Muy buenos días, amables amigos y hermanos presentes, y los que están en diferentes naciones, ministros, colaboradores, y hermanos y hermanas creyentes en Cristo. Que las bendiciones de Cristo, el Ángel del Pacto, sean sobre todos ustedes y sobre mí también. En el Nombre del Señor Jesucristo. Amén.
A todos los Activistas por la Paz quiero agradecerles nuevamente por el respaldo a los trabajos de la Embajada Mundial y por el apoyo en las redes sociales. Los invito a visitar esta semana mi blog, donde tenemos un nuevo video que habla sobre las personas de bien que contribuyen al crecimiento de la familia humana; y estaré publicando el artículo: “La educación en el corazón del ser humano.”
A continuación estaremos viendo el video, el resumen del Foro Internacional “Educando para No Olvidar – El Holocausto, paradigma del genocidio,” llevado a cabo en la ciudad de Caracas; y el informe sobre la actividad realizada en la comunidad judía residente en Venezuela.
[Presentación de los videos-documentales]
Ahora pasaremos a la segunda parte, donde tendremos al doctor Miguel Bermúdez Marín presentándonos el proyecto que a continuación escucharemos y veremos sobre esta campaña que está iniciando la Gran Carpa-Catedral, y también veremos un video con los trabajos de la construcción de la Gran Carpa-Catedral.
[Presentación de los videos-documentales]
Ya hemos estado viendo los trabajos que se están llevando a cabo en la construcción de la Gran Carpa-Catedral; y hemos visto que están muy avanzados porque ustedes que están presentes, y en otras naciones, han estado respaldando el proyecto de la construcción de la Gran Carpa-Catedral. Y escuchamos al misionero, doctor Miguel Bermúdez Marín, con el proyecto que tiene para con todos los ministros e iglesias, de hacer un esfuerzo mayor para que se avance la construcción de la Gran Carpa-Catedral, y así se cubran todas las necesidades que hay para completar el proyecto de la Gran Carpa-Catedral.
Hemos visto también cómo se han llevado a cabo los trabajos, los proyectos de la Embajada Mundial de Activistas por la Paz, y vimos el éxito que se ha estado teniendo en la Embajada de Activistas por la Paz.
Para esta ocasión leemos en Proverbios, capítulo 4, verso 20 al 23, que nos dice:
“Hijo mío, está atento a mis palabras;
Inclina tu oído a mis razones.
No se aparten de tus ojos;
Guárdalas en medio de tu corazón;
Porque son vida a los que las hallan,
Y medicina a todo su cuerpo.
Sobre toda cosa guardada, guarda tu corazón;
Porque de él mana la vida.”
Y Hebreos, capítulo 4, verso 12, dice:
“Porque la palabra de Dios es viva y eficaz, y más cortante que toda espada de dos filos; y penetra hasta partir el alma y el espíritu, las coyunturas y los tuétanos, y discierne los pensamientos y las intenciones del corazón.”
Que Dios bendiga nuestras almas con Su Palabra y nos permita entenderla. Nuestro tema para esta ocasión es: “DEL CORAZÓN MANA LA VIDA.”
La ciencia ha descubierto lo que la Biblia ya decía desde el Génesis hasta el Apocalipsis: que el corazón tiene cerebro, piensa, tiene neuronas; y dice… Me escribió la Dra. Nelly Fuentes, psiquiatra de allá del Perú, me pasa esta informacion que dice:
“Ha surgido una nueva especialidad médica que se llama Neurocardiología; porque se ha comprobado que el corazón tiene más de cuarenta mil neuronas iguales que las del cerebro de la cabeza que tiene cien mil millones de neuronas (o sea, el cerebro de la cabeza tiene cien mil millones, y el del corazón tiene cuarenta mil neuronas).”
Lo leo de nuevo: “Porque se ha comprobado que el corazón tiene más de cuarenta mil neuronas iguales a las del cerebro que tiene cien mil millones de neuronas; y posee una red tupida y perpleja de neurotransmisores, proteínas y células de apoyo.” Y sigue explicando sobre esta información que dan los que están haciendo este estudio.
El corazón, vean lo que dice Génesis, capítulo 6, verso 5:
“Y vio Jehová que la maldad de los hombres era mucha en la tierra, y que todo designio de los pensamientos del corazón (los pensamientos ¿de que? no de la cabeza, sino del corazón) de ellos era de continuo solamente el mal.”
