Nuestra meta: Terminar la Obra que Dios nos dio para hacer

Muy buenas noches, ministros, colaboradores, y demás hermanos y hermanas presentes en esta ocasión. Es para mí una bendición y privilegio grande estar con ustedes en esta ocasión y en este lugar, para compartir con ustedes unos momentos de compañerismo alrededor de la Palabra del Señor, donde hablaremos alrededor del tema: “NUESTRA META…”, sobre: “NUESTRA META: TERMINAR LA OBRA QUE DIOS NOS DIO PARA HACER”.

Y conscientes de que estamos en el tiempo final, en el Día Postrero, tenemos que estar conscientes de qué es lo que Dios ha prometido que hará en este tiempo final. Y ¿a quiénes usará para hacerlo? A nosotros. Por lo tanto, somos instrumentos en las manos del Señor, así como Cristo fue instrumento de Dios por medio del Espíritu Santo para hacer la Obra que Dios prometió para aquel tiempo.

Cristo continuaría Su Obra, la Obra del Espíritu Santo, la Obra de Dios por medio del Espíritu Santo, que es Cristo, en y con y a través de Su Iglesia. Por eso el reverendo William Branham habló acerca de la Iglesia del Señor Jesucristo como el instrumento de Dios por medio del Espíritu Santo, llevando a cabo —el Espíritu Santo— en y a través de Su Iglesia, las cosas que Él ha prometido para cada tiempo. Y eso es la historia de la Iglesia, que ha venido escribiéndose a través de la manifestación del Espíritu de Cristo en Su Iglesia, el cual dijo: “Yo estaré con vosotros todos los días hasta el fin del mundo”. Y: “Donde estén dos o tres reunidos en mi Nombre, allí Yo estaré”.

¿Y qué estaría Él haciendo? ¿Estaría viendo lo que estaríamos haciendo nosotros? No. Él estaría haciendo a través de nosotros las cosas que Él dijo que llevaría a cabo. Las cosas prometidas por Dios a través de Cristo son las que Él estaría llevando a cabo para el Día Postrero, así como lo hizo en las diferentes etapas de Su Iglesia.

Es muy importante saber, conocer el tiempo que nos ha tocado vivir, como lo tuvo que conocer cada hijo de Dios en cada etapa, edad, de la Iglesia del Señor Jesucristo, para estar escuchando la Voz de Dios por medio del Espíritu Santo, a través de esa manifestación de Cristo en Espíritu Santo en Su Iglesia, a través de cada uno de los mensajeros que Él envió. Y así fue como se llevó a cabo la Obra de Dios, la Obra de Cristo, de edad en edad: usando los miembros de Su Iglesia.

El apóstol Juan en Apocalipsis, capítulo 1, verso 10 al 11, nos dice de la siguiente manera; y vamos a leer lo que nos dice:

“Yo Juan, vuestro hermano, y copartícipe vuestro en la tribulación, en el reino y en la paciencia de Jesucristo, estaba en la isla llamada Patmos, por causa de la palabra de Dios y el testimonio de Jesucristo.

Yo estaba en el Espíritu en el día del Señor, y oí detrás de mí una gran voz como de trompeta,

que decía: Yo soy el Alfa y la Omega, el primero y el último. Escribe en un libro lo que ves, y envíalo a las siete iglesias que están en Asia: a Éfeso, Esmirna, Pérgamo, Tiatira, Sardis, Filadelfia y Laodicea.

Y me volví para ver la voz que hablaba conmigo; y vuelto, vi siete candeleros de oro,

y en medio de los siete candeleros, a uno semejante al Hijo del Hombre, vestido de una ropa que llegaba hasta los pies, y ceñido por el pecho con un cinto de oro.

Su cabeza y sus cabellos eran blancos como blanca lana, como nieve; sus ojos como llama de fuego;

y sus pies semejantes al bronce bruñido, refulgente como en un horno; y su voz como estruendo de muchas aguas.

