Los templos trazados por Dios

Muy buenas noches, amables amigos y hermanos presentes, y los que están en diferentes países y diferentes congregaciones, diferentes Iglesias. Que las bendiciones de Cristo, el Ángel del Pacto, sean sobre todos ustedes y sobre mí también, y nos abra el corazón y el entendimiento para entender Su Palabra correspondiente a este tiempo final. En el Nombre del Señor Jesucristo. Amén.

Es un privilegio y bendición grande estar con ustedes en esta ocasión, para compartir unos momentos de compañerismo alrededor de la Palabra de Dios y Su Programa correspondiente a este tiempo final.

Reitero la bienvenida a todos los ministros que han venido de otros países, y a los pertenecientes a la Embajada de Activistas por la Paz, y a todos los que aman a Dios a través de Jesucristo.

En esta ocasión leemos un pasaje de San Juan, capítulo 2, verso… Esto fue cuando sacó los mercaderes o comerciantes del templo. Verso 13 en adelante, del capítulo 2 de San Juan, dice:

Estaba cerca la pascua de los judíos; y subió Jesús a Jerusalén,

y halló en el templo a los que vendían bueyes, ovejas y palomas, y a los cambistas allí sentados.

Y haciendo un azote de cuerdas, echó fuera del templo a todos, y las ovejas y los bueyes; y esparció las monedas de los cambistas, y volcó las mesas;

y dijo a los que vendían palomas: Quitad de aquí esto, y no hagáis de la casa de mi Padre casa de mercado.

Entonces se acordaron sus discípulos que está escrito: El celo de tu casa me consume.

Y los judíos respondieron y le dijeron: ¿Qué señal nos muestras, ya que haces esto?

Respondió Jesús y les dijo: Destruid este templo, y en tres días lo levantaré.

Dijeron luego los judíos: En cuarenta y seis años fue edificado este templo, ¿y tú en tres días lo levantarás?

Mas él hablaba del templo de su cuerpo (¿De qué templo estaba hablando? Del templo humano de Dios, el cuerpo físico de Jesús).

Por tanto, cuando resucitó de entre los muertos, sus discípulos se acordaron que había dicho esto; y creyeron la Escritura y la palabra que Jesús había dicho.”

EL TEMPLO, LOS TEMPLOS TRAZADOS POR DIOS.”

Encontramos que así como Dios le mostró a Moisés el templo, el tabernáculo, para que lo hiciera de acuerdo a lo que le había mostrado a Moisés en el Monte Sinaí, y por consiguiente sería un templo trazado por la mano de Dios, por el dedo de Dios; luego encontramos también el templo que construyó el rey Salomón, el cual quería construirlo el rey David; y los planos, Dios se los había mostrado al rey David, y por eso dijo el rey David que fue trazado por el dedo de Dios.

Y por consiguiente, el tabernáculo que construyó Moisés y el templo que construyó el rey Salomón, eran templos trazados por la mano o dedo de Dios para morada de Dios.

Y el cuerpo de Jesús, siendo un templo humano, del cual Cristo dijo: “Destruyan este templo (hablando de Su cuerpo físico) y en tres días yo lo levantaré.” Cuando resucitó, entonces los discípulos entendieron que les había hablado del templo humano, templo de carne.

Y por cuanto todo lo que Cristo es, también lo son los creyentes en Cristo, recordamos que Cristo dijo: “Yo soy la Luz del mundo; el que me sigue no andará en tinieblas, mas tendrá la luz de la vida.” San Juan, capítulo 8, verso 12.

Y también dice Jesús: “Vosotros sois la luz del mundo.” Porque todo lo que Cristo es y a todo lo que Cristo es heredero, lo son también los creyentes en Cristo, que forman la Iglesia del Señor Jesucristo; y por consiguiente la Iglesia también: todo lo que Cristo es, lo es la Iglesia del Señor Jesucristo, es el Cuerpo Místico del Señor.

Y por consiguiente, las palabras que Él dijo: “El que cree en mí, las obras que yo hago, él también las hará.” O sea que las obras de Dios, que Cristo hacía, continuarían siendo hechas por Dios en y a través de los creyentes en Cristo, por medio del Espíritu de Cristo en los creyentes.

Y así como Cristo dijo que Él no hacía nada de Sí mismo, sino que como Él veía al Padre hacer, obrar, así Él hacía; y que era el Padre el que hacía las obras; también los creyentes en Cristo, que forman la Iglesia del Señor Jesucristo, pueden decir que lo que hace la Iglesia del Señor Jesucristo y cada creyente en Cristo, no lo hace de sí mismo, sino que es Cristo en Espíritu Santo en Su Iglesia, llevando a cabo esas obras.