Ese era el pensamiento del corazón del mundo antediluviano, exceptuando a Noé y su ascendencia que buscaban a Dios.
También nos dice la Escritura en San Lucas, capítulo 24, verso 38, luego de Él resucitar y aparecerle a Sus discípulos en diferentes ocasiones… En esta ocasión que se les apareció, dice capítulo 24, verso 36 en adelante:
“Mientras ellos aún hablaban de estas cosas, Jesús se puso en medio de ellos, y les dijo: Paz a vosotros.
Entonces, espantados y atemorizados, pensaban que veían espíritu.
Pero él les dijo: ¿Por qué estáis turbados, y vienen a vuestro corazón estos pensamientos?”
Vean, los pensamientos que venían al corazón de los discípulos del Señor Jesucristo… Así como vienen pensamientos a la mente, vienen pensamientos al corazón; porque tanto el cerebro acá, piensa, y el corazón también piensa.
La torre de control del espíritu es el cerebro, acá en la cabeza; y la torre de control del corazón – y la torre de control del alma es acá: el corazón. Y acá está pensando el espíritu de la persona, y acá está pensando el alma de la persona.
Por eso cuando se le da la oportunidad a las personas que reciban a Cristo, en muchos lugares se dice: “Dale tu corazón a Cristo, tu alma.” Y por eso también dice que “la fe viene por el oír la Palabra,” y que “con el corazón se cree para justicia, pero con la boca se confiesa para salvación”; porque la boca está expresando ¿qué? Lo que creyó la persona, que es alma viviente, acá en el corazón.
En una ocasión el reverendo William Branham dijo que los científicos, la ciencia médica había descubierto un lugar, un espacio en el corazón, que no sabía qué función llevaba a cabo; y el reverendo William Branham dijo: “Ese es el lugar del alma.”
La Escritura nos dice que Jesús conocía los pensamientos del corazón de las personas. Vean, capítulo 9 de San Lucas, verso 46 en adelante, dice:
“Entonces entraron en discusión sobre quién de ellos sería el mayor.”
Porque todo el mundo quiere ser el mayor en el Reino de Dios, y los discípulos de Jesucristo también eran así, cada uno quería ser el mayor.
Por eso en una ocasión vino la madre de Jacobo y Juan a donde Jesús, por ahí por el capítulo 20, verso 20 en adelante… Les voy a dar la cita correctamente: Capítulo 20, verso 20 en adelante, de San Mateo. Ahí está la ocasión cuando la madre de Jacobo y Juan vino con sus hijos para decirle… Él le pregunta: “Mujer, ¿qué deseas?” Y ella le dice: “Que estos dos hijos míos, en Tu Reino estén el uno a Tu derecha y el otro a Tu izquierda.”
O sea, que todo lo que Cristo haría, ellos serían los instrumentos a través de los cuales Cristo lo llevaría a cabo. Si iba a hacer algo, mandaba a Juan; y la diestra representa el poder. Y si iba a hacer otra cosa que le correspondía al de la izquierda, mandaba a Jacobo.
Recuerden que ellos fueron los que en una ocasión, cuando en Samaria no quisieron recibir a Cristo y a Sus discípulos, Jacobo y Juan le dicen al Señor Jesucristo: “¿Quieres que mandemos a descender fuego del cielo como lo hizo Elías?, ¿quieres que mandemos descender fuego del cielo sobre Samaria (o sea, para quemarlos)?” Jesús les dice: “Ustedes no saben de qué espíritu son.”
Eso le toca al ministerio de Moisés y Elías, conforme a Apocalipsis, capítulo 11, versos 1 al 14; porque fue el profeta Elías el que mandó a descender fuego del cielo; sabe ese ministerio cómo llevar a cabo esa labor.
[San Lucas 9:46]: “Entonces entraron en discusión sobre quién de ellos sería el mayor.
Y Jesús, percibiendo los pensamientos de sus corazones (¿Ven? El mismo Cristo dice que el corazón piensa), tomó a un niño y lo puso junto a sí,
y les dijo: Cualquiera que reciba a este niño en mi nombre, a mí me recibe; y cualquiera que me recibe a mí, recibe al que me envió; porque el que es más pequeño entre todos vosotros, ése es el más grande.”