Tenía en su diestra siete estrellas; de su boca salía una espada aguda de dos filos; y su rostro era como el sol cuando resplandece en su fuerza.

Cuando le vi, caí como muerto a sus pies. Y él puso su diestra sobre mí, diciéndome: No temas; yo soy el primero y el último;

y el que vivo, y estuve muerto; mas he aquí que vivo por los siglos de los siglos, amén. Y tengo las llaves de la muerte y del Hades”.

Que Dios bendiga nuestras almas con Su Palabra y nos permita entenderla.

“NUESTRA META: TERMINAR LA OBRA QUE DIOS NOS DIO PARA HACER”.

Y cuando terminamos la Obra que Dios nos ha dado para hacer, ahí podremos decir: “Señor Jesucristo…”. Como dijo Cristo: “Padre, la Obra que me diste que hiciera, la he hecho, la he terminado”. Y después pide también que sea glorificado: “Glorifica a Tu Hijo, para que Tu Hijo te glorifique a Ti”[1]. Pidió la glorificación.

Y cuando la Iglesia del Señor Jesucristo haya terminado la Obra que Dios le ha dado para el Día Postrero, podrá decir: “Ahora, Señor, glorifica a Tu Iglesia”. Para lo cual, resucitará a los muertos en Cristo glorificados, y a los vivos nos transformará, nos glorificará.

Para el Día Postrero, conforme a la promesa para la manifestación de la Tercera Etapa, que es la etapa de la Palabra hablada, todo culminará en una Gran Carpa Catedral; eso lo sabemos. El reverendo William Branham la vio en el sueño o visión que Dios le mostró, y quiso hacer esa Obra; pero trató, pero no le tocaba a él hacerla; por lo tanto, la vio de lejos, quizás con unos 50 años de anticipación, más o menos; o sea, de 50 años en adelante.

Esa Visión, dijo él que va a cumplirse. La Tercera Etapa será manifestada en una Gran Carpa Catedral. ¿Y quién hará esa Gran Carpa Catedral? Si fuera en el tiempo de San Pablo le tocaba a San Pablo con su grupo; si fuera en el tiempo del segundo mensajero, le tocaba al segundo mensajero con su grupo; si fuera en el tiempo del tercero, o del cuarto, o del quinto, o del sexto, le tocaba al mensajero que estuviera viviendo en ese tiempo; porque él con el grupo de escogidos, con el grupo del Cuerpo Místico de Cristo de su tiempo, tenía la Obra de Dios para ese tiempo, de la construcción de una Gran Carpa Catedral.

Si fuera para el tiempo del reverendo William Branham, él con el grupo de su edad tenían que hacer esa Gran Carpa Catedral. Él trató, pero no pudo porque no era para su tiempo. Lo vio, vio la Visión, la saludó un poco de lejos (y fue el más cerca que estuvo), y trató de conquistar esa promesa pero no era para aquel tiempo.

A través de las diferentes etapas de restauración de la Iglesia, comenzando con la etapa de Lutero y su Edad Luterana, luego pasando a la Edad Wesleyana, y luego pasando a la Edad Pentecostal…, vean ustedes, diferentes etapas de restauración. Y luego de esas tres etapas de restauración viene la etapa del Grano de Trigo, donde la Iglesia en términos espirituales resucita a como era en el tiempo allá de los apóstoles; una resurrección espiritual.

[Efesios 5:14] “Despiértate, tú que duermes,

Y levántate de los muertos,

Y te alumbrará Cristo”.

Se levanta de la última edad de las siete edades, y eso es una resurrección espiritual, una resurrección de en medio de esa séptima edad, para manifestarse en una nueva etapa eterna, en donde Cristo estaría también manifestándose, llevando a cabo Cristo por medio de Su Iglesia, la Obra correspondiente al Día Postrero.

