venida del Hijo del Hombre para el Día Postrero. Hay señales que el mismo Cristo dijo que estarían manifestadas para el tiempo en que el Hijo del Hombre vendría.

Es importante saber, conocer las señales, conocer los tipos y figuras también, para no fallar como fallaron en los tiempos de la Primera Venida de Cristo y no pudieron creer que Aquel era el Mesías. La Iglesia del Antiguo Pacto, del Antiguo Testamento, falló en ver y reconocer la Venida del Mesías, excepto algunos que lo vieron, lo reconocieron, y creyeron y lo recibieron; fueron los apóstoles y un grupo pequeño de personas que lo siguió.

No podemos fallar en este tiempo, la Iglesia del Nuevo Pacto no puede fallar. Para Su Venida a Su Iglesia para el Día Postrero, la promesa es que con Él vendrán los muertos creyentes en Él, en cuerpos glorificados, porque los resucitará en cuerpos glorificados, y los que vivimos seremos transformados.

El que pierda el ver la Segunda Venida de Cristo a Su Iglesia, perderá la transformación de su cuerpo; y todos queremos salir de este planeta Tierra, ser llevados por Cristo a la Cena de las Bodas del Cordero, antes que comience la gran tribulación.

Ningún creyente en Cristo quiere quedarse aquí en la Tierra durante el tiempo de la gran tribulación; por lo tanto, tenemos que estar preparados y con la fe para ser transformados y llevados con Cristo a la Cena de las Bodas del Cordero.

Así como para Su Primera Venida tuvo un precursor: Elías en su tercera manifestación, también tuvo un precursor para Su Segunda Venida, un precursor: Elías en su cuarta manifestación. Siempre es el Espíritu Santo operando el ministerio de Elías en un nuevo hombre. Y el precursor de la Segunda Venida de Cristo ya vino y se fue: fue el reverendo William Branham.

Es importante estar al tanto de estas cosas, para que no se nos pasen y vayamos a perder las bendiciones que Dios tiene para este tiempo final.

Les debo una parte de la Escritura que estaba leyendo de Colosenses, y se las voy a dar. Nos detuvimos en este mismo capítulo 1, verso 16, donde dice:

Porque en él fueron creadas (o sea, en Cristo) todas las cosas…”

Por lo tanto Él es la simiente original, la simiente donde están todas las cosas que van a ser creadas por Dios.

Porque en él fueron creadas todas las cosas, las que hay en los cielos y las que hay en la tierra, visibles e invisibles; sean tronos, sean dominios, sean principados, sean potestades; todo fue creado por medio de él y para él.”

Ahí tenemos el origen de la Creación.

Y él es antes de todas las cosas (y antes de la Creación, Cristo era, y Él es antes de todas las cosas), y todas las cosas en él subsisten;

y él es la cabeza del cuerpo que es la iglesia…”

La cabeza de la Iglesia es Jesucristo. Él gobierna Su Iglesia, Él dirige Su Iglesia; y Él por medio de Su Iglesia, que es Su Esposa, tiene hijos e hijas en cada Visitación de Cristo en Espíritu Santo a Su Iglesia; por eso Él está con Su Iglesia todos los días hasta el fin del mundo, y está reproduciéndose en hijos e hijas de Dios.

Es por medio de Cristo con Su Iglesia, que nacen en el Reino de Dios los hijos e hijas de Dios. No hay otra forma para que eso ocurra. Recuerden que Cristo dijo: “Si el grano de trigo no cae en tierra y muere, él solo queda; pero si cae en tierra y muere, mucho fruto lleva.”

La Vida que estaba en Cristo vendría a Su Iglesia, el Espíritu Santo vendría a Su Iglesia, Cristo en Espíritu Santo. Esa es la Vida que estaba en la Sangre, porque en la Sangre está la Vida, dice la Escritura; y por consiguiente, esa Vida que estaba en la Sangre regresó a Su Iglesia el Día de Pentecostés.

Cristo es el grano de trigo que sería sembrado en tierra; y cuando nació ese grano de trigo, nació en la forma de la planta de trigo, que es Su Iglesia. Y la Vida que está en esa planta de trigo: el Espíritu Santo, se reproduce en muchos granos de trigo, muchos hijos e hijas de Dios. Tan sencillo como eso.

Por eso Cristo utilizaba mucho estas parábolas, porque toda la Creación fue hecha por Dios a través de Cristo, y encontramos que se tipifica todo el Programa de Dios en las estrellas, la luna, el sol, las estrellas, el trigo, y así por el estilo; diferentes cosas que hay en la Tierra son tipo y figura de las cosas espirituales.

“…Y él es la cabeza del cuerpo que es la iglesia, él que es el principio, el primogénito de entre los muertos, para que en todo tenga la preeminencia;

por cuanto agradó al Padre que en él habitase toda plenitud…”

Toda la plenitud de Dios habitó, habita y habitará eternamente en Cristo: Padre, Hijo y Espíritu Santo.

Él en San Lucas, capítulo 4, verso 11 en adelante, dijo: “El Espíritu del Señor está sobre mí por cuanto me ungió,” y comenzó a explicar para qué había sido ungido, y luego les dice: “Hoy se ha cumplido esta Escritura delante de vosotros.” Estaba citando Isaías, capítulo 61.

Y también Él dijo en San Juan que Él no hacía nada de sí mismo, sino lo que veía al Padre hacer, y que era el Padre el que hacía las obras, que Él no hacía nada de sí mismo. Sigue diciendo:

“…y por medio de él reconciliar consigo todas las cosas, así las que están en la tierra como las que están en los cielos, haciendo la paz mediante la sangre de su cruz.”

La reconciliación del ser humano con Dios solamente puede ser hecha por medio de Cristo. No hay otra forma para el ser humano ser reconciliado con Dios. No hay otro camino. Él mismo dijo: “Yo soy el camino, la verdad y la vida; y nadie viene al Padre sino por mí.” San Juan, capítulo 14, verso 6. No hay otra forma para ser reconciliados con Dios y heredar la vida eterna, obtener la vida eterna.

Recuerden que Él dijo también: “Mis ovejas oyen mi voz y me siguen, y yo las conozco, y yo les doy vida eterna; y no perecerán jamás. Mi Padre que me las dio es mayor que todos, y nadie las puede arrebatar de la mano de mi Padre.” [San Juan 10:27-30].

El único que le puede dar vida eterna al ser humano es Jesucristo; por lo tanto, todo ser humano necesita a Cristo, necesita recibirlo como su único y suficiente Salvador, para poder obtener la vida eterna; y por consiguiente, para regresar al Edén de Dios.

De regreso al Edén han estado millones de seres humanos que han estado recibiendo a Cristo como su único y suficiente Salvador, y han estado obteniendo la vida eterna que perdió Adán allá en el Huerto del Edén.

Solamente por medio de Cristo, el Ángel del Pacto, es que podemos regresar al Huerto del Edén, podemos regresar al Edén de Dios con vida eterna; y luego en el Reino Milenial, en lo físico estaremos allí en la luna de miel con Cristo; estarán los ángeles de Dios también, estará establecido el Reino de Dios en Israel también, y así por el estilo, el Reino del Mesías, donde yo voy a estar también. ¿Y quién más? Cada uno de ustedes también. Porque no es solamente para mí, sino para todos ustedes, para todos los que reciban a Cristo como único y suficiente Salvador.

Y si hay alguna persona que todavía no ha recibido a Cristo como Salvador y quiere regresar a la vida eterna, al Edén de Dios con vida eterna, tiene la oportunidad de recibirlo como Salvador en estos momentos, y estaremos orando por usted; para lo cual, puede pasar acá al frente y oraremos por usted.

Y ustedes que están en otros países también pueden recibirlo como Salvador, si no lo han hecho; pueden pasar al frente para que queden incluidos en la oración que estaremos haciendo por todos los que lo están recibiendo como su Salvador.

Y los niños de 10 años en adelante también pueden pasar al frente si no lo han recibido como Salvador, para recibirlo como su único y suficiente Salvador; porque después que la persona tiene conocimiento del bien y del mal puede recibir a Cristo como Salvador; mientras tanto han sido presentados a Cristo luego de haber nacido, y están en el Reino de Cristo, y no tienen problemas.

Por eso mantenemos a nuestros niños sirviendo a Cristo, los mantenemos en las escuelas bíblicas también, en las escuelas o clases de niños también, para mantenerlos en el temor del Señor y mantenerlos seguros en el Reino de Dios, enseñándoles la Palabra del Señor, el Programa del Nuevo Pacto, en el cual entran todos los creyentes en Cristo; y así queda asegurada la vida futura de cada creyente en Cristo, quedan asegurados con Cristo en la vida eterna.

En todos los países pueden también continuar viniendo a los Pies de Cristo nuestro Salvador.

El ser humano en su vida (obligatoriamente y otras veces voluntariamente) hace grandes decisiones, pero solamente una decisión es la que lo coloca en la vida eterna, y esa le corresponde hacerla a cada persona voluntariamente y de todo corazón; y es: Recibir a Cristo como su único y suficiente Salvador, luego de haber escuchado la predicación del Evangelio de Cristo y haber nacido la fe de Cristo en su alma. No hay otra forma de asegurar nuestro futuro eterno con Cristo en Su Reino eterno; y todos queremos vivir eternamente en el Reino de Cristo.

Hemos visto cómo entrar al Reino de Cristo y asegurar nuestro futuro eterno, recordando las palabras de Cristo a Nicodemo cuando le dice: “De cierto, de cierto te digo, que el que no nazca del agua y del Espíritu, no puede entrar al Reino de Dios.”

Nacer del Agua es nacer del Evangelio de Cristo, y nacer del Espíritu es nacer del Espíritu Santo al recibir el Espíritu Santo, el Espíritu de Cristo. No hay otra forma para entrar en el Reino de Dios, como tampoco hay otra forma para entrar a este reino terrenal: es naciendo; pero hay que nacer de nuevo para entrar al Reino de Dios, al Reino de Cristo, al cual somos trasladados todos los que lo reciben como su único y suficiente Salvador.

Vamos a estar puestos de pie, para orar por las personas que han venido a los Pies de Cristo nuestro Salvador:

Padre nuestro, en el Nombre del Señor Jesucristo vengo a Ti con todas las personas que aquí y en otros países están recibiendo a Cristo como único y suficiente Salvador. Te ruego los recibas en Tu Reino. Te lo ruego en el Nombre del Señor Jesucristo. Amén.

Ahora pueden repetir esta oración que estaremos haciendo por todos los que están recibiendo a Cristo como Salvador:

Señor Jesucristo, escuché la predicación de Tu Evangelio y nació Tu fe en mi corazón. Creo en Ti con toda mi alma, creo en Tu Primera Venida y creo en Tu Nombre como el único Nombre en que podemos ser salvos.

Creo en Tu muerte en la Cruz del Calvario, como el Sacrificio de Expiación por nuestros pecados.

Reconozco que soy pecador y necesito un Salvador. Doy testimonio público de mi fe en Ti y de Tu fe en mí, y te recibo como mi único y suficiente Salvador.

Te ruego perdones mis pecados y con Tu Sangre me limpies de todo pecado, y me bautices con Espíritu Santo y Fuego, y produzcas en mí el nuevo nacimiento.

Quiero nacer en Tu Reino, quiero vivir eternamente. Haz realidad en mi vida la Salvación que ganaste para mí en la Cruz del Calvario. Te lo ruego en Tu Nombre Eterno y glorioso, Señor Jesucristo. Amén y amén.

Los que han recibido a Cristo como Salvador en estos momentos, me dirán: “¿Cuándo me pueden bautizar? Pues Cristo dijo: ‘Id por todo el mundo y predicad el Evangelio a toda criatura. El que creyere y fuere bautizado, será salvo; mas el que no creyere, será condenado.” Tan sencillo como eso.

Una persona, luego de escuchar la predicación del Evangelio de Cristo, solamente puede hacer una de dos cosas: creer, recibirlo como Salvador y ser bautizado en agua en Su Nombre; o no creer. Y si no cree, pues tampoco va a ser bautizado y tampoco Cristo lo va a bautizar con Espíritu Santo y Fuego, y por consiguiente tampoco va a ser colocado en el Reino de Dios, el Reino de Cristo; y por consiguiente no tendrá vida eterna.

Tenemos que enfrentarnos a la realidad, como hizo Nicodemo, que se enfrentó a la realidad frente a las palabras de Cristo cuando Cristo le dice: “De cierto, de cierto te digo, que el que no nazca de nuevo no puede ver el Reino de Dios.” No lo puede entender.

Y le dice Nicodemo: “¿Cómo puede hacerse esto? Puede el hombre ya siendo viejo entrar en el vientre de su madre y nacer de nuevo?” Cristo le dice: “De cierto, de cierto te digo, que el que no nazca del Agua y del Espíritu, no puede entrar al Reino de Dios.”

Por lo tanto, toda persona que quiera entrar al Reino de Dios para vivir eternamente, tiene que entrar al Reino de Dios naciendo del Agua y del Espíritu: escuchando la predicación del Evangelio de Cristo y recibiendo el Espíritu Santo luego de haber sido bautizado en agua en el Nombre del Señor.

Y después que sea bautizado en agua en el Nombre del Señor, en algún momento de la vida de la persona, sea en ese mismo momento del bautismo o luego, Cristo lo bautizará con Espíritu Santo y Fuego.

Vean, el mismo Cristo cuando fue bautizado en agua y subió de las aguas bautismales, el Espíritu Santo vino sobre Él. Juan al no querer bautizarlo, vean, estaba impidiendo que el Espíritu Santo viniera sobre Jesús y comenzara Su ministerio.

Por lo tanto, bien pueden ser bautizados los que han venido a los Pies de Cristo en diferentes países, y que Cristo les bautice con Espíritu Santo y Fuego, y produzca en ustedes el nuevo nacimiento.

Por cuanto hay Santa Cena dentro de algunos momentos, como les indique el ministro aquí, reverendo José Benjamín Pérez, se hará. Ya sea que se lleven a cabo los bautismos en estos momentos o el domingo próximo; por lo tanto, queda a discreción del ministro aquí; y en cada país pueden hacer en la misma forma, porque luego de la predicación viene la Santa Cena. Aunque acostumbramos normalmente a bautizar a las personas luego que lo reciben como Salvador, y se da paso a los bautismos en agua, como hacía la iglesia primitiva; y es bueno hacer como la iglesia primitiva, como los apóstoles allá hacían. Y el que recibe a Cristo, hacer como el eunuco al cual Felipe le predicó, que cuando vio agua, enseguida dice: “¿Qué impide que yo sea bautizado?” Y bajaron del carro y Felipe lo bautizó.

Así que bien pueden ser bautizados, ya sea hoy o el próximo domingo, los que han recibido a Cristo como Salvador.

Ha sido para mí un privilegio grande estar con ustedes dándoles testimonio de nuestro tema: “EL REGRESO AL EDÉN.”

Regresamos en el campo espiritual primero y recibimos esa primera parte de la redención espiritual, y luego vendrá la redención del cuerpo de Romanos, capítulo 8, versos 14 al 39, que será la redención del cuerpo, o sea la adopción.

Hemos recibido la adopción espiritual al recibir el Espíritu de Cristo, y luego recibiremos la adopción física, que será la redención del cuerpo para los vivos, la transformación; y para los que murieron la resurrección en cuerpos eternos y glorificados. Lo cual tanto necesitamos todos los que hemos pasado de los 40 años y de los 50 años y de los 60 años y de los 70 años. A medida que tenemos más años, más la necesitamos; pero recuerden: por la edad no es que mueren el ciento por ciento de las personas, algunos mueren al nacer, otros mueren a los 5 años, a los 10, a los 15, a los 20, a los 30, 40, 50, 60, 70, 80, 90, 100. ¿Ven que no hay edad para la muerte?

Por lo tanto, no se puede gloriar que tiene poquitos años, de que le quedan muchos años para vivir en la Tierra; puede morir mucho antes de que muera una persona de 100 años; pero el final siempre es la muerte, excepto para aquellos que están ordenados por Dios para ser transformados estando vivos; y esas serán las personas del Día Postrero, los que estarán vivos y verán y recibirán a Cristo en Su Venida, Su Venida a Su Iglesia, que será como ladrón en la noche, un secreto para ser revelado a la Iglesia del Señor.

Luego la Venida de Cristo después de las Cena de las Bodas del Cordero, ya esa será pública, diríamos, será conocida, porque viene con Su Iglesia para establecer el Reino Milenial.

Vamos a pedirle al reverendo José Benjamín Pérez pase y les indique cómo hacer, para los que han recibido a Cristo, y si se llevará a cabo bautismos hoy o el próximo domingo, Dios mediante. Lo más conveniente, por causa de que hay Santa Cena, pueden… decidirán cómo se hará para lo que sigue.

Que Dios les bendiga, y continúen pasando unas Navidades llenas de las bendiciones de Cristo, y continúen pasando un día feliz, llenos de la bendición de Cristo, y agradecidos a Cristo por Su Venida y Su muerte en la Cruz del Calvario, y por la Venida del Espíritu Santo a la Iglesia el Día de Pentecostés, el cual continúa con Su Iglesia y en medio de Su Iglesia hasta el final.

Que Dios les bendiga y les guarde, y hasta el próximo domingo, Dios mediante. Y si antes hay alguna actividad se la harán saber ahora, el reverendo José Benjamín Pérez.

Bueno, que Dios me los bendiga grandemente a todos, les guarde y les fortalezca, y les confirme en el Señor Jesucristo. Amén.

Que tengan todos un feliz y próspero año 2014, sirviendo a Cristo durante todo el año, glorificando Su Nombre y recibiendo todas las bendiciones de Cristo nuestro Salvador. En el Nombre del Señor Jesucristo. Amén.

EL REGRESO AL EDÉN.”

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