Vean cómo dice la Escritura que Cristo conocía los pensamientos del corazón de Sus discípulos, y por consiguiente también los pensamientos del corazón de todas las personas.
El capítulo 2, verso 35 de San Lucas, aquí hablando Simeón (y más adelante Ana), entre las cosas que dice acerca del niño que estaba siendo presentado en el templo, dice: Capítulo 2, verso 34 en adelante:
“Y los bendijo Simeón, y dijo a su madre María: He aquí, éste está puesto para caída y para levantamiento de muchos en Israel, y para señal que será contradicha
(y una espada traspasará tu misma alma), para que sean revelados los pensamientos de muchos corazones.”
La Escritura, antes de los científicos descubrir que el corazón pensaba así como piensa el cerebro, ya la Biblia lo decía. El libro más científico es la Biblia.
La Escritura nos dice que Dios creó al ser humano a Su imagen y semejanza: Génesis, capítulo 1, verso 26 al 28; y Génesis, capítulo 2, verso 7. Y así como Dios es Padre, Hijo y Espíritu Santo, el ser humano es alma, espíritu y cuerpo.
En Primera de Corintios, capítulo 2, nos dice, verso 9 en adelante, dice:
“Antes bien, como está escrito:
Cosas que ojo no vio, ni oído oyó,
Ni han subido en corazón de hombre,
Son las que Dios ha preparado para los que le aman.
Pero Dios nos las reveló a nosotros por el Espíritu; porque el Espíritu todo lo escudriña, aun lo profundo de Dios.
Porque ¿quién de los hombres sabe las cosas del hombre, sino el espíritu del hombre que está en él?”
El espíritu del hombre, del ser humano, es el que conoce las cosas que están dentro del hombre; o sea, las cosas que están en el corazón, los pensamientos del corazón de la persona, que son los pensamientos del alma de la persona en y a través del corazón (la torre de control del alma de la persona).
“Así tampoco nadie conoció las cosas de Dios, sino el Espíritu de Dios.”
Para conocer las cosas de Dios es por medio del Espíritu de Dios, el Espíritu Santo, que es el Ángel del Pacto, Cristo, el Ángel del Pacto, el cuerpo angelical o teofánico de Dios. Por eso Él decía: “Antes que Abraham fuese, yo soy.” San Juan, capítulo 8, versos 56 al 58.
Para conocer a Dios hay que conocer lo que es el ser humano: alma viviente; y por consiguiente, ahí están los pensamientos del ser humano. Por eso dice Cristo que del corazón salen los malos pensamientos del ser humano, como también los buenos pensamientos del ser humano.
Así como piensa el ser humano en su corazón, Dios también; porque la Escritura nos dice en muchas ocasiones, que a Dios le pesó hacer al ser humano, le dolió en Su corazón. Habíamos leído Génesis, capítulo 6, verso 5; ahora vamos a leer capítulo 6, verso 5 al 7, donde dice:
“Y vio Jehová que la maldad de los hombres era mucha en la tierra, y que todo designio de los pensamientos del corazón de ellos era de continuo solamente el mal.
Y se arrepintió Jehová de haber hecho hombre en la tierra, y le dolió en su corazón.”
Y en el libro de Reyes, capítulo… hablando de David… Samuel, capítulo 13, verso 14 dice… 13 al 14 del capítulo 13 de Primera de Samuel, versos 13 al 14, dice:
“Entonces Samuel dijo a Saúl: Locamente has hecho; no guardaste el mandamiento de Jehová tu Dios que él te había ordenado; pues ahora Jehová hubiera confirmado tu reino sobre Israel para siempre.
Mas ahora tu reino no será duradero. Jehová se ha buscado un varón conforme a su corazón, al cual Jehová ha designado para que sea príncipe sobre su pueblo, por cuanto tú no has guardado lo que Jehová te mandó.”
Y ahora, vean cómo nos dice Samuel que Dios había buscado un varón, que era David, un varón conforme al corazón ¿de quién?, de Dios. En los pensamientos del corazón de Dios, vean, estaba David; y por medio del Ángel del Pacto esos pensamientos del corazón pasaron al Espíritu de Dios, que es el Ángel del Pacto, que es Cristo; y de ahí se materializaron en David. O sea, que Cristo, el Ángel del Pacto, hizo realidad el pensamiento del corazón de Dios.