Siempre Él tiene instrumentos para revelarse a ellos, y hablar a través de ellos y llamar a Su pueblo, y hacer la Obra correspondiente a cada etapa de Su Iglesia.

El reverendo William Branham precursó la Edad de Piedra Angular con todo lo que estaría en esa edad; lo vio en visión, en sueños, y profetizó lo que vendría después de él. Por lo tanto, él dice, él habla que en algún lugar van a cumplirse esas promesas; y serán privilegiados los que vivan en el territorio, en el continente donde se cumplan esas promesas.

Si hubiera sido en el tiempo de San Pablo era en Asia Menor, como la Primera Venida de Cristo se cumplió en la tierra de Israel. Así la promesa correspondiente a cada edad se cumple en el territorio, y de ahí se extiende esa bendición y conocimiento para otras naciones.

A través de cada mensajero de cada edad, Cristo se reflejó, y por eso ellos fueron una estrella en cada edad, la estrella de cada edad, el mensajero de cada edad. Y luego, encontramos que Cristo se manifestará en medio de Su Iglesia y traerá una resurrección espiritual, y luego traerá la resurrección física y transformación de los creyentes en Cristo que estén vivos.

Y todo eso corresponde al Día Postrero, llamado el Día del Señor; así como entre los judíos el Día del Señor es el séptimo día. Y delante del Señor un Día es como mil años. Por lo tanto, el Día del Señor —en términos proféticos— es el séptimo milenio, séptimo día, representado en el sábado.

Por eso el Milenio será el término de tiempo del Reino Milenial, que será de reposo, de descanso para la Tierra y sus habitantes; y será la luna de miel de la Iglesia del Señor Jesucristo con Su amado Jesucristo.

Por lo tanto, tenemos que ver las obras que Dios ha prometido que serán hechas en el Día Postrero por Dios a través de Su Espíritu, usando instrumentos humanos, para decir: “Señor, heme aquí, envíame a mí, úsame a mí conforme a Tu Programa”; porque el Programa Divino antes de ser dado a conocer, de ser profetizado, ya estaba en la mente de Dios; y los que trabajarían en esa Obra también estaban en la mente de Dios. Estábamos en el pensamiento divino, para ser instrumentos de Cristo en el tiempo final en el cual nos ha tocado vivir.

Por lo tanto, trabajemos en las obras prometidas para ser hechas por Cristo en el Día Postrero a través de los miembros de la Iglesia del Señor Jesucristo.

Quiero leer unas palabras del reverendo William Branham, en Las Siete Edades de la Iglesia, página 187 dice… y la página 186 también, dice:

55. El primer hijo (Adam) era la Palabra-simiente hablada de Dios. Le fue dada una esposa para reproducirse. Para eso le fue dada la esposa, para reproducirse; para producir otro hijo de Dios. Pero ella cayó. Ella cayó por mezclarse. Ella hizo que él muriera”.

Que muriera ¿a qué? A la vida eterna, y por eso se hizo mortal; porque para continuar viviendo tiene que tener vida eterna. Murió a la vida eterna, murió al derecho de vivir eternamente, físicamente como también espiritualmente, perdió la vida eterna física; y por eso es que como descendientes de Adán y Eva somos mortales.

Pero eso es un problema que Cristo solucionará, aunque ya lo solucionó allá en la Cruz del Calvario; pero la materialización física se llevará a cabo en este tiempo final, en donde restaurará la vida eterna física a todos los miembros de Su Iglesia desde el Día de Pentecostés hacia acá. Y entonces estaremos como Dios nos vio desde antes de la fundación del mundo, estaremos como teníamos que venir a la Tierra a través de Adán y Eva; pero por cuanto Adán y Eva cayeron, entonces en el Programa Divino venimos a través del segundo Adán y la segunda Eva, que es la Iglesia del Señor Jesucristo, y el segundo Adán es Cristo.

