El Señor es nuestra bandera

Muy buenas tardes, amados amigos y hermanos presentes, y los que están en otros países. Que las bendiciones de Cristo, el Ángel del Pacto, sean sobre todos ustedes y sobre mí también. En el Nombre del Señor Jesucristo. Amén.

Para esta ocasión leemos en Isaías, capítulo 59, versos 17 al 20, donde nos dice:

Pues de justicia se vistió como de una coraza, con yelmo de salvación en su cabeza; tomó ropas de venganza por vestidura, y se cubrió de celo como de manto,

como para vindicación, como para retribuir con ira a sus enemigos, y dar el pago a sus adversarios; el pago dará a los de la costa.

Y temerán desde el occidente el nombre de Jehová, y desde el nacimiento del sol su gloria; porque vendrá el enemigo como río, mas el Espíritu de Jehová levantará bandera contra él.

Y vendrá el Redentor a Sion, y a los que se volvieren de la iniquidad en Jacob, dice Jehová.

Y éste será mi pacto con ellos, dijo Jehová: El Espíritu mío que está sobre ti, y mis palabras que puse en tu boca, no faltarán de tu boca, ni de la boca de tus hijos, ni de la boca de los hijos de tus hijos, dijo Jehová, desde ahora y para siempre.”

Que Dios bendiga nuestras almas con Su Palabra y nos permita entenderla. Nuestro tema es: “EL SEÑOR ES NUESTRA BANDERA.”

Dios tiene siete nombres compuestos, los cuales y a los cuales Dios se manifiesta. Por ejemplo, tenemos el nombre de Dios como Jehová-jireh, que significa: “el Señor proveerá.” O sea, que proveerá un Sacrificio como Él proveyó un sacrificio a Abraham cuando Abraham fue a sacrificar a Dios un sacrificio, y Dios le dijo que sacrificara a su hijo y luego le dijo: “Detén tu mano.”

Recuerden que Isaac tipifica a Cristo; y entonces Dios le proveyó un carnero o un cordero, el cual Abraham sacrificó a Dios; tipo de Cristo, el cual es el Cordero de Dios provisto por Dios para ser sacrificado. Y así se cumple el nombre de Dios Jehová-jireh.

También está Jehová-rafa, que significa: “el Señor sana”; porque Dios es el sanador del alma y del cuerpo del ser humano, y cuando se manifestó en carne humana lo encontramos sanando. Ese es Jehová-rafa.

Y lo encontramos también proveyendo un Sacrificio como Jehová-jireh, un Sacrificio por todos nosotros.

También está el otro nombre compuesto de Dios, tercer nombre, Jehová-nisi: “el Señor es nuestra bandera.” Este nombre fue dado allá, cuando Moisés estuvo luchando con Amalec, y allí Moisés dijo: Jehová-nisi: “Jehová es nuestra bandera.” Y cuando se hace carne, Él es nuestra bandera que nosotros levantamos como nuestro estandarte, que es Jesucristo.

Recuerden que estos nombres compuestos de Dios, estos siete nombres compuestos, muestran las diferentes manifestaciones de Dios.

También tenemos el nombre Jehová-salom o shalom: “Jehová es nuestra paz.” Y cuando leemos en San Juan, capítulos 14:27 y 16:33, Él dice: “Mi paz os dejo, mi paz os doy; no como el mundo la da, yo os la doy.” Y así nos habla de paz.

Y en Isaías, capítulo 9, nos dice que es el Príncipe de Paz; por lo tanto, el nombre en esa manifestación como Príncipe de Paz es Jehová-shalom.

En esos nombres están reflejadas las diferentes manifestaciones de Dios con los nombres compuestos de Dios.

Ahora, con este nombre Jehová-shalom, vean aquí en Efesios, capítulo 2, verso 14 en adelante, donde dice:

“Porque él es nuestra paz, que de ambos pueblos hizo uno, derribando la pared intermedia de separación.”

Y ahora, ¿quién es nuestro Jehová-shalom? Jesucristo. Todos los nombres compuestos de Dios, todos esos siete nombres compuestos de Dios, se manifiestan, se cumplen en Cristo.

Él es nuestro Sanador, Él es también nuestra Paz, Él es también nuestro Proveedor, proveyendo un Sacrificio por nosotros, proveyendo Su propio cuerpo en Sacrificio ante Dios.

Él es nuestro Sanador: Jehová-rafa.

Él es Jehová-nisi, nuestra Bandera.

Él es Jehová-shalom, nuestra Paz.

Y así por el estilo encontramos esos nombres compuestos de Dios manifestados en Cristo.

También Él es Jehová-raah: “el Señor es mi Pastor.” Él dijo: “Yo soy el Buen Pastor; y el Buen Pastor Su vida da por Sus ovejas.” San Juan, capítulo 10.

