Muy buenos días o buenas tardes, amados amigos y hermanos, ministros, colaboradores, damas y jóvenes, jovencitas y jóvenes, y niños presentes en esta ocasión.
Que las bendiciones de Cristo, el Ángel del Pacto, sean sobre todos ustedes y sobre mí también; y nos hable directamente a nuestra alma, nos abra las Escrituras y nos abra el entendimiento para comprender. En el Nombre del Señor Jesucristo. Amén.
Leemos un pasaje que encontramos en San Lucas, capítulo 2, versos 41 en adelante, que dice:
“Iban sus padres todos los años a Jerusalén en la fiesta de la pascua;
y cuando tuvo doce años, subieron a Jerusalén conforme a la costumbre de la fiesta.
Al regresar ellos, acabada la fiesta, se quedó el niño Jesús en Jerusalén, sin que lo supiesen José y su madre.
Y pensando que estaba entre la compañía, anduvieron camino de un día; y le buscaban entre los parientes y los conocidos;
pero como no le hallaron, volvieron a Jerusalén buscándole.
Y aconteció que tres días después le hallaron en el templo, sentado en medio de los doctores de la ley, oyéndoles y preguntándoles.
Y todos los que le oían, se maravillaban de su inteligencia y de sus respuestas.
Cuando le vieron, se sorprendieron; y le dijo su madre: Hijo, ¿por qué nos has hecho así? He aquí, tu padre y yo te hemos buscado con angustia.
Entonces él les dijo: ¿Por qué me buscabais? ¿No sabíais que en los negocios de mi Padre me es necesario estar?
Mas ellos no entendieron las palabras que les habló.
Y descendió con ellos, y volvió a Nazaret, y estaba sujeto a ellos. Y su madre guardaba todas estas cosas en su corazón.
Y Jesús crecía en sabiduría y en estatura, y en gracia para con Dios y los hombres.”
Que Dios bendiga nuestras almas con Su Palabra y nos permita entenderla.
“TRABAJANDO Y OBTENIENDO ÉXITO JUNTO AL ÁNGEL DEL SEÑOR JESUCRISTO.” Ese es nuestro tema.
El Señor Jesucristo ya a los 12 años, vean ustedes, estaba con los doctores de la Ley, todas esas personas sabias en el campo del judaismo; y ellos se maravillaban de la sabiduría y del conocimiento de las respuestas que les daba Jesús en esa ocasión, esa reunión con rabinos.
Luego tuvo que irse con José y María allá a Nazaret, pero Él crecía no solamente en estatura sino en conocimiento “y en gracia para con Dios y los hombres.” O sea, que Su crecimiento no era solamente físico, sino que era en sabiduría y en gracia para con Dios y los hombres. Lo cual nos muestra que iba creciendo en el campo espiritual, iba siempre atendiendo los negocios del Padre, los negocios de Dios; “porque en los negocios de mi Padre me conviene estar,” dice Cristo; son el cumplir la Palabra prometida para aquel tiempo.
Y trabajar en esos negocios es trabajar en los negocios del Padre celestial, que es lo que Dios tiene para llevar a cabo en ese tiempo; y usa personas para cumplir lo que Él ha prometido para ese tiempo.
Y así como vemos una trayectoria de obediencia y de trabajo en el Programa Divino correspondiente para aquel tiempo, en la vida de Jesús, así también es en la Iglesia del Señor Jesucristo, en donde Cristo dijo que estaría todos los días hasta el fin del mundo: “Yo estaré con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo.” San Mateo, capítulo 28, verso 20.
Y en el capítulo 18, verso 20, de San Mateo, nos dice: “Donde estén dos o tres reunidos en mi nombre, allí yo estaré.” O sea, que Él estará con los creyentes en Él en todas las actividades, las reuniones que lleven a cabo en el Nombre del Señor y para la gloria del Señor, para los trabajos correspondientes al Programa Divino correspondiente al tiempo en que las personas están viviendo.
Hay Palabra para cada tiempo; y Cristo cumple todas esas promesas en medio de Su Iglesia y a través de Su Iglesia.