Porque así como dijo Cristo, señalando Su cuerpo como un templo: “Destruyan este templo y en tres días yo lo levantaré,” Él habla por medio de Sus apóstoles diciendo… por ejemplo por San Pablo, en Primera de Corintios, capítulo 3, verso 15 al 17: “¿No sabéis que sois templo de Dios, y que el Espíritu de Dios mora en vosotros?” Y también dice: “El que destruye el templo de Dios, Dios lo destruirá a él.”

Y ahora, los creyentes en Cristo forman la Iglesia del Señor Jesucristo, que como Cuerpo Místico de creyentes es el Templo de Dios humano, formado por piedras vivas, personas vivas, que lo han recibido como su único y suficiente Salvador.

En Primera de Timoteo, capítulo 3, verso 14 al 16, dice:

Esto te escribo (le escribe a Timoteo, San Pablo), aunque tengo la esperanza de ir pronto a verte,

para que si tardo, sepas cómo debes conducirte en la casa de Dios, que es la iglesia del Dios viviente, columna y baluarte de la verdad.”

Y ahora, la Iglesia del Señor Jesucristo es la Casa de Dios, así como lo era el tabernáculo que construyó Moisés y el templo que construyó el rey Salomón. Y cada creyente en Cristo como individuo, también es un templo de Dios en el cual mora Dios acá en el lugar santísimo: en el alma de cada creyente en Cristo; así como moraba en el lugar santísimo del tabernáculo que construyó Moisés y del templo que construyó el rey Salomón.

Por eso cuando se extiende la invitación a las personas para que reciban a Cristo, en muchas ocasiones se dice: “Dale tu alma, tu corazón a Cristo,” porque esa es la parte más importante de la persona, es lo que en realidad es la persona; y el alma es el Trono donde Cristo habita, se sienta, para gobernar, reinar en la vida de cada creyente.

El apóstol Pedro nos dice en Primera de Pedro, capítulo 2, verso 4 en adelante, dice:

Acercándoos a él, piedra viva, desechada ciertamente por los hombres, mas para Dios escogida y preciosa,

vosotros también, como piedras vivas…”

¿Ven? Él es la Piedra Angular, la Piedra del Ángulo, esa Piedra viva, el hombre-Piedra Angular, el hombre que los edificadores desecharon. Y todo lo que Cristo es, también lo es la Iglesia del Señor y cada creyente como individuo. Cada creyente es una piedra viva, un ser humano, un ser vivo, que es llamado y juntado y colocado en el Templo espiritual de Cristo, la Iglesia, que va siendo construida y va creciendo como un edificio en donde se coloca piedra sobre piedra, o bloque sobre bloque, hasta que crece al tamaño que fue diseñado para llegar.

“…vosotros también, como piedras vivas, sed edificados como casa espiritual…”

¿Ve? Es una casa espiritual la que ha estado siendo construida, la cual es la Iglesia, como el Templo espiritual donde mora Cristo; y cada creyente en Cristo como individuo está siendo también edificado en el tiempo que le toca vivir, como una casa, un templo espiritual.

…sed edificados como casa espiritual y sacerdocio santo, para ofrecer sacrificios espirituales aceptables a Dios por medio de Jesucristo.”

Ahí podemos ver que los creyentes en Cristo son las piedras, simbólicamente las piedras que forman el Templo espiritual de Cristo, la Iglesia del Señor Jesucristo.

Y en Hebreos, capítulo 3, versos 1 en adelante, dice:

Por tanto, hermanos santos, participantes del llamamiento celestial, considerad al apóstol y sumo sacerdote de nuestra profesión, Cristo Jesús;

el cual es fiel al que le constituyó, como también lo fue Moisés en toda la casa de Dios.

Porque de tanto mayor gloria que Moisés es estimado digno éste, cuanto tiene mayor honra que la casa el que la hizo.

Porque toda casa es hecha por alguno; pero el que hizo todas las cosas es Dios.

Y Moisés a la verdad fue fiel en toda la casa de Dios, como siervo, para testimonio de lo que se iba a decir;

pero Cristo como hijo sobre su casa, la cual casa somos nosotros, si retenemos firme hasta el fin la confianza y el gloriarnos en la esperanza.”

Y ahora la Casa de Cristo, el Templo espiritual de Cristo, la Familia de Dios, es la Iglesia formada por todos los creyentes en Cristo.

Cristo fue el nuevo templo humano, como lo había sido Adán, y como también cada uno de los profetas donde moraba Dios; recordando que cada persona es un templo humano para morada de Dios en Espíritu; por eso tiene atrio, que es el cuerpo físico, tiene lugar santo, que es el espíritu de la persona, y tiene alma, que es el lugar santísimo para morada de Dios ahí en el alma.