Así también, por cuanto el ser humano es a imagen y semejanza de Dios, los pensamientos del corazón, del alma de la persona, para materializarse pasan al espíritu de la persona; y el espíritu de la persona, a través de su cuerpo físico y sus diferentes canales que tiene el cuerpo, los cinco sentidos (vista, olfato, tacto, oído y gusto), hacen la labor de la materialización de todos esos pensamientos.
Pero recuerden que son los pensamientos del corazón de la persona, que pasan del corazón a la mente, pasan del alma al espíritu de la persona; y por medio de los diferentes sentidos del espíritu (que son: imaginación, razón, conciencia, memoria y afecto) los hace manifiesto, pero todavía sin materializarse; y los pasa al cuerpo. Y a través del cuerpo comienza a llevar a cabo la labor para materializar esos pensamientos del corazón, del alma de la persona, que están en la torre de control: el corazón de la persona; y pasan al espíritu de la persona, y por consiguiente a la torre de control de la persona (que es la mente, el cerebro); y de ahí al cuerpo, para materializar lo que haya pensado: sea bueno o sea malo.
Por eso hay que cuidar bien el corazón; “porque de él mana la vida.” Con el corazón se cree o se duda. “Con el corazón se cree para justicia, y con la boca se confiesa para salvación (para obtener la vida eterna).” [Romanos 10:10]. La fe que sale de acá del corazón, del alma. Y por eso es que el alma tiene un solo sentido, que es el libre albedrío: para creer o dudar; para ser, por consiguiente, un creyente manifiesto o un incrédulo manifiesto o manifestado.
Pero del corazón sale todo eso para el espíritu de la persona, en la mente de la persona se manifiesta; y de ahí sale para el cuerpo de la persona, para manifestarse a través de los sentidos del cuerpo.
Los sentidos del cuerpo son para hacer y tener contacto con esta dimensión terrenal, y todas las cosas que tienen que ver con esta vida terrenal; y los sentidos del espíritu son para hacer contacto con el mundo espiritual, las cosas intangibles, y pasarlas a ser tangibles por medio de la acción a través del cuerpo de la persona, usando los diferentes sentidos.
Y el libre albedrío: para creer o dudar, para creer a Dios o no creer a Dios. Para hacer contacto con Dios el sentido del libre albedrío lo tiene la persona, para aceptarlo como su Salvador, para aceptarlo como su amigo, para aceptar Su Palabra, para aceptar la bendición de la salvación y vida eterna, la redención del alma de la persona.
Recuerden que lo que es en realidad la persona es alma viviente; eso es lo mayor que está en el ser humano, así como Jesús dijo: “Mi Padre mayor es que yo.” [San Juan 14:28]
El alma de la persona es mayor que el cuerpo físico y es mayor que el espíritu de la persona; porque el espíritu de la persona es un cuerpo espiritual de otra dimensión, y el cuerpo físico es un cuerpo de carne perteneciente a esta dimensión.
Y así el cuerpo angelical de Dios es el Ángel del Pacto, el Espíritu Santo, Cristo en Su cuerpo angelical, el Verbo que era con Dios y era Dios; y se hizo carne y habitó entre los seres humanos, y fue llamado Jesús.
El cuerpo físico tangible, humano, de carne, es Jesucristo en Su cuerpo físico, el cual ya está glorificado.
Ahora podemos ver el paralelo que hay entre Dios y el ser humano.
Es importante saber que el ser humano integral es alma, espíritu y cuerpo; y se educa para el cuerpo: las cosas manuales; se educa para el espíritu: las cosas que son intangibles, la educación; pero que las va acumulando en su mente, y cada día el ser humano es más sabio, tiene mayor conocimiento.
Busquen un televisor de los primeros diez años en que salieron, y compárelo con un televisor de este año, y verá que es diferente: Antes era un cajón grande y ahora es algo plano y con más calidad, y gasta menos energía eléctrica, y daña menos la radiación que emite.