Él es también Jehová-tsidkenu: “el Señor es nuestra Justicia.” Él es nuestra Justicia. Y por eso nosotros somos justificados en Cristo. Él es el que nos justifica.

Él también es Jehová-sama: “el Señor está presente,” presente en todos los tiempos, presente en Su Primera Venida, y también ha estado presente de etapa en etapa de Su Iglesia; y estará presente en el Día Postrero en Su Iglesia; y eso será Jehová-sama: Jehová está presente.

Ezequiel, capítulo 48, verso 35, nos habla de esto. Recuerden que en los nombres compuestos de Dios están las manifestaciones de Dios bajo diferentes nombres compuestos. Capítulo 48 de Ezequiel, verso 35, dice:

“En derredor tendrá dieciocho mil cañas. Y el nombre de la ciudad desde aquel día será Jehová-sama.”

También encontramos en el Apocalipsis*, capítulo 21, verso 3, y capítulo 22, verso 3, que nos habla de Su presencia en medio de Su pueblo en la eternidad. Capítulo 21 del Apocalipsis*, verso 3, dice:

“Y oí una gran voz del cielo que decía: He aquí el tabernáculo de Dios con los hombres, y él morará con ellos.”

O sea, que Dios como Jehová-sama, Jehová está presente, morará con Su pueblo y en medio de Su pueblo.

“…y ellos serán su pueblo, y Dios mismo estará con ellos como su Dios.”

Y el capítulo 22 del Apocalipsis*, verso 3, dice:

“Y no habrá más maldición; y el trono de Dios y del Cordero estará en ella, y sus siervos le servirán,

y verán su rostro, y su nombre estará en sus frentes.”

O sea, que Dios morará eternamente en medio de Su pueblo en la Nueva Jerusalén aquí en el planeta Tierra; y eso está contenido en ese último nombre de los siete nombres compuestos de Dios, el nombre Jehová-sama: “Jehová estará presente”; por lo tanto, Él estará presente en la eternidad en medio de Su pueblo, en la Nueva Jerusalén.

Hemos visto los diferentes nombres compuestos, los siete nombres compuestos de Dios, y podemos decir: “El Señor…” Podemos decir que el Señor es nuestra Paz, que el Señor es nuestra Bandera, que el Señor es nuestro Sanador, que el Señor proveerá o proveyó Sacrificio de Expiación por nuestros pecados.

Él es Jehová-jireh, Jehová proveerá o Proveedor. Él es Jehová-rafa, o sea, el Señor sana. Él es nuestro Sanador. Y Él es Jehová-nisi, o sea, que él es nuestra bandera. Él es Jehová-salom o shalom, o sea, que Él es nuestra Paz.

Él es Jehová-raah, o sea, que Él es el Señor nuestro Pastor. Él mismo lo dijo: “Yo soy el Buen Pastor.”

Él es Jehová-sama. Él es el Señor que está presente.

Él dijo: “Yo estaré con vosotros todos los días hasta el fin del mundo.” San Mateo, capítulo 28, versos 16 al 20. Y también capítulo 18 de San Mateo, verso 20, donde dice: “Donde estén dos o tres reunidos en mi Nombre, allí yo estaré.” Porque Él es Jehová-sama: Jehová está presente, el Señor está presente.

Y cuando vino en Su Primera Venida, allí estaban los siete nombres compuestos siendo manifestados en Cristo.

Cuando sanaba a los enfermos: Jehová-rafa, y así por el estilo.

Cuando murió en la Cruz del Calvario: allí estaba como Jehová-jireh. Jehová proveyendo el Sacrificio de Expiación por el pecado del ser humano.

Jehová es Dios en carne humana en la persona de Jesús en toda Su plenitud. Estos siete nombres compuestos de Dios son aplicados, cumplidos todos, en la persona de Jesucristo, en Su Primera Venida.

Pero Su Segunda Venida estará nuevamente presente en medio de Su Iglesia en toda Su plenitud; por lo tanto, estos nombres compuestos son los nombres que muestran las manifestaciones – diferentes manifestaciones de Dios: como Proveedor, como Sanador, como nuestra Bandera, como nuestra Paz, como nuestro Pastor, como nuestra Justicia, y como el Señor presente en medio de Su pueblo.

Hoy el tema ha sido: “EL SEÑOR ES NUESTRA BANDERA.”

Es la Bandera levantada, la cual dijo: “Si yo fuere levantado, a todos atraeré a mí mismo.” Él dijo que el Hijo del Hombre sería levantado como Moisés levantó la serpiente en el desierto. Ha sido levantado en el asta como nuestra bandera. Por lo tanto tenemos en Cristo los siete nombres compuestos de Dios siendo expresados, manifestados, y cumpliendo lo que significa cada uno de esos nombres compuestos de Dios.