Por eso encontramos en Apocalipsis, capítulo 22, versos 16 al 17, las palabras que dicen:
“Yo Jesús he enviado mi ángel para daros testimonio de estas cosas en las iglesias. Yo soy la raíz y el linaje de David, la estrella resplandeciente de la mañana.
Y el Espíritu y la Esposa dicen: Ven. Y el que oye, diga: Ven. Y el que tiene sed, venga; y el que quiera, tome del agua de la vida gratuitamente.”
Aquí vemos a Cristo diciendo lo que Él estaría haciendo, lo que Dios estaría haciendo por medio del Ángel que vendría dando testimonio de estas cosas que han de suceder; y lo que la Iglesia estaría haciendo.
“El Espíritu Santo, el Espíritu y la Esposa, dicen: Ven, Y el que oye, diga: Ven. Y el que quiera, tome del agua de la vida gratuitamente.”
Encontramos que la Iglesia del Señor Jesucristo lo que ha estado haciendo siempre es lo que Cristo le ha dicho que haga: “Id por todo el mundo y predicad el Evangelio a toda criatura. El que creyere y fuere bautizado, será salvo; mas el que no creyere, será condenado.” (San Marcos, capítulo 16, versos 15 al 16).
Encontramos que esa labor al ser llevada a cabo, la Iglesia está trabajando en los negocios del Señor Jesucristo, que son los negocios del Padre celestial.
La Iglesia del Señor Jesucristo ha sido ordenada para ir predicando el Evangelio a todo el mundo y por todo el mundo; y el que creyere, bautizarlo: “El que creyere y fuere bautizado, será salvo; mas el que no creyere, pues será condenado.”
Así es como Dios le da la oportunidad a las personas de obtener la salvación y vida eterna: por medio de Cristo, al escuchar la predicación del Evangelio de Cristo, ungida por el Espíritu Santo en medio del cristianismo, a través de los enviados para predicar el Evangelio de Cristo.
Lo que dice el Espíritu Santo, es lo mismo que dice la Iglesia del Señor Jesucristo; porque Él dijo que estaría con nosotros todos los días hasta el fin del mundo. Él dijo también que pondría en nuestros labios lo que tenemos que hablar.
Por eso nos dice el apóstol Pablo y el apóstol Pedro, la misión que tiene la Iglesia del Señor Jesucristo para llevar el Evangelio a toda criatura. Nos enseña también, que el Evangelio, la Palabra profética, no es de particular interpretación; nos dice en el capítulo 1, versos 19 en adelante, de Segunda de Pedro:
“Tenemos también la palabra profética más segura, a la cual hacéis bien en estar atentos como a una antorcha que alumbra en lugar oscuro, hasta que el día esclarezca y el lucero de la mañana salga en vuestros corazones;
entendiendo primero esto, que ninguna profecía de la Escritura es de interpretación privada,
porque nunca la profecía fue traída por voluntad humana, sino que los santos hombres de Dios hablaron siendo inspirados por el Espíritu Santo.”
O sea que la Palabra profética, la Palabra de Dios, vino por inspiración del Espíritu Santo. Y el Espíritu Santo es Cristo en medio de Su Iglesia, como Él dijo: “Yo estaré con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo.”
En Hebreos, capítulo 1, verso 1 en adelante, nos dice:
“Dios, habiendo hablado muchas veces y de muchas maneras en otro tiempo a los padres por los profetas,
en estos postreros días nos ha hablado por el Hijo, a quien constituyó heredero de todo, y por quien asimismo hizo el universo.”
Ahí también encontramos cómo Dios por medio de Su Espíritu habló a los profetas, y a través de los profetas al pueblo.
En Zacarías, capítulo 7, nos da ciertos detalles de la forma de Dios hablar a Su pueblo; y nos dice, capítulo 7, versos 11 al 12, de Zacarías:
“Pero no quisieron escuchar, antes volvieron la espalda, y taparon sus oídos para no oír;
y pusieron su corazón como diamante, para no oír la ley ni las palabras que Jehová de los ejércitos enviaba por su Espíritu, por medio de los profetas primeros; vino, por tanto, gran enojo de parte de Jehová de los ejércitos.”