Si no caían ellos allá, pues el primer hijo que ellos tendrían sería Jesús; y la descendencia de Jesús serían los creyentes en Cristo que forman la Iglesia del Señor Jesucristo. O sea que estaríamos aquí en la Tierra físicamente, en cuerpos eternos, inmortales y glorificados desde el tiempo de Adán y Eva. Pero no hay problema para Dios: estamos ya aquí, aunque en una etapa temporal físicamente; pero ya al haber recibido a Cristo como Salvador hemos sido restaurados a la vida eterna y nuestra alma tiene vida eterna; y nos falta la restauración física, la adopción física, la redención del cuerpo, que menciona San Pablo en Romanos, capítulo 8, versos 14 al 39.

Y eso es para el Día del Señor, para el Día Postrero, que Él dijo: “Y yo le resucitaré en el Día Postrero”. Por lo tanto, la resurrección ya está establecida que será llevada a cabo en el Día Postrero. Lo único que hay que entender es cuál es el Día Postrero: el Día del Señor, el séptimo milenio de Adán hacia acá.

¿En qué año de ese Día? Yo les voy a decir, cuando estemos transformados, les voy a decir: “Este era el año que íbamos a ser transformados”. Y cuando eso ocurra, ya la Visión de la Carpa estará en pleno cumplimiento; porque la Tercera Etapa es que recibimos la fe para ser transformados, para ser glorificados, y luego ir con Cristo a la Cena de las Bodas del Cordero.

Por lo tanto, nuestra meta es terminar la Obra de Dios que nos dio para hacer. Ya la Obra que Dios le dio a San Pablo para hacer, ya la hizo; la obra que Dios le dio al segundo, tercero, cuarto, quinto, sexto y séptimo mensajero, ya la hizo y se fue; y ya esas edades pasaron.

No se puede esperar que la primera, segunda, tercera, cuarta, quinta, sexta o séptima edad haga la Obra correspondiente al Día Postrero, porque ya ellos hicieron la Obra de su tiempo. Ahora nos toca a nosotros, por medio del Espíritu de Dios, hacer la Obra de Dios para nuestro tiempo.

Es por medio de Su Iglesia, y por consiguiente por medio de los miembros de Su Iglesia, que será llevada a cabo la Obra de Dios para el Día Postrero. Y como les debo parte de lo que estaba leyendo, se lo tengo que terminar para que tengan el cuadro claro de lo que corresponde a este tiempo final:

56. Al segundo Hijo (Jesús), también una Palabra-simiente hablada de Dios, le fue dado una novia así como fue (con) Adam (y esa Novia que le fue dada al segundo Adán ¿es cuál? La Iglesia-Novia, la Iglesia-Virgen del Señor Jesucristo que nació el Día de Pentecostés, y pasaría por diferentes etapas). Pero antes de que Él se pudiera casar con ella, ella también había caído. Ella, como la esposa de Adam, fue puesta a prueba para ver si creería la Palabra de Dios y tendría Vida, o dudar la Palabra y morir. Ella dudó, dejó la Palabra y por eso murió.

57. De un grupo pequeño de la verdadera simiente de la Palabra, Dios presentará a Cristo una Novia amada. Ella es una virgen de Su Palabra. Ella es una virgen porque no conoce ningún credo ni dogma hecho por el hombre. Por y a través de los miembros de la Novia será cumplido todo lo prometido por Dios que habría de ser manifestado en la virgen (o sea, que habría de ser manifestado en Su Iglesia).

58. La palabra de promesa vino a la virgen María, y esa Palabra prometida era Él mismo, Quien habría de ser manifestado. Dios fue manifestado. Él mismo actuó en ese tiempo y cumplió Su propia Palabra de promesa en la virgen. Fue un ángel quien le había traído el mensaje, y el mensaje de ese ángel fue la Palabra de Dios (Isaías 9:6). Élcumplió en ese tiempo todo lo que estaba escrito acerca de Él, porque ella aceptó Su Palabra (Recuerden que la virgen María representa a la Iglesia-Novia de Cristo).

