Dios ama al dador alegre

Muy buenas noches, amados amigos y hermanos presentes, y ministros de esta República de El Salvador, y demás naciones. Que las bendiciones de Cristo, el Ángel del Pacto, sean sobre todos ustedes y sobre mí también. En el Nombre del Señor Jesucristo. Amén.

Leemos en Segunda de Corintios, capítulo 9, versos 6 al 7, que nos dice de la siguiente manera el apóstol San Pablo:

“Pero esto digo: El que siembra escasamente, también segará escasamente; y el que siembra generosamente, generosamente también segará.

Cada uno dé como propuso en su corazón: no con tristeza, ni por necesidad, porque Dios ama al dador alegre.”

“DIOS AMA AL DADOR ALEGRE,” a la persona que ofrenda para Dios, que respalda la Obra de Dios para el tiempo que le toca vivir.

Recordemos que en el Antiguo Testamento y aun desde Adán hacia acá, se ofrecían ofrendas voluntarias a Dios, diezmos también, y también diferentes sacrificios en favor de las personas.

Y ahora nos ha tocado a nosotros vivir en este tiempo final, en la Dispensación de la Gracia llegando a su final para entrelazarse con la Dispensación del Reino; y entrar no solamente espiritualmente al Reino de Dios, al Reino de Cristo, al cual entramos al recibirlo como nuestro Salvador, ser bautizados en agua en Su Nombre y Él bautizarnos con Espíritu Santo y Fuego, y producir en nosotros el nuevo nacimiento; también entraremos al Reino de Cristo en forma física al obtener, en el Día Postrero (los que murieron) la resurrección en cuerpos eternos y glorificados y jóvenes para toda la eternidad, y los que vivimos ser transformados y llevados con Cristo a la Cena de las Bodas del Cordero.

Todas esas son bendiciones para mí, ¿y para quién más? Para cada uno de ustedes también, creyentes en Cristo.

Siempre la Escritura nos enseña a respaldar la Obra de Dios; todos los proyectos de la Obra de Dios deben ser respaldados por todos los creyentes en Cristo.

Recuerden, en una ocasión un joven rico se acercó a Jesús y le dice: “¿Qué haré para poseer la vida eterna?” Cristo le pregunta: “¿Los mandamientos sabes? Guarda los mandamientos.” Él le dice: “Desde mi juventud los he guardado, ¿qué más debo hacer?” Cristo le dice: “Vende todo lo que tienes y dalo a los pobres; y tendrás tesoros, herencia, en los Cielos,” o sea, el Reino de Dios o Reino del Mesías. [San Mateo 19:16-23]

Porque en aquellos días uno de los proyectos que Jesús estaba llevando a cabo era ayudar a los pobres, y en ese proyecto se requería dinero y otras cosas para ayudar a los pobres.

Siempre hay proyectos en el Programa Divino para ser llevados a cabo por los creyentes de cada tiempo. Por ejemplo, si estuviéramos viviendo en el tiempo de Noé, el proyecto físico y grande era construir el arca para escapar del diluvio que vendría sobre la Tierra y que destruiría a la humanidad; pero había una forma de escape. Porque Dios no destruye al justo con el injusto; no destruye al justo con el injusto porque el justo guarda la Palabra de Dios; y el que guarda la Palabra de Dios, será guardado por Dios.

En cada tiempo se llevó a cabo el Programa Divino. Siempre la Obra misionera se ha estado llevando a cabo, porque Cristo dijo: “Id por todo el mundo y predicad el evangelio a toda criatura. El que creyere y fuere bautizado, será salvo; mas el que no creyere, será condenado.” [San Marcos 16:15-16] Tan sencillo como eso, lo expone Cristo en esas palabras.

Y respaldar la Obra misionera significa estar respaldando el Programa Divino, el Programa de Cristo, para que llegue al alma de cada persona la Palabra, la semilla, la simiente de la Palabra; para que nazca y produzca fruto en la vida de la persona, pueda obtener el nuevo nacimiento, y así entrar a la vida eterna.

También está el programa de construir lugares de adoración como templos, al cual y a los cuales debe estar brazo a brazo cada creyente con el o los ministros que estarán llevando a cabo esos proyectos.