Aquí podemos ver que la forma de Dios hablar a Su pueblo es hablándole a un hombre, un profeta, un hombre con las dos consciencias juntas, ordenado por Dios desde antes de la fundación del mundo para ese propósito.
En Amós, capítulo 3, verso 7, nos dice: “Porque no hará nada el Señor Jehová sin que antes revele Sus secretos a Sus siervos Sus profetas.” O sea que la forma de Dios obrar, de hacer las cosas en medio de la raza humana, podemos ver que es por medio de instrumentos humanos como Moisés, como Isaías, como Jeremías, como Ezequiel y demás profetas.
Para tener un cuadro claro de lo que es un profeta, el cual es un hombre con las dos consciencias juntas, y por lo cual puede oír y ver en otras dimensiones cuando Dios por Su Espíritu lo mueve o le abre esas dimensiones; vean a Jeremías aquí en el capítulo 1, verso 4 en adelante, dice:
“Vino, pues, palabra de Jehová a mí, diciendo:
Antes que te formase en el vientre te conocí, y antes que nacieses te santifiqué, te di por profeta a las naciones.”
¿Ven? Un profeta es conocido por Dios, dice: “desde antes que se formase en el vientre de su madre”; y es dado por profeta desde antes de ser formado en el vientre. Es que está en la mente de Dios eternamente.
Los profetas de Dios estaban en la mente de Dios desde antes de la Creación, y también los que formarían la Iglesia del Señor Jesucristo. Todos estaban en la mente de Dios; por lo cual todos son eternos y vinieron de la eternidad. Y por eso fue necesario que Cristo viniera para redimir, para restaurar a la eterenidad, a la vida eterna, a esas personas que estaban eternamente en la mente de Dios.
Ahora podemos entender también las palabras de Cristo que dijo: “Antes que Abraham fuese, yo soy.”
Cualquier persona se preguntaría: “Pero ¿cómo este joven de un pueblito de allá de Nazaret (muchos no sabían que había nacido en Belén de Judea, pero Belén de Judea es pequeña)… y un jovencito de allá viene a enseñarnos, y después decirnos que eran antes que Abraham? ¿Cómo va a venir este jovencito a hablar en esa forma cuando nosotros sabemos que no tiene ni 50 años?”
Es que ellos no sabían quién era Jesús. Ellos no sabían que Jesucristo antes de tener Su cuerpo físico estuvo siempre con el pueblo hebreo, y era conocido como el Ángel del Pacto o Ángel de Jehová, el cual le aparecía a los diferentes hombres de Dios, profetas; el cual le apareció a Moisés en una zarza, un árbol, y le apareció en una luz.
Y cuando Moisés se acerca, le dice: “Quita el calzado de tus pies; porque el lugar en que estás, tierra santa es.” Moisés hace así y el Ángel le dice: “Yo soy el Dios de tu padre, el Dios de Abraham, de Isaac y de Jacob.” Y comienza a enumerarle las causas por las cuales le estaba apareciendo.
¿Para qué le estaba apareciendo? Para cumplir lo que le había prometido a Abraham, en el capítulo 15 del Génesis, en donde nos dice… Capítulo 15 del Génesis, versos 12 en adelante, dice:
“Mas a la caída del sol sobrecogió el sueño a Abram, y he aquí que el temor de una grande oscuridad cayó sobre él.
Entonces Jehová dijo a Abram: Ten por cierto que tu descendencia morará en tierra ajena, y será esclava allí, y será oprimida cuatrocientos años.
Mas también a la nación a la cual servirán, juzgaré yo; y después de esto saldrán con gran riqueza.
Y tú vendrás a tus padres en paz, y serás sepultado en buena vejez.
Y en la cuarta generación volverán acá; porque aún no ha llegado a su colmo la maldad del amorreo hasta aquí.”