Si hay alguna persona que no ha recibido a Cristo como Salvador, lo puede recibir, puede recibir al Señor, el cual es el Sacrificio de Expiación por nuestros pecados; por lo tanto, lo estaremos recibiendo a Él, a Jehová-jireh, a Jehová proveerá.

Él ha provisto el Sacrificio de Expiación por mí y por cada uno de ustedes también; y Él es nuestra Bandera que está levantada en alto para Salvación y vida eterna de todos aquellos que lo reciben como Salvador. Dice:

“…mas el Espíritu de Jehová levantará bandera (sobre) contra él.

  Y vendrá el Redentor a Sion, y a los que se volvieren de la iniquidad en Jacob, dice Jehová.”

La Bandera fue levantada; y está levantada para que miremos a Cristo como nuestra bandera.

Dios tiene mucho pueblo en Veracruz y en todas las ciudades de la República Mexicana. En todas partes en la República Mexicana hay hijos de Dios, personas que recibirán los beneficios de estos siete nombres compuestos cumplidos en Jesucristo, para que así Cristo sea vuestro Pastor, sea vuestro Sanador del alma, del espíritu y del cuerpo, sea también nuestra Paz del alma y de todo nuestro ser; y sea Jehová-sama: Jehová presente acá en el corazón, en el alma de cada uno de nosotros.

Vamos a estar puestos en pie para orar por las personas que han venido a los Pies de Cristo en esta ocasión.

Si falta alguna persona por venir, puede pasar al frente para recibirlo como único y suficiente Salvador.

Recuerden que no hay esperanza en este mundo, sino en Jesucristo.

Ninguna otra persona le puede asegurar la vida eterna. Solamente hay uno, y ese es Jesucristo nuestro Salvador, porque Él tiene la exclusividad de la vida eterna.

Él es el Árbol de la Vida Eterna, y por eso Él dijo: “Yo soy el Buen Pastor, y el Buen Pastor Su vida da por las ovejas.” San Juan, capítulo 10. Y también Él dice: “Mis ovejas oyen mi voz y me siguen, y yo las conozco, y yo les doy vida eterna; y no perecerán jamás (o sea, que vivirán eternamente). Mi Padre que me las dio es mayor que todos, y nadie las puede arrebatar de la mano de mi Padre.”

Nadie las puede arrebatar de la mano de Dios a esas personas representadas en ovejas, las cuales le son dadas a Cristo para que las busque y les dé vida eterna.

Él es la única persona que nos puede dar vida eterna. Por eso Él dijo: “Id por todo el mundo y predicad el Evangelio a toda criatura. El que creyere y fuere bautizado, será salvo; mas el que no creyere, será condenado.” San Marcos, capítulo 16, versos 15 al 16.

Y todos queremos la salvación y vida eterna; por lo tanto, todos queremos a Jesucristo, lo recibimos como nuestro único y suficiente Salvador.

No hay otra forma de llegar a Dios y recibir vida eterna. El mismo Cristo dijo esa lectura que les di en San Juan, capítulo 10, versos 27 al 30. Y en San Juan, capítulo 14, verso 6, dijo: “Yo soy el camino, la verdad y la vida; y nadie viene al Padre sino por mí.”

No hay otra forma para llegar a Dios, solamente a través de Jesucristo. Y a través de Jesucristo es que llegamos a Dios para recibir la vida eterna.

Todos queremos vivir eternamente, por eso luchamos, trabajamos, comemos, dormimos, porque queremos seguir viviendo; y todos tenemos la oportunidad de obtener la vida eterna por medio de Cristo nuestro Salvador.

O sea, que recibir a Cristo es más importante de lo que algunas personas se imaginan; es un asunto de vida eterna. Sin Cristo, la persona está perdida, no tiene vida eterna; con Cristo, la persona ha obtenido la salvación y vida eterna, y vivirá por toda la eternidad.

Bien dijo Cristo en San Mateo, capítulo 18, y capítulo 19 de San Lucas cuando dijo: “Porque el Hijo del Hombre vino a buscar y a salvar lo que se había perdido.” O sea que vino a buscarnos y a salvarnos a nosotros, para colocarnos con vida eterna en Su Reino.

Vamos a orar por las personas que han venido a los Pies de Cristo en esta ocasión. Los niños también, de 10 años en adelante, pueden venir a los Pies de Cristo. Vamos ya a orar por las personas que han venido a los Pies de Cristo nuestro Salvador. Con nuestros rostros inclinados:

Padre nuestro que estás en los Cielos, santificado sea Tu Nombre. Venga Tu Reino y hágase Tu voluntad como en el Cielo también en la Tierra. Padre celestial, vengo a Ti con todas estas personas que están recibiendo a Cristo como su único y suficiente Salvador. Recíbeles en Tu Reino, te lo ruego en el Nombre Eterno del Señor Jesucristo. Amén.