Y ahora, así como destruyeron el cuerpo físico de Jesús, pero al tercer día lo resucitó, al Cuerpo Místico de Cristo el enemigo lo ha perseguido en diferentes etapas de la Iglesia, y muchos han sido masacrados desde que la Iglesia del Señor Jesucristo nació; del Día de Pentecostés en adelante, en esos días después, le vinieron grandes persecuciones y muchos murieron, como San Pedro, Jacobo y otros más, y San Pablo también; y muchos otros creyentes.

Y aunque ha estado pasando por diferentes etapas de persecuciones, la Iglesia ha continuado creciendo; porque Dios está construyendo un Templo espiritual con piedras vivas, seres humanos, para morada de Dios en Espíritu. Y ese es el nuevo Templo humano: la Iglesia del Señor Jesucristo, los creyentes en Cristo como individuos, y la Iglesia que tiene a esos creyentes en Cristo.

La Iglesia es la Casa de Dios, el nuevo Templo como Cuerpo Místico de creyentes; y cada creyente en Cristo como individuo es también un templo.

La Iglesia como Cuerpo Místico ha ido creciendo de edad en edad. Antes de las edades de la Iglesia, se estaba en el Atrio. Los del Antiguo Pacto los vemos creyendo en Cristo en los símbolos o tipos y figuras que representaban a Cristo, Su Venida y Su Sacrificio en la Cruz del Calvario; cuando efectuaban esos sacrificios estaban representando a Cristo en esos sacrificios.

Ya no hay templo en Jerusalén; el templo que estaba allí, fue destruido, y está una mezquita allí construida; y por consiguiente, no se tiene el arca del pacto, las tablas de la Ley, y sobre todo la presencia de Dios en la Nube o Columna de Fuego, pues salió del templo y salió de Jerusalén ―que es lo más triste que le ha pasado a Israel, y por consiguiente al pueblo hebreo―.

Pero la promesa es que regresará la gloria de Dios a Israel, regresará la presencia de Dios a los judíos; y eso está muy cerca. Pero mientras tanto, la presencia de Dios está en el Templo espiritual, la Iglesia, Cuerpo Místico de Cristo, a través de las diferentes etapas, pues Cristo dijo: “Yo estaré con vosotros todos los días hasta el fin del mundo.” San Mateo, capítulo 28, verso 20.

Y San Mateo, capítulo 18, verso 20, nos dice que donde estén dos o tres reunidos en el Nombre del Señor Jesucristo, allí estará Él: “Donde estén dos o tres reunidos en mi Nombre, allí yo estaré,” nos dice Cristo allá en San Mateo, capítulo 18, verso 20; porque esas personas forman la Iglesia del Señor Jesucristo. Y como individuos, siendo un templo espiritual cada creyente en Cristo, Cristo en Espíritu Santo mora en el alma de cada creyente en Él, y gobierna la vida de cada creyente en Él como también gobierna Su Iglesia.

La Iglesia es el Templo humano de Dios como Cuerpo Místico de creyentes, trazado por el dedo de Dios, trazado por Dios; y cada creyente en Cristo como individuo es un templo humano trazado por el dedo de Dios también, trazado por Dios, en donde habita Dios en Espíritu Santo; y que son guiados por el Espíritu Santo a toda justicia y a toda verdad, porque el Espíritu Santo, dijo Cristo que vendría para guiarnos a toda justicia y a toda verdad, y que nos enseñaría todas las cosas.

Por lo tanto, conscientes de qué somos y quiénes somos delante de Dios, en el campo espiritual, sirvamos a Dios con temor y temblor, agradándole en todo, conforme a Su Palabra. Y como Cuerpo Místico de creyentes sirvamos a Dios y hagamos la Obra de Dios, la Obra de Cristo, que Él ha prometido hacer para este tiempo final. O sea, dejemos que Cristo la haga a través de nosotros como Cuerpo Místico de creyentes, y a través de nosotros como individuos; porque así como Dios obró en y a través de Jesucristo como templo humano, e hizo todas aquellas obras, Él ha prometido obrar en y a través del Cuerpo, del Templo humano de Dios: la Iglesia del Señor Jesucristo, y a través de cada creyente en Cristo como individuo.

Es Cristo por medio de Su Espíritu en Su Iglesia, obrando a través de Su Iglesia y a través de cada creyente como individuo. Le corresponde entonces, a la Iglesia del Señor Jesucristo, ser instrumento de Cristo para Él continuar Su Obra en este planeta Tierra. Así Él lo ha estado haciendo, así Él lo está haciendo en el presente, y lo continuará haciendo en el futuro.

Es importante saber y reconocer qué somos para Dios: Somos templos humanos a través de los cuales el Espíritu Santo obra. Y por eso le damos la gloria a Cristo en todo lo que Él hace por medio de nosotros.