59. Los miembros de la Novia-Virgen Le amarán, y ellos tendrán Sus virtudes, porque Él es su cabeza y todo poder le pertenece. Ellos son sujetos a Él, así como los miembros de nuestros cuerpos están sujetos a nuestra cabeza.

60. Note la armonía entre el Padre y el Hijo. Jesús nunca hizo nada sin que primeramente le fuese mostrado del Padre (Juan 5:19). Esta armonía ahora habría de existir entre el Novio y la Novia (o sea, entre Cristo y Su Iglesia). Él le enseña a ella Su Palabra de Vida, ella la recibe y nunca la duda. Así que nada la puede dañar, ni aun la muerte. Porque si la simiente fuere sembrada, el agua la hará brotar de nuevo. Aquí está el secreto de esta cosa (o sea, aquí está el secreto de esto): la Palabra está en la Novia (así como estuvo en María). La Novia tiene la mente de Cristo porque ella sabe lo que Él quiere que se haga con la Palabra”.

La Iglesia-Novia de Cristo sabe lo que Él quiere que se haga con la Palabra, la Iglesia-Novia actuará basada en la Palabra prometida para nuestro tiempo, así como fue en otras edades; estará trabajando en lo que ha sido dicho que Dios hará en medio de Su Iglesia. Alrededor de esa Palabra prometida Su Iglesia-Novia trabajará y se materializará todo lo que ha sido prometido.

[60]. Ella lleva a cabo el mandamiento de la Palabra en Su Nombre porque ella tiene un ASÍ DICE EL SEÑOR. Entonces la Palabra es vivificada por el Espíritu, y llega a suceder. Así como una simiente que es sembrada y regada, llega a la cosecha madura, cumpliendo su propósito.

61. Aquellos que están en la Novia hacen solamente Su Voluntad;nadie (los) puede hacer que procedan de otra manera. Si no tienen un ASÍ DICE EL SEÑOR, se quedan callados. Ellos saben que tiene que ser Dios en ellos haciendo las obras, cumpliendo Su propia Palabra. Él no completó toda Su obra cuando estuvo aquí en Su ministerio terrenal, así que ahora obra en y por medio de la Novia. Ella sabe eso, porque no era el tiempo para hacer ciertas cosas que ahora tiene que hacer; pero Él ahora a través de la Novia… (Escuchen bien:) pero Él ahora a través de la novia dará cumplimiento a esa obra que dejó para este tiempo en particular”.

Es Cristo en Espíritu Santo en medio de Su Iglesia, manifestándose en Su Iglesia y a través de Su Iglesia, cumpliendo lo que está prometido para este tiempo final.

Si ha sido prometido que habrá una Gran Carpa Catedral donde la Columna de Fuego que acompañaba a Moisés y que acompañaba a los profetas, y acompañaba a Jesús, y acompañó al reverendo William Branham, como acompañó a San Pablo y a San Pedro: conforme a la promesa la Columna de Fuego estará manifestada en el Día Postrero en Su Iglesia, en una Gran Carpa Catedral, se moverá hacia un cuartito pequeño, y allí también estará el Ángel que acompañaba al reverendo William Branham.

Por lo tanto, la Iglesia del Señor Jesucristo en el Día Postrero, en la etapa de oro (no en la séptima edad), en la Edad de Piedra Angular, tendrá, construirá ese lugar, en algún territorio donde se esté cumpliendo esa Edad de Oro.

No Asia Menor porque ya San Pablo se fue. Si fuera en el tiempo de San Pablo tenía que ser en Asia Menor la construcción de esa Gran Carpa Catedral; y si fuera en el tiempo de los otros cinco mensajeros tenía que ser en Europa; y si era en el tiempo del séptimo ángel mensajero tenía que ser en Norteamérica. Tenemos que localizar el territorio, el continente, la gente.