Para el Día Postrero habrá un proyecto muy grande que vio el reverendo William Branham de una Gran Carpa-Catedral; y por cuanto todo lo que Cristo en Espíritu Santo hace en medio de Su Iglesia y en favor de Su Iglesia, lo hace por medio de los miembros de Su Iglesia: así como han construido templos en diferentes tiempos, para el Día Postrero habrá un proyecto de la construcción de una Gran Carpa-Catedral, donde la misma presencia de Dios en la Nube o Columna de Fuego que entró al tabernáculo que construyó Moisés, y también la misma Columna de Fuego, el mismo Ángel del Pacto que entró al templo que construyó el rey Salomón, entrará y se manifestará en una Gran Carpa-Catedral; a la cual fue en visión el reverendo William Branham y vio la presencia y manifestación de Jesucristo en Espíritu Santo, en la Columna de Fuego, y aun también vio al Ángel que lo acompañaba y el cual realizaba los milagros bajo el ministerio del reverendo William Branham, y se los mostraba al reverendo William Branham para que él los hablara; y a medida que el reverendo William Branham los hablaba, ese Ángel hacía los milagros.

Ese Ángel estará nuevamente sobre la Tierra manifestándose en una Gran Carpa-Catedral, a la cual fue de visita —en visión— el reverendo William Branham. Y por consiguiente, el pueblo que conoce a su Dios y que conoce a Jesucristo, y que estará vivo en el Día Postrero: estará trabajando en ese proyecto.

Porque los instrumentos de Cristo, de etapa en etapa, de edad en edad, son los miembros de Su Iglesia, que son Su Cuerpo Místico de creyentes; y por eso es que a través de los miembros de Su Iglesia, de edad en edad Él ha llevado a cabo Su Programa Divino y ha traído Su Palabra a Su Iglesia, Su revelación divina; y ha llamado y juntado Sus escogidos de cada edad, de cada etapa de Su Iglesia; y para este tiempo es en la misma forma.

Y el pueblo que conoce a su Dios se ocupará de trabajar en ese proyecto, para que se cumpla la promesa de la Gran Carpa-Catedral; y así conquistará esa promesa el pueblo que conoce a Jesucristo en este tiempo final.

Por lo cual, serán amados por Cristo, porque Cristo ama al dador alegre, al que ofrenda, diezma de todo corazón, por y con amor a Cristo y a Su Obra.

Que Dios nos use, entonces, en Su Programa correspondiente a este tiempo final, y ponga ese dulce sentir en nuestra alma, en nuestro corazón, de trabajar en el Programa de Cristo correspondiente a este tiempo final, con amor divino y de todo corazón; para que así lo hagamos con alegría, y el amor de Dios hacia nosotros sea manifestado y lo sintamos; porque Dios ama al dador alegre, al que respalda la Obra de Dios para el tiempo en que está viviendo.

Para mí es una bendición darle a conocer a ustedes estas cosas. Y recordando las palabras de San Pablo que dice: “El que siembra escasamente, escasamente cosechará…” O sea, que en términos de la agricultura, si usted siembra una sola semilla, va a obtener el fruto de una sola plantita; pero si siembra muchas semillas, va a obtener el fruto de muchas plantas o árboles que usted sembró. “El que siembra abundantemente, abundantemente cosechará.” (Segunda de Corintios, capítulo, 9 versos 6 al 7).

Y recuerden que la buena tierra…, todo lo que se siembra en la buena tierra nacerá, crecerá y llevará fruto, a ciento por uno, o a sesenta por uno, o a treinta por uno. No baja de treinta por uno.

Por lo tanto, abone esa semilla y esa planta que ha nacido en su alma, para que produzca ¿a cuánto por ciento? Todos queremos lo que yo quiero: producir a ciento por uno. ¿Y quién más? Cada uno de ustedes también; y por consiguiente, cosecharemos abundantemente.

Y las palabras de Cristo para Su Venida son, en Apocalipsis, capítulo 22, verso 12: “He aquí yo vengo pronto, y mi galardón conmigo, para recompensar a cada uno según sea su obra.”

Que las bendiciones de Cristo, el Ángel del Pacto, sean sobre cada uno de ustedes y sobre mí también; y nos ayude para sembrar mucho, para cosechar mucho; y Cristo nos recompense según sea nuestra obra.

Que Dios nos bendiga; y continúen pasando una noche feliz, llena de las bendiciones de Cristo. Y mañana nos veremos aquí a las 10:00 de la mañana, los ministros y colaboradores, y todos los que el reverendo David les indique para estar aquí mañana; y el domingo en la mañana estaré también con ustedes en el culto de domingo en la mañana o escuela bíblica, escuela dominical.

Que Dios les bendiga y les guarde, y continúen pasando una noche feliz, llena de las bendiciones de Cristo nuestro Salvador.

Con ustedes el reverendo David Escobar.

“DIOS AMA AL DADOR ALEGRE.”

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