Ahí está la Palabra profética que dice que la descendencia de Abraham sería esclava en una tierra extraña, en una tierra ajena; y esa tierra fue Egipto, a donde llegó Israel y donde fue esclavizada por cuatrocientos años; pero Dios dijo que los libertaría luego: “Y después de esto saldrán con gran riqueza.”
Unos esclavos salir ricos, eso nunca se ha visto; pero en la Biblia sí: está la historia de Israel, que por mano de Dios salieron ricos. Recuerden que la Escritura dice que Dios da el poder para hacer las riquezas.
El pueblo hebreo fue libertado, conforme a la promesa dada por Dios a Abraham; para lo cual tuvo que venir en Espíritu Santo, en la Columna de Fuego, el Ángel del Pacto, que es el Espíritu Santo (recuerden que un espíritu es un cuerpo de otra dimensión); y llama a Moisés para –a través de Moisés, de ese velo de carne– manifestarse Dios por medio de Su Espíritu en Moisés, y libertar a Israel.
Moisés no hizo milagros. El milagro más grande que hizo Moisés fue dejar que Dios lo usara. Y era Dios el que obraba todas las cosas. Dios ponía la Palabra en el corazón, la mente, el espíritu y la boca de Moisés; él hablaba, y las cosas acontecían. Era una Obra de creación. Creó los juicios que Él dijo con los cuales castigaría a la nación que tendría oprimida a Israel, el pueblo de Dios.
Encontramos esa manifestación tan grande de parte de Dios; de Dios a través de Su Espíritu, de Dios a través del Ángel del Pacto, que es el Espíritu Santo, y que es Cristo en Su cuerpo angelical. Por eso la Escritura dice que la Ley fue dada por comisión de Ángeles.
En el Monte Sinaí estaban los Ángeles de Dios, encabezados por Cristo en Su cuerpo angelical. Y Dios en Su cuerpo angelical, que es Cristo.
Ese es el misterio de Dios el Padre, y de Cristo. Dios estaba en Cristo reconciliando Consigo mismo el mundo, dice la Escritura. Era Dios en y con Su cuerpo angelical, dentro de Su cuerpo de carne llamado Jesús. Por eso Jesús podía decir: “El que me ha visto a mí, ha visto al Padre.” Estaba viendo al Padre en Su cuerpo de carne llamado Jesús.
Es un misterio grande pero sencillo para entender; porque el ser humano, siendo a imagen de Dios y semejanza de Dios, también es alma, espíritu y cuerpo. El alma equivale al Padre; el espíritu del ser humano equivale al Espíritu de Dios; y el cuerpo del ser humano equivale al cuerpo físico de Dios, que es Jesús. Tan sencillo como eso.
Por eso cuando alguien ve el cuerpo suyo, dice: “Yo vi a fulano de tal.” Y cuando las personas estaban viendo el cuerpo de Dios, físico, estaban viendo a Dios.
“El Padre y yo una cosa somos.” “El que me ha visto a mí, ha visto al Padre.” San Juan, capítulo 10, verso 30; y capítulo 14, verso 6 en adelante.
Es importante conocer estos misterios divinos para saber quién es el Dios creador de los Cielos y la Tierra, quién es el Dios en el cual creemos, quién es el Dios que nos ama y se hizo carne, y murió por nosotros en la Cruz del Calvario.
Ese mismo Dios estaría en medio de Su Iglesia todos los días, hasta el fin del mundo. ¿Y qué estaría haciendo? Cumpliendo lo que Él ha prometido para cada tiempo. Esa es la Obra de Dios en y a través de Su Iglesia.
Por esa causa podemos ver que Jesús dijo: “Yo soy la Luz del mundo; el que me sigue, no andará en tinieblas, mas tendrá la luz de la vida.” San Juan, capítulo 8, verso 12.
Pero también dice [San Mateo 5:14]: “Vosotros sois la luz del mundo.” “Lo que Cristo es (lo dice en otro lugar)… Lo que Cristo es, lo son también Sus redimidos,” Sus creyentes que forman Su Iglesia. Y por lo tanto, también Su Iglesia es lo mismo que Cristo. Cristo es la Luz, también la Iglesia es la Luz; cada creyente también es la Luz. Y así por el estilo encontramos que lo que Cristo es, también lo son los creyentes en Él.