El reverendo William Branham escuchó los Siete Truenos, y dijo que hablaron en un idioma desconocido; desconocido para él, pero conocido para los que estaban escuchando los Siete Truenos hablando.

¿Y qué son los Siete Truenos? La Voz del Ángel Fuerte que desciende del Cielo con el Librito abierto en Su mano, y clamando como ruge un león, porque ruge como león, porque cambia de Cordero a León, de Sumo Sacerdote a Rey y Juez. Es en este tiempo final donde ocurrirá ese entrelace, ese cambio de Cordero a León, de Sumo Sacerdote a Juez y Rey.

Por lo tanto, estemos preparando, trabajando, llevando a cabo la Obra de Dios correspondiente a este tiempo final, por medio del Espíritu de Cristo en nosotros, ungiéndonos e inspirándonos y usándonos en esa labor.

Para la Iglesia del Señor Jesucristo para este tiempo final hay una bendición muy grande, una bendición tan grande que nos dará la fe para ser transformados e irnos con Cristo a la Cena de las Bodas del Cordero antes que comience la gran tribulación.

Por lo tanto, en este tiempo final los entendidos entenderán, y obrarán; porque no basta solo con entender sino con obrar; y obtendrán la Victoria en el Amor Divino, y será la victoria de Cristo con Su Iglesia.

Yo deseo irme a la Cena de las Bodas del Cordero lo más pronto posible; y yo sé que todos ustedes también. Pero no nos podemos ir sin terminar la Obra de Dios, y que Dios nos ha dado para hacer en este tiempo final. Yo tengo que hacer mi parte, y usted la parte suya; y todos juntos haremos la Obra de Dios. No la hará una sola persona, porque la Iglesia es un Cuerpo Místico de creyentes.

Por lo tanto, todos tendrán la oportunidad de ser instrumentos de Cristo para la Obra del Día Postrero, para que Cristo haga como hizo cuando Moisés dedicó el templo o tabernáculo a Dios. ¿Qué hizo? Vino a ese templo y moró en el lugar santísimo[2]. Lo mismo sucedió cuando Salomón dedicó el templo a Dios: vino Dios en la Columna de Fuego, entró a ese templo, y entonces los sacerdotes no podían ministrar[3], como pasó en el tiempo de Moisés por la presencia de Dios en el templo; entró al lugar santísimo y moró en medio de los dos querubines de oro.

Y los dos querubines de oro, al igual que los dos querubines de madera de olivo cubiertos de oro, nos hablan de los Dos Olivos. Recuerden, los dos querubines gigantes de oro, cubiertos de oro, eran de madera de olivo. Por lo tanto, todo lo que ha sido mostrado en tipos y figuras, en símbolos, se materializará en la Iglesia del Señor Jesucristo. Cuando nos habla de los Dos Olivos nos está hablando de los ministerios de Moisés y Elías que estarán manifestados en la Tierra.

Por lo tanto, estemos atentos trabajando en la Obra que Dios nos ha dado para el día de hoy, para el tiempo de hoy, para el Día Postrero, para el Día del Señor, para el sábado espiritual, que es el séptimo día milenial o séptimo milenio que ya —conforme al calendario gregoriano— comenzó, y ya estamos adentrados en ese Día Postrero. “Hasta el día de Jesucristo”, dice San Pablo[4].

“NUESTRA META (¿Cuál es?): TERMINAR LA OBRA QUE DIOS NOS DIO PARA HACER”, y eso incluye no solamente la construcción de una Gran Carpa Catedral, sino todo el trabajo que hay que llevar a cabo, todo el esfuerzo que hay que hacer para llegar a esa meta. Por eso será como le dijo Dios a Josué: “Solamente que te esfuerces y seas valiente, que no desmayes (Él dice), porque Yo estaré contigo”[5].

Así es para la Iglesia del Señor Jesucristo para este tiempo final: será una labor en donde hay que esforzarse, en donde hay que ser valiente. Y si es valiente pues no puede tener miedo.

