La Venida del Hijo del Hombre con Sus Ángeles

Muy buenas tardes, ministros compañeros en el Reino de Cristo nuestro Salvador. Es una bendición y privilegio grande estar con ustedes en esta ocasión, para compartir con ustedes unos momentos de compañerismo alrededor de la Palabra del Señor y Su Programa correspondiente a este tiempo final.

Leemos en San Mateo, capítulo 24, versos 31 en adelante… 30 en adelante… Vamos a comenzarlo mejor en el capítulo 24, verso 29 en adelante, donde dice, dice Jesucristo:

“E inmediatamente después de la tribulación de aquellos días, el sol se oscurecerá, y la luna no dará su resplandor, y las estrellas caerán del cielo, y las potencias de los cielos serán conmovidas.

Entonces aparecerá la señal del Hijo del Hombre en el cielo; y entonces lamentarán todas las tribus de la tierra, y verán al Hijo del Hombre viniendo sobre las nubes del cielo, con poder y gran gloria.

Y enviará sus ángeles con gran voz de trompeta, y juntarán a sus escogidos, de los cuatro vientos, desde un extremo del cielo hasta el otro”.

Que Dios bendiga nuestras almas con Su Palabra y nos permita entenderla.

“LA VENIDA DEL HIJO DEL HOMBRE CON SUS ÁNGELES”.

Acerca de la Venida del Hijo del Hombre con Sus Ángeles, dice el mismo Cristo en San Mateo 24, verso 27:

“Porque como el relámpago que sale del oriente y se muestra hasta el occidente, así será también la venida del Hijo del Hombre”.

Sale del oriente, del Medio Oriente, de la tierra de Israel, y se muestra en el occidente, el continente americano, al cual pertenece Norteamérica y la América Latina y el Caribe.

La América Latina y el Caribe es el territorio, el continente, que tiene la promesa de la Venida del Hijo del Hombre resplandeciendo en el occidente, o sea, en el oeste del planeta Tierra; y Él viene con Sus Ángeles; como lo mostró en San Mateo 17, versos 1 al 13, en el Monte de la Transfiguración, donde se transfiguró delante de ellos, de Sus discípulos Pedro, Jacobo y Juan, y resplandeció Su rostro como el sol, y Sus vestidos se hicieron como la luz resplandeciente; y aparecieron a cada lado del Señor: Moisés y Elías, hablando con el Señor Jesucristo con relación a la partida de Cristo a Jerusalén.

Miren de lo que estaba hablando Moisés y Elías con Jesucristo. Eso es muy importante porque está relacionado a Israel, a Jerusalén, la Segunda Venida de Cristo.

Por lo tanto, lo que fue mostrado allí, en el Monte de la Transfiguración, es el orden de la Segunda Venida de Cristo con Sus Ángeles: los Dos Olivos, Moisés y Elías.

Por lo tanto, estarán en el tiempo de la Segunda Venida de Cristo los ministerios de Moisés y Elías siendo manifestados; y vean, estará Cristo, y a cada lado Moisés y Elías; esos ministerios estarán en la Tierra nuevamente.

Por eso las señales que son vistas siendo realizadas por el Espíritu Santo a través de los ministerios de los Dos Olivos, son las mismas que vimos en Moisés, o el Ángel del Pacto en Moisés, haciendo allá en Egipto; y luego las que vimos al Espíritu Santo hacer a través del profeta Elías, el cual pidió que descendiera fuego del cielo, y descendió. Era el reto entre el judaísmo y la religión babilónica, o sea, el paganismo[1]. El enfrentamiento entre el cristianismo y el paganismo será para este tiempo final.

Por eso en Apocalipsis, capítulo 19, vemos a Cristo viniendo con Su Iglesia, con los santos que resucitará, los que murieron, y a los vivos los transformará, a los creyentes en Él.

El Cristo viviente, dice en Apocalipsis, capítulo 22, verso 12: “He aquí vengo pronto, y Mi galardón conmigo, para recompensar a cada uno según sea su obra”. Viene para traer recompensas; o sea que viene para Su Iglesia, los creyentes en Él, que son los que van a ser recompensados con la transformación de sus cuerpos: los que estén vivos, y los que murieron (creyentes en Cristo): la resurrección en cuerpos glorificados, cuerpos eternos.

No viene para traer juicio a Su Iglesia, viene para traer bendición a Su Iglesia; por eso en Apocalipsis, capítulo 3, verso 20 al 21, dice: “He aquí estoy a la puerta y llamo…”. Vamos a ver cómo lo dice:

“He aquí, yo estoy a la puerta y llamo; si alguno oye mi voz y abre la puerta, entraré a él, y cenaré con él, y él conmigo”.

Nos habla aquí de una Cena. La cena no es en la mañana, la cena siempre es en la tarde. Y en la tarde, ¿dónde está el sol? Poniéndose por el oeste. Por lo tanto, será para el territorio del oeste del planeta Tierra, que es el continente americano, que Él estará tocando la puerta.

Lo vimos del este al oeste en Su trayectoria, allá en Su Primera Venida en el este, en Medio Oriente, en Israel; y luego lo vimos en Espíritu Santo en los apóstoles; luego lo vimos en Asia Menor a través de San Pablo; luego lo vimos en Europa a través de cinco mensajeros de la Iglesia del Señor Jesucristo; y luego lo vemos, al Espíritu Santo, que viajó de Inglaterra…, de la sexta edad, donde Wesley era el mensajero, en esa Edad de Filadelfia; y luego viajó de allá de Inglaterra, de Europa, viajó, voló a Norteamérica para la séptima etapa de Su Iglesia, Cristo en Espíritu Santo en Su Iglesia velado y revelado en el séptimo mensajero, el reverendo William Branham, así como se veló y se reveló a través de cada mensajero de cada edad.

¿Y luego qué nos queda de la Iglesia del Señor Jesucristo? El llamado a subir más arriba, de Apocalipsis, capítulo 4, donde dice: “Sube acá”. Y ahí en esa subida en la Iglesia, no hay más edades de la Iglesia, de las siete edades, sino que se sube a la Edad de Piedra Angular, a esa Edad de Oro, a esa edad de y para la adopción de los hijos e hijas de Dios; y que es una edad eterna, representada en el ocho.

Y por consiguiente esa es la etapa para la Venida del Señor a Su Iglesia, es la etapa para venir con los santos de las diferentes edades, para resucitarlos en cuerpos físicos y glorificados como el cuerpo físico y glorificado que tiene Cristo, y para, a los vivos darles la fe para ser transformados y llevados con Él a la Cena de las Bodas del Cordero.

Y todo eso no ocurrió en la primera edad, ni tampoco en la segunda, tercera, cuarta, quinta o séptima edad, solamente es para la Edad de Oro de la Iglesia, la Edad de Piedra Angular. Por eso Él dice: “Mire hacia arriba”. Siempre ha sido mirando hacia arriba.

De la primera edad se mira hacia arriba y se pasa a la segunda edad, en donde Cristo en Espíritu Santo está velado y revelado en el mensajero de esa segunda edad, como lo estuvo en San Pablo en la primera edad de la Iglesia entre los gentiles; y así se veló y se reveló en cada edad a través del mensajero de cada edad. Esa es la revelación de Cristo en Espíritu Santo en cada edad.

Y el que estuvo oyendo al mensajero de cada edad, en su edad, estaba oyendo la Voz de Cristo en Espíritu Santo hablando a través de carne humana, en el mensajero de ese tiempo.

Ese es el Orden Divino, el modelo divino, y el cual Él no ha cambiado en ninguna de las edades. “Porque no hará nada el Señor Jehová, sin que antes revele Sus secretos a Sus siervos Sus profetas”[2].

El misterio más grande de todos los misterios de la Biblia es la Segunda Venida de Cristo, pero será el más sencillo de todos; y será para este tiempo final, para la etapa de Piedra Angular; porque es la etapa o edad para la adopción física de los hijos de Dios, la redención del cuerpo de cada creyente en Cristo. Por lo tanto, tenemos que estar preparados para ese momento.

Y siendo que el reverendo William Branham dijo que todo será en simplicidad, entonces tenemos que recordar las palabras del Espíritu Santo a través del reverendo William Branham, que dice que Él obra en forma sencilla manifestando Su grandeza. En la página 37, párrafo 311 al final, dice [Citas]:

311 – “AHORA MIRE LA EDAD QUE VIENE AHORA, HACIA ARRIBA A LA PIEDRA ANGULAR”.

Y solamente hay una Edad de Piedra Angular. No fue la primera, no fue la segunda o tercera, cuarta, quinta, sexta o séptima. Es la Edad de Oro de la Iglesia después de las siete edades de la Iglesia.

311 – “¿Ve lo que quiero decir? La Venida del Señor, LO MANIFESTADO. DIOS EN TODA CREACIÓN ESPERA QUE LA IGLESIA HALLE SU LUGAR POSICIONALMENTE”.

¿Qué lugar tiene que hallar en este tiempo final? ¿La primera edad? No, ya eso pasó hace más de mil años. ¿La posición de la segunda edad? Tampoco porque ya eso pasó hace mucho tiempo. ¿La tercera, cuarta, quinta o sexta? Tampoco. ¿La séptima? Esa también ha pasado.

Es que halle su lugar en el Cuerpo Místico de Cristo, en la edad que corresponde a este tiempo final.

¿Y qué etapa de la Iglesia corresponde a este tiempo final? Él dice:

311 – “AHORA MIRE LA EDAD QUE VIENE AHORA, HACIA ARRIBA A LA PIEDRA ANGULAR”.

Eso es lo que él dice que viene después de esas siete etapas de la Iglesia.

¿Para dónde va a mirar usted para ver al Señor en Espíritu Santo manifestado en medio de Su Iglesia, dándonos a conocer todas estas cosas que deben suceder? Tenemos que mirar hacia arriba, y subir.

Como Juan: escuchó una Voz, y miró hacia arriba, y le fue dicho: “Sube acá, y yo te mostrare las cosas que han de suceder”.

Así también miramos hacia arriba, a la edad que nos corresponde, subimos; y ahí es que escuchamos al Espíritu Santo abriéndonos estos misterios correspondientes a este tiempo final, para darnos la fe para ser transformados y llevados con Cristo a la Cena de las Bodas del Cordero.

Todo esto está ligado a la Venida del Señor con Sus Ángeles para este tiempo final.

Es a Su Iglesia que Él ha prometido venir, y es en Su Iglesia que Él ha estado en Espíritu Santo por estos dos mil años que han transcurrido del Día de Pentecostés hacia acá.

Recuerden que Él dijo: “Yo estaré con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo”[3].

¿Y qué estaría haciendo? Velándose y revelándose a través del mensajero de cada tiempo, en medio de Su Iglesia; y dándole a conocer el Mensaje correspondiente a cada tiempo. Y eso viene por revelación divina.

Y son bienaventurados los que reciben de parte de Dios esta revelación divina, y pueden ver la manifestación de Cristo en Espíritu Santo a través del mensajero correspondiente a cada tiempo, en el tiempo que a la persona le toca vivir. Tan sencillo como eso.

Los que vivieron en el tiempo de San Pablo tenían que ver a Cristo entre los gentiles velado y revelado a través de San Pablo: “No vivo ya yo, vive Cristo en mí”[4], decía San Pablo. Era Cristo en San Pablo velado y revelado a Su Iglesia en aquel tiempo.

Así ha sido de etapa en etapa, de edad en edad. Eso es lo que tenemos que vigilar en este tiempo final: lo que Dios tiene para este tiempo final; y tenemos que conocer lo que está prometido, y estar atentos que no se nos pase por encima el cumplimiento de eso que está prometido.

Recuerden que el reverendo William Branham dijo que el misterio del Séptimo Sello en Apocalipsis, capítulo 10, es el misterio de la Venida del Señor en el Día Postrero; por lo cual hubo silencio en el Cielo como por media hora; de lo cual Cristo había di… eso es Apocalipsis, capítulo 8, verso 1 en adelante.

Y luego el capítulo 10 de Apocalipsis, el Ángel Fuerte que desciende del Cielo con el Librito abierto en Su mano es Cristo, el cual sale del Trono de Intercesión en el Cielo, deja Su labor de Cordero y Sumo Sacerdote, y sale y toma el Título de Propiedad, Él, Cristo, como el León de la tribu de Judá; como le dijo el anciano a Juan el apóstol: “He aquí el León de la tribu de Judá, el cual ha prevalecido, ha vencido, para tomar el Libro y desatar sus siete Sellos”[5].

Cuando termina el tiempo de intercesión, Cristo cambia de Cordero a León, de Sumo Sacerdote a Rey; porque el tiempo de intercesión termina: han sido llamados, juntados y sellados en el Reino de Dios ya todos los que formarían la Iglesia del Señor Jesucristo; y se completará en este tiempo final.

Por eso estamos esperando la Venida del Señor. Es el evento más importante de todos los eventos proféticos prometidos para el tiempo final; pero será tan sencillo en su cumplimiento que a muchos les pasará por encima y ni sabrán lo que sucedió; como sucedió dos mil años atrás con la Primera Venida de Cristo, que muy pocas personas del planeta Tierra supieron que el Mesías había venido.

Los gentiles no supieron, excepto dos o tres, que el Mesías para los judíos había venido. Y de los mismos judíos muy pocos supieron que el Mesías estaba en la Tierra; veían a Jesús de Nazaret como un impostor, como un falso profeta, como un hombre que estaba poseído de espíritus malos, y que por el dedo de Beelzebú hacía todos aquellos milagros[6]. O sea que lo que pensaban acerca de Jesús no era positivo, excepto los que obtuvieron la revelación del Cielo, de Dios.

La revelación es lo más importante que podemos recibir de parte de Dios para saber, conocer, el Programa de Dios para el tiempo en que uno está viviendo; y cuánto más para ver la Venida del Señor.

Para ver la Venida del Señor dos mil años atrás se necesitó la revelación del Cielo. Así será para este tiempo final.

Por lo tanto, nos conviene conocer las promesas que hay para la Iglesia del Señor Jesucristo para este tiempo final; y tener nuestros ojos bien abiertos, porque van a estar siendo cumplidas en este tiempo final.

Y eso no quiere decir, en ningún momento, que todo el mundo va a hablar bien acerca de lo que estará pasando. Como en la Primera Venida de Cristo, habrá algunos que estarán en contra, porque no tendrán la revelación del Padre, de Dios.

Y habrá otros que sí tendrán la revelación del Cielo, y sabrán lo que estará pasando; y obtendrán la fe para ser transformados y llevados con Cristo a la Cena de las Bodas del Cordero.

Estarán viendo a Cristo viniendo por Su Iglesia. Y aunque los ministerios de Moisés y Elías son para los judíos, van a estar viendo esos ministerios; pero el que nos interesará será el ministerio ¿de quién? De Cristo, la Venida de Cristo. Es un misterio. Y viene con Sus Ángeles. Por lo tanto, estarán esos ministerios nuevamente sobre la Tierra.

Cuando termine la intercesión de Cristo en el Cielo será el tiempo para el cumplimiento de la promesa de la Venida del Hijo del Hombre con Sus Ángeles.

Por lo tanto, Cristo dijo: “Velad y orad, porque no sabéis cuándo será el día y la hora, el día y la hora en que el Hijo del Hombre se manifestará, se revelará”[7].

“LA VENIDA DEL SEÑOR JESUCRISTO CON SUS ÁNGELES”.

Continuaremos en la noche, donde estaremos hablando de la revelación.

Que Dios les bendiga y les guarde, y continúen recibiendo la Palabra del Señor todos los días que vivamos en esta Tierra hasta que seamos transformados, hasta que obtengamos la promesa de nuestra transformación. Y si alguno se va antes, pues resucitará, no hay ningún problema; lo único, que no podrá seguir trabajando porque allá ya no puede trabajar. Es aquí en la Tierra que podemos trabajar en la Obra del Señor.

Por lo tanto, es una bendición y privilegio grande estar todavía aquí en la Tierra trabajando en la Obra del Señor en los diferentes campos que se abren en el Programa Divino, como les decía el misionero, reverendo Miguel Bermúdez Marín.

Así que recuerden que como Dios le dijo a Josué, que nadie le haría frente[8], así es para la Iglesia del Señor en este tiempo final.

Por lo tanto, adelante trabajando en el Cuerpo Místico de Cristo nuestro Salvador, en todas las formas que hay para trabajar; y siempre respaldando en todos los sentidos la labor o labores en el Cuerpo Místico de Cristo, también del proyecto de La Gran Carpa Catedral. Y en todos vamos a tener éxito.

Todo va a girar alrededor de las promesas de Dios para este tiempo final. Eso es lo que garantizará el éxito, la victoria.

Si no puede ayudar o no quiere: no interrumpa lo que se está haciendo. Y vea y ore entonces por los que están trabajando. Nunca vaya a desanimar a alguien que está trabajando en la Obra del Señor en las diferentes etapas y trabajos del Programa Divino para este tiempo final.

Tendremos éxito, porque será el éxito de Cristo con y en Su Iglesia.

Algún día la Iglesia del Señor Jesucristo tendrá la promesa más grande: la Venida del Señor con Sus Ángeles para recompensar a cada uno según sea (¿qué?) su obra[9]; y la recompensa más grande será nuestra redención física, nuestra transformación; y entonces todos estaremos parejos.

Actualmente nos miramos los unos a los otros y algunos nos vemos más…, de más edad o mayores que otros; pero cuando estemos transformados todos nos vamos a ver de 18 a 21 años de edad; es una promesa de parte del Señor para los creyentes que estén vivos; y para los que mueran en – y los que han muerto en la edad que les correspondió vivir, serán jovencitos de nuevo, porque serán resucitados en cuerpos glorificados, jóvenes, inmortales, como el cuerpo glorificado de Cristo nuestro Salvador.

Que las bendiciones de Cristo, el Ángel del Pacto, sean sobre cada uno de ustedes y sobre mí también. En el Nombre del Señor Jesucristo. Amén.

Dejo nuevamente con ustedes al reverendo Miguel Bermúdez Marín para continuar; y luego estaremos de nuevo en la actividad de esta noche, la cual ya ha sido anunciada; y que será ¿dentro de cuánto tiempo, Miguel? ¿Algunos minutos? ¿Media hora…?

Estamos pasando por acá por Cali, Miguel y yo, para estas dos actividades de hoy: la actividad o actividades durante el día y la actividad de esta noche.

Que Dios me los bendiga y les guarde a todos; y continúen pasando una tarde o una noche feliz, llena de las bendiciones de Cristo nuestro Salvador.

“LA VENIDA DEL HIJO DEL HOMBRE CON SUS ÁNGELES”.

[Revisión febrero 2024]

[1] 1 Reyes 18:20-40

[2] Amós 3:7

[3] San Mateo 28:20

[4] Gálatas 2:20

[5] Apocalipsis 5:5

[6] Mt. 12:24-27, Mr. 3:22-26, Lc. 11:14-20

[7] San Mateo 24:42-44, San Marcos 13:33-37

[8] Josué 1:1-6

[9] San Mateo 16:27, Apocalipsis 22:12

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