Por ejemplo, tenemos Romanos, capítulo 8, que dice que somos herederos de Dios y coherederos con Cristo. A todo lo que Cristo es heredero, los creyentes en Cristo también son coherederos con Cristo.
Cristo es la Estrella resplandeciente de la Mañana, dice la lectura que tuvimos al principio, de Apocalipsis, capítulo 22, verso 16; y por consiguiente, la Estrella de la Mañana es la Columna de Fuego, el Ángel del Pacto. Y los creyentes son estrellas también; porque son la descendencia de Abraham como las estrellas del Cielo. Y los mensajeros de cada edad también son estrellas: las siete estrellas que están en la diestra del Señor, del Hijo del Hombre, de Cristo.
Y cuando vemos las siete estrellas en Su diestra, yo veo ocho; porque yo veo siete mensajeros y a Cristo, que es la Estrella resplandeciente de la Mañana, la Estrella mayor.
Ahora miren, ya que estamos hablando de: TRABAJANDO Y OBTENIENDO ÉXITO JUNTO AL ÁNGEL DEL SEÑOR JESUCRISTO, de etapa en etapa, a través de la trayectoria de la Iglesia del Señor Jesucristo, los creyentes en Cristo junto al mensajero de su tiempo… que es el Espíritu Santo manifestado en el instrumento que Cristo tiene para cada edad, representado en una estrella, y representado también en cada uno de esos pastores de Asia Menor, los cuales tipificaban los mensajeros de las siete edades, y las iglesias de ellos representaban las etapas por las cuales la Iglesia del Señor pasaría.
En la página 186 y 187 del libro de “Las Edades,” dice el reverendo William Branham:
“Aquí está lo que estoy tratando de decirles. La Ley de reproducción es que cada especie produzca según su propio género, según Génesis 1:11:
‘Y dijo Dios: Produzca la tierra hierba verde, hierba que dé simiente: árbol de fruto que dé fruto según su género, que su simiente esté en él, sobre la tierra: y fue así.’
Cualquier que fuera la vida que estaba en la simiente, vino en la planta y luego en el fruto. La misma ley se aplica a la iglesia hoy día. Cualquier simiente que empezó en la iglesia, vendrá y será igual a la simiente original, porque es la misma simiente. En estos últimos días la verdadera Novia-Iglesia (la Simiente de Cristo) llegará a la piedra fundamental, y ella será la super iglesia, una super raza, a medida que se acerca a Él. Ellos, que están en la Novia, serán tan igual a Él que reflejarán Su misma imagen. Esta es la manera para ser unidos con Él. Ellos serán uno. Ellos serán la mera manifestación de la Palabra del Dios viviente. Denominaciones (simiente falsa) no pueden producir esto. Ellos producirán sus credos y dogmas mezclados con la Palabra. Este cruzamiento produce un producto híbrido.
El primero hijo (Adam) era la Palabra-simiente hablada de Dios. Le fue dada una esposa para reproducirse. Para eso le fue dada la esposa, para reproducirse; para producir otro hijo de Dios. Pero ella cayó. Ella cayó por mezclarse. Ella hizo que él muriera.
Al segundo Hijo (Jesús), también una Palabra-simiente hablada de Dios, le fue dado una novia así como fue con Adam. Pero antes de que él se pudiera casar con ella, ella también había caído. Ella, como la esposa de Adam, fue puesta a prueba para ver si creería la Palabra de Dios y tendría Vida, o dudar la Palabra y morir. Ella dudó, dejó la Palabra y por eso murió.
De un grupo pequeño de la verdadera simiente de la Palabra, Dios presentará a Cristo una Novia amada. Ella es una virgen de Su Palabra. Ella es una virgen porque no conoce ningún credo ni dogma hecho por el hombre. Por y a través de los miembros de la Novia será cumplido todo lo prometido por Dios que habría de ser manifestado en la Virgen.”
