Aprecio mucho el que ustedes estén trabajando en un proyecto con los niños; los cuales, pues si estuviéramos aquí 20 años más, serían los que estarían ya en la edad que ustedes están ahora. Y recordarían siempre lo que ustedes han hecho por ellos, porque están sembrando una semilla; y esa semilla es semilla de paz y de amor, para la felicidad de las personas, para el bienestar de todos. Es algo que uno agradece después, cuando uno está grande.
Y el país también aprecia mucho de lo que se hace por los niños, y la iglesia también; y en nuestros corazones también la satisfacción de haber trabajado por los niños, para encaminarlos en el Programa Divino, como dice la Escritura: “Instruye al niño en su carrera, y aun cuando fuere (dice viejo, pero mayor)… cuando fuere mayor no se apartará de ella.”
Siempre va a recordar las enseñanzas que ustedes le dieron a conocer, porque eso queda grabado en el consciente y en el subconsciente también; y va a producir el fruto que debe producir, porque es la semilla de la Palabra.
Y Dios ve eso también, Cristo ve eso, y los ve… los ve y las ve, como obreros de este tiempo final, trabajando en la Obra del Señor, como dice el corito: “Trabajando en la Obra del Señor siempre.”
Así que Dios les bendiga y les guarde, y siempre los use grandemente en Su Obra en este tiempo final. En el Nombre del Señor Jesucristo. Amén.
No estamos pidiéndole ni exigiéndole al Señor. Los que querían saber y querían una recompensa grande, eran algunos de los discípulos del Señor allá: “Nosotros pues dejamos todo ¿y qué vamos a tener?”, preguntaron Pedro y los demás, algunos de ellos.
Pero nosotros sabemos que Cristo ha hecho una promesa y Él la va a cumplir. Y trabajamos por amor a Su Obra, por amor a Cristo; porque Él nos ha salvado con Su Sacrificio en la Cruz del Calvario. Por eso nadie se sacrifica, excepto Él. Lo que hacemos es que nos esforzamos pero no nos sacrificamos; porque el que se sacrifica o se sacrificó fue UNO, y no hay otro Sacrificio.
Nosotros nos esforzamos y Él nos ayuda en todo momento para que Él logre lo que Él tenía que hacer y quería hacer a través de nosotros. Por eso decimos: Señor, en Tus manos estamos.
Bueno, que Dios les bendiga.
Saludo al Equipo del Programa Infantil “La Escuela Bíblica de Niños”