Busquen un teléfono de los primeros diez años en que salieron y ustedes verán que eran algo grande (y eso son los celulares). El que era de la casa era con una maniguetita, como los carros también (los primeros), que eran con manigueta que los encendían; ahora los encienden con una llave que puede ser digital o con la voz.
¿Ven? Cada día el ser humano se hace más sabio en su espíritu, ¿por medio de qué? De la educación.
Pero para el alma: “No sólo de pan vivirá el hombre sino de toda Palabra que sale de la boca de Dios.” Deuteronomio, capítulo 8, verso 1 en adelante; y San Mateo capítulo 4, verso 4; y San Lucas, capítulo 4, verso 4 también, que son las palabras de Cristo que dijo: “No sólo de pan vivirá a el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios.”
Con la Palabra de Dios es que viene la educación para el alma de la persona; la cual y en la cual nace la fe de Dios en su alma, en su corazón, y de ahí sale para el espíritu, va a su mente del cerebro y de ahí al cuerpo para accionar y llevar a cabo lo que le corresponde
El ser humano siendo a imagen y semejanza de Dios, veremos que tiene cualidades que no están en los animales sino en Dios; porque el ser humano viene de Dios, es la corona de la Creación, y por consiguiente es lo más importante que Dios tiene. Y del alma mana la vida.
“Con el corazón se cree para justicia y con la boca se confiesa para salvación.” “Mis ovejas oyen mi Voz, y me siguen, y yo les doy vida eterna.” Y “no vendrán a condenación, mas han pasado (¿de qué?) de muerte a vida.” Han pasado de muerte a vida: a vida eterna.
“Mis ovejas oyen mi Voz, y me siguen, y yo las conozco, y yo les doy vida eterna; y no perecerán jamás (o sea, que vivirán eternamente). Mi Padre que me las dio es mayor que todos, y nadie las puede arrebatar de la mano de mi Padre.” [San Juan 10:27]
Éramos un pensamiento divino, hecho realidad física en el tiempo que nos toca vivir; y todavía falta más: falta que seamos hechos realidad física en un cuerpo glorificado. Todo eso estaba en la mente de Dios. Por eso es que los hijos de Dios son eternos, porque estaban eternamente en Dios como un pensamiento divino, un atributo divino.
Así como el ser humano actúa (el cual es alma viviente), actúa por medio de su espíritu, y de su espíritu pasa al cuerpo para llevar a cabo las cosas terrenales; Dios por medio de Su Espíritu, a Su Espíritu Él pasa, o el Espíritu de Dios obtiene todo eso que está en Dios, pasa al Espíritu de Dios, al Espíritu Santo, a Cristo, el Ángel del Pacto; y Él se encarga, ungido por Dios, de llevar a cabo la labor correspondiente. Lo que Dios va a hacer: lo habla.
Y la Creación la habló a existencia por medio de Cristo el Ángel del Pacto, Cristo en Su cuerpo angelical, el Ángel del Pacto. Dice que por Él y para Él fueron creadas todas las cosas. Hebreos, capítulo 1, verso 1 al 3; y Colosenses, capítulo 1, versos 13 al 25.
El cuerpo angelical de Dios estaba en Dios, y de Dios salió en forma de una luz, la cual se formó en un Hombre de otra dimensión: el Verbo, el Espíritu Santo; y aparece en forma de luz o en forma de Ángel, desde el Génesis hasta el Apocalipsis.
Y eso es Cristo, el cual le apareció a San Pablo en aquella Columna de Fuego, aquella Luz más fuerte que el sol, y le dijo: “Saulo, Saulo ¿por qué me persigues? Dura cosa es dar coces contra el aguijón.” Saulo sabiendo que Ése era Dios le dice: “¿Señor, quién eres?” Y el Señor le dice: “Yo soy Jesús, a quien tú persigues.”
Era Cristo en la Columna de Fuego, aquella Luz que aparecía a los profetas del Antiguo Testamento, aquella Luz a través de la cual Dios creó todas las cosas. Era el Verbo que era con Dios y se había hecho carne y había venido en medio del pueblo hebreo, y el Día de Pentecostés se derramó sobre ciento veinte creyentes en Él; y siguió haciéndolo así a medida que venían a los Pies de Cristo y eran bautizados en agua en el Nombre del Señor, y Cristo los bautizaba con Espíritu Santo y Fuego, y producía en ellos el nuevo nacimiento. Y así nacían hijos e hijas de Dios en el Reino de Dios: por medio del nuevo nacimiento.