Por medio de la Iglesia-Virgen, por medio de la Iglesia-Novia, dice: “A través de los miembros de la Novia será cumplido todo lo prometido por Dios que habría de ser manifestado en la Virgen (en la Iglesia).” O sea, que Dios por medio de Su Espíritu va a usar instrumentos del mismo Cuerpo Místico, de Su Iglesia, a través de los cuales va a cumplir Sus promesas.
“Los miembros de la Novia-Virgen le amarán y ellos tendrán Sus virtudes, porque Él es su cabeza y todo poder le pertenece. Ellos están sujetos a Él, así como los miembros de nuestros cuerpos están sujetos a nuestra cabeza.
Note la armonía entre el Padre y el Hijo. Jesús nunca hizo nada sin que primeramente le fuese mostrado del Padre (Juan 5:19). Esta armonía ahora habría de existir entre el Novio y la Novia (o sea, entre Cristo y Su Iglesia). Él le enseña a ella Su Palabra de Vida, ella la recibe y nunca la duda. Así que nada la puede dañar, ni aun la muerte. Porque si la simiente fuere sembrada, el agua la hará brotar de nuevo. Aquí está el secreto de esto: la Palabra está en la Novia (así como estuvo en María). La Novia tiene la mente de Cristo porque ella sabe lo que Él quiere que se haga con la Palabra. Ella lleva a cabo el mandamiento de la Palabra en Su Nombre porque ella tiene un ASÍ DICE EL SEÑOR. Entonces la Palabra es vivificada por el Espíritu (o sea, la Palabra es hecha una realidad), y llega a suceder. Así como una simiente que es sembrada y regada, llega a la cosecha madura, cumpliendo su propósito.
Aquellos que están en la Novia hacen solamente Su Voluntad; nadie puede hacer que procedan de otra manera. Si no tienen un ASÍ DICE EL SEÑOR, se quedan callados. Ellos saben que tiene que ser Dios en ellos haciendo las obras, cumpliendo Su propia Palabra.”
Y ahora escuchen: “Él no completó toda Su obra cuando estuvo aquí en Su ministerio terrenal, así que ahora obra en y por medio de la Novia. Ella sabe eso, porque no era el tiempo para hacer ciertas cosas que ahora tiene que hacer; pero Él ahora a través de la Novia dará cumplimiento a esa obra que dejó para este tiempo en particular.”
O sea, que las cosas que han sido prometidas que Dios va a hacer, las vamos a ver siendo hechas por la Iglesia del Señor Jesucristo a través de los miembros de la Iglesia del Señor Jesucristo.
Algo grande vamos a ver; y de seguro va a ser el Séptimo Sello, de seguro va a ser todo lo que ha sido prometido que Él hará en este tiempo final. ¿Y dónde lo vamos a ver? En medio de la Iglesia del Señor Jesucristo, en el tiempo final, en el cual estamos viviendo.
Por eso es que Dios le dijo al reverendo William Branham: “De esto no digas nada. La Tercera Etapa hablará por sí misma.” O sea, que lo que estará sucediendo durante la Tercera Etapa será exactamente lo que Dios le reveló al reverendo William Branham que Dios va a hacer en la Tercera Etapa.
O sea, que las personas van a ver el cumplimiento de la Tercera Etapa y dirán: “¿Y esto, qué está pasando?” Pues eso es lo que fue prometido que sería la Tercera Etapa, y que Dios haría en la Tercera Etapa. Y la Tercera Etapa se cumplirá en una Gran Carpa-Catedral, dijo el reverendo William Branham. Y eso va a indicar el rumbo del Espíritu de Dios en el Día Postrero.
¿Hacia dónde se habrá movido el Espíritu Santo en el Día Postrero? Porque Él viene moviéndose desde Israel, Medio Oriente, Asia Menor, Europa, Norteamérica; y en Norteamérica no se cumplió la Visión de la Carpa. En algún lugar se tiene que cumplir, hacia donde se haya movido el Espíritu Santo, Cristo en Espíritu Santo. Y por consiguiente, hacia donde se haya movido estará la revelación de la Palabra para el Día Postrero y el pueblo que estará haciendo aquello que está prometido que será hecho por Cristo a través de Su Iglesia en el Día Postrero. Y por consiguiente, podrán decir que están trabajando y obteniendo éxito junto al Ángel del Señor Jesucristo.