Y ahora repitan conmigo esta oración:

Señor Jesucristo te he recibido como mi único y suficiente Salvador.

Creo en Ti con toda mi alma, creo en Tu Primera Venida y creo en Tu Nombre como el único nombre bajo el Cielo, dado a los hombres, en que podemos ser salvos; porque no hay otro Nombre en que podamos ser salvos. Creo en Tu Primera Venida y creo en Tu muerte en la Cruz del Calvario como el Sacrificio único de Salvación, de Redención.

Doy testimonio público de Tu fe en mí y de mi fe en Ti, y te recibo como mi único y suficiente Salvador.

Te ruego perdones mis pecados y con Tu Sangre me limpies de todo pecado, y me bautices con Espíritu Santo y Fuego luego que yo sea bautizado en agua en Tu Nombre, y produzcas en mí el nuevo nacimiento.

Quiero nacer en Tu Reino, Señor. Haz en mí una realidad la Salvación que ganaste para mí en la Cruz del Calvario. Te lo ruego en Tu Nombre Eterno y glorioso, Señor Jesucristo. Amén y amén.

Ahora, me preguntarán: “¿Cuándo me pueden bautizar? Porque Jesucristo dijo: ‘El que creyere y fuere bautizado, será salvo.”

Por cuanto ustedes han creído de todo corazón bien pueden ser bautizados; y que Cristo les bautice con Espíritu Santo y Fuego, y produzca en ustedes el nuevo nacimiento.

El agua no quita los pecados, el bautismo en agua no quita los pecados, es la Sangre de Cristo la que nos limpia de todo pecado; pero el bautismo en agua, siendo tipológico es un mandamiento de Cristo. Vean, Cristo mismo fue donde Juan estaba bautizando, Juan el Bautista, para ser  bautizado por Juan. Y cuando Juan lo ve que entra a las aguas bautismales allá en el Jordán, Juan le dice: “Yo tengo necesidad de ser bautizado por Ti, ¿y Tú vienes a mí para que yo te bautice?” Jesucristo le dice: “Nos conviene cumplir toda justicia.” Y entonces lo bautizó.

Y cuando subió de las aguas bautismales, el Espíritu Santo vino sobre Jesús en forma de paloma. Y Juan dijo: “Yo no lo conocía.” Más adelante dijo: “Yo no lo conocía, pero el que me mandó a bautizar me dijo: Sobre quien tú veas el Espíritu Santo descender en forma de paloma y permanecer sobre él, Ése es Él (o sea, ese es el Mesías), ese es Aquel al cual tú le estás preparando el camino.”

También Juan dijo que el que vendría después de él era mayor que él, y que Juan bautizaba en agua, pero el que venía después de él bautizaría con Espíritu Santo y Fuego. Eso es para producir el nuevo nacimiento, del cual le habló Cristo a Nicodemo cuando le dijo: “De cierto, de cierto te digo que el que no nazca del agua y del espíritu no puede entrar al Reino de Dios.”

Nacer del Agua es nacer del Evangelio de Cristo, y nacer del Espíritu es nacer del Espíritu Santo. Por lo tanto, el bautismo en agua es un mandamiento del Señor Jesucristo que ha estado siendo cumplido, obedecido, desde el Día de Pentecostés hacia acá, y millones de seres humanos han estado recibiendo el Espíritu de Cristo y obteniendo el nuevo nacimiento.

El bautismo en agua, y en el bautismo en agua nos identificamos con Cristo en Su muerte, sepultura y resurrección. Cuando la persona recibe a Cristo como Salvador, muere al mundo; cuando el ministro lo sumerge en las aguas bautismales, tipológicamente está siendo sepultado; y cuando lo levanta de las aguas bautismales, tipológicamente está levantándose, resucitando a una nueva vida: a la vida eterna con Cristo en Su Reino eterno. Tan sencillo como esto es el mandamiento del Señor Jesucristo, del bautismo en agua en Su Nombre.

Por lo tanto, bien pueden ser bautizados; y que Cristo les bautice con Espíritu Santo y Fuego, y produzca en ustedes el nuevo nacimiento; y nos continuaremos viendo por toda la eternidad en el Reino de Cristo nuestro Salvador.

Dejo con ustedes al ministro José Nolasco para que les indique cómo hacer para ser bautizados en agua en el Nombre del Señor Jesucristo. Y nos continuaremos viendo por toda la eternidad en el Reino de Jesucristo nuestro Salvador, de nuestra Bandera, que es Jesucristo.

Que Dios les continúe bendiciendo a todos.

“EL SEÑOR ES NUESTRA BANDERA.”

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