“DEL CORAZÓN MANA LA VIDA.” Por eso “la fe viene por el oír,” porque la persona tiene libre albedrío para creer o no creer; y cuando escucha la predicación del Evangelio de Cristo: nace la fe, cree y lo recibe como Salvador, dando testimonio público de su fe en Cristo, para salvación y vida eterna.
Del corazón del ser humano mana la vida, así como vemos que también el corazón es el que bombea la sangre por todo el cuerpo, dándole vida a todas las células del cuerpo todos los días.
Si el corazón deja de trabajar, no sigue manando la vida, sino que se detiene la vida de la persona. Así también es el campo espiritual para la persona que cree en Cristo: de ahí surge la vida eterna para recibir a Cristo como su Salvador.
Y así como de Dios, que es el Alma eterna viviente, el Eterno y Creador de toda Su Creación…; de Él manó y mana la Vida, de Él manó Cristo en Su cuerpo angelical, Cristo en la Columna de Fuego; y de ahí manó la vida, vino a existencia toda la Creación. Por eso Él es el principio de la Creación de Dios. Él le da a la Creación original – la Creación, le da el principio a la Creación, es el principio de la Creación, la cual la ciencia ha estado buscando y no sabe cuál es el origen y principio de la Creación.
Y todo es Dios por medio de Cristo, el Ángel del Pacto; así como la vida nuestra en la Tierra es la persona (que es alma viviente) por medio del espíritu que tiene en su cuerpo, y manifestándose a través de su cuerpo físico por medio de los diferentes canales o sentidos que tiene el cuerpo físico y que tiene el espíritu de la persona.
“DEL CORAZÓN MANA LA VIDA.” Por lo tanto, “sobre toda cosa guardada, guarda tu corazón; porque de él mana la vida.”
Así como en el corazón está la sangre que le da vida al cuerpo, tiene que estar la Sangre de Cristo aplicada en nuestro corazón por medio de la Vida de la Sangre, que es el Espíritu Santo (el Espíritu de la Sangre, el Espíritu Santo, el Espíritu de la Sangre de Cristo), para darle vida eterna al corazón; y del corazón, que corra por todo nuestro ser, nuestra alma, nuestro corazón, nuestro espíritu, todo nuestro ser; o sea, en el ser humano integral.
Para que la vida eterna mane del corazón de la persona, tiene que venir la vida eterna a su corazón, que es Cristo, recibiéndolo como único y suficiente Salvador. Él dijo: “Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí.” [San Juan 14:6]
Si hay alguna persona que todavía no ha recibido a Cristo como Salvador, lo puede hacer en estos momentos, y estaremos orando por usted para que Cristo le reciba en Su Reino, le perdone, y con Su Sangre le limpie de todo pecado, sea bautizado en agua en Su Nombre, y Cristo le bautice con Espíritu Santo y Fuego, y produzca en usted el nuevo nacimiento; para lo cual puede pasar al frente, y estaremos orando por usted.
Y en cada país y en cada iglesia pueden también pasar al frente para que Cristo les reciba en Su Reino y les dé vida eterna.
El propósito de la predicación del Evangelio de Cristo es que la fe de Cristo nazca en el alma de la persona, reciba a Cristo como Salvador, y Cristo le dé vida eterna.
“Mis ovejas oyen mi voz, y me siguen, y yo las conozco, y yo les doy vida eterna.” [San Juan 10:27]
Es para que reciban vida eterna que se predica el Evangelio de Cristo a toda criatura; porque es un derecho del ser humano, la vida. Y la vida eterna toda persona puede obtenerla por medio de Cristo nuestro Salvador. Pero si rechaza, no hace uso de ese derecho que tiene de vivir eternamente, pues no vivirá eternamente. La persona misma —por su libre albedrío— decidió vivir o no vivir eternamente.
Vamos a estar puestos en pie para orar por las personas que han venido a los Pies de Cristo en esta ocasión.
Con nuestros rostros inclinados y nuestros ojos cerrados:
Padre nuestro que estás en los Cielos, vengo a Ti en el Nombre del Señor Jesucristo con todas estas personas presentes y en otras naciones, que están recibiendo a Cristo como único y suficiente Salvador. Recíbelos en Tu Reino. Te lo ruego en el Nombre del Señor Jesucristo. Amén.