El Ángel del Pacto se moverá y cumplirá esas promesas. Hacia donde veamos que se estarán cumpliendo esas promesas será el territorio donde y hacia donde se haya movido Cristo en Espíritu Santo en el Día Postrero.
Y esas personas tendrán el éxito de Cristo en medio de ellos. No importa que sean perseguidos o mal entendidos por la gente, como fue Cristo mal entendido por el pueblo; pero eso no importa. Lo importante es que la Iglesia del Señor Jesucristo en el Día Postrero estará en la etapa más importante de toda su historia: la etapa en donde va a recibir la fe para ser transformados y llevados con Cristo a la Cena de las Bodas del Cordero; porque con estos cuerpos físicos como los tenemos, no podemos irnos en el rapto, tenemos que ser transformados.
Y por eso fue dicho que la Iglesia del Señor Jesucristo va a recibir la fe para ser transformados y raptados; y que la fe para el rapto está y la darán los siete truenos de Apocalipsis, capítulo 10, que es la Voz de Cristo como León; no como Cordero, como León, clamando como cuando un león ruge y siete truenos emitiendo sus voces.
El contenido de esos Truenos será la revelación para la Iglesia del Señor Jesucristo del Día Postrero; y esa revelación será la que le dará la fe para ser transformados y llevados con Cristo a la Cena de las Bodas del Cordero. Y la revelación de los Siete Truenos revelarán el misterio del Séptimo Sello, la Voz de Cristo como León revelará en medio de Su Iglesia el misterio del Séptimo Sello, de Apocalipsis, capítulo 8, que es el misterio de Su Venida a Su Iglesia y por Su Iglesia.
Luego, después, también habrá la Venida del Señor después de la gran tribulación, y vendrá con Su Iglesia para el establecimiento del Reino Milenial. Pero antes de eso, la Venida de Cristo a Su Iglesia (que ha sido un misterio), será lo que le dará la fe para ser transformados y raptados con Cristo, para ir a la Cena de las Bodas del Cordero.
No hay otra forma para obtener la fe para transformación y rapto. La fe para transformación y rapto la darán los Siete Truenos; y los Siete Truenos dan la revelación del Séptimo Sello; y el Séptimo Sello es la Venida del Señor a Su Iglesia.
Bajo la Voz de los Siete Truenos, que es la Voz de Cristo hablando en medio de Su Iglesia en forma consecutiva…; no como habló de los días de los apóstoles hacia acá, que vino hablando entre los gentiles: a través de San Pablo habló el Espíritu Santo para la primera edad de la Iglesia entre los gentiles, luego habló a través de otro mensajero para una segunda edad, luego habló a través de otro mensajero para una tercera edad, luego habló a través de otro mensajero para una cuarta edad, luego habló a través de otro mensajero para una quinta edad, luego habló a través de otro mensajero para una sexta edad. Cinco etapas en Europa. Y luego el Espíritu Santo vuela, pasa a Norteamérica, y para la séptima edad de la Iglesia habla a través del reverendo William Branham, esa es la Voz de Dios para la séptima edad.
Y luego llegamos a la etapa de oro de la Iglesia, la Edad de Piedra Angular, en donde Cristo continuará hablando; ahí hablará en forma consecutiva. O sea que no habrá…, no se detendrá, sino consecutivamente; y eso será primer trueno, y de ahí consecutivamente el segundo, luego viene el tercero, el cuarto, el quinto, el sexto, el séptimo trueno; y con la Voz de Cristo hablando en esa forma consecutiva nos abrirá los misterios que todavía no estén abiertos, y sobre todo el misterio del Séptimo Sello, el misterio de la Venida de Cristo a Su Iglesia, que nos dará la fe para ser transformados y raptados.
