Damas Exitosas

Muy buenas días, damas exitosas, y todas las demás presentes, niños, jovencitos y jovencitas, y también caballeros que nos acompañan en esta ocasión. Que las bendiciones de Cristo, el Ángel del Pacto, sean sobre todos ustedes y sobre mí también. En el Nombre del Señor Jesucristo. Amén.

La Escritura nos habla de las bendiciones de Dios, y nos muestra que para ser bendecidos tenemos que escuchar la Palabra del Señor, creer en el Señor, y Él nos bendecirá. Como decía un rey hablando acerca de las bendiciones de Dios: que creamos en Dios y en Sus profetas, y seremos bendecidos.

La Biblia es la Palabra de Dios; y esa Palabra de Dios ha venido por medio del Espíritu de Dios, como nos dice Hebreos, capítulo 1, versos 1 en adelante:

Dios, habiendo hablado muchas veces y de muchas maneras en otro tiempo a los padres por los profetas,

en estos postreros días nos ha hablado por el Hijo, a quien constituyó heredero de todo, y por quien asimismo hizo el universo;

el cual, siendo el resplandor de su gloria, y la imagen misma de su sustancia, y quien sustenta todas las cosas con la palabra de su poder, habiendo efectuado la purificación de nuestros pecados por medio de sí mismo, se sentó a la diestra de la Majestad en las alturas…”

Nos enseña aquí, que Dios habiendo hablando por medio de los profetas, todas las personas han deseado escuchar la Voz de Dios; y muchas personas no saben cómo escuchar la Voz de Dios.

Es como… Dios transmitiendo al ser humano Su Palabra, es como estar transmitiendo un programa de televisión para todo un país o para el mundo entero por medio de la televisión. A través de la televisión se puede ver el programa que se esté transmitiendo para todos los lugares; y se oye la voz del que esté hablándole al pueblo.

Ahora, vean aquí: Deuteronomio, capítulo 18, verso 15 al 19, dice:

“Profeta de en medio de ti, de tus hermanos, como yo, te levantará Jehová tu Dios; a él oiréis;

conforme a todo lo que pediste a Jehová tu Dios en Horeb el día de la asamblea, diciendo: No vuelva yo a oír la voz de Jehová mi Dios, ni vea yo más este gran fuego, para que no muera.

Y Jehová me dijo: Han hablado bien en lo que han dicho.

Profeta les levantaré de en medio de sus hermanos, como tú; y pondré mis palabras en su boca, y él les hablará todo lo que yo le mandare.

Mas a cualquiera que no oyere mis palabras que él hablare en mi nombre, yo le pediré cuenta.”

Aquí podemos ver la forma en que Dios le habla al pueblo. Es lo mismo que dice la lectura que tuvimos al principio, de Hebreos, capítulo 1, Pablo hablando, dice: “Dios, habiendo hablado muchas veces y de muchas maneras a los padres por medio de los profetas, en estos postreros días nos ha hablado por el Hijo,” el cual, por consiguiente, tenía que ser un profeta también: Jesucristo.

Y también nos dice Zacarías, capítulo 7, versos 11 al 12, dice:

“Pero no quisieron escuchar, antes volvieron la espalda, y taparon sus oídos para no oír;

y pusieron su corazón como diamante, para no oír la ley ni las palabras que Jehová de los ejércitos enviaba por su Espíritu, por medio de los profetas primeros.”

¿Cómo Dios le hablaba? ¿Cómo Dios envío Su Palabra al pueblo? Por medio de Su Espíritu, que es el Ángel de Pacto, que es el Varón vestido de lino (de Ezequiel, capítulo 9) con el tintero de escribano en su mano. Él es el Ángel del Pacto, el cual es Cristo en Su cuerpo angelical.

Por eso Cristo podía decir: “Antes que Abraham fuese, yo soy.” Decía: “Abraham vuestro Padre deseó ver mi día; lo vio, y se gozó.” Le dicen los judíos: “Aún no tienes 50 años ¿y dices que has visto a Abraham?” ¡Parecía una locura! Estar diciendo que era antes de Abraham y no tenía 50 años todavía.

En su cuerpo de carne tenía unos… de 29 a 33 años; porque a los 29 años y medio comenzó Su ministerio, y terminó a los 33 años muriendo en la Cruz del Calvario. O sea que no tenía 50 años y estaba diciendo que había visto a Abraham: “¿Y dices que has visto a Abraham?”

Está diciendo… Cristo dijo: “Abraham vuestro Padre deseó ver mi día; y lo vio, y se gozó.” O sea que Abraham en aquel tiempo lo vio. Lo vio cuando le apareció (con los dos Arcángeles Gabriel y Miguel) Elohim. Ése era Cristo visitando a Abraham, Dios en forma humana visitando a Abraham. Y Ése era Cristo. Dios estaba en Cristo, el Ángel del Pacto, visitando a Abraham.

Es el mismo Melquisedec que le apareció en el capítulo 14 del Génesis, y le dio pan y vino a Abraham, y bendijo a Abraham. El mismo que apareció en el capítulo 18 del Génesis visitando a Abraham con Sus dos Arcángeles; y comieron con Abraham; y le confirmaron, Elohim, Dios, le confirmó la promesa a Abraham, de que tendría el hijo que le había prometido.

Pero ahora en esta ocasión… Ya Él se lo había dicho unas cuantas veces antes, pero ahora en esta ocasión le dice: “Será el año que viene.” O sea que ya le está dando una fecha en la cual el hijo prometido va a llegar.

Lo mismo como en la semana número setenta aparecía el Mesías en Su misterio terrenal, en la semana número setenta, comenzando – comenzaba Jesús Su ministerio.

Jesús Hijo de Abraham, Hijo de David, Hijo del Hombre, Hijo de Dios. Como Hijo de David, Él es el heredero al Trono de David. Como Hijo de Abraham es el heredero a todo el territorio que Dios le dijo a Abraham y Jacob: que todo lo que pisare la planta de sus pies sería de él, de Abraham y su descendencia. O sea que tenían que caminar mucho, como los chilenos. Y Abraham se movía de un sitio a otro, y de un sitio a otro. ¿Y qué pensarían las personas? “Oye, ¡pero no se está quieto!” Pero es que todo lo que pisara sería de él. Así también hay que caminar en toda la Escritura para obtener toda la bendición que hay en las Escrituras.

Como Hijo del Hombre, Jesucristo es el heredero del planeta Tierra completo, con toda su gente.

Y como Hijo de Dios: el heredero de los Cielos. Por lo tanto, Él es el heredero de los Cielos y de la Tierra, Él es heredero del Reino y Trono de David; y el heredero de toda la Palestina, para bendecir a todos los habitantes de ese territorio; en y bajo el Reino de David vendrá esa bendición; bajo el Reino de David, que es el Reino al cual Cristo es el heredero.

Así como heredó el Trono celestial y Reino celestial, se ha sentado a la diestra de Dios en el Cielo: en la Tierra, por consiguiente, es el heredero al Trono y Reino de David.

Es en ese Reino que Israel recibirá la paz permanente. Es en ese Reino en que los creyentes en Cristo estarán como reyes y sacerdotes en la Tierra, reinando con Cristo; es la luna de miel de Cristo y Su Iglesia. O sea, el mejor lugar para pasar la luna de miel es la Tierra, el planeta Tierra; y sobre todo, en Israel, en Jerusalén; y principalmente cuando estemos en el Milenio; porque actualmente son territorios de alto riesgo y en algunos momentos.

Pero vendrá la paz para Israel, como fue dicha; porque esas son bendiciones que Él ha prometido para Israel. Así como toda bendición que ha prometido para los creyentes en Cristo, viene a la vida de cada creyente en Cristo. Permanezca creyéndolas, y se materializarán. No dude ni una de ellas, aunque no las entienda. El asunto es creerlas.

¿Cómo Abraham iba a entender que Dios le hizo la promesa de que tendría un hijo, cuando él tenía 75 años y Sara 65? Y no aparecía el niño, y se iban poniendo más viejos. Y mientras más años les pasaban, menos esperanza podía tener el ser humano; y más cuando a Sara le había pasado la costumbre de las mujeres, ya no podía concebir, y todavía Dios le seguía diciendo en diferentes ocasiones que le aparecía: “Vas a tener el niño; y en él serán benditas todas las naciones, y con él será mi Pacto.”

Y seguía pasando el tiempo y no llegaba el niño. A tal grado que Sara desmayó y pensó que podía entonces ser a través de Agar su sierva; y le dijo: “Toma a Agar mi sierva, para que tengas el hijo,” y entonces ella lo adoptaba como hijo; y ahí quedaba lo que Dios le había prometido a Abraham.

Pero no; Abraham sabía y Dios le había dicho que era a través de Sara. Sara dudó, pero Abraham permaneció creyendo. Y se cumplió lo que Dios le prometió.

Vean, fue en el tiempo en que vino la destrucción de Sodoma y Gomorra. Luego de visitar Dios a Abraham, los Ángeles pasaron a Sodoma y visitaron a Lot y su familia para sacarlos de allá. Y luego de la destrucción de Sodoma y Gomorra, luego corrió el tiempo, y al año ya Abraham estaba jugando con un bebé y Sara también; la estéril. Tras de estéril, ya anciana.

Pero ¿qué paso ahí? Dios los rejuveneció; porque después que salen de donde también estaban viviendo, a causa de la destrucción de Sodoma y Gomorra, luego de ahí se fueron para otro lugar de… Abraham estaba en un sitio seguro, pero vio cuando el humo de esa destrucción subió; y por lo que vemos, vio riesgo y se movió de sitio; y se fue a Gerar. Y allá, el rey de Gerar se enamoró de Sara. ¿Qué rey se va a enamorar de una señora de 99 años? Estaba ya rejuvenecida, y Abraham también.

Después de eso, Abraham vivió unos 75 años más, y Sara vivió como treinta y… o 40 años más.

Cuando Dios promete algo, lo cumple; y eso es un milagro, para el ser humano es un milagro. Y a diario estamos recibiendo bendiciones, milagros, de parte de Dios.

Abraham no entendía, ni Sara: ¿Cómo va ser posible tener un niño? No tenía una explicación científica; pero Dios tenía el poder para cumplir lo que Él prometió. Lo transformó, y tuvieron el niño.

El cristianismo está esperando la Venida del Hijo prometido, la Venida del Hijo de Abraham (y no vamos a tocar ahora ese tema profético). Está prometida la Segunda Venida de Cristo, Dios la va a cumplir, la entendamos o no la entendamos. Lo importante es estar creyéndola; y en el momento correspondiente Él cumplirá Su Venida, nos abrirá el entendimiento, y la veremos; porque Él viene por Su Iglesia, para llevarla a la Cena de las Bodas del Cordero, a la Casa del Padre celestial.

Por lo tanto, los creyentes en Cristo: damas, jóvenes, niños, personas adultas y personas ancianas: Creyendo lo que Dios ha prometido y trabajando alrededor de esas promesas, recibiremos la bendición de Dios; y por consiguiente, el éxito en todo lo que hagamos en nuestra vida; y sobre todo, en lo que hagamos alrededor de esa Palabra prometida, en lo que trabajemos en favor de lo que Dios ha prometido.

Por lo tanto, damas de éxito y con éxito: Que el Señor Jesucristo les bendiga y les use grandemente en Su Obra en este tiempo final, como fueron usadas Marta y María, y muchas otras damas, mujeres, ancianas, y jóvenes también.

No importa la edad, lo importante es ser una creyente en Cristo, firme en lo que Dios ha prometido, y trabajando en la Obra de Cristo. Y todo lo que hagamos, que gire alrededor del Programa Divino para el tiempo en que la persona le toca vivir. Y el éxito lo da Dios. Es el éxito de Dios en y a favor de todas ustedes, y de los jóvenes y de los caballeros también.

Que Dios les bendiga grandemente, y les use grandemente en Su Obra en este tiempo final. Ya pueden tomar asiento.

DAMAS EXITOSAS.”

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