Y ahora repitan conmigo esta oración los que han venido a los Pies de Cristo en esta ocasión:
Señor Jesucristo, escuché la predicación de Tu Evangelio y nació Tu fe en mi corazón.
Creo en Ti con toda mi alma. Creo en Tu Primera Venida y creo en Tu Nombre como el único Nombre bajo el Cielo, dado a los hombres, en que podemos ser salvos. Creo en Tu muerte en la Cruz del Calvario como el Sacrificio de Expiación por nuestros pecados.
Reconozco que soy pecador y necesito un Salvador, un Redentor. Doy testimonio público de mi fe en Ti y de Tu fe en mí, y te recibo como mi único y suficiente Salvador.
Te ruego perdones mis pecados y con Tu Sangre me limpies de todo pecado, y me bautices con Espíritu Santo y Fuego, y produzcas en mí el nuevo nacimiento.
Quiero nacer en Tu Reino, quiero vivir eternamente Contigo en Tu Reino. Haz una realidad en mi vida la Salvación que ganaste para mí en la Cruz del Calvario.
Te lo ruego en Tu Nombre Eterno y glorioso, Señor Jesucristo. Amén.
Los que han venido a los Pies de Cristo, aquí y en otras naciones, en estos momentos me dirán: “Cristo dijo: ‘Id por todo el mundo y predicad el Evangelio a toda criatura. El que creyere y fuere bautizado, será salvo; mas el que no creyere, será condenado.’ ¿Cuando me pueden bautizar?” Es la pregunta desde lo profundo de vuestro corazón.
Bien pueden ser bautizados en esta tarde, este día.
El Señor Jesucristo en una ocasión fue al Jordán, donde Juan estaba bautizando allá en Judea, y cuando le tocó el turno para ser bautizado, Juan decía: “Yo tengo necesidad de ser bautizado por Ti ¿y Tú vienes a mí para que yo te bautice?” Jesús le dice: “Nos conviene cumplir toda justicia.” Y entonces lo bautizó. Y cuando subió de las aguas bautismales, Juan el Bautista vio al Espíritu Santo descender en forma de paloma sobre Jesús.
Y Juan dijo: “Esta fue la señal que Dios me dijo que vería, la cual identificaría al Mesías cuando lo estuviera bautizando. Éste es Él,” dice Juan. “Este es el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo.” San Juan, capítulo 1, verso 28 al 36.
Si Cristo tuvo necesidad de ser bautizado y luego…, para luego recibir al Espíritu Santo, ¡cuánto más nosotros!
Y la orden la dio Cristo; y son millones de seres humanos los que desde el tiempo de los apóstoles han estado recibiendo a Cristo y siendo bautizados en agua en el Nombre del Señor Jesucristo; y Cristo bautizándolos con Espíritu Santo y Fuego, y produciendo en ellos el nuevo nacimiento.
Y ahora les ha tocado a ustedes la bendición de recibir a Cristo y la oportunidad de ser bautizados en agua en el Nombre del Señor Jesucristo; para luego Cristo bautizarlos con Espíritu Santo y Fuego, y producir en ustedes el nuevo nacimiento.
Es que el agua no quita los pecados, sino la Sangre de Cristo nuestro Salvador. En el bautismo en agua la persona se identifica con Cristo en Su muerte, sepultura y resurrección. Por eso es tan importante el bautismo en agua en el Nombre del Señor, para todos los que reciben a Cristo como su Salvador.
Por lo tanto, bien pueden ser bautizados; y que Cristo le bautice con Espíritu Santo y Fuego, y produzca en ustedes el nuevo nacimiento.
Dejo al reverendo José Benjamín Pérez para que les indique cómo hacer para ser bautizados en agua, los que aquí han recibido a Cristo como Salvador; y en cada país dejo el ministro correspondiente para que haga en la misma forma. Y nos continuaremos viendo eternamente en el Reino de Cristo nuestro Salvador.
Dios les bendiga, y continúen pasando una tarde feliz, llena de las bendiciones de Cristo nuestro Salvador.
“DEL CORAZÓN MANA LA VIDA.”