Y todo eso será en y la Tercera Etapa siendo manifestada; en donde hay muchas cosas que estará sucediendo, cada una en su momento correspondiente, sin adelantarnos, pero tampoco sin atrasarnos.
Y en medio de la Iglesia del Señor Jesucristo se cumplirá la Visión de la Carpa que vio, que le fue mostrada al reverendo William Branham, en donde la Tercera Etapa estaría manifestada.
Cuando él vio esa Gran Carpa-Catedral… Recuerden: no era de él, él fue llevado a ese lugar; y dice que la Tercera Etapa está en un idioma desconocido, desconocido para él; pero será conocido para los que estén allí.
Y para estar allí lo único que hay que prender es el televisor en el país que esté, y ahí estamos. Por eso cada ministro estará preparándose con su congregación para esa etapa también, y estará respaldando todos los proyectos que correspondan a este tiempo final en el Programa Divino, para que se haga una realidad toda promesa que Cristo ha hecho para Su Iglesia. Y así es como estaremos trabajando siempre y obteniendo el éxito junto al Ángel del Señor Jesucristo.
Por lo tanto, adelante trabajando todos, cada día con más ánimo. Nunca deje caer el ánimo. Siempre con ánimo, sabiendo que cada día, semana, mes o año que pasa, es un año más cerca de nuestra transformación.
Queremos que todos sean galardonados por Cristo cuando llegue el momento; para lo cual tenemos que estar ¿cómo? Trabajando. Trabajando en la Obra del Señor siempre; porque nuestro trabajo en el Señor no es en vano. (Primera de Corintios, capítulo 15, verso 58).
Siempre la Escritura habla de galardones de parte de Dios para los creyentes en Él, que trabajan en Su Programa, en Su Obra.
Tenemos que saber estas cosas para saber el porqué Cristo dijo: “Haced tesoros (¿dónde?) en los cielos.” Nuestro tesoro estará donde esté (¿qué?) nuestro corazón.
Y por ser ciudadanos celestiales, por medio de nacer del Cielo, nacer de nuevo…, aunque tenemos la ciudadanía terrenal que tampoco la hemos rechazado, tenemos también la ciudadanía celestial, que es la más importante. Y como ciudadanos celestiales en el campo espiritul, trabajamos en las cosas celestiales en el Programa Divino, y almacenamos tesoros en el Cielo.
Y tenemos que pensar como le dijo Dios a Moisés: “Que no dejen, que no quede ni una uña; ni una uña ni de los animales allá en Egipto.” O sea, que los va a sacar ricos y no va a quedar ni una uña; eso, pues, ni una uña del ganado.
Y Dios va a sacar a los creyentes en Él, de las diferentes edades y de nuestro tiempo (por supuesto), ricos; porque habremos almacenado en el Cielo nuestro tesoro.
Ya sabemos cómo hacer tesoros en el Cielo: trabajando en la Obra del Señor; “porque en los negocios de mi Padre me conviene estar,” dijo Cristo; y nosotros decimos: En los negocios de nuestro Señor Jesucristo, que es nuestro Padre espiritual…, somos descendientes de Cristo en el campo espiritual, Él es el segundo Adán, de la descendencia del segundo Adán somos nosotros. Ya hemos obtenido el nacimiento espiritual, hemos obtenido el cuerpo angelical teofánico, y nos falta la parte física, que vendrá con la transformación, en donde obtendremos un cuerpo igual al de Jesucristo, eterno, inmortal, incorruptible y glorificado como el que Él tiene. Todo eso es lo que Cristo tiene para mí, ¿y para quién más? Para cada uno de ustedes.
Por lo tanto, continuemos “TRABAJANDO Y OBTENIENDO EL ÉXITO JUNTO AL ÁNGEL DEL SEÑOR JESUCRISTO.”
Que Dios les bendiga y les guarde. Y nos veremos mañana, Dios mediante, en la mañana.
Dejo con ustedes al reverendo Patricio Lara.
“TRABAJANDO Y OBTENIENDO ÉXITO JUNTO AL ÁNGEL DEL SEÑOR JESUCRISTO.”