Es por medio de Su Iglesia que Cristo obraría, así como Dios obró por medio de Jesucristo; y Él no hacía nada sino lo que le mostraba el Padre para hacer, y lo hacía el Padre a través de Cristo, porque en Él moró toda la plenitud de Dios.

Y ahora Cristo en Su Iglesia hace todas las cosas que Él dijo que haría. Así como Dios el Padre, a través de Jesucristo obró: bajo el Nuevo Pacto Cristo en Espíritu Santo obra a través de Su Iglesia.

Toda obra que Él ha prometido hacer en medio de la raza humana y en medio de Su Iglesia, la hará por medio de Su Espíritu Santo en y a través de Su Iglesia. Y por consiguiente, las promesas correspondientes a este tiempo final serán vistas siendo cumplidas por el Espíritu Santo a través de Su Iglesia; y es en medio de Su Iglesia que veremos esas obras maravillosas correspondientes para este tiempo final.

Y ahora, para que tengan una idea clara: si está prometido que Cristo por medio de Su Espíritu tendrá una Gran Carpa-Catedral, pues veremos a la Iglesia del Señor Jesucristo, el Cuerpo Místico de Cristo, el Templo humano de Dios, de Cristo, obrando por medio del Espíritu Santo en la construcción de ese lugar; porque las manos que Él tiene para obrar, para trabajar aquí, son las nuestras, y así por el estilo; los instrumentos que Él tiene para llevar a cabo la Obra, son los miembros de Su Iglesia, que forman el Templo espiritual como Cuerpo Místico de creyentes, y que también como individuos son templo del Espíritu Santo.

Y con este conocimiento, y conociendo las promesas de Dios para este tiempo final, las cosas que Él hará, entonces le decimos a Cristo: “Señor, aquí estamos, obra en y a través de nosotros, llevando a cabo lo que has prometido hacer en este tiempo final.”

Y nos usará para llevar a cabo ese gran proyecto y esos proyectos que fueron diseñados por Dios para realizar en este tiempo final, los cuales realizará a través de Su Templo espiritual, que es Su Iglesia, y de cada creyente en Cristo, que es un templo espiritual de Dios.

Ahora tenemos un cuadro más claro de cómo será que Dios cumplirá las promesas correspondientes a este tiempo final, y ahí lo vamos a dejar; y continuaremos el domingo próximo. Y algunas cositas las podremos hablar mañana, porque vamos a estar allí donde está llevándose a cabo el proyecto de la construcción de un templo para Dios, la construcción de la Gran Carpa-Catedral.

Y cuando la veamos hecha, para ir de una esquina a la otra vamos a necesitar un carrito, porque son unos 40.000 metros cuadrados. Luego lo sacamos bien, porque 4.000 metros es una cuerda de terreno, y son 10 cuerdas de terreno: 10 x 4.000 ¿O son 400.000? Bueno, para que lo entiendan más fácil: 10 cuerdas de terreno.

Y 10 cuerdas de terreno se cansa uno en ir de un sitio a otro; y casi siempre, si uno va de un lado al otro, luego tiene que regresar. Pero se está construyendo un templo ¿para quién? Para Cristo, para Dios, en donde pedimos que la plenitud de Él la manifieste en medio de Su Iglesia.

Y que las bendiciones de Cristo sean sobre cada uno de ustedes y sobre mí también, en las actividades que se llevarán a cabo allí. Y antes de eso: las bendiciones de Cristo sean también sobre cada uno de nosotros, y nos use grandemente en Su Programa correspondiente a este tiempo final, y nos ayude a perseverar, a estar firmes; firmes siempre. Porque “el que pone su mano en el arado y mira hacia atrás, no es apto para el Reino de Dios.”

Por lo tanto, “firmes y adelante (como dice el corito), huestes de la fe,” y nos veremos mañana, Dios mediante, en la actividad de la mañana, donde estarán ministros y también coordinadores de la Embajada de Activistas por la Paz, y ministros de diferentes países; y las personas que el reverendo José Benjamín Pérez diga que pueden estar allí.

Que las bendiciones de Cristo, el Ángel del Pacto, sean sobre cada uno de ustedes como templo espiritual, y sobre mí también. En el Nombre del Señor Jesucristo. Amén.

El domingo también estaremos aquí, y ya el reverendo José Benjamín Pérez les dirá cómo será y qué cosas tendremos el domingo próximo.

Bueno, dejo con ustedes al reverendo José Benjamín Pérez. Continúen pasando una noche feliz, llena de las bendiciones de Cristo nuestro Salvador, y continúen disfrutando esta temporada de Navidad y Año Nuevo también.

Que Dios les bendiga y les guarde a todos. Y en cada país dejo al ministro correspondiente.

LOS TEMPLOS TRAZADOS POR DIOS.”

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