Dios le dice a Josué: “No temas ni desmayes. No tengas miedo ni desmayes. No dejes de estar fuerte en lo que sabes que tienes que hacer. No dejes de hacer lo que tienes que hacer”. Y la promesa es que Dios estará con Josué.

Dice el reverendo William Branham que Josué representa al líder del Día Postrero (eso está por ahí)[6], y representa al Espíritu Santo. Y por consiguiente, si representa al líder del Día Postrero y representa al Espíritu Santo, pues es el Espíritu Santo en el líder del Día Postrero. Tan sencillo como eso. Para llevarnos a la tierra prometida del nuevo cuerpo, llevarnos a la tierra prometida del Reino de Dios, en lo físico, con cuerpos glorificados, e ir a la Cena de las Bodas del Cordero.

Todo eso le espera a los creyentes en Cristo en el Día Postrero al completar la meta, al terminar la Obra que Dios les ha dado para llevar a cabo en el Día Postrero.

Y para llevar a cabo la meta que Dios le ha dado para llevar a cabo la Obra del Día Postrero, aunque sea vendiendo pasteles, vendiendo tamales, vendiendo tortas o lo que sea, la Iglesia del Señor Jesucristo completará la Obra correspondiente al Día Postrero. Y si hay algo que sea más fácil para vender y que produzca más dinero, también lo hará.

Dios nos proveerá lo que tengamos que vender para producir el dinero y llevar a cabo nuestra meta. Y al terminar toda la labor, cada uno podremos decir: “Yo tengo una partecita en esa Obra de Dios que ha sido hecha”. Otro podrá decir: “Yo tengo una partecita más grande”. Ojalá que todos puedan decir: “Yo también tengo una parte más grande”. Y que todos puedan decir: “Tenemos la parte más grande de la Obra de Dios todos nosotros, porque la hemos hecho conscientes de lo que tenía que ser la Obra de Dios para el Día Postrero; la Obra de Dios en el campo espiritual y en el campo físico también”.

Porque no solamente se obra en el campo espiritual, se obra en el campo físico, basado en las cosas que no se veían, porque las cosas que se ven son hechas de las que no se veían[7]; pero están ahí en la Palabra. Luego se ven pero en letra, en Palabra de Dios; y luego se ven materializadas en la Tierra. Y todo eso se junta, y luego se dice: Eso es lo que dice aquí en la Escritura, eso es la promesa de Dios vivificada, confirmada, hecha una realidad.

Así como nosotros somos la Palabra Divina, el pensamiento de Dios hecho una realidad en una persona que tiene un nombre; eso era un pensamiento de Dios en la mente de Dios, un atributo divino. Toda promesa de Dios es un atributo divino para ser materializado en esta Tierra.

Por lo tanto, trabajemos conscientes de que el trabajo que hacemos es ASÍ DICE EL SEÑOR. Y así poder decir, cuando tengamos que decir por qué hacemos ese trabajo, decir: “Porque ASÍ DICE EL SEÑOR que haríamos en el Día Postrero”.

Les felicito por estar trabajando en la Obra de Dios del Día Postrero. Que Dios los bendiga grandemente, les prospere espiritualmente y materialmente también, y les use grandemente en Su Obra del Día Postrero; y grandes cosas Dios haga a través de cada uno de ustedes. Que las obras de Dios prometidas para el Día Postrero, las lleve a cabo a través de ustedes y también de mí, porque yo no quiero quedar fuera de ese Programa Divino.

Ha sido para mí un privilegio y bendición grande estar con ustedes; y compartir estos momentos con ustedes, hablándoles acerca de la Obra de Dios correspondiente a este tiempo final y cómo Dios la llevará a cabo a través de Su Espíritu, usando a Su Iglesia en el Día Postrero.

Así que Dios los bendiga grandemente y los use grandemente en Su Obra en este Día Postrero, conscientes de por qué hacemos las cosas en el Nombre del Señor Jesucristo: porque es una labor hecha en el Nombre del Señor Jesucristo, y para el Señor Jesucristo, para verlo a Él manifestándose en medio de Su Iglesia. Esa es la bendición más grande que tiene el cristianismo, prometida para el Día Postrero, en y lo que ocasionará la fe para el rapto y la transformación de los escogidos de Dios, y la resurrección de los creyentes en Cristo que murieron físicamente.

Estamos en el tiempo en que todos queremos ver el cumplimiento de lo que Dios ha prometido, queremos ver nuestra transformación, queremos ver la Casa de nuestro Padre celestial, queremos ir a la Cena de las Bodas del Cordero; y tenemos ASÍ DICE EL SEÑOR para trabajar en la Obra del Señor.

Así ha sido de edad en edad: la Iglesia ha trabajado con ASÍ DICE EL SEÑOR, ha trabajado con lo que Cristo, por medio de Su Espíritu, ha estado hablando en cada edad, y alrededor de esa Palabra ha trabajado.

La Palabra le ha dicho – le dice lo que tiene que hacer. Y como el Espíritu Santo le enseña a Su Iglesia, en la forma establecida por Dios, así la Iglesia aprende y trabaja.

No puedo continuar porque el próximo culto es el viernes, y no podemos adelantar el mensaje, la conferencia del viernes, sábado y domingo, en donde esperamos grandes bendiciones de parte de Dios.

Que Dios les continúe bendiciendo. Miguel, esto… Miguel como le gusta mucho el postre, como que quería postre; y para mí ha sido una bendición, porque yo también he comido el postre.

Recuerden que la Venida del Hijo del Hombre será como el relámpago que sale del oriente, ¿y para dónde viaja, y a dónde se muestra? En el occidente. En el occidente entonces es que se manifestará el Hijo del Hombre en Su Venida. Y ahí lo vamos a detener, porque ya eso corresponde al Séptimo Sello, es el Séptimo Sello.

Y el Séptimo Sello está prometido que va a ser abierto a la Iglesia del Señor Jesucristo, que los Truenos de Apocalipsis, capítulo 10, es la Voz de Cristo clamando como cuando ruge un león, hablándole a Su Iglesia en forma consecutiva (ya no a través del primer mensajero, y después el segundo mensajero), en la Edad de Oro de la Iglesia, la Edad de Piedra Angular, no habrá una cantidad de mensajeros, no habrá siete mensajeros para hablar por uno y después por otro y después por otro. Hablará consecutivamente en el Día Postrero.

Y hemos de saber cómo va a hablar: como habló en las siete edades, y se revelará como se reveló en cada edad; era la revelación de Jesucristo de edad en edad, por medio de Su Espíritu a través del mensajero de cada edad hablándole al pueblo. Por eso dice: “El que tiene oídos para oír, oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias”[8]. ¿Y cómo lo decía? A través del mensajero de cada edad.

Que Dios les bendiga y les guarde; y hasta luego, porque si seguimos queda abierto el Séptimo Sello.

Dios les bendiga y les guarde, y pasen todos buenas noches; y hasta el viernes, sábado y domingo; porque en donde estén reunidos, ahí llega la transmisión para todos.

Bueno, por aquí tenemos al misionero Miguel Bermúdez Marín para continuar o finalizar. Dios les bendiga y les guarde.

“NUESTRA META: TERMINAR LA OBRA QUE DIOS NOS DIO PARA HACER”.

[Revisión octubre 2024]

[1] San Juan 17:1-5

[2] Éxodo 40:34-35

[3] 1 Reyes 8:10-11, 2 Crónicas 5:14

[4] 1 Corintios 1:8, Filipenses 1:6

[5] Josué 1:7-10

[6] Citas, pág. 4, párr. 30

[7] 2 Corintios 4:18

[8] Apocalipsis 2:7, 2:11, 2:17, 2:29, 3:6, 3